El Diccionario de La RAE Ayer y Hoy 2020
El Diccionario de La RAE Ayer y Hoy 2020
El Diccionario de La RAE Ayer y Hoy 2020
Universidade da Coruña
3
El Diccionario de la
Real Academia Española: ayer y hoy
A Coruña 2006
Servizo de Publicacións
Universidade da Coruña
El diccionario de la Real Academia Española: ayer y hoy
Campos Souto, Mar; Pérez Pascual, José Ignacio (eds.)
A Coruña, 2006
Universidade da Coruña, Servizo de Publicacións
Anexos da Revista de Lexicografía da Universidade da Coruña, 1
Servizo de Normalización Lingüística, Servizo de Publicacións
252 páxinas
17 x 24 cm
Índice, páxinas 5-65-6
ISBN: 978-84-9749-214-0
Depósito legal: C-2602/2006
ISBN: 978-84-9749-746-6 (electrónico, 2020)
Materia: 801.3: Lexicografía. 806.0 Lingua española
© Universidade da Coruña
Distribución: <https://www.udc.gal/publicacions/distribucion>
DOI: https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466
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transmitirse por ningún procedemento electrónico ou mecánico, incluíndo fotocopia, gravación
magnética ou calquera almacenamento de información e sistema de recupe-ración, sen o permiso
previo e por escrito das persoas titulares do copyright.
5
Índice
PRESENTACIÓN ............................................................................................................ 7
MARGARITA FREIXAS
«La técnica lexicográfica en el Diccionario de Autoridades: la contribución
del académico Juan Ferreras» ........................................................................... 83
STEFAN RUHSTALLER
«Presencia en las sucesivas ediciones del diccionario académico de los tecni-
cismos de la pesca extraídos de las Ordenanzas de Sevilla» ............................. 225
Presentación
2004.1 Este evento científico contó con el apoyo de las Consellerías de Innova-
ción, Industria e Comercio, Educación e Ordenación Universitaria (Dirección Xeral
de Universidades) y Cultura, Comunicación Social e Turismo (S. A. de Xestión do
Plan Xacobeo) de la Xunta de Galicia, de los Vicerrectorados de Extensión Uni-
versitaria e Comunicación y de Investigación de la Universidade da Coruña, de la
Real Academia Galega y de la Secretaría de Estado de Universidades e Investiga-
ción del Ministerio de Educación y Ciencia (Plan Nacional de Investigación Cien-
tífica, Desarrollo e Innovación Tecnológica 2004-2007, Acción complementaria
HUM2004-21032-E).
1
Gracias al esfuerzo de diversos grupos de investigación, la lexicografía ocupa un lugar destacado
en cualquier reunión científica; una prueba más de ello es el nacimiento de la Asociación Española de
Estudios Lexicográficos (AELex) y la celebración de su primer congreso.
Cita: Anula Rebollo, Alberto (2006): “A propósito de -ción: medio siglo de lexicografía
académica”, en Mar Campos Souto e Ignacio Pérez Pascual, eds., El diccionario de la Real
Academia Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da Coruña, Anexos de Revista de
Lexicografía, 1, pp. 9-24. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.009 9
1. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo revisará las voces acabadas en -ción que han sido recogidas
por la lexicografía académica de los últimos cincuenta años (desde la aparición de la
segunda edición del Diccionario manual e ilustrado de la lengua española (1950)
hasta la vigésima segunda edición del Diccionario de la lengua española, 2001). El
propósito del trabajo es reflexionar sobre las cuestiones señaladas en (1) y (2):
* Agradezco a Pedro Álvarez de Miranda, Marina Fernández Lagunilla, Lorena Heras y José
Portolés sus observaciones y comentarios a una versión preliminar del trabajo.
9
10 ALBERTO ANULA REBOLLO
DRAE-1956:
Antifricción, deflación, descalcificación, descatolización, desfibrinación, desmo-
vilización, desvinculación, entubación, estriación, forestación, inadecuación, inmuni-
zación, involución, pasterización, placentación, pluspetición, propugnación, proster-
nación, resucitación, segmentación, transliteración, trifurcación, utilización.
DRAE-1970:
Activación, actualización, agudización, alfabetización, ambientación, autodeter-
minación, autoinducción, automatización, capacitación, compactación, contaminación,
convección, coquización, cuadriculación, decalcificación, deforestación, desaborición,
desanimación, descalificación, descongelación, deshumanización, desintoxicación,
desmilitarización, desmultiplicación, detección, devaluación, disfunción, espoliación,
esquematización, estivación, eventración, feminización, financiación, fletación, for-
1
En el DMILE-1950 aparece la voz esaveración que es una errata (la voz correcta es asevera-
ción). Las palabras en redonda de los listados son voces que no han sido incluidas en la 22ª edición del
DRAE. Para el recuento de las voces y la consulta de las distintas obras lexicográficas académicas
citadas hemos utilizado el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española.
A PROPÓSITO DE -CIÓN: MEDIO SIGLO DE LEXICOGRAFÍA ACADÉMICA 11
DRAE-1970S:2
Abrupción, axiomatización, climatización, comercialización, compleción, conso-
nantización, contraprestación, cooptación, coproducción, datación, desalación, des-
compensación, desconceptuación, descontaminación, deslateralización, ensoñación,
estandardización, estandarización, europeización, extrapolación, filmación, hiperfun-
ción, intercomunicación, lateralización, lignificación, liofilización, maquinización,
motorización, optimación, particularización, personación, polimerización, premoni-
ción, radiocomunicación, sudación, titulación, tupición, visualización.
DMILE-1983:
Aculturación, aeronavegación, agilización, alegorización, anticoncepción, aper-
cepción, bipedación, bipedestación, caolinización, caracterización, caricaturización,
castellanización, catequización, cerebración, compartimentación, conceptuación, con-
traconcepción, conurbación, cosificación, cuantificación, culturización, decodifica-
ción, decorticación, defenestración, densificación, dentalización, desaceleración, des-
activación, descapitalización, descerebración, descolonización, desfibrilación,
desinformación, desmitificación, desnacionalización, despersonalización, digitación.
DRAE-1984:
Dormitación, electroestricción, electrostricción, embutición, enculturación, enfi-
lación, floculación, formalización, hidrogenación, hospitalización, indización, inso-
norización, interrelación, levitación, lexicalización, materialización, matriculación,
microfilmación, pasificación, penalización, percatación, pigmentación, plasmación,
potenciación, premiación, reimplantación, revalorización, revaluación, sacraliza-
ción, sensibilización, suberificación, substantivación, superproducción, supervalo-
ración, tactación, transculturación, trasplantación, ultracorrección, zonación.
2
En este diccionario reaparece la voz futurición que estaba presente ya en el Diccionario de
Autoridades y que se mantuvo hasta el DRAE-1783.
12 ALBERTO ANULA REBOLLO
DMILE-1984-1985:
Encapsulación, erotización, especiación, eutrofización, evaporización, eviscera-
ción, fibrilación, fistulización, fluidificación, fluidización, gelatinización, globali-
zación, hemoaglutinación, henificación, herniación, higienización, hipersensibiliza-
ción, homogeneización, humanización, ilimitación, impartición, inactivación,
incapacitación, informatización, institucionalización, intelectualización, interfolia-
ción, invertebración, involucración, laminación, liberalización, logaritmación, ma-
leabilización, marginación, matematización, memorización, mentalización, mitifi-
cación, nictitación, nidificación, nitración, nominalización, palatalización,
patentización, pirogenación, plastificación, pluralización, politización, pormenori-
zación, preselección, privatización, problematización, pulimentación, pulpación,
pululación, reabsorción, readaptación, readquisición, reafirmación, reagudización,
reanimación, reanudación, reavivación, recalcificación, recombinación, reedición,
reestructuración, regionalización, regularización, repentización, reticulación, revi-
talización, sideración, sifilización, silabación, sobredosificación, solarización, so-
mación, suavización, sudorificación, sufijación, superaleación, superconducción,
tamización, tanificación, tarifación, tartarización, teledirección, torción, totalización,
toxiinfección, triptongación, tropicalización, umbilicación, universalización, urba-
nificación, urticación, vasodilatación, velarización, versación, vertebración, virili-
zación, vitalización.
DMILE-1989:
Advección, arilación, autofinanciación, automoción, autorregulación, biodegra-
dación, braquiación, cloración, colectivización, complementación, contracepción, cris-
pación, descodificación, domiciliación, drogadicción, ecolocación, escolarización,
indexación, minutación, preformación, ralentización, reexportación, sidrificación, sub-
ducción, transducción, variegación.
DRAE-1992:
Alcalinización, anidación, baremación, capitidisminución, centrifugación, clona-
ción, concienciación, concretización, copulación, deceleración, desalinización, deser-
tización, desincentivación, desinhibición, desnuclearización, despenalización, despo-
litización, despresurización, desprivatización, destupición, deturpación, ecualización,
esporulación, estadificación, evaginación, fotocomposición, humidificación, magnetos-
tricción, masificación, pemoctación, procrastinación, sustantivación, titularización.
DRAE-2001:
Biyección, dermoprotección, despistolización, develación, ejemplarización, escin-
tilación, estibación, falsación, fonologización, hipercaracterización, insensibilización,
lotificación, normativización, oficialización, postación, retaliación, salación, temati-
A PROPÓSITO DE -CIÓN: MEDIO SIGLO DE LEXICOGRAFÍA ACADÉMICA 13
(7) Abrupción (del lat. ABRUPT/O, -ÇNIS), advección (del lat. ADVECT/O, -ÇNIS, trans-
porte, conducción), bipedestación (del lat. BIPES, -DIS, bípedo, y STAT/O, -ÇNIS, esta-
ción), compleción (del lat. COMPLET/O, -ÇNIS), contaminación (del lat. CONTAMINAT/O,
-ÇNIS), convección (del lat. CONVECT/O), cooptación (del lat. COOPTAT/O, -ÇNIS), ecolocación
(de eco-2 y el lat. LOCAT/O, posición), electrostricción (de ELECTRO- y el lat. STRICT/O,
-ÇNIS, constricción, presión), electroestricción [variante de la anterior], eventración
(de e- y el lat. VENTER, -TRIS), hibernación (del lat. HIBERNAT/O, -ÇNIS), inseminación (de
in-1 y el lat. SEMINAT/O, -ÇNIS, siembra, fecundación), involución (del lat. INVOLUT/O, -ÇNIS,
3
Para Santiago Lacuesta y Bustos Gisbert (1999: 4531), casos como el de inadecuación se justi-
ficarían por la presencia de una base verbal indirecta (adecuar) que daría soporte al proceso creador a
falta de la base verbal directa (*inadecuar).
4
De esta palabra no hemos encontrado ejemplos de uso en los corpus académicos.
A PROPÓSITO DE -CIÓN: MEDIO SIGLO DE LEXICOGRAFÍA ACADÉMICA 15
5
A estos cultismos le hemos añadido nictitación, no incluido en la última edición del DRAE,
recogido por la Academia en la tercera edición revisada de su Diccionario manual (1984) y mantenido
en la cuarta edición de 1989. Esta voz está emparentada con nictitante, voz que, según Corominas y
Pascual (1980-1991), procede de nictitare (del latín NICTARE).
6
En Anula (2006) se analiza una restricción léxico-semántica que afecta al sufijo cuando se apli-
ca a verbos que seleccionan un objeto tema/paciente con el rasgo semántico [+humano].
7
El DRAE trata como cultismos estas voces en sus respectivos paréntesis etimológicos (abdica-
ción de ABDICAT/O -ÇNIS; claudicación de CLAUDICAT/O -ÇNIS; edificación de AEDIFICAT/O -ÇNIS).
16 ALBERTO ANULA REBOLLO
(10) *Ecuestración N
< ecuestre ADJ,
*canastación N
< canasta N,
*nuncación N
<
nunca ADV.
Este marco de subcategorización no significa que todas las palabras que cum-
plan con el requisito de ser verbos formen derivados nominales con este sufijo:
Los datos anteriores parecen indicar que derivaciones que están permitidas
según las propiedades de selección de un sufijo no se producen por distintos motivos,
entre los que cabe destacar la presencia de nominalizaciones creadas previamente
mediante otros recursos léxicos (-miento, -dura, etc.); es el caso de (12).9
La naturaleza sintáctico-semántica de la base verbal es un factor determinante.
Los datos de (13) y (14) parecen indicar que bases verbales intransitivas o ergativas
respectivamente son inapropiadas para la creación de nombres en -ción. Sin embargo,
como veremos más adelante, esta impresión es incorrecta, y no porque podamos apor-
tar ejemplos como el de (15), pues, al tratarse de un cultismo, no sirve de prueba.10
8
Aunque esta voz se incluye en la tercera edición revisada del Diccionario manual (1984, tomo
II),
aparecía con anterioridad en el Diccionario histórico.
9
Por ejemplo, en (12), la presencia del derivado nominal acercamiento puede estar impidiendo la
formación de *acercación. La competencia entre el sufijo -ción y el sufijo -m(i)ento ha sido caracteriza-
da por Rainer (1993: 611) en términos de preferencia.
10
Aparición es una voz heredada del latín APPARIT/O, -ONE, documentada desde el s. XIII (cf. DHLE).
A PROPÓSITO DE -CIÓN: MEDIO SIGLO DE LEXICOGRAFÍA ACADÉMICA 17
(15) Aparición.
(16) *Seción (de ser y -ción), *pareción (de parecer y -ción), *resultación (de
resultar y -ción), *quedación (de quedar y -ción).
Por lo general, los verbos que admiten -ción son de carácter transitivo. De las
295 voces en -ción derivadas de verbos, 274 proceden de verbos transitivos (en (17),
(18) y (19) se recogen algunos casos).11
11
En (17) tenemos derivados de verbos de la primera conjugación (acabados en -ar, -ificar, -izar,
-uar, etc.). En (18) los verbos base son de la tercera conjugación y en (19) nos encontramos con los dos
únicos casos encontrados de derivados a partir de verbos de la segunda conjugación.
12
La diferencia entre los datos de (21) y (22) estriba en que los procesos de formación de palabras
que intervienen en los ejemplos de (22) se encuadran en el marco de los lenguajes especializados (biolo-
gía, botánica, medicina, etc.).
13
Quizá la palabra dormitación sea un calco de dormición (derivado de DORMIT/O -ONIS).
14
La definición de silabar del DRAE nos remite a silabear y en la definición de esta palabra
encontramos que este verbo puede tener un uso transitivo («intr. Ir pronunciando separadamente cada
sílaba. U. t. c. tr.»), razón por la que hemos incluido aquí el derivado silabación.
18 ALBERTO ANULA REBOLLO
Los verbos base de los derivados anteriores tienen en común con los verbos
transitivos el tener un argumento tema (objeto nocional). Esta característica les distin-
gue de los verbos intransitivos cuyo único argumento recibe el papel temático de
agente o experimentante. El no poseer un objeto nocional impide a los verbos
intransitivos la formación de derivados en -ción, con algunas excepciones, como ve-
mos en (23):
En resumen, -ción exige una base verbal a la que adjuntarse. Dicha base verbal
es mayoritariamente transitiva pero, el rasgo que verdaderamente requiere -ción es el
de poseer un argumento tema (objeto nocional), con independencia de que dicho ar-
gumento se realice como objeto directo (en las construcciones transitivas) o como
sujeto (en las ergativas o inacusativas). Según esto, el sufijo -ción debe caracterizarse
como en (26):
15
El verbo copular tiene una acepción transitiva, pero el DRAE considera que el derivado copulación
procede de la acepción intransitiva aunque, no obstante, reconoce que es usada como pronominal: «intr.
Unirse o juntarse sexualmente. U. t. c. prnl.» (DRAE-2001).
16
Agrupo aquí digitación porque, aunque el DRAE da como primera acepción el uso transitivo
(«incorporar datos a la computadora utilizando el teclado»), la definición de digitación la propone sobre
el uso intransitivo: «Adiestramiento de las manos en la ejecución musical con ciertos instrumentos,
especialmente los que tienen teclado».
A PROPÓSITO DE -CIÓN: MEDIO SIGLO DE LEXICOGRAFÍA ACADÉMICA 19
17
Las palabras no documentadas en los corpus académicos aparecen subrayadas. Entre paréntesis
señalo la voz con la que está emparentada y entre corchetes indico la ausencia del verbo que debería ser
base de la derivación. Los casos de cerebrar, estivar, fistulizar, umbilicar y zonar están documentados.
18
Aunque esta voz no aparece en los corpus académicos, la incluyo porque aparece en el Corpus
Cumbre que sustenta lexicológicamente el Gran diccionario de uso del español actual (Sánchez 2001).
20 ALBERTO ANULA REBOLLO
Para explicar los datos de (27) y (28) sin recurrir a la posibilidad de que deri-
ven directamente de los sustantivos o adjetivos explicitados entre paréntesis,19 puede
proponerse que procedan de verbos inexistentes, según recoge el esquema de (29):
(30) Bípedo -da > *bipedar > bipedación, dental > *dentalizar > dentalización,
placenta > *placentar > placentación, soma > *somar > somación, sufijo > *sufijar >
sufijación, ?urtica > *urticar > urticación, tumo(r/al) > *tumorar > tumoración.
(31) Cerebr(o/al) > cerebrar > cerebración, estival > estivar > estivación, fístula >
fistulizar > fistulización, umbilical > umbilicar > umbilicación, zona > zonar > zonación.
19
Santiago Lacuesta y Bustos Gisbert (1999: 4531) han aceptado la posibilidad de que el alomorfo -
ión pueda aplicarse a una base adjetival, sin embargo, los ejemplos aducidos por estos autores o son cultis-
mos (la mayor parte) o responden al esquema de prefijo + [(base)+(c)ión] que consideramos casos de
prefijación (vid. supra). La Academia también admite esa posibilidad para la voz zonación. En el parénte-
sis etimológico de esta voz señala que procede de zona (volveré sobre este ejemplo más adelante).
20
«Podemos defender que se trata de una base verbal sin realización como palabra» (Santiago
Lacuesta y Bustos Gisbert 1999: 4531). Rainer (1993: 381) analiza esa misma palabra y la considera una
formación denominal creada a partir del sufijo -ación.
A PROPÓSITO DE -CIÓN: MEDIO SIGLO DE LEXICOGRAFÍA ACADÉMICA 21
Pero lo que realmente muestran los datos que estamos considerando es la pre-
sencia de material morfofonológico ajeno a la base nominal y al sufijo -ción entre
ambos constituyentes. Este hecho es una prueba consistente a favor del análisis de
(29). Las formas observadas son -iza- y -a-, según puede apreciarse en la segmenta-
ción de (34):
Esas formas son compatibles con los procesos de creación verbal en español.
Sabemos que -iza- y -a- son sufijos verbales (vid. Serrano-Dolader 1999),21 y, por lo
tanto, pueden adjuntarse a bases nominales y adjetivales. Aunque inexistentes, las
formas de (35) son enteramente posibles:
(35) a. *Dentalizar.
b. *Bipedar, *placentar, *somar, *sufijar, *tumorar, *urticar.
No obstante, de los casos de (35), los más controvertidos resultan ser algunos
de los ejemplos de la serie (b) en los que la supuesta vocal temática coincide formal-
mente con la vocal final de la base nominal:
En estos casos podría argumentarse que no hay tal vocal temática y que la
derivación se realiza directamente a partir de la base nominal. Sin embargo, la signi-
ficación que la Academia atribuye a estas palabras supone la existencia de un verbo
encubierto:
21
Omito aquí la necesaria distinción entre el sufijo verbal propiamente dicho y la vocal temática.
22 ALBERTO ANULA REBOLLO
Los supuestos verbos de los que derivan las voces de (36) pueden ser los respon-
sables de la interpretación eventiva o de proceso (además de la interpretación de resulta-
do) que estas palabras poseen cuando se las coloca en los contextos adecuados:22
(40) supone, como en los casos anteriores, la existencia de una derivación ver-
bal no consolidada en el léxico. De nuevo, el material morfofonológico presente entre
el nombre o el adjetivo y el sufijo -ción avala esta interpretación:
(41) aculturación (de a- prefijo + cultura f + -a- sufijo verbal + -ción), desfibrinación (de
des- + fibrina f + -a- sufijo verbal + -ción), desnuclearización (de des- + nuclear adj + -iza-
sufijo verbal
+ -ción), despistolización (de des-, pistola f + -iza- sufijo verbal + -ción),
enculturación (de en-, cultura f + -iza- sufijo verbal + -ción), evaginación (de e-, vagina f
+ -a- sufijo verbal + -ción)
22
Para las interpretaciones eventiva y resultativa de los nominales véase Picallo (1999: 361-393).
23
Una solución alternativa para las palabras de (39) consistiría en argumentar la existencia de
procesos de parasíntesis nominal. Sin embargo, Serrano Dolader (1995: 189-192 y 1999: 4730-4731)
descarta tal posibilidad y señala que palabras como aculturación, desfibrinación y otras semejantes «son
en realidad derivados nominales creados a partir de bases verbales parasintéticas» (1995: 191).
A PROPÓSITO DE -CIÓN: MEDIO SIGLO DE LEXICOGRAFÍA ACADÉMICA 23
5. CONCLUSIONES
Según he puesto de manifiesto, las bases verbales de (42) deben ser predicativas
y tienen la restricción de requerir un objeto nocional, lo que impide a los verbos
intransitivos formar nominalizaciones en -ción. A este proceso básico debe unírsele
en un mismo grupo los derivados que siguen los esquemas de (43) y (44):
(43) Derivación nominal por sufijación a una base verbal inexistente, de carácter
derivativo, soporte de -ción.
(44) Derivación nominal por sufijación a una base verbal inexistente, de carácter
parasintético, soporte de -ción.
(45) Derivación por adjunción de un prefijo o un tema a una palabra derivada con
-ción
a. Cultismos
b. Extranjerismos (anglicismos y galicismos)
24 ALBERTO ANULA REBOLLO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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nico, Madrid, Gredos.
FERNÁNDEZ RAMÍREZ, Salvador (1986): La derivación nominal (volumen ordenado, anotado y dis-
puesto para la imprenta por Ignacio Bosque), Madrid, Anexo XL del Boletín de la Real
Academia Española.
PENA, Jesús (1980): La derivación en español. Verbos derivados y sustantivos verbales, Anexo 16
de Verba, Anuario Galego de filoloxía, Santiago de Compostela, Universidade de Santiago.
PICALLO, Carme (1999): «La estructura del sintagma nominal: las nominalizaciones y otros
sustantivos con complementos argumentales», en Ignacio Bosque y Violeta Demonte, eds.,
Gramática descriptiva de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe, I, pp. 363-392.
SÁNCHEZ, Aquilino, dir. (2001): Gran diccionario de uso del español actual, Madrid, SGEL.
SANTIAGO LACUESTA, Ramón y Eugenio BUSTOS GISBERT (1999): «La derivación nominal», en Igna-
cio Bosque y Violeta Demonte, eds., Gramática descriptiva de la lengua española, Ma-
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SERRANO DOLADER, David (1995): Las formaciones parasintéticas en español, Madrid, Arco/
Libros.
— (1999): «La derivación verbal y la parasíntesis», en Ignacio Bosque y Violeta Demonte, eds.,
Gramática descriptiva de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe, III, pp. 4683-4755.
Cita: Buenafuentes de la Mata, Cristina y Carlos Sánchez Lancis (2006): “Diccionario y morfología: la
información morfológica en la 22ª edición del DRAE”, en Mar Campos Souto e Ignacio Pérez Pascual,
eds., El diccionario de la Real Academia Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da Coruña,
Anexos de Revista de Lexicografía, 1, pp. 25-37. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.025
Diccionario y morfología:
la información morfológica en la 22ª edición del DRAE*
1. INTRODUCCIÓN
Una de las principales novedades que incluye la nueva edición del Diccionario
de la lengua española de la Real Academia Española es la introducción de marcas
específicas de información morfológica (un total de 931, según sus datos), junto con
marcas de ortografía (684), indicaciones que en la versión anterior de 1992 no apare-
cían de forma explícita. A pesar de que el empleo del diccionario como fuente de
información morfológica no es uno de sus usos más comunes por parte de los hablantes
(a diferencia de la búsqueda de información semántica e incluso ortográfica), no deja
de ser por ello menos necesaria para el correcto uso del idioma.
El propósito de esta comunicación es analizar el uso y función de la informa-
ción morfológica, tanto explícita como implícita, del DRAE-2001 en su vigésima se-
gunda edición, para poder evaluar la necesidad de la aparición de una marca específi-
ca de morfología en el diccionario y si su empleo resuelve todos los problemas
morfológicos que se le plantean al usuario, sin necesidad de acudir a otro tipo de
obras como gramáticas o manuales de estilo o de español correcto.
Una primera aproximación a las voces del diccionario que presentan esta mar-
ca permite comprobar que, pese a que las cuestiones que atañen a la morfología pue-
den ser de muy diversa índole y plantear numerosas dudas, la mayor parte del uso de
esta nueva marca está destinada a la conjugación verbal. Así, el DRAE-2001 alude en
un 92.8% de los casos al modelo de conjugación al que se adscriben principalmente
* La presente investigación ha sido parcialmente financiada con una ayuda de la DGES del MCyT
y FEDER (nº de ref. BFF2003-08364-CO2-02 y HUM2005-08149-CO2-01/FILO) y de la CIRIT del
Comissionat per Universitats i Recerca de la Generalitat de Catalunya (nº de ref. 2005SGR 00568).
25
26 CRISTINA BUENAFUENTES DE LA MATA y CARLOS SÁNCHEZ LANCIS
los verbos irregulares, de tal modo que el hablante pueda saber mediante la simple
consulta al diccionario cómo se conjuga una determinada forma verbal. Por ejemplo,
en el lema acordar se añade, dentro de la marca morfológica, que se conjuga como el
verbo contar («MORF. conjug. actual c. contar»). Dentro de ese gran porcentaje, tam-
bién se incluyen algunas particularidades verbales en cuanto a la flexión, mayoritaria-
mente en relación a los participios irregulares (véase abrir) o al uso de los verbos sólo
en un tiempo concreto de la conjugación (véase soler2).
El resto de los datos morfológicos (apenas un 7.2% del total) se refiere a la
gradación del adjetivo, sobre todo a la formación del superlativo irregular (como ocu-
rre, por ejemplo, en el adjetivo antiguo, en el que se indica que su superlativo es
antiquísimo) y al uso especial del género en determinados sustantivos, como es el
caso de abogado, donde se señala que también puede emplearse la forma masculina
para designar el femenino (la abogado).
Si bien las informaciones morfológicas anteriores pueden solventar una parte
importante de las dudas de los hablantes, se echa en falta la existencia de referencias
específicas a otros problemas morfológicos no menos importantes, tanto en lo que
atañe a los verbos como a otras cuestiones relacionadas con el género y el número de
los sustantivos.
En cuanto a los verbos, aunque, como ya se ha señalado, las indicaciones de
carácter morfológico se refieren casi por entero a su conjugación, este hecho no im-
plica que su conocimiento ayude al hablante en su uso. Por ejemplo, en los verbos
como llover, nevar o tronar se indica claramente su valor impersonal en la primera
acepción, pero no en el resto. Esto implica que el usuario debe seguir, en las acepcio-
nes no marcadas como impersonales, los modelos de conjugación que aparecen en la
marca de morfología, basados exclusivamente en criterios fonéticos (mover, acertar
y contar, respectivamente) y no morfológicos. Sin embargo, ello conduce a un error,
pues son inexplicables en estas acepciones determinadas formas de la conjugación
(yo lluevo, tú nievas, nosotros tronamos, etc.), aunque estos verbos aparezcan conju-
gados en su totalidad en la versión electrónica del diccionario. Por otro lado, otros
verbos no presentan ninguna advertencia en su uso. Por ejemplo, pese a que el Dic-
cionario panhispánico de dudas (versión experimental de 2004) señala respecto al
verbo dar, en la expresión dar de sí, que «no es normal su empleo con la primera y
segunda personas del plural», esta aclaración no aparece en el DRAE-2001.
2. EL GÉNERO
aplica a vocablos, tanto sustantivos (13) como adjetivos (8), que poseen una termina-
ción diferenciada para el masculino y el femenino: abogado, da; afro, fra (adj.); apa-
rejador, ra; arquitecto, ta; autodidacto, ta (adj.); bachiller, ra; bizcorneto, ta (adj.);
chichimeco, ca (adj.); concejal, la; edil, la; gerente, ta; hotentote, ta (adj.); ingeniero,
ra; intendente, ta; médico1, ca; otompaneco, ca (adj.); pariente, ta (adj.); perito, ta;
polígloto, ta o poligloto, ta (adj.); profe, fa; subjefe, fa. A partir de aquí, el DRAE-
2001 realiza una distinción entre aquellos vocablos que sólo presentan información
de género (26 en 20 entradas) y los que contienen una doble información, tanto
morfológica como geográfica (1 en 1 entrada), como sucede con bizcorneto, ta, al
tratarse de una palabra propia del español de América. En todos los casos, la explica-
ción que aparece introducida por la marca «Morfología» procura, en definitiva, orien-
tar al hablante sobre el uso no esperable o no normativo de una de las dos posibilida-
des de género.1
Sin embargo, la forma de expresar esta información no es unitaria, ya que se
aporta una explicación adicional según los vocablos. Así, de los sustantivos o adjeti-
vos que usan formas masculinas para expresar el femenino, el diccionario realiza una
diferenciación en función de su mayor o menor frecuencia de sustitución: «usada solo
la forma», en afro, caso en el que se expresa la total supresión de la forma femenina
afra en la lengua; «usada más, para referirse al femenino, la forma», en pariente;
«usada también, para referirse al femenino, la forma», en hotentote; y «usada también
la forma en masculino para designar el femenino», expresión mayoritaria en este gru-
po, que afecta a 13 vocablos, todos ellos sustantivos que indican el desempeño de un
oficio, trabajo o cargo, como en abogado, aparejador, arquitecto, bachiller, concejal,
edil, gerente, ingeniero, intendente, médico, perito, profe, subjefe. Por lo que respecta
a aquellos vocablos que emplean formas femeninas para señalar el masculino, el dic-
cionario divide también las informaciones a tenor de su frecuencia: «usada más, para
referirse al masculino, la forma», con autodidacta y chichimeca; y «usada también,
para referirse al masculino, la forma», en otompaneca y políglota o poliglota. Ade-
más, en este último caso, se debe añadir también bizcorneto, ampliado con informa-
ción diatópica («en Colombia, usada también, para referirse al masculino, la forma»).
Como se puede observar fácilmente, la información morfológica aportada por
el diccionario intenta aclarar en mayor o menor medida aquellos casos en los que un
mismo vocablo presenta más de una posibilidad para la expresión de un determinado
género, ya sea principalmente porque se trate de oficios, trabajos o cargos que antes
1
Hay que tener en cuenta que una referencia normativa como es todavía en la actualidad el Esbo-
zo de la Real Academia Española (1973: §2.2.3.), en el apartado dedicado al género de los sustantivos, se
limita a hacer una descripción y clasificación de éstos en función de su expresión, sin que se pueda
extraer reglas para su formación.
28 CRISTINA BUENAFUENTES DE LA MATA y CARLOS SÁNCHEZ LANCIS
Cuadro 1
DRAE-2001 DUE-1966 DRAE-1992 Salamanca DUE-1998 DEA CLAVE DUEAE
abogada abogada abogada abogada abogada abogada abogada abogada
la abogado la abogado la abogado
afro afra afro afro afro afro afro afro
aparejadora la aparejador aparejadora aparejadora la aparejador aparejadora aparejadora aparejadora
la aparejador la aparejador
arquitecta arquitecta arquitecta arquitecta arquitecta arquitecta arquitecta
la arquitecto la arquitecto arquitecta
el autodidacto autodidacto el autodidacto autodidacto el autodidacto
autodidacta el autodidacta el el autodidacta el
autodidacto autodidacta autodidacto autodidacta autodidacta autodidacto autodidacta
bachillera la bachiller la bachiller la bachiller la bachiller bachillera la bachiller la bachiller
la bachiller la bachiller
bizcorneto — bizcorneto — bizcorneto — — bizcorneto
el bizcorneta el bizcorneta el bizcorneta
el chichimeca chichimeco chichimeco — chichimeco — — chichimeco
chichimeco el chichimeca el chichimeca el chichimeca
concejala concejala concejala concejala concejala concejala concejala concejala
la concejal la concejal la concejal
edila la edil edila edila la edil edila edila
la edil la edil la edil la edil
gerenta la gerente la gerente la gerente la gerente la gerente la gerente la gerente
la gerente gerenta
hotentota la hotentote hotentota — la hotentote la hotentote la hotentote la hotentote
la hotentote
ingeniera ingeniera ingeniera ingeniera ingeniera ingeniera ingeniera ingeniera
la ingeniero la ingeniero
intendenta la intendente intendenta la intendente intendenta la intendente intendenta intendenta
la intendente la intendente
2
En principio, la forma que aparece en primer lugar es la recomendada por la obra consultada,
aunque en bastantes ocasiones no se muestra una clara preferencia si existe divergencia con el dicciona-
rio académico. El asterisco indica que no existe esa palabra en el diccionario u obra consultada.
DICCIONARIO Y MORFOLOGÍA 29
3
En el presente cuadro sólo hemos recogido aquellas palabras que aparecen tratadas comúnmente
y con mayor frecuencia en este tipo de obras.
30 CRISTINA BUENAFUENTES DE LA MATA y CARLOS SÁNCHEZ LANCIS
Cuadro 2
DRAE-2001 Seco ABC EFE El País Gómez Torrego DPan
abogada abogada abogada abogada abogada abogada
la abogado
árbitra árbitra la árbitro árbitra árbitra árbitra
arquitecta arquitecta arquitecta arquitecta arquitecta arquitecta
la arquitecto
— — azafato — — —
bedela — la bedel la bedel — bedela
catedrática catedrática catedrática catedrática catedrática catedrática
choferesa choferesa — la chófer — choferesa el chófer
(gº epiceno)
la cliente clienta clienta clienta — clienta
clienta la cliente
concejala concejala la concejal la concejal la concejal concejala
la concejal la concejal
la cónsul consulesa — consulesa consulesa la cónsul
consulesa la cónsul cónsula consulesa
edila edila la edil la edil la edil edila
la edil la edil
la juez la juez la juez la juez la juez jueza
jueza jueza la juez
médica médica médica médica médica médica
la médico
ministra ministra ministra ministra ministra ministra
modisto el modista el modista el modista el modista el modista
el modista modisto modisto modisto
perita — — perita perita perita perita
la perito
torera torera torera torera torera torera
Si bien el DRAE-2001 muestra en este caso una gran coincidencia en sus prefe-
rencias con las diversas obras lingüísticas, a excepción del vocablo cliente, en donde
la forma femenina elegida mayoritariamente es clienta, o en modisto, en donde el
resto prefiere como forma masculina el modista, la inexistencia de un comentario
morfológico no permite al usuario realizar una elección clara cuando libros de estilo,
manuales y diccionarios de dudas presentan soluciones contrapuestas argumentadas,
como en el caso de cónsul y juez, que el DRAE-2001 señala simplemente como nom-
bre común al mismo tiempo que recoge en otra entrada distinta la forma femenina
consulesa y jueza respectivamente. Y tampoco resulta de gran ayuda si contrastamos
los vocablos anteriores en los diferentes diccionarios del español, como se puede ver
en el cuadro 3:
DICCIONARIO Y MORFOLOGÍA 31
Cuadro 3
DRAE-2001 DUE-1966 DRAE-1992 Salamanca DUE-1998 DEA CLAVE DUEAE
árbitra la árbitro árbitra árbitra la árbitro la árbitro árbitra árbitra
árbitra árbitra árbitra la árbitro
— — — — — azafato azafato auxiliar
de vuelo
bedela la bedel
bedela la bedel bedela bedela bedela bedela la bedel bedela
catedrática catedrática catedrática catedrática catedrática catedrática catedrática catedrática
la catedrático
choferesa la chófer la chófer la chófer la chófer la chófer choferesa la chófer
o chofer o chofer o chofer o chofer
choferesa
la cliente clienta la cliente clienta clienta clienta la cliente la cliente
clienta clienta la cliente la cliente clienta clienta
la cónsul consulesa la cónsul la cónsul consulesa la cónsul la cónsul la cónsul
consulesa cónsula cónsula cónsula consulesa cónsula
consulesa consulesa
la juez la juez la juez la juez jueza la juez
jueza jueza jueza jueza la juez jueza jueza
ministra ministra ministra ministra ministra ministra ministra ministra
modisto modisto modisto el modista modisto modisto modisto modisto
el modista el modista el modista el modista el modista el modista el modista
torera torera torera torera torera torera torera torera
3. EL NÚMERO
verbos irregulares (en los que se señala, dentro de la marca «Morfología», el modelo de
conjugación) o también cuando se indica el grado superlativo de algunos adjetivos cuya
formación no es regular (bueno-óptimo). Es por este motivo por el que uno de los he-
chos que más sorprende respecto al empleo de esta marca es que no haya ninguna indi-
cación sobre las irregularidades relacionadas con la formación del número.
Las reglas de formación del plural de los sustantivos del español aparecen re-
cogidas en el Esbozo (1973: § 2.3.2.) y se pueden resumir de la siguiente manera:
4
Los datos de CREA para el plural pósteres son de 6 casos en 3 documentos, 4 casos en 3 docu-
mentos para hámsteres y 4 casos en 4 documentos para córneres. El cómputo de casos suma las ocurren-
cias de la palabra tanto en su forma acentuada como cuando aparece sin acentuar (córners ~ corners;
hámsters ~ hamsters; pósters ~ posters). Las búsquedas en CREA fueron realizadas en julio de 2004.
34 CRISTINA BUENAFUENTES DE LA MATA y CARLOS SÁNCHEZ LANCIS
Cuadro 4
DUE-1966 Salamanca DUE-1998 DEA CLAVE DUEAE
cinc ~ zinc cines no contable cines cines ~ zines cines cines
corner ~ córner * córners * córners * córners
córneres
déficit no tiene déficit déficit déficit déficit déficit
plural déficits déficits déficits
desiderátum * — desiderata desiderátum desiderata *
desiderátum desiderata desiderátum
hamster ~ — * hámsters hámsters * hámsters
hámster hámsteres
mamut * mamuts * mamutes6 * mamuts
mamuts
maní * * manises manís manises manises
manises maníes7
memorándum * memoranda memorándum memorándum memorándum8 memorándum
memorándums memorándums
póster ~ poster — pósters pósters pósters pósteres pósteres
sandwich ~ * sandwiches sándwiches sándwich sándwiches sándwiches
sándwich sándwiches
5
Como en el caso del género, la forma que aparece en primer lugar es siempre la preferida y el
guión indica que la palabra no aparece en el diccionario. El asterisco expresa que la palabra no tiene
indicación alguna sobre su plural, por lo que el usuario debe suponer que sigue las reglas del español.
6
Sorprende el plural irregular mamutes señalado por Seco (1998) y el DEA, ya que el plural
regular y el más empleado según los datos de CREA (mamuts: 20 casos en 16 documentos; mamutes: 2
casos en 1 documento) es el que añade el morfema -s.
7
Cabe destacar que este diccionario indica explícitamente que no es correcto el plural manís,
mientras que éste es el plural señalado por el DEA.
8
Este diccionario admite también memorando (plural memorandos).
