Tarea 3. La Inteligencia Emocional en Los Niños (Resumen)

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BENEMÉRITA Y CENTENARIA ESCUELA NORMAL DE LICENCIATURA

EN EDUCACIÓN PRIMARIA DEL ESTADO T/M

ASIGNATURA:
FORMACIÓN CÍVICA Y ÉTICA

TEMA:
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOS NIÑOS

INTEGRANTES:
CRUZ VELÁZQUEZ DULCE GUADALUPE
MORALES GONZÁLEZ ROSITA DEL CARMEN
PÉREZ MALDONADO NANCY AURORA
VELASCO ESPINOZA DIANA ERIKA
VERA SOLÍS KARINA GUADALUPE

SEMESTRE Y GRUPO:
6°D

DOCENTE:
DR. JORGE ARMANDO CETINA LEÓN

TUXTLA GUTIÉRREZ CHIAPAS


LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOS NIÑOS
(Lawrence E. Shapiro)

¿Qué es la inteligencia emocional?


El término "inteligencia emocional" fue utilizado por primera vez en 1990 por los
psicólogos Peter Salovey de la Universidad de Harvard y John Mayer de la
Universidad de New Hampshire.
Se lo empleó para describir las cualidades emocionales que parecen tener
importancia para el éxito. Estas pueden incluir:
• La empatía.
• La expresión y comprensión de los sentimientos.
• El control de nuestro genio.
• La independencia.
El entusiasmo respecto del concepto de inteligencia emocional comienza a partir
de sus consecuencias para la crianza y educación de los niños, pero se extiende
al lugar de trabajo y prácticamente a todas las relaciones y los emprendimientos
humanos. Los estudios muestran que las mismas capacidades del CE que dan
como resultado que su niño sea considerado como un estudiante entusiasta por su
maestra o sea apreciado por sus amigos en el patio de recreo, también lo
ayudarán dentro de veinte años en su trabajo o matrimonio.
Una nueva forma de criar a los niños
Muchos profesionales en ciencias sociales creen que los problemas de los niños
de hoy pueden explicarse por los cambios complejos que se han producido en las
pautas sociales en los últimos cuarenta años, incluyendo el aumento del
porcentaje de divorcios, la influencia penetrante y negativa de la televisión y los
medios de comunicación, la falta de respeto hacia las escuelas como fuente de
autoridad, y el tiempo cada vez más reducido que los padres les dedican a sus
hijos. Aceptando por un momento que los cambios sociales resultan inevitables, se
plantea entonces la siguiente pregunta: ¿qué puede usted hacer para criar a niños
felices, saludables y productivos? La respuesta puede sorprenderlo. Tiene que
cambiar la forma en que se desarrolla el cerebro de su hijo.
La neuroanatomía de las emociones
Para comprender plenamente de qué manera los nuevos descubrimientos sobre la
inteligencia emocional pueden afectar su forma de ser padre, debemos seguir
antes que nada un breve curso sobre la neuroanatomía de las emociones. Los
científicos hablan a menudo de la parte pensante del cerebro —la corteza (a veces
llamada neocorteza) — como algo distinto de la parte emocional del cerebro, —El
sistema límbico— pero en realidad, lo que define la inteligencia emocional es la
relación entre estas dos áreas. La corteza es una lámina plegada de tejido de
unos tres milímetros de espesor que envuelve los grandes hemisferios cerebrales.
Mientras que los hemisferios Cerebrales controlan la mayoría de las funciones
básicas del cuerpo, como el Movimiento muscular y la percepción, la corteza es la
que le da sentido a lo que hacemos y percibimos.
La corteza de Phyllis, la porción de su cerebro que se ocupa del discernimiento, la
ayudó a analizar la situación y dar una respuesta. Su rapidez para recobrarse y su
decisión de alejarse con la dignidad intacta indican una victoria de su cerebro
pensante sobre su cerebro emocional. Su capacidad para controlar su reacción,
para comprender que le estaban tendiendo una trampa y salvar las apariencias
permitió que este incidente, en lugar de convertirse en un trauma que habría
podido dejar cicatrices permanentes, no fuera más que un momento de turbación
que sería rápidamente olvidado. La parte emocional y la parte lógica del cerebro
cubren a menudo diferentes funciones al determinar nuestros comportamientos y
sin embargo son completamente independientes. La parte emocional del cerebro
responde más rápidamente y con más fuerza. Nos alerta cuando nuestros hijos
pueden estar en peligro aun antes de que podamos determinar con exactitud de
qué tipo de peligro se trata. La corteza, por otra parte, específicamente los lóbulos
