Lengua Evau Jul23
Lengua Evau Jul23
Lengua Evau Jul23
TEXTO A
Quien al amanecer de cada día en plena somnolencia oiga el sonido de los informativos de cualquier emisora
de radio o canal de televisión podrá creer que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina y en ese
momento se le plantea un dilema: ponerse en pie o quedarse acostado para ver el espectáculo desde la
cama. Puesto que ahí fuera todo está a punto de derrumbarse, ¿acaso seguir soñando entre las tibias
sábanas no sería la opción que hubiera adoptado Hamlet sin puñal en sus horas más bajas? Si el apocalipsis
está tan cerca como anuncian los medios, no existe otra solución que tomar la almohada como última
barricada. Pero en medio del caos que nos rodea hay ciudadanos que acometen el acto heroico de saltar de
la cama cada mañana, dispuestos a ir al trabajo para cumplir con su deber mientras caen cascotes por todos
lados. No les importa que las banderas ideológicas hayan convertido la política en un reducto de odio
asfixiante; que la crisis energética nos depare el regreso a aquellos inviernos franquistas llenos de
sabañones, braseros de picón y mantas zamoranas; que la guerra nuclear derivada del conflicto de Ucrania
haya sido interiorizada por el inconsciente colectivo como un macabro fin de fiesta; que el cambio climático
nos condene a cataclismos nunca vistos entre la sequía y la inundación; que tal como vienen los telediarios
pronto estará mal visto no rebañar el último resto de comida en el plato. Bueno, ¿y qué?, se preguntan estos
ciudadanos conscientes de que hoy el optimismo es una provocación, pero también una ardua conquista,
la última energía que le queda a esta sociedad que ha caído en manos de líderes con el ceño a media asta
cuyas profecías gafan a los propios muertos. Pese a que puedan pasar por idiotas, aún queda mucha gente
que por propia naturaleza apuesta siempre por el lado positivo de las cosas. Son los últimos héroes. (Manuel
Vicent, “Bueno, ¿y qué?”, EL PAÍS, 30/10/2022)
PREGUNTAS
A.1. (2 puntos) Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las preguntas
siguientes: a) enuncie el tema del texto (0,5 puntos); b) detalle sus características lingüísticas y estilística
más sobresalientes (1,25 puntos); c) indique qué tipo de texto es (0,25 puntos).
a) Nos encontramos frente a un texto escrito por Manuel Vicent sobre mantener una actitud positiva
como forma de resistencia ante un panorama poco alentador.
b) En cuanto a la caracterización, observaremos las propiedades textuales que todo texto debe cumplir,
esto es, la adecuación, la coherencia y la cohesión. El texto puede considerarse como un texto con
modalización expresiva con predominio de la función emotiva (“Son los últimos héroes”), pues el
autor transmite sus emociones, actitudes y opiniones sobre enfrentar los problemas y desafíos del
mundo con un tono crítico, reflexivo e irónico.
Una de las formas de modalizar el lenguaje es utilizar un léxico valorativo. Encontramos así
sustantivos (“apocalipsis”, “odio”, cataclismos”), adjetivos (“heroico”, “asfixiante”, “macabro”) e,
incluso, verbos (“a punto de derrumbarse”, “nos condene”, “gafan”) con mucha carga negativa para
hablar de la actualidad; estos contrastan con el léxico con valor positivo que se utiliza para hablar
de la gente que sigue su día con buen ánimo (“optimismo”, “héroes” y “conquista” como ejemplos
de sustantivos; “positivo” y “heroico” como muestra de adjetivos).
El tiempo verbal que predomina es el presente. Que este aparezca acompañado de deícticos
temporales como “hoy”, “cada día” o “cada mañana” no solo nos hacen ver que habla Manuel Vicent
de un tema actual, sino que este además es habitual, rutinario.
