Los Antibioticos y Anticuerpos

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LOS ANTIBIOTICOS

Los antibióticos son considerados habitualmente como uno de los


descubrimientos terapéuticos más importantes de la historia de la medicina. En
la actualidad es muy improbable que alguien pueda vivir su vida sin recibir
algún tipo de agente antimicrobiano. Durante gran parte de la historia se
pensaba, siguiendo las enseñanzas de Hipócrates (siglo IV a.C.), que las
enfermedades eran producto del desequilibrio de sustancias –o “humores”–
corporales. Galeno, en el siglo II d.C. revolucionó la terapéutica al incorporar
sustancias existentes en la naturaleza con el objeto de restaurar el balance
perdido entre los “humores”. Los preparados galénicos no contaban con
especificaciones acerca de las cantidades necesarias de cada componente. La
ciencia farmacéutica, que estudia la producción y las acciones de las drogas,
avanzó muy lentamente en sus inicios, librada al arbitrio de cada médico, y aun
de cada paciente particular.1 El camino hacia la terapéutica moderna se inició
probablemente en el siglo XIII con la aparición del apotecario como una figura
separada del médico, inicialmente en Inglaterra y Alemania.2 Seguramente uno
de los investigadores que dio mayor impulso a esta nueva ciencia fue
Paracelso, en el siglo XVI, quien, pretendiendo haber comprendido la esencia
de la terapéutica médica, introdujo el concepto y los métodos para la extracción
de los principios activos de las prescripciones. Paracelso pensaba que no era
el conjunto de componentes de una prescripción lo que producía el efecto sino
que dentro de la prescripción existían sustancias específicas con funciones
específicas. Aun más, fue el primero en introducir el concepto de dosis,
requisito necesario para comprender los efectos deseados y los tóxicos de la
mayoría de las sustancias.1 La rivalidad de las teorías de los galenistas y los
seguidores de Paracelso dominó la escena por mucho tiempo y durante más de
dos siglos los medicamentos combinaban preparaciones galénicas con detalles
farmacéuticos más modernos como la dosificación y la forma de prescripción.
Muchos de estos preparados estaban destinados a combatir las enfermedades
más difundidas de ese tiempo, que nadie había logrado agrupar en una
categoría común: las infecciones. No fue sino entrado ya el siglo XIX cuando la
Teoría Microbiana de la Enfermedad permitiría esclarecer la causa subyacente
verdadera de estas patologías, abriendo el camino para la aparición de los
agentes terapéuticos específicos y su revolución en la historia de la medicina. A
principios del siglo XX la expectativa de vida al nacer para el promedio de la
población era de 47,3 años en los Estados Unidos de Norteamérica y de 40
años en la Argentina. Hacia fines del siglo XX esta cifra superaba los 75 años.

El formidable reto de la resistencia bacteriana a los antibióticos

La acción de los antibióticos sobre las bacterias se basa en su capacidad de


unión con ciertos sitios de la estructura bacteriana, que desactiva las funciones
correspondientes. Pese a esto, conforme pasa el tiempo de uso generalizado
de los antibióticos, éstos van perdiendo eficacia a tal grado que dejan de ser
útiles para la práctica clínica. La resistencia bacteriana a los antibióticos se
explica por la generación de mutaciones y por su adquisición a partirde otras
bacterias de genes que codifican proteínas responsables de la resistencia bajo
diversos mecanismos. La resistencia a antibióticos en Mycobacterium
tuberculosis se debe únicamente a mutaciones, mientras que
en Staphylococcus aureus y otros taxones, se debe principalmente a genes
que adquieren de otras bacterias. En el mundo mueren más de 2 millones de
personas al año por infecciones intratables por efecto de su resistencia,
fenómeno que se ha agudizado por las enormes cantidades de antibióticos que
se utilizan con diferentes propósitos. Los médicos deberían informarse bien
sobre este fenómeno para disminuir la prescripción de antibióticos cuando no
son necesarios, educar a sus pacientes y hacer uso de la información
disponible respecto a los efectos adversos de los antibióticos, que incluyen
diarrea, candidiasis vaginal, afecciones hepáticas y, probablemente, cáncer. En
la década de los cuarenta del siglo pasado se empezaron a utilizar en forma
masiva sustancias capaces de abatir los procesos infecciosos con gran
eficacia, con lo cual empezó la era de los antibióticos. Aunque se habían usado
las sulfas para el tratamiento de infecciones, el primer antibiótico eficaz contra
infecciones graves, como las producidas por el temible S. aureus, fue la
penicilina. Este antibiótico pionero se introdujo al mercado en 1943, con un
efecto que parecía mágico, pues era eficaz en la totalidad de los procesos
infecciosos causados por dicho agente biológico. Sin embargo, sólo 3 años
después se detectaron cepas resistentes al antibiótico, y la selección se hizo
tan intensa que en 1950 el 40% de las cepas eran resistentes y hacia 1960 lo
eran en una proporción del 80%. El propósito de este artículo es destacar la
importancia que ha adquirido en las últimas décadas el problema de la
resistencia bacteriana a los antibióticos, sus causas y algunas estrategias que
podrían seguirse para tratar de controlarlo.
Los antibióticos betalactámicos, cuyo mecanismo de acción es la inhibición de
la última etapa de la síntesis de la pared celular bacteriana, constituyen la
familia más numerosa de antimicrobianos y la más utilizada en la práctica
clínica. Se trata de antibióticos de acción bactericida lenta, con actividad
dependiente del tiempo, que en general tienen buena distribución y escasa
toxicidad. Algunas modificaciones de la molécula original han dado lugar a
compuestos con mayor espectro antimicrobiano, pero la progresiva aparición
de resistencias limita su uso empírico y su eficacia en determinadas
situaciones. Aun así, la penicilina continúa siendo el tratamiento de elección en
un buen número de infecciones; las cefalosporinas tienen un gran abanico de
indicaciones; los carbapenémicos se usan en infecciones nosocomiales y en
infecciones causadas por bacterias multirresistentes, y los inhibidores de las
betalactamasas permiten recuperar el espectro de actividad de las penicilinas a
las que acompañan cuando la resistencia está causada por la producción de
betalactamasas.
¿Qué son los antibióticos?
Los antibióticos son medicamentos que combaten infecciones causadas por
bacterias en los seres humanos y los animales ya sea matando las bacterias o
dificultando su crecimiento y multiplicación.
¿Qué TRATAN los antibióticos?
Los antibióticos SOLO tratan ciertas infecciones causadas por bacterias,
como:

 Infección de garganta por estreptococos


 Tosferina
 Infección urinaria (IU)
Los antibióticos son necesarios también para tratar afecciones potencialmente
mortales causadas por bacterias, como la septicemia, que es la respuesta
extrema del cuerpo a una infección.

¿Qué NO se trata con antibióticos?


Los antibióticos NO funcionan contra los virus como los que causan:

 Resfriados y moqueos, incluso si la mucosidad es espesa, de color


amarillo o verde
 La mayoría de los dolores de garganta (excepto la infección de garganta
por estreptococos)
 Influenza
 La mayoría de los casos de resfriados del pecho (bronquitis)
Los antibióticos TAMPOCO se necesitan para algunas infecciones
bacterianas comunes, como:

 Muchas sinusitis (infecciones de los senos paranasales)


 Algunas infecciones de oído
Esto es porque estas enfermedades, por lo general, mejorarán por sí solas, sin
antibióticos. Tomar antibióticos cuando no se necesiten no lo ayudará, y los
efectos secundarios incluso podrían hacerle daño.

¿Cuáles son los efectos secundarios de los antibióticos?


Cada vez que se usan antibióticos, estos pueden tener efectos secundarios.
Los efectos secundarios comunes varían de problemas de salud menores a
muy graves y pueden incluir:

 Sarpullido
 Náuseas
 Diarrea
 Infecciones por hongos
Los efectos secundarios más graves pueden incluir:

 Infección por C. diff., la cual causa diarrea que puede lesionar


gravemente el colon y producir la muerte
 Reacciones alérgicas graves y potencialmente mortales

 Infecciones resistentes a los antibióticos


Llame a su médico si presenta cualquier efecto secundario mientras toma
antibióticos.
¿Por qué es importante tomar antibióticos solamente cuando se
necesitan?
Los antibióticos son importantes para tratar infecciones y han salvado
innumerables vidas. Sin embargo, cada vez que se usan antibióticos, estos
pueden tener efectos secundarios y contribuir a la resistencia a los antibióticos,
una de las amenazas más urgentes para la salud del público.

Pero cuando los antibióticos son necesarios, los beneficios generalmente


superan el riesgo de que provoquen efectos secundarios o de que lleven a la
resistencia a este tipo de medicamentos. Sin embargo, demasiados antibióticos
se recetan en forma innecesaria y se usan incorrectamente, lo cual amenaza la
utilidad de estos importantes medicamentos.

Este es el motivo por el cual es importante que todos usemos los antibióticos
SOLO cuando los necesitamos, para protegernos de los daños provocados por
su uso innecesario y para combatir la resistencia a los antibióticos.

¿Qué es el uso innecesario de los antibióticos?


Los antibióticos no siempre son la solución cuando usted está
enfermo. Es importante usar antibióticos solo cuando son necesarios para
protegerse de los daños causados por su uso innecesario y para combatir la
resistencia a los antibióticos.
El uso innecesario de los antibióticos ocurre cuando se recetan antibióticos a
una persona cuando no son necesarios, como para los resfriados y la influenza.

El uso innecesario también ocurre cuando se recetan antibióticos a una


persona para infecciones que algunas veces son causadas por bacterias para
las que no siempre se necesitan antibióticos, como muchas sinusitis
(infecciones de los senos paranasales) y algunas infecciones de oído.

