La Vida de Oración-1
La Vida de Oración-1
La Vida de Oración-1
DE
ORACIÓN
¿Qué momentos son los más indicados para la oración?
Todos los momentos son indicados para la oración, pero la Iglesia propone a los fieles
ritmos destinados a alimentar la oración continua: oración de la mañana y del
atardecer, antes y después de las comidas, la Liturgia de la Horas, la Eucaristía
dominical, el Santo Rosario, las fiestas del año litúrgico.
La oración vocal asocia el cuerpo a la oración interior del corazón; incluso quien practica la más
interior de las oraciones no podría prescindir del todo en su vida cristiana de la oración vocal. En
cualquier caso, ésta debe brotar siempre de una fe personal. Con el Padre nuestro, Jesús nos ha
enseñado una fórmula perfecta de oración vocal.
¿Qué es la meditación?
La meditación es una reflexión orante, que parte sobre todo de la Palabra de Dios en la Biblia; hace
intervenir a la inteligencia, la imaginación, la emoción, el deseo, para profundizar nuestra fe,
convertir el corazón y fortalecer la voluntad de seguir a Cristo; es una etapa preliminar hacia la unión
de amor con el Señor.
La oración contemplativa es una mirada sencilla a Dios en el silencio y el amor. Es un don de Dios, un
momento de fe pura, durante el cual el que ora busca a Cristo, se entrega a la voluntad amorosa del
Padre y recoge su ser bajo la acción del Espíritu. Santa Teresa de Jesús la define como una íntima
relación de amistad: «estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama».
EL COMBATE DE LA ORACIÓN
La oración es un don de la gracia, pero presupone siempre una respuesta decidida por
nuestra parte, pues el que ora combate contra sí mismo, contra el ambiente y, sobre
todo, contra el Tentador, que hace todo lo posible para apartarlo de la oración. El
combate de la oración es inseparable del progreso en la vida espiritual: se ora como se
vive, porque se vive como se ora.
Además de los conceptos erróneos sobre la oración, muchos piensan que no tienen
tiempo para orar o que es inútil orar. Quienes oran pueden desalentarse frente a las
dificultades o los aparentes fracasos. Para vencer estos obstáculos son necesarias la
humildad, la confianza y la perseverancia.
¿Cuáles son las dificultades para la oración?
La dificultad habitual para la oración es la distracción, que separa de la atención a Dios, y puede
incluso descubrir aquello a lo que realmente estamos apegados. Nuestro corazón debe entonces
volverse a Dios con humildad. A menudo la oración se ve dificultada por la sequedad, cuya
superación permite adherirse en la fe al Señor incluso sin consuelo sensible. La acedía es una
forma de pereza espiritual, debida al relajamiento de la vigilancia y al descuido de la custodia
del corazón.
La confianza filial se pone a prueba cuando pensamos que no somos escuchados. Debemos
preguntarnos, entonces, si Dios es para nosotros un Padre cuya voluntad deseamos cumplir, o
más bien un simple medio para obtener lo que queremos. Si nuestra oración se une a la de
Jesús, sabemos que Él nos concede mucho más que este o aquel don, pues recibimos al
Espíritu Santo, que transforma nuestro corazón.
¿Es posible orar en todo momento?