Autonomia Contractual - Libertades y Limites
Autonomia Contractual - Libertades y Limites
Autonomia Contractual - Libertades y Limites
1. NOTA INTRODUCTORIA
[]
Trabajo elaborado con motivo del XXX Aniversario del Código civil peruano y tiene como base el Capí-
tulo II, «Autonomía privada y autonomía contractual», en LEYVA SAAVEDRA (coord.), Contratos en espe-
cial, en LEYVA SAAVEDRA (dir.), Tratado de contratos, Lima, 2016, vol. III.
1
En la actualidad, el conocimiento es el elemento natural más significativo para la competividad de las
personas y el factor productivo más importante para la competividad de las empresas. Los estudios económi-
cos y los datos estadísticos confirman que el crecimiento y la productividad de los diversos sistemas nacio-
nales dependen, directamente, de las inversiones efectuadas en bienes intangibles o intangible assets (v. gr.,
instrucción, formación, knowledge management, software, etc.), antes que de la disponibilidad de capitales o
de materias primas. Cfr. ZENO-ZENCOVICH – MEZZANOTTE, «Le reti della conoscenza: dall’economia al
diritto», en Il diritto dell’informazione e dell’informatica, 2008, n. 2, p. 143. Como bien apuntó FRANKLIN,
la inversión en conocimiento es la que más alta tasa de interés paga. Sobre el tema, v. AZZARITI – MOZZON,
Il valore della conoscenza. Teoria e pratica del knowledge management prossimo e venturo, Milano, 2005;
GRAZZINI, L’economia della conoscenza oltre il capitalismo. Crisi dei ceti medi e rivoluzione lunga, Torino,
2008; MOKYR, The Gifts of Athena: Historical Origins of Knowledge Economy, Princeton, 2002; ID., I doni
di Atena. Le origini storiche dell’economia della conoscenza, Bologna, 2004; RULLANI, «Il valore della
conoscenza», en Economia e politica industriale, 1994, n. 82, p. 47 ss.; ID., Economia della conoscenza.
Creatività e valore nel capitalismo delle reti, Roma, 2004, p. 2 ss.
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En este mundo globalizado, que gesta una economía guida por el saber, el contrato ha pasado de ser el
instrumento príncipe a ser el único instrumento para la realización de la actividad económica de los seres
humanos, recuerda ALPA, «New economy e libere professioni: il diritto e l’attività forense nell’era della
rivoluzione digitales», en Contratto e impresa, 2000, n. 3, p. 1179; ID., «Postfazione», en RICCIUTO – ZORZI
(coords.), Il contratto telemático, en GALGANO (dir.), Trattato di diritto commerciale e di diritto pubblico
dell’economia, Padova, 2002, vol. XXVII, p. 349. Como consecuencia de la globalización de la economía, el
contrato ha visto modificada su función; ahora no se concibe, simplemente, como instrumento de
sistematización y organización de intereses individuales en orden a bienes preexistentes a la manifestación
de autonomía, «ma spesso si esprime come modo di creazione del bene attraverso la declarazione di volontà,
essendo sempre più di sovente la ricchezza legata non a cose materiali, ma semmai ad un reticolo di
informazione che il contratto concorre a determinare o ad arricchire», apunta LIPARI, «Il ruolo del notaio
nella nuova realtà delle nullità contrattuali», en Rivista trimestrale di diritto e procedura civile, 2002, n. 2, p.
364.
3
El contrato ha dejado su rol secundario, de vehículo para la circulación de la riqueza, para asumir su rol
principal en la escena negocial, de principal creador de nueva riqueza. Cfr. GALGANO, «Il contratto», en
Contratto e impresa, 2007, n. 3, p. 720; ID., Trattato di diritto civile, Padova, 2009, vol. II, p. 134; LEYVA
SAAVEDRA, Contratos en general, en LEYVA SAAVEDRA (dir.), Tratado, cit., 2014, vol. I, p. 6. La nueva
imagen del contrato, pues, no es solamente aquella de un instrumento que crea la riqueza favoreciendo la
circulación de los bienes, sino aquella de un instrumento para crear directamente riqueza, casi creando cosas
nuevas del mundo físico para hacerles luego circular, apunta FRANZONI, «Il contratto nel mercato globale»,
en Contratto e impresa, 2013, n. 1, p. 90. FAVA, por su lado, estima que el contrato ha devenido en un
instrumento creador de riqueza, «specie valorizzandone alla funzione strumentale all’attività di impresa»
[«Lineamenti storici, comparati e constituzionali del sistema contrattuale verso la european private law», en
FAVA (coord.), Il contratto, Milano, 2012, p. 19].
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En una sociedad transnacional, de rápida transformación, el principal instrumento de la innovación jurídica
es el contrato, señala GALGANO, «Il contratto nella società post-industriale», en AA.VV., La civilistica italiana
dagli anni ’50 ad oggi. Tra crisi dogmatica e riforme legislative, Padova, 1991, p. 343; ID., «Diritto ed
economia alle soglie del nuovo millennio», en Contratto e impresa, 2000, n. 1, p. 197; ID., La globaliz-
zazione nello specchio del diritto, Bologna, 2005, p. 93.
5
Globalización significa desterritorialización; significa, también, primado de la economía en total detrimen-
to de la política; y, todavía más, significa eclipse del Estado y de su expresión más particular: la soberanía,
escribe GROSSI, «Globalizzazione, diritto, scienza giuridica», en Il foro italiano, 2002, n. 5, parte V, c. 154.
La moderna globalización de los mercados ha sobrepuesto al derecho de los Estados, para la regulación de
las operaciones internacionales, una universal Nueva lex mercatoria, reconocida por las cortes nacionales
como ordenamiento jurídico de naturaleza originaria, explica GALGANO, «Lex mercatoria e legittimazione»,
en Sociologia del diritto, 2005, n. 2-3, p. 181. Por esta vía, la globalización de la economía se encuentra con
la universalidad del derecho, concluye el citado autor («Globalizzazione dell’economia e universalità del
diritto», en Politica del diritto, 2009, n. 2, p. 192).
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Cfr. FERRARESE, «Globalizzazione giuridica», en Enciclopedia del diritto, Annali, Milano, 2011, vol. IV,
p. 547 ss.; ID., Il diritto al presente. Globalizzazione e tempo delle istituzioni, Bologna, 2012; LA PORTA,
Globalizzazione e diritto. Regole giuridiche e norme di legge nell’economia globale. Un saggio sulla libertà
di scambio e suoi limiti, Napoli, 2005; MONATERI, «Globalizzazione e diritto europeo dei contratti», en
SOMMA (coord.), Giustizia sociale e mercato nel diritto europeo dei contratti, Torino, 2007, p. 175 ss.;
VARANESE, «Categorie giuridiche e globalizzazione», en Annali, 2008, n. 10, p. 263 ss. Una disciplina que
muestra nítidamente los efectos de la globalización es, sin duda, el derecho comercial, particularmente en el
segmento del mercado de valores, tanto por su uniformidad regulatoria como por su uniformidad y sofistica-
ción contractual. En este sector se muestra el mayor ingenio contractual de los operadores financieros, toda
vez que se negocian con productos financieros; es decir con riqueza ausente. Al respecto, v. LEYVA SAAVE-
DRA, Contratos de financiamiento, en LEYVA SAAVEDRA (dir.), Tratado, cit., 2012, vol. II, p. ss.; ALEGRÍA,
«Globalización y derecho», en Pensar en derecho, 2012, p. 212 ss.; DI GASPARE, Teoria e critica della glo-
balizzazione finanziaria. Dinamica del potere finanziario e crisi sistemica, Padova, 2011, p. 95 ss. Se piensa
que la indicada riqueza ausente corre el riesgo de transformarse en riqueza inexistente. Cfr. SPADA – COSSU,
«Dalla ricchezza assente alla ricchezza inesistente - divagazioni del giurista sul mercato finanziario», en
Banca, borsa e titoli di credito, 2010, n. 4, p. 401.
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El binomio derecho/información asume una serie de significados ligados, ordinariamente, a la preposición
que une los dos términos. La variedad depende, pues, de las funciones o de las finalidades que se persiguen,
o bien de las más generales reconstrucciones del sistema jurídico, escribe ZENO-ZENCOVICH, «Diritto di
informazione e diritto all’informazione nel XXI Secolo», en Enciclopedia treccani, Roma, 2009, p. 1; en
[http://www.treccani.it/enciclopedia/diritto-di-informazione-e-all-informazione_(XXI_Secolo)/]. La peculia-
ridad de la información está en el hecho que es un bien, al igual que otros, que puede ser producido, trans-
portado, custodiado, combinado y, en efecto, consumido; pero, a diferencia de ellos, no se consume con su
utilización, por el contrario, incrementa su valor en cada fase de empleo. Cfr. INGRAVALO, «La cultura come
risorsa strategica nell’economia digitale», en Economia della cultura, 1999, n. 3, p. 33. La información, a
pesar de ser la materia prima de una nueva sociedad, denominada sociedad de la información, es una noción
difícil de individualizar y de definir, lo que explica un tanto la carencia de una definición jurídica general y
abstracta. Cfr. SCHAFF, «La nozione di informazione e la sua rilevanza giuridica», en Il diritto dell’infor-
mazione e dell’informatica, 1987, n. 2, p. 446. En la zona del mercado de valores la información juega un
importante rol; en éste se previlegia tanto la calidad de la información como la transparencia y la gestión de
ésta, toda vez que cualquier inversionista se preocupa por conocer, aparte del riesgo país, el riesgo de la
calidad de la información financiera. El legislador nacional, en conocimiento de esta realidad, ha reacciona-
do pronto incorporando una norma que regula, expresamente, este tema: el art. 5, «Publicidad de informa-
ción financiera de empresas no supervizadas», de la Ley n. 29720, de 24 de junio de 2011.
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Cfr. SCAGLIONE, Il mercato e le regole della correttezza, en GALGANO (dir.), Trattato, cit., 2010, vol.
LVII, p. 3. Recuerda PERLINGIERI que la autonomía contractual crea el mercado y, a su vez, es asegurada por
la existencia de éste, según un desarrollo circular en el cual el contrato representa el mecanismo funcional a
la circulación de los bienes y servicios, y al ejercicio de la actividad de la empresa («Diritto dei contratti e
dei mercati», en Rassegna di diritto civile, 2011, n. 3, p. 879). Así como es interés general que el contrato
opere correctamente en el mercado; es interés de las partes contratantes, igualmente, que sus intereses en-
cuentren lugar y espacio en un correcto mercado, apunta OPPO, «I contratti d’impresa tra codice civile e
legislazione speciale», en SIRENA (coord.), Il diritto europeo dei contratti d’impresa. Autonomia negoziale
dei privati e regolazione del mercato, Milano, 2006, p. 23.
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Cfr. CAPOBIANCO, Lezioni sul contratto, Torino, 2014, p. 3 ss. Los contratos son el soporte jurídico del
mercado y constituyen, por ende, el núcleo fundamental, el más delicado y el más propulsivo del derecho
globalizado, escribe GROSSI, «Globalizzazione, diritto e scienza giuridica», cit., c. 160. El mercado es sede
natural de un vastísimo bargaining; es decir, de una continua contratación, que va desde una contratación
jurídica y sus reglas a una contratación constituida por una serie de prácticas informales, donde hay mucho
desorden y los contratos, y su respectiva obligatoriedad, son valorados solamente por su eficacia a los fines
de la obtención de un determinado fin económico, estima ROSSI, «Diritto e mercato», en Rivista delle so-
cietà, 1998, n. 1, p. 14. Al respecto, v. DELLI PRISCOLI, Mercato e diritti fondamentali, Torino, 2011, p. 7 ss.
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«Contratto e mercato», en OPPO, Vario diritto. Scritti giuridici, Padova, 2005, vol. VII, p. 193; ID.,
«Impresa e mercato», en Rivista di diritto civile, 2001, n. 4, p. 423. El tema ha merecido la atención de
destacados comercialistas italianos, a saber: AULETTA, «Contratto e mercato: a proposito del III volume de il
diritto civile di C.M. Bianca», en Quadrimestre, 1985, p. 289 ss.; ahora en AULETTA, Scritti giuridici,
Milano, 2001, vol. VIII, p. 227 ss.; ALBANESE, Contratto mercato responsabilità, Milano, 2008, p. 1 ss.;
BUONOCORE, «Contratto e mercato», en Giurisprudenza commerciale, 2007, n. 4, p. 379 ss. Para este autor,
la función del mercado es aquella de favorecer el encuentro de los operadores y la conclusión de contratos,
siendo, pues, el mercado el lugar de las contrataciones y en el que se entrecruzan varios intereses que van
adecuadamente tutelados (ob. cit., p. 384). Luego de minar la mitológica imagen del mercado como locus
naturalis, apolítico y ajurídico, guiado por una mano invisible, IRTI define al mercado como aquella unidad
jurídica de relaciones de intercambio de un bien determinado o de una categoría de bienes determinada
(«Persona e mercato», en Rivista di diritto civile, 1995, n. 3, p. 289; ID., «Il concetto giuridico di mercato e
dovere di solidarietà», ivi, 1997, n. 2, p. 185; ID., L’ordine giuridico del mercato, Roma-Bari, 2004, p. 31).
