Organismos Viedos

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Hay un organismo que cambió el mundo.

Provocó la primera extinción masiva en la historia del


planeta y allanó el camino para la vida compleja.
¿Cómo?
Enviando las primeras moléculas de oxígeno libre a la atmósfera, y lo hicieron todo como
formas de vida unicelulares.
Son las cianobacterias, y la historia de estos organismos simples que ni siquiera tienen núcleos
ni otros orgánulos es un capítulo fundamental en la historia de la vida terrestre.
La atmósfera no siempre fue la mezcla rica en oxígeno que respiramos hoy.
Hace 3500 millones de años, la atmósfera era principalmente nitrógeno, dióxido de carbono, y
metano. Casi todo el oxígeno estaba encerrado en moléculas como de agua, no flotando en el
aire.
Los océanos estaban poblados por microbios anaerobios. Son formas de vida unicelulares
simples, que se desarrollan en ausencia de oxígeno y obtienen energía hurgando en las
moléculas que encuentran.
Origins of cyanobacteria
Pero en algún momento hace entre 2500 y 3500 millones de años, una de estas especies
microbianas, que probablemente flotaba en la superficie del océano, desarrolló una nueva
capacidad: la fotosíntesis. Las estructuras de su membrana celular podían aprovechar la luz
solar para convertir el dióxido de carbono y el agua en oxígeno gaseoso y azúcares, y usarlos
para producir energía. Esos organismos fueron los antepasados de lo que ahora llamamos
cianobacterias. Su color azulado proviene de los pigmentos de color azul-verdoso que captan la
luz solar que necesitan.
La fotosíntesis dio a esas bacterias una gran ventaja sobre otras especies.
Ahora podían producir su propia energía a partir de un suministro casi inagotable de materias
primas, por eso sus poblaciones explotaron y empezaron a contaminar la atmósfera con un
nuevo producto de desecho: oxígeno.
Oxygen
Primero, el goteo de oxígeno adicional fue absorbido por reacciones químicas con el hierro o
descomponiendo células, pero tras unos pocos cientos de millones de años, las cianobacterias
produjeron oxígeno más rápido de lo que podía absorberse, y el gas empezó a crear la
atmósfera. Eso fue un gran problema para el resto de los habitantes de la Tierra. El aire rico en
oxígeno en realidad era tóxico para ellos.
¿El resultado?
Hace unos 2500 millones de años ocurrió una extinción masiva de casi toda la vida, de la que
las cianobacterias apenas escaparon.
Los geólogos la llaman la Gran Oxidación o también la catástrofe del oxígeno.
Ese no fue el único problema. El metano actuó como potente gas de efecto invernadero y
calentó la Tierra, pero ahora el oxígeno extra reaccionó con el metano y formó CO2 y agua, que
no atrapan mucho calor.
La manta atmosférica más delgada provocó la primera glaciación y quizá la más larga, la
Glaciación Huroniana.
La manta fue básicamente una bola de nieve gigante durante cientos de millones de años.
Con el tiempo, la vida se adaptó. Los organismos aeróbicos, que pueden usar oxígeno para
producir energía, empezaron a absorber algo del exceso de gas de la atmósfera.
La concentración de oxígeno subió y cayó hasta que finalmente alcanzó el 21 % aproximado
que tenemos hoy.
Y poder usar la energía química del oxígeno les dio a los organismos el impulso que
necesitaban para diversificarse y desarrollar formas más complejas.
Las cianobacterias también tenían un papel que jugar en esa historia.
Hace cientos de millones de años, otros microbios prehistóricos tragaron un conjunto de
cianobacterias en un proceso llamado endosimbiosis.
Al hacerlo, ese microbio adquirió su propia fábrica interna de fotosíntesis.
Fue el antepasado de las células vegetales.
Y las cianobacterias se convirtieron en cloroplastos, los orgánulos que realizan la fotosíntesis
hoy.
Las cianobacterias aún están en casi todos los entornos de la Tierra:
los océanos, el agua dulce, el suelo, las rocas antárticas, las pieles de perezosos.
Todavía bombean oxígeno a la atmósfera, y extraen nitrógeno para fertilizar las plantas que
ayudaron a crear.
No reconoceríamos la vida en la Tierra sin ellas. Pero también por su culpa
casi no tenemos vida en la Tierra en absoluto.

Video 2

¿Y si pudieras absorber a otro organismo y adquirir sus habilidades?


