Tablada Amorales
Tablada Amorales
Tablada Amorales
1 Patrick, Johansson, “La imagen en los códices nahuas”, en Estudios de cultura náhuatl,
volumen 32.
Poesía e imagen en México 7
visuales se sugiere consultar el artículo “Tentativa para la tradición de una poesía visual en
México” de Alejandro Palma Castro, publicado en La poesía visual en México (2011), compilado
por Samuel Gordon. En este texto se describen y ejemplifican algunos momentos
paradigmáticos de las poéticas visuales mexicanas.
María Andrea Giovine Yáñez 8
cuales siguen el formato de un acróstico ubicado en círculo; todos los versos finalizan
con una palabra terminada con la letra “L”, la cual se ubica en el centro de la imagen
que, con los versos distribuidos, pareciera un gran sol.4
El siglo XIX mexicano no fue escenario de propuestas que pudiéramos incluir
en la línea de las poéticas visuales. Si bien, Alejando Palma5 menciona que en Esfuerzos
del ingenio literario, recopilado por León María Carbonero, se encontraba un poema
caligramático en forma de cruz, de la autoría de Adolfo Rivero y que había aparecido
en el diario La voz de México, el 4 de julio de 1886, las exploraciones visuales no fueron
un recurso sistemático de ese siglo.6
A lo largo del siglo XX, México fue escenario del surgimiento de diversas
propuestas de poesía visual, de confluencias entre visualidad y escritura que se sumaron
al escenario internacional de manera contundente. Quisiera, pues, a continuación, tomar
como ejemplo a algunos artistas emblemáticos de estos diversos momentos de las
poéticas visuales del siglo XX para hacer un recorrido historiográfico que situe la
producción mexicana en el contexto internacional, subrayando sus especificidades
estéticas y contextuales.
precisamente en el siglo XIX cuando ocurren algunos hitos en la literatura que, unos años
después, permitirán el surgimiento de las vanguardias y la explosión de poéticas experimentales
que éstas trajeron consigo, a saber, la publicación, en 1897 del célebre e imprescindible “Un
coup de dés” de Stéphane Mallarmé, un poema constelación que revolucionó lo que concebimos
como puesta en página al darle un valor central a la tipografía y a los “blancos activos” como
espacio de inscripción textual con significación propia; otro elemento imprescindible para que
la poesía cambiara de lugar es la llegada del verso libre, que representó una revolución en la
retórica tradicional que había sido cultivada durante siglos; y, uno de los puntos más importantes,
el surgimiento de un arte que no buscaba lo “bello” sino que se tejía en torno a lo violento, lo
grotesco, lo deliberadamente feo (recordemos aquí a un poeta como Charles Baudelaire,
escribiendo poemas sobre la carroña o para alabar los jirones de la ropa de una mendiga o
pensemos en el célebre Conde de Lautréamont, quien planteaba que lo bello podía ser el
encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas sobre una mesa de disección).
7 Samuel Gordon, “Estéticas de la brevedad”, en Fractal, en
http://www.mxfractal.org/F30gordon.html.
Poesía e imagen en México 9
todo el año 1900, fue el primer poeta mexicano en incorporar el haikú a la tradición de
la lírica mexicana. Como menciona Samuel Gordon en el estudio antes citado, las
“japonerías” de Tablada en realidad no fueron iguales a las de los demás modernistas
de su época, quienes también se sentían atraídos por los temas exóticos de países lejanos
y poco conocidos en Occidente. En el caso de Tablada, se trata de una verdadera
asimilación y trasvase de estructuras poéticas. Además de cultivar el haikú, Tablada, en
su afán vanguardista y experimental, reintrodujo los juegos visuales que ya se habían
usado en la poesía barroca novohispana y les sumó verdaderas joyas de la poesía
caligramática. En su libro Li-Po y otros poemas, que vio la luz en Caracas en 1920, publicó
una serie de “poemas ideográficos”, así llamados por él, en donde visualidad y
legibilidad constituyen un binomio inseparable, en donde el texto es primero forma
visual, imagen, antes de ser sentido discursivo.8
Me parece digno de subrayar que los poemas visuales, ideográficos o
caligramáticos de Tablada coinciden temporalmente con los que estaba haciendo en
Francia Guillaume Apollinaire, quien ha pasado a la historia como el padre de la poesía
visual moderna. Es importante también enfatizar que, a través del trabajo de Tablada,
México se insertaba de lleno en el panorama de la vanguardia a nivel internacional sin
ninguna timidez. A pesar de no estar en el epicentro de las vanguardias, es decir Europa
y particularmente París, el poeta mexicano compartía muchas de las inquietudes de los
futuristas italianos con sus palabras en libertad y de los poetas experimentales que unos
años después se sumarían a la escena literaria, como los letristas y concretos, entre
muchos más. Los años veinte verán el surgimiento de la única vanguardia mexicana, el
estridentismo, del que hablaremos en el siguiente apartado, que también tuvo
exploraciones visuales relevantes. No obstante, las décadas de los treinta y cuarenta, así
como gran parte de los años cincuenta, no fueron testigo de muchas exploraciones
experimentales. A pesar de que el siglo XX mexicano sí abrió con una presencia clara
de creación artística de vanguardia, las décadas posteriores se concentraron mucho más
en la consolidación de proyectos artísticos—tanto en la plástica como en la literatura—
que apuntaban a consolidar un proyecto macro de identidad nacional, el caso del
muralismo en la plástica y de la novela de la Revolución en la literatura son prueba de
ello.
