La Bruja de Las Peñuelas

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 134

anfs.

liñBHÜÜñ DE I i ñ S PEfíUEliñS

TECR -
LAS PALMAS D;
N.° Documento
N." Copia
La Bruja
Las Feñuelas
(APÓLOGO CANARIO)

POR

Xios piócerss da la som''ora., arlstccxacia


fraslera y íanatisaio oogu.llad.0, por
paieoidas oonfLdenoias, p e í s i -
guieron autores y quesaaroa
libros; u a ensaSamiento
semejante, llevará este
legajo de xai confe-
sión. Á. la postó»
ridad, ¡Amen I

1906
LAS PALAAS
Tip. La Verdad, Vda. da I, Miranda.
ADVERTENCIA—Las anotaciones ex-
jjücativas, irán en un grupo al final del
libro.
(oxS

Á \ ^ U C ruido es ese que se oye, aqui^


cerca, en esta estancia solitaria?
Confusión de aleteos y besos de al-
go intangible, repercute en el ámbito.
jSerán emociones tomadoras de
amor desleídas en el cierzo, que rozan-
do por los muros desmantelados y pe-
netrando por las rendijas modulan
inconcinas canciones; fluídico poblado
de multitudes invisibles que halagador
dice á nuestros oidos misterios de
exultación?...... y alaridos condena-
LA B R U J A D g LAS P E f l U E L A S .

torios, que trepidan las quebradas de


la sima, se oyen allá lejos, en los picos
de los galayos, y sus ecos perdidos en
los bosques de tojos y escaramujos,
¿germinarán en su savia terríficas mal-
diciones?

¡Tenebrosa es la noche! el duende


hojea los l i b r o s . . . es el mismo que
antaño enmarañaba en la rueca la gue-
deja de estopa, el gnomo que brin-
caba ante la reja del arado, el entecillo
que saltando del taburete á la mesa
desesperaba á los abuelos, soplando y
resoplando la luz del candil y rom-
piendo las púas del escarpidor, el que
calentaba, á la vieja tejedora desvián-
dole la urdidera y haciéndole cosqui-
llones en la cajeta.
Este duende, es de la misma con-
textura que el fraguado en la Tebaida:
en Canarias, capitaneando otros espi-
ritiUos del Limbo, bajaba con ellos en
MAHUEL PICAR.

tropel por la chimenea, se ocultaba en


una cascara de nuez y mecía sigiloso
la cuna del niño; 61 robaba las casta-
ñas de la brabera y los porretas de la
barrica, frotaba con pimienta el pi-
torro del tristel, volcaba las limetas,
anudaba los nóvelos, hurgaba Apipe de
' la niña casadera y escarbaba caruncho
para las escoriaciones délas «verijas.?
Es una faz de la leyenda del Egipto.
El duende es el hijo de la bruja, la
citación del aquelarre, un diablillo in-
genuo, poesía; que luego se le misti-
ficó, no sé para qué; de ello, las som-
bras terroríficas con su séquito de
exorcismos y santiguaciones, se le hi-
zo vigilante en las masmorras de los
castillos y vampiro, de los cadáveres
que petidian en las almenas, cuando
el señor feudal robaba al vasallo las
primicias del placer; se le anatema-
tizó como hijo del fraile que pernoc-
taba en los monasterios de hembras
LA B R U J A D E LAS. F B R U E L A S .

dejándolas encintas, y poniéndole, en


fin, como testigo de los crímenes en el
in pace y en los soterrados, cuando
los acólitos, pajes y escuderos mante-
nían la punta de mecha encendida y
los soldados guardaban el rastrillo,
esperando á rebañar una migaja de
regodeo bruto. Terribles y torpes rea-
lidades á que no alcanzan los melo-
dramas y tragedias de los músicos
poetas, ni las novelas de Walter Scott,
ni los libros de caballería andantesca,
ni la pornografía modernista.
El duende zamarrillo hace ahora
otras ruindades; complaciente á su
madre la bruja^ desarrolla los perga-
minos donde garrapatearon los signos
de múrice, toda la biblioteca selecto-
herética del expurgatorio y los testi-
moniales de un archivo judicial.
jPara qué?
MANUEL PÍCAR.

En la Isla de Achineche y en la falda


de una continuidad de montañas que
ciñen un pantanoso valle, y entre bos-
ques de aloes y cabuyas, y vallados de
eucaliptos y álamos gigantescos, está
la ciudad vieja llamada del Adelan-
tado San Cristóbal de la Laguna,
Agüere, y otros nombres y epítetos
retumbantes que le han dado la histo-
ria y los trovadores: es la misma hurí
africana que se bañaba en Agadirma,
undoso, cuando arrastraba aguas de
deshielo; es la hija de Majec y de Cel,
que á la siesta se solaza en reflejos
áureos y se arrebuja en neblinas para
dormir.
En ese valle, paradíseo primero, ca-
serío fanático después, y ciudad feudal
más tarde, se desarrollaron y sucedie-
ron tragedias cruentas 6 inhumanas re-
saltadas por depravación licenciosa, que
la crónica cobardeando criminalmente,
ocultó en la sombra de cuatro siglos.
LA BKUJA DE LAS FEMUBLAS.