Imagina que has tragado un pájaro pequeño y, de pronto, puedes volar.
O que engulles una cobra y ahora puedes escupir veneno por entre los dientes.
A lo largo de la historia humana, específicamente durante la evolución de las células eucariotas
complejas, han sucedido cosas así desde siempre.
Un organismo absorbe a otro y, juntos, se convierten en uno nuevo que incorpora dichas
capacidades.
Creemos que hace unos 2 millones de años, los únicos organismos que vivían en la Tierra eran
los procariotas, organismos unicelulares que carecen de orgánulos con membrana. Veamos de
cerca a 3 de ellos.
Uno tiene forma de mancha, es como una célula grande, simple, puede absorber cosas
envolviéndose alrededor de ellas.
Otro es una célula bacteriana que convierte la energía solar en moléculas de azúcar mediante la
fotosíntesis.
Un tercero usa el oxígeno para descomponer materiales como el azúcar y liberar su energía de
forma útil, para actividades de la vida.
Las células-mancha absorben a veces a las pequeñas bacterias fotosintéticas.
Así, estas bacterias viven dentro de esta burbuja y siguen dividiéndose como de costumbre,
pero para su existencia dependen la una de la otra.
Si uno encuentra ejemplos de este tipo de convivencia, podría pensar que todo el conjunto es
un único organismo, que las bacterias fotosintéticas verdes son solo una parte de la mancha a
cargo de sus funciones vitales, igual que el corazón es una parte de ti y que tiene la función de
bombear la sangre.
Este proceso, de las células que viven juntas, se llama endosimbiosis, es decir un organismo
vivo dentro de otro.
Pero la endosimbiosis no se detiene allí. ¿Qué pasaría si pudieran entrar otras bacterias
también?
Las células de esta especie llegaron a ser muy complejas: grandes y llenas de intrincadas
estructuras que llamamos cloroplastos y mitocondrias.
Estas estructuras trabajan juntas para aprovechar la luz solar, producir azúcar,
y descomponerlo usando el oxígeno que justo en aquel momento empezó a aparecer en la
atmósfera terrestre.
Los organismos que absorben a otros organismos fueron una forma de adaptarse de las
especies a las condiciones ambientales cambiantes de su entorno.
Esta pequeña historia pone de relieve lo que los biólogos llaman la teoría endosimbiótica, la
mejor explicación actual de cómo han evolucionado las células complejas.
Hay muchas evidencias que apoyan esta teoría, pero veamos 3 de ellas.
Primero, los cloroplastos y las mitocondrias de nuestras células se multiplican de la misma
manera que las antiguas bacterias, que todavía viven, por cierto.
De hecho, si en una célula uno desintegra estas estructuras, no aparecerán otras nuevas.
La célula no puede producirlas. Solo puede hacer más de las que ya hay.
Segunda pieza de evidencia: los cloroplastos y las mitocondrias contienen tanto su ADN como
ribosomas.
Su ADN tiene una estructura circular que es sorprendentemente similar al ADN de las antiguas
bacterias, y también contiene muchos genes similares.
Los ribosomas, o las máquinas proteínicas de montaje de cloroplastos y mitocondrias, también
tienen la misma estructura que los ribosomas de las bacterias antiguas, pero son diferentes a
los ribosomas del resto de las células eucariotas.
Por último, piensa en las membranas implicadas en el proceso envolvente.
Los cloroplastos y las mitocondrias tienen 2 membranas que les rodean, una membrana interna
y otra externa.
La membrana interna contiene algunos lípidos y proteínas especiales que no se encuentran en
la membrana externa.
¿Por qué eso es importante?
Porque su membrana externa solía pertenecer a la célula-burbuja. Cuando fueron engullidos en
el proceso de endosimbiosis, quedaron envueltos en esa membrana y mantuvieron la suya
como membrana interior.
También es verdad que esos mismos lípidos y proteínas se encuentran en las membranas de
las antiguas bacterias.
Los biólogos ahora usan esta teoría para explicar el origen de la gran variedad de organismos
eucariotas.
Por ejemplo, las algas verdes que crecen en las paredes de las piscinas.
Una célula eucariota más grande con cola de microfilamento, o flagelo,
absorbió en algún momento algas como estas
para formar lo que hoy llamamos las euglenas.
La euglena puede realizar la fotosíntesis, descomponer el azúcar usando oxígeno, y nadar en el
agua del estanque. Y como la teoría predecía,
los cloroplastos en estas euglenas tienen 3 membranas ya que tenían 2 antes de ser engullidas.
El proceso de absorción de la teoría endosimbiótica permitió a los organismos incorporar
poderosas habilidades para adaptarse mejor a la vida en la Tierra.
Las nuevas especies así formadas fueron capaces de mucho más que cuando eran organismos
independientes, y esto fue un salto evolutivo que dio lugar a los microorganismos, las plantas y
los animales que observamos hoy en día en el planeta.

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