Documento Descargable - Unidad 1
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Elementos introductorios
Presentación de la unidad
Para lograr este objetivo general, se presentan preguntas orientadoras que permiten
guiarse en el conocimiento primario de los recursos naturales. Sé plantea un
documento que permite identificar esos elementos normativos. Por último, al
finalizar la temática se abordarán dos puntos: las nuevas posturas en torno al medio
ambiente (ecocéntricas)y las principales dificultades en el relacionamiento de la
fiscalía general de la Nación con las entidades del orden nacional, departamental y
municipal, así como con las autoridades del Sistema Nacional Ambiental (SINA).
Objetivos de la unidad
La constitución
Medio ambiente y
ecológica como base
Derecho penal recursos naturales
Sociedad del riesgo fundamental del
ambiental objeto de protección
derecho penal
del derecho penal
ambiental
Organización
Sistema Nacional
administrativa Los ecosistemas como
Ambiental: entidades Principio de
ambiental. (una sujetos de protección
que lo integran y precaución
mirada al Sistema constitucional
finalidad
Nacional Ambiental)
La información ambiental
como condicionante de la
Posturas ecocéntricas Daño ambiental vs.
toma de decisiones
y antropocéntricas daño ecológico
ambientales: los
principios
Tema 1
Sociedad del riesgo
Síntesis
Profundización
Origen
Figura 1
Fuente: f reepik/33229327
Ortega (2011), agrega que «el autor se propone hacer algo parecido a lo que
hicieron en su momento Marx, Durkheim y Weber, es decir, aventurar hipótesis de
lo que pudiera ser el siglo XXI» (p. 77).
“El punto de partida de este autor es la propia noción de sociedad del riesgo. Con
esta expresión Beck se refiere a un estado de desarrollo en el que las bases de la
organización social ya no solo son la administración y distribución de los recursos, sino,
fundamentalmente, la distribución de los riesgos. En palabras suyas: “mientras que en
la sociedad industrial la ‘lógica’ de la producción de riqueza domina a la lógica de la
producción de riesgos, en la sociedad del riesgo se invierte esta relación”.
A continuación, afirma que los riesgos “modernos” no son del todo calculables;
además, sus daños son difícilmente imputables a alguien en particular y, lo que es peor,
pueden resultar irreparables. Lo trascendente de todo ello es que los nuevos peligros:
“traen como consecuencia que la realidad se perciba y estructure a nivel cognitivo de
acuerdo a un esquema de seguridad y riesgo”. (Ortega, 2011, pp. 77-78)
Implicaciones en el derecho
Estas implicaciones las expone el autor de referencia completamente de la siguiente
manera:
Entre las características más importantes de esta sociedad del riesgo que
afectan al sistema normativo pueden destacarse las siguientes:
(…)
Una diferencia importante entre los riesgos naturales y los riesgos industriales
actuales es que aquellos solo pueden ser imputados a la naturaleza (en otras
épocas, a los dioses); en cambio, los riesgos industriales actuales parten de una
decisión en el campo industrial o económico (con ánimo de lucro), lo que invita a
reflexionar sobre la imputación y la atribución de responsabilidad por las
consecuencias indeseadas, tanto a las personas como a las empresas
implicadas. Sin embargo, algunos riesgos (ecológicos, atómicos,
biotecnológicos, entre otros) ya no se pueden volver a conducir tan fácilmente
hacia los estándares de control, pues suprimen los pilares básicos del cálculo de
riesgos y de seguridad, lo que inevitablemente genera desconfianza.
(…)
(…)
Fuente: f reepik/21018785
Ortega (2011) afirma al respecto que «no es novedoso que el derecho reaccione
frente al riesgo, pero sí lo es la transformación sustantiva tanto del contenido de las
medidas de prevención como de los criterios o referencias que adoptan» (p. 81). Y
agrega que se puede «considerar que la sociedad del riesgo genera en el derecho
dos grupos de cambios: primero, crea nuevos ámbitos de actuación jurídica y,
segundo, existe una callada, pero incesante tendencia a la prevención de riesgos»
(Ortega, 2011, p. 82).