Antes de pasar al apartado siguiente, dedicado precisamente al estridentismo
en tanto vanguardia mexicana, quisiera detallar el análisis de uno de los caligramas más
8 Cfr. Loc.cit.
María Andrea Giovine Yáñez 10
conocidos de José Juan Tablada, “Impresión de La Habana”, para que quede como
ejemplo de las prácticas de escritura y de lectura que giran en torno a las prácticas
caligramáticas.
*Dado que en las poéticas visuales el lector realiza muchas funciones más allá de su
los hombres, está ahí y coexiste con ellos. La tipografía del faro, en cambio, es mucho
más moderna, justo como el objeto al que dibuja.
Tablada emplea la perspectiva en la composición de la imagen y deja fuera el
título del poema. “Impresión de La Habana” aparece en un recuadro en la esquina
superior derecha y recuerda un sello sobre papel, en ese sentido, el título en sí mismo y
la forma en que está enmarcado son una impresión de la “Impresión de La Habana”.
Cada lector-espectador elige qué elemento va a leer primero: faro, palmera, agua. Así,
el ojo “decide” la sintaxis visual. Algunos dirían que se empieza por “Tierra… Tierra”,
puesto que es el elemento que comienza en la parte superior izquierda (según la teoría
del carácter narrativo de la imagen); otros se centrarían en “Habana son tus mil LUCES
fulgores […], según la idea del predominio del plano áureo; otros leerán primero “El
Adriático azul de tu cálido […]”, pues es un elemento horizontal situativo que nos
remite a nuestra idea tradicional de la lectura. Puede ser que se inicie por “Impresión
de La Habana”, justo porque es un elemento aislado. Otros, en un primer contacto con
el texto, pueden leer: “Tierra… Tierra” – “Gaviotas” – “Las plumas de los abanicos” –
“Se incrustan en” – “El Adriático azul” en una suerte de paneo visual que luego se
centra en cada una de las partes.
José Juan Tablada, plenamente moderno y vanguardista, abrió la puerta a una
de las principales manifestaciones artísticas que marcaron los albores del siglo XX: la
poesía visual. Gracias a él y a su imprescindible libro Li Po y otros poemas, México se
sumó a una escena internacional en la que los poetas dejaban de trabajar sólo con el
sentido abstracto de las palabras y comenzaban a convertirse también en una suerte de
dibujantes con grafías como elementos pictóricos. La influencia de Tablada y su postura
de avanzada serán absolutamente determinantes en generaciones venideras de poetas,
tanto experimentales como no experimentales, que reconocen en él a un artista
multifacético y plural.