Como se puede apreciar, la 3ª persona es la más habitual: el autor no habla de un sujeto concreto
sino de uno colectivo, general (las personas que plantan cara a la adversidad diaria con optimismo)
en el cual él no se incluye. Esa distancia se marca con deícticos espaciales (“estos ciudadanos”) y
usando la 3ª persona tanto en deícticos personales (“se le plantea”) como en formas verbales
(“apuesta”, “son”). Sin embargo, recurre a pronombres de 1ª persona del plural (“la crisis energética
nos depara”, “el caos que nos rodea”, “el cambio climático nos conduce”) para hacernos ver que sí
se identifica o incluye como miembro de esa sociedad bombardeada todos los días con malas
noticias.
Por su vínculo con la temática del texto, hemos de destacar la utilización de sinónimos para evitar
repeticiones innecesarias (“fin del mundo” y “apocalipsis”, “informativos” y “telediarios”). En torno al
hiperónimo “medios” encontramos hipónimos como “emisora de radio”, “canal de televisión”; en
torno a “cataclismos”, tenemos “sequía”, “cambio climático” o “inundación”.
Las oraciones tienden a ser largas. Llama especialmente la atención la presencia de una extensa
yuxtaposición desde “No les importa que” hasta “no rebañar el último resto de comida en el plato”
en la que las distintas proposiciones están unidad mediante un punto y coma y, además, todas ellas
se encabezan con el nexo “que” al estar omitiéndose el inicio de la construcción por una cuestión
de economía del lenguaje. Aun con todo, el texto utiliza un lenguaje accesible y coloquial (“está a la
vuelta de la esquina”), lo cual facilita la conexión con el lector. Trata de dotar de mayor gravedad a
la situación mediante el uso de hipérboles y metáforas (“todo está a punto de derrumbarse”, “caen
cascotes por todos lados”, “esta sociedad que ha caído en manos de líderes con el ceño a media
asta”).
Enfrentar cada día con una actitud positiva es oficio de valientes. Ante las noticias catastróficas con las que
nos bombardean a diario y las pocas esperanzas de que la situación mejore, lo natural sería darse por
vencido.
A.3. (1,5 puntos) Elabore un texto argumentativo a favor o en contra de que los gobiernos tengan que
tomar medidas impopulares en ocasiones.
Los gobiernos se enfrentan a la difícil tarea de tomar medidas impopulares en aras del bienestar general de
la sociedad. Aunque estas pueden generar en ocasiones descontento en la población, es necesario
comprender que existen situaciones en las que las medidas impopulares se vuelven imprescindibles.
Durante una recesión económica, es habitual implementar medidas de austeridad o aumentar los impuestos
para estabilizar la economía y evitar consecuencias aún más graves. Pese a que no suelen ser recibidas de
buen grado en un primer momento, son necesarias para superar la crisis y sentar las bases de una
recuperación sólida.
Recientemente hemos visto cómo gobiernos de todo el mundo han tenido que adoptar medidas extremas
ante la crisis sanitaria generada por la COVID-19. Protocolos estrictos, confinamientos, límites de aforos,
mascarillas obligatorias y distancia social no han sido fáciles ni para líderes ni para el pueblo, pero tenían
por objetivo frenar la propagación del virus y, en consecuencia, proteger la salud de la ciudadanía.
Tras amenazas terroristas y atentados, se fortalecen las leyes relacionadas con la defensa y la lucha contra
el terrorismo. Esto puede implicar la ampliación de los poderes de las fuerzas de seguridad, la
implementación de medidas de seguridad más estrictas en fronteras y aeropuertos. Pese a que ciertas
libertades individuales se ven limitadas y eso no es del agrado de nadie, su objetivo principal es prevenir
futuros ataques y garantizar la seguridad de la población en general.
En conclusión, si bien es cierto que algunas medidas son difíciles de acatar, es necesario comprender que
no se toman por capricho de dirigentes sino para garantizar el bienestar y la estabilidad de la ciudadanía.
A.4. (1,5 puntos) Analice sintácticamente: Aún queda mucha gente que apuesta siempre por el lado positivo
de las cosas.
A.5. (1 punto) Indique a qué categoría gramatical, o clase de palabras, pertenece asfixiante, analice su
estructura morfológica y señale a qué proceso de formación de palabras responde.