El mercado es el lugar de los intercambios organizados; el locus artificialis, creado por el arte del derecho,
que lo conforma, define, modela y regula; es, pues, el point de encuentro de los sujetos que ofertan y de-
mandan bienes. Cfr. IRTI, «Diritto della comtemporaneità. XXI Secolo», en Enciclopedia treccani, Roma,
2009, p. 1; en [http://www.treccani.it/enciclopedia/diritto-della-contemporaneita_(XXI-Secolo)/].
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Cfr. GALGANO, «Lex mercatoria, autonomia privata e disciplina del mercato», en PARADISO (coord.), I
mobili confini dell’autonomia privata, Milano, 2005, p. 669; SCAGLIONE, Il mercato e le regole, cit., p. 3. La
lex mercatoria es, pues, el fruto más evidente de la autonomía de los mercaderes del ayer y la nueva lex
mercatoria es el producto más acabado de la autonomía de los agentes económicos de hoy. Cfr. BONELL,
«La moderna lex mercatoria tra mito e realtà», en Diritto del commercio internazionale, 1992, n. 6.2, p. 315
ss.; ID., «Lex mercatoria», en Digesto delle discipline privatistiche, Sezione commerciale, Torino, 1993, vol.
IX, p. 11 ss.; BORTOLOTTI, «La nuova lex mercatoria. Costruzione dottrinaria o strumento operativo?», en
Contratto e impresa/Europa, 1996, n. 2, p. 733 ss.; GALGANO, «Lex mercatoria», en Enciclopedia del
diritto, Aggiornamento, Milano, 2001, vol. V, p. 721 ss.; GLITZ, Contrato, globalização e lex mercatoria,
São Paulo, 2012, p. 192 ss.; WINKLER, Imprese multinazionali e ordinamento internazionale nell’era della
globalizzazione, Milano, 2008, p. 3 ss. El más reconocido producto de la nueva lex mercatoria es el texto
romano de los «Principios sobre los contratos comerciales internacionales», hoy en su versión revisada de
2010, pues representa una verdadera y propia codificación de la parte general de los contratos, pensada y
redactada por un grupo de juristas provenientes de los principales sistemas jurídicos y áreas geopolíticas del
mundo. Cfr. BONELL, «Un dialogo su globalizzazione e diritto», en Contratto e impresa, 2007, n. 4-5, p.
1348 ss.; LEYVA SAAVEDRA, «Los principios de los contratos comerciales internacionales del Unidroit», en
Revista jurídica del Perú, 1996, n. 3, p. 153 ss.; ID., Contratos de empresa, en LEYVA SAAVEDRA (dir.),
Tratado de derecho privado, Lima, 1998, vol. II, p. 147 ss.; MARRELLA, «Lex mercatoria e Principi
Unidroit. Per una ricostruzione sistematica del diritto del commercio internazionale», en Contratto e
impresa/Europa, 2000, n. 1, p. 29 ss.; ID., «I principi unidroit sui contratti commerciali internazionali», en
GALGANO – MARRELLA, Diritto e prassi del commercio internazionale, en GALGANO (dir.), Trattato, cit.,
2010, vol. LIV, p. 272 ss.
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Autonomía, del greco autós + nómos, significa ley que los particulares se dan entre ellos, en régimen de
libertad e de independencia; autonomía de los privados significa libertad que los privados tienen, frente al
Estado, de regular de sus propias relaciones. Actualmente, autonomía privada significa que los particulares
son libres de cumplir las operaciones que quieran, salvo los límites impuestos por el ordenamiento jurídico.
Cuando se hace referencia a la autonomía, con frecuencia, se quiere indicar una forma particular de autono-
mía, aquella contractual o, como se dice, negocial (del latín negotium, acuerdo), explica ALPA, Manuale di
diritto privato, Padova, 2007, p. 548. A la palabra autonomía se contrapone aquella de heteronomía, que es
regulación de intereses realizada por otro u otros, no por las mismas partes. En efecto, autónoma es la perso-
na que se gobierna así misma, heterónoma es aquella que viene dirigida por otra u otras. Cfr. PUGLIATTI,
«Autonomia: c) Autonomia privata», en Enciclopedia del diritto, Milano, 1959, vol. IV, p. 367; BENEDETTI,
«Negozio giuridico e iniziativa economica privata», en AA.VV., La civilistica italiana, cit., p. 309;
SANTORO-PASSARELLI, «Autonomia collettiva», en Enciclopedia del diritto, Milano, 1959, vol. IV, p. 369.
Para la formación histórica del concepto de autonomía, v. CALASSO, «Autonomia: a) Premessa storica», en
Enciclopedia del diritto, cit., p. 349 ss. Para aquella de autonomía de la voluntad, v. CARBONNIER, Derecho
civil, Barcelona, 1960, t. II, vol. I, p. 146 ss.; VILLEY, Leçons d’histoire de la philosophie du droit, en Anna-
les de la Faculté de Droit et des Sciences Politiques de Strasbourg, Paris, 1957, n. 4, p. 321 ss. La autono-
mía de la voluntad es aquel carácter de la voluntad por la que ella es ley en sí misma, concluye KANT, Fon-
dazione della metafísica dei costumi, Bari, 1980, p. 76; citado por CASTRONOVO, «Autodeterminazione e
diritto privato», en Europa e diritto privato, 2010, n. 4, p. 1038.
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Autonomía privada significa posibilidad, para los particulares, de regular per se, del modo querido, las
relaciones jurídicas con otras personas, apunta TRIMARCHI, Istituzioni di diritto privato, Milano, 2005, p.
151. La autonomía privada es aquel poder reconocido o atribuido por el ordenamiento jurídico al privado de
auto regular (es decir, de regularse a sí mismo, con propias manifestaciones de voluntad) sus propios intere-
ses. Auto regulación que, si conforme al derecho, es jurídicamente vinculante para la parte o las partes que
lo han creado, asumiendo, por ende, fuerza de ley (art. 1372.1 C.c.it.), consideran PERLINGIERI – DONISI,
«Autonomia negoziale e autonomia contrattuale», en PERLINGIERI, Manuale di diritto civile, Napoli, 2005,
p. 335. Por «autonomía privada» se entiende el poder de autorregulación que el ordenamiento jurídico reco-
noce a la persona particular para la creación, modificación y extinción de sus relaciones jurídicas patrimo-
niales, y para la instauración de normas jurídicas de carácter vinculante a través de actos voluntarios, opina
GETE-ALONSO, «La autonomía privada», en AA.VV., Manual de derecho civil, Madrid, 2000, t. II, p. 535.
En efecto, como la mayoría de las instituciones del moderno derecho privado en general, la autonomía pri-
vada también ha sido diseñada pensando en los actos de disposición de derechos patrimoniales, particular-
mente en el contrato, que es el instrumento más acabado para realizar tales fines. Cfr. NICOLUSSI,
«Autonomia privata e diritti della persona», en Enciclopedia del diritto, Annali, Milano, 2011, vol. IV, p.
133.
14
Si bien la autonomía privada no tiene el brillo y significación que tuvo en el siglo XIX, que fue el siglo de
oro de la autonomía privada, no quiere decir que no mantenga su presencia en la regulación de las relaciones
privadas de los seres humanos, aun cuando con ciertas limitaciones que no relegan su importancia. La auto-
nomía privada, al igual que la competencia comercial, y cualquier otro derecho, encuentra ciertos límites
para evitar cometer abusos. En esta perspectiva, las intervenciones limitativas del legislador, que se han
verificado en el siglo pasado, no tienen tanto la función de poner en crisis la institución sino de circunscribir
el campo de operatividad, distinguiendo particularmente las formas de ejercicio lícito de la autonomía priva-
da respecto de aquellas ilícitas, apunta GALLO, Trattato del contratto, Torino, 2010, t. 1, p. 20.
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Se ha dicho que la autonomía privada «no pertenece a nuestro tiempo», que sería solo el lugar de la «nos-
talgia dei giuristi». Cfr. IRTI, «Persona e mercato», en Rivista di diritto civile, 1995, n. 3, p. 298 ss. Este
parecer no es compartido, desde luego, por la mejor doctrina italiana. Por ejemplo, v. BENEDETTI, «Tutela
del consumatore e autonomia contrattuale», en Rivista trimestrale di diritto e procedura civile, 1998, n. 1, p.
28 ss. Se ha escrito, también, que la autonomía privada constituye un verdadero y propio «dilema de la de-
mocracia liberal», que se inserta en el discurso más amplio que atiende a la relación entre libre mercado e
intervención heterónoma. Cfr. AMATO, Il potere e l’antitrust, Bologna, 1998, p. 8; citado por NOCERA,
«Giustizia e mercato. Ricostruzione di un parametro tra buona fede, regole e Costituzione», en Rivista
trimestrale di diritto e procedura civile, 2012, n. 4, p. 1251.
16
La autonomía contractual es una especificación de la autonomía privada, la cual se explica en todos los
sectores en que opera la actividad humana, resultando relevantes para el derecho, como la actividad comer-
cial, las relaciones familiares, las relaciones sucesorias, etc. En el sector propio de las relaciones económi-
cas, la autonomía contractual representa el modo en que se explica, en la conclusión de negocios, la libertad
económica. A tenor de esto, más allá de la disciplina del código civil, que reconoce esta autonomía (art.
1322 C.c.it.), el ordenamiento italiano asegura a los privados una tutela más fuerte; es decir, de rango supe-
rior a aquel del código, de rango superior, en otros términos, a la ley ordinaria, escribe ALPA, «Il contratto»,
en BESSONE (coord.), Istituzioni di diritto privato, Torino, 2001, p. 546. La otra especificación estructural de
la autonomía privada es la libertad de iniciativa económica, apunta POLLICE, «Aspetti attuali della teoria del
contratto», en Diritto e giurisprudenza, 2011, n. 1, p. 7. Sobre la presencia de esta institución en otros
sectores, v. AMAGLIANI, «Appunti su autonomia privata e diritto di famiglia: nuove frontieri della
negozialità», en I contratti, 2014, n. 6, p. 582 ss.; BENEDETTI, «L’autonomia contrattuale e il suo statuto», en
BELVEDERE – GRANELLI, Confini attuali dell’autonomia privata, Padova, 2001, p. 129 ss.; CARBONE,
«Autonomia privata e forza espansiva del diritto uniforme dei trasporti», en Il diritto marittimo, 2006, n. 4,
p. 1053 ss.; GALGANO, Trattato, cit., vol. III, p. 209 ss.; GIANOLA, «Autonomia privata e terzo contratto»,
RESCIGNO (coord.), Autonomia privata individuale e collettiva, en Cinquanta anni della Corte
Costituzionale della Reppublica Italiana, Napoli, 2006, p. 131 ss.; LIBERTINI, «Autonomia privata e
concorrenza nel diritto italiano», en Rivista del diritto commerciale, 2002, n. 7-10, p. 433 ss.; MACARIO,
«Insolvenza, crisi d’impresa e autonomia contrattuale – Appunti per una ricostruzione sistematica delle
tutele», en Rivista delle società, 2008, n. 1, p. 125 ss.; MINUTOLI, «L’autonomia privata nella crisi d’impresa
tra giustizia contrattuale e controllo di merito (o di meritevolezza), en Il fallimento, 2008, n. 9, p. 1048 ss.;
OPPO, «Autonomia negoziale e regolamento tipico nei rapporti patrimoniali tra coniugi», en Rivista di diritto
civile, 1997, n. 1, p. 19 ss.; PERLINGIERI, «Autonomia privata e diritti di credito», en BELVEDERE –
GRANELLI, Confini attuali dell’autonomia privata, cit., p. 98 ss.; RESCIGNO, «Autonomia privata e limiti
inderogabili nel diritto familiare e successorio», en Studi in onore di Massimo Cesare Bianca, Milano, 2006,
t. II, p. 431 ss.; ROPPO, «Profili strutturale e funzionali dei contratti di salvataggio (o di ristrutturazione di
debiti d’impresa», en Il diritto fallimentare e delle societè commerciali, 2008, n. 2, p. 368 ss.; SMORTO,
«Autonomia contrattuale e tutela dei consumatori. Una riflessioni di analisi economica», en I contratti,
2008, n. 7, p. 723 ss.; ZOPPINI, «L’autonomia privata nel diritto di famiglia, sessant’anni dopo», en Rivista di
diritto civile, 2002, n. 2, p. 213 ss.
