03 - Dual Abduction
03 - Dual Abduction
03 - Dual Abduction
Eve Langlais
Louisa, mentora, maestra y madre en la casa hogar por los últimos tres
años, debido a la continuidad o porque el proyecto experimental así lo
indicaba, se suponía que iba a proporcionar algún tipo de comodidad a
las delincuentes en formación, supervisando la excursión y conservando
la cordura mediante regulares dosis de Tylenol1. Aunque el porro2 que
confiscó a Chloe habría sido más eficaz. Después de un día agotador
dedicado a perseguir a las adolescentes que se alejaban, intentando robar
un cigarrillo, burlándose del joven guardia de seguridad, de devolver tres
carteras y hacer a otra disculparse por pegar un chicle en las pelotas de
mármol de una estatua, no podía esperar para volver a la casa hogar y
encerrarse en su habitación, dejando que la supervisora de noche se
hiciera cargo. El sueldo era una mierda, el alojamiento dejaba mucho que
desear y sus alumnas intentaban llevarla a una muerte prematura,
entonces, ¿por qué lo hacía?
2
Porro: es un cigarrillo enrollado con cannabis
Esperaba averiguarlo en su próxima evaluación de la salud mental. Pero,
ella divagaba.
Así que allí estaban, deambulando por la carretera desierta, bordeada por
un precipicio, custodiada por un carril endeble, cuando “eso” apareció.
Sentada en primera fila, mirando distraídamente por la ventanilla
delantera, Louisa pestañeó cuando iluminado por los faros, avistaron
una figura parecida a un duendecillo de jardín. Su cuerpo rechoncho
permanecía inmóvil, incluso con el bus avanzando directamente hacia él,
posiblemente porque ponía toda su esperanza en la pistola que apuntaba
hacia ellos. Una persona en su sano juicio habría supuesto que era una
alucinación o que una de las muchachas había deslizado ácido de nuevo,
pero sólo pudo suponer que el conductor veía lo mismo porque pisó el
freno justo cuando el rayo rojo de un disparo hizo su camino.
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Una persona tolerante no le echaría la culpa al conductor mal pagado por
salirse de la carretera en un ataque de pánico, aunque ella personalmente
habría mantenido su rumbo y habría atropellado a esa criatura. No
acababa de entender cómo el idiota al volante pensaba que girar al borde
ayudaría a la situación. El áspero, arcén de gravilla sacudió el autobús.
También atornilló la tracción del vehículo haciéndolos quedar fuera de
control, los bruscos movimientos haciéndoles deslizarse por los asientos
de vinilo. Pero incluso el argumento de repente válido para los cinturones
de seguridad en los autobuses era mejor cuando el conductor dejó de
conducir completamente y su cuerpo uniformado caída sobre el volante.
Un ataque al corazón o un cobarde desmayo, ambas eran posibles dado
el susto que recibió, menudo imbécil.
Y luego las cosas fueron de mal en peor, ya que su pie resbaló en el pedal
y el tarado inconsciente aplicó presión en el acelerador. Golpearon la
barandilla protectora, que se desprendió con un chirrido metálico peor
que el de uñas en una pizarra, y el autobús salió volando por el aire.
Muda por el shock, Louisa no podía creer lo que veían sus ojos, pero sus
oídos no tenían problema al procesar los gritos de sus estudiantes
mientras iban volando a donde ningún autobús estaba destinado a ir. La
formación que recibió en los últimos años no le enseñó cómo lidiar con
un dilema tan inesperado. En cuanto a conseguir ayuda del conductor,
dudaba que proporcionase alguna dado que aún yacía boca abajo sobre
el volante. Idiota cobarde.
Ella murmuró: “¡Oh mierda! Esto va a doler” tampoco tuvo algún efecto
en su vuelo, un vuelo sin alas que resultaría definitivo, hecho que sus
estudiantes, muy versadas en ley de la gravedad… junto con las leyes del
sistema de tribunal de menores… constataron. Con Josie a la cabeza,
lanzando un grito de: “¡Vamos morir todas!” su clase de once niñas
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gritaron de terror, mientras seguían suspendidas en el aire.
Ups. Una vez más, no era el momento apropiado para cuestionar su plan.
¿Por qué estoy intentando cabrearle? Rompiendo a cantar, rápidamente
llevó a las niñas a un frenesí de alegría forzada, en la única canción
religiosa que podía pensar era en una de Navidad, pero al menos tenía
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algún tipo de insinuación de iglesia. Aunque, a quién le importaba las
palabras, las dulces voces de sus estudiantes eran hermosas,
entusiastas, el sonido seguramente apaciguaría incluso al más gruñón
de los dioses. Sus melodiosas notas se alternaban con el silencio, aunque
algo empujó el autobús. La luz desapareció bruscamente y un profundo
estruendo hizo vibrar el vehículo a su alrededor no era precisamente
tranquilizador, pero aún era mejor que estrellarse con la muerte. Eso
espero.
Claro que nunca pensó que Pedro / Pablo se vería como un duende de
piel verde con colmillos afilados y ojos rojos brillantes. Como el que vi en
la carretera justo antes de saltar. Pero más feo. Uh-oh, tal vez el poderoso
había escuchado algunos de sus malos pensamientos.
¿No me digas que terminamos en el infierno? Eso sería un asco.
Sin embargo, al final resultó que Dios no tuvo nada que ver con lo que
sucedió después.
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sst —El tirón en su manga le hizo voltearse para ver quien
quería hablar con él. Observó que no había nadie en los
alrededores del hotel y estaba a punto de regresar para
ordenar otra bebida cuando un tirón más fuerte, junto con un irritado —
Estoy aquí —le obligó a bajar la mirada.
—¿Qué?
—Ella es corta.
Con el rechazo, sus rasgos se arrugaron y sus fosas nasales, las tres, se
dilataron.
—No estoy buscando una aventura sexual. Sois Brax y Xarn, ¿no? Los
mercenarios más grandes de la galaxia, ahora que Tren y Jaro se han
retirado, ¿no?
—No.
—¿Por qué?
—No.
—¿Su amante?
—No.
—Diez créditos.
—¿Diez créditos? Esa no es una razón para matar a alguien. Roba sus
botas y véndelas. Ponlo sobre un barril y azótale en público incluso, ¿pero
te das cuenta de que nuestra tarifa es mucho, mucho más de los diez
créditos que perdiste?
Sus ojos se entrecerraron con ira, haciéndola más fea que antes, lo que
habría creído imposible.
Brax se volvió hacia el bar mientras ella gritaba que iba hacer que
asesinaran a ambos por su osadía.
—Eres un idiota. Será mejor que esa entidad estúpida que piensas que
es un dios no te escuchara.
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espertar atada a una mesa nunca era un buen augurio en las
películas y de alguna manera, Louisa dudaba que descubriera
algo diferente cuando le sucedió a ella. Especialmente cuando
notó que también carecía de ropa.
Lo único que recordaba después de ver el duende con la linterna era que
algo caía al suelo y un gas llenó el autobús, de pronto se sintió agotada,
luego despertó en el actual dilema.
Luces brillantes, más tipos verdes feos, más una Louisa desnuda, era
igual a una abducción alienígena. Y como todos sabían, a los aliens les
gustaba realizar sondas anales. ¡Por encima de mi cadáver!
3
Aslan: Personaje de Las Crónicas de Narnia.
mierda que tengas, de encima! —Olvidó los años que había pasado como
maestra para aprender a refrenar su lengua, los viejos hábitos regresaron
rápido. Una respuesta incomprensible, hablada en un idioma que
parecían gárgaras y resoplidos, le hizo girar la cara. —Oh bruto. ¿No
puedes primero sonarte la nariz o algo?
Aturdida, ella dejó de gritar. No acabo de oír eso. O eso era lo que
esperaba. Necesitando una aclaración, ella dijo:
—¿Perdón?
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Halflings: criatura perteneciente a una raza que aparece en numerosos mundos de fantasía, son
seres con aspecto de niños, muy curiosos, sin miedo y hábiles como espías o furtivos.
—¡Silencio! —Un rostro se unió a la voz altisonante, asumió que era un
efecto secundario del traductor metido en su oído.
No hacía falta decir que con un nombre así, no dejó que nadie le apretara
las clavijas, ni siquiera las niñas huérfanas. Le tomó varios meses de
frustrar sus intentos de llevarla al lado oscuro, pero habían llegado a un
entendimiento. Demonios, incluso podría decir que le gustaba su carga…
si le obligaban a punta de pistola. La cara del duende desapareció y
escuchó un susurro. La curiosidad no le permitió mantener la boca
cerrada por mucho tiempo.
—Hey, ¿por qué no me dices cuál es el plan? ¿Qué harás con nosotras?
—Para su sorpresa, recibió una respuesta.
—No.
5
Revenge: Venganza.
—¿Qué? Un duende sorprendido apareció de nuevo sobre ella.
—Es inhumano.
—No soy vieja —Veintiocho era una edad muy respetable. No tenía réplica
para la parte del tamaño sin embargo. Página | 17
—Oh sí, bueno si soy tan fea y vieja, ¿entonces por qué me quitaste la
ropa? ¿Eh? Contesta a eso.
—La condición primitiva de tu mundo natal hace que sea necesario que
nos limpiemos. Eso incluye la descontaminación de tu cuerpo,
desagradablemente pálido y la incineración de tu ropa cargada de
gérmenes. Se te asignarán vestimentas apropiadas para tu posición como
esclavo.
¿Quemar su ropa? ¡Maldita sea! Había conseguido hace poco esos jeans
rotos.
Una vez que pasó sobre ella un par de veces, las bandas que la mantenían
cautiva se replegaron en la cama y pudo saltar de la indefensa posición
—¿Qué está pasando? —preguntó Lila, elevando la voz sobre las demás
—Nos despertamos en esta habitación, desnudas. Nuestra ropa había
desaparecido y todo lo que pudimos usar son estas cosas —Lila pellizcó
el dobladillo de su vestido con desagrado.
