La Legitima
La Legitima
La Legitima
CONCEPTO
La doctrina mayoritaria ha definido a la legítima hereditaria como un derecho a la sucesión sobre determinada
porción del patrimonio del causante protegido imperativamente por la ley (Borda, Maffía, Méndez Costa, Ferrer,
Natale).
Por nuestra parte siguiendo a Pérez Lasala pensamos que la legítima es "La legítima es una limitación legal y
relativa a la libertad de disponer por testamento o donación, que lleva como consecuencia la reserva de una porción
de la herencia o de bienes líquidos en favor de los denominados 'legitimarios'".
El Código Civil y Comercial no desarrolla una definición de legítima, sólo se limita a señalar quiénes son los
legitimarios (art. 2444), cuáles son las porciones y cómo se calcula la masa hereditaria (art. 2445), y cuáles son
las acciones de protección (arts. 2450 a 2454), entre otros aspectos.
Es importante diferenciar la sucesión legítima de la legitimaria en base a la siguiente relación:
GENERO ESPECIE
SUCESIÓN LEGITIMARIA agrupa a HEREDEROS LEGITIMARIOS que
tienen legitima. (Forzosos: ascendientes, descendientes y cónyuge)
SUCESIÓN LEGÍTIMA
(llamamiento por ley) SUCESIÓN NO LEGITIMARIA agrupa a HEREDEROS NO
LEGITIMARIOS (parientes colaterales hasta el 4º grado (hermanos,
tíos, sobrinos y primos)
SUCESIÓN TESTAMENTARIA
(llamamiento por testamento)
CARACTERES
El Código ha mantenido la idea de hacer subsistir el sistema de protección imperativa y proteger una parte de
la herencia en favor de los familiares más cercanos, significando ello proteger al núcleo familiar que habitualmente
ha ayudado al causante, a través de la asistencia moral y a veces hasta material, a obtener los bienes que ahora
forman parte de su sucesión.
En este punto la solidaridad familiar es profundo fundamento de la interacción de los miembros de ese grupo
de base afectiva y justifica entonces que se sacrifique la capacidad jurídica de libre disposición de uno de sus
miembros.
En ese contexto de imperatividad y solidaridad, la normativa conserva los caracteres tradicionales de la
legítima: inviolabilidad (art. 2447) e irrenunciabilidad (art. 2449) y revalida su condición de instituto de orden
público imperativo y por ende inconmovible por la voluntad del propio titular de los bienes.
En cuanto a la inviolabilidad mencionada, se verá más adelante los sistemas que el código ha establecido para
la protección de la legítima por medio de distintas acciones como ser las de entrega, complemento y reducción.
En cuanto al segundo carácter mencionado, la irrenunciabilidad, debemos tener en cuenta que nos referimos
a la imposibilidad de declinar la legítima respecto de las herencias futuras (cuando aún no ha fallecido el causante).
Esto es una consecuencia lógica a la norma que establece que no pueden aceptarse o repudiarse herencias futuras
(art. 2286) la cual es una especie dentro de la prohibición genérica de que no pueden ser celebrados contratos
respecto de herencias futuras (art. 1010), con salvadas excepciones.
NATURALEZA JURÍDICA
La antigua doctrina ya venía dividida en cuanto a la naturaleza jurídica de la legítima en dos corrientes: por un
lado, la que clasificó a la legítima como pars hereditatis (una porción de la herencia) y por otro aquella que lo hizo
como pars bonorum (una porción líquida de los bienes).
Pérez Lasala, siguiendo a Vallet, expresa que la diferencia entre recibir esa porción como pars hereditatis o
como pars bonorum radica esencialmente en la existencia o inexistencia de la "responsabilidad personal" del
legitimario ante las deudas del causante. Esto se percibe en los supuestos de aparecer nuevas deudas después
de hecha la liquidación de las conocidas y una vez satisfecha la legítima. Entonces quien la hubiese recibido
como pars hereditatis debía responder de aquéllas personalmente, mientras que quien la tuvo como pars
bonorum sólo debía sufrir el reajuste de su cuota, pero sin tener responsabilidad inmediata frente a los acreedores.