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El debate político sobre la libertad contractual, antes que sobre la autonomía contractual, se ha reavivado
por obra de las iniciativas comunitarias sobre la armonización de las reglas concernientes a las relaciones
con los consumidores (acquis communautaire) y sobre la armonización/uniformación o unificación/codifi-
cación de las reglas del derecho común de los contratos. Se ha discutido sobre la noción de libertad contrac-
tual como expresión de una auténtica visión «liberal» del actuar de los privados (confundida, frecuentemen-
te, con el liberalismo más brutal) y sobre la responsabilidad del legislador (comunitario y nacional) en la
consecución de los intereses sociales, que bien podrían ser obviados o, peor todavía, contrastados por el
acuerdo de las partes. Cfr. ALPA, «Autonomia delle parti e autonomia contrattuale, oggi», en ALPA – IUDICA
– PERFETTI – ZATTI (coords.), Il draft common frame of reference del diritto privato europeo, Padova, 2009,
p. 4 ss.
18
Cfr. PANETTI, «Autonomia contrattuale e persona nella dialettica tra diritti sociali e libertà individuali: un
percorso europeo», en Rivista di diritto civile, 2007, n. 4, p. 517 ss.; LEYVA SAAVEDRA, «Autonomía privada
y contrato», en Revista oficial del poder judicial, 2010-2011, n. 6-7, p. 281.
19
Recordar que la autonomía contractual caracteriza, desde hace siglos, a los ordenamientos jurídicos tanto
del civil law como del common law, estando con frecuencia expresamente prevista en los códigos civiles,
olvidada en las cartas constitucionales, pero afirmada por el law in action. El significado atribuido a la auto-
nomía contractual no es coincidente en las diversas experiencias jurídicas; además, en muchas contribucio-
nes científicas se habla indiferentemente de autonomía privada o contractual, o bien de libertad contractual.
Algunos autores precisan que la autonomía contractual es la base de la libertad contractual, otros consideran
como sinónimos autonomía y libertad. El rigor terminológico se advierte en la literatura alemana, donde, por
ejemplo, se distingue entre Parteiautonomie, referida a la libertad de las partes de elegir la ley a la que ha
sido vinculado el contrato, y Vetrags, o Privatautonomie, para indicar la libertad de estipular o no el contra-
to, de fijar el contenido y de elegir a la otra parte, explica PATTI, «Autonomia contrattuale e diritto privato
europeo», en Contratto e impresa, 2013, n. 3, p. 634.
20
Parte de la doctrina destaca que la autonomía negocial ingresa en la más amplia noción de autonomía
privada, la que proyecta su brisa sobre todos los sectores de la actividad humana que tengan relevancia jurí-
dica, como la actividad comercial, la financiera, las relaciones familiares y sucesorias, por citar algunas. Cfr.
ACHILLE, Il divieto dei patti successosori. Contributo allo studio dell’autonomia privata nella sucessione
futura, Napoli, 2012, p. 8 ss.; CARINGELLA – DE MARZO, Manuale di diritto civile. Il contratto, Milano,
2007, vol. III, p. 7; CRISCUOLO, Autonomia negoziale e autonomia contrattuale, en PERLINGIERI (dir.),
Trattato di diritto civile del consiglio nazionale del notariato, Napoli, 2008, vol. IV, t. 1, p. 33; GAZZONI,
Manuale di diritto privato, Napoli, 2004, p. 84; PALERMO, L’autonomia negoziale, Torino, 2011, p. 3;
VILLANACCI, «Autonomia privata e buona fede nella complessa relazione evolutiva con la normativa
consumeristica», en Contratto e impresa, 2013, n. 4-5, p. 921; ID., La buona fede oggettiva, en PERLINGIERI
(coord.), Pubblicazioni della scuola di specializzazione in diritto civile dell’Università di Camerino, Napoli,
2013, n. 136, p. 26.
21
Cfr. PERLINGIERI – DONISI, «Autonomia negoziale», cit., p. 340. La autonomía negocial puede ser descrita
como el poder reconocido o atribuido por el ordenamiento al sujeto de derecho, privado o público, de regular
con propias manifestaciones de voluntad intereses privados o públicos, no necesariamente propios, conclu-
yen los citados autores. En particular, la autonomía negocial es el poder del sujeto de disponer de su propia
esfera jurídica personal y patrimonial, y de autoreglamentar los intereses privados, escriben CARINGELLA –
DE MARZO, Manuale, cit., p. 7.
22
Atendiendo a que tanto los sujetos privados como los entes públicos pueden regular sus propias relaciones
jurídicas, es decir, pueden actuar iure privatum, se concluye que más correcto es hablar de autonomía nego-
cial que de autonomía privada. En esta línea, v. VARANESE, «Categorie giuridiche e globalizzazione», cit., p.
272. Creemos que más apropiado en este caso es utilizar la frase autonomía contractual, antes que autonomía
negocial, toda vez que las instituciones públicas actúan como sujetos privados, generalmente, para negociar,
estipular y ejecutar contratos.
23
Cfr. ALPA, Corso di diritto contrattuale, Padova, 2006, p. 18 ss.; ID., Manuale, cit., p. 570 ss.; ATAZ LÓ-
PEZ, «La libertad contractual y sus límites», en BERCOVITZ (dir.), Tratado de contratos, Valencia, 2009, t. I,
p. 129 ss.; BARCELLONA, «Libertà contrattuale», en Enciclopedia del diritto, Milano, 1974, vol. XXIV, p.
487 ss.; COLOMBI CIACCHI, «La libertà contrattuale come diritto fondamentale dell’UE», en Obbligazioni e
contratti, 2010, n. 2, p. 136 ss.; LALAGUNA, «Libertad contractual», en Estudios de derecho civil. Obligacio-
nes y contratos, Madrid, 1978, p. 31 ss.; LEONARDI – ANDRIETTA, «A liberdade contratual nas operações
económicas em mercados: a experiência brasileira no controle extrajudicial das cláusulas contratuais gerais»,
en Revista da faculdade de direito de São Bernardo do Campo, 2008, n. 14, p. 163 ss.; MEZZANOTTE, «Li-
berté contractuelle e droits réels (A proposito di un recente dialogo tra formanti nell’ordinamento francese»,
en Rivista di diritto civile, 2013, n. 4, p. 857 ss.; ROPPO, Il contratto, en IUDICA – ZATTI (coords.), Trattato
di diritto privato, Milano, 2011, p. 46 ss. La libertad contractual, estima MESSINEO, es el principal equiva-
lente jurídico de aquella libertad de iniciativa económica privada, que en el pasado ha constituido la piedra
angular de la actividad contractual de los particulares; hoy, sin embargo, tal iniciativa está sujeta a limitacio-
nes por la Constitución de la República (Il contratto in genere, en CICU – MESSINEO (dirs.), Trattato di dirit-
to civile e commerciale, Milano, 1973, vol. XXI, t. 1, p. 42). La libertad contractual, escribe ALPA, tiene
diversos contenidos, consistiendo en la decisión de: celebrar o no el contrato; elegir el otro contratante; ele-
gir la figura jurídica, la vestimenta o tipo del contrato; elegir el contenido del contrato; elegir la forma del
contrato, cuando ella no es vinculada; elegir el modo de transmitir la declaración contractual, y elegir la
modalidad de conclusión del contrato (Corso, cit., p. 18; ID., Manuale, cit., p. 570). Por su lado, GHESTIN
señala que la libertè contractuelle, que se manifiesta al momento de la formación del contrato, está confor-
mada por una tiple facultad: contracter ou non, choisir la personne du contractant, déterminer librement
(mais en accord avec l’autre partie) les clauses du contrat [Les obligations. Le contrat: formation, en
GHESTIN (dir.), Traité de droit civil, Paris, 1988, t. 2, p. 28]. La libertad contractual no es solo libertad, sino
que es libertad para ejercer la autonomía o, dicho de otro modo, libertad para perder la libertad, quedando la
persona vinculada mediante la creación de obligaciones, apuntan DÍEZ-PICAZO – ROCA – MORENO, Los prin-
cipios del derecho europeo de contratos, Madrid, 2002, p. 145. De libertad contractual también habla GAL-
GANO en sus tradicionales publicaciones (Diritto civile e commerciale, Padova, 2004, vol. II, t. 1, p. 170; ID.,
«Libertà contrattuale e giustizia contrattuale», en Contratto e impresa/Europa, 2005, n. 2, p. 509; ID., Il
contratto, Padova, 2007, p. 37); pero en una reciente obra ha cambiado un tanto de parecer, pues indica que
para definir aquel rol de la voluntad de las partes para crear, regular o extinguir una relación jurídica patri-
monial se habla de libertad o autonomía contractual. Más convencido se muestra ahora por aquella de auto-
nomía contractual; así lo deja claro al utilizar esta denominación en uno de los numerales (Trattato, cit., p.
161). En esta misma línea, DI MARZIO, «Deroga abusiva al diritto dispositivo, nullità e sostituzione di
clausole nei contratti dei consumatori», en Contratto e impresa, 2006, n. 3, p. 674 ss.; GARCÍA AMIGO,
Lecciones de derecho civil II. Teoría general de las obligaciones y contratos, Madrid, 1995, p. 127 ss.;
GRONDONA, Diritto dispositivo contrattuale. Funzioni, usi, problemi, en BUSNELLI – PATTI – SCALISI et al
(dirs.), Studi di diritto privato, Torino, 2011, n. 43, p. 29 ss.; RESCIGNO, «I contratti in generale», en ZOPPINI
(coord.), Il contratto in generale, en LIPARI – RESCIGNO (dirs.), Diritto civile, Milano, 2009, vol. III, t. II, p.
24 ss.
24
Los redactores del Código europeo de contratos avanzaron un poco en cuanto al uso correcto de la termi-
nología contractual en el art. 2, pues lo rotularon con la denominación «autonomía contractual», pero no
hicieron más. De la lectura del contenido de la norma se puede advertir pronto que no se ha prestado aten-
ción a la clara diferencia entre autonomía contractual y libertad contractual, toda vez que el contenido del
art. 2 C.e.c. es propio de la libertad contractual, que es libertad para la configuración del reglamento contrac-
tual. La autonomía contractual engloba tanto a esta libertad como a las libertades de contratar, de elección y
de creación. Cfr. LEYVA SAAVEDRA, Contratos en general, cit., § 7.1.
25
La autonomía negocial, en su dimensión positiva, puede traducirse en la elección en orden al an, al quid
(utilización de negocios típicos, también en combinación o coligados, o bien atípicos), al quomodo (conteni-
do efectivo del contrato comprensivo de essentialia, naturalia e accidentalia negozi), al quando de la contra-
tación (modulando la variedad de efectos vinculantes inmediatos y aquellos preceptivos finales), estima
FAVA, «Lineamenti storici, comparati e costituzionale del sistema contrattuale», cit., p. 22. A los sentidos
del art. 1322.1 C.c.it., la autonomía contractual se configura como el poder que las partes tienen de determi-
nar libremente el contenido del contrato dentro de los límites impuestos por la ley. La fórmula evidencia
como a través del contrato, que sirve a los privados para «crear» reglas, surge un «vínculo» (simbólicamente
representado por la «fuerza de la ley» reconducible al efecto del acuerdo, que reconoce el art. 1372 C.c.it.),
al cual las partes contratantes se sujetan. Con la autonomía contractual se celebra, pues, este «poder creati-
vo» de las partes: con el acuerdo, las partes determinan un texto vinculante de sus propios intereses, explica
CAPOBIANCO, Lezioni, cit., p. 213.
26
Tal vez no hay etimología más clara en el significado, y más densa de valor en el principio, que aquella
que une el nomos (la ley en su fuerza intrínseca) a una relación que vincula, en cuanto nosotros mismos lo
hayamos creado, frente a la sociedad y al ordenamiento jurídico, escribe BRECCIA, «Art. 1322 – Autonomia
contrattuale», en NAVARRETTA – ORESTANO (coords.), Dei contratti in generale, en GABRIELLI (dir.), Com-
mentario del codice civile, Torino, 2011, vol. I, p. 61. Para la evolución histórica de la autonomía
contractual, v. GUALDI FRAJOLI, «Autonomia contrattuale», en BUFFONE – DI GIOVANNI – NATOLI (coords.),
Il contratto, Padova, 2013, t. I, p. 32 ss.
