Recurso de Amparo Tributos

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Ciudadano

JUZGADO SUPERIOR DISTRIBUIDOR DE LO CONTENCIOSO TRIBUTARIO DEL


ÁREA METROPOLITANA DE CARACAS.
Su despacho
Nosotros, , abogados en ejercicio, Inscritos en el Inpreabogado bajo los N°,
mayores de edad, venezolanos, con cedulas de identidad N°s, actuando en este acto en
nuestra condición de abogados en ejercicio y auxiliares de la justicia contenido en el
artículo 253 de la CRBV y constitucionaliza la tutela judicial de toda clase de derechos en
protección de los interés colectivos y difusos, indicado en el artículo 26 ejusdem, ante
usted respetuosamente ocurrimos para interponer el presente RECURSO DE AMPARO
con MEDIDA CAUTELAR INMONINADA, la cual tiene por objeto invalidar las vías de
hecho en que incurrió y esta incurriendo el Servicio Autónomo de Registros y Notarías
(SAREN), Servicio Autónomo adscrito al Ministerio del Poder Popular para Relaciones
Interiores, Justicia y Paz, cuyo domicilio es: Av. San Felipe. Sede Principal del Saren. La
Castellana. Altamira. Distrito Capital, al imponer de forma unilateral y clandestina, nuevos
Tributos no señalados en el Decreto No. 1.422 de fecha 17 de noviembre de 2014 con
Rango, Valor y Fuerza de Ley de Registros y del Notariado (“LERN”), la Gaceta Oficial N°
6.156 Extraordinario de fecha 19 de noviembre de 2014, por la violación a los derechos a
la propiedad y no confiscación y del principio de legalidad tributaria que acogieron los
artículos 115 y 317 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en base
a las consideraciones de hecho y de derecho que de seguidas explanaremos:
DE LA ADMISIBILIDAD DEL RECURSO DE AMPARO
La sala Constitucional del TSJ, ha expresamente señalado que los casos análogos
al presente Recurso de Amparo, se procedente ejercer el presente Recurso y dejo
constancia de lo siguiente:
Asimismo, resulta claro que el amparo, en estos casos específicos, no debe ser
declarado inadmisible, so pretexto de que existe una vía judicial idónea (demanda
contencioso-tributaria), pues ante el decurso que ordinariamente tienen ambas opciones
judiciales, se encuentra que la solución que brinda la demanda contencioso-tributaria,
pese a los amplios poderes del juez ex artículo 259 constitucional, es mucho más lenta y
lejana de que la que se obtiene vía amparo, en casos en que la urgencia es prácticamente
inminente por la intensa movilidad de los precios en el mercado inmobiliario actual; de
modo que la imposibilidad de registro oportuno de un negocio que esté sometido a la
formalidad registral, puede causar graves perjuicios de los contratantes, quienes están
sujetos, en una gran mayoría de los casos, a condiciones resolutorias, cláusulas penales
y lapsos máximos en relación con préstamos hipotecarios, en forma imposible o, a lo
menos, de muy difícil reparación posterior. La decisión de un amparo constitucional no se
igualan al de una demanda de nulidad o de una demanda por abstención o carencia, sino,
por el contrario, es mucho más rápida la respuesta del operador de justicia que, en todo
momento, debe proteger la integridad de la Constitución, esto es que los derechos,
garantías, valores y principios que recoge ese pacto político, sean, efectiva y eficazmente,
aplicados y protegidos.
LOS HECHOS
En fecha 13 de mayo de 2.019, todos los usuarios que nos presentamos por ante
las Oficinas tanto de Registro Público Civil, Mercantil y Notarias, dependientes de la
Superintendencia de Registros y Notarías (SAREN), fuimos informados de la entrada en
vigencia de nuevas Tasas, Impuestos y demás contribuciones, nuevos montos que se
reflejaban en la Planilla única bancaria. llamada PUB: que es el instrumento emitido por
el SAREN; a través del cual los usuarios pagan las tasas, impuestos y el procesamiento
del documento, establecido en EL Decreto No. 1.422 Ley del registro Público y del
notariado. 
