Digital 04 PALABRA Y EUCARISTÍA Abril 2024

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Liturgia del Mes ABRIL 2024

L 1 Octava de Pascua Propio


M 2 Octava de Pascua Propio
M 3 Octava de Pascua Propio
J 4 Octava de Pascua Propio
V 5 Octava de Pascua Propio
S 6 Octava de Pascua Propio
D 7 II de Pascua o de la Divina Misericordia Propio
L 8 La Anunciación del Señor Solemnidad Propio
M 9 2.a semana
M 10 2.a semana
J 11 2.a semana
V 12 2.a semana
S 13 San Martín Memoria libre 2.a semana
D 14 III de Pascua 3.a semana
L 15 3.a semana
M 16 3.a semana
M 17 3.a semana
J 18 3.a semana
V 19 3.a semana
S 20 3.a semana
D 21 IV de Pascua 4.a semana
L 22 4.a semana
M 23 Santos Jorge y Adalberto Memoria libre 4.a semana
M 24 San Fidel de Sigmaringa Memoria libre 4.a semana
J 25 San Marcos, evangelista Fiesta Propio
V 26 4.a semana
S 27 Santo Toribio de Mogrovejo Fiesta Propio
D 28 V de Pascua 1.a semana
L 29 Santa Catalina de Siena Mem. obligatoria 1.a semana
M 30 San Pío V Memoria libre 1.a semana

Tiempos especiales Tiempo Ordinario Mártires y Apóstoles Adviento y Cuaresma


Libros y otros materiales que nos ayudarán a
prepararnos para el tiempo Pascual

Cómo celebrar el Un Jesús jovial


¡Díselo a todos!
Tiempo de Pascua
y Pentecostés
TEXTOS
LIBROS PARA PAR A LA
INTERIORIZAR MISA
EN LA DE CADADEL
MISERICORDIA DÍA
PADRE

Ciclo B N.º 160

ABRIL
2024
DIVES IN MISERICORDIA LAS OBRAS DE
SUBLIMITAS ET MISERA
MISERICORDIA
HOMINIS

Libros del P. David Pacheco Neyra, OFM Cap.

En camino con el Reflexiones Camino a la


Samaritano en el camino Misericordia del PADRE
Imágenes, colores y tamaños referenciales.
TEXTOS UTILIZADOS
abril
Valoremos la santidad:
San Estanislao, pág. 64 CENTROS DE DIFUSIÓN
San Martín I, pág. 71
PERÚ
San Marcos, evangelista, pág. 116
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Curso Bíblico: Lección 13: Cristo, cabeza
LIMA: Jr. Callao 198 / Teléfonos: 427-8276 /
del cosmos. Colosenses y 2 Tesalonicenses, 946763442 / [email protected]
pág. 139 San Isidro: Av. Víctor A. Belaúnde 121-129
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Los textos de la liturgia de Palabra y Eu- [email protected]
caristía son aprobados por la Conferencia AREQUIPA: Calle Jerusalén 122 / Teléfonos: (054)
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Título: Palabra y Eucaristía (Ciclo B)
IQUITOS: Jr. Arica 230 / Celular: 989594337
Autor: Equipo Paulinas [email protected]
Editorial: Paulinas PIURA: Calle Cuzco 653 / Teléfonos: (073) 320743/
ISSN: 2220-0290 987507842 / [email protected]
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libro Escucharte es una fiesta. Las lecturas
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Ciclo B del P. Fernando Armellini. Teléfonos: 4251180 / 67409983
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Lunes 1 de abril marzo
OCTAVA DE PASCUA
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
Según narra san Lucas en el libro de los Hechos, el acontecimiento
de Pentecostés marcó el inicio de la vida misionera de los primeros
discípulos de Jesús. Fortalecidos por el Espíritu, abandonan todo
temor, y, llenos de valentía, se lanzan a anunciar la gran noticia de que
el Crucificado vive.
El evangelio, por su parte, nos presenta dos actitudes contrapuestas
ante la presencia de Jesús resucitado. Mientras que para unos es una
gran noticia, la realización de sus esperanzas; otros se atemorizan y
maquinan cómo sembrar dudas.
Señor Jesús, permite que, fortalecidos por la luz de tu resurrección,
testimoniemos tu Evangelio con valentía.

Antífona de entrada Ex 13, 5.9


El Señor ha resucitado de entre los muertos, como lo había
dicho; alegrémonos y regocijémonos todos, porque reina para
siempre. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Señor Dios, que haces crecer a tu Iglesia, dándole siempre
nuevos hijos, concede a tus siervos vivir el sacramento que reci-
bieron con fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 14.22-33
El día de Pentecostés, Pedro, poniéndose en pie junto con
los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró: «Ju-
díos y vecinos todos de Jerusalén, entérense bien y escuchen
atentamente mis palabras. Israelitas, escuchen estas palabras: a
Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante ustedes con
los milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de

5
1 LUNES
abril
I semana de Pascua
Propio del Salterio

Él, como ustedes mismo saben, a este, entregado conforme el


plan que Dios tenía establecido y previsto, ustedes lo mataron,
clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios
lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto
no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David
dice, refiriéndose a Él: “Veía siempre al Señor delante de mí, pues
está a mi derecha para que no vacile. Por eso, se me alegró el
corazón, exultó mi lengua, y hasta mi carne descansará esperan-
zada. Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni
dejarás que tu Santo experimente corrupción. Me has enseñado
senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro”. Hermanos,
permítanme hablarles con franqueza: el patriarca David murió
y lo enterraron, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de
hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios “le había jurado con
juramento sentar en su trono a un descendiente suyo, previén-
dolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo que “no
lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no
experimentará corrupción”. A este Jesús lo resucitó Dios, de lo
cual todos nosotros somos testigos. Exaltado, pues, por la diestra
de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu
Santo, lo he derramado. Esto es lo que están viendo y oyendo».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 15, 1-2.5.7-11
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú
eres mi bien». El Señor es la parte de mi herencia y mi copa; mi
suerte está en tu mano.R.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye
internamente. Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi
derecha no vacilaré.R.

6
Octava de Pascua
LUNES
abril 1
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi
carne descansa esperanzada. Porque no me abandonarás en la
región de los muertos ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.R.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, de alegría perpetua a tu derecha.R.
Secuencia (opcional)

Aclamación antes del Evangelio Sal 117, 24


Aleluya. Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y
nuestro gozo. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 8-15

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del
sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a
los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
«Alégrense». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postra-
ron ante Él. Jesús les dijo: «No teman: vayan a comunicar a mis
hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia
fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo
ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo
y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Digan
que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras
ustedes dormían. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros
nos lo ganaremos y los sacaremos de apuros». Ellos tomaron el
dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se
ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

7
1 LUNES
abril
I semana de Pascua
Propio del Salterio

Oración sobre las ofrendas


Recibe propicio, Señor, las ofrendas de tu pueblo, para que,
renovado por la confesión de tu nombre y por el Bautismo,
alcance la eterna bienaventuranza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Rm 6, 9
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere
más; la muerte ya no tiene dominio sobre Él. Aleluya.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que la gracia del misterio pascual colme
totalmente nuestro espíritu, para que hagas dignos de tus dones
a quienes concediste entrar en el camino de la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

E s Pascua, que significa «paso», porque en


Jesús se realizó el paso decisivo de la hu-
manidad: de la muerte a la vida, del pecado a la
gracia, del miedo a la confianza, de la desolación
a la comunión, —en particular para los enfermos
y los pobres, para los ancianos y los que están
atravesando momentos de prueba y dificultad—,
un paso de la tribulación a la consolación. No
estamos solos, Jesús, el Viviente, está con nosotros
para siempre. Que la Iglesia y el mundo se alegren,
porque nuestra esperanza ya no se estrella contra
el muro de la muerte; el Señor nos ha abierto un
puente hacia la vida.
Papa Francisco

8
abril
Martes 2 de abril
OCTAVA DE PASCUA
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
Cuando hay apertura, la Palabra de Dios no nos deja indiferentes.
Así ocurre con la multitud que oye a Pedro y a los demás apóstoles
anunciar la Buena Noticia del Resucitado. Ese día muchos dejaron
entrar a Cristo en sus corazones.
El evangelio de hoy nos presenta la fuerza que posee la Palabra de
Jesús. Al escuchar su nombre en boca del Maestro, María Magdalena,
la primera testigo de la resurrección, abre sus ojos y, por fin, da el salto
de la fe: reconoce junto a ella al Resucitado.
Gracias, Padre de bondad, porque en tu Hijo nos has manifestado
que tú te pones de parte de los que sufren.

Antífona de entrada Eclo 15, 3-4


Les dio a beber agua de sabiduría; si se apoyan en ella, no
vacilarán; los ensalzará para siempre. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que nos entregaste los auxilios pascuales, continúa
favoreciendo a tu pueblo con estos dones celestes, para que,
habiendo alcanzado la libertad verdadera, pueda gozar en el
cielo de la alegría que ya ha empezado a gustar en la tierra. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 36-41
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: «Con toda segu-
ridad conozca toda la casa de Israel que, al mismo Jesús, a quien
ustedes crucificaron, Dios lo ha constituido Señor y Mesías». Al
oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los
demás apóstoles: «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?». Pedro

9
2 MARTES
abril
I semana de Pascua
Propio del Salterio

les contestó: «Conviértanse y sea bautizado cada uno de ustedes


en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de sus pecados, y
recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para
ustedes y para sus hijos, y para los que están lejos, para cuantos
llame a sí el Señor Dios nuestro». Con estas y otras muchas razo-
nes dio testimonio y los exhortaba diciendo: «Sálvense de esta ge-
neración perversa». Los que aceptaron sus palabras se bautizaron,
y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 32, 4-5.18-20.22
R. La misericordia del Señor llena la tierra.
La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; Él
ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.R.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo temen, en los que
esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y
reanimarlos en tiempo de hambre.R.
Nosotros aguardamos al Señor: Él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo espe-
ramos de ti.R.
Secuencia (opcional)

Aclamación antes del Evangelio Sal 117, 24


Aleluya. Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y
nuestro gozo. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 11-18

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llo-
rando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles
vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies,
donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: «Mu-

10
Octava de Pascua
MARTES
abril 2
jer, ¿por qué lloras?». Ella contesta: «Porque se han llevado a mi
Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se vuelve y ve
a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer,
¿por qué lloras?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo
lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice.
«¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dice: «No me
retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis
hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre de ustedes, al Dios
mío y Dios de ustedes”». María la Magdalena fue y anunció a los
discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acoge, Señor, con bondad, las ofrendas de tu familia, para
que, bajo tu protección, no pierda los dones ya recibidos y alcan-
ce los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Col 3, 1-2
Si han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arri-
ba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspiren a los
bienes de arriba. Aleluya.
Oración después de la comunión
Escúchanos, Dios todopoderoso, y para merecer la felicidad
eterna, prepara los corazones de tu familia a la que otorgaste la
gracia incomparable del Bautismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

11
abrilMiércoles 3 de abril
OCTAVA DE PASCUA
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
El anuncio de la Buena Noticia se concretiza con obras semejan-
tes a las que realizaba Jesús. En el templo de Jerusalén, los apósto-
les Pedro y Juan conceden a una persona lisiada un don mayor que
unas monedas de oro o plata; le despiertan el don de la fe y entonces
recobra la movilidad de su cuerpo y de su vida. Una parálisis similar
experimentaban los discípulos luego de la crucifixión de Jesús. Desilu-
sionados, vacíos de toda esperanza, dos de ellos deciden abandonarlo
todo y retornar a su vida anterior. Sin embargo, Jesús resucitado sale a
su encuentro y restablece en ellos la llama de la fe.
Aviva, Señor, también en nosotros el fuego de la fe y la confianza en ti
para que sepamos ser tus testigos en el mundo actual.

Antífona de entrada Mt 25, 34


Vengan ustedes, benditos de mi Padre; hereden el Reino pre-
parado para ustedes desde la creación del mundo. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que todos los años nos alegras con la solemnidad
de la resurrección del Señor, concédenos, propicio, llegar a la
alegría eterna mediante las fiestas que celebramos en el tiempo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 1-10
En aquellos días, Pedro y Juan subían al templo, a la oración
de la hora nona, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de
nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del
templo llamada «Hermosa, para que pidiera limosna a los
que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les
pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se quedó mirándolo

12
Octava de Pascua
MIÉRCOLES
abril 3
y le dijo: «Míranos». Clavó los ojos en ellos, esperando que le
darían algo. Pero Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te
doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, levántate
y anda». Y agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al
instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie
de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su
pie, dando brincos y alabando a Dios. Todo el pueblo lo vio
andando y alabando a Dios, y, al caer en la cuenta de que era
el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa del
templo, quedaron estupefactos y desconcertados ante lo que le
había sucedido.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 104, 1-4.6-9
R . Que se alegren los que buscan al Señor.
Den gracias al Señor, invoquen su nombre, den a conocer sus
hazañas a los pueblos. Cántenle al son de instrumentos, hablen
de sus maravillas.R.
Gloríense de su nombre santo, que se alegren los que buscan al
Señor. Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente
su rostro.R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El
Señor es nuestro Dios, Él gobierna toda la tierra.R.
Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil
generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento
hecho a Isaac.R.
Secuencia (opcional)

Aclamación antes del Evangelio Sal 117, 24


Aleluya. Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y
nuestro gozo. Aleluya.

13
3 MIÉRCOLES
abril
I semana de Pascua
Propio del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35

R. Gloria a ti, Señor.


Aquel mismo día, el primero de la semana, dos de los dis-
cípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús,
distante de Jerusalén unos setenta estadios; iban conversando
entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban
y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:
«¿Qué conversación es esa que traen mientras van de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se
llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en
Jerusalén que no sabe lo que ha pasado estos días?». Él les dijo:
«¿Qué?». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue
un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el
pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros je-
fes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros
esperábamos que Él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya
estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que
algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues
habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo en-
contrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto
una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de
los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como
habían dicho las mujeres; pero a Él no lo vieron».
Entonces Él les dijo: «¡Qué necios y torpes son para creer lo
que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías pade-
ciera esto y entrara así en su gloria?». Y, comenzado por Moisés y
siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a Él
en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y
Él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron,
diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va

14
Octava de Pascua
MIÉRCOLES
abril 3
de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa
con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se
lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Pero Él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No
ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos
explicaba las Escrituras?». Y, levantándose en aquel momento, se
volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once
con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha
resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron
lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían recono-
cido al partir el pan.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, las ofrendas de la redención humana y concé-
denos, complacido, la salud del alma y del cuerpo. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 24, 35
Los discípulos reconocieron al Señor Jesús al partir el pan.
Aleluya.
Oración después de la comunión
Liberados de la vieja condición de pecado, te pedimos, Señor,
que la devota participación en el sacramento de tu Hijo nos
transforme en nuevas criaturas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

15
abril Jueves 4 de abril
OCTAVA DE PASCUA
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
La curación del paralítico, que leímos ayer, captó la atención del
pueblo. ¿Era un milagro obrado por Pedro y Juan? Los apóstoles los
orientarán para que vean de dónde proviene y los encaminan hacia la
fe en el Resucitado.
El evangelio también nos presenta una escena similar. En la
comunidad de discípulos, solo algunos se habían encontrado con
el Resucitado. Pero, ahora, Jesús se aparece a toda la comunidad y
consolida su débil fe. Entonces, son capaces de ser testigos suyos en
el mundo entero.
Señor Jesús, alimenta nuestra fe con la fuerza de tu Espíritu
para que sepamos ser testigos tuyos en la cotidianeidad de la vida.

Antífona de entrada Sb 10, 20-21


Celebraron a coro tu mano vencedora, Señor, porque la sabi-
duría abrió la boca de los mudos y soltó la lengua de los niños.
Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que has reunido pueblos diversos en la confesión
de tu nombre, concede a los que han renacido en la fuente bau-
tismal, una misma fe en su espíritu y un mismo amor en sus
obras. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 11-26
En aquellos días, mientras el paralítico curado seguía aún con
Pedro y Juan, todo el pueblo, asombrado, acudió corriendo al
pórtico llamado de Salomón, donde estaban ellos. Al verlo, Pe-
dro dirigió la palabra a la gente: «Israelitas, ¿por qué se admiran

16
Octava de Pascua
JUEVES
abril 4
de esto? ¿Por qué nos miran como si hubiéramos hecho andar a
este con nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de
Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su
siervo Jesús, al que ustedes entregaron y de quien renegaron ante
Pilato, cuando había decidido soltarlo. Ustedes renegaron del
Santo y del Justo, y pidieron el indulto de un asesino; mataron
al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos,
y nosotros somos testigos de ello. Por la fe en su nombre, este,
que ven aquí y que conocen, ha recobrado el vigor por medio
de su nombre; la fe que viene por medio de Él le ha restituido
completamente la salud, a la vista de todos ustedes. Ahora bien,
hermanos, sé que lo hicieron por ignorancia, al igual que sus
autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que había
predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que se borren
sus pecados; para que vengan tiempos de consuelo de parte de
Dios, y envíe a Jesús, el Mesías que les estaba destinado, al que
debe recibir el cielo hasta el tiempo de la restauración universal,
de la que Dios habló desde antiguo por boca de sus santos pro-
fetas. Moisés dijo: “El Señor Dios de ustedes hará surgir de entre
sus hermanos un profeta como yo: escúchenle todo lo que les
diga; y quien no escuche a ese profeta será excluido del pueblo”.
Y, desde Samuel en adelante, todos los profetas que hablaron
anunciaron también estos días. Ustedes son los hijos de los
profetas, los hijos de la alianza que hizo Dios con sus padres,
cuando le dijo a Abrahán: “En tu descendencia serán bendecidas
todas las familias de la tierra”. Dios resucitó a su Siervo y se lo
envía en primer lugar a ustedes para que les traiga la bendición,
apartándolos a cada uno de sus maldades».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

17
4 JUEVES
abril
I semana de Pascua
Propio del Salterio

Salmo responsorial Sal 8, 2.5-9


R . Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable
es tu nombre en toda la tierra!
Señor, dueño nuestro, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de
él, el ser humano, para darle poder?R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y
dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo
lo sometiste bajo sus pies.R.
Rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves
del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar.R.
Secuencia (opcional)

Aclamación antes del Evangelio Sal 117, 24


Aleluya. Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y
nuestro gozo. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que
les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido
al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se
presentó en medio de ellos y les dice: «Paz a ustedes». Pero ellos,
aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y Él les
dijo: «¿Por qué se alarman?, ¿por qué surgen dudas en su cora-
zón? Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona. Pálpenme
y dense cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como
ven que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atóni-
tos, les dijo: «¿Tienen ahí algo de comer?». Ellos le ofrecieron un
trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les
dijo: «Esto es lo que les dije mientras estaba con ustedes: que era

18
Octava de Pascua
JUEVES
abril 4
necesario que se cumpliera todo lo escrito en la ley de Moisés
y en los profetas y salmos acerca de mí». Entonces les abrió el
entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo: «Así
está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos
al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para
el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por
Jerusalén. Ustedes son testigos de esto».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, en tu bondad las ofrendas que te presentamos
con gratitud por los nuevos bautizados, y para apresurar la ayuda
del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 1 P 2, 9
Pueblo adquirido por Dios, anuncien las proezas del que los
llamó de las tinieblas a su luz maravillosa. Aleluya.
Oración después de la comunión
Escucha, Señor, nuestras oraciones para que el santo intercam-
bio de nuestra redención nos sostenga durante la vida presente y
nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

L os apóstoles, que vieron con los propios ojos


al Cristo resucitado, no podían callar su ex-
traordinaria experiencia. Él se había mostrado a
ellos para que la verdad de su resurrección llegara
a todos mediante su testimonio. Cada bautizado
está llamado a dar testimonio, con las palabras y
con la vida, de que Jesús ha resucitado, que Jesús
está vivo y presente en medio de nosotros.
Papa Francisco

19
abril Viernes 5 de abril
OCTAVA DE PASCUA
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
La apertura del pueblo contrasta con la dureza de corazón de las
autoridades. Unos días atrás habían dado muerte a Jesús y ahora
intentan también reprimir a su comunidad de discípulos para aca-
llarlos. Sin embargo, los apóstoles les demuestran cuánto puede la
fuerza del Espíritu.
En el evangelio, los discípulos retoman sus actividades cotidianas en
Galilea. Sin embargo, allí también les sale a su encuentro el Resucitado,
los reconforta y confirma la misión para la que los ha elegido.
Padre santo, muchas son nuestras debilidades,
pero confiamos en que, fortalecidos por ti,
podremos llevar adelante la misión que nos has confiado.

Antífona de entrada Sal 77, 53


El Señor condujo a su pueblo a un lugar seguro, mientras el
mar cubría a sus enemigos. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual has
restablecido tu alianza con los hombres, concédenos imitar en
la vida lo que celebramos en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 1-12
En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo,
después de que el paralítico fuese sanado, se les presentaron
los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos,
indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la
resurrección de los muertos. Los apresaron y los metieron en la
cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Muchos de los que
habían oído el discurso creyeron; eran unos cinco mil hombres.