¿Qué es el uso indebido de los antibióticos?


El uso indebido de los antibióticos ocurre cuando se receta a una persona:

 el antibiótico equivocado,
 la dosis equivocada de un antibiótico, o
 un antibiótico por un periodo equivocado.
Hable con su médico sobre el mejor tratamiento para su enfermedad.

Los antibióticos son un tipo de sustancia química derivada de seres vivos o


sintetizada artificialmente, cuya propiedad principal es la de impedir el
crecimiento y la propagación de ciertos microorganismos patógenos sensibles
a su fórmula. Por ejemplo: penicilina, arsfenamina, amoxicilina.

Los antibióticos son empleados en el tratamiento médico de seres


humanos, animales y vegetales contra infecciones de origen bacteriano, por
eso se les conoce también como antibacterianos.

A grandes rasgos, el tratamiento antibiótico opera como


una quimioterapia, es decir, inundando el cuerpo con sustancias nocivas para
la vida celular, a las cuales el microorganismo patógeno o invasor es mucho
más sensible que las células benignas.

La sensibilidad de dichas bacterias se ha visto influida por el uso


indiscriminado de antibióticos, propiciando cepas resistentes a los mismos. Por
eso han debido sintetizarse nuevas generaciones de fármacos más potentes o
de acción más específicos.

Ejemplos de antibióticos y su uso

1. Penicilina. Derivada del hongo penicilium por Enerst Duchesne en


1897 y ratificada por Alexander Fleming de manera accidental, es el
primer antibiótico propiamente sintetizado y aplicado en masa. Por
ende muchas cepas bacterianas son ya resistentes a ella, pero se
continúa empleándola contra neumococos, estreptococos y
estafilococos, así como una amplia gama de infecciones en
estómago, sangre, huesos, articulaciones y meninges. Hay pacientes
alérgicos a su fórmula que no pueden ser tratados con ella.
2. Arsfenamina. El primer antibiótico propiamente dicho, ya que se
empleaba antes de la penicilina contra la sífilis. Derivada del
arsénico, fue probada numerosas veces hasta no resultar tóxica al
paciente, aunque en grandes cantidades sigue siendo letal. Fue
desplazada por la penicilina, mucho más segura y efectiva.
3. Eritromicina. El primer antibiótico del grupo de los macrólidos, es
decir, dotados de anillos moleculares de lactona, fue descubierto en
1952 a partir de bacterias del suelo filipino. Es tremendamente eficaz
contra bacterias gram positivas del trayecto intestinal y respiratorio,
así como Clamidia durante el embarazo, pero presenta incómodos
efectos secundarios.
4. Kanamicina. De uso restringido debido a su alta toxicidad, la
Kanamicina es especialmente efectiva contra la tuberculosis,
mastitis, nefritis, septicemias, neumonías, actinobacilosis y sobre
todo cepas resistentes a la eritromicina. Se le emplea, junto a otros
antibióticos, como preparación operatoria del colon.
5. Amikacina. Del grupo de los aminoglucósidos, actúa sobre el
proceso bacteriano de síntesis de proteínas, impidiéndoles generar
sus estructuras celulares. Es uno de los antibióticos efectivos contra
las cepas resistentes al resto de su grupo y se emplea en casos
severos de sepsis, o ante organismos gramnegativos de alta
peligrosidad.
6. Claritromicina. Inventada por científicos japoneses en 1970, cuando
buscaban una versión de la eritromicina con menos efectos
secundarios, se emplea comúnmente en infecciones de piel, mama y
vías respiratorias, así como en pacientes VIH para lidiar con
el Mycobacterium avium.
7. Azitromicina. Derivado de la eritromicina y de larga vida media, su
dosis administrada es única al día. Sumamente efectivo contra
bronquitis, neumonía y enfermedades de transmisión sexual o del
tracto urinario, así como para infecciones infantiles.
8. Ciprofloxacina. De amplio espectro, ataca directamente el ADN
bacteriano impidiéndole reproducirse. Efectivo contra una larga lista
de bacterias, suele reservarse para emergencia antibiótica, ya que es
seguro y veloz, pero pertenece al grupo de antibióticos más
resistidos de todos: las fluoroquinolonas.
9. Cefadroxilo. Del grupo de las cefalosporinas, de amplio espectro y
de primera generación, este antibiótico es pertinente contra
infecciones en la piel (heridas, quemaduras), el aparato respiratorio,
huesos, tejidos blandos e infecciones genitourinarias.
10. Loracarbef. Indicado en casos de otitis, sinusitis, neumonía, faringitis
o amigdalitis, pero también para infecciones urinarias, este antibiótico
es un derivado de las cefalosporinas de segunda generación,
perteneciente a una clase nueva: carbacefem.
11. Vancomicina. Del orden de los glucopéptidos, es segregado
naturalmente por ciertas bacterias nocardias. Es muy efectivo contra
bacterias gram positivas, no con las negativas, y se emplea
profusamente, aunque muchas cepas son naturalmente resistentes al
fármaco.
12. Amoxicilina. Se trata de un derivado de la penicilina, de amplio
espectro, eficaz en el tratamiento de infecciones respiratorias, de piel
y un amplio abanico de bacterias, por lo que se utiliza comúnmente
en medicina humana y veterinaria.
13. Ampicilina. También proveniente de la penicilina, se le ha empleado
profusamente desde 1961 contra meningococos y listerias, así como
neumococos y estreptococos, pero sobre todo enterococos.
14. Aztreonam. De origen sintético, tiene un espectro de mucha
efectividad pero muy reducido: bacterias gramnegativas aerobias. Es
un remplazo ideal en pacientes alérgicos a la penicilina, siempre y
cuando sean casos apropiados.
15. Bacitracina. Su nombre proviene del de la niña de cuya tibia se
extrajo la bacteria a partir de la cual se sintetiza: Tracy. Su aplicación
es cutánea y externa, ya que es dañina para los riñones, pero es útil
contra bacterias grampositivas en heridas y mucosas. Es uno de los
antibióticos más responsables en la aparición de cepas virulentas y
resistentes.
16. Doxiciclina. Pertenece a las tetraciclinas, útiles contra bacterias
gram positivas y negativas, y de aplicación común contra la
neumonía, el acné, la sífilis, la enfermedad de Lyme y la malaria.