Y entonces podría ser la que limpie la sangre cuando me rompa y las mate.
—Pues no.
—No, tampoco. Chicas, hemos sido secuestradas por unos traseros feos,
duendes alienígenas.
—No estoy bromeando —dijo Louisa, plantó las manos en sus caderas.
Dándoles un ceño feroz.
—Claro, no lo haces —se rio disimuladamente Angelic —¿Conseguiste un
subidón con ese humo? ¿O quizás conseguiste en tus manos algunos
roofies7?
Moviéndose con rapidez, Louisa se interpuso entre las niñas antes de que
los puños volaran, pero no detuvo las miradas asesinas y las amenazas
murmuraras de 'después'.
Nancy habló, sus ojos parecían los de un búho sin sus gafas.
—¡Silencio! —No hizo nada para reducir el alboroto. Plantó dos dedos en
su boca y silbó, todas se quedaron en silencio —. Jesucristo. Dejaros de
7
Roofies: un sedante que se hizo en la década de 1970 por Roche y se utilizó en hospitales sólo
para la sedación profunda. Ahora es conocida como la droga de la violación.
perras y parad de quejaros. ¿Desde cuándo nos permitimos ser víctimas?
¿No aprendisteis nada en estos tres últimos años? Os enseñé mejor que
esto.
Dejó vagar la mirada sobre ellas, capturando los ojos de cada una,
tratando de inculcar algo de su falsa calma y confianza.
—Puede parecer bastante imposible, pero tiene que haber una manera de
salir de aquí. Así que pongamos nuestras cabezas a trabajar juntas.
Necesitamos pensar en un plan antes de que los aliens regresen —Una
risita cumplió con sus palabras, pero las chicas se tranquilizaron cuando
miró hacia abajo.
—Odio tener que decírtelo querida, pero Dios no está aquí para
escucharte. Ahora, la buena noticia es que no fuimos secuestradas por
tratantes de blancas que buscan venderte al comercio sexual.
—Digamos por un momento, que creemos la cosa del alien, ¿cómo es eso
mejor?
—No lo es, pero por lo menos ahora tienes las cosas claras. La pregunta
es, ¿qué vamos a hacer al respecto?
—¿Sí?
—¿Así?
Todos los ojos siguieron al lugar que Jasmine señalaba con el dedo y se
quedaron mirando boquiabiertas al corpulento duende en la puerta.
—¿Qué quieres?
—¿Eso es todo lo que tienes? —sonrió, sin poder resistir la burla. Había
derribado a matones más grandes que el pequeño hombre verde antes. Página | 22
Una verdadera sonrisa se le escapó cuando las chicas chocaron los cinco.
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squivando los disparos láser, con el objetivo de matar en vez
de incapacitar, Xarn maldijo su estupidez al atreverse con
Murphy. Como de costumbre, la deidad eligió joderlos y de
manera espectacular, también.
—No muy lejos, pero nuestras posibilidades de llegar con todas nuestras
partes del cuerpo intactas se ven bastante delgadas —Brax respondió Página | 24
antes de volver a disparar. Un grito resonó a sus espaldas.
Xarn se quejó por enésima vez desde que habían oído la noticia de una
orden para su arresto. Aunque su aparente asesinato de la amante del
gobernador reforzaría su reputación, le ponía furioso.
Prefería obtener créditos por las cosas que habían hecho realidad y
mientras que él o Brax lo habría hecho en un santiamén, tenían este
diminuto código moral que no les permiten matar a las mujeres a sangre
fría.
—Estoy seguro —Lo que él no admitió era que se había despertado sobre
un montón de vómitos en el suelo de la habitación de su puta favorita.
Su primo, Tren, afirmaba que sus madres habían metido una especie de Página | 25
amuleto de la suerte en sus culos cuando eran bebés, mientras que Jaro
opinaba que habían vendido sus almas a algún tipo de deidad galáctica.
A decir verdad, él y Brax eran simplemente increíbles y sus primos, que
trataban a Brax como el primo que siempre habían deseado, estaban
celosos. Y por eso el resto el universo aún no los había reconocido como
los mercenarios más maravillosos y mejores especialistas en
adquisiciones.
Hace poco pertenecía a Tren, que por suerte se retiró cuando secuestró a
una humana y luego pasó a Jaro, quien fue secuestrado y reclamado por
cierta guerrera Zonian. Su salida de escena debería haber significado que
él y Brax finalmente consiguieron la atención que siempre se habían
merecido.
Prefería ganar.
—¡Psst! Guerreros de color púrpura. Por acá —Una voz los llamó desde
el oscuro hueco de un callejón. Página | 26
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Escorbuto: Enfermedad producida por la carencia de vitamina C en la alimentación, que causa
anemia, debilidad, manchas en la piel y hemorragias.
La figura encapuchada se detuvo también y se giró a la vez que se quitaba
la capucha. Una fea mujer verde, con familiares ojos rojos, los saludó.
La mujer resopló.
—No tienes permiso para salir —le gritó —. Apaga los motores y regresad
para enfrentaros a la justicia.
—Lo siento, pero no nos someteremos a juicio por algo que no hicimos —
Brax respondió sin detenerse en su trazada principal para conseguir
liberarlos de la atmósfera.
Por las galaxias, tanto conocidas como no, cómo disfrutaba la emoción
que obtenía al golpear a alguien. Habría sido mejor enfrentarse a alguien
más de su tamaño, pero le aplacaba el conocimiento de que sus atacantes
más pequeños lo compensaban atacándole en grupos de tres y cuatro.
—Izquierda.
—Se fue justo después de adquirir la carga. Otra nave lo recogió. Dijo que
iba a reunirse con nosotros antes de que llegáramos al planeta de la
subasta.
Los ojos rojos se entrecerraron y Xarn evitó por poco la saliva en las
siguientes palabras del tripulante.
—Por las bolas peludas de esa puta de Jintora five. Nuestro objetivo
principal no está aquí —Xarn maldijo.
Brax, que estaba limpiándose la sangre verde de las manos, hizo una
pausa.
—¿Qué quieres decir con que no está aquí? Nuestra empleadora parecía
condenadamente segura.
—Y parece malditamente equivocada. Al parecer, el capitán debe haber
obtenido una oferta mejor, porque abandonó la nave hace un tiempo. Y
por mi parte no estoy de humor para darle caza. Digo que le mintamos si
llama. ¿Cómo mierda va a saberlo? Volaremos la nave y las evidencias
desaparecerán.
—Suena bien.
Comprar una nueva nave. Parte de un planeta. No, un burdel para poder
fornicar gratis. O, ¿qué tal un restaurante? Xarn siempre quiso meterse
en la buena cocina, un hobby que había abandonado debido al señuelo
del crédito fácil… y las burlas de su familia.
Más alta que el resto, pero corta comparada con Xarn, la bárbaro humana
era curvilínea, vestida con nada más que un trapo que no hacía nada
para ocultar una cantidad exuberante de curvas, con su cabello castaño
fijado sobre su cabeza en un lío desordenado y los labios fruncidos en
una invitación, Xarn olvidó todo en ese momento, incluso su nombre, ya
que la lujuria se apoderó de él. Oh, ella es tan mía.
—Retrocedan, tu-t-tú alienígena sarnoso antes de que yo, eh, ¿Os haga
daño?
—¡Mía!
Louisa parpadeó. Nada cambió. Cerró los ojos, contó hasta cinco y los Página | 32
abrió de nuevo. No, todavía había dos enormes tíos púrpuras, peleando
en el suelo.
—¿Um, perdón? —Se aventuró tentativamente, sin saber muy bien qué
hacer con la nueva situación. A diferencia de sus secuestradores duendes
cortos, estos dos individuos, aliens o como quisiera llamarlos, parecían
muchísimo más peligrosos. Y sorprendentemente calientes.
Vestidos con algo que Han Solo9 usaría: pantalones, blancas camisas de
lino atravesadas con tiras de cuero, lucían cuerpos llenos de músculos.
Si no fuera por su color de piel y dientes puntiagudos, tendría a un par
de lobos aullando por la calle cuando volviera a casa. A diferencia de los
hombres de la tierra, sin embargo, ellos no le prestaron atención cuando
se aclaró la garganta.
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Han Solo: es un personaje de ficción y uno de los protagonistas de la trilogía original de Star
Wars.
—¿Qué son? —susurró Angelic, arrastrándose hasta estar a su lado, con
una barra metálica más pequeña en sus manos.
De hecho poseían tres en este punto, los tipos verdes finalmente fueron
más sabios después de que ella y sus inadaptadas se mantuvieran como
un enjambre frente a los guardias que entraron. Se habrían liberado de
su prisión ya, si no fuera por las malditas bombas de humo que sus
secuestradores habían arrojado en su celda.
—Se ven como idiotas para mí —contestó Louisa —. ¡Hey chicos! —El dúo
forcejeando la ignoró, el sonido de carne golpeando carne fue la única
respuesta —¿Hola? —Habló un poco más alto, pero estaban demasiado
involucrados en su pelea, los dos machos adultos, que se parecían más
a niños en este momento, continuaron su batalla. Y empezaba a
cansarse. —Niñas, daros la vuelta por favor.
Dio una sola mirada a la luz malvada en sus ojos, que prometía cosas
deliciosamente traviesas… y se agachó para que poder pegarle en las
espinillas. Cuando él se dobló con un fuerte “¡Ay!” le golpeó en la cabeza
y lo noqueó.
El silencio reinó de pronto, a excepción de su respiración un poco
errática.
—Muy bien, chicas —dijo mientras se daba la vuelta para ver a su grupo
de inadaptadas mirando boquiabiertas a los dos montones inconscientes
en el suelo.