27
Cfr. ALTERINI – LÓPEZ CABANA, La autonomía de la voluntad en el contrato moderno, Buenos Aires,
1989, p. 14; GAZZONI, Obbligazioni e contratti, Napoli, 2006, p. 782; LARROUMET, Teoría general del
contrato, Santa Fe de Bogotá, 1993, vol. I, p. 108; PUENTE Y LAVALLE, El contrato en general. Comentarios
a la Sección Primera del Libro VII del Código civil, Lima, 2001, t. I, p. 199 ss.; ROPPO, «Contratto», en
Digesto delle discipline privatistiche, Sezione civile, Torino, 1989, vol. VI, p. 134; TRIMARCHI, Istituzioni di
diritto privato, Milano, 2005, p. 151; WEILL – TERRÉ, Droit civil. Les obligations, Paris, 1986, p. 67. Para
GHESTIN, de la autonomía de la voluntad se desprenden tres principios: la libertad contractual, la fuerza
obligatoria del contrato y el efecto relativo del contrato. La libertad contractual se manifiesta al momento de
la conclusión del contrato y se plasma a través de una triple facultad: contratar o no, elegir la persona para
contratar y determinar libremente con la otra parte las cláusulas del contrato (Les obligations, cit., p. 28).
a) «Libertad de contratar». Permite a las partes decidir con quién y cuándo contra-
tar, o de concluir o no el contrato, como piensan otros29. Se contrata porque se quiere y se
hace con la persona que se quiere, sin interferencias de parte del legislador, de los jueces o
de las autoridades administrativas. Esta libertad se acciona en doble vía: una, de elección
de la persona para contratar, y otra, de elección de contratar o no de la persona elegida. En
efecto, se limita está libertad cuando la ley prevé ciertas obligaciones de contratar.
28
En opinión de GALGANO, la libertad o autonomía contractual se manifiesta en un doble aspecto: uno nega-
tivo y otro positivo. Libertad o autonomía contractual significa, en sentido negativo, que nadie puede ser
despojado de sus propios bienes o ser constreñido a ejecutar prestaciones a favor de otros contra o indepen-
dientemente de su propia voluntad. Cada uno no obedece, en línea de principio, más que a su propia volun-
tad; es decir, no puede ser vinculado, si la ley no lo permite, por la voluntad de otros. Este significado nega-
tivo de autonomía contractual está presente en el concepto general de contrato: el acuerdo de las partes vale
para constituir, regular o extinguir «entre ellos» una relación jurídica patrimonial (art. 1321 C.c.it.). El con-
trato no vincula más que al que ha participado en el acuerdo, ha expresado su propio consentimiento para la
constitución, regulación o extinción de una relación patrimonial. El principio es confirmado sucesivamente:
«el contrato no produce efectos respecto a terceros sino en los casos previstos por la ley» (art. 1372 C.c.it.).
Libertad o autonomía contractual significa, en sentido positivo, que las partes pueden, con un propio acto de
voluntad, constituir, regular o extinguir relaciones patrimoniales; es decir, que ellos pueden disponer de sus
propios bienes y pueden obligarse a ejecutar prestaciones a favor de otros. En este último significado, la
autonomía contractual se manifiesta en varias formas: 1) libertad de elección, según las finalidades previstas
por los sujetos privados, entre diversos tipos de contratos establecidos por ley; 2) libertad de determinar,
dentro de los límites impuestos por la ley, el contenido del contrato (art. 1322.1 C.c.it.); 3) libertad de con-
cluir contratos atípicos o innominados; esto es, contratos no correspondientes a los tipos contractuales pre-
vistos por el código civil o por otras leyes, pero ideados y practicados en el mundo de los negocios. Bajo
este aspecto, la libertad contractual asume un doble significado: es libertad de perseguir finalidades diversas
de aquellas perseguidas con los contratos típicos; pero es también libertad de perseguir con modalidades
contractuales atípicas finalidades ya perseguidas con contratos típicos. 4) Libertad de utilizar contratos típi-
cos para realizar finalidades atípicas, como en los casos de los contratos fiduciario e indirecto, o bien de
combinar varias figuras contractuales, típicas o atípicas, para realizar, como en el caso de los contratos coli-
gados, intereses ulteriores o diversos de aquellos subyacentes en cada contrato, aisladamente, concluye el
citado autor [Il contratto, cit., p. 35 ss.; ID., Trattato, cit., p. 161 ss.].
29
Unos prefieren hablar de libertad de concluir o no un contrato: v. BRECCIA, «Art. 1322 – Autonomia con-
trattuale», cit., p. 98; GALLO, Diritto privato, Torino, 2006, p. 367; ID., Trattato, cit., p. 19; GAZZONI,
Obbligazioni e contratti, cit., p. 782; GHESTIN, Les obligations, cit., p. 28; PUENTE Y LAVALLE, El contrato
en general, cit., p. 206; TRABUCCHI, Istituzioni, cit., p. 166; otros, en cambio, de realizar o no un contrato: v.
ALPA, Corso, cit., p. 18 ID., Manuale, cit., p. 570. La realidad enseña, sin embargo, que los sujetos, en un
buen número de casos, no se encuentran en libertad de contratar, sino que están obligados a hacerlo, bien por
voluntad de las partes o por la ley. Ejemplos del primer caso son el compromiso de contratar y el mandato
sin representación: en el primero se está obligado a celebrar el contrato definitivo (art. 1414 C.c.pe.) y en el
segundo se está obligado a retransferir los bienes adquiridos en ejecución del mandato (art. 1810 C.c.pe.; art.
1706 C.c.it.). Ejemplos del segundo, en el que la ley obliga a celebrar, son los contratos impuestos (seguros
obligatorios para vehículos) y los contratos concluidos por empresas que detentan el monopolio legal, o de
hecho, de un determinado servicio. En estos casos, la empresa no podrá ejercitar su derecho de elegir con
quien contratar; es decir, no podrá negarse a contratar con cualquier persona que solicite sus servicios o sus
bienes. La libertad de elección del otro contratante está, pues, limitada, apunta ALPA, Corso, cit., p. 19.
30
La citada norma reza: «La libertad de contratar garantiza que las partes pueden pactar válidamente según
las normas vigentes al tiempo del contrato. Los términos contractuales no pueden ser modificados por leyes
u otras disposiciones de cualquier clase. […]». Un particular estudio sobre la génesis y fundamento del art.
62 de la Constitución realiza SAAVEDRA, «Límites constituciones de la autonomía privada: la (supuesta)
santidad de los contratos bajo el tamiz de la comparación jurídica», en Revista jurídica del Perú, 2013, n.
150, p. 40 ss.
31
Esto significa que las partes tienen el derecho de elaborar, libremente, las cláusulas que regularán su rela-
ción jurídica; es decir, pueden establecer, por ejemplo, en un contrato de compraventa, el precio, las formas
de pago y de entrega de los bienes, las garantías, las obligaciones que asumen cada una de ellas, etc. Cfr.
ALPA, Corso, cit., p. 18; ID., Manuale, cit., p. 570; ATAZ LÓPEZ, «La libertad contractual y sus límites», cit.,
p. 136; BENEDETTI, Autonomia privata procedimentale. La formazione del contratto fra legge e voluntà
delle parti, Torino, 2002, p. 2 ss.; BRECCIA, «Art. 1322 – Autonomia contrattuale», cit., p. 96; CARRESI, Il
contratto, en CICU – MESSINEO (dirs), Trattato, 1987, t. 2, p. 98; GALGANO, «Libertà contrattuale e giustizia
del contratto», cit., p. 509; GAZZONI, Obbligazioni e contratti, cit., p. 786; GUALDI FRAJOLI, «Autonomia
contrattuale», cit., p. 34; MESSINEO, Il contratto in genere, cit., p. 43; TORRENTE – SCHLESINGER, Manuale
di diritto privato, Milano, 2007, p. 451; TRABUCCHI, Istituzioni, cit., p. 166. Esta libertad es bautizada, en la
sede del derecho internacional privado, con el nombre de libertad material. Cfr. BOGGIANO, Contratos inter-
nacionales – International contracts, Buenos Aires, 1995, p. 40 y 217; FERNÁNDEZ ROZAS, «Lex mercatoria
y autonomía conflictual en la contratación transnacional», en Anuario español de derecho internacional
privado, 2004, t. IV, p. 37 ss.; LEYVA SAAVEDRA, «La convención interamericana sobre el derecho aplicable
a los contratos internacionales», en Revista jurídica del Perú, 1998, n. 17, p. 325 ss.
32
Cfr. ZOPPINI, «Autonomia contrattuale, regolazione del mercato, diritto della concorrenza», en ZOPPINI
(coord.), Il contratto in generale, cit., p. 60.
33
Esta situación ha llevado a GITTI a decir que la autonomía contractual, como poder bilateral de las partes
de definir el contenido de los contratos, ha sido primero reducida a un simulacro por efecto de la sistemática
predisposición de standars contractuales por parte de los contratantes profesionales o de sus asociaciones, y
después reducida a un pretexto por efecto tanto de las medidas dispuestas por el legislador para enfrentar el
poder de predisposición de estos últimos como de la innovación de los denominados productos contractuales
(«Autonomia privata e autorità independenti», en Enciclopedia del diritto, Annali, Milano, 2012, vol. V, p.
135).
c) «Libertad de elección». Permite a las partes elegir el tipo contractual entre los
ofrecidos bien por las leyes – códigos civiles, de comercio, leyes generales, leyes especia-
les o convenciones internacionales, como la Convención de Viena sobre la compraventa
internacional de mercaderías de 1980 35 – o bien por la práctica negocial36. Si se elige un
contrato del primer racimo, se tendrá uno con tipicidad legal; si se elige del segundo, en
cambio, se tendrá un contrato con tipicidad social; esto es, un contrato típico socialmente,
pero no legalmente. En la actualidad, estos últimos conforman el segmento del pregonado
«derecho de los nuevos contratos»37.
34
Cfr. ROPPO, Il contratto, cit., p. 48. La protección de los consumidores deviene parte importante de las
políticas de gobierno de los mercados en las sociedades occidentales a partir de la década del cincuenta del
pasado siglo y encuentra su máxima expresión en Europa con la acción del legislador comunitario, que ha
elaborado una frondosa legislación sobre el tema, la cual ha motivado pronto importantes estudios y comen-
tarios de la doctrina europea. Cfr. ALPA, «I contratti dei consumatori e la disciplina generale del contratto e
del rapporto obbligatorio», en Rivista di diritto civile, 2006, n. 3, p. 351 ss.; ID., «La codificazione del diritto
dei consumatori. Aspetti di diritto comparato», en La nuova giurisprudenza civile commentata, 2009, n. 6, p.
241 ss.; BENEDETTI, «Tutela del consumatore e autonomia contrattuale», cit., p. 27 ss.; CALVO, I contratti
del consumatore, en GALGANO (dir.), Trattato, cit., 2005, vol. XXXIV; CUFFARO (coord.), Codice del
consumo, en Le fonti del diritto italiano, Milano, 2008; GABRIELLI – MINERVINI (coords.), I contratti dei
consumatori, en RESCIGNO – GABRIELLI (dirs.), Trattato, cit., 2005, vol. 3, t. I-II; GUERINONI, I contratti del
consumatore. Principi e regole, Torino, 2011; VETTORI, Contratto e rimedi, en VETTORI (coord.), Persona e
mercato, Padova, 2009, p. 99 ss.; ID., «La finalità e l’oggetto del codice del consumo (art. 1)», en AA.VV., Il
contratto dei consumatori, dei turisti, dei clienti, degli investitori e degli impresi deboli, en VETTORI (dir.),
Contratto e responsabilità, Padova, 2013, t. I-II; ZORZI GALGANO, Il contratto di consumo e la libertà del
consumatore, en GALGANO (dir.), Trattato, cit., 2012, vol. LXIII. Se ha dicho que la tutela del contratante
débil no es un fin en sí mismo del derecho de los consumidores, sino un instrumento respecto a la tutela del
mercado. Cfr. CAMARDI, «Integrazione giuridica europea e regolazione del mercato. La disciplina dei
contratti di consumo nel sistema del diritto della concorrenza», en Europa e diritto privato, 2001, n. 3, p.
707; NICOLUSSI, «I consumatori negli anni settanta del diritto privato. Una retrospettiva probelmatica», en
Europa e diritto privato, 2007, n. 4, p. 914; PLAIA, «Protezione del contraente debole e retorica della
giustizia contrattuale», en Argomenti di diritto del lavoro, 2008, n. 3, p. 713.
35
Dentro del denominado Derecho uniforme del comercio internacional, la Convención de Viena es la que
mayor éxito ha logrado, toda vez que hasta el presente año son parte de ella 71 Estados, bien por ratificación
o por adhesión. Nuestro país se ha adherido el 22 de febrero de 1999, ha depositado el instrumento de adhe-
sión el 23 de marzo, y está en vigencia desde el 1 de abril del 2000. El estado actual de dicha Convención
puede verse en el portal de Uncitral: [http://www.uncitral.org]. Al respecto, v. LEYVA SAAVEDRA, «Ambito
de aplicación de la Convención de Viena sobre la compraventa internacional de mercaderías», en Actualidad
jurídica, 2002, t. 103, p. 23 ss.; ID., «Compraventa internacional: Convención de Viena», en LEYVA SAAVE-
DRA (dir.), Tratado, cit., 2015, vol. III, Capítulo XIV.