Así mismo, estos tributos se calculan y cancelan mediante esa Planilla PUB y para
el efecto el SAREN emitió el INSTRUCTIVO PARA NORMAR EL PROCEDIMIENTO
RELATIVO A LA RECAUDACIÓN MEDIANTE LAS PLANILLAS ÚNICAS BANCARIAS
EMITIDAS POR EL SERVICIO AUTÓNOMO DE REGISTROS Y NOTARÍAS. (Gaceta
Oficial Nº 39.249 del 25 de agosto de 2009)
Y en este Instructivo se señala su Definición en su Artículo 1: Se entiende por
Planilla Única Bancaria (PUB), el instrumento emitido por el Servicio Autónomo de
Registros y Notarías; a través del cual los usuarios pagan las Tasas, Impuestos y el
Procesamiento del documento, establecidos en la Ley del Registro Público y del
Notariado.
Al ser solicitada información en dichas Oficinas sobre estos nuevos y escandalosos
monto calculados y reflejados en la PUB, exigiendo que se aplicara los tributos vigentes y
que están expresamente señalados en la “LERN”, es decir, solo nos indicaban que era
una orden y decisión unilateral de SAREN, que este había hecho la programación del
sistema, para el cobro de estos nuevos Tributos.
Se les indico, que estos montos expresados y calculados y su exigencia no tenían
ningún basamento en legal en el Decreto No. 1.422 de fecha 17 de noviembre de 2014
con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Registros y del Notariado (“LERN”), pues dicho
Decreto no había sido derogado ni mucho menos reformado.
Entrando en disconformidad, por este ilegal acto por vía de hecho, violentando con
esta actividad material el SAREN, la tutela subjetiva de derechos e intereses legítimos
pues los que ahí se cancela es una tasa o contribución que es por el servicio prestado
directamente por el Estado (SAREN) en virtud de su potestad tributaria, de quienes nos
estamos sirviendo de una prestación de un servicio público único y exclusivo de una
actividad soberana del Estado, el cual es darle fe pública a los actos en el realizados.
El SAREN, a sabiendas de su ilegalidad e inconstitucionalidad actividad material,
en el cálculo y cobro de esos nuevos tributos expresados en la PUB, ni siquiera SAREN
dicto ningún acto administrativo de efectos generales, todo fue hecho en la clandestinidad
esta vía de hecho.
DEL DERECHO
Nuestra jurisprudencia define la vía de hecho como una actuación de la
Administración contraria a derecho, capaz de lesionar la esfera jurídica subjetiva del
particular, sin llevar a cabo un procedimiento previo, quedando excluidas de esta
categoría las actuaciones materiales expeditas necesarias para la efectiva protección del
interés general
Siendo, como se señaló, que se está en presencia de una tasa, toda vez que se
está sirviendo de una prestación de un servicio público único y exclusivo de una actividad
soberana del Estado, resulta evidente que la competencia del presente amparo
pertenece a los tribunales en materia tributaria.
Las tasas corresponden a aquellos servicios inherentes al Estado que no se
conciben prestados por los particulares, dada su íntima vinculación con la noción de
soberanía que rige en cada lugar y tiempo.
Cuando la actividad es prestada directamente por la propia Administración y se trata
de servicios públicos inherentes a la soberanía estatal se está frente a tasas, es decir,
obligaciones pecuniarias de conformidad con la ley, en virtud de la prestación de un
servicio público individualizado en el contribuyente. Así, se estaría frente a un ingreso
público tributario, regido por las normas que regulan la materia en la Constitución y el
Código Orgánico Tributario por lo que esas tasas, como todo tributo, deben regirse por el
principio de la legalidad tributaria. Pero se insiste, esto se configura ante la prestación de
servicios públicos inherentes a la soberanía estatal.