¿De verdad necesitas ese antibiótico?

Casi la mitad de las personas que acuden a un hospital con síntomas de


resfriado o gripe salen con una receta de antibióticos. Se prescriben en exceso,
“por las dudas”, para tratar afecciones que no se curan con antibióticos.  Cada
vez es mayor el número de infecciones —neumonía, tuberculosis, gonorrea y
salmonelosis— cuyo tratamiento se vuelve más difícil debido a que los
antibióticos  van perdiendo su eficacia.  De nada servirá que se desarrollen
nuevos antibióticos  más poderosos si no se modifican los comportamientos
actuales.
Es necesario que se cambie la forma de prescribir y utilizar los antibióticos y
entender la gravedad del problema, advierte la Organización Panamericana de
la Salud (PAHO) desde hace años. De lo contrario la resistencia a los
antibióticos seguirá representando una grave amenaza  a la vida de todas las
personas, no importa la edad ni el país donde vivan. 

Allí donde los antibióticos se pueden adquirir sin receta médica para uso
humano o veterinario, la aparición y propagación de la resistencia empeora. En
los países que carecen de directrices terapéuticas y controles, el personal
sanitario tiene tendencia a recetarlos —y la población general a consumirlos—
en exceso.

Otro aspecto importante del problema es que  la resistencia a los antibióticos


está incrementando los costos médicos, al prolongar las estancias
hospitalarias. No es necesario dar más razones para crear conciencia de que
es necesario un cambio de comportamiento. No solo del lado de los
profesionales de la salud, sino también de parte de los pacientes, que deben
ser responsables de reducir la propagación de las infecciones, a través de la
vacunación, el lavado de las manos, la seguridad de las relaciones sexuales y
una buena higiene alimentaria.

Cómo y cuándo debemos tomar antibióticos


Los antibióticos son medicamentos utilizados para tratar las infecciones
bacterianas. Su uso correcto permite salvar vidas. Actúan matando las
bacterias o impidiendo que se reproduzcan. La resistencia a los antibióticos se
produce cuando las bacterias mutan o se transforman en respuesta al uso de
estos medicamentos. Son las bacterias, y no los seres humanos ni los
animales, las que se vuelven resistentes y pueden causar infecciones que son
más difíciles de tratar. 
Es importante tener en cuenta que los antibióticos no combaten las infecciones
causadas por virus, como los que provocan resfriados, gripe, la mayoría de los
casos de tos y bronquitis, los dolores de garganta, excepto que el causante sea
una infección por estreptococo. Si un virus (y no una bacteria) es la causa de
una enfermedad, tomar antibióticos puede provocar más daños que beneficios.

Para que los antibióticos puedan detener la enfermedad que causan las
bacterias, deben tomarse en la cantidad indicada, el número de veces diarias
indicado, y durante el tiempo indicado.  Si deja de tomar el antibiótico antes de
tiempo, las bacterias podrían reiniciar la infección.

¿Cómo nos afecta el exceso de antibióticos?