DICCIONARIO Y MORFOLOGÍA 35
Cuadro 5
RAE Seco ABC EFE El País Gómez Torrego
cinc ~ zinc — cines ~ zines zincs — zines ~ cines cines ~ zines
corner ~ — córneres — * córneres córneres
córner córners
déficit déficit déficit déficit déficit no tiene déficits
déficits déficits plural
desiderátum desiderátum desiderata desiderata desiderátum — desiderátum
desiderata desiderátum
hamster ~ — hámsteres — — — hámsteres
hámster
mamut — mamutes — — — mamuts
Maní — — — — — manises
memorándum memorándum memorándum memorandos10 memorando memorandos memorándum
memorándums memorándums9
póster ~ pósteres11 pósteres * pósteres pósters pósteres
poster pósters
sandwich ~ sándwich sándwiches — — sándwiches sándwiches
sándwich sándwichs
sándwich
9
Seco señala que sería conveniente emplear memorando (plural memorandos) en lugar de memo-
rándum.
10
Los libros de estilo de ABC y de la Agencia EFE consideran, en este caso, que debe emplearse la
palabra memorando en lugar de memorándum. El plural correspondiente sería, pues, memorandos.
11
Indicación obtenida a través del Diccionario panhispánico de dudas en www.rae.es.
12
Cabe destacar respecto a esta palabra que, pese a que sólo debe emplearse en plural, se ha
hallado muchos casos en CREA de su uso en singular, hecho que debería también haberse indicado en el
DRAE-2001.
36 CRISTINA BUENAFUENTES DE LA MATA y CARLOS SÁNCHEZ LANCIS
cias como, por ejemplo, que la palabra esposas, cuyo significado es ‘pareja de mani-
llas unidas entre sí con las que se aprisionan las muñecas de alguien’, no aparece
recogida en un lema aparte en el DRAE-2001, tal y como sucede en Salamanca,
DUE, DEA, DUEAE, sino que sorprende que esta voz sea la cuarta acepción del lema
esposo, sa.
Finalmente, la información morfológica que aparece de manera indirecta en el
DRAE-2001 y que sirve para conocer el empleo únicamente en plural de determina-
das voces, se echa en falta en el caso de aquellas palabras que sólo se emplean en
singular (sustantivos denominados singularia tantum). Nos referimos a sustantivos
como ántrax, caos, cariz o culmen.13 Consideramos que en este tipo de palabras ca-
bría señalar este particular uso para no conducir a errores al usuario, sobre todo si se
tiene en cuenta que el Esbozo no ofrece una solución en este tipo de casos.
4. CONCLUSIÓN
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CLAVE. Concepción MALDONADO GONZÁLEZ, dir. (2002): CLAVE. Diccionario de uso del español
actual, Madrid, Ediciones SM.
CREA. R EAL A CADEMIA E SPAÑOLA (2004): Corpus de referencia del español actual, en
http:\\www.rae.es.
DEA. Manuel SECO, Olimpia de ANDRÉS y Gabino RAMOS (1999): Diccionario del español actual,
Madrid, Aguilar.
13
Nótese la diferencia con otras palabras gráfica y fonéticamente semejantes que sí se pluralizan
como, por ejemplo, lumen (pl. lúmenes) o numen (pl. númenes).
DICCIONARIO Y MORFOLOGÍA 37
DRAE-1992. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (199221): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DRAE-2001. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (200122): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DUE-1966. María MOLINER (1966): Diccionario de uso del español, Madrid, Gredos.
DUE-1998. María MOLINER (19982): Diccionario de uso del español, Madrid, Gredos.
DUEAE. Paz BATTANER ARIAS, dir. (2002): Diccionario de uso del español de América y España,
Barcelona, Spes.
GÓMEZ TORREGO, Leonardo (2002): Nuevo manual de español correcto, Madrid, Arco/Libros.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1973): Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, Madrid,
Espasa-Calpe.
Salamanca. Juan GUTIÉRREZ CUADRADO, dir. (1996): Diccionario Salamanca de la lengua españo-
la, Madrid-Salamanca, Santillana-Universidad de Salamanca.
SECO, Manuel (199810): Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
VIGARA TAUSTE, Ana María y CONSEJO DE REDACCIÓN DE ABC (2001): Libro de estilo de ABC, Bar-
celona, Ariel.
38
Cita: Campos Souto, Mar y J. Ignacio Pérez Pascual (2006): “Los galleguismos en el
DRAE-1884”, en Mar Campos Souto e Ignacio Pérez Pascual, eds., El diccionario de la Real
Academia Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da Coruña, Anexos de Revista de
Lexicografía, 1, pp. 39-53. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.039
0. INTRODUCCIÓN
1
Vid. Campos Souto y Pérez Pascual (2003-2004).
39
40 MAR CAMPOS SOUTO y JOSÉ IGNACIO PÉREZ PASCUAL
bulos, centrarnos en el tema de estas páginas: los galleguismos. En primer lugar nos
aproximaremos a una reducida serie de voces a las que esa edición atribuye una eti-
mología gallega; a continuación pasaremos revista a algunos otros términos cuyo uso
se marca en el diccionario como propio del dominio geográfico gallego.2
Por lo que hace referencia a las voces de etimología gallega, debemos recordar
que la corporación había eliminado las «equivalencias latinas» de las entradas en el
DRAE-1869. En la duodécima edición, la Academia se propone enriquecer su diccio-
nario con la consignación de la etimología de las voces, una información que todavía
hoy ocupa un lugar destacado en su microestructura. Con todo, apenas cuatro voces
se rotulan como galleguismos: chamarasca, muñeira, payo y xaurado. La distancia
cronológica nos permite, además, apreciar los meandros en el fluir de las hipótesis
que se formulan a este respecto.
La consulta de los materiales del Fichero de enmiendas y adiciones no arroja
demasiada luz acerca del proceso que llevó a esta atribución etimológica; así, por
ejemplo, en el caso de chamarasca, si en 1884 se indica, entre interrogantes, que
puede provenir «¿Del gallego chama, llama?», a partir de de 1914 se opta por una
etimología latina: «Del lat. flamma, llama», que se mantiene hasta la edición de 1956;
desde 1970 figura sin indicación etimológica.
En el caso de xaurado, el DA había propuesto un posible origen árabe («Es voz
Arábiga, que ya no tiene uso»); la referencia etimológica que nos orienta hacia Galicia
ha de buscarse, en este caso, en el Fichero general, donde se apuntan dos posibilida-
des («¿Del lat. exhaurîre, agotar, apurar?» y «Del gall. chorar.»), sin que ninguna de
estas opciones coincida textualmente con la que figura finalmente en nuestra edición:
«Del gallego chorado, llorado».3
2
Hemos de comenzar manifestando nuestro agradecimiento a la Real Academia Española por ha-
bernos permitido examinar sus archivos (en concreto, el Fichero de enmiendas y adiciones al DRAE y el
Fichero general); en ellos hemos conseguido encontrar información detallada sobre la labor de algunos
beneméritos impulsores del diccionario, cuyas propuestas determinaron la inclusión de algunas de las
voces que ahora analizamos.
3
En posteriores ediciones, esta etimología gallega se ve sustituida por otra latina: «(Del lat.
exaugur~tus, destituído de la dignidad sacerdotal). adj. ant. Decíase de la persona que se hallaba sin
ningún alivio ni consuelo, o estaba llorosa o afligida» (DRAE-1914); a esta definición se le añade, desde
la edición de 1925 y hasta la de 1947, la última en que aparece tal voz, la aclaración: «Pronunciábase con
x bable».
LOS GALLEGUISMOS EN EL DRAE-1884 41
4
Contrástese el artículo del DRAE-1884 («Muñeira. f. Baile popular de Galicia. || Son con que se
baila») con la cédula en que se recoge la propuesta de Saco: «Muiñeira. Baile popular de Galicia bien
conocido. || El tañido ó son con que se baila. Malamente escriben Muñeira algunos Diccionarios Caste-
llanos. Recibió sin duda su nombre este baile de la semejanza de su movimiento circular con el de la
rueda de un molino, que en gallego se llama muiño». Obsérvese que la Academia mantiene la forma
muñeira, frente a la opinión de que esta voz gallega debía aparecer con su forma no castellanizada
«muiñeira». Nuestra transcripción de las fichas obedece a un criterio de máxima fidelidad, por lo que
recuperamos también aquellos segmentos tachados (y, por lo tanto, eliminados) en las distintas sesiones
de la corporación.
5
Además, se incorporan nuevas acepciones: «3. Para el gitano, el que no pertenece a su raza. || 4.
Germ. Prelado o párroco».
6
Allí se define como «ANGAZO. m. Instrumento para pescar mariscos».
7
Examinando los ficheros, podemos comprobar que en la comisión se presentaron distintas pro-
puestas que fueron rechazadas (las voces latinas ANC4RA o ANGÞLUS); aunque la comisión se decidió
finalmente por juzgar que esta voz era un aumentativo del latín UNCUS, el diccionario finalmente solo
enunciará: «Del lat. uncus, anzuelo».
42 MAR CAMPOS SOUTO y JOSÉ IGNACIO PÉREZ PASCUAL
una segunda acepción, con marca geográfica: «pr. Ast. y Gal. Rastro». Revisadas las
cédulas de los archivos, podemos comprobar que tanto Laverde Ruiz como Saco y
Arce remitieron propuestas en este sentido; la de Laverde, que se refería a Asturias,
fue aprobada en comisión:
Angazo. m. pr. Ast. y Gal. = Rastro, instrumento rústico formado de un palo largo
atravesado en un extremo por otro de media vara de largo con corta diferencia,
en el cual estan fijos otros palos pequeños á manera de dientes.
angazo. Rastro manual, escardillo, instrumento con que separan la paja menuda del
grano en las eras. Consiste en un astil con un tarugo de madera, con dientes de
palo ó hierro, que le cruza (Diccionario gallego castellano, s. v.).
8
Si en el DRAE-1956 pasaba a considerarse esta palabra procedente del «Del latín hamica, de
hamus, anzuelo», en el DRAE-1992 figura como «De origen incierto. Confróntese antiguo alemán ango,
inglés angle, anzuelo» y, finalmente, en el DRAE-2001, «Quizá derivado del gallego anga, hierro salien-
te en una caldera para cogerla, y este quizá del gótico anga, gancho, anzuelo»; sin embargo, a pesar de
ese étimo gallego, no se ha recuperado a Galicia como referente geográfico de esta voz.
LOS GALLEGUISMOS EN EL DRAE-1884 43
Echan mano de este instrumento para satirizar á los que se desdeñan ó figuran que
se olvidan del dialecto de su pais si faltan de él solos quince dias. Dícese que un estu-
diante gallego de vuelta de cursar un año en Salamanca preguntó á su madre cómo se
llamaba aquel instrumento, señalándole con un pié que apoyó sobre los dientes que
tenia hácia arriba, con lo que se le vino el astil á la frente con tal violencia que le hizo
exclamar repentinamente, «Válgante os demos ó angazo, etc.» Dijo su madre: «Así se
chama, meu fillo, ese é o seu nome».
Barcal. m. Gal. Vasija de madera, como de una vara de largo, media de ancho y cuatro
o cinco dedos de hondo profundidad, dentro de la cual se pone, al medir vino, la
cántara en que se echa, para recoger el que se vierta. || Gal. Vasija semejante á
la anterior, que sirve para poner la comida á los perros y a otros animales.
9
San Martiño de Alongos-Toén, 1835- Ourense, 1881. Sacerdote y filólogo; fue catedrático de
Lengua griega en diversos institutos. Autor de obra literaria en gallego, redactó una de sus primeras
gramáticas (Gramática gallega, 1868).
10
Transliteramos a continuación la papeleta custodiada en el Fichero de enmiendas y adiciones,
que muestra una definición más pormenorizada: «Avinzarse – v. pr. Gal = Igualarse un medico con un
particular, corporación ò pueblo obligarse una persona a un pueblo a satisfacer anualmente á un médi-
co cierta pension convenica [sic] en frutos ó dinero, á condicion de quedar el último obligado á asistir
á aquellos en todas sus enfermedades».
44 MAR CAMPOS SOUTO y JOSÉ IGNACIO PÉREZ PASCUAL
Tuvo una vida igualmente efímera bica («f. pr. Gal. Torta sin levadura, de maíz
ó de trigo y alguna vez de centeno»), con una definición que muestra el respeto abso-
luto de la comisión a la propuesta de Saco, dado que la ficha reza
Bica. f. Gal. Torta sin levadura, de maiz ó de trigo y alguna vez de centeno.
Carozo.
Cueza [¿??], m. La parte interior de en forma cónica, que está cubierta por los granos
en la mazorca del mahiz cubierta por los granos. || La telilla que encierra las semillas en
manzanas, peras, granadas y otras frutas.
11
Con leves modificaciones en el apartado etimológico, este artículo muestra las acepciones
citadas en el DRAE-1925, el DRAE-1936-1939, el DRAE-1947, el DRAE-1956, el DRAE-1970 y el
DRAE-1984.
LOS GALLEGUISMOS EN EL DRAE-1884 45
Carozo, m. prov. Gal. La parte dura leñosa donde estan como engastados los en forma
de cucurucho, que esta cubierta por los granos en la mazorca del maíz. || Gal. corazón o parte
central de || La telilla que encierra las semillas en manzanas, peras, granadas, y otros frutos.||.
Las dos prov. de Gal.
Como acabamos de indicar, Saco también apunta hacia Galicia en sus propuestas:
Carozo. pr. Gal. La parte leñosa y céntrica de las espigas de maíz. || El corazon ó parte
central de las manzanas, peras y otras frutas semejantes.
Una mano añadió en esa ficha la siguiente pregunta: «¿en Castilla no hay voz
para indicar esto?», atendiendo a que en Valencia, de acuerdo con el diccionario de
Labernia, existe espigot.
Los datos reunidos por Saco y Arce suelen ser bastante precisos, aunque no
siempre hayan concitado la aprobación unánime de la Academia o no hayan sido
asumidos por completo. Una buena muestra nos la suminista la subentrada castaña
maya; la Academia la define en el DRAE-1884 como «pr. Gal. Castaña pilonga»,
voz que ha continuado, con variaciones insignificantes, hasta la última muestra aca-
démica. Y eso sucede pese a que Saco advertía que no era voz general en Galicia
Castañas= mayas.
= pr. Gal. Castañas pilongas (ó secadas al humo. – Es término que se
usa solamente en parte de Galicia, no en toda ella)
pr. Gal.
Érbedo. Madroño, árbol. Su fruto tiene el nombre de morojo.
Morojo. m. pr. Gal. Madroño, fruto -
doble objeto de procurar más comodidad al ganado y de formar abono para las tie-
rras». En el Fichero de enmiendas y adiciones se conservan dos fichas; en la primera,
aprobada en comisión, se recoge la etimología griega que finalmente se incorporó al
diccionario «del gr. σκυλμóζ, accion de despojar»; en la segunda se consigna la defi-
nición propuesta por Saco, transcrita literalmente en el diccionario, así como la indi-
cación de su carácter «provincial» gallego.12
En cuanto a estriga, la Academia traslada al DRAE-1884 la definición sugerida
por Saco, incurriendo, eso sí, en un leísmo ajeno a la cédula del gallego: «f. pr. Gal.
Copo ó porción de lino que se pone de cada vez en la rueca para hilarle»;13 este leísmo,
posiblemente un error involuntario, se enmendará en la edición de 1914, en la que
«Gal.» se sustituye por «En Galicia», fórmula que pervivirá hasta ser reemplazada
nuevamente en el DRAE-1984 por la marca «Gal.». Podemos relacionar con este tér-
mino esa manela que solo figura en el DRAE-1884 y que también se adopta a partir de
una propuesta de Saco: «f. pr. Gal. Copo ó porción de estopa ó de lana que para
hilarla se pone de cada vez en la rueca»;14 esta voz suscitó cierta discusión y así, el
académico Daniel de Cortázar propondrá, con vistas a la decimotercera edición, en la
sesión de la comisión del diccionario de 6 de abril de 1895, leves modificaciones en la
definición y una etimología,15 si bien finalmente se aprobó en dicha sesión la supre-
sión de esta voz del diccionario, aduciendo «ser voz del dialecto gallego».16
Igualmente, fue aceptada de modo literal la propuesta de Saco acerca de la voz
folión, aunque su trayectoria en el diccionario académico haya sido breve, pues esta
acepción no figura más allá del DRAE-1899: «m. pr. Gal. Fiesta ó espectáculo de
fuegos artificiales con que en Galicia es costumbre solemnizar las grandes festivida-
des en la noche de su víspera».17
En cuanto a nacho, desde el DRAE-1803 se marca como provincial de Asturias,
si bien Saco completa levemente la definición («Chato ó romo de nariz. Ú. t. c. s.») y
afirma su existencia en Galicia: «Se halla ya en el Dicc.º de la Academia como pro-
vincialismo de Asturias. Éslo tambien de Galicia».18 A partir del DRAE-1914 solo se
considera asturiana.
12
«pr. Gal. Esquilmo. Broza, matas cortadas, con que se cubre el suelo de los establos con el doble
objeto de procurar más comodidad al ganado, y de formar abono para las tierras» (DRAE-1884, s. v.).
13
«pr. Gal. Estriga. El copo ó porcion de lino que se pone de cada vez en la rueca para hilarlo»
(DRAE-1884, s. v.).
14
«prov. de Galicia. Manela. El copo o porcion de estopa ó de lana que para hilarla se pone de cada
vez en la rueca (para hilarle)».
15
«Manela. (De manocola/manaola 2.º art.) f. pr. Gal. Porción de lino, estopa ó lana que se coloca
de una vez en la rueca. D. C. 6 ab.95. La enmienda señala la etimología y varía algo la definición».
16
«Manela. Suprímase, por ser voz del dialecto gallego».
17
«Folion. pr. Gal. Fiesta ó espectáculo de fuegos artificiales con que en Galicia es costumbre
solemnizar las grandes festividades en la noche de su víspera» (DRAE-1884, s.v.).
18
«Nacho, cha. [...] adj. pr. Ast. y Gal. Chato óromo de nariz. Ú. t. c. s.» (DRAE-1884, s. v.).
LOS GALLEGUISMOS EN EL DRAE-1884 47
En la edición de 1884 figura como novedad una segunda acepción para ropilla:
«pr. Gal. Cascarela», que se mantendrá en el DRAE-1899. También en este caso la
información procede de Saco, quien indica: «Este es el nombre que se ha dado por acá
desde tiempo inmemorial, al juego que el Dic.º designa con el de ‘Cascarela’». En
estas mismas ediciones se incluye la voz ropillero («pr. Gal. Jugador de ropilla»),
aunque no a propuesta de Saco, sino de Cano.
Así mismo, hemos de reconocer la paternidad de Saco en una nueva acepción
de rúa, que pervive hasta la última edición del DRAE: «pr. Gal. Fiesta ó diversión
nocturna de aldeanos» (DRAE-1884, s. v. rua);19 en este caso también desde la edición
de 1914 se ha trasformado la marca Gal. en «En Galicia», sin que se haya normaliza-
do el sistema de marcación en la última edición académica, a diferencia de lo sucedi-
do en un buen número de entradas.
Por fin, la palabra rustrir puede servirnos de ejemplo ilustrativo de la manera
en que la corporación utiliza los materiales de Saco. Este verbo se marca como astu-
riano desde el DRAE-1803 con el significado «Tostar el pan, y mascarlo cuando está
tostado ó duro»; el orensano propone añadir dos nuevas acepciones y la Academia, en
comisión, retoca su propuesta:
de suerte que, finalmente, la redacción del diccionario queda del siguiente modo:
«Rustrir. (De rostir.) a. pr. Ast. Tostar el pan, y mascarlo cuando está tostado ó duro.
|| pr. Gal. Hacer hervir el aceite, manteca ú otra grasa, para freir algo en ella ó para
echarla como condimento en algún manjar. || pr. Gal. Freir.»; estas acepciones no se
mantendrán más allá del DRAE-1899.
Dejando aparte la labor de Saco y Arce, de la que hemos ofrecido ya bastantes
muestras, el examen minucioso de los ficheros académicos nos permite documentar
la aportación de otros estudiosos en el campo del elemento gallego. Es el caso del
académico correspondiente Gumersindo Laverde y Ruiz.20 Este erudito cántabro,
19
«Prov. de Galicia. Rúa. Fiesta ó diversion nocturna de los aldeanos».
20
Santander, 1835-Santiago de Compostela, 1890. Poeta y ensayista de cierto éxito; fue catedrático
de Retórica y Poética en el Instituto de Lugo hasta 1873 y, desde 1876, catedrático de Literatura General
y Española en la Universidad de Santiago.
48 MAR CAMPOS SOUTO y JOSÉ IGNACIO PÉREZ PASCUAL
Mámoa. f.- pr.- Gal.- Montículo o túmulo Dáse este nombre a los ciertos montículos ó
túmulos de tierra en forma de mamilas, muy abundantes en los campos y
gándaras de Galicia y reputados comunmente sepulcros de los antiguos mora-
dores celtas de aquella region.
(En Santiago hay un sitio llamado la Puerta llamada de la Mámoa)
21
«Chantado. m. Cerca ó vallado de chantos colocados verticalmente... de corte/a en hilera fila y
verticalmente».
22
«Chanto. Prov. Gal. Especie de pizarra que se extrae en grandes hojas de las canteras y sirve para
formar vallados y para pavimento de eras, casas y calles».
23
«Chantar. a. [Prov. Gal.] Cercar con chantos una heredad ó cubrir con ellos el suelo».
24
Francisco Coello y Quesada figura en la nómina de «Corporaciones y personas que han auxiliado
á la Academia en los trabajos de esta edición»; en concreto, se inscribe en la lista de «Personas extrañas
á esta corporación».
LOS GALLEGUISMOS EN EL DRAE-1884 49
25
«Modorra. f. pr. Gal. Mambla. El Sr. Coello propone la voz sin definirla. V. el Dic de Voces
Geográficas De la Acad. De la Histª.».
26
«Aspra. f pro. Gal. Sierra».
27
«(Nueva que deberá ser la 2.ª) Escudilla. f. ... Q% prov. Galicia. Cierta medida mínima de granos.
NB. He visto usada esta voz como medida de granos y con relación á la renta, en multitud de escrituras
forales otorgadas en Galicia durante los siglos XVI, XVII y XVIII».
28
«(Nueva y 3.ª acepcion) Vivero ..... || m. Lienzo de hilo, llamado asi por venir de Vivero, pueblo
de La Coruña, en Galicia. Hay cédula aprobada».
50 MAR CAMPOS SOUTO y JOSÉ IGNACIO PÉREZ PASCUAL
esta definición, que se reproduce en la versión impresa del diccionario (y que pervive
hasta el DRAE-1947), parece obedecer una errata, pues lo que podemos leer en la
ficha no es curvo, sino curro, palabra, esta sí, bien conocida en Galicia.
En otros casos, sin embargo, el examen de las cédulas depositadas en los fiche-
ros de la Academia no nos ha permitido documentar el proceso que llevó a ciertas
modificaciones en el DRAE-1884. Así ocurre con dos acepciones de abadía: «En
Galicia, Navarra y otras provincias, casa del cura. || Especie de luctuosa que en algu-
29
«Lorcha. f. (Galicia) Haleche. Nota/ con la autoridad de Terreros».
LOS GALLEGUISMOS EN EL DRAE-1884 51
3. CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ÁLVAREZ DE MIRANDA, Pedro (2000): «La lexicografía académica de los siglos XVIII y XIX», en I. Ahu-
mada, ed., Cinco siglos de lexicografía del español, Jaén, Universidad de Jaén, pp. 35-61.
CAMPOS SOUTO, Mar y José Ignacio PÉREZ PASCUAL (2003-2004): «Las voces gallegas incorporadas
al DRAE: de 1992 a 2001», Revista de Lexicografía, X, pp. 39-63.
52 MAR CAMPOS SOUTO y JOSÉ IGNACIO PÉREZ PASCUAL
DA. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1726-1739): Diccionario de la lengua castellana, en que se explica
el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de
hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua, Madrid,
Imprenta de Francisco del Hierro.
DRAE-1780. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1780): Diccionario de la lengua castellana compuesto por
la Real Academia Española, reducido a un tomo para su más fácil uso, Madrid, Joachín
Ibarra.
DRAE-1803. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (18034): Diccionario de la lengua castellana, Madrid, Viu-
da de Ibarra.
DRAE-1869. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (186911): Diccionario de la lengua castellana, Madrid, Im-
prenta de don Manuel Rivadeneyra.
DRAE-1925. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (192515): Diccionario de la lengua española, Madrid, Calpe.
DRAE-1947. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (194717): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DRAE-1956. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (195618): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DRAE-1970. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (197019): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DRAE-1984. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (198420): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DRAE-1992. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (199221): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DRAE-2001. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (200122): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
LOS GALLEGUISMOS EN EL DRAE-1884 53
GARRIGA, Cecilio (2001): «Sobre el Diccionario académico: la 12ª ed. (1884)», en Antonia M.
Medina Guerra, coord., Estudios de lexicografía diacrónica del español (V Centenario del
Vocabularium Ecclesiasticum de Rodrigo Fernández de Santaella), Málaga, Universidad
de Málaga, pp. 261-315.
ZAMORA VICENTE, Alonso (2001): Historia de la Real Academia Española, Madrid, Espasa-Calpe.
54
Cita: de Cos Ruiz, F. Javier (2006): “La información gramatical en los diccionarios de la Real Academia
Española: Revisión histórica de los verbos con complemento predicativo”, en Mar Campos Souto e Ignacio
Pérez Pascual, eds., El diccionario de la Real Academia Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da
Coruña, Anexos de Revista de Lexicografía, 1, pp. 55-67. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.055
55
1
Sobre el particular, cf. las razones de Cuervo (1886: I, III), la observación de Bello (1964: § 750),
la reflexión de Gili Gaya en las «Características» del DGILE (1987: XXXIV), las palabras de Rodríguez
Adrados (1978: 341), la opinión de Rey-Debove (1973: 82), la justificada queja de Bosque (1982: 118)
y la insistencia de Alvar Ezquerra (1982: 152-153, 174, 205-206).
2
Una vez hecho el recorrido por las sucesivas ediciones del diccionario «vulgar», para el fin a
que sirve nuestro trabajo, hemos seleccionado como muestras representativas el primero (1780) y el
último (2001). Vid. infra «Apéndice».
55
56 F. JAVIER DE COS RUIZ
3
Viene a reforzar la impresión de mezcolanza en lo terminológico el Diccionario de términos
filológicos, donde Lázaro Carreter dice que el atributo o adjetivo atributivo es el adjetivo, sustantivo o
palabra con función nominal, unida a través de un verbo copulativo a un sustantivo o a una oración
sustantivada; y que forma parte del predicado nominal (El monte es alto). El atributo del complemento
(también llamado predicado del complemento) es el nombre o adjetivo que funciona como predicado de
un complemento verbal (Nombraron a su padre alcalde) (s. v. atributo). Al adjetivo que funciona como
atributo del sujeto al tiempo que como complemento del verbo (La gente desfila silenciosa, El agua cae
lenta) lo llama complemento atributivo (también conocido como adjetivo atributivo-adverbial y como
complemento predicativo) (s. v. atributivo, adjetivo y complemento). Decir de una palabra que tiene
función atributiva puede inducir a error, pues a veces se aplica a aquellas que funcionan como adjunto
asindético de un sustantivo (las casas altas) y otras se refiere a palabras que forman parte del predicado
nominal (Las casas son altas) (s. v. atributivo). Sin embargo, en otro lugar (s. v. adjetivo) dice que el
adjetivo predicativo es el que se liga al nombre mediante un verbo copulativo (La noche era oscura), en
tanto que el adjetivo atributivo es el que se une asindéticamente al nombre (noche oscura, oscura no-
che); y añade que ambos términos suelen usarse como sinónimos en la gramática francesa. El adjetivo
que funciona sólo como complemento del verbo se llama adjetivo adverbial (La bala dio alto).
LA INFORMACIÓN GRAMATICAL EN LOS DICCIONARIOS DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 57
desde nuestro punto de vista. Y también las razones que obligan a colocar bien el
predicativo, bien su sujeto, en la posición final de la expresión cuando uno de estos
dos constituyentes es «pesado» sintácticamente, es decir, cuando su longitud y com-
plejidad así lo requieren: Juan encontró a Enrique e en el parque [harto de esperar a
la mujer con la que estaba citado], Juan le dio e roto en la terraza [el libro que le
trajo su hermana de México].
Sin embargo, la autora citada no asigna este último caso a ese campo ajeno a la
gramática oracional, sino que lo presenta como excepción a la condición de la conti-
güidad: se trata de un desplazamiento al final de la secuencia independientemente «de
la naturaleza argumental de los constituyentes próximos» (Demonte 1988: 389, n. 3).
Esto significa que la longitud y complejidad estructural del predicativo o de su sujeto
están por encima del carácter de argumento o de adjunto de los demás constituyentes
que los acompañan. Al respecto, señalan Demonte y Masullo (1999: 2469) la
agramaticalidad de María vio harto de esperar a su novia en el parque a Luis y la baja
aceptabilidad de Mi hija encontró el libro que le trajo su padre roto en el despacho.
Aportan ejemplos con predicativos del sujeto y dicen que el orden obligado es el que
presentan Los empleados de la inmobiliaria contaban entusiasmados con la presen-
cia del nuevo jefe y Juan consolidó el acuerdo orgulloso de su buen hacer, y no el de
los ejemplos escasamente aceptables Los empleados de la inmobiliaria contaban con
la presencia del nuevo jefe entusiasmados y Juan consolidó orgulloso de su buen
hacer el acuerdo. A nuestro entender, en todo esto no debe olvidarse el papel de la
inteligibilidad del mensaje, que implica el fenómeno de la ambigüedad, según el cual,
por una parte, la doble posibilidad que conlleva la colocación del predicativo a conti-
nuación de su sujeto (Juan le dio el café caliente a Pedro, Juan le dio a Pedro el café
caliente Le dio el caliente, no el frío / Se lo dio caliente, no frío) se hace única
situando aquél al inicio de la frase o intercalando entre ambos otro constituyente de la
oración (Caliente le dio Juan el café a Pedro, Juan le dio el café a Pedro caliente,
Juan se lo dio caliente).
Que los recursos empleados para identificar el complemento predicativo como
función sintáctica autónoma pertenecen al nivel textual queda demostrado por la rela-
tiva validez de algunos de ellos. Así, se dice que, para diferenciar el adjetivo que
modifica directamente al sustantivo del adjetivo predicativo en los casos de ambigüe-
dad (Enriqueta compró la mesa nueva), este último no entra en la pronominalización
(Enriqueta la compró nueva), en tanto que aquél sí (Enriqueta la compró). Este argu-
mento aparece normalmente acompañado de otros dos: el de la negación, la cual afec-
ta a toda la frase nominal en la que aparece el adjetivo simple modificador, mientras
que se refiere únicamente al adjetivo cuando funciona como predicativo (Enriqueta
compró la mesa nueva, no [compró] la vieja / Enriqueta compró la mesa nueva, no
[la compró] vieja); y el de la anteposición del predicativo a los demás elementos de la
oración en estructuras de focalización y tematización: Nueva compró Enriqueta la
LA INFORMACIÓN GRAMATICAL EN LOS DICCIONARIOS DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 59
mesa, no vieja - Nueva la compró Enriqueta, no vieja; Nueva, sólo compró Enriqueta
la mesa, no la butaca. Ahora bien, Demonte y Masullo (1999: 2464), obrando así, no
reparan en lo siguiente:
3. MARCO TEÓRICO
4
Para una exposición más extensa, vid. nuestra reseña (de Cos 2003).
60 F. JAVIER DE COS RUIZ
4. CONCLUSIONES
5
Vid. Porto Dapena (1980: 310) y Ahumada Lara (1989: 142-162).
6
Se trata de las definiciones impropias de las que habla Seco (1987a: 24). Vid. también Alvar
Ezquerra (1982: 188).
7
Vid. Ahumada Lara (1989: 81 y 169).
8
Vid. Seco (1987a: 28) y Ahumada Lara (1989: 120-121). Con respecto a la definición lexicográfica,
lo que en Seco (1987b: 39) es contenido del definido frente a «su contorno (limitado o no limitado) en
los enunciados de habla», en Porto Dapena (1988: 143) es, respectivamente, enunciado parafrástico
(rasgos semánticos inherentes) frente a contorno (rasgos contextuales).
9
Sobre la importancia de éstos en la definición, cf. Zgusta (1971: 268), Rey-Debove (1971: 145)
y Fernández Sevilla (1974: 78). Con respecto al paso del Diccionario de autoridades al diccionario
usual o vulgar, recuerda Álvarez de Miranda que el «debilitamiento del firme anclaje con la realidad que
dan las «autoridades» explica muchos de los rasgos que aún hoy presenta el diccionario común» (1998:
«Introducción», § 3).
62 F. JAVIER DE COS RUIZ
APÉNDICE
Hallar(se)
HALLAR v. a. Encontrar alguna cosa, ò porque se busca y solicita, ò porque la casualidad la ofrece.
HALLARSE v. r. Se toma muchas veces por lo mismo que Estar: como Hallarse confuso, atado,
embarazado (DRAE-1780).
HALLAR 1. tr. Dar con alguien o algo que se busca. [...] 9. prnl. Estar en cierto estado: Hallarse
atado, perdido, alegre, enfermo (DRAE-2001).
Salió la tal Preciosa la más única bailadora que se hallaba en todo el gitanismo, y la más hermosa
y discreta
y hallé [....] debajo de un nogal sentados a Cornelio y a Leonisa, aunque desviados un poco
Ir(se)
IR v. n. Hacer el movimiento con que se passa del lugár donde se está, à otro. Las mas veces vale lo
mismo que Andar. Vale muchas veces lo mismo que Estar o ser. [...] que debe de ir como de
molde. Junto con algun nombre adjetivo, significa el modo de ir: como Ir caballero, ir bien
puesto.
LA INFORMACIÓN GRAMATICAL EN LOS DICCIONARIOS DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 63
IRSE v. r. En todas las acepciones, modos, y phrases del verbo Ir, y significa lo mismo (DRAE-
1780).
IR intr. Moverse de un lugar hacia otro apartado del que usa el verbo ir y de quien ejecuta el
movimiento. U.t.c.prnl. […] 12. intr. Junto con el participio de los verbos transitivos, signi-
fica padecer su acción, y con el de los reflexivos, hallarse en el estado producido por ella.
Ir vendido. Ir arrepentido (DRAE-2001).
Y, aunque todas iban limpias y bien aderezadas, el aseo de Preciosa era tal, que [...]
Quedar(se)
QUEDAR v. n. Detenerse ú hacer mansión en algun paráge. Junto con algun nombre, vale lo mismo
que Estar con alguna especialidad, tomando parte de la significacion del nombre con quien
se junta [...] Quedando con esto D. Alonso, aunque rico de hacienda, desamparado de
padres y hermanos (DRAE-1780).
QUEDARSE v. r. Suspenderse, pararse, perder el hilo orden de la materia que se trataba. Aplicase
regularmente à los Predicadóres quando se pierden en el sermón.
QUEDAR intr. Estar, detenerse forzosa o voluntariamente en un lugar. U. t. c. prnl. [...] 5. intr. Dicho
de una persona o de una cosa: Permanecer en su estado, o pasar a otro más o menos estable.
La carta quedó sin contestar. Quedó herido. Quedó por contestar (DRAE-2001).
sus padres se quedaron sin ella, tristes y desconsolados, y Clotaldo, alegre sobremodo
se quedó, y de allí a dos días Ricaredo se hizo a la vela, combatido, entre otros muchos, de dos
pensamientos
Salir(se)
SALIR v. a. Passar del sitio, terréno, espacio y lugar, que está de la parte de adentro, al que está de la
parte de afuera. Significa tambien disponerse alguna cosa, ò resultar del modo que se de-
sea, ò se pretende. [...] Abocandose alusiónes, y noticias, no pueden salir ordenadas (DRAE-
1780).
SALIR. intr. Pasar de dentro a fuera. U. t. c. prnl. […] 10. intr. Dicho de una persona: Descubrir su
índole, idoneidad o aprovechamiento. Salió muy travieso, muy juicioso, buen matemático.
[...] 26. intr.Venir a ser, quedar. Salir vencedor. La sospecha salió falsa. || 27. intr. Tener
buen o mal éxito. Salir bien en los exámenes. La comedia salió bien (DRAE-2001).
¡Ya es cosa de burla salir vacío por la mañana y volver cargado a la noche al rancho!
Tener
TENER v. a. Asir, ò mantener asida alguna cosa. Vale assimismo juzgar, reputar, y entender. Suelese
juntar con la particula por (DRAE-1780).
TENER. tr. Asir o mantener asido algo. [...] 9. tr. Juzgar, reputar, considerar. Tener a alguien por rico.
Tener a gala, a honra algo. U. t. c. prnl. Tenerse por sabio (DRAE-2001).
LA INFORMACIÓN GRAMATICAL EN LOS DICCIONARIOS DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 65
le tenían dedicado para ser esposo de una muy rica y principal doncella escocesa, asimismo secre-
ta cristiana como ellos
tener junto a sí a Isabela, vestida con aquel mismo vestido que llevó la primera vez
Venir
VENIR v. n. Caminar alguno desde la parte de allá acercandose à la de acá. Vale tambien ser
apropósito, ù al caso una cosa para otra, ù convenirle, y ser propria según su calidad. [...]
Solian decir los Indios, que le venía bien el nombre de Motezúma [...]. OBLIG (DRAE-
1780).
VENIR. intr. Dicho de una persona: caminar. || 2. intr. Dicho de una cosa: moverse de allá hacia acá.
[...] 4. intr. Dicho de una cosa: Ajustarse, acomodarse o conformarse a otro o con otra. A
Juan le viene bien ese vestido, o no le viene. Tal cosa vino de perillas.
Con ellas vino la simple Leonora, temerosa y temblando de que no despertase su marido
vino a mi casa, habrá ocho meses, roto y flaco, [...] y va gordo como una nutria
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ÁLVAREZ DE MIRANDA, P., comp. (1998): Lexicografía española peninsular. Diccionarios clásicos (I
y II), Madrid, Fundación Histórica Tavera: Digibis, D.L., 2 discos compactos.
BELLO, A. (19647 [1847]): Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos,
ed. de N. Alcalá-Zamora y Torres, Buenos Aires, Editorial Sopena Argentina.
COS RUIZ, F. J. DE (2003): Reseña a P. Pablo Devís Márquez, Fundamentos teóricos básicos de
morfología y semántica oracionales (Málaga, Editorial Ágora, 2000, 184 pp.), Revista de
Filología, 21, pp. 348-352.
FERNÁNDEZ SEVILLA, J. (1974): Problemas de lexicografía actual, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo.
Las lenguas cambian de continuo, y lo hacen de modo especial en su componente léxico. Por
ello los diccionarios nunca están terminados: son una obra viva que se esfuerza en reflejar
la evolución registrando nuevas formas y atendiendo a las mutaciones de significado.
69
70 ESTHER FORGAS BERDET
1
«De los 83 014 artículos registrados en la anterior edición han sido suprimidos, por ese u otros
conceptos, 6008, al tiempo que de las 154 480 acepciones de lema se ha prescindido de 17 337, y de las
23 882 formas complejas se han eliminado 2131».