La nueva normativa no ha solucionado la presente disyuntiva teniendo como ejemplo que, por un lado, se
elimina el concepto de legítima como "porción de la herencia", de modo tal que podríamos presuponer que se
acerca entonces a una legítima pars bonorum, y por otro lado los únicos legitimarios expresamente señalados en
la ley son herederos, por lo que aparentemente la única vía explícita legal para merecer una legítima es poseer la
condición de heredero, con lo cual sería pars hereditatis.
En definitiva, coincidimos con Pérez Lasala en que hay casos en que la legítima se atribuye como pars
hereditatis y otros como pars bonorum. Por eso Valet de Goytisolo se refiere al contenido normal o del carácter
preponderante de uno u otro término de la disyuntiva para excluir el restante.
Así, "en el caso de que la legítima se vea afectada por donaciones, el donatario puede impedir la resolución de
la donación entregando una suma de dinero para cubrir el valor de la legítima violada (art. 2454, párr. 3º). En ese
caso, la legítima es pars valoris, que implica el derecho a percibir en dinero el valor de la parte faltante del activo
líquido para cubrir la legítima afectada por la donación".
Porción Legítima:
Zannoni distingue entre la porción legítima, también llamada legítima global o monto de la legítima, que es la
porción indisponible de la herencia constituida por un porcentaje fijo, independiente de la cantidad de herederos
que concurran a la sucesión. Así, p. ej., en caso de contar el causante con cuatro hijos como sucesores universales,
la porción legítima de ellos será de 2/3 (que corresponde a los descendientes).
Es importante no olvidar que esta porción legítima es distinta de la cuota de legítima, la cual será las partes en
que se ha de dividir el acervo en el supuesto de concurrencia de legitimarios de igual o de distinta clase, pues ella
tiene relación con la cantidad de herederos que concurren. Siguiendo el ejemplo dado, la cuota de legítima de
cada uno de ellos será de 1/4 de los 2/3 de la porción legímima.
Porción disponible
Esta, llamada también de libre disposición, es la porción de la masa hereditaria que puede ser materia de
disposiciones a título gratuito y constituye, por tanto, la porción disponible del causante. Con ella, éste puede
realizar legados que desee o mejorar a los herederos de llamamiento forzoso, las cuales pueden efectivizarse,
tanto mediante la disposición testamentaria, como también efectuarse en vida del causante e imputarse luego su
valor a la porción disponible.
Para poder determinarla, hay que hacer el cálculo de la porción legítima, ya que es su complemento fraccionario
que comprende todo el acervo hereditario de una persona fallecida. Continuando el ejemplo dado en la porción
disponible, si tenemos una legítima de 2/3 la porción disponible será de 1/3 y con una legítima de 1/2, la disponible
será de igual valor, es decir 1/2.
Es importante tener en cuenta que es condicionante para la existencia de estas dos porciones, la aceptación
de la herencia por parte de herederos legitimarios. De no existir dicha aceptación por parte de estos, se considera
que los bienes del causante pertenecen en su totalidad a la porción disponible (independientemente de la forma
que se repartan entre los herederos legítimos que acepten su llamamiento de ley y/o los testamentarios en la
medida que el causante los haya nombrado).
LEGITIMARIOS
El art. 2444 del CCyC abre el capítulo de Legitima, sin definirla, mencionando quienes los legitimarios diciendo
que aquellos que tienen una porción legítima de la que no pueden ser privados por testamento ni por actos de
disposición entre vivos a título gratuito, y los enumera estableciendo tres tipos:
En el caso de concurrir legitimarios de distintos órdenes hereditarios, las cuotas legítimas no se acumulan, sino
que se aplica lo establecido en el art. 2446, correspondiendo la utilización de la legítima mayor y dejando una
disponible por la porción por el restante.
