San Efrén Comentario Diatessaron
San Efrén Comentario Diatessaron
San Efrén Comentario Diatessaron
[CAPITULO I]
1
“Los que tienen discernimiento”. Leloir Arm.: “intelligentes (homines)”. El término
siríaco podría ser pÅrøfiæ.
2
Cf. Harris, Fragments, 24-25.
3
“Al principio”. Se refiere claramente al episodio de la tentación y la caída de Gn 3. Cf.
Gn 3, 5. Para un pensamiento análogo, cf. Virg. XLVIII, 15-18.
4
Esto es, “el segundo Adán” es superior al primero. Cf. 1 Co 15, 45-49. “Cuando Adán
era grande y glorioso”, es decir, antes del pecado.
5
Sal 82, 6.
6
Todo el párrafo está construido sobre un juego de palabras. “Lo inaprehensible” es la
divinidad, y “lo aprehensible”, el hombre. La idea es que, gracias a la Encarnación del
Verbo, la carne ha podido “prender” a Dios, y así liberarse de los que a ella “la tenían
presa”, es decir, de los demonios. Hay además una double entente, pues “aprehender”
El Prólogo de S. Juan10
2. En el comienzo era el Verbo11. Igual que la palabra está con aquél
que la dice, así el Verbo es el compañero de Aquél que le engendra en
todas sus obras, tanto si están dentro de Él como fuera de El.]12 Sir. (f. 1
r.) Pues también la palabra existe [***]13 antes de que sea pronunciada.
Mira a Zacarías, que habló por escrito, sin necesidad de labios14. (El Señor
es llamado Verbo) también porque por Él se han revelado las cosas
ocultas, igual que por la palabra se dan a conocer los secretos del corazón.
Así lo atestigua Pablo: El misterio de Dios es Cristo, en quien se han revelado
todos los secretos de la sabiduría y de la ciencia15.
10
E. Beck, “Der syrische Diatessaronkommentar zu Jo. 1, 1-5.” Orines Christianus 67
(1983), 1-31, ha estudiado con detalle esta parte del Comentario, y encuentra diferencias
con los pensamientos de las obras auténticas de S. Efrén, lo que suscita en él dudas
acerca de la posibilidad de atribuir el Comentario a S. Efrén, por lo menos en la forma en
que lo tenemos hoy.
11
Jn 1, 1.
12
Aquí comienza el texto siríaco.
13
Hay una pequeña laguna en el MS, ilegible en este punto.
14
Cf. Lc 1, 63.
15
Esta referencia a S. Pablo es una combinación de distintas expresiones paulinas,
tomadas de Col 1, 26-27; 2, 2-3.
16
“El ser subsistente”, literalmente ƒitya; el término se emplea para designar la
divinidad, y es de origen gnóstico. Sobre este término, cf. Beck, Theologie, 7-13; Reden,
1-4.
17
Jn 1, 18.
18
Jn 16, 28.
19
Jn 1, 1.
20
Cf. Jn 1, 18. El pasaje responde a dificultades de los arrianos.
21
Jn 1, 1.
22
Efrén alude a la primera palabra pronunciada por Dios, según la Escritura, que es la
de la creación. Si el Verbo fuese sólo el sonido de esa palabra, no habría existido antes, y
habría cesado de existir después. El tema de si el Verbo comenzó a existir en el momento
de la creación, o existía ya antes, es un tema muy vivo en la reflexión teológica del siglo
II, y vendría luego a ser central en la controversia arriana.
23
Se refiere a Juan Bautista, a quién los evangelistas llamaron “voz”, aplicándole el
pasaje de Is 40, 3, que habla de la “voz” que clama en el desierto. Cf. Mc 1, 3 p.
24
“Era una persona”, ƒ^taw(hy) ba-qnøma. El término qnømå vino, con el tiempo, y a
partir de las controversias teológicas de los siglos IV y V, a ser usado en siríaco como
equivalente del término griego “hypostasis”. Sin embargo, en la lengua de Efrén no
tiene aún ese significado técnico. Más bien significa “ser propio”, “subistente” [verificar
y dar biografía, o citar otros pasajes de San Efrén]. Aquí, por tanto, habría que traducir
“existía como un ser propio”. “tenía una subsistencia propia”. Pero eso equivale a decir
que “era una persona”, y no sólo una voz. Si esta interpretación es correcta, tendríamos
aquí un pasaje en que el uso del término en S. Efrén se aproxima y da pie al uso de la
teología siríaca posterior. Lo mismo puede decirse del uso de qnømå en los apartados
siguientes.
