Novena Virgen Del Buen Suceso

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M

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida

NOVENA A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL BUEN SUCESO

PRIMER DÍA

Oración inicial para todos los días

¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre del Buen Suceso, que te dignaste
manifestar a través de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita
fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable
ternura de tu Inmaculado Corazón, dejándonos maternales mensajes de salvación y
regeneración.

Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de tu Misericordia, venimos a tus


Plantas para rendirte el tributo de nuestro amor y veneración.

Has que tus palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual
confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, 
dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de tu
querido Ecuador.  

 Así Sea.

Preparación por los Ángeles



En medio de oraciones y penitencias, el corazón de la Madre Mariana de Jesús Torres,
se inundó de santa alegría, de nuevos transportes de amor, de deseos ardorosos del
Cielo y de sufrir mucho más por su Divino Esposo.
El Arcángel San Gabriel, iluminándola con un rayo de luz, le anunciaba la inmediata
presencia de la Reina de la Creación.

 El Arcángel San Miguel fortalecía su débil corazón y lo ensanchaba para los más


atrevidos emprendimientos para la Gloria de Dios, de su Bendita Madre, y de su
Comunidad.

Finalmente, el Arcángel San Rafael le aclaraba la mente, purificando su alma y


preparándola para tratar íntimamente con la Soberana Reina.

¡Oh, Reina de los Ángeles, ¡Madre insondablemente misericordiosa!  También nosotros


queremos recibir la visita de los Arcángeles, para que ellos establezcan en nosotros la
entrega total a tus designios, nos conviertan en tus auténticos y perfectos hijos, y nos
ayuden a divulgar tus Palabras por todo el mundo.

Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios,


Madre Mariana de Jesús Torres.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V:   Santísima Virgen del Buen Suceso.

R:   Ruega por nosotros.

V:   Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.

R:   Ruega por nosotros.

Oración Final para todos los días

¡Oh, Señora del Buen Suceso, ¡que con mirada de predilección consideras al Ecuador!
Atiende a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión
de los espíritus. Nuestros corazones se vuelven al tuyo en la búsqueda de una luz, una
ayuda, un aliento.
Que todos nos empeñemos más que nunca en invocarte como Madre del Buen Suceso,
con la esperanza de que así apresures para nosotros, perturbados y confundidos, el
Camino de Luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a tu Divino y Adorado Hijo.
Así Sea.

MAGNÍFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,


porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí.

Su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.  

Él hace proezas con Su Brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a


nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en un principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida


SEGUNDO DÍA

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida

Oración inicial para todos los días

¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre del Buen Suceso, que te dignaste
manifestar a través de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita
fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable
ternura de tu Inmaculado Corazón, dejándonos maternales mensajes de salvación y
regeneración.

Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de tu Misericordia, venimos a tus


Plantas para rendirte el tributo de nuestro amor y veneración.

Has que tus palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual
confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, 
dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de tu
querido Ecuador.  Así Sea.

¡Soy María del Buen Suceso! 

Un buen suceso se obtiene cada vez que, luego de una ardua labor, transformamos las
cosas difíciles en los resultados esperados. A lo largo de cuatrocientos años, la Madre de
Dios en su advocación prodigiosísima de Nuestra Señora del Buen Suceso, ha sido fiel
refugio en las mayores necesidades y ha obtenido señalados portentos y especiales
gracias para el pueblo ecuatoriano. El Ecuador y el mundo, entregados hoy al banquete
de las pasiones, extraviados en la noche oscura del error y navegando en los días
trágicos del naufragio de los principios de la Santa Iglesia, tendrán como sustento en la
Fe, como último rayo de esperanza, precisamente a la Santísima Virgen del Buen
Suceso. Es Ella la Reina y Soberana de la República del Ecuador, la cual, regida siempre
bajo su cetro y báculo pastoral, se salvará moralmente bajo la égida de tal Gobernadora.
Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre
Mariana de Jesús Torres. 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 


V: Santísima Virgen del Buen Suceso. 
R: Ruega por nosotros.