2
Trabajamos con la edición electrónica en CD-ROM, versión 1.0 de 2003.
UN PASO ADELANTE: LOS FENÓMENOS DE SUBJETIVIDAD LINGÜÍSTICA 71
2.1. «Nos», «nosotros» y «nuestro, a, os, as» en la última edición del DRAE
Puesto que en los últimos años han sido abundantes las críticas a este tipo de
definiciones inclusivas que identifican emisor y receptores con un deíctico pronomi-
nal al que, dada la heterogeneidad cultural y personal del mundo de lo hispano, no
siempre es fácil reconocerle filiación (nosotros, ¿quiénes?, nuestro, ¿de quién o de
quiénes?), la Real Academia ha procedido, con buen criterio, en su última edición, a
eliminar de sus definiciones buen número de pronombres personales o adjetivos po-
sesivos innecesarios.
Algunos pronombres o adjetivos ya habían desaparecido en la edición de 1992,
como ocurre en este lema, en el que se eliminó una parte:
72 ESTHER FORGAS BERDET
DRAE-1984 DRAE-1992
dogma. [...] 2. m. Verdad revelada por Dios dogma. [...] 2. m. Doctrina de Dios revelada
y declarada y propuesta por la Iglesia para por Jesucristo a los hombres y testificada por
nuestra creencia. la Iglesia.
DRAE-1992 DRAE-20013
apetito. Impulso instintivo que nos lleva a sa- apetito. m. Impulso instintivo que lleva a sa-
tisfacer deseos o necesidades. tisfacer deseos o necesidades.
desagrado. [...] 2. Expresión, en el trato o en desagrado. Disgusto, descontento. [...] 2. m.
el semblante, del disgusto que nos causa una Expresión, en el trato o en el semblante, del
persona o cosa. disgusto que causa alguien o algo.
mañana. Tiempo futuro más o menos próxi- mañana. [...] 3. m. Tiempo futuro más o me-
mo a nosotros. nos próximo.
marzo. Tercer mes del año, según nuestro cóm- marzo. m. Tercer mes del año. Tiene 31 días.
puto: tiene treinta y un días.
humildad. f. Virtud que consiste en el cono- humildad. f. Virtud que consiste en el cono-
cimiento de nuestras limitaciones y debilida- cimiento de las propias limitaciones y debili-
des y en obrar de acuerdo con este conoci- dades y en obrar de acuerdo con este conoci-
miento. miento.
arte. arte abstracto. Modalidad artística pe- arte. m. Modalidad artística que transcribe lo
culiar de nuestro tiempo, caracterizada por la expresado acentuando los aspectos formales,
transmisión de la idea o sentimiento del artis- estructurales o cromáticos, sin atender a la imi-
ta, desligado, en mayor o menor medida, de tación material.
asociaciones tangibles
gamma. Tercera letra del alfabeto griego, que gamma. f. Tercera letra del alfabeto griego, que
corresponde a nuestra ge, pero sin la articula- corresponde a g del latino.
ción velar fricativa sorda.
tolerancia [...] 2. Respeto o consideración tolerancia. f. Respeto a las ideas, creencias o
hacia las opiniones o prácticas de los demás, prácticas de los demás cuando son diferentes o
aunque sean diferentes a las nuestras. contrarias a las propias.
3
De no indicar lo contrario, a partir de ahora la definición situada a la izquierda de la tabla
corresponderá a la edición del DRAE de 1992 y la de la derecha a la actual. Cuando la tabla conste de una
sola columna, se entenderá que la definición corresponde a la edición actual.
UN PASO ADELANTE: LOS FENÓMENOS DE SUBJETIVIDAD LINGÜÍSTICA 73
gratitud. 1. f. Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o
ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera.
abandonismo. 1. m. Tendencia a abandonar sin lucha algo que poseemos o nos corresponde.
hasta completar una lista de más de cincuenta entradas, como actual; caridad; cruz;
antiguo, a; dar; dado1; derecho, cha; dios; disco; echar1; entender; extrañar, ese2;
fresco, ca; gracias; humanidad; idea; instrumento; ira; justicia; luna; luz1; marcomano,
na; nombre; pejiguera; percepción; puerro; razón; respuesta; sacramento; signo; sig-
nar; sol1; subjetivo, va; transponer; último, ma; uno, na; vernáculo, la; voz; ya.
Encontramos estos pronombres y adjetivos incluso en definiciones que han
sido modificadas, aunque levemente, en algunos otros aspectos:
extrañar. [...] 4. Sentir la novedad de alguna extrañar. [...] 3. tr. Sentir la novedad de algo
cosa que usamos, echando de menos la que nos que usamos, echando de menos lo que nos es
es habitual. habitual.
o que, como la siguiente, eliminan una referencia personal pero mantienen otra, más
evidente si cabe:
belleza. f. Propiedad de las cosas que nos hace belleza. f. Propiedad de las cosas que hace
amarlas, infundiendo en nosotros deleite espi- amarlas, infundiendo en nosotros deleite espi-
ritual. ritual.
74 ESTHER FORGAS BERDET
amor. m. Sentimiento que mueve a desear que amor. [...] 2. m. Sentimiento hacia otra perso-
la realidad amada, otra persona, un grupo hu- na que naturalmente nos atrae y que, procu-
mano o alguna cosa, alcance lo que se juzga rando reciprocidad en el deseo de unión, nos
su bien, a procurar que ese deseo se cumpla y completa, alegra y da energía para convivir, co-
a gozar como bien propio el hecho de saberlo municarnos y crear.
cumplido.
holoceno, na. adj. Geol. Dícese del período holoceno, na. adj. Geol. Se dice de la época
geológico actual o reciente. Ú. t. c. s. m. más reciente del período cuaternario, que abar-
ca desde hace unos 10.000 años hasta nuestros
días. U. t. c. s. m.
abandonar. [...] 8. fig. Descuidar uno sus in- abandonar. [...] 8. prnl. Descuidar los intere-
tereses u obligaciones. ses o las obligaciones.
acreencia. Amér. Crédito, deuda que uno tie- acreencia. f. Am. Crédito, deuda que alguien
ne a su favor. tiene a su favor.
acardenalar. Causar cardenales a uno. acardenalar. tr. Causar cardenales a alguien.
Sin embargo, no podemos echar las campanas al vuelo, puesto que, como en el
caso anterior, encontramos todavía muchos pronombres que nos atrevemos a conside-
rar innecesarios, cuando no equívocos, en lemas con definiciones heredadas de anti-
guo, como:
DRAE-1970 DRAE-2001
aturdimiento. [...] 4. m. Med. Estado morbo- aturdimiento. [...] 4. m. Med. Estado morbo-
so en que los sonidos se confunden y parece so en que los sonidos se confunden y parece
que los objetos giran alrededor de uno. que los objetos giran alrededor de uno.
y muchos otros artículos, como atrás; comunicar; cuasidelito; Dios; expedir; herejía;
lucha; memorándum; pito1; potencia; procurador, ra; rato2; risa; sudor; término; tes-
tamento; tiro2; vender; verruga; vituperio.
Señalaremos también la existencia de algunos artículos extrañamente resueltos:
en una suerte de indeterminación que parece modificar todo para que todo siga igual:
76 ESTHER FORGAS BERDET
alargar. [...] 9. fig. Ceder o dejar a otro lo que alargar. [...] 9. tr. Ceder o dejar a alguien lo
uno tiene. que uno tiene.
venidero, ra. [...] 2. m. pl. Los que han de su- venidero, ra. [...] 2. m. pl. Personas que han
ceder a uno. de suceder a uno.
forzoso, sa. (No aparece la acepción) forzoso, sa. [...] 7. f. coloq. Precisión ineludi-
ble en que uno se encuentra de hacer algo con-
tra su voluntad..
vergüenza. vergüenza ajena vergüenza. vergüenza ajena. f. La que uno
(No aparece la acepción) siente por lo que hacen o dicen otros.
jefe político. m. El que tenía el mando superior de una provincia en la parte gubernativa, como
ahora el gobernador civil.
algo que sí se ha hecho en algunos artículos en los que han sido suprimidos dichos
deícticos:
pantalón. Prenda de vestir, antes propia del pantalón. m. Prenda de vestir que se ajusta a
hombre y ahora también usada por las muje- la cintura y llega generalmente hasta el pie,
res, que se ciñe al cuerpo en la cintura y baja cubriendo cada pierna separadamente. U. t. en
cubriendo cada pierna hasta los tobillos. pl. con el mismo significado que en sing.
zaragüelles. Especie de calzones anchos y zaragüelles. m. pl. Calzones anchos y con plie-
afollados en pliegues, que se usaban antigua- gues, que forman parte del traje regional va-
mente, y ahora llevan las gentes del campo en lenciano.
Valencia y Murcia.
UN PASO ADELANTE: LOS FENÓMENOS DE SUBJETIVIDAD LINGÜÍSTICA 77
mientras que en otros se han introducido, aunque muy tímidamente, algunos cambios,
como en:
teosofía. f. Doctrina de varias sectas que pre- teosofía. f. Denominación que se da a diversas
sumen estar iluminadas por la divinidad e ínti- doctrinas religiosas y místicas, que creen estar
mamente unidas con ella. iluminadas por la divinidad e íntimamente uni-
das con ella.
alma. f. Sustancia espiritual e inmortal, capaz alma. [...] f. En algunas religiones y culturas,
de entender, querer y sentir, que informa al sustancia espiritual e inmortal de los seres hu-
cuerpo humano y con él constituye la esencia
del hombre.
78 ESTHER FORGAS BERDET
pecado. pecado original. Aquel en que es con- pecado. pecado original. m. Según la doctri-
cebido el hombre por descender de Adán y Eva. na cristiana, aquel en que es concebido el hom-
bre por descender de Adán y Eva.
salvador. [...] 2. m. Por antonom., Jesucristo, salvador. [...] 2. m. por antonom. Jesucristo.
a quien también se nombra Salvador del mun-
do, por haber redimido al hombre del pecado
y de la muerte eterna.
Encontramos también otros cambios, aunque limitados por una falta de deci-
sión lexicográfica que impide una apuesta clara en pro de la laicidad del diccionario:
universo. [...] 2. m. Conjunto de las cosas crea- universo. [...] 2. m. mundo (conjunto de to-
das, mundo. das las cosas creadas).
exaltar. [...] 2. Realzar el mérito o circunstan- exaltar. [...] 2. tr. Realzar el mérito o circuns-
cias de alguien con demasiado encarecimiento. tancias de alguien.
UN PASO ADELANTE: LOS FENÓMENOS DE SUBJETIVIDAD LINGÜÍSTICA 79
o en artículos como el siguiente, con unas modificaciones no del todo bien resueltas:
mujer. mujer de su casa. La que tiene gobier- mujer. mujer de su casa. f. La que con dili-
no y disposición para mandar y ejecutar los gencia se ocupa de los quehaceres domésticos
quehaceres domésticos y cuida de su hacienda y cuida de su hacienda y familia.
y familia con exactitud y diligencia.
Citemos, por último, en este capítulo, los lemas susceptibles de contener térmi-
nos o conceptos discriminatorios por razón de raza, cuestión ésta todavía no resuelta
en nuestro diccionario, a pesar de algunos limitados intentos en este sentido, como las
modificaciones apreciadas en algunas definiciones, producidas ya en la edición 1984:
DRAE-1970 DRAE-1984
judiada. Acción propia de judíos. judiada. f. Acción mala, que tendenciosamente
se consideraba propia de judíos.
yumbo, ba. adj. Indio salvaje del oriente de yumbo, ba. adj. Se dice del individuo de un
Quito. Ú. t. c. s. pueblo amerindio que vive en Ecuador, en la
región amazónica próxima a la parte central
de la cordillera de los Andes.
aunque es cierto que muchas otras etnias no han tenido la misma consideración y
continúan esperando una necesaria matización:
cafre. [...] 2. adj. Bárbaro y cruel. U. m. c. zulú.1. [...] 3. adj. coloq. Bárbaro, salvaje,
s.3. adj. Zafio y rústico. U. m. c. s. bruto.
4. CONCLUSIONES
Por fin, después de las numerosas observaciones críticas hechas desde de dis-
tintos foros, la Real Academia se ha preocupado por resolver algunas de estas cuestio-
nes, y por ello en la última edición del Diccionario de la lengua española, la de 2001,
ha modificado un buen número de definiciones en las que detectaba la emergencia de
todos estos fenómenos ligados a la subjetividad lingüística.
En nuestro artículo hemos presentado algunos de los cambios efectuados en
este sentido en la nueva edición académica (tanto en la versión publicada como en las
actualizaciones en la red), cuestión por la que aplaudimos y animamos a la Academia,
aunque no podemos menos que lamentar la falta de coherencia en la aplicación gene-
ral de estos criterios de revisión, algo, por otra parte, nada inusual en el texto que nos
ocupa. Sin embargo, y a pesar de estos poco comprensibles desajustes, nuestra inten-
ción es la de saludar con ilusión los cambios acaecidos (algunos de ellos en definicio-
nes que permanecían inalterables desde la época del Diccionario de Autoridades) y es
también nuestro deseo el de contribuir a que en próximas revisiones se extiendan
estos cambios de manera exhaustiva a todo el conjunto de las definiciones del diccio-
nario académico.
4
«gitanada f. Acción propia de gitanos. 2 2. f. Adulación, chiste, caricias y engaños con que suele
conseguirse lo que se desea»; «gitanear intr. Halagar con gitanería, para conseguir lo que se desea. 2 2.
intr. Tratar de engañar en las compras y ventas»; «gitano. [...] 4. adj. coloq. Que estafa u obra con
engaño».
UN PASO ADELANTE: LOS FENÓMENOS DE SUBJETIVIDAD LINGÜÍSTICA 81
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
DRAE-1970. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (197019): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DRAE-1984. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (198420): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DRAE-1992. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (199221): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DRAE-2001. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (200122): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2001): Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe [ed. en DVD].
82
Cita: Freixas, Margarita (2006): “La técnica lexicográfica en el Diccionario de Autoridades: la
contribución del académico Juan Ferreras”, en Mar Campos Souto e Ignacio Pérez Pascual, eds., El
diccionario de la Real Academia Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da Coruña, Anexos de
Revista de Lexicografía, 1, pp. 83-97. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.083
La técnica lexicográfica en el
Diccionario de Autoridades:
la contribución del académico Juan Ferreras*
MARGARITA FREIXAS
Universitat Autònoma de Barcelona
*
La redacción de este trabajo ha sido posible gracias a una ayuda concedida por la Fundación
Caja Madrid para la elaboración de mi tesis doctoral, Freixas (2003), así como investigaciones relacio-
nadas con el DA. En la actualidad, estoy realizando un estudio más amplio sobre la técnica lexicográfica
de los primeros académicos.
1
Lázaro Carreter (1972) elaboró un catálogo de los encargados de redactar el diccionario, acom-
pañado de información precisa acerca de las distintas combinaciones de letras de las que se ocuparon y
de la fecha en que entregaron su trabajo. En dicho catálogo se recogen, además, las fechas de las diversas
revisiones a las que la Corporación sometió la redacción de las entradas.
83
84 MARGARITA FREIXAS
2
El f. 285v está en blanco.
3
El f. 290v está en blanco.
LA TÉCNICA LEXICOGRÁFICA EN EL DICCIONARIO DE AUTORIDADES 85
el uso de duplicar la s en esta voz es tan común que se puede decir está sin controversia y
que puede originarse esto de que en lo antiguo se decía ansí, convirtiéndose la n en otra s,
a que se añade que de este modo se distingue mejor del pretérito del verbo asir.5
4
Ferreras (1713-¿1715?: f. 301v).
5
Modernizo la grafía de las Actas por la dificultad de reproducir fielmente unos documentos que
sólo pueden consultarse en microfilm. En las citas del manuscrito de Ferreras, del DA y de su Planta he
respetado las grafías originales.
6
Véase el DA (I: 444-445).
86 MARGARITA FREIXAS
dicho trabajo se leyó en las juntas del 24 de noviembre de 1718 y del 1 de diciembre
de 1718, según refieren las Actas. El propio Ferreras reescribió A ante S y leyó de
nuevo la explicación de las voces en las sesiones de comienzos de 1720, terminando
su exposición el 8 de febrero. Finalmente, Ferreras entrega, puesto en limpio, todo lo
escrito hasta la fecha para las combinaciones AG y AS en las juntas del 25 de septiem-
bre de 1721 y del 23 de marzo de 1724. Estas últimas versiones fueron copiadas de
nuevo, bajo la supervisión de Vincencio Squarzafigo, por los escribanos encargados
de preparar el manuscrito del Diccionario para la imprenta (Actas, 23-III-1724).
Así pues, de lo expuesto se deduce que los apuntes de Ferreras representan una
muestra de la gestación de algunos de los artículos de las combinaciones AG y AS. La
lista de palabras que comienzan con AS ejemplifica el inicio del trabajo de un acadé-
mico en el proceso de selección de las voces previo a la composición de los artículos.
El inventario de Ferreras es, sin duda, un punto de partida. En éste se deja constancia
de un método común en la lexicografía desde sus orígenes: la consulta de diccionarios
y repertorios anteriores. Tras varias de las entradas del catálogo de unidades léxicas
(assemejado, assenso, assentamiento, assentar, assentido, assentir, asseverar, assiduo
y assignar, en los ff. 303r-303v), Ferreras anota «Calep.», abreviatura referida al re-
pertorio latino de Ambrosio Calepino.7
El elenco de voces escogidas para el DA fue depurándose y ampliándose según
avanzaba el trabajo de redacción de las entradas. La lectura de las listas de voces en
las sesiones académicas suponía una primera criba: el inventario de términos de AS
que Ferreras leyó en la sesión académica del 31 de enero de 1714 debió de sufrir
entonces sus primeras correcciones, aunque las Actas no dejan constancia de las en-
miendas propuestas en dicha junta.
Posteriormente, uno de los cambios notables que sufrió la propuesta de Ferreras
fue debido a la resolución por parte de los académicos de que, en los casos de A ante
S, ésta se duplicara «en todas aquellas voces que por su etimología o por el uso común
y sin disputa se hallare duplicada la s» (Actas, 20-V-1714). Si comparamos la lista
manuscrita por Ferreras y el DA, se observan notables cambios en cuanto a la ortogra-
fía de las palabras que empiezan con as + vocal o ass + vocal. Tal como se declara en
las Actas, el criterio seguido en el diccionario para determinar la grafía de dichas
voces es, por un lado, etimológico, como ocurre con assamblea («de la lengua Francésa
del nombre Assemblee») y con assenso (que «viene del Lat. Assensus»). Por otro
lado, en algunas voces se atiende al criterio del uso, que viene determinado por la
grafía que presenta el texto de las citas de las autoridades. Así ocurre en assafetida y
en assaz. Finalmente, la Academia tuvo en cuenta un tercer factor, la composición
morfológica de las voces, pues en el DA se escriben con ss todas las palabras forma-
7
Para la transmisión textual del diccionario de Calepino, véase Gallina (1959: 96-111).
LA TÉCNICA LEXICOGRÁFICA EN EL DICCIONARIO DE AUTORIDADES 87
das mediante parasíntesis (a + tema que empieza por s + ar); así ocurre, por ejemplo,
con assaetear, assalarear o assalariar,8 assegundar, assegurar y assenderear.
Las correcciones en la lista inicial presentada por Ferreras no se limitaron a
cuestiones ortográficas, como demuestra una comparación entre la selección de tér-
minos propuesta por el académico y el conjunto de entradas de la combinación AS que
contiene la impresión definitiva del DA. La lista de Ferreras está formada por 210
unidades léxicas, en su mayoría palabras, aunque también se encuentra alguna expre-
sión como «Asomarse a la ventana, a la puerta».9 En el DA, el número de voces
definidas en la combinación AS aumenta considerablemente, pues asciende a 277
entradas, 66 de las cuales cuentan con segundas acepciones y unidades fraseológicas.
La comparación entre la selección de palabras de Ferreras y las páginas del DA tam-
bién muestra la criba realizada por los académicos; éstos rehusaron definir los nom-
bres propios propuestos por el académico (v. g. Asclepiade, Assyria y Astilejos), así
como los términos asobacar, asparrago, asphodelo, asta, astilla,10 astillar, astillero y
asturianos.11
Es de destacar que muchos de los nuevos lemas añadidos en el DA son deriva-
dos de términos propuestos por Juan Ferreras. Por ejemplo, el académico incluye en
su lista el sustantivo asco y en el repertorio se añade ascoroso, sa y ascosidad. Asi-
mismo, junto al asear de Ferreras, el DA trae el verbo y los derivados aseadamente,
asearse y aseado, da; y además del asma y asmático de la lista inicial, añade asmadura,
asmamiento y asmar.
El hecho de que la mayor parte de las diferencias en el elenco de voces entre el
trabajo de Ferreras y el DA se cifre en un aumento en el repertorio académico de voces
derivadas, segundas acepciones y unidades fraseológicas denota el respeto de los aca-
démicos hacia la labor de Ferreras en cuanto a la selección de voces para la combina-
ción AS. En el DA incluso se introdujo un artículo redactado por Ferreras, asclepiadeo,
que, en principio, había sido eliminado en la sesión académica del 4 de enero de 1720,
según refieren las Actas:
8
En esta entrada, la variante léxica assalarear, no contemplada por Ferreras, se incluye en el
Diccionario por encontrarse en Los problemas de Villalobos (1543).
9
Ocasionalmente, Ferreras indica que una palabra cuenta con dos o más acepciones, como ocurre
con asombrar, voz que anota en dos ocasiones para señalar que equivale al latino «terrere» y que es
sinónima de «Admirar» (f. 302v), y con astrágalo, «Termino de Aquitectura» y «Yerba» (f. 304r). En
estos casos, he considerado que se trata de una sola unidad léxica para la que Ferreras propone dos
significados distintos.
10
En el DA, hasta y hastilla aparecen con h inicial, respetando la grafía del étimo. Es probable que
el cambio de lugar de las voces provocara la omisión en el repertorio de las voces astillar o hastillar y
astillero o hastillero.
11
En la redacción de las entradas del manuscrito de Ferreras para las voces comprendidas entre
astillero y asymptotos (ff. 284r-285r) ya no aparece el artículo asturianos.
88 MARGARITA FREIXAS
Viniendo puesta en dicha explicación la voz Asclepiadeo, nombre de una especie de versos
latinos, se disputó si debía o no quedar en el Diccionario; y, habiéndose votado, quedó
resuelto por mayor parte de votos que así esta voz como sus semejantes se excuse el poner-
las, respecto de no ser voces castellanas ni pertenecer a Arte Castellana, sino únicamente a
la Poesía latina.
Toda la Obra del Diccionario, repartida entre los singuláres Académicos, debe traherse
manuscrita à la Académia à media margen, para que se pueda añadir en su lugar lo que
despues ocurriere.12
12
«Historia de la Academia», DA (I: XVIII).
LA TÉCNICA LEXICOGRÁFICA EN EL DICCIONARIO DE AUTORIDADES 89
Asurcar V. A. es hacer surcos sobre los surcos de la tie/rra que esta sembrada, este verbo se
formo de la voz / surco prepuesta el A. Lat. sulcum ducero mandato se/mine terra.
tambien es hacer varios surcos, y no con / el orden que los hace el labrador para
cultivar la tierra.13
ASSURCAR. v. a. Hacer surcos sobre la tierra que está sembrada, ò hacer vários surcos
con el orden que los hace el Labradór para cultivar la tierra. Es voz compuesta de la
partícula A, y del nombre Surco. Lat. Humum lirare, sulcare, imporcare.
13
Ferreras (1713-¿1715?: f. 285r).
14
Ferreras (1713-¿1715?: f. 287r).
90 MARGARITA FREIXAS
Agolar V. A. voz nautica es coger la / vela y atarla ala entena en Latín/ antenis vela ligare.15
En una ocasión, anota una voz, agujeta, sin acompañarla de ningún comenta-
rio, lo que indica que los apuntes habían de ser revisados y completados. De hecho, en
la tercera versión manuscrita de las entradas para AG (ff. 291r-296v), agujeta aparece
ya con una extensa definición.
En la última de las versiones manuscritas de la combinación AG se observa
cómo se perfecciona el quehacer lexicográfico de Ferreras. Este hecho se manifiesta,
en primer lugar, en la distribución de las distintas acepciones, pues ahora separa, en
entradas distintas, cada uno de los significados que en las versiones anteriores recogía
en un mismo artículo. Para observar cómo en las sucesivas redacciones de AG se va
refinando la distinción de los significados de las voces, véase el ejemplo de agasajo,
término al que en la primera y segunda redacciones correspondía sólo una entrada,
mientras que en la tercera revisión cuenta con dos y, finalmente, tiene tres en el DA:
Primera (f. 297v) y segunda Tercera redacción (f. 291v) Diccionario de Autoridades
redacciones (ff. 287r-287v) (s. v.)
Agassajo es el tratamiento de Agassajo. S. M. es la accion, AGASAJO. s. m. El acto de
una perssona, aquien se quiere de agassajar de el modo pre[ce] acariciar y tratar con benevo-
y estima, ya / con las palabras, / dente. Prou. Quando una léncia y amòr à otro. Lat. Bene-
ya con las obras: con las pala- perssona trata alos demas con volentiae signa: comitas, ur-
bras como las de blandura, sua/ grande /suauidad blandura y ca- banitas. OV. Hist. Chil. fol.
vidad, y afecto; y assi la riño se dice: que tiene grande 337. Donde fueron recibidos
perssona, que trata alos otros agassaj[o] / en latin magnopere con extraordinario agasajo y
de esta suerte, se dice, que / eloquio, aut comitate suavis / alegría de todos. JAUREG. Phars.
tiene grande agassajo: en latin Agassajo entre las mugeres lib. 7. Oct. 46. Partieron, pues,
suauiter vel blande aut dulciter cortessanas se dice el refresco y los contrários bandos, Que
aloqui. Por / obra es lo que se q[ue] / dan por parte de tarde al mirarse yá estrechan alian-
sirbe, ô se da â otra perssona, alos, o las que las vissitan. En za, Alternan señas de agasá-
monstrando en esto el afecto: latin / vrbana vespertina jos blandos.
de don / de viene que uno que refectiuncula. AGASAJO. El regalo mismo, ò
regala, u hospeda a otra cosa con que se re/gala. Lat.
perssona, se dice: que la rega- Munuscula, Xenia. C ORR .
15
Ferreras (1713-¿1715?: ff. 287r-287v).
LA TÉCNICA LEXICOGRÁFICA EN EL DICCIONARIO DE AUTORIDADES 91
La primera vez que una Voz se pusiere en su próprio lugar de riguroso Alphabéto, se le
pondrá delante un Asterisco, ò Estrellica, que al Impressór haya de significar haverla de
poner toda con letras Versales, ò Mayúsculas.17
Esta precaución invita a pensar que en esta tercera redacción Ferreras prepara-
ba ya el texto para entregarlo a la Real Academia y que ésta procediera a su revisión y
su posterior preparación para la imprenta.
16
El texto está transcrito siguiendo la segunda versión del artículo. Respecto a la primera, presenta
algunas pequeñas variantes: ya con las obras 2ª redac.: y ia con las obras 1ª redac.; se dice: que la regala;
y agassaja la persona 2ª redac.: se dice que la regala; y la perssona 1ª redac. Además, tras el lema,
Agassajo, en la 2ª redac. hay una cruz que se repite al margen y tras ésta se añade la observación «dudase
si se ha de escriuir el jo con x o Jota / S. M».
17
«Historia de la Academia», DA (I: XVII).
92 MARGARITA FREIXAS
Ferreras no sólo dispone de forma distinta los artículos, sino que también aña-
de muchas entradas. Entre las incorporaciones, se encuentran sustantivos que la Real
Academia finalmente no incluyó en su DA. Se trata de las voces aga (‘Cabo en la
milicia’), agapetas (‘hereges de el siglo IV. llamados assi / de vna muger llamada
Agage’), agareros (referido a los árabes, ‘por Agar / esclaua de Abrahan, que tuuo en
ella a Ismael, de quien / dicen que descienden’), agnostas (‘Hereges de el IV y VI
siglo’) y agonicidas (‘Hereges de el siglo VIII’).18 Son nombres de personajes históri-
cos que Ferreras, autor de una Historia de España en dieciséis tomos (1700-1726),
consideró oportuno incluir en el diccionario. En la voz aga señala, de hecho, que es
una «voz turca, pero necessaria para entender las Historias de los Turcos en lo que
toca a Guerra». Recuérdese, sin embargo, que, contra el interés de Ferreras, la Real
Academia, en una de sus primeras sesiones (Actas, 23-XI-1713), había acordado que
del diccionario «sólo queden excluidos los nombres proprios de personas y lugares».
Además de las adiciones, Ferreras corrige de forma sustancial los artículos y
añade información a las definiciones. Completa las entradas con afirmaciones sobre
el origen de las voces, como ocurre en agalla, voz de la que afirma que «su etymologia
se ignora, puede ser sea de la lengua de algunas delas Naciones barbaras, que entraron
en España alos principios de el .V. siglo»;19 o en agarrar, con «etymologia dela pala-
bra: garra: quees la mano delos animales, que tienen uñas corbas y agudas, como el
Leon, Tigre, Gato y otros, antepuesta el A».20
A veces añade observaciones sobre la pronunciación y dudas sobre la grafía de
las voces (que el DA no recoge). En agarrochar afirma que «el cha se pronuncia con
el modo usual español»,21 y en agassajar observa: «dudasse si sea de escribir con .J.
o .X.».22
Finalmente, incluye referencias a las fuentes de los artículos. En dos ocasiones
menciona a Covarrubias:
* Agegado Adj. antiquado lo mismo que Agregado. Couarr[u] / bias. Veasse: Agregado
18
Véanse los ff. 291r, 292r y 292v de Ferreras (1713-¿1715?).
19
Ferreras (1713-¿1715?: f. 291r).
20
Ibidem.
21
Ibidem.
22
Ferreras (1713-¿1715?: f. 291v). La observación sobre la grafía aparecía ya en la voz agassajo
de la segunda versión de las entradas, en donde no se encuentra aún el artículo agassajar. En el f. 287r se
señala en el margen de la entrada agassajo: «dúdase si se ha de escriuir el jo con x o Jota».
23
Ferreras (1713-¿1715?: ff. 291v y 292r).
LA TÉCNICA LEXICOGRÁFICA EN EL DICCIONARIO DE AUTORIDADES 93
24
Covarrubias (2001: s. v. ).
25
Véanse las observaciones de Francisco Pérez de Bayer: «HALLÓSE. / Entre los papeles curio-
sos que quedaron por fin y muerte / del Illmo. Sor. Don Gonzalo Fernández de Córdoba Comisa-/rio
General Apostólico de la Santa Cruzada, de donde / le recogió Don Isidoro Vereiti Oficial mayor de la
Con-/taduría del mismo Consejo, y se la dió à Don Vincencio / Squarzafigo Centurión y Arriola Acadé-
mico y Secre-/tario de la Real Academia Española. / [Con otra letra:] Compréle de D. Pedro de Padilla,
Mercader / de Libros de Madrid por los años 1749. / costóme seiscientos reales de vellón, y un / Alderete
Antigüedades de España y África. / Franco. Pérez Bayer [rubricado]», transcrito en Sebastián de
Covarrubias (2001: XXI).
26
Véase Real Academia Española (1991: 412).
27
Ferreras (1713-¿1715?: ff. 292r, 294r y 295v).
94 MARGARITA FREIXAS
Aviéndose repartído, y de repartír, entre los Académicos, los Authóres Clásicos de la Len-
gua Españóla, para que cada uno desfrúte la Obra que le cupiére, apuntando las Vozes, y
Phrases especiáles de nuestra Lengua; y los Textos, con que las authorizan: Debe cada uno
de los Académicos observár (en las que encontrare dignas, y apuntáre) el Orden riguróso
Alphabético: y al sacarlas en límpio, sea en una Cara de cada Hoja, dexando en blanco la
otra; para que, sin necesitarse de hazér cópia segunda, se puédan dividir, y repartír sus
apuntamientos entre los Académicos, que fuéren travajando una misma Letra: con que
unos se utilizarán recíprocamente de otros.28
28
Real Academia Española (1713: §34). Ejemplos de este tipo de cédulas para registrar las autori-
dades de los textos evacuados, pueden verse en Freixas (2003: 212).
LA TÉCNICA LEXICOGRÁFICA EN EL DICCIONARIO DE AUTORIDADES 95
diccionario y que proceden de las autoridades. Véanse, por ejemplo, los casos de
abanicos de culpas, abernardarse, calaverar y calaverear, inventados por Quevedo,
o de abemolar, término creado por Francisco López de Úbeda en su Pícara Justina.
Finalmente, el análisis de los apuntes lexicográficos de Ferreras permite cons-
tatar cómo los artículos del diccionario, desde su gestación hasta su aprobación defi-
nitiva, fueron sometidos a un arduo trabajo de revisión. En la versión impresa de los
artículos de AG, se eliminan algunas etimologías propuestas por Ferreras con poco
fundamento, como la de agachar y agacharse, para las que sugería: «su etymologia
nose sabe: hase pensado viene de agatarse, que es el modo, conque se ponen los gatos
para cazar los ratones».29 Asimismo, se amplían algunos artículos, para lo cual debie-
ron de consultarse de nuevo las fuentes que los inspiraron, como ocurre con agarico,
hongo definido a partir de la información que ofrece Laguna (1555). Los académicos
añaden a la entrada la cita del texto del Pedacio Dioscórides a la que remitía (sin
transcribirla) el artículo de Ferreras.
También se suprimen informaciones poco relevantes, como el hecho de que la
agalla o agallas del pescado «son las mismas partes immediatas ala cabeza: que el
Italiano y Frances llaman la Oreja de el pescado».30 Y, sin duda, los cambios más
interesantes que sufren las entradas son las modificaciones debidas a la inclusión de
las autoridades en las últimas fases de revisión del texto. Sirvan de muestra los casos
de agarrochado y agazapado, en los que la cita en el diccionario de autoridades de
reconocido prestigio, como La Celestina, y las obras de José de Pellicer y Miguel de
Cervantes, provoca que se eliminen las observaciones de Ferreras acerca de que se
trata de voces propias de un estilo bajo y vulgar:
29
Ferreras (1713-¿1715?: f. 291r).
30
Ibidem. Cf. DA, s. v.
96 MARGARITA FREIXAS
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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LAGUNA, Andrés (1555): Pedacio Dioscórides Anazarbeo, acerca de la materia medicinal y de los
venenos mortíferos, Amberes, Iuan Latio.
31
En Freixas (2003) catalogué todos los textos recogidos en las listas de autoridades y de abrevia-
turas que contienen los Preliminares de los tomos del DA. La suma de obras citadas asciende a 755.
LA TÉCNICA LEXICOGRÁFICA EN EL DICCIONARIO DE AUTORIDADES 97
PALOMINO DE CASTRO Y VELASCO, Antonio (1715): «Indice de los terminos privativos del arte de la
pintvra, y svs definiciones», Museo pictórico y escala óptica, I, Theorica de la pintvra,
Madrid, Lucas Antonio de Bedmar, ff. Hhhh2r-Mmmm2v.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1713): Planta y methodo qve, por determinacion de la Academia Espa-
ñola, deben observar los academicos en la composicion del nuevo Diccionario de la Len-
gua Castellana; a fin de consegvir su mayor uniformidad, Madrid, Imprenta Real, por José
Rodríguez y Escobar.
VIÑAZA, Conde de la (1893): Biblioteca histórica de la filología castellana, Madrid, Real Acade-
mia Española-Imprenta y Fundición de Manuel Tello.
98
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y dialectales”, en Mar Campos Souto e Ignacio Pérez Pascual, eds., El diccionario de la Real
Academia Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da Coruña, Anexos de Revista de
Lexicografía, 1, pp. 99-116. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.099
CECILIO GARRIGA
FRANCESC RODRÍGUEZ
Grupo NEOLCYT
Universitat Autònoma de Barcelona
1. INTRODUCCIÓN
* Este estudio se inserta en el marco del proyecto de investigación «Diccionario histórico del
español moderno de la ciencia y de la técnica», financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia
(HUM2004-00486).
1
Alvar la califica de memorable e importantísima (1992: 16 y 18).
2
Así Seco (1988: 92), Alvar Ezquerra (1993: 228), Abad (1997: 103), etc.
3
Ya en las Reglas de 1869 al hablar de los Americanismos, se dice: «Se incluirán, con indicación
de su procedencia, las voces y locuciones americanas cuya utilidad esté reconocida, cuidando mucho de
que la inclusión no se extienda á vocablos y giros caprichosos ó antigramaticales» (1869: 2). Estas
recomendaciones se mantienen sin cambios en las Reglas de 1872.
99
100 CECILIO GARRIGA y FRANCESC RODRÍGUEZ
4
En el ámbito de las voces americanas es muy completa la descripción de Clavería (2004: 625)
sobre las críticas externas a la 12ª edición del diccionario: Antonio de Valbuena, Rodríguez Marín,
Álvarez Sereix, Rodríguez y Martín, M. Pardo de Figueroa, R. Palma, Viada, Rivodó, Zerolo, etc., así
como las respuestas de los académicos. En el mismo trabajo se apunta como aspecto más relevante de la
edición de 1899 la inclusión de términos de la Botánica y la Zoología, dentro del objetivo general que
persigue la mejora de las definiciones lexicográficas (2004: 628).
5
Véase, a este respecto, el plan que Menéndez Pidal presentó en 1922 para la elaboración del
Diccionario manual (Seco 1994 y Abad 1997: 105). Una visión más detallada en Seco (1993), y una
breve noticia sobre su evolución en Zamora Vicente (1999: 374).
6
Sobre Menéndez Pidal, véase Pérez Pascual (1998).
7
Según Zamora Vicente (1999: 206), Alemany fue el encargado de la edición del Diccionario
manual de la Academia (DRAE-1927) y autor de un Diccionario de la lengua española (1917).
8
Cabe señalar que Casares lee su discurso de ingreso el 8 de mayo de 1921, con el título de
«Nuevo concepto del Diccionario de la lengua» (Zamora Vicente 1999: 162), publicado algo más tarde
junto a algunos otros ensayos (Casares 1941).
9
El discurso de ingreso de Torres Quevedo «Acerca del proyecto de Unión Internacional His-
panoamericana de Bibliografía y Tecnología Científicas» (1920) está en la base de los vocabularios
científicos de la Academia (Zamora Vicente 1999: 182).
10
Importante colaborador en las tareas lexicográficas, y muy concienciado por castellanizar tecni-
cismos extranjeros (Zamora Vicente 1999: 255).