20
Octava de Pascua
VIERNES
abril 5
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo,
los ancianos y los escribas, junto con el sumo sacerdote Anás, y
con Caifás y Alejandro, y los demás que eran familia de sumos
sacerdotes. Hicieron comparecer en medio de ellos a Pedro y a
Juan y se pusieron a interrogarlos: «¿Con qué poder o en nombre
de quién han hecho eso ustedes?».
Entonces Pedro, lleno de Espíritu Santo, les dijo: «Jefes
del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un
enfermo, nos interrogan ustedes hoy para averiguar qué poder
ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos ustedes y a
todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a
quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los
muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante ustedes. Él
es “la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos, y que se ha
convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro,
pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por
el cual nosotros podamos salvarnos».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 117, 1-2.4.22-27
R . La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su mise-
ricordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Digan
los que temen al Señor: eterna es su misericordia.R.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angu-
lar. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este
es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.R.
Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el
que viene en nombre del Señor, los bendecimos desde la casa del
Señor; el Señor es Dios, Él nos ilumina.R.

21
5 VIERNES
abril
I semana de Pascua
Propio del Salterio

Secuencia (opcional)

Aclamación antes del Evangelio Sal 117


Aleluya. Este es el día que hizo el Señor, sea nuestra alegría y
nuestro gozo. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 1-14

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos
junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban
juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el
de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos
también nosotros contigo». Salieron y se embarcaron; y aquella
noche no cogieron nada.
Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la ori-
lla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tienen pescado?». Ellos contestaron: «No». Él les
dice: «Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán». La
echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel
discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: «Es el Señor». Al
oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la
túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en
la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos
codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven
unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice: «Traigan de los peces que acaban de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red
repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran
tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almuercen».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era,
porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el

22
Octava de Pascua
VIERNES
abril 5
pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que
Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre
los muertos.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Realiza, Señor, en nosotros lo que significa el intercambio
de esta ofrenda pascual, para que pasemos del apego a las co-
sas de la tierra, al deseo de los bienes del cielo. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 21, 12-13
Jesús dijo a sus discípulos: «Vamos, desayunen». Y tomó el
pan y se lo dio. Aleluya.
Oración después de la comunión
Guarda, Señor, con tu amor constante a los que has salvado,
para que los redimidos por la pasión de tu Hijo se alegren con
su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

L a presencia de Jesús resucitado transforma


todas las cosas: la oscuridad es vencida por
la luz, el trabajo inútil es nuevamente fructuoso y
prometedor, el sentido de cansancio y de abando-
no deja espacio a un nuevo impulso y a la certeza
de que Él está con nosotros.
Papa Francisco

23
abril Sábado 6 de abril
OCTAVA DE PASCUA
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
Las autoridades judías se sienten desconcertadas por la valentía
y elocuencia de unos campesinos sin instrucción, como lo eran la
mayoría de los primeros discípulos. ¿Qué había pasado para semejante
cambio? Pedro y Juan nos muestran cómo el poder, con frecuencia, se
ve impotente frente a la fuerza que proviene de Dios.
El evangelio, en cambio, relata las dificultades que, al inicio, tuvie-
ron los discípulos para acoger la gran noticia de que Jesús estaba vivo.
Así que será Jesús mismo quien confirme la fe de los discípulos con su
aparición en medio de la comunidad.
Señor Jesús, con frecuencia, nos cuesta reconocer tu presencia viva
entre nosotros, por eso, fortalece nuestra fe.

Antífona de entrada Sal 104, 43


El Señor sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con
gritos de triunfo. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que no cesas de aumentar con la abundancia de tu
gracia el número de los pueblos que creen en ti, mira con amor a
tus elegidos, para que los renacidos en el Bautismo se revistan de
la inmortalidad dichosa. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 13-21
En aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los
escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que
eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos.
Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo
de pie junto a ellos al hombre que había sido curado, no en-

24
Octava de Pascua
SÁBADO
abril 6
contraban respuesta. Les mandaron salir fuera del Sanedrín y se
pusieron a deliberar entre ellos, diciendo: «¿Qué haremos con
estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro
realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se
siga divulgando, les prohibiremos con amenazas que vuelvan a
hablar a nadie de ese nombre». Y habiéndolos llamado, les pro-
hibieron severamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús.
Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo: «¿Es justo ante Dios
que les obedezcamos a ustedes más que a Él? Júzguenlo ustedes.
Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos
visto y oído». Pero ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron,
sin encontrar la manera de castigarlos a causa del pueblo, porque
todos daban gloria a Dios por lo sucedido.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 117, 1.14-21
R. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su mi-
sericordia. El Señor es mi fuerza y mi energía, Él es mi salvación.
Escuchen: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos.R.
«La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Me
castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte.R.
Ábranme las puertas de la salvación, y entraré para dar gracias
al Señor. Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por
ella. Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.R.
Secuencia (opcional)

Aclamación antes del Evangelio Sal 117


Aleluya. Este es el día que hizo el Señor, sea nuestra alegría y
nuestro gozo. Aleluya.

25
6 SÁBADO
abril
I semana de Pascua
Propio del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15

R. Gloria a ti, Señor.


Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se
apareció primero a María Magdalena, de la que había echado
siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que
estaban de duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba vivo
y que lo había visto, no le creyeron. Después se apareció en
figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no les
creyeron. Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando
estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza
de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto
resucitado. Y les dijo: «Vayan al mundo entero y proclamen el
Evangelio a toda la creación».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, alegrarnos siempre por estos misterios
pascuales, y que la actualización continua de tu obra redentora
sea para nosotros fuente de gozo incesante. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Ga 3, 27
Cuantos han sido bautizados en Cristo se han revestido de
Cristo. Aleluya.
Oración después de la comunión
Mira, Señor, con bondad a tu pueblo, y ya que has querido
renovarlo con estos sacramentos de vida eterna, concédele llegar
a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de ser glori-
ficada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

26
Domingo 07 de abril
II DOMINGO DE PASCUA O DE LA DIVINA MISERICORDIA
Propio del Salterio - Blanco

«A los ocho días, llegó Jesús»


Hch 4, 32-35; Sal 117, 2-4.16-18.22-24; 1 Jn 5, 1-6; Jn 20, 19-31

De la primera comunidad cristiana, los textos sagrados, particu-


larmente Hechos de los Apóstoles, destaca su valentía en la predica-
ción de la Palabra y la eficacia que esta tenía. Pero no era lo único,
sus enseñanzas, como nos lo muestra la lectura de hoy, se basaban
en un sólido testimonio de vida: Los discípulos tenían un solo corazón
y una sola alma y nadie consideraba sus bienes como propios, sino que
todo lo tenían en común (v. 32). La consecuencia de esto es previsible:
No había entre ellos ningún necesitado (v. 34).
Lucas no pretende dar cuenta tanto de una experiencia del pasa-
do (la Iglesia de Jerusalén entre los años 30-40 d. C.). Su objetivo es
delinear una página de catequesis que exprese los sentimientos y las
relaciones fraternales que el Espíritu quiere establecer en una autén-
tica comunidad cristiana. Cristo Resucitado no puede ser visto, pero
la comunidad fraterna nacida del poder de su Espíritu es visible para
todos. Allí radica el valor del testimonio en la comunidad cristiana.
San Juan, en la segunda lectura, ratifica el mensaje de Hechos: el
amor a Dios, la obediencia a sus mandatos se expresa en el amor a
los hermanos. Nada de palabrerías, sino actitudes concretas. Quien
ama a Aquel que lo ha creado, debe amar también a aquellos que
son obra de sus manos, es decir, a los hermanos (v. 1). Si somos
hijos de un mismo Padre, sea cual sea nuestro origen étnico, la
religión que practiquemos o la cultura en la que hayamos nacido y
crecido, todos somos amados por Dios y todos hemos sido llama-
dos a derramar sobre el prójimo el amor recibido del Padre. No ama
a Dios quien se desinteresa del ser humano. La religión, por tanto,
no puede desligarse de la práctica del amor.

27
7 DOMINGO
abril
II domingo de Pascua
Propio del Salterio

El pasaje del evangelio de hoy, por su parte, nos relata dos aparicio-
nes de Jesús resucitado a su comunidad de discípulos. En la primera
(vv. 19-23), Jesús dona su Espíritu a sus discípulos y, con Él, el poder
de vencer las fuerzas del mal. En la segunda (vv. 24-31), se narra el
famoso episodio de Tomás. Nos focalizaremos en este último.
Tomás, tradicionalmente, ha sido presentado como paradigma
de incredulidad. Incluso existe un dicho popular: «Eres incrédulo
como Tomás». ¿Pero acaso solo él tuvo dudas mientras los demás
dieron rápidamente el salto de la fe? Lo que pedía no estaba fuera
de lugar, solo solicitaba ver lo que los demás habían visto. Además,
si nos atenemos a los otros evangelios, nos enteramos que todos
los discípulos tenían dudas al inicio. Según Marcos, por ejemplo,
cuando Jesús se aparece a sus discípulos, los reprendió por su incredu-
lidad y obstinación al no haber creído a los que lo habían visto resucitado
(Mc 16, 14). ¿Por qué Juan entonces focaliza todas las dudas en un
solo personaje?
San Juan propone a Tomás como símbolo de las dificultades por las
que atraviesa todo cristiano para llegar a la fe. Lo que él quiere enseñar
a sus comunidades (y a nosotros) es que el Resucitado posee una vida
que no es captada por nuestros sentidos, ni tocada con las manos, ni
vista con los ojos; solo puede ser alcanzada por la fe. Y esto vale tam-
bién para los apóstoles, a pesar de la experiencia única que tuvieron
con el Resucitado. No se requiere la fe para aquello que se ha visto.
La resurrección no es demostrable científicamente, pues pertenece a
una realidad distinta: la realidad de Dios. Al final, Juan pone en boca
de Tomás la más alta, la más sublime confesión de fe. Sus palabras
delinean la meta final del itinerario de fe de los discípulos, el camino
que nos invita a recorrer si atravesamos por medio de las dudas.

Escanea el QR o digital el enlace para ver el video o PDF del


comentario al evangelio de hoy:
https://libreriapaulinasonline.com/lecturas_dominicales_b23.jsp

28
Domingo de la Divina
Misericordia
DOMINGO
abril 7
Monición general
La alegría de la Pascua inunda nuestras celebraciones litúrgicas de
estos días. ¿Cómo fue posible que los discípulos pasaran de la tristeza y
dolor por la crucifixión y muerte del Maestro a anunciarlo con valentía
como el Viviente? Declararse seguidor de un ajusticiado no era nada
bien visto, pero ellos fueron capaces de dar ese salto. Todo comenzó,
como vemos en el evangelio de hoy, a raíz del encuentro con Jesús
resucitado. Su fe, sin embargo, no se basaba en simples declaraciones,
sino en una forma de vida concreta. No solo atraían con su palabra,
sino también con su ejemplo. He allí el llamado para todos nosotros.
Señor, derrama tu Espíritu en nosotros para que nuestra vida
haga presente tu rostro en el mundo.

Antífona de entrada 4 Esd 2, 36-37


Alégrense en su gloria, dando gracias a Dios, que los ha llama-
do al Reino celestial. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Dios de misericordia infinita, que reanimas, con el retorno
anual de las fiestas de Pascua, la fe del pueblo a ti consagrado,
acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que todos
comprendan mejor qué Bautismo nos ha purificado, qué Espí-
ritu nos ha hecho renacer y qué sangre nos ha redimido. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
La vida cristiana no se basa solo en predicar o asumir determinadas
ideas, sino, ante todo, en una forma de vida concreta, como nos lo
presenta Lucas. ¡Escuchemos!
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-35
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo
mismo: lo poseían todo en común y nadie consideraba como
propio nada de lo que tenía. Con gran poder, los apóstoles daban

29
7 DOMINGO
abril
II domingo de Pascua
Propio del Salterio

testimonio de la resurrección del Señor Jesús; y todos gozaban de


gran estima entre el pueblo. Ninguno pasaba necesidad, pues
los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo
ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según
lo que necesitaba cada uno.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 117, 2-4.16-18.22-24
R. Den gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa
de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.R.
La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Me
castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte.R.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es
el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.R.

Segunda lectura
¿De qué forma se concretiza nuestra fe en Dios y el amor que le
profesamos? San Juan nos señala que la fe se demuestra en el trato
con nuestro prójimo. ¡Escuchemos!
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 1-6
Queridos hermanos: Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha
nacido de Dios; y todo el que ama al Padre, que da el ser, debe
amar también a todo lo que ha nacido de Él. En esto conocemos
que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos
sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que
guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son
una carga, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo.

30
Domingo de la Divina
Misericordia
DOMINGO
abril 7
Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra
fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús
es el Hijo de Dios? Este es el que vino con agua y con sangre:
Jesucristo. No solo con agua, sino con agua y con sangre; y el
Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 20, 29
Aleluya. Porque me has visto, Tomás, has creído —dice el Se-
ñor—. Dichosos los que crean sin haber visto. Aleluya.

Santo Evangelio
La irrupción de Jesús resucitado en nuestras vidas derriba los te-
mores y las dudas. Eso es lo que vivieron los primeros discípulos, y san
Juan nos invita a realizar la misma experiencia. ¡Escuchemos!

Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31

R. Gloria a ti, Señor.


Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban
los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a
los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz

31
7 DOMINGO
abril
II domingo de Pascua
Propio del Salterio

a ustedes». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y


los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los
envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban
el Espíritu Santo; a quienes ustedes perdonen los pecados, les
quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan rete-
nidos». Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba
con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus
manos la señal de los clavos, si no meto mi dedo en el agujero
de los clavos y no meto mi mano en su costado, no lo creo». A
los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con
ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio
y dijo: «Paz a ustedes». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo: aquí
tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas
incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios
mío!». Jesús le dijo: «Porque me has visto has creído. Dichosos
los que crean sin haber visto». Muchos otros signos, que no están
escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos
se han escrito para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de
Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.
Oración universal
Hermanos, nos ha convocado la alegría de la Pascua: invo-
quemos juntos a Dios para que su luz nos ilumine y así podamos
vivir en la claridad de su presencia. Digamos:
R. Te rogamos, óyenos
1. Para que Cristo resucitado mantenga unidos a los cristianos
y demos testimonio de la resurrección con valor. Oremos al
Señor.R.

32
Domingo de la Divina
Misericordia
DOMINGO
abril 7
2. Para que la Pascua de Cristo sea fecunda en su Iglesia y la
comprometa más en la construcción de una sociedad más
justa y más fraterna. Oremos al Señor.R.
3. Para que la victoria pascual nos ayude a vivir como hermanos
y como hijos de Dios, venciendo todo tipo de discriminación.
Oremos al Señor.R.
4. Para que la paz que trae el Resucitado disipe todo temor, an-
gustia e inquietud de los corazones y comunidades. Oremos
al Señor.R.
5. Para que quienes han dejado este mundo contemplen cara a
cara a Dios. Oremos al Señor.R.
Padre, tú que nos alegras con la resurrección de tu Hijo de
entre los muertos y nos haces nacer de nuevo para una esperanza
viva, escucha nuestras oraciones, y haz que tu paz sea nuestro
gozo. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Oración sobre las ofrendas


Recibe, Señor, las ofrendas de tu pueblo [y de los recién
bautizados], para que, renovados por la confesión de tu nombre
y por el Bautismo, consigamos la eterna bienaventuranza. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 20, 27
Trae tu mano y métela en el agujero de los clavos: y no seas
incrédulo, sino creyente. Aleluya.
Oración después de la comunión
Concédenos, Dios todopoderoso, que el sacramento pascual
recibido permanezca siempre en nuestros corazones. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.

33
abril Lunes 8 de abril
LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR (S)
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
En medio de la alegría de la Pascua, celebramos hoy la solemnidad
de la Anunciación del Señor, una fiesta en la que agradecemos a
Dios por haberse hecho uno de nosotros. La liturgia de la Palabra
nos muestra que este acontecimiento es el cumplimiento de las
promesas de Dios anunciada por el profeta Isaías; y la carta a los
Hebreos nos habla de la salvación que nos trae Cristo. Pero esto no
habría sido posible sin el sí generoso de nuestra madre María, como
lo relata san Lucas.
Santa madre María, danos un corazón creyente como el tuyo
para dejar entrar a tu Hijo en nuestras vidas.

Antífona de entrada Hb 10, 5.7


El Señor, al entrar en el mundo, dice: «He aquí que vengo
para hacer tu voluntad».
Se dice el gloria.
Oración colecta
Oh, Dios, has querido que tu Verbo asumiera la verdad de la
carne humana en el seno de la Virgen María, concédenos que
cuantos confesamos a nuestro Redentor Dios y hombre merezca-
mos ser partícipes también de su naturaleza divina. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 7, 10-14; 8, 10b
En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al
Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor». Enton-
ces dijo Isaías: «Escucha, casa de David: ¿No les basta cansar a
los hombres, que cansan incluso a mi Dios? Pues el Señor, por
su cuenta, les dará una señal. Miren: la virgen está encinta y da

34
La Anunciación del Señor
Solemnidad
LUNES
abril 8
a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa
“Dios-con-nosotros”».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 39, 7-11
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste
el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí
estoy».R.
Como está escrito en mi libro: «Para hacer tu voluntad». Dios
mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.R.
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado
los labios: Señor, tú lo sabes.R.
No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fideli-
dad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante
la gran asamblea.R.

Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 4-10
Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de los
machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en
el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has
preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiato-
rias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: “Aquí estoy, oh,
Dios, para hacer tu voluntad”». Primero dice: «No quieres ni acep-
tas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias»,
que se ofrecen según la ley. Después añade: «Aquí estoy yo para
hacer tu voluntad». Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la
oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

35
8 LUNES
abril
II semana de Pascua
Propio del Salterio

Aclamación antes del Evangelio Jn 1, 14ab


Aleluya. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y
hemos contemplado su gloria. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

R. Gloria a ti, Señor.


A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una
ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con
un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se
llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alé-
grate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó ante
estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le
dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por
nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor
Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de
Jacob para siempre, y su Reino no tendrá fin». Y María dijo al
ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?». El ángel le
contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísi-
mo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se
llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar
de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que
llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María
contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra». Y la dejó el ángel.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Al celebrar hoy el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios
en las entrañas de la Virgen María, oremos con fe diciendo:
R. Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
36
La Anunciación del Señor
Solemnidad
LUNES
abril 8
9
1. Por la Iglesia: para que, reviviendo los misterios de la
redención, descubra la presencia de Dios en medio de su
pueblo y desde Él transforme sus estructuras con un anuncio
positivo de la liberación. Oremos al Señor.R.
2. Por el Papa Francisco y los que están comprometidos en
el servicio pastoral: para que, llenos del gozo que envuelve
el misterio de la Encarnación, manifiesten con sus vidas y
decisiones la amplitud del Espíritu, la fuerza del amor y la
vitalidad del triunfo de Cristo sobre la muerte y el pecado.
Oremos al Señor.R.
3. Por todos los religiosos: para que María, la Virgen fiel, les
alcance firmeza evangélica y haga que proclamen con sus
vidas la salvación merecida por la sangre derramada por su
Hijo en la cruz. Oremos al Señor.R.
4. Por los pobres, los marginados y todos los que sufren en el
cuerpo o en el alma: para que experimenten la fuerza del
Espíritu y Él los haga esperar contra toda desesperanza y se
sientan confortados por Dios, que quiso ser uno de nosotros.
Oremos al Señor.R.
5. Por los difuntos: para que Dios sea su posesión y felicidad
eterna. Oremos al Señor.R.
6. Por los jóvenes: para que el sí de María avive en ellos el deseo
de vivir en fidelidad el don de la vocación a la que hemos sido
llamados. Oremos al Señor.R.
Señor, que escogiste a María, la Virgen de Nazaret, para que
fuera la Madre de tu Hijo único; escucha nuestras oraciones y haz
que, siguiendo su ejemplo de fidelidad y entrega, recibamos de
ti la gracia que necesitamos para no frustrar tu plan de salvación
en nuestras vidas y en nuestra historia. Por Jesucristo, nuestro
Señor.R. Amén.

37
8 LUNES
abril
II semana de Pascua
Propio del Salterio

Oración sobre las ofrendas


Dios todopoderoso, dígnate aceptar los dones de tu Iglesia,
para que se alegre al celebrar los misterios en esta solemnidad,
pues reconoce que ha tenido su origen en la encarnación de tu
Unigénito. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio: El misterio de la Encarnación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque la
Virgen escuchó con fe, del mensajero celeste, que iba a nacer
entre los hombres y a favor de los hombres, por la fuerza del
Espíritu Santo que la cubrió con su sombra, aquel a quien llevó
con amor en sus purísimas entrañas, para que se cumpliesen así,
verdaderamente, las promesas hechas a los hijos de Israel, y se
manifestara la esperanza de los pueblos que debía realizarse de
modo inefable. Por Él, los coros de los ángeles adoran tu gloria
eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos asociarnos a
sus voces cantando con ellos tu alabanza: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Is 7, 14
Miren: la Virgen está encinta, y dará a luz un hijo, y le pondrá
por nombre Emmanuel.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que confirmes en nuestros corazones los
sacramentos de la verdadera fe, para que cuantos confesamos al
Hijo concebido por la Virgen, Dios y hombre verdadero, merez-
camos llegar a la alegría eterna por la fuerza de su resurrección
salvadora. Por Jesucristo, nuestro Señor.