Podemos enumerar las técnicas que ha desplegado el ordenamiento jurídico para hacer
frente a los “nuevos riesgos” en doce niveles: a) creación de delitos e infracciones de
riesgo, b) creación de bienes jurídicos de contenido difuso o bienes jurídicos
macrosociales, c) modificación de la prueba de la relación causal, d) nuevo contenido y
alcance de las tradicionales autorizaciones, e) introducción de estudios técnicos
científicos previos (estudio de impacto ambiental, por ejemplo), f) introducción de
“cláusulas técnicas” (permanente adaptación tecnológica para la prevención de riesgos),
g) establecimiento y ampliación de las medidas preventivas de seguridad, h) mayor
acceso social a la información, i) establecimiento de instrumentos presupuestarios, j)
creación de unidades especiales de protección contra riesgos, k) utilización de
instrumentos económicos fiscales, y l) una mayor participación social en la vigilancia de
los bienes colectivos puestos en riesgo. (p. 83)
Así mismo, como lo reseña Ortega (2011):
Beck afirma que muchas de las actividades que generan riesgos no son estrictamente
nuevas, sino que simplemente tienen hoy un potencial dañino más elevado. Si tomamos
como ejemplo a la industria química, veremos que ha aumentado en los últimos años su
potencialidad para la contaminación ambiental. En la actualidad se han desarrollado
nuevos campos de actividades y avances tecnológicos que encierran un creciente
peligro y un enorme potencial y capacidad lesivos, que indudablemente constituyen
notas peculiares de los nuevos riesgos actuales. (p. 82)
Fuente: https://bit.ly/3PRRlhO
El surgimiento de nuevos ámbitos de riesgos exige del derecho una nueva forma de
actuar, como lo dice Anglés Hernández (2006, citada en Ortega, 2011):
Profundización
Figura 4
Fuente: f reepik/31094300
El derecho penal ambiental es una rama del derecho relativamente nueva que, en
su generalidad, presenta constantes avances, además de poseer características
particulares teniendo en cuenta la especialidad de la materia.
Sobre este particular, se trae a colación lo planteado por Sessano (2002), quien
asegura que:
“Existe una tendencia internacional a la protección del medio ambiente por medio del
derecho penal, pese a que los conocimientos empíricos nacionales e internacionales
permiten observar su eficiencia todavía con escepticismo. La protección del medio
ambiente, y el aseguramiento de su preservación representan en la actualidad un
objetivo social fundamental, en los ámbitos estatal e internacional. Para afrontar la tutela
de estos intereses, el Estado va a recurrir a sus instrumentos jurídicos sancionatorios,
tanto a los administrativos cuanto a los penales. Desde esta expansión sancionatoria en
la esfera del derecho penal medioambiental hay que tener en cuenta que la experiencia
del derecho penal clásico, con la protección de la vida, salud e integridad física y la
propiedad, no encuentra respuestas apropiadas a las nuevas formas de amenaza
originadas por la civilización técnica. Por otra parte, el impacto del efecto propagandístico
de espectaculares destrucciones del medio ambiente —para los que la opinión pública
requería fuertes sanciones— ha impulsado la actuación del legislador. Sin embargo, se
observa cada vez con mayor escepticismo la ampliación del derecho penal del medio
ambiente”. (pp. 5-6)
Tema 3
Medio ambiente y recursos naturales objeto de protección del
derecho penal
Síntesis
Profundización
Definición
Figura 5
Fuente: f reepik/2524112
Los recursos naturales, según la definición de Morello (1987), “es todo aquello que
satisface las necesidades humanas proveniente del medio físico y natural”, mientras
Ekerlin (1997) los define como “capital que se gasta rápidamente”, dando a entender
que se está́ comprando un presente barato con un futuro caro; en tanto, Zimmerman
(1933), mediante una visión funcional entre economía y geografía, dice: “Los
recursos no lo son, llegan a ser”.