VIOLACIÓN DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD O RESERVA LEGAL
A tal efecto, se estima necesario observar lo que sobre el particular señala la norma
constitucional cuya violación se denuncia, la cual establece lo siguiente:
Artículo 317.- No podrá cobrarse impuesto, tasa, ni contribución alguna que no estén
establecidos en la ley, ni concederse exenciones y rebajas, ni otras formas de incentivos
fiscales, sino en los casos previstos por la ley que cree el tributo correspondiente. Ningún
tributo puede tener efecto confiscatorio.
No podrán establecerse obligaciones tributarias pagaderas en servicios
personales. La evasión fiscal, sin perjuicio de otras sanciones establecidas por la ley,
podrá ser castigada penalmente.
En el caso de los funcionarios públicos o funcionarias públicas se establecerá el
doble de la pena.
Toda ley tributaria fijará su lapso de entrada en vigencia. En ausencia del mismo
se entenderá fijado en sesenta días continuos. Esta disposición no limita las facultades
extraordinarias que acuerde el Ejecutivo Nacional en los casos previstos por esta
Constitución.
La administración tributaria nacional gozará de autonomía técnica, funcional y
financiera de acuerdo con lo aprobado por la Asamblea Nacional y su máxima autoridad
será designada por el Presidente o Presidenta de la República, de conformidad con las
normas previstas en la ley.
En similares términos dicho principio está previsto en el artículo 3 del Código Orgánico
Tributario vigente:
Artículo 3. Sólo a las leyes corresponden regular con sujeción a las normas generales de
este código las siguientes materias:
1. Crear, modificar o suprimir tributos, definir el hecho imponible, fijar la alícuota del
tributo, la base de su cálculo e indicar los sujetos pasivos del mismo.
2. Otorgar exenciones y rebajas de impuesto.
3. Autorizar al Poder Ejecutivo para conceder exoneraciones y otros beneficios o
incentivos fiscales.
4. Las demás materias que les sean remitidas por este Código.
Parágrafo Primero: Los Órganos Legislativos Nacional, estadales y municipales, al
sancionar las leyes que establezcan exenciones, beneficios rebajas y demás incentivos
fiscales o autoricen al Poder Ejecutivo para conceder exoneraciones, requerirán la previa
opinión de la Administración Tributaria respectiva la cual evaluará el impacto económico y
señalará las medidas necesarias para su efectivo control fiscal, asimismo, los órganos
legislativos correspondientes requerirán las opiniones de las oficinas de asesoría, con las
que cuenten.
Parágrafo Segundo: En ningún caso se podrá delegar la definición y fijación de los
elementos integradores del Tributo así como las demás materas señaladas como de
reserva legal por este artículo, si perjuicio de las disposiciones contenidas en el parágrafo
tercero de este artículo. No obstante cuando se trate de impuestos generales o
específicos al consumo, a la producción, a las ventas, o al valor agregado así como
cuando se trate de tasas o de contribuciones especiales, la ley creadora del tributo
correspondiente podrá autorizar para que anualmente en la ley de presupuesto se
proceda a fijar la alícuota del impuesto entre el límite inferior y el máximo que en ella se
establezca.
Parágrafo Tercero: Por su carácter de determinación objetiva y de simple aplicación
aritmética, la administración tributaria nacional reajustará el valor de la unidad tributaria de
acuerdo con lo dispuesto en este Código. En los casos de tributos que se liquiden en los
períodos anuales, la unidad tributaria aplicable será la que esté vigente durante por los
menos ciento ochenta y tres (183) días continuos del período respectivo. Para los tributos
que se liquiden por períodos distintos al anual, la unidad tributaria aplicable será la que
esté vigente para el inicio del período
Conforme a tal principio, la doctrina y jurisprudencia coinciden al indicar que sus
implicaciones básicas van desde el postulado fundamental, conforme al cual la
Administración sólo puede obrar cuando haya sido legalmente facultada, hasta la reserva
de ley, concebida como un medio de protección o garantía para la preservación de la
propiedad privada y la libertad de disposición de los derechos patrimoniales ante las
restricciones impuestas y derivadas de los tributos, en virtud de la cual pueden cobrarse
determinados tributos cuando éstos hayan sido previstos en la ley.