prefrontales, pueden actuar como un freno, dándole sentido a una situación
emocional antes de que respondamos a ella. Cuando Phyllis se enfrentó a la burla
cruel de sus compañeras de clase, logró dar un paso atrás y observar lo que había
ocurrido, controlando su ira y su humillación.
No hace mucho tiempo, los neurocirujanos pensaban que podían tratar la
enfermedad mental extirpando quirúrgicamente la corteza de una persona, sin
darse cuenta de las formas sutiles en las que coexisten el cerebro pensante y el
emocional. Según Judith Hooper y Dick Teresi, autores de The 3-Pound Universe,
en los años cuarenta y cincuenta se llevaron a cabo más de 40.000 lobotomías
prefrontales solamente en los Estados Unidos. Lo que se intentaba con estas
lobotomías era tratar la agresión y los estados hiperemocionales pero, en muchos
casos, el hecho de taladrar la corteza frontal de un paciente con un pico y una
maza quirúrgicos y cortar las fibras nerviosas hacia el resto del cerebro no hacían
más que convertir a los pacientes en zombis emocionales.
“Sin una corteza frontal intacta —señalan— un ser humano puede parecer normal
a primera vista, pero si uno se queda un momento con él observará que es
emocionalmente superficial, distraído, indiferente, apático y tan insensible a los
contextos sociales que puede muy bien eructar con desenfreno durante alguna
cena”.
El sistema límbico, frecuentemente mencionado como la parte emocional del
cerebro, se encuentra alojado profundamente dentro de los hemisferios cerebrales
y tiene la responsabilidad primaria de regular nuestras emociones e impulsos.
El sistema límbico incluye el hipocampo, donde se produce el aprendizaje
emocional y donde se almacenan los recuerdos emocionales, la amígdala,
considerada el centro de control emocional del cerebro, y varias otras estructuras.
Aunque los neurólogos han logrado asignar funciones emocionales específicas a
partes específicas del cerebro, lo que realmente define la inteligencia emocional
es la interacción de las diversas partes. Por ejemplo, imaginemos por un momento
que una noche usted se encuentra en su casa, lavándose antes de ir a acostarse y
de repente suena el timbre. Inmediatamente recibe un flujo de adrenalina, que
alerta a su amígdala ante un posible peligro. Abre la puerta con precaución y ve
que su estrella cinematográfica preferida (o su autor, político, celebridad deportiva,
etc.) se encuentra frente a usted y le explica que se le pinchó un neumático frente
a su casa y que necesita ayuda.
Las emociones morales
Durante las últimas cuatro décadas, todos, desde los directores de las escuelas
primarias, pasando por los predicadores hasta los presidentes se han retorcido las
manos ante la crisis en el desarrollo moral de nuestros hijos, pero las cosas no
parecen mejorar. Por más perturbadoras que puedan ser las estadísticas, las
historias que las sustentan son aún peores.
El desarrollo moral inadecuado de los niños, uno podría decir la falta de una
conciencia plenamente desarrollada, afecta cada aspecto de nuestra sociedad: la
armonía de nuestros hogares, la capacidad de enseñanza de nuestras escuelas,
la seguridad de nuestras calles y la integridad de nuestros valores sociales.
Un desarrollo moral satisfactorio significa tener emociones y conductas que
reflejan preocupación por los demás: compartir, ayudar, estimular, mostrar una
conducta altruista, tolerancia hacia los demás y voluntad de respetar las normas
sociales. El profesor William Damon, considerado uno de los expertos más
importantes de los Estados Unidos en el campo del desarrollo moral de niños y
adolescentes, sugiere que para que los niños se conviertan en personas morales
deben adquirir las siguientes capacidades emocionales y sociales:
 Deberían adoptar y comprender lo que distingue una conducta "buena" de
una "mala" y desarrollar los hábitos de conducta compatibles con lo que
perciben como "bueno".
 Deberían desarrollar interés, consideración y un sentido de responsabilidad
por el bienestar y los derechos de los demás. Deberían expresar este
interés a través de actos de atención, benevolencia, amabilidad y caridad.
 Deberían experimentar una reacción emocional negativa, incluyendo
vergüenza, culpa, indignación, temor y desprecio ante la violación de
normas morales.