36
Las partes son libres para elegir del tipo contractual que responda a sus intereses (art. 1322 C.c.it.); pue-
den elegir de los que ofrecen los códigos (civiles, comerciales u otros), las leyes (generales o especiales) o,
simplemente, el mercado (los denominados típicos socialmente: outsourcing, sponsoring, merchandising,
catering, etc.). Muchos de los modernos contratos han sido ideados por los hombres de negocios y luego
puestos en el mercado para la utilización por sus pares; pero esto no queda allí, pues ellos siguen creando,
incesantemente, nuevas figuras contractuales, las que vienen destinadas a vivir como contratos atípicos ya
con alguna posición en el mercado, lo que les permite su continua evolución en correspondencia con el desa-
rrollo económico. Cfr. GALGANO, Il contratto, cit., p. 36 ss.; ID., Trattato, cit., p. 163 ss.
37
Este segmento viene conformado por el gran número de contratos que no tienen regulación en los diversos
ordenamientos jurídicos, pero que tienen significativa presencia en los mercados nacionales e internaciona-
les. Su tipicidad social es la mejor carta de presentación de la utilidad y operatividad de estos contratos. Para
tener un conocimiento aproximado del número de estos contratos, que superan largamente a los que tienen
regulación, v. BERCOVITZ (dir.), Tratado, cit., t. I-IV; CAGNASSO – COTTINO, Contratti commerciali, en
COTTINO (dir.), Trattato di diritto commerciale, Padova, 2009, vol. IX; CASSANO (coord.), I singoli contrat-
ti, Padova, 2010, t. I-III; DE LA CUESTA (dir.), Contratos mercantiles, Barcelona, 2009, t. I-III; FARINA,
d) «Libertad de creación», que faculta a las partes a crear, libremente, otros tipos
contractuales cuando ninguno de los ofrecidos tanto por la ley como por el mercado res-
ponde a sus necesidades o intereses38. Se plasma aquí, claramente, la función creativa y
normativa de la autonomía privada 39. Esta libertad, indudablemente, ha sido muy bien
aprovechada por los operadores económicos, que han creado instituciones contractuales a
su medida y necesidad. Basta mirar la cantidad de nuevos contratos que, aun cuando origi-
nados en el common law, se han posicionado pronto en el mercado del civil law, no necesi-
tando para ello de la intervención del legislador nacional o comunitario 40. Se crean en li-
bertad y se deben mantener en libertad, toda vez que estos contratos necesitan de esa liber-
tad para su continua adaptación a nuevos tiempos.
Contratos comerciales modernos, Buenos Aires, 2005, t. I-II; GHERSI – WEINGARTEN, Tratado de los con-
tratos, Buenos Aires, 2010, t. I-III; MARTORELL (dir.), Tratado de derecho comercial, Buenos Aires, 2010,
t. II-IV.
38
Indudablemente, si las partes no encuentran respuesta a sus intereses en ninguno de los tipos ofrecidos por
el ordenamiento o el mercado, pueden echar mano a su inventiva y crear un tipo contractual propio, que
ofrezca el ropaje jurídico a la operación económica o financiera que tienen proyectado, pero cuidando no
rozar con las limitaciones legales; es decir, con las normas de orden público y de buenas costumbres. En
algunos sectores, esta libertad creativa no tiene espacio, puesto que en ellos no es posible recurrir a contratos
distintos de los disciplinados por la ley: es el caso de los contratos de sociedad, que deben constituir solo los
tipos societarios indicados por la Ley general de sociedades (Ley n. 26887, de 5 de diciembre de 1997), y el
caso de los contratos agrarios en ordenamiento italiano, regulados por la Ley n. 756, de 15 de septiembre de
1964. Cfr. ALPA, Corso, cit., p. 19; ID., Manuale, cit., p. 571; LEYVA SAAVEDRA, «Autonomía privada y
contrato», cit., p. 285.
39
Entre las manifestaciones de la autonomía contractual, en las que ha encontrado expresión la modernidad
jurídica, un lugar primario relevante tiene la libertad de dar vida a nuevos contratos: los cuales tienen la
finalidad de regular, de la manera más eficaz y completa, los intereses que, con forma múltiples y mutables,
emergen, particularmente, en el mundo económico y, en general, en el seno de la convivencia social. En tal
sentido, se habla comúnmente de un «principio de atipicidad» de los contratos, como criterio que, entre
todos, más se prestaría a marcar un punto diferencial de la época, que distancia a la era del derecho romano,
de prevalente tipicidad de las acciones y los contratos, de aquella del derecho codificado, escribe BRECCIA,
«Art. 1322 – Autonomia contrattuale», cit., p. 111. Como bien apunta TRABUCCHI, no se trata de proteger el
capricho individual, sino de dejar en libertad a los particulares para que encuentren ellos mismos los mejores
medios para la puesta en práctica de sus iniciativas (Istituzioni, cit., p. 167). Ahora también se proyecta recu-
rrir a esta libertad para crear nuevos derechos reales. Al respecto, v. D’AVOUT – MALLET-BRICOUT, «La
liberté de création des droits reels aujourd’hui: note sous Civ. 3e, 31 oct. 2012», en Recueil Dalloz, 2013, n.
1, p. 53 ss.
40
Para referirse a estos contratos se ha ensayado una ingeniosa denominación: contratti alieni. Con este
término se quiere hacer espacio a un fenómeno negocial mucho más amplio que el propio fenómeno de la
atipicidad contractual. Ciertamente, entre los contratos alieni (extranjeros) se incluyen a los contratos atípi-
cos; esto es, a los contratos que no tienen regulación propia dentro de un ordenamiento jurídico. Cfr. DE
NOVA, Il contratto alieno, Torino, 2010; ID., «I contratti senza Stato (a proposito del Draft CFR) », en DE
NOVA, Il contratto. Dal contratto atipico al contratto alieno, Padova, 2011, p. 298; GABRIELLI, Doctrina
general del contrato, Montevideo, 2009, vol. 1, p. 16 y 30.
Finalmente, decir que con las indicadas libertades, la autonomía contractual permi-
te a cada una de las partes elegir cuándo, cómo, con quién y bajo qué términos contratar. A
estas libertades, un sector doctrinal estima que hay que incorporar la «libertad de determi-
nar la forma de futuros contratos», dando vida a las denominadas formas convencionales o
pactadas, y la «libertad de elegir una forma desmaterializada», constituida por impulsos
electrónicos (forma electrónica), en lugar de la forma tradicional, que utiliza la escritura
sobre soporte papel43. Esta propuesta, en realidad, nada agrega; tales libertades están reco-
nocidas hace tiempo con el principio libertad de forma.
41
Un amplio tratamiento de esta figura, en: ALMOGUERA, La titulización crediticia (Un estudio
interdisciplinar), Madrid, 1995, p. 6 ss.; ALEGRÍA, «Securitización», en Contratos bancarios, en Revista de
derecho privado y comunitario, 2005, n. 3, p. 293 ss.; CAROTA, «La cartolarizzazione dei crediti», en
GABRIELLI – LENER (coords.), I contratti del mercato finanziario, en RESCIGNO – GABRIELLI (dirs.),
Trattato, cit., 2004, vol. 2, t. I, p. 211 ss.; CASTILLA, Titulización de créditos, Madrid, 2002; GIOVANDO, La
cartolarizzazione dei crediti, Torino, 2006; LA TORRE, Securitisation e banca. Le titolarizzazione degli attivi
bancari, Bologna, 1995; LEYVA SAAVEDRA, «Securitización de activos», en Revista jurídica del Perú, 2001,
n. 19, p. 122; ID., «Securitización: función y ventajas», en Revista de derecho y ciencia política, 2003, vol.
60, n. 1, t. I, p. 98 ss.; ID., Contratos de financiamiento, cit., p. 367 ss.; PAYÁ PUYADO, Régimen legal de la
titulización, Valencia, 2002; VITALE, Il regime giuridico delle operazioni internazionali di securitization,
Padova, 1999.
42
Al respecto, v. SCHWARCZ, «The Alchemy of Asset Securitization», en Stanford Journal of Law, Business
& Finance, 1994, n. 1, p. 134; ID., «La alquimia de la securitización de activos», en Thémis, 2000, n. 40, p.
114; LEYVA SAAVEDRA, Contratos de financiamiento, cit., p. 371.
43
Son de esta idea: BENEDETTI, Autonomia privata procedimentale, cit., p. 433 ss.; LORENZETTI, Tratado de
los contratos. Parte general, Santa Fe, 2004, p. 127; PERLINGIERI – DONISI, «Le clasiche libertà
contrattuali», en PERLINGIERI, Manuale, cit., p. 350. Con relación a las nuevas formas contractuales, v.
COLACINO, «Le forme negoziali nel nuovo diritto dei contratti: le c.d. forme di protezione», en Studium
iuris, 2010, n. 3, p. 253 ss.; DI MARZIO, «Riflessioni sulla forma nel nuovo diritto dei contratti», en Rivista
critica del diritto privato, 2001, n. 2-3, p. 395 ss.; FAVALE, «Il formalismo nel diritto dei consumatori», en
Contratto e impresa/Europa, 2012, n. 2, p. 582 ss.; FAZIO, Dalla forma alle forme. Struttura e funzione del
neoformalismo negoziale, Milano, 2011; HERAS HERNÁNDEZ, «La forma de los contratos: el neoformalismo
en el derecho de consumo», en Revista de derecho privado, 2005, mayo-junio, p. 27 ss.; LEYVA SAAVEDRA,
«Forma y formalismo contractual», en Revista de derecho y ciencia política, 2004, vol. 61, n. 1, p. 169 ss.;
MORELATO, «Neoformalismo y trasparenza contrattuale», en Contratto e impresa, 2005, n. 2, p. 592 ss.;
TORRES LANA, «Forma del negocio y nuevas tecnologías», en Revista de derecho privado, 2004, julio-
agosto, p. 491 ss.
A las indicadas libertades, una doctrina propone adicionar otra que tiene que ver
con las técnicas procedimentales para alcanzar el acuerdo. Cabe, entonces, una pregunta:
¿el ordenamiento jurídico reconoce a la autonomía privada el poder de crear no solo tipos
contractuales, sino también procedimientos atípicos? Este sector doctrinal responde positi-
vamente, pues estima que a la iniciativa privada es reservada, además de la composición
del contenido y la creación de tipos contractuales, el poder no solo de conformación endo-
procedimental (cfr. arts. 1326, 1327, 1329 C.c.it.), sino también, y aquí la importante no-
vedad, de crear nuevos procedimientos formativos del acuerdo contractual46. En esta línea,
las partes podrán apartarse de la disciplina de formación del contrato contenida en el códi-
go y, por ejemplo, considerar celebrado el contrato una vez que la aceptación sea simple-
mente emitida, no esperando que llegue al domicilio del oferente, como lo dispone el art.
1373 C.c.pe. y el art. 1326.1 C.c.it. Esta libertad encuentra, indudablemente, su límite en
44
Cfr. PERLINGIERI – DONISI, «Altre libertà contrattuali», en PERLINGIERI, Manuale, cit., p. 351 ss. Recuer-
dan estos autores que, en efecto, se duda que los sujetos puedan disponer de la relevancia jurídica de los
actos de autonomía para esta clase de acuerdos. Las partes consideran que su relación podría ser una relación
jurídica, y desean, precisamente, evitar esta situación: «prefieren no crear vínculos legales sujetos a las re-
glas o a los mecanismos del derecho contractual, sino simples obligaciones de conciencia o de honor entre
gentiles hombres», escribe ROPPO, Il contratto, cit., p. 16.
45
Aunque parezca un tanto arcaico y quizá anacrónico, la verdad es que el honor aparece en el ámbito del
comercio internacional como fuente y medida de algunas obligaciones comerciales. Cfr. LAGARDE, «Le droit
des affaires, droit sentimental», en Mélanges Savatier, Paris, 1965, p. 510 ss.; DIAGO, «Gentlemen’s agree-
ments y contratos de financiamiento», en Cuadernos de derecho transnacional, 2012, n. 1, p. 126 ss. Como
recuerda OPPETIT, «l’espression sembré désuète et détonne dans un monde contemparain peu enclin au ro-
mantisme et à la gratuité épris de sécurité et d’efficacité» («L’engagement d’honneur», en Recueil Dalloz,
1979, Chronique XVIII, p. 107 ss.).