El Código de los recursos naturales renovables y de protección del medio ambiente
para Colombia, en el decreto 2811 de 1974, reconoce el valor social de los recursos:
“(...) el ambiente es patrimonio común de la humanidad y necesario para la
supervivencia y el desarrollo económico y social de los pueblos” así como las
condiciones de uso, Art.45 “Se procurará que la transformación industrial de bienes
obtenidos en la explotación de recursos se haga dentro de la región en que estos
existen”, destacando como responsable a la Nación por el uso de los recursos
naturales, Art. 42 “Pertenecen a la Nación los recursos naturales renovables y
demás elementos ambientales (...)”.
Figura 6
Fuente: https://bit.ly/3Vb9Mix
Objeto de protección
El derecho penal protege al medio ambiente de una forma particular al resto. Para
su entendimiento, se explicarán porque necesariamente en materia penal no es
necesario infringir o dañar el medio ambiente para incurrir en un delito.
Delitos de peligro
Los delitos de peligro, en general, son aquellos en los que las conductas prohibidas
entrañan un peligro para los bienes jurídicos protegidos y se diferencian de los delitos
de lesión, porque estos exigen que el bien jurídico penalmente protegido sea
efectivamente lesionado, que se le cause un daño real. Pueden ser de peligro concreto,
que incluyen los casos en los que se requiere demostrar la existencia del peligro
efectivamente corrido, por tanto, si el resultado no se produce se dice que es solo por
casualidad. Estos delitos requieren un juicio de imputación donde se verifique la
producción de un «resultado de peligro», casi siempre para la vida o la salud hum ana,
desde una perspectiva ex post (…).
Los delitos de peligro también pueden ser de peligro abstracto o presunto, en cuyo
caso ha de entenderse que son aquellos que tipifican conductas de naturaleza peligrosa,
pero que no exigen que se cree efectivamente un peligro para el bien jurídico o no
requieren que se demuestre la puesta en peligro efectiva en este sentido, no será
necesario demostrar ex post, en el caso concreto, que el comportamiento tenía
capacidad lesiva frente al bien jurídico protegido, por esto se dice que este grupo de
delitos ha sido consagrado en el Código Penal en particular porque normalmente
suponen la peligrosidad y, por esto, basta la constatación de la acción típica (…).
La forma adoptada para la protección ambiental es, en general, la del peligro
abstracto, entre otras razones, por la necesidad de regular y criminalizar determinadas
conductas desde una etapa previa a la intervención clásica del derecho penal, que opera
cuando se ha lesionado un bien jurídico, en especial por el deterioro en el que se
encuentra el medio ambiente que ha implicado el aumento de riesgos por el desarrollo
tecnológico e industrial que pone en peligro a las generaciones futuras. Más adelante se
insistirá que este adelantamiento de las barreras de protección penal no produce
resultados eficaces, a pesar de que se vea teóricamente posible, porque es más efectiva
la intervención administrativa a través de sus sanciones, lo que indica que en estos
supuestos el derecho penal funciona más como una herramienta simbólica (…) para
reforzar las demás, que como una buena solución al problema ambiental.
Una de las principales críticas que ha recibido la consagración de este tipo de delitos,
consiste en el quiebre que generan en los principios básicos del derecho penal, com o lo
son el de legalidad (seguridad jurídica) y lesividad, así lo expresa Soto refiriéndose a la
regulación española: “[l]as críticas más contundentes se dirigen contra la modalidad de
delitos de peligro abstracto consistente en la incriminación de meras infracciones
administrativas que, por sí solas, no implican necesariamente un peligro para el bien
jurídico protegido” (2003, p. 177).
Sin embargo, los autores que avalan la protección de bienes jurídicos colectivos a
través de la consagración de los delitos de peligro abstracto insisten que ello no implica
la aceptación del desmantelamiento de las garantías penales. (pp. 317-318)
Crítica
El deterioro continuo del medio ambiente viene influenciado por el rápido crecimiento
de la economía, que trae consigo la producción ilimitada de bienes de consumo como
motor que impulsa el modelo de sociedad. Esto genera toda suerte de perturbaciones al
entorno natural que rodea al hombre, así como la deseada industrialización ha
degenerado en un dominio destructivo de los recursos naturales que el planeta ofrece
para satisfacer toda clase de necesidades humanas. (p. 16).