Una variedad de emociones negativas motivan a los niños a aprender y practicar


conductas pro sociales, incluyendo:

 El miedo al castigo.
 La angustia respecto de la desaprobación social.
 La culpa por no cumplir sus propias expectativas.
 La vergüenza y turbación al ser descubiertos mientras hacen algo que
resulta inaceptable para los demás.

Las dos emociones principales que modelan el desarrollo moral de un niño son la
empatía y lo que uno podría llamar instinto de atención, que incluye nuestra
capacidad de amar.
Como alentar la empatía y la atención
Dwaina Brooks estaba estudiando en su clase de cuarto grado el fenómeno de las
personas sin hogar. Como para la mayoría de los niños de su edad, se trataba de
un tema que revestía más interés que otro que afectara su vida.
La recompensa de enseñarles a los niños a mostrar más empatía es enorme.
Aquellos que tienen fuertes capacidades empáticas tienden a ser menos agresivos
y participan en una mayor cantidad de acciones pro sociales, tales como ayudar y
compartir. Como resultado de ello, los niños empáticos son más apreciados por
pares y adultos y tienen más éxito en la escuela y en el trabajo. No resulta
sorprendente que los niños empáticos crezcan con una mayor capacidad de lograr
un contacto íntimo en sus relaciones con sus cónyuges, amigos e hijos.
Las etapas de la empatía
Los psicólogos del desarrollo señalan que existen en realidad dos componentes
para la empatía: una reacción emocional hacia los demás, que normalmente se
desarrolla en los primeros seis años de la vida de un niño, y una reacción
cognoscitiva, que determina el grado en el que los niños de más edad son
capaces de percibir el punto de vista o la perspectiva de otra persona.
Empatía emocional: en la mayoría de los niños pequeños a lo largo de su primer
año de vida. Los bebés suelen darse vuelta para observar a otro niño llorar y
frecuentemente se pondrán a llorar también.
Entre la edad de uno y dos años, los niños ingresan en una segunda etapa de
empatía en la que pueden ver claramente que la congoja de otra persona no es la
propia. La mayoría de los niños de esa edad tratan en forma intuitiva de reducir la
congoja del otro.
Algunos niños parecen nacer con más empatía que otros. Los psicólogos M.
RadkeYarrow y A. Zahn-Waxler señalan en un estudio sobre niños de uno a dos
años, que algunos respondieron a la congoja de otros niños con una expresión de
sentimientos empáticos e intentos directos por ayudar, mientras que otros se
limitaron a observar y expresar más interés que preocupación. A medida que sus
capacidades perceptivas y cognoscitivas maduran, los niños aprenden cada vez
más a reconocer los diferentes signos de la congoja emocional del otro, y son
capaces de combinar su preocupación con conductas adecuadas.
A los seis años comienza la etapa de la empatía cognoscitiva: la capacidad de ver
cosas desde la perspectiva de otra persona y actuar en consecuencia. Las
capacidades relacionadas con la adopción de una perspectiva le permiten a un
niño saber cuándo acercarse a un amigo desdichado y cuándo dejarlo tranquilo.
Hacia el final de la niñez, entre los diez y los doce años, los niños expanden su
empatía más allá de aquellos a los que conocen u observan directamente, para
incluir a grupos de gente que no conocieron nunca. En esta etapa, denominada
empatía abstracta, los niños expresan su preocupación por gente que tiene menos
ventajas que ellos, ya sea que vivan en otra manzana o en otro país. Cuando los
niños hacen algo acerca de estas diferencias percibidas a través de actos
caritativos y altruistas, podemos suponer que han adquirido en forma completa la
capacidad de empatía del CE.
Sinceridad e integridad
Para los niños pequeños, las conductas son mucho más importantes que las
palabras, que muchas veces tienen significados imprecisos y múltiples.