25
La denominación “Dios Verbo”, o “Dios el Verbo” (melltå ƒallÅhå), fue una
denominación común en la teología cristiana de lengua siríaca [verificar en Payne
Smith, pero me parece muy común].
26
San Efrén alude de nuevo a la expresión yi™^då, de Jn 1,18.
27
El tema de Cristo exaltado “a la diestra” de Dios es un tema central de la predicación
apostólica, que expresaba así la resurrección y la ascensión de Cristo, su triunfo sobre el
pecado y la muerte, frecuentemente, sirviéndose también para ello del Sal 110, 1: “Dijo el
Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra”. Cf., por ejemplo, Hch 2, 33-35; 7, 55-56; Mt 22,
44p.; 26, 64p.; etc. El razonamiento de San Efrén es simple: si Cristo está “a la diestra” de
Dios, no puede ser sólo el pensamiento de Dios.
28
Jn 1,1.
29
Leloir, en su traducción de SC, interpreta esta frase en el sentido de que el Verbo no
es la palabra pronunciada en el comienzo (de la creación): “Le Verbe dont il s'agit ici
n'est pas la pensée qui fut dite au commencement, mais celle qui est au-dessus du
commencement”. Esta interpretación le obliga a forzar la traducción de la frase
siguiente, pues es evidente que San Efrén no podía decir que hubo un tiempo en que no
existía aquel que pronunció la palabra al principio de la creación. Así traduce: “Il y a eu
un temps où n'existait pas la parole dite au commencement.” El texto de San Efrén no
contrapone la palabra pronunciada por Dios en la creación y el Verbo, sino la palabra
humana, que está sometida a la ley del comienzo y el fín, y el verbo de Dios. Todo el n. 4
está dirigido a los arrianos. Tras las palabras de San Efrén se oye el eco de la famosa
expresión de Arrio: “Hubo un tiempo en que (el Verbo) no era”. Cf. --------------
30
Jn 1,1.
31
”Su revelación”, la del Verbo, gelyÅnah. El sufijo femenino sólo puede referirse a
melltå, que en siríaco es femenino.
32
Jn 1,1.
33
Jn 1,1.
34
Jn 1,1. Aquí melltå (=Verbo) está acompañado de un pronombre masculino (h¤).
35
El texto siríaco dice sólo “junto a él”.
36
Jn 1, 1.
37
Jn 1, 2.
38
Jn 1, 2.
39
Jn 1, 3.
40
Hb 1, 2.
41
Jn 1, 3.
42
Jn 1, 3-4. Esta me parece la traducción que corresponde mejor al texto del MS, y a su
puntuación. Leloir traduce: “Et illa res quae facta est per eum, et illa vita est, et illa vita
est lux hominum”. Verificar la tradición textual.
7. Y la luz brillaba en las tinieblas45. Mira qué son estas tinieblas / (f.
2 r.) que se oponen a la luz de los hombres, y entiende cómo ya desde
antes brillaba en ellas. No has de pasar por alto que dijo: “brillaba”. Y del
hecho de que no dijo “brilla en las tinieblas”, has de entender que llamó
“tinieblas” al tiempo que precedió a su manifestación divina46, dando a
entender que (el Verbo) brillaba en él. De estas tinieblas, en efecto,
podemos también oír lo que dice el Evangelio, repitiendo cosas que ya
habían sido dichas por los profetas: ¡Tierra de Zabulón y de Neftalí, camino
del mar, allende el río Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo postrado en
tinieblas vio una luz47. Y estas tinieblas que menciona que había en ellos, es
porque eran tribus dispersas, que habitaban a orillas del mar, y estaban
lejos de la disciplina y la enseñanza de la Ley. Por eso los llama: el pueblo
postrado en tinieblas. A éstas es a las que se refiere el evangelista cuando
dice que de esta luz, es decir, la enseñanza de su sabiduría, las tinieblas que
había antes, es decir, el error, no se apropiaron de ella48. Comenzó, pues, a
proclamar el comienzo de la economía del Verbo encarnado49. Y comenzó
diciendo que Aquél de quien las tinieblas no se apropiaron vivió en los días
43
Jn 1, 5. “no se apropiaron de ella”, la ƒadrkeh. Podría traducirse tanto por “no la
vencieron”, “mo pudieron con ella”, como dar al texto el sentido de “no la
aprehendieron”, “no la comprendieron”. La versión armenia dice “no la vencieron”, y el
Diat. persa “Y la oscuridad no extinguió la luz”. Para la combinación de esta cita con la
que sigue inmediatamente, cf. Afraat 21, 20-24. 3/8.24-42. (verificar y homologar el
modo de citar), donde también Jn 1, 5 se explica con Jn 1, 11.
