Problemáticas Sobre La Teoría Educativa

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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SUR

Departamento de Ciencias de la Educación


Teoría Educativa/Pedagogía I – 2021

Primera instancia
evaluativa grupal
Teoría Educativa

Autores: Ana Araceli Romano y Andrés Rafael Zárate.


Profesorado de Historia
Romano – Zárate Trabajo evaluativo

Teoría Educativa

Consigna:

A partir del trabajo con la ficha sobre cómo elaborar un relato y de la

bibliografía correspondiente a la Unidad Nº 1 realizarán un relato autobiográfico

colaborativo que incluya vinculación teórica. ¿Qué significa relato

autobiográfico colaborativo? Es una construcción grupal, unificada y de trabajo

en equipo donde ese relato realizado en primera persona incluya las voces de

la totalidad de los integrantes del grupo. En esta instancia, el desafío es cómo

cada experiencia individual (de cada integrante), se vuelve un desarrollo

colaborativo y grupal. Volver sobre lo vivenciado es evocar aquello que impactó

en mi subjetividad y que hace que hoy me defina como quién soy y, en esta

instancia evaluativa sería quiénes son.

Tomando como punto de partida lo trabajado en las comisiones de la semana

pasada donde seguramente les han propuesto llevar experiencias escritas, es

que echamos a rodar este trabajo y nos ponemos manos a la obra:

coordinando grupos y afinando la escritura.

Introducción

El siguiente trabajo colectivo está compuesto por cuatro relatos individuales de

vida en los cuales se pone el acento en las practicas educativas recibidas tanto

a nivel institucional como a nivel familiar. Buscamos explicar desde dos

posiciones distintas, diferentes hechos que perduran en nuestra memoria

debido al cambio que han realizado en nuestras vidas.


Capítulo 1 – La biblioteca de papá

Para comenzar con este trabajo tomamos el siguiente

fragmento de relato:

“Intentando buscar el origen de mi pasión por la historia, el primer recuerdo que

proyecta mi mete es la imagen de la biblioteca de mi padre. Cuando iba a la

primaria mis padres me obligaban religiosamente a dormir la siesta, acto que

odiaba con lo más profundo de mi ser. Con tal de no dormir, el único medio de

entretenimiento con el que contaba era con una pequeña biblioteca que se

encontraba en mi pieza que tenía libros de historia. ¿Qué tenían los libros de

historia que me atraían tanto? Por un lado, los dibujos de escenas bélicas

captaban mi atención, y por otro lado me gustaba el ritual de que mi padre me

lea estas historias antes de dormir. Siempre le atrajo la historia como un hobby,

y a su vez esto le traía recuerdos de su niñez cuando mi abuelo le leía cuentos

antes de dormir. “

A partir de aquí lo vinculamos con algunas nociones que nos ayudan a pensar

esta experiencia. Como vemos, esta biblioteca fue fuente de un conocimiento

forjado desde la educación formal, que como lo indica Gvirtz lo comprendemos

como de un proceso educacional sistémico que no sucede en la escuela.

A su vez este fragmento podemos relacionarlo con el concepto de educación

de Durkheim que la define como una acción ejercida por las generaciones

adultas sobre las generaciones jóvenes para que estas últimas incorporen o

asimilen el patrimonio cultural. De esta manera, el abuelo le pasa conocimiento

al padre, y este se lo transmite su hijo. Debemos reconocer la efectividad de las

palabras de Durkheim aplicadas a este caso, ya que tanto para el padre como
para el hijo han sido acontecimientos importantes que

perduran en sus memorias.

Siempre me causó un poco de gracia la reacción de mis amigos cuando les

comentaba que quería estudiar historia: “para qué?; uh, que aburrido; siempre

las clases de historia me parecieron un embole; que manera de no hacer nada

en las clases de historia en la secundaria”. Recopilar las reacciones de

aquellas personas que habían tenido la misma educación formal (Gvirtz, 2007)

que yo tanto en el nivel primario como en el secundario, me hizo reflexionar

como eran las clases de historia que teníamos. Las clases consistían en

responder todos los días un guía de preguntas las cuales se encontraban

textualmente en los glosarios de los manuales de ciencias sociales. De esta

manera, lo único que debíamos hacer en la clase era buscar las palabras

claves en el glosario y luego memorizarlas para desarrollarlas en las pruebas.