Tema 4
La constitución ecológica como base fundamental del derecho penal
ambiental
Profundización
Definición
Para el caso colombiano, la Corte Constitucional ha manifestado que en la Carta
Política de 1991 se encuentra una verdadera constitución ecológica, del mismo
rango de las constituciones económica, social y cultural, en tanto que:
Al lado del conjunto de principios que la Constitución dedica a las relaciones económicas
deben situarse una serie disposiciones de no menos trascendencia encaminadas a
asegurar una protección básica a la vida humana considerada como un valor en sí, al
margen del uso que se haga de los recursos humanos en atención a fines políticos y
económicos. Se da así entrada a una nueva dimensión de las garantías constitucionales
cuyo núcleo esencial se halla en la protección de la libertad personal y de los demás
derechos fundamentales vinculados de diversa manera a la misma y que se manifiesta,
ante todo, en un conjunto de reglas generales tendentes a crear una situación ambiental
que facilite lo más posible el ejercicio de las libertades individuales (…). (Sala Plena,
2014, núm. 5.1.11)
Sin embrago, tras la conquista de la constitución de 1991, opina Canosa Usera que la
generosidad en esas proclamaciones constitucionales no siempre asegura la protección
de los bienes tutelados. Ese riesgo de caer en lo semántico pesa sobre todas las
constituciones, en especial sobre las de los países en desarrollo que, por lo demás,
suelen ser más generosas en las proclamaciones.
Fines esenciales del Estado
La Constitución Política de Colombia (1991) estipula en su artículo 2 que:
Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas
residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y
libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de
los particulares”.
Desde varios puntos de vista, esta norma tiene implicaciones ambientales, en primer
lugar, al «facilitar la participación de [los ciudadanos] en las decisiones que los
afectan y en la vida económica, administrativa, y cultural de la Nación». En
consecuencia, Amaya (2003a) afirma que:
En tercer lugar, decir que «las autoridades de la República están instituidas para
proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida (…)» también
permite reafirmar, como se dibuja en el preámbulo, que la salvaguardia de la vida
está en la esencia de la función de protección al medio ambiente. Este artículo
segundo de la Constitución del 91 recoge parte de lo consagrado en el artículo 16
de la Constitución de 1886, concretamente en el segundo párrafo.
Buena parte de la discusión que se dio en la Asamblea Nacional Constituyente
sobre este tema fue a propósito del proyecto de reforma constitucional número 1,
presentado por el delegado Jesús Pérez González Rubio.
Figura 7
Fuente: f reepik/3534042
Fuente: freepik/121716
Profundización
Figura 9
Fuente: propia
Sobre esa base, se han difundido algunas leyes que representan lo básico o mínimo del
derecho ambiental, las cuales se describen a continuación:
• Ley 23 de 1973: se considera la gran ley ambiental; cubre aspectos esenciales, por
ejemplo:
El artículo 1, que estipula que «el ambiente es patrimonio común. El estado y los
particulares deben participar en su preservación y manejo, que son de utilidad pública
e interés social.
El artículo 3, que lista los recursos naturales renovables que se entienden regulados
en el código: primera visión legal restrictiva vigente de lo que se entiende por medio
ambiente (en conjunto con la de la Ley 23 de 1973).
Y el artículo 51, que dicta que «el derecho de usar los recursos naturales renovables
puede ser adquirido por ministerio de la ley, permiso, concesión y asociación».
Antes la competencia era del Minsalud. Pero, con la Constitución del 91, la Ley 99 del
93 hace una modificación importante de la estructura administrativa: la competencia en
asuntos ambientales pasa al Ministerio del Medio Ambiente.
• Ley 99 del 1993: organiza el sistema nacional ambiental y las funciones de las
autoridades administrativas ambientales. Pone unas cargas económicas ambientales.