44
Jn 1, 11.
45
Jn 1, 5.
46
“Su manifestación divina”, La Encarnación del Verbo. Tal vez en esta insistencia de
que “ya antes” de la Encarnación, el Verbo “brillaba” en las tinieblas hay una intención
antimarcionita.
47
Mt 4, 15-16; Is 8, 23; 9, 1.
48
Jn 1, 5.
49
Literalmente, el texto siríaco dice: “de su economía por medio del cuerpo”.
50
Cita combinada de Jn 1, 5 y Lc 1, 5. En la versión armenia, las dos citas están
separadas, de modo que la edición de Leloir hace que el § 7 termine en el texto armenio
con la cita de Jn 1, 5, y el § 8 comience con Lc 1, 5.
51
Jn 1, 14. Sobre el verbo que usa aquí el texto, y que hemos traducido por “habitar”,
ƒaggen, cf. S. P. Brock, “The Lost Old Syriac at Luke 1, 35 and the Earliest Syriac Term for
the Incarnation”, en W. L. Petersen (ed.), Gospel Traditions in the Second Century, Notre
Dame, Indiana: University of Notre Dame Press, 1989, 117-131.
52
El pasaje a que se refiere es el Prólogo de San Juan, que es el único de los evangelios
que habla del Verbo independientemente de la Encarnación, en los primeros versículos.
En el resto de los evangelios, se habla del Verbo encarnado, a la vez Dios y hombre.
53
Lc 1, 5.
54
Lc 1, 6.
55
Lc 1, 14.
56
Mt 11, 11; Lc 7, 28.
57
Lc 1, 15.
10. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo60, porque el Espíritu
estaba en el niño, y también en el anciano61. E irás delante del Señor62,
ocupando el lugar de los profetas, heraldos de su fama. Para dar el
conocimiento de la vida perfecta63, es decir, para que pudieran distinguir
los símbolos transitorios de la verdad que no pasa. Pues la gracia –dice–
(nos vino) por medio de Jesus.64 Y (sigue): para prepararle el camino.65 ¿Que
camino? Aquel por el que iba a destruir el pecado, y anular la
maldición66, y dar el conocimiento de Dios, y la promesa de la
resurrección, y el Reino de los cielos. A este camino se refería cuando
dijo: Preparad67. Es decir, “no dejéis en él nada que sea opuesto a él.
Preparad vuestros oídos y disponed vuestros corazones”.
58
“Hijos de la promesa”, es decir, llamados a heredar la promesa, herederos de la
promesa. La expresión “hijos de la promesa” podría también traducirse como “los
consagrados”, “los que han hecho una promesa.”.
59
”De la familia”, baytÅya. Probablemente quiere decir que era de la misma familia que
los nazireos, o, mejor aún, heredero de la promesa igual que ellos.
60
Lc 1, 76.
61
“El anciano”, se refiere a Zacarías. Lc 1, 7 dice que tanto Zacarías como Isabel eran
“entrados en años”, y Lc 1, 18 llama explícitamente a Zacarías “anciano” (sÅbå),
usando el mismo término que aquí usa San Efrén. Lc 1, 15 que “el niño se llenará del
Espíritu Santo desde el seno de su madre”; y Lc 1, 67 que Zacarías “se llenó del Espíritu
Santo”, al nacimiento del niño, cuando proclamó el “Benedictus”.
62
Lc 1, 76.
63
Cf. Lc 1, 77. La versión española litúrgica del Benedictus, que es la más familiar, dice:
“para anunciar la salvación a su pueblo”, pero el texto griego dice literalmente: “para
dar el conocimiento de la salvación a su pueblo”. La Pfi^†tå, en cambio, dice : “para dar el
conocimiento de la vida (madd≈å d-hayyæ)”. El adjetivo “perfecta” podría ser una
adición de San Efrén, o hallarse ya en el texto del Diatessaron.
64
Jn 1, 17.
65
Lc 1, 76. Cf. Mc 1, 2-3.