Octavio Paz y Marco Antonio Montes de Oca: incursiones verbivocovisuales11 de dos poetas
tradicionales
En los años sesenta, la poesía concreta comenzaba a extenderse como un
fenómeno de vinculación interartística sólido y contestatario. Las relaciones entre
imagen y texto ya no se consideraban únicamente experimentos de unos cuantos, y
muchos artistas, tanto escritores como pintores, estaban explorando las posibilidades y
las fusiones de lenguajes artísticos. Dos poetas mexicanos que no se caracterizan
necesariamente por tener una obra experimental, son ejemplo de ello y llevaron a cabo
poemas visuales como parte de sus búsquedas estéticas. Se trata de dos poetas
contemporáneos, Octavio Paz, mucho mejor conocido internacionalmente gracias a
que ganó el Premio Nobel de literatura en 1990, y Marco Antonio Montes de Oca, un
espléndido y prolífico poeta, que además era pintor y maestro en el uso de la metáfora
extendida, cuya poesía reunida y publicada en el año 2000 se titula Delante de la luz cantan
los pájaros.
Uno de los elementos más sorprendentes de la obra de Octavio Paz es su
diversidad. Hombre de profundas curiosidades intelectuales, este poeta, narrador,
ensayista, crítico y traductor exploró muy diversos géneros literarios y amplísimas
temáticas que van desde el universo prehispánico hasta la pintura contemporánea. Paz
fue muy sensible a los acontecimientos sociales, políticos y estéticos de su época y,
aunque en general su poesía no se podría considerar de filiación experimental, no quiso
concretos brasileños, entre muchos otros artistas y teóricos posteriores, alude a la vinculación
entre la dimensión visual, sonora y gráfica de un texto, cultivada particularmente por las poéticas
experimentales. Empleo este término en el subtítulo de este apartado porque tanto Octavio Paz
como Marco Antonio Montes de Oca vincularon teóricamente sus propuestas experimentales
con la poesía concreta. Montes de Oca lo menciona en el texto introductorio a su libro Lugares
donde el espacio cicatriza. Paz fue amigo de los concretos brasileños y llevaron a cabo diversas
colaboraciones artísticas.
María Andrea Giovine Yáñez 16
Además de producir poemas visuales, Paz exploró otra de las más ricas
materialidades literarias: el poema-objeto y el libro objeto. Ése es el caso de
“Vrindaban”, publicado en Ginebra en 1966, una obra muy poco conocida y apenas
mencionada por la crítica, la cual revela la inquietud de Paz por el empleo de formatos
poco convencionales, como el de esta caja-estuche-libro que representa una
contribución mexicana a las poéticas materiales en la literatura internacional de finales
de los años sesenta.
Con dos años de distancia, los Discos visuales, del mismo año que los topoemas,
representan otra manera de cercar el tema de la visualidad, de la incorporación de forma,
diseño y color (materia, en suma) a la poesía. Resulta interesante que Paz decidió no
hacerse cargo él mismo de la parte visual. El diseño es de Vicente Rojo, uno de los
artistas plásticos más importantes de la época.12 Siempre es interesante lo que se
produce cuando un poeta lleva a cabo exploraciones con otros medios artísticos, así
como cuando un artista visual explora con la palabra. No obstante, muchas obras
iconotextuales son colaboraciones interartísticas y los Discos visuales pertenecen a este
tipo. Los textos son bastante simples, aunque sugerentes, y la retórica visual los fecha
12 Para el tema de las relaciones entre imagen y texto, merecerían un estudio aparte las
vinculaciones entre escritores y artistas plásticos, así como la forma en que la textualidad ocupó
espacios propios de las artes visuales. En el presente ensayo, me estoy centrando más en cómo
algunas facetas de la literatura mexicana incorporaron elementos de la visualidad, sin embargo,
esto también se dio de la manera contraria, es decir, desde las primeras vanguardias, los artistas
plásticos llevaron la letra y la palabra a su terreno, generando con ello cruces interdisciplinarios
muy importantes.
María Andrea Giovine Yáñez 18
El poema Blanco, publicado por primera vez en 1967, es quizá uno de los
poemas más bellos, polivalentes y memorables de la poesía mexicana del siglo XX.
Filiado con Mallarmé, el tantrismo, los mandalas, los códices, se trata de un poema que
reflexiona sobre el cuerpo y la sensualidad al crear explícitamente un cuerpo sensual (el
texto se despliega ante los ojos del lector como los textos sagrados de algunas culturas).
Blanco se lee desde su materialidad y nos ofrece una reflexión sobre los cuatro puntos
Poesía e imagen en México 19
cardinales, los cuatro elementos, los colores y los avatares de la corporalidad erótica y
literaria...