Eso era todo.

Conversando con mis compañeros de secundaria sobre los profesores que

teníamos, las respuestas eran siempre las mismas “No tienen ganas de dar

clases; no leen los trabajos; están desmotivados”. Todos coincidimos que los

profesores no incentivaban la curiosidad. Luego de la lectura de Freire logré

comprender la importancia de las palabras del autor y ver como esto se veía

claramente reflejado no solo en mi pensamiento, sino también en el de mis

compañeros. La curiosidad como motor del conocimiento debe ser un pilar

fundamental en la tarea del docente. Lamentablemente en la escuela nunca

recibimos de parte de un docente ese incentivo a seguir investigando, a


profundizar sobre lo que estábamos leyendo o algún

disparador que nos llame la atención sobre una temática

que luego tendríamos la necesidad de profundizar para

ampliar nuestro conocimiento cultural. Nuestro único objetivo como alumnos

era conseguir un 7 o más, lo cual memorizando las preguntas de la guía se

lograba sin mucha dificultad.

Respecto a la forma de estudio, la mayoría tenía la misma técnica. Debíamos

memorizar 5 o 6 párrafos y luego pegarlos en el examen, acción que cualquier

maquina podría realizar. A las 4 de la tarde del día anterior al examen

comenzaba mi jornada de estudio, es decir, escribir de memoria en cada carilla

un párrafo y repetirlo múltiples veces hasta memorizarlo.

¿Qué me/nos quedó de conocimiento de mi paso por la secundaria? Todo lo

que respondíamos en el examen era olvidado en 24 horas, éramos incapaces

de retener en nuestra memoria esos conceptos que memorizábamos.

Capítulo 2 - De la dependencia a la autonomía

“ Un hecho que me marcó profundamente ocurrió cuando finalizó el primer

trimestre de 4to año de primaria en 2008. En Coronel Suárez era costumbre

publicar en el pequeño diario local las notas de los alumnos de las distintas

escuelas. Esto era motivo de orgullo de padres y la tan famosa hoja de diario

enmarcada y colocada en el altar del living de todo abuelo o en su defecto en


un cajón de los recuerdos donde se encuentran medallas,

trofeos, diplomas, etc. En ese año salí en el título de una

sección del diario que decía “Lang, Pérez y Zárate los

mejores “promedios de la escuela 9”. A partir de ese momento comenzaron a

cambiar ciertas cuestiones. No puedo olvidar a mi madre diciendo que en

realidad la nota que tenía no me pertenecía, sino que le correspondía a mis

padres y a mi abuela. A partir de ese momento me dejaron de ayudar en mi

casa a estudiar, ya no tenía a alguien al lado que me obligue a hacer los

deberes o que esté pendiente del cuaderno de comunicaciones, desde ese

momento me encontraba como el “salvaje de Aveyron”, sólo y dependiendo de

mí capacidad en lo que se refería a la educación institucional. El segundo

trimestre me lo tomé con más libertad, el cual me comenzó gustando, pero

luego ese periodo fue donde comencé a sentir ciertas derrotas que me eran

desconocidas hasta ese momento, el no verme en el diario me dolió, comenzar

a desaprobar mis primeras pruebas, tener notas que para ese entonces jamás

había tenido. A su vez, hasta ese momento me habían enseñado a conseguir la

aprobación de un adulto para cualquier cosa, sentía esa necesidad de

escuchar un “muy bien Andrés” de manera constante, y como consecuencia

también me habían educado con una fragilidad ante escuchar las palabras “no”

o “está mal”. Aún siento cierto malestar en mi estomago por esas palabras,

pero en aquel entonces me resultaban lapidarias. Son incontables las veces

que me largaba a llorar por un simple “no”. Jamás podré olvidar aquel fatídico

fin de semana largo que aprendí (con la vigilancia constante de mi madre) a

multiplicar por dos cifras. Me debo haber deshidratado de la cantidad de

lágrimas que desprendí en esos 3 días que mis amigos jugaban en la vereda y
yo adentro desgastaba la única goma de borrar que tenía,

haciendo y rehaciendo una y otra vez las multiplicaciones.