66
“Anular la maldición”. que fue consecuencia del pecado, cf. Gn 3, 14-19.
67
Mc 1, 3.
68
“El Señor de la mano derecha”. Es una expresión idiomática que alude al Sal 110, 1:
“Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha”. El texto de este salmo fue ya usado por
11. Zacarías fue hasta donde estaba el ángel, para que se viera que
su hijo era menor que el ángel74. En cambio, el ángel vino hasta María,
para que se supiera que el hijo de María era el Señor del ángel75. Y el
ángel vino hasta el Templo, para que no tengan pretexto los que andan
siempre buscando pretextos para hablar de un Dios extraño76. El ángel no
la predicación cristiana primitiva para aplicarlo a la exaltación de Cristo, cf. Hch 2, 34-
35, y también por el mismo Cristo en sus disputas con los judios, cf. Mc 12, 35-37 p. El
Texto de San Efrén puede referirse, por tanto, simplemente al hecho de que Jesús,
exaltado, está sentado a la diestra de Dios. Pero cabe también otra posibilidad. La
literatura siríaca, inspirándose en la parábola del Juicio final de Mt 25, 31-46, llama a los
justos “hijos de la derecha”, y a los condenados, o a los impíos, los hijos de la izquierda”,
es decir, los llamados a heredar la izquierda o la derecha de Dios. En este contexto, la
expresión “Señor de la derecha”, puede referirse a Cristo en cuanto que distribuye los
puestos a la derecha o a la izquierda, esto es, como el Juez en el juicio final. En realidad
estas dos interpretaciones no son incompatibles, ya que las dos presentan a Cristo
compartiendo el poder y la gloria de Dios, y ejerciendo el oficio divino de juzgar a los
hombres.
69
Cf. Lc 1, 11.
70
Cf. Lc 1, 8-10.
71
Cf. Lc 1, 20.
72
De nuevo aparece el motivo de Cristo cumpliendo y dando plenitud a los símbolos
del AT, cf. supra, nota 7.
73
“Desatada”, es decir, en este contexto, curada. Pero hemos preferido respetar la
imagen, para poner de relieve el juego de palabras.
74
En el evangelio no se dice explícitamente que Zacarías fue a donde estaba el angel;
pero sí que el ángel “estaba a la derecha del altar”, en el santuario, y que Zacarías entró
en el santuario, cf. Lc 1, 9-11.
75
Cf. Lc 1, 26-28.
76
“De un Dios Extraño”, n¤krÅy¤tå, literalmente, “de la extrañeza”. Es una alusión a la
doctrina gnóstica de Marción, que distinguía entre “el Hacedor”, ≈Åbødå, que era el Dios
de la Creación y del Antiguo Testamento, inferior en poder y en dignidad, caracterizado
por la justicia, y un Dios bueno, “extraño”, es decir, absolutamente trascendente y
desconocido, a quien sólo conoce el Hijo, y aquellos a quienes el Hijo se lo quiere
revelar. El Hijo ha venido al mundo para predicar la misericordia y el amor de su Padre,
y para apartar a los hombres del Dios justiciero del AT. Efrén reacciona
apasionadamente contra esta enseñanza, que falsea el cristianismo, sobre todo en los
himnos CH. En el Comm. Diat., además de este pasaje, cf. infra, XI,23; XIII,11; XIV,9; XV,6.
En este pasaje, el argumento de San Efrén contra Marción es que el ángel Gabriel, que
anuncia el nacimiento del percusor y el de Cristo, no tiene reparo en venir al Templo, lo
que indica que el Dios del Antiguo Testamento y el del Nuevo son el mismo y único
Dios.
77
El nombre de Gabriel significa, en hebreo, “Dios es mi héroe”, pero Efrén juega
aquí con el nombre de Gabriel y el término gabrå en siríaco, que significa “marido”.
78
Lc 1, 13. La forma de esta cita se aproxima más a la de la versión Syr. Sin., o a la del
TM del Sal 66,19, que a la del texto griego o la Pfi^†tå de Lc 1, 13, que tienen una forma
pasiva: “Tu oración ha sido escuchada”.
79
Lc 1, 18.
80
El término siríaco que hemos traducido en un caso por “dudó” , y en otro por “fue
privada”, es el mismo, ƒetpleg, que tiene los dos sentidos de “ser dividido, separado de”,
y “estar dividido, dudar”.