 A los cuatro años, los niños comienzan a comprender que mentir con la
intención de engañar es malo.
 A los cuatro años, los niños comienzan a comprender que mentir con la
intención de engañar es malo.( En realidad, la mayoría de los niños de esa
edad o un poco más grandes se vuelven fanáticos respecto de la verdad,
reaccionando con indignación moral si perciben que sus padres, hermanos,
hermanas o amigos los han engañado de alguna manera).
Como puede hacer para enseñar a los niños la importancia de la sinceridad
Los niños más pequeños mienten con mayor frecuencia para evitar el castigo,
para obtener algo que quieren, o recibir la admiración de un par. Los adolescentes
suelen mentir para proteger su intimidad.
Para Ekman: "Mentir sobre cuestiones serias no es un problema sólo porque
dificulta la tarea de los padres. Mentir erosiona la cercanía y la intimidad. Mentir
engendra la desconfianza, traiciona la confianza. Mentir implica una desatención
hacia la persona engañada. Puede volverse casi imposible vivir con alguien que
miente a menudo".
Emociones mórales negativas
Puede ser un problema cuando los niños mienten en forma habitual o mienten
sobre cosas que son importantes para su bienestar. Tal como señala Ekman:
"Mentir sobre cuestiones serias no es un problema sólo porque dificulta la tarea de
los padres. Mentir erosiona la cercanía y la intimidad. Mentir engendra la
desconfianza, traiciona la confianza.
La vergüenza y la culpa
Cuando Ambrose Robinson descubrió que su hijo de diez años se había llevado
una golosina de un quiosco, se la hizo devolver y lo obligó a disculparse con el
empleado y los clientes. Después de haber aceptado la disculpa, el empleado trató
de darle nuevamente la golosina a David, pero su padre no lo permitió.
Se origina en la publicación del libro de Benjamin Spock, Baby and Child Care (El
cuidado de bebés y niños), en 1945. Spock basaba su posición en las teorías
psicoanalíticas de Sigmund Freud, entonces populares, y otros pensadores
progresistas de la época como John Dewey y William Kilpatrick.
El valor de la vergüenza
Aunque los norteamericanos no se sienten cómodos con las emociones de
vergüenza y culpa y los profesionales de la salud mental las han considerado
como impedimentos para la salud mental, no podemos negar su efectividad para
guiar a los niños hacia conductas pro sociales. Las emociones extremas parecen
evitar la porción pensante del cerebro, la corteza, y electrificar el centro de control
emocional del cerebro, la amígdala, que es sede del aprendizaje y la memoria
emocional. La utilización de la culpa Basada en pautas y expectativas internas
más que en el hecho de ser "descubierta“ por los demás, la culpa constituye
realmente un motivador moral más poderoso y duradero que la vergüenza.
Si aceptamos el hecho de que la vergüenza y la culpa son aspectos normales y
poderosos de las vidas emocionales de nuestros hijos, la pregunta que se plantea
entonces es cómo usarlas para fomentar el desarrollo moral de nuestros jóvenes
sin causar un daño indebido.
Las capacidades del CE
Muchas de las teorías y estrategias que presento en este capítulo han sido
desarrolladas para niños de alto riesgo, pero hoy en día, pocos niños no están
dentro de esta categoría. Los niños de hoy necesitan diferentes capacidades para
sobrevivir.
La capacidad realista
La capacidad de los seres humanos para engañarse a sí mismos es casi ilimitada,
lo cual hace que enseñarles a los niños el pensamiento orientado hacia la realidad
ocupe un primer premio. Nuestro cerebro emocional parece tener la capacidad
de vestirse con una armadura a fin de proteger sus deseos más fervientes del
ataque del cerebro lógico.
La etapa egocéntrica
En esta etapa los niños comúnmente son reservados y tienden al aislamiento
social, es importante planificar actividades en las que estarán con niños que son
como ellos o que tienen intereses similares. Existen tipos de instrumentos que
pueden hacer que los alumnos aprendan a interactuar con otros, por ejemplo las
computadoras y los deportes pueden ser instrumentos importantes para romper el
hielo.
La etapa de la satisfacción de necesidades
En este aportado se menciona que la etapa es importante debido a que los niños
deben tomar en serio sus amistades, además, los padres deben evitar reforzar las
opiniones negativas de su hijo sobre otros niños aun cuando sean objeto de burlas
o intimidaciones. Cabe mencionar que la tentación de unirse a las quejas de su
hijo respecto de sus compañeros de clase; esto sirve para reforzar el aislamiento
social. Sólo limítese a escuchar con atención.

