Cómo Puedo Afrontar La Pérdida de Un Ser Querido

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Jesús lloró…

¿Cómo puedo afrontar la pérdida de un ser querido? ¿Por qué


existe el dolor? ¿Terminará el sufrimiento algún día?

El dolor que acompaña a la pérdida de un ser querido es tan


inevitable como la muerte misma. El duelo es un proceso
doloroso, pero confiar en Dios puede ayudarte a superarlo.

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3 maneras en que la fe puede ayudarte a sobrellevar el dolor.

1 Permítete sentir dolor

Dolor. Tristeza. Enojo. Insensibilidad. Cuando hacemos frente


a la pérdida de un ser querido, es natural tener todos estos
sentimientos. Ninguno de ellos es incorrecto o causa de la
falta de fe. Experimentar las emociones que acompañan al
duelo es parte de ser humano.
“Todo tiene su tiempo”, explica la Biblia: “Tiempo de nacer
y tiempo de morir […]; tiempo de llorar y tiempo de reír;
(Eclesiastés 3).

 Mama / llanto / Ivonne, tenemos una esperanza.


 Lo se / necesito llorar, sacar esto ahora…

El saber que la muerte y el duelo son necesarios quizás no


mitigue el dolor, pero puede hacer que la felicidad sea más
dulce cuando llegue. El dolor no es una debilidad, una
imperfección o una señal de maldad; es una parte necesaria
de la vida terrenal.

2 Habla de tus sentimientos

Dios sabe que en esta vida sufrirás pesar, pero no se espera


que tengas que hacerlo solo(a). Él desea que busques
consuelo. “Bienaventurados los que lloran”, enseñó Jesús,
“porque ellos recibirán consolación” (Mateo 5:4). ¿Consolación
de quién? Indudablemente de Dios, pero también de
Familiares, amigos y a veces hasta de desconocidos…
Confiar en Dios y en los demás puede aliviar tu tristeza y
brindarte apoyo.

Habla con Dios acerca de tu dolor, Derrama tu alma a Dios en


oración. Él te ayudará a sentir Su paz y Su amor. Habla con
tus amigos acerca de tu dolor.

Cuando Lázaro, un amigo de Jesús, cayó enfermo y murió, la


comunidad acudió a sus hermanas Marta y María “para
consolarlas” (Juan 11:19). Acepta el servicio y los oídos
prestos a escuchar de las personas que te rodean y desean
ayudarte. Cuando estés listo(a), es importante que compartas
tu pérdida, tu dolor y tu enojo. Marta expresó su frustración
ante el hecho de que Jesús hubiera estado fuera cuando
Lázaro murió. Jesús mostró Su amor por ella y lloró con ella.

Afrontar la muerte puede acercarnos más a Dios, pero


también puede alejarnos de Él. Un padre que pierde a su hijo,
una hija que pierde a su madre, un hombre que pierde a su
esposa… el corazón herido de huérfanos y viudas pueden
acercarlos a Dios o alejarlos de Él.

La Palabra de Dios está llena de consuelo, fortaleza y


esperanza, para quienes afrontamos este tipo de situaciones,
veamos algunos puntos importantes:

* NO ESTÁ MAL LLORAR:

“Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre sus


lomos, y guardó luto por su hijo muchos días” (Génesis 37: 34-
35) No hay forma de saltarnos la etapa de duelo, es necesario
desahogarnos. En algunos casos hay culpa, impotencia y
muchas preguntas sin respuesta, pero es importante este
tiempo para comprender que sentimos, que amamos, y que
esa es la razón del dolor. No somos de piedra y sabemos que
para Dios no está mal que lloremos, porque hay “Tiempo de
llorar, y tiempo de reír; como ya mencioné en Eclesiastés 3.

* LA MUERTE ES PARTE DE LA VIDA: dice el argot popular,


pero la verdad es que la muerte nunca ha sido ni será parte
de la vida, la muerte es un intruso en la experiencia humana,
Dios creo al hombre para vivir, no para morir… por ello nunca
aceptaremos la muerte. Dice Eclesiastés 3: 11 que Dios puso
eternidad en el corazón del hombre… no fuimos creados para
morir.

No obstante, a causa del pecado morimos, Dice (Eclesiastés


7:2)

“Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del


banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres,
y el que vive lo pondrá en su corazón.”

Comprender que nadie posee la eterna juventud y ser


consciente de que todos envejecemos, enfermamos y
morimos, hace que valoremos más nuestra existencia y lo que
hacemos con ella mientras vivimos.