Asfixi-: lexema.
-a-: vocal temática.
-nte: morfema derivativo sufijo.
A.6. (2 puntos) La novela española de 1975 hasta la actualidad. Tendencias, autores y obras principales.
Con la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975) y la llegada de la democracia, la vida cambia
sustancialmente en España. El rey Juan Carlos I es proclamado jefe del Estado y se promulga la Constitución
(1978). Se generalizan libertades y adquieren poder los grandes medios de comunicación. El país acaba con
tantos años de aislamiento y se acerca cultural y económicamente a Europa (muestra de ello es el ingreso
en la Unión Europea en el 86), convirtiéndose al fin en un estado moderno.
El fin de la censura permitió la recuperación de los escritos de los exiliados, así como el conocimiento de
otras literaturas hasta entonces prohibidas por el régimen franquista. Algunos de los rasgos de la novela
moderna se explican por su carácter de objeto de consumo. Así se comprende la proliferación de premios
literarios y galardones de todo tipo, publicación de listas de libros más vendidos, organización de ferias del
libro, firmas de obras literarias, etc. También hay que señalar la incorporación al mundo de la literatura de
conocidos periodistas, políticos o presentadores de televisión, cuyo nombre por sí mismo concita el interés
del lector. Desde 1975 es muy notable el importante desarrollo de la industria editorial y del aumento del
consumo literario. Sin embargo, las cifras resultan engañosas, porque las tiradas son a veces muy cortas y
el porcentaje de libros de carácter humanístico muestra signo decreciente. Además, los índices de lectura
de los españoles siguen siendo muy inferiores a los de otros países. Los libros más leídos suelen ser best-
sellers, escritos para el consumo rápido, pero con vida efímera.
Rasgos de estas últimas décadas son la variedad temática y estética, la diversidad de tendencias y corrientes
literarias, y la proliferación de autores. Tales rasgos pueden resultar un espejismo fruto de la inmediatez de
los acontecimientos y de la falta de tiempo necesario para la reflexión sobre la trascendencia de los textos
publicados. El más notable de los rasgos es la recuperación de la trama argumental, el interés por contar
una historia. Los problemas que se plantean no trascienden la individualidad de sus protagonistas
(intimismo). Abundan en las tramas seres solitarios y desolados, la aparición de la muerte o el amor como
temas, la incapacidad de los personajes de comprender el mundo que se presenta ante ellos como hostil e
inabarcable y ante el que se muestran dubitativos y poco decididos. A nivel técnico, encontramos una trama
cuidadosamente dosificada y el manejo del tiempo con total habilidad. La pluralidad de tendencias ha
permitido que ningún subgénero narrativo haya estado ausente.
La novela de la década de los 70 se caracteriza por la vuelta a la narratividad. Tienden a un enfoque intimista,
caracterizado por la presencia total y absoluta del autor. El relato se convierte en una forma de
autoconocimiento. Aunque los personajes suelen estar ubicados en un marco concreto, lo que importa es
la percepción que el individuo tiene del mundo externo. Entre los autores de esta promoción destacan el
barcelonés Eduardo Mendoza, quien publicó en 1975 La verdad sobre el caso Savolta, título que, en buena
medida, puede considerarse el punto de partida de la narrativa actual. En obras posteriores, Mendoza ha
mostrado su excepcional capacidad paródica: El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y
Sin noticias de Gurb. La ciudad de los prodigios es la más ambiciosa de sus obras y probablemente la más
lograda. También de Barcelona fue Manuel Vázquez Montalbán. Desarrolló un ciclo de novela realista a
través de los ojos del detective Pepe Carvalho. Sus obras van desde el tipo policíaco (Los mares del Sur,
Asesinato en el Comité Central, Los pájaros de Bangkok) hasta la reconstrucción histórica (Galíndez). Francisco
Umbral fue periodista y escritor de éxito. El autor alcanza su mayor logro novelístico en Mortal y rosa,
presentando con intensidad el problema de la muerte. Javier Marías constituye una de las apuestas más
originales de las últimas décadas. Entre sus obras destacan Todas las almas, Corazón tan blanco y Mañana en
la batalla piensa en mí.