38
abril
Martes 9 de abril
II SEMANA DE PASCUA
2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
La primera lectura nos presenta una escena sobre el ideal de
comunidad cristiana. No es tanto el recuerdo nostálgico de un pasado
glorioso que ya no volverá; es, más bien, un proyecto de vida al que la
Iglesia de todos los tiempos debe aspirar.
El evangelio, por su parte, nos presenta una sección del extenso
diálogo entre Jesús y Nicodemo. Este último, como cualquiera de
nosotros, debe abrirse a la fe para descubrir la nueva vida que proviene
de lo alto.
Señor, haznos nacer de nuevo mediante el don de tu Espíritu.

Antífona de entrada Ap 19, 7.6


Alegrémonos y gocemos y démosle gracias, porque reina el
Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
Oración colecta
Haznos capaces, Dios todopoderoso, de anunciar el poder
de Cristo resucitado para que poseamos en plenitud los dones
visibles que hemos recibido como prenda de los futuros. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-37
El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola
alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo
poseían todo en común. Los apóstoles daban testimonio de la
resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se los miraba a
todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues
los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo
vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía
a cada uno según lo que necesitaba. José, a quien los apóstoles

39
9 MARTES
abril
II semana de Pascua
2.a semana del Salterio

apellidaron Bernabé, que significa hijo de la consolación, que


era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó
el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 92, 1-2.5
R . El Señor reina, vestido de majestad.
El Señor reina, vestido de majestad; el Señor, vestido y ceñido de
poder.R.
Así está firme el orbe y no vacila. Tu trono está firme desde siem-
pre, y tú eres eterno.R.
Tus mandatos son fieles y seguros; la santidad es el adorno de tu
casa, Señor, por días sin término.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 3, 15


Aleluya. Tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que
todo el que cree en Él tenga vida eterna. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 5a.7b-15

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tiene que nacer
de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero
no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha
nacido del Espíritu». Nicodemo le preguntó: «¿Cómo puede
suceder eso?». Le contestó Jesús: «¿Tú eres maestro en Israel, y
no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo
que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero
ustedes no reciben nuestro testimonio. Si les hablo de las cosas
terrenas y no me creen, ¿cómo creerán si les hablo de las cosas
celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el
Hijo del Hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el

40
MARTES
abril 9
desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que
todo el que cree en Él tenga vida eterna».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, alegrarnos siempre por estos misterios
pascuales y que la actualización continua de tu obra redentora
sea para nosotros fuente de gozo incesante. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 24, 46.26
Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de entre los
muertos, para así entrar en su gloria. Aleluya.
Oración después de la comunión
Escucha, Señor, nuestras oraciones para que el santo intercam-
bio de nuestra redención nos sostenga durante la vida presente y
nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

E s precisamente el Espíritu quien nos cambia,


quien viene de cualquier parte, como el vien-
to»... «solamente el Espíritu es capaz de cambiar
nuestra actitud, de cambiarnos, de cambiar la
historia de nuestra vida, cambiar incluso nuestra
pertenencia»... «el camino de la valentía cristiana
es una gracia que da el Espíritu Santo»
Papa Francisco

41
Miércoles
abril 10 de abril
II SEMANA DE PASCUA
2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Las hostilidades de los jefes del pueblo contra los apóstoles se
incrementan, y ahora pasan a medidas de fuerza para atemorizarlos.
Sin embargo, el Señor no abandona a los suyos y ellos mismos se
rigen bajo un único criterio: obedecer a Dios por encima de cualquier
autoridad humana. Por eso, ni rejas ni cadenas pueden detener el
avance de la Buena Noticia.
El pasaje del evangelio de hoy, por su parte, nos recuerda el sentido
salvífico de la muerte de Jesús. A menudo, nos detenemos demasiado
en los aspectos dolorosos de ese acontecimiento y nos olvidamos de
su sentido profundo. ¿Qué rostro de Dios nos muestra Jesús desde su
cruz? San Juan nos lo dice con claridad.
Gracias, Padre de bondad, porque en tu Hijo Jesús
nos has mostrado cuánto nos amas.

Antífona de entrada Sal 17, 50; 21, 23


Te daré gracias entre las naciones, Señor; contaré tu fama a
mis hermanos. Aleluya.
Oración colecta
Al celebrar un año más los misterios en los que la humanidad
recibió la esperanza de la resurrección recuperando la dignidad
original, invocamos, Señor, tu compasión, para que percibamos
siempre en el amor lo que hemos celebrado con fe. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 17-26
En aquellos días, el sumo sacerdote y todos los suyos, que
integran la secta de los saduceos, en un arrebato de celo, prendie-
ron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero, por
la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel y los

42
MIÉRCOLES
abril 10
sacó fuera, diciéndoles: «Márchense y, cuando lleguen al templo,
expliquen al pueblo todas estas palabras de vida». Entonces
ellos, al oírlo, entraron en el templo al amanecer y se pusieron a
enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con todos los suyos,
convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos de los hijos
de Israel, y mandaron a la prisión para que los trajesen. Fueron
los guardias, no los encontraron en la cárcel, y volvieron a infor-
mar, diciendo: «Hemos encontrado la prisión cerrada con toda
seguridad, y a los centinelas en pie a las puertas; pero, al abrir, no
encontramos a nadie dentro». Al oír estas palabras, ni el jefe de la
guardia del templo ni los sumos sacerdotes atinaban a explicarse
qué había pasado. Uno se presentó, avisando: «Miren, los hom-
bres que metieron en la cárcel están en el templo, enseñando al
pueblo». Entonces el jefe salió con los guardias y se los trajo, sin
emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 33, 2-9
R . El afligido invocó al Señor, y Él lo escuchó.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre
en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo
escuchen y se alegren.R.
Proclamen conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su
nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas
mis ansias.R.
Contémplenlo, y quedarán radiantes, su rostro no se avergon-
zará. El afligido invocó al Señor, Él lo escuchó y lo salvó de sus
angustias.R.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gus-
ten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él.R.

43
10 MIÉRCOLES
abril
II semana de Pascua
2.a semana del Salterio

Aclamación antes del Evangelio Jn 3, 16


Aleluya. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único,
para que todos los que creen en Él tengan la vida eterna. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21

R. Gloria a ti, Señor.


Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para
que todo el que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él no será
juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en
el nombre del Unigénito de Dios. Este es el juicio: que la luz vino
al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque
sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz,
y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En
cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea
que sus obras están hechas según Dios.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos haces partícipes de tu única y suprema di-
vinidad por el admirable intercambio de este sacrificio, concéde-
nos alcanzar en una vida santa la realidad que hemos conocido
en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 15, 16.19
Dice el Señor: «Yo los he escogido sacándolos del mundo y los
he destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca».
Aleluya.
Oración después de la comunión
Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo
pecado a la vida nueva los que hemos sido alimentados con los
sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

44
Jueves 11 de abril abril 11
II SEMANA DE PASCUA
San Estanislao (ML) - 2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
La primera lectura nos narra un paso más en el enfrentamiento
entre los apóstoles y las autoridades judías. Estas, amparadas en
su poder, intentan de distintas formas impedir la predicación de los
discípulos de Jesús. Sus intereses pesan más que cualquier posibilidad
de escuchar la Palabra de Dios. Los apóstoles, por el contrario, no
pueden callar lo que han visto y oído, como afirma el evangelio de
hoy. La experiencia (el encuentro con el Resucitado) y la misión son
inseparables.
Derriba, Señor, las barreras que nos impiden abrirte
las puertas de nuestra vida.

Antífona de entrada Sal 67, 8-9


Oh, Dios, cuando salías al frente de tu pueblo, guiándolos y
acampando con ellos, la tierra tembló, el cielo destiló. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que estableciste el sacrificio pascual para la salva-
ción del mundo, sé propicio a las súplicas de tu pueblo, para
que Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote que intercede en favor
nuestro, nos reconcilie por aquello que le asemeja a nosotros
y nos absuelva en virtud de su igualdad contigo. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 27-33
En aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a com-
parecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó,
diciendo: «¿No les habíamos ordenado formalmente no ense-
ñar en ese Nombre? En cambio, han llenado Jerusalén con su
enseñanza y quieren hacernos responsables de la sangre de ese

45
11 JUEVES
abril
II semana de Pascua
2.a semana del Salterio

hombre». Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer


a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres
resucitó a Jesús, a quien ustedes mataron, colgándolo de un
madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y
salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los
pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo,
que Dios da a los que lo obedecen». Ellos, al oír esto, se consu-
mían de rabia y trataban de matarlos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 33, 2.9.17-20
R. El afligido invocó al Señor, y Él lo escuchó.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en
mi boca. Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se
acoge a Él.R.
El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra
su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de
sus angustias.R.
El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aun-
que el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 20, 29


Aleluya. Porque me has visto, Tomás, has creído. Dichosos los
que crean sin haber visto. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36

R. Gloria a ti, Señor.


El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es
de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del
cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído
da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su

46
San Estanislao
Memoria libre
JUEVES
abril 11
testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió habla
las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El
Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree
en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la
vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Suban hasta ti, Señor, nuestras súplicas con la ofrenda del sa-
crificio, para que, purificados por tu bondad, nos preparemos para
el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 28, 20
Sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final
de los tiempos. Aleluya.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de
Jesucristo nos has renovado para la vida eterna, multiplica en
nosotros los frutos del misterio pascual e infunde en nuestros
corazones la fortaleza del alimento de salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

S i es verdad que Jesús nos resucitará al final


de los tiempos, es también verdad que, en un
aspecto, ya estamos resucitados con Él. ¡La Vida
Eterna comienza ya en este momento!
Papa Francisco

47
JUEVES
Valoremos
abril
enero la santidad
enero

San Estanislao (1030-1079)


Estanislao, cuyo nombre en polaco significa
«gloria del Estado», fue uno de los predeceso-
res del Papa Juan Pablo II en la más impor-
tante sede arzobispal de Polonia, Cracovia,
fundada en el año 1000.
Nace alrededor del 1030 cerca de Cracovia
en el seno de una familia noble. Realizados
sus estudios con los benedictinos de su ciudad
y luego en Lieja (Bélgica), se ordena sacerdote. Nombrado obispo de
Cracovia en el 1072, comienza una obra reformadora con gran celo.
Es un predicador incansable, un intrépido defensor de la libertad de la
Iglesia y de la dignidad del hombre y un generoso padre de los pobres.
Los problemas comienzan cuando Estanislao, al anteponer sus de-
beres de pastor frente a la tolerancia con las maldades del rey Boles-
lao II, su amigo, denuncia sus crueldades e injusticias. Amonesta al rey
polaco, quien se había enamorado de una bella cortesana, para que
honrara su compromiso de fidelidad con su respectiva esposa, pues su
reprobable conducta sería un mal ejemplo para sus súbditos.
La discordia con el obispo aumenta cuando Boleslao confisca los
bienes eclesiásticos. Estanislao entonces excomulga al rey y este, como
reacción, condena al obispo a muerte.
Puesto que sus caballeros, impedidos por una fuerza misteriosa,
rehúsan ejecutar la sentencia, el rey decide cumplirla personalmente.
Mientras Estanislao celebra la misa en la iglesia de San Miguel, en
Cracovia, el rey lo asalta y lo asesina ante el altar. Es el 11 de abril del
1079. Ante semejante fechoría, el pueblo se levanta y expulsa a Boleslao
de su país.
Estanislao es canonizado el 17 de agosto de 1253 en la basílica de
San Francisco de Asís.
Muy venerado en toda Polonia, es patrono de Cracovia.

Tomado de M. Castelli, Los santos del año, vol. 2. Paulinas.

48
Viernes 12 de abril abril
II SEMANA DE PASCUA
2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Al fin aparece una voz prudente entre los miembros del Sanedrín.
Un grupo de ellos quisiera decretar la muerte de los apóstoles, pero
¿lograrían así frenar el avance de la Buena Noticia? Las obras de
los seres humanos son efímeras, como lo vemos con frecuencia; en
cambio, las de Dios son perpetuas.
El pasaje del evangelio de hoy, por su parte, nos narra el milagro del
compartir. Frente a una multitud hambrienta, Jesús pone en marcha la
solidaridad y la misericordia, que siempre alcanzan para todos.
Señor, danos entrañas compasivas como las tuyas,
para que no cerremos los ojos ante los necesitados.
Antífona de entrada Ap 5, 9-10
Señor, con tu sangre has adquirido para Dios hombres de
toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para
nuestro Dios un reino de sacerdotes. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, esperanza y luz de las almas sinceras, te pedimos
humildemente que concedas a nuestros corazones realizar una
plegaria digna de ti y que siempre te glorifiquemos con la ofren-
da de nuestras alabanzas. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 34-42
En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley,
respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó
que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo: «Israelitas,
piensan bien lo que van a hacer con esos hombres. Hace algún
tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y
se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dis-
persaron todos sus secuaces y todo acabó en nada. Más tarde, en
los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de

49
12 VIERNES
abril
II semana de Pascua
2.a semana del Salterio

sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus


secuaces. En el caso presente, les digo: no se metan con esos hom-
bres; suéltenlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres,
se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograrán destruirlos, y se
expondrían a luchar contra Dios». Le dieron la razón y, habiendo
llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en
nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín
contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Je-
sús. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas,
anunciando la Buena Noticia acerca del Mesías Jesús.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 26, 1.4.13-14
R . Una cosa pido al Señor: habitar en su casa.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la
defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?R.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contem-
plando su templo.R.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en
el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 4, 4


Aleluya. No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 1-15

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de
Galilea o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían
visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces
a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la

50
VIERNES
abril 12
Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al
ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué comprare-
mos panes para que coman estos?». Lo decía para probarlo, pues
bien sabía Él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos
denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un peda-
zo». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro,
le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada
y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?». Jesús dijo: «Digan a
la gente que se siente en el suelo». Había mucha hierba en aquel
sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. Jesús
tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que
estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recojan los pedazos
que han sobrado; que nada se pierda». Los recogieron y llenaron
doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que
sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el
signo que había hecho, decía: «Este es verdaderamente el Profeta
que debía venir al mundo». Jesús, sabiendo que iban a llevárselo
para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña Él solo.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acoge, Señor, con bondad, las ofrendas de tu familia, para
que, bajo tu protección, no pierda los dones ya recibidos y alcan-
ce los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Rm 4, 25
Cristo, nuestro Señor, fue entregado por nuestros pecados y
resucitó para nuestra justificación. Aleluya.
Oración después de la comunión
Guarda, Señor, con tu amor constante a los que has salvado,
para que los redimidos por la pasión de tu Hijo se alegren con
su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

51
abril Sábado 13 de abril
II SEMANA DE PASCUA
San Martín I (ML) - 2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
A medida que la comunidad crece, empiezan a surgir problemas
también dentro de ella. Sin embargo, si se dejan de lado los propios
intereses y se decide desde el diálogo, las soluciones a las que se llega,
generalmente, impulsan el crecimiento de la Iglesia.
El evangelio de hoy también nos muestra otra situación difícil. Los
discípulos deciden embarcarse sin Jesús, pero ¿podrán resistir cuando
las olas arrecien y el viento juegue en contra? Ellos descubrirán que
necesitan a Jesús para mantener a flote la barca de la fe.
Señor Jesús, ayúdanos a sentir tu presencia en nuestras vidas,
para que, incluso en las adversidades, mantengamos viva la esperanza.

Antífona de entrada 1 P 2, 9
Pueblo adquirido por Dios, anuncien las proezas del que los
llamó de las tinieblas a su luz maravillosa. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que, por los misterios pascuales, has querido abrir
a tus fieles la puerta de la misericordia, míranos y ten piedad
de nosotros, para que no nos desviemos nunca del sendero de
la vida los que, con tu benevolencia, seguimos el camino de tu
voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 1-7
En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de
lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en
el servicio diario no se atendía a sus viudas. Los Doce convocan-
do a la asamblea de los discípulos, dijeron: «No nos parece bien
descuidar la Palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las
mesas. Por tanto, hermanos, escojan a siete de ustedes, hombres
de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encarga-

52
San Martín I
Memoria libre
SÁBADO
abril 13
remos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al
servicio de la Palabra». La propuesta les pareció bien a todos y
eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a
Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito
de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les im-
pusieron las manos orando. La Palabra de Dios iba creciendo,
y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso
muchos sacerdotes aceptaban la fe.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 32, 1-2.4-5.18-19
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
Aclamen, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos;
den gracias al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de
diez cuerdas.R.
Que la Palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales;
Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.R.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que
esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y
reanimarlos en tiempo de hambre.R.

Aclamación antes del Evangelio


Aleluya. Ha resucitado Cristo, que creó todas las cosas y se com-
padeció del género humano. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 16-21

R. Gloria a ti, Señor.


Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embar-
caron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche
cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un
viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos

53
13 SÁBADO
abril
II semana de Pascua
2.a semana del Salterio

veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acer-


caba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron. Pero Él
les dijo: «Soy yo, no teman». Querían recogerlo a bordo, pero la
barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, en tu bondad, santifiques estos dones,
aceptes la ofrenda de este sacrificio espiritual y nos transformes
en oblación perenne. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 17, 24
Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén con-
migo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste.
Aleluya.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te
pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor lo que
tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.

T odos nosotros cristianos estamos llamados a


comunicar el mensaje de resurrección a quie-
nes encontramos, especialmente a quien sufre, a
quien está solo, a quien se encuentra en condicio-
nes precarias, a los enfermos, los refugiados, los
marginados.
Papa Francisco

54
JUEVES
Valoremos la santidad
enero

San Martín I (siglo vii)


Martín nace en Todi, Italia, a inicios del siglo
VII. Ordenado diácono de la Iglesia de Roma por
sus cualidades especiales de doctrina y santidad,
es enviado por el Papa a Constantinopla en
condición de apocrisiario (nuncio apostólico
especializado en cuestiones orientales).
Elegido Papa en el 649, vive momentos
difíciles: las relaciones con Oriente son conflictivas en el plano político
y religioso debido a las disputas teológicas sobre el monotelismo.
Algunas Iglesias, apelando al Concilio de Calcedonia, que había
definido dos naturalezas en la persona única de Cristo, sostenían que
en Él había también dos voluntades, la divina y la humana. Otras en
cambio, admitían una sola, la divina. De ahí el nombre de monotelismo.
Esta controversia ocultaba la voluntad de parte del emperador de
hacerse árbitro en las cuestiones eclesiásticas por encima de Roma y de
la misma Iglesia. El emperador Constante II, temiendo que la disputa
teológica se convierta también en motivo de separación política entre
Oriente y Occidente, decide resolver todo con un decreto, llamado el
Typos. Allí, entre otras cosas, ordena: «A partir de hoy, disponemos que
está prohibido discutir si en Cristo hay una o dos voluntades. Quien
lo hiciera cae bajo el terrible juicio de Dios y se expone a los castigos
imperiales».
Martín convoca un Concilio en Roma, en el que se rechaza por
unanimidad el decreto de Constante II. El emperador lo arresta por no
someterse al Typos y lo condena a muerte.
La condena es cambiada por el exilio en Crimea, donde el anciano
Papa, agotado por el hambre y la fatiga, encuentra la muerte en
septiembre del 655.
Por la fidelidad a la verdadera doctrina y por el ejemplo de santidad,
Martín es famoso no solo en la Iglesia romana, sino también en la
griega y en la eslava. Es venerado en todas como mártir.
Tomado de M. Castelli, Los santos del año, vol. 1. Paulinas.