Para estos supuestos, se debe de estar siempre a los órdenes de jerarquía de los diferentes grupos, con las
concurrencias y exclusiones previstas por el Código en el Capitulo 1 y siguientes, correspondiente a las Sucesiones
Intestadas
De esta forma si al concurrir cónyuge (porción legítima de 1/2) con descendientes (porción legítima de 2/3), al
tomarse la mayor el supérstite se verá beneficiado, que es el único supuesto en que se da la variación ya que de
concurrir cónyuge con ascendientes, ambos tienen la misma porción legítima de ½.
Dentro de un mismo orden y grado, es irrelevante el número mayor o menor de parientes, pues la legítima
global siempre es la misma, lo que variará son las cuotas de existir diferentes grados que concurran en
representación en atención a la división por cabeza y estirpe.
Forma
La forma de cálculo está dada por el párrafo 2º del art. 2445.Para efectuar ese cálculo, la nueva norma propone
la siguiente fórmula: sumar el valor líquido de la herencia al tiempo de la muerte del causante, más el de los bienes
donados computables para cada legitimario a la época de la partición según el estado del bien a la época de la
donación.
Debe de tenerse en cuenta que el articulo trae concepto de donación computable: aquella realizada a favor
del legitimario y efectuada a partir de los trescientos días anteriores a su nacimiento y para el cónyuge,
las efectuadas a partir de la celebración del matrimonio.
De la aplicación de esta fórmula habrá que establecer el caudal relicto transmisible por muerte (activo bruto),
deduciéndosele las deudas.
Según reza el segundo párrafo del art. 2445, el valor de los bienes donados debe computarse "a la época de
la partición según el estado del bien a la época de la donación", utilizando la misma solución en materia de colación
(art. 2385).
Así, si p. ej. el causante donó a un departamento a estrenar, éste debe ser valuado al momento de la división
hereditaria, en función del estado que tenía el bien en el momento que fue donado, es decir el mismo inmueble en
las condiciones que se estrenó, pero según los valores al momento particional.
Es importante tener en cuenta que en la partición por donación el art. 2418 establece que "en todos los casos,
para la colación y el cálculo de la legítima, se debe tener en cuenta el valor de los bienes al tiempo en que se
hacen las donaciones, apreciado a valores constantes". Esto no es disonante con el sistema del Código, ya que
con la partición por donación se evita la comunidad hereditaria mediante el acto partitivo realizado por el causante.
Este punto lo resuelve el tercer párrafo del art. 2445, el cual plantea dos situaciones las relativas a las
donaciones a los descendientes y cónyuge.
Al respecto, consideramos que la norma se contrapone con el principio de igualdad de los herederos forzosos,
en este caso de los hijos y sus descendientes, ya que la legitimación activa dependerá de ser heredero
(mínimamente por nacer) al momento de que se hizo la donación.
2. Cónyuge: Deben tomarse en cuenta las donaciones
colacionables o reducibles, pero sólo aquellas realizadas después de celebrado el matrimonio.
Modos de realizarla
Puede ser impuesta, según lo considere el causante, a través de diferentes modos, un fideicomiso (arts. 1699,
1700), una indivisión forzosa (art. 2330), un legado de cosa cierta y determinada (art. 2498), alimentos (art. 2509),
derechos de usufructo (art. 2129), de uso (art. 2154) o habitación (art. 2158) o dispensa de colación o mejora
testamentaria o en el acto de la escritura (art. 2391).
Los padres de hijos con discapacidad tienen una preocupación constante, como la de determinar quién se va
a ocupar de ellos después de la muerte de los progenitores y, fundamentalmente, quién cubrirá sus necesidades
y administrará sus bienes.
Para estos supuestos es útil el instituto del fideicomiso testamentario, ya que sirve como herramienta eficaz
para la protección de los más débiles.