46
Cfr. BENEDETTI, Autonomia privata procedimentale, cit., p. 434 ss.; ID., «La formazione del contratto e
l’inizio di esecuzione. Dal codice civile ai principi di diritto europeo dei contratti», en Europa e diritto
privato, 2005, n. 2, p. 322 ss.; ID., Dal contratto al negozio unilaterale, Milano, 1969, p. 35 ss. Reconoce
este autor que la cuestión es delicada por que va considerada «alla stregua del criterio secondo il quale deve
porsi una fondamentale ripartizione di competenze tra ciò che spetta all’autorità della legge e ciò che spetta
alla libertà del privato». En esta línea, v. D’ANGELO, «Proposta e accettazione», en GRANELLI (coord.),
Formazione, en ROPPO (dir.), Trattato del contratto, Milano, 2006, vol. I, p. 10 ss.; ROPPO, Il contratto, cit.,
p. 98.
Recordar pronto que los límites, desde sus orígenes, tienen como destinataria a la
libertad contractual48, no a la autonomía contractual49. Estos límites, no obstante, permiten
una mejor utilización y una rentabilización de la libertad 50. No es una renuncia a la liber-
tad, sino una concesión de los sujetos para poner en valor la propia libertad con el aval del
ordenamiento jurídico 51.
47
Cfr. ALPA, «Il contratto», cit., p. 547 ss. Recuerda este autor que para determinadas categorías de
contratos, subsistiendo un interés público que se sobrepone al interés de las partes, la ley puede establecer
una disciplina de formación del contrato que no puede ser modificada por las partes; es el caso, por ejemplo,
de la contratación con instituciones públicas, tanto para construcción de obras como para la prestación de
servicios.
48
La historia de la libertad de contratación es aquella de su limitación, recuerda LEISNER, Grundrechte und
Privatrecht, München, 1960, p. 330. Estas limitaciones, escribe MESSINEO, encuentran su génesis en aquella
evolución de la realidad económica y social, y que, con un término comprensivo, se comprendía, además, en
la denominada publicitación o socialización del contrato; esto es, en la penetración de elementos de carácter
público en la disciplina contractual, pensada fundamentalmente para la tutela de intereses sociales o genera-
les (Il contratto in genere, cit., p. 44). DÍEZ-PICAZO, por su parte, estima que en una concepción moderna del
contrato, las limitaciones a la libertad de contratar son atentados a la libertad de la persona (Fundamentos del
derecho civil patrimonial, Madrid, 2007, vol. I, p. 137). CAPOBIANCO, a su turno, considera que es correcto
pensar que la autonomía contractual antes que limitada por el ordenamiento viene conformada a éste (Lezio-
ni, cit., p. 131).
49
Algunos autores han puesto en duda la existencia primero de la autonomía privada y luego de la autono-
mía contractual; este parecer indudablemente no compartimos. Sobre este tema, v. BARCELLONA, «I nuovi
controlli sul contenuto del contratto e le forme della sua eterointegrazione. Stato e mercato nell’orizzonte
europeo», en Europa e diritto privato, 2008, n. 1, p. 33 ss.
50
En opinión de CAPOBIANCO, la dinámica de la evolución normativa del derecho de los contratos induce a
dudar del hecho que sea aún correcto hablar, por un lado, de libertad contractual y, por el otro, de limitacio-
nes. Sería más correcto referirse a estas últimas no en términos de límites, sino considerar que el derecho de
los contratos viene modulado y conformado, en coherencia, con los valores prevalentes del ordenamiento
jurídico. Resulta incoherente, pues, discurrir en términos de «libertad contractual» y luego de «límites» (a la
misma), en un ordenamiento que ahora, en materia contractual, tiende siempre más a regular sujetos, formas,
contenidos y a proveer, de forma detallada, particulares técnicas de contratación. En suma, es más coherente
pensar en una conformación-modulación de la autonomía contractual en base a los valores prevalentes en el
ordenamiento, concluye el citado autor (Lezioni, cit., p. 132).
51
Como bien apuntaba MILL, las necesidades de la vida exigen, continuamente, que consintamos en que la
libertad sea limitada de un modo u otro, no que renunciemos a nuestra libertad (La libertà e altri saggi, Mi-
lano, 1946, p. 155). En efecto, la libertad no debe ser entendida como un poder absoluto y autorreferencial
de los sujetos para la constitución y determinación de sus propias relaciones negociales, sino como la posibi-
lidad de operar libremente en el mercado, observando simplemente los límites demarcados por el ordena-
miento jurídico. Cfr. VILLANACCI, «Autonomia privata e buona fede», cit., p. 922.
52
En la doctrina italiana, sobre la base del art. 1322 C.c.it., se advierte que todos los actos de autonomía
privada deben pasar un doble control: uno de legitimidad y otro de merecimiento. Cfr. BETTI, Teoria
generale del negozio giuridico, cit., 1955, p. 401; BUSSANI – INFANTINO, Diritto europeo dei contratti:
un’introduzione, Torino, 2010, p. 20; MESSINEO, Il contratto in genere, cit., p. 119.
53
Por el control de meritevolezza deben pasar no solo los contratos atípicos, sino tambien aquellos típicos,
apunta PERLINGIERI, Il diritto civile nella legalità costituzionale secondo il sistema italo-comunitario delle
fonti, Napoli, 2006, vol. I, p. 346; ID., «Diritto dei contratti e dei mercati», cit., p. 898. Respecto a la
institución de la meritevolezza, v. ASTONE, Contratto negozio regolamento, cit., p. 257 ss.; BETTI, Teoria
generale del negozio giuridico, en VASSALLI (dir.), Trattato di diritto civile italiano, Torino, 1955, vol. XV,
t. II, p. 197 ss.; BIANCA, «Alcune riflessioni sul concetto di meritevolezza degli interessi», en Rivista di
diritto civile, 2011, n. 6, p. 789 ss.; COSTANZA, «Meritevolezza degli interessi ed equilibrio contrattuale», en
Contratto e impresa, 1987, n. 2, p. 423 ss.; D’EUFEMIA, L’autonomia privata e suoi limiti nel diritto
corporativo, Milano, 1942, p. 77 ss.; DI MARZIO, «Il contratto immeritevole nell’era del postmoderno», en
DI MARZIO (coord.), Illiceità, immeritevolezza, nullità, Napoli, 2004, p. 141 ss.; FACCI, «Il contratto
inmeritevole di tutela nell’ordinamento sportivo», en Contratto e impresa, 2013, n. 3, p. 645 ss.; FERRI,
«Meritevolezza dell’interesse e utilità sociale», en FERRI, Saggi di diritto civile, Rimini, 1983, p. 324 ss.; ID.,
«Ancora in tema di meritevolezza dell’interesse», en Rivista del diritto commerciale, 1979, n. 1, p. 1 ss.;
GAZZONI, «Atipicità del contratto, giuridicità del vincolo e funzionalizzazione degli interessi», en Rivista di
diritto civile, 1978, n. 1, p. 52 ss.; GUARNIERI, «Meritevolezza dell’interesse e utilità sociale del contratto»,
en Rivista di diritto civile, 1984, n. 5, p. 799 ss.; ID., «Meritevolezza dell’interesse», en Digesto delle
discipline privatistiche, Sezione civile, Torino, 1995, vol. XII, p. 324 ss.; PERLINGIERI, «Il controllo di
meritevolezza degli atti di destinazione ex art. 2645 ter c.c.», en Il foro napoletano, 2014, n. 1, p. 56 ss.;
RESCIGNO, «Note sulla atipicità contrattuale (a proposito di integrazione dei mercati e nuovi contratti di
impresa», en Contratto e impresa, 1990, n. 1, p. 45 ss.; SBORDONE, «Illiceità e immeritevolezza della causa
nel recente orientamento della Cassazione», en Rassegna di diritto civile, 2001, n. 3-4, p. 849 ss.;
SICCHIERO, «La distinzione tra meritevolezza e liceità del contratto atipico», en Contratto e impresa, 2004,
n. 2, p. 545 ss.; VETTORI, Contratti e rimedi, cit., p. 270. Respecto a las tesis gestadas con relación al
significado de «meritevolezza», v. BIANCA, «Alcune riflessioni sul concetto di meritevolezza degli
interessi», cit., p. 796 ss.; ROLLI, Causa in astratto e causa in concreto, en GALGANO (dir.), Le monografie,
cit., 2008, n. 111, p. 90 ss.
54
En tal sentido, junto a los tradicionales límites negativos de la autonomía privada, cuya superación deter-
mina la ilicitud del contrato, viene colocada la cláusula de utilidad social, entendida como límite positivo a la
autonomía privada, la que requiere la positiva correspondencia del contrato con los intereses generales de la
sociedad. Cfr. GUARNIERI, «Meritevolezza dell’interesse e utilità sociale del contratto», cit., p. 801. La auto-
nomía privada no es tutelada sino en cuanto persiga funciones útiles socialmente, no siendo, pues, suficiente,
como en el régimen liberal, el límite puramente negativo que la causa del negocio no sea ilícita, recuerda
BETTI, «Sui principi generali del nuovo ordine giuridico», en Rivista del diritto commerciale, 1940, p. 222.
La tesis prevalente en la jurisprudencia italiana, sin embargo, considera que la evaluación de merecimento
coincide con el juicio de ilicitud: así, Cassazione civile, sez. III, 6 febbraio 2004, n. 2288; en sentido contra-
rio, Cassazione civile, sez. III, 23 febbraio 2004, n. 3545. El hecho que coincidan ambas instituciones no
significa que tengan la misma función y ámbito de aplicación. La coincidencia no traduce identidad. Esto lo
deja claro PERLINGIERI al señalar que el control de merecimiento no coincide con aquel de licitud, toda vez
que la autonomía negocial no es un valor en sí al grado de autoreferenciarse. El juicio de «meritevolezza» se
concreta en una valoración que impone la coerencia del acto con los principios y los valores del ordenamien-
to, con el respeto también del interés no patrimonial como elemento que concurre en el juicio, no limitándo-
se al juicio de licitud prescrito por el código civil referido a las normas imperativas, al orden público y a las
buenas costumbres, concluye el citado autor («Diritto dei contratti e dei mercati», cit., p. 896 ss.).
55
Cfr. Relazione al Re-Imperatore del Ministro Guardasigilli al Libro del Codice Civile «Delle
obbligazioni», Torino, 1941, n. 8, p. VI ss. En este tema, la coincidencia de la Relación ministerial con el
pensamiento de Betti es total, tanto en la argumentación como en la casuística empleada. Por ejemplo, v.
BETTI, Teoria generale del negozio giuridico, cit., p. 197.
56
Sobre la base de aquella «función de gobierno judicial de la discrecionalidad contractual» que la Casación
suele atribuir a la jurisprudencia, para hacer el control judicial sobre el uso que los privados hacen de la
propia autonomía contractual, el juez debe realizar la tarea de evaluar, no solo en sentido negativo, para
determinar si se trata de intereses ilícitos, contrarios al ordenamiento jurídico (es el caso de la causa ilícita,
prevista en el art. 1345 C.c.it.), sino también en sentido positivo, para verificar si los intereses perseguidos
por las partes son merecedores de tutela jurídica, con la posibilidad de no considerarlos como tales aunque se
traten de intereses lícitos. Cfr. GALGANO, Il contratto, cit., p. 145; ID., Trattato, cit., p. 209. En esta línea, v.
BIANCA, Il contratto, en BIANCA, Diritto civile, Milano, 2004, t. III, p. 459; FACCI, «Il contratto inmeritevole
di tutela nell’ordinamento sportivo», cit., p. 649. Entre los más conocidos contratos que han pasado este
filtro evaluativo están el leasing, el lease-back, el contrato autónomo de garantía y aquel de adquisición de
futbolistas. La Corte di Cassazione ha señalado que el contrato de transferencia de un jugador de fútbol que
no respete las modalidades establecidas por las federaciones deportivas nacionales no es nulo a tenor del art.
1418 C.c.it., ya que esta disposición se refiere a la violación de normas legales imperativas, sino como con-
trato atípico que con cumple con el requisito de merecimiento de tutela impuesto por el art. 1322 C.c.it. Cfr.
GALGANO, «La compravendita di calciatori», en Contratto e impresa, 2001, n. 1, p. 1 ss.; ID., «Compraven-
dita di calciatori: il corrispettivo pagato dal acquirente è, dunque, il prezzo della cessione», ivi, 2002, n. 2, p.
441 ss.; FACCI, «Il contratto inmeritevole di tutela nell’ordinamento sportivo», cit., p. 650 ss.; SICCHIERO,
«La distinzione tra meritevolezza e liceità del contratto atipico», cit., p. 548 ss.
