Campos de Fresas
Campos de Fresas
Campos de Fresas
224 páginas
Por otro lado, el novio de la joven, Eloy, les reprocha que si él hubiese
estado allí todo eso jamás hubiese sucedido.
Los padres de Luciana, Esther y Luis, y la hermana, Norma, están allí junto
a ella, sufriendo a la par y esperando la recuperación o no de su hija.
La atención del lector es captada, más que nada, por ser una novela
realista.
Sé quién es.
Le he visto la cara.
No tengo porqué tomar ninguna decisión. Puedo estar aquí todo el tiempo
que me apetezca. Estoy bien. Sin embargo...
¿Cuál es la situación?
Jaque mate.
Ganar o perder.
Debo decidirme.
Mi turno, mi turno”.
Esta portada de este libro me fascina. Ese tablero de tres en raya me parece idóneo
para el tema del que trata, idónea y fantástica.
Este libro llegó a mí hace mucho, mucho tiempo, cuando aún era una tierna
adolescente perdida -como todos estamos en esa época, supongo- que sobrevivía a
base de libros. Aprovechando esta debilidad mía, mi madre intentaba inculcarme
valores y actitudes a través de ellos, temas que, quizá, consideraba un tabú y veía
mejor exponérmelos así, segura de que los comprendería perfectamente a través de la
lectura, y uno de esos temas es la drogadicción y los peligros que conlleva.
En este libro de Jordi Sierra i Fabra, al que quizá conozcáis porque su labor se
desempeña principalmente en la literatura juvenil -como este caso- y su maestría le
hace destacar y ser de los más leídos en centros escolares, se plasma de una manera
directa y sin tapujos la espiral de destrucción que arrastra la drogadicción, y muestra
que la excusa del "sólo una" no es válida, bajo ninguno de los conceptos.
La culpabilidad, la vergüenza -por qué no decirlo, para con la sociedad por el fallo
cometido y por el no haber sabido encauzar la situación antes- y la muerte se hacen
presentes en cada una de las páginas del libro, en las que no faltan momentos lúcidos
que arrastran hacia la introspección.
No me parece justificable, bajo ningún concepto, la presencia saciadora de drogas
legales o no en los medios de masa, como algo "divertido" o que desinhibe, o que
produce efectos deseados, como es el caso de la protagonista de este libro, que llega a
la pastilla a través de ciertos desórdenes alimenticios.
Creo que, sin dudar, sin temor a tabúes estúpidos o cualquier excusa bajo la que
podamos escudarnos, deberíamos afrontar limpia y directamente temas como estos.
Supongo que se podría ganar tiempo y evitar males mayores. O quizá no, quién sabe.
Y realmente no me gusta adentrarme tanto en estos temas tan escabrosos, pero
supongo que la decepción arrastra hasta temas sórdidos que imponen, que son una
bofetada de realidad, indispensable para despertar.
Comentado por Manjo ExLibris