En este sentido, el aludido principio es visto como una de las características propias
del moderno Estado de Derecho, que comporta la subordinación del obrar de la
Administración Tributaria a la Constitución y las leyes; resultando éste, objeto de estudios
doctrinarios, que coinciden al calificarlo como “una norma sobre normación”, que
comporta el establecimiento de las relaciones entre el ordenamiento jurídico en general y
el acto u actos emanados de la Administración.
Por tales motivos, se erige como un estatuto obligatorio para las distintas ramas del
poder, es decir, como un mandamiento dirigido propiamente al Estado para establecer los
límites del ejercicio de las potestades conferidas a éste en el ámbito de la tributación. (Vid.
sentencias números 00260 y 00892 del 28 de febrero de 2008 y 12 de julio de 2011,
casos: M.C., Compañía Anónima y Distribuidora de Servicios C.A.).
Al respecto, esta Sala Político Administrativa ha sostenido que el principio de la
reserva legal, constituye la garantía normativa fundamental en virtud de la cual
determinados sectores y materias están reservados, exclusiva y completamente a la Ley.
En este sentido, el numeral 32 del artículo 136 de la Constitución vigente, reserva a la Ley
la regulación del ejercicio de los derechos fundamentales, lo que excluye a la
administración la posibilidad de limitarlos o restringirlos, concretamente, a través del
establecimiento de faltas y sanciones mediante actos de rango sublegal.
De allí que, la reserva legal se configura como una limitación a la potestad
reglamentaria y un mandato específico del Constituyente al legislador para que sólo éste
regule ciertas materias en sus aspectos fundamentales. Es decir, la reserva legal no sólo
limita a la Administración, sino también, de manera relevante al Legislador, toda vez que,
sujeta su actividad a la regulación de determinadas materias previstas en el Texto
fundamental. (Vid. Sentencia de esta Sala Nro. 1203 de fecha 25 de mayo de 2000)
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/spa/febrero/185382-00175-24216-2016-2011-
1040.HTML
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/octubre/1862-151007-07-0941.HTM?
fbclid=IwAR1EQI740ZLEtDA7KaDcZfg6Ree-H8id8f2zHb5dI_I1Ws3H-j-KzDADOno
VIOLACIÓN DEL PRINCIPIO DE NO CONFISCATORIEDAD
Ahora bien, el establecimiento de tales tarifas pudiera resultar en la presunción de
violación del principio de no confiscatoriedad, al pretender el cobro de unos impuestos
que no devienen de un tributo legalmente establecido en ley y que pudieran resultar
afectados los bienes de los usuarios en consecuencia, vulnerado su derecho de
propiedad al establecer el SAREN montos de unos tributos inexistente.
Atendiendo a lo expuesto, y en virtud de que el poder impositivo ha de ser ejercido
de buena fe y para fines públicos y que los impuestos deben establecerse con arreglo a
un sistema de imparcialidad y uniformidad, en condiciones razonables y en forma tal que
no lleguen a constituir una prohibición o confiscación de bienes, de conformidad con el
artículo 317 del Texto Constitucional.
Respecto al principio de seguridad jurídica, esta Sala Constitucional en sentencia
No. 3180 del 15 de diciembre de 2004 (Caso: Rafael Ángel Terán Barroeta y otros), dejó
establecido, lo siguiente:
“El principio de seguridad jurídica como tal no se encuentra establecido en la vigente
Constitución.