LA 15ª EDICIÓN DEL DRAE (1925): VOCES TÉCNICAS Y DIALECTALES 101
2. VOCES TÉCNICAS
Anat. Anatomía
Antrop. Antroplogía
Cerraj. Cerrajería
Electr. Electricidad
Etnogr. Etnografía
Etnol. Etnología
Ferr. Ferrocarriles
Filol. Filología
Fren. Frenología
Grab. Grabado
Indum. Indumentaria
Lit. Literatura
11
Tanto Alvar López (1992: 10 y ss.) como Alvar Ezquerra (1993a: 229-230) destacan estos as-
pectos a partir de las referencias que la Academia hace en los prólogos de sus diccionarios. Interesantes
comparaciones entre las ediciones de la primera mitad del s. XIX se realizan en Azorín (1996-1997) y en
Azorín y Santamaría (1998). Son numerosos los estudios sobre las voces técnicas en diversos dicciona-
rios. Y de un tiempo a esta parte vamos disponiendo de trabajos de investigación que acotan diversas
partes del léxico técnico y estudian su implantación en los diccionarios. Así, Rodríguez Ortiz (1994 y
1997) para el léxico del ferrocarril, Moreno Villanueva (1995) para el de la electricidad, Garriga (1996)
para el de la economía, Garriga (1996-1997) para el de la química, Gállego (1999) para el de la fotogra-
fía, Bajo (1999) para la enología, etc.
12
Gutiérrez Cuadrado y Pascual (1992) realizan una pormenorizada descripción de las discusiones
lingüísticas del Congreso.
LA 15ª EDICIÓN DEL DRAE (1925): VOCES TÉCNICAS Y DIALECTALES 103
Liturg. Liturgia
Ópt. Óptica
Paleont. Paleontología
Pat. Patología
Reloj. Relojería
13
Según Battaner (1996: 100), todas ellas habían desaparecido en la 12ª ed. (DRAE-1884).
14
Posteriormente, en la 19ª edición de 1970, el DRAE distingue las marcas de tecn. ‘tecnicismo’ y
Tecnol. ‘Tecnología’; en la 22ª ed. (DRAE-2001) ya únicamente aparece la marca Tecnol. ‘tecnologías’.
15
Es oportuno recordar de nuevo a Cuervo (1874: 120-121), quien opinaba que «El Diccionario
debe consignar y distinguir las acepciones clásicas y populares de las científicas». Argumentaba que las
ciencias tienen sus diccionarios facultativos, mientras que los «autores clásicos y el pueblo» no tienen
otro diccionario que éste. «Por tanto las Academias que trabajan en éste, deben ser infatigables en
enriquecerlo y mejorarlo sin reserva en lo clásico y popular, bastando en lo científico que lo nivelen a los
adelantamientos y progresos modernos, sin necesidad de profundizarlos, por medio de breves definicio-
nes marcadas con la abreviatura correspondiente a la respectiva facultad».
16
El recuento exacto de lemas en la 15ª edición (DRAE-1925) arroja la cifra de 67389 entradas,
frente a las 60 188 de la 14ª edición (DRAE-1914). Este aumento de 7201 entradas supone un incremento
de un 11.96% sobre la edición anterior. La letra F es una de las más representativas a juzgar por el
número de incorporaciones respecto a la edición anterior, con un aumento del 10.26%, de 2031 a 2236.
17
En otros casos, pero en la misma línea, hallamos nuevas acepciones marcadas en términos ya
existentes: Arq. faja 5, faja 6, fajón 2; Com. falencia 2; For. falsificación 2, fatal 4, mala fe 2; Impr. fe de
erratas; Mar. farol de situación; Pint. y Esc. factura 5; o Taurom. farol 5.
104 CECILIO GARRIGA y FRANCESC RODRÍGUEZ
También resultan de gran interés para nosotros los estudios realizados sobre el
léxico de diversos campos de la ciencia y de la técnica que se han realizado en los
últimos años, en especial sobre la electricidad, el ferrocarril, la fotografía y la enología.
A través del estudio de Moreno Villanueva (1995) en relación con léxico de la
electricidad, sabemos que la 15ª edición recoge por vez primera la marca Electr. y
documenta 94 nuevas acepciones de las 835 presentes en 1992 referidas a la electrici-
dad. Hasta 1970 se erige, por tanto, en la edición con mayor número de incorporacio-
nes de este campo y, concretamente, de su aplicación a la radioelectricidad y a la
telegrafía, entre las que se cuentan voces como cortocircuito, electrocutar y electro-
cución, fusible o hidroeléctrico.18
Aunque la marca de Ferr. ‘ferrocarril’ también aparece por primera vez en esta
edición, por los estudios de Rodríguez Ortiz (1994 y 1997) sabemos que las voces del
campo del ferrocarril empiezan a registrarse ya en la 10ª ed. (DRAE-1852). Sin em-
bargo, tras un aumento progresivo en las ediciones siguientes, la 15ª ed. de 1925, con
43 incorporaciones, es de nuevo la que las registra en mayor número. Se incluyen por
primera vez voces como abanico, cambiavía, carbonera, detasa, electrificación,
encarriladera, tractocarril, tren botijo o vía muerta.
El ámbito de la fotografía también resulta significativo. Aunque la marca apa-
rece por primera vez en la 13ª ed. (DRAE-1899), ya se habían registrado numerosas
incorporaciones en la 12ª (DRAE-1884). En cualquier caso, como se demuestra en el
estudio de Gállego Paz (1999), la 15ª edición, con 34 incorporaciones, solo se ve
superada por la 20ª (DRAE-1984) y la 21ª ed. (DRAE-1992). Se registran en esta
edición voces, en su mayor parte relacionadas con la elaboración, como calitipia,
catatipia, cinematografía, fotograbar, fototipia, platinotipia, telemetría, etc. Tam-
bién resulta relevante el dato referido a la revisión de las definiciones. De las 91
acepciones introducidas hasta 1925 en relación con la fotografía, 25 de ellas, un 27.5%,
experimentan algún tipo de variación.
En cuanto al vocabulario enológico, de nuevo es la edición de 1925 la que
incorpora un mayor número de acepciones en este campo: un total de 67 de las 825
que hallamos en 1992, en su mayor parte referidas a derivados del vino. Asimismo,
como señala Bajo (1999), de los términos relativos al vino que tienen una marca
diatópica peninsular en 1992, el 30% se incorporan en 1925. En esta misma edición y
por primera vez, además, se incorporan a este campo marcas diatópicas no peninsula-
res. A ello se une la incorporación de acepciones con otras marcas (fig., fam., ant.,
desus., Arqueol.). Los datos comentados se presentan en la siguiente tabla:
18
Es interesante seguir el debate sobre las unidades eléctricas, introducidas en el suplemento de la
13ª edición (DRAE-1899) en su adaptación al español, y en el suplemento a la 14ª ed. (DRAE-1914)
siguiendo la nomenclatura internacional. Hay referencias a ello en Moreno Villanueva (1998).
LA 15ª EDICIÓN DEL DRAE (1925): VOCES TÉCNICAS Y DIALECTALES 105
DRAE Hasta 1869 1884 1899 1914 1925 1936 1947 1956 1970 1984 1992
1852
Electricidad 38 14 42 67 37 94 53 32 58 152 123 140
Ferrocarril 3 33 32 25 14 43 13 2 5 16 18 16
Fotografía 16 14 25 25 10 34 26 7 14 32 38 65
Enología 464 17 60 27 25 67 53 9 14 23 36 39
Pero estos datos no dan la medida exacta de las voces técnicas o científicas
incorporadas. Como se ha venido repitiendo, el número de voces técnicas presentes
en el Diccionario sin marca es muy numeroso. Así, en la muestra utilizada para este
estudio, se encuentran voces científicas o técnicas marcadas junto a otras que no lo
están, y cuya especialización está fuera de discusión, como se muestra en los siguien-
tes ejemplos:
1914 1925
Rayo. (Del lat. rad0us.) m. Línea de luz que RAYO. (Del lat. rad0us.) m. Cada una de las
procede de un cuerpo luminoso, y especialmen- líneas generalmente rectas que parten del pun-
te las que vienen del sol. || 2 Cada una de las to en que se produce una determinada forma
piezas cilíndricas o prismáticas que a modo de de energía y señalan la dirección en que ésta
radios de círculo unen el cubo a las pinas de es transmitida por el movimiento vibratorio del
una rueda. || 3 Fuego eléctrico que se despren- éter. Su naturaleza es siempre la misma, y sólo
de repentina y violentamente de una nube. || difieren unos de otros rayos en la longitud de
[...]. ondas etéreas correspondientes, que varían
desde una cienmilésima de micra, en los ra-
yos X, hasta algunos kilómetros, en las ondas
hertzianas. || 2. Línea de luz que procede de un
cuerpo luminoso, y especialmente las que vie-
nen del sol. || 3. Chispa eléctrica de gran inten-
sidad producida por descarga entre dos nubes
o entre una nube y la tierra. || 4. V. Corona de
rayos. || 5. Cada una de las piezas cilíndricas
o prismáticas que a modo de radios de círcu-
lo unen el cubo a las pinas de una rueda. || 6.
[...].
3. VOCES DIALECTALES
Como hemos comentado, este es uno de los aspectos más frecuentemente se-
ñalado al referirse a las novedades de la 15ª edición. En efecto, la Academia así lo
declara en la «Advertencia» y lo muestra en las abreviaturas: entre las novedades,
destacan once nuevas indicaciones referidas a provincias o regiones de España y otras
catorce a países o lugares americanos. Y otro dato sobradamente señalado: la sustitu-
ción del adjetivo castellana por española para denominar la lengua y dar título al
diccionario.
En efecto, el diccionario considera el castellano como la ‘lengua nacional de
España’, mientras que a español le da un significado más amplio, introducido preci-
samente en esta 15ª edición:
1914 1925
Castellano, na. (Del lat. castellanus) [...] || 5 CASTELLANO, NA. (Del lat. castellanus)
m. Idioma castellano, o sea, lengua nacional [...] || 6. m. Idioma castellano, o sea, lengua
de España. nacional de España.
LA 15ª EDICIÓN DEL DRAE (1925): VOCES TÉCNICAS Y DIALECTALES 107
Español, la. adj. Natural de España. U. t. c. s. ESPAÑOL, LA. adj. Natural de España. U. t.
|| 2 Perteneciente a esta nación. || 3 V. Era es- c. s. || 2. Perteneciente a esta nación. || 3. V.
pañola. || 4 m. Lengua española. || 5 A la espa- Era española. || 4. m. Lengua española, origi-
ñola. m. adv. Al uso de España. nada principalmente en Castilla, y hablada tam-
bién en casi todas las repúblicas americanas,
en Filipinas y en muchas comunidades judías
de Oriente y del norte de África. || 5. A la es-
pañola. m. adv. Al uso de España.
19
Sobre el nombre de la lengua, puede verse el clásico estudio de Alonso (1940), o los posteriores
de González Ollé (1978), Mondéjar (1979) o Lope Blanch (1983). Un momento importante en ese deba-
te lingüístico de fin de siglo fue el Congreso Literario Hispano-Americano de 1892, cuyo análisis se
puede seguir en Gutiérrez Cuadrado y Pascual (1992). Las relaciones existentes entre España y América
en el ámbito lingüístico en Gutiérrez Cuadrado (1989).
20
Téngase en cuenta que las colonias americanas habían alcanzado todas ellas su independencia.
108 CECILIO GARRIGA y FRANCESC RODRÍGUEZ
4. REGIONALISMOS
Ál.* Álava
Albac. Albacete
Alic. Alicante
Alm. Almería
And. Andalucía
Ar. Aragón
Ast. Asturias
Áv. Ávila
Bad. Badajoz
Burg. Burgos
C. Real* Ciudad Real
Các.* Cáceres
Cád.* Cádiz
Can. Canarias
Cord. Córdoba
Cuen. Cuenca
Cuen.* Cuenca
Extr. Extremadura
Gal.* Galicia
Gran. Granada
Guad. o Guadal.* Guadalajara
Guip.* Guipúzcoa
Logr.* Logroño
Mál. Málaga
Mál.* Málaga
Murc. Murcia
Nav. Navarra
Sal. Salamanca
Sant. Santander
LA 15ª EDICIÓN DEL DRAE (1925): VOCES TÉCNICAS Y DIALECTALES 109
Seg. Segovia
Sev. Sevilla
Sor. Soria
Tol. Toledo
Val.* Valencia
Vall. o Vallad.* Valladolid
Viz. o Vizc. Vizcaya
Zam. Zamora
Zar. Zaragoza
21
En este estudio se comprueba la influencia del vocabulario de J. Lamano en la incorporación de
estas voces.
22
El dato es muy relevante, si se tiene en cuenta que en todo el siglo XX se incorporan 208 voces al
diccionario de las 223 que aparecen en la 21ª ed. (DRAE-1992). En la 22ª ed. (DRAE-2001) el número de
acepciones se reduce a 211 en 197 entradas.
23
En la comunicación «Los galleguismos en el DRAE-1884», presentada en este mismo Congreso,
los autores comprueban que el despegue en el número de voces gallegas en el diccionario se produce en
la 15ª ed. Para el andaluz, Ahumada (2000: 54) hace más hincapié en el Diccionario manual (1927) que
en la 15ª edición, aunque comenta los cambios que en este aspecto introdujo la edición. Para la situación
en la 21ª ed. (DRAE-2001), contamos con los estudios de Ortega (2004) para los canarismos y de Cam-
pos Souto y Pérez Pascual (2004) para los galleguismos.
24
En la letra F aparecen 77 nuevas marcas regionales de las hablas peninsulares en un conjunto de
57 acepciones. Un 25,34 % de las nuevas incorporaciones incluyen, por tanto, acepciones marcadas
como provincialismos. Por zonas geográficas se reparten así: Aragón (24), Salamanca (14), Extremadura,
Andalucía, León y Rioja (5), Álava (4) Navarra y Asturias (3), Santander, Zamora y Albacete (2) –Albac.
en abreviaturas y Alb. en el cuerpo–, y Murcia, Huesca y Logroño (1).
110 CECILIO GARRIGA y FRANCESC RODRÍGUEZ
de 1872 (p. 1) recomienda que «Aquellas voces de orígen provincial, cuyo uso ha
llegado á generalizarse en España, perderán la nota de provincialismos [...]», en un
intento por aligerar el número de notas dialectales, lo cierto es que en la edición
objeto de estudio se hallan no pocos casos de acepciones ya presentes en ediciones
anteriores que se marcan dialectalmente en este momento. Véanse algunos ejemplos:
1914 1925
Faceria. (De facero, fronterizo) f. Comunión FACERÍA. (De facero, fronterizo) f. Nav. Te-
de pastos que para sus ganados se prestan mu- rrenos de pasto que hay en los linderos de dos o
tuamente entre sí los pueblos convecinos. más pueblos y se aprovecha por ellos en común.
Falsa. (De falso) f. Ar. Desván. || 2 Ar. Falsi- FALSA. (De falso) f. Ar. y Murc. Desván. || 2.
lla. || 3 Mús. Consonancia que [...]. Alb., Ar. y Méj. Falsilla.
5. AMERICANISMOS
Como señala Alvar Ezquerra (1993c: 344), a partir del siglo XIX se hace expre-
sa la voluntad de otorgar a los americanismos un espacio cada vez mayor en los dic-
cionarios españoles. Así, aunque ya Nebrija, la propia Academia en el DA o Terreros
habían introducido algunas voces americanas, hay que esperar a Salvá, Domínguez o
Chao para que esa presencia sea más significativa. Este proceso tiene eco en la 12ª
edición de la Academia (Garriga 2001: 272), pero sobre todo, en esta 15ª.25
Sirven como muestra, una vez más, las abreviaturas. Esta edición incorpora 14
nuevas referidas a países o regiones americanas, que junto a las introducidas en la 12ª
y 13ª ediciones, constituyen un catálogo realmente detallado, que responde al deseo
expresado por Cuervo (1874: 124) de que se especifique la comarca a la que están
circunscritos los americanismos –con asterisco las 14 incorporadas en la 15ª ed.–:26
25
Los americanismos presentes en el DA han sido estudiados por Werner (1983).
26
En la 12ª ed. se incorporaron América, Antillas, Colombia, Chile, Cuba, Ecuador, Méjico, Perú
y Venezuela. En la 13ª ed. (DRAE-1899) se incorpora América Meridional sin cursiva, quizá por error o
quizá por considerarla como indicación de procedencia etimológica; lo cierto es que en la 14ª ed. (DRAE-
1914) pasa a cursiva. Como hemos comentado, en esta 14ª ed. desaparece la marca «prov. de...», lo que
hace que se supriman las abreviaturas de Chile, Cuba y Perú, nombres cortos que ya no necesitaban
abreviarse, y por eso ausentes de la tabla de abreviaturas de la 14ª ed. (DRAE-1914), lo que no significa
que no aparecieran como marcas en las acepciones correspondientes.
LA 15ª EDICIÓN DEL DRAE (1925): VOCES TÉCNICAS Y DIALECTALES 111
Amér. América
Amér. Central* América Central
Amér. Merid. América Meridional
Ant. Antillas
Argent.* República Argentina
Bol.* Bolivia
C. Rica* Costa Rica
Colom. o Colomb. Colombia
Ecuad. Ecuador
El Salv.* El Salvador
Guat.* Guatemala
Guay.* Guayaquil
Hond.* Honduras
Nicar.* Nicaragua
P. Ric.* Puerto Rico
Par.* Paraguay
R. de la Plata* Río de la Plata
Salv.* San Salvador
Urug.* Uruguay
Filip. Filipinas
Méj. Méjico
Venez. Venezuela
27
Se pueden encontrar valiosas observaciones al respecto en Casares (1950: 294 y ss.). Los co-
mentarios del propio diccionario a la (falta de) colaboración de las academias americanas, así como la
situación general de los americanismos en los diccionarios del español, en Seco (1988: 92) y Alvar
Ezquerra (1993c).
28
Respecto a las marcas diatópicas del español de América, entre el grupo de incorporaciones de la
letra F aparecen 68 marcas en un conjunto de 34 acepciones –cinco de ellas comparten marcas con
regionalismos peninsulares–. Un 15.2 % de las nuevas voces incluyen, por tanto, acepciones marcadas
como americanismos. Los datos corresponden a Méjico y Colombia (10), Argentina y Chile (9), Venezuela
y Cuba (7), Ecuador (5), Puerto Rico y Costa Rica (3), Honduras (2) y Perú (1). La presencia de americanismos
en el Diccionario manual (Real Academia Española: 1927) ha sido estudiada por Werner (1984).
112 CECILIO GARRIGA y FRANCESC RODRÍGUEZ
6. CONCLUSIÓN
29
Los datos que proporciona sobre venezolanismos proceden de Colmenares (1991).
LA 15ª EDICIÓN DEL DRAE (1925): VOCES TÉCNICAS Y DIALECTALES 113
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Lexicografía, 1, pp. 117-128. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.117
Ahora bien, ese común patrimonio lingüístico quedaría poco menos que sumergido si no se
pusiera algún dique a la inundación de regionalismos procedentes de acá o de allá.
117
118 FELIPE GÓMEZ SOLÍS
Voz o giro que únicamente tiene uso en una provincia o comarca de un país o nación (acep.
2 del DRAE-2001).
Aquí se ha sustituido «modismos» por «voz o giro», que es mucho más preciso
y, además, se añade la mención «únicamente», que entronca con el valor de la exis-
tencia de marcas:
1
Para el examen de los diccionarios académicos, nos servimos del NTLLE.
LOS PROVINCIALISMOS DE CÓRDOBA EN LOS DICCIONARIOS ACADÉMICOS 119
Todas aquellas entradas de uso general en España cuyo empleo en otros países ha sido
expresamente negado por las Academias correspondientes, llevan la marca Esp.
Esta edición electrónica no incluye dos entradas con la marca de Córdoba aña-
dida en definición, lo que sí ocurre en la de papel:
Cuadro 1
Cuadro 2
Cuadro 3
Resumen
Total de mantenimiento Marca y acepción 21 (=38.2 %)
Total de adiciones Marca 4 (=7.3 %)
Total de supresiones Artículo, etimología y forma compleja 4 (=7.3 %)
Total de enmiendas Lema, etimología, acepción y marca 26 (=47.2 %)
TOTAL 55
Total de mantenimiento, 51 (=92.7%)
adiciones y enmiendas
Total de supresiones 4 (=7.3 %)
Como se desprende, el laboreo académico entre las dos ediciones ha sido muy
intenso –como dice Alonso Zamora Vicente (1988: 143)– no sólo por parte de las
distintas comisiones, sino también por los académicos correspondientes. Son, pues,
24 artículos que contienen la marca cordobesa: 19 sustantivos y 5 verbos. Frente a la
ausencia de nuevos artículos, etimología, acepción, forma compleja, se constata una
preferencia por el mantenimiento, adiciones, enmiendas, frente a supresiones. Así,
por ejemplo, tan solo se han suprimido dos artículos (andrehuela, temporera), una
forma compleja (ir a mamarones) y una etimología (lagareta). Por el contrario, se
han conservado ocho marcas dialectales (aranzada, barril, costumbre [holgazana],
gallinita, hormazo2, revezo, seda, sufra) y trece acepciones: agraz, barril, ganga2,
geranio (de sardina), hormazo2, lagareta, peinilla, pintar, revezo, rezago, seda, sufra,
trompillo. Se han añadido cuatro marcas geográficas (agarbarse, amolanchín, des-
cuidar, verdear) y se han enmendado en veintiséis casos como una enmienda de lema
(faisán1), siete enmiendas de etimología (agarbarse, barril, costumbre [holgazana],
faisán1, gallinita, geranio [de sardina], sufra), nueve enmiendas de acepción (agar-
barse, amolanchín, aranzada, costumbre [holgazana], descuidar, faisán1, gallinita,
hormazo2, verdear) y nueve enmiendas de marca: agraz, faisán1, ganga2, geranio [de
sardina], lagareta, peinilla, pintar, rezago, trompillo.
Los artículos enmendados en cuanto a la marca unos son por la sustitución de
la marca general andaluza (And.) por la cordobesa, como en agraz; o al revés, sustitu-
ción de la marca cordobesa y de otra provincia u otras provincias por la general anda-
luza –más frecuente–, como en faisán1, lagareta, peinilla, pintar; otros por la adición
de la marca cordobesa y de otras provincias como en ganga2; otros por la adición de la
marca de otra provincia (trompillo); por la supresión de la marca cordobesa o de otra
provincia: rezago o geranio (de sardina).
LOS PROVINCIALISMOS DE CÓRDOBA EN LOS DICCIONARIOS ACADÉMICOS 125
2
Aranzada: Debería añadirse a Alvar Ezquerra (2000).
3
Agraz: Ibidem.
126 FELIPE GÓMEZ SOLÍS
4
Se añade la marca Alm., junto a Córd. y Gran., en el DRAE-2001.
5
Pasa por todos los diccionarios, excepto el histórico.
6
Se añade la marca Jaén en el DRAE-2001.
7
No aparece en el DMILE-1950.
8
No aparece en el DMILE-1950, pero sí en el DMILE-1985 y el DMILE-1989 en donde se añade
la marca Jaén. Se elimina el artículo en el DRAE-2001.
9
No aparece en el DMILE-1927 y el DMILE-1950.
10
Desaparece en DMILE-1984, pero reaparece en DMILE-1989.
11
Se quita en DMILE-1927, DRAE-1939, DRAE-1947.
12
Se quita en DMILE-1927, pero se mantiene la marca en el verbo rezagar.
13
En efecto, la marca Córd. –que se sustituye por And. en las ediciones usuales DRAE-1936,
DRAE-1939, DRAE-1947, DRAE-1956, DRAE-1970, DRAE-1984, DRAE-1992 y manuales de DMILE-
1984 y DMILE-1989– reaparece tan solo en el DMILE-1950.
LOS PROVINCIALISMOS DE CÓRDOBA EN LOS DICCIONARIOS ACADÉMICOS 127
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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14
La expresión «En algunas regiones» es del DRAE-1992.
15
La expresión «En algunas partes» es del DRAE-1970S.
128 FELIPE GÓMEZ SOLÍS
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Revista de Lexicografía, 1, pp. 129-140. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.129
0. INTRODUCCIÓN
129
130 MERCEDES GONZÁLEZ SARMIENTO
Tal reducción es, a nuestro juicio, bastante significativa y por ello creemos que
merece un estudio detenido.
LOS REGIONALISMOS GALLEGOS DE LA LENGUA ESPAÑOLA 131
Con el fin de ofrecer una visión general de los principales cambios que han
experimentado los «regionalismos» gallegos en la última edición del diccionario aca-
démico, hemos establecido tres grupos diferentes: el primero, formado por los
«regionalismos» gallegos que se mantienen en el DRAE-2001 (46); el segundo, for-
mado por los «regionalismos» gallegos que se han eliminado en el diccionario acadé-
mico (52); y el tercero, formado por aquellos lemas, acepciones y formas complejas
que se han incorporado en la última edición de esta obra lexicográfica por tener un
uso restringido en Galicia (24). A continuación, veremos cada uno de estos tres gru-
pos con detalle.
abanear. intr. coloq. vulg. Gal. oscilar (|| efectuar movimientos de vaivén) (DRAE-
2001).
Esto no quiere decir que las marcas geográficas de otras regiones no aparezcan
junto a la marca «Gal.». No obstante, encontramos casos en los que esta marca viene
acompañada de otras indicaciones geográficas; muestra de ello es la palabra amañar:
coca3. f. En Galicia y otras partes, tarasca que sacan el día del Corpus (DRAE-
1992).
coca3. f. Gal. Tarasca del Corpus (DRAE-2001).
Pero también se han suprimido algunas acepciones como, por ejemplo, la ter-
cera de la voz aceña:
aceña. […] 3. Ast. y Gal. Molino instalado en la orilla de una ría, y que muele con
el flujo y reflujo del mar (DRAE-1992).
Por otro lado, no en todas las ocasiones en las que la marca diatópica «Galicia»1
aparecía en el DRAE-1992 en el interior de la definición ha pasado a colocarse inme-
diatamente después del número de acepción en el DRAE-2001; en algunos casos, la
indicación geográfica se ha conservado como parte de la definición. Todas aquellas
palabras en las que no se ha alterado el lugar de esta marca han pasado a ser tratadas
como voces de uso general, y se han eliminado de la lista de «regionalismos» galle-
gos. Lemas como abadía, antiguamente regionalismo, es ahora de uso general en la
lengua española:
carrizo. […] 3. Ast. Pajarillo muy común, de color pardo, que anida en los vallados
(DRAE-1992).
carrizo. […] 3. m. Ast. y Gal. chochín (DRAE-2001).
1
El DRAE-1992 empleaba la marca «Galicia» para hacer referencia a Galicia, pero también la
marca «gallegos», aunque esta última no apareciera especificada.
134 MERCEDES GONZÁLEZ SARMIENTO
cativo1. adj. Gal. Dicho de una persona: Que no tiene cualidades físicas, intelec-
tuales o morales dignas de aprecio (DRAE-2001).
parrillada. […] 3. f. Gal. y Am. parrilla (|| restaurante) (DRAE-2001).
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la incorporación de una nueva
acepción de uso regional se puede deber también al desdoblamiento de una acepción,
tal y como sucede en torgo:
torgo. m. Extr. y Gal. Tocón, cepa o raíz gruesa, o parte abultada de las ramas
(DRAE-1992).
torgo. m. Gal. Tocón, cepa o raíz gruesa. || 2. m. Gal. Parte abultada de las ramas
(DRAE-2001).
Pero no solo se han incorporado nuevas acepciones, sino también la voz carriza,
empleada en Galicia y León, y las formas complejas para el año y meter una cuña,
utilizadas únicamente en la Comunidad Gallega:
{ Grupo 1:
Se mantienen (46)
Sin cambios (18)
{
Lemas (2)
{ Grupo 2:
Se eliminan (52)
Se eliminan (24) Acepciones (8)
La marca «Gal.» (14)
Se conserva la marca «Galicia» en el interior de la definición (28)
{
Pasan a considerarse Palabras de uso general (2)
{ Grupo 3:
Se incorporan (24)
«regionalismos»
gallegos (23)
Palabras de uso regional (15)
Palabras que no se incluían (6)
Una vez reunida y cotejada toda esta información, observamos cómo el uso
restringido de estas voces no aparece avalado por las obras lexicográficas consulta-
das. A continuación, y a modo de ejemplo, analizaremos con detalle el término parri-
llada en estas cuatro obras lexicográficas:
2
Esta obra dispone de una versión electrónica que se puede consultar parcialmente a través de la
red, ya que no se encuentra disponible la versión completa. Por eso, si se quieren obtener todas las voces
que son utilizadas en Galicia con un determinado significado es necesario realizar una búsqueda manual.
136 MERCEDES GONZÁLEZ SARMIENTO
En estas zonas el plato se llama justamente «parrillada» y suele ser uno de los platos
preferidos por la invasión turística de cada verano (Xavier DOMINGO, El sabor de Espa-
ña, 1992).
El semidesierto queda para los héroes, el resto es playa, parrillada, deporte, jardín,
cerveza (Manuel LEGUINECHE, La tierra de Oz. Australia vista desde Darwin hasta
Sydney, 2000).
LOS REGIONALISMOS GALLEGOS DE LA LENGUA ESPAÑOLA 137
Sin embargo, faltaban los olores verdaderos del barrio del abuelo: el de las almendras
garrapiñadas de la churrería, que se extendía, espeso como una mancha visible, por los
pisos altos; el de la parrillada de los domingos del restaurante más próximo (Laura
ESPIDO FREIRE, Melocotones helados, 1999).
Los únicos ejemplos en los que la palabra parrillada es utilizada como sinóni-
mo de ‘restaurante’ pertenecen al español de América, concretamente a Argentina,
Cuba y Ecuador:
Se trata de una villa con 16 habitaciones, una suite y tres cabañas, con cine, piscina,
bolera, gimnasio, canchas de tenis, sala de recreación, restaurante, parrillada y tienda
(Granma Internacional, 07/1996, núm. 6, Cuba).
En Av. Las Aguas, junto a la parrillada La Vaca Gaucha (Expreso de Guayaquil, 13/
03/2003, Ecuador)
– Bajo el lema castaña se ha incluido una nueva forma compleja que no apa-
recía en el DRAE 2001: castaña de Indias o castaña loca, empleada en
España para hacer referencia al «fruto no comestible del castaño de Indias,
semejante a la castaña común».
– En lambión, na se ha añadido la marca diatópica «Ast.», forma abreviada
de «Asturias».
lambión, na. adj. Cantb., Gal., León, Pal. y Rioja. goloso (DRAE-2001).
4. CONCLUSIONES
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Cita: Henríquez Salido, María do Carmo (2006): “La calidad y censura de las voces en el
DRAE-1791: la marca forense”, en Mar Campos Souto e Ignacio Pérez Pascual, eds., El
diccionario de la Real Academia Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da Coruña, Anexos de
Revista de Lexicografía, 1, pp. 141-153. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.141
1. INTRODUCCIÓN
141
142 MARÍA DO CARMO HENRÍQUEZ SALIDO
y último tomo), incorporar todas las voces de los suplementos, que se habían puesto
al final de las ediciones de 1780 y 1783, e intercalar en las letras D, E y F nuevos
artículos; y (b) la segunda pretende ofrecer al público en un solo tomo, como en las
dos ediciones anteriores, un diccionario completo de fácil manejo y a un «precio
cómodo» –destaca Zamora Vicente que la «Academia ha considerado siempre este
ángulo de los precios» (1999: 373)–, de acuerdo con el plan que había diseñado
«para proceder con acierto y uniformidad así en la corrección como en el aumento»,
«pero sin quitar ninguna voz, ni alterar la obra en cosa substancial». Además de
estas dos ideas, los miembros de la Corporación hacen notar que «en la calidad y la
censura de las voces» se usan varias abreviaturas (como la forense que emplean
desde 1780):
y deseando hacerle de mas fácil uso, y que el Público pudiese tenerle por un precio
cómodo, determinó reducir los seis tomos á uno solo; pero sin quitar ninguna voz, ni
alterar la obra en cosa substancial.
Para poderlo conseguir, pareció preciso valerse de todas las economías posibles, y
así se ha impreso en un tomo en folio á tres columnas por llana y con letra pequeña,
pero muy clara y limpia. En la calidad y censura de las voces se ha usado de varias
abreviaturas [...] («Prólogo», DRAE-1791: V-VI).
Una de las peculiaridades evidentes del DRAE-1791 (además de las tres co-
lumnas de 7x31 cms. por página; letra «muy clara y limpia», y la supresión de
autoridades, de etimologías y de anomalías de los verbos) es el registro de voces y
acepciones con una marca que las asigna al tecnolecto forense, que no presentaban
esta información contextual en el DA. De las dos abreviaturas que la Institución usa
para «distinguir» el vocabulario de las Ciencias jurídicas –For. («forense») y Jurisp.
(«jurisprudencia»)– la primera es la que se ve con más frecuencia y, aunque no
hemos realizado el recuento de voces y acepciones con marca de jurisprudencia, los
ejemplos parecen ser escasos (consolidación, inforciado ...). La lectura de la obra
permite comprobar, además, que en el dominio específico forense se incluyen vo-
ces que el DA había advertido sobre su uso en «lo curial» (antipoca, antipocar,
aventaja), en el «Derecho» (fundo, regresso), «en lo legal» (excepción), «entre los
jurisconsultos» (tantear), «entre juristas» (terminante), «entre jueces, relatores y
abogados» (abigeato), «en los tribunales» (dubio) o vocablos catalogados como
«término jurídico» (indotación) y «término legal» (apartamiento); se mantienen,
no obstante, «indicaciones complementarias» en el texto de la definición o al final
del texto definidor, para señalar el uso de carácter no regular de una determinada
unidad léxica en los campos forense o jurídico, expresadas con comentarios del tipo
«en lo forense» (absolver las posiciones, álveo), «tiene uso en lo forense» (a mayor
abundamiento, fallar), «suele usarse en lo forense» (traspasación), o «úsase más
LA CALIDAD Y CENSURA DE LAS VOCES EN EL DRAE-1791: LA MARCA FORENSE 143
2
Estas indicaciones o advertencias sobre el uso en lo forense presentan modelos diversos: «úsase
más comunmente en lo forense» (acumulación); «regularmente se usa en lo forense» (pesquisa); «en lo
forense se llama» o «se llama en lo forense» o «llaman en lo forense» (probar la coartada, intervención,
vehemente); «dícese más comunmente en lo forense» o «en lo forense se dice comunmente» (pasar en
autoridad de cosa juzgada, radicación); «así en lo forense» (interlocutoriamente); «en lo forense se
aplica» o «se aplica en lo forense» o «aplícase en lo forense» (enormísimo, petitorio, plenario, preven-
tivo, troncal); «en lo forense significa» (exabrupto); «en la práctica forense» (legalizar)... Las fórmulas
utilizadas para referirse específicamente a la frecuencia de uso son: «úsase poco fuera de lo jurídico, ó
forense» (yusión), «tiene más uso en lo forense» (apertura), «es muy usado en lo forense» (definitivo; otro
sí; solvente, ó solviente), «se usa más freqüentemente en lo forense» o «úsase freqüentemente en lo forense»,
«úsase muy freqüentemente en lo forense» (desestimiento, subrogación, subrogar, turbativo), etc.
3
Los académicos definen la calidad como «la propiedad natural de cada cosa, por la qual se
distingue de las otras» y entienden por censura «el dictámen y juicio que se ha hecho de alguna obra, ó
escrito despues de haberla conocido y exâminado».
144 MARÍA DO CARMO HENRÍQUEZ SALIDO
Los artículos añadidos, respecto a los del DA, no son muchos; hemos contabi-
lizado una cifra ligeramente superior a treinta. La mayoría corresponden a voces de la
letra A (acumulativamente, adir la herencia, administratorio, agir, agnaticio,
aguijatorio, alimentario, antidoral, apertura, arbitratorio, arras, arrogación) y de la
letra C (casador, caucionar, cesante, probar la coartada, comparte, concesionario,
confieso, consignar, contrafirmante, contrafirmar, convicto). En la letra E computa-
mos cuatro ejemplos (emplazo, encartado, entramiento de bienes, excusión), en la
letra D tres (desexecutar, desinsaculación, dividuo), en la letra B un único ejemplo
(beneficiario) y ninguno en la letra F. Todos están en la edición de 1780, excepto
comparte, que aparece en el DRAE-1783. Las palabras, que dan entrada a estos artí-
culos nuevos del DRAE-1791, corresponden a las letras D y E (desexecutar,
desinsaculación, dividuo, emplazo, entramiento de bienes y excusión). Las acepcio-
nes, que se presentaban como subentradas o «entradillas nuevas», aparecen ahora
agrupadas bajo una única entrada y no se observan cambios en los sentidos que ad-
quieren las palabras en determinados contextos, conforme se puede comprobar al
confrontar artículos como el que encabeza el lema arras.4
Los casos de inserción de la abreviatura ante una definición, que en el DA no
aparecían con esta clase de indicación, arrojan una cifra próxima al centenar. Suelen
documentarse en la descripción de voces que los redactores habían tomado de textos
4
«ARRAS. s. f. ant. Lo que se daba por prenda, ó señal de algun concierto. Extendíase tambien al
contrato matrimonial. [...]
ARRAS. p. Las trece monedas que en las velaciones sirven para la formalidad de aquel acto
pasando de las manos del desposado á las de la desposada. [...]
ARRAS. for. La cantidad que el varon promete á la muger por razon del casamiento con ella, y no
puede exceder, según ley, de la décima parte de sus bienes. [...]» (DRAE-1780).
«ARRAS. s. f. ant. Lo que se daba por prenda, ó señal de algun concierto. Extendíase tambien al
contrato matrimonial. [...]. 2. Las trece monedas que en las velaciones sirven para la formalidad de aquel
acto pasando de las manos del desposado á las de la desposada. [...] 3. for. La cantidad que el varon
promete á la muger por razon del casamiento con ella, y no puede exceder, según ley, de la décima parte
de sus bienes. [...]» (DRAE-1791).
LA CALIDAD Y CENSURA DE LAS VOCES EN EL DRAE-1791: LA MARCA FORENSE 145
5
«ABDICAR. v.a. Quitar, ò revocar la acción, ò facultád à otro concedida. Es voz antigua usada
en Aragón. [...]» (DA).
«ABDICAR. v. a. Dexar, ó renunciar enteramente. [...] Es voz modernamente introducida en
esta significacion [...]
ABDICAR. for. Renunciar de su propia voluntad el dominio, propiedad, ó derecho de alguna cosa. [...]
ABDICAR. for. Ar. Anular, revocar la accion, ó facultad concedida á otro. [...]» (DRAE-1780).
«ABDICAR. v. a. Dexar, ó renunciar enteramente. [...] Es voz modernamente introducida en
esta significacion [...] 2. for. Renunciar de su propia voluntad el dominio, propiedad, ó derecho de
alguna cosa. [...]. 3. for. Ar. Anular, revocar la accion, ó facultad concedida á otro. [...]» (DRAE-1791).
«ACRIMINAR. v.a. Acusar, ágria y vehementemente, como delito y maldad, la acción que no lo
es, ò hacerla mas grave de lo que es, exagerándola y ponderándola [...]» (DA).
«ACRIMINAR. v.a. Exágerar, ó abultar algun delito, culpa, ó defecto. [...]
ACRIMINAR. ant. Acusar de algun crimen, ó delito. [...]
ACRIMINAR LA CAUSA. f. for. que vale agravar, ó hacer mayor el delito, ó la culpa; y así se dice: el
nuevo exceso, ó la declaracion del reo ACRIMINÓ la causa. [...]» (DRAE-1780).