En los 80 surge otro grupo de narradores, los nacidos a partir de 1950. Se caracterizan por cultivar un nuevo
realismo que no se pliega ni a la tradición decimonónica ni a la de los años cincuenta. No están sujetos a
unas técnicas concretas ni a una orientación única. El intimismo sigue siendo fundamental, pero predomina
el escepticismo y la falta de compromiso ideológico. La posguerra no les afecta directamente, pero sí el fin
del franquismo, la instauración de la democracia o los ecos del Mayo Francés del 68. Entre los autores de
esta década encontramos a Julián Ríos, quien publica en España Babel de una noche de San Juan y
Poundemonium (el resto de sus obras las publicará en Argentina). Luis Mateo Díez cultiva la novela realista
en Las estaciones provinciales; el cuento y el relato corto en Memoria y palabra; y mezcla humor e imaginación
en La fuente de la edad. José María Merino opta por la novela tradicional en Novela de Andrés Choz, mientras
que opta por combinar realidad y fantasía en El caldero de oro. Antonio Muñoz Molina ha recibido el Premio
Nacional de Literatura en dos ocasiones: una por El invierno en Lisboa y otra por El jinete polaco; también ha
sido galardonado con el Planeta por Beltenebros. Juan José Millás escribió (entre muchas otras obras) El
desorden de tu nombre, novela intimista cuya trama argumental gira en torno a un hombre con depresión
que se enamora de la esposa del psiquiatra que lo trata.
En los 90, continúa la orientación existencial propia del siglo XX, ya sea de forma “personal” o como
“testigo”. Sigue cultivándose la novela histórica y la próxima al reportaje. Se da una simbiosis curiosa entre
novela y periodismo. Continúa presente el relato fantástico, ya sea en busca de universos utópicos o bien
buscando espacios de libertad frente al pesimismo existencial. Entre los temas más frecuentes están la
atracción por la intimidad, el desasosiego producido por las tribulaciones sentimentales y morales, y el
escepticismo. Entre los autores cabe destacar a algunos de los que empezaron a publicar en la década
anterior como Luis Landero (Juegos de la edad tardía, Caballeros de fortuna, El mágico aprendiz) o Julio
Llamazares (autor de La lluvia amarilla, la cual habla del abandono de los pueblos). Pertenecen también a
esta generación el archiconocido Arturo Pérez Reverte, a quien le debemos la serie histórica Las aventuras
del capitán Alatriste. Cabe destacar la abundancia de narrativa femenina con autoras como Almudena
Grandes, quien se da a conocer con Las Edades de Lulú. Posteriormente ha publicado Malena es un nombre
de tango, Atlas de Geografía humana, Inés y la alegría y El lector de Julio Verne. Maruja Torres recibió el Premio
Planeta por Mientras vivimos en el año 2000; otras obras de ella son Mujer en Guerra, Amor América o Ceguera
de amor. Rosa Montero es una de las autoras más leídas de nuestro tiempo: La Función Delta o Te trataré
como una reina son algunas de sus obras. En La ridícula idea de no volver a verte mezcla el duelo de Marie
Curie por la muerte de su esposo con el suyo propio por el mismo motivo. La pacense Dulce Chacón escribió
Algún amor que no mate, Cielos de barro y La voz dormida.
A.7. (1 punto) Comente los aspectos más relevantes de la obra española que haya leído escrita entre
1900 y 1939, en relación con su contexto histórico y literario.
El objeto de esta valoración es Romancero gitano, escrito entre 1924 y 1927. Se publicó en 1928 con un
éxito rotundo. Aunque Lorca se convirtió en el poeta más popular de su tiempo, recibió algunas críticas
desde los círculos más vanguardistas por el tradicionalismo de la obra. El éxito del libro llevó a la
identificación de Lorca con el mundo gitano; eso molestaba profundamente al autor, quien llegó a declarar
que no tocaría jamás el tema gitano, el cual solo era un motivo poético.