Pero a pesar que el Texto Fundamental expresamente no lo define, el artículo 299
Constitucional, en lo relativo al sistema económico, señala: ‘(...) El Estado, conjuntamente
con la iniciativa privada, promoverá el desarrollo armónico de la economía nacional con el
fin de generar fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional, elevar el nivel de vida de
la población y fortalecer la soberanía económica del país, garantizando la seguridad
jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad, permanencia y equidad del crecimiento de la
economía,
La seguridad jurídica aparece ligada al fortalecimiento de la economía del país,
pero considera la Sala, que ella obedece a un criterio más amplio, que se derivaría del
propio Texto Constitucional y que se convierte en un principio constitucional.
Seguridad Jurídica se refiere a la cualidad del ordenamiento jurídico, que implica certeza
de sus normas y consiguientemente la posibilidad de su aplicación. En ese sentido en
Venezuela existe total seguridad jurídica desde el momento que la normativa vigente es la
que se ha publicado, después de cumplir con los diversos pasos para su formación, en los
órganos de publicidad oficiales, por lo que surge una ficción de conocimiento para todos
los habitantes del país, y aún los del exterior, de cuál es el ordenamiento jurídico vigente,
el cual no puede ser derogado sino por otra ley, que a su vez, tiene que cumplir con los
requisitos de validez en su formación, y con los de publicidad.
Pero, a juicio de esta Sala, este no es sino un aspecto de la seguridad jurídica, ya
que el principio lo que persigue es la existencia de confianza por parte de la población del
país en el ordenamiento jurídico y en su aplicación, por lo que el principio abarca el que
los derechos adquiridos por las personas no se vulneren arbitrariamente cuando se
cambian o modifican las leyes; y porque la interpretación de la ley se hace en forma
estable y reiterativa, creando en las personas confianza legítima de cuál es la
interpretación de las normas jurídicas a la cual se acogerán.
 Estos otros dos contenidos generales de la seguridad jurídica (a los cuales como
contenido particular se añade el de la cosa juzgada), se encuentran garantizados
constitucionalmente así: el primero, por la irretroactividad de la ley sustantiva, lo que
incluye aspectos de las leyes procesales que generan derechos a las partes dentro del
proceso (artículo 24 constitucional); y el segundo, en la garantía de que la justicia se
administrará en forma imparcial, idónea, transparente y responsable (artículo 26
constitucional), lo que conduce a que la interpretación jurídica que hagan los Tribunales,
en especial el Tribunal Supremo de Justicia, sea considerada idónea y responsable y no
caprichosa, sujeta a los vaivenes de las diversas causas, lo que de ocurrir conduciría a un
caos interpretativo, que afecta la transparencia y la imparcialidad.
Corresponde al Tribunal Supremo de Justicia la mayor responsabilidad en la
interpretación normativa, ya que es la estabilización de la interpretación lo que genera en
la población y en los litigantes, la confianza sobre cual sería el sentido que tiene la norma
ante un determinado supuesto de hecho (a lo que se refiere la uniformidad de la
jurisprudencia).
Tan ello es así, que las interpretaciones de la Sala Constitucional tienen carácter
vinculante, en materia constitucional (artículo 335 constitucional); las de la Sala de
Casación Civil, si bien es cierto que no son vinculantes, sin embargo los jueces de
instancia procurarán acoger la doctrina de dicha Sala, para defender la integridad de la
legislación y la uniformidad de la jurisprudencia, tal como lo exige el artículo 321 del
Código de Procedimiento Civil; y durante la vigencia del derogado Código de
Enjuiciamiento Criminal, un efecto análogo al de la Casación Civil, producía la sentencia
de la Sala de Casación Penal cuando casaba en interés de la ley, ya que advertía a los
jueces de instancia (sentenciadores) la infracción o infracciones cometidas, para que no
vuelvan a incurrir en ellas (artículo 347), a lo que se aunaba la publicación del fallo
(artículo 354 del derogado Código de Enjuiciamiento Criminal).