55
abrilDomingo 14 de abril
III DOMINGO DE PASCUA
3.a semana del Salterio - Blanco

«Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará


de entre los muertos al tercer día»
Hch 3, 13-15.17-19; Sal 4, 2.7.9; 1 Jn 2, 1-5a; Lc 24, 35-48
La primera lectura de hoy es un extracto de la predicación de
Pedro luego de haber curado a un tullido. El pueblo había quedado
estupefacto. ¿Quiénes eran estos hombres? ¿Unos curanderos? El
apóstol aclara que no es su poder lo que ha sanado a ese hombre,
sino su fe en Jesucristo. Eso acreditaba entonces que el Señor estaba
vivo, que había resucitado.
¿En qué sentido esa curación probaba que Jesús había resucitado?
Como sabemos, Él recorrió los caminos de Palestina anunciando el
Evangelio, curando a los enfermos, dando de comer a los que tenían
hambre, recuperando a los perdidos. Si estas obras continúan reali-
zándose con la misma fuerza y poder, aunque no sucedan milagros,
quiere decir que Jesús está vivo, que continúa actuando a través de
sus discípulos y que su Espíritu está presente en el mundo. Esa es la
gran noticia que transmite Pedro a sus compatriotas. Los discípulos
somos los testigos de la resurrección del Señor y somos los llamados
ahora a continuar con su obra.
La adhesión a Jesucristo, no obstante, no puede ser un motivo de
vanagloria ni falsas seguridades, como aclara san Juan en la segunda
lectura. En sus comunidades, algunos asumían que estaban inmunes al
pecado y, por el contrario, se entregaban a toda clase de permisividad.
El apóstol precisa: todos hemos pecado, sin embargo, todos también
tenemos un abogado misericordioso que dio su vida por nosotros. Eso
sí —declara Juan— la fe no puede separarse de la vida; solo «quien
cumple la Palabra [de Jesucristo], ese ama perfectamente a Dios» (v. 4).
En el evangelio, Lucas nos narra la primera aparición de Jesús a
la comunidad de discípulos. Nos sorprende, sin embargo, que, más

56
DOMINGO
abril 14
que el júbilo, los inunde el miedo y las dudas; tanto así que Jesús
debe recurrir a pruebas concretas para mostrarles que es Él: come
pescado y les enseña las heridas de sus manos y pies. ¿Qué significa
esto? ¿Por qué ese extraño modo de reconocerlo fijándose en sus
manos y sus pies? A las personas se las identifica por las facciones
del rostro, no por las manos o por los pies.
En este caso, no se trata del miedo ante un peligro, sino del estupor
de quien recibe una revelación de Dios. A su vez, Lucas insiste en la
corporeidad del Resucitado de cara a la cultura griega que desvalorizaba
lo material. Pensaban que, luego de la muerte, solo sobrevivía un
componente espiritual de la persona. Por eso, los fantasmas no tienen
cuerpo, son solo sombras. Por tanto, el Resucitado —asegura Lucas—
no era un fantasma, sino el mismo Jesús que los discípulos habían
tocado con sus manos y con el que habían comido. Conservaba su
cuerpo, su capacidad de manifestarse exteriormente, de relacionarse,
de comunicar su amor, pero su cuerpo era diferente. Era —como ense-
ña Pablo— un cuerpo «espiritual» (cf. 1 Co 15, 44). Por tanto, incluso
después de su regreso al Padre, Él sigue siendo plenamente hombre,
uno de nosotros. Además, no es el único resucitado, es el primogénito
de aquellos que resucitan de entre los muertos (cf. Col 1, 18).
Ahora se entiende mejor la invitación de Jesús resucitado a mirar
sus heridas (v. 39). Mientras que a las personas se las identifica por
el rostro, Jesús quiere ser reconocido por sus manos y sus pies. Se
refiere a la cruz y a las lesiones impresas por los clavos, ápice de una
vida entregada por amor. De igual forma, el anuncio de la resurrec-
ción de Cristo es eficaz y creíble solo si los discípulos pueden, como
el Maestro, mostrar a los hombres sus manos y sus pies marcados
por obras de amor.

Escanea el QR o digital el enlace para ver el video o PDF del


comentario al evangelio de hoy:
https://libreriapaulinasonline.com/lecturas_dominicales_b24.jsp

57
14 DOMINGO
abril
III domingo de Pascua
3.a semana del Salterio

Monición general
La presencia de Jesús en nuestras vidas no puede traernos sino
alegría. Luego de la crucifixión del Señor, su comunidad de discípulos
empezaba a disolverse, pero la noticia de que estaba vivo los empieza
a congregar de nuevo. Su camino a la fe no fue fácil, poco a poco tu-
vieron que abrir su corazón y entendimiento para reconocer al Resu-
citado y transformarse en testigos suyos por todo el mundo. Así nos
lo demuestran hoy los apóstoles Pedro y Juan cuando, del miedo y el
encierro, pasan a anunciar con valentía al Cristo viviente; no solo de
palabra, sino también con obras.
Señor Jesús, que nuestro testimonio de vida
nos haga testigos creíbles de tu resurrección.

Antífona de entrada Sal 65, 1-2


Aclamen al Señor, tierra entera; toquen en honor de su nom-
bre, canten a su gloria. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Que tu pueblo, oh, Dios, exulte siempre al verse renovado y
rejuvenecido en el espíritu, para que todo el que se alegra ahora
de haber recobrado la gloria de la adopción filial, ansíe el día de
la resurrección con la esperanza cierta de la felicidad eterna. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
El pueblo había quedado impresionado porque Pedro y Juan habían
curado a un tullido. Piensan que lo hacen por su propio poder; sin
embargo, en el pasaje de hoy ellos aclaran de dónde viene esa fuerza
sanadora. ¡Escuchemos!
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 13-15.17-19
En aquellos días, Pedro dijo a la gente: «El Dios de Abra-
hán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, el Dios de nuestros
padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entrega-

58
DOMINGO
abril 14
ron y rechazaron ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
Ustedes rechazaron al santo, al justo, y pidieron el indulto de
un asesino; ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo
resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin
embargo, hermanos, sé que lo hicieron por ignorancia, de la
misma manera que sus autoridades; pero Dios cumplió de esta
manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía
que padecer. Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que
se borren sus pecados».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, señor.
Salmo responsorial Sal 4, 2.7.9
R. Haz brillar sobre nosotros el resplandor de tu rostro.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; tú que en
el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi
oración. R.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz
de tu rostro ha huido de nosotros?».R.
En paz me acuesto y enseguida me duermo, porque tú solo,
Señor, me haces vivir tranquilo.R.

Segunda lectura
Frente a nuestras debilidades, tenemos ante Dios un abogado com-
pasivo, nos dice san Juan. Pero decir que amamos al Señor no se limita
solo a palabras. ¡Escuchemos!
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 1-5a
Hijos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero, si
alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: a Jesucristo,
el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no
solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus

59
14 DOMINGO
abril
III domingo de Pascua
3.a semana del Salterio

mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus


mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero
quien guarda su Palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado
en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en Él.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, señor.
Aclamación antes del Evangelio Lc 24, 32
Aleluya. Señor Jesús, explícanos las Escrituras; haz que arda nues-
tro corazón mientras nos hablas. Aleluya.
Santo Evangelio
Tres días después de su muerte, Jesús resucitado se había apareci-
do a varios de sus discípulos, y ahora se presenta a toda la comunidad.
Esperaríamos que los desborde el gozo, pero ellos también tuvieron
que hacer su camino de fe para acoger al Señor de la vida. ¡Escuchemos!

60
DOMINGO
abril 14
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había
pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir
el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta
Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a ustedes». Llenos de
miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: «¿Por
qué se asustan?, ¿por qué surgen dudas en su interior? Miren
mis manos y mis pies: soy yo en persona. Tóquenme y dense
cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como ven
que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y
como no acababan de creer por la alegría y el asombro, les dijo:
«¿Tienen ahí algo de comer?». Ellos le ofrecieron un trozo de
pescado asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
«Esto es lo que les decía mientras estaba con ustedes: que todo
lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de
mí tenía que cumplirse». Entonces les abrió el entendimiento
para comprender las Escrituras. Y añadió: «Así estaba escrito: el
Cristo padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en
su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados
a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son
testigos de esto».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Pidamos a Dios que por los méritos de Jesús venga en nuestra
ayuda y nos enseñe a vivir como hijos de la luz. Digamos juntos:
R. Que brille tu luz y nos salve.
1. Para que la Iglesia viva su fe en Dios y lo manifieste en el amor
y compromiso con la humanidad entera. Oremos al Señor.R.

61
14 DOMINGO
abril
III domingo de Pascua
3.a semana del Salterio

2. Para que la presencia de Jesús en la comunidad disipe todo


temor, duda o desconfianza. Oremos al Señor.R.
3. Para que todos los pueblos de la tierra vivan en paz, justicia,
fraternidad y prosperidad. Oremos al Señor.R.
4. Para que el perdón de Dios se manifieste a los que hacen el
mal y persiguen a los cristianos. Oremos al Señor.R.
5. Para que los ancianos, las personas con discapacidad, los
enfermos y los que sufren, participen de la paz y el consuelo
que les da el Resucitado. Oremos al Señor.R.
6. Para que la presencia real de Jesús en la Eucaristía nos ayude
a proclamar su resurrección y la vida nueva que nos trae.
Oremos al Señor.R.
Señor, haz brillar tu luz gloriosa sobre tu Iglesia, escucha las
oraciones del pueblo que tú rescataste con la Sangre de tu Hijo,
y haz que el amor sea el distintivo de los que hoy celebramos
nuestra fe. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Oración sobre las ofrendas


Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia exultante, y a quien
diste motivo de tanto gozo concédele disfrutar de la alegría eter-
na. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 24, 46-47
Convenía que el Mesías padeciera, resucitara de entre los
muertos al tercer día y, en su nombre, se proclamara la conver-
sión para el perdón de los pecados a todos los pueblos. Aleluya.
Oración después de la comunión
Mira, Señor, con bondad a tu pueblo y, ya que has querido
renovarlo con estos sacramentos de vida eterna, concédele llegar
a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de ser glori-
ficada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

62
abril
Lunes 15 de abril
III SEMANA DE PASCUA
3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
La primera lectura de hoy nos presenta al diácono Esteban, quien,
además del servicio dentro de la comunidad, asume la labor de anun-
ciar la Buena Noticia, pero esto le acarrea también persecuciones,
como a los apóstoles.
En el evangelio, la gente que participó en la multiplicación de los
panes parte, de nuevo, en busca de Jesús, pero Él les muestra un ali-
mento todavía mayor: Él mismo y su proyecto del Reino, el alimento
que concede la vida plena.
Señor, que el alimento de tu cuerpo nos ayude a ser mejores testigos
de tu proyecto de amor, justicia y compasión.

Antífona de entrada
Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y
se dignó morir por su rebaño. Aleluya.
Oración colecta
Te pedimos, Dios todopoderoso, que, despojándonos del
hombre viejo con sus inclinaciones, vivamos en la obediencia de
Aquel a quien nos has incorporado por los sacramentos pascua-
les. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 8-15
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba
grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos
de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Ale-
jandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no
lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que habla-
ba. Entonces indujeron a unos que asegurasen: «Le hemos oído
palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios». Alborotaron al
pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso,

63
15 LUNES
abril
III semana de Pascua
3.a semana del Salterio

lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos


falsos que decían: «Este individuo no para de hablar contra el
lugar santo y la ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Na-
zareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio
Moisés». Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron
su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 118, 23-24.26-27.29-30
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, tu siervo medi-
ta tus decretos; tus preceptos son mi delicia, tus enseñanzas son
mis consejeros.R.
Te expliqué mi camino, y me escuchaste: enséñame tus manda-
mientos; instrúyeme en el camino de tus mandatos, y meditaré
tus maravillas.R.
Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu ley; escogí el
camino verdadero, deseé tus mandamientos.R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 4, 4b


Aleluya. No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29

R. Gloria a ti, Señor.


Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus
discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente,
la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que
allí no había habido más que una barca y que Jesús no había
embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían
marchado solos. Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron

64
LUNES
abril 15
cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor
había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discí-
pulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca
de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?». Jesús les contestó: «En ver-
dad, en verdad les digo: me buscan no porque han visto signos,
sino porque comieron pan hasta saciarse. Trabajen no por el
alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la
vida eterna, el que les dará el Hijo del Hombre; pues a este lo ha
sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué tenemos
que hacer para realizar las obras de Dios?». Respondió Jesús: «La
obra de Dios es esta: que crean en el que Él ha enviado».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Suban hasta ti, Señor, nuestras súplicas con la ofrenda del sa-
crificio, para que, purificados por tu bondad, nos preparemos para
el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 14, 27
La paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy yo como la da el
mundo, dice el Señor. Aleluya.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de
Jesucristo nos has renovado para la vida eterna, multiplica en
nosotros los frutos del misterio pascual e infunde en nuestros
corazones la fortaleza del alimento de salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

65
abril Martes 16 de abril
III SEMANA DE PASCUA
3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Hoy leemos el desenlace del conflicto entre Esteban y un sector del
pueblo judío. La verdad, a veces, resulta dura, es más fácil consolarnos
con mentiras o autoengaños. Por eso, terminan ajusticiando a Esteban,
pero él se entrega al martirio ofreciendo perdón a sus verdugos, como
Jesús desde la cruz.
En el evangelio, prosigue el diálogo entre Jesús y el pueblo acerca
del pan auténtico. ¿Dónde encontrarlo? Jesús nos revela que Él mismo
(su persona y su proyecto) es ese pan que tanto buscamos; entonces,
por fin, podremos saciar toda hambre y toda sed.
Señor Jesús, danos siempre de tu pan para que unidos a ti
podamos obrar de acuerdo con tu Evangelio.

Antífona de entrada Ap 19, 5; 12, 10


Alaben a nuestro Dios todos los que lo temen, pequeños y
grandes, porque ha establecido la salvación y el poder y la potes-
tad de su Cristo. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que abres la puerta de tu Reino a los que han rena-
cido del agua y del Espíritu, acrecienta en tus siervos la gracia que
les has dado, para que, limpios de sus pecados, no se vean, por tu
bondad, privados de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 7, 51—8, 1a
En aquellos días, dijo Esteban al pueblo y a los ancianos y
escribas: «¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oí-
dos! Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo, lo mismo que
sus padres. ¿Hubo un profeta que sus padres no persiguieran?
Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, y ahora

66
MARTES
abril 16
ustedes lo han traicionado y asesinado; ustedes recibieron la
ley por mediación de ángeles y no la han observado». Oyendo
sus palabras se recomían en sus corazones y rechinaban los
dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la
mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a
la derecha de Dios, y dijo: «Veo los cielos abiertos y al Hijo
del Hombre de pie a la derecha de Dios». Dando un grito
estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se
abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se
pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies
de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban,
que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Luego, cayendo de rodillas y clamando con voz potente, dijo:
«Señor, no les tengas en cuenta este pecado». Y, con estas pa-
labras, murió. Saulo aprobaba su ejecución.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 30, 3-4.6-8.17.21
R . En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres
mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame.R.
A tus manos encomiendo mi espíritu: Tú, el Dios leal, me librarás;
yo confío en el Señor. Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.R.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericor-
dia. En el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras
humanas.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 35


Aleluya. Yo soy el pan de la vida —dice el Señor—; el que viene
a mí no pasará hambre. Aleluya.

67
16 MARTES
abril
III semana de Pascua
3.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús: «¿Y qué signo haces tú,
para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros pa-
dres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del
cielo les dio a comer”». Jesús les replicó: «En verdad, en verdad
les digo: no fue Moisés quien les dio pan del cielo, sino que es
mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan
de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». Entonces le
dijeron: «Señor, danos siempre de este pan». Jesús les contestó:
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el
que cree en mí no tendrá sed jamás».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Antífona de comunión Rm 6, 8
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos
con Él. Aleluya.
Oración después de la comunión
Mira, Señor, con bondad a tu pueblo y, ya que has querido
renovarlo con estos sacramentos de vida eterna, concédele llegar
a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de ser glori-
ficada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

V ivir la experiencia de la fe significa dejarse


alimentar por el Señor y construir la propia
existencia no sobre los bienes materiales, sino
sobre la realidad que no perece: los dones de Dios,
su Palabra y su Cuerpo
Papa Francisco

68
Miércoles 17 de abrilabril
III SEMANA DE PASCUA
3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Uno de los encargos de Jesús resucitado a sus discípulos había sido
que difundieran el Evangelio hasta los confines del mundo. Es curioso
que este encargo misionero justamente comenzará a raíz de una
persecución generalizada a la naciente Iglesia de Jerusalén. Algunas
tragedias son, a veces, el inicio de algo completamente nuevo.
En el evangelio de hoy, Jesús nos muestra que Él es el pan bajado
del cielo, venido del seno del Padre para realizar no su propia voluntad,
sino la de Aquel que lo envió. Por eso, acoger al Hijo significa abrir
nuestra vida a los designios de Dios para cada uno de sus hijos.
Padre nuestro, danos nuestro pan de cada día
para que podamos hacer siempre tu voluntad.

Antífona de entrada Sal 70, 8.23


Llena estaba mi boca de tu alabanza para poder cantar. Te
aclamarán mis labios, Señor. Aleluya.
Oración colecta
Atiende, Señor, a tu familia y ayúdala como conviene, y con-
cede participar en la resurrección de tu Unigénito a quienes has
dado la gracia de la fe. Él, que vive y reina contigo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 1b-8
Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia
de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por
Judea y Samaria. Unos hombres piadosos enterraron a Esteban
e hicieron gran duelo por él. Saulo, por su parte, se ensañaba
con la Iglesia; penetraba en las casas y arrastraba a la cárcel a
hombres y mujeres. Los que habían sido dispersados iban de
un lugar a otra anunciando la Buena Nueva de la Palabra. Felipe
bajó a la ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo. El gentío

69
17 MIÉRCOLES
abril
III semana de Pascua
3.a semana del Salterio

unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe,


porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los esta-
ban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos
lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La
ciudad se llenó de alegría.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 65, 1-7
R. Aclama al Señor, tierra entera.
Aclama al Señor, tierra entera; toquen en honor de su nombre,
canten himnos a su gloria. Digan a Dios: «¡Qué terribles son
tus obras!».R.
Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre. Vengan a ver las obras de Dios, sus
temibles proezas a favor de los hombres.R.
Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Ale-
grémonos con Dios, que con su poder gobierna eternamente.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 40


Aleluya. Todo el que cree en el Hijo tiene vida eterna, y yo lo
resucitaré en el último día —dice el Señor—. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 35-40

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Yo soy el pan de vida.
El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no
tendrá sed jamás; pero, como les he dicho, me han visto y no
creen. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a
mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer
mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Esta es la
voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que

70
MIÉRCOLES
abril 17
me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad
de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en Él tenga vida
eterna, y yo lo resucitaré en el último día».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, alegrarnos siempre por estos misterios
pascuales y que la actualización continua de tu obra redentora
sea para nosotros fuente de gozo incesante. Por Jesucristo, nues-
tro Señor.
Antífona de comunión
Ha resucitado el Señor e ilumina a los que hemos sido redi-
midos con su sangre. Aleluya.
Oración después de la comunión
Escucha, Señor, nuestras oraciones para que el santo intercam-
bio de nuestra redención nos sostenga durante la vida presente y
nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

C umplir la voluntad de Dios «no es fácil». No


fue fácil para Jesús que fue tentado en el de-
sierto y en el huerto de los olivos. Tampoco lo fue
para algunos discípulos, que lo dejaron porque no
entendieron qué quería decir hacer la voluntad
del Padre. Tampoco es fácil para nosotros desde
el momento que cada día nos presentan en una
bandeja muchas opciones. Y así, ¿cómo hago para
hacer la voluntad de Dios? Pidiendo la gracia de
querer hacerlo.
Papa Francisco

71
abril Jueves 18 de abril
III SEMANA DE PASCUA
3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
En la primera lectura, san Lucas nos narra cómo el Evangelio se
va difundiendo. A partir de la pequeña comunidad de Jerusalén, se
expande, primero, a Judea y Samaria y, ahora, bajo la inspiración del
Espíritu Santo, abre sus puertas hacia los demás pueblos del mundo
con el Bautismo de un extranjero, un etíope.
Por otra parte, Jesús, en el evangelio, nos recuerda que la fe no
es solo una cualidad humana, sino un don del Padre, ¿pero estamos
dispuestos a acoger su gracia? Jesús no nos pide un sí intelectual, sino
un sí con la vida, es decir, acoger y poner en práctica su proyecto de
donación y búsqueda del bien del prójimo.
Padre de bondad, regálanos el don de la fe y la perseverancia
para que podamos seguir a tu Hijo con fidelidad.

Antífona de entrada Ex 15, 1-2


Cantemos al Señor; gloriosa es su victoria. Mi fuerza y mi
alabanza es el Señor, Él fue mi salvación. Aleluya.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, concédenos experimentar más
de cerca tu amor, que, por tu bondad, hemos conocido con mayor
profundidad en estos días de Pascua, y afianza en el testimonio
de la verdad a quienes has librado de las tinieblas del error. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 26-40
En aquellos días, un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo:
«Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a
Gaza, que está desierto». Se levantó, se puso en camino y, de
pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Can-
daces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido

72
JUEVES
abril 18
a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza,
leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y
pégate a la carroza». Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el
profeta Isaías, y le preguntó: «¿Entiendes lo que estás leyendo?».
Contestó: «Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?». E invitó
a Felipe a subir y a sentarse con él.
El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este: «Como
cordero fue llevado al matadero, como oveja muda ante el es-
quilador, así no abre su boca. En su humillación no se le hizo
justicia. ¿Quién podrá contar su descendencia? Pues su vida
ha sido arrancada de la tierra». El eunuco preguntó a Felipe:
«Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de
otro?». Felipe se puso a hablarle y, tomando píe de este pasaje,
le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino,
llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco: «Mira,
agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?». Mandó parar la
carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó.
Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe.
El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría.
Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en
todos los poblados hasta que llegó a Cesarea.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 65, 8-9.16-17.20
R . Aclama al Señor, tierra entera.
Bendigan, pueblos, a nuestro Dios, hagan resonar sus alabanzas,
porque Él nos ha devuelto la vida y no dejó que tropezaran
nuestros pies.R.
Los que temen a Dios, vengan a escuchar, les contaré lo que ha
hecho conmigo: a él gritó mi boca y lo ensalzó mi lengua.R.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica ni me retiró su favor.R.