81
El texto siríaco dice claramente “sus voluntades” (en plural). Como el sujeto del verbo
“sirvió” ha de ser femenino y ha de referirse, por tanto, a la palabra, lo razonable es
pensar que seguimos aquí bajo la influencia del verbo ƒetpleg, “estar dividido”, “dudar”.
La palabra sirve a la voluntad creyente cuando pide, y a la voluntad que dudaba cuando
calló y guardó silencio.
82
Sal 116, 10; 2 Co 4, 13.
83
Lc 1,18.
84
Ex 21, 24; Lev. 24, 20; Dt 19, 21.
85
La traducción de esta frase es sólo tentativa. Leloir ofrece como paralelo Rm 1,27,
“recibiendo en sí mismos el pago merecido por su extravío”, pero el texto siríaco de este
pasaje tiene un vocabulario diferente. McCarthy cree que hay un juego de palabras entre
™¤blå, “deuda”, “transgresión”, y ™¤bbÅlå, “destrucción”, y traduce: “that he might
experience the imposition of the destruction [of his sight] in payment for his
transgression”.
86
Cf. 1 Co 12, 26.
87
Cf. Sal 141, 3.
88
Ibid.
89
Cf. Lc 1,63.
90
Sobre el significado y las connotaciones del término yi™^dÅyå en el vocabulario del
ascetismo antiguo en las Iglesias de lengua siríaca, cf. Griffith, S. H. “«Singles» in God's
Service”, 145-159; idem, (1993); idem, “Asceticism in the Church of Syria”, 220-245.
91
Acerca del árbol de la vida, cf. Gn 2, 9, y Parad. III, 2; XII. 15-17; HdF VI,14; LXVII,21;
LXXXIV,1; Nat. I,8; I,32; VIII,4; Virg. XXIV,4; LI,8; Eccl. XLIX,16; L,7-8; Ieiun. III,3; Sog
I,22. Cf. también, Comm. Gen. II,5; II,17 (ed. Tonneau, 35,1-11); II,22 (ed. Tonneau,
38,28-39,7); II,23 (ed. Tonneau, 39,8-9); II,31 (ed. Tonneau 44,5-18). Efrén no se detiene a
exponer la localización del árbol de la vida, porque ya Gn 2,9 decía que estaba en el
centro del Paraíso. Para las ideas rabínicas sobre el árbol de la vica, cf. Kronholm, “The
Trees of Paradise”; idem, Motifs, 73 s. (n. 92).
92
1 Co 10,4.
19. Aquel que encuentra una sola de sus riquezas, no piense que
eso es lo único que hay en ella. Más bien, que eso es lo único que él fue
capaz de encontrar de las muchas cosas que hay en ella. Y (no crea) que,
porque ella le ha enriquecido, él la ha hecho a ella más pobre, sino que
esté agradecido a su grandeza por no haber podido alcanzarla. Alégrate
porque te has saciado, y no te entristezcas por lo que te ha quedado. El
sediento se alegra de haber bebido, pero no se entristece por no haber
sido capaz de agotar la fuente. Que el manantial venza a tu sed, y no
venza tu sed a la fuente. Pues si tu sed termina y la fuente no disminuye,
podrás beber de nuevo todas las veces que tengas sed. Pero si con tu
saciedad se agota la fuente, esa victoria tuya sería para tu mal. Da gracias
por lo que te has llevado, y no murmures de lo que ha quedado de más.
Lo que te llevaste al irte es tu parte, lo que se quedó es tu heredad. Lo que
no pudiste tomar en un momento por tu debilidad, lo irás tomando a su
debido tiempo con tu perseverancia. Y no decidas en tu maldad que, o
tomas de una vez lo que no puede ser llevado en una sola vez, o desistes
de aquello que podrías irte llevando poco a poco93.
93
Es posible que esta reflexión sobre los límites de nuestra comprensión de la Escritura
(y de la revelación, por tanto), tenga como trasfondo la pretensión del racionalismo
arriano de abarcar, “medir” y agotar con la razón humana todo el misterio, incluida la
generación del Verbo. Sin embargo, sobre todo la última frase, da la impresión de el
texto admite que el tesoro de la Escritura, con el tiempo y “poco a poco”, puede ser
abarcado por el hombre, lo que contrasta con el radicalismo con que S. Efrén niega esta
posibilidad a la inteligencia humana. Sin embargo, también es posible que el pasaje no
esté discutiendo la capacidad radical del hombre de abarcar la Escritura, sino sólo la
necesidad de tiempo para apropiarse de algunas de sus riquezas.