Los gritos, los golpes. ¿Significaba que sus duendes captores habían sido
derrotados, o estaban... muertos? Si así fuera, ¿convertía eso a los chicos
púrpuras en el suelo sus héroes y salvadores?
Sólo tenía que pensar en la forma en que la habían mirado, sus ojos
desnudándola en un instante, su reclamación 'Mía' envío un escalofrío
por su espalda, para saber que no eran la caballería viniendo a liberarlas.
Soy una zorra. En realidad, más bien una profesora cachonda que no
había conseguido un polvo en unos pocos meses. En realidad, desde que
había dejado a su fracasado esposo hace algunos años, sólo se había
acostado con un hombre, mientras que estaba estúpidamente borracha,
en el día que su divorcio concluyó.
O, ¿qué tal ahora? No hay mejor momento que el presente. Abrió los ojos y
fue a sentarse. No se movió. ¿Qué en las galaxias?
Estiró la cabeza, miró su cuerpo y se vio atado con toda clase de cuerdas,
desde cableado eléctrico, a tiras de tela e incluso una corta longitud de
cadena. A diferencia del primo de Jaro, Xarn, no se despertó desnudo con
una mujer caliente sobre él.
¿En serio?
—Clarabella, baja del pecho del caballero —La dulce voz rodó sobre él y Página | 37
le dejó un hormigueo.
—Hay niñas aquí —le respondió, puntos rosados salpicaban sus mejillas
—Contrólate.
—¿Qué quieres decir, con que somos tus prisioneros? —Xarn exigió. —
Nosotros somos el Dual Terror, combatientes extraordinarios,
mercenarios del más alto calibre, maestros en, bueno, en casi cualquier
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cosa. No permitimos que nos hagan prisioneros. Nosotros capturamos. Y
somos encantadores. No debemos olvidar esa parte.
Brax arqueó las cejas a Xarn, cuyo rostro despejado le hizo comprender.
—Cambia el título Dual Terror por par de payasos. Y lo único que quiero
de ti es saber cómo dirigir este pedazo de basura de vuelta a la tierra.
Creo que encontré la sala de control, pero no puedo hacerme una idea de
qué hacer y los botones que presioné no parecían lograr hacer cualquier
cosa.
Esto llamó la atención de los diablillos que aun colgaban de Xarn. Con
miradas de reproche, lo dejaron libre.
—Capullo.
—Um, Brax —Xarn se acercó una pared que lucía una luz roja
intermitente —Creo que será mejor dejar esta nave pronto. Alguien activó
el mecanismo de autodestrucción.
Un coro de “No fui yo” resonó, y por una vez no fue pronunciado por Brax
o su hermano de armas.
—No mucho.
Brax izó a la hembra hasta que ella colgó sobre su hombro. Enganchó un
brazo en sus muslos y se distrajo con su olor, tan cerca de su cara, y tan
obviamente desnuda. Un empujón desde atrás trajo su atención de
regreso.
Ellos rompieron las ataduras de tela con una facilidad que hizo su vientre
apretarse y no de miedo.
Cuando el que tiene el pelo blanco y corto la levantó contra él, intentó
luchar, mientras que era demasiado consciente de él como un hombre.
¿Qué tan desesperada estoy en una situación de vida y la muerte, que me
pongo cachonda por un hombre alien que no oculta el hecho de que va a
violarme en un segundo?
Si todo lo demás falla, tal vez puedo sacrificar mi cuerpo para salvar a las
chicas.
Debería tener esa suerte. Por otra parte, tal vez debería refrenar su
furiosa libido. Los aliens que se habían hecho cargo de su captura, sin
duda no eran tan peleles como los tipos verdes anteriores.
Añade lo que los dientes puntiagudos significaba para los carnívoros y
tal vez debería vigilar su paso… y su boca.
Pero, el otro tipo grande a pesar de que fue atacado, en realidad nunca
lastimó a cualquiera de mis niñas. Amenazado, sí. Las sacudió y las apartó
haciéndolas caerse con una mueca, sí. Pero, sus chicas sólo chillaron de
emoción sanguinaria, no de dolor.
¿Qué tan malo podrían ser estos aliens si contenían su evidente fuerza
contra las niñas? ¿Y por qué que intento instarme a pensar que son
buenos? Son aliens y dejaron claro que no tenían intención de regresarlas
a la tierra. Entonces, ¿dónde dejaba eso a ella y a su clase? Perdidas en
el espacio. Hey, ¿no era el nombre de un show?
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Se mordió el labio para ahogar una risita cuando pensamientos de la
comedia sitcom10 de los años sesenta atravesaron su cabeza.
Claro que todo pensamiento de “tal vez no eran tan malos después de
todo” huyeron de su mente cuando el que la había capturado la colgó
sobre su hombro y acercó la cara a la partes consideradas privadas… y
totalmente encendidas.
Como amenaza, estaba bastante bien. Por una parte, se detuvo porque
no quería que él siguiera, pero en menor parte por el dolor que podría
infligirle y más por el hecho de que su cuerpo se hormigueaba
horriblemente por su tacto y proximidad.
10
Sitcom: una comedia televisiva grabada frente a la audiencia en el estudio.
Echo la culpa de su excitación a la adrenalina de la situación.
Como yo.
11
Jailbait: menor de edad para andar consintiendo sexo, que es físicamente madura y lo suficiente
bien formada para pensar que es ya adulta y en edad de consentimiento sexual.
Él se había casado porque ella sabía cocinar y tenía un trabajo. Se alejó
poco después de la boda, no es que ella se enterara de su cadena de
amigas por un tiempo. ¿La excusa cuando lo pilló?
—Aquí.
—Tú vienes conmigo por el momento. Tus demonios van a estar bien.
Xarn las está pastoreando.
—No entiendo esa referencia, pero mi traductor parece pensar que estás
hablando de un animal. Así que en este caso, el término de la reunión es
apto.
—Aquí.
—Si tuviéramos tiempo... —dijo casi con tristeza —Pero, por desgracia,
me temo que el placer debe esperar, ya que necesito pilotarnos lejos de
la nave pirata para que no quedemos atrapados en el reflujo de la
explosión. Puedes sentarte, acostarse o estar de pie, no me importa,
siempre y cuando no te pongas en mi camino —le ordenó.
—¿Y luego?
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—Entonces, voy a ver qué escondes bajo ese endeble vestido.
—¡Esto no es un juego!
Giró en el sillón y le lanzó una mirada ardiente que hizo sus rodillas
tiemblan.
—¿No lo es? —le sonrió, una curva lenta y traviesa de sus labios y le
guiñó un ojo antes de volverse —. Ponte cómoda mientras nos saco de
aquí. Y para que lo sepas, la puerta está cerrada.
Como algo salido de Star Trek, menos Spock y Aurora, había paneles con
botones, mandos, luces y una infinidad de cosas que no podía saber que
eran. Tampoco se atrevía a tocarlas. No después de meter la pata en la
nave de los duendes.
Creo que pude haber empezado todo eso de la autodestruirse cuando tuve
mi rabieta y apreté todos los botones que pude encontrar. Resultó ser una
buena cosa que los chicos púrpura se despertaran cuando lo hicieron y
se hicieran cargo de la situación.
Su estómago gruñó.
Inclinó la cabeza atrás, muy atrás para poder ver su expresión. Una vez
más, sus ojos brillaban con diversión y sus labios oscuros se separaron
en una sonrisa que revelaba sus dientes puntiagudos.
—Mi turno.
Quiero decir, ¿quién no sueña con chicos peleándose por ti? Por supuesto,
que los míos son de color púrpura, pero aun así... podría ser un cachorro
enfermo, maldita sea, eso es sexy.
Ella podría haber dejarlos en eso para siempre, pero algo sacudió la nave,
inclinando el suelo debajo ella y haciéndole tropezar.
—¿Quién? No importa. ¿Qué quieres decir con camada? ¿Crees que las
chicas son mis hijas?
—Sí. Pero no porque les haya dado a luz. Soy su maestra. No su madre.
Pero aunque no estamos relacionadas por la sangre y el colegio de
profesores nunca nos enseñó qué hacer en caso de abducción alienígena,
hasta que las regreses a su casa o les des un lugar donde estén a salvo,
soy responsable de ellas. ¿Lo entiendes? Así que, hazles daño y
responderás ante mí.
Sacudió el puño para dar énfasis, cosa que funcionó muy bien con los
tipos cortos verdes, pero que sólo hizo reírse a los grandes púrpuras.
—Es decidida.
—Lo que sea. Ahora que las presentaciones han terminado, ¿te
importaría decirme cuál es el plan?
Ella gruñó.
Sí.
Bien, eso era contundente. Querían que eligiera a uno de ellos. Sólo había
un problema. Incluso si, hipotéticamente, se permitiera a sí misma
participar, sería con uno y sólo uno, pero el problema era ¿cómo elegir?
Ambos la excitaban.
Y asumió que querían que seleccionara a uno de ellos para tener sexo,
que de nuevo, si tenía que sacrificar su cuerpo y sufrir de placer para
escapar, entonces aceptaría ese martirio por la causa. Pero, ¿era sexo lo
que tenían en mente? Estos eran aliens, después de todo, ¿qué pasa si
se referían algo completamente diferente?
Ella palideció.
Ambos asintieron.
Oh Dios, la excitación de su cuerpo subió varios niveles, con los pechos
pesados y doloridos porque actuaran según sus palabras. Pero eso sería
un error.
—¿Por qué? —La pregunta venía con un eco y tragó, ya que ambos
dejaron sus discusiones para centrarse en ella.
—Lo siento. Tu planeta de origen está perdido para ti. Pero, elige a uno
de nosotros y te ofrecemos una nueva vida.
—Eso es una tontería. ¿Qué mujer no quiere placer con nosotros? ¿Crees
que la insulté al no ofrecerle un pago por sus servicios?