Una investigación reciente realizada por los Centros para el Control y
Prevención de Enfermedades (CDC) y Pew Charitable Trusts, reveló que al
39% de los pacientes que acudieron a un hospital sin previa cita le recetaron
antibióticos para resfriado o gripe. Y cuando la consulta fue por afecciones
respiratorias que tampoco requerían de antibióticos, el 46% recibió la misma
receta. En consultas médicas regulares, de 9.2 millones de casos de resfriados,
gripe y afecciones respiratorias que no se tratan con antibióticos, el 17% 
recibió la indicación de tomarlos. En las salas de urgencias, el 14% de las
consultas se resolvió con antibióticos

El uso excesivo de antibióticos está provocando que aumenten las llamadas


superbacterias, que por ser resistentes al fármaco, causan infecciones difíciles
de tratar; la prescripción excesiva que describe el estudio es una amenaza
creciente para la salud pública. Los antibióticos, además, pueden eliminar
bacterias que viven en el intestino y son necesarias para mantener el cuerpo
saludable. 

Si no se toman medidas urgentes aún las infecciones comunes y lesiones


menores  podrían volver a ser potencialmente mortales, advierten  con
preocupación las organizaciones de la salud e instituciones médicas,

El peligro de abusar de los antibióticos

¿Qué es abusar de los antibióticos?


Abusar de los antibióticos es cuando estos medicamentos se usan cuando no
son necesarios. Los antibióticos son uno de los grandes avances de la
medicina. Pero, el abuso de los antibióticos ha conducido al desarrollo
de bacterias resistentes (que son más difíciles de tratar).
Algunos gérmenes que antes respondían bien a los antibióticos se han vuelto
más y más resistentes a este tipo de medicamento. Esto puede causar
infecciones más graves, como las infecciones por neumococo (la neumonía,
las infecciones de oído, las infecciones de senos nasales, la meningitis), las
infecciones cutáneas y la tuberculosis.

¿Qué tratan los antibióticos?


Hay dos tipos principales de gérmenes que pueden enfermar a la gente:
las bacterias y los virus. Pueden causar enfermedades de síntomas similares,
pero se multiplican y contagian enfermedades de formas diferentes:
 Las bacterias son microorganismos vivos que existen como células
independientes. Las bacterias están por todas partes y la mayoría de
ellas no causan ningún daño; en algunos casos, hasta son beneficiosas
para la salud. Pero algunas bacterias son nocivas y provocan
enfermedades cuando invaden el cuerpo, se multiplican e interfieren en
los procesos normales del organismo.

Los antibióticos funcionan bien contra las bacterias, porque matan a


estos microorganismos, al impedir que crezcan y que se reproduzcan.
 Los virus, contrariamente, no están vivos. Los virus crecen y se
reproducen solo después de haber invadido células vivas. El sistema
inmunitario es capaz de combatir algunos virus antes de que enfermen
al organismo, pero hay otros virus (como los que provocan
los resfriados) que deben seguir su curso. Los antibióticos no
funcionan bien contra los virus.

¿Por qué se abusa de los antibióticos?

Los médicos recetan antibióticos por distintos motivos. A veces, los recetan
cuando no están seguros de si una enfermedad ha sido causada por un virus o
una bacteria o cuando están esperando los resultados de las pruebas que
permitan saberlo. Por lo tanto, algunos padres pueden esperar una receta de
antibióticos por parte del médico de su hijo o incluso pedírsela ellos mismos.

Por ejemplo, la faringitis estreptocócica es una infección bacteriana, pero la


mayoría de los dolores de garganta están provocados por virus, alergias u otras
cosas que no se pueden tratar con antibióticos. Pero muchas personas con
dolor de garganta van a su profesional de la salud esperado recibir y
obteniendo una receta de antibióticos que no necesitan.
¿Qué ocurre cuando se abusa de los antibióticos?

Tomar antibióticos para tratar resfriados y otras enfermedades virales no es


eficaz y puede crear bacterias que son más difíciles de matar.

Tomar antibióticos demasiado a menudo o por un motivo equivocado puede


cambiar tanto las bacterias que los antibióticos dejan de ser eficaces para
combatirlas. Esto recibe el nombre de resistencia bacteriana o de resistencia
a los antibióticos. Hay algunas bacterias que ahora son resistentes hasta a
los antibióticos más potentes.

La resistencia a los antibióticos es un problema que va en aumento. Los


Centros de Control y Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en
inglés) se refieren a esta resistencia como "uno de los problemas de salud
pública más apremiantes". Es un problema especialmente grave en los países
de bajos ingresos y en vías de desarrollo. Esto se debe a que:

 Los profesionales de la salud de esos países suelen carecer de


herramientas diagnósticas rápidas que sirvan para saber qué
enfermedades están causadas por bacterias y cuáles no lo están.

 Muchos de esos lugares han adquirido hace poco el acceso


generalizado a los antibióticos.

 La falta de agua limpia, las malas condiciones higiénicas y el carácter


limitado de los programas de vacunación contribuyen a que se
contraigan infecciones y enfermedades para las que se suelen recetar
antibióticos.

¿Qué pueden hacer los padres?


Todas las familias tienen que afrontar cada año su parte correspondiente de
resfriados, dolores de garganta e infecciones víricas. Cuando usted lleve a su
hijo al médico debido a estas enfermedades, es importante que no espere que
le receten antibióticos.

