Billy Joel
Billy Joel
Billy Joel
Hay muchos hombres (y mujeres) al piano, pero solo hay un verdadero hombre del piano,
aquel capaz de llenar estadios a día de hoy y ser uno de los mayores íconos de los 80s.
Su madre, al verlo acercarse al instrumento, lo dijo claro y en voz alta: «No he tenido un niño,
he tenido un piano man». ¿De qué piano hablamos? El primero fue uno vertical que de niño
prendía fuego en las teclas al estilo Jerry Lee Lewis, una de las figuras más importantes de la
historia de la música. Hoy cumple 74 años: Billy Joel.
William Martin Joel, al recorrer las calles que lo vieron crecer, firma autógrafos a los policías.
En Oyster Bay, Long Island, uno de esos lugares bendecidos por ser «de película» pese a
pertenecer al estado de Nueva York, creció un muchacho que sufrió acoso por amar la música.
El destino quiso que su profesora de música también lo fuera de ballet. En el camino a sus
clases, nuestro artista soportó todo tipo de burlas. Pero no dejó sus clases; al contrario, a
menudo da gracias por el inmenso aplomo que le enseñaron y que nunca le abandonó. Le
ayudó a sobrevivir cuando, con apenas 20 años, fue timado por su mánager y cayó en esa zona
oscura de medicamentos y alcohol de la que habla su gran éxito. Como él siempre dijo,
consiguió hacer «de la desesperación, inspiración». Compuso su gran himno, desgastado y
deprimido, con apenas 24 años de edad. Es un tema que tiene ya medio siglo.
Es curioso saber que su gran éxito no es un tema que le guste especialmente. Asegura que es
monótono y si lo sigue tocando es porque se lo piden. No es menos curioso saber que todos
los protagonistas de esa canción son reales. En esas noches suyas de música, alcohol y
depresión había efectivamente un marino, un vendedor, y él, en medio de todos ellos. El local
se llamaba The Executive Room y estaba en Los Ángeles. 150 millones de discos después, el bar
ya no existe porque fue demolido, pero él sigue tocando, ahora frente a decenas de miles de
personas. Tanto es así que, en 2014, decidió despedirse de la mejor forma que puede hacerlo
un músico: seguir tocando hasta que dejase de vender entradas para sus conciertos. Y lo que le
paró no fue que se dejara de llenar, por ejemplo, el Madison Square Garden (llegó a tocar 73
veces más), sino lo que nos paró a todos: la pandemia. En su escenario podías encontrarte por
sorpresa al Boss, Bruce Springsteen, o al mismísimo Brian Johnson, el cantante de AC/DC.
Lo curioso es que el COVID le paró en cuanto a conciertos, pero ha sido la época más rentable
de su vida en derechos de autor: durante el confinamiento, sus canciones inundaron TikTok de
bailecitos.
En España, además de la canción del piano, irrumpió con fuerza en los 90 gracias a un tema
que fue varias semanas consecutivas número uno en las listas: The River of Dreams de 1993.
Hace ya 30 años de esto.
Su pasión por navegar se dejó escuchar en este tema, que dio nombre a un no menos fabuloso
álbum. En él, por cierto, hay un excelente tema llamado All About Soul, que muestra sin
reparos las disputas con su mánager y ex cuñado, Frank Weber.
Nunca ha tenido reparos a la hora de dejar que su vida personal impregnase sus canciones.
Desde pequeño aprendió que debía «cantar de lo que supiera». Así, su relación con su primera
mujer quedó retratada en ese temazo que habla de aceptación del que hizo versión hasta
Barry White: Just The Way You Are.
En esa conversación, Sean se atrevió a echar en cara a Billy que era más difícil ser joven en los
80 que en los 50. Según el hijo del ex Beatle, en los 50 «no pasaba nada». En ese cruce
transgeneracional nace esa cuidadosa selección de palabras que aparecen en la letra del tema,
concienzudamente secuenciada cronológicamente.
Ahora es feliz tocando su piano, navegando con su barco y sobre dos ruedas. Posee más de
cien motos. Esa es una afición que casi le cuesta la carrera en 1983 cuando tuvo un accidente y
se rompió la muñeca. Pero su felicidad bien lo vale. Se siente afortunado y, cuando ve que
todavía es capaz de llenar estadios, simplemente sonríe y dice bajito: «Elegí un buen trabajo».
Además de ser un ícono musical, Madonna también se ha destacado en su labor como actriz y
productora ejecutiva de varias producciones. Aquí te contamos cuáles puedes ver en
streaming.
Madonna es considerada la reina del pop, y aunque muchos la conocen por temas como
“Material Girl” o “Vogue”, que han servido para la banda sonora de reconocidas películas de
Hollywood, la estrella de la música también es actriz y productora ejecutiva.
Esta semana Madonna tuvo una crisis de salud grave que la llevó a cuidados intensivos en un
hospital de Nueva York. En este momento, el ícono de la música se ha convertido en la mayor
preocupación de sus seguidores, quienes reviven sus mejores trabajos en las redes sociales.
La comedia se basa en las victorias de la primera liga femenina de béisbol en 1943. Madonna
actúa como una de las deportistas. También participan de la cinta Tom Hanks y Geena Davis.
Es una comedia dividida en cuatro segmentos que ocurre durante la Noche Vieja. Madonna
actúa con un papel de reparto. Otras estrellas como Antonio Banderas, Tim Roth, Bruce Willis,
Quentin Tarantino también integran el elenco.