Así han permanecido ignoradas


esas páginas sangrientas, distanciadas
de la luz de nuestro tiempo, sumidas
en la negrura del pasado; porque los
sucesivos trasmisores, lejos de filoso-
far, compulsando indicios, según la
percepción indicativa, han dejado las
mismas deficiencias, estampando en
sus obras, exactamente, ios mismos
errores; unas veces por presión ultra-
montana, otras por el cacicazgo (te-
mores pueriles), y casi siempre por
ignorancia.
Kn emanarías, los que se dedican á.
esta clase de investigaciones,, son pre-
cisamente los más ineptos; jóvenes de-
ninguna experiencia llamados «inte-
lectuales», ó viejos caquéticos, erudi-
tos retrógrados, y por eso sus tras-
cricioncs son tan nugatorias como las.
matrices.
Y ahora diré, para descargo, que si
en algún legajo antiguo se entrevé

10
í»iANU EL PICAR,

realidad cuando bajo el yugo de la


opresióa se insurreccionó el senti-
miento, yo haré resaltar esos deste-
llos como expresiones fidelísimas del
valor y de la abnegación por la his-
toria.

Por los años 1300 á 1350, prime-


ros de la crónica ascética más antigua
en Tenerife, aparecieron en la Isla, por
arte de encantamiento, unos santones
predicadores; y de ésto (fabuloso), pa-
saremos á la mayor excepción.
El año 1353 los «Misioneros de la
Fortuna» creían en la posesión de la
Teurgia y en los vaticinios nigromán-
ticos; eran hagiologistas endemonia-
dos, compaginaban muy bien la cien-
cia sacra y las aberraciones infernales.
El año 1392 se santificaron las pla-
yas de Tinerfe con las candeladas
benditas.
Los capitanes y frailes aventureros

II
LA BRUJA p e LAS FEÑUELAS.

del año 1400 y subsiguientes, acep-


taban tomo ciertas las prediciones
síbilínicas; éstos y aquellos guiadores
preceptistas de una fé idolátrica, eran
los que difundian la civilización por el
mundo; jqué pudieron esperar de ellos
los deístas guanches, de más sublime
ideal religioso y avanzados en moral
de costumbres.?
¿Qué simiente trasportaría á la Re-
gión del Teide el candongo «trances»,,
primer párroco de Candelaria, proce-
dente de la teocracia gala en 1496,
estenografiado en. dos palabras por
Souffrance «miembro sabático», como
uno de todos los de su época en
Francia?
¿Qué podría esperarse del conduc-
tor y protector de las monjas funda-
doras, Fray Pedro de Sevilla, empe-
dernido en los autos de íuego y de-
mas crímenes del Santo Oficio? y, ¿que
de sus con-géneres perversos, los Re-

12
«ANUEL PICAR.

gidores, Alguaciles y aun. Gobernado-


res, como el de Tenerite ea el año
1546, del cual osadamente se atrevió á
decir el historiador Viera y Clavijo
llamándole tirano: «Robos, estupros,
concusiones, calumnias, infamias (co-
mo si lo demás no lo fuera) y atrope-
Uamientos le costaban muy poco»?
Dice el fraile Agustino Enrique
Flores, en su Clave Historial, que los
primeros que aportaron á las Fortuna-
das, fueron unos vizcaínos y andalu-
ces, después, un francés llamado Juan
Betancourt en tiempo de Enrique III
de Castilla; por e;citonces envióse allá
un obispo, y empezaron las disensio-
nes entre éste y el heredero del fran-
cés, y para ocurrir á este desorden,
comisionó el Rey á D. Pedro Barba
que se apoderó de las tales Islas, y
que finalmente, unas por compra y
otras por conquista, se incorporaron
todas á Castilla en 1493.

13
LA B R U J A DE LAS F B Ñ U E L A S .

Esta es la primera piedra de la


Gesta antigua, los fastos, los hechos.
Considere el lector á los primeros,
piratas, y á los segundos, .advenedizos
nómadas envidiosos del botin de aque-
llos; y no irá descarriado en sus apre-
ciaciones; enlace á estos eslabones otros
similares, y tendrá el primero y se-
gundo tramo de una cadena constric-
tora é infamante.
La conquista de Canarias fué digna
de Atila; ya lo dice Mr. Deubeuton.
«Como esta nación fué destruida á
mano de los españoles».
Entre el primero y segundo Ade-
lantados, la desolación, y sí quedó al-
gún indicio de vida, fué aniquilado
13or mayor infamia, ante la altivés
impasible de los proceres. Yánez Dá-
vila, Ruiz de Paredes, Alvarez de Bo-
horques y sucesivos mangoneros y Ca-
pitanes á Guerra, que ya están retrata-
dos elocuentemente en el vestiglo del

