Vivir en Cristo
Vivir en Cristo
Vivir en Cristo
en cristo
Derechos Literarios © 1972 El Nuevo Testamento
Viviente por Tyndale House Publishers
Otros versículos bíblicos han sido tomados de la versión
Dios Habla Hoy © Sociedades Bíblicas Unidas.
Todos los derechos reservados
“Mi corazón, el lugar donde vive Cristo” (My Heart Christ’s Home)
tomado de Roberto Boyd Munger, Lo que dice Jesús
(What Jesus Says) © Revell, 1995
Maquetación: produccioneditorial.com
Lección 3 Lección 4
PRUEBA DE AMOR COMPARTIR A CRISTO
El que recibe mis mandamientos y los obedece, Pero cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros,
demuestra que me ama. Y mi Padre amará al que me recibiréis poder y saldréis a dar testimonio de mí en
ama, y yo también le amaré y me mostraré a él. Jerusalén, en toda la región de Judea, en Samaria y hasta
en las partes más lejanas de la tierra.
Juan 14:21
Hechos 1:8
Lección 1 Lección 2
PROMESA DE SALVACIÓN CONFIANZA EN LA ORACIÓN
Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, Tenemos confianza en Dios, porque sabemos que si
para que todo aquel que cree en él no muera, sino que le pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye.
tenga vida eterna. Y así como sabemos que Dios oye nuestras oraciones,
también sabemos que ya tenemos lo que le hemos
Juan 3:16 pedido.
1 Juan 5:14-15
Lección 1 Lección 2
PROMESA DE PERDÓN VICTORIA POR MEDIO
DE LA PALABRA
Pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar
en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros peca- ¿Cómo podrá el joven llevar una vida limpia?¡Viviendo
dos y nos limpiará de toda maldad. conforme a tu palabra!
He guardado tus palabras en mi corazón
1 Juan 1:9 para no pecar contra ti.
Salmo 119:9,11
Lección 3 Lección 4
APLICAR SU PALABRA PESCADORES DE HOMBRES
Repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios y Jesús les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de
medita en él de día y de noche, para que hagas siempre hombres.
lo que él ordena. Así todo lo que hagas te saldrá bien.
Mateo 4:19
Josué 1:8
Unas palabras de Billy Graham
para ti
Querido amigo o amiga:
Ya sea que acabes de conocer a Cristo como tu salvador, que
estés volviendo a él después de un tiempo de dudas en tu fe
o que estés pasando por un momento muy difícil, éste puede
ser el comienzo de una relación larga y fructífera con Jesús.
Él dijo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en
abundancia” ( Juan 10:10). Dios quiere que disfrutes de una
vida plena y gratificante, y ha preparado todo lo necesario
para que esto sea una realidad. Permíteme que te enseñe
algunos aspectos fundamentales de esta vida:
En primer lugar, la Biblia es la comida para la vida espiritual,
que necesita alimentarse igual que el cuerpo. A través de
su Palabra, Dios te habla y te revela el propósito que tiene
para tu nueva vida. Te recomiendo que leas el Evangelio
según San Juan antes que cualquier otro libro de la Biblia.
Después, sigue leyendo tu Biblia todos los días, tratando de
leer al menos un capítulo diariamente.
En este libro encontrarás también un estudio bíblico y al-
gunos versículos de las Sagradas Escrituras para memorizar.
Comienza ya mismo, porque según vayas estudiando y leyen-
do la Biblia ésta te ayudará a crecer y a ser un cristiano útil.
En segundo lugar, la oración es tu vínculo de relación con Dios.
Adquiere el sano hábito de comenzar cada día con unos mi-
nutos de oración. Conversar con Dios puede parecer un tanto
extraño al principio e incluso te cueste saber qué decir. Pero
a medida que continúes haciéndolo, tus oraciones cobrarán
aún más significado. De modo que comienza el día con ora-
ción y descubre cómo ir orando durante el día según vayan
surgiendo necesidades. Llévale todas tus cargas y problemas a
Dios, porque a él le importa todo lo que haces (1 Pedro 5:7).
5
Vivir EN CRISTO
En tercer lugar, un cristiano debe ser testigo de Cristo. Debes ser
uno de sus embajadores allá donde vayas. Esto no quiere de-
cir que debas ir por todas partes hablándole de estas cuestio-
nes a todo el que te encuentres. Quiere decir que empiezas a
vivir una vida que es esencialmente diferente; entonces, ora
cada día para que Dios te permita compartir a Cristo con los
demás, ¡y permanece atento a las oportunidades que Dios
te brinde! Estudiando y memorizando las escrituras estarás
cada vez más preparado para hacerlo.
En cuarto lugar, no puedes ser un cristiano eficaz si te quedas
solo. Si aún no eres miembro de una iglesia, relaciónate con
una en la que se proclame fielmente la Palabra de Dios.