El aspecto original del Romancero gitano es el hecho de esterilizar la realidad gitana y crear un mundo mítico,
con raíces históricas y culturales antiguas: precristianas, bíblicas, del mundo romano, la cultura judía y la
musulmana. Las asociaciones míticas alejan al libro del costumbrismo del tipismo folclórico, pues se
desvanece la realidad y aparece el mundo atemporal y misterioso de los sueños, donde conviven santos,
vírgenes, reyertas, sexo, espera y muerte. En conjunto, los 18 romances muestran un mundo gitano
legendario (abocado a un destino trágico, al dolor, a la pena y a la muerte) que se constituye en el tema del
libro. Los personajes y la naturaleza adquieren un carácter simbólico. Así, los gitanos encarnan la
autenticidad, los sentimientos pasionales y la sabiduría natural ligada a la tierra; frente a ellos, aparecen
unos antagonistas, en general, representantes de la civilización. El precedente de esta novela es Poema del
cante jondo, donde Lorca comienza a crear su universo poético andaluz: la Andalucía del llanto, del misterio,
el dolor, el amor y la muerte; un mundo sensual de olivares, viento, luna y caballistas, circunscrito entre
Córdoba, Sevilla y, sobre todo, Granada. El Romancero gitano sintetiza lo popular y lo culto, la tradición y la
novedad. Por una parte, responde a la corriente neopopular en la que se inscribe la poesía de Alberti y
Gerardo Diego, así como la música de Manuel de Falla, Albéniz o Granados. Por otra parte, la novedad de
las imágenes (muchas de ellas irracionales) relacionan el Romancero gitano con el interés por Góngora y
con las nuevas corrientes vanguardistas. A pesar de las diferencias entre los distintos romances lorquianos,
en conjunto mantienen numerosos rasgos del Romancero viejo. Por ejemplo, son composiciones lírico-
narrativas, los diálogos confieren un tono dramático al poema, el significado es fragmentario y misterioso,
y adquieren un tono épico en algunas escenas.
Por su innovación poética, sus temáticas universales, su influencia cultural y su estilo lírico y musicalidad,
Romancero gitano es una de las obras más relevantes de la literatura española del siglo XX. A través de ella,
Lorca logró trascender los límites de la tradición literaria y establecerse como el gran artista que fue.
TEXTO B
Lo hice mal durante quince años. Empecé a elegir mi propia ropa –con el dinero de mis padres, que duele
menos– en la adolescencia. Armarios a rebosar. A punto de cumplir los treinta seguía vistiendo de pena.
Mariposeaba por las tiendas, elegía al tuntún y luego no me ponía lo que había escogido. Aprender a
comprar parece sencillo. No lo es.
Entonces llegó el cambio. Para que ocurriera tuvieron que coincidir varios factores. El principal fue una
odiosa mudanza en la que apareció ropa suficiente para vestir a tres ejércitos. Luego empecé a aturullarme
al entrar en ciertas tiendas. He aquí un primer indicio de mi senilidad, pensé. La música atronadora, ese
intenso olor corporativo, los tumultos, las montoneras de prendas. El vértigo de tanto por elegir.
Volví a la ropa a medida. Tenía modistas de emergencia en la agenda y me había hecho vestidos en mi canija
juventud mod, pero perdí la costumbre cuando mi sastre se jubiló. La recuperé.
Hubo otro desencadenante. Mi trabajo como periodista me permitió conocer de cerca la industria de la
moda. Empecé a publicar artículos con diecinueve años, y algo parecido a una conciencia ecologista fue
tomando forma. El día a día me acercó a diseñadores con talento que habían esquivado las fauces del
sistema y a marcas gestionadas con una sordera congénita a la presión exterior. Unos y otros me
demostraron que escoger un camino diferente es difícil pero no imposible. Aprendí, además, de un jefe con
un ojo infalible para distinguir una prenda con enjundia de un sucedáneo.