«ACRIMINAR. v.a. Exâgerar, ó abultar algun delito, culpa, ó defecto. [...] 2. ant. Acusar de
algun crimen, ó delito. [...] ACRIMINAR LA CAUSA. f. for. que vale agravar, ó hacer mayor el
delito, ó la culpa; y así se dice: el nuevo exceso, ó la declaracion del reo ACRIMINÓ la causa. [...]»
(DRAE-1791).
146 MARÍA DO CARMO HENRÍQUEZ SALIDO
cipal con varias acepciones (divisa, dolo, excepción, excusador, fallo...) o a formas
complejas (mandamiento de despojo; carta de emplazamiento...). En las otras letras
del libro encontramos: ignorancia (i. de derecho, i. de hecho), indotación, legar, le-
gatario, regreso y triplicar, que también está en el DRAE-1780. Los lemas indotación
y legatario encabezan, igualmente, artículos simples, por ser de uso específico en lo
forense.
El mayor número de lemas con acepciones marcadas, procedan estas de las
registradas en el DA o de las añadidas en esta edición, forman parte del conjunto de
palabras de las letras A y C; en la letra D tenemos trece (declinatoria, delegado,
derogatorio, descripción, desertar, desinsacular, desistimiento, desistir, despojo,
diligenciero, divisa, dolo, dubio), en la letra E nueve (emplazador, emplazamiento,
emplazar, encartado, enmendar, estatuir, excepción, excusa, excusador) y en la letra
F tres (fallo, feudista, fundo).6
3. LA «CORRECCIÓN» DE ARTÍCULOS
Una de las enmiendas, puesta de relieve por los académicos, es la que alude al
traslado de «varios artículos» de unas letras a otras, lo cual lleva parejo el de la defi-
nición de la voz, que se señala con la inclusión de la abreviatura «V.» («Véase»), cuya
finalidad es transmitir el mensaje de que una forma compleja está situada en otro
lugar del diccionario o que la definición del lema encontrado está en otro artículo:
Según las reglas y plan formado por la ACADEMIA para la correccion del DICCIO-
NARIO, varios artículos deben trasladarse de unas letras á otras. De aquí resulta que
algunas voces, que en el DICCIONARIO antiguo se hallan definidas en las letras A y
6
Las unidades léxicas que hemos extraído son las siguientes: abdicar (con dos acepciones),
abigeato, abigeo, abonado (testigo a.), absolver de la instancia, acceso, acriminar, actos, acusatorio,
adición (a. en la herencia), agnado, agravatorio, agraviarse, agravio, alegar, álveo, alzada (dar a.),
amovible, amparar (a. en la posesion), antipoca, antipocar, apartamiento, apelacion, apelar, apre-
hender (a. la posesion), apremiar, arbitramiento, asesor, autor, aventaja, capturar, carta (c. de comi-
sión, c. de gracia, c. de libre, c. de pago, c. forera), caso (c. de corte), caucion (c. juratoria), causídi-
co, cédula (c. ante diem, pleyto de c.), cesionario, citacion (c. de remate, ó para el remate), citatorio,
probar la coartada, comparicion, compulsion, compulsorio, condicion (c. imposible de derecho, c.
imposible de hecho, c. mezclada, c. necesaria, c. posible, c. tácita o callada, c. torpe), conocer,
consignar, constar (c. en autos, ó de autos), constituir (c. apoderado), contestar (c. la demanda, ó
pleyto), corruptela, corte, cosa (pasar en c. juzgada), curador (c. ad bona, c. ad litem), declinatoria,
delegado, derogatorio, descripción, desertar, desinsacular, desistimiento, desistir, despojo (manda-
miento de d.), diligenciero, divisa, dolo, dubio, emplazador, emplazamiento, emplazar, encartado,
estatuir, excepción, excusa, excusador, fallo, feudista, fundo, ignorancia (i. de derecho, i. de hecho),
indotacion, legar, legatario, regreso, triplicar.
LA CALIDAD Y CENSURA DE LAS VOCES EN EL DRAE-1791: LA MARCA FORENSE 147
7
«BIEN. s.m. Aquello que en sí mismo tiene el complemento de la perfección tocante à su próprio
género, ò lo que es objéto de la voluntád, la qual ni se mueve, ni puede moverse sino del bien, [...]
BIÉNES CASTRENSES, Ò QUASI CASTRENSES. Los que adquiére el hijo de família por medio de la
guerra, ò la toga. Es voz forense. [...]
BIÉNES DIVISIBLES. En lo forense se entienden los que no son de mayorazgo.
BIÉNES DOTALES. Los que por razón de dote lleva la muger à poder del marido quando contrahen
el matrimonio. Es voz forense. [...]
BIÉNES EMPHITÉUTICOS. Lo mismo con poca diferéncia que bienes foráles. Vease. Es voz forense.
[...]
BIÉNES HAVIDOS Y POR HAVER. En lo forense se entienden todos los que hasta entonces se posseen,
y los que se pueden adquirir en adelante. [...]
BIÉNES MOSTRENCOS. En lo forense se llaman assi los que no tienen posseedór conocido, ò heredéro,
y por esto recaen en el Príncipe, ò República. [...]
BIÉNES TRONCALES. Los que por algun fuero, ò ley del Réino han de volver siempre al tronco de
donde salieron. Es voz forense. [...]» (DA).
«BIEN. s. m. El que tiene en sí la suma perfeccion y bondad; y en este sentido solo Dios es el
sumo BIEN [...]. 17. [...] BIENES CASTRENSES. V. CASTRENSE. [...] BIENES DOTALES. V. DOTAL. [...] BIENES
MOSTRENCOS. V. MOSTRENCOS. [...]» (DRAE-1791).
148 MARÍA DO CARMO HENRÍQUEZ SALIDO
se documenta en el artículo encabezado por dar8 (y darse). Esta voz (sin tener en
cuenta los modos de hablar o de decir, las sentencias y los refranes) sumaba en el DA
más de doscientas ochenta subentradas, entre las cuales se recogían cuatro formas
complejas: dar fiador, o fianza; dar querella, dar término y dar testimonio. En el
DRAE-1791, sin tomar en consideración las numerosas formas complejas, este verbo
tiene dieciocho acepciones, entre las que no figuran las cuatro anteriores. Al consultar
las voces fiador, querella, término y testimonio se ve: dar fiador sí está como forma
compleja y última acepción de la palabra fiador, pero sin marca que la distinga; la
segunda acepción de la voz querella presenta la etiqueta, que avisa de alguna particu-
laridad de uso (querella. for. «la acusación, o queja, propuesta ante el juez contra
alguno, en la que se le hace reo de algún delito [...]»); la acepción sexta del vocablo
término está marcada (término. 6. for. «tiempo determinado»), y, por último, ninguna
de las acepciones del vocablo testimonio aparece con marca de forense. No dejan de
sorprender las más de doscientas ochenta acepciones de la palabra dar existentes en el
DA frente a las cincuenta y tres acepciones (transitivas 1 a 30, intransitivas números
31 a 47 y pronominales números 48 a 53), sin contar las formas complejas, que reco-
noce el DRAE-2001.
Otra «corrección» importante, que los académicos no mencionan en el «Prólo-
go», es la nueva organización de la microestructura del DRAE-1791. Si en el DA se
dedicaba una subentrada a cada acepción, ahora se sigue el principio de agrupar los
contenidos bajo una única entrada. El artículo lexicográfico se estructura así: el lema
encabeza el artículo y aparece representado en letras versalitas, sigue de forma inme-
diata la información gramatical, pueden incluirse o no otras indicaciones (p. ej., «voz
o frase antiquada»), y las acepciones correspondientes al lema van numeradas, si son
más de una, a partir de la segunda. Las formas complejas se colocan después de la
última acepción numerada; suelen aparecer en primer lugar las combinaciones esta-
bles del lema con otros elementos que desempeñan una función adjetiva con respecto
a él, después se ponen las frases y los refranes, ordenados, en líneas generales,
8
«DAR. v.a. Donár, ceder graciosamente alguna cosa transfiriendo al mismo tiempo el dominio
de ella. [...]
DARSE. v. r. Entregarse, rendirse à la voluntad ò razón de otro. [...]
DÁR FIADÓR, Ò FIANZA. Term Forense, que significa presentar ante el Juez sugéto, y bienes, que
estén obligados à la paga, en caso de faltar el principal à su obligacion. [...]
DAR QUERELLA. Term. Forense, que vale Presentar ante el Juéz petición, en que se aléga de
agrávios y se pide satisfacción contra algúno que se ha ofendido en la honra, vida o hacienda. [...]
DAR TÉRMINO. Es conceder plazo y señalar tiempo para executar alguna cosa. Usase mas
comunmente en lo Forense, adonde passado el término ò plazo perentório que se señala, se incurre en las
penas que se ponen. [...]
DAR TESTIMONIO. Term. Forense. Es hacer fé el Escribáno de algun contráto que ha passado ante
él, poniendo por escrito todo aquello que vió executar, y signado y firmado de su mano se lo entrega à la
parte que lo pide para su resguardo. [...]» (DA).
LA CALIDAD Y CENSURA DE LAS VOCES EN EL DRAE-1791: LA MARCA FORENSE 149
9
«CARTA. s. f. Papél escrito y cerrado con obléa ò lacre, que se envia de una parte à otra para
incluir en él, el negócio, ù matéria sobre que se quiere tratar, y que vaya secreto. [...]
CARTA FORERA, Ù DE GRACIA. La escritúra de privilégio y despacho Real que se dá y concede à uno
para que goce de tales ò tales exenciones, fueros, gracias e indemnidades en la República. [...]
CARTA FORERA. Se llama tambien el despacho ò provisión que se conseguía para poner demanda
à alguna persóna, sobre biénes, hacienda ù otra qualquiera acción; [...]» (DA).
«CARTA. s. f. Papel escrito y ordinariamente cerrado con oblea, que se envia de una parte á otra
para comunicar y tratar unas personas con otras estando ausentes. [...] 6. Qualquiera de los naypes de la
baraja. [...] CARTA DE COMISION. for. Provision que despacha el tribunal superior cometiendo, y dando
delegacion á juez particular para algun negocio, ó causa [...] CARTA DE GRACIA. for. Ar. Pacto de
retrovendendo. [...] CARTA DE LIBRE. for. ant. Lo mismo que FINIQUITO, ó LIBERACION, que los menores dan
al tutor concluida la tutela. [...] CARTA FORERA. for. ant. La provision, ó despacho que daba el tribunal
superior, segun fuero, y leyes. [...]» (DRAE-1791).
10
«CONDICION. s. f. Natural o génio de los hombres: y assi se suele decir de la persóna que le
tiene suave, dócil, blando. [...]
CONDICIÓN. Significa tambien imposición, gravámen, carga con que se hace algúna donación, ò
se dexa algún legádo ò heréncia [...]. En esta acepción es voz forense. [...]
CONDICIÓN. Postúra, pleito, ò pacto de alguna cosa que está por hacer ò por venir, que empieza
con esta palabra Si: [...] En esta acepción es voz forense. [...]» (DA).
«CONDICION. s. f. La naturaleza, ó constitucion de las cosas; y así se dice: esta es la CONDICION
de las cosas humanas [...] 5. Calidad, ó circunstancia con que se hace, ó promete alguna cosa. [...]
CONDICION IMPOSIBLE DE DERECHO. for. La que se opone á la honestidad, ó á las buenas costumbres, ó al
derecho natural [...] CONDICION IMPOSIBLE DE HECHO. for. La que consiste en hecho que no puede cumplirse
por la persona á quien se impone [...] CONDICION MEZCLADA. for. La que en parte pende del arbitrio delos
hombres, y en parte del acaso, como [...] CONDICION NECESARIA. For. La que es preciso que intervenga
para la validacion de algun contrato [...] CONDICION POSIBLE. for. La que está en poder y arbitrio de los
hombres [...] CONDICION TÁCITA, ó CALLADA. for. La que aunque expresamente no se ponga, virtualmente
se entiende puesta [...] CONDICION TORPE. for. La que se opone derechamente a alguna ley. Llámase
tambien esta CONDICION deshonesta [...]» (DRAE-1791).
150 MARÍA DO CARMO HENRÍQUEZ SALIDO
aparecer en la definición las notas de uso. Cuando se trata de voces de las letras
comprendidas desde la A hasta la C inclusive, se percibe que, salvo en contadas ex-
cepciones (artículos, caso negado...), esta eliminación ya se había llevado a cabo en
el DRAE-1780; en las otras letras la supresión se efectúa en el DRAE-1791 (decir,
declarante, delegante, derechamente, desapoderar...), aunque hay casos que se apar-
tan de esta regla (decreto, enagenable, estrechamente, pedimento...), pues ya no lle-
vaban esta abreviatura en el DRAE-1780.
El análisis de esta modalidad de «corrección» lo vamos a hacer comparando la
descripción de las voces comparecer y condenación en los dos textos. El verbo com-
parecer11 tiene en el DA dos acepciones, en una de las cuales se hace constar, después
de la definición, que «en esta acepción es voz forense»; es de ésta de la que se va a
prescindir en el DRAE-1791. De las cuatro acepciones que se recogen en el DA para la
voz condenación,12 en la tercera se indica que «en lo forense se entiende y toma de
ordinario por [...]»; de estas cuatro sólo dos aparecen en el DRAE-1791 y ninguna
presenta una marca que la asigne al tecnolecto forense. Como consecuencia de esta
«corrección», el número de acepciones de las que se han eliminado las informaciones
contextuales, si nuestro cálculo no es erróneo, alcanza la cifra de setenta y una.13
11
«COMPARECER. v.n. Parecer, ò presentarse una persona ante otra, venir personalmente, ò por
podéres, al llamamiento, intimacion ò emplazamiento que se le ha hecho. [...]
COMPARECER. Vale tambien venir al llamamiento de Juez competente, para defenderse de algun
pleito que se le pone, ò cáusa que se le impúta. En esta acepción es voz forense. [...]» (DA).
«COMPARECER. v. n. Parecer, presentarse una persona ante otra, ó por poder en virtud de
llamamiento, ó intimacion que se le ha hecho, ó para mostrarse parte en algun negocio. Comparere»
(DRAE-1791).
12
«CONDENACIÓN. s. f. Senténcia pronunciada por Juez, en que declara por injusta ò ajena de
razón algúna cosa, ò que impóne castigo y pena al reo por el delito cometido. [...]
CONDENACIÓN. Significa tambien la pena, multa y castigo que se impóne al reo por el delito o
culpa cometido. [...]
CONDENACIÓN. En lo forense se entiende y toma de ordinario por la multa o pena pecuniária que
se impóne sobre contravención ò excesso: la qual por ley está destinada à la Cámara ò Fisco Real. [...]
CONDENACIÓN. Por Antonomásia se entiende la eterna, que procéde del juicio de Dios» (DA).
«CONDENACION. s.f. El acto y efecto de CONDENAR. Damnatio. 2. Por antonomasia se
entiende la eterna. Aeterna condemnatio» (DRAE-1791).
13
Las acepciones en cuya definición se ha prescindido de la advertencia de uso en lo forense
corresponden a estas unidades léxicas del DA abolición, abolir, abrogación, abrogar, absolución de la
instancia, acabarse la candela o candelilla, acumulador, alifara, amortización, aprehenso, arbitraria-
mente, arráigo, artículos, asserto, auto, ayúda (dar o pedir favor y a.), biénes (b. divisibles, b.
emphitéuticos, b. havidos y por haver), calúmnia (juramento de c.), capitulaciones, capitulante, cargo,
cargos, caso negado, castrense, chirographário, comparecer, complicidád, condenación, confitente,
conocimiento, contestación, dar (d. fiadór, ò fianza; d. testimónio), decir, decisório, declarante, decreto,
delegante, denegación (con d.), derechamente (responder y contestar d.), desapoderar, deviedo, devolu-
ción, dexación (d. de biénes), dilapidación, dilapidar, elidir, emancipación, emancipar, embargante (no
e.), embargos (sin e. de embargos), emphitheutecário, enajenable, enalienable, entablación, enunciar,
escribir, estése (a prueba y e.), estrados (citar para e.), estrechamente, ficto (confessión f.), institución
de heredero, mejóra, pedimento, postulación, prevención, queja, subsidiário, supervención.
LA CALIDAD Y CENSURA DE LAS VOCES EN EL DRAE-1791: LA MARCA FORENSE 151
4. CONSIDERACIONES FINALES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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descriptiva, Barcelona, Biblograf, pp. 215-239.
ÁLVAREZ DE MIRANDA, Pedro (2000): «La lexicografía académica de los siglos XVIII y XIX», en I.
Ahumada Lara, ed., Cinco siglos de lexicografía del español. IV Seminario de lexicografía
hispánica (Jaén, 17 al 19 de noviembre de 1999), Jaén, Universidad de Jaén, pp. 35-61.
AZORÍN FERNÁNDEZ, Dolores (2000): «La lexicografía académica en el siglo XVIII», en Los diccio-
narios del español en su perspectiva histórica, Alicante, Universidad de Alicante, pp.
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el diccionario de la lengua», en M. Á. Esparza Torres, B. Fernández Salgado y Hans-Josef
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LA CALIDAD Y CENSURA DE LAS VOCES EN EL DRAE-1791: LA MARCA FORENSE 153
DRAE-1970. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (197019): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
DRAE-2001. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (200122): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
HAENSCH, Günther (1997): Los diccionarios del español en el umbral del siglo XXI, Salamanca,
Universidad de Salamanca.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española, Madrid, Espasa [ed.
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coord., Lexicografía española, Madrid, Ariel, pp. 235-261.
ZAMORA VICENTE, Alonso (1999): Historia de la Real Academia Española, Madrid, Espasa-Calpe.
154
Cita: Herrero Ruiz de Loizaga, F. Javier (2006): “El paréntesis etimológico en el DRAE-2001”,
en Mar Campos Souto e Ignacio Pérez Pascual, eds., El diccionario de la Real Academia
Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da Coruña, Anexos de Revista de Lexicografía, 1,
pp. 155-166. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.155
El paréntesis etimológico en el
DRAE-2001
1
Sobre la preocupación etimológica en la tradición lexicográfica española, vid. con más detalle
Fajardo Aguirre (1999: 155-157).
2
No mucho antes se había publicado Diez (1858), con sucesivas ediciones revisadas y suplemen-
tos en las décadas siguientes.
155
156 F. JAVIER HERRERO RUIZ DE LOIZAGA
ha sido cuestionada por algunos especialistas, entre quienes no faltan los defensores
de su eliminación en un diccionario general de carácter sincrónico.3 Aunque pensa-
mos que la información etimológica sí puede tener interés, no para el filólogo espe-
cialista, pero sí para el lector medio culto, no entraremos en la polémica sobre su
conveniencia en un diccionario general; nos limitaremos simplemente a estudiar al-
gunos aspectos del modo en que se ofrecen dichas etimologías. Naturalmente, puesto
que el DRAE no es un diccionario etimológico y no está destinado a un público espe-
cializado, el espacio destinado a la etimología ha de ser necesariamente limitado, y se
reduce generalmente a la mera presentación de las etimologías, sin extenderse en la
explicación o discusión de las mismas.
Desde la edición de 1884, la Academia adopta la convención de proporcionar
las etimologías de las palabras que incluye en su repertorio dentro de un paréntesis
que sitúa detrás del lema y antes de la información gramatical y la definición, conven-
ción que sigue manteniéndose en las sucesivas ediciones hasta la vigésima segunda y
última (2001), y que ha sido adoptada también por la mayoría de los diccionarios
monolingües del español, como el de María Moliner, el Vox o el Diccionario Esencial
Santillana de la Lengua Española, convirtiéndose así en la forma más generalizada
en la lexicografía española para la indicación de las etimologías.4 La información
etimológica contenida dentro del paréntesis es autónoma e independiente de la defini-
ción que sigue. Sin embargo, excepcionalmente hay alguna remisión de la definición
a la etimología, como sucede en el caso de brabante:
3
Vid. por ejemplo Porto Dapena (2002: 193); vid. un repaso histórico respecto a la consideración
de las etimologías en los diccionarios generales en Prat Sabater (2000: 527-530). Drysdale (1989: 526-
527) señala algunas razones para ofrecer las etimologías de las palabras en los diccionarios generales.
4
Aunque también es frecuente esta colocación en otras tradiciones lexicográficas, en algunas,
como la inglesa, es mucho más frecuente que en la española la situación de las etimologías al final del
artículo (vid. Drysdale 1989: 528 y Fajardo Aguirre 1999: 157).
EL PARÉNTESIS ETIMOLÓGICO EN EL DRAE-2001 157
lat., del ár., del fr., del gr., del it., del port., etc., y posteriormente de la forma de la
palabra en el idioma de procedencia. En alguna ocasión aparece detrás de la preposi-
ción de una palabra sin indicación del idioma de procedencia, cuando se trata de una
palabra española. Esto puede ser debido a que haya una alteración formal respecto a
una forma anterior. Por ejemplo en «mezcolanza. (De mescolanza)», y tendremos
que ir al lema correspondiente a la forma dada en el paréntesis para conocer la etimo-
logía lejana: «mescolanza. (Del it. mescolanza)». Si esa forma anterior ya ha
desparecido y no tiene entrada en el diccionario, se da la forma de procedencia prece-
dida de la abreviatura ant., y tras la forma antigua su etimología, como en «bizma.
(Del ant. bidma, este del lat. epithema, 4 y este del gr. XB\2g:α)». El étimo, aun sin
cambiar de forma respecto al lema, puede ir precedido de la categoría gramatical si lo
que quiere indicarse es que ha habido históricamente un proceso de metábasis, con
abandono posterior de los usos originales: así la etimología del sustantivo marisco es
«(Del adj. ant. marisco, del mar)». Con más frecuencia falta la indicación del idioma
de procedencia cuando el origen del término está en el propio español, pero no se trata
de que haya habido una modificación formal de una forma preexistente, no son tanto
casos en que se indique el étimo del que procede un término con las modificaciones
formales que en su caso haya podido experimentar, sino que se utiliza para explicar
una forma creada en castellano mediante derivación. En estos casos, se da en el parén-
tesis la base sobre la que se ha dado la derivación, como en «fusilar. (De fusil)», si
bien esto no se produce de un modo sistemático, pues, como el propio DRAE-2001
advierte «el paréntesis etimológico no aparece en artículos donde no es útil, general-
mente porque la primera acepción nos da la información necesaria para deducir el
origen de la voz». Sin embargo, aunque esto es lo que generalmente sucede, no faltan
ejemplos en que esa norma se rompe, tanto por el hecho de que se da la etimología a
pesar de ser deducible de la primera acepción: «abarrotar. (De barrote). tr. apretar o
fortalecer con barrotes algo», como por lo contrario: «pulsera. f. Cerco de metal o de
otra materia que se lleva en la muñeca para adorno o para otros fines».5 Mucho menos
frecuentes son otras formas de introducción de la etimología. En algún caso aparece
la preposición por encabezando la información etimológica: «aniejar. (Por añejar)»,
parece indicar al mismo tiempo la procedencia y que se trata de una deformación de la
voz original. «Por alus». se utiliza con mucha frecuencia cuando la etimología pro-
puesta para un apelativo es un nombre propio de persona, especialmente cuando se
trata de una persona real o personaje de ficción caracterizados por un determinado
rasgo bien conocido: «judas. (Por alus. a Judas Iscariote, por quien Jesús fue vendido
a los judíos)», «quijote2. (Por alus. a don Quijote de la Mancha)»; pero no es un
5
Vid. sobre la forma de indicar la derivación en la información etimológica Jiménez Ríos (2000),
de donde procede el ejemplo de abarrotar.
158 F. JAVIER HERRERO RUIZ DE LOIZAGA
6
No obstante, la divisoria entre el extranjerismo más o menos aclimatado al español no es com-
pletamente nítida. El criterio de la Academia es básicamente ortográfico: cuando no hay corresponden-
cia entre la representación gráfica y la pronunciación en español se utiliza la cursiva y el paréntesis
encabezado por voz. De este modo, airbag aparece tratado, como hemos visto, como cualquier palabra
del léxico español, en tanto que brandy aparece en cursiva y tratado como voz inglesa, a pesar de ser
voz más tradicional e integrada en el vocabulario castellano; whiskey aparece en cursiva y remite a
güisqui sin cursiva y con etimología («de or. ingl.»), aunque obviamente la pronunciación es la misma
y la forma gráfica preferida claramente la primera. De hecho, whiskería se incluye en el diccionario sin
cursiva, por ser un derivado creado en español, a pesar de que la forma gráfica no se corresponda con la
pronunciación.
EL PARÉNTESIS ETIMOLÓGICO EN EL DRAE-2001 159
vez, aunque obviamente es mero despiste, se olvida poner el origen de la voz, como
sucede en fondue. Otro recurso que utiliza el diccionario académico cuando no señala
con exactitud la forma del étimo es encabezar el paréntesis etimológico con la se-
cuencia «de or.» seguido del nombre del idioma del que procede el étimo, aunque sin
precisar su forma, hecho frecuente, aunque no exclusivo –vid. por ejemplo «bonsái
(De or. jap.)»– en el caso de voces que proceden de lenguas amerindias: «cacique, ca.
(De or. caribe)», «calquín. (De or. pampa)», «canoa. (De or. taíno)». Algunas de
estas lenguas amerindias, como el taíno, desaparecieron pronto, por lo que sólo en
algunos casos puede precisarse el étimo (como en maíz); por el contrario, en otros
casos, siendo lenguas que sobreviven en la actualidad, especialmente en el caso del
nahua, suele darse la forma concreta del étimo.7 Algunas veces se suman los dos
procedimientos y hallamos la secuencia «voz de or.», como en «artiga. (Voz de or.
prerromano)», o en el impreciso «chaquira. (Voz de or. americano)». Cuando se trata
del latín u otras lenguas europeas bien conocidas, tampoco encontramos este tipo de
etimología, sino la remisión al étimo concreto. Resulta por ello sorprendente un pa-
réntesis etimológico como «corpus2. (De or. lat.)», cuando la etimología es clara,
pues se trata de un latinismo crudo en lo formal, y es la misma que se aplica para
corpus1. En principio parecería lógico deslindar las dos formas de introducción de
etimología, reservando la secuencia «de or.» + adjetivo que indique procedencia para
aquellos casos en que pueda señalarse un origen, pero, al menos por el momento, no
pueda precisarse la forma exacta del étimo; y la secuencia «voz» + adjetivo relativo al
idioma cuando se trata de un extranjerismo sentido aún como tal.
Un elemento que se presenta con cierta frecuencia dentro del paréntesis
etimológico es la abreviatura cf. ‘cónfer (compárese, véase)’. Aunque no se utiliza
para introducir términos que se presenten como étimos, puede introducir una infor-
mación valiosa al proponer la comparación con una palabra de una lengua o lenguas
con la que pueda tener relación: «bardo1. (Del celtolat. bardus; cf. irl. ant. bard y
galés bardd)»; y en ese sentido puede servir para dar cierta fuerza a una posible hipó-
tesis. Por ejemplo en «chocolate. (De etim. disc.; cf. nahua xocoatl, de xoco, amargo
y atl, agua)», donde la semejanza con la formación nahua parece apuntar a ese origen;
pero en algunos casos resulta difícil saber adónde quiere apuntar la información que
se nos ofrece con cf. Por ejemplo en «carona. (De or. inc.; cf. lat. caro, carnis, car-
ne)», ¿Quiere indicar un posible aunque no bien explicado origen latino, o apuntar
7
Lógicamente no resulta igual de sencillo realizar las etimologías de lenguas bien conocidas que
de aquellas de las que los redactores de la obra pueden tener escasas noticias. Habría que contar para ello
con el concurso de especialistas. De hecho no faltan algunos trabajos que se refieren a las voces proce-
dentes de una o varias lenguas y su tratamiento en el DRAE, que podrían aprovecharse para una mejora
de las etimologías, como Lope Blanch (1998-1999) o Hernández (2000).
160 F. JAVIER HERRERO RUIZ DE LOIZAGA
hacia la posibilidad de que proceda de una lengua indoeuropea que presente un étimo
formalmente semejante al de latín?; «guarismo, ma. (cf. algoritmo)», ¿quiere decir
que la etimología es o tal vez sea la misma que la de algoritmo?; en «bacalao. (Del
eusk. bakailao; cf. neerl. ant. bakeljauw, var. de kablejauw)» ¿Qué información se
nos quiere transmitir a través de la comparación entre el vasco y el holandés antiguo?
Aparte del hecho de que la etimología última de la palabra no sea probablemente
vasca, sino occitana (parece la etimología más aceptada, dentro de la discusión sobre
el origen de este término, aunque efectivamente el vasco pudo ser la lengua transmi-
sora al castellano), y habida cuenta de que no existe relación de pertenencia a una
misma familia lingüística entre el vasco y el holandés, ¿quiere indicarse que la voz
holandesa es un préstamo vasco; que la voz vasca es un préstamo holandés; que existe
una fuente común de la que proceden la forma holandesa y vasca; y en tal caso, por
qué no se explicita? ¿Qué importancia tiene para la comprensión de la etimología
castellana esta semejanza entre vasco y holandés? En cualquier caso, la indicación cf.
puede ser de utilidad en algunas etimologías, pero debería evitarse o modificarse la
redacción en aquellos casos en que no aclara nada y puede conducir a confusión.
Otro elemento importante en las informaciones etimológicas es la indicación
de la lengua de procedencia. Como ya hemos visto, esto se hace frecuentemente me-
diante la utilización de un adjetivo que se refiere a dicha lengua, muchas veces a
través de una abreviatura, especialmente cuando se trata de lenguas que se citan reite-
radamente en los paréntesis etimológicos. En principio no hay problemas en estas
indicaciones. Cuestión de escasa importancia es si podría resultar más clara, por
abarcadora, la utilización de un término como «occitano» en lugar de «prov.» que
prefiere la Academia. Quizá uno de los usos más peculiares sea el de celtolatino,
adjetivo, que según define la propia Academia, sólo se emplea para referirse a pala-
bras de origen celta incorporadas al latín, término que, como señala Velasco, «parece
conveniente porque en la mayor parte de los casos es difícil seguir la pista a la lengua
particular que ha servido de vía para la incorporación al latín» (2000: 488). Sin em-
bargo, y aunque el término se usa con frecuencia, no deja de haber casos en los que se
dice en primer lugar «del lat. + étimo», y en segundo lugar, «de or. celta», como en
bayo. En algún caso se utiliza también el término galolatino, que en principio podría
entenderse una especificación del más amplio celtolatino referido a incorporaciones
al latín de una lengua céltica concreta, pero a diferencia del término anterior, galolatino,
según el DRAE, sí se refiere a una variedad lingüística: «Se dice de la variedad de
latín caracterizada por elementos lingüísticos galos, que se habló en la Galia»; así, un
caso como braga1, que en el DRAE-1992 recibía etimología celtolatina, lleva ahora el
paréntesis «(Del galolat. braca, quizá de or. germ.)», y puede plantear la duda de si
con ello se quiere decir que procede del latín hablado en la Galia, pero en este caso
concreto es un probable germanismo, y no voz de origen celta, o –como probable-
mente es la intención de la etimología– si se trata de un préstamo llegado al latín a
EL PARÉNTESIS ETIMOLÓGICO EN EL DRAE-2001 161
través del galo, y a este de una lengua germánica. Otra cuestión relativa a los celtismos
es que, aunque no han podido llegar directamente al español a través del celtíbero o de
otras lenguas celtas continentales, pues no ha habido un período de tiempo en que
estas y el castellano convivieran, sino que lo han hecho a través del latín hablado, no
siempre se conserva un testimonio escrito del celtismo en época latina, por lo que en
estos casos no se recurre al rótulo celtolatino, sino que la etimología que se da es
directamente celta, con lo cual puede dar la impresión al lector no avezado en la
filología de un paso directo de las lenguas celtas al español: «borona. (Quizá del celta
4
*borßna)», «huelga2. (Del celta hisp. *olga, 4
cf. galo olca)». 8
En las voces de origen
latino, se hacen a veces precisiones de utilidad, como lat. vulg. o b. lat., aunque éstas
no son sistemáticas y pueden faltar: por ejemplo en cizaña se da simplemente la indi-
cación «(Del lat. zizan0 a [...])», sin mayor precisión, aunque se trata de latín medie-
val; y hay una cierta diversidad de maneras de referirse a las palabras de origen
prerromano que han llegado al español a través del latín. Se utiliza acertadamente lat.
hisp. en casos como estepa2 ‘mata resinosa’, «(Del lat. hisp. stippa)», pues parece
haber sido palabra propia del latín hispánico,9 que no deja descendencia más que en
lenguas de la península ibérica, frente a casos como arroyo o coscojo, a los que se da
etimología latina y se añade después «voz de or. hisp.», pues, aunque su origen está en
una lengua hispana prerromana, no fueron voces exclusivas del latín de Hispania. Lo
que no queda del todo claro es la diferencia entre «or. hisp.» y «or. prerromano»,
como se atribuye por ejemplo a «conejo. (del lat. cunicß lus, de or. prerromano)» o a
páramo. Las voces de origen hispánico en latín son obviamente voces procedentes de
alguna lengua prerromana que no puede precisarse, y aunque en principio el rótulo
«prerromano» es más amplio, pues podría referirse a voces de origen prerromano
extrapeninsular, parece reservarse, como vemos en los ejemplos anteriores, para aque-
llos casos en que es seguro o muy probable el origen hispánico. Algunas precisiones
llegan a ser sorprendentes, como la de «cama1. (Del lat. de San Isidoro cama, por
camba)». Es cierto que el testimonio de esta forma nos llega a través de San Isidoro,
pero la palabra misma no procede de San Isidoro, no es invento suyo, lo único que
hace es utilizarla. Quizá sería más adecuado utilizar la indicación «del lat. hisp.». Por
8
Dado que los étimos que se proponen en ejemplos como estos van precedidos de un asterisco
que indica que son formas hipotéticas no documentadas, y puesto que la forma reconstruida tiene exac-
tamente la forma que del latín hubiera conducido a la palabra española podrían haber sido catalogadas
también, con ese mismo asterisco, como celtolatinas. Algo distinto son casos como «brío. (Del celta
*brigos, fuerza)».
9
No obstante, el sintagma latín hispánico, de modo semejante a lo que veíamos antes para el
galolatino, se refiere a la variedad de latín hablado en la Península Ibérica, que contendría un número
superior de voces de lenguas hispánicas prerromanas que el latín de otras áreas, pero no son los únicos
hechos léxicos caracterizadores de esta variedad, por lo que el uso de este rótulo puede generar también
cierto grado de ambigüedad si lo que queremos es referirnos a la procedencia prerromana de un término.
162 F. JAVIER HERRERO RUIZ DE LOIZAGA
otra parte, la referencia a San Isidoro puede hacer pensar al consultor del diccionario
que se trata de un término tardío, cuando quizá remonte a una lengua prerromana.
Otro problema al que se enfrentan las etimologías del diccionario es el del
estrato al que se remontan. ¿Se da sólo la etimología directa, o hay que ir más atrás en
el proceso de transmisión en caso de que esto sea posible? Las soluciones que da el
DRAE en este punto son diversas. En algunos casos, como sucede con el léxico espa-
ñol de origen latino, se da lógicamente la etimología latina. Ocasionalmente, la forma
española se explica por un étimo básico, modificado en algún aspecto por la acción de
una segunda palabra latina, lo que acertadamente se explica a veces, como en «hura-
ño. (Del lat. foran.us, con influencia de hurón)»; aunque en otros casos, como el bien
conocido de cerrojo se señala exclusivamente el étimo latino VERUCÞLUM sin mencio-
nar la influencia formal de cerrar. La etimología, obviamente, es la misma en el caso
de los pares de palabras patrimonial y culta que constituyen dobletes, y por lo tanto el
paréntesis etimológico coincide en casos como delicado y delgado (Del lat. delic~tus),
aunque a veces la redacción difiere: «cíngulo. (Del lat. cingß lum, de cing.re, ceñir)»,
«cincho (Del lat. cingß lum, ceñidor)». Más sorprendente es el hecho de que para
alma1 se dé la etimología «(Del lat. an0 ma)», y para ánima «(Del lat. an0 ma, y este
del gr. ανεμος,
} soplo)», etimología más extensa pero errónea,10 pues AN/MA y ανεμος
}
comparten una común raíz indoeuropea *ANE-, pero ninguno de ellos procede del
otro. Cuando los étimos latinos proceden a su vez de otra lengua, se añade una segun-
da etimología que indica de dónde lo tomó el latín. Esto es especialmente frecuente en
helenismos adoptados por el latín: «ábaco. (Del lat. ab|cus, y este del gr. } αβαξ)”, y la
cadena puede alargarse si la procedencia es aún más lejana «abad. (Del lat. abbas, -~tis,
este del gr. Vββα, y este del siriaco abb~, padre)». Para indicar las diversas lenguas a
las que se va remontando en la cadena etimológica, en el DRAE-2001 se va de la más
inmediata a la más lejana utilizando de manera generalizada la expresión «este del»,
como hemos visto en los ejemplos anteriores, abandonando la expresión a través del,
que, junto con la anterior, se usaba en el DRAE-1992 con el orden inverso de la cade-
na lingüística; por ejemplo, para abad se daba la etimología con la forma «(Del arameo
abba, padre, a través del gr. Vββα, y del lat. abbas, -~tis)». Para el griego y las moder-
nas lenguas europeas se usa el mismo procedimiento: en general se da el señalamien-
to de un único étimo del que procede la palabra española. Sólo si la lengua que es
inmediata transmisora de la palabra a su vez la recoge de otra que no es su antecesora
directa, y por tanto es en ella también un préstamo, se hace constar un origen más
remoto. Por ello, en el caso de las lenguas romances, como el italiano, francés, catalán
o portugués, la etimología no se remonta al latín. Sí en cambio en el caso de las voces
10
La misma etimología encontramos en Vox y la segunda edición del DUE, probablemente toma-
das del DRAE.
EL PARÉNTESIS ETIMOLÓGICO EN EL DRAE-2001 163
11
Vid. sobre el problema de la actuación del inglés o francés como puente para la introducción de
términos en español Pratt (1992), Lorenzo (1996, esp. 21-24), Gómez Capuz (1997-1998), García Yebra
(1999).
164 F. JAVIER HERRERO RUIZ DE LOIZAGA
mucha frecuencia señalando la forma del étimo en el árabe hispánico, aunque alguna
vez, como en acebuche, se da sólo esta última, y no la forma del árabe clásico. Debido
a la existencia generalmente de dos pasos etimológicos –a veces más, cuando a su vez
la forma del árabe clásico es préstamo de otra lengua, como azucena, del pelvi; azul,
del persa y este del sánscrito; alcázar, del latín–, los paréntesis etimológicos de los
étimos de origen árabe, que en el DRAE-2001 están a menudo rehechos frente a la
edición anterior teniendo en cuenta el Diccionario de arabismos de Corriente (2000),
con frecuencia añadiendo la forma del árabe hispánico ausente en la edición de 1992,
suelen ser bastante largos. Hay también algunos cambios respecto a la edición ante-
rior en lo que se refiere a la consideración de los mozarabismos. En algún caso se
introduce entre el hispanoárabe y el latín el intermedio mozárabe que faltaba, como
en «alcaucil. (Del ar. hisp. alqabsíl[a], este del mozár. *kapiƒéla, y este del dim. del
lat. hisp. cap0tia, cabeza, por alus. a su forma)», aunque otras veces, se sustituye la
etimología mozárabe por la del árabe hispánico, sin que sepamos cuál es la razón,
pues Corriente, de quien parece tomarse la cadena etimológica y a veces las explica-
ciones, mantiene la procedencia mozárabe (romandalusí), como sucede en alcayata o
gazpacho.