3 la comunión con dios da fortaleza y consuelo:

“Si tu ley no hubiese sido mi delicia, Ya en mi aflicción hubiera


perecido.” (Salmo 119:92) Seguramente el autor de este
Salmo, ya había leído las historias de Jacob y David y como
afrontaron sus pérdidas, enfocándose en las promesas y
palabras de consuelo que Dios les había dado. De esa forma,
podía decir confiadamente que la Palabra de Dios le ayudó a
sobrellevar la aflicción.

Aún en los casos en que alguien nos arrebata la vida de un


ser querido (por ejemplo, en ataques terroristas o asaltos), la
Palabra nos consuela diciendo que Él juzgará y pagará, que
no busquemos venganza, sino que dejemos ese dolor en sus
manos. (Romanos 12:19).

4 * ÉL QUIERE CONSOLARNOS:
En los evangelios, encontramos muchas ocasiones en que
Jesús se entristeció, lloró, se lamentó y tuvo compasión de
quienes habían perdido un ser querido, Él no es ajeno a
nuestro dolor, todo lo contrario, promete darnos consuelo y
paz indescriptible:

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el


mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo.” (Mateo 14:27)

Es decir, que, a pesar del luto o las situaciones inesperadas,


Él nos dará paz, el moldeará nuestro espíritu para mantener la
calma aún en esos casos.

5 * LA FE EN CRISTO ES NUESTRA ESPERANZA:

“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de


los que duermen, para que no os entristezcáis como los
otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que
Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con
Jesús a los que durmieron en él.” (1 Tesalonicenses
4:13-14)

Si tenemos la seguridad de que ese familiar pudo conocer y


aceptar el mensaje de salvación por medio del sacrificio de
Jesucristo, creemos que tendrá la vida eterna; y nosotros, los
que hayamos creído, también tendremos esa esperanza y la
seguridad de que nos veremos nuevamente en la eternidad,
donde “ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni
dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (Apocalipsis 21:4)

Cuando el rey David estaba a punto de morir le dijo a su hijo


Salomón que el “seguía el camino de todos en la tierra” pues
eso es exactamente la muerte, es el camino que todos
llevamos, tanto nosotros como también las personas que
amamos, sean ellos nuestros padres, nuestro cónyuge,
nuestros hijos, etc.

Pero aunque este sea el camino que todos llevamos y todos


sabemos que esto es así, cuando ese momento llega siempre
es difícil, siempre nos impacta, siempre nos afecta
grandemente en nuestro corazón.

Todos tenemos sueños de los que no quisiéramos


despertar y realidades que quisiéramos que fueran solo
sueños.

En la palabra de Dios podemos ver como grandes hombres de


Dios como el rey David fueron profundamente afectados por la
muerte de alguien de su familia (2 Samuel 18:32-33)

Primeramente, tenemos que entender que, como seres


humanos que somos el dolor, la tristeza, siempre nos
afectaran cuando alguien que amamos muere, aunque
seamos cristianos, o aunque la persona que murió haya sido
cristiana también, ya que lo que nos afecta grandemente es el
apego familiar y emocional que teníamos con la persona que
falleció.

TENEMOS QUE DESAHOGAR LO QUE HAY EN NUESTRO


CORAZON

Definitivamente el llanto, las lágrimas son una válvula preciosa


que Dios a puesto en nuestra vida para desahogar el dolor y
la tristeza que hay en nuestro corazón.
Muchas veces erróneamente se nos hace creer que como
creyentes en Dios no debemos llorar por alguien que murió
pues tenemos la fuerza de Dios para superar ese dolor, y
aunque es verdad que la fuerza y el consuelo de Dios está
siempre disponible para nuestra vida, llorar es necesario para
liberar el corazón de la tristeza

En la Biblia podemos ver como el pueblo de Dios lloraba a sus


muertos

 A Moisés (Deuteronomio 34:8)


 Al profeta Samuel (1 Samuel 25:1)
 En el nuevo testamento podemos ver como nuestro
Señor Jesucristo lloro frente a la tumba de su amigo
Lázaro al ver el dolor de las hermanas (Juan 11:32-36)

TENEMOS QUE DARLE GRACIAS A NUESTRO DIOS POR


EL TIEMPO QUE COMPARTIMOS CON ESA PERSONA
QUE YA NO ESTA CON NOSOTROS (EFESIOS 5:20 / 1
TESALONICENSES 5:18)

Muchas veces por el dolor, por la impotencia que experimenta


la persona por la muerte de alguien amado, se permite que los
corazones se llenen de reclamos, de preguntas y
cuestionamientos contra nuestro Dios.