El paso de fe que acabas de dar no significa que todos tus
problemas estén automáticamente resueltos. ¡Es más, quizá
descubras algunos nuevos! Descubrirás que el diablo, que es
tanto tu enemigo como el de Dios, tratará de arruinar la obra
que Dios está haciendo dentro de ti. Tratará de hacerte dudar
seriamente de tu fe en Cristo. Solamente existe una manera
de derrotar a Satanás, y es por medio de la Palabra de Dios.
Sigue el ejemplo de Jesús cuando fue tentado en el desierto:
cada vez que el diablo lo acechaba, hacía memoria de la Pa-
labra de Dios citando las Escrituras (ver Mateo 4:4, 7, 10).
En las páginas de este pequeño libro encontrarás promesas
y palabras de confianza que son fundamentales para vivir
como un creyente en Cristo. Léelas una y otra vez a menu-
do. Memoriza las Escrituras e invócalas cuando seas tenta-
do. Aprende a buscar en ellas el ancla y el apoyo para tu fe.
¡Que Dios te bendiga ricamente en esta vida de fe que has
emprendido!
6
Cómo usar el libro Vivir en Cristo
Este libro contiene una serie de cuatro lecciones basadas en
versículos del Evangelio según San Juan y otros libros de la
Biblia. Si no tienes una Biblia, puedes conseguirla en una
librería o en una iglesia cercana.
ESCUCHA
Probablemente hayas recibido este libro después de escu-
char el evangelio en un evento con Billy Graham o Franklin
Graham, o en otro acontecimiento en el que se predicó el
evangelio. Si no estás totalmente seguro de lo que quiere
decir este “evangelio”, seguramente encontrarás muy útiles
las lecciones 1 y 4. Si aún te quedan preguntas, pídele a un
pastor o a otro amigo cristiano en quien puedas confiar que
te ayude a comprender lo que no entiendes.
LEE
Lee el saludo de Billy Graham en las páginas anteriores.
Además, comienza con el Evangelio según San Juan.
ESTUDIA
Lee cuidadosamente las cuatro lecciones de esta serie y res-
ponde a las preguntas de cada lección:
1. Cómo conocer a Cristo, que te ayudará a encaminarte
en tu nueva vida en Cristo.
2. Como crecer en Cristo, que te mostrará el aspecto
fundamental del crecimiento cristiano.
3. Cómo obedecer a Cristo, que te ayudará a poner en
primer lugar lo que corresponde.
4. Cómo testificar de Cristo, que te ayudará a ganar a
tus amigos y familiares para Cristo.
7
Vivir EN CRISTO
MEMORIZA
Al estudiar cada lección, separa la tarjeta correspondien-
te con el versículo impreso en cada lado. Llévala contigo.
Aprende de memoria los dos versículos de cada tarjeta, co-
menzando por Juan 3:16.
MEDITA
Al estudiar y memorizar, medita profundamente en las Es-
crituras. Pídele a Dios que te ayude a entender su Palabra y
a encontrar maneras concretas y prácticas de aplicarla a tu
propia vida.
8
Lección 1: Cómo conocer a Cristo
Lección 1:
Cómo conocer a Cristo
Bien sea porque acabes de entregarle tu vida a Cristo o
porque estés renovando tu entrega a él, repasemos algunas
verdades básicas con respecto a Jesucristo y a la salvación
que él ofrece. En realidad, nunca podremos saberlo todo
acerca de las “Buenas Nuevas” que nos libraron de la muerte
y que a la vez nos dieron vida eterna.
La promesa de salvación
La Biblia habla de algo llamado “salvación” que significa
ser librado de las consecuencias del pecado (muerte eterna)
y experimentar la paz con Dios teniendo la certeza de vivir
para siempre con él. Juan 3:16, el versículo quizás más co-
nocido de toda la Biblia, explica claramente cómo puedes
obtener salvación y vida eterna:
9
Vivir EN CRISTO
Analicemos este versículo, frase por frase, para entender
mejor la sencilla verdad que proclama:
“Tanto amó Dios al mundo…”
En el mundo estáis incluidos tanto tú como cualquier
otra persona que habita sobre a faz de la tierra. Dios te ama
de verdad, y en la siguiente parte del versículo muestra la
magnitud de ese amor:
“… que dio a su Hijo único…”
¿Cómo es que Dios dio a su Hijo? “Pero Dios prueba
que nos ama en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo
murió por nosotros” (Romanos 5:8). Cuando Jesucristo, el
Hijo de Dios, murió en la cruz, pagó la pena que tú merecías
por tus pecados. Él llevó sobre sí todos tus pecados y murió
una sola vez, que valió para siempre. Al morir dijo: “Todo
está cumplido” ( Juan 19:30), y con eso quiso decir que él
finalmente había hecho todo lo que hacía falta para tú ob-
tuvieras la salvación.