Es el poema de lo diáfano, lo transparente, lo vacío, lo disuelto. Es una
exploración sobre los sentidos y la percepción: “La irrealidad de lo mirado da realidad
a la mirada”. Las palabras son insectos que revolotean en la página y el poema se vuelve
también una reflexión sobre el acto de nombrar, de designar: “Si el mundo es real / la
palabra es irreal / Si es real la palabra / el mundo / es la grieta el resplandor el
remolino”.
Paz cuidó mucho la edición de Blanco. Hizo muchos borradores e innumerables
bosquejos relacionados con la topografía de la página. Indicó con precisión los espacios
y la distribución del texto y trabajó mucho la distribución tipográfica y el uso de
redondas, cursivas, negritas, así como la alternancia de la tinta negra y roja, que recuerda
a los tlacuilos prehispánicos. Además, abundan las referencias explícitas a la vista y al
acto de ver: “no pienso, veo / —no lo que veo, / los reflejos, los pensamientos, veo”.
“El cielo se ennegrece / como esta página”. Poco a poco, el poema toma la dimensión
de la realidad y se diluyen los límites entre arriba y abajo, como en las primeras
mitologías.
Fig. 7. Octavio Paz, Blanco, portada y texto desplegado, primera edición 1967.
Paz siempre mostró interés por la pintura, por los avatares de la imagen. Baste
pensar en su libro Los privilegios de la vista o en su magnífico ensayo “Dos siglos de pintura
norteamericana: 1776-1971”. Algunos de los artistas plásticos que ocuparon su pluma
fueron Balthus, Tapiès, Alechinsky, Rauschenberg, Munch, Picasso, Varo, De Kooning.
Y, como parte de sus exploraciones visuales, Paz no olvidó la riqueza y el potencial de
la ecfrasis, es decir, la representación verbal de una representación visual.14
Los poemas ecfrásticos no son una mera descripción de un referente visual
(que generalmente es una pintura o alguna obra escultórica o arquitectónica), sino una
reinterpretación a través de signos distintos (los verbales), una relectura, una traducción
intersemiótica. Un poema ecfrástico nos hace ver el referente visual a través de las
palabras. Uno de los poemas ecfrásticos más conocidos de Paz es el que hizo a partir
de la pintura “Cuatro chopos” de Claude Monet. Uno menos conocido, pero
igualmente fascinante, se titula “Un viento llamado Bob Rauschenberg”. Rauschenberg,
fenómeno de las poéticas visuales aconsejo revisar Galería de palabras, de Irene Artigas Albarelli,
publicado en 2013 por Iberoamericana.
Poesía e imagen en México 21
Cabe subrayar aquí la frase “azar domesticado”, si recordamos que el azar será
un elemento presente en todas las poéticas de vanguardia, al mismo tiempo como tema
y como elemento de creación o mecanismo de composición. Es particularmente
relevante la última oración de la cita, pues explica por qué poetas como Paz o el propio
Montes de Oca se acercaron a la creación de poesía visual o concreta, a pesar de trabajar
en una línea discursiva mucho más “tradicional”. La exploración de la hibridez propia
15 Marco Antonio Montes de Oca, Delante de la luz cantan los pájaros. Poesía 1953-2000,
543-545.
María Andrea Giovine Yáñez 22
sugiero leer el texto “Paradojas del arte contemporáneo”, en el cual abordo este tema con detalle:
María Andrea Giovine Yáñez, “Paradojas del arte contemporáneo”, en Tópicos del Seminario, 34,
155-171. En línea, se puede consultar en http://www.scielo.org.mx/pdf/tods/n34/n34a8.pdf.
Poesía e imagen en México 23
17 Para más información respecto al tema de las “poéticas materiales”, sugiero leer el
poner en relación visualidad y escritura, han comenzado a producir obras en esta línea
desde hace alrededor de quince años. Prueba también de esta revaloración de la figura
de Carrión es la exposición “Querido lector no lea”, que tuvo lugar en el Museo Reina
Sofía, de Madrid, en 2016, en la cual se mostraron 350 piezas suyas (libros, revistas,
videos, obras sonoras, arte correo y performances). En el momento en que escribo este
texto, la exposición, recién inaugurada, se encuentra en México, en el Museo Jumex, un
espacio dedicado a la exhibición de arte contemporáneo. Muchos han definido a
Carrión como el artista conceptual más importante que ha dado México. Sin embargo,
la faceta de su obra que más me interesa destacar aquí es la de su vinculación con el
concretismo18, y quisiera hacerlo a través de un solo ejemplo.