57
Cfr. BIANCA, «Alcune riflessioni sul concetto di meritevolezza degli interessi», cit., p. 814. El mereci-
miento es un principio que debe ser considerado diferente tanto de la cláusula de buena fe, la cual es paráme-
tro de conformidad del acto de autonomía negocial al principio de solidaridad, como de aquella de razonabi-
lidad, si ésta es entendida, al menos según una de sus acepciones, como proporcionalidad de los medios
adoptados para el ejercicio del poder contractual. Por ende, la valoración de merecimiento es principalmente
demandada al legislador, en tanto que al juez le corresponde la tarea de identificar los valores que represen-
tan los pilares del merecimiento, no de sancionar el acto como no merecedor, el cual no sería nulo, sino
inexistente. El merecimiento no es, pues, un concepto que atiende a la estructura o a la relevancia del acto,
sino a la justificación del mismo. Solo en esta perspectiva teleológica puede permitirse que el merecimiento,
en cuanto predicado del acto de autonomía negocial, comparta con la causa el perfil funcional de selección
de los intereses, con prescindencia del dato formal de la norma o del tipo negocial, al menos de sí por causa
se entiende, en la acepción más moderna, la razón práctica del contrato, concluye la citada autora (ob. cit.).
Respecto a esta tesis moderna de la causa, v. BIANCA, Il contratto, cit., p. 447 ss.; ID., «Contratto europeo e
principio causalista», en PARADISO (coord.), I mobili confini dell’autonomia privata, cit., p. 397 ss.;
D’ANGELO, Contratto e operazione economica, Torino, 1992, p. 167 ss.; FERRI, Causa e tipo en la teoria del
negozio giuridico, Milano, 1966, p. 364 ss.; GABRIELLI, Doctrina general, cit., p. 38 ss.; ROLLI, Causa in
astratto e causa in concreto, cit., p. 70 ss.; ROPPO, Il contratto, cit., p. 344 ss.; ID., «Causa concreta: una
storia di successo? Dialogo (non reticenti, né compiacenti) con la giurisprudenza di legittimità e di merito»,
en Rivista di diritto civile, 2013, n. 4, p. 957 ss.; SBORDONE, «Illiceità e immeritevolezza della causa», cit.,
p. 851 ss.; VETTORI, «Fattibilità giuridica e causa concreta nel concordato preventivo», en Contratto e
impresa, 2013, n. 6, p. 1203 ss.
58
Cfr. BIANCA, «Alcune riflessioni sul concetto di meritevolezza degli interessi», cit., p. 811 ss. Es claro
ahora que el merecimiento, reenviando a principios del actual sistema jurídico, permite a la libertad contrac-
tual superar los confines definidos en leyes ordinarias de carácter general; por el contrario, es claro que si la
norma es dictada de manera puntual para regular una determinada situación jurídica tal procedimiento no
puede concretamente aplicarse, explica la citada autora (ob. cit., p. 812).
59
Cfr. BIANCA, «Alcune riflessioni sul concetto di meritevolezza degli interessi», cit., p. 813. Si se acoge
esta nueva concepción del merecimiento, estima BIANCA, llevaría a un resultado sistemático de considerar
cada acto como expresión de la autonomía negocial, siendo evaluado por una única acepción de merecimien-
to (ob. cit.).
60
Vale recordar que el contrato es concebido como el lugar en que el Estado devuelve una porción de sobe-
ranía a las partes, en base a la consideración que ellas están en capacidad de darse reglas para gestionar sus
propios intereses, mejor que lo que podrían hacer los reglamentos dados por el Estado. La idea que subyace
en esta tesis es que cada una de las partes es la mejor gestora y árbitro de sus propios intereses. Evidente-
mente, esta idea toma como punto de partida el presupuesto de una sustancial paridad de las partes y la capa-
cidad de autorregulación de ellas, pero tiene que encajar siempre dentro de los parámetros dispuestos por el
legislador, pues la idea del contrato como pura y plena subjetividad del individuo, «inmune da qualsiasi
condicionamiento obiettivo fattuale e legale è un’idea astratta che non ha mai trovato riscontro ad oggi nella
realtà», apunta ROPPO, Il contratto, cit., 2001, p. 48.
La función social del contrato impone a los juristas, pues, la prohibición de ver al
contrato como un átomo; es decir, como una institución que interesa únicamente a las par-
tes contratantes y no a la colectividad en general63. La función social debe ser vista e in-
terpretada en consonancia con las demás normas del ordenamiento jurídico, recordando
siempre que los intereses individuales deben ceder ante los intereses generales cuando
entren en conflicto.
61
«Função social do contrato», en Artigos; en [http://www.miguelreale.com.br/]. Não há razão alguma para
se sustentar que o contrato deva atender tão somente aos interesses das partes que o estipulam, porque ele,
por sua própria finalidade, exerce uma função social inerente ao poder negocial que é uma das fontes do
direito, ao lado da legal, da jurisprudencial e da consuetudinária. É a essa luz que deve ser interpretado o
dispositivo que consagra a função social do contrato, a qual não colide, pois, com os livres acordos exigidos
pela sociedade contemporânea, mas antes lhes assegura efetiva validade e eficacia, concluye el recordado
maestro brasileño.
62
Cfr. REALE, História do novo codigo civil, Sao Paulo, 2005, p. 38. La citada norma no prescribe una de-
terminada conducta, pero sí define los parámetros hermenéuticos del ordenamiento jurídico. Sirve, por ende,
como punto de referencia para la interpretación del contrato, ofreciendo al operador del derecho, que será el
responsable de la interpretación, criterios axiológicos y límites para la aplicación de otras normas. Este tipo
de formulación ofrece, además, la ventaja de su fácil adaptación a nuevos contextos económicos y jurídicos,
al tiempo que asume la función de integrar y sistematizar las demás normas del sistema. Cfr. BRANCO,
Função social dos contratos: interpretação à la luz do código civil, São Paulo, 2009, p. 143. Para las obser-
vaciones formuladas a esta norma, v. GARCIA DA FONSECA, A função social do contrato e o alcance do arti-
go 421 do código civil, Rio de Janeiro, 2007; MODENESI, «Função social dos contratos: questões polêmicas
na doutrina e na jurisprudencia do STJ», en Revista trimestral de direito civil, 2009, vol. 39, p. 205. Para un
sector doctrinal, dichas observaciones son más semánticas que jurídicas. Al respecto, v. MIRAGEM, «Função
social do contrato, boa-fé e bons costumes: nova crise dos contratos a reconstrução da autonomía negocial
pela concretização das cláusulas gerais», en MARQUES (coord.), A nova crise do contrato, São Paulo, 2007,
p. 205; ZAMCHIM, «O contrato e seus valores», en PEREIRA JÚNIOR – HADDAD JABUR (coords.), Direito dos
contratos II, São Paulo, 2008, p. 263 ss.
63
Cfr. JUNQUEIRA DE AZEVEDO, Estudos e pareceres de direito privado, São Paulo, 2004, p. 141. O contrato
não pode ser mais visto como mera relação individual. É preciso observar todos os efeitos sociais, econôno-
micos, ambientais e até mesmo culturais. Em uma outra orden, tutelar o contrato únicamente para garantir a
equidade das relacões negociais em nada se aproxima da idéia de funcão social. O contrato somente terá
função social quando for deber dos contratantes atentar para as exigencias do bem comum, para o bem geral,
apunta SANTOS, «O novo código civil e as cláusulas gerais: exame da função social do contrato», en Revista
brasileira de direito privado, 2002, n. 10, p. 29.
En el ámbito del derecho europeo los límites a la autonomía contractual han sido
retocados y ampliados. A los tradicionales límites se han agregado aquellos fijados por la
denominada constitución económica; es decir, por aquel conjunto de reglas de origen eu-
ropeo que han tenido la tarea de armonizar el derecho contractual de los ordenamientos
europeos y, al mismo tiempo, de tutelar al consumidor, con la consecuencia de determinar
una cierta limitación de la autonomía contractual, advertida en algunos aspectos y al me-
nos respecto de una visión tradicional. No solo se ha aumentado el número de reglas impe-
rativas, sino que se ha impuesto un nuevo tipo de reglas, que no encuentran un modelo en
los códigos civiles europeos y que conducen a un nuevo significado de la autonomía con-
tractual. Se piensa en aquellas normas que predisponen obligaciones de información, las
cuales, como las tradicionales normas imperativas, presentan la característica de no ser
derogables por las partes contratantes. Estas normas, sin embargo, no pretenden fijar el
contenido del contrato, menos integrarlo o prohibir determinadas explicaciones de la auto-
nomía contractual; ellas simplemente se proponen garantizar una efectiva autonomía de
las partes, colocándolas en una condición de igualdad decisional, ya que les permite contar
con los datos necesarios, la información debida para tomar una decisión consiente e in-
formada65.
En esta línea, la suficiente información que cada contratante tenga sobre la natura-
leza del contrato y los efectos de su estipulación es fundamental para la maximización de
los beneficios que se proponen obtener de la operación económica 66. Un contrato con asi-
metría informativa, en el que una de las partes haya tenido a su disposición una mayor
información y más completa que la otra parte sobre puntos esenciales del acuerdo, es cali-
ficado de ineficiente y, por ende, de ineficaz, ya que dicha asimetría genera inequality of
64
Cfr. ZAMCHIM, «O contrato e seus valores», cit., p. 265. Recuerda este autor que resulta pertinente separar
las palabras que componen la expresión «función social»: función es la finalidad concreta programada por
las partes en el contrato; y social es el valor atribuido por la sociedad a esa función. Igualmente, tener claro
la diferencia entre valor social y función social del contrato. El valor es un prius, y un contrato tendrá un
mayor o menor grado conforme sea más o menos operativo en un determinado mercado; la función (social)
es un posterius y variará en la misma medida del valor social, definiendo cuando el contrato es merecedor de
protección jurídica (ob. cit., p. 268).
65
Cfr. PATTI, «Autonomia contrattuale e diritto privato europeo», cit., p. 636. En este sentido, las obligacio-
nes de información son considerados medios destinados a la protección de la autonomía contractual, enten-
dida en sentido sustancial, escribe CANARIS, «Wandlungen des Schuldvertragsrechts, Tendenzen zu seiner
Materialisierung», en Archiv Für die Civilistische Praxis, 2000, n. 3-4, p. 344.
66
La materia de las obligaciones de información constituye ahora uno de los capítulos más interesantes del
nuevo derecho contractual. Por el momento, el trabajo viene centrado en encontrar la técnica legislativa más
eficaz para alcanzar mayores resultados. Se piensa en la posibilidad de incluir una cláusula general para que
sirva de sustento a las normas que prescriban específicas obligaciones de información. Cfr. PIERS –
VANLEENHOVE, «The Common European Sales Law. A Critical Assessment of a Valuable Initiative», en
Contratto e impresa/Europa, 2012, n. 1, p. 427 ss. Para la actualidad de las cláusulas generales y su dis-
tinción de los principios, v. ALPA, «I principi fondamentali e l’armonizzazione del diritto contrattuale eu-
ropeo», en Contratto e impresa, 2013, n. 4-5, p. 825 ss.; FABIANI, «Clausola generale», en Enciclopedia del
diritto, Annali, Milano, 2012, vol. V, p. 183 ss.; MENGONI, «Spunti per una teoria delle clausole generali»,
en Rivista critica di diritto privato, 1986, n. 1, p. 5 ss.; NIVARRA, «Clausole generali e principi generali del
diritto nel pensiero di Luigi Mengoni», en Europa e diritto privato, 2007, n. 2, p. 411 ss.; PATTI,
«L’interpretazione delle clausole generali», en Rivista di diritto civile, 2013, n. 2, p. 263 ss.; RESCIGNO,
«Appunti sulle clausole generali», en Rivista del diritto commerciale, 1998, n. 1-2, p. 1 ss.
67
Respecto a los contratos asimétricos, v. BENEDETTI, «Contratto asimmetrico», en Enciclopedia del diritto,
Annali, Milano, 2012, vol. IV, p. 370 ss.; ROPPO, «Parte generale del contratto, contratti del consumatore e
contratto asimmetrici (con postilla sul terzo contratto)», en Rivista de diritto privato, 2007, n. 4, p. 682 ss.;
ID., «Prospettive del diritto privato europeo. Dal contratto del consumatore al contratto asimmetrico», en Il
corriere giuridico, 2009, n. 2, p. 281 ss.; ID., «Contratto di diritto comune, contratto del consumatore,
contratto con asimmetria di potere contrattuale: genesi e sviluppi di un nuovo paradigma», en ID., Il
contratto del duemila, Torino, 2011, p. 65 ss. Para el tratamiento de los contratos asimétricos en el soft law
contractual europeo, v. LERNER, «The relationship between “Common Principles”, Comparative Law and
the “New Ius Commune”», en European Review of Private Law, 2008, p. 849 ss.; ROPPO, «Del contrato con
el consumidor a los contratos asimétricos: perspectivas del derecho contractual europeo», en Revista de
derecho privado, 2011, n. 20, p. 205 ss. Dentro de la noción de derecho común contractual europeo, habi-
tualmente, se incluyen a los Principles European Contract Law, de la Comisión Lando, y al Draft Common
Frame of Reference, redactado por el Study Group on a European Civil Code y el Research Group on ec
Private Law (Aquis Group). Este instrumento está conformado por un conjunto de reglas y principios comu-
nes que no tienen rango de ley. Cfr. VON BAR – CLIVE (eds.), Principles, Definitions and Models Rules of
European Private Law. Draf Common Frame of Reference (DCFR), Oxford, 2009, vol. I, p. 9.