También, considera varios mecanismos de participación ciudadana.
Con esta ley, se reordena el sector público encargado de la gestión y conservación del
medio ambiente y recursos renovables. Se organiza el Sistema Nacional Ambiental
(SINA).
El artículo 4 trata sobre las sanciones administrativas, que «tienen una función
preventiva, correctiva y compensatoria».
Fuente: f reepik/10329515
Debido a las reformas institucionales adelantadas durante los años noventa, como
consecuencia de la expedición de la Constitución Política de 1991 y de la Ley 99 de
1993, la gestión ambiental en Colombia tuvo un amplio desarrollo. Uno de estos grandes
adelantos fue la creación del Sistema Nacional Ambiental (SINA), en un claro esfuerzo
por crear un verdadero sistema para el manejo de los recursos naturales en el país. El
SINA es consagrado por el artículo 4.o de la Ley 99 de 1993 y puede entenderse como:
“el conjunto de orientaciones, normas, actividades, recursos, programas e instituciones
que guían la gestión ambiental del país”. (p. 1)
Hoy por hoy, el objetivo es integrar los diferentes agentes públicos, sociales y
privados involucrados, con el fin de promover un modelo de desarrollo sostenible
entre el bienestar social y la preservación de la naturaleza.
Tema 6
Organización administrativa ambiental (una mirada al Sistema Nacional
Ambiental)
Profundización
¿Cuándo, por qué y para qué se creó el SINA?
Figura 11
Figura 12
Frente a esta autoridad nace la pregunta: ¿Quiénes pueden otorgar licencias ambientales
en Colombia? ANLA, corporaciones autónomas regionales y los grandes centros urbanos.
Sector descentralizado
• Entidades adscritas:
• Entidades vinculadas:
Entre sus funciones están (i) entregar al IDEAM los estudios sobre la
biodiversidad y (ii) el inventario nacional de biodiversidad.
(…)
(…)
Las demás que le otorgue la ley y le fijen los estatutos para el desarrollo de sus
objetivos legales.
Cabe aclarar que los institutos son autoridades de fomento o investigación, pero no
son autoridades ambientales.
Entes corporativos de carácter público, creados por la ley, integrados por las
entidades territoriales que por sus características constituyen geográficamente un
mismo ecosistema o conforman una unidad geopolítica, biogeográfica o
hidrogeográfica, dotados de autonomía administrativa y financiera, patrimonio propio
y personería jurídica, encargados por la ley de administrar, dentro del área de su
jurisdicción, el medio ambiente y los recursos naturales renovables y propender por
su desarrollo sostenible, de conformidad con las disposiciones legales y las políticas
del MADS. (párr. 4)
Fueron creadas mediante la Ley 99 de 1993 y están integradas bajo una división por
recursos naturales, no por departamentos. Su diseño institucional les da autonomía
para la toma de decisiones y el establecimiento de procedimientos, de manera que el
Minambiente no incide sobre ellas.
Figura 14
Fuente: Fuente: portaf olio de oferta de servicios institucionales, Ministerio de Ambiente y Desarrollo
Sostenible (2020)
Figura 15
Síntesis
La Constitución encarga al Estado de prevenir y controlar los factores de deterioro
ambiental, así como de imponer las sanciones legales y exigir la reparación de los
daños causados, labor preventiva que adquiere especial significado tratándose del
medio ambiente. Para su puesta en práctica, suele apoyarse en varios principios,
dentro de los que se destacan los de prevención y precaución, pues dicha labor
tiene que ver tanto con los riesgos o daños cuyo efecto no pueda ser conocido
anticipadamente como con aquellos en los cuales resulta posible conocer el efecto
antes de su producción.
Profundización
Figura 16
Fuente: f reepik/31643602
Definición
• Principio de prevención: tratándose de daños o de riesgos, en los que es
posible conocer las consecuencias derivadas del desarrollo de determinado
proyecto, obra o actividad, de modo que la autoridad competente pueda adoptar
decisiones antes de que el riesgo o el daño se produzcan , con el fin de reducir
sus repercusiones o de evitarlas, opera el principio de prevención que se
materializa en mecanismos jurídicos tales como la evaluación del impacto
ambiental o el trámite y expedición de autorizaciones previas, cuyo presupuesto
es la posibilidad de conocer con antelación el daño ambiental y de obrar, de
conformidad con ese conocimiento anticipado, a favor del medio ambiente.