—Sólo busco formas de hacer su decisión más fácil. Parece firme sobre
no escoger, sin embargo.
—Ja. Ja. Deberías haber decidido ser humorista. Pero en serio, podrías
ser algo más. ¿Qué pasa si el problema es que ella se siente atraída por
los dos y no puede decidirse? Somos, después de todo, dos excelentes
ejemplares.
—Tenemos que competir por sus favores y luego, dejar que nos conozca
mediante una serie de acontecimientos físicos y sociales.
Lo más cerca que había llegado a estar de la sexy Louisa, era cuando la
observaba en las pantallas de vídeo que supervisaban a sus prisioneros.
Le gustó lo que vio y escuchó, sin embargo, eso le hizo decidirse a desafiar
las travesuras de los halflingss que la custodiaban.
—A algún lugar.
—No.
—¿Un primo?
—Sí, pero ella no quiere hablar contigo —se rio una hembra con los rizos
claros. —Debe tenerla realmente le molesta. Ha estado así ¿qué? ¿Tres
días desde que ella dijo que le hiciste piss encima?
—No, dum-dum, quiero decir que la hiciste enfadar. ¿Qué le has dicho?
—En primer lugar, tío púrpura, no pidas sexo a una chica a la que acabas
de conocer. ¿Qué eres, un cerdo?
Las risitas y muecas a su alrededor le hizo saber que todos los términos
significaban lo mismo.
—Muy bien. Puesto que prefieres que sea franco. Mi hermano de armas Página | 57
y yo le hemos pedido que elija una pareja sexual.
Lo habían hecho de nuevo. Tropezar con sus propias palabras. Apretó los
labios firmemente cuando las chicas intercambiaron sabios guiños.
—Por suerte para ti —dijo Angelic con una dulce sonrisa que ocultaba su
naturaleza diabólica —, ya no somos niñas. Por lo que podemos decirte
qué hiciste mal.
—No me extraña nada que se rajara. ¿No has hecho nada bueno? Ya
sabes, algo para demostrar que te gusta.
—Bueno, le di un beso.
—Oooh.
Risitas cumplieron con su jactancia. Se echó hacia atrás y cruzó los Página | 58
brazos sobre el pecho.
—No hagas nada porque no va a suceder —contestó Louisa con voz firme
y sensata cuando finalmente salió de su escondite.
—Hola.
—A menos que estés aquí para decirme que nos estás llevando a casa,
entonces no tengo ningún interés en hablar contigo.
—No, pero estoy dispuesto a dejarte usar tus artimañas para intentar
hacerme cambiar de opinión.
—No va a pasar.
—Tu beso sonaba más a un tal vez. Creo que sólo necesitas algo más
convincente.
—No lo creo —dijo ella rápidamente, pero notó cómo sus mejillas se
tornaron de color rosa y los puntos de sus pezones sobresalían
repentinamente a través de su vestido. Había estado por toda la galaxia
las suficientes veces como para saber lo que significaban esas señales.
—No lo harás
—¿Me estás amenazando? —Ella se alzaba sobre él, con los brazos
cruzados sobre su pecho y sus ojos brillantes de ira. ¡Por todos los dioses
en el universo, la deseaba!
—No, como un cavernícola sin ninguna idea de cómo tratar a una mujer.
Estiró los brazos a ambos lados de su cuerpo y apoyó las palmas contra
la pared, a cada lado de su cabeza, él se acercó más. Página | 60
—No. No podemos hacer esto. No aquí. Las chicas están justo al otro lado
de esta pared. Demonios, conociéndolas probablemente están
escuchando con los oídos presionados contra ella.
La sonrisa que curvó sus labios y la alegría bailando en sus ojos fue como
un golpe en su estómago.
Deslizó su lengua más allá de la barrera de sus labios, la pasó por sus
dientes antes de sumergirse más profundo en su boca. Su lengua salió a
saludar a la suya, el trenzar húmedo de su carne alimentaba su hambre
por más.
Cuando Brax los había visto por primera vez, las piernas de Louisa se
envolvieron libremente alrededor de la cintura de Xarn, besándolo con
desenfreno mientras Xarn la complacía con su mano, él se detuvo y se
quedó mirando. ¿Cómo no podría? El espectáculo era fascinante y
eróticamente increíble. Su miembro se endureció, deseando ser parte del
sensual despliegue de sentidos. Gimió al oír a Louisa jadear de placer y
su polla se sacudió cuando ella llegó.
Abrió los ojos y se miraron el uno al otro, sus labios todavía aferrándose.
Se volvió para mirar Xarn, quien lo fulminó con la mirada, pero eso estaba
bien, porque la sangre de Brax hervía a fuego lento.
—Entonces, ¿por qué has dejado que él te tocara? —preguntó Brax, sin
poder ocultar el dolor del todo.
Brax rio.
—Alto ahí, semental morado. ¿Quién dijo algo sobre darte una
oportunidad?
—Sí—dijo Xarn, cruzando los brazos sobre el pecho con una sonrisa.
—¿Estáis los dos sordos? ¿La palabra “no” significa lo mismo aquí que en
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la tierra?
—¿Temes que una vez que le de placer ella sabrá quién es el verdadero
maestro de las artes sensuales? —Brax no pudo resistir la burla
maliciosa. Y funcionó.
—¿Qué haces? —le preguntó con voz ronca —Acabo de venirme. Estás
perdiendo tu tiempo. No puedo llegar dos veces seguidas.
—Si ese es tu creencia entonces ¿dónde está el daño en dejarme probar?
—Colocó las manos sobre sus muslos, empujó la tela de su vestido hasta
que su hendidura apareció. Apretó los labios contra la uve de sus piernas
y la sintió temblar.
—No deberías hacer esto. ¿No hay como una regla tabú sobre salir con la
misma chica que tu amigo?
Se estremeció.
—No. Así que prepárate para disfrutar —separó sus muslos, no es que
ella realmente intentara detenerlo. Colocó la cara entre ellos y dejó que
su lengua trazara el borde delicado de sus labios inferiores. El dulce
néctar de su cuerpo le hizo cerrar los ojos de placer.
—No me puedo creer que me hiciste venir por segunda vez —ella jadeó,
con la cara enterrada en la curva de su cuello.
—Lo siento, semental. Aunque eso fue divertido y quiero decir realmente
divertido, todavía no he cambiado de opinión. No estoy seleccionando a
uno de vosotros como novio. ¿Y ahora qué?
—No puedes irte todavía —chilló. Se echó hacia atrás para mirarlo
fijamente con ojos desorbitados —. No sólo no puedo estar de pie, incluso
si pudiera caminar, no puedo volver allí con esta pinta y sintiéndome así.
Mi clase sabrá lo que hemos hecho fuera.
—¿Este 'hecho fuera', es una expresión humana por darte placer con mi
lengua?
Más que encantarle, llegó con tanta fuerza que no podía pensar. Y Página | 68
olvídate de permanecer en pie, sus piernas se tambalearon como la
gelatina. No tenía energía para protestar mucho más cuando Brax la llevó
a su cuarto y la arropó con un ligero beso. No dio a su carga ni un
segundo pensamiento, dejándolas solas, probablemente asustadas e
inseguras. Bien, eso era probablemente inexacto. Una vez solas a su
propia suerte, sus chicas probablemente idearían mil formas de causar
estragos.
Una parte de ella sabía que tenía que salir de la cómoda cama, donde
había dormido el tiempo suficiente como para sentirse descansada. Pero,
Brax mencionó la posibilidad bañarse y, chico, lo necesitaba. Lavarse en
el lavabo no le dejaba exactamente a una mujer una sensación de
frescura. Pero una ducha no era su única razón para estar de acuerdo en
permanecer en su habitación. Si debía profundizar en la verdad, todavía
se sentía un poco caliente, un problema agravado por el hecho de que el
olor de Brax permanecía en las sábanas.
¿Qué había en ellos que actuaba como una especie de afrodisíaco? Oler
a un tipo no debería hacerle retorcerse en celo. Recordar el toque de Xarn,
tan bueno, no debería hacerle deslizar la mano bajo las sábanas para
frotar su carne resbaladiza.
—Pero pudimos ver en la pantalla que tienes necesidad. Sólo dinos a cuál
prefieres y el otro se irá —afirmó Brax, el calor en sus ojos haciendo su
coño temblar.
Peor que la traición de su cuerpo, casi gritó, “os necesito a los dos”. Se
abstuvo de decirlo.
—Largaos.
Una entrada estrecha en una pared daba a un cubículo, igual que una
habitación. ¿Un cuarto de baño? Pero, ¿cómo funcionaba? La que lindaba
con la sala de grabación, en la que ellos las habían recluido, tenía algo
similar a lo que estaba acostumbrada en la tierra; un inodoro y un lavabo,
aunque en una aerodinámica, versión futurista.
Se metió dentro y miró de un lado a lado, nada. Brax le había dicho que
su habitación tenía un baño, por lo que la lógica le decía que lo había
encontrado. Escudriñó el cubículo. Había varios botones en la pared, con
glifos que se burlaban de ella. ¿Qué tan malo podía ser de si presionaba
uno? Es decir, ¿no es como si ellos tuvieran un botón de autodestrucción
en un armario? O al menos, eso esperaba.
Una segunda presión del botón y el espejo retrocedió y ella se trasladó al Página | 70
siguiente saliente. Al pulsarlo, miró al techo. ¡Mal! Algo salió disparado
de la pared y se le moldeó desde la parte superior su ombligo hasta la
mitad de sus muslos. Una extraña sensación la recorrió y luchó para
liberarse sólo para que el artilugio la soltara por sí misma y se deslizara
de nuevo en la pared, la mitad inferior de su vestido se marchó con él.