“Gráficas de poesía”, como parte de “Textos y poemas”, se publicó en la
revista Plural, en el número de enero de 1973. Se trata de una exploración estructural—
en el sentido más puro de la palabra—de la formas del poema. Basándose
exclusivamente en la forma, en la estructura de las “Coplas por la muerte de su padre”
de Jorge Manrique, Carrión va “desmontando” o desarticulando el poema para así crear
diversas “versiones” en las que, por ejemplo, elimina las palabras y deja sólo la marca
de los versos trazada con líneas, o bien, deja los signos de interrogación para indicar el
inicio y final de los versos, a pesar de no incluir ningún elemento más.19 Carrión lleva a
cabo esta labor de desmontaje a través de seis etapas. Es de destacar que la sexta es
únicamente un espacio en blanco, es decir, la desarticulación máxima tanto del lenguaje
como de la estructura. El lenguaje no sólo se ha reducido a su mínima expresión sino
que el poema ha desaparecido por completo, se ha convertido en ausencia, ha sido
borrado y, no obstante, sigue existiendo en el gesto mismo de la borradura.
Otro ejercicio interesante de desarticulación y de énfasis en la forma del poema
más allá de sus palabras consistió en trazar la estructura de cada estrofa. Carrión dibujó
un marco alrededor de las estrofas del poema, con lo cual era posible hacer una lectura
visual que seguía siendo interpretada como el prototipo de un poema, a pesar de carecer
de elementos discursivos. En estas propuestas de Carrión, hay una búsqueda clara por
subrayar la plasticidad del lenguaje, su concreción material, su carácter de imagen, todo
18 Para abundar en el tema, sugiero consultar la tesis Lo visual, lo verbal y lo sonoro: aproximaciones
al concretismo en poesía mexicana, de Cinthya García Leyva, Facultad de Filosofía y Letras. Licenciatura en
Lengua y literaturas hispánicas, UNAM, 2012.
19 Los ejemplos pueden verse en
http://v2.reflexionesmarginales.com/index.php/num15-articulos-blog/348-estructura-y-
psicosis-en-textos-y-poemas-de-ulises-carrion. Este artículo, titulado “Escritura y psicosis en
‘Textos y Poemas’ de Ulises Carrión”, escrito por Sofía Carrillo, ayuda a contextualizar el
pensamiento de Carrión a la luz de su trabajo con gráficas.
Poesía e imagen en México 25
esto a tono con sus profundos cuestionamientos sobre la literatura, lo literario y sus
formas.
En esta misma línea de búsqueda de plasticidad en el lenguaje verbal, podemos
ubicar parte del trabajo artístico de Mathias Goeritz, quien nació en 1915 y murió en
1990. Goeritz se dedicó a la pintura, la escultura, la arquitectura y la historia del arte.
En algunas de sus piezas, se preocupa por indagar sobre cuál es la naturaleza de las
palabras como imagen y como material de creación. Un ejemplo de ello es el poema
mural “Pocos cocodrilos locos”, creado por Goeritz en 1967 en las paredes de un
edificio que se encontraba ubicado en la calle de Niza, número 12, en la Zona Rosa de
la Ciudad de México y que, por desgracia, se derrumbó durante el temblor de 1985.20
Se trata de una obra vinculada con la corriente de poesía experimental denominada
concretismo, la cual se caracteriza por concebir la poesía como un objeto con cuerpo
en el espacio, por romper la linealidad del discurso convencional y por vincular a
diseñadores, arquitectos, ilustradores y poetas como artistas de una misma línea. En
“Claves del arte latinoamericano”, Agustina Pérez Derrón plantea:
Goeritz se apropia de un poema de autor desconocido de origen
mexicano y lo reinterpreta creando un poema visual. Crea una obra totalmente
nueva y distinta a la primera, en la cual se preocupa por aspectos como la
disposición espacial de las letras, que ayudan al juego sonoro de las palabras y
la elección de la tipografía y su tamaño, que provocan un acercamiento
diferente del lector al poema.21
20 En https://clavesdelartelatinoamericano.wordpress.com/2015/05/09/pocos-
cocodrilos-locos/ puede verse una imagen de este poema mural acompañada de la lectura del
texto [última consulta: 10 de febrero de 2017].