14
MANUEL PICAR.

año 1546; monstruo que sobre sus


colegatarios tuvo la virtud de dejar
ver sin hipocresía la negrura de su
alma.
Después de la Conquista, quedaron
en Tenerife las tropas de ocupación,
hordas de la incontinencia con jefes
supersticiosos, Reales ladroneras y
cuarteles mancebias; «normandos y
berberiscos con fanatismo y ritos ex-
travagantes; esclavos indígenas, traí-
dos y llevados á las costas lusitanas
para su venta y tráfico; acaparadores
de tierra, según gerarquía militar ó
religiosa»; amparados todos alas ne-
fandas palabras pronunciadas por el
fanático Lugo en la refriega de Acen-
tejo «infieles desalmados que nacieron
para servirnos»; y á más, los cogu-
llad(js catequizando á una docena de
supervivientes abyectos y refocilán-
dose con las montaraces indígenas;
y últimamente, el odioso tribunal de

15
LA BRUJA PE LAS FEflUELAS.

iberos enmascarados; establecido en


1504, y treinta y tres conventos de
trailes y monjas, (solo en Tenerife)
para contemplar á Dios y rogar por
los muertos.
Los guanches sustraídos mUa^ro~
saínente á la matanza de la Laguna,
se alimentaban de vituallas hurtadas á
los invasores, y por esto eran perse-
guidos con saña, por los mismos que
convirtieron en montones de ruinas
las feraces orillas de Agadirma y la
nemorosa senda de Arautápctla.
Esta, como digo, es la Gesta anti-
gua, los fastos, los hechos; el primer
indicio de civilidad y cristianismo en
el galayo nevado del Atlántico; y el
duende indócil quiere díceptar, y su
madre la bruja reta al combate á los
«intelectiiaks» libres y á los filósofos
eclécticos.

16
MANUEL PICAR.

Yo soy la Bruja de las Peñuelas,


gnosis del ayer como del hoy, invul-
nerable á los impugnadores, y los que
me han. de juzgar están aún por venir.
Yo corro lumínicamente ante voso-
tros, y este efugio, me sustrae del ho-
rripilante anatema de vuestra conven-
cional conciencia.
Yo soy la intelectiva emancipada
del arte viejo, y por eso no compren-
deréis la gama de mi cantar ni las fle-
xiones y volubilidad de mi dicción,
porque estáis aún bajo el dominio fa-
tídico que os emascula, mientras oiga
y preña en el misterio.
En mi seno está mí duende, :n?- vis-
LA BriUJA DE LAS F c N U e L A S .

lumbráis su hix} (¿acaso estáis tam-


bién ciegos de los ojos?) Es la cente-
lla fulgurante que carbonizó mis hue-
sos, ella tergiversa la sombra en deste-
llos; amor humano; en vanidad, ambi-
ción y lujuria, y así, no constriñe el
sensualismo animal al convencionalis-
mo retrógrado; y siendo este bullir de
la concupiscencia lo que anima mí
plástica, estoy posesa del Demonio
he ahí todo.
Siempre viviré pecadora entre voso-
tros, que aquél siipir-espiritit de la
Etica, apagador de las irradiaciones
diabólicas, desvaneció, á su pesar, la.
utópica virtud, la imaginativa gloria
esplendorosa, la ficción averno terro-
rífico y la aberración letal; porque mi
duende psicólogo (aplicando la parte-
nogénesis fisiológica á la fecundidal
en las concepciones del espíritu) de-
duce, pensando más que ayer, que el
pecado es infuao en natura, que lo de

l8
K A N U E l , PICAR.

allá es un ensueño, y que ya está bo-


rrado ei conswnatum est
Por eso viviré siempre pecadora en-
tre vosotros, aUí en lo a!to de Las
Peñuelas donde fui transfig-urada, en-
tre los escombros del ex-convento de
San Juan Bautista, donde me empare-
daron, ó bajo los cimientos del monas-
terio de Santa Clara, donde están las
cenizas de mi cuerpo.
A mi lado, la aurora revoluciona en
los conceptos Patria, y Moral de fé y
adoración, símilis el primero de la cu-
na, que es un Edén ó un estercolero;
y el segundo, de aherrojamiento, co-
rrupción y despotismo.
Aua laten en aquella forma en me-
dio de la impetuosidad demoniaca del
progreso, aunque como puerilidades
inconsecuentes, que ya no limitan el
nido ni la huesa, que son el éter; que
ya no afectan las contusiones de Con-
fucio, ni las leyendas de Bethelén, ni

19
LA BRUJA DE LAS FEfiUELAS.

los versículos del Talmud.


Las ondulaciones ígneas dejan en-
trever otra fantasmagoría, de una poe-
sía sublime superior á las pasiones.
Y de aquello, el cautiverio y la es-
clavitud de la materia; y de lo otro,
los delirios y desvarios de la abyección
del pensamiento, mitos imaginativos
del pergamino y las tablillas pugilaires;
fanfarria derrocada por mi duende
rompedor de la coyunda, desvirtuador
de aspersiones de agua bendita, bien-
hechor de succión de sangre enferma
y írasfusión de glóbulos vitales y bus-
cador de oro por la alquimia, símbolo
del trabajo.
Y en este progreso divierten y d e -
leitan los poemas de hadas y los en-
cantamientos inofensivos de los hechi-
ceros y sortílegos, como contristan
los despojos trágicos que hicieron los
infames enmascarados; y todo ello ca-
talogado está en la historia con sus