Una vez que había comprobado que no volvería a atacarla, se dio cuenta
de que su deseo de orinar, junto con dicha presión, había desaparecido.
Qué pena que no hubieran venido de uno en uno, como antes. Una
resistencia simbólica en contra de su seducción habría hecho esta
mañana mucho más satisfactoria. Un estremecimiento la recorrió al
pensar en ellos tocándola de nuevo, su gran tamaño haciéndola sentir
menuda, delicada. La reverencia en sus expresiones hablaba más que las
palabras sobre su atracción por ella. Lo que era una embriagadora
sensación para una mujer que se había pasado toda la vida lamentando
sus anchas caderas y redondeado vientre. Es lógico que los dos chicos me
atraigan aunque no sean humanos, y peor aún, son muy buenos amigos.
¿Cómo puedo elegir a uno cuando podría herir o molestar al otro? ¿Cómo
puedo ser responsable de una lucha entre ellos? Pero si se abstenía de
elegir, ¿quién apagaría el fuego en su coño?
Ella suspiró. ¿Quién? No sería la primera vez que tenía que cuidar de sí
misma.
Sólo que en este momento lo necesitaba cuando había dos machos viriles
dispuestos a hacerlo por ella. Pero hacerlo juntos, sería un error, incluso
si su excitación estaba allá de lo creíble, por lo que tendría que cuidar de
su necesidad ella misma.
Me gustaría.
No era lo único que tenía sin embargo. Ella poseía una extraña sensación
de valentía que le permitía enfrentarse a ellos, independientemente del
hecho que podían hacerla obedecer si realmente querían. Lealtad a las
chicas a su cargo al exigir que las salvaran también. Obstinación en
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negarse a elegirle sobre su hermano de armas, a pesar de que sabía que
le había dado un gran placer y podría decir que quería más. Ella poseía
muchas cualidades interesantes que deseaba explorar.
Brax suspiró.
—¿Y dónde más quieres que nos lleve? ¿Al planeta de Tren? Primo de
honor o no, no quiero volver y escuchar más gritos desgarradores de su
bebé.
Nop. En lugar de ello, terminó con dos grandes tipos, sobre su rodillas,
con las manos sobre sus cabeza y afirmando que eran sus prisioneros.
Por desgracia, lo único que podía pensar ordenarles hacer no era
adecuado para el público actual.
—¿Nunca has oído hablar de Mickey D's? ¿Cómo has vivido si nunca has
probado un Big Mac?
—No lo son.
—Son lo más.
—Pero...
—No tiene por qué ser así. Hay programas. Os puedo ayudar —Le
horrorizaba darse cuenta de que sus chicas pensaban que no tenían
futuro si regresaban a casa. Le sorprendía todavía más reconocer la
verdad en sus afirmaciones. Las niñas abandonadas como estas, sin las
redes de apoyo adecuadas, a menudo caían en el olvido a pesar de las
buenas intenciones de los organismos gubernamentales que se
preocupaban por ellas en su juventud. Pero no voy a defraudarlas.
Las lágrimas pinchaban sus ojos. ¿Cómo pueden pensar que me están
arrastrando hacia abajo? Amaba el reto de trabajar con ellas, ver sus
sonrisas cuando lograban algo que ellas habían creído imposible.
Disfrutaba los momentos en que hacían lo correcto en vez de lo fácil.
Observó sus rostros, sorprendida al darse cuenta de que se preocupaba
por estas chicas y mucho más que como estudiantes y cargos. Eran sus
chicas. Y a pesar de sus numerosos defectos, ella las amaba. ¿Como iba
a volver a una vida vacía sin ellas?
—Basta —Ella golpeó el suelo con un pie y agitó un dedo a ellos, sin
importarle lo infantil que parecía —. No sé cómo lo estáis haciendo, pero
dejad de ponerme tan malditamente excitada porque no puedo pensar
con claridad.
—Los dos. Así que dejad de pedirme que elija. No puedo, lo cual es una Página | 79
locura total. Quiero decir, os conozco desde, ¿unos tres días? Quizás un
poco más. Necesito tiempo para pensar. Y al parecer ahora, también
necesito encontrar un nuevo lugar para vivir con mis chicas. ¿Alguna
idea sobre cómo hacerlo?
—Oh mierda. Murphy cabrón, no puedo creer que vayas a dejarme morir
antes que haya tenido la oportunidad de copular con ella —murmuró
Xarn antes de que ella fuese noqueada.
—¡Louisa! ¿Está…?
—Parece estar bien, pero es posible que quieras tomar la unidad médica
para que podamos realizar un análisis en busca de lesiones internas. es
mucho más frágil que nosotros.
Xarn gimió. —Por favor, ¿no me digas que has activado la baliza?
—Mierda. Ah. ¿No podías haber esperado y ver si podíamos hacer señas
a otra nave o requisar una?
—Ten cuidado.
Extraño cómo una bárbara humana podría ser la única cosa que lograría
abrir una brecha entre ellos, pero ¿qué otra cosa podía hacer? Dejarla ir
no era una opción, pero ¿cómo lidiar con su elección? Pero si ella no
tuviera que elegir... ¿Podría manejar compartirla, posiblemente de por
vida con su hermano de armas y mejor amigo? Para su sorpresa, la idea
no le hizo querer gritar no. No obstante, ¿sería aceptable algo así para
Xarn? Por supuesto, ahora no era el momento para reflexionar sobre la
situación de Louisa y su cariño. Le acarició la mejilla con la yema del
pulgar y se inclinó para rozar sus labios antes de ponerse de pie.
Sin poder hacer algo más por ella, regresó a la taquilla y se armó con la
misma funda de cadera que Xarn. También llenó un saco con una unidad
de purificación de agua, barras nutricionales, cargadores de munición y
mantas térmicas compactas. Metió un dispensador de cuerda también.
—¿Un qué?
—No conozco ese planeta del que hablas, pero hay una posibilidad de que
el planeta podría resultar hostil a nuestros cuerpos. Si ese es el caso,
entonces esperemos que podamos permanecer a bordo con los sistemas
de apoyo a la vida hasta que llegue la ayuda.
—Cada cuarto es una unidad, por lo que en teoría podemos pasar casi
veinte o más rotaciones planetarias en cada habitación, utilizando cada
unidad de apoyo a la vida de una en una. Somos más propensos a morir
de hambre antes que eso suceda sin embargo.
Xarn se inquietó.
Él frunció el ceño.
—¿Fuiste afuera?
—Sí. El aire es denso y los niveles de humedad muy altos, pero no debería
ser perjudicial.
Brax gimió.
Algo salió volando hacia ella y cogió el extraño objeto de goma y frunció
el ceño, confundida.
—¿Qué es?
Mierda. Que se joda la NASA con ese pequeño paso por el hombre. Este es
un gran paso por Louisa.
—¿Agua de color rosa chicle? ¿En serio? —Quién sabe a cuántos años
luz estaban de la tierra y había aterrizado en un planeta en colores pastel
que parecía pertenecer a Barbie-versículo.
—Son los minerales que la hacen de ese tono —dijo Brax detrás de ella.
Asustada, se tambaleó, pero él enganchó un brazo alrededor de su
cintura y la atrajo hacia él. Ella ignoró lo bien que se sentía y continuó
con sus preguntas.
—Tramposo.
—Porque filtra el color del agua. Lo verás una vez que dejamos el pantano.
El follaje, probablemente tendrá una extensión de varios colores.
—Por suerte para ti, todas las secciones de nuestra nave están equipadas
con equipos básicos de emergencia, como una plataforma de vuelo
estacionario. No tendrás que mojarte los pies.
Aún así se libró del agarre de Brax, se volvió al oír un ruido a su espalda.
Brax la arrastró de vuelta cuando Xarn les señaló con la mano a un lado,
sosteniendo en alto una pequeña caja de color negro. La distracción del
cuerpo de Brax contra el suyo no le hizo arrancar su atención
completamente de Xarn, pero sólo porque se obligó a mirar.
Con una sonrisa y una reverencia, arrojó la caja al aire y su boca se abrió
sin duda cuando la caja realizó el truco de un mago y se desplegó en una
plataforma flotante. De sólo una pulgada de espesor y aparentemente
sólida, aunque su cerebro no podía comprender qué magia la sostenía en
alto, se encontró impresionada.
Sus ojos siguieron los dedos señalando de Brax y se asomó alrededor del
brazo de Xarn, para poder ver los árboles coloreados que había alegado
anteriormente y que aparecerían cuando se alejaran del pantano.
—¡Idiota! ¿Por qué dices eso? —gritó Xarn antes de que ocurriera el
desastre y aún más extraño, Louisa podría haber jurado que oyó una risa
incorpórea antes de que cayeran.
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l tentáculo golpeó de la nada, envolviéndose alrededor de Brax
y tirando de él fuera del aerodeslizador.
Xarn resopló.
—Claro que lo está. ¿No pensaste realmente que una simple criatura del
pantano podría con los Dual Terror? Hemos dentado a criaturas más
temibles que esa.
—Divertido depende del lugar donde estás parado —se burló. Plantando
las manos en las caderas, ella sonrió, probablemente sin saber que con
su ropa actual, la camisa de Brax y nada más, tenían una visión clara de
lo que ocultaba. Y se veía tentador.
—Venganza.
Como no quería cubrirla con el mismo barro que llevaban, caminaron con
dificultad junto a la balsa hasta que llegaron a tierra firme. Avanzando
sucesivamente, en una marcha pesada al estar cubiertos de mugre, Xarn
hizo una mueca.
—Necesitamos un baño.
Xarn resopló.
—No.
Su cuerpo se relajó en su agarre y sus brazos se curvaron alrededor su
cuello. Ella apoyó la cabeza en su hombro. El momento resultó
extrañamente íntimo y Xarn disfrutó de la confianza que puso en él, junto
con la exuberante sensación de su cuerpo. Una compañera debía saber
cuándo depender de su macho. Y le gustó tener la oportunidad de
mostrarle que poseía los rasgos adecuados para ser su compañero.