Como Hijo de Dios, Jesús era igual al mismo Dios. Es
una parte de lo que los teólogos denominan la Trinidad:
Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Sin
embargo, y esto es lo sorprendente, aunque Jesús era igual
a Dios el Padre ( Juan 1:1-3; 10:30), por su propia voluntad
estuvo dispuesto a hacerse humano y morir por nosotros
(Filipenses 2:5-8).
Entonces, ¿cómo debes responder a la muerte de Jesús
en la cruz?
“… para que todo aquel que cree en él no muera…”
Si crees que Jesucristo es el Hijo de Dios y lo aceptas
como tu Salvador, no tendrás que pagar el castigo eterno
por tus pecados, porque Jesús pagó por ti esa pena cuando
murió en la cruz.
“… sino que tenga vida eterna”.
En lugar de muerte y separación eterna de Dios, tendrás
vida eterna. La vida eterna es algo que todos aquellos que
10
Lección 1: Cómo conocer a Cristo
Dios,
Tú has dicho que yo soy un pecador
y que necesito tu perdón.
Te estoy pidiendo que me ayudes
a apartarme de mi pecado.
Tú has dicho que para ser perdonado
debo arrepentirme y creer en el Señor Jesucristo.
En este momento recibo a Jesucristo
como mi Señor y Salvador.
Estoy dispuesto, con tu ayuda, a seguir
y a obedecer a Cristo como el Señor de mi vida.
11
Vivir EN CRISTO
La promesa de victoria sobre la tentación
Si Satanás no logra hacerte dudar de tu salvación, se
concentrará en algún área de debilidad espiritual de tu vida.
¡No te sorprendas cuando esto suceda! Por el contrario,
aprende a no fijarte en tu propia debilidad y a poner tu con-
fianza en Jesús, quien puede ayudarte:
13
Vivir EN CRISTO
La promesa de su presencia
Puesto que eres un ser humano, será normal que tengas
dudas, que en algunos momentos te sientas frustrado y que
a veces te sientas débil y solo. Cristo está en ti (Colosenses
1:27), y quiere ayudarte a ser la clase de persona que él quie-
re que seas:
14
Lección 1: Cómo conocer a Cristo
15
Vivir EN CRISTO
Lección 1:
Tu respuesta
Para responder a las siguientes preguntas, busca los versícu-
los en el Evangelio según San Juan:
1. ¿Qué vino a hacer Jesús en este mundo? Juan 1:29.
16
Lección 1: Tu respuesta
17
Vivir EN CRISTO
Lección 2:
Cómo crecer en Cristo
Dios quiere tener un encuentro personal contigo a solas,
todos los días.
Quizá esto te sorprenda, pero piénsalo por un momen-
to: cuando aceptas a Jesucristo como Señor y Salvador, pasas
a ser un integrante de la familia de Dios, un hijo de Dios.
Puedes llamar Padre a Dios. Cualquier buen padre o madre
tiene ganas de pasar tiempo con sus hijos; a veces con todos
ellos juntos, pero a veces con cada uno de ellos a solas. Así es
como una persona llega a conocer realmente a otra, al pasar
tiempo con ella.
La mejor manera de conocer a tu Padre celestial es pa-
sando tiempo a solas con él. Puedes hacerlo leyendo su Pa-
labra y hablando con él en oración.
Puedes hablar con Dios en cualquier momento del día:
de camino al trabajo, preparando la comida, poniendo una
lavadora o estudiando en la escuela. Aunque también nece-
sitas un tiempo en el que puedas prestarle al Señor toda tu
atención, sin distracciones.
Quizá en tu caso lo mejor sea por la mañana, antes de
comenzar el día, cuando tu mente está despejada.
O quizá sea mejor por la noche, cuando termina el día
y te preparas para un buen descanso y haces planes para el
día siguiente.
Cualquiera que sea tu momento del día, sé constante
y disciplinado en tu encuentro con Dios. Jesús se levanta-
ba temprano para orar y se iba a un lugar tranquilo (Lucas
5:16). Nosotros haríamos bien en seguir su ejemplo.
Para ese tiempo que pasarás a solas con Dios no es nece-
sario tener un orden establecido, es igual que cuando pasas
18
Lección 2: Cómo crecer en Cristo
19
Vivir EN CRISTO
Después de un tiempo de lectura y meditación, habla
con Dios en oración. Háblale igual que lo harías con un
padre o una madre terrenal que te ama y que sabes que
desea lo mejor para ti, y que quiere ayudarte de todas las
maneras posibles.
Quizá no sepas exactamente de qué hablar con Dios.