Uno no acomete cambios reales hasta que aflora la prima borde de la voluntad: la indignación. Calculé a ojo
la fortuna que había lanzado a las fosas abisales en mi veintena, cuando me fundí con Zara en una unidad
de destino. Estaba eligiendo mal. Se pueden tener buenos propósitos, pero lo realmente infalible es llegar
a ese punto de no retorno, a ese hartazgo.
Concluí que no me hacía falta nada más. Reunía en el armario ropa para varias vidas. Podía deshacerme de
todo y empezar de cero, pero el gesto más cuerdo era disfrutar lo que ya estaba allí. Nuestros abuelos,
como siempre, llevaban razón: mejor tener poco y bueno. (Marta D. Riezu, La moda justa, 2021)
PREGUNTAS
B.1. (2 puntos) Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las siguientes
preguntas: a) enuncie el tema del texto (0,5 puntos); b) detalle sus características lingüísticas y
estilísticas más sobresalientes (1,25 puntos); c) indique qué tipo de texto es (0,25 puntos).
a) Nos encontramos frente a un texto escrito por Marta D. Riezu en el que aboga por un enfoque más
consciente y sostenible al elegir ropa.
b) En cuanto a la caracterización, observaremos las propiedades textuales que todo texto debe cumplir,
esto es, la adecuación, la coherencia y la cohesión. El texto puede considerarse como un texto con
modalización expresiva con predominio de la función emotiva (“lo hice mal”), pues la autora relata
su propia experiencia sobre cómo tomó conciencia de sus hábitos de consumo en lo que a moda se
refiere.
El rechazo que le produce su forma anterior de elegir y comprar ropa se refleja en el uso de un léxico
valorativo: sustantivos (“tumultos”, “montoneras”), adjetivos (“atronadora”, “intenso”) y verbos
(“aturullarme”).
Sabemos que es una experiencia personal de la autora por el predominio de formas en 1ª persona
del singular tanto en deícticos (“mi”, “mis”, “me”) como en verbos (“empecé”, “volví”, “concluí”). Estos
últimos están fundamentalmente en pasado por tratarse de una historia retrospectiva sobre su
elección de su ropa y cómo llegó a su cambio de actitud. Expresiones como “en la adolescencia”, “a
punto de cumplir los treinta” o “en mi canija juventud mod” se usan para ver cómo evolucionó la
propia escritora.
Con la finalidad de enfatizar lo poco sensatos que eran sus hábitos de consumo, la autora emplea
las hipérboles “apareció ropa suficiente para vestir a tres ejércitos”, “reunía en el armario ropa para
varias vidas”. Marta D. Riezu utiliza metáforas (“escoger un camino diferente” o “mariposeaba por
las tiendas”) que aportan un tono poético al fragmento.
c) Por todo lo señalado, estaríamos ante un ensayo humanístico, con una introducción donde la
autora reconoce sus errores, un desarrollo que expone los factores que provocaron el cambio y
una conclusión que resume las lecciones aprendidas.
Nuestra forma de comprar ropa es poco sostenible. Una mudanza y su experiencia laboral generaron en la
autora una reflexión sobre sus hábitos de consumo. Buscando un modo más sostenible tanto a nivel
ecológico como económico, optó por darle una vida útil a lo que ya tenía y priorizar la calidad a la cantidad.
B.3. (1,5 puntos) Elabore un texto argumentativo a favor o en contra de comprar ropa en tiendas de
segunda mano.
En la sociedad actual, donde el consumo desmedido y la producción masiva de moda están a la orden del
día, surge una alternativa que promueve la sostenibilidad: la compra en tiendas de segunda mano.
En primer lugar, esta opción nos permite contribuir de manera significativa al cuidado del medio ambiente.
La industria de la moda es conocida por su impacto ambiental negativo, con altos niveles de contaminación
y consumo excesivo de recursos naturales. Al optar por la ropa de segunda mano, estamos reduciendo la
demanda de prendas nuevas y ayudando a disminuir la huella ecológica de la moda.
Además, comprar en tiendas de segunda mano es una forma de fomentar la economía circular y promover
la sostenibilidad. Si damos una segunda vida a la ropa, estamos evitando que termine en vertederos y
prolongando su ciclo de vida útil. Esto contribuye a minimizar el desperdicio y el consumo desenfrenado, al
tiempo que fomenta una mentalidad de reutilización y reciclaje.