A partir de ese cuatrismestre todo cambio, me di cuenta que

dependía de mi mismo y que si alguien podía demostrar que podía salir

adelante, esa persona era yo mismo.

Así lo hice, me prometí que esa era la última vez que iba a llorar por un “no”.

Pero… ¿cómo lo iba a hacer? Uno de los descubrimientos más importantes

que mi mente recuerda de ese momento es la sensación de tener la razón.

Ganar en discusiones, triunfar en debates era la sustancia perfecta que lograba

contrarrestar el gusto amargo que dejaba un “no”. Por cada “no” que

escuchaba, un “¿Por qué?” era la respuesta rápida perfecta. “Porque no” era la

contra respuesta más escuchada. Jamás olvidaré a ese compañero de jardín

que le preguntó a la maestra “Seño, que le respondo a mi mamá si me dice

“porque no”” lo cual la maestra respondió “Porque no, no es una manera de

decir”. Uy, ¡qué frase!, ¿por qué aun llevo conmigo ese recuerdo? ¿Tanto me

marcó esa frase? Fue una clara herramienta que me dio el Jardín para afrontar

la vida. Hoy en día comprendo que esa señorita estaba aplicando una

pedagogía critica. Era un arma que nos daba la educación institucional para

afrontar la vida y para cuestionar la misma educación que recibí en mi casa.

cómo olvidar la cara de mi madre la primera vez que le solté esa frase. No

entendió como responder, no sabía de donde había sacado eso. La persona

que tenía una respuesta a todo quedaba en silencio luego de esa frase, y esa

sensación era extraordinaria.


Desde ese momento todo cambió, comencé a prestar más

atención y empecé a escuchar de mis compañeros “Andrés,

me explicas esto que no entendí como lo explicó la profe”.

Eso me hizo modificar mi conducta, ya no necesitaba la aprobación de un

adulto, ahora me producía mayor satisfacción la aprobación o admiración de

parte de mis compañeros y eso me llevo a una necesidad de saber cada vez

más, para de esta manera explicar cada vez mejor, lo cual aumentaba esa

sensación de satisfacción. Como relata Freire, la comprensión implica

posibilidad de transmisión. En este caso, para explicar contenido, primero

debía comprender al 110% para luego, con ejemplos absurdos (como explicar

el teorema de Pitágoras con un astronauta subiendo a una nave espacial)

poder llegar a que mis compañeros comprendan. Esto es también un buen

ejemplo de la crítica que le realiza Gvirtz a Durkheim sobre su concepto de

educación, ya que, para Durkheim, la educación es una acción ejercida por las

generaciones adultas sobre las generaciones jóvenes para que estas últimas

incorporen o asimilen el patrimonio cultural. La crítica de Gvirtz es que, en

ocasiones, las nuevas generaciones pueden transmitirse conocimiento entre sí

y a su vez a las generaciones más adultas. En el texto de Gvirtz utiliza el

ejemplo de la tecnología y cómo le hemos enseñado a nuestra abuela a

descargar WhatsApp.

Otro ejemplo de lo que aprendí de mis pares es el lenguaje. El lenguaje es una

herramienta socialmente construida y se adquiere en el medio social profesa

Gvirtz. De mis pares y con ellos desarrollamos códigos de barrio; le atribuíamos

significado a palabras inventadas que se producían de la interacción nuestra

sumado a vivencias del día a día que enriquecían un lenguaje exclusivamente


nuestro, pero que llevaba a comprendernos de una mejor

manera. Un desafío que encuentro de cara al futuro en la

educación es cómo conectar con los futuros jóvenes. Algo

que, para mí, los profesores en la secundaria fallaban. Lo que es gracioso para

una generación ya no lo es para la siguiente. Esto lo veo reflejado en mi

relación con mi hermano 8 años menor. Hablar con él es descubrir palabras

nuevas que desconozco completamente todos los días. ¿Qué significa que algo

está “de ruta”? ¿está bien o está mal? ¿Es algo positivo o no? Como desafío a

futuro creo que un profesor tiene que ser capaz de entender a sus alumnos,

aprender de ellos, sus realidades, de esta manera puede enseñar mejor, tener

explicaciones acordes a cada mundo de sus alumnos.