20
MANUEL PICAR.

signaturas indicíales.
Hoy, vidente y emancipada, me afli-
ge la memoria de los progenitores de
mi raza, que en absoluta negación,
plantearon el problema de Acharan y
Gtmyot, bueno y omnipotente el pri-
mero, malo y abyecto el segundo; y
por éso, tantos siglos de parálisis en la
libertad del raciocinio.
Acharan es el bien,—dijeron—^pero,
también hay mal, luego, la existencia
de Guayot es indubitable; fuerzas om-
nímodas. Paraíso é Infierno, fingi-
miento que hace dos sempiternos
contendientes.
Y después ElMalkus, libro de con-
sulta de los oscuros, me deja leer est-a
singular confesión: ^Acharan pierde
el terreno que gana Guayate aquél
litiga para redimir, y éste se lleva
el alma.»
Más tarde, las teorías del Angélica
llegaron á mi, y en ellas se conceden

21
LA B R U J A DE LAS F E N U E L A S .

mayores atributos á Gitayot, hacién-


dole creador ante el ciezáot yucancha;
«Todo, aun lo que cambia la natura-
leza por los gérmenes, puede imitarlo
Guayot.»
jAh, cuan poderoso es mi señor!
No olvidéis que soy la bruja posesa del
JJ)emonio; Guayot es creador ante el
Dios Universal.

¿Y la Patria? ¡Oh, la Patria!


^Y el amor? Sprenger me dice, con-
fesando la impotencia de AcJiOíánso-
bre Guayot, «Dios es la inconcebible
austeridad en la virtud, el Diablo
amante se mete bajo la falda de la
monja, que aun conserva en la boca
la hostia de la comunión, y la excita
al placer.»

Y en otro lado prosigue una ficción


sugestiva: en -La Leyenda de la Reli-
giosa- veo una figura de mujer ves-

22
MANUEL riCAK.

tida de blanco y azul con el pie sobre


una serpiente, ayudando á pecar en
amor, ocupando en el coro la silla de
la monja, mientras ésta va á ver á so
amante.

Es diabólicamente fatal, y así, en


medio dé las avemarias del Loyola en
153G y ante las carcajadas del Lutero
en 1540, y así fué antes, y así es aho-
ra, y así será después; yo lo "veo por
mi facultad radial y de precognición.
¿Me entendéis?
Es la substancia 'fosfórica y los es-
permatozóideos condenando la hipo-
cresía.
Crascita el cuervo en el fastigio dsl
Campanario, y entrando y saliendo por
los ventanales, dice algo en su cantar;
dice á la cuerva, y ésta le contesta lo
que en reciprocidad se expresan los
perfumes sexuales de las flores; todo
en la luz, mientras mi duende acu-

23
LA B R U J A DE LAS F E f í U E L A S .

rrucado en el hueco de la gárgola,


como Tácita con el índice sobre los
labios, impone silencio para obser-
var.
Por el aire van las notas lastimeras
de las campanas, los quejidos de la
plañidera; por el aire van escalonados
de onda en onda invadiendo pavo-
rosamente el corazón, mientras abajo,
tañendo el clavicordio, ríe en latín el
verdugo de los sortilegios encintador
de monjas y padre de trasgos.
Ya le vigila Eskada desde la región
nevada del Teide, y escandecida patea
su escañuelo y lanza, el gorguz á la
testa del hipócrita.

Y os diputo por ladrones refinados,


porque con subterfugios hollasteis mi
patria, arrebatando el sitial donde re-
clinaba mi cuerpo.
¿Qué concepto tenéis de la Patria?
«Todos los brotes de la naturaleza

24
I^ANUSL PICAR.

son mis hijos, y por ello, hermanos»


•dice Achorán, y vosotros, ferales en
vuestras pasiones aniquilasteis mi ra-
za. no dejando memoria de eüa; más,
mi duende fénix renace sacudiendo la
enética, terrible en la contienda, pla-
cible en el amor, clarividente en la ne-
grura, interceptando la retina en los
destellos del sol.

3
Sobre el bardal (Je la playa de
Tinerfe apareció un halo de luz, y en
ese halo de luz unos ojitos opalinos.

Arrojad á la arena, ¡Oh guanches


sacrilegos! la tahona y el guijarro con
que amenasais herir á los ojitos opa-

25
LA BRUJA DE LAS F E N U E L A S .

linos; atiza Mencey los fogariles en


holocausto de los ojitos blancos y
azules; quema otra vez Harmiagicada.
el espliego y la salvia, en ofrenda á los
ojitos brillantes; y así, consagrada la
tierra Fortunada, las fogatas que ar-
dían el año 1392 esparcirán sus chis-
pasos ígneos por el lecho de Chín-
guaro, y sus pavesas agitadas por el
viento llegarán á EcJieide,
¡Oh, menceyes deístas! faustos seréis
d e hoy para siempre, amparados es-
tais al solio espléndido de Castilla, al
purpúreo, solo mancillado por las ne-
gruras de la teocracia; guarecidos es-
tais al trono caballeresco que prestó
inocente la fuerza de su cetro á las
bandos galos; refugiados estáis al man-
to armiñoso del Doliente el Cruel y
los fanáticos Católicos; subyugados es-
tais ya al ñildistorio de la mitra, que
á la sombra de la cruz redentora del
espíritu, quemará vuestros cuerpos en

26
JAHUEL PICAR.

la hoguera puriñcatoria.