Estas sugerencias pueden ayudarte:
R5Puedes alabarlo por lo que él es: el creador y el sus-
tentador del universo que aun así se interesa por cada
uno de nosotros.
R5Puedes agradecerle por todo lo que ha hecho, lo que
hace y lo que ha prometido hacer por ti.
R5Puedes reconocer delante de él aquellas cosas que hi-
ciste, dijiste o pensaste y de las cuales te arrepientes.
Dios nos dice que quiere y puede perdonarnos nues-
tros pecados (1 Juan 1:9).
R5Puedes orar por tu familia. Tenemos un compromiso
especial de orar por quienes están cerca de nosotros.
R5Puedes orar por otros: amigos o vecinos que tienen
necesidades tanto físicas como espirituales.
R5Puedes orar por ti mismo. Pídele a Dios que te guíe
en todo lo que acontezca ese nuevo día. Pídele que te
ayude a resolver algún problema; que te prepare opor-
tunidades en las que puedas servirlo.
Haz una lista de lo que necesitas pedirle a Dios, para no
olvidar nada y para registrar sus respuestas. (En algunos ca-
sos él podrá decir “sí”, en otros “no” y en otros “espera”). Lle-
va tu lista en una pequeña libreta o en tarjetas de un tamaño
que se pueda meter fácilmente en el bolsillo o la cartera.
Si has tenido tu tiempo a solas con Dios por la ma-
ñana, continúa tu día fortalecido y preparado para lo que
pueda venir.
Si tu encuentro a solas con él fue por la noche, acuéstate
confiando en su cuidado, preparado para descansar y listo
20
Lección 2: Cómo crecer en Cristo
El secreto
Me encontré con Dios por la mañana,
Cuando el día prometía lo mejor,
Y su presencia vino como el alba…
Como algo grandioso en mi interior.
Todo el día junto a mí yo lo sentí;
Y navegamos en perfecta calma
Aunque el mar no cesara de arreciar.
Vi otras naves, azotadas por las olas,
Vi otras naves tan llenas de aflicción,
Pero esos vientos que a ellas arrastraban
A la nuestra llenaban de paz y de quietud.
Luego, recordé otras mañanas…
Y, avergonzado, mi conciencia me acusó,
Pues también yo, soltando las amarras,
Muy tristemente… de su presencia me alejé.
Creo haber el secreto ya aprendido
Al ver frustrados mis caminos vez tras vez:
Debes buscar al Señor por la mañana,
Si en todo el día quieres la compañía de él.
Ralph S. Cushman
Spiritual Hilltops (Adaptado)
21
Vivir EN CRISTO
Lección 2:
Tu respuesta
Dios nos habla por medio de la Biblia y nosotros podemos
hablar con él a través de la oración. Al cultivar este diálogo,
nos vamos conociendo mejor. El propósito de esta lección
es hacer más provechosa para ti la lectura de la Biblia y la
oración.
1. Busca los siguientes versículos en el Evangelio según San
Juan y haz un breve resumen de lo que Jesús dijo de sí mismo.
Juan 6:35
Juan 8:12
Juan 10:9
Juan 11:25-26
2. ¿Qué te promete Jesús si guardas sus mandamientos?
Juan 14:21.
22
Lección 2: Tu respuesta
Versículo 6
¿Qué importante lección se puede aprender de estos
versículos?
23
Vivir EN CRISTO
Lección 3:
Cómo obedecer a Cristo
A medida que vas creciendo en la vida cristiana, descu-
bres que además de hacer de Cristo tu Salvador, es absolu-
tamente imprescindible hacerlo tu Señor. Nunca vivirás la
vida en toda su plenitud ni llegarás a sentirte totalmente
realizado hasta que le hayas rendido completamente todo
el control de tu vida a Jesús. De esto, precisamente, trata el
siguiente relato.
MI CORAZÓN, EL LUGAR DONDE VIVE CRISTO
Por Roberto Boyd Munger
Una tarde invité a Cristo a entrar en mi corazón, ¡y qué
entrada la suya! No fue algo emocional, simplemente, ni tuvo
nada de espectacular, pero fue muy real. Algo ocurrió en el
mismo centro de mi vida. Llegó a mi corazón, que estaba a
oscuras, y encendió la luz. Encendió un fuego y el frío se fue.
Puso música donde antes reinaba el silencio y con su compañía,
tan amorosa e indescriptible,llenó el vacío.Jamás he lamentado
haberle abierto la puerta a Cristo, y nunca lo lamentaré.
En la alegría especial de esta nueva relación, le dije a Jesús:
—Señor, quiero que mi corazón sea tuyo. Quiero que te
instales aquí y que sientas que estás en tu casa. Todo lo que
tengo te pertenece. Ven, quiero que conozcas mi casa.
