Perfil Del Pedófilo

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“AÑO DE LA UNIDAD, LA PAZ Y EL DESARROLLO"

POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ


ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR TÉCNICO
PROFESIONAL DE LA PNP – PIURA
PROMOCIÓN - “LÍDERES DE LA PAZ”
I PERIODO ACADÉMICO

TRABAJO APLICATIVO DE PSICOLOGÍA DEL DELICUENTE

ENSAYO INFORMATIVO DEL PERFIL DEL PEDÓFILO Y DEL


VIOLADOR

CATEDRÁTICO:

ALUMNO PNP:

Dávila Cárdenas Martin Guillermo

SECCIÓN:
H

PIURA- PERÚ
2023
PERFIL DEL PEDÓFILO Y DEL VIOLADOR

La pedofilia, un tipo de abuso sexual contra niños/as. El abuso sexual se define


como “…Contactos e interacciones entre un niño y un adulto cuando el adulto –
agresor- usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra
persona. El abuso sexual puede ser también cometido por una persona menor
de 18 años cuándo esta es significativamente mayor que el niño (víctima) o
cuando el agresor está en una posición de poder o control sobre otro.” La
pedofilia o paidofilia es un trastorno sexual que está clasificado dentro las
“parafilias” que vendrían a ser desviaciones sexuales o perversiones donde la
fuente de placer está caracterizada por fantasías, impulsos excitatorios o
comportamientos que abarcan desde objetos no humanos hasta el sufrimiento
o humillación de uno mismo, la pareja, niños o adultos no consensuales. Se
basan en un deseo incontrolable de materializar estas fantasías. Las parafilias
pueden tener carácter exclusivo, cuando las fantasías son el único camino de
encontrar la excitación sexual o esporádica cuando no prevalecen o se
presentan episódicamente. La mayoría de las parafilias son llevadas a cabo por
varones, han existido siempre, aunque han ido cambiando con el pasar del
tiempo. Con nuevos adelantos nacen nuevas parafilias -por ejemplo:
escatología telefónica, informática, etc. A los parafílicos su comportamiento no
les preocupa a no ser que entren en conflicto social debido a la reacción de la
gente. Otros admiten tener sentimientos de culpa y vergüenza por haber
cometidos actos que ellos mismos consideran inadmisibles. Un gran porcentaje
de parafílicos tiene dificultades para mantener relaciones sexuales
satisfactorias recíprocas y afectivas como el caso de los comportamientos
sádico-sexuales en los que el placer sexual es obtenido por el afligimiento de
dolor. La pedofilia es una parafilia en la que hay una atracción sexual intensa,
urgente, recurrente, por los niños, existiendo casi exclusivamente apetito
sexual y excitación incontrolables por los menores de 13 años. Los pedófilos
pueden ser del sexo masculino o femenino. Tiene como característica central la
actividad sexual con niños/as prepúberes. La actividad sexual incluye:
desnudez, fotografías y filmaciones, masturbación, sexo oral, penetración
vaginal, oral y/o anal con el dedo, objetos extraños o pene, con diversos grados
de fuerza. Las características comunes en los Pedófilos son Hombres adultos.
Sólo el 20 % de los pedófilos son menores de 18 años. Son casados. Se
relaciona mejor con niños que con adultos. Tiene pocos amigos íntimos de su
generación. Prefiere niños o niñas de una edad específica. Prefiere un sexo
más que el otro. Puede que busque empleo o sea voluntario en lugares
relacionados con actividades infantiles. Se le ve en parques o cerca de
colegios. Acumula fotografías de niño/as y pornografía infantil para reducir las
inhibiciones de las víctimas, para fantasear cuando no tenga víctimas
potenciales, para revivir actividades sexuales pasadas, para justificar sus
actividades sexuales inapropiadas, para hacer chantaje a las víctimas y a
veces usa alcohol o narcóticos para administrárselos a las víctimas. El pedófilo
puede provenir de cualquier clase social, cultural, raza, profesión. Un dato
curioso es que algunos pedófilos buscan grupos con tendencias sexuales
semejantes, por ej. En Internet, y hasta tienen símbolos identificatorios. Los
tipos de pedófilos que hay son: Abusador situacional (pederasta), este tipo de
abusador suele tener baja inteligencia y provenir de medios socioeconómicos
bajos, aunque también puede ser inteligente y de medios socioeconómicos
altos. Puede ser diagnosticado como portador de trastornos de personalidad
del tipo, sicopático/antisocial, narcisista, esquizoide y sádico. También podría
padecer de psicosis, retraso mental o senilidad. Podría ser un adolescente
quien no tiene amigos de su edad o un solitario que aún vive con sus padres. A
menudo cuenta con antecedentes criminales varios. Le gusta la pornografía
violenta. Es impulsivo, actúa bajo impulsos lujuriosos y/o situaciones
estresantes. Su acto criminal suele ser espontáneo. Este es el tipo de abusador
que suele llegar a raptar, dañar físicamente e incluso matar a su víctima. Y el
abusador preferencial (pedófilo) tienen una preferencia sexual definida por los
menores. Sus fantasías sexuales y las imaginaciones eróticas se enfocan en
los niños. Casi siempre tienen el acceso a los menores, molestan a múltiples
víctimas. Suelen ser más inteligentes que los pederastas y provenir de medios
socioeconómicos más altos.