Por último, y muy rápidamente, quiero referirme al problema del mayor o me-
nor grado de certeza en las etimologías. Como es bien sabido, algunas etimologías
son bien conocidas y seguras, pero en otros casos existen dudas, determinadas difi-
cultades en su explicación, y muchas veces hay diferentes propuestas etimológicas.
Lógicamente, en el breve espacio dedicado a la etimología en un diccionario general
no puede ni debe entrarse en discusiones etimológicas. Las soluciones que adopta la
Academia en los casos de etimologías discutidas son variadas. En general, la Acade-
mia no presenta distintas propuestas etimológicas; muchas veces toma partido por
alguna de las etimologías propuestas sin hacer referencia a otras posibles. Por ejem-
plo, para braña se da la etimología VOR}GO, -/NIS, ‘abismo’, propuesta por García de
Diego, sin ningún matiz de duda, aunque existen otras propuestas, como la de VER}NEA
(Meyer-Lübke 1935), o la de un posible origen prerromano, probablemente céltico
(*brakna) que señala Corominas; o para jilguero se ofrece, también sin vacilación, la
procedencia de la forma más antigua silguero, y –si buscamos ahora en esta entrada–
esta vendría del latín SIL#BUM, y este del gr. F\8L$@ν, ‘cardo’, propuesta de Baist que
recoge Meyer-Lübke; a pesar de la propuesta etimológica que le hace proceder de
sirguero, derivado de SIRGO ‘paño de seda’, que propuso Menéndez Pidal y retoma
Corominas; entre numerosísimos casos que podrían citarse de este tipo. En otras oca-
siones, cuando la etimología no es conocida, el DRAE opta por no dar ninguna indica-
ción, se da la ausencia del paréntesis etimológico, como en rácano (la ausencia de
paréntesis etimológico puede indicar en consecuencia tanto el desconocimiento de la
etimología como, ya lo vimos, que la procedencia de la palabra por derivación es
deducible de la primera acepción), pero en otras ocasiones opta por el paréntesis («De
EL PARÉNTESIS ETIMOLÓGICO EN EL DRAE-2001 165
or. desc.»), como en bayal2 o en becerro. En otros casos se aplica el paréntesis («De
or. inc.»), como en tomar, que no está claro si quiere indicar un menor grado de
incertidumbre, es decir, si ese origen incierto es debido a que todavía no se ha diluci-
dado cuál es la más probable entre distintas propuestas; pero en ese caso vendría a
coincidir con la indicación («De etim. disc.»), como en gaznate o gazuza, con la
variante sin preposición («Etim. disc.»), como en bache1. En otras etimologías, aun-
que sigue mostrándose cierta reserva respecto a la seguridad de la procedencia, se
hace, sin total certeza, una propuesta. Ya hemos visto que a veces la indicación cf. tras
de or. inc., aunque no siempre fácil de interpretar, puede apuntar hacia una determina-
da procedencia, por ejemplo en «armatoste. (De or. inc.; cf. cat. ant. armatost)»; pero
más frecuentemente esta indicación se hace a través del empleo del adverbio quizá,
como «sacar. (Quizá del gót. sakan, pleitear)», de uso intenso en el DRAE-2001,
donde se convierte en indicador por excelencia de una procedencia dudosa, eliminan-
do otras indicaciones como acaso o probablemente que aparecían en la edición de
1992. En alguna ocasión se suman dos indicaciones de duda, lo que parece redundan-
te como en «barranco. (De or. inc., quizá prerromano)», aunque pueda servir para
intensificar lo dudoso de la etimología.
En definitiva, creemos que las indicaciones etimológicas del DRAE pueden
resultar interesantes para la curiosidad del lector culto medio no especializado, y es
claro que a lo largo de las distintas ediciones del diccionario ha habido un proceso
de revisión y actualización con la consulta de nuevos materiales. Sería no obstante
deseable una revisión minuciosa que –en la medida de lo posible, dado lo ingente
de la tarea y teniendo siempre presente lo reducido de esta información en un dic-
cionario general– subsanara descuidos en las mismas y regularizara en mayor grado
su presentación.
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drid, Infoprint, pp. 484-493.
Cita: Muñoz Armijo, Laura (2006): “Los sufijos -ismo e -ista en las ediciones del DRAE de la primera
mitad del siglo XIX”, en Mar Campos Souto e Ignacio Pérez Pascual, eds., El diccionario de la Real
Academia Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da Coruña, Anexos de Revista de
Lexicografía, 1, pp. 167-182. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.167
1. INTRODUCCIÓN
Los sufijos -ismo e -ista presentan en el siglo XIX una situación de gran produc-
tividad que se manifiesta muy especialmente en tres áreas léxicas: el léxico político,
el léxico social y el léxico periodístico. Estas tres esferas están estrechamente relacio-
nadas, pues la prensa del momento recoge los términos políticos y sociales, de modo
que los textos de los artículos periodísticos constituyen un valioso corpus de datos
para investigaciones sobre el léxico político y social.
Los estudios realizados por Fernández Lagunilla demuestran que «los proce-
sos de socialización y democratización de la política que tuvieron lugar en Europa a
partir de la Revolución Francesa y sobre todo en el siglo XIX» (1999: 12) determina-
ron muchos aspectos de las sociedades europeas. Sin lugar a dudas, el ambiente polí-
tico-social de la primera mitad del siglo XIX influye en la formación y evolución de las
palabras del léxico español. Investigadores del léxico político-social español como
Battaner (1977), Ruiz Otín (1983) y Peira (1987) mencionan términos derivados con
-ismo e -ista (carlista, jacobinismo, realista), que reflejan la situación política del
momento de la sociedad española. Así, por ejemplo, la adjunción del sufijo -ista a
bases patronímicas (mendizabalistas, torenistas, isturizistas para referirse a los segui-
dores de Mendizábal, del Conde de Toreno o de Istúriz), se convierte en un procedi-
* La investigación necesaria para desarrollar este trabajo ha sido parcialmente financiada con la
ayuda de la DGICYT para el proyecto «Informatización y actualización del DCECH de J.Corominas y
J.A. Pascual» (nº de referencia BFF2002-04071-C02-01) y con el apoyo del Comissionat per Universitats
i Recerca de la Generalitat de Catalunya (nº de referencia DGR2001SGR-00151).
167
168 LAURA MUÑOZ ARMIJO
miento recursivo para designar el seguimiento hacia la doctrina política de los líderes
de este periodo. Del mismo modo, las investigaciones de Azorín (2000 y 2003) evi-
dencian que el léxico político y social se documenta en las ediciones del DRAE del
siglo XIX, aunque las progresivas incorporaciones de los derivados en -ismo e -ista no
se distribuyen de un modo proporcional a lo largo de este siglo.
El propósito de esta investigación es presentar la historia lexicográfica de los
términos incorporados en -ismo e -ista en las seis ediciones del diccionario de la Real
Academia Española (DRAE) en la primera mitad del siglo XIX: cuarta edición (DRAE-
1803), quinta edición (DRAE-1817), sexta edición (DRAE-1822), séptima edición
(DRAE-1832), octava edición (DRAE-1837) y novena edición (DRAE-1843). Se tra-
ta, por un lado, de observar las incorporaciones de las diferentes ediciones y su
pervivencia hasta la última edición del DRAE-2001; y, por otro, de estudiar las carac-
terísticas gramaticales y semánticas del léxico formado con estos sufijos documenta-
do en la primera mitad del siglo XIX.
En el siglo XIX el DRAE cuenta con un total de diez ediciones que no poseen
unas mismas características. Mientras que en la primera mitad del siglo XIX se publi-
can seis ediciones, en la segunda mitad sólo aparecen cuatro: décima edición (1852),
undécima edición (DRAE-1869), duodécima edición (DRAE-1884) y decimatercia
edición (DRAE-1899). Además, el número de incorporaciones que se recogen con las
voces derivadas en ismo e -ista en las seis ediciones de la primera mitad del siglo XIX
parece ser inferior al de las cuatro ediciones de la segunda mitad de este siglo. Com-
parando los resultados obtenidos a partir del Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Len-
gua Española (NTLLE), las 160 incorporaciones de nuevos lemas en -ismo e -ista de
las ediciones de la primera mitad contrastan con los 392 términos nuevos de las edi-
ciones de la segunda mitad del siglo XIX. El ambiente político-social y cultural de la
segunda mitad del siglo XIX ejerce una mayor influencia en todos los niveles de la
sociedad española (Lagunilla 1999: 12); en el diccionario académico la presencia del
entorno político-social de esta época se refleja con un incremento de incorporaciones
en ismo e -ista en la segunda mitad del siglo XIX. Así, se documentan más términos, en
concreto la diferencia es de 232 voces respecto a la primera mitad del siglo XIX, que se
relacionan con la vida política y social de estos años: krausismo (1884), hegelianismo
(1914), republicanismo (1899).
La investigación se centra en el estudio de los cambios registrados en los deri-
vados en -ismo e -ista en las seis ediciones del DRAE de la primera mitad del siglo
XIX. Así, se detallan los rasgos propios de las diferentes ediciones –número de incor-
poraciones y eliminaciones, tipo de léxico (político, social o periodístico)–, y sus
características gramaticales y semánticas. Además, con el propósito de ofrecer una
visión completa de la historia lexicográfica española monolingüe del siglo XIX, se
comparan las incorporaciones de las voces en -ismo e -ista de las diferentes ediciones
LOS SUFIJOS -ISMO E -ISTA EN LAS EDICIONES DEL DRAE 169
El corpus del presente estudio está formado por un total de 160 derivados en
-ismo e -ista que constituyen las incorporaciones producidas en las distintas ediciones
del DRAE de la primera mitad del siglo XIX.2 Para el análisis de estas voces se ha
diseñado una estructura de base de datos con diferentes campos (lema, acepción, ca-
tegoría gramatical, base léxica, etimología, primera documentación, definición y campo
léxico) que permite la caracterización de los términos desde una perspectiva diacrónica
y sincrónica.
De los 160 lemas, el número de derivados en -ista (un total de 109) es mayor al
de los acabados en -ismo (51 voces). Además, los índices numéricos del cuadro 1
muestran que las incorporaciones en el DRAE no se distribuyen de un modo propor-
cional a lo largo de las ediciones de la primera mitad del siglo XIX:
Cuadro 1
1
Esta denominación es frecuente en la mayoría de investigadores de la historia de la lexicografía
española monolingüe para referirse a otras obras lexicográficas que no son normativas como el dicciona-
rio académico: Alvar Ezquerra (1996) y Medina Guerra (2003). Otros estudios optan por la denomina-
ción lexicografía extra académica: Azorín (2000), Baquero Mesa (1992).
2
En este cómputo de voces en -ismo e -ista no se han tenido en cuenta los términos que no son
derivados aún acabando en -ismo o -ista: ametista (1803), devotismo (1803), estabilisísmo (1803), maris-
mo (1803), infidelísmo (1817), artanista (1822), genista (1822S), ansímísmo (1832) y decentismo (1843).
170 LAURA MUÑOZ ARMIJO
A lo largo de las seis ediciones del DRAE de la primera mitad del siglo XIX, el
mayor número de incorporaciones en -ismo e -ista se documenta en la cuarta edición
(1803) que cuenta con 89 voces nuevas con respecto a la edición de 1791. De acuerdo
con las cifras del cuadro 1, la diferencia de voces de la quinta edición (DRAE-1817)
con 30 términos nuevos, respecto a la edición anterior de 1803 con 89 voces, es casi
superior al triple. Frente a este destacado predominio de la cuarta edición, en las
siguientes ediciones el número de incorporaciones desciende a partir de la quinta
(DRAE-1817) hasta la octava (DRAE-1837), que representa la edición con un menor
número de incorporaciones (sólo 4). En cada una de estas cuatro ediciones, de la
quinta (DRAE-1817) a la octava (DRAE-1837), la reducción de voces es equivalente
a la mitad: así, por ejemplo, de 30 voces en 1817 se pasa a 12 términos en la edición
de 1822. En contraste con la repetida disminución de voces en -ismo e -ista a partir de
la quinta edición (DRAE-1817), en la novena edición (DRAE-1843) esta tendencia se
rompe y la recepción de este tipo de derivados aumenta (19 voces) respecto a la edi-
ción anterior (DRAE-1837).
El recuento de incorporaciones en -ismo e -ista que se desprende del cuadro 1
puede extenderse al resto del léxico recogido en los diccionarios de la Academia, pues
los cálculos Alvar (1982: 222) sobre el número de entradas de las distintas ediciones
del DRAE coinciden con los resultados del cuadro 1: el número de entradas crece
enormemente en la cuarta edición (1803), pues se pasa de 46 000 en el DRAE-1791 a
59 000 en el DRAE-1803.3
3
Los recuentos del número de entradas en las ediciones de la primera mitad del siglo XIX que
enumera este autor son los siguentes: 59 000 en la 4ª ed. (DRAE-1803), 61 000 en la 5ª (DRAE-1817),
58 000 en la 6ª (DRAE-1822), 52 000 en la 7ª (DRAE-1832) y 8ª (DRAE-1837) y, finalmente, 53 000
en la 9ª (DRAE-1843). Los datos de Morales (2002: 2280), sobre la documentación del diccionario
académico en el DCECH, también señalan que la cuarta edición (DRAE-1803) presenta un mayor núme-
ro de incorporaciones, 56 en total, respecto al resto de ediciones de la primera mitad del siglo XIX.
LOS SUFIJOS -ISMO E -ISTA EN LAS EDICIONES DEL DRAE 171
4
La fecha entre paréntesis corresponde a la última documentación del lema.
5
Las dos acepciones son: 1) «El que habla frecuentemente de novedades». 2) «El que tiene cos-
tumbre, inclinación o propensión á leer ú oir las gacetas».
6
Las dos acepciones son: 1) «El que en las guerras civiles sigue el partidario de los reyes». 2) «El
que defiende las regalías, derechos y prerrogativas de los soberanos».
172 LAURA MUÑOZ ARMIJO
de los que creen [...]», «el que sigue los errores de Molinos, herege del siglo décimo
séptimo […]». La intromisión de la ideología conservadora de la corporación se per-
cibe sobre todo en los lemas que designan doctrinas religiosas que son contrarias a la
religión católica (fatalismo, luteranismo, maniqueísmo), voces que dañan la moral
cristiana por no compartir sus creencias y que son definidas con la palabra despectiva
«secta» que evidencia el subjetivismo de la Corporación, un rasgo en el que ya había
reparado Azorín (2000: 265). Esta investigadora destaca que la intromisión de ele-
mentos ideológicos ajenos al contenido del definido en las ediciones del DRAE de la
primera mitad del siglo XIX, es duramente criticada por lexicógrafos como Núñez de
Taboada o Salvá.
En segundo lugar, otra de las características observadas en las definiciones es
el uso de sinónimos; esto es, definiciones que remiten a otro lema. En el cuadro 2
aparecen las diecisiete parejas formadas por la voz incorporada y la voz remitida,
registradas en el corpus:
Cuadro 2
Las voces incorporadas en las ediciones anteriores a 1822 se definen con los
sinónimos que figuran en la columna derecha del cuadro 2, con una fórmula
introductoria en la redacción del tipo «lo mismo que». Alvar Ezquerra (1982: 233)
LOS SUFIJOS -ISMO E -ISTA EN LAS EDICIONES DEL DRAE 173
señala que «en la sexta edición (1822) se corrigieron las definiciones sinonímicas,
evitando la fórmula introductoria que se venía empleando: lo mismo que» y, efectiva-
mente, las voces del corpus definidas con un sinónimo no utilizan esta fórmula a
partir de 1822. Así, la generalización de Alvar Ezquerra se cumple en las voces
destajista (DRAE-1822), rodista (DRAE-1832) e islamismo (DRAE-1843) que remi-
ten directamente al sinónimo sin usar la expresión citada.
De acuerdo con las fechas que aparecen en el cuadro 2, en los diecisiete lemas
que se definen mediante un sinónimo, la voz remitida es cronológicamente anterior al
lema de la entrada léxica del diccionario: nueve de los sinónimos (algebrista, alqui-
mista, destajero, gargarismo, lamparero, laudemio, mahometismo, metalario y orífi-
ce) se documentan en las ediciones del DA; tres de ellos (matemático, pasionero y
sofisma), en la primera edición del DRAE del siglo XVIII (DRAE-1780); uno (escepti-
cismo), en la tercera edición (DRAE-1791) y dos (fachenda y rodio), en la cuarta
edición (DRAE-1803). De estos datos se deduce que las voces remitidas tienen una
historia lexicográfica anterior ya que, casi en su totalidad, tienen un siglo más de vida
en comparación con la entrada del lema del diccionario que se incorpora en la primera
mitad del siglo XIX.
En la evolución de ambas voces se observan dos tipos de relaciones diferentes
entre el término incorporado y el remitido, en las ediciones posteriores del DRAE. En
un primer grupo, se encuentran seis parejas de voces en las que las palabras incorpo-
radas no han pervivido y, en cambio, se ha consolidado la voz remitida presente desde
el siglo XVIII en el DA. En estos casos las voces incorporadas son variantes de las
voces remitidas: algebista y algibista son variantes de la voz remitida algebrista que
se mantiene en la vigésima segunda edición (DRAE-2001). Lo mismo ocurre con los
términos aurifabrista, guargarismo, quimista y rodista que remiten respectivamente
a las voces que se han consolidado en la actualidad orífice, gargarismo, alquimista y
rodio.
En un segundo grupo, ambos tipos de voces se han consolidado hasta nuestros
días: la incorporada en el siglo XIX y el sinónimo remitido del siglo XVIII. Diez parejas
de términos, mencionadas en el cuadro 2, mantienen esta relación de pervivencia en
la actualidad:7 fachendista ¡ fachenda, lamparista ¡ lamparero, luismo ¡ laudemio,
metalista ¡ metalario, pasionista ¡ pasionero, pirronismo ¡ escepticismo, sofismo
¡ sofisma, cuadrivista ¡ matemático, destajista / estajista ¡ destajero, islamismo ¡
mahometismo. En estas diez parejas se distinguen voces que son variantes del término
remitido y que tienen un mismo significado al de la voz remitida –como en destajista
/ estajista ¡ destajero, metalista ¡ metalario, pasionista ¡ pasionero–, y palabras
7
El símbolo ¡ señala la voz remitida que se usa para definir la voz incorporada en la segunda
mitad del siglo XIX.
174 LAURA MUÑOZ ARMIJO
en las que la voz incorporada no es una variante de la voz remitida sino que es un
término nuevo que designa un significado semejante al de la voz remitida: cuadrivista
¡ matemático, pirronismo ¡ escepticismo. En la vigésima segunda edición (DRAE-
2001), algunas de estas voces siguen remitiendo a las mismas palabras que en la
edición en la que se incorporan en el siglo XIX: lamparista ¡ lamparero y luismo ¡
laudemio; en cambio, en otras palabras se producen nuevas remisiones en las que
aparecen otras voces. Así, metalario remite a metalero.
Otro de los rasgos que se observa en las definiciones de los lemas del corpus es
la ausencia de información sobre el origen de las palabras. Este dato no resulta rele-
vante, ya que las referencias etimológicas no aparecen en el DRAE hasta finales del
siglo XIX, a partir de la duodécima edición (DRAE-1884; Alvar Ezquerra 1982: 232).
Sólo en dos lemas del corpus se indica una información sobre su procedencia que
simplemente denota que la palabra era sentida como un extranjerismo: gramatista
(DRAE-1803), «Voz puramente latina», y nepotismo (DRAE-1843), «Voz italiana».
3.2.1. Morfología
El tipo de derivación de las voces en -ismo no es la misma que la de los deriva-
dos en -ista. La derivación de los términos en -ismo es de tipo nominal, ya que la
categoría resultante del proceso derivativo es un sustantivo. En cambio, la derivación
a partir de la adjunción del sufijo -ista puede ser de tipo nominal y adjetival. Este
sufijo produce términos que pueden ser nombres, adjetivos y, en algunas ocasiones,
funcionan a la vez como un sustantivo y un adjetivo. En el corpus, el número de
sustantivos en -ista asciende a un total de 88 derivados (helenista), el de adjetivos en
-ista a 11 términos (absolutista, rodista) y, finalmente, se encuentran 10 lemas en -
ista que son adjetivos y también funcionan como sustantivos (donatista, petrarquista).
En las definiciones de estos lemas que pueden funcionar como adjetivos y sustantivos
se especifican indicaciones morfológicas que informan al usuario acerca de las cate-
gorías gramaticales: «Adjetivo.[…] Úsase también como substantivo».
Un segundo aspecto morfológico observado en los términos de nuestro corpus
es la presencia de algunos tipos de bases que se repiten con frecuencia para crear los
derivados. La primera clase de base léxica más frecuente a la que se adjuntan los
sufijos -ismo e -ista son los nombres comunes que tienen una base adjetiva (absolutis-
ta, clasicismo) o sustantiva (articulista, folletista). El segundo tipo corresponde a los
nombres propios (galenista, priscilianismo). El número total de bases léxicas que son
nombres comunes es 131 y el de bases patronímicas corresponde a 20 casos. De estas
20 bases patronímicas se cuentan 8 casos de derivados en -ismo (jansenismo,
molinismo) y 12 en -ista (maquiavelista, petrarquista). La mayor parte de las incor-
LOS SUFIJOS -ISMO E -ISTA EN LAS EDICIONES DEL DRAE 175
poraciones formadas a partir de nombres propios datan del DRAE-1803 (17 casos).8
En cambio, en el resto de ediciones de la primera mitad del siglo XIX las incorporacio-
nes de este tipo de derivados son menores: tres casos (jansenista, jansenismo,
pelagianismo) en la quinta edición (DRAE-1817) y un caso (tomista) en la séptima
edición (DRAE-1832).
Cuadro 3
De acuerdo con las investigaciones realizadas sobre los sufijos -ismo e -ista,9
los principales significados de ambos sufijos son los que se recogen en el cuadro 3. La
mayoría de los derivados en -ismo se refieren a una doctrina y los términos en -ista
8
Las 17 voces son arrianismo (DRAE-1803S), donatista, galenista, gasendista, luteranismo,
mahometista, maquiavelismo, maquiavelista, molinismo (DRAE-1803S), molinista (DRAE-1803S),
petrarquista, pirronismo, priscilianismo, priscilianista, sanjuanista, santiaguista y semipelagianismo.
9
Vid. Beniers (1992), Lang (1992), Pharies (2002), Rainer (1999) y Santiago Lacuesta y Bustos (1999).
176 LAURA MUÑOZ ARMIJO
nombran principalmente oficios. Para Pharies estos significados son las principales
designaciones de los sufijos -ismo e -ista: «por un lado, los derivados en -ista desig-
nan a personas que ejercen una profesión u oficio […] y por otro, partidarios de doc-
trinas de varios tipos, como religiosas, artísticas y científicas» (2002: 358). Así, un
número elevado de los lemas del corpus, 40 términos, remite a diferentes tipos de
ideologías (destacan las religiosas, las científicas y las políticas) y, en cambio, el
número de voces que designan a los partidarios de estas doctrinas es menor, 27 lemas.
Según los datos del cuadro 3, los derivados en -ista que designan profesiones presen-
tan una cantidad mayor de voces, 59 en total, que los derivados en -ista que designan
a los partidarios de las ideologías, 27 voces. De las 59 profesiones que se introducen
en las ediciones del DRAE de la primera mitad del siglo XIX,10 destaca un número
elevado de voces, en concreto 22, que pertenecen al área de la literatura y la prensa
(diarista, gacetista, mitologista). En la misma proporción, con un total de 21 voces,
se encuentra el tipo de profesiones que corresponden a trabajos manuales; esto es,
oficios que necesitan una elaboración manual para la obtención de productos (licorista,
diamantista, hojaldrista). Con un porcentaje menor, 11 profesiones se relacionan con
actividades económicas (capitalista, economista, prestamista).
Finalmente, se encuentran pocas voces relacionadas con profesiones que per-
tenecen al área de la ciencia (dos voces: meteorista, mineralogista), la música (dos
voces: bajonista, instrumentista) y a la esfera del deporte (sólo un caso: agiotista).
10
29 incorporaciones en el DRAE-1803, 13 en el DRAE-1817, 6 en el DRAE-1822, 2 en el DRAE-
1832, 3 en el DRAE-1837 y 6 en el DRAE-1843.
11
Vid. Battaner (1977), Cabré y Rigau (1985), Peira (1987), Beniers (1992), Lang (1992), Alvar
Ezquerra (1993), Castillo Carballo (1993) y Blanco (1996).
LOS SUFIJOS -ISMO E -ISTA EN LAS EDICIONES DEL DRAE 177
12
Hasta el DRAE-1822 se han contado un total de 384 incorporaciones en -ismo e -ista que
contrastan con las 441 de Núñez de Taboada.
13
Hasta la novena edición (DRAE-1843) se cuentan 413 lemas, que contrastan con los 529 térmi-
nos de Salvá.
178 LAURA MUÑOZ ARMIJO
pias del diccionario de Núnez de Taboada asciende a 31, mientras que en la obra de
Salvá se cuentan 96 lemas originales.
Algunas de las aportaciones propias de cada uno de estos dos autores forman
parte de la nomenclatura del DRAE en las ediciones posteriores de la segunda mitad
del siglo XIX y del XX. En cambio, existen otras palabras que nunca han sido acogidas
en el diccionario académico. De las 31 voces propias de la obra lexicográfica de
Núñez de Taboada, 15 de ellas se documentan en el DRAE después de 1825 (6 en el
DRAE-1869, 2 en el DRAE-1884, 2 en el DRAE-1899, 1 en el DRAE-1914, 2 en el
DRAE-1925, 1 en el DRAE-1970 y 1 en el DRAE-1984);14 y, en el caso de las voces
propias de Salvá, de los 96 términos 54 se recogen en el DRAE a partir de 1846 (10 en
el DRAE-1852, 11 en el DRAE-1869, 7 en el DRAE-1884, 3 en el DRAE-1899, 3 en el
DRAE-1914, 7 en el DRAE-1925, 4 en el DMILE-1927, 2 en el DRAE-1933, 4 en el
DRAE-1936, 2 en el DRAE-1984 y 1 en el DMILE-1989).15 Estos datos muestran la
modernidad de los diccionarios de Núñez de Taboada y Salvá. Además, la mayoría de
estas voces han pervivido hasta la actualidad.
Entre las voces que nunca se han documentado en el DRAE, destacan los 16
términos de la obra de Núñez de Taboada y los 42 del diccionario de Salvá. En este
conjunto de voces que no comparten los citados lexicógrafos con el DRAE, palabras
que no se han consolidado en el léxico español, se observan cuatro tipos de términos
en -ismo e -ista. En los dos primeros, se encuentran voces vulgares y familiares de la
lengua común que la Corporación no los documenta en ninguna edición –como
cabronismo (Salvá), chabacanismo (Salvá), chupatismo (Salvá), muchachismo (Salvá)
y trajinista (Salvá)– y neologismos del léxico científico y técnico, que posiblemente no
tuvieron mucho éxito en el vocabulario español y, por esta razón, no aparecen en el
DRAE: cabriolista (Salvá), fisiologista (Salvá), inoculista (Taboada) y sexcentista (Salvá).
En un tercer grupo, se encuentran variantes en -ismo e -ista de otras palabras que no se
han consolidado en el DRAE. Así, epicurismo (Salvá) y dialogista (Salvá) son variantes
de los términos epicureísmo y dialoguista. Estos últimos se han consolidado y conti-
núan apareciendo en el DRAE-2001 En la última clase de términos, se agrupan las voces
de Núñez de Taboada y Salvá que en el DRAE aparecen expresadas con otros sufijos.
Las voces corsarista (Salvá), curialista (Salvá), monarquista (Taboada) y virgilista
(Salvá) de los diccionarios no académicos, se documentan en el DRAE adjuntados
respectivamente a otros sufijos: corsario, curialesco, monárquico y virgiliano.16
14
Algunos ejemplos son balista (DRAE-1884), harmonista (DRAE-1899), tomismo (DRAE-1914)
y noctambulismo (DRAE-1925).
15
Algunos ejemplos son pianista (DRAE-1852), sincronismo (DRAE-1884), tropelista (DRAE-
1914) y virotismo (DRAE-1925).
16
Las primeras documentaciones de estos cuatro términos son: corsario (DRAE-1780), curialesco
(DRAE-1925), monárquico (DRAE-1780) y virgiliano (DRAE-1803).
LOS SUFIJOS -ISMO E -ISTA EN LAS EDICIONES DEL DRAE 179
5. CONCLUSIONES
De las seis ediciones que presenta el DRAE en la primera mitad del siglo XIX, la
cuarta edición (DRAE-1803) es la que cuenta con un mayor número de incorpora-
ciones en -ismo e -ista; la cifra asciende a 89 voces que representa un 55.62% de los
160 derivados que se documentan en las ediciones del DRAE de este periodo. En el
resto de ediciones los porcentajes son inferiores hasta la octava edición (DRAE-1837),
que sólo presenta 4 lemas, y en la novena edición (DRAE-1843) se observa un ligero
aumento de términos (19 voces).
Los 160 lemas del corpus son sustantivos y adjetivos formados a partir de
bases que pertenecen a la clase de los nombres comunes y propios. Desde el punto de
vista semántico, los derivados en -ismo nombran principalmente ideologías (40 vo-
ces) de tipo religioso, científico y político, y los términos en -ista designan oficios (59
términos) que se engloban en tres áreas profesionales: literatura, prensa y trabajos
manuales. Los derivados en -ismo, creados a partir de una base patronímica, que de-
signan doctrinas suelen tener su correspondiente pareja en -ista para nombrar al par-
tidario de esa ideología. Una última característica de las voces del corpus es el
subjetivismo de la Corporación que se observa en las definiciones de los derivados en
-ismo e -ista que se relacionan con una doctrina religiosa o científica distintas a la
concepción católica. En relación a los rasgos de las definiciones, se usan sinónimos y
remisiones a otras palabras, que cronológicamente se documentan en el siglo XVIII,
para definir los lemas incorporados.
El número de incorporaciones contadas en los diccionarios no académicos de
Núñez de Taboada y Salvá supera las cifras de la Corporación en las seis ediciones de
la primera mitad del siglo XIX. El tipo de voces originales, que aparecen en las obras
lexicográficas de estos dos autores no académicos –términos vulgares de la lengua
común, palabras del vocabulario científico y técnico, variantes de otras palabras, y
términos en -ismo e -ista que en el DRAE aparecen con otros sufijos– evidencian la
disparidad de criterios de las dos corrientes lexicográficas para la incorporación de
voces en -ismo e -ista.
180 LAURA MUÑOZ ARMIJO
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Revista de Lexicografía, 1, pp. 183-197. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.183
1. INTRODUCCIÓN
183
184 GONZALO ORTEGA OJEDA y Mª ISABEL GONZÁLEZ AGUIAR
1
Las siguientes palabras de Casares indican que existió esa voluntad: «Así lo viene entendiendo
la Academia y de ello son buena prueba los concursos que metódicamente anuncia para premiar vocabu-
larios regionales de América o de España» (1944: 51). No parece, sin embargo, que esta labor incentivadora
haya persistido en el tiempo.
2
Canarios los hubo en América desde el mismo momento de la conquista (Pérez Vidal 1991: passim).
Conviene no olvidar tampoco que la koiné antillana que fragua en las islas del Caribe tras la conquista es
la que marca la pauta en la expansión del español hacia tierra firme americana. Por otra parte, estamos
persuadidos de que, a medida que se profundice en el conocimiento de los orígenes del léxico del espa-
ñol de América, la contribución canaria se presentará cada vez más como muy significativa.
3
En todos los trabajos que versan sobre la huella canaria en el habla de estos países, se les dispen-
sa un lugar relevante a los portuguesismos procedentes de Canarias (Álvarez Nazario 1972, Laguarda
1982, Pérez Guerra 1999, etc.).
SOBRE EL TRATAMIENTO DE LAS UNIDADES CANARIO-CUBANAS 185
una parte de los cuales recoge ahora la Academia, viajaron con toda probabilidad en
el escueto equipaje de los canarios allí emigrados y en menor medida en el de los
gallegos y andaluces. La hipótesis de que procedan del léxico de los esclavos negros
de habla portuguesa llegados a Cuba durante el siglo XIX, es poco verosímil.4 Ahí
radicaría el motivo por el que se registran en la mayor de las Antillas elementos como
(ar)rente, enchumbar, engodar, fañoso, fornalla, furnia, margullar ‘acodar’, serventía,
tareco, etc., todos los cuales, excepto fañoso, aparecen en el DRAE-2001 como voces
exclusivamente cubanas, antillanas o venezolanas.
Por la misma razón, queda sin reflejo en la nueva edición del DRAE la influen-
cia léxica y fraseológica de América (especialmente del Caribe hispanófono) en Ca-
narias, cuyo alcance no es nada desdeñable. En efecto, por ese influjo se explican en
Canarias palabras como ajiaco, bemba, cancanear, chinchal, cogioca, conuco, guanajo,
guataca, matungo, palucha, tusa, etc., o expresiones del tipo la caña se va a poner a
tres trozos, buscarse/ganarse los frijoles, cogerle los güiros a alguien, etc., muchas
de las cuales, especialmente en el caso de las palabras simples, aparecen recogidas en
el DRAE-2001 sólo para América o para alguna región de ese continente.
Dejando de lado la cuestión, puramente práctica, de si debería elaborarse o no
un diccionario independiente de regionalismos hispánicos auspiciado por la Acade-
mia,5 el hecho es que el tratamiento del material dialectal en la lexicografía académica
deja mucho que desear. Y ello tanto por lo que se recoge como, sobre todo, por lo que
no se registra. En cuanto a lo primero, a menudo los elementos repertoriados son
obsoletos (v. gr., los muchos que aún se recogen alusivos a la fabricación de azúcar en
el Archipiélago, actividad hoy puramente arqueológica) o, en otros casos, poco repre-
sentativos. En lo tocante a lo segundo, la notable presencia de americanismos en la
última edición ha puesto al descubierto, como anunciamos hace un momento, una
falla metodológica de gran calado: se dan como creaciones americanas palabras o
frases que con toda probabilidad viajaron en calidad de préstamos desde esta orilla
atlántica.
Los seculares contactos que ha habido entre Canarias y el Caribe, merced,
sobre todo, al fenómeno de la emigración, han supuesto un intercambio cultural de
gran importancia para ambas comunidades. Esa interinfluencia se ha dejado sentir en
el folclore, en las prácticas agrícolas, en la medicina popular y, de manera muy espe-
4
Efectivamente, a pesar de los argumentos que Megenney ha expuesto en varios trabajos sobre
presuntos vestigios afroportugueses en el español caribeño, hay serias dudas al respecto. En concreto,
Lipski señala que «casi todos los datos aducidos [por este autor] pueden ser interpretados de otra mane-
ra, por ejemplo como reflejo de las bases andaluzas, gallegas y canarias [la cursiva es nuestra] del
español caribeño» (1998: 321).
5
En este sentido, rebajar la multifuncionalidad asignada hasta ahora al DRAE serviría para obviar
sus crecientes dificultades de manejabilidad.
186 GONZALO ORTEGA OJEDA y Mª ISABEL GONZÁLEZ AGUIAR
6
A pesar de que la presencia de canarios en América se extendió por prácticamente todo el conti-
nente, ninguna zona del Nuevo Mundo fue tan determinante para Canarias como el Caimán Verde.
7
Esta frase proverbial, que ya fue recogida para el Archipiélago por Álvarez Rixo, alude en su
literalidad a cierto eclesiástico del pueblo tinerfeño de Buenavista del Norte.
8
Luis Alfaro, profesor e investigador adscrito a la Universidad Central de Las Villas (Santa Cla-
ra), que ha iniciado una línea de trabajo en este sentido, da como común esta expresión en esa región
central de Cuba (Alfaro Echevarría 2002).
SOBRE EL TRATAMIENTO DE LAS UNIDADES CANARIO-CUBANAS 187
f) Expresiones que sobre los canarios se emplean en Cuba:9 ser más bruto que
un isleño, el animal que más se parece al buey es el isleño, el isleño es
como el buey: lo mismo te lame que te patea, etc.
2. LÉXICO
9
La mayor parte de estas expresiones alude al carácter tosco de los «isleños». Debemos tener en
cuenta que una porción muy considerable de los emigrantes insulares a Cuba eran analfabetos. Esto,
sumado al carácter proverbialmente esforzado de los canarios y a una cierta xenofobia hacia el foráneo
que llega a competir, ha forjado, en Cuba y en otras partes de América, este estereotipo sobre la idiosin-
crasia de los isleños.
10
Por otro lado, estamos persuadidos, aunque ello sea muy difícil de probar, de que muchos
americanismos o, en su caso, antillanismos llegaron a Canarias a través de la vía cubana.
11
Siempre que nos ha sido posible establecerlo, hemos excluido los casos en que la presencia de
una unidad, acepción o fraseologismo en Cuba y Canarias se explica como una mera pervivencia histó-
rica, esto es, como un arcaísmo del español, para lo cual hemos hecho las consultas pertinentes en
algunos diccionarios de arcaísmos. De ordinario, esa forma supérstite tendrá un carácter más general
(Corrales y Corbella 1994).
12
En el caso de las caracterizadas con las marcas de Can. y Am., hemos verificado naturalmente su
presencia en Cuba, a través de la consulta de varios diccionarios de cubanismos.
188 GONZALO ORTEGA OJEDA y Mª ISABEL GONZÁLEZ AGUIAR
acotejar tr. Can., Col., Cuba y R. Dom. Arreglar, colocar objetos ordenadamente.
[...] 4. prnl. Can., Cuba y R. Dom. Acomodarse, ponerse cómodo.
aguachento/ ta adj. Can. y Am. Dicho de la fruta o de otro alimento: Insípido por exceso de
agua.
arique13 m. Can. Tira de la corteza del plátano que sirve para varios usos y especial-
mente para envolver tabaco en rama.2. m. Cuba. Tira de yagua que se em-
plea para atar.
bemba 4. f. Can. y Am. Boca de labios gruesos y abultados.
bofetón 3. m. Can. y Cuba. Hoja de papel litografiado con que en las cajas de ciga-
rros puros van estos cubiertos.
botarate 2. m. Can. y Am. Persona derrochadora, manirrota.
cabezote m. And., Can. y Cuba. Piedra sin labrar y de buen tamaño empleada en
mampostería.
calentura 3. f. coloq. Can., Arg., Col., Cuba, Ur. y Ven. enojo (|| movimiento del
ánimo que suscita ira.)
carretel 2. m. Can. y Am. Carrete de hilo para coser.
chivar tr. Can. y Am. Fastidiar, molestar, engañar. U. t. c. prnl.
concuño/ña m. y f. Can. y Am. concuñado.
cuchara 7. f. Can. y Am. llana (|| herramienta que usan los albañiles.)
derriscar tr. Can. y Ant. despeñar. U. t. c. prnl.
desriscar tr. Can., Chile y P. Rico. Precipitar algo desde un risco o peña. U. t. c. prnl.
deshijar tr. Can. y Am. Quitar los chupones a las plantas.
destupir14 tr. Can. y Cuba. desobstruir. U. t. c. prnl
emburujar(se) 6. prnl. Can., Col., Cuba, Hond., Méx. y P. Rico. arrebujarse (|| cubrirse y
envolverse)
encapotarse 6. prnl. Can., Cuba y P. Rico. Dicho de un ave: enmantarse.
enchumbar tr. Can. y Am. Ensopar, empapar de agua.
escogida 2. f. Can. y Cuba. Tarea de separar las distintas clases de tabaco. 3. f. Can.
y Cuba. Local donde se realiza esa tarea. 4. f. Can. y Cuba. Reunión de
operarios a ella dedicados.