La oficina
El primer cuarto fue mi oficina, la biblioteca. En mi
casa, esta habitación de la mente es muy pequeña, con pa-
redes gruesas. Pero es una habitación muy importante. En
cierto forma, es la sala de control de toda la casa. Entró
conmigo y su mirada recorrió los libros de los estantes, las
revistas sobre la mesa, los cuadros en las paredes… Mientras
seguía su mirada empecé a sentirme un tanto incómodo.
Qué extraño… antes nunca había sentido nada, pero
ahora que él lo miraba todo comencé a tomar concien-
cia. Había libros en las estanterías que esos ojos santos
24
Lección 3: Cómo obedecer a Cristo
El comedor
De la oficina pasamos al comedor, el lugar de los apeti-
tos y deseos. He pasado mucho tiempo aquí, esforzándome
mucho por satisfacer mis ambiciones.
Le dije: —Éste es mi lugar favorito. Estoy seguro de que
te gustará lo que aquí servimos.
Se sentó a la mesa conmigo y me preguntó: —¿Qué te-
nemos hoy para cenar?
—Bien —respondí—, mis platos favoritos son el dine-
ro, los títulos académicos, el mercado de acciones y, como
complemento, las notas de fama y fortuna en periódicos y
revistas de actualidad.
Estas eran las cosas que me gustaban: el éxito en lo secular.
Cuando la comida estuvo delante de él no dijo nada,
pero observé que no comía. Le dije:
25
Vivir EN CRISTO
—Maestro, ¿no te gusta lo que hemos servido? ¿Qué
sucede?
Me respondió:
—Tengo comida para comer que tú no conoces. Si quie-
res un alimento que realmente te satisfaga, haz la voluntad
del Padre. Deja de perseguir tus propios placeres, tus deseos
y tu satisfacción personal. Busca agradarlo a él. Esa comida
te dejará satisfecho.
Y allí en mi mesa me dio a probar lo que es el gozo de
hacer la voluntad de Dios. ¡Qué sabor! No hay comida más
sabrosa en todo el mundo. Sólo ella satisface.
La sala de estar
Del comedor pasamos a la sala de estar. El lugar era có-
modo e íntimo. Me gustaba. Tenía una chimenea, sillones
mullidos y un sofá, todo en un ambiente de quietud. Me dijo:
—Éste es un lugar maravilloso. Me gustaría venir aquí a
menudo. Es acogedor y tranquilo, un lugar ideal para com-
partir nuestra amistad.
Bien, como cristiano que da sus primeros pasos, sentí
una gran emoción. No podía imaginar nada mejor que pasar
unos minutos con Cristo en íntima comunión.
—Estaré aquí temprano cada mañana —me prome-
tió—. Encuéntrame aquí y comenzaremos el día juntos.
Y así, mañana tras mañana, yo bajaba de mi dormitorio
a esta sala. Él tomaba un libro de la Biblia de la biblioteca.
Lo abríamos y lo leíamos juntos. Él me revelaba las maravi-
llosas verdades de la salvación de Dios. Mi corazón cantaba
cuando me expresaba su amor y su gracia para mí. Eran mo-
mentos verdaderamente extraordinarios.
Sin embargo, poco a poco, bajo la presión de las muchas
responsabilidades, ese tiempo juntos se fue haciendo más bre-
ve. ¿Por qué? No lo sé bien. Yo creía estar demasiado ocupado
como para dedicarle un tiempo fijo y constante al Señor.
Entendedme, no fue algo intencional. Las cosas se die-
ron así; eso es todo. Después de un tiempo, no sólo se habían
hecho más breves los encuentros sino que de vez en cuando
yo faltaba a la cita. Había asuntos urgentes que me impe-
dían tener ese tiempo para conversar a solas con Jesús.
26
Lección 3: Cómo obedecer a Cristo
Mi taller
Casi enseguida me preguntó:
—¿Tienes un taller en tu casa?
Allá afuera, junto al garaje de la casa de mi corazón, te-
nía un banco de trabajo y algunas herramientas, pero no las
usaba mucho. De vez en cuando me entretenía con algunas
pequeñeces, pero nunca hacía nada realmente productivo.
Fuimos juntos a ver el lugar. Miró a su alrededor y me dijo:
—Estás muy bien equipado. ¿Qué estás produciendo
con tu vida para el Reino de Dios?
Entonces, su vista se detuvo en un par de juguetes que había
dejado sobre el banco, tomó uno en su mano y me preguntó:
—¿Es esto lo que haces para los demás en tu vida cristiana?
—Esto… bueno, Señor —respondí—, yo sé que no es
mucho, y realmente quisiera hacer más. Pero lo que sucede
es que a veces siento que no tengo las fuerzas o la capacidad.
27
Vivir EN CRISTO
—¿Te gustaría hacerlo mejor? —me preguntó.