Concepto de discapacidad
En la evolución histórica del tratamiento dispensado a las personas con discapacidad, pueden distinguirse tres
modelos, de prescindencia, rehabilitador y social.
Este último es el que ha sido receptado en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
(ley 26.378), considera que las causas que dan origen a la discapacidad no son científicas, sino que son
preponderantemente sociales. El segundo párrafo del art. 1º establece que "Las personas con
discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo
plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad,
en igualdad de condiciones con las demás". Para entender la discapacidad se pone el acento en las barreras que
la sociedad le coloca y no en las deficiencias personales.
Sin embargo, el art. 2º de la ley 22.431 considera discapacitada a toda persona que padezca una alteración
funcional permanente o prolongada, física o mental, que en relación con su edad y medio social implique
desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral, conceptualización recogida
luego por el art. 9º de la ley 24.901. La definición de "personas con discapacidad" que adopta el art. 2448 ha sido
tomada de las leyes mencionadas anteriormente, poniendo el acento en la deficiencia de la persona.
La definición de "persona con discapacidad" que recepta el art. 2448 no se ajusta a los lineamientos de la
CDPD ("modelo social") sino que retoma el "modelo médico-rehabilitador", sería oportuno entonces revisar la parte
final de este artículo de modo de adaptar dicha definición a la establecida en el tratado internacional. Por todo ello,
definen al heredero con discapacidad como aquella persona humana que tenga deficiencias físicas,
mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su
participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con las demás y a la que se les transmite
la universalidad o una parte indivisa de la herencia.
INVIOLABILIDAD DE LA LEGÍTIMA
El art. 2447 dispone que "el testador no puede imponer gravamen ni condición alguna a las porciones legítimas;
si lo hace, se tienen por no escritas" sosteniendo como principio de orden público la inviolabilidad de la legítima,
ello en concordancia con lo dispuesto en el art. 2444, cuando establece que los legitimarios no pueden ser privados
de su porción legítima, por testamento ni por actos de disposición entre vivos a título gratuito.
Existen salvedades previstas legalmente, como ser la "mejora a favor del heredero con discapacidad" (art.
2448), la "indivisión impuesta por el testador" (art. 2330), los "pactos de indivisión" (art. 2331), la "oposición del
cónyuge" (art. 2332) y la "oposición de un heredero" (art. 2333), que significan limitaciones al principio
de inviolabilidad de la legítima, que pueden provenir de la voluntad del causante o del cónyuge supérstite.
Las restricciones pueden de agruparse, según su procedencia, en:
De la voluntad del causante, Vivienda (La
afectación de un inmueble familiar), la Indivisión forzosa (art. 2330) sobre a) un bien determinado; b) un
establecimiento que constituye una unidad económica; c) las partes sociales, cuotas o acciones de la sociedad de
la cual es principal socio o accionista; o Fideicomiso testamentario.
De la voluntad del cónyuge supérstite
pudiendo imponer la indivisión según art. 2332, sobre algún bien; o sobre la vivienda familiar: Protección de la
vivienda familiar (art. 244), Derecho real de habitación del cónyuge supérstite (art. 2383), o el Derecho real
de habitación del conviviente (art. 527)
Normas preventivas
Normas persecutorias
Integrando esta parte las acciones que buscan proteger la legítima. De esta forma, el Código regula cuatro
tipos de acciones: de entrega de la legítima (art. 2450), de complemento (art. 2451), de reducción de disposiciones
testamentarias (art. 2452) y de reducción de donaciones (art. 2453).
B. ACCIÓN DE COMPLEMENTO
La misma se encuentra regulada en el art. 2451, que dispone que "el legitimario a quien el testador le ha legado,
por cualquier título, menos de su porción legítima, sólo puede pedir su complemento".
Para el caso dicha acción solo permite la entrega de la diferencia, no pudiéndose reclamar la nulidad del
testamento, ni la institución de heredero prevista en el testamento.
