Entre Ríos Ante Una Oportunidad Histórica
Entre Ríos Ante Una Oportunidad Histórica
Entre Ríos Ante Una Oportunidad Histórica
La discusión planteada ante el marco del vencimiento del contrato de concesión por la
explotación de la Hidrovía Paraná-Paraguay abre un panorama sumamente alentador
para la Provincia de Entre Ríos y para el resto de las provincias que conforman el
Litoral. Está en los gobiernos de cada Estado saber aprovechar y hacer valer la
oportunidad que se presenta.
El sistema fluvial que conforman los ríos Paraguay-Paraná, constituye una de las
arterias de comercialización más importantes del planeta. Presenta salida al Mar
Atlántico para una vasta región de América del Sur. Es un tramo de 3.442 kilómetros
que nace en el puerto de Cáceres, en el corazón de Brasil (estado de Mato Grosso),
pasa por la frontera con Bolivia (justamente brinda salida al mar al país mediterráneo),
atraviesa Paraguay y el noreste de Argentina y termina en el Río de la Plata, con acceso
a los puertos de Montevideo y Nueva Palmira (en Uruguay) y de Buenos Aires.
Para nuestro país representa una vía de salida estratégica para exportaciones, que en
casi un 80 por ciento utilizan el sistema fluvial. Por el río Paraná pasa por año el grueso
del comercio exterior argentino, unos USD 70 mil millones, en aproximadamente 4.000
buques (donde un poco más de la mitad son cargas de granos) que transportan cien
millones de toneladas.
Por su parte, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof sostuvo una
propuesta que representaría una verdadera alternativa a la situación actual,
planteando que “la hidrovía tiene que estar bajo control del Estado”, siendo aún más
preciso: “El Estado tiene que tener el control, la fiscalización y el cobro de los peajes”.
A lo cual se puede agregar, que el río, más allá de ser un corredor logístico comercial
estratégico, debe ser un sistema de integración social, no sólo al servicio de las
exportaciones, sino del desarrollo económico de las provincias que atraviesa para el
fortalecimiento del mercado interno.
Este debate, dispara otras oportunidades, no solo desde las potencialidades portuarias
y fluviales. Es una ocasión para revitalizar la producción y la economía del país,
impulsando el desarrollo de la industria naviera. ¿Por qué no pensarlo? Argentina
llegó a contar con la quinta flota mercante de importancia el Mundo. Nuestro país
cuenta con suficientes talleres y astilleros para generar este tipo de embarcaciones. Sin
ir muy lejos, las industrias metalúrgicas de María Grande (ciudad donde nací y vivo)
han sabido concebir barcazas y dista a 60 km. del río Paraná. La misma ciudad de
Paraná supo tener un gran desarrollo de la industria naviera a través de los Talleres del
Ministerio de Obras Públicas hoy abandonados.
Volver a contar con una flota mercante brindaría al país una mayor independencia
económica. En la actualidad, el traslado de las mercancías que producimos depende
del servicio de fletes internacionales. El transporte marítimo y fluvial argentino pierde
más de 5 mil millones de dólares al año por pagar servicios a empresas extranjeras.
Nuestro país, poseedor de una de las cuencas fluviales más importantes del planeta y a
su vez, poseedor de una de las costas marítimas más extensas del mundo, no puede
resignar contar con una flota mercante de preponderancia. El desarrollo naval-fluvial
produce ahorro en fletes, genera divisas e impulsa una gran cantidad de empleos.
En otro orden, las oportunidades que genera este gran tema de debate, comprende a
su vez la visión multimodal que necesita el sistema logístico. Es decir, pensar cómo
llega la producción a las terminales portuarias y con qué equipamiento contar en los
puertos.
El Ferrocarril Urquiza es el único enlace ferroviario que nos permite vincularnos con
tres naciones: Paraguay, Brasil y Uruguay.
Hace muy poco tiempo la empresa Trenes Argentinos Cargas, dependiente del
Ministerio de Transporte de la Nación, informó que se alcanzó una nueva cifra récord
durante el primer cuatrimestre del 2021: se transportaron 2.113.103 toneladas por vía
férrea, representando un crecimiento del 27% respecto del mismo período de 2020 y
un 56% comparado con el de 2019.
El Ferrocarril Urquiza cuenta con dos talleres ferroviarios de gran trayectoria industrial;
el ya citado de Locomotoras en Concordia (Entre Ríos) y el de vagones en Monte
Caseros (Corrientes). Tiene un parque activo de quince locomotoras, con
disponibilidad permanente de diez, una flota de 149 vagones cerealeros, 202 vagones
para raleo (madera) y 204 vagones para piedras.
Tanto la terminal portuaria privada “Del Guazú”, como el Puerto de Ibicuí, disponen de
capacidad para recibir buques de ultramar ya que cuentan con una profundidad entre
36 a 34 pies de profundidad de calado respectivamente. La situación ya no es la misma
para el caso del Puerto de Diamante que necesita de una draga para llegar a los 26 pies
de profundidad de calado.
Las limitaciones de dragado para el puerto de Diamante tienen origen en las cláusulas
mismas del contrato de concesión de Hidrovía. Por ello es importante que las
provincias tengan injerencia. Toda éste aspecto se debe considerar, sin dejar de
atender el impacto ambiental en el lecho del río y la constitución de las barrancas.
Como mínimo, en caso de no poder ser comprendida toda la materia en una misma
dependencia del Estado, debería haber al menos una necesaria articulación conjunta
entre las áreas y organismos en una suerte de Concejo Intermodal de Transporte o
estructura equivalente.
Actualmente la provincia de Entre Ríos, sobre el río Paraná cuenta con los puertos de
Ibicuy y Diamante, con la terminal portuaria privada “Del Guazú S.A.” y el puerto de
barcazas de la ciudad de La Paz. Sobre el río Uruguay, la comercialización se concentra
en el Puerto de Concepción del Uruguay. El debate abierto sobre la concesión de la
Hidrovía y la intervención de las provincias, abre también la posibilidad de fomentar
otras terminales portuarias y el desarrollo de mayor calado hacia río arriba. En dicha
circunstancia, no es alejado pensar en que ciudades como el caso de la misma capital
provincial de Entre Ríos, con mejores condiciones en cuanto a la morfología del río,
que la vecina ciudad de Santa Fe (siempre con pretensiones de ser ciudad-puerto),
pueda ir generando el desarrollo de la actividad portuaria. Lo mismo con otras
localidades entrerrianas a la vera del Paraná, como el caso de Hernandarias y Piedras
Blancas, en donde por proximidad podrían convertirse en un polo de salida de la
producción avícola y minera de la zona. Siguiendo el mismo razonamiento, localidades
como Brugo y Curtiembre representarían un atractivo a explorar para productores
agrícolas de la región. Lo mismo para Santa Elena con todo su potencial
agroexportador con el que supo contar.
Pero como toda potencialidad no deja de ser una hipótesis, hay que llevarla a la acción
y concretarla. Eso depende primero de la voluntad política de ejercer el protagonismo
histórico que la situación amerita y segundo, dicha decisión debe contar el suficiente
acompañamiento de todos los sectores, tanto público, como privados, quienes
constituyen en fin, el objeto de desarrollo.