Tranquila por varias unidades, pensó que dormía hasta que de repente
habló.
—No, pero debido a la estrecha amistad de nuestras madres, nos criamos Página | 97
como si lo fuéramos. Aprendimos a luchar juntos y sacamos la primera
sangre al mismo tiempo. Cuando estás tan cerca de un hombre, se usa
el término hermano de armas.
—Es porque la semilla de mi padre era más fuerte —se jactó su amigo
con una sonrisa.
—¡No! ¿Quién iba a renunciar al placer del sexo para dejar que una
máquina te impregne?
—¿Estás tratando de decirme, que están ahí fuera, solas en una jungla
alienígena? —Ella parecía tan horrorizada con esa perspectiva como
cuando pensó que estaban fatalmente heridas.
—Y armas—agregó Xarn.
Xarn resopló.
Pero un reencuentro rápido resultó ser una tarea difícil. Con la lluvia aún
cayendo, las pistas de los halflings más o menos se habrían borrado. Él
y Brax invocaron todas sus habilidades de caza para mantenerse en el
camino correcto, manteniendo una estrecha vigilancia de las ramas rotas
y hojas trituradas. Su lectura cuidadosa les hizo ir muy lento sin embargo
y aunque tomaron turnos para llevar a Louisa, con el tiempo la fatiga
arrastró a todos.
—Está bien —Ella dejó el saco en el suelo y se sentó sobre él, su ceño
fruncido en conflicto con el evidente alivio en su cuerpo al detenerse.
Inclinando la cabeza, Xarn hizo señas a Brax para ir hasta el borde del
claro, con el pretexto de recolectar materiales para construir un refugio. Página | 100
Dándole la espalda a ella, hablaron en susurros.
—De acuerdo. Ella necesita protección. ¿Pero quién debería ir? Tendría
sentido dejar al que más le guste, aunque se niegue obstinadamente a
admitir que soy yo, pero hasta que lo haga y aplaste tus fantasías, ¿cómo
decidir?
—No es una casualidad. La quiero tanto como tú, por lo que creo que es
el momento de que hagamos lo que mejor sabemos hacer.
—¿Causar problemas?
—No.
—¿Matar algo?
—Lleva mi camisa.
—Yo.
—No. Yo.
—Os tomó bastante tiempo —dijo Louisa. —Si no lo supiese mejor, diría
que estabais planeando algo —Su mirada severa veía a través de ellos,
por lo Xarn la evitó y se arrodilló para poder hurgar en su bolsa por su
dispensador de cable. Pretendía usarlo para unir las ramas y así poder
crear un refugio para salvaguardarlos de la lluvia.
13
Supernova: es una explosión estelar que puede manifestarse de forma muy notable, incluso a
simple vista, en lugares de la esfera celeste donde antes no se había detectado nada en
particular.
Con un movimiento audaz, Brax tiró de Louisa a sus brazos y sus labios
se unieron con un beso. Cuando la soltó, sus ojos brillaban con deseo y
aunque una pizca de celos le mordió, Xarn se consolaba con el hecho de
ser el que se quedaba atrás con ella. Brax palmeó sus nalgas al partir,
pavoneándose bastante satisfecho de sí mismo. A Xarn no le importaba.
Ahora estaba a solas con su humana. ¡Y soy el primero!
Un resoplido se le escapó.
—Fingiré que no preguntaste eso —Levantó la estructura que había Página | 103
creado y la cubrió con una lona impermeable.
Ella se volvió para mirarle, con una sonrisa tirando de sus labios.
—No quise decir eso. Es sólo que obviamente existen algunas grandes
criaturas desagradables por ahí, por no hablar de esos tipos que nos
derribaron. En la tierra, hay una expresión; seguridad en números.
—¿Qué es machista?
Ella adoptó su postura y flexionó los brazos mientras levantaba una ceja.
Él sonrió.
—Bueno Sherlock. No estoy muerta. Pero eso no quiere decir que vaya a
elegir a uno de vosotros.
—Shhh —Él llevó un dedo a sus labios y sacó su arma, sus ojos
escanearon el follaje. La sensación de unos ojos observando, hizo la piel
de su nuca hormiguear. Louisa no se acobardó, aunque su rostro
adquirió un tono ceniciento. Alarmada o no, sacó el cuchillo que le había
dado y lo sostuvo frente a ella, su pose inútil, pero valiente.
Xarn se volvió cuando otra bestia se abalanzó desde las sombras, esta
vez apuntando a Louisa. Rápidamente, pasó un brazo alrededor de su
cintura y la atrajo a su lado mientras disparaba con su mano libre. Ella
tembló, aferrándose a él, dejo caer su cuchillo por el miedo.
—¿Qué diablos eran esas cosas? —chilló ella —¿Has visto todos los
malditos dientes que tenía?
Por suerte para ella, los guerreros púrpuras que la secuestraron parecían
saber exactamente qué hacer. En la nave, que parecía grande,
intimidante a veces y apta. Fuera de la nave, se añadía lo peligroso y Página | 106
realmente caliente. Y no sólo porque se habían quitado las camisas para
mostrar esos pechos impresionantes con capas de puro músculo.
Por supuesto, quedarse sola con un guerrero púrpura venía con su propio
juego de problemas. Tal como lo consciente que era de él y el hecho de
que más o menos tenían un poco de intimidad. Y una cama. Pero ¿no
había decidido no elegir? ¿Cómo iba a hacerlo cuando ambos le atraían?
Y ambos, obviamente, la deseaban. ¿O había cambiado eso? El hecho de
Xarn se quedara atrás podría indicar que Brax se rindió. Que la cedió a
su amigo, tomando la decisión por ella. Eso le inquietó. Creía que él la
deseaba demasiado. ¿Su tozudez le había hecho cambiar de opinión?
¿Acaso ya no la encontraba atractiva?
Sin embargo, ¿no recordaba a Xarn diciendo algo sobre por qué elegir,
por qué no compartir?
¿Una alucinación? Si no, seguramente una broma. ¿Qué clase de hombre
compartía a una mujer? Quizás un individuo que sabía que él y su mejor
amigo podrían perderse en la selva por un tiempo con sólo un coño que
compartir.
¿Era eso? ¿Habían previsto compartirla como lo harían con una manta?
Deseó tener el descaro de preguntar. Pero realmente, ¿cómo una persona
preguntaba algo así? Así que bueno, me preguntaba cuando me dijiste
compartir ¿era porque ambos realmente me deseáis o porque soy el agujero
más conveniente en los alrededores?
—Me preguntaba sobre algunas cosas como, ¿qué vas a hacer conmigo?
El calor subió a sus mejillas, pero no era nada comparado con el fuego
entre sus piernas.
—Hablas demasiado a veces —Él cubrió sus labios con los suyos,
ahogando cualquier respuesta. Ella debería empujarle lejos y exigir
respuestas. Mantenerse firme y negar su toque. Pero realmente, ¿por qué
molestarse? Sabía lo bueno que podía hacerla sentir. Y lo quería. Quería
aliviar la tensión y sí, el placer que él podía proporcionarle.
Levantó los brazos para poder estrechar las manos alrededor del cuello
de Xarn, sosteniéndolo firmemente a ella, amando la sensación de su
cuerpo contra el suyo. Sus manos agarraron su cintura, la fuerza sólida
de ellas imprimiendo su piel. La levantó y acarreó unos pasos hasta el
refugio que había construido. La puso sobre la cama de hojas y mantas,
el abrupto fin de la lluvia era bienvenido.
—¿Es necesario que te diga lo hermosa que eres? ¿Cómo me vuelves loco
de deseo? Desde el momento en que te conocí, no he querido nada más
que rasgarte la ropa y acariciar cada centímetro de tu bárbaro cuerpo.
Una sonrisa curvó sus labios, las afiladas puntas de sus dientes
asomándose. No es que les temiera. Sabía que no le harían daño.
—He soñado con saborearte —dijo con voz cargada de pasión. Bajó la
cabeza y ella gimió al primer golpe de su lengua. Tembló al segundo.
Perdió la mayor parte de su mente coherente al tercero. Perdida en un
torbellino de placer, antes de darse cuenta, ella gritó de felicidad, su
orgasmo balanceó su cuerpo con temblores. Vagamente lo sintió
cambiando y abrió los ojos para verlo cubriéndola de nuevo. Algo duro y
caliente, presionado contra la abertura de su sexo.
—Tómame.
El calor corrió a sus mejillas y ella oró por meterse debajo de una roca.
Luego pidió una para golpear la cabeza de Xarn cuando con aire de
suficiencia habló primero.
—Yo no sé tú, pero mi tiempo fue más productivo.
—¿Um, disculpa? ¿Qué quisiste decir con tu turno? Dormí con Xarn. ¿No Página | 111
significa eso que ya lo he elegido?
Al ver a Brax, descubrió que todavía quería ver qué sentiría al hacer el
amor con él. Y apostaría que le gustaría simplemente mucho.
—La pista que seguí no mostraba signos de que hayan sufrido algún
daño. Y si las envolturas vacías son una indicación, se han estado
comiendo sus suministros. La oscuridad me hizo perder su pista y esa es
la razón por la que regresé. Vamos a reanudar la búsqueda por la
mañana. Dejé marcas para hacer nuestro viaje más rápido.
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—Pero... —Se dejó caer en la cama bajo el cobertizo, sintiendo que debía
hacer algo, cualquier cosa para ayudarlas.
—No podemos hacer nada por ellas esta noche. Son mujeres inteligentes.
Van a hacer un campamento como el que tenemos y nosotros nos
encargaremos de alcanzarlas por la mañana.
—Pensé que se suponía que ibas a abordar la idea de compartir con ella—
susurró Brax.