La etapa de la reciprocidad
Es la época en que los niños alcanzan la etapa de la reciprocidad, muchos padres
sienten que han sido relegados al papel de chofer, planificador de fiestas y caja
bancaria (sólo para retiros de fondos). En esta etapa, los niños se benefician con
sus conocimientos y experiencias mientras aprende las alegrías y las penas de las
amistades a largo plazo.
La etapa de la reciprocidad comprende el primer intercambio real de ideas y
sentimientos, los niños suelen experimentar entonces ciertas dificultades.
La etapa de la intimidad
Es la época en que el niño alcanza la etapa de tener amistades íntimas, el papel
de los padres es el de servir de guía. A los seis o siete años, los niños comienzan
a apreciar de qué manera el ser miembro de un grupo puede mejorar su confianza
y su sentido de pertenencia. Cuando los niños tienen siete u ocho años,
comienzan a definir ellos mismos sus grupos de pares. Estos grupos suelen
parecerse (si no parodiar) a los que ven en el mundo adulto.
El poder de las emociones
En este subtema se habla acerca de que la mayoría de los teóricos están de
acuerdo en que existe un conjunto de emociones básicas incluyendo el amor, el
odio, el miedo, el dolor, y la culpa y todas las otras emociones surgen de esta
base emocional, como cuando se utilizan los colores primarios para formar una
serie casi infinita de tonalidades.
A través del estudio de otras especies, así como del desarrollo evolutivo de las
emociones humanas, sabemos que las emociones cumplen propósitos
determinados para que un niño se desarrolle hasta convertirse en un adulto feliz y
con éxito. Pero también sabemos que el desarrollo emocional de un niño puede
llegar a desviarse, haciéndolo sufrir una amplia variedad de problemas personales
y sociales.
En tanto que los seres humanos, somos capaces de mostrar cientos de matices
de emociones y, sin embargo, no son las emociones mismas las que nos
distinguen de otros animales. Lo que en realidad nos ubica en la cima de la escala
evolutiva es nuestra capacidad de reconocerlas y de pensar en ellas.
El control emocional
El aprendizaje del control emocional constituía el punto de referencia del
desarrollo de la personalidad que definía al hombre civilizado. Se pensaba que la
personalidad de un niño en desarrollo se formaba a través de dos fuerzas
poderosas, una que busca el placer, y otra que trata de evitar el dolor y el
displacer.
Para negociar entre sus impulsos y la amenaza de castigo, Freud postuló que el
niño desarrolla un Yo, un intermediario o administrador emocional. El Yo se
convirtió en la voz de la razón de un niño en desarrollo, una fuerza de adaptación
que le permitiría obtener lo que él quisiera en una forma socialmente adecuada
que no ofendería al mundo exterior ni a su mundo interior de normas y sanciones.
Los terapeutas y asesores que ayudan a los niños a desarrollar el control
emocional siguen tratándolos sobre la base de estas mismas suposiciones, a
saber, que para ayudar a un niño a dominar sus pasiones inconscientes, uno debe
ayudarlo a desarrollar mecanismos de control del Yo, incluyendo el insight, la
planificación, el retraso en la gratificación y la conciencia de los demás.
La neurociencia del control emocional
Los neurocientíficos creen ahora que nuestras emociones se transmiten y
controlan a través de un sistema de comunicación en el cerebro que tiene la
velocidad del rayo y está dominado por el tálamo, la amígdala y los lóbulos
frontales de la corteza, con el apoyo de una variedad de otras estructuras
cerebrales y glándulas que envían información en forma de elementos bioquímicos
al resto del cuerpo.
La amígdala interpreta una información sensorial variada y reacciona ante ella
mucho más rápidamente (y con menos precisión) que la corteza, y puede provocar
una respuesta emocional mucho antes de que el cerebro pensante haya resuelto
qué hacer. La amígdala es capaz de experimentar el aprendizaje emocional y la
memoria emocional, que pueden ser algo totalmente aparte del aprendizaje
consciente y la memoria consciente que se producen en la corteza. El hecho de
comprender los aspectos neuroanatómicos de las emociones nos permiten darnos
cuenta de que en realidad existen dos sistemas por medio de los cuales los niños
aprenden el control emocional.
La enseñanza del control emocional en los niños es que el hecho de hablarles
para ayudarlos a desarrollar la percepción de sus sentimientos ya sea en una
reunión familiar, en la oficina del director de la escuela, o en una sesión
terapéutica sin duda no resulta suficiente.