Otro aspecto a favor de las tiendas de segunda mano es la posibilidad de encontrar prendas únicas y con
estilo, pues ofrecen una amplia variedad de ropa de diferentes épocas, marcas y estilos, lo que nos brinda
la oportunidad de destacar con piezas originales y exclusivas a precios mucho más accesibles que en las
tiendas convencionales.
En conclusión, ante los desafíos del consumo desenfrenado, comprar ropa en tiendas de segunda mano es
una que nos beneficia a nivel personal y global.
B.4. (1,5 puntos) Analice sintácticamente: Unos y otros me demostraron que escoger un camino diferente
es difícil.
B.5. (1 punto) Defina el concepto de antonimia y ejemplifíquelo aportando al menos dos antónimos de la
palabra cuerdo.
Los antónimos son términos con significados opuestos. Dos antónimos de cuerdo serían loco e insensato.
Nos situamos a finales del XIX. Europa atraviesa la conocida como crisis de fin de siglo, dejando atrás el
esplendor experimentado gracias a los avances científico y las nuevas ideas tanto políticas como filosóficas
o artísticas que permitieron disfrutar hasta entonces a algunos de un alto nivel de vida. Los países más
avanzados se reparten entre ellos el mundo (imperialismo) y España y Portugal, imperios líderes en épocas
pasadas, entran en declive en favor de Francia, Inglaterra y Estados Unidos, cuya intención era adueñarse
de todo el continente americano (doctrina Monroe). Asimismo, la paz internacional, la estabilidad social y la
presencia de gobiernos constitucionales representativos que favorecen la confianza en la razón y en el
progreso viven sus últimas horas, pues este periodo culmina con el estallido de la Primera Guerra Mundial
(1914-1918).
escribió Alma, estudió también en la Institución Libre de Enseñanza y se licenció en Filosofía y Letras. El
premio Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez atraviesa varias etapas a lo largo de su producción literaria.
Arias Tristes, Soledad Sonora y Jardines Lejanos son obras que podemos incluir en esta tendencia Modernista.
Salvador Rueda (considerado precursor del movimiento en España) rompió su amistad con Rubén Darío por
malentendidos personales y pugnas sobre su idea de “Modernismo”. Es autor de novelas y relatos
costumbristas de ambiente andaluz como El patio andaluz, El cielo alegre, El gusano de luz, La reja, además de
obras poéticas y piezas teatrales. Por último, cabe mencionar a Francisco Villaespesa, quien llevó una vida
bohemia que le permitió conocer a los integrantes del grupo de la revista Germinal, donde publicaría sus
primeras obras. De sus poemas destacamos El encanto de la Alhambra y Panderetas y sevillanas.
En 1913 Azorín utilizó el concepto de "Generación del 98" para referirse a los nuevos escritores de esta
época para diferenciarse de los modernistas. El Noventayochismo tiene una honda preocupación por
España y se enfrentan a los problemas con una actitud crítica, planteando posibles cambios y
comprometiéndose política y socialmente con el país. Influyeron en este movimiento ensayistas como
Mariano José de Larra, reformistas de la talla de Joaquín Costa y Ángel Ganivet, o los krausistas (conciliación
religiosa).
El concepto de 'generación' viene dado por la relación entre los miembros, la estilística y lenguaje semejante,
las preocupaciones comunes, etc. Prefieren al ensayo para expresarse frente a la poesía o el teatro para
profundizar sobre su idea de España. Idealizan el paisaje español y lo identifican con el espíritu del país.
Optan por un lenguaje sobrio y sencillo.