—Qué suerte. Pero ¿qué pasa con mi suerte? Sólo accedí a esto porque
íbamos a tomar turnos. Si hubiera sabido que no lo decías en serio, no
la habría dejado sola y la habría cortejado hasta que me eligiera como su
compañero —Había visto la mirada en sus ojos cuando había entrado en
el campamento; culpa, vergüenza, confusión. Brax no era idiota. Louisa
pensó que tener sexo con Xarn significaba que había hecho su elección.
No era jodidamente probable —¿Entonces cómo vamos hacerlo?
De alguna manera dudaba que fuera tan fácil. Pero no podía negar que Página | 113
todavía la quería. En cuanto se colocó a un lado de ella en la cama
improvisada mientras Xarn tomó el otro, sólo esperaba que su plan de
conseguir que se apareara con ellos no fuera la cosa que la alejara.
esos la despertaron, suaves mordiscos en la parte posterior de
su cuello la hicieron gemir y retorcerse contra el cuerpo duro
detrás de ella. Una mano se abrió camino hasta su camisa
suelta, ahuecando su pecho, acariciando la punta erecta con un dedo
encallecido. Ella contoneó su trasero contra la polla dura presionada
contra su culo, todo lista y húmeda para Xarn. Pero, ¿estaban solos? No
quería restregar por la cara a Brax su nueva relación con su mejor amigo.
Ella gimió.
Se quedó paralizada.
—¿Brax?
—Tú no eres Xarn. Oh, mierda. Pensé que eras Xarn. Página | 115
—¿Perdón?
—¿En serio? Entonces ¿cómo se llama la mujer que se acuesta con dos
chicos?
—Nuestra.
—Así que decidiste por mí. Qué bien. Entonces, ¿cómo elegisteis quien
iba primero? ¿Lanzando una moneda al aire, tirando unos dados?
—¿Hacer qué?
—Era su turno.
—¿En serio? ¿Qué está mal con vosotros? ¿Te has parado a pensar lo
jodidamente confuso que esto es para mí, cuidada por dos malditos
idiotas, agonizando porque podría haceros daño a los dos, al no impedir
que me seduzca? Me desgarró preguntarme si esto podría arruinar
vuestra relación. Y todo el tiempo, los dos tramaban follarme. Bien ¿estás
contento? Lo hicisteis. Ahora pueden besar en despedida a este coño.
—Porque...
—No fue más que un precedente del evento principal. ¿Por qué volviste
con tanta rapidez? Yo fui mucho más generoso contigo la víspera anterior
—gruñó mientras sus ojos recorrían la selva, con las manos tirando de
sus pantalones y abrochándolos. Recordando a Louisa que debía
terminar de abrocharse los botones para que no estar desnuda en la
próxima lucha.
Ella tragó con fuerza cuando una forma descomunal emergió en el claro.
Alta, sus características casi de pájaro con las alas cortas brotando de su
espalda y un pecho colgando, Louisa nunca había visto algo tan extraño
en su vida, sobre todo cuando se dio cuenta de que sus ojos los miraba
con burla, un hecho reforzado porque bufó:
—No, pero encontré algo más tuyo que al parecer has perdido.
—Oh, por favor, como comparar esto con el barrio en el que crecimos
¿Sabes cuántas veces tuve que dormir en el parque porque mi padrastro
bebía?
—Los Pit-bulls de mi vecino eran más viciosos que las criaturas que nos
encontramos al otro lado —agregó Josie.
—Ya tenemos un lugar al que ir. Pak dice que podemos volver a casa con
ella y aprender a ser verdaderas amazonas.
—Sí, lo siento Zonians. Tienen otros huérfanos como nosotras allá. Sólo
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chicas. Pak dice que vamos a tener maestras y aprenderemos a luchar y
a vivir de la tierra.
Ella lo miró con ojos suplicantes. Quería que le diera la respuesta que
ella anhelaba. Pero eso implicaría mentir.
—A decir verdad, las chicas estarán más seguras con las Zonians.
Mantenerlas ilesas será difícil, casi imposible a menos que las
encerremos en alguna parte. Las hembras de tu especie son raras y como
tal, muy apreciadas en el mercado negro. Si deciden vivir con las Zonians,
aprenderán a defenderse. Tendrán un hogar. Más futuro que si vienen
con nosotros —La expresión de Louisa creció en firmeza y vio el brillo de
las lágrimas en sus pestañas con cada veraz palabra pronunciada.
—Deberías haber visto a Pak tomar el mega monstruo que salió del
bosque. Fue totalmente épico. Quiero ser capaz de hacerlo.
—Si eso es lo que quieres, entonces iré con vosotras —espetó Louisa.
—Y ahora son la mía. Les has dado todas las habilidades que necesitaban
para llegar hasta aquí. Yo seguiré desde este punto y les enseñaré lo que
necesitan para avanzar más y sobrevivir.
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Louisa se hundió entre sus brazos y él no pudo ver sus lágrimas rodando
por sus mejillas y si sentirlas, ya que goteaban sobre sus manos. La
angustia la reclamaba por la pérdida inminente de sus chicas, pero su
respeto por ella creció una muesca cuando no se lamentó o intentó
hacerlas cambiar de opinión, en honor a su elección.
Pak los miró por encima del hombro, con los ojos amarillos brillantes.
Brax gimió. Si Aylia iba a venir, entonces eso significaba que Jaro la
acompañaba, como mínimo. Vergonzoso ni siquiera empezar a cubrir ese
escenario. Con definitivas agitaciones de sus manos, las pequeñas
mujeres desaparecieron con su nueva maestra, dejando atrás a una muy
enojada.
Louisa se empujó fuera del sus brazos y se alejó unos pasos antes de
girarse, sus lágrimas reemplazadas por un ajustado apretón de sus
labios.
Su boca se abrió.
Louisa gruñó.
Con una cojera pronunciada que no había poseído antes, Xarn se acercó
a él, donde permanecía contemplando el caos actual.
—No podemos hacer nada sobre sus chicas por desgracia. Fue la mejor
opción para ellas. Pero, ¿cómo podemos resolver su tristeza por la
pérdida? Página | 123
—Siempre podemos embarazarla y darle más crías que cuidar—dijo Xarn.
¿Un bebé para su mujer? La idea era interesante, pero contenía un gran
defecto.
—Para criar, tendríamos que tocarla lo cual nos lleva de vuelta a nuestro
problema principal.
—Explica.
—Lo has dicho antes, que no puede resistirse a nosotros. Que nuestras
caricias y presencia la excitan. Por lo tanto, le tenderemos una
emboscada. Tú tomas la delantera, me quedo con la parte de atrás, o
viceversa. Si la emparedamos entre nosotros, no puede hacernos daño —
Eso esperaba.
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En la lucha libre profesional, un Tag Team consta de dos luchadores que están trabajando juntos
como un equipo.
—Vamos a besarla y a seducirla hasta la sumisión —Xarn terminó,
asintiendo con la cabeza—. Pero, ¿esto no la enfadará más? —Ambos se
volvieron a mirarla.
Como no quería lidiar con su nueva cachonda actitud sobre los hombres,
trató de concentrarse en otras cosas y se encontró siempre pensando en
sus chicas. Sus dulces ángeles habían encontrado un lugar al que
pertenecer. Un lugar que iba a enseñarles a ser fuertes y no serían
castigadas por su niñez o los errores del pasado. Una oportunidad de
vivir.
Ella sintió una presencia a su espalda. Giró para sentarse de lado, vio
Brax dirigiéndose hacia ella, con determinación en su rostro. Levantó una
mano para detenerlo. Cayó de rodillas y se inclinó adelante hasta que su
palma golpeó su pecho, su muy desnudo y musculoso pecho. No pudo
evitar que el calor chisporroteara entre ellos. Pero lo intentó.
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—No quiero hablar contigo.
Xarn ahuecó sus mejillas con las manos y se acercó lo suficiente como
para emplumar sus labios con su aliento.
La besó antes de que pudiera protestar. Pero los suyos no fueron los
únicos labios derritiendo su resistencia. Brax tocó la delicada piel de su
nuca, apartando su pelo para acariciarle la zona sensible. El calor se
acurrucó en su interior y una sensación de hormigueo se propagó por
todo su cuerpo.
Desnuda, tampoco pudo perderse sus pollas duras, la longitud de una Página | 126
prensada entre la hendidura de sus nalgas, mientras que la otra, se
hundía en la suavidad de su vientre. Ni cerca estaban donde quería que
estuvieran.
—Ambos lo haremos.
Ella gritó cuando llegó, su cuerpo ordeñó el eje dentro de ella con las
contracciones de sus músculos. Un momento después, sin dejar de
venirse, Brax disparó su crema, su cuerpo empujó en ella por última vez
y manteniéndose.
—¿Así? —murmuró.
—¿Qué te hace pensar que no nos atacó y nos obligó a hacerle cosas
decadentes como Aylia hizo contigo?
Jaro bufó, luego se echó a reír, una alegría interrumpida cuando una
pierna se deslizó alrededor de su musculosa pierna y tiró. Enviando al
guerrero abajo. O casi. Jaro se recuperó antes de golpear el suelo y lanzó
una mirada irritada a la espalda de su compañera mientras ella paseaba
por el claro. Vestida con una falda a cuatro aguas y túnica de cuero que
terminaba justo encima del agujero en su estómago redondeado, la
esposa de su primo, como siempre, sabía cómo hacer notar su presencia.
La diversión bailaba en los ojos verdes de Aylia mientras le miraba de
arriba abajo. Xarn resistió la urgencia de cubrir su colgante polla flácida,
incluso cuando Jaro le disparó dagas venenosas con los ojos.
—Oh, por favor no me digas que trajo... —Xarn gimió al ver a la siguiente
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persona llegar.