94
Cf. Lc 1, 63.
95
Lc 1, 13.
que la oración había pedido, con razón fue privado96 del habla aquél de
quien antes se había retirado la inteligencia. Pues si él había pedido en su
oración suplicando a Dios, él mismo venía a ser testigo en relación con la
oración, de que la oración podía pedir, y de que Dios podía dar. Pero
cuando estaba para suceder lo que había pedido que sucediera, dijo:
¿Cómo puede ser esto?97 Así le sucedió allí / (f. 5 v.) lo que no quería que
sucediese, porque había tenido en menos lo que quería que sucediese. Le
sucedió algo nuevo, de lo que no tenía experiencia, porque fue hallado
ignorante de aquello que le había sido enseñado durante mucho tiempo.
Y como sus oídos no habían prestado atención a lo que sus labios habían
dicho en la oración, se secó su boca, la fuente de las palabras, de modo
que no enviase su bebida a los oídos.
96
La traducción sigue la corrección que se propone en el texto siríaco.
97
Lc 1, 18.
98
Para la imagen de la Escritura como un espejo, el comienzo de la Carta a Publius,
donde San Efrén se refiere específicamente al Evangelio. Sobre la imagen del espejo en
general en la obra de S. Efrén, cf. E. Beck, “Das Bild vom Spiegel bei Ephraem”,
Orientalia Christiana Periodica 19 (1953), 5-24.
23. Dice: Convertirá el corazón de los padres [hacia] los hijos104. Porque
habían apostatado del judaísmo al paganismo, y se habían segregado [a sí
mismos]105 de la alianza de su Dios, dijo: convertirá [su corazón,]106 para
que sirvan al Señor del universo en la verdad, como sus padres. Y lo de
que preparará para el Señor un pueblo perfecto107, es a semejanza de Elías,
que con su celo [trajo de nuevo]108 a muchos al temor de su Señor. Y si
99
Lc 1, 13.
100
A partir de aquí, hasta la laguna del MS tras el f. 7 v., hay un cierto número de
palabras ilegibles en el MS, que está dañado. Cuando es posible, Leloir ha intentado
reconstruir el texto a partir del armenio. En otros casos esto no es posible, y entonces la
laguna se indica con asteriscos. Para esta reconstrucción, cf. Arm. CSCO 145, 11.
101
Lc 1, 6. Para el texto, cf. Arm. CSCO 145, 11, y supra, § 9.
102
Sal 106, 33.
103
Texto reconstruido según Arm. CSCO 145, 11. El sacerdote es, naturalmente,
Zacarías.
104
Lc 1, 17, citando Ml 3, 24.
105
Texto reconstruido según Arm. CSCO 145, 12.
106
Texto reconstruido según Arm. CSCO 145, 12.
107
Lc 1, 17.
108
Texto reconstruido según Arm. CSCO 145, 12.
dicen que esto es algo que habrá de suceder en el futuro, mira cómo los
padres no están separados de los hijos, ni los hijos de los padres, y cómo
ya tampoco adoran los ídolos109.
109
El sentido de estas últimas consideraciones parece responder a alguna objeción,
proveniente quizás de la comunidad judía, que interpretaba el pasaje de Malaquías
citado por Lc 1, 17 como referido a los tiempos mesiánicos, y por lo tanto, al futuro. La
argumentación del comentarista parece ser que el problema al que alude Malaquías está
resuelto en su tiempo, y por lo tanto la profecía se ha cumplido ya. Si esta interpretación
fuese correcta, tendríamos aquí otro rasgo no efrémico en el Comm.Diat., ya que S. Efrén
apela en muchísimos pasajes –en su polémica con el judaísmo– al corazón y la mente
paganas de las comunidades judías de su tiempo, en referencia, por ejemplo, al becerro
de oro y al rechazo de la nueva alianza en Cristo. Cf., por ejemplo, los Himnos Contra
Julianum o los Himnos de Crucifixione.
110
Lc 1, 24.
111
Texto reconstruido según Arm. CSCO 145, 12. Se entiende que la “tristeza” es la
tristeza por lo que le ha sucedido a Zacarías, de haber perdido el habla.
112
La traducción aquí es muy tentativa, siguiendo el texto de Arm. CSCO 145, 12. Los
restos de texto siríaco que hay en el MS tampoco parecen encajar bien en la construcción.