La uniformidad de la jurisprudencia es la base de la seguridad jurídica, como lo
son los usos procesales o judiciales que practican los Tribunales y que crean expectativas
entre los usuarios del sistema de justicia, de que las condiciones procesales sean siempre
las mismas, sin que caprichosamente se estén modificando, sorprendiéndose así la buena
fe de los usuarios del sistema”. 
VIOLACIÓN DEL DERECHO DE PROPIEDAD
El SAREN por esta via de hecho, al exigir nuevos tributos y su pago de un
“impuesto” que no tiene fundamento legal en el Decreto No. 1.422 de fecha 17 de
noviembre de 2014 con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Registros y del Notariado
(“LERN”), la Gaceta Oficial N° 6.156 Extraordinario de fecha 19 de noviembre de 2014
por la inscripción de documentos de propiedad, vulnera el derecho constitucional de
propiedad de los usuarios que realicen por ante SAREN ese acto y sus afines.
MEDIDA CAUTELAR DE SUSPENSIÓN DE EFECTOS
Ciudadano Juez, solicitamos en este acto se sirva decretar como MEDIDA
CAUTELAR DE SUSPENSIÓN DE EFECTOS, la exigencia del pago de los nuevos
tributos, exigidos por el SAREN, toda vez que la presunción fumus bonis iuris emana de la
propia vía de hecho pudiéndose apreciar fácilmente cómo existe una presunción válida,
de que se encuentra viciada de ilegalidad e inconstitucionalidad.
En tal sentido, alude que de la simple lectura de este escrito se demuestra que el
órgano administrativo SAREN incurrió en los vicios de violación a los principios de NO
CONFISCATORIEDAD, PRINCIPIO DE LEGALIDAD O RESERVA LEGAL y DEL
DERECHO DE PROPIEDAD, violaciones flagrante de garantías de rango constitucional.
En cuanto al periculum in mora se sostiene que la vía de hecho por parte de
SAREN a la exigencia del pago a todos los usuarios de estos nuevos tributos causa un
grave perjuicio por cuanto tienen que erogar cuantiosas cantidades de dinero,
confiscatorio y en muchos casos se retrasan e incumplen muchas obligaciones por lo
irracional y desmedido de dicho nuevos tributos y en el caso de ser cancelada se causaría
un perjuicio patrimonial grave a los usuarios, esto con el fin para resguardar la apariencia
del buen derecho invocado y garantizar las resultas del juicio, ponderando los intereses
públicos generales y colectivos concretizados y ciertas gravedades en juego.

OJO De este modo, corresponde al solicitante traer a los autos en esa


etapa procesal, los elementos probatorios demostrativos de esas presunciones
graves del derecho que reclama, elementos estos que según la jurisprudencia
pueden estar constituidos por el propio acto impugnado.

Ahora bien, visto lo decidido con respecto al amparo cautelar ejercido


conjuntamente con esta medida cautelar, y que éste fue desestimado por falta de
pruebas, tal como quedó evidenciado de la revisión exhaustiva de las actas que
conforman este cuaderno separado, al no constar en autos ni el acto administrativo ni
los medios probatorios de los que pudieran develarse, al menos preliminarmente, el
cumplimiento de los requisitos de procedencia de la medida de suspensión de efectos
exigidos en el artículo 104 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa, al no existir elementos en autos que lleven a la Sala a determinar la
existencia de la presunción del buen derecho (fumus boni iuris) y, el fundado temor de
un daño inminente (periculum in mora), y vista la actitud negligente de la solicitante
al no cumplir con su carga procesal de acompañar los medios de prueba que
consideraba pertinentes para hacer valer su pretensión, a pesar de haber contado con
dos oportunidades para ello, se declara improcedente la suspensión de efectos
solicitada. Así se establece.

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