V: Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres. 


R: Ruega por nosotros.

Oración Final para todos los días

¡Oh, Señora del Buen Suceso, ¡que con mirada de predilección consideras al Ecuador!
Atiende a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión
de los espíritus. Nuestros corazones se vuelven al tuyo en la búsqueda de una luz, una
ayuda, un aliento.

Que todos nos empeñemos más que nunca en invocarte como Madre del Buen Suceso,
con la esperanza de que así apresures para nosotros, perturbados y confundidos, el
Camino de Luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a tu Divino y Adorado Hijo.
Así Sea.

MAGNÍFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,


porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí.

Su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.  

Él hace proezas con Su Brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a


nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en un principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida


TERCER DÍA

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida

Oración inicial para todos los días

¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre del Buen Suceso, que te dignaste
manifestar a través de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita
fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable
ternura de tu Inmaculado Corazón, dejándonos maternales mensajes de salvación y
regeneración.

Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de tu Misericordia, venimos a tus


Plantas para rendirte el tributo de nuestro amor y veneración.

Has que tus palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual
confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, 
dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de tu
querido Ecuador.  Así Sea.

Bastión de Salvación y Salvaguarda de la Fe 

Era la Voluntad de Dios que se mandara a esculpir una estatua que representara las
apariciones de Nuestra Señora del Buen Suceso a la Madre Mariana de Jesús Torres.

Sería dicha prodigiosa Imagen, trabajada por el misterio de los Ángeles, estímulo de
agradecimiento perpetuo, de atención en el rezo, de perfección en la obediencia, de
firmeza en la Fe y de ardoroso amor para con María Santísima.

Procuremos corresponder a este amor y caridad tan tiernos de la Madre de Dios para
con nosotros los ecuatorianos; amémosla con mayor vehemencia cada día, hagámonos
dignos de nuevos favores de parte de Ella. 

Frecuentemos su templo como el lugar de la cita de los hijos de María en este siglo,
para tener sus confidencias con nosotros, asegurándonos un éxito feliz en nuestras
peticiones y plegarias, ya que con su nombre de Nuestra Señora del Buen Suceso, quiso
la Virgen darnos a entender que nuestras súplicas tendrán el resultado apetecido,
obteniendo en nuestras actividades y gestiones siempre buenos sucesos bajo su
maternal Bendición. 

Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre
Mariana de Jesús Torres. 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V: Santísima Virgen del Buen Suceso. 


R: Ruega por nosotros. 

V: Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres. 


R: Ruega por nosotros.

Oración Final para todos los días

¡Oh, Señora del Buen Suceso, ¡que con mirada de predilección consideras al Ecuador!
Atiende a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión
de los espíritus. Nuestros corazones se vuelven al tuyo en la búsqueda de una luz, una
ayuda, un aliento.

Que todos nos empeñemos más que nunca en invocarte como Madre del Buen Suceso,
con la esperanza de que así apresures para nosotros, perturbados y confundidos, el
Camino de Luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a tu Divino y Adorado Hijo.
Así Sea.

MAGNÍFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,


porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí.

Su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.  


Él hace proezas con Su Brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a


nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en un principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida


CUARTO DÍA

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida

Oración inicial para todos los días

¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre del Buen Suceso, que te dignaste
manifestar a través de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita
fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable
ternura de tu Inmaculado Corazón, dejándonos maternales mensajes de salvación y
regeneración.

Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de tu Misericordia, venimos a tus


Plantas para rendirte el tributo de nuestro amor y veneración.

Has que tus palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual
confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, 
dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de tu
querido Ecuador.  Así Sea.

Madre de las Misericordias

La Diestra Omnipotente de la Providencia Divina es manejada por las Manos piadosas


de la Virgen Inmaculada.

Providencia significa prever y proveer.

Conocer las necesidades de los hijos y darles satisfacción, es para un padre, prever y
proveer.