Para reducir el riesgo de desarrollar una resistencia bacteriana y prevenir el


abuso de los antibióticos:
 Pregunte al médico de su hijo si la enfermedad que ha contraído es
bacteriana o vírica. Comente con él los riesgos y las ventajas de los
antibióticos. Si se trata de un virus, pregúntele de qué formas se pueden
tratar los síntomas. No presione al médico de su hijo para que recete
antibióticos.

 Deje que las enfermedades más leves (sobre todo las causadas por
virus) sigan su curso. Esto ayuda a impedir que los gérmenes se vuelvan
resistentes a los antibióticos.

 Los antibióticos se deben tomar durante el ciclo completo de tratamiento


que haya recetado el médico. En caso contrario, se podría reactivar la
infección.

 No permita que su hijo tome antibióticos durante más días de los


prescritos.

 No use restos de antibióticos ni guarde antibióticos sobrantes "para la


próxima vez".

 No dé nunca a su hijo antibióticos recetados para otro miembro de la


familia, sea niño o adulto.

ANTICUERPOS

Un anticuerpo es una proteína que reacciona contra un antígeno en


un organismo de tipo animal. Los anticuerpos, que pueden hallarse en
la sangre o en otros fluidos del cuerpo, son utilizados por el sistema
inmunitario para reconocer y
bloquear virus, bacterias, parásitos u hongos.

Es importante destacar que cada tipo de anticuerpo defiende al organismo de

una clase específica de antígeno. Cuando el anticuerpo confunde el tejido sano

con una sustancia dañina se habla de un trastorno autoinmunitario.

El anticuerpo más frecuente está formado por unidades básicas estructurales

que disponen de cuatro cadenas: dos ligeras y otras dos pesadas. El linfocito
B es el encargado de sintetizar los anticuerpos, que pueden dividirse en cinco

clases (isotipos) diferentes en el caso de los mamíferos.

Pese a que la estructura general de los anticuerpos es similar, cierta región de

la proteína es muy variable, dando lugar a la existencia de millones de

anticuerpos. Esta parte de la proteína es denominada como región

hipervariable.

La amplia variedad de anticuerpos se produce por las combinaciones de un

juego de segmentos genéticos, encargados de codificar diversos sitios de

vinculación al antígeno. Éste luego experimenta mutaciones con aleatoriedad

en esta región del gen del anticuerpo, aumentando la diversidad aún más.

Entre los numerosos tipos de anticuerpos, pueden mencionarse a

los anticuerpos anti-histicos (que reaccionan contra los antígenos de los

tejidos), los anticuerpos anti-nucleares (atacan los antígenos que se

encuentran en la superficie de los núcleos de las células) y los anticuerpos

bivalentes (capaces de fijar un par de moléculas del antígeno que

correspondan en su superficie), entre otros.

Enfermedades del sistema inmunitario

Existe un conjunto de enfermedades

que se deben a trastornos en el sistema inmunitario o inmune y cuyas

consecuencias son el padecimiento de infecciones frecuentes. En algunos


casos no son muy graves pero la reincidencia de ellas podría significar una

delicada complicación para el paciente.

Algunas de las causas de estas enfermedades pueden radicar en la existencia

de ciertos cánceres infecciosos poco usuales, en virus, hongos o algún tipo de

bacteria que afecta directamente la inmunidad del organismo.

Estos trastornos pueden deberse a una disminución en el número de glóbulos

blancos, un funcionamiento inadecuado (pese a ser la cantidad que el

organismo necesita) u otros fallos propios del sistema inmunitario.

Cabe mencionar que la inmunodeficiencia puede presentarse desde el

momento del nacimiento, en los casos de que la misma sea heredada

genéticamente, o desarrollarse a lo largo de los años por determinados factores

externos.

La inmunodeficiencia adquirida, que se manifiesta en una edad avanzada,

suele ser causada por una determinada enfermedad. En algunos casos se

genera un deterioro menor en el sistema de defensas pero en otras, las más

severas, puede llegar a destruirse la capacidad del organismo para enfrentarse

a la infección.

Una de las infecciones más conocidas es la causada por el VIH (virus de

inmunodeficiencia humana) que se produce por la enfermedad o síndrome

de inmunodeficiencia adquirida, conocida bajo la sigla SIDA. Este virus

deshace los glóbulos blancos, lo que hace imposible que éstos respondan ante

la amenaza de cualquier infección externa, convirtiendo cualquier enfermedad

sencilla en un grave problema para dicho organismo.

Durante la infancia una de las principales causas de afecciones en el sistema

inmunitario es la desnutrición. Si un niño tiene una desnutrición que en un

peso corporal es menor al 80 por ciento de su peso adecuado, se sabe que el

sistema inmunitario estará afectado y si es del 70, la afección será grave. Esto
sucede porque la deficiencia de los nutrientes causada por esa mala

alimentación impide que el organismo cree anticuerpos, debilitándose cada vez

más y volviéndose vulnerable a cualquier amenaza del exterior.