Se trata de un drama musical que relata la vida, hasta su último día, de Eva Perón, la esposa
del expresidente de Argentina, Juan Domingo Perón. Antonio Banderas es parte del elenco con
el rol del Che Guevara.
Depeche Mode, a vida y muerte en Primavera Sound
El mensaje de Depeche Mode está claro: disfrutad de la vida antes de que la muerte nos lleve a
todos, probablemente al infierno
Recuerda que morirás. Eso significa 'memento mori', la expresión latina que el siervo le repetía
al general romano mientras se daba un baño victorioso de multitudes por la ciudad. Depeche
Mode no tienen nada de generales y, tras una trayectoria con la forma de un serrucho, con
tantos picos como caídas, igualmente afilada, no necesitan que nadie les baje los humos. Ellos
no son el general, son más bien el siervo que nos dice a todos nosotros: recuerda que morirás.
¿Vaya bajón? No del todo. El último disco de Depeche Mode se titula así, 'Memento mori', y
del mismo modo que comienza el álbum arrancó anoche su actuación en el festival Primavera
Sound de Barcelona. Mientras se derrumbaba la noche y en la gran pantalla central se dibujaba
una gran m (mayúscula, claro), las dos primeras canciones del disco, 'My Cosmos Is Mine' y
'Wagging Tongue', fueron el lento y espectral inicio de un concierto que, también, tuvo forma
de serrucho: arriba y abajo, arriba y abajo, pero siempre afilado.
En medio del largo 'show' hubo una referencia directa al motivo por el que este álbum tiene la
muerte como hilo conductor: el fallecimiento de Andy Fletcher hace justo un año a causa de
un desgarro repentino en la aorta. El fundador de Depeche Mode dejó al entonces trío en dúo,
y son ahora el cantante Dave Gahan y el teclista y guitarrista Martin Gore los que mantienen
en pie el grupo de pop de sintetizadores más importante del mundo. A Fletcher le dedicaron
'World in My Eyes': una canción gozosa y hedonista que era la favorita del malogrado teclista.
Sonó lasciva con una gran foto de juventud proyectada en las pantallas, mientras Gaha
(chaleco con brillo, 'eyeliner' negro: es una estrella) bailaba sinuoso como si su cuerpo fuera el
de una serpiente.
Durante el concierto sonaron un par de canciones más de ese reciente decimoquinto álbum de
estudio, pero el repertorio sació a la fiel hinchada de Depeche con muchas de sus canciones
más emblemáticas, interpretadas con su habitual intensidad emocional y la propensión a la
épica y a ese sonido gigante que al mismo tiempo te aplasta y te eleva. Desde hace décadas, el
grupo tiene un enorme éxito en España, especialmente en directo, aunque en realidad el
público del festival barcelonés se forma aproximadamente en un 50% por asistentes de otros
países (¡de 121 países este año!). Su actuación era una de las más destacadas de la segunda
jornada del Primavera, que esta semana se celebra en la capital catalana para saltar a Arganda
del Rey la próxima, con el mismo cartel y sus más de 250 conciertos.
Así que la muerte era un elemento importante en el espectáculo de Depeche Mode, pero lo
que esta noche han transmitido sus canciones, el entusiasmo contagioso de Gahan y la
devoción de sus seguidores era inmortalidad. El grupo de la rosa con espinas (imagen que lleva
tatuada hasta la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso) lleva más de 40
años de carrera y ha ido engrandeciendo la resonancia de sus mejores canciones hasta adquirir
el estatus de iconos. Es el caso de 'Everything Counts', 'I Feel You' o 'Precious', que sonaron en
la primera parte de la actuación: tres temas de tres décadas distintas ya unidos en un
imaginario conjunto y sólido. El mensaje de aprovechar la vida intensamente quedó aún más
claro al final con la imagen de dos glamurosas calaveras doradas dando vueltas en las pantallas
mientras sonaba una ferviente 'Enjoy The Silence'.
Pocos grupos de principios de los años 80 permanecen en activo y con tanta popularidad, y
ninguno en su estilo, aquel pop sintetizado y robótico que hoy se reivindica como fetiche
estético y que es actualizado a troche y moche, aunque ningún grupo nuevo se atrevería a
replicar porque es un sonido que parece no tener sentido tras la expansión de la edición digital
de la música electrónica (de toda la música, en realidad). Con su largo historial de tragedias,
dramas, angustia, martirio y tinieblas reales y figuradas, Depeche Mode es un símbolo de
supervivencia, más que de resiliencia. Se han vendido más de 100 millones de ejemplares de
sus discos, pero además siguen sumando cifras notables en las plataformas de 'streaming' (casi
14 millones de usuarios mensuales en Spotify), que explican no solo un pasado legendario sino
la vigencia de un legado aún en construcción.
Obviamente, recordamos la muerte para celebrar la vida y sus placeres, y en eso Depeche
Mode han sido y son expertos. En la recta final de su actuación, algunas de sus mejores
canciones iban formando un largo túnel con una luz cegadora al fondo. 'A Pain That I'm Used
To' (eléctrica, voraz), la citada 'World in My Eyes', 'John the Revelator' y, ya en largas e intensas
interpretaciones, 'Enjoy the Silence' , 'Just Can't Get Enough' (modo coches de choque, que es
como debe sonar esa canción), 'Never Let Me Down' (rejuvenecida gracias a una versión
incluida en un momento clave de la serie 'The Last of Us') y, colofón, 'Personal Jesus'.
El mensaje de Depeche Mode fue claro: disfrutad de la vida antes de que la muerte nos lleve a
todos, probablemente al infierno.