—Claro que sí —respondí.
—Bien, dame tus manos. Ahora entrégate confiado a mi
dirección y permite que mi Espíritu trabaje a través de ti. Yo
sé que a veces te sientes torpe, falto de capacidad y no sabes
qué hacer, pero el Espíritu Santo es el Maestro Artesano, y
si él controla tus manos y tu corazón, trabajará a través de ti.
Cuando terminó de hablar se puso a mi lado, colocó sus
manos grandes y fuertes debajo de las mías, con sus hábiles
dedos tomó las herramientas y comenzó a trabajar a través
de mí. Cuanto más me relajaba y confiaba en él, más podía
hacer él con mi vida.
La sala de juegos
Me preguntó si tenía algún lugar donde iba a divertirme
y a estar con otros. Yo esperaba que no averiguara mucho
sobre eso. Es que había algunas amistades y algunas activi-
dades que me parecía mejor tener en privado.
Una tarde, cuando salía con algunos amigos, me detuvo
con su mirada y me preguntó:
—¿Estás saliendo?
—Sí —le respondí.
—¡Qué bien! —me dijo—. Me gustaría acompañarte.
—Es que, Señor… —dije un tanto incómodo—, no creo
que realmente vayas a disfrutar del lugar donde vamos. ¿Por
qué no salimos juntos tú y yo mañana por la noche? Podría-
mos ir al estudio bíblico en la iglesia; pero esta noche tengo
otro compromiso.
—Disculpa —interpuso él—, pero yo creía que cuando
me invitaste a tu casa era para hacer todas las cosas juntos,
para ser compañeros. Solamente quiero que sepas que estoy
dispuesto a ir contigo si quieres.
—Bien —murmuré mientras me iba—, iremos juntos a
algún lado mañana.
Esa noche se me hizo interminable. Me sentí muy mal.
¿Qué clase de amigo era yo para Jesús, dejándolo delibera-
damente fuera de mi vida, yendo a lugares y haciendo cosas
que sabía muy bien que él no disfrutaría?
28
Lección 3: Cómo obedecer a Cristo
30
Lección 3: Tu respuesta
Lección 3:
Tu respuesta
¿Qué te pareció el relato anterior? ¿Qué aspecto tienen
las “habitaciones” de tu corazón? ¿Estás en condiciones de
recibir una visita de tu Señor? ¿Estás dispuesto a cederle a
Cristo el título de propiedad de tu casa espiritual? Probable-
mente las siguientes preguntas te ayuden a entender mejor
lo que significa el gozo de rendir completamente tu vida al
control de Dios.
1. Estudia 1 Corintios 6:19-20 y responde a tres preguntas
importantes relacionadas con el señorío de Cristo sobre tu
vida. Ahora que eres cristiano, ¿en qué se ha convertido tu
cuerpo? (v. 19)
¿Por qué ahora perteneces a Cristo? (vv. 19-20).
31
Vivir EN CRISTO
4. La obediencia a Jesucristo como tu Señor es la prueba
decisiva de tu consagración a él. ¿Qué dice el apóstol Juan
acerca de la obediencia? 1 Juan 2:3-6.
v. 3
v. 4
v. 5
v. 6
5. ¿De qué otra manera puedes estar seguro de que pertene-
ces a Cristo? 1 Juan 3:14.
32
Lección 4: Cómo testificar de Cristo
Lección 4:
Cómo testificar de Cristo
Al comienzo de su ministerio, Jesús llamó a dos pesca-
dores, Simón Pedro y su hermano Andrés, y les dijo: “Se-
guidme, y yo os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19). A lo
largo de los siglos, el mismo llamado se ha repetido a todos
los que ponen su fe en Jesucristo. Hoy en día él hace llegar
su salvación a los perdidos a través de testigos fieles como
tú. El apóstol Pablo dijo que Dios “nos encargó que diéramos
a conocer este mensaje”, y que, en consecuencia, “somos emba-
jadores de Cristo” (2 Corintios 5:19-20).
Para ser testigo de Cristo, tu propia vida es un factor clave en
tu testimonio. Puesto que eres una nueva creación, necesitas
dar evidencias de tu nueva fe a través de tu conducta. Jesús
dijo: “Del mismo modo, procurad que vuestra luz brille delante
de la gente, para que, viendo el bien que hacéis, alaben todos a
vuestro Padre que está en el cielo” (Mateo 5:16). Quiere decir
que tus hábitos y tu estilo de vida deben exaltar a Jesús y ser
una inspiración para que otros le busquen. Esto no significa
que debas ser perfecto antes de poder testificar. Con toda
seguridad tropezarás repetidas veces antes de aprender a ca-
minar. Pero, como aprendiste en la lección anterior, Dios está
dispuesto a perdonar tus pecados y a encaminarte de nuevo.
