El Dios Que Yo Amo: Entrevista Con Mariano Puga
El Dios Que Yo Amo: Entrevista Con Mariano Puga
El Dios Que Yo Amo: Entrevista Con Mariano Puga
bre, y si yo quería hacerme discípulo, tenía que -M.P.: El proceso de la fe es pasar de creer en
compartir. Eso quebró mis esquemas de univer- algo a seguir a Alguien. En ese camino., uno des-
sitario: dejé las fiestas, el rugby y las chiquillas. cubre sus propios límites y debilidades. En todo
Yo diría que todo lo que he vivido, todos mis este tiempo, me he sentido llamado y amado por
sueños han sido marcados por el Cristo pobre. jesús. Siento que Él pone su confianza en mí, a
Esa es una experiencia fundante de mi vida. pesar de mis propias desconfianzas, de mis pro-
pias inconsecuencias; esa relación crea un vín-
-M: ¿Cuáles son los adjetivos que ha tenido culo de pertenencia.
Dios d to largo de su vida?
M.P.: El primer adjetivo que mencionaría es Mariano vuelve al silencio, como conversan
la identificación de Dios con el postergado, con do en voz baja. Luego dice: "Cada día que em-
el que no figura, con e! que no es escuchado. En piezo, beso esta cruz (muestra un crucifijo de ma-
un primer momento, eso fue lo que me conmo- dera que lleva colgado al cuello) y digo Para mí,
vió. vivir eres tu, ¡esús". Agrega: "En este matrimo-
Después, en mi vida ministerial, descubrí al nio, uno va pasando por un proceso. En el Semi-
Dios que libera. No sólo es el Dios que crea, nario es conocerlo en la Escritura, en la reflexión
sino que no acepta que sus creaturas sean mar- teológica y en la oración. Creo que ahí está la
ginadas por otros hombres. No quiere que ellas base, pero lo que so produce en el camino es
sean explotadas ni que sean atropelladas. Es el fundamental. Por ejemplo, lo que pasó en e
Dios que se hace presente en la historia de la seis meses en que
humanidad, en la historia de las relaciones y que estaba práctica
a través de su fuerza, regala libertad. Dios es mente sentenciado
de muerte, cuando
La tercera imagen de Dios que
quien despierta en el hombre el deseo de liber-
tad para amar como Cristo. me diagnosticaron me desconcierta, es la de Jesús de
La tercera imagen de Dios que me descon- cáncer a los pul-
cierta, es la de Jesús de Nazaret. No es el Dios mones. La expe- Nazaret. No es el Dios que envía manda-
que envía mandamientos para liberar; sino que riencia de enfren-
tarse a la propia
mientos para liberar; sino que es el Dios
es el Dios que toma carne, que se hace margina-
do, que se compadece. El se hace carne, grito, muerte, pero con que toma carne, que se hace marginado,
dolor. Él está en los que lloran, en los que tienen la mirada de jesús,
hambre, en los sedientos de bien, en los limpios. espantó todo mie- que se compadece. El se hace carne,
Es e! Dios de la viuda, del huertano, de los ni- do, toda angustia.
Sucedió cuando
grito, dolor.
ños, de ios enfermos, del extranjero. Es sobre todo
el Dios de los que no participan ni del poder ni recién me ordené
de los bienes. El misterio que hace para mí atrac- de cura y al final resultó no ser cáncer".
tiva la fe cristiana, es que lesús llegue a confun- "En estos cuarenta años, tuve la oportunidad
dirse con los excluidos; tanto así que se toca al de conocer la felicidad evangélica, de lo*- que
Inalcanzable, en lo más marginado y pequeño padecen por causa de )esús. Lo descubrí en la
de la sociedad. ecución y en las detenciones durante la dic-
tadura. Conocí de cerca lo que sufrió el pueblo
CUARENTA AÑOS: DIOS Y LOS POBRES en esos años. Villa Crimaldi significó para mí,
hacer la experiencia de la crueldad humana v
Mariano se queda largo rato en silencio, lue- sentir que Jesús la sufrió en el grado sumo y que
go empieza a hablar casi con murmullos, gus- la vivió con paz y abandono en Dios, aun en
tando de Lis palabras, sumergiéndose en el sen- medio de gritos. Ese dolor lo siento como una
tido. Al contar del Dios que ama, sus ojos miran felicidad, como una gracia de Fl".
lijo a un crucifijo que eslá en un rincón de la "Otro periodo marcante fue entre 1972 y
oficina, como queriendo entrar más en ese Dios 1973, cuando partí al norte a iniciar mi expe-
que le cambió la vida por completo. riencia obrera. Eso fue prácticamente salir de la
clase clerical e irme a un ambiente totalmente
-M: En estos cuarenta ¿ños de sacerdocio, distinto. En la metodología que usamos en ese
¿cómo es ¡a relación que ha formado con e! Se- grupo, dejamos de laclo momentáneamente la
ñor? ¿1 'orno ha sido su matrimonio? Palabra y los sacramentos, para enfrentar en cru-
•entrevista
PLNAS COMPARTIDAS
-M: ¿Con qué motivos el Señor le enseñó a En cada momento de la historia, tenemos que
llorar y cuál o.s la importancia de ¡a pena?
-M.P.: En mi casa fui educado para no llorar, mirar a Jesús de Nazaret a través del gemido de los
para comerme las penas. Me dijeron que cuan-
pobres de toda índole. El Jubileo tendrá sentido si
do uno está triste no le debe causar dolor al res-
to. También cierta corriente de espiritualidad nos somos capaces de mirar con los ojos de hoy, a Jesús
enseñó a compartir las penas de otros, pero a
tragarnos las propias. Yo viví muchos años eso. que se hizo pobre hace dos mil años.
Creo que la primera vez que lloré en público
fue en el ayuno que compartimos por diecisiete
días con los familiares de detenidos desapareci-
dos. Una enfermera que nos entregaba agua con dad de ser fraterno. Si uno no es capaz de ape-
sal, nos contó su historia: en los días posteriores narse a causa de los propios límites o por no res-
al golpe, mataron a su marido y a su hijo en su ponder a quien te ama, hay una medida de hu-
presencia. Después de escucharla, me fui a llo- manidad que está fallando. Si uno no es capaz
rar detrás de la capilla Jesús Obrero —donde se de compadecer o apenarse con otro, algo anda
realizaba e! ayuno—. Entonces, un muy amigo mal.
mío, Gonzalo Aguirre, me preguntó por qué no A mí siempre me han impresionado las pe-
lloraba con todos ellos. En ese momento me di nas de Jesús. Mostró pena por el que estaba bo-
cuenta que tenía la censura de no poder Hornr tado en el camino, pena por la muerte de un ami-
con otros. Regresé al templo, vi que todos esta- go, pena de sentir que la gente andaba como
ban llorando y empecé a compartir mis propias oveja sin pastor, tristeza porque Dios no es ama-
penas. Desde entonces puedo decir que el dolor do. Ésas son las grandes penas.
de los demás se hace cada vez más mi dolor.
La tristeza compartida con otro es la capaci- -M: ¿Por cuáles motivos Oíos le ha enseñado
entrevista'
M I R A R AL KXCLUIDO