13
Esta palabra tiene en Cuba y Canarias el mismo significado funcional, aunque difieran en el
descriptivo: ‘Tira de yagua que se emplea para atar’ (Cuba) / ‘Tira que se saca de las capas concéntricas
secas que envuelven el tallo de la platanera, que sirve para atar’ (Canarias). Esta circunstancia es la que
hace que el DRAE recoja ambos matices como entradas distintas.
14
Llama la atención que se recoja en el DRAE-2001 la forma con prefijo negativo destupir para
Canarias y Cuba y que, en cambio, sólo se registre tupir para Cuba y Venezuela, siendo así que en
Canarias se dan ambos verbos antónimos.
SOBRE EL TRATAMIENTO DE LAS UNIDADES CANARIO-CUBANAS 189
fajar15 13. tr. Can. y Am. Pegar a alguien, golpearlo. U. t. c. prnl. Se fajaron.
Fajarse a alguien.
fañoso/ sa adj. Can., Ant. y Ven. Que habla con pronunciación nasal.
giro adj. And., Can., Mur. y Am. Dicho de un gallo: De color oscuro, con las
plumas del cuello y de las alas amarillas o, a veces, plateadas.
gofio m. Can., Ant., Arg., C. Rica y Ur. Harina gruesa de maíz, trigo o cebada
tostados, a veces azucarada.
guacal m. Can., Ant., Col., Ecuad., Hond., Méx. y Ven. Especie de cesta o jaula
formada de varillas de madera, que se utiliza para el transporte de loza,
cristal, frutas, etc.
guagua 2. f. Can. y Ant. Vehículo automotor que presta servicio urbano o interurba-
no en un itinerario fijo.
guincho 2. m. Can. y Cuba. águila pescadora.
guindar 4. tr. Can. y Am. colgar (|| suspender). U. t. c. prnl.
lamber tr. desus. lamer. U. en Canarias, Extremadura, León, Salamanca y Amé-
rica.
lebrancho m. Can. y Cuba. mújol.
mancuerna 4. f. Can., Chile, Col. y Cuba. Porción de tallo de la planta del tabaco con
un par de hojas.5. f. Can., Chile, Col. y Cuba. Disposición con que suele
hacerse el corte de la planta al tiempo de la recolección.
piña 9. f. Can., Arg., Bol., Cuba, Hond., Par. y Ur. puñetazo.
serventía f. Can. y Cuba. Camino que pasa por terrenos de propiedad particular, y
que utilizan los habitantes de otras fincas para comunicarse con los pú-
blicos.
tareco m. coloq. Can., Cuba y Ur. trebejo (|| utensilio)
tolete 7. adj. Can., Col. y Cuba. lerdo (|| tardo y torpe para comprender). U. t. c. s.
tonga 3. f. Can. y Cuba. Pila o porción de cosas apiladas en orden. Sacos en
tonga. Una tonga de tablas.
trillo 2. m. Can. y Am. Senda formada comúnmente por el tránsito.
zafado/ da adj. And., Can., Arg., Cuba, Nic. y Ur. Descarado, atrevido en su conducta
o lenguaje. U. t. c. s.
En segundo lugar, vamos a abordar las entradas que bajo la marca Cub. (o bajo
alguna otra indicación geolingüística que abarque el territorio cubano) recoge el DRAE-
2001 y que son también canarismos, a pesar de que esta última condición es ignorada
por la Academia. Conviene decir, no obstante, que son otras muchas las coincidencias
15
En Canarias sólo se ha documentado el uso recíproco de este verbo.
190 GONZALO ORTEGA OJEDA y Mª ISABEL GONZÁLEZ AGUIAR
léxicas entre el Archipiélago y Cuba. Sin embargo, en este caso, sólo nos guiará el
propósito de determinar qué cubanismos considerados por la Academia como tales
han sido indebidamente omitidos como canarismos, cuando es lo cierto que se regis-
tran en los dos ámbitos. Debemos reseñar también que son muchos más los elementos
encuadrables dentro de este apartado que los integrados en la sección anterior, lo cual
nos habla de la dimensión de este problema. Veamos, así pues, una muestra de voces
que son objeto de este error por omisión en la marcación geográfica.
16
En Canarias, la forma más común y léxicamente coincidente es champurreado [champurriádo].
17
En el habla popular, a menudo adquiere en Canarias la forma fonética [contraputiár].
SOBRE EL TRATAMIENTO DE LAS UNIDADES CANARIO-CUBANAS 191
virar 5. intr. Cuba. Enemistar a una persona con otra. 7. prnl. Cuba. Ponerse en
contra de alguien o de algo, cambiar de opinión.
zafar 2. tr. Cuba. Soltar o desatar algo.
ajiaco 3. m. Am. Guiso de caldo con carne, frutos y tubérculos picados en trozos y
especias que varían de país a país.
chapear 2. tr. Am. Cen., Cuba, Guin. y R. Dom. Limpiar la tierra de malezas y hier-
bas con el machete.
conuco 3. m. Cuba, R. Dom. y Ven. Parcela pequeña de tierra destinada al cultivo de
frutos menores, casi sin regadío ni laboreo.
derretido 3. m. Cuba. Mezcla de cemento blanco y agua que se utiliza para sellar las
juntas de losas, baldosas y azulejos.
gavilán 10. m. Cuba y Ven. Hoja de un hacha.
guachinango 4. m. Cuba y Méx. Pez comestible marino, de cuerpo y aletas de color roji-
zo, con el vientre y los costados rosados y los ojos rojo vivo.
mazamorra 8. f. Cuba y R. Dom. Lesión de origen bacteriano que se manifiesta con
grietas en la piel debajo de los dedos de los pies.
piquera 8. f. Cuba. punto (|| lugar público donde se sitúan los coches para alquilarlos).
raspadura 3. f. C. Rica, Cuba, Ecuad. y Guat. panela (|| azúcar mascabado en panes).
ropavieja f. Cuba y Méx. Plato de la cocina criolla que se hace con carne de res cocida
y luego deshilachada y sazonada con tomate y otros condimentos que se
agregan al freírla ligeramente.
tarajalludo/da adj. Cuba. grandullón. U. t. c. s.
3. FRASEOLOGÍA
algo18 («fr. Cuba. Captar rápidamente lo que se dice»); no disparar (o no tirar) al-
guien un chícharo («frs. coloqs. Cuba. No trabajar nada»); hacer fo o el fo a alguien
(«frs. coloqs. Col., Cuba y Ven. Tratarlo con indiferencia o con desaire, no prestarle la
debida atención»); buscarse los frijoles19 («fr. coloq. Cuba, Ecuad. y Guat. ganarse la
vida»); hacer a alguien un hijo macho («fr. coloq. Cuba. Causarle un perjuicio gra-
ve»); parar la jaca20 («fr. Cuba. parar los pies»); darse lija («fr. coloq. Cuba y R.
Dom. darse pisto»); lengua de trapo («f. Cuba y Ur. Persona deslenguada, lengua-
raz»); papa suave21 («f. coloq. Cuba. Beneficio que se obtiene con facilidad»); no ser
alguien perro que siga a su amo22 («fr. Cuba. Ser ingrato»); ser alguien un pan de
Dios («fr. Arg., Cuba y Ur. Ser muy bondadoso»); cogerle a alguien la vuelta («fr.
Cuba. cogerle las vueltas»); etc.
La consignación de estos fraseologismos nos suscita el siguiente comentario.
En primer lugar, debemos destacar que, aunque resulta difícil pronunciarse en tal
sentido, se observa que hay unidades fraseológicas que han viajado desde Canarias a
Cuba, en tanto que otras han hecho el viaje a la inversa. En segundo lugar, es pertinen-
te decir que muchas de estas unidades fraseológicas no son generales en el Archipié-
lago, y las hay incluso privativas de la isla de La Palma, sin disputa la más
americanizada del Archipiélago. En este último sentido, conviene indicar que otras
muchas expresiones de origen cubano no recogidas por el DRAE-2001 y presentes en
Canarias son exclusivas de La Palma. Es el caso de como éramos pocos parió Catana
(LP) ‘se da entender que aumenta, en contra de lo deseado, la concurrencia de gente o
el número de contratiempos’; estar algo en el pico de la piragua (LP) ‘estar a punto
de malograrse’; ser más largo que un real de tripas (LP) ‘ser muy largo’; etc.
4. CONCLUSIONES
18
En Canarias, la variante más frecuente es coger algo por el aire.
19
En el Archipiélago la forma más comúnmente oída es ganarse los frijoles, registrada por el
DRAE-2001 para Guatemala y Honduras.
20
En el caso canario esta expresión idiomática ha quedado reducida defectivamente a la fórmula
imperativa ¡para la jaca!
21
Lo que se escucha por doquier en Canarias es gustarle a alguien la papa suave (a veces: gustarle
a alguien la papita suave/dulce).
22
En algunas Islas hemos registrado también esta unidad fraseológica con el significado de ‘no ser
alguien fácil de dominar, no ser alguien persona que se deje aconsejar’.
196 GONZALO ORTEGA OJEDA y Mª ISABEL GONZÁLEZ AGUIAR
2ª. El contraste de los datos que hemos llevado a cabo entre el DRAE-2001 y
los repertorios léxicos canarios revela que son cuantiosos los términos compartidos
por Cuba y Canarias, a pesar de la inexistencia frecuente de la marca Can. en dicho
repertorio oficial.
4ª. Que la dimensión cuantitativa del léxico peculiar compartido por Canarias
y Cuba es, en todo caso, mucho mayor que la que se deduce de los datos contenidos
en el DRAE-2001.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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histórico-dialectal, San Juan de Puerto Rico, Instituto de Cultura Puertorriqueña.
CORRALES, Cristóbal y Dolores CORBELLA (1994): Diccionario de las coincidencias léxicas entre el
español de Canarias y el español de América, Santa Cruz de Tenerife, Aula de Cultura de
Tenerife.
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Calpe.
LIPSKI, John M. (1998): «Perspectivas sobre el español bozal», en Mathias Perl y Armin Schwegler,
eds., América negra: panorámica actual de los estudios lingüísticos sobre variedades his-
panas, portuguesas y criollas, Frankfurt-Madrid, Vervuert-Iberoamericana, pp. 293-327.
ORTEGA OJEDA, Gonzalo e Isabel GONZÁLEZ AGUIAR (2000): Diccionario de expresiones y refranes
del español de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria.
PÉREZ GUERRA, Irene (1999): Historia y lengua. La presencia canaria en Santo Domigo (el caso de
Sabana de la Mar), Santo Domingo, Patronato de la Ciudad Colonial.
PÉREZ VIDAL, José (1991): Los portugueses en Canarias. Portuguesismos, Las Palmas de Gran
Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria.
198
Cita: Prado Aragonés, Josefina (2006): “Algunos usos lingüísticos discriminatorios en la última edición
del DRAE y la transmisión de valores”, en Mar Campos Souto e Ignacio Pérez Pascual, eds., El
diccionario de la Real Academia Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da Coruña, Anexos de
Revista de Lexicografía, 1, pp. 199-210. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.199
199
200 JOSEFINA PRADO ARAGONÉS
páginas y a los significados que recoge» (1999: 155). De esta forma, las obras
lexicográficas se convierten en instrumentos didácticos y discursos pedagógicos
(Dubois 1971, Rey-Debove 1997, Alvar Ezquerra 1981), con un evidente valor for-
mativo no sólo lingüístico, sino también social, cuya importancia, en palabras de Alvar
Ezquerra, «trasciende los límites puramente lingüísticos o culturales, hasta el punto
de poder influir de una manera decisiva sobre el desarrollo de la sociedad» (1993:
23), pues enseña a quienes los consultan saberes lingüísticos, pero también culturales
e ideológicos (Forgas 1996, Pascual y Olaguíbel 1992) y establece socialmente mo-
delos léxicos de uso desde el momento en que, como apunta Lara, «orienta la memo-
ria del léxico cultivado, seleccionando su composición, restringiendo sus posibilida-
des e imponiendo una concepción de la lengua histórica a la comunidad» (1997: 257).
Pero, a veces, la imagen del mundo que el diccionario presenta, no es una
imagen auténtica y compartida socialmente, puesto que, como aseguran Pascual y
Olaguíbel, «no existe un mundo real objetivo, sino el que corresponde al modelo
social dominante» (1992: 73-74); por el contrario, a menudo se trata de una imagen
deformada, impuesta en función de determinados intereses, pero legitimada desde el
momento en que aparece plasmada en las páginas del diccionario, que transmite y
contribuye a perpetuar determinados estereotipos discriminatorios, originados en épo-
cas pretéritas, la mayoría de los cuales están superados en la actualidad como conse-
cuencia de la lógica evolución social, como ocurre con algunos términos que, en nuestra
opinión, entrañan sexismo, recogidos en las páginas del Diccionario de la lengua
española, de la Real Academia (DRAE), en su vigésima segunda edición de 2001.
Como se manifiesta en las advertencias para el uso de este diccionario acadé-
mico, normativo y modélico por excelencia, en él se pretende recoger «el léxico gene-
ral de la lengua hablada en España y en los países hispánicos», y, ya que este tipo de
diccionario no puede abarcar todo el léxico español, se especifica que «por fuerza,
debe contentarse con acoger una selección de nuestro código verbal», aclarándose a
continuación que «esta selección, en algunos casos será la más completa que los me-
dios a nuestro alcance permitan –especialmente en lo que se refiere al léxico de la
lengua culta y común de nuestros días–, mientras que en otros aspectos […]», refi-
riéndose a diversas marcas de uso, «se limitará a incorporar una representación de los
usos más extendidos o característicos» (DRAE-2001: XXXIII). Pese a estas adverten-
cias preliminares, la realidad de la selección de su corpus es otra bien distinta, pues,
como es sabido, este diccionario viene arrastrando en sus sucesivas ediciones lastres
culturales de épocas pasadas, heredados de sus fuentes, bajo el pretexto, como reza
también en las advertencias para su uso, de que «el repertorio académico, en tanto no
se haya completado la redacción del Diccionario histórico, debe seguir albergando
una selección del léxico hispano cronológicamente desfasado, que permita interpretar
al lector los textos clásicos de nuestra lengua» (DRAE-2001: XXXIII), a pesar de que su
uso social haya desaparecido o sea muy poco frecuente y, por tanto, no corresponda a
ALGUNOS USOS LINGÜÍSTICOS DISCRIMINATORIOS 201
la realidad lingüística actual. Así, en sus páginas se siguen manteniendo muchas en-
tradas anticuadas ya en franco desuso, algunas definidas mediante un discurso ana-
crónico y tendencioso, lejos de la actualidad y objetividad que sería deseable en esta
obra lexicográfica, modelo de referencia ineludible en el mundo hispánico, que trans-
miten una visión del mundo trasnochada, cargada de convencionalismos y prejuicios
heredados de épocas pretéritas que nada o muy poco tienen que ver con las transfor-
maciones sociales del mundo actual y que pueden inducir a pensar a quienes consul-
ten sus páginas que las mismas gozan de plena vigencia y reconocimiento social,
puesto que aparecen allí recogidas y la mayoría carece de marca de cronología o de
uso que afirmen lo contrario, como anticuado, desusado o poco usado.
Analizamos a continuación algunos de esos usos léxicos discriminatorios que
siguen estando presentes en las páginas del diccionario académico, pese a las trans-
formaciones sociales que exigen su revisión y adecuación a la realidad del momento.
Estos términos entrañan sexismo, a nuestro juicio, por dos razones fundamentales:
nidos, para destacar determinados defectos físicos o morales. Algunos de ellos están
marcados como uso coloquial («coloq.»), como borrica: «2. f. coloq. Mujer muy
necia»; cacatúa: «2. f. coloq. Mujer que pretende disimular en vano los estragos de la
ancianidad mediante un exceso de afeites y adornos, y con vestidos ridículamente
vistosos»; cuca: «4. f. coloq. Mujer enviciada en el juego»; lechona: «2. f. coloq.
Mujer sucia, puerca y desaseada»; pava: «2. f. coloq. Mujer sosa y desgarbada»;
pécora: en la expresión mala pécora, «f. coloq. Persona astuta, taimada y viciosa, y
más comúnmente siendo mujer». Pero el resto de términos encontrados no tiene nin-
guna marca de uso y, por tanto, debemos entender que el mismo corresponde al uso
general de nuestra lengua, como lechuza: «2. f. Mujer que se asemeja en algo a la
lechuza (ave rapaz nocturna)»; tigresa: «2. f. Mujer furiosa, llena de ira»; y «3. f.
Mujer seductora, provocadora y activa en las relaciones sexuales»; vampiresa: «f.
«Mujer que aprovecha su capacidad de seducción amorosa para lucrarse a costa de
aquellos a quienes seduce» y «2. f. mujer fatal»; araña: «6. f. prostituta»; moscona:
«f. Mujer desvergonzada».
Otros términos que aluden a seres mitológicos caracterizados por sus compor-
tamientos disolutos o perversos han pasado a designar por antonomasia a ciertas mu-
jeres, estigmatizadas con esas mismas actitudes; bien con la marca coloquial («coloq.»),
como arpía: «3. f. colq. Mujer aviesa»; y «4. f. coloq. Mujer muy fea o flaca»; y
ninfa: que, si bien en la acepción «2. f. coloq.» significa «Joven hermosa», en la «3. f.
coloq.» remite a cortesana («mujer de costumbres libres»); o bien sin marca alguna
de uso, como bacante: «2. f. Mujer descocada, ebria y lúbrica»; y ménade: «2. f.
Mujer descompuesta y frenética».
Igualmente, están presentes en las páginas del diccionario académico nombres
de personajes históricos femeninos célebres por sus malas artes o su vida inmoral que
también por antonomasía designan a mujeres a las que se les atribuyen características
similares; de esta forma: mesalina: «(por alusión a Mesalina, esposa de Claudio, em-
perador romano). f. Mujer poderosa y aristocrática y de costumbres disolutas»;
anabolena: «(de Ana Bolena, mujer de Enrique VIII, rey de Inglaterra). f. Mujer alo-
cada y trapisondista»; hetera: «f. «En la antigua Grecia, cortesana a veces de elevada
consideración social»; y «2. f. prostituta».
Aparecen recogidos, asimismo, algunos nombres femeninos de personajes
mitológicos o literarios que han quedado como prototipos de maldad, astucia o grose-
ría, como: circe: «(de Circe, hechicera que en la Odisea convierte a los compañeros
de Ulises en bestias). f. Mujer astuta y engañosa»; maritornes «(de Maritornes, per-
sonaje del Quijote, de M. de Cervantes, 1547-1616). f. coloq. Moza de servicio, ordi-
naria, fea y hombruna»; lolita: «(de Lolita, personaje de la novela de W. Navokov,
1899-1977). f. Mujer adolescente, atractiva y seductora».
En las páginas de este diccionario también encontramos términos, a nuestro
juicio denigrantes, que hacen especial hincapié en la fealdal y falta de atractivo físico
204 JOSEFINA PRADO ARAGONÉS
de la mujer, sobre todo en su vejez, y en su escaso aseo, y que incluyen otras valora-
ciones morales negativas asimiladas frecuentemente al físico femenino poco agracia-
do, las cuales no tienen correspondencia con otros términos referidos al hombre, qui-
zás como claro ejemplo del dicho popular de que «el hombre y el oso cuanto más feo,
más hermoso». La mayoría de estos términos aparecen con marcas de registro colo-
quial («coloq.»), como bruja: «4. f. coloq. Mujer fea y vieja»; callo: «4. m. coloq.
Mujer muy fea»; escaldada, con flexión de género, «2. adj. coloq. Dicho de una mu-
jer muy ajada: «Libre y deshonesta en su trato»; pazpuerca: «adj. coloq. Dicho de una
mujer: Sucia y grosera»; pendón1: «5. m. coloq. Persona, especialmente mujer, muy
alta, desvaída y desaliñada»; tarasca: «3. f. coloq. Mujer temible o denigrada por su
agresividad, fealdad, desaseo o excesiva desvergüenza»; otro término doblemente
marcado, además de con la marca anterior, con la de poco usado («p. us.»), como
carantoña: «4. f. coloq. p. us. Mujer vieja y fea que se aplica y se compone el rostro
para disimular su fealdad»; o simplemente con esta última marca, como piltraca: «2.
f. p. us. Mujer despreciable»; y, finalmente, otro con marca de regionalismo propio de
Andalucía («And.»): chaleco: «5. And. Mujer despreciable y sin atractivos».
También son numerosas las entradas cuyas definiciones hacen referencia a com-
portamientos morales de la mujer, considerados poco decorosos y honestos, según los
convencionalismos sociales más tradicionales y conservadores, incluyendo en las
mismas valoraciones subjetivas cargadas de falso puritanismo. Algunas de ellas van
marcadas: unas, con registro de uso coloquial («coloq.»), como farota: «f. coloq.
Mujer descarada y sin juicio», única acepción recogida; coja: «f. coloq. Mujer de
mala vida»; zurrona: «f. coloq. Mujer perdida y estafadora». Otras, además de la
marca anterior, también llevan la de despectivo («despect.») o uso como insulto («U.
c. insult»), como pingo: «3. m. despect. coloq. Mujer casquivana»; putón: «m. despect.
coloq. Mujer de costumbres sexuales muy libres». Y otra, solamente con marca de
despectivo, como suripanta: «f. despect. Mujer ruín, moralmente despreciable». Igual-
mente, hay otras con la marca cronológica de uso antiguo («ant.») o poco uso («p.
us.»), como baldonada: «adj. ant. Se decía de la mujer de mala vida»; halconera: con
flexión de género, «adj. p. us. Dicho de una mujer y de sus acciones y gestos provoca-
tivos: que halconea»; la definición de cuyo infinitivo halconear con marca de poco
usado («p. us.») y contorno «intr. p. us. Dicho de una mujer desenvuelta» significa
«Dar muestra con su traje, su mirada y movimientos provocativos, de andar a la caza
de hombres». Y otra, con marca regional de Andalucía («And.»), corralera, con flexión
de género, «5. f. And. Mujer desvergonzada y desenvuelta». Por último, algunas otras
no tienen ningún tipo de marca de uso y registro, y, por tanto, se consideran de uso
común y actual en nuestra lengua. Su lema se registra morfológicamente bien en
masculino, como perico: «7. m. Persona, especialmente mujer, que gusta de callejear
y es a veces de vida desenvuelta»; o flexión de género masculino y femenino, como
casquivana, «2. f. Mujer que no tiene formalidad en su trato con el sexo masculino»;
ALGUNOS USOS LINGÜÍSTICOS DISCRIMINATORIOS 205
año, la última de este diccionario, cuando, como señal renovadora que combate el
sexismo, recoge el término con flexión de género masculino y femenino: prostituto,
ta: «m. y f. Persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero»; por consi-
guiente, aplicable tanto a hombre como a mujer. Ahora bien, en el DRAE aparecen
muy diversas entradas léxicas, de las que sólo hemos tenido en cuenta las referentes al
español peninsular y no las del español Atlántico, pues en ese caso las cifran serían
mucho más elevadas, cuya única acepción o una de cuyas acepciones con carácter
sinonímico es prostituta, en femenino; sin embargo, curiosamente, no hemos encon-
trado ni una sola entrada sinonímica para la forma masculina prostituto.
En total, hemos hallado 51 términos que remiten a prostituta: en una de sus
acepciones, 28 de ellos; o en su única acepción, 19 en total; o bien incluyen este
término en su definición, los 4 restantes. De ellos, 12 tienen flexión de género con
forma masculina y femenina, y así lo consignamos, aunque las acepciones señaladas
siempre están en femenino; sólo 2 tienen género masculino, y se indica; y las 37
entradas restantes y sus acepciones presentan únicamente forma morfológica femeni-
na. En cuanto a las marcas, del total de términos encontrados 28 son términos marca-
dos, y de ellos 3 están doblemente marcados; los 22 restantes carecen de marca algu-
na y, por tanto, debemos considerarlos de uso general y actual en nuestra lengua. Las
marcas hacen referencia en su mayoría al registro de uso, a su poco uso e incluso
desuso o a su uso regional, y también a su antigüedad.
Enumeramos a continuación estos términos, atendiendo fundamentalmente a
su mayor índice de marcación, e indicamos el número correspondiente de la acepción
del mismo que remite a prostituta, o bien informamos de si esa es la única acepción
recogida; en cuanto al género, la mayoría de ellos tienen entrada sólo en femenino y
así lo consignamos, aunque también especificamos aquéllos cuyas entradas tienen
flexión de género; igualmente se indica la marcación de cada uno de ellos, en el caso
de que la tengan; por último, en cuanto a su significado, lo omitimos, ya que la mayo-
ría remiten en forma sinónímica al lema prostituta, y sólo hemos creído necesario
enunciarlo en aquéllos que tienen este vocablo incluido en su definición, aunque tam-
bién recogemos cualquier aclaración referente al significado incluida en la misma.
En cuanto a los términos marcados, en primer lugar, mencionamos los que
tienen marca sólo de uso coloquial («coloq.»), en un total de diez términos: madama:
coloq.; pelandusca: f. coloq., única acepción; peliforra: f. coloq., única acepción;
pécora: mala pécora, 2. f. coloq.; pendanga: 2. coloq.; perendeca: f. coloq., única
acepción; pelota: 8. con la aclaración de (porque pasa por todas las manos), f. coloq.;
pecadora: flexión de género, 3. f. coloq.; pobreta: flexión de género, 3. f. coloq.;
tusona: 2. f. coloq. Otros están marcados como uso despectivo («despect.»), en un
total de tres términos; de ellos, uno marcado solamente como despectivo: furcia, f.
despect., única acepción; y los otros dos, doblemente marcados, como uso despectivo
y coloquial: lagarta: 4. f. despect. coloq.; lagartona: flexión de género, 2. f. despect.
ALGUNOS USOS LINGÜÍSTICOS DISCRIMINATORIOS 207
coloq. Otros tres presentan marca de poco uso («p. us.»): bagasa: f. p. us., única
acepción; capulina: entrada femenina, 4. p. us.; lumia: f. p. us. Y uno aparece doble-
mente marcado con marca de coloquial y poco uso: mozcorra f. coloq. p. us., única
acepción. Igualmente tres presentan la marca de desusado («desus.»): enamorada:
flexión de género, 4. f. desus.; mondaria: f. desus., única acepción; mundaria: f. desus.,
única acepción. Otros tres, la de uso vulgar («vulg.»): churriana: f. vulg., única acep-
ción; pajillera: «f. vulg. Prostituta que masturbaba a sus clientes», única acepción;
taxi: entrada masculina, «2. m. vulg. Prostituta que mantiene a un proxeneta». Tam-
bién tres con marca de registro especial de germanía («germ.»): hurgamandera: f.
germ., única acepción; iza: f. germ., única acepción; marca: «11. f. germ. Prostituta,
mujer pública». Otro tiene la marca cronológica de antiguo («ant.»): bordiona: f. ant.,
única acepción; y uno más con la marca de uso regional de Andalucía («And.»): gam-
berra flexión de género, 3. f. And.
El resto de los términos que enumeramos, en total veintidos, carecen de marca
y, en consecuencia, forman parte del léxico general de uso común de nuestra lengua:
araña: 6. f.; buscona: flexión de género, 4. f.; cantonera: flexión de género, 5. f.;
cellenca: flexión de género, 2. f.; cotorrera: 2. f.; chai: 2. f. esquinera: flexión de
género, 4. f. «Prostituta que suele apostarse en las esquinas de las calles»; fulana:
flexión de género, 5. f.; gabasa: f., única acepción; golfa: remite a golfo2, fa, 3. f.;
gorrona: f., única acepción; hetera o su variante fonética hetaira: 2. f.; meretriz: f.,
única acepción; perdida: flexión de género, 5. f.; pelleja: 4. f.; perra: 2. f.; pupila: f.;
puta: f., única acepción; tía: flexión de género, 13, f.; zorra: 4. f.; zorrón1: entrada
masculina, m. aum. de zorra; zorrupia: f., única acepción.
Igualmente, cabe señalar la presencia de otros términos que aluden a la rela-
ción carnal ilícita de la mujer con el hombre, como ramera: «f. Mujer cuyo oficio es
la relación carnal con hombres», que, a su vez, aparece como definidor en las siguien-
tes entradas léxicas: la primera marcada como desusado («desus.»): carcavera: sin
especificación de género, «adj. desus. Se decía de la ramera que ejercía la prostitu-
ción en las cárcavas»; rabiza: «3. f. Ramera muy despreciable»; en la entrada dama,
la frase dama cortesana: «f. Ramera de calidad»; y la locución una tal: (entrada en
tal) «loc. sust. f. despect. Una ramera». Asimismo, el término puta, sinónimo de pros-
tituta, aparece como sinónimo de pucha: «f. puta», única acepción. Por último, otros
términos hacen referencia a la mujer que mantiene relaciones carnales fuera del ma-
trimonio, como coima1: «f. Concubina», única acepción; concubina: «f. Mujer que
vive en concubinato»; Concubinato: «m. Relación marital de un hombre con una
mujer sin estar casados», única acepción; Manceba: remite a golfo, fa: «6. f. Concubi-
na; mantenida»: flexión de género, «6. f. Mujer que vive a expensas de un hombre
con el que mantine relaciones extramatrimoniales».
Además de las entradas anteriores hay que señalar diversas locuciones y frases
hechas que aluden a la mujer que comercia con su cuerpo, como: mujer del arte, del
208 JOSEFINA PRADO ARAGONÉS
partido, de mala vida, del mal vivir, o de punto, y también mujer mundana, perdida,
o pública, o moza de fortuna o de partido, todas ellas con el sentido sinonímico de
prostituta o ramera, único sentido enfatizado sobradamente en las formas complejas
del término mujer, además del de mujer fatal, que resalta el poder dañino que el atrac-
tivo femenino puede ejercer sobre el hombre y cuya definición académica y especi-
ficación de su referente no tiene, a nuestro juicio, desperdicio: «f. Aquella cuyo poder
maléfico acarrea fin desgraciado a sí misma o a quienes atrae. U. referido principalmen-
te a personajes de ficción, sobre todo de cine, y a las actrices que los representan».
Por último, también nos parece que está presente cierto tratamiento sexista en
palabras que aluden profesionalmente a la mujer, a pesar de la intención académica
evidente en la última edición del DRAE de reflejar laboralmente la igualdad entre el
hombre y la mujer, en un plausible intento de aproximarse a la realidad de los tiem-
pos, al recoger el femenino de términos que se refieren a oficios y profesiones presti-
giados socialmente y que hasta la última edición del DRAE carecían de flexión de
género, como notario; o, si la tenían o la entrada aparecía en femenino, era para aludir
en sus primeras acepciones a la condición de mujer de la persona designada por el
masculino, como alcaldesa, coronela, gobernadora, presidenta, etc., aunque aún que-
dan algunas entradas referentes a profesiones ejercidas tanto por la mujer como por el
hombre que carecen de flexión de género, entre otros, juez, magistrado o cónsul.
En cuanto a otros términos que se refieren profesionalmente a la mujer, abun-
dan los que aluden al desempeño de trabajos domésticos. De ellos, algunos siguen
teniendo plena vitalidad de uso en nuestra sociedad actual y, en consecuencia, su
presencia en el DRAE está justificada, como ama: «6. f. Criada principal de una casa»;
asistenta: «f. Mujer que sirve en una casa sin residir en ella»; chica: «10. f. Criada que
trabaja en los menesteres caseros»; doncella: «2. f. Criada que sirve cerca de la señora
y se ocupa de los menesteres domésticos ajenos a la cocina»; interina: «3. f. Sirvienta
en una casa particular que no pernocta en ella»; niñera: «2. f. Criada destinada a
cuidar niños»; sirvienta: «f. Mujer dedicada al servicio doméstico». Sin embargo, hay
otros que, si bien en el pasado designaron una realidad existente y, en consecuencia,
su uso era general y aceptado socialmente, hoy, en nuestra sociedad actual, carecen de
referente, al haber desaparecido esa realidad y, por tanto, también su uso; a pesar de
ello, siguen presentes en el diccionario sin marca cronológica ni de uso, como asis-
tenta: «5. f. Criada que servía en el palacio real a damas, señoras de honor y camaris-
tas que habitaban en él»; camarista: «3. f. Criada distinguida de la reina, princesas o
infantas»; escucha: «4. f. Criada que dormía cerca de la habitación de su ama para
poder oír si la llamaba»; guardamujer: «f. Criada de la reina que acompañaba en el
coche a las damas»; además de algunas frases hechas con un claro uso arcaico, como
moza de cámara: «f. La que servía en los oficios de la casa en grado menor de donce-
lla»; y moza de cántaro: «f. Criada que se tenía en la casa con la obligación de traer
agua y de ocuparse en las tareas domésticas». Asimismo, se recogen otros términos
ALGUNOS USOS LINGÜÍSTICOS DISCRIMINATORIOS 209
referentes a la mujer que desempeña tareas domésticas, que implican un trato profe-
sional denigrante para ésta: bien sin marca, como moza: «11. f. Criada que sirve en
menesteres humildes y de tráfago»; bien marcados como uso coloquial, como cha-
cha: «3. f. coloq. Niñera», y «4. f. coloq. Sirvienta»; bien con doble marcación, de
uso coloquial y poco usado, como menegilda: «f. colq. y p.us. Criada de servicio»; o
marcados como uso despectivo y coloquial, como marmota: «4. f. despect. coloq.
Mujer empleada en el servicio doméstico»; o bien marcados como uso despectivo y
poco usado, como mondonga: «f. despect. p. us. Criada zafia».
Como hemos podido observar en este rápido recorrido lexicográfico, en el DRAE
se siguen manteniendo, a nuestro juicio de forma injustificada, usos léxicos referentes
a modelos sociales femeninos ya caducos, cuyas definiciones transmiten a los usua-
rios de este diccionario una imagen cultural de la mujer sesgada, distorsionada y en
muchas ocasiones envilecida, así como unos valores culturales discriminatorios y
sexistas. Por ello, y para concluir, insistimos en la necesidad de revisar el corpus del
diccionario académico y su discurso definidor, con el fin de adecuarlo a la realidad de
nuestra lengua y cultura, pues, en una sociedad transformada, que defiende el
igualitarismo social, la presencia en sus páginas de esos usos léxicos que entrañan
discriminación de género ya no tiene ningún sentido.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
— (1993): «La lexicología en los últimos veinte años», en Lexicografía descriptiva, Barcelona,
Biblograf, pp. 13-38.
CALERO, Mª. A (1999): «Diccionario, pensamiento colectivo e ideología (o los peligros de defi-
nir)», en M. N. Vila y otros, eds., Así son los diccionarios, Lleida, Universidad de Lleida,
pp. 149- 201.
DRAE-2001. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2001): Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-
Calpe.
1. INTRODUCCIÓN
* El trabajo que conlleva esta comunicación ha sido subvencionado por el Comissionat per a
Universitats i Recerca (2001 SGR-00151).
211
212 MARTA PRAT SABATER
2. CAMBIOS FORMALES
borraja: «del cat. borratja, y este del lat. borr~go, -0nis» (DRAE-1992 y DRAE-
2001);
proel: «del lat. prora, a través del cat. proer» (DRAE-1992),
1
Dentro del grupo de los préstamos del catalán, sólo se ha hallado una excepción en el lema niel:
«del lat. nigellus, dim. del niger, negro, seguramente a través del cat. niell» (DRAE-1992 y DRAE-2001).
PRÉSTAMOS LÉXICOS DEL CATALÁN: CONTRASTE ENTRE EL DRAE-1992 Y EL DRAE-2001 213
adrede: «del lat. ad directum, probablemente a través del cat. adret» (DRAE-1992),
«del cat. adret, y este del lat. ad directum» (DRAE-2001);
borracha: «de or. inc.; quizá del cat. morratxa, redoma, con infl. de botella» (DRAE-
1992),
«quizá del cat. morratxa, redoma, con infl. de botella» (DRAE-2001).
2
Sólo se ha hallado una excepción, que coincide con la del apartado sobre orden de datos
etimológicos: en niel se ha mantenido el adverbio seguramente (vid. supra, nota 1).
214 MARTA PRAT SABATER
neto, ta: «del cat. o fr. net, o del it. netto» (DRAE-1992 y DRAE-2001);
bergantín: «del it. brigantino, a través del fr. brigantin o del cat. bergantí» (DRAE-
1992),
«del fr. brigantin o del cat. bergantí, y estos del it. brigantino» (DRAE-2001).
mostachón: «probablemente, del lat. mustac. um, como el cat. mostatxó» (DRAE-
1992),
«quizá del lat. mustac.um; cf. cat. mostatxó» (DRAE-2001).
3. CAMBIOS DE CONTENIDO
conrear: «del gót. gar‘dan, velar por, cuidar de, a través del lat. *conredare» (DRAE-
1992),
«del cat. conrear, este del lat. vulg. *corredare, y este del gót. *gar‘dan, velar por,
cuidar de» (DRAE-2001);
tafetán: «del persa t~ftè, literalmente torcido, variedad de tejido de seda» (DRAE-
1992),
«del cat. o it. taffeta, y estos del persa t~fte, tejido» (DRAE-2001);
bocel: «del ant. fr. bossel» (DRAE-1992),
«del fr. ant. bossel» (DRAE-2001),
«del cat. bocell, y éste del fr. antic. bossel íd. (hoy bosel), quizá diminutivo de
bosse ‘bulto, joroba’» (DCECH, s. v. bocel).3
3
Colón (1976: 173) considera este término arquitectónico como ejemplo de «francesismo», pero
también insiste en que fue transmitido por el catalán.
PRÉSTAMOS LÉXICOS DEL CATALÁN: CONTRASTE ENTRE EL DRAE-1992 Y EL DRAE-2001 217
4
En el caso de zarpar se ha cambiado la hipótesis de catalanismo por la de italianismo que
propone el DCECH (s. v. zarpar), en cuyo artículo lexicográfico se argumenta explícitamente por qué no es
aceptable la mediación catalana. Para un completo comentario al respecto, vid. Prat Sabater (2000: 2294).
218 MARTA PRAT SABATER
5
Vid. Colón (1967: 229 y 2002b: 39) para esquife; Colón (1968: 1925) para jácena; y Colón
(1976: 88, 1991: 71 y 2002b: 38) para melsa.
220 MARTA PRAT SABATER
siderarse préstamos seguros del catalán balso1, boja1, bojar2, bol3, encante, esquife,
jácena, lisa, melsa y noque.6 Para el resto, es imprescindible el hallazgo de nuevos datos
que corroboren de forma absoluta dicha transmisión y que justifiquen, por tanto, la
condición de catalanismos que se les atribuye en la vigésima segunda edición del DRAE.