Dicha acción debe complementarse con la de reducción ya que ambas acciones son las dos caras de una
misma moneda. La acción de complemento persigue la integración de la cuota del legitimario, y la segunda señala
el modo de lograr dicho complemento: la reducción de las disposiciones testamentarias (art. 2452) o, en su caso,
de las donaciones inoficiosas (art. 2453). Logrado ello, las demás liberalidades serán inatacables porque se
imputan a la porción disponible.
C. ACCIÓN DE REDUCCIÓN
La reducción es una acción que protege la legítima contra aquellas disposiciones testamentarias y donaciones
que realizó el causante en exceso de su porción disponible, y mediante la cual se busca reducir ese excedente,
hasta dejar integrada la cuota legítima del heredero accionante.
Esta acción es de carácter personal con efectos reipersecutorios contra los subadquirentes de los bienes,
resolviendo el dominio del donatario o del legatario de forma retroactiva, en virtud de lo cual sobreviene la
obligación de éstos de restituir el bien, y si este hubiese sido enajenado, surge la acción reivindicatoria contra los
terceros adquirentes (art. 2458).
La normativa ha subdividido la acción en las correspondientes dependiendo de la liberalidad a reducir:
reducción de disposiciones testamentarias (art. 2452) y reducción de donaciones (art. 2453).
Caracteres de la acción:
1) Debe ser interpuesta: se requiere del accionar de la parte oponiendo la misma como
acción (demanda) o excepción (contestación de demanda) no tiene lugar automáticamente, el fallecimiento del
causante no resuelve la liberalidad, ni constituye al beneficiario en deudor de una indemnización.
2) Patrimonial: es una acción pecuniaria de los legitimarios por derecho propio desde la
apertura de la sucesión e integra el patrimonio del damnificado, involucrando la posibilidad de obtener la nivelación
de valores de acuerdo con los derechos correspondientes por ley.
3) Transmisible: a los sucesores mortis causa del titular, universales o particulares, como
asimismo en virtud de actos inter vivos del mismo, como el cesionario de derechos hereditarios.
4) No es inherente a la persona: su transmisibilidad y carácter económico del derecho que
protege, hacen que no esté indisolublemente ligada a la persona del titular.
5) Renunciable: después de la muerte del causante porque ampara intereses individuales
y no existe norma que lo prohíba.
6) Divisible: sólo aprovecha a quien la ejerce y en la medida de su derecho hereditario, por
lo que, si alguno de los legitimarios renunciara a la acción o la dejará prescribir, siempre subsistirá a favor de los
restantes.
7) Tiene efectos reales: persigue la restitución del bien donado, en la medida necesaria
para salvar la legítima, con efectos reipersecutorios con relación a los terceros adquirentes.
8) Prescriptible: por tratarse de una acción personal, la alcanza el plazo de la prescripción
genérica de cinco años (art. 2560).
Modos de utilizarla
El legitimario puede ejercer el derecho a demandar la reducción, por vía de acción o por vía de excepción.
— Acción: situación en que los bienes están en posesión de los beneficiarios, sean legatarios o donatarios. El
objeto es recuperar los bienes ransferidos y entregados, reingresándolos a la masa hereditaria.
— Excepción: cuando los bienes se encuentran en la masa y los beneficiarios los reclaman (ej.: cumplimiento
de legado), el heredero se opone a la entrega y reconviene por reducción.
Legitimación
i. Activa: Siempre se tratará del heredero legitimario cuyo llamamiento se encontrara vigente al momento en que
se celebró el acto de disposición (donaciones), art. 2445 tercer párrafo, o al momento de la apertura de la
sucesión (testamentos). También pueden ejercerla los herederos del legitimario titular de la acción, los
cesionarios y los acreedores personales del legitimario por vía subrogatoria.
ii. Legitimación pasiva: Los legitimados son los beneficiarios de las disposiciones testamentarias o de las
liberalidades hechas por el causante, sean éstos extraños o colegitimarios. Asimismo, como consecuencia del
efecto reipersecutorio, si el bien legado o donado fue enajenado, la acción debe dirigirse conjuntamente contra
el beneficiario de la liberalidad y contra el subadquirente (art. 2458).