Se entiende como violación a aquella agresión de índole sexual a través de la


cual un individuo mantiene relaciones sexuales no consentidas con otro. Estas
relaciones se llevan a cabo en oposición directa de la persona víctima de
agresión, empleando para ello la coacción, la fuerza o elementos que nublen el
juicio de la víctima, como las drogas. Si bien generalmente se piensa que la
violación incluye penetración, esto no es necesariamente así.

Además de ello, se considera violación el acto carnal con sujetos que no tienen
suficiente comprensión o capacidad de juicio para valorar la situación (como
personas con deficiencias o problemas psíquicos que nublen su capacidad de
juicio, menores de edad o incluso seres de otras especies animales) o que no
se hallan en condiciones de dejar clara su posición al respecto (personas
dormidas, en coma o drogadas). Algunos tipos de agresores sexuales son los
siguientes.  Violador circunstancial, ocasional u oportunista, se trata de sujetos
que se valen de una situación o acontecimiento con el fin de realizar la
violación. Es el caso de violaciones durante fiestas y eventos. No suele tratarse
de agresiones planificadas de antemano. Es posible que actúen bajo el efecto
de alcohol o drogas, o que se aprovechen de que la víctima las ha consumido
para actuar y forzar la consumación del acto sexual. Violador explosivo, este
tipo de violador busca someter a su víctima fruto de un impulso violento de
dominación. Tiene marcado el objetivo de realizar una agresión sexual, siendo
indiferente quién es la víctima. Para él, la violación es claramente un acto de
poder y violencia, y no tanto uno sexual (si bien esto se da también en el resto
de tipos de violadores, si bien no de un modo tan evidente). Violador en
búsqueda de confianza o compensación, se trata de un tipo de violador que
tiene una percepción distorsionada de la relación entre el agresor y el agredido.
El agresor considera que su actuación hará disfrutar a la víctima y acercará a la
persona objeto de su deseo, pudiendo llegar a establecer una relación
romántica. Violador sádico, en este tipo de individuos se observa una
vinculación entre la excitación sexual y la agresividad. El inicio de una
interacción que el sujeto considera excitante puede provocar que la agresividad
del sujeto aumente y experimente impulsos agresivos hacia su víctima,
forzándola. No es infrecuente que presenten trastorno antisocial y la parafilia
conocida como sadismo sexual, y que en el caso de la violación se expresa de
forma directa, sin filtros. Violación como mecanismo de control, Algunas
violaciones son llevadas a cabo con un propósito independiente de la
satisfacción sexual y de poder del agresor. Es el caso de algunas violaciones
sistemáticas llevadas a cabo durante guerras, en las que se emplea la agresión
sexual como método de humillación y control de la población y para disminuir la
moral del país enemigo. Se trata de un uso estratégico de este tipo de
violencia, gracias a lo cual logra objetivos más allá de esta acción en sí misma.
Si bien es cierto que debido a la elevada diversidad de variables que influyen
en la perpetración de un acto de este tipo no se puede hablar de un único perfil
de violador, es posible localizar una serie de variables que si bien no se aplican
en todos los casos son muy comunes entre los diferentes tipos de agresores
sexuales. Es importante remarcarlo: no hay un único prototipo de violador, y
las siguientes características si bien pueden ser comunes no identifican a todos
los violadores.