Saber las debilidades de la naturaleza humana, sus tentaciones y caídas, crear todo un
cuerpo de leyes, todo un tesoro de Gracias, es para la Iglesia, prever y proveer.

La intervención de María Santísima en el Ecuador de nuestros días tiene el valor de un


milagro de la Providencia, pues María Santísima, en su advocación de Reina y Madre
del Buen Suceso, ha querido ser conocida y honrada desde mediados del siglo XX y no
en los siglos anteriores, seguramente porque nuestros siglos necesitan más de Ella que
los ya transcurridos.

En efecto, si la patria ecuatoriana, cercada de enemigos, entregada al carnaval de las


pasiones, es condenada a una horrible soledad en horas enteramente trágicas, se
presenta Ella como último rayo de esperanza y se nombra María del Buen Suceso.
El 27 de julio de 1941, su Imagen venerable, hechura de los ángeles, elevó sus Ojos al
Cielo, los paseó por los ámbitos de su templo y los dejó ver por miles de personas.

La Virgen nos miraba con ternura y compasión por ser la primera nación en el mundo
consagrada al Sagrado Corazón de Jesús.

Pidámosle que hoy, cuando asistimos al apagarse de la luz preciosa de la Fe en las


almas, nos cubra y nos bendiga con sus Ojos misericordiosos.

¡Oh, Señora del Buen Suceso! Cobíjanos bajo el amparo del manto blanquísimo de
Vuestra Misericordia.

No nos deseches jamás de Vuestro lado, y que los pliegues de dicho Manto sean para
nosotros como un pabellón que nos ponga a cubierto de la Santa Ira de Dios.

Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre
Mariana de Jesús Torres.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V/. Santísima Virgen del Buen Suceso.

R/. Ruega por nosotros.

V/.  Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.

R/. Ruega por nosotros.

Oración Final para todos los días

¡Oh, Señora del Buen Suceso, ¡que con mirada de predilección consideras al Ecuador!
Atiende a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión
de los espíritus. Nuestros corazones se vuelven al tuyo en la búsqueda de una luz, una
ayuda, un aliento.

Que todos nos empeñemos más que nunca en invocarte como Madre del Buen Suceso,
con la esperanza de que así apresures para nosotros, perturbados y confundidos, el
Camino de Luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a tu Divino y Adorado Hijo.
Así Sea.

MAGNÍFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,


porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí.

Su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.  


Él hace proezas con Su Brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a


nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida


QUINTO DÍA

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida

Oración inicial para todos los días

¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre del Buen Suceso, que te dignaste
manifestar a través de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita
fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable
ternura de tu Inmaculado Corazón, dejándonos maternales mensajes de salvación y
regeneración.

Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de tu Misericordia, venimos a tus


Plantas para rendirte el tributo de nuestro amor y veneración.

Has que tus palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual
confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, 
dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de tu
querido Ecuador.  Así Sea.

Aplacadora de la Justicia Divina.

De la Ira de Dios nos esconde, y Le grita al sonar la explosión, “¡Son mis hijos, piedad!”,
y Él responde: “Son sus hijos… piedad y perdón”.

¡Qué hubiera sido de la humanidad sin la protección maternal de María!  Tal vez ya
hubiera desaparecido.

Para que eso no ocurriera, Jesús dejó el mundo en manos de María.

Hoy, entre nosotros, se pasean triunfantes las modas obscenas y provocativas, la


codicia, el indiferentismo religioso, que han convertido al hombre actual en descreído y
contrario a Dios.

Vista nuestra hecatombe moral que merece todos los flagelos y castigos que Dios lanza
sobre las naciones culpables, ¿quién nos podrá librar de esa sanción divina que, cada
día más, parece inevitable y desgarradora? De esa sanción justísima sólo nos puede
salvar María Santísima, pero para que su protección se haga sentir en nuestra
República, debemos corregir nuestras costumbres desarregladas y hacer penitencia.