73
18 JUEVES
abril
III semana de Pascua
3.a semana del Salterio

Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 51


Aleluya. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo —dice el
Señor—; el que coma de este pan vivirá para siempre. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Nadie puede venir a mí
si no lo atrae el Padre que me ha enviado, y yo lo resucitaré en el
último día. Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de
Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es
que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios:
ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad les digo: el que cree
tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron
en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del
cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan
vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos haces partícipes de tu única y suprema di-
vinidad por el admirable intercambio de este sacrificio, concéde-
nos alcanzar en una vida santa la realidad que hemos conocido
en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 2 Co 5, 15
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan
para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Aleluya.
Oración después de la comunión
Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo
pecado a la vida nueva los que hemos sido alimentados con los
sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

74
Viernes 19 de abril abril
III SEMANA DE PASCUA
3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Pablo era uno de los cabecillas de la persecución contra los
cristianos. Sin embargo, en una de sus correrías, el Señor lo sorprende
en el camino y le da un giro completo a su vida. Las sendas de Dios
para llegar a nosotros, en ocasiones, son inesperadas.
Una sorpresa similar causa Jesús en sus interlocutores cuando les
pide que coman su carne y beban su sangre. Un lenguaje realmente
extraño, pero en sí es una invitación a asimilar a cabalidad la persona
de Jesús y su proyecto. ¿Estamos, realmente, dispuestos a ello?
Padre bueno, ablanda nuestras resistencias
para que dejemos a Jesús entrar en nuestras vidas.
Antífona de entrada Ap 5, 12
Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza,
la sabiduría, la fuerza y el honor. Aleluya.
Oración colecta
Dios todopoderoso, concédenos, a los que hemos conocido
la gracia de la resurrección del Señor, resucitar a la vida nueva
por el amor del Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 9, 1-20
En aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muer-
te contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote
y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo
a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que
pertenecían al Camino, hombres y mujeres. Mientras caminaba,
cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial
lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le
decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?». Dijo él: «¿Quién eres,
Señor?». Respondió: «Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levánta-
te, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer». Sus

75
19 VIERNES
abril
III semana de Pascua
3.a semana del Salterio

compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían


la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque
tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta
Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El
Señor lo llamó en una visión: «Ananías». Respondió él: «Aquí
estoy, Señor». El Señor le dijo: «Levántate y ve a la calle llamada
Recta, y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso.
Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías que
entra y le impone las manos para que recobre la vista». Ananías
contestó: «Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del
daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén, y que aquí tiene
autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos
los que invocan tu nombre». El Señor le dijo: «Anda, ve; que ese
hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre
a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que
tiene que sufrir por mi nombre». Salió Ananías, entró en la casa,
le impuso las manos y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que
se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para
que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo». Inmediata-
mente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró
la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas.
Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se
puso a anunciar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 116, 1-2
R. Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio.
Alaben al Señor, todas las naciones; aclámenlo, todos los
pueblos.R.
Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por
siempre.R.

76
VIERNES
abril 19
Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 56
Aleluya. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y
yo en él —dice el Señor—. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede
este darnos a comer su carne?». Entonces Jesús les dijo: «En ver-
dad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del Hombre
y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi
carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el
último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdade-
ra bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y
yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el
Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es
el pan que ha bajado del cielo: no como el de sus padres, que lo
comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, en tu bondad, santifiques estos dones,
aceptes la ofrenda de este sacrificio espiritual y nos transformes
en oblación perenne. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión
El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió.
Aleluya.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te
pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor lo que
tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.

77
abril Sábado 20 de abril
III SEMANA DE PASCUA
3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Luego de un lapso de violentas persecuciones, llega, por fin, un
tiempo de paz y calma para la Iglesia, la cual sigue creciendo bajo la
fuerza e inspiración del Espíritu Santo. Así, la primera lectura de hoy,
relata cómo los signos que realiza Pedro despiertan la fe de muchos.
En el evangelio de hoy, vemos que a los discípulos también les re-
sultaba difícil el lenguaje de Jesús, es decir, hacer propio su camino de
vida que pasa por la cruz, por la entrega de uno mismo. Sin embargo,
este es el trayecto que conduce a la vida plena.
Señor, danos un espíritu decidido para que sepamos acoger
tu camino que nos conduce a la vida que no tiene fin.

Antífona de entrada Col 2, 12


Por el Bautismo fueron sepultados con Cristo, y han resucita-
do con Él por la fe en la fuerza de Dios, que lo resucitó de entre
los muertos. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que has renovado en la fuente bautismal a los que
creen en ti, guarda a los renacidos en Cristo, para que, vencida
toda clase de engaños, conserven fielmente tu gracia santificado-
ra. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 9, 31-42
En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea,
Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor
del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.
Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los
santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas,
un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la
camilla. Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate

78
SÁBADO
abril 20
y arregla tu lecho». Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos
los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor. Había
en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita
hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces
cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de
arriba. Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos
de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle: «No
tardes en venir a nosotros». Pedro se levantó y se fue con ellos.
Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas
las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que
hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir
fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia
el cuerpo, dijo: «Tabita, levántate». Ella abrió los ojos y, al ver a
Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando
a los santos y a las viudas, la presentó viva. Esto se supo por todo
Jafa, y muchos creyeron en el Señor.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 115, 12-17
R. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la
copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.R
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.R
Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste
mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el
nombre del Señor.R

Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 63b.68b


Aleluya. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes pala-
bras de vida eterna. Aleluya.

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20 SÁBADO
abril
III semana de Pascua
3.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 60-69

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». Sa-
biendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto les
escandaliza?, ¿y si vieran al Hijo del Hombre subir adonde estaba
antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada.
Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay
algunos de entre ustedes que no creen». Pues Jesús sabía desde el
principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por
eso les he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo
concede». Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron
atrás y no volvieron a ir con Él. Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También ustedes quieren marcharse?». Simón Pedro le contes-
tó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida
eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acoge, Señor, con bondad las ofrendas de tu familia, para que,
bajo tu protección, no pierda los dones ya recibidos y alcance los
eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 17, 20-21
Padre, por ellos ruego, para que todos sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me has enviado, dice el Señor.
Aleluya.
Oración después de la comunión
Guarda, Señor, con tu amor constante a los que has salvado
para que los redimidos por la pasión de tu Hijo se alegren con
su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

80
Domingo 21 de abrilabril
IV DOMINGO DE PASCUA
4.a semana del Salterio - Blanco

«El buen pastor da la vida por las ovejas»


Hch 4, 8-12; Sal 117, 1.8-9.21-23.26.28-29; 1 Jn 3, 1-2; Jn 10, 11-18
Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones
La oposición a la predicación de los apóstoles no se hizo es-
perar. Justo después de que terminaran su predicación al pueblo,
las autoridades judías ordenaron la detención de Pedro y Juan. Al
siguiente día los sometieron a interrogatorio: ¿Con qué poder o en
nombre de quién han hecho eso [la curación del tullido]? (Hch 4, 1-7),
les preguntaban. La lectura de hoy comienza con la respuesta de
Pedro. La curación —declara— ha sido realizada en el nombre de
Jesús, a quien ustedes crucificaron y Dios resucitó de la muerte (vv. 8-10).
El centro del discurso (v. 11) lo ocupa la cita del salmo 118: La
piedra que rechazaron los albañiles es ahora la piedra angular (Sal 118,
22). Pedro interpreta esta cita como una parábola de lo que le ocu-
rrió a Jesús y, de nuevo, contrapone de manera contundente la obra
de los hombres con la acción de Dios. Compara a los miembros del
sanedrín con constructores que, disponiendo de una piedra sólida
que no se adecuaba a sus proyectos, y temiendo que desestabili-
zara todo su «edificio», la rechazaron arrojándola lejos. Dios que,
por el contrario, la consideraba absolutamente preciosa, ha ido a
recuperarla y la ha colocado como fundamento de su nueva cons-
trucción. Pedro afirma que en ningún otro nombre podemos hallar
la salvación; solo con Él podemos construir nuestra vida sobre una
base firme, sólida.
El evangelio de hoy, bajo la imagen del buen pastor, nos revela
qué clase de fundamento es Jesús. Israel inicialmente había sido un
pueblo nómada, dedicado al pastoreo, principalmente de ovejas y
cabras. Por eso, la imagen del pastor era una figura muy querida
en la mentalidad hebrea. Eran conscientes de que, al pasar mucho
tiempo en lugares solitarios con el rebaño, se entablaba una relación

81
21 DOMINGO
abril
IV domingo de Pascua
4.a semana del Salterio

afectiva entre el pastor y sus ovejas. El pastor llamaba a cada una por
su nombre y ellas reconocían su voz. Por eso, Jesús se compara con
el buen pastor que guía, protege, alimenta a su pueblo (cf. Sal 80, 2).
Mas que salir en busca de la oveja perdida, descarriada, el evange-
lio de hoy nos presenta al buen pastor como el luchador que, a costa
de su propia vida, se enfrenta a cualquiera que ponga en peligro el
rebaño. El calificativo bueno no se refiere aquí a sentimientos; no
significa «tierno, amable», sino «verdadero», «auténtico», «valiente».
Jesús es el verdadero pastor, un pastor tan apasionadamente ligado
a sus ovejas que está dispuesto a sacrificar su vida por ellas. Para
dar mayor énfasis a la imagen, Jesús la contrapone con la figura del
asalariado (vv. 12-13). Este solamente cuida las ovejas por la paga,
no tiene un vínculo personal con ellas. Si se presenta un peligro
grave, huye; no siente el compromiso de arriesgar su vida.
La imagen del Buen Pastor no se refiere solo a aquellos que ejer-
cen en la Iglesia el ministerio de la autoridad, sino a todo cristiano.
Cada discípulo debe tener un corazón de verdadero pastor, debe
cultivar la generosidad incondicional del Maestro hacia todas las
personas. Por el contrario, quien tiene corazón de asalariado se
dedica únicamente a cumplir sus funciones, nada más. Para él es un
deber, no un compromiso.
Quien tiene un corazón como el de Jesús no es un calculador, no
se pregunta hasta dónde llegan sus derechos y dónde terminan sus
deberes. Sigue una única ley: el amor «loco» por la persona humana.
El amor no conoce confines, no se detiene ante ningún obstáculo,
ningún riesgo, ningún sacrificio. Quién no ama como Cristo, no
entenderá nunca sus opciones y propuestas; lo tendrá por soñador,
iluso, imprudente, temerario.
Escanea el QR o digital el enlace para ver el video o PDF del
comentario al evangelio de hoy:
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DOMINGO
abril 21
Monición general
Si bien la experiencia de la cruz atemorizó a los discípulos de Jesús
y Pedro incluso lo negó tres veces, el encuentro con el Resucitado lo
cambió todo. Ahora ellos se transforman en testigos valerosos del
Evangelio, incluso ante los jefes del pueblo que los hostilizan. Algo
grande había pasado, ya no son los mismos porque, como nos lo dice
el pasaje del evangelio de hoy, habían descubierto en Jesús al buen
pastor que da la vida por sus ovejas. Es así como nos ha manifestado
que todos somos hijos de Dios y aún falta por revelarse lo que seremos
en el futuro.
Señor Jesús, alimenta nuestra confianza, nuestra fe en ti
porque desde tu cruz nos has mostrado cómo y cuánto nos amas.

Antífona de entrada Sal 32, 5-6


La misericordia del Señor llena la tierra, la Palabra del Señor
hizo el cielo. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, condúcenos a la asamblea gozosa
del cielo, para que la debilidad del rebaño llegue hasta donde le
ha precedido la fortaleza del Pastor. Él, que vive y reina contigo.
Primera lectura
Como en el caso de Jesús, sus discípulos también experimentaron
pronto la oposición de los jefes del pueblo. Pero, animados por la fuer-
za del Espíritu, supieron ser testigos valientes del Resucitado también
ante ello. ¡Escuchemos!
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 8-12
En aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: «Jefes
del pueblo y ancianos: hoy ha quedado sano un hombre enfer-
mo, y nos preguntan en nombre de quién se ha realizado esta
curación; pues sepan todos ustedes y todo el pueblo de Israel
que ha sido en nombre de Jesucristo Nazareno, a quien ustedes
crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por

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21 DOMINGO
abril
IV domingo de Pascua
4.a semana del Salterio

su nombre, se presenta este sano ante ustedes. Jesús es la piedra


que desecharon ustedes los arquitectos y que se ha convertido en
piedra angular; porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a
los hombres por el cual nosotros podamos salvarnos».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 117, 1.8-9.21-23.26.28-29
R. Es el Señor quien lo ha hecho.
Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su miseri-
cordia. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. R.
Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. La
piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.R.
Bendito el que viene en nombre del Señor, los bendecimos desde
la casa del Señor. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te
ensalzo. Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna
su misericordia.R.

Segunda lectura
En su Hijo Jesús, Dios nos ha revelado que todos somos hijos
suyos, pero su promesa incluso es mayor que esta, nos dice san Juan
porque seremos semejante a Él. ¡Escuchemos!
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-2
Queridos hermanos: Miren qué amor nos ha tenido el Padre
para llamarnos hijos de Dios; y en verdad ¡lo somos! El mundo
no nos conoce porque no lo conoció a Él. Queridos, ahora so-
mos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos.
Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a Él,
porque lo veremos tal cual es.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

84
DOMINGO
abril 21
Aclamación antes del Evangelio Jn 10, 14
Aleluya. Yo soy el buen Pastor —dice el Señor—, conozco mis
ovejas, y las mías me conocen. Aleluya.
Santo Evangelio
Las múltiples decepciones por los dirigentes que no hacen más
que buscar su propio beneficio nos llevan a preguntarnos si algún día
tendremos algún pastor auténtico. Pero el evangelio de hoy nos dice
dónde buscarlo. ¡Escuchemos!
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 11-18

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen
pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni
dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye;
y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado
no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, que conozco a
las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce,
y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo,
además, otras ovejas que no son de este rebaño, también a esas
las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño
y un solo pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego
mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo
la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder
para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.
Oración universal
Pidamos a Dios que el poder de Jesús resucitado se manifieste
en su Iglesia, y en cuanto hoy queremos pedirle con fe. Digamos
juntos:
R. Te lo pedimos, Señor.

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21 DOMINGO
abril
IV domingo de Pascua
4.a semana del Salterio

1. Por la Iglesia: para que en este tiempo de gozo sea testigo de la


presencia viva de Cristo, único Pastor universal. Oremos.R.
2. Por el Papa, los sacerdotes y consagrados, por aquellos a quienes
se les confía el anuncio del Evangelio: para que transmitan el
mensaje liberador de Jesús desde un compromiso radical con
la verdad. Oremos.R.
3. Por nuestra sociedad: para que todos vivamos como hermanos
y como hijos de Dios. Oremos.R.
4. Por los jóvenes: para que el Señor les dé generosidad para
seguirlo. Oremos.R.
5. Por los que sufren: para que Jesús los conforte y alivie.
Oremos.R.
6. Por nosotros y por nuestros familiares y amigos: para que la
vida de Jesús se manifieste en nuestras acciones y así demos
gloria al Dios que nos salva. Oremos.R.
Tú que eres el Buen Pastor y el guía de tu Iglesia, tú que diste
tu vida para que nosotros la tuviéramos en abundancia, escucha
nuestras oraciones y no permitas que nos apartemos de tu redil.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.R. Amén.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, alegrarnos siempre por estos misterios pas-
cuales y que la actualización continua de tu obra redentora sea para
nosotros fuente de gozo incesante. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión
Ha resucitado el buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y
se dignó morir por su rebaño. Aleluya.
Oración después de la comunión
Pastor bueno, vela compasivo sobre tu rebaño y conduce a los
pastos eternos a las ovejas que has redimido con la sangre pre-
ciosa de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
86
abril
Lunes 22 de abril
IV SEMANA DE PASCUA
4.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
En la ciudad de Cesarea, Pedro confirma que la Buena Noticia de
Jesús no hace acepción de personas, que está abierta también a los
gentiles (los no judíos). Su experiencia ayuda a derribar las barreras
mentales que aún tenían gran parte de los primeros cristianos, todos
de origen judío hasta entonces.
Jesús hace realidad las promesas de un pastor auténtico para su
pueblo, del que hablaban los profetas. Por eso, en el evangelio de
hoy, emplea esta imagen para describir la relación que establece con
nosotros, sus discípulos.
Señor Jesús, concédenos escuchar siempre tu voz
para que podamos amarte de verdad y seguirte sin limitaciones.

Antífona de entrada Rm 6, 9
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere
más; la muerte ya no tiene dominio sobre Él. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, luz perfecta de los santos, que nos has concedido
celebrar en la tierra los sacramentos pascuales, haznos gozar eter-
namente de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 11, 1-18
En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se
enteraron de que también los gentiles habían recibido la Palabra
de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión
le dijeron en son de reproche: «Has entrado en casa de incir-
cuncisos y has comido con ellos». Pedro entonces comenzó a
exponerles los hechos por su orden, diciendo: «Estaba yo orando
en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una es-

87
22 LUNES
abril
IV semana de Pascua
4.a semana del Salterio

pecie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que


era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta
donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras,
reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: “Le-
vántate, Pedro, mata y come”. Yo respondí: «De ningún modo,
Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura”.
Pero la voz del cielo habló de nuevo: «Lo que Dios ha purificado,
tú no lo consideres profano”. Esto sucedió hasta tres veces, y de
un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.
En aquel preciso momento llegaron a la casa donde está-
bamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía.
Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar.
Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de
aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel
que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa y haz venir a Simón,
llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a
ti y a tu casa”. En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el
Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al princi-
pio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho: “Juan
bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con Espíritu
Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a
nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo
para oponerme a Dios?». Oyendo esto, se calmaron y alabaron a
Dios diciendo: «Así pues, también a los gentiles les ha otorgado
Dios la conversión que lleva a la vida».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 41, 2-3; 42, 3-4
R . Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.
Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a
ti, Dios mío; mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo
entraré a ver el rostro de Dios?R.

88
LUNES
abril 22
Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan
hasta tu monte santo, hasta tu morada.R.
Me acercaré al altar de Dios, al Dios de mi alegría, y te daré gra-
cias al son de la cítara, Dios, Dios mío.R.
Aclamación antes del Evangelio Jn 10, 14
Aleluya. Yo soy el Buen Pastor —dice el Señor—, que conozco a
mis ovejas, y las mías me conocen. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 1-10
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús: «En verdad, en verdad les digo:
el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que
salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra
por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las
ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus
ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina
delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz.
A un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no
conocen la voz de los extraños». Jesús les puso esta comparación,
pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Je-
sús: «En verdad, en verdad les digo: yo soy la puerta de las ovejas.
Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos;
pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre
por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El
ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he
venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia exultante y, a quien
diste motivo de tanto gozo, concédele disfrutar de la alegría
eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

89
22 LUNES
abril
IV semana de Pascua
4.a semana del Salterio

Antífona de comunión Jn 20, 19


Jesús se puso en medio de sus discípulos y les dijo: «Paz a
ustedes». Aleluya.
Oración después de la comunión
Mira, Señor, con bondad a tu pueblo y, ya que has querido
renovarlo con estos sacramentos de vida eterna, concédele llegar
a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de ser glori-
ficada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

L a parábola del Buen Pastor devela de qué


forma el trato de Jesús hacia los pobres, los
pecadores y los excluidos refleja el corazón de
Dios. Su voluntad consiste en salir a buscar lo
que está perdido. Por eso, Él expresa gran júbilo
cuando un descarriado o excluido es integrado en
la comunidad. La vida de Jesús, como Buen Pastor,
estuvo dedicada a unir a las personas, a hacerles
sentir el amor de su Padre para incentivar que se
traten fraternalmente, por encima de cualquier
diferencia. La entrega de su vida fue por todas las
naciones, no solo por el pueblo judío. Su meta fue
conseguir la unión de todos los hijos de Dios que
estaban dispersos.
Raúl Enrique Castro Chambi

90
Martes 23 de abril abril
IV SEMANA DE PASCUA
Santos Jorge y Adalberto (ML) - 4.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
En Antioquía prosigue la expansión de la Buena Noticia hacia
los gentiles, esta vez con los de habla griega. El Evangelio no conoce
fronteras, como las diferencias culturales, la división de naciones o
cualquier otra. Guiados por el Espíritu, los primeros cristianos fueron
descubriendo esto poco a pocos.
En el evangelio, por su parte, vemos que un grupo de personas le
exige a Jesús que les revele, de una vez por todas, su identidad, pero
¿cambiará algo con eso? El Maestro les señala que tienen allí sus obras,
las cuales atestiguan con claridad quién es Él si, de verdad, se quiere ver.
Ablanda nuestros corazones, Señor Jesús, para que dejemos de lado
cualquier excusa y permitamos a tu Palabra germinar en nuestras vidas.