Ya empezaron á edificarse case-


ríos, ermitas y monasterios sobre los
despojos de la guerra, y Gemma so-
cavó un antro en la parte eminente de
la planicie.
—¿Quien es Gemma?
—Una sahorí alucinadora de las
Alpujarras, recogida por la soldades-
ca en este último refugio de los mo-
riscos, transportada á Tenerife en un
bajel judio, agasajada por las huestes
para las alcahueterías en las aventuras,
y atesorada insanamente por los co-
gullados para crear la herejía necesa-
ria á la religión.
Su guarida, ajustada á planos ar-
quitectónicos dados por los conquista-
dores, la constituían tres departamen-
tos: en la antecámara fabricada de
piedras y pajas, se iniciaba en los pro-
legómenos del oficio; á continuación,

27
LA B R U J A DE LAS F E Ñ U E L A S .

el hogar con mobiliario de leños y


juncos, y la tercera estancia, apartada
de las otras por un patio sombrío, era
la maléfica, rodeada de entrañas hu-
manas pendientes de escarpias, de
clepsidraa regaladoras de tormentos y
d e burjacas con visceras siempre la-
tentes, que utilizaba la arúspice para
los presagios.
A este departamento solo tenían
acceso ciertos personajes; los Gene-
rales, superiores Magistrados en el
orden militar y civil, y los Rectores de
las comunidades. . . . ¿Estrañará e s -
to? Seguramente, á los que no han
profundizado en la historia, pero este-
libro no está escrito para la ignoran-
cia. El pueblo lacio llevó sus vicios
donde sus conquistas, así está claro
en Llórente, y en cuantos libros y
folletos rebeldes se contraen á la épo-
ca; y en Millares, exclusivo de esta
Región; y es un mal que esas, obras

2.8,
MANUEL FICAK,

no estén prodigadas, ¿acaso* serán


prohibidas}
España en aquel tiempo era ma-
drastra de cuatro razas crapulosas con
burdeles y cuevas de ladrones-, secues-
tradores, cuatreros, recinto de men-
digos maleantes, frailes sucios y luju-
riosos, conventos lupercalios, monjas
concubinas, soldados jugadores y bo-
rrachos, y en fin, asilo como sus her-
manas, Italia 'y Francia, de toda la
hez de Europa.
Como se há dicho, á la caverna de
ía gitana acudían aquellos persona-
jes, unidos á las brujas por vínculos
artificiosos de la intriga recíproca, ó
favor mutuo, en acechanza de laureles,,
riquezas y amores, en incitativo de
todas las depravadas sensualidades, sin
reparar en los medios para gozarlas.
En aquel antro infame se fraguaban
todas las tramas pasionales, allí na-
cieron las odiosas conspiraciones fra-

29'
LA BRUJA DE LAS FEfiUELAS.

tricidas de los guanches de Goimar]


alli acudían los lascivos en demanda
del linimento cantárido para exacer-
var la astesia amorosa en las mujeres,
allí se formó la estadística de conver-
sos y relapsos señalando el primer
auto de fé; allí estaba la recluta don-
de se afiliaban los traidores á la pa-
tria, ingiriendo el brebaje que los tor-
naba aleves, veneno que luego les in-
fundió la modorra de la muerte como
premio á sus felonías; en este circuito,
y en comunicación con el antro, se
edificó un barracón ermita, para cele-
brar los actos del culto y las asam-
bleas.
A la sibila Gemma, fué confiada
una nina nombrada Ledia, huérfana
putativa del guanche Sirdo, asesinado
en El Paso de Las Peñuelas, é hija
sacrilega de un fraile, y de Ausalda,
infamada en ayuntamiento impúdico.
Ledia era espíritu infuso del Benco-

30
MANUEL FICAK.

mo valeroso, que al mostrarle los inva-


sores, para atemorizarlo, la cabeza de
un hermano clavada en uua pica, ex-
clamó: «¡andad, que esa cabeza no me
espanta, yó estoy resuelto á defender
mi honor y mi patria »
Era Ledia, alma de la heroína guan-
chinesa que extrategicamente gritaba
en Las Peñuelas «¿Qué hacéis cristia-
nos, cómo no entráis y os apoderáis
de la tierra? Todos los guanches van
muriendo y no hallareis con quien pe-
lear!»
Era Ledia, fluido del indómito Arai-
co que en el asedio estranguló sus pe-
queños vastagos, y atravesó sus entra-
ñas con un banot profiriendo: «más
quiero perecer con mis hijos, que ver-
me con ellos en una esclavitud des-
dichada».
¡Canten los bardos libertados, esta
reproducción de las paginas numan-
tinas!