Así el Cordero sin mancha cambiará en bendiciones la sentencia de perdición.

Con tal fin, vengan la modestia y el pudor en la mujer y lávense los pecados con las
aguas de la contrición en el tribunal de la confesión sacramental.
Sólo así, puros de corazón, podremos sobrellevar la prueba o castigo que merecemos
por nuestras culpas, anunciado por María del Buen Suceso a su sierva la Madre
Mariana de Jesús Torres.

Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre
Mariana de Jesús Torres.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V/. Santísima Virgen del Buen Suceso.

R/. Ruega por nosotros.

V/.  Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.

R/. Ruega por nosotros.

Oración Final para todos los días

¡Oh, Señora del Buen Suceso, ¡que con mirada de predilección consideras al Ecuador!
Atiende a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión
de los espíritus. Nuestros corazones se vuelven al tuyo en la búsqueda de una luz, una
ayuda, un aliento.

Que todos nos empeñemos más que nunca en invocarte como Madre del Buen Suceso,
con la esperanza de que así apresures para nosotros, perturbados y confundidos, el
Camino de Luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a tu Divino y Adorado Hijo.
Así Sea.

MAGNÍFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,


porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí.

Su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.  

Él hace proezas con Su Brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a


nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida


SEXTO DÍA

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida

Oración inicial para todos los días.

¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre del Buen Suceso, que te dignaste
manifestar a través de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita
fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable
ternura de tu Inmaculado Corazón, dejándonos maternales mensajes de salvación y
regeneración.

Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de tu Misericordia, venimos a tus


Plantas para rendirte el tributo de nuestro amor y veneración.

Has que tus palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual
confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, 
dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de tu
querido Ecuador.  Así Sea.

Nuestra Señora de la Purificación

María Santísima se dirige a casa de su prima Santa Isabel para purificar y santificar al
precursor de su Divino Hijo; y para prestar sus servicios a Isabel, en las horas difíciles
de su alumbramiento.

Purificar y consolar, he ahí la misión de María como Corredentora de la humanidad. Y


he ahí también la misión de María Santísima del Buen Suceso: purificar nuestras almas
y endulzar las horas amargas de nuestra existencia.

El mundo moral en que vivimos es una inmundicia que persigue a la virtud sin tregua.

La virtud limpia, el mundo mancha. La virtud eleva, el mundo degrada. La virtud nos
hace mirar al Cielo, el mundo quiere que no levantemos nuestros ojos de las criaturas. 

En este mundo azotado por el hedonismo, son raras las almas que nacen para odiar al
pecado y amar sólo lo santo, lo celestial, lo infinito... a Dios.

Y aún estas almas dedicadas a la virtud, si no se preocupan de mantener encendida la


lámpara de la oración, terminarán a oscuras y serán arrastradas por la miseria humana.

Entonces Jesús nos envía a su Madre Santísima, María del Buen Suceso, ante Quien los
tibios vuelven a la oración y los pecadores reforman su vida, lavan sus conciencias y
agradan a Dios con fervorosas comuniones.
¡Es el Buen Suceso de la salvación de las almas!

Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre
Mariana de Jesús Torres.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V/. Santísima Virgen del Buen Suceso.

R/. Ruega por nosotros.

V/.  Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.

R/. Ruega por nosotros.

Oración Final para todos los días

¡Oh, Señora del Buen Suceso, ¡que con mirada de predilección consideras al Ecuador!
Atiende a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión
de los espíritus. Nuestros corazones se vuelven al tuyo en la búsqueda de una luz, una
ayuda, un aliento.

Que todos nos empeñemos más que nunca en invocarte como Madre del Buen Suceso,
con la esperanza de que así apresures para nosotros, perturbados y confundidos, el
Camino de Luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a tu Divino y Adorado Hijo.
Así Sea.
MAGNÍFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,


porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí.

Su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.  

Él hace proezas con Su Brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a


nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén

V/. Ave María Purísima 


R/. Sin pecado concebida

SÉPTIMO DÍA

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida

Oración inicial para todos los días.

¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre del Buen Suceso, que te dignaste
manifestar a través de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita
fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable
ternura de tu Inmaculado Corazón, dejándonos maternales mensajes de salvación y
regeneración.

Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de tu Misericordia, venimos a tus


Plantas para rendirte el tributo de nuestro amor y veneración.

Has que tus palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual
confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, 
dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de tu
querido Ecuador.  Así Sea.

El Niño de la Cruz

Y Jesús crecía en sabiduría y en edad, y en gracia delante de Dios y de los hombres. 


(Lucas 2: 52)

Capullo hermosísimo y adorable, el Niño Jesús del Pichincha nos presenta a Jesús en
los albores de su juventud.

Quiso Su Madre, la Reina del Buen Suceso, que la adolescencia de su Santísimo Hijo
sea honrada en el Ecuador, tal vez el primer país en el mundo en tener tal honor.

Porque a Jesús se le había honrado en su infancia, en su apostolado, en su pasión y en


su resurrección, pero no en su temprana juventud.

Joven Dios, Rey y Hombre... la tierna sonrisa de su faz embarga de amor y deleita
suavísimamente el alma.

Es al Divino Corazón de este hermoso Niño, Quien sobre el monte Pichincha quiso
beber el cáliz amargo de la crucifixión por los pecados del Ecuador, al que dos siglos
después se consagraría nuestra nación, como nuestra Madre del Buen Suceso nos
anunciara.

Amemos al Niño Jesús del Pichincha, amemos a Nuestra Señora del Buen Suceso,
honrémoslos de corazón, pues Ellos, un día no muy lejano, salvarán al Ecuador como
nos lo han revelado.

Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre
Mariana de Jesús Torres.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V/. Santísima Virgen del Buen Suceso.

R/. Ruega por nosotros.

V/.  Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.

R/. Ruega por nosotros.

Oración Final para todos los días

¡Oh, Señora del Buen Suceso, ¡que con mirada de predilección consideras al Ecuador!
Atiende a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión
de los espíritus. Nuestros corazones se vuelven al tuyo en la búsqueda de una luz, una
ayuda, un aliento.

Que todos nos empeñemos más que nunca en invocarte como Madre del Buen Suceso,
con la esperanza de que así apresures para nosotros, perturbados y confundidos, el
Camino de Luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a tu Divino y Adorado Hijo.
Así Sea.

MAGNÍFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,


porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí.

Su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.  

Él hace proezas con Su Brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a


nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida


OCTAVO DÍA

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida

Oración inicial para todos los días

¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre del Buen Suceso, que te dignaste
manifestar a través de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita
fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable
ternura de tu Inmaculado Corazón, dejándonos maternales mensajes de salvación y
regeneración.

Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de tu Misericordia, venimos a tus


Plantas para rendirte el tributo de nuestro amor y veneración.

Has que tus palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual
confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, 
dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de tu
querido Ecuador.  Así Sea.

La Reina Destronada

Imaginemos una hermosa reina que, con delicadeza y bondad incomparables, gobierna
pacíficamente su pueblo que se inclina encantado y reverente ante su cetro maternal.

Un día, impulsados por la miseria humana, súbditos suyos se rebelan en su contra. 


Invaden el palacio entre alaridos e improperios, llegando hasta la misma sala del trono,
para destronarla.

La reina los aguarda de pie, majestuosa, luciendo su corona, su cetro y su manto real. 
Ella decide enfrentar al adversario que avanza amenazante y que entra derrumbando
las puertas.

La sala está llena de vasallos fieles a la reina, la cual espera que, al menos ese puñado
de siervos leales la defienda, pero ellos permanecen de brazos cruzados, unos por
miedo, otros por cansancio.

El adversario se acerca y ata a la reina con cuerdas, inmovilizándola, con el fin de


arrastrarla.