REDUCCIÓN DE DONACIONES
Receptado en el art. 2453, se dispone esta segunda especie de acción de reducción. El heredero puede solicitar
que se reduzcan las donaciones luego de haber reducido primero las testamentarias, ya que es lo impuesto por la
normativa de forma expresa al decir que solo puede reducirse si con la reducción de las testamentarias no es
suficiente para salvaguardar la legítima.
Luego se establece el orden de la reducción de las donaciones:
1° la última donación, es decir la más cercana a la muerte del causante,
2° las demás en orden inverso a las fechas en que fueron realizadas.
En ambos casos si hay varias en la misma fecha, se reducen a prorrata, con el límite temporal de la prescripción
decenal del art. 2459.
Estos principios son de orden público, y no pueden ser alterados por la voluntad del testador quien no podría
disponer que las donaciones se reduzcan antes que los legados.
El último párrafo del art. 2454, señala que "el donatario es deudor
desde la notificación de la demanda, de los frutos o, en caso de formular la opción prevista en el párrafo anterior,
de intereses".
De esta forma se regula el alcance de la responsabilidad derivada
de las diferentes hipótesis planteadas para el caso de mora. En el primer supuesto el donatario deberá los frutos
desde la traba de la litis, es decir desde la notificación de la acción de reducción y en caso de haber evitado la
demanda ejerciendo la opción de pagar el precio de compensación, deberá solo los intereses.
Situación del perecimiento de la cosa, cuando perece en poder del donatario. En dichos casos, la normativa
evalúa la intervención del donatario en el perecimiento, y se prevé las siguientes situaciones:
Ante la eventualidad de la Insolvencia del donatario, el Código en el artículo 2456 sostiene la postura
doctrinaría de que debe de computarse la donación en la masa, permitiéndose promover la acción reipersecutoria
sobre los donatarios de fecha anterior, según el orden establecido en la normativa.
Consecuencias sobre los derechos reales que tuviera la cosa donada. Siendo que el bien retorna al
heredero con el objeto del pago de su legítima, el bien regresa, el bien volverá libre de todo tipo de gravámenes
reales, incluso los de garantía (hipoteca, superficie, usufructo, uso, habitación, servidumbre, etc.), ello sin perjuicio
de las acciones de daños que les quepa a los beneficiarios de tales derechos (art. 2457).
La doctrina entiende que, siendo que los gravámenes se resuelven, analógicamente se extinguen los derechos
personales, como ser la locación.
Si bien la norma establece que solo procede sobre bienes registrables (casas, barcos, automotores, etc),
exigencia que dejaría de lado los que no se inscriban en registro, se estaría permitiría incluirlos recurriendo a lo
regulado en el art. 1895, con la diferencia de que la carga probatoria de la gratuidad y de la buena fe, deberá
recaer en el legitimario ("La posesión de buena fe del subadquierente de cosas muebles no registrables que no
sean hurtadas o perdidas es suficiente para adquirir derechos reales principales excepto que el verdadero
propietario pruebe que la adquisición fue gratuita").
Legitimación pasiva
De la interpretación de los arts. 2386, 2458 y 2459, se desprende que el heredero legitimario tiene la facultad
de ejercer la acción de reducción contra terceros adquirentes, y también contra sus coherederos y/o
subadquirentes del bien, cuando la legítima hubiese sido afectada en beneficio de otro mediante donaciones de
todo tipo de bienes registrables que excedan la suma de la porción disponible más la legítima del donatario. Tal
facultad de actuar aún contra subadquirentes, no varía si los subadquirentes fueron de buena fe y a titulo oneroso.
Para el nuevo marco legal, no resulta relevante si la donación fue en favor de un "tercero" o de un hijo, dado
que se puede accionar por reducción incluso si la donación fue realizada a un descendiente o al cónyuge mismo.