31
LA B R U J A D E LAS F E Ñ U E L A S .

Era el padre natural de Ledia, un


catequista francés agregado á la van-
guardia de los primeros aventureros
expedicionarios; un tonsurado galo es-
tigma de su nación; uno de tantos fu-
riosos que en irrupciones subsiguien-
tes á sus conquistas infamó muchas
veces el nombre de Francia; un ener-
gúmeno, que á la sombra de una ban-
dera, que no era la de los tercios es-
pañoles, sembró mayor infamia en la
aflictiva que dejó la muerte; un sátiro
que en Nivaria, como en las Indias,
se encenegó en amor libidinoso; un
verdugo quemador de brujas y sote-
rrador de duendes; un sacerdote del
catolicismo en final de la Edad Me-
dia, que en esta jornada abandonó á
la gitana Gemma, el embrión material
de un estupro.

Ledia crecía en el regazo frío de


una vívora, sin caricias íntimas, sin la-

32
«AHUBL PICAR.

zos amatorios; junto á ella, vivía el


adolescente Valesco, adiicuca írasmo-
chador en el bosque, unido á la niña
por un mismo infortunio.
Valesco era fruto montaraz, del pri-
mer avance de bendición. , . y en
su tosquedad, enseñaba á la niña las
prácticas religiosas de los viejos guan-
ches, mientras en su ausencia por el
trabajo, la arpía Gfemma, inculcaba en
aquel espíritu infantil la «demoniaca»
hechicería, ungiéndole la región ab-
dominal y mascullando en latín un cán-
tico laudatorio al Nazareno.
Asi se desarrollaba la bruja, en-
tre aberraciones psicológicas, ante
la cruz, patíbulo llamado redentor,
y el macho cabrio en la danza negra;
lucha mágica de Jesús débil, y Guayot
monstruo poderoso.
Ledia creció, y en la plenitud de su
belleza púbera, era fascinadora; sus
ojos selváticos despedían centelleos

33
LA BRUJA DE LAS FERUgLAS.

fuíminosos, su tez cetrina y pelo jaldo-,


le asemejaban á una estatua de obrizo,
y en esta envoltura subgestiva se agi-
taba su a!mar en ejnbates de prácticas
paganas y éxtasis de cristianismo; era
preexelente ofrenda eB el Sabbat,
asistiendo con Gemina á las ceremo-
nias teúrgicas, conociendo de ía as-
trología y quiromancia, pronostican-
do los sucesos futuros por los cuerpos
luminosos celestes y per las m.oata-
ñas y líneas de Ía mano; era maga en
los concursos síbilínicos, fabricaba las,
pociones del olvido y los filtros y exa-
cerbantes del amor, adoraba en el
ideal al Acharan de los guanches, y
en efigie á la Ckaxiraxi de los cris-
tianos.... ya era docta en la ciencia
diabólica.
La gitana Gcmma, siguiendo las
peripecias de los vivaques, andaba
errante sobre las cenizas de las vícti-
mas, vilipendiada por los victimarios»

34
RANUEL riCAK.

y despreciada de capitanes y soldados,


que y a txe necesitaban de ella; hasta
que se recluyó ea cohabito con ua
judio comrerso llamado Políaaca, man-
dón, de ana asociación, secreta esta-
blecida eti ua edificio que al esterior
simulaba urta tahona: este «marrano»,
•condolido del despecho de su queri-
da, y envidioso de la superioridad fré-
nica de Ledia, la acusó de sedición
ante el Mayor General y de hereje ante
ios execrables.
La bruja tenazmente perseguida, se
trasladó .en compañía de Valesco á la
cueva de Las Peñuelas, ameno encan-
tamiento donde había sido engendra-
da, cima donde el abnegado Bencharo,
se precipitó para no ser cautivo; allí
asediaban á Ledia dos consocios del
PoUanca, el Alférez Real, y un neó-
fito misticón, singulares personajes
que retratan dos faces de los inva-
sores^

35
LA BRUJA P E LAS FEfiUELAS.

El primero, sobrino del Merino de


Jvlérída, primogénito del capitán del
galeón portugués Cagafogo, oficial de
Castilla por intrigas, asalariado de ar-
cabuz en Granada, por hambrón; ca-
baleiro muito fidalga en Lusítanla; y
en todas partes, trovador deleitable
por chinelas, tocador de viola y semi-
capro portador de la empresa, Tembre
Deus, f alguese ó Diabro.
El segundo, hermafrodita, acólito
peregrino de un archimandrita de
Oriente.
El primer estuoso, pregonaba que
la virginidad en las indígenas era
afrentosa y que él era desflorador de
profesión; el segundo, brindaba placer
fecundante á todos los vientos, aquel
daba mandoblazos, este ayudaba á
misa y demás oficios divinos.
Un accidente desgraciado postró de
muerte á Valesco y por el acendrado
cariño que profesaba á Ledia, sentía

3Q
MAHUELFICAK.

aflicción al dejarla á voluntad de la


hemóvora sahorí, desvalida en. la do-
cilidad malignable.

