Un Corazón Resentido Provoca Gran Daño

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UN CORAZÓN RESENTIDO PROVOCA GRAN

DAÑO

Introducción: Hay reinados o gobiernos que son recordados por las


buenas cosas que hicieron, otros por las malas cosas que desarrollaron.
Pero, sin duda es triste ver que personas con grandes potenciales
terminaron en la cárcel o muertos. Cuando caminamos con Dios y
seguimos su consejo siempre tendremos Su respaldo…

UN CORAZÓN RESENTIDO PROVOCA GRAN DAÑO (2 Samuel


18:9, 14-17).

I. Absalón tercer hijo del rey David.

a) Alabado por su buen parecer (2 Samuel 14:25-26).

Nota: Además de ser hijo del rey, era de gran hermosura, y su cabello
largo y abundante. Al considerar su vida en general, era vanidoso,
orgulloso y pretencioso. Era un joven que se destacaba entre los demás
jóvenes y señoritas del reino.

b) Fue un hijo consentido.

Nota: Era el hijo favorito de David (quizá por esto fue consentido, y su
padre no ejerció en él una disciplina correcta), y se creía destinado al
trono. Esto género en él un corazón que hacia lo que quería sin importar
los límites, ni las autoridades.

II. LAS ACCIONES DE ABSALÓN:

a) Mató a su hermano Amnón (2 Sam. 13:28-29).

Nota 1: Cuando Amnón violó a su hermana Tamar, Absalón se propuso


matarlo. Después de elaborar su plan llegó el día, y dio orden a sus
siervos quienes mataron a Amnón. Absalón huyó y estuvo escondido tres
años en tierra de Gesur. Vuelve con permiso del rey David, su padre.
Nota 2: Recordemos que el odio en su corazón, fue mayor que el afecto
de familia, pues había matado a su hermano. No debemos tomar
venganza por nuestras propias manos, Dios es el juez, cuando cobramos
venganza, los resultados son tristes y dolorosos, pues está escrito: “lo
que el hombre sembrare, esto también cosechará”. Lo que Absalón hizo
con Amnón, luego lo hicieron con él, pues Joab clavó en su corazón tres
dardos, y un grupo de diez jóvenes escuderos lo hirieron y acabaron de
matarlo.

b) Su comportamiento fue osado, agresivo y violento (2 Sam. 14:30-


33).

Nota: Vemos los medios usados por Absalón, la cita con el rey David se
da por un incendio, enojado procura que el rey le dé su favor. Esta cita
no se dio por su buen comportamiento, ni por saber esperar, no fue una
demostración de cambio. Incendió la cosecha de cebada de quien sería
luego su verdugo (Joab), Absalón fue un hombre de relaciones difíciles y
ásperas.

c) Mediante el engaño armó su propio ejército.

Nota: Absalón resentido en su corazón contra su padre (el rey David),


empieza a desarrollar en su corazón un nuevo plan (pues su corazón
siempre estaba maquinando el mal, planeó la muerte de su hno Amnón,
planeó el incendio del campo de Joab, planea ahora quitarle el trono a su
padre, el rey David). Recurre al engaño, a la seducción, a las palabras
lisonjeras y a la hipocresía, para atraer seguidores, 2 Sam. 15:1-6,
11 (no basta la inocencia, se requiere discernimiento).

d) Se rebeló contra su padre el rey David (2 Sam. 15:7-14).

Nota 1: Es muy interesante ver que Absalón significa: “padre de la paz”


(pues para nada hizo honor a su nombre). Éste hijo se rebeló contra su
padre, quiso quitarle el trono, pues según Absalón, él era el que tenía
derecho al trono, vemos que aun siendo adulto no había dejado de ser el
niño que quería a las buenas o a las malas la golosina. Pero, vemos los
tristes resultados (la ausencia de límites y de correcta disciplina genera
hijos delincuentes).

Nota 2: David huye para evitar el derramamiento de sangre de soldados


y de la gente del pueblo. Es un rey con un buen corazón. A Absalón no le
importaba nada ni nadie más que él. En contraste vemos a otro hijo, el
Hijo de Dios, Jesucristo el Señor, cuyo gozo mientras estuvo en la tierra
fue hacer la voluntad del Padre celestial, por eso el Padre dijo: “éste es
mi hijo amado, en quien mi alma tiene complacencia”. Procuremos pues
complacer a Dios y no complacernos a nosotros mismos.

Conclusión: Somos hijos de Dios, hijos del rey, pero no para terminar
como Absalón, pues el Hijo de Dios, Jesucristo el Señor, ahora vive en
nosotros y por él podemos vivir una vida de obediencia a nuestro Padre
celestial. Por eso también ha venido a morar en nosotros el Espíritu
Santo, el cual nos conduce y guía para ser más como Jesús, hijos que
honran a su Padre, con una vida de obediencia.

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