Para superar el dolor en lugar de quejas y preguntas debemos


cambiarlas en agradecimiento, por los años que nos permitió
compartir la vida con esa persona, por la bendición de haber
tenido un hijo o una hija, por la bendición de haber tenido una
madre o un padre como el, o como ella… ¿Cuantos
agradecen a Dios haber tenido un padre, una madre, un
amigo, un hermano o hermana, un hijo o una hija así? Quien
desee agradecer escriba YO…

Tenemos que reconocer que la voluntad de Dios es buena


agradable y perfecta pero muchas veces para nosotros es
incomprensible (Isaías 55:8-9) Solo podemos agradecer y
adorar a aquel que puede traer sanidad a nuestro corazón.

Nuestra vida es como neblina que hoy esta y mañana ya no


está, (Santiago 4:14) y es lindo recordar con agradecimiento
para nuestro Dios cada momento lindo que vivimos, cada
recuerdo que en este tiempo tan fugaz como es la vida nos
permitió disfrutar con esa persona que amamos.

PARA SUPERAR LA MUERTE DE UN SER QUERIDO


TENEMOS QUE COMPRENDER QUE NUESTRA VIDA
CONTINUA Y TENEMOS QUE SEGUIR ADELANTE
(GENESIS 8:22 / 1 SAMUEL 12:23) con tristeza, sí, pero con
esperanza también…

Hay una vieja canción llamada “la vida sigue igual” del famoso
cantante español julio iglesias que nos recuerda eso, parte de
la letra dece:

“Siempre hay porque vivir, porque luchar, siempre hay


por quien sufrir y a quien amar, al final las obras quedan,
las gentes se van, otros que vienen las continuaran. la
vida sigue igual…”

Tenemos que comprender génesis 8. 22:

Mientras la tierra permanezca, no cesarán la cementera


y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el
día y la noche.
¡Pase lo que pase el mundo no se detiene, pase lo que pase
la vida sigue, pase lo que pase hoy habrá una noche y
mañana tendremos el amanecer de un nuevo día!!

Cuando David supo de la muerte de su hijo con Betsabet, dijo;

Más ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar?


¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, más él no volverá
a mí.

No podemos hacer volver a esa persona que ha muerto,


nosotros vamos hacia donde él o ella esta, es decir, un día
iremos al descanso también, al sepulcro, y la vida continua.
De manera que mientras estemos vivos, hay que seguir
viviendo porque hay hijos que nos necesitan, tenemos un
esposo o una esposa que cuidar y amar, un día volveremos a
estar reunidos con esas personas que se nos adelantaron y
hoy solo nos queda lo vivido, los recuerdos y la promesa de
resurrección y vida eterna en Cristo.

El dolor del pesar es real, pero también lo es la paz que


proviene de Dios. Si haces frente a la pérdida de un ser
querido, rodéate de todos los recursos que te brinden apoyo y
paz. Por medio de la oración, el estudio de las Escrituras y el
apoyo de tus seres queridos, puedes encontrar verdadera
esperanza y consuelo.

Isaías 51:11

11 Ciertamente volverán los redimidos de Jehová;


volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá
sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor
y el gemido huirán.
Apocalipsis 21:4

4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y


ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor,
ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

1Tesalonisenses 4

13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis


acerca de los que duermen, para que no os
entristezcáis como los otros que no tienen
esperanza.

14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó,


así también traerá Dios con Jesús a los que
durmieron en él.

15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor:


que nosotros que vivimos, que habremos quedado
hasta la venida del Señor, no precederemos a los
que durmieron.

16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con


voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá
del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
primero.

17 Luego nosotros los que vivimos, los que


hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente
con ellos en las nubes para recibir al Señor en el
aire, y así estaremos siempre con el Señor.
18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas
palabras.

1 Corintios 15:

51 Os digo un misterio: No todos moriremos; pero


todos seremos transformados, 52 en un momento,
en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta,
porque se tocará la trompeta, y los muertos serán
resucitados incorruptibles y nosotros seremos
transformados, 53 pues es necesario que esto
corruptible se vista de incorrupción y que esto
mortal se vista de inmortalidad.

54 Cuando esto corruptible se haya vestido de


incorrupción y esto mortal se haya vestido de
inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que
está escrita: «Sorbida es la muerte en victoria.» 55
¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro,
tu victoria?,

Llamado…

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