Discurso Sobre La Identidad Cultural

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La importancia de fortalecer nuestra identidad cultural

Estimada Profesora y queridos compañeros.


Es para mi un gusto dirigirme a todos los presentes con mi discurso titulado.
“La importancia de fortalecer nuestra identidad cultural”

Hoy en día escuchamos hablar mucho de interculturalidad, pluralidad cultural,


diversidad cultural, y se reconoce que el país es rico en cultura. Pero, en esta
ocasión profundizare este conocimiento de la identidad cultural esencial para
nuestra vida y sociedad.

Como identidad cultural nos referimos al conjunto de peculiaridades propias de


una cultura o grupo que permiten a los individuos identificarse como miembros
de este grupo, pero también diferenciarse de otros grupos culturales. La
identidad cultural comprende aspectos tan diversos como la lengua, el sistema
de valores y creencias, las tradiciones, los ritos, las costumbres o los
comportamientos de una comunidad.
La identidad cultural es esencial y fundamental para nuestra vida y sociedad,
lamentablemente miles de personas han dejado de conservar sus tradiciones y
costumbres de nuestros antepasados, por diversas razones.(recomendaciones)

Debemos fortalecer nuestra identidad cultural….

Es importante la identidad cultural debido a que….


Entendemos por identidad el sentirse uno mismo, el actuar como uno es,
sentirse bien al hacerlo, y al relacionarse con las personas que conviven con
nosotros. Hoy los problemas que nos afectan son el individualismo y el colocar
el yo por encima de la sociedad, igualmente la masificación del abuso cultural
vía la imitación de valores que no son nuestros pero que nos han hecho sentir y
creer que son superiores a los que nosotros tenemos y que heredamos de
nuestros antepasados.
¿Es correcto hablar de una identidad cultural del Perú?

En el Perú hay muchas identidades culturales, cada una corresponde a una


nación antigua y que hoy en muchos casos puede definirse como una región.
Es que en el Perú es un país, un estado, una república, tiene una constitución,
tiene un código civil y penal, pero no es una nación. En el Perú hay muchas
naciones que sobreviven subterráneamente y que cinco siglos después aún se
mantienen vigentes. No fueron desarticuladas totalmente, no desaparecieron.

Los Chankas de Huancavelica son una Nación; Ayacucho norte es una nación
y el sur otra; los Huancas son otra nación y los Collas o Aymaras, también lo
somos, y probablemente la más antigua por provenir del Tiawanaku. Pero son
muchas las naciones que aún sobreviven en estos territorios.
El estado peruano nos ha pretendido hacer creer que solo existe la nación
peruana, a la cual se le debe amor y respeto, desconociendo o negándose a
aceptar que el Perú es un país plurinacional y que en el pasado todas estas
naciones indias convivieron en relación armoniosa y de cooperación. Que la
demarcación entre una y otra no estuvo dada por una frontera geográfica, que
había cuidar y proteger de una invasión, sino que estaba dada por factores
culturales.

Que habíamos sido capaces de desarrollar una sociedad que desconocía el


hambre y la miseria, una sociedad que no propugnaba la supremacía del
hombre sobre las demás especies que habitaban la tierra; una sociedad que
sabiendo lo abrupto del territorio se organizó previsoramente para sobrellevar
los tiempos de sequía o los de lluvias torrenciales. Un tipo de sociedad que por
sus mismas características geográficas difíciles desarrollo la cooperación y la
solidaridad, que hasta hoy sobrevive en el ande a través del Ayni y la Minka …
una sociedad donde la idea de propiedad privada o esclavitud no tenía cabida
ya que no correspondía a su realidad y posibilidades de desarrollo. Una
sociedad sana.

El racismo en el Perú no solo se da por el color de la piel, sino que también


involucra el aspecto cultural, aquella cultura que lograron desarrollar nuestros
abuelos. Se da también en la lengua madre, en la comida, en nuestra
vestimenta, que son marginados por este racismo; lo cual genera problemas y
conflictos que muchas veces hacen daño a ambas partes.

Es por eso que cuando un joven andino llega a la costa, rápidamente adopta
costumbres culturales que le son ajenas, las que muchas veces chocan
violentamente con su forma de ser y de sentir. Si no quiere sentirse marginado
o segregado, las acepta y buscará mostrar a su nuevo entorno, que rechaza a
su cultura madre. Así terminan siendo más occidentales que los del propio
lugar.

Pero el problema es mucho mayor, se nos ha hecho aceptar como algo natural
conceptos que en vez de ayudar a fortalecer nuestra cultura nos agraden y
humillan, aunque a fuerza de escucharlos repetitivamente ya no reaccionamos
ante su significado. Una muestra de ello lo tenemos en la palabra “cholo”.
Cholo es una palabra que fue usada despectivamente por los españoles para
humillarnos, para ofendernos. Con el tiempo, al ser usada para señalar un
sector grande de la población del país, fue aceptada y se le trato de dar un
carácter distinto: mostrarla como un peruanismo que identificaba a un
segmento muy grande de la población peruana de origen andino. A partir de allí
se deriva la palabra “Cholito” que podría ser una palabra de cariño, y ya no
necesariamente despectiva; buscando limpiarla, maquillarla y que se acercara
como algo que nos identifica.

El Perú encuentra un pasado estigmatizado, un presente ciego al legado


cultural y un futuro incierto, donde nuestra única tabla de salvación sería
reescribir nuestra historia, retornar a nuestras raíces, recoger lo positivo del
choque cultural que se dio con occidente, y a partir de allí, avanzar como país.

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