3.2.2.3. Es importante destacar que hay un número muy significativo de lemas sin
modificación de contenido etimológico en ambas ediciones (puede haber cambios
formales, pero no de contenido). Todos ellos siguen siendo préstamos del catalán. El
número total asciende a 315.
Para 20 de estos préstamos sólo se facilita información comparativa referente
al catalán (alufrar, amoratado, armatoste, aspillera, beque, bergante, boira, borde2,
burjaca, capizana, carraza, cariz, chafaldete, cimbra, combés, dita1, empeña, galdi-
do, juarda y regala). Según el DCECH, son préstamos indiscutibles del catalán aspi-
llera, bergante, boira; beque, capizana y borde2. Este diccionario sólo justifica la
transmisión de los tres primeros mediante los criterios cronológico, fonético-
cronológico y relativo a la extensión geográfica, respectivamente. Son catalanismos
probables armatoste, burjaca, cariz y dita1. El resto de ejemplos no están incluidos en
esta fuente etimológica o bien no se consideran catalanismos.
Según el DRAE-2001, 32 lemas, que no han sufrido modificación etimológica,
siguen considerándose catalanismos probables (adrede, ancorel, andarivel, argén,
argue, avería2, bel, bergantín, bochín, borracha, carraspique, cinglar2, dalle, elmete,
envite, escabel, escamel, estuque, flechaste, greuge, linaje, metal1, morel de sal,
mostachón, oraje, peaje, pelitre, percha1, retrete, salín, salitre y sastre). El DCECH
no recoge elmete ni salín, y no propone transmisión catalana para adrede, bel, cinglar2,
ni mostachón; coincide en que son probables catalanismos argén, carraspique, dalle,
envite, escabel, estuque, flechaste, morel de sal, peaje, pelitre, percha1 y sastre; pero
considera que son préstamos seguros del catalán ancorel, andarivel, argue, avería2,
bergantín, bochín, borracha, escamel, greuge, linaje, metal1, oraje, retrete7 y salitre.
Sobre estos últimos, se aportan argumentos para consolidar la transmisión de linaje
(fonética), andarivel (cronología), bergantín (fonética y cronología), avería2 (fonéti-
ca, cronología y campos semánticos de marinería y comercio), metal1 (historia y con-
tenido semántico) y bochín (frecuencia de uso). Colón (1967: 235) muestra acuerdo
en la consideración de catalanismo indiscutible de esta última voz, pero considera que
linaje es sólo probable puesto que halla datos textuales que hacen pensar en una posi-
ble mediación francesa u occitana al lado de la catalana (Colón 1967: 234).
6
Cf. Prat Sabater (2003 y 2004).
7
Colón está de acuerdo en que esta palabra es catalanismo. Cf. Colón (1967: 219 y 232; 1968:
1914; 1976: 271, n. 39 y 1981: 201).
PRÉSTAMOS LÉXICOS DEL CATALÁN: CONTRASTE ENTRE EL DRAE-1992 Y EL DRAE-2001 221
Los 263 lemas restantes sin modificación en las dos últimas ediciones del DRAE,
siguen presentándose como catalanismos seguros. El DCECH coincide
mayoritariamente en esta solución: acotar3, alioli, amprar, añoranza, añorar,
avellanate, bajel, bajoca, baladre, banderola, barraca, bastaje, borraja, brazola,
brocatel, brollar, buido, butifarra, camota, cantimplora, capicúa, carquiñol, celindrate,
ceprén, chácena, chuleta1, chulla1, clavel, clavellina, clota, codoñate, conceller, con-
fite, congoja, convite, cortapisa, crisol, cuartera, cuarterada, derrería (a la ~), don-
cel, embornal, embuñegar, empeltre, empesador, entremiche, esclafar, escoa, esqui-
rol, estoperol, estrepada, faena, fajol, fango, fleje, flojel, foja2, fona, fonébol, forastero,
forcejar, formalete, francalete, frazada, freo, fuñar, gandaya2, genol, gobén, gober-
nalle, granel (a ~), grao, grupada, jamurar, jaquir, libán, litera, loguer, lonja2, mal-
coraje, mancha3, manigueta, manuella, margallón, masada, masía, melis, menge,
micer, mirrauste, mojel, molla, molsa, moscareta, moscatel1, moscatel2, mosén,
mosqueta, muelle2, mújol, nao, naucher, nevereta, nolit, orate, orenza, orgullo, oriol,
oropimente, osta, paella, pagel, pajarel, palafrén, palangre, palmejar, panoli, papel,
pavorde, payés, pelaire, perchel, perlongar, perno, perol, perpunte, pésol, picaporte,
pinjar, piular, placer3, poncella, porche, preboste, prensa, proejar, proel, proís, qui-
jote1, rapa, rape2, remiche, retal, riel, rozagante, salicor, sardinel, semblante, semblar,
seo, serpol, soler1, somatén, sor1, sosa, tercerol, tirabeque, trabucaire, trébol, trenque,
treo, truque, viaje2 y tusón8. La lectura atenta de los trabajos de Colón, en los que
incluye el análisis de bastantes voces de este grupo, y el estudio detenido y crítico de
las justificaciones que aporta el DCECH, con la valoración de si utiliza suficientes
argumentos o no para consolidar la hipótesis de transmisión, han permitido concluir
que los que aparecen subrayados en la lista anterior pueden considerarse sin lugar a
dudas préstamos del catalán.9
El DCECH considera catalanismos probables a algunos otros préstamos del
grupo de lemas que no han sufrido ningún cambio en las dos últimas ediciones del
DRAE: adempribio, aguaitar, albergue, amainar, arel, arganel, atiparse, burdel, ca-
polar, carquerol, castañola, choca, cimbel, coca5, cohete, corda (estar a la ~), cordel,
correjel, correo1, costa2, dátil, desgaire, dosel, escarola, fornel, fornir, gresca, hor-
diate, lagotero, maitines, manjar, metalla, miñón1, molde, neto, niel, novel, palenque,
pebete, petar1, pincel, porcel, roquete1, salvaje, serviola, usaje y viaje1. En otros ca-
sos, puede ocurrir que el DCECH no recoja las voces o bien que no ofrezca para ellas
la hipótesis de catalanismo: absenta, arreo2, bagre, baldrufa, ballener, boj1, bou, bovaje,
cairel, cajel, cajín, calonge, cantel, canute, capel, capítol, capitoste, carrafa, chamelo,
charnego, chueta, corondel, ensaimada, escomesa, escultismo, espinel, falla3, farte,
8
En esta y en el resto de listas ofrecidas en esta comunicación, se ha mantenido la lematización
del DRAE-2001.
9
Cf. Prat Sabater (2004).
222 MARTA PRAT SABATER
4. CONCLUSIÓN
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
COLÓN, Germà (1967): «Elementos constitutivos del español: catalanismos», en Enciclopedia lin-
güística hispánica, Madrid, CSIC, II, pp. 193-238.
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eds., Logos Semantikos. Studia lingüistica in honorem Eugenio Coseriu (1921-1981), Ma-
drid-Berlin, Gredos-Walter de Gruyter, III, pp. 191-201.
— (1991): «Las relaciones del léxico aragonés medieval con el léxico catalán», en Actas del I
Congreso de Lingüistas aragoneses, Zaragoza, Diputación General de Aragón, pp. 69-78.
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Arco/Libros, pp. 45-54 [reedición del artículo].
— (2002b): «Elementos constitutivos del léxico español», en Para la historia del léxico español
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Calpe [ed. en soporte CD-ROM, 1995].
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Calpe [ed. en soporte CD-ROM, 2003].
GUTIÉRREZ CUADRADO, Juan (2001-2002): «El nuevo rumbo de la vigésima segunda edición (2001)
del Diccionario de la lengua española de la Real Academia», Revista de Lexicografía, VIII,
pp. 297-319.
PRAT SABATER, Marta (2000): «Préstamos del catalán en el Diccionario de la Real Academia Espa-
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— (2003): Préstamos del catalán en el léxico español, Bellaterra: Universidad Autónoma de Bar-
celona, Servicio de Publicaciones (tesis doctoral digitalizada: http://www.tdx.cesca.es/tdx-
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— (2005): «La influència del català sobre el lèxic castellà: visió diacrònica», Llengua & Literatu-
ra, 16, pp. 363-387.
224
Cita: Ruhstaller, Stefan (2006): “Presencia en las sucesivas ediciones del diccionario académico de
los tecnicismos de la pesca extraídos de las Ordenanzas de Sevilla”, en Mar Campos Souto e Ignacio Pérez
Pascual, eds., El diccionario de la Real Academia Española: ayer y hoy, A Coruña, Universidade da Coruña,
Anexos de Revista de Lexicografía, 1, pp. 225-236. https://doi.org/10.17979/spudc.9788497497466.225
STEFAN RUHSTALLER
Universidad Pablo de Olavide, Sevilla
1. INTRODUCCIÓN
2.1. Los primeros académicos dedicaron un artículo a la voz almancebe que aparece
tres veces en las OSe. (cito los pasajes en 2.3). Ni siquiera los lexicólogos modernos
han podido localizar más documentación de la voz, y el contexto en que figura en las
OSe. es insuficiente para determinar con exactitud el significado de este término téc-
225
226 STEFAN RUHSTALLER
nico de la pesca (según señala expresamente el DCECH, s. v.). Desde luego, no resul-
ta plausible –pues las terminologías profesionales se caracterizan precisamente por la
sutileza con que deslindan los conceptos específicos de su ámbito del saber– que
poseyera simultáneamente las tres acepciones que –por conceder demasiada credibili-
dad al DRAE, según veremos– distingue el DH.: «lugar en el río Guadalquivir para
cierto tipo de pesquería», «cierto tipo de red usada en el río Guadalquivir» y «cierto
barco pequeño donde tenía lugar esa pesca» (Ruhstaller 2004: 119). Tal vez sirva de
orientación para reconstruir el significado el étimo hispanoárabe; según la hipótesis
del DCECH (s. v.), «no hay duda de que mánsib significaría el ‘lugar donde se tendían
las redes o los lazos’».
A pesar de lo poco conocido que resulta el término almancebe, la Academia lo
ha mantenido ininterrumpidamente en sus ediciones desde 1726 a 2001, incluso en su
diccionario manual. Lo adoptaron mecánicamente también la práctica totalidad de los
diccionarios posteriores (incluidos los actuales, como Vox y Larousse). Los creadores
del DA creyeron poder establecer un significado inverosímilmente amplio para este
término técnico: «el conjunto de redes, barco, y demás aparéjos para cierto género de
pesquería y lance de pescar echado en el rio Guadalquivir en las cercanías de Sevilla
por sus pescadóres». En la segunda edición, sin duda tras una nueva evaluación de la
fuente, se restringió a «el barco preparado para cierto género de pesquería que se
hacia en el rio Guadalquivir cerca de Sevilla».1 Otro cambio radical –este originado
con toda probabilidad por la etimología– se produce en el DRAE-1884, cuando –sin
alcanzarse la precisión semántica deseable en un diccionario de las pretensiones del
DRAE– la voz se define como «especie de red que se usaba en el Guadalquivir».
Posteriormente –en el DRAE-2001– ya sólo se añade una puntualización carente de
interés: «especie de red que se usaba en el Guadalquivir, río de España».
Así, también otros elementos de la microestructura se ven modificados en las
sucesivas ediciones: si los primeros académicos no se aventuraron a formular hipóte-
sis etimológica alguna, en 1884 la voz se derivaría del ár. al-monceb «red tendida».
En 1970 se da preferencia a al-mansab «el lugar donde se echan las redes», mientras
que en la última versión se postula un ár. hisp. almansába «banco». Pero lo más
llamativo es la descripción del uso de este término documentado exclusivamente en el
texto de 1527: mientras en la primera edición del DA todavía se aludía al sector de
hablantes al que pertenecía la voz («...por sus pescadores») y se advertía expresamen-
te que se trataba de una «voz antiquada», desde el DA-1770 se restringía
diacrónicamente mediante la marca «ant[iq].» combinada con el empleo del imper-
fecto dentro de la definición; desde el DRAE-1884 es ya únicamente este tiempo
verbal el que señala la falta de uso en la lengua moderna. Algún diccionario actual
1
Paralelamente a la definición española se modifica la latina: «omnia instrumenta piscatui apta»
en la primera edición del DA se sustituye por «piscatoria cymba» en la segunda.
PRESENCIA EN LAS SUCESIVAS EDICIONES DEL DICCIONARIO ACADÉMICO 227
incluso hace creer que el término aún conserva vitalidad: «red de pesca que se usa en
el Guadalquivir» (Larousse).
2.2. La voz almatrero, «el que pesca con sabogales», está, como determinó Corominas,
estrechamente relacionada con almatroque,2 nombre de una red de pescar fina similar
al sabogal que utilizaban los pescadores del Guadalquivir, descrita pormenorizadamente
por Sáñez Reguart en su Diccionario histórico de las artes de la pesca nacional (1791).
Tanto almatroque como almatrero son voces documentadas en una sola fuente –el
primero en el diccionario de Sáñez,3 el segundo en las OSe.–, y tendrían un uso
limitado exclusivamente al lenguaje de los pescadores del Guadalquivir de siglos
pasados.
El tecnicismo antiguo figura en la nomenclatura del diccionario académico
–incluida la del manual– de 1726 a 1989, pero falta en las eds. de 1992 y 2001. La
definición del DA, «el que usa pescar con un género de redes, que llaman sabogáles,
porque con ellas cogen unos peces que se llaman sabógas», se reformula en 1770
como «el que pesca con unas redes, llamadas sabogales, porque con ellas se cogen
las sabogas», redacción que se mantiene más de un siglo (en el DRAE-1852 se
elimina únicamente la coma tras «redes»). En el DRAE-1884, sin embargo, se pro-
duce un cambio total, estableciéndose en la propia definición una relación con el
término del que etimológicamente deriva la voz: «el que tenía por oficio pescar con
almatroque».
La definición latina ofrecida en DA –«piscator salparum, aut thrissarum»– se
abrevia en el DRAE-1852 en «piscator salparum». Ninguna de las ediciones se pro-
nuncia sobre la etimología. En lo que se refiere al uso del término, llama la atención la
falta total de marcas restrictivas; únicamente a partir del DRAE-1884 se señala implí-
citamente una limitación cronológica («El que tenía por oficio...»).
2.3. En un contexto casi idéntico al de almatrero figura en las OSe. (159v y 160) una
voz de aspecto sospechosamente similar:
2
Corominas ofrece una explicación etimológica de esta forma, que naturalmente no puede deri-
varse directamente de almatroque. Ahora bien, tampoco sería descabellado pensar que almatrero fuera
una de las no demasiado raras erratas achacables al impresor de las OSe., y que el tecnicismo realmente
fuese *almatroquero (cf. los casos de almacaero, aljarfe y alcabala; también Ruhstaller 2004: 115).
3
Pues las demás obras, todas lexicográficas, que según el DH la recogen, obviamente no hacen
sino reproducir el mismo dato.
228 STEFAN RUHSTALLER
Se trata del único testimonio de la forma –pues los demás diccionarios no ha-
cen sino copiar mecánicamente el dato de DA–, y dado su extraño aspecto Dozy la
consideró lectura corrompida de *almancebero (derivado de la voz almancebe, trata-
da arriba); pero en vista de la similitud de los contextos en que aparecen estos hápax
es evidente que lo es de almatrero (posibilidad que ya consideró Corominas, DCECH,
s. v. almancebe). No cabe duda alguna de que el impresor de las OSe. –lógicamente
desconocedor absoluto de la jerga profesional de tradición puramente oral de los pes-
cadores del Guadalquivir cuyas normas laborales debía copiar de un manuscrito del
siglo anterior– reprodujo como almacaero lo que en el manuscrito era almatrero.
Es, pues, más que probable que almacaero sea una voz fantasma, por lo que
la decisión de suprimir el registro en 1992 fue un acierto (antes, no obstante, se
había acogido incluso en el diccionario manual). Pero ya en la definición de 1726 se
percibe la inseguridad de los lexicógrafos ante el término: «el que tiene por exercicio
un género de pesca, que se hace con barco en el rio de Sevilla: y porque llaman
Almancébes à los barcos empleádos en esta pesca, llaman Almacaeros à los que la
usan, para distinguirlos de otras diferéncias de Pescadóres». En la segunda edición
de DA esta descripción semántica se reduce a «el que tiene por oficio un género de
pesca que se hace con barco en el rio de Sevilla». En el DRAE-1884, tras una nueva
evaluación del texto de las OSe., se elimina la imprecisión patente en la expresión «un
género de pesca», y se introduce la referencia al almancebe (término, no obstante,
como vimos, no menos imperfectamente conocido): «el que tenía por oficio pescar
con almancebe».
La definición latina se mantiene de 1726 a 1803 como «qui ex cymbula piscatur,
piscator [h]orarius», y se abrevia en el DRAE-1817: «qui ex cymbula piscatur». Nin-
guna edición ofrece etimología. En cuanto a la descripción del uso, resulta chocante
la ausencia total de marcas; sólo implícitamente se señala el arcaísmo a partir del
DRAE-1869 mediante el uso del imperfecto en la definición («el que tenia por ofi-
cio...»). Al menos, el DA alude vagamente al carácter técnico de la voz, a través de la
tercera persona de plural y la referencia a las necesidades de distinción semántica más
sutil de los usuarios de tecnolectos («llaman Almancébes à [...] para distinguirlos de
otras diferéncias...»).
2.4. Al igual que almacaero, también alcabala, definido en el DA («Se llama assi el
seno, ò centro de las redes de pescar, que por otro nombre se llama Xabéga»), es una
voz fantasma que entró en el diccionario académico a partir de una forma mal repro-
ducida por el impresor de 1527; en el ms. de las ordenanzas de cordoneros de redes
PRESENCIA EN LAS SUCESIVAS EDICIONES DEL DICCIONARIO ACADÉMICO 229
que fue la base de la versión impresa figura realmente alcanela,4 denominación de red
bien documentada. Esta voz inexistente5 persistió en el diccionario académico hasta
1984, si bien al menos el diccionario manual había renunciado a su inclusión. En una
primera etapa (de 1726 a 1869) la forma se trataba como acepción de alcabala ‘tribu-
to’, mientras que en una segunda (a partir del DRAE-1884) los términos se han consi-
derado homónimos y han recibido artículos independientes.
La citada definición de la primera edición del DA es modificada sustancialmente
en la segunda, donde –sin duda tras interpretar de nuevo el contexto que ofrece la
fuente– se explica el término como «especie de red para pescar: lo mismo que xábega».6
Desde el DRAE-1884 la explicación semántica se limita a la indicación del supuesto
sinónimo jábega. A excepción de la primera edición del DA –donde se traduce «Inte-
rior retis piscatorii sinus»– se prescinde de la habitual versión latina de la definición.
Igualmente se omite la información etimológica hasta el DRAE-1884; el étimo ár.
alquebol establecido en esta fecha se mantiene hasta la supresión de la voz en el
DRAE-1984. Sorprendentemente parca es, de nuevo, la caracterización del uso de
este (en realidad inexistente) tecnicismo arcaico local: la única marca que lo acompa-
ña es «ant.» a partir del DRAE-1803.
2.5. Tres veces aparece en las OSe. la forma aljarfa, y una vez una variante aljarfe. La
autenticidad de la primera está fuera de duda no sólo por su recurrencia en el texto,
sino también por el testimonio de Sáñez Reguart, quien la recogió, sin duda directa-
mente de boca de los pescadores del Guadalquivir, como arfa.7 La segunda forma,
aljarfe, en cambio, ha de ser una errata más8 achacable al impresor de las OSe., desco-
nocedor de la terminología de los pescadores locales. A pesar de ello, el DA registra
ambas formas, si bien bajo un único lema:9 aljarfa, o aljarfe. Sólo a partir del DRAE-
1884 se elimina esta anomalía al dedicarse entradas diferentes a cada forma (si bien
desde aljarfe se remite directamente a aljarfa). Curiosamente, la edición más moder-
na vuelve al doble lema inicial: aljarfa o aljarfe. La «oficialización», a través de su
registro en el DA, de la errata aljarfe hizo que se extendiera ampliamente por los
diccionarios del español: como se desprende de los materiales acopiados en el DH, la
4
Véase García Cornejo (2001: 232) y Ruhstaller (2004: 111).
5
El DCECH (s. v. alcabala) reproduce, con reservas, la interpretación del término de Dozy, pero
destaca que, para llegar a una conclusión segura, «hacen falta más ejs.» de la voz.
6
Terreros mantiene la definición de la primera edición del DA.
7
La forma oral sería la aharfa [la:hárfa] –cf. pronunciaciones populares andaluzas del tipo [aharáfe]
‘Aljarafe’, [aherífe] ‘aljerife’ (vid. infra)–; Sáñez la interpretaría como plural las arfas, reconstruyendo
un singular arfa.
8
Facilitada por el arcaico uso del artículo el ante sustantivo femenino que comienza por a- átona
(el aljarfa).
9
Hay otros casos de doble lema en el DA, especialmente diminutivos (Ruhstaller 2001: 207, n. 5).
230 STEFAN RUHSTALLER
2.6. Los redactores del DA encontraron en las OSe. un término aluentola que reprodu-
jeron erróneamente como albéndola en su obra, forma que se propagó posteriormente
a otros diccionarios, como el de Terreros y otros más modernos, a pesar de que ya los
autores de la segunda edición advirtieron el desliz estableciendo como lema albéntola.
La autenticidad de esta última forma viene avalada no sólo por el hecho de aparecer
cinco veces en la fuente, sino también por algunos registros lexicográficos indepen-
dientes de diccionarios especializados más modernos que recoge el DH. Continúa en
la nomenclatura académica –incluida la del diccionario manual– hasta la edición ac-
tualmente vigente.
10
La segunda edición del DA únicamente regulariza la redacción de la definición suprimiendo las
palabras introductorias «Es una...».
PRESENCIA EN LAS SUCESIVAS EDICIONES DEL DICCIONARIO ACADÉMICO 231
2.8. Por último, el derivado de la voz anterior aljerifero, documentado con el signifi-
cado ‘pescador de aljerife’ exclusivamente en las OSe. (a juzgar por la documenta-
ción que ofrece el DH), figura en el diccionario académico –incluida la versión ma-
nual– desde el DA hasta hoy. La definición se ha modificado en cinco ocasiones: la
primera edición del DA formula «el Pescador que pescába con la espécie de red llama-
da Algerífe»; la segunda abrevia «el pescador que pescaba con algerife»; en el DRAE-
1884 se prefiere «el que tenía por oficio pescar con aljerife»; y, finalmente, desde el
11
Tan sólo se introduciría y suprimiría varias veces la coma tras delgado.
12
También el CORDE contiene una documentación castellana, procedente de la anónima traduc-
ción de la Biblia Reina-Valera, de 1909.
232 STEFAN RUHSTALLER
3. CONCLUSIONES
De las ocho formas registradas por el DA a partir de las OSe. tres son fantasmas
lexicográficos originados a partir de erratas en la propia fuente –almacaero, alcabala
y aljarfe–; una cuarta debe su carácter «fantasmagórico» a un desliz de los lexicógrafos
al reproducir el dato en el diccionario –albéndola, en lugar de albéntola–. Almatrero
y aljerifero son hápax, y almancebe y aljarfa términos que, si bien aparecen más de
una vez en el texto sevillano, no han podido ser atestiguados –a juzgar por la docu-
mentación léxica reunida en los repertorios que he podido consultar– en fuente inde-
pendiente. Las demás formas aquí estudiadas, aun cuando su existencia viene confir-
mada por fuentes posteriores, están sometidas a severas restricciones de uso: se trata
sin excepción de tecnicismos arcaicos de difusión geográfica muy limitada.
El estudio de la presencia en el diccionario académico de esta corta serie de
términos técnicos arcaicos del lenguaje de los pescadores sevillanos pone de relieve
que la actitud general a la hora de editar una versión nueva ha sido la de reproducir
mecánicamente la información contenida en la anterior, a lo sumo con algún retoque
estilístico. Los cambios se introdujeron casi todos en las mismas pocas versiones.
Así, en la segunda edición del DA se modificaron sustancialmente la mitad de las
definiciones (tanto españolas como latinas), sin duda tras un proceso de reevaluación
de la fuente. En el DRAE-1884 se corrigieron tres de las definiciones y se ofrecieron
etimologías nuevas en la mitad de los casos;13 el punto de partida fueron, no cabe
duda, las investigaciones sobre el léxico de origen árabe que florecían en la época
logrando brillantes resultados en los terrenos del acopio de documentación y del estu-
dio etimológico. Un paso decisivo se da en el DRAE-1992, cuando, además de
reformularse una de las definiciones, se suprimen tres entradas. Estas supresiones
fueron un claro acierto, pues se trataba de formas cuando no inexistentes al menos de
escasísimo uso real, formas cuyo registro lexicográfico no tiene justificación sino en
un diccionario histórico o etimológico. No obstante, para aplicar este criterio de modo
sistemático debería eliminarse también la entrada aljarfe (o quizá incluso la totalidad
13
Lo observado aquí viene a confirmar, pues, plenamente el juicio de Álvarez de Miranda (2000:
54-55) sobre la importancia del DRAE-1884.
PRESENCIA EN LAS SUCESIVAS EDICIONES DEL DICCIONARIO ACADÉMICO 233
14
Cf. Álvarez de Miranda (2000: 50-51) y Ruhstaller (2000: 218).
234
ANEJO
voz hápax sólo en presencia cambio modificación modificación cambio cambio de marca marca marca
fantasma OSe. en la en lema de la de la definición etimología diacr. diatéc. diatóp.
Acad. definición definición definición latina
(cont.) (forma)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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versidad de Alicante.
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drid, Gredos.
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el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de
hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua, Madrid
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da de Joaquín Ibarra.
DRAE-1803. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (18034): Diccionario de la lengua castellana, Madrid, Viu-
da de Ibarra.
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prenta Real.
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prenta de don Manuel Rivadeneyra.
236 STEFAN RUHSTALLER
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Calpe.
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Calpe.
GARCÍA CORNEJO, Rosalía (2001): «Los nombres de las redes en las «Ordenanzas de los cordoneros»
(Sevilla, 24 de octubre de 1482)», Revista de Dialectología y tradiciones populares, LVI,
pp. 217-244.
OSe. Ordenanzas de Sevilla: Recopilaçión de las ordenanças de la muy noble y muy leal cibdad de
Seuilla: de todas las leyes y ordenamientos antiguos y modernos: cartas y prouisiones
reales para la buena gouernaçion del bien publico y pacifico regimiento, Sevilla, 1527.
RUHSTALLER, S. (2004): «Sobre la génesis del diccionario académico. Las Ordenanzas de Sevilla
como fuente de material léxico en el Diccionario de Autoridades», Zeitschrift für romanische
Philologie, 120/1, pp. 106-127.
1. INTRODUCCIÓN
1
Todas las citas a los diccionarios académicos se hacen a través del Nuevo Tesoro Lexicográfico
de la Lengua Española.
237
238 MARTA TORRES MARTÍNEZ
El prefijo des-, producto de la confluencia de las partículas latinas DE-, DIS-, EX-
/E-, así como sus distintos alomorfos, de-, des-, di-, dis-, es-, queda incluido dentro
del amplio grupo de los prefijos, de origen latino, documentados en español.
A continuación, presentaremos los valores que poseían en latín los prefijos DE-,
DIS-, EX-/E-, recogidos por Segura Munguía (2001). Para el prefijo latino DE-, el autor
señala los significados de ‘separación’ (1a); ‘falta o cesación’ (1b) y ‘plenitud o inten-
sidad’ (1c):
En cuanto a DIS-, Segura Munguía (2001) indica que este prefijo latino presenta
los valores de ‘división’, ‘separación’, ‘distinción’ o ‘negación’ y, a veces, ‘plenitud’.
Cabe destacar que el autor no documenta ninguno de los valores asignados a DIS-, si
bien, a nuestro entender, el valor de plenitud está presente en formaciones latinas del
tipo DISCUPIO (‘desear con ansia’) o DISPERDO (‘perder del todo,’) y parece correspon-
derse con el valor intensivo que estudiamos.
Por último, Segura Munguía (2001) señala que el prefijo EX- –E- ante conso-
nante– presenta en latín la idea de ‘salida’ (2a), a veces de ‘privación’ (2b), otras
veces el significado de ‘fin’ (2c), e incluso, puede reforzar las formas adverbiales
(2d):
Así, des- ha asumido en español los valores de una serie de prefijos que po-
seían toda una gama de significados en su contexto latino. Además, cabe destacar que
los prefijos DE- y DIS- ya tenían en latín un valor secundario de ‘intensidad’, significa-
do también llamado por Segura Munguía (2001) de ‘plenitud’. Así, podemos pensar
que este valor intensivo es heredado por des- a partir de dos prefijos latinos (DE- y DIS-).
Por otra parte, el prefijo des- del español ha sido estudiado por varios autores
(Neira 1976, Brea 1976 y 1994, Battaner 1996, Varela y Martín García 1999). En
general, todos los trabajos revisan las bases a las que des- se adjunta así como sus
distintos valores y empleos.
SOBRE EL VALOR INTENSIVO DEL PREFIJO -DES EN LA LEXICOGRAFÍA ACADÉMICA 239
En cuanto a las palabras formadas por des-, este prefijo puede aparecer ante-
puesto a verbos, sustantivos y adjetivos, si bien todos los autores coinciden en la
mayor utilización del morfema objeto de estudio unido a bases verbales. En lo que
respecta a las bases sustantivas, aunque se documentan formaciones en las que des- se
une a sustantivos simples (desinterés, desventaja), son más frecuentes aquellos casos
en los que nuestro prefijo aparece en sustantivos derivados de verbos ya prefijados
(desagradecimiento < desagradecer, desaparición < desaparecer). En cuanto a las
bases adjetivas, parece que des- resulta más rentable unido a adjetivos formados por
parasíntesis sobre sustantivos (desalmado, desangelado) así como en la formación de
participios-adjetivos (desapasionado, desaseado, desconsiderado). No obstante, des-
también se adjunta, con menos frecuencia, a adjetivos simples (desagradable, des-
igual). Finalmente, como hemos observado anteriormente, parece que el prefijo des-
posee un mayor rendimiento unido a verbos. En este punto, cabe señalar que des-
puede adjuntarse tanto a verbos parasintéticos formados sobre una base sustantiva
(descabezar, descremar) como a verbos simples (desestimar, despoblar).
En cuanto a los valores semánticos asignados al prefijo des-, la mayor parte de
los lingüistas coinciden en señalar los significados de ‘negación’ (desempleo, descon-
forme), ‘acción contraria’ –valor de ‘reversión’ para Varela y Martín García (1999)–
(descoser, deshacer), ‘privación’ (descamisar, desconfianza), ‘alejamiento o separa-
ción’ (descaminar, despedazar) y ‘procedencia’ (desviar). El valor semántico de ‘in-
tensidad’, objeto de estudio de nuestro trabajo, es señalado por la mayoría de los
autores, si bien Varela y Martín García (1999) no lo tienen en cuenta en su clasifica-
ción. Entre los lingüistas que reconocen el valor intensivo de des-, Brea (1976: 333)
localiza «contados casos» como desmenguar o deslavar –documentados en La Celes-
tina y El libro de Aleixandre, respectivamente– en los que des- aporta al verbo base
un significado más bien intensivo. De igual modo, Neira (1976: 312), a propósito de
la coincidencia de dos prefijos negativos en una misma formación -des- e in-, observa
que des- no siempre supone la negación de la base a la que se une:
Neira (1976: 312) observa en (3) que el verbo desinquietar no niega al verbo
base al que se adjunta (inquietar o intranquilizar a la niña), sino que, por el contrario,
lo refuerza y le aporta un valor de intensidad (inquietar o intranquilizar mucho a la
niña). Finalmente, Battaner (1996: 346) señala que el significado intensivo de nuestro
prefijo quedaba recogido por la Academia desde el DA.
Cabe señalar que todos los autores, excepto Varela y Martín García (1999),
documentan el valor intensivo del prefijo des- en formaciones como deshambrido,
desinquietar, desmenguar o desabido. A continuación, comprobaremos si la Real
240 MARTA TORRES MARTÍNEZ
Academia Española se hace eco de este significado secundario de des- en las distintas
ediciones de su diccionario.
(4) DES. Prep. que corresponde à la Latina Dis, y no se halla fuera de composicion.
Comúnmente sirve para explicar negacion de su simple: como Desgraciado el
que no tiene gracia, desdichado el que no tiene dicha; pero algunas veces aumen-
ta la significacion de su simple: Desojado, el que se hace ojos, desalado, el que
quisiera ponerse alas para conseguir el fin que deséa, y apetéce con ansia y
veheméncia, descollado, el erguido, el que sobresale (DA-1783).
(5) DES. Partícula prepositiva que entra en la composicion de muchas voces, y nun-
ca se halla fuera de ella. Comúnmente denota negacion, como desventurado, el
que no tiene ventura: desdichado, el que no tiene dicha, aunque algunas veces no
solo no destruye la significacion de su simple sino que la aumenta: como desco-
llado, el erguido (DRAE-1791 a DRAE-1869).
2
La Academia codifica el prefijo des- seguido de guion a partir del DMILE-1983.
SOBRE EL VALOR INTENSIVO DEL PREFIJO -DES EN LA LEXICOGRAFÍA ACADÉMICA 241
ojos’, desalado ‘el que quisiera ponerse alas para conseguir el fin que desea, y apete-
ce con ansia y vehemencia’, descollado ‘el erguido, el que sobresale’). Cabe destacar
que en (5) se eliminan dos ejemplos del valor aumentativo que des- presentaba en (4)
–desojado y desalado–, mientras que se mantienen en los dos artículos lexicográficos
las formaciones que ejemplifican el significado negativo.
A continuación, en una segunda etapa, el artículo lexicográfico de des- corres-
pondiente al DRAE-1884 y al DRAE-1899 presenta tres valores semánticos bajo la
categoría gramatical de «preposición inseparable»:
(6) Des. (Del lat. dis.) prep. insep. Que denota negación, como en DESconfiar; oposi-
ción ó contrariedad, como en DEShacer, privación, como en DEScabezar (DRAE-
1884 y DRAE-1899, s. v.).
(7) Des. (Del lat. dis.) prep. insep. Que denota negación o inversión del significado
del simple, como en DESconfiar, DEShacer; privación, como en DESheredar; exce-
so o demasía, como en DESlenguado; fuera de, como en DEScamino, DEShora. A
veces no implica negación, sino afirmación, como en DESpavorir, DESlánguido
(DRAE-1914 a DRAE-1970)
(8) des-. pref. compositivo que denota negación o inversión del significado del sim-
ple, como en DESconfiar, DEShacer; privación, como en DESabejar; exceso o dema-
sía, como en DESlenguado; fuera de, como en DEScamino, DEShora. A veces no im-
plica negación, sino afirmación, como en DESpavorir (DMILE-19833 y DRAE-1984).
3
Como es frecuente en las ediciones de carácter manual, la Academia elimina la etimología tras
el lema en 1983. Además, cabe destacar que la edición manual elimina el ejemplo deslánguido, forma-
ción que vuelve a documentarse en el DRAE-1984.
242 MARTA TORRES MARTÍNEZ
(9) des-. Elemento compositivo que denota negación o inversión del significado del
simple, como en DESconfiar, DEShacer; privación, como en DESabejar; exceso o
demasía, como en DESlenguado; fuera de, como en DEScamino, DEShora. A veces
no implica negación, sino afirmación, como en DESpavorir (DMILE-1989).
(10) des- (confluencia de los prefijos latinos de-, ex-, dis-, y a veces e-). pref. que
denota negación o inversión del significado del simple, como en DESconfiar, DESha-
cer; privación, como en DESabejar; exceso o demasía, como en DESlenguado; fue-
ra de, como en DEScamino, DEShora. A veces no implica negación, sino afirma-
ción, como en DESpavorir, DESlánguido (DRAE-1992 y DRAE-2001).4
4
En la edición usual de 2001 la Academia separa las distintas acepciones mediante la doble pleca
(||) y el número arábigo.
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1914, ya que trata como sinónimos dos valores totalmente distintos como el de ‘nega-
ción’ y el de ‘inversión’, significados codificados por separado en el DRAE-1884 y en
el DRAE-1899. Por último, podemos señalar el hecho de que, a nuestro entender, los
valores semánticos de ‘exceso o demasía’ y de ‘afirmación’ –recogidos por la Acade-
mia desde el DRAE-1914 hasta el DRAE-2001– parecen responder al significado in-
tensivo del prefijo des-, valor objeto de nuestro estudio. Los ejemplos documentados
en cada caso –deslenguado ‘desvergonzado’, desbocado ‘mal hablado’ y despavorir
‘sentir pavor’; deslánguido ‘flaco, débil y extenuado’, respectivamente– muestran
claramente que el prefijo des- no posee los valores negativo, reversativo, privativo o
locativo, sino un significado intensivo.
(12) Desgañitarse. (De des intens. y el lat. gann§tus, grito, aullido.) r. fam. Desgar-
gantarse.
Deslaidar. (De des intens. y laido, feo.) a. ant. Afear, desdibujar (DRAE-1884).
Por otra parte, encontramos palabras en cuyo artículo lexicográfico se nos in-
forma de su antigüedad. Tal es el caso de descorrer, desfear, desgastador, desgasta-
miento, deslaidar. En este caso, si tomamos como ejemplo las voces desgastador y
desgastar, podemos observar el tratamiento heterogéneo que la Academia da a pala-
bras que pertenecen a la misma familia léxica:
5
Aunque la Academia haya vuelto a incluir desapartar en su diccionario, hemos comprobado el
poco empleo de esta palabra en el Banco de datos del español de la Real Academia Española. Así,
mientras que en el CORDE se documentan 6 casos en España, Perú y Guatemala; en el CREA no existe
ningún documento que refleje el empleo de desapartar en nuestro días. Sin embargo, Alvar Ezquerra
(2000), en su Tesoro léxico de las hablas andaluzas, recoge el verbo únicamente en forma pronominal,
desapartarse, y lo documenta en el habla de Priego (Córdoba) –en esta localidad y en Cabra y Sevilla
también se documenta la voz deseparar/desepararse–. Cabe destacar que despartar/desapartarse tam-
bién se emplea en otras zonas de Andalucía, en Asturias –documentada, junto con la forma desparar, en
Neira y Piñeiro (1989)– y en la hablas leonesas –documentada, también junto con desparar, en Migueles
Rodríguez (1993)–.
SOBRE EL VALOR INTENSIVO DEL PREFIJO -DES EN LA LEXICOGRAFÍA ACADÉMICA 247
5. CONCLUSIONES
Una vez revisado el contexto latino y los valores semánticos que le son asigna-
dos a des-, nos hemos centrado en el recorrido histórico por los diccionarios académi-
cos del artículo lexicográfico correspondiente al prefijo des- –atendiendo principal-
mente a los significados codificados para este morfema (2 desde el DA hasta el
DRAE-1869, 3 en el DRAE-1884 y el DRAE-1899 y 5 desde el DRAE-1914 hasta el
DRAE-2001)–, así como en la nómina de palabras formadas por des- intensivo docu-
mentadas en DA, el DRAE-1884, el DRAE-1914 y el DRAE-2001. En este inventario
podemos señalar dos aspectos significativos. Por una parte, aunque muchas de la
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