113
Lc 1, 24.
114
Se refiere a cuando Juan reconoce a Cristo estando aún en el seno de su madre, cf. Lc
1, 41.
115
Lc 1, 26.
116
A partir de aquí y hasta el comienzo de la cita de Lc 1, 32 está omitido en la versión
armenia.
117
Cf. Lc 1, 26-27.
siendo virgen118, vas a concebir y a dar a luz un hijo, y le pondrás por nombre
Jesús119. Dijo esto sobre aquél que había de aparecer en el cuerpo. No le
dijo: “ese nombre que se lee Jesús”, sino que le pondrás por nombre Jesús. Y
esto deja manifiesto que este nombre pertenece al designio de la
encarnación120. “Jesús” , en efecto, significa en hebreo “salvador”. Le
podrás por nombre Jesús, es decir, “salvador”, porque él salvará a su pueblo de
los pecados121. Este nombre, pues, no designa su naturaleza, sino sus
obras. Le dice María: ¿Cómo será esto? Pues ningún hombre tiene relación
conmigo122. (El ángel) le dijo: El Espíritu Santo vendrá y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra123. ¿Y por qué (el ángel) no le dijo el nombre del
padre, sino el nombre de su poder y el nombre del Espíritu Santo?
Porque convenía que viniese el Arquitecto de las obras (de la creación), y
levantase el edificio que se había caído, y que el Espíritu que da vida
santificase los edificios que se habían vuelto impuros124. Si su Padre le ha
dado el juicio futuro125, es patente que también ha realizado por su mano
la creación de los hombres y la resurrección. Él ha sido el ascua
118
“siendo virgen”, ba-bt¤lÅtek(y), literalmente, “en tu virginidad”. Este inciso
afirmando a la concepción virginal no se halla en el texto griego de Lc ni en la Pfi^†tå, y
en los fragmentos de la VS que se nos conservan no se halla este pasaje de S. Lucas.
¿Podría ser una de las adiciones de tendencia encratita de Taciano en el Diatessaron?
119
Lc 1, 34.
120
Literalmente, “a la economía que (tiene lugar) por medio del cuerpo”.
121
Lc 1, 34.
122
Ibid. Nótese el cambio de sujeto, ya que en la versión más conocida el texto, incluido
el de la Pfi^†tå, el texto es: “yo no conozco –no tengo relación marital– con hombre
alguno”. Aquí el sujeto es el hombre.
123
Lc 1, 35. cf. el artículo de Brock “The Lost Old Syriac of 1, 35” (supra, n. 51).
124
En la interpretación del Comm.Diat., por tanto, “el poder del Altísimo” al que hace
referencia Lc 1, 35, se refiere al Verbo, que es llamado aquí “Arquitecto de las obras (de
la creación)”. El texto es, pues, interpretado en términos de lo que la teología posterior
llamaría las “misiones” del Verbo y del Espíritu. En la frase “el Espíritu que da vida”, la
expresión “que da vida” no traduce ma™yÅnå, adjetivo que también se usa en conexión
con el Espíritu Santo, sino que traduce un tanto libremente mra™™pÅn^tå, “la que incuba
(los huevos bajo sus alas)”, expresión que se aplica al Espíritu Santo ya en la obra de la
creación, cf. Gn 1, 2. No hace falta recordar que el término r¤™å “Espíritu”, es femenino
en siríaco.
125
La idea de que el Padre ha dado al Hijo “el juicio futuro” es una idea frecuente en el
evangelio de S. Juan. Cf. Jn 5, 21: “El Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha
entregado al Hijo”. Jn 5, 26-27: Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así
también la ha dado al hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar,
aunque es un hijo de hombre” (las modificaciones a la traducción habitual del texto son
mías). También Jn 3, 35: “El padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano”.
126
Cf. Is 9, 17-19; Gn 3, 18.
127
Cf. Gn 3, 16.
128
Cf. Ex 3, 2-3.
129
Una mano posterior escribió aquí en el margen del MS: “Explicación del Evangelio
del Maestro Mar Efrén”.
130
A partir de aquí continúa de nuevo el texto armenio.
131
Lc 1, 32.
132
Gn 49, 10.
133
Lc 1, 37.
134
Lc 1, 36.
135
Lc 1, 38.
136
El pasaje es verdaderamente oscuro, y los diversos intentos de traducción de Leloir y
de McCarthy tratan de resolver como pueden la dificultad.