Autores noventayochistas son Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín y Valle-Inclán. El bilbaíno Miguel de
Unamuno fue rector de la Universidad de Salamanca y diputado de la Asamblea Constituyente de la
República. Acuñó los términos 'intrahistoria' (los hombres de a pie escriben la historia, no los héroes) y
‘nivola’ (en referencia a sus propias creaciones, distanciándose así de la novela realista imperante por aquel
entonces). Escribió ensayos como Del sentimiento trágico de la vida, La agonía del cristianismo y Por tierras de
Portugal y España; y novelas como Amor y pedagogía, Paz en la guerra, Niebla, Abel Sánchez, La tía Tula y San
Manuel Bueno, mártir. Pío Baroja, por su parte, formó el grupo de “Los tres” junto a Azorín y a Ramiro de
Maeztu tras abandonar su carrera de médico. Su obra más conocida es probablemente El árbol de la ciencia,
pero escribió también La casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz, Zalacaín el aventurero. “Azorín” fue el
pseudónimo que José Martínez Ruiz utilizó para firmar sus obras, pues era el nombre del protagonista de
una de sus primeras novelas. Muy radical en su juventud, finalmente acabó por ser diputado del partido
conservador. A él le debemos La voluntad, Antonio Azorín, Las confesiones de un pequeño filósofo, Los pueblos
de Castilla. Aunque fue más conocido por su labor como dramaturgo, Valle-Inclán fue autor de novelas tan
notables como Sonatas, El ruedo ibérico o Tirano Banderas. Para finalizar, Ramiro de Maeztu escribió Hacia
otra España y Defensa de la Hispanidad, donde se muestra crítico y apasionado por los temas
noventayochistas.
B.7. (1 punto) Comente los aspectos más relevantes de la obra española que haya leído escrita entre 1940
y 1974, en relación con su contexto histórico y literario.
El objeto de esta valoración crítica es Nada, novela de carácter existencialista de Carmen Laforet, quien
obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1956. Esta obra, editada en 1945, se centra en la historia de las
personas que rodean a Andrea, entre octubre de 1939 y septiembre de 1940, durante su único curso
académico en Barcelona. Esas personas se agrupan en torno a dos núcleos espaciales, la casa familiar en la
calle Aribau, cerrado y oscuro, y el de la Universidad y sus amigos, abierto y liberador.
En cuanto a la estructura, se divide en tres partes. Esta división obedece a los tres estadios que atraviesa
Andrea en la lucha para alcanzar la independencia, la superación del hambre y el desamor y, finalmente, el
desencanto y la destrucción de las ilusiones. El relato se basa en la construcción de esa “nada” que
constituye la vida cotidiana de Andrea tal y como la cuenta. Al final, Andrea se va de Barcelona y deja atrás
el espacio que la oprimió. La maleta atada con la cuerda (símbolo de la miseria de la época) y el sentimiento
de la misma expectación de un año antes cierra el círculo.
Muestra los efectos desastrosos de la Guerra Civil en la España de los años 40. La falta de libertades, de
opciones de vida (especialmente para la mujer), también son temas evidentes en esta novela. Así, se refleja
una imagen de la mujer abnegada, sumisa y sacrificada, como se advierte en el personaje de Gloria. El
hambre, la necesidad económica y la pobreza son hechos indiscutibles a los que Carmen Laforet alude en
varias ocasiones, particularmente en el personaje de la protagonista. En la novela, hay varias alusiones a la
religión católica como fe no vivida auténticamente, puesto que los aspectos religiosos se presentan
determinados por la situación histórica y política de la posguerra. Carmen Laforet destaca además el papel
de la familia, el ambiente, la psicología, el modo de ser y de conducirse de los personajes y el medio social
en que se desenvuelven.
Ramón J. Sender definió el estilo de Laforet como “un realismo de esencias”. Se elogió el estilo sobrio y
sencillo de su prosa. No obstante, esconde un estilo cuidado en el que predominan imágenes de gran fuerza
plástica, de luz y color. Por ello, el estilo es impresionista, intenta reflejar un fragmento de vida estancada,
como dicen los versos de Juan Ramón Jiménez que encabezan la novela. La prosa es sencilla, pero a la vez
impregnada de lirismo y de figuras retóricas. Por su compromiso con los temas sociales, Nada se puede
tomar como uno de los antecedentes del realismo social de los 50.