No tienen por qué tener una personalidad extraña, la mayor parte de las
personas no cometen violaciones. Esto puede hacer pensar que un perfil típico
de violador ha de ser la de alguien con enormes particularidades,
características que no tienen la mayoría de las personas y que hacen que en
su día a día sean personas solitarias y sin contacto normal con la sociedad. Si
bien en algún caso concreto esto puede llegar a ser cierto, en general esto no
es verdad. Una gran mayoría de violaciones son llevadas a cabo por sujetos
con una personalidad dentro de lo “normal” y que tienen amigos, familia y
trabajo. De hecho, muchos de ellos son personas con pareja, con la cual
generalmente mantienen relaciones de forma convencional. Poder, no sexo,
una de las características más comunes de la mayor parte de violadores es que
el objetivo real de su acción no es obtener gratificación sexual. En su
mayoría, las personas que cometen una violación sabiendo qué están haciendo
buscan y se ven atraídos por la idea de ejercer dominación, de hacer que otras
personas hagan algo en contra de su voluntad y obedeciendo al interés del
agresor. Dicho de otro modo, en una violación lo que se busca no es
únicamente sexo, sino que también y especialmente lo que se busca es el
ejercicio del poder. Tienden a buscar víctimas que consideran más débiles,
si bien se han dado casos en que la víctima es alguien físicamente más fuerte
que el agresor, por norma general los individuos que cometen agresiones
sexuales buscan víctimas que consideran físicamente más débiles que ellos o
de las que conocen puntos débiles a aprovechar. En cualquiera de los dos
casos, la elección de víctima está vinculada a la posibilidad de ejercer el poder
o bien sobre alguien a quien creen que pueden someter o bien sobre alguien
que consideran por encima y a quien quieren ver humillado/a y por debajo de sí
mismos. Sentimientos de inferioridad y frustración vital, otro de los
elementos que comparten la mayoría de violadores es la presencia de un
elevado sentimiento de frustración e inferioridad que puede llegar a ser
expresado mediante explosiones de violencia. Si bien no tienen por qué
demostrarlo en la mayor parte de las facetas de su vida diaria e incluso pueden
llegar a actuar de forma prepotente, estos sentimientos de inferioridad pueden
provocar una reacción en forma de deseo de dominar al otro, un deseo que en
algunas personas puede desembocar en una agresión sexual. Poca
capacidad de empatía, se produzca la agresión sexual por el motivo que sea,
en general los violadores tienen una capacidad de empatía muy limitada o
inexistente. Así, el agresor sexual no puede, no le importa o elige no pensar en
qué supone la violación para la víctima, o bien que llega a considerar que la
satisfacción de su deseo de poder y sexo merece el sufrimiento de la víctima.
Esto es visible en muchos de los casos que indican que la víctima en realidad
sí quería mantener relaciones o que en fondo disfrutó de la situación. No
anticipación a las consecuencias, se ha observado que muchos violadores
nunca pensaron en qué podría pasar después de cometer el acto, si el caso
sería investigado o si serían encontrados y detenidos. Este refleja un cierto
déficit a la hora de anticipar las consecuencias de sus propios actos, sean
éstas para sí mismos o para otros. Este factor no sería determinante para las
personas que lo que en realidad buscan son la consecuencia en sí del acto
más que el propio acto per se. Posible historia de abusos o aprendizaje de
una sexualidad coercitiva, al igual que ocurre con la violencia de
género muchas personas que en la actualidad cometen delitos sexuales han
sido a su vez abusados o maltratados en la infancia, o bien han sido testigos de
abusos hacia otros familiares significativos. Esto provoca que a la larga puedan
llegar a identificar la coerción como un modo normal de proceder, y que,
aunque sepan que socialmente está mal visto puedan sentir el impulso de
acometer el acto. Consideran que tienen derecho a cometer la agresión, en
un gran número de casos los individuos que cometen violaciones consideran
que tenían derecho a forzar a la víctima, en ocasiones por razones culturas. Así
las agresiones sexuales son más frecuentes en personas y regiones en las que
aún persiste una cierta consideración de superioridad del hombre ante la mujer,
o bien consideran que sus necesidades están por encima de los demás.
Evaden responsabilidad, una característica común en muchos de los casos
en los que no se presenta psicopatía o psicopatología es el intento de evadir su
responsabilidad en el acto. Es frecuente justificar la conducta por el uso de
sustancias o pretender sufrir una psicopatología para evadir el castigo. A nivel
informa, más allá de los procesos judiciales, es habitual que culpen a la
víctima. Y, por último, culpabilizan a la víctima, parte de los sujetos que
cometen violaciones suelen indicar que la culpa de la situación es de la propia
víctima. Frases como “iba provocando”, “en el fondo quería” y variantes de ellas
son frecuentes en agresores sexuales que han sido detenidos, evitando
hacerse cargo de la situación y excusándose.

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