Antífona de entrada Ap 19, 7.6


Alegrémonos y gocemos y démosle gracias, porque reina el
Señor, nuestro Dios, dueños de todo. Aleluya.
Oración colecta
Al celebrar el misterio de la resurrección del Señor, te pedi-
mos, Dios todopoderoso, que merezcamos recibir la alegría de
nuestra redención. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 11, 19-26
En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecu-
ción provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre
y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero
algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía,
se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la
Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba
con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó la

91
23 MARTES
abril
IV semana de Pascua
4.a semana del Salterio

noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a


Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró
y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño,
porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe.
Y una multitud considerable se adhirió al Señor. Bernabé salió
para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a
Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella
Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por
primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 86, 1-7
R. Alaben al Señor, todas las naciones.
Él la ha cimentado sobre el monte santo; y el Señor prefiere las
puertas de Sion a todas las moradas de Jacob. ¡Qué pregón tan
glorioso para ti, ciudad de Dios!R.
«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; filisteos, tirios
y etíopes han nacido allí». Se dirá de Sion: «Uno por uno todos
han nacido en ella; el Altísimo en persona la ha fundado».R.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos: «Este ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan: «Todas mis fuentes están en ti».R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 10, 27


Aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—, y yo las
conozco, y ellas me siguen. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30

R. Gloria a ti, Señor.


Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del tem-
plo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico
de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: «¿Hasta

92
Santos Jorge y Adalberto
Memoria libre
MARTES
abril 23
cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo
francamente». Jesús les respondió: «Se lo he dicho, y no creen; las
obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio
de mí. Pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis
ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y
yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las
arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que
todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi
Padre. Yo y el Padre somos uno».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, alegrarnos siempre por estos misterios
pascuales, y que la actualización continua de tu obra redentora
sea para nosotros fuente de gozo incesante. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 24, 46.26
Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de entre los
muertos, para así entrar en su gloria. Aleluya.
Oración después de la comunión
Escucha, Señor, nuestras oraciones para que el santo intercam-
bio de nuestra redención nos sostenga durante la vida presente y
nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

93
Miércoles
abril 24 de abril
IV SEMANA DE PASCUA
San Fidel de Sigmaringa (ML) - 4.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Guiada por el Espíritu Santo, la comunidad emprende un paso
más: envía a Pablo y Bernabé en una misión a las ciudades de Asia
Menor. Fijémonos cómo toman las decisiones: la iniciativa surge
en un clima de oración y por consenso comunitario, no solo por un
impulso individual.
Por otro lado, Jesús, como enviado del Padre, nos trae el don de
la vida plena, pero no todos están dispuestos a aceptarlo. ¿Quedan
sujetos a la condena del Señor, entonces? Solemos imaginar eso,
pero Jesús nos recuerda que Él no desfallece en ofrecernos su amor
y misericordia.
Señor Jesús, tú, que no has venido a condenar al mundo,
haz que también nosotros seamos instrumentos de tu amor.

Antífona de entrada Sal 17, 50; 21, 23


Te daré gracias entre las naciones, Señor; contaré tu fama a
mis hermanos. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, vida de los fieles, gloria de los humildes y felicidad
de los justos, escucha con bondad nuestras súplicas, para que se
vean siempre colmados de tus dones los que tienen sed de las
promesas de tu generosidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 12, 24—13, 5
En aquellos días, la Palabra de Dios iba creciendo y se multipli-
caba. Cuando cumplieron su servicio, Bernabé y Saulo se volvie-
ron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan, por sobrenombre
Marcos. En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y
maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger; Lucio, el de Cirene;
Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo. Un

94
San Fidel de Sigmaringa
Memoria libre
MIÉRCOLES
abril 24
día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el
Espíritu Santo: «Apártenme a Bernabé y a Saulo para la obra a
que los he llamado». Entonces, después de ayunar y orar, les im-
pusieron las manos y los enviaron. Con esta misión del Espíritu
Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre. Llegados
a Salamina, anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de
los judíos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 66, 2-3.5-6.8
R . Oh, Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre
nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu
salvación.R.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con
justicia y gobiernas las naciones de la tierra.R.
Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te
alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines
del orbe.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 8, 12


Aleluya. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—; el que me
sigue tendrá la luz de la vida. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 44-50

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo: «El que cree en mí, no
cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve
al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el
que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras

95
24 MIÉRCOLES
abril
IV semana de Pascua
4.a semana del Salterio

y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar


al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no
acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he
pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he
hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha
ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su
mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo
como me ha encargado el Padre».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos haces partícipes de tu única y suprema di-
vinidad por el admirable intercambio de este sacrificio, concéde-
nos alcanzar en una vida santa la realidad que hemos conocido
en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 15, 16.19
Dice el Señor: «Yo los he escogido sacándolos del mundo y los
he destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca».
Aleluya.
Oración después de la comunión
Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo
pecado a la vida nueva los que hemos sido alimentados con los
sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

96
abril
Jueves 25 de abril
SAN MARCOS, evangelista (F)
IV semana de Pascua - Propio del Salterio - Rojo

Monición general
Hoy celebramos la fiesta de san Marcos, autor del segundo Evange-
lio. La tradición, como menciona la primera lectura, lo recuerda como
compañero del apóstol Pedro. Junto a él, compartió el mandato del
Señor de llevar la Buena Noticia al mundo entero.
Su voz y su experiencia de Jesús ha llegado hasta nosotros a través
de su Evangelio y nos anima a continuar la misión de seguir haciendo
nuevos discípulos de Jesús por medio de nuestro testimonio de vida.
Padre bueno, que nuestra vida sea un signo que atraiga
nuevos discípulos de tu Hijo a la Iglesia.

Antífona de entrada Mc 16, 15


Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la
creación. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que enalteciste a tu evangelista san Marcos con la
gracia de la predicación evangélica, concédenos aprovechar de
tal modo sus enseñanzas que sigamos con fidelidad las huellas
de Cristo. Él, que vive y reina contigo.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 5b-14
Queridos hermanos: Tengan sentimientos de humildad unos
con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia
a los humildes. Inclínense, pues, bajo la mano poderosa de
Dios, para que, a su tiempo, los ensalce. Descarguen en Él todo
su agobio, que Él se interesa por ustedes. Sean sobrios, estén
alerta, que su enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda
buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo

97
25 JUEVES
abril
IV semana de Pascua
4.a semana del Salterio

que sus hermanos en el mundo entero pasan por los mismos su-
frimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia,
que les ha llamado en Cristo a su eterna gloria, los restablecerá,
los afianzará, los robustecerá. Suyo es el poder por los siglos.
Amén. Les he escrito esta breve carta por mano de Silvano, al
que tengo por hermano fiel, para exhortarles y atestiguarles
que esta es la verdadera gracia de Dios. Manténgase en ella. Les
saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi hijo.
Salúdense entre ustedes con el beso del amor fraterno. Paz a
todos ustedes, los cristianos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 88, 2-3.6-7.16-17
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fi-
delidad por todas las edades. Porque dije: «Tu misericordia es un
edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad». R.
El cielo proclama tus maravillas, Señor, y tu fidelidad es la asam-
blea de los ángeles. ¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos?R.
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh, Señor, a
la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es
su orgullo.R.

Aclamación antes del Evangelio 1 Co 1, 23-24


Aleluya. Nosotros predicamos a Cristo crucificado, fuerza de
Dios y sabiduría de Dios. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:
«Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la

98
San Marcos, evangelista
Fiesta
JUEVES
abril 25
creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a
creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos
signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno
mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos,
y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús subió al
cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar
el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando
la Palabra con las señales que los acompañaban.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza, celebrando
la gloria de san Marcos, y te pedimos humildemente que la
predicación evangélica se mantenga siempre en tu Iglesia. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 28, 20
Sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final
de los tiempos, dice el Señor. Aleluya.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Dios todopoderoso, que nos santifique el don
recibido de tu santo altar y nos fortalezca en la fe del Evangelio
que san Marcos predicó. Por Jesucristo, nuestro Señor.

H oy el Señor nos invita a proclamar su Pala-


bra, a mostrar compasión y misericordia
por los demás y hacer fructíferos los dones que el
Señor nos ha dado.
Raúl Enrique Castro Chambi

99
JUEVES
Valoremos
enero la santidad
enero

San Marcos, evangelista (siglo i)


Marcos era hijo de María, una mujer de
Jerusalén, en cuya casa se refugiará Pedro
después de ser liberado milagrosamente de
la cárcel. De familia acomodada, Marcos
tenía una relación estrecha con Jesús: ponía
a su disposición la casa de Jerusalén y el
huerto que poseía en el monte de los olivos.
En la gran sala de su casa, se celebró
la última cena. Luego, cuando Jesús y los
apóstoles se van al monte de los olivos,
Juan Marcos asiste con ellos, aunque
se queda dormido. Despertado por el estruendo de los guardias que
venían a arrestar a Jesús, se levanta a mirar. Un soldado lo sujeta, pero
él, dejando el manto que lo envolvía, huye desnudo.
Acompaña a Jesús durante los últimos y dolorosos acontecimientos
de la pasión y luego en aquellos gloriosos de la resurrección y de
Pentecostés. Posteriormente, forma parte de la comunidad cristiana
primitiva, junto con su madre y el tío Bernabé.
En el año 44, Bernabé junto con Pablo regresan a Jerusalén desde
Antioquía; Marcos escucha sus relatos sobre la difusión del Evangelio
en aquella ciudad y, cuando deciden emprender otro viaje misionero,
se une a ellos. Así se convierte en un fiel colaborador de Pablo,
siguiéndolo hasta Roma.
Pedro, que se sirve de él como intérprete, lo envía a Alejandría de
Egipto. Aquí Marcos habría fundado la Iglesia y habría encontrado el
martirio.
Sus reliquias fueron custodiadas celosamente por los cristianos de
Egipto hasta el 828. Pero luego, para evitar que cayeran en manos de los
musulmanes, las trasladaron a Venecia y, en su honor, se construyó la
magnífica basílica que todavía admiramos hoy. El relato del Evangelio
de Marcos es considerado el más antiguo y el más fiel en cuanto es
tomado directamente de los labios de Pedro.
Tomado de M. Castelli, Los santos del año, vol. 1. Paulinas.

100
Viernes 26 de abril abril
IV SEMANA DE PASCUA
4.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
En cada ciudad donde llegaban, Pablo y Bernabé acudían primero
a anunciar la Buena Noticia en las sinagogas, es decir, a sus hermanos
judíos, como vemos en la primera lectura. Luego, recién predicaban
para los gentiles, sobre todo, si eran rechazados por los primeros.
El evangelio de hoy está tomado del extenso discurso de despedida
de Jesús narrado por san Juan. ¿Qué significaba aquella partida para sus
discípulos? ¿Los estaba dejando solos? Esas son las mismas cuestiones
que nos planteamos hoy, pero Jesús nos recuerda que todos, junto a
Él, tenemos un lugar en la casa del Padre.
Gracias, Señor Jesús, porque tú no nos abandonas,
tú eres nuestro camino al Padre.

Antífona de entrada Ap 5, 9-10


Señor, con tu sangre has adquirido para Dios hombres de
toda tribu, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para
nuestro Dios un reino de sacerdotes. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, autor de nuestra libertad y salvación, escucha las
súplicas de quienes te invocamos y, pues nos has salvado con
la sangre derramada de tu Hijo, haz que vivamos siempre por
ti y en ti gocemos al encontrar la felicidad eterna. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 13, 26-33
En aquellos días, cuando llegó Pablo a Antioquía de Pisidia,
decía en la sinagoga: «Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y
todos ustedes los que temen a Dios: a nosotros se nos ha enviado
esta palabra de salvación. En efecto, los habitantes de Jerusalén y
sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las pala-

101
26 VIERNES
abril
IV semana de Pascua
4.a semana del Salterio

bras de los profetas que se leen los sábados, pero las cumplieron
al condenarlo. Y, aunque no encontraron nada que mereciera la
muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando
cumplieron todo lo que estaba escrito de Él, lo bajaron del ma-
dero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos.
Durante muchos días, se apareció a los que habían subido con
Él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el
pueblo. También nosotros les anunciamos la Buena Noticia de
que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cum-
plido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús. Así está escrito en
el salmo segundo: “Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 2, 6-11
R. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
«Yo mismo he establecido a mi Rey en Sion, mi monte santo».
Voy a proclamar el decreto del Señor; Él me ha dicho: «Tú eres mi
hijo: yo te he engendrado hoy».R.
«Pídemelo: te daré en herencia las naciones; en posesión, los
confines de la tierra: los gobernarás con cetro de hierro, los que-
brarás como jarro de loza».R.
Y ahora, reyes, sean sensatos; escarmienten, los que rigen la tierra:
sirvan al Señor con temor, ríndanle homenaje temblando.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 14, 6


Aleluya. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida —dice el Señor—;
nadie va al Padre, sino por mí. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No se turbe su
corazón, crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi

102
VIERNES
abril 26
Padre hay muchas moradas; si no, se lo habría dicho, porque me
voy a prepararles un lugar. Cuando vaya y les prepare un lugar,
volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy yo estén
también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el camino». Tomás
le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber
el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la
vida. Nadie va al Padre sino por mí».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acoge, Señor, con bondad las ofrendas de tu familia, para que,
bajo tu protección, no pierda los dones ya recibidos y alcance los
eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Rm 4, 25
Cristo, nuestro Señor, fue entregado por nuestros pecados y
resucitó para nuestra justificación. Aleluya.
Oración después de la comunión
Guarda, Señor, con tu amor constante a los que has salvado,
para que los redimidos por la pasión de tu Hijo se alegren con
su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

C omunicar el amor misericordioso del Señor,


¡esta es nuestra misión! También a nosotros
nos han dado la «lengua» del Evangelio y el «fuego»
del Espíritu Santo, porque mientras anunciamos
a Cristo resucitado, vivo y presente en medio de
nosotros, calentamos el corazón de los pueblos
acercándoles a Él, camino, verdad y vida.
Papa Francisco

103
abril Sábado 27 de abril
SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO, obispo (S/F)
IV semana de Pascua - 4.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
En el Perú celebramos hoy la fiesta de santo Toribio de Mogrovejo,
el segundo arzobispo de Lima. Él supo hacer vida la Palabra de Dios que
escuchamos hoy. Fue solícito al llamado de Dios como el profeta Isaías,
aunque siempre con humildad. Se destacó, asimismo, como un gran
misionero, que hizo realidad el mandato de Jesús de hacer discípulos
suyos entre todos los pueblos. De hecho, la muerte lo sorprendió
en una de sus tantas giras pastorales. Dejemos que su ejemplo nos
infunda ánimo para seguir llevando el Evangelio por todo el mundo.
Señor, infunde también en nosotros el celo apostólico
que diste a tu hijo santo Toribio.
Antífona de entrada Ez 34, 11.23-24
Buscaré a mis ovejas, dice el Señor, y suscitaré un pastor que
las apaciente: yo, el Señor, seré su Dios.
Se dice el gloria.
Oración colecta
Señor, tú has querido fortalecer tu Iglesia en América median-
te los trabajos apostólicos y el celo por la verdad de tu obispo
santo Toribio; concede al pueblo a ti consagrado crecer constan-
temente en la fe y dar auténticos frutos de santidad. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 6, 1-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre
un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.
Y vi serafines en pie junto a Él, cada uno con seis alas: con dos
alas se cubrían el rostro, con dos alas se cubrían el cuerpo, con
dos alas se cernían. Y se gritaban uno a otro, diciendo: «¡Santo,
santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su
gloria!». Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su
104
Santo Toribio de Mogrovejo
Solemnidad/Fiesta
SÁBADO
abril 27
voz, y el templo estaba lleno de humo. Yo dije: «¡Ay de mí, estoy
perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de
un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Se-
ñor de los ejércitos». Y voló hacia mí uno de los serafines, con un
ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas;
la aplicó a mi boca y me dijo: «Mira: esto ha tocado tus labios,
ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado». Entonces
escuché la voz del Señor, que decía: «¿A quién mandaré? ¿Quién
irá por mí?». Contesté: «Aquí estoy, mándame».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 116, 1-2
R. Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio.
Alaben al Señor, todas las naciones, aclámenlo, todos los
pueblos.R.
Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por
siempre.R.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los Corintios 4, 1-5
Hermanos: Que la gente solo vea en nosotros servidores de
Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un
administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de
menos es que me pidan cuentas ustedes o un tribunal humano;
ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me
remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el
Señor. Así, pues, no juzguen antes de tiempo: dejen que venga
el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al
descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibi-
rá la alabanza de Dios.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

105
27 SÁBADO
abril
IV semana de Pascua
4.a semana del Salterio

Aclamación antes del Evangelio Mt 28, 19a.20b


Aleluya. Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos —dice
el Señor—; yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al
monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron,
pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se
me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan
discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar
todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes
todos los días, hasta el fin del mundo».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor.
(Donde se celebra como solemnidad se dice el credo).

Oración sobre las ofrendas


Mira con bondad, Señor, las ofrendas que presentamos en este
santo altar en la fiesta de santo Toribio, para que glorifiquen tu
nombre y nos obtengan el perdón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 15, 16
No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy yo
quien los he elegido y los he destinado para que vayan y den
fruto, y su fruto permanezca.
Oración después de la comunión
Alimentados por estos sacramentos te pedimos humildemen-
te, Señor, que, a ejemplo de santo Toribio, nos esforcemos en
proclamar lo que él creyó y en poner en práctica lo que enseñó.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

106
SÁBADO
abril 27
En otros lugares
IV SEMANA DE PASCUA
4.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Como en Judea, el anuncio del Evangelio en las ciudades griegas
también estuvo marcado por dificultades. Pablo y Bernabé afrontan
una férrea oposición de un grupo de judíos de Antioquía de Pisidia. No
obstante, eso no impidió que formaran una pequeña comunidad de
discípulos.
En el evangelio de hoy, parece que los discípulos tampoco terminan
de entender que Jesús es el rostro del Padre: lo que Él hace y dice es
lo que el Padre le ha mostrado. ¿De verdad confiamos en que al ver a
Jesús estamos viendo a Dios mismo?
Señor Jesús, ayúdame a reconocer al Padre en tus palabras y acciones,
que son revelación de su misericordia en favor de la humanidad sufriente.

Antífona de entrada 1 P 2, 9
Pueblo adquirido por Dios, anuncien las proezas del que los
llamó de las tinieblas a su luz maravillosa. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que en la solemnidad de la Pascua has dado al
mundo los auxilios del cielo, continúa dispensando el perdón
a tu Iglesia, para que lo realizado en el tiempo nos sirva para la
vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 13, 44-52
El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra
del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y res-
pondían con blasfemias a las palabras de Pablo. Entonces Pablo
y Bernabé dijeron con toda valentía: «Teníamos que anunciarles

107
27 SÁBADO
abril
IV semana de Pascua
4.a semana del Salterio

primero a ustedes la Palabra de Dios; pero como la rechazaron


y no se consideran dignos de la vida eterna, sepan que nos de-
dicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te
he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación
hasta el confín de la tierra”».
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la
Palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la
vida eterna. La Palabra del Señor se iba difundiendo por toda
la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas,
adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron
una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su
territorio. Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se
fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de
alegría y de Espíritu Santo.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 97, 1-4
R . Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.R.
El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su jus-
ticia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la
casa de Israel.R.
Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro
Dios. Aclama al Señor, tierra entera; griten, vitoreen, toquen.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 8, 31b-32


Aleluya. Si permanecen en mi Palabra —dice el Señor—, serán
de verdad discípulos míos y conocerán la verdad. Aleluya.

108
SÁBADO
abril 27
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 7-14
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me conocie-
ran a mí, conocerían también a mi Padre. Ahora ya lo conocen
y lo han visto». Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos
basta». Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no
me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.
¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy
en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por
cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, Él mismo hace
las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si
no, crean a las obras. En verdad, en verdad les digo: el que cree
en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores,
porque yo me voy al Padre. Y lo que pidan en mi nombre, yo lo
haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden
algo en mi nombre, yo lo haré».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, en tu bondad, santifiques estos dones,
aceptes la ofrenda de este sacrificio espiritual y nos transformes
en oblación perenne. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 17, 24
Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo
donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste. Aleluya.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te
pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor lo que
tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.