21 Agustina Pérez Derrón, “Claves del arte latinoamericano”, en
https://clavesdelartelatinoamericano.wordpress.com/2015/05/09/pocos-cocodrilos-locos/
[última consulta: 10 de febrero de 2017].
22 Este poema y más obras de Mathias Goeritz pueden consultarse en el sitio del Museo
lectura que hacemos en cualquier tarea lectora, pues el lector siempre está en busca de
generar sentido, a pesar de contar con elementos limitados o, como en este caso,
deliberadamente opacos como parte de la apuesta estética y conceptual.
entraré en el tema de la poesía digital y las poéticas multimedia. No obstante, no quiero dejar de
señalar que, desde la aparición de las computadoras, las poéticas visuales se han nutrido de un
sinfín de efectos tipográficos, gráficos y compositivos que permiten hablar de un verdadero
fenómeno intermedial (textos que incluyen imagen fija y en movimiento, así como sonido,
música y todo tipo de posibilidades de interacción en un todo integrado), lo cual ha
revolucionado a la poesía en muchos de sus aspectos. También vale la pena dejar dicho que las
computadoras permitieron incorporar a la textualidad un elemento de lo más revolucionario,
movimiento real, y que son inmensas todas las implicaciones que puede tener para la
reconfiguración de nuestra conciencia lectora que la literatura se mueva. Si se desea saber más
al respecto o profundizar en torno al tema de la incorporación de movimiento a la literatura, se
sugiere consultar el siguiente texto: María Andrea Giovine,
http://editorial.centroculturadigital.mx/articulo/estetica-contra-lo-estatico-el-movimiento-
como-fuente-de-legibilidad, Centro de Cultura Digital, 2015.
María Andrea Giovine Yáñez 30
Fig. 11. Imagen de cómo lucía la página de Internet de Casa del Lago con la intervención
tipográfica de Carlos Amorales, 2016.
Conclusiones
A lo largo del siglo XX, desde diversas inquietudes estéticas, poetas y artistas
visuales se dieron a la tarea de vincular de diversas formas imagen y texto, visualidad y
escritura, con el afán de problematizar los límites entre lenguajes e indagar nuevas
formas de generar sentido. El recuento aquí expuesto no pretendió ser exhaustivo de
ninguna manera, sólo muestra algunos hitos en las poéticas visuales mexicanas, como
una práctica de experimentación intermedial que tiene casi cien años de existencia, lo
cual indica a todas luces que no se trata de una práctica emergente sino de una línea de
creación artística interdisciplinaria e híbrida con arraigo en la literatura mexicana. Es
cierto que las poéticas experimentales (uso aquí este adjetivo pues no hablo únicamente
de poéticas visuales sino también de poéticas sonoras, performativas, multimedia)
siguen siendo hasta cierto punto marginales, es decir, sólo se les conoce en ciertos
circuitos y se les sigue considerando por los sectores más tradicionales de la academia
y la crítica literaria como “juegos” y “divertimentos” literarios poco serios, lo cual
resulta por demás paradójico pues, desde las primeras vanguardias, por ejemplo el
dadaísmo, han pasado ya cien años de exploraciones “experimentales”. A pesar de que
su vocación por nadar a contracorriente es un rasgo prácticamente ineludible de estas
poéticas, podemos afirmar que, desde los primeros caligramas de Tablada a principios
tradicional letrero de la fachada de Chapultepec en donde dice Casa del Lago, pero intervenido
por Amorales [última consulta: 10 de febrero de 2017].
Poesía e imagen en México 33
del siglo XX hasta el día de hoy, se han ido abriendo cada vez más, como se ha visto
anteriormente en estas páginas, espacios (publicaciones, festivales, foros de reflexión)
para la creación que vincula palabra e imagen y palabra y sonido.