Una de las formas de ayudar a los niños con el control emocional es que debemos
combatir fuego con fuego, es decir, proporcionando soluciones emocionales para
problemas emocionales. Debemos educar al cerebro emocional así como al
cerebro pensante.
COMENTARIO
Conocer el mundo y el entorno que nos rodea ha sido y será la mayor atracción
para el ser humano, lo cual es entendible debido a que esto permitirá al ser
humano poder desarrollarse de mejor manera obteniendo un mejor apego a los
conocimientos y evitando posibles riesgos. La actividad fue realizada basándose
de una expociones en donde nos daban a conocer la esencia de las emociones
del infante o niño, aprender sobre la inteligencia de las emociones del niño nos
ayuda a conocer mas sobre el origen de la esencia del ser humano, como bien
sabemos el ser humano pasa por varias etapas evolutivas en donde se va
desarrollando con el paso del tiempo hasta llegar a su madurez total, la infancia es
de las primeras etapas en donde el ser humano va conociendo el mundo y su
entorno por lo que es primordial conocer cómo funciona las emociones del ser
humano, esto nos permitirá enfocar la atención debida a la adquisición de estas
emociones y poder formar a los infantes de buena manera con emociones que
permitan mejorar el desarrollo del humano. Las emociones son componentes de la
formación sentimental y psicológica del humano, conocer cómo se adquieran y su
funcionamiento permitirá mejorarlas ofreciendo mejores beneficios para el futuro
del infante.
COMENTARIO
Conocer el mundo y el entorno que nos rodea ha sido y será la mayor atracción
para el ser humano, lo cual es entendible debido a que permitirá desarrollarse de
mejor manera para tener un mejor apego a los conocimientos y así evitar posibles
riesgos. La actividad fue realizada con base a la exposición en donde nos daban a
conocer las emociones del infante o niño, aprender sobre la inteligencia de las
emociones del niño nos ayuda a conocer más sobre el origen de la esencia del ser
humano, como bien sabemos el ser humano pasa por varias etapas evolutivas en
donde se va desarrollando hasta llegar a su madurez total. La infancia es una de
las primeras etapas en donde el ser humano va conociendo el mundo y su entorno
por lo que es primordial conocer cómo funciona las emociones del ser humano,
esto nos permitirá enfocar la atención debida a la adquisición de estas emociones
y poder formar a los infantes de buena manera con emociones que permitan
mejorar el desarrollo del humano. Las emociones son componentes de la
formación sentimental y psicológica del humano, conocer cómo se adquieran y su
funcionamiento permitirá mejorarlas ofreciendo mejores beneficios para el futuro
del infante.

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