Fuente: https://bit.ly/3jqzzpO
Fuente: f reepik/8668105
“Se parte del hecho de que el Estado debe proteger la diversidad y la integridad
ambiental. Cuando un elemento del ambiente pasa de ser “objeto” a ocupar una
categoría de “sujeto”, abre la puerta a la protección, pues se cambia esa relación”,
destaca el profesor Mesa.
La importancia de esta designación radica en estas dimensiones:
Por otra parte, estas sentencias también contienen órdenes complejas que plantean
una vulneración masiva y generalizada de varios derechos constitucionales que
afecta a un número significativo de personas. Consecuencia de la prolongada
omisión de las autoridades en el cumplimiento de sus obligaciones para garantizar
los derechos que incluye la no expedición de medidas legislativas, administrativas
o presupuestales necesarias para evitar la vulneración de los derechos, y que
produce un problema social cuya solución compromete la intervención de varias
entidades. Esto demanda un esfuerzo presupuestal adicional importante. En otras
palabras, se trata de sentencias estructurales en las que el aparato judicial reconoce
la existencia de un problema sistemático y, por ello, ordena acciones afirmativas de
ejecución inmediata y progresiva para la protección de derechos fundamentales que
pueden ser afectados de forma masiva, dada las consecuencias que tiene la
degradación del ecosistema.
Quizá, luego de más de una docena de sentencias que declaran como sujeto de
derecho a los ecosistemas enunciados y seguramente otros litigios que estarán por
venir, las cortes cerrarían filas para la protección de quienes están por nacer, pero
también de la naturaleza, reconociendo en ella un valor intrínseco y, por demás, una
carga ética que tiene la humanidad de conservar el planeta, su biodiversidad y su
habitabilidad, tanto para la raza humana como para las demás especies. Empero,
la velocidad de estas transformaciones puede ir a un ritmo más lento que la
degradación ambiental, la extinción masiva de especies y el cambio climático. Sin
embargo, es un paso definitivo en la consolidación de un futuro sustentable, que
supere el Antropoceno y brinde, en dignidad y capacidad, una existencia plena a las
generaciones que están por venir.
Tema 9
Posturas ecocéntricas y antropocéntricas
Profundización
Definición
Con respecto a este tema, Cresci (2018) formula lo siguiente:
Síntesis
Profundización
Fuente: f reepik/35758969
Principios
El acceso a la información trae implícito el principio participativo y democrático.
Profundización
Fuente: f reepik/22431187
Esa acepción de daño ambiental no puede ser comprendida aisladamente del resto
del ordenamiento normativo, por lo que hay que leerla en concordancia con el artículo 8
del Decreto 2811 de 1974 que contiene una lista de factores que afectan y menoscaban
el medio ambiente, y que por ende pueden ser entendidos como daños
medioambientales.
De igual manera, la Corte Suprema de Justicia en sentencia del 16 de mayo de 2011
estableció que el daño ambiental (daño ecológico, daño a la salubridad ambiental, etc.)
es “(...) todo detrimento causado al ambiente, bien público resultante de la conjunción de
sus distintos elementos, susceptible de protección autónoma, mesura o proyección
patrimonial, y derecho colectivo perteneciente a toda la comunidad, conglomerado o
sociedad”. En la misma sentencia, la misma Corporación concluye que el daño ambiental
recae sobre el ambiente, el cual termina siendo a su vez un valor, un interés y un derecho
público colectivo, supraindividual, es decir que va más allá del individuo. Esto se traduce
en que el menoscabo afecta a los denominados “bienes ambientales”.