A pesar de las omisiones con respecto a los demás artistas mexicanos de la
palabra y de la imagen que han producido poemas visuales y que habría sido imposible
incluir en este texto, la historia de las poéticas visuales mexicanas no estaría completa
sin mencionar las Bienales de Poesía Visual y Experimental que llevaron a cabo César
Espinosa y Araceli Zúñiga durante aproximadamente veinte años y que permitieron
visibilizar estas poéticas en espacios de exposición tan masivos y poco
institucionalizados como el metro de la Ciudad de México, entre otros. Estas bienales
surgieron en un formato vinculado con el arte correo, en boga en su momento, es decir,
las colaboraciones se mandaban vía correo y llegaban desde diversas partes del mundo,
especialmente desde países/regiones de América Latina. No había una selección de
trabajos; se exhibía todo aquello que llegaba, siendo un espacio plural que daba cuenta
de la diversidad de las producciones artísticas y la heterogeneidad en lo que se
consideraba poesía visual y experimental. César Espinosa ha seguido activo y ha sido
una pieza clave para visibilizar la obra de diversos artistas, generar redes entre ellos y
conservar la memoria de estas prácticas culturales en las últimas décadas. Una de sus
iniciativas más recientes, de 2016, fue llevar a cabo una consulta sobre poesía visual y
arte correo, cuyos resultados pueden leerse en la revista Escáner Cultural. Revista de arte
contemporáneo y nuevas tendencias.27
¿Cuáles son las implicaciones de que la literatura se haya hecho visible además
de ser legible? ¿De que la distancia entre las artes espaciales y las artes temporales se
haya vuelto relativa? Palabra e imagen han estado vinculadas desde el inicio de la
escritura, desde el inicio de la necesidad humana por registrar para trascender. Hoy en
día, cuando las prácticas de escritura contemporáneas incluyen paradigmas de lo
efímero y de lo multimedial, cuando la textualidad ha salido del papel como soporte de
inscripción exclusivo para ocupar materiales de todo tipo y lugares que van desde la piel
de una persona (como sucede con la poesía en la piel o skin poetry) hasta escenarios
urbanos, espacios arquitectónicos o entornos naturales, la permanencia de una poética
que vincula imagen y texto es cada vez más vigente.
resultados de la consulta. En otros números de esta revista es posible leer las contribuciones de
César Espinosa sobre distintas artistas relacionados con la poesía visual y experimental y el
campo cultural que los rodea en México y en América Latina.
María Andrea Giovine Yáñez 34
Obras citadas
Johansson, Patrick. “La imagen en los códices nahuas”. Estudios de cultura náhuatl,
volumen 32, 2015.
http://www.journals.unam.mx/index.php/ecn/article/view/9248. 10 de
febrero de 2017.
Josten, Jennifer. “Mathias Goeritz y poesía concreta internacional”. 2013.
http://eleco.unam.mx/eleco/goeritz-y-poesia-concreta-internacional/. 10 de
febrero de 2017.
Lautréamont, Isidore de. Los cantos de Maldoror. Barcelona: Belacqua, 2007.
Mallarmé, Stéphane. Oeuvres Complètes. Paris: Gallimard, 1992.
Mitchell, W. J. T. Teoría de la imagen. Madrid: Akal, 2009.
Montes de Oca, Marco Antonio, Delante de la luz cantan los pájaros. (Poesía 1953-2000).
México: Fondo de Cultura Económica, 2000.
Palma, Alejandro, “Tentativa para la tradición de una poesía visual en México”. Ed
Samuel Gordon. La poesía visual en México. Estado de México: Universidad
Autónoma del Estado de México, 2011.
Paz, Octavio. Los privilegios de la vista. México: Fondo de Cultura Económica, 1987.
____. Blanco. México: Ediciones del Equilibrista / El Colegio Nacional, 1995.
____. Discos visuales. Diseño de Vicente Rojo. México: Era, 1968.
Pérez, Agustina. “Claves del arte latinoamericano” (1968).
https://clavesdelartelatinoamericano.wordpress.com/2015/05/09/pocos-
cocodrilos-locos/. 10 de febrero de 2017.
Ramírez, Alicia. “Mariana Navarro: Poesía visual femenina en el siglo XVIII” (2010).
http://www.iiligeorgetown2010.com/2/pdf/Ramirez-Olivares.pdf. 7 de
febrero de 2017.
Santí, Enrico Mario (ed.). Archivo Blanco, México: Ediciones del Equilibrista / El Colegio
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Schneider, Luis Mario. El estridentismo o una literatura de la estrategia, México:
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Tablada, José Juan. Li-Po y otros poemas, México: CONACULTA, 2005.
Vigil, José María (ed.). “Navarro, Mariana. Á Fernando VI. Décimas acrósticas”. Poetisas
mexicanas: siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. México D.F.: Universidad Nacional
Autónoma de México, 1977.