La reina, con la boca vendada, implora con la mirada a sus cortesanos que se levanten,
que reaccionen, que protesten.
En el extremo de la maldad, uno de los bandidos arremete contra la infeliz soberana,
queriendo derrumbarla.

Tamaña infamia produce la indignación de algunos buenos, quienes por fin se levantan
y proclaman: “¡Esto no! ¡Esto no lo permitiremos!”, y se lanzan en defensa de la reina,
quien es liberada.

Ella, agradecida con los vasallos fieles que la salvaron en la hora suprema del peligro, se
extrema en prodigarles su afecto maternal y las recompensas más espléndidas, que
ellos jamás soñaron.

Esta metáfora resume la actual situación del mundo con relación a María Santísima.

El mal ha inundado la tierra, y el culto y las expresiones de gloria que se le tributaban


universalmente a María están reducidos a pequeños grupos aislados de fieles.

La Reina está siendo ultrajada ante la mirada impávida de la humanidad.

¡Levantémonos, nosotros sus hijos, defendámosla y proclamémosla Bienaventurada!

Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre
Mariana de Jesús Torres.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V/. Santísima Virgen del Buen Suceso.

R/. Ruega por nosotros.

V/.  Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.

R/. Ruega por nosotros.

Oración Final para todos los días

¡Oh, Señora del Buen Suceso, ¡que con mirada de predilección consideras al Ecuador!
Atiende a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión
de los espíritus. Nuestros corazones se vuelven al tuyo en la búsqueda de una luz, una
ayuda, un aliento.

Que todos nos empeñemos más que nunca en invocarte como Madre del Buen Suceso,
con la esperanza de que así apresures para nosotros, perturbados y confundidos, el
Camino de Luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a tu Divino y Adorado Hijo.
Así Sea.

MAGNÍFICAT
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí.

Su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.  

Él hace proezas con Su Brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a


nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida


NOVENO DÍA

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida

Oración inicial para todos los días

¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre del Buen Suceso, que te dignaste
manifestar a través de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita
fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable
ternura de tu Inmaculado Corazón, dejándonos maternales mensajes de salvación y
regeneración.

Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de tu Misericordia, venimos a tus


Plantas para rendirte el tributo de nuestro amor y veneración.

Has que tus palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual
confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, 
dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de tu
querido Ecuador.  Así Sea.

Reina de las Victorias, Reina del Ecuador

Desde su primera aparición como María del Buen Suceso, la Santísima Virgen se
proclamó Reina de las Victorias, la que habrá de reprimir y vencer las insidias del
demonio y sus secuaces, causantes del relajamiento escandaloso de las costumbres y de
la extinción de la luz preciosa de la Fe en las almas, llegando al punto que, al parecer
humano, todo estaría perdido y paralizado.

María del Buen Suceso anunció también que, en medio de la terrible prueba para
quienes conserven el culto de la Fe, de un modo asombroso, Ella obtendrá la más
sublime de las victorias sobre Satanás, aplastándolo y encadenándolo en los infiernos,
inaugurando así la era triunfal de su Inmaculado Corazón y de la Santa Iglesia Católica.

Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre
Mariana de Jesús Torres.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V/. Santísima Virgen del Buen Suceso.

R/. Ruega por nosotros.


V/.  Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.

R/. Ruega por nosotros.

Oración Final para todos los días

¡Oh, Señora del Buen Suceso, ¡que con mirada de predilección consideras al Ecuador!
Atiende a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión
de los espíritus. Nuestros corazones se vuelven al tuyo en la búsqueda de una luz, una
ayuda, un aliento.

Que todos nos empeñemos más que nunca en invocarte como Madre del Buen Suceso,
con la esperanza de que así apresures para nosotros, perturbados y confundidos, el
Camino de Luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a tu Divino y Adorado Hijo.
Así Sea.

MAGNÍFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,


porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí.

Su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.  

Él hace proezas con Su Brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a


nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén

V/. Ave María Purísima 

R/. Sin pecado concebida

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