¿Qué es una prueba de anticuerpos?


Los anticuerpos (también llamados "inmunoglobulinas") son proteínas
generadas por el sistema inmunitario. Su función es reconocer a los gérmenes
y eliminarlos. Los anticuerpos se generan después de que una persona se
infecta con un germen o recibe la vacuna contra ese germen. Usualmente, los
anticuerpos permanecen en el cuerpo en caso de que necesitemos combatir
nuevamente el mismo germen en el futuro.
La prueba de anticuerpos permite que los médicos encuentren anticuerpos en
la sangre.

¿Qué es una prueba de anticuerpos?


Los anticuerpos (también llamados "inmunoglobulinas") son proteínas
generadas por el sistema inmunitario. Su función es reconocer a los gérmenes
y eliminarlos. Los anticuerpos se generan después de que una persona se
infecta con un germen o recibe la vacuna contra ese germen. Usualmente, los
anticuerpos permanecen en el cuerpo en caso de que necesitemos combatir
nuevamente el mismo germen en el futuro.
La prueba de anticuerpos permite que los médicos encuentren anticuerpos en
la sangre.

¿Cómo se realiza la prueba de anticuerpos contra el coronavirus (COVID-19)?


En las pruebas de anticuerpos contra el coronavirus (COVID-19) se utiliza una
pequeña muestra de sangre. A veces, la prueba se puede realizar con una
"punción en el dedo", utilizando una aguja pequeña (o lanceta) para extraer la
sangre de la yema del dedo. 

¿Quién debe hacerse una prueba de anticuerpos contra el coronavirus


(COVID-19)?
Los expertos todavía están estudiando cómo utilizar las pruebas de anticuerpos
durante la pandemia. Por ahora, parece que solo las personas que participan
en estudios de investigación deberían hacerse estas pruebas. A veces, los
médicos verán si hay anticuerpos en una situación específica (como cuando un
niño está en el hospital con MIS-C).
La prueba de anticuerpos no se recomienda para la mayoría de las personas
por las siguientes razones:

 Las pruebas no pueden determinar si una persona está infectada con


coronavirus el día en que se hace la prueba.

 No está claro cómo interpretar los resultados de una prueba de


anticuerpos:

o Un resultado "positivo" significa que la persona tiene anticuerpos


contra el coronavirus. Pero los médicos aún no saben si esto
protege a una persona de volver a infectarse con el virus. Si fuera
así, todavía no saben cuánto tiempo podría durar la protección.
Por lo tanto, incluso la persona que obtenga un resultado positivo
debe tomar precauciones para prevenir una infección,
como vacunarse, usar una mascarilla y lavarse las manos con
frecuencia.
o Un resultado "negativo" significa que la prueba no encontró
anticuerpos en la sangre de la persona. Pero de todas maneras,
estas personas podrían ser inmunes al virus ya que otras partes
del sistema inmunitario también pueden ofrecer protección contra
el virus.

Por lo tanto, los resultados de las pruebas de anticuerpos no son una forma útil
de determinar si una persona es inmune al virus o si la vacuna sigue brindando
protección. Cuando el resultado de una prueba no es útil, generalmente no hay
razón para hacerla.

Hable con su médico para ver si la prueba de anticuerpos contra el coronavirus


(COVID-19) es adecuada para usted o sus hijos.

¿Dónde puedo obtener más información sobre el coronavirus (COVID-19) y las


pruebas de anticuerpos?
Visite los sitios de los Centros para la Prevención y el Control de las
Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (WHO) para
obtener información sobre las pruebas y otras actualizaciones sobre el
coronavirus.