Fuente: f reepik/28883948
El doctrinante Nestor Caferatta hace alusión a dos elementos para identificar el daño
ambiental así: (i) una alteración negativa relevante al ambiente y (ii) que tal alteración
recaiga sobre el ambiente, los recursos naturales o el equilibrio del ecosistema.
Con relación al segundo supuesto, esto es, que tal alteración recaiga sobre el
ambiente, los recursos naturales o el equilibrio del ecosistema, bienes o valores
colectivos, no es necesario hacer mayores precisiones debido a que el medio ambiente
no puede ser apreciado sin otros componentes como lo son los recursos naturales, el
ecosistema y los valores colectivos.
Lo anterior no significa que la legislación colombiana deba apartarse del tema y dejar
de sancionar un daño ambiental por falta de certeza en los elementos típicos. Al
contrario, como se ha venido haciendo, se tiene que ampliar el campo de acción del
Estado, flexibilizar los supuestos de responsabilidad y plantear si el daño ambiental es o
no un nuevo tipo de daño que goza de protección constitucional, pero que no necesita
para su configuración de todos los elementos y características tradicionales. Más
adelante en este escrito, se profundizará en los elementos para que se configure
responsabilidad civil por daño ambiental y se ahondará en la problemática de la dificultad
de determinación de los elementos típicos del daño. (pp. 15-17)
Tipos de daño ambiental
Figura 22
Fuente: f reepik/3585374
Acosta y Galvis (2014) añaden sobre este tema lo que se presenta a continuación:
Por otro lado, el daño ambiental impuro, también conocido como daño
indirecto, hace referencia a las consecuencias que puede tener el detrimento
medioambiental en una o unas personas consideradas individualmente o sus
bienes particulares. Generalmente, el daño ambiental se causa siempre a la
colectividad, pero en ocasiones puede tener repercusiones sobre bienes
individuales, lo que legitima a dichos individuos a “(...) accionar en su nombre
para pedir una indemnización propia” (…).
Daño colectivo
El daño ambiental colectivo va más allá que la suma de los daños jurídicos
individuales; se concreta en la afectación que sufre la colectividad en general por
conductas negativas para el medio ambiente. En concordancia con lo anterior, la
reparación derivada de este tipo de daño no puede concretarse en un patrimonio
individual, sino que, por el contrario, toda la colectividad deberá ser resarcida en
su totalidad, es por esto que los profesores Julio Enrique González Villa y Juan
Carlos Guayacán Ortiz, en el libro Daño Ambiental (…), han sostenido la
idoneidad de las acciones populares y de grupo establecidas en la Constitución
para proteger al medio ambiente.
Este tipo de daño no debe ser confundido con el progresivo, que, aunque
también consiste en una serie de actos repartidos en el tiempo, esta serie de
actos sucesivos “(...) provoca un daño mayor que la suma de cada uno de los
daños individualmente generados por cada acto lesivo” (…).
Para hacer más clara la diferencia que existe entre uno y otro tipo de daño,
usaremos el siguiente ejemplo: cuando un río está siendo contaminado por
personas que lavan la ropa o arrojan basura en la orilla, o por empresas de
curtiembre que arrojan los desechos industriales al mismo río, estamos ante la
presencia de un daño continuado debido a que la repetición de todas esas
acciones en el tiempo confluye en la contaminación del río, generando un daño
ambiental, hasta el punto en que, cuando el río se satura de contaminación, todos
esas acciones individuales, que podríamos llamar menores por no ser
individualmente causas suficiente del daño ambiental, se subsumen dentro de un
daño ambiental mayor; es precisamente en ese momento cuando se dice que el
daño ambiental es progresivo.
Daño Ecológico
El daño ecológico puro se caracteriza porque no existe una víctima individual, sino
que, como se ha dicho, el «daño» o quebranto tiene aquí́ carácter colectivo. Más que, a
una persona concreta, afecta al colectivo de los ciudadanos, al medio ambiente como tal
o en general. Por ello, conviene examinar qué significa aquí́ que se hable de daño, en
primer lugar, y a qué se refiere al mismo, aspecto este segundo que se trata en el
epígrafe siguiente.
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