68
Cfr. SCAGLIONE, Correttezza economica e autonomia privata, en PALAZZO (coord.), Monografie di diritto
e processo, Roma, 2007, n. 2, p. 174. La disciplina de la información contractual, explica GENTILI, es expre-
sión de la teoría económica marginal sobre la que se basa la teoría del contrato. Una información adecuada,
por cantidad y por calidad, es para ella la condición para el válido ejercicio de la autonomía privada, porque
sin un suficiente entendimiento no es posible querer racionalmente; y es la voluntad racional la que el dere-
cho eleva a instrumento de relaciones jurídicas. Significa, pues, que el contratante antes de determinar sus
propias elecciones y traducirlas en reglas pueda adquirir la información necesaria para hacer las valoraciones
de utilidad marginal que del intercambio obtendrá; toda vez que es ésta, en su perspectiva, la razón que mo-
tiva el intercambio, y la razón que, en la perspectiva jurídica, funda la relevancia, concluye el citado autor
(«Informazione contrattuale e regola dello scambio», en Rivista di diritto privato, 2004, n. 3, p. 555).
69
Una tendencia de la Corte constitucional italiana estima que la autonomía contractual se encuentra tutela-
da en el art. 41 del texto constitucional, que reconoce y garantiza la libertad de iniciativa económica privada.
Así, Corte costituzionale, sentenza 28 marzo 1968, n. 16; sentenza 6 marzo 1974, n. 53. Siguen esta tesis,
BENEDETTI, «Negozio giuridico e iniziativa economica privata», cit., p. 289; FERRI, Ordine pubblico, buon
costume e la teoria del contratto, Milano, 1970, p. 201. Se trata, sin embargo, de una tutela indirecta, en
cuanto no prevista específicamente, aunque vinculada a los valores (iniciativa privada, propiedad privada,
etc.) que la constitución protege, escribe ALPA, «Il contratto», cit., p. 546; ID., Corso, cit., p. 286. Participan
de este parecer, entre otros, ASTONE, Contratto negozio regolamento. Contributo allo studio del negozio
unilaterale, Milano, 2008, p. 42; BALDASARRE, «Iniziativa economica privata», en Enciclopedia del diritto,
Milano, 1971, vol. XXI, p. 608; CARINGELLA – DE MARZO, Manuale, cit., p. 7; ESPOSITO, Profili
costituzionali dell’autonomia privata, Padova, 2003, p. 229; GAZZONI, Obbligazioni e contratti, cit., p. 787;
LISERRE, Tutela costituzionale dell’autonomia contrattuale, Milano, 1971, p. 79; MENGONI, «Autonomia
privata e costituzione», en Banca, borsa e titoli di credito, 1997, n. 1, p. 2; RESCIGNO, «Autonomia dei
privati», Iustitia, 1967, n. 1, p. 10; ID., «Premessa», en GABRIELLI (coord.), Il contratto in generale, en
RESCIGNO – GABRIELLI (dirs.), Trattato dei contratti, Torino, 2006, vol. 1, t. I, p. XLVIII; SPINOZZI,
«L’articolo 41 Cost. e le incidenze eteronome nel regolamento contrattuale», en Contratto e impresa, 2013,
n. 6, p. 1495.
70
Cfr. ASTONE, Contratto negozio regolamento, cit., p. 42. Por el contrario, la Constitución de Weimar de
1919 ha previsto, expresamente en el art. 152, el principio de libertad contractual, pero con una norma que
no tiene carácter preceptivo, sino simplemente programática; la Constitución de Bonn, por su parte, lo con-
templa de manera implícita, mediante normas coligadas a dicha libertad, como la garantía de la propiedad (§
14), la libertad de trabajo (§ 12), la libertad de asociación (§ 9) y la cláusula general de protección a la per-
sona (§ 2). En atención a estas y otras normas, la prevalente doctrina alemana considera que la autonomía
contractual, aunque de manera indirecta, tiene cobertura constitucional. Cfr. ALPA, Corso, cit., p. 288. En el
ordenamiento francés la autonomía contractual no constituye un principio de rango constitucional, y puede
gozar de cobertura constitucional indirecta a través de la garantía de la libertad de iniciativa económica y de
la persona, a las cuales, pues, el órgano de control preventivo de la constitucionalidad de las leyes hace refe-
rencia. Cfr. ALPA, «Libertà contrattuale e tutela costituzionale», en Rivista critica di diritto privato, 1995, n.
1, p. 50.
71
En la doctrina nacional, sin embargo, se piensa que la autonomía contractual tiene tutela constitucional
directa; es decir, reconocimiento explícito en el art. 2.14 de la Constitución y refuerzo luego en el art. 62 del
mismo texto constitucional. Así, MERINO ACUÑA, «La tutela constitucional de la autonomía contractual. El
contrato entre poder público y poder privado», en AA.VV., Derecho civil patrimonial y derecho constitucio-
nal, Lima, 2009, p. 72. LANDA ARROYO, por su lado, encuentra tutelada solo la libertad contractual («La
constitucionalización del derecho civil: el derecho fundamental a la liberta contractual, sus alcanes y sus
límites», en Thémis, Revista de derecho, 2104, n. 66, p. 314).
72
Cfr. RESCIGNO, «Contratto», cit., p. 11; ID., «Premessa», cit., p. XLVIII; ASTONE, Contratto negozio
regolamento, cit., p. 43; BRECCIA, «Art. 1322 – Autonomia contrattuale», cit., p. 67. Según MENGONI, las
razones histórico-ideológicas que explican la falta de constitucionalización de la libertad del contrato «como
tal» se coligan a la tradicional y escasa propensión del legislador italiano a considerar, en línea de principio,
la intervención pública en la economía en el ámbito de las funciones de control y regulación del mercado. La
ideología dominante en la Asamblea constituyente elegida en 1946 no tenía una orientación liberal («Auto-
nomia privata e constituzione», cit., p. 2).
73
Cfr. PATTI, «Autonomia contrattuale e diritto privato europeo», cit., p. 634 ss.
74
Cfr. BIANCA, Le autorità private, Napoli, 1977, p. 62 ss.; citado por PATTI, «Autonomia contrattuale e
diritto privato europeo», cit., p. 635.
75
Cfr. PATTI, «Autonomia contrattuale e diritto privato europeo», cit., p. 635. Los nuevos fines tutelares han
comportado la valorización de principios y de cláusulas generales ya presentes en los ordenamientos euro-
peos, como la buena fe y la solidaridad, y la profunda modificación del tejido normativo. La disciplina del
contrato dictada por los códigos se caracterizaba por un reducido número de normas imperativas, ya que
dominaba la idea que la autonomía contractual se explicaba, ante todo, en la posibilidad de modificar a pla-
cer los modelos de reglamentación ofrecidos por las normas dispositivas; por el contrario, el nuevo derecho
contractual de cuño europeo utiliza, para conseguir sus fines tutelares, un número creciente de normas impe-
rativas. Muchas de éstas miran, precisamente, la fase precontractual, y se caracterizan por imponer una serie
de obligaciones, cuyo incumplimiento determina una responsabilidad análoga a aquella tradicionalmente
prevista para el incumplimiento de las obligaciones contractuales, concluye el citado autor (ob. cit.).
76
Cfr. WAGNER, «Zwingendes Vertragsrecht», en EIDENMÜLLER et al., Die Revision Verbraucher-Acquis,
Tübingen, 2011, p. 24; citado por PATTI, «Autonomia contrattuale e diritto privato europeo», cit., p. 643.
77
Cfr. WAGNER, «Zwingendes Vertragsrecht», cit., p. 25. Recordar que, en los últimos años, a los límites
denominados externos, por ser idóneos exclusivamente para garantizar el respeto de los intereses generales,
expresados en pocas normas imperativas (de orden público y de buenas costumbres), y la formación de una
voluntad contractual exenta de vicios, se han agregado otros límites, con características más incisivas, ten-
dientes a garantizar la justicia contractual, sobre todo a través de un control del contenido contractual, y la
formación de una voluntad conocedora de las características del bien materia del contrato y su efectiva utili-
dad. Cfr. PATTI, «Autonomia contrattuale e diritto privato europeo», cit., p. 635.
Desde la zona comparatista europea viene propuesta una nueva libertad contrac-
tual, calificada como sustancial para diferenciarla de la libertad formal. Esta postura im-
plica la necesidad de prevenir y eliminar los perjuicios que un contrato inicuo ocasione a
una parte contratante, que solo formalmente es libre de concluirlo en tales condiciones,
toda vez que sustancialmente no lo es. Aquí la protección de la parte débil de la relación
contractual coincide, pues, con la defensa de la libertad contractual en sentido sustancial79.
78
Cfr. PATTI, «Autonomia contrattuale e diritto privato europeo», cit., p. 643.
79
Cfr. COLOMBI CIACCHI, «La libertà contrattuale come diritto fondamentale dell’UE», cit., p. 136 ss.
80
Cfr. COLOMBI CIACCHI, «La libertà contrattuale come diritto fondamentale dell’UE», cit., p. 137. Los
principios establecidos por la sentencia de la Corte constitucional alemana de 1993 han sido, casi en su tota-
lidad, recepcionados por la Corte Suprema de Eslovenia y por la jurisprudencia de mérito de Grecia, particu-
larmente por el Tribunal de Atenas. Este tribunal, por ejemplo, consideró a la libertad contractual, en una
sentencia de 1999, como un principio general que gobierna tanto la conclusión del contrato como el conteni-
do del mismo, y que deriva del principio de autodeterminación garantizado por el art. 5.1 de la Constitución
greca. Cfr. Tribunal de Atenas, sentencia n. 7241/1999; citada por COLOMBI CIACCHI, «La libertà
contrattuale come diritto fondamentale dell’UE», cit., p. 137.
8. NOTA CONCLUSIVA
Del tours efectuado por las sedes de la autonomía privada y de la autonomía con-
tractual queda claro que tales principios corren ahora sobre nuevos rieles y despiden una
agradable fragancia tutelar de cultivos europeos, lo que permite que tengan una mejor per-
formance en la satisfacción y la regulación de los intereses tanto de las personas naturales
como de las jurídicas. La esencia de la autonomía no se resiente con las noveles limitacio-
nes; por el contrario, le sirven para ponerse en valor y responder con eficiencia ante los
nuevos retos de la contratación globalizada, diseñada por la producción estandarizada,
modelada por la contratación electrónica y sofisticada por la contratación financiera es-
tructurada.
Siguiendo a VON GIERKE, podemos decir que una ilimitada autonomía contractual
se autodestruye. Ella es un arma terrible en la mano del fuerte, un instrumento no afilado
en la mano del débil; deviene en un instrumento de sumisión del uno por obra del otro, de
disfrute, sin vergüenza alguna, de una posición de predominio espiritual y económico 84.
81
V. Corte Costituzionale, sentencias de 27 febrero 1962, n. 7; de 23 abril 1965, n. 30; de 21 marzo 1969, n.
37; de 15 mayo 1990, n. 241; de 20 junio 1994, n. 268; de 17 marzo 2000, n. 70; citadas por COLOMBI
CIACCHI, «La libertà contrattuale come diritto fondamentale dell’UE», cit., p. 139.
82
V. Corte Costituzionale, sentencias de 20 marzo 1997, n. 97-388 DC; de 19 diciembre 2000, n. 2000-437
DC; de 13 enero 2003, n. 2002-465 DC; citadas por COLOMBI CIACCHI, «La libertà contrattuale come diritto
fondamentale dell’UE», cit., p. 139 ss.
83
Cfr. MATHIEU, «La promotion constitutionnelle de la liberté contractuelle en matière de droit du travail
(observations sur le décision du Conseil constitutionnel n. 2002-465 DC du 13 janvier 2003)», en Dalloz,
2003, n. 10, p. 641.
84
Die Soziale Aufgabe des Privatrechts (Berlin, 1989), Frankfurt, 1948, p. 23; citado por PATTI,
«Autonomia contrattuale e diritto privato europeo», cit., p. 644.
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