LOS ANTICUERPOS Y SU FUNCIÓN EN LA DEFENSA DEL ORGANISMO


C OMP AR TE
El sistema inmunitario es capaz de activar dos clases de respuestas: una
respuesta inmune innata, rápida y general, y una respuesta inmune
adaptativa más lenta pero específica para cada patógeno y con capacidad de
crear memoria. La respuesta inmune adaptativa, a su vez, se divide en la
respuesta celular y humoral. Esta última se caracteriza principalmente por la
producción de anticuerpos (inmunoglobulinas, Ig).
¿QUÉ SON LOS ANTICUERPOS?
Los anticuerpos son proteínas cuya función consiste en detectar elementos
extraños que puedan entrar en el organismo. Normalmente detectan partes
concretas de esos elementos, por ejemplo, proteínas de la superficie
bacteriana o vírica, que se denominan “antígenos”. Cuando los anticuerpos se
unen a estos antígenos, se producen una serie de reacciones: aglutinación,
precipitación, opsonización y neutralización, que van a bloquear y destruir al
patógeno.
¿DÓNDE SE PRODUCEN LOS ANTICUERPOS?
Los anticuerpos son sintetizados en los linfocitos B. Inicialmente actúan como
receptores en su membrana. Cuando el linfocito se activa por el reconocimiento
de un antígeno, se convierte en una célula plasmática productora de
anticuerpos, que serán liberados al torrente sanguíneo, donde circularán
libremente. Las células B activadas también se pueden convertir en linfocitos B
de memoria, que van a permitir una respuesta más rápida del sistema inmune
cuando entran de nuevo en contacto con este agente infeccioso.
ESTRUCTURA DE LOS ANTICUERPOS
La estructura de todos los anticuerpos es muy parecida. Por un lado disponen
de una sección denominada “región constante” (Fc), que es la que puede
unirse a los receptores de las células inmunes, como los macrófagos o
los mastocitos, y por otro lado tienen también una “parte variable” (Fab), que es
la que reconoce el antígeno. Esta parte variable se denomina así pues es
específica para cada antígeno, según sea la célula B que lo produzca. Este
mecanismo de variabilidad permite al sistema inmunológico generar una gran
batería de anticuerpos, únicos y específicos para un determinado antígeno, e
iniciar así una respuesta adaptada según el agente patógeno.
CLASES DE ANTICUERPOS
Los anticuerpos (inmunoglobulinas, Ig) se dividen en distintas clases según su
actividad biológica, es decir su funcionalidad:

 IgM: es el primer anticuerpo que se genera durante la respuesta


inmune. Puede encontrarse como receptor en los linfocitos B y es
importante en la activación de la vía del complemento.
 IgG: de aparición más tardía. Son abundantes en circulación
sanguínea y en otros fluidos internos. Son los únicos capaces de
atravesar la placenta.
 IgD: su función principal consiste en servir como receptor en los
linfocitos B que no han sido expuestos al antígeno.
 IgA: su función es la defensa inmune localizada en las mucosas.
 IgE: juega un papel importante en la defensa contra gusanos y
parásitos. Está también implicado en respuestas alérgicas. Su
función se asocia a la de los mastocitos.
VALOR ANALÍTICO
Los anticuerpos tienen un gran valor desde el punto de vista analítico. Con un
simple análisis de sangre podemos conocer el estado de inmunización de una
persona frente a un virus, bacteria, etc. Actualmente es frecuente utilizarlo en el
estudio de la infección por coronavirus, hepatitis, toxoplasmoxis en el
embarazo, etc. Analizando los niveles de anticuerpos mediante serología,
también se pueden estudiar reactivaciones de virus latentes, por ejemplo: virus
Epstein-Barr, virus varicela-zóster, virus herpes simple o citomegalovirus.

El anticuerpo es una herramienta para la defensa de las células huésped, es


decir, las células del organismo que se pueden ver atacadas por agentes
patógenos como los virus y las bacterias. Los linfocitos que producen los
anticuerpos se llaman células B. La estructura de un anticuerpo consiste en dos
cadenas ligeras y dos cadenas pesadas, y en su extremo existe una región
hipervariable. La región hipervariable es la que cambia de un anticuerpo a otro,
y permite tener una gran diversidad de anticuerpos que podrán responder a la
enorme variedad de antígenos. Un antígeno es cualquier sustancia o agente
que el organismo reconoce como no propio. Puede tratarse de un virus, de una
bacteria, de toxinas. Pero, en algunos casos, el cuerpo puede confundirse y
considerar como sustancia extraña a una estructura propia. Éste es el origen
de las enfermedades autoinmunes. En casos como éste, el organismo
producirá anticuerpos contra partes propias, contra él mismo.

FUENTES:
Belloso, W. H. (2009). Historia de los antibióticos. Rev Hosp Ital B Aires Dic, 29,
102-11.
https://www1.hospitalitaliano.org.ar/multimedia/archivos/noticias_attachs/47/
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https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=29245
Suárez, C., & Gudiol, F. (2009). Antibióticos betalactámicos. Enfermedades
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https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0213005X08000323
https://www.cdc.gov/antibiotic-use/sp/should-know.html#:~:text=Los%20antibi
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"Antibióticos (y para qué sirven)". Autor: María Estela R.. De: Argentina.
Para: Enciclopedia de Ejemplos. Disponible en:https://www.ejemplos.co/20-
ejemplos-de-antibioticos-y-para-que-sirven/#ixzz7UtXRLLFM Última edición: 12
de mayo de 2022. Consultado: 31 de mayo de 2022
https://www.palig.com/es/blog/dr-palig/2018/09/de-verdad-necesitas-ese-
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%20utilizado
https://kidshealth.org/es/parents/antibiotic-overuse.html
Julián Pérez Porto y Ana Gardey. Publicado: 2011. Actualizado: 2012.
Definicion.de: Definición de anticuerpos (https://definicion.de/anticuerpos/)

https://kidshealth.org/es/parents/coronavirus-antibody-testing.html
https://www.misistemainmune.es/inmunologia/componentes/los-anticuerpos-y-
su-funcion-en-la-defensa-del-organismo

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