—Por todas las lunas del planeta Juyin. ¿A qué maldito lugar nos traes,
tía? —Tren entró pisando fuerte en el claro, haciendo el reencuentro casi
completo. En cuanto Xarn se metió en los pantalones, utilizando a Brax
como escudo, se preguntó dónde estaban Megan y su nuevo bebé llorón.
Él maldijo.
—Hiciste bien —la madre de Xarn añadió —Frej y Korz habrán manejado
al lactante. Eran muy hábiles con Xarn y el bebé de Ginta, Brax. De
hecho, son muy buenos en la tarea de la paternidad, apuesto a que ellos
probablemente tendrán al jovencito sosteniendo su primera espada para
el momento en que regreses.
Xarn gruñó.
—¿En serio? Entonces ¿por qué está escapando? —Jaro señaló un punto
detrás de ellos, y Xarn se volvió, junto con Brax, para ver a Louisa entrar
en el oscuro borde de la selva.
—No tan rápido, primos —Aylia se paró frente a ellos, con los brazos
cruzados y golpeando un pie. Ella los fulminó con la mirada —. Sólo
¿cómo conseguisteis poner las manos sobre una humana? ¿Hmmm?
—Pero ella no quería tener nada que ver con nosotros, así que los
halflings nos dieron consejos para conseguirla, sólo que realmente no
funcionaron porque no escogería tan…
—¿Los dos?
—¿Ella ha aceptado?
—Y, sin embargo, ¿me pareció ver algunas marcas de dientes indicando
que ya la habéis reclamado…?
Pero aún conservaba un gran cariño por ella, que era la razón por que
tendría que intentar no matarla si asustaba a Louisa. Hablando de ellas,
se dirigió a la selva tras ellas, a un ritmo tranquilo recogiendo cuando
oyó gritos.
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Un ruido sacudió el suelo bajo sus pies y él intercambió miradas
sorprendidas con sus compañeros antes de que corrieran en dirección a
su madre y Louisa.
—Lo harán una vez que los matemos y recuperemos —Tren gruñó.
Ella sonrió.
Aylia gritó.
—No estoy muerta, así que a menos que quieras perder una parte
corporal, no te pongas en mi camino.
—Por favor. Que usaré después. Primero vamos a matar algo. Página | 134
Y piedad al idiota que paró su camino cuando cinco de los más conocidos
y mortales mercenarios de las galaxias llegaron después de ellos.
n la escala de la vergüenza, ser atrapada teniendo relaciones
sexuales no con uno, sino con dos chicos estaba en lo alto de
la lista “anormal” de Louisa. Ser atrapada por su familia y una
de las madres de su amante estaba más allá de lo vergonzoso,
justo en “nunca vas a vivir algo más bajo” y la necesidad de escapar a la
más alejada galaxia le golpeó con fuerza.
—Así que tú eres la mujer que finalmente llevó a los dos rufianes sobre
sus rodillas. Tengo que decir, que esperaba más pechos.
—¿Por qué no? Yo misma, tengo dos guerreros. Pobre Ginta sin embargo,
ella sólo tiene uno.
—¡Detrás de ti!
Un dedo en su vientre le hizo mirar hacia abajo para ver un feo alien
verde, igual que los que originalmente la secuestraron.
Soy una idiota. Si tan sólo se hubiera quedado con Brax y Xarn, esto no
habría sucedido nunca. Incluso si era sólo un agujero que joder para que
ellos, la habrían protegido o eso esperaba. Ahora, atrapada en una
pequeña nave con una loca alien, el futuro parecía más sombrío que
nunca.
Una lágrima resbaló por su mejilla, una sola, porque se negó a ceder a la
pena de nuevo. Su propia miseria fue lo que la llevó aquí en primer lugar.
Así que ahora, tendría que buscar una salida.
Jadeante y aún algo aturdida, ella terminó girándose sobre sus pies, con
un brazo posesivo alrededor de su cintura y el otro sobre los hombros. La
multitud aplaudía fuerte, pero las sonrisas en los rostros jubilosos de sus
guerreros se convirtieron en ceños fruncidos cuando los gritos empezaron
a ofrecerles consejos espeluznantes… tales como la forma de conseguir Página | 139
meterse entre sus muslos.
—Lo estoy —Louisa miró a sus macizos púrpuras, una sonrisa curvaba
sus labios —. No puedo creer que vinierais a rescatarme.
—No estábamos a punto de dejarte ir —Xarn dijo con una sonrisa que
encrespó los dedos de sus pies.
—O a dejar que te hagas daño —Brax añadió con una mueca feroz.
—Habríamos llegado antes, pero esa perra verde hizo algo a nuestra nave
—Xarn sonaba tan adorablemente descontento que ella se echó a reír.
—Será una gran historia que contar algún día a nuestra descendencia.
Louisa tardó un segundo en darse cuenta que hablaban con ella y no con
sus chicos de color púrpura. ¿Qué querían que hiciera? A juzgar por las
miradas viciosas dirigidas a la bruja, violencia como mínimo.
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—Um, ¿supongo que podría dejaros ese asunto?
—Nuestro placer.
Jaro gruñó.
—¿Nosotros?
¿Lo hicieron?
—No—dijeron en sincronización.
—¿Y si digo que no? —dijo con una sonrisa burlona. No es que tuviera la
intención de negarse, amaba a los grandes idiotas. Pero aun así, una
mujer no podía actuar demasiado fácil.
—¿Qué haces?
Brax reconoció su sonrisa burlona por lo que era. Amor. Durante el viaje
estresante donde habían rastreado a su secuestrador, tuvo muchas
oportunidades de hablar con Aylia, la madre de Xarn, Megan y hasta sus
primos. Aprendió unas cuantas cosas que no había entendido antes, tales
como que necesitaba a Louisa, algo que había imaginado, pero como el
macho idiota que era, según Megan, nunca se molestó en decírselo. Los
humanos, especialmente las hembras, necesitaban esa afirmación,
necesitaban saber que un hombre sentía un gran afecto por ella. Acciones
muy trabajadas, pero curiosamente, se requería la exposición oral real de
la palabra “amor” para creerlo de verdad.
Sólo una cosa hizo su endurecida psique temblar, el hecho de que ella
aún no había dicho que también los amaba.
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Xarn podía leer las emociones que cruzaban el rostro de Brax, porque él
también las sentía. Alivio porque habían salvado a su mujer. Alegría
porque estaba ilesa. Temor porque mientras ellos la querían como
compañera por ahora y para siempre, ella aún tenía que admitir que
también les quería.
Quería “el momento”. Y por suerte, a juzgar por la forma en que estaba
emparedada entre ellos, con sus manos vagando por su cuerpo,
deslizándose bajo el material sedoso de su vestido, ellos iban a dárselo.
Brax la besó primero, su abrazo suave y persuasivo, derritiéndola con Página | 144
suavidad hasta que ella jadeó contra su boca. Cuando ella exigió más y
su lengua buscó la de él, él se apartó y la hizo girar, Xarn tomó sus labios
con una pasión feroz. Audazmente empujó la lengua en su boca,
conquistándola, seduciéndola, mientras las manos de Brax se deslizaron
a sus pechos. A medida que deslizaba los pulgares sobre sus pezones, le
susurró al oído, su aliento cálido enviaba escalofríos por su espalda.
Una vez más la giraron, turnándose, compartiendo sus besos hasta que
sus labios estaban hinchados por la pasión y su cuerpo ardiendo por su
toque excitante. Y, sin embargo, todavía estaban vestidos.
Quería sentirles piel contra piel, arder con el fuego que sólo ellos podían
encender. Tiró de una camisa y envuelta en suaves risas masculinas,
consiguió su deseo, la ropa cayó al suelo para desnudar la piel púrpura
que había llegado a amar tanto. La tela vaporosa que llevaba desapareció
cuando dos pares de manos hicieron un trabajo rápido. Desnuda, gimió
en voz alta cuando se presionaron contra ella, el decadente calor de su
piel contra el suyo propio.
Una mano rozó su camino por su cuerpo al espacio entre sus muslos,
dedos gruesos se deslizaron por su humedad. Ella se aferró a los hombros
de Brax y un segundo par de dedos se reunió con los otros para jugar con
sus pliegues húmedos y provocar su clítoris.
—Dámelo —rogó, tan excitada a estas alturas que no creía poder soportar
cualquier tipo de tortura más sensual.
—¿Y qué nos vas a dar? —Los movimientos desaceleraron y ella quiso
gritar de frustración.
—Y...
Oh, Dios mío, están trabajando en equipo. Lo que antes habría encontrado
chocante, ahora la ponía más caliente, más excitada. Lo suficientemente
para hacerla llegar.
Echó un vistazo sus rostros, sonrió a las suaves miradas en sus rostros.
—Nop.
—En nuestra.
—Para siempre.
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arios ciclos galácticos más tarde...
—No me deja dormir en la nave. Afirma que como soy medio responsable
del niño, entonces tengo que soportar cada grito agudo.
Muna se rio.
—Aunque tu bebé es una delicia, tengo que volver a casa con mis
maridos. Están muy perdidos sin mí. No temáis, sin embargo, la ayuda
está en camino.
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—¿Estás enviando a tu clon? —preguntó Megan esperanzada.
—No.
—¿Hermana?
Brax resopló.
Las risas le dijeron más que las palabras sobre lo ridículo que era
preguntar en su actual compañía.
—Será mejor que tenga éxito, porque en unos ocho meses, amigos, vais
a estar en el mismo barco —palmeó su tripa, su sonrisa de un kilómetro
de ancho cuando sus guerreros púrpuras necesitaron de pronto la pared
para mantenerse erguidos. Página | 151
No se imaginaba, que una deidad aburrida estaba al acecho y con una Página | 152
risita, hizo lo que mejor sabía hacer… joder hasta los mejores planes e
intenciones.
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