Y si se lo preguntan…no, hoy en día no se multiplicar por dos cifras sin usar la

calculadora del celular.

Capítulo 3 –

La experiencia en el ámbito escolar que tengo para contarles es sobre la

metodología que tenía una profesora para tomar exámenes. Asistía a la

escuela Secundaria Media nº 4, Escalabrini Ortiz de San Miguel, Bs As. No

puedo recordar con exactitud cómo eran las clases cotidianamente, si me

acuerdo que era de Geografía y recuerdo la forma que tenía para evaluar, que

en comparación con otros profesores era muy peculiar.

Cuando tomaba una prueba, el sistema podía variar, ya que no siempre era el

mismo, llegaba y te planteaba ese día sí se desarrollaba en grupos de cuatro o

de a dos personas (nos hacia mover las mesas, incluso para ubicarnos en el

caso de realizarlo de a cuatro), en algunas ocasiones nos dejaba hacer con


“carpeta abierta” o con libros. Las preguntas del examen no

estaban formuladas para que los alumnos las piensen o

desarrollen en base a lo que aprendieron, muy por el

contrario, lo que por lo general pasaba, es que uno solo era el que estudiaba y

realizaba el parcial. En el caso de la carpeta o el manual “abierto” lo que

realizábamos era la copia textual de las respuestas.

Aquí podemos hacer referencia a lo que alude Freire (2008), cuando habla de

que hay que enseñar a comprender y a comunicar esa comprensión (pág.25).

No critico los métodos, pero creo que podrían haber estado mejor aplicados, de

alguna forma que los alumnos lo realicen en grupo, pero que tenga algún

proceso de elaboración que les permita pensar e interactuar dentro del mismo

para la realización del examen; y que no culmine en una copia textual de la

carpeta o manual.

Freire (2008) “Una de las tareas más hermosas y gratificantes que tenemos por

delante como profesores y profesoras es ayudar a los educandos a constituir la

inteligibilidad de las cosas, ayudarlos a aprender a comprender y a comunicar

esa comprensión a otros“(Pág. 25).

Esta profesora además de este sistema evaluativo, tenía como hábito ponerse

con el celular o a leer algo durante la realización del mismo. Nos demostraba a

nosotros la falta de interés que nos prestaba.

Pinou (2001) enumera las piezas que se fueron ensamblando para generar la

escuela, y una de ellas es “El docente como ejemplo de conducta” , el autor lo

explica que el educador era dotado de un poder pastoral asociándolo a un

sacerdote haciendo foco en su accionar, en la forma de hablar, de vestirse, etc.


(pag 34-35)“el docente debe ser un ejemplo de conducta a

seguir por sus alumnos”

En esta experiencia, que la docente utilizara su celular o que

se pusiera a leer algo mientras nosotros realizábamos el examen, nos dejaba la

libertad de hacer literalmente lo que queríamos, a copiarnos o nos pasábamos

las hojas, para los que no tenían las actividades realizadas; en el caso que

fuera con carpeta abierta. En definitiva no nos preocupábamos por realizar

actividades o estudiar, repasar o comprender temas de esa materia porque

sabíamos que en definitiva había una aprobación asegurada. Esto nos lleva a

una reflexión, si el profesor no demuestra interés a los alumnos, porque los

alumnos deben mostrar interés a su materia.

Recuerdo conversar con mis compañeros de que dicha profesora no leía los

exámenes, o al menos lo hacía muy por arriba. Nos dábamos cuenta que la

nota era comprendida por la extensión que teníamos en carillas o por alguna

afinidad con los alumnos. No había un registro de si los contenidos habían sido

entendidos.

Incluso en uno de los exámenes fuimos muy malos ya que realizamos algo que

no correspondía y mesclado entre las respuestas habíamos puesto una palabra

no muy correcta, y ella las corrigió sin ningún problema no dando cuenta en

ningún momento de la falta.

Capítulo 4 – De aprender a enseñar, el camino de ser madre.