Sin embargo, el vivir siendo un buen ejemplo no te hará, de
por sí, un testigo eficaz. También necesitas un poder que está más
allá de tu alcance. Esa es la obra del Espíritu Santo que vive
dentro de todos los que creen en Cristo, los que lo han recibido en
su corazón. La Biblia dice:
“Pero cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, recibiréis
poder y saldréis a dar testimonio de mí en Jerusalén, en toda la
región de Judea, en Samaria y hasta en las partes más lejanas
de la tierra”. Hechos 1:8
Cuando tu vida está limpia y tú caminas bajo el control
del Espíritu Santo, él puede testificar a través de ti. Leemos
33
Vivir EN CRISTO
en el libro de los Hechos de los Apóstoles acerca de un
hombre llamado Felipe y otros que fueron elegidos para
desempeñar un servicio en la iglesia, porque los vieron
“entendidos y llenos del Espíritu Santo” (Hechos 6:3). Feli-
pe estaba desarrollando un ministerio muy importante en
Samaria (Hechos 8:4-13), cuando un ángel lo llamó para ir
a Gaza (Hechos 8:26), donde un oficial etíope que volvía
de Jerusalén iba leyendo el capítulo 53 de Isaías. Aplican-
do la sabiduría que Dios le había dado, y con el poder del
Espíritu Santo, Felipe, “partiendo del pasaje de la Escritura
que leía el etíope, le anunció la buena noticia acerca de Jesús”
(Hechos 8:35).
Tu vida es una parte fundamental de tu testimonio, y el
Espíritu Santo es indispensable para testificar. Pero hay un ter-
cer ingrediente sin el cual no puede haber un testimonio eficaz:
la Palabra de Dios. En el testimonio de Felipe, Dios en su
soberanía colocó las Escrituras apropiadas en las manos del
etíope. La Biblia dice que “habéis vuelto a nacer… de la pa-
labra de Dios, viva y permanente” (1 Pedro 1:23). Cuando
la semilla, que es la Palabra de Dios, es sembrada en un
corazón preparado, el fruto es un nuevo creyente en Cristo.
Ahora la pregunta es: ¿Cómo comienzo a testificar de
Cristo? ¿Qué digo? En un primer momento siempre puedes
hablar del cambio en tu propia vida. Hay un poder inmenso
en un testimonio personal sencillo y honesto. También es
útil tener una guía práctica para presentar las verdades del
evangelio. Las siguientes ilustraciones del “Puente a la Vida”
son una ayuda gráfica para presentar la brecha que produ-
ce el pecado y que separa a la humanidad pecadora de un
Dios santo y sin pecado. En la segunda ilustración, la cruz
de Cristo es el puente que debemos pasar para cruzar este
abismo y poder volver a Dios.
Trazaremos cuatro “pasos” en el empleo de estas ilus-
traciones para testificar de Cristo. Pero antes revisemos las
cuatro “verdades fundamentales” del trato de Dios con no-
sotros los seres humanos:
34
Lección 4:Cómo testificar de Cristo
Verdad fundamental nº 1
El plan de Dios: paz y vida
Dios no nos creó como robots, sino como seres vivientes
hechos a su propia imagen (Génesis 1:27). Nos creó con la
capacidad de relacionarnos con él por medio de la inteligen-
cia. Nos dio libre albedrío (posibilidad de elección), para que
pudiésemos elegir entre amarlo y obedecerlo o no hacerlo.
Así como los humanos podemos experimentar un amor
profundo por otros seres humanos que tienen la libertad de
aceptarnos o rechazarnos, nuestro Creador quería un ser que
pudiera amarlo a él por encima del resto de su creación.
Cuando Dios terminó de crear el mundo, declaró “que
todo lo que había hecho estaba muy bien” (Génesis 1:31), inclu-
yendo a los seres humanos.
Verdad fundamental nº 2
Nuestro problema: la separación de Dios
Inmediatamente, Dios ofreció a los seres humanos que
había creado la oportunidad de elegir obedecerle o no. Co-
locó a Adán y Eva en un hermoso jardín con una única limi-
tación: podían comer del fruto de todos los árboles excepto
uno; comer de ese árbol significaría la muerte espiritual y la
separación de Dios (Génesis 2:16-17). Lamentablemente,
Adán y Eva eligieron desobedecer a Dios (Génesis 3:6), y en
consecuencia quedaron separados de él (Génesis 3:22-24).