109
abrilDomingo 28 de abril
V DOMINGO DE PASCUA
1.ª semana del Salterio - Blanco

«El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante»


Hch 9, 26-31; Sal 21, 26-28.30-32; 1 Jn 3, 18-24; Jn 15, 1-8
Algunos años después de su conversión, Pablo decide hacer un viaje
a Jerusalén. Quería encontrase con Pedro y conocer a aquella comuni-
dad a la que antes había perseguido con tanto encono. Todos estaban
al corriente de su cambio radical de vida; pero muchos todavía descon-
fiaban de él y, antes de acogerlo, querían asegurarse de la honestidad
de su cambio (v. 26). Interviene Bernabé, un discípulo que gozaba de
reconocimiento, y aboga a su favor porque es testigo de su conversión.
Sus correligionarios judíos, sin embargo, no podían ver a Pablo
sino como un hereje, un traidor a la fe y a las tradiciones de los
padres (vv. 28-30). Por eso, incluso tramaban matarlo. Ese es el
inicio de una larga serie de persecuciones por las que tendrá que
atravesar el apóstol a causa de Cristo. Sin embargo, amparado por
la comunidad y con el visto bueno de los apóstoles, está listo para
lanzarse a una misión más amplia: el anuncio del Evangelio a los
no judíos, a los paganos.
En el evangelio de hoy, Jesús inicia con una frase provocativa: «Yo
soy la vid verdadera» (v. 1). Esta era una imagen muy querida en el
pueblo hebreo, ya que, con frecuencia, se describe a Israel como la
viña del Señor. Los profetas lo empleaban a menudo para cuestionar
la infidelidad del Israel-Viña al plan de Dios. Sin embargo, ahora ha
llegado la vid auténtica, Jesucristo, nos dice Juan. Él es la vid verdadera
cuyos sarmientos lo componen sus discípulos. El Padre espera de ellos
frutos deliciosos: justicia, rectitud y amor. Por eso, ejerce como jardine-
ro, como viñador: los poda y los corta (vv. 2-3).
Los viticultores realizaban la poda en dos estaciones del año.
El primero tenía lugar durante el invierno y consistía en arrancar
las ramas inútiles. La segunda se efectuaba en agosto, se cortaban

110
DOMINGO
abril 28
los brotes débiles para favorecer los mejores. La interpretación más
inmediata de estas imágenes puede conducir a la tristeza; parece, de
hecho, una grave amenaza a los sarmientos muertos o improducti-
vos, que podrían representar a los cristianos tibios o incoherentes
con su propia fe. Su destino sería el fuego: Si uno no permanece en
mí, lo tirarán afuera como el sarmiento y se secará: los toman, los echan
al fuego y se queman (v. 6).
Es una interpretación engañosa y opuesta a la predilección de
Dios por los más débiles. Podar y cortar no son imágenes de repre-
salias, sino de la premura de Dios en favor de todo ser humano, de
todo discípulo. El hecho de estar incorporados a Cristo —ya sea por
acción directa del Espíritu, como sucede con quienes no han sido
bautizados, ya sea por el renacer desde «el agua y el Espíritu» como
es el caso de los cristianos— no nos dispone a producir automáti-
camente fruto. Las ramas secas no representan a individuos que se
comportan de manera poco edificante, sino a las miserias, las infide-
lidades al Evangelio, las debilidades, los pequeños y grandes pecados
presentes incluso en el mejor de los discípulos. Nadie es inmune;
todo el mundo tiene una constante necesidad de purificación.
Más que andar buscando «ramas secas» en otros, esta parábola es
una invitación a la autoconciencia, a mirarnos a nosotros mismos
y ver cuáles son aquellos sarmientos estériles que necesitamos que
Dios nos ayude a podar. No es una amenaza, más bien es un llama-
do a fiarnos de la fuerza del Señor que puede limpiarnos de aquellas
miserias que, a nivel individual, eclesial y social, nos impiden dar
los frutos que el Evangelio enseña. El secreto que lo hace posible nos
lo da Jesús mismo: permanecer unidos a Él como los sarmientos a
la vid. Entonces su «savia» corre por nuestra existencia y la fructifica.

Escanea el QR o digital el enlace para ver el video o PDF del


comentario al evangelio de hoy:
https://libreriapaulinasonline.com/lecturas_dominicales_b26.jsp

111
28 DOMINGO
abril
V domingo de Pascua
1.a semana del Salterio

Monición general
La liturgia de la Palabra de este domingo nos recuerda un aspecto
fundante de nuestra vida cristiana. Para que esta sea auténtica,
necesitamos permanecer unidos a Jesús y dar frutos concretos que
atestigüen nuestra adhesión al Evangelio. Asimismo, también existen
brotes, ramas secas que necesitamos podar, descartar para llevar una
vida fructífera. Por eso, san Juan nos recuerda que la fe se expresa con
la vida, más que con palabrerías. Y san Pablo nos ofrece un ejemplo
concreto de una fe sólida y creativa, que no se derrumba ni siquiera
ante los peligros de muerte.
Señor Jesús, danos una mirada lúcida para que sepamos elegir
los caminos que nos ayudan a permanecer unidos a ti.

Antífona de entrada Sal 97, 1-2


Canten al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravi-
llas; reveló a las naciones su salvación. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, lleva a su pleno cumplimiento en
nosotros el misterio pascual, para que, quienes, por tu bondad,
han sido renovados en el santo Bautismo, den frutos abundantes
con tu ayuda y protección y lleguen a los gozos de la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Pablo, de perseguidor, había pasado a testigo y anunciador de la
Buena Noticia. Pero, más adelante, Él mismo será hostilizado por esta
causa. ¡Escuchemos!
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 9, 26-31
En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de jun-
tarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no
se fiaban de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se
lo presentó a los apóstoles. Saulo les contó cómo había visto al
Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco

112
DOMINGO
abril 28
había predicado públicamente el nombre de Jesús. Saulo se
quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando
públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también
con los judíos de lengua griega, que se propusieron matarlo. Al
enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y de allí lo enviaron
a Tarso. La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Sama-
ria. Se iba construyendo y progresaba en fidelidad al Señor, y se
multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 21, 26-28.30-32
R. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Cumpliré mis votos delante de sus fieles. Los desvalidos comerán
hasta saciarse, alabarán al Señor los que lo buscan: viva su cora-
zón por siempre.R.
Lo recordarán y volverán al Señor hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos. Ante Él
se postrarán las cenizas de la tumba, ante Él se inclinarán los que
bajan al polvo.R.
Me hará vivir para Él, mi descendencia le servirá, hablarán del
Señor a la generación futura, contarán su justicia al pueblo que
ha de nacer: todo lo que hizo el Señor.R.

Segunda lectura
La fe en Jesús no se reduce a meras confesiones de palabra, es
nuestra vida la que debe mostrar que creemos en Él, nos recuerda san
Juan. ¡Escuchemos!
Lectura de la primera carta del Apóstol san Juan 3, 18-24
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad
y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y
tendremos nuestra conciencia tranquila ante Él, en caso de que
nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra

113
28 DOMINGO
abril
V domingo de Pascua
1.a semana del Salterio

conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos


condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos
lo recibimos de Él, porque guardamos sus mandamientos y ha-
cemos lo que le agrada. Y este es su mandamiento: que creamos
en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a
otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos
permanece en Dios, y Dios en Él; en esto conocemos que perma-
nece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 15, 4.5b
Aleluya. Permanezcan en mí, y yo en ustedes —dice el Señor—;
el que permanece en mí da fruto abundante. Aleluya.
Santo Evangelio
Jesús utiliza la imagen de la vid y los sarmientos para comparar la
relación entre Él y nosotros, sus discípulos. ¿Podemos acaso dar frutos
si nos separamos de Él? ¡Escuchemos!

114
DOMINGO
abril 28
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la ver-
dadera vid, y mi Padre es el viñador. Si alguna de mis ramas
no da fruto, Él la arranca; y poda las que dan fruto, para que
den más fruto. Ustedes ya están limpios por las palabras que les
he hablado; permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes.
Como la rama no puede producir frutos por sí misma, si no
permanece en la vid, así tampoco pueden ustedes producir fruto
si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes las ramas; el que
permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin
mí no pueden hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran
fuera, como ramas secas; luego las recogen y las echan al fuego,
y arden. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en
ustedes, pidan lo que quieran y se les dará. Con esto recibe
gloria mi Padre, en que ustedes den fruto abundante; así serán
discípulos míos».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Hermanos, la señal de los cristianos es el amor. Pidamos a
Dios que este amor sea una realidad en el seno de la Iglesia y en
el mundo entero. Oremos diciendo:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Para que la comunión sea una realidad en la Iglesia y todos
vivamos en el amor de Cristo. Oremos al Señor.R.
2. Para que Cristo resucitado ayude a los obispos y sacerdotes
en la animación de las comunidades cristianas. Oremos al
Señor.R.

115
28 DOMINGO
abril
V domingo de Pascua
1.a semana del Salterio

3. Para que la gracia de Dios y la victoria de Cristo sobre la


muerte y el pecado sostenga a los que anuncian el Evangelio
en tierras de misión. Oremos al Señor.R.
4. Para que se restablezcan las relaciones entre los pueblos,
naciones y personas que están divididas, y la fuerza del amor
de Cristo transforme los corazones. Oremos al Señor.R.
5. Para que los difuntos gocen de la vida eterna en la Jerusalén
celestial, y el Señor consuele a los que lloran su partida.
Oremos al Señor.R.
Señor Dios nuestro, que glorificando a tu Hijo nos abriste el
camino a la gloria; mira nuestras oraciones, derrama en nuestros
corazones el amor, y haz que aguardemos tu venida amándonos
los unos a los otros como tú nos amas. Por Jesucristo nuestro
Señor.R. Amén.

Oración sobre las ofrendas


Oh, Dios, que nos haces partícipes de tu única y suprema di-
vinidad por el admirable intercambio de este sacrificio, concéde-
nos alcanzar en una vida santa la realidad que hemos conocido
en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 15, 1.5
Yo soy la verdadera vid, y ustedes los sarmientos, dice el Se-
ñor; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.
Aleluya.
Oración después de la comunión
Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo
pecado a la vida nueva los que hemos sido alimentados con los
sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

116
abril
Lunes 29 de abril
SANTA CATALINA DE SIENA, virgen y doctora (MO)
V semana de Pascua - 1.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
En Listra, Pablo y Bernabé realizan un signo que despierta la
euforia de la gente: los confunden con la encarnación de sus dioses.
No obstante, esta ocasión es aprovechada por los apóstoles para
presentarles al Dios vivo y llamarlos a aceptar la Buena Noticia.
Por su parte, Jesús, en el evangelio de hoy, nos aclara que nuestra
adhesión a su Palabra significa permanecer en su amor y, por tanto,
en el amor del Padre. Pero ¿es una aceptación solamente intelectual o
desde la vida?
Señor Jesús, ayúdanos a que nuestro amor a ti se exprese siempre
en el amor al prójimo, como tú nos has enseñado.

Antífona de entrada
Esta es una virgen sabia y una del número de las prudentes,
que salió a recibir a Cristo con la lámpara encendida. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que inflamaste de amor divino a santa Catalina de
Siena en la contemplación de la pasión del Señor y en el servicio
a tu Iglesia, concede a tu pueblo, por su intercesión, que, unido
al misterio de Cristo, se alegre siempre por la manifestación de
su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 14, 5-18
En aquellos días, en Iconio se produjeron conatos de violencia
de parte de los gentiles y de los judíos, con sus autoridades, para
maltratar a Pablo y Bernabé y apedrearlos. Ellos, al darse cuenta
de la situación, huyeron a las ciudades de Licaonia, a Listra y
Derbe y alrededores, donde se pusieron a predicar el Evangelio.
Había en Listra, sentado, un hombre impedido de pies; cojo
desde el seno de su madre, nunca había podido andar. Estaba

117
29 LUNES
abril
V semana de Pascua
1.a semana del Salterio

escuchando las palabras de Pablo, y este, fijando en él la vista


y viendo que tenía una fe capaz de obtener la salud, le dijo en
voz alta: «Levántate, ponte derecho sobre tus pies». El hombre
dio un salto y echó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, el
gentío exclamó en la lengua de Licaonia: «Los dioses en figura de
hombres han bajado a visitarnos». A Bernabé lo llamaban Zeus,
y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote
del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad trajo a
las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un
sacrificio. Al oírlo, los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el
manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando y dicien-
do: «Hombres, ¿qué hacen ustedes? También nosotros somos
humanos de la misma condición de ustedes; les anunciamos
esta Buena Noticia: que dejen los ídolos vanos y se conviertan al
Dios vivo “que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que con-
tienen”. En las generaciones pasadas, permitió que cada pueblo
anduviera su camino; aunque no ha dejado de dar testimonio
de sí mismo con sus beneficios, mandándoles desde el cielo la
lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoles comida y alegría en
abundancia». Con estas palabras, a duras penas disuadieron al
gentío de que les ofrecieran un sacrificio.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 113B, 1-4.15-16
R. No a nosotros, Señor, sino a tu nombre da la gloria.
No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la
gloria, por tu bondad, por tu lealtad. Por qué han de decir las
naciones: «¿Dónde está su Dios?».R.
Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace. Sus ídolos,
en cambio, son plata y oro, hechura de manos humanas.R.
Benditos sean del Señor, que hizo el cielo y la tierra. El cielo
pertenece al Señor, la tierra se les ha dado a los hombres.R.

118
Santa Catalina de Siena
Memoria obligatoria
LUNES
abril 29
Aclamación antes del Evangelio Jn 14, 26
Aleluya. El Espíritu Santo será quien les enseñe todo a ustedes y
les vaya recordando todo lo que les he dicho. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 21-26

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que acepta
mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama
será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifes-
taré a él». Le dijo Judas, no el Iscariote: «Señor, ¿qué ha sucedido
para que te reveles a nosotros y no al mundo?». Respondió Jesús
y le dijo: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo
amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no
me ama no guarda mis Palabras. Y la Palabra que están oyendo
no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto
ahora que estoy a su lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que
enviará el Padre en mi nombre, será quien se lo enseñe todo y les
vaya recordando todo lo que les he dicho».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, el sacrificio de salvación que te ofrecemos en la
conmemoración de santa Catalina de Siena, y haz que instruidos
con sus enseñanzas podamos darte gracias a ti, Dios verdadero,
con fervor creciente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 1 Jn 1, 7
Si vivimos en la luz, lo mismo que Dios está en la luz, enton-
ces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo
Jesús nos limpia de todo pecado. Aleluya.
Oración después de la comunión
Señor, la mesa del cielo en la que hemos sido alimentados, y
que sustentó a santa Catalina de Siena en su vida temporal, nos
obtenga la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

119
abril Martes 30 de abril
V SEMANA DE PASCUA
San Pío V (ML) - 1.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
De manera sorprendente, en la ciudad de Listra, la gente pasa del
intento de ofrecer sacrificios a Pablo y Bernabé, como escuchamos
ayer, a apedrearlos incitados por adversarios suyos provenientes de
otras ciudades cercanas. Sin embargo, los apóstoles nos muestran su
valentía y la fuerza que les viene de Dios para seguir fortaleciendo a las
nacientes comunidades cristianas.
En el evangelio, a las puertas de su partida, Jesús nos otorga la paz.
Iba a comenzar uno de los momentos más turbulentos (su crucifixión)
y, sin embargo, Él nos regala ese don, una de las expresiones de su
amor. Por eso, incluso en las situaciones más aciagas, el Señor nos
invita a la confianza, la calma y la esperanza.
Señor, que la paz y valentía que nos infundes nos permitan
mantenernos fortalecidos incluso en medio de las tormentas de la vida.

Antífona de entrada Ap 19, 5; 12, 10


Alaben a nuestro Dios todos los que lo temen, pequeños y
grandes, porque ha establecido la salvación y el poder y la potes-
tad de su Cristo. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que en la resurrección de Cristo nos has renovado
para la vida eterna, concede a tu pueblo la firmeza de la fe y de
la esperanza, para que nunca dudemos del cumplimiento de las
promesas que hemos conocido siendo tú el autor. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 14, 19-28
En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de
Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arras-
traron fuera de la ciudad, dándole ya por muerto. Entonces lo

120
San Pío V
Memoria libre
MARTES
abril 30
rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad. Al
día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar
el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos,
volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discí-
pulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay
que pasar muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los
encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron
Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra
en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquia,
de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la
misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia,
les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo
había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí
bastante tiempo con los discípulos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 144, 10-13.21
R . Tus amigos, Señor, proclaman la gloria de tu reinado.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus
fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus
hazañas.R.
Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu
reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de
edad en edad.R.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor, todo viviente bendiga
su santo nombre por siempre jamás.R.

Aclamación antes del Evangelio Lc 24, 26


Aleluya. Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de
entre los muertos; y entrara así en su gloria. Aleluya.

121
30 MARTES
abril
V semana de Pascua
1.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 27-31a

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «La paz les dejo,
mi paz les doy; no se la doy yo como la da el mundo. Que no se
turbe su corazón ni se acobarde. Me han oído decir: “Me voy y
volveré al lado de ustedes”. Si me amaran, se alegrarían de que
vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Se lo he dicho
ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean. Ya
no hablaré mucho con ustedes, pues se acerca el príncipe de este
mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que
el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre
me ha ordenado, así actúo yo».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia exultante, y a quien
diste motivo de tanto gozo concédele disfrutar de la alegría eter-
na. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Rm 6, 8
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos
con Él. Aleluya.
Oración después de la comunión
Mira, Señor, con bondad a tu pueblo, ya que has querido
renovarlo con estos sacramentos de vida eterna, concédele llegar
a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de ser glori-
ficada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

122
CURSO
BÍBLICO
LECCIÓN 13: Cristo, cabeza del cosmos
Colosenses y 2 Tesalonicenses
Como vimos en la lección previa, las otras dos cartas que corres-
ponden a la segunda generación cristiana son Colosenses (Col) y 2
Tesalonicenses (2 Ts), es decir, habrían sido escritas por discípulos de
Pablo. Varios investigadores sostienen que la primera guarda bastante
relación con la carta a los Efesios y, probablemente, el autor de esta la
utilizó como referente. La segunda proviene de un contexto distinto.
Años después de la muerte del apóstol, se suscitaron en Tesalónica algu-
nas situaciones, sobre todo, en torno a la segunda venida del Señor, que
exigían respuestas distintas o complementarias a las de 1 Tesalonicenses.
I. Colosenses
Pablo no fundó la comunidad de Colosas, sino quizás Epafras,
compañero suyo y nativo de esa ciudad. Al parecer, tampoco la conocía
personalmente, pero ellos se sentían ligados a la tradición paulina. La
mayoría eran de origen pagano, aunque parece que había también
algunos miembros provenientes del judaísmo. En todo caso —afirma
el autor—, ahora «ya no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso,
extranjero ni incivilizado, esclavo ni libre, sino que Cristo lo es todo y
en todos» (Col 3, 11). Colosas, sin embargo, como otras ciudades de la
región, estaba fuertemente influenciada por el pensamiento de origen
griego y no era fácil para los cristianos sustraerse a su influjo.
De acuerdo con el biblista Eduard Schweiser, a finales del siglo i y
los siglos subsiguientes, se difundió, principalmente en la parte orien-
tal del Imperio romano, una ideología pesimista sobre este mundo
material y sus elementos. Como alternativa, existía otro mundo supe-
rior, estable y puro de donde provendría el alma y al que esta debía

123
LECCIÓN 13: Cristo, cabeza del cosmos
Colosenses y 2 Tesalonicenses

retornar. Por eso, corrientes como el estoicismo y el platonismo veían


en la inmaterialidad del alma una posibilidad de escape de este mundo
material. Mediante prácticas ascéticas se podía alcanzar la liberación
del alma de sus ataduras terrenas. Abluciones de purificación, culto
a los dioses y poderes angélicos también resultaban propicios para
ponerse en contacto con esas potencias celestiales.
¿Cómo entender el Evangelio de Jesús en un contexto así? La pro-
blemática que el autor identifica es que la fe cristiana se veía amena-
zada por ese conjunto de creencias. Se llegaba al punto de desplazar a
Cristo mismo. El protagonismo, el papel de mediadores entre Dios y
la humanidad lo ocupaban una serie de «tronos, dominaciones, princi-
pados, potestades» (Col 1, 16) y «ángeles» (Col 2, 18), ya no Jesucristo.
Dios mismo era un ser completamente lejano. Si nos fijamos en la
cosmovisión de esa época, podemos hacernos una idea más clara de
esos planteamientos (ver el Gráfico 1).
Gráfico 1. Visión del mundo
en Colosas
NDO DE DIO
MU S

nes
inacio ipado
s
Pote
Dom Princ stade
s
nos LO INTERMEDIO
Tro CIE Ángeles

TIERRA - MUNDO HUMANO

La carta a los Colosenses es una respuesta a esas circunstancias. Sigue


la estructura de la mayoría de epístolas paulinas. Inicia con el saludo
y acción de gracias (Col 1, 1-14), el cuerpo de la carta lo conforma
una sección doctrinal (Col 1, 15—2, 23) y otra de orientaciones éticas
(Col 3, 1—4, 1) y la conclusión contiene algunas noticias diversas y