Esta última experiencia es más de tinte personal ya que les voy a contar como

funciona mi rol de mamá en general, pero también de una forma más

específica como funcionó durante la pandemia y las clases virtuales. Si bien es


una práctica no institucional, no deja de haber un proceso

educativo.

Gvirtz (2007) nos propone pensar un sentido más amplio de

la palabra educación, que lo tenemos muy asociado al ámbito de la escuela

como único responsable de este proceso (pág. 10), por esta razón afirma que

también se puede enseñar saberes fuera de las instituciones escolares (pág.

13).

Asimismo creo que en ésta experiencia sobre educación tiene una doble cara,

por un lado la de educadora y por otro de alumna también, ya que fui mama

muy chica (a los 18 años) y hemos crecido juntas en todos los sentidos.

Mi hija me enseño muchas cosas, por ejemplo que todo tiene su tiempo, a

esperar, a reír, a jugar (de vuelta), a enojarme, a poner límites, a generar

hábitos saludables, en fin, muchas cosas. Es una niña llena de preguntas, pero

también muchas respuestas, tan simples algunas, que te dejan pensando.

De manera similar Gvirtz (2007) habla que dentro de una misma generación, o

de una generación a otra se produce el proceso educativo. Considera que sería

muy reduccionista concebir que se desenvuelve este proceso de una

generación adulta a los niños, nos invita a pensarlo al revés, los niños enseñan

a los padres (pág.22).

“Observar procesos educativos actuales en los que los niños son los

poseedores del saber y los adultos son los que deben ser enseñados” (pág.

22). Y da un ejemplo muy claro que sucede con el manejo que tienen los chicos

sobre las tecnologías, es impresionante la facilidad con la que se desenvuelven

y muchas veces son ellos quienes nos explican cómo utilizarlas.


Pensando en lo sucedido el año 2020 con el COVID-19 en

el contexto de “la escuela en casa”, al menos en mi

experiencia, el manejo de las tecnologías fue muy bueno, se

desenvolvió muy bien, no le resulto difícil, busco la forma de poder aprender a

pesar de la pandemia. Muchas veces durante los zoom se ponían filtros o se

cambiaban los nombres o creaban chat a parte entre ellos. Y en ese proceso

de descubrimiento, muchas veces te explicaba como lo hacía o que había

encontrado de nuevo.

Reflexionando de esta forma de “escuela en casa” Pineau (2001) plantea que

la enseñanza en los ámbitos institucionales no es la única opción posible, y que

gracias a su carácter histórico se va reformulando según el contexto. Si bien la

presencialidad en la escuela es la que consideramos la más eficaz, no es la

única forma de pensar o repensar la escuela. Pag 49-50

Y en este nuevo contexto de repensar la escuela, trasladándola a los hogares,

donde cada familia tiene que brindar los recursos necesarios en pro de la

educación y donde los padres adoptamos el rol de “docente” en muchos casos.

Para realizar tareas, explicarlas, corregirlas, y también aprender algunos

conceptos a la par de ellos.

En mi experiencia del año 2020 tuve que buscar las diferentes formas de

dividir, aprenderlas y después poder explicarlas para que las pueda entender y

realizar las actividades. Esto es el proceso que explica Freire (2008) sobre

“aprender a comprender y a comunicar esa comprensión a los otros” (pág. 25).

También nos dice que estamos en un permanente proceso de búsqueda,

porque tenemos conciencia que somos incompletos, inacabados o inconclusos


y una “percepción de no yo” (pág. 21) lo que no conocemos

y podemos acompañar este recorrido y aprendizaje a través

de la curiosidad (pág. 21). Estos conceptos de Freire me

hacen acordar a las preguntas de mi hija ¿Qué es? ¿Para qué sirve? ¿Por

qué? Que constantemente va preguntando y va absorbiendo como “esponja”

toda la información que le des. Teniendo en cuenta la comprensión critica, si

hay algo que no se, mi respuesta debe motivar más a la curiosidad, “vamos a

buscarlo por internet”.