•—^Ledia, acércate á mí que deseo-


hablarte: en lucha con la adversidad
voy á morir.
—¡Ah, me quedo sola!
—No. Acharan estará siempre á tu
lado.
•—y ¿si Hamo á Acharan y no me
oye?
-—Sus designios son inescrutables.
—^Mas, esa impenetrabilidad es la
incertidumbre, el acaso ó la fatalidad
patrocinadora del mal; y en el sufri-
miento ¿á quien clamo?
—¡Es irrefragable! y ahora dudo.

Cuando niña, muchas veces en la


noche te ausentabas de mi lado para
encender candelitas de esparto y cera;
y en el dia, para ensartar collejas en

37
LA B R U J A D E LAS F E Ñ U E L A S .

juncos, como ofrendas á CJiaxiraxi,


¡Ella velará por tí!
—¡Chaxiraxií
—Sí, la madre de Jesús, el Acharan
de los cristianos, la negra de ojitos
opalinos que está allá abajo en la are-
nisca de los fogariles, junto á la fuen-
te de Achbmico donde refleja el fulgor
de las estrellas.
—CcJmxiraxi no me quiere porque
no fui bautizada.
—Es verdad, tú, como yo, naciste
impura en este valle del ^Infierno-»
pero, Ctiaxiraxi verá que somos
inculpados.
Yo soy hijo espúreo de la invación,
que abatiendo después nuestra anepa
sagrada, divisa del amor y sacrificio
por la patria, mancilló antes á la in-
fortunada hembra que me parió, dán-
dome por padre putativo al desgra-
ciado Bencharo; más tarde, Ausalda
designada por madre tuya, fué atada

3S
« A H U E L FICAK.

á un árbol por un ministro de Chaxi-


raxi ayudado de Gemma, y tu fuiste
engendrada; sea este cecreto fatídico
tu herencia, y.... adiós, ¡hasta Hiraíl
Ningún caso hizo el Mayor General
de la acusación que el judio había
hecho de Ledia, pues la sedición no
era temible donde ya no quedaban
enemigos; pero no asi los coguUados,
que amparados del procer, persiguie-
ron á la bruja por hereje, logrando
aprisionarla en su guarida de Las Pe~
ñuelas, trasladándola al barracón para
atormentarla.
Los extrabagantes personajes, el
Alférez y el misticón, intercediendo
por Ledia, noticiaroíi al General de su
suprema belleza y extraordinaria vir-
tud mágica; y este, supersticioso, y
admirando el pregón que de ella ha-
d a la fama, la hizo conducir á su pre-
sencia para que le pronosticara el hado.

39
. LA BRUJA DE LAS FgRUBLAS.

La bruja, excitada por temor feme-


nil, no se atrevia á pasar al interior de
la tienda, que repleta de personal de
avigarradas libreas y de armas bruñi-
das, dcslumbraban sus ojos, intercep-
taban su andar vacilante y afligían su
espíritu receloso.
—Adelanta maldita sibila—dijo el
General, descorriendo toda la visera
de su celada—toma mi m.ano, y pre-
dice la buenaventura.
Ledia hizo una reverencia, y fijando
sus ojos en el pronunciado triangulo
de Marte, predijo:—^Mala ventura se-
ñor cristiano; malos son los hombres
que tienen acentuado este signo, y
más, si la fisonomía acompaña este
pronóstico.
«Los que están bajo la influencia
de Marte tienen el rostro coloreado
como si los hubiera quemado el sol,
el cabello encrespado y poco abun-
dante, los ojos pequeños, la mirada

40
M A N U E L PICAR.

ardiente y falsa. Son audaces, avaros,


tramposos, rateros, metitirosos,violen-
tos, inconstantes, pendencieros, bur-
lones, perjuros y falsificadores; en
una palabra: no tiene el Diablo por
donde desecharlos3>.Esto dice el hado,
y te lo predice la maldita sibila.
Esta efigie conjetural, retrato de un
alma envenenada y atrabiíiosa, hecho
ante los frailes, capitanes y Mayor
Sargento, exasperó al General, y or-
denó;—Llevadla de aquí, no quiero
saber más de ella, y á mi retorno de
ia contienda, que esté bendecido este
ámbito infernado por sus palabras.

4
Los Misioneros eran ya dueños de
la bruja, y el Justicia Penitenciario,

41
LA BtiUJA DE LAS F E N U S L A S . ,

con facultades absolutas sobre élla,


dispuso su traslado por Agidhon á
]os Reales de Añaza, para noás s e -
guridad, en el caso posible, que eí
Demonio intentara evadirla. Los sayo-
nes cumpliendo órdenes, ataron á L e -
dia con silicios, y á garfadas la con-
dujeron, arrodillándola ante el ara d e
La G>nsoIación,. poniendo en su frente
el sello infamante, que en otro tiempo
había marcado al paria déla India»
Ya. era Ledia venus consagrada, así
lo quiso el secuaz írailero abriendo-
paso con su patente lanza, á los buitres
parduzcos, rapiñadores, sanguinarios
que con sus infamias mancharon más eí
crestón de esta empresa ¿caballeresca?
bebiendo el elíxir ofrendóse en un cá-
liz que «hasta ayer» se estimaba c o -
mo reliquia santa en el tesoro consis-
torial de la Ciudad, y á la sombra de-
una bandera yorada de rojo, que, co-
mo ya se lia dicho y se verá, después»
J^ANUEL PICAR.

no era el estandarte de Castilla; y así,


paseando triunfantes sobre el valle
yermo, antes florido, sofocaron en la
bruja el ultimo quejido agónico de los
guanches ilamados infieles.
En este punto, la orda, remontando
Las Pefiuelas, dispersó del redil las
ovejas de la bruja, y asaltando el tu-
gurio, quemó las pajas de su lecho, de-
rramó la manteca y la leche de sus ta-
bites, hizo girones su tamarco de fies-
ta, diseminó sus rocallas de alfar y ta-
pió con gruesas piedras la entrada de
la cueva.