124
LECCIÓN 13: Cristo, cabeza del cosmos
Colosenses y 2 Tesalonicenses

los habituales saludos de despedida (Col 4, 2-18). En esta lección nos


focalizamos en la parte central de la epístola.
* Cristo, cabeza de todo (Col 1, 15—2, 23)
¿Por qué el autor de la carta percibe las doctrinas que hemos
enunciado como ajenas al Evangelio? La razón principal era que des-
virtuaban la fe cristiana; quitaban todo su sentido al acontecimiento
salvífico y la revelación de Dios en su Hijo Jesucristo. Si se despreciaba
este mundo en aras de otro de corte espiritual, celeste, se negaba la
bondad de la obra creadora de Dios. Si el culto y la oración estaban
dirigidas a las potencias celestes que hemos mencionado, se rechazaba
la centralidad de Cristo. ¿Qué decir entonces?
El autor formula su respuesta a los colosenses con un hermoso himno
cristológico (Col 1, 15-20): «Cristo es imagen del Dios invisible, primogé-
nito de toda criatura, porque en Él fue creado todo» (vv. 15-16). Cierto, a
Dios nadie lo ha visto nunca, pero en Jesús nos ha mostrado su rostro.
Por tanto, ¿qué sentido tiene buscar la mediación de otras potencias
si Cristo es nuestro camino al Padre? Solo Él basta. Además, resulta
infundado también el desprecio de este mundo, porque proviene de las
manos del Creador y se sostiene en Cristo, cabeza del cosmos y de la
Iglesia. En la cruz de su Hijo, Dios ha reconciliado consigo (ha atraído
hacia sí) a la humanidad y a todo cuanto existe. Como vemos, la visión
del autor aquí no se centra solo en los humanos, toda la creación par-
ticipa de la acción salvífica de Dios, toda ella está llena de la presencia
de Cristo y camina hacia su encuentro futuro.
Las doctrinas de los falsos maestros y sus filosofías (cf. Col 2, 8) pro-
movían, asimismo, prácticas cultuales y morales, al parecer, influenciadas
también por tradiciones judías. Prohibían ciertos alimentos y bebidas
(no se especifica cuáles); celebraban días festivos, lunas nuevas y sábados
(cf. Col 2, 17) y daban «culto a los ángeles» (Col 2, 18). Promovían tam-
bién prácticas de «mortificación corporal» (Col 2, 23). Estos preceptos y
ritos —dice el autor— basan su pretensión de sabiduría en una aparente
religiosidad y humildad (cf. Col 2, 23), así como en las supuestas vi-

125
LECCIÓN 13: Cristo, cabeza del cosmos
Colosenses y 2 Tesalonicenses

siones y sapiencia de quienes los enseñan (cf. Col 2, 18). La pregunta


para los cristianos es sencilla: «Si ustedes han muerto con Cristo a los
poderes cósmicos, ¿por qué se someten [a esas doctrinas] como si aún
pertenecieran a este mundo?» (Col 2, 20). Todas ellas —dice— «carecen
de todo valor para combatir las apetencias mundanas» (Col 2, 23). Si es
así, la conducta ética del cristiano no puede apelar a ellas.
Una vida nueva en Cristo
Con el Bautismo, sostiene el autor, hemos muerto y resucitado
con Cristo, por eso, debemos aspirar a «los bienes de arriba, donde
Cristo está sentado a la derecha de Dios» (Col 3, 1). En consecuencia,
nos exhorta a aplacar lo «mundano» que existe en nosotros: «Lujurias,
impurezas, pasiones desenfrenadas, malos deseos y avaricia, que es una
idolatría» (Col 3, 5). También invita a controlar las emociones (ira,
cólera), las intenciones (maldad), el lenguaje (evitar injurias, groserías
y mentiras [cf. Col 3, 8-9]). En una palabra, lo importante es despojarse
del hombre viejo y revestirse del nuevo; es decir, hacer vida el Evangelio.
Esta nueva vida en Cristo debe expresarse en misericordia mutua,
bondad, humildad, mansedumbre y paciencia, así como en acepta-
ción mutua, de tal forma que siempre prevalezca el amor (cf. Col 3,
12-17). Luego, el autor, reglamenta también las relaciones familiares
(Col 3, 18—4, 1) de modo muy similar al código doméstico que des-
cribimos en la lección anterior sobre Efesios. El principio ordenador
de la vida cristiana, en consecuencia, debe ser el Evangelio y la vida
nueva que nos ha otorgado Cristo. No cabe ningún tipo de temor a
otras potencias cósmicas.
II. 2 Tesalonicenses
A Tesalónica, parece que habían arribado algunos misioneros anun-
ciando que «el día del Señor» (su venida al final de los tiempos) ocurriría
pronto. Incluso algunas afirmaciones de Pablo en su primera carta pa-
recían sugerirlo así. Las reacciones de muchos debieron ser el temor y el
alarmismo. Se acababa el mundo, ¿quién nos garantizaba que estábamos
listos para el encuentro con el Señor? Otros, en cambio, lo asumieron de

126
LECCIÓN 13: Cristo, cabeza del cosmos
Colosenses y 2 Tesalonicenses

forma distinta: si la parusía era tan inminente, ¿qué sentido tenía seguir
desviviéndose en los quehaceres de este mundo? «Nos hemos enterado
—dice el autor— de que algunos de ustedes viven ociosamente y no tra-
bajan en otra cosa que no sea en entrometerse en todo» (1 Ts 3, 11). Viven
a expensas de la comunidad y, encima, se inmiscuyen en todo. ¿Cómo
infundir calma, entonces, y llamar al orden a los holgazanes?
El «día del Señor» es una convicción de fe, pero ya Pablo, en su
primera carta, había dicho que no sabemos el día ni la hora en que
sucederá, porque «vendrá como un ladrón a media noche» (1 Ts 5, 2).
No cabía lugar entonces para ningún tipo de especulación: nadie lo
puede conocer, pues todo depende de la voluntad de Dios. Algunas
señales, sin embargo, indicaban que aún no ocurriría pronto porque
antes debían cumplirse otras etapas, tal como preveía la tradición apo-
calíptica judía. Representamos ese proceso en el Esquema 1.

Esquema 1. De la ascensión al día del Señor

Ascensión Aparición Venida


I de Jesús II del impío III Lucha IV de Jesús
S

Aparición de un Enfrentamiento Derrota de las


A

ser poderoso, de las fuerzas fuerza del mal


Comienzo de los
bajo el influjo de del mal con los (2 Ts 2, 8)
P

nuevos tiempos
Satanás hijos nacidos del Instauración
T A

(2 Ts 2, 1-10) Bautismo definitiva del


Muchos renegarán (2 Ts 3, 3) Reino de Dios
de su fe
E

(2 Ts 2, 10-12)

El autor contesta a los tesalonicenses amparado en estas tradiciones,


quizás un tanto extrañas para la mentalidad actual. En todo caso, lo
central es la confianza: algún día, el Señor volverá para llevar a la ple-
nitud su obra creadora. Eso sí, no sabemos el cómo ni el cuándo. Lo
importante es cultivar una vida acorde con el Evangelio hasta ese día en
que Cristo sea todo en todo y en todos.

127
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

RITOS INICIALES
Canto de entrada
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan
con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén.
◊ TIEMPO PASCUAL
El Dios de la vida que ha resucitado, rompiendo las ataduras de la
muerte, esté con todos ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
Acto penitencial
El sacerdote invita a los fieles, diciendo:
Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
reconozcamos nuestros pecados.
O bien:
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos
pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
O bien, pero solo en los domingos y durante la Octava de Pascua:
En el día en que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado
y sobre la muerte, reconozcamos que estamos necesitados de la
misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la
fórmula de la confesión general:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que
he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Y, golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

128
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:


Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Y el pueblo responde: Amén.
◊ TIEMPO PASCUAL I
Tú que has destruido el pecado y la muerte con tu resurrección:
Señor, ten piedad
R. Señor, ten piedad.
Tú, que has renovado la creación entera con tu resurrección: Cristo,
ten piedad
R. Cristo, ten piedad.
Tú, que das alegría a los vivos y la vida a los muertos con tu
resurrección: Señor, ten piedad
R. Señor, ten piedad.
◊ TIEMPO PASCUAL II
Tú, el primogénito de entre los muertos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú, el vencedor del pecado y de la muerte: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú, la resurrección y la vida: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
El pueblo responde: Amén.
A continuación, cuando está prescrito, se canta o se dice el himno:
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que
ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey

129
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo;


Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha
del Padre, ten piedad de nosotros. Porque solo tú eres Santo, solo tú
Señor, solo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria
de Dios Padre. Amén.
Oración colecta
Acabado el himno, el sacerdote dice: Oremos.
Al final de la oración colecta, el pueblo aclama: Amén.
—Si la oración se dirige al Padre:
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
—Si la oración se dirige al Padre, pero al final de ella menciona al Hijo:
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
—Si la oración se dirige al Hijo:
Tú, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y
eres Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
El lector se dirige al ambón y lee la primera lectura. Al final de la lectura, el
lector dice: Palabra de Dios.
Todos responden: Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
El salmista, o el cantor, canta o recita el salmo, y pueblo pronuncia la respuesta.

Segunda lectura
El lector lee desde el ambón la segunda lectura.

130
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Para indicar el final de la lectura, el lector dice: Palabra de Dios.


Todos responden: Te alabamos, Señor.
Aclamación que precede a la lectura del Evangelio
En tiempo de Cuaresma se elige un canto indicado antes del Evangelio.
Evangelio
Si el diácono va a proclamar el Evangelio, profundamente inclinado ante el
sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote, en voz baja, dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo †, y
del Espíritu Santo.
El diácono se signa con la señal de la cruz y responde: Amén.
Si Sacerdote, debe proclamar el evangelio, inclinado ante el altar dice en
secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que
pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
El sacerdote, o el diácono, dice: El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote, o el diácono, dice: Lectura del santo Evangelio según san N.
Y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente,
labios y pecho. El pueblo aclama: Gloria a ti, Señor.
Luego el diácono, o el sacerdote, si se usa incienso, inciensa el libro y
proclama el Evangelio. Acabado el Evangelio, el diácono, o el sacerdote,
aclama: Palabra del Señor.
El pueblo responde: Gloria a ti, Señor Jesús.
Homilía
Profesión de fe
Acabada la homilía, cuando está prescrito se canta o se dice el símbolo o
profesión de fe:

131
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Credo Niceno-constantinopolitano
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y
de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido
del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma
naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo; y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por
nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y
fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al
cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con
gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso
que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue con-
cebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María
Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado,
muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a
vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión
de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y
la vida eterna. Amén.

132
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Oración universal
Después se hace la oración universal u oración de los fieles.

LITURGIA EUCARÍSTICA
Preparación de los dones
El sacerdote, de pie junto al altar, toma la patena con el pan y dice:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la
tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y
ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
El pueblo aclama:
Bendito seas por siempre, Señor.
El sacerdote echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la
divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.
Después, el sacerdote toma el cáliz y, teniéndolo con ambas manos un poco
elevado sobre el altar, dice en voz baja:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid
y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora
te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
El pueblo aclama:
Bendito seas por siempre, Señor.
Luego el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde;
que este sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu
presencia, Señor Dios nuestro.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos diciendo:
Lava del todo mi delito, Señor, y limpia todo mi pecado.
Extendiendo y juntando las manos, dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.

133
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

El pueblo se pone de pie y responde:


El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y
gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa
Iglesia.
Oración sobre las ofrendas
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las
ofrendas. Concluida esta oración, el pueblo aclama: Amén.

PLEGARIAS EUCARÍSTICAS
Entonces, el sacerdote empieza la plegaria eucarística. Extendiendo las
manos, dice: El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue: Levantemos el corazón.
El pueblo responde: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice: Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.
El pueblo responde: Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas. Al final del
prefacio, junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo
prefacio, cantando o diciendo con voz clara:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que
viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

PREFACIOS
Prefacio pascual I: El misterio pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte
siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este día glorioso
(o bien: en esta noche, o bien: en este tiempo) en que Cristo, nuestra
Pascua, ha sido inmolado. Porque Él es el verdadero cordero que
quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y
resucitando restauró la vida. Por eso, con esta efusión de gozo pascual,

134
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales,


los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin
cesar: Santo, Santo, Santo...
Prefacio pascual II: La nueva vida en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte
siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso
en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. Por Él, los hijos de
la luz amanecen a la vida eterna, y se abren a los fieles las puertas del
Reino de los Cielos; porque en la muerte de Cristo nuestra muerte ha
sido vencida, y en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos. Por
eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de
alegría y también los coros celestiales, los ángeles y arcángeles, cantan
el himno de tu gloria diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…
Prefacio III de la bienaventurada Virgen María
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, y alabarte debidamente en esta celebración en honor de la Virgen
María. Ella, al aceptar a tu Verbo con inmaculado corazón, mereció
concebirlo en su seno virginal, y, al dar a luz al Creador, preparó el
nacimiento de la Iglesia. Ella, al recibir junto a la cruz el testamento de
tu amor divino, tomó como hijos a todos los hombres, nacidos a la vida
sobrenatural por la muerte de Cristo. Ella, esperando con los apóstoles
la venida del Espíritu al unir sus oraciones a las de los discípulos, se
convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante. Desde su asunción a los
cielos, acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina y protege sus
pasos hacia la patria celeste, hasta la venida gloriosa del Señor. Por eso,
con los santos y todos los ángeles, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Prefacio I de los Apóstoles
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque tú, Pastor eterno, no abandonas nunca a tu rebaño, sino

135
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

que por medio de los santos apóstoles lo proteges y conservas, y quieres


que tenga siempre por guías a los mismos pastores a quienes tu Hijo
estableció como enviados suyos. Por eso, con los ángeles y arcángeles,
tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

Prefacio II de los santos


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque eres glorificado en la asamblea de los santos, y, al coronar sus
méritos, coronas tus propios dones. Tú nos ofreces el ejemplo de su
vida, la ayuda de su intercesión y la participación en su destino; para
que, animados por tan abundantes testigos, cubramos sin desfallecer la
carrera que nos corresponde y alcancemos, con ellos, la corona de gloria
que no se marchita, por Cristo, Señor nuestro. Por eso, con los ángeles
y los arcángeles y con la variada asamblea de los santos, te cantamos el
himno de alabanza diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…

PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANON ROMANO


V. El Señor esté con ustedes.R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.R. Es justo y necesario.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos † dones, este
sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo por tu Iglesia santa
y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en
la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa
N., con nuestro obispo N.,*
*Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de los
obispos auxiliares: con el obispo coadjutor (auxiliar) N.,
o bien: y sus obispos auxiliares,

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DE LLA
A MISA
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**El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice: conmigo,


indigno siervo tuyo,
o bien, cuando celebra un obispo que no es el ordinario
diocesano, dice: con mi hermano N., obispo de esta Iglesia de
N., conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los demás obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe
católica y apostólica.
Acuérdate, Señor, de tus hijos [N. y N.] y de todos los aquí
reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los
suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te
ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza a ti,
eterno Dios, vivo y verdadero.
Reunidos en comunión con toda la Iglesia,
(En los domingos, cuando no hay otro)
Reunidos en comunión (propio, puede añadirse:) para
celebrar el domingo, día en que Cristo ha vencido a la
muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal,
veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen
María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo,
san José, la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón
y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo,
Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,] y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. [Por
Cristo, nuestro Señor. / Amén.]
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de
toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de
la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo,
nuestro Señor. / Amén.]
Bendice y santifica esta ofrenda, Padre, haciéndola perfecta,
espiritual y digna de ti: que se convierta para nosotros en el Cuerpo
y la Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.

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El cual, la víspera de su pasión, tomó pan en sus santas y


venerables manos, y, elevando los ojos hacia ti, Dios, Padre suyo
todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en
sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo y lo dio a
sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁ-
LIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA
EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN CONMEMO-
RACIÓN MÍA.
Luego el sacerdote dice: Este es el Misterio de la fe.
O bien: Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Anunciamos tu muerte, procla-
mamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
O bien: Aclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que
vuelvas.
O bien: Proclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Sálvanos, Salvador del mundo, que
nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al
celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de
su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y

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majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro,
inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste
los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en
la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta
ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por
manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados
de gracia y bendición.
Acuérdate también, Señor, de tus hijos [N. y N.], que nos han
precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A
ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del
consuelo, de la luz y de la paz.
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infinita
misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles
y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio,
Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia,] y de todos los santos; y acéptanos en su
compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Por Cristo, Señor nuestro. Por quien sigues creando todos los
bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes
entre nosotros.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la
unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos
de los siglos.
El pueblo responde: Amén.

PLEGARIA EUCARÍSTICA II
V. El Señor esté con ustedes.R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.

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El sacerdote, con las manos extendidas, dice:


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo,
tu Hijo amado.
Por Él, que es tu Verbo, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de
María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte
y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así
adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso, con los ángeles y con todos los santos, proclamamos tu
gloria, diciendo a una sola voz: Santo, Santo, Santo…
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te
pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu,
de manera que se convierta para nosotros en el Cuerpo † y la Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, cuando iba a ser entregado a su pasión, voluntariamente
aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y dándote
gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁ-
LIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA
EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN CONMEMO-
RACIÓN MÍA.
Luego el sacerdote dice: Este es el Misterio de la fe.
O bien: Este es el Sacramento de nuestra fe.

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Y el pueblo prosigue, aclamando: Anunciamos tu muerte, proclamamos


tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
O bien: Aclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que
vuelvas.
O bien: Proclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Sálvanos, Salvador del mundo, que
nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte
y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de
salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu
presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue
en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
[En los domingos, cuando no hay otro
Acuérdate, Señor más propio, puede decirse: y reunida aquí
en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y
nos ha hecho partícipes de su vida inmortal];
y con el Papa N., con nuestro obispo N., y todos los pastores que
cuidan de tu pueblo, llévala a la perfección por la caridad.
Desde la misa de la Vigilia Pascual hasta el segundo domingo de Pascua:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y reunida
aquí en el día santísimo de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo;
*Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de los
obispos auxiliares: con el obispo coadjutor (auxiliar) N.,
o bien: y sus obispos auxiliares
**El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice: conmigo,
indigno siervo tuyo,

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MISA

o bien cuando celebra un obispo que no es el ordinario diocesano


dice: Con mi hermano N., obispo de esta Iglesia de N., conmigo,
indigno siervo tuyo, y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad
En la misa del Bautismo de niños:
Acuérdate también de nuestros hermanos N. y N. (de aquellos
hermanos nuestros) que hoy has hecho renacer del agua y del
Espíritu Santo, librándolos del pecado; tú, que los has incorporado,
como miembros vivos, al cuerpo de Cristo, inscribe también sus
nombres en el libro de la vida.
En la misa de primera Comunión:
Acuérdate de tus hijos (N. y N.) que por vez primera invitas en
este día a participar del Pan de vida y del Cáliz de salvación, en la
mesa de tu familia; concédeles crecer siempre en tu amistad y en la
comunión con tu Iglesia.
En la misa del Matrimonio:
Acuérdate, Señor, de N. y N., a quienes has concedido llegar al
día de su Matrimonio; que permanezcan, por tu gracia, en el amor
mutuo y la paz.
En la misa por los difuntos:
Recuerda a tu hijo (hija) N., a quien llamaste [hoy] de este mundo
a tu presencia; concédele que, así como ha compartido ya la muerte
de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección.
Acuérdate, Señor, también de nuestros hermanos que durmieron
en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en
tu misericordia; admítelo a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros, y así con María, la Virgen
Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron
en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo
Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.

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Junta las manos, toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, y elevándolos, dice:
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad
de Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de siglos.
El pueblo aclama: Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
El sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina
enseñanza, nos atrevemos a decir:
O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente
la oración que Cristo nos enseñó:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en
nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos
siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras
esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración aclamando:
Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
RITO DE LA PAZ
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi
paz les doy»; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu
Iglesia y, conforme a tu Palabra, concédele la paz y la unidad. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.

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El pueblo responde: Amén.


El sacerdote añade: La paz del Señor esté siempre con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
Luego el diácono, o el sacerdote, añade: Dense fraternalmente la paz.

Fracción del pan


Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y pone una
partícula dentro del cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este
cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.
Mientras tanto se recita:
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Comunión
El sacerdote muestra a los fieles el pan eucarístico y dice:
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos
los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
Después toma la patena y se acerca a los que van a comulgar, y les dice:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde: Amén.
Oración después de la comunión
Oremos.
Junto con el sacerdote, oran en silencio. Al final el pueblo aclama: Amén.

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RITO DE CONCLUSIÓN
Después tiene lugar la despedida.
El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
El pueblo responde: Amén.
El diácono, o el sacerdote, dice: Pueden ir en paz.
El pueblo responde: Demos gracias a Dios.

Bendiciones solemnes y oraciones sobre el pueblo


◊ TIEMPO PASCUAL
Dios que, por la resurrección de su Unigénito, los ha redimido y
adoptado como hijos, los llene de alegría con sus bendiciones.
R. Amén.
Y ya que por la redención de Cristo recibieron el don de la libertad
verdadera, por su bondad reciban también la herencia eterna.
R. Amén.
Y, pues, confesando la fe, han resucitado con Cristo en el
Bautismo, por sus buenas obras merezcan ser admitidos en la
patria del cielo.
R. Amén.
Y la bendición de Dios Padre todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
R. Amén.

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