Freire (2008) habla de la comprensión crítica que es imposible dejar de buscar

y que no hay que perder la esperanza en esta búsqueda “Durante el proceso

de búsqueda hay momentos en que uno se detiene y se dice a sí mismo: no

hay nada que hacer. Esto es comprensible, comprendo que se caiga en esta

posición. Lo que no comparto es que se permanezca en esa posición” (pág.

23).

Conclusiones

Todas estas experiencias, algunas más significativas que otras, dejaron huellas

en nosotros, nos hacen pensar y reflexionar sobre nuestro futuro, que nos

gustó y desearíamos seguir motivando a los demás como futuros profesores, y

por el contrario, que no nos gustó, cómo lo podríamos modificar, que

herramientas podríamos adoptar para mejorar.

Nos gustaría invitarlos a pensar ¿qué huellas dejan ustedes en los demás sin

importar que sea sobre la educación formal o de índole informal?


Conclusión

545 km de distancia, 6 años de diferencia, diferentes

composiciones familiares, sistemas educativos distintos,

pero una experiencia común: salir de la escuela como máquinas incapaces de

realizar otra tarea que no sea la de copiar, pegar y memorizar.

Como conclusión de este trabajo hemos acordado ciertos puntos comunes que

han atravesado nuestras vivencias educativas (principalmente escolares).

Ambos tenemos recuerdos positivos de nuestros compañeros, de nuestra

educación de parte de nuestra s familias, pero hemos manifestado nuestras

críticas hacia la educación que recibimos en la escuela secundaria. En nuestra

primera conversación rápidamente coincidimos en que la experiencia que

compartía la mayoría no era la misma que nosotros. Muchos hablaban de tener

clases con un profesor que se colocaba en el altar mostrando una posición de

sabiduría por sobre el resto y daba un monologo sobre los estudiantes donde

estos en silencio copiaban notas. En nuestro caso fue distinto, tuvimos

profesores que se colocaban en los rincones pegados al calefactor y de lejos

observaban pasivamente como los estudiantes, individualmente o en grupo, se

ponían a completar guías, copiando y pegando conceptos del glosario de los

manuales.

Como punto positivo destacamos que estas experiencias educativas nos han

marcado no solo en cuanto a quienes somos, sino también a quien aspiramos

ser. Nuestra idea es que las próximas generaciones puedan recibir una

experiencia educativa escolar superior a la que hemos recibido. Para esto

comprendemos como un gran paso comenzar a repensar las vivencias y


reconocer errores en nuestra educación, para desde ahí

mejorar experiencias futuras.

Miramos con cierto deseo y recelo las experiencias de

compañeros que destacan en su memoria la labor de algún docente que los

haya marcado. Ambos desearíamos ser ese “yo estoy haciendo esto porque un

profesor me inspiró a hacerlo” a quien la historia refiere.

BIBLIOGRAFÍA:

BRAILOVSKY, D. (2019). Pedagogía entre paréntesis. Ciudad Autónoma de

Buenos Aires: Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico.

DURKHEIM, Emile (1974) La Educación: su naturaleza, su función. Editorial

Schapire. Buenos Aires.

FREIRE, Paulo. (2008) (2º edición). El grito manso. Buenos Aires. Editores S

XXI.

GVIRTZ, Silvina (2007) La educación: ayer, hoy y mañana. El ABC de la

pedagogía. Buenos Aires: Aique.

PINEAU, P. (2001) “¿Por qué triunfó la escuela?”. En: La escuela como

máquina de educar. Paidós: Buenos Aires.

➢ Gvirtz: Definición de educación. Función social de la educación: producción-

reproducción.Características de la educación. Relaciones de poder. Relaciones inter e

intrageneracionales. educación y escolarización.

➢ Durkheim:

Definición de educación.
Concepción de hombre. Rasgos de la educación: uno y múltiple.
Relación educativa: sugestión hipnótica.

Educación como forma de socialización.

➢ Freire: Concepción de hombre. Definición de educación desde


la mirada crítica.

Relación educativa.

➢ Pineau: historicidad de la escuela. La escuela como forma hegemónica: piezas que la


componen.

➢ Brailovsky: Definición de lo tradicional y de lo nuevo. historicidad de educación:


pedagogía tradicional, pedagogía nueva y pedagogía del mercado

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