Es de destacar que admitida la procedencia de la acción de reducción, no es necesario excluir la obligación del
donatario accionando contra los bienes del mismos, sino que directamente puede iniciarse la acción contra los
subadquirentes.
El efecto reipersecutorio encuentra un límite en la posibilidad, como se ha visto hasta ahora, de desinteresar al
legitimario en su reclamo ofreciendo compensar el perjuicio a su legítima.
PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA DEL DONATARIO O SUBADQUIRENTE
El art. 2459 establece que la acción de reducción no procede contra el donatario ni contra el subadquirente,
que han poseído la cosa donada durante diez años desde la adquisición de la posesión. Asimismo, para el cómputo
del plazo decenal, ante la existencia de posesiones continuadas, se aplica lo establecido en el art. 1901, por el
cual se aplica la unión de posesiones con lo cual quien haya poseído la cosa donada durante diez años
computados desde la adquisición de la posesión, no podrá ser demandado por el legitimario.
Señala Pérez Lasala que la idea central consiste en sacar de la masa que sirve de base para determinar la
legítima, las donaciones efectuadas por el causante cuando han transcurrido diez años desde la adquisición de la
posesión. La posesión, en principio, tiene lugar cuando se efectúa la donación. Si la donación la realiza el causante
y muere después de los diez años, esa donación no se somete a reducción, simplemente porque no forma parte
de la masa que sirve de base para determinar la legítima.
La innovación intentaba solucionar problemas del tráfico jurídico de bienes, y así está expresado en los
fundamentos del anteproyecto.
Rolleri, siguiendo a los profesores Ferrer, Natale y Córdoba, coincide en destacar que con esta norma se
desprotege a la legítima por cuanto, mientras está corriendo dicho plazo de prescripción adquisitiva, el heredero
forzoso presuntivo no tiene acción para defenderse.
En definitiva, cuando nace la acción, ya será ineficaz por causa de un plazo de prescripción que corrió cuando
aquella aún no había nacido, contrariando así un principio jurídico elemental: el curso de la prescripción nace con
la acción.
Además, se desconoce otra elemental noción sucesoria: el cálculo de la legítima recién se puede efectuar
después de fallecer el causante, sobre la masa de bienes que dejó en ese momento, menos las deudas, a cuyo
resultado se suman el valor de las donaciones que hizo en vida. Y es en esta oportunidad, y no en vida del
causante, que podrá el heredero forzoso determinar si su porción legítima ha sido o no violada por el acto liberal
de su causante; y si comprueba la lesión, entonces recién podrá ejercer la acción protectora, que es la de
reducción.
En cambio, Medina sostiene que esta norma está de acuerdo con la seguridad del tránsito jurídico y con el
respeto a las decisiones del causante, así como un espíritu de reconocimiento de mayor libertad de disposición de
bienes. Manifiesta que no se justifica de ninguna manera que el causante pudiera gastar todo su peculio, en juego
o bebida sin que sus herederos tuvieran ninguna acción pero no pudiera donarlo sin que la donación fuera sujeta
a reducción.
Por otra parte consideramos que más allá de una "prescripción adquisitiva", de la norma emana que luego de
pasados diez años desde la adquisición de la cosa donada, el donatario puede repeler válidamente la acción de
reducción entablada por los herederos del donante. Y esta acción que posee el donatario puede ejercerla haya o
no transcurrido el plazo de prescripción de la acción de reducción (cinco años a contar desde la muerte del
causante) y amén de ello, como suceso atípico dentro del campo del derecho sucesorio, los diez años pueden
llegar a cumplirse, parcial o totalmente, en vida del donante, por lo que a su fallecimiento los herederos, si bien
pueden intentar la vía de la reducción de una donación efectuada por el causante, el donatario puede repeler los
efectos de la misma si han pasado diez años desde su adquisición.