Esta separación existe aún hoy para todos aquellos que no
tienen a Cristo como Señor y Salvador:
35
Vivir EN CRISTO
Como resultado de este pecado universal, quedó estable-
cido un abismo, una separación, entre Dios y los seres huma-
nos, tal como vemos en la ilustración que sigue. (El relato bí-
blico del rico y Lázaro menciona esta “gran sima”. Ver Lucas
16:19-26). A lo largo de los siglos, los hombres han tratado
de superar infructuosamente este abismo de diferentes ma-
neras. Como se ve en la ilustración, han intentado superar el
abismo a través de diferentes religiones, buenas obras, morali-
dad, e incluso a través de diferentes filosofías de vida:
Verdad fundamental nº 3
El remedio de Dios: la cruz
Jesucristo es la única respuesta a este problema de la se-
paración entre los seres humanos y Dios. Cuando Jesús mu-
rió en la cruz y salió de la tumba resucitado, pagó la culpa
de nuestro pecado y tendió un puente sobre el abismo entre
nosotros y Dios. Su muerte y resurrección hacen posible una
nueva vida para todos aquellos que creen en él. La Biblia dice:
36
Lección 4:Cómo testificar de Cristo
Verdad fundamental nº 4
Nuestra respuesta: recibir a Cristo
Debemos llegar al punto en el que estemos dispuestos a
reconocer: “Soy un pecador”. Luego debemos estar dispues-
tos a arrepentirnos, o sea, apartarnos de nuestros pecados.
La Biblia dice: “Por eso, volveos a Dios y convertíos, para que él
borre vuestros pecados” (Hechos 3:19). Arrepentirse significa
cambiar de manera de pensar y cambiar la dirección de tu
vida. Significa volverse a Jesucristo, la puerta de la vida eter-
na, la puerta a Dios y al cielo. Jesús dijo:
37
Vivir EN CRISTO
La puerta al perdón y a la salvación se abre a través de
la cruz de Cristo. Por fe, debemos confiar en él y recibirlo
como nuestro Señor y Salvador. Cuando lo hacemos, pasa-
mos a ser hijos de Dios.
¿Aquí?-------------------------o--------------------¿Aquí?
CRISTO
HUMANO DIOS
Pecado Paz
Rebelión Perdón
Separación Vida abundante
Vida eterna
38
Lección 4:Cómo testificar de Cristo
Y:
40
Lección 4:Cómo testificar de Cristo
Seguimiento
Cuando guíes a una persona a experimentar la fe salvado-
ra en Cristo, recuerda que el nuevo creyente es un bebé espiri-
tual (1 Pedro 2:2). A fin de crecer, un bebé necesita cuidados
y alimento. Esto significa animar a la persona a comenzar
inmediatamente momentos regulares de estudio bíblico y
oración. Tú puedes hacerlo utilizando este mismo libro.
R5Comparte con esa persona las cosas que aprendiste de
este libro Vivir en Cristo.
R5Para solicitar otros ejemplares, para que tu nuevo
amigo cristiano pueda tener el suyo y para que ambos
podáis compartirlo a su vez con otros amigos, o para
consultar precios, escribe a:
Decisión
C. Mequinenza 20, 28022 Madrid
mail: [email protected]
R5El nuevo creyente necesita también el compañerismo
de otros cristianos que piensen como él. Ayúdale a que
se relacione de forma estable con una iglesia que ense-
ñe todo lo que está en la Biblia.
41
Vivir EN CRISTO
Pero con la guía del Espíritu de Dios, muchos testigos
cristianos honestos en todo el mundo han utilizado eficaz-
mente esta ilustración del “puente a la vida” para llevar a
muchos a conocer a Jesucristo.
42
Lección 4: Tu respuesta
Lección 4:
Tu respuesta
El testigo de un tribunal dice lo que sabe acerca de una situa-
ción. El testigo cristiano ha de decirle a los demás lo que sabe
de Jesucristo y lo que significa confiar personalmente en él.
1. ¿Cuál es la buena nueva (evangelio) que debemos com-
partir? 1 Corintios 15:1-4.
Cómo memorizar
las escrituras
Las cuatro tarjetas son una parte muy importante de
tu estudio del libro Vivir en Cristo. Después de completar
cada una de las cuatro lecciones, estudia de memoria los dos
versículos asignados para esa lección.
- Recibir a Jesús y ser hecho hijo de Dios.
45
Vivir EN CRISTO
progresivamente otra frase hasta que domines el versícu-
lo por completo. Aun cuando comiences con tres o cuatro
palabras del versículo, repite siempre la referencia antes y
después de la frase.
UÊRepítelo muchas veces
El verdadero secreto para memorizar las Escrituras es
repetir, repetir y repetir. ¿Por qué crees que retenemos tanto
la publicidad de la radio o la televisión? ¡Porque la oímos con
mucha frecuencia! Haz lo mismo con estos versículos para
aprendértelos de memoria. Cítalos a menudo, pidiéndole
a Dios un entendimiento profundo y buscando siempre la
manera de aplicar cada uno de ellos a tu propia vida.
46
Ahora que has completado estas lecciones…
47