Y exclaman las ánimas conjuradas,


—¡Ah,guayan.?: Valesco, dile á Acha-
ran que vele por ella! y pro-
rumpen los duendes:—¡armígero an-
daluz! si Ledia te predijo la verdad
judicaria, ¿por qué la infamas?esa cuer-
da que oprime su cintura, aniquila su
vida.... y profieren los obsesos:—¿dón-

43
LA B R U J A D E LAS P E H U S L A S .

de estás, demonio, que no la desatas,


para qué sirve tu poder infernal si la
dejas morir? sin ella» Gemma estará
solitaria, las iniciadas abandonarán su
aquelarre en sombras, porque Ledía
es lumínica, y en su ausencia no ar-
derán las antorchas, y sólo quedará
en el sabbat el lujuriar del rábano ne-
gro y los sapos verdes mamando de
^as sacerdotisas.... y tu, Gemma, ale-
tón de Satanás, libértala que en ergás-
tulo está aprisionada, la guardia de
AguiJion la condujo á empellones por
la ladera, y sus pies manan sangre y
su pecho está acardenalado.
Evoca en su favor los espíritus alpu-
jarreños, los genios cabalísticos de
la Alhambra, tus diablos y tus dioses,
que Guayot y Acharan no pueden sal-
varla.

Como el galo Duguesclin invadió á


España, al frente de las bandas aven-

4.4
«ANUEL PICAR.

tureras, el normando Bethencourí,


abandonando su patria, que tanto ne-
cesitaba entonces del esfuerzo de sus
hijos, reclutó un sobrante de bandi-
daje y arribó con él á las Islas del
África, encomendando á las mujeres
la defensa de Francia, de donde brotó
á poco espacio de tiempo, la Pticelle
d'Orkans, heroico espíritu, que enal-
tecerá siempre las páginas de la hu-
manidad.
En el folio 105 del libro /V¿r d'
un Sourire de Gastón d'HailI}^, dice:
que en 1402, Juan de Bethencourt,
Barón de Saint-Martin-le-Gaillard.
organizó una expedición para explorar
las costas del África y las Islas em-
plazadas al Oeste del Cabo de Bo-
jador.
Volviendo, por necesidad, á la pró-
tasis de este apólogo, para el más cla-
ro disernimiento, puede asegurarse,
que en los primeros años que pisó la

45
LA B R U J A DE LAS F B R U E L A S .

tierra canaria la raza extranjera, pre-


dominó en el Archipiélago la orda
anárquica; que inmediatamente des-
pués, dominaron con despotismo los
aventureros franceses, y seguido á es-
to la feudalidad; por tanto: el esmalte
rojo y amarillo que hoy simboliza eí
sagrado de la patria española, el trapo
bicolor que flamea en el aire, alentan-
do los pechos de sus hijos á la de-
fensa del baluarte solariego, no es el
estandarte de la invasión, nó, el lábaro
que holló la arena de las playas «For-
tunadas» fué el púrpura flamígero de
los piratas-1300-el blanco flordelisado
de los Capeto-Valois-l4g2-el violáceo
cruzado de carmin y el niveo virilado
de oro del fanatismo religioso, que en
defensa del Cristianismo asesinó infie-
les en Covadonga, en Las AIpuj arras y
en Otumba, como en las expediciones
Cruzadas; baldón que no borrará el
tiempo,

45
MAHUEL PICAR.

La enseña española es inmaculada,y


los resplandecientes colores de su tela,
deslumbran por amor, y su afilada mo-
harra aprestada noblemente á la defen-
sa, esforza los ánimos de sus hijos al
sacrificio, sin doblegarles á consecu-
siones míticas que se derrumbaron; y
así: las telas blasonadas que se custo-
dian en los capitolios canarios, no son
insignias de conquista, son guiones
traídos mucho después por los coman-
dos'de tropas regulares, y no tienen
relación alguna con las azuzenas blan-
cas y azules, ni con el aspa borgoño-
na que repasaron el Atlántico y el Pi-
rene tintadas en sangre inocente.
Y en extremo: la bandera española
es un Renacimiento, un fénix purifica-
do, un trapo simbólico qne ya rom-
pió los infamantes cordeles que arte-
ramente le replegaban; un pregón de
libertad y amor cuando drapea al vien-
to enseñoreada en los Picos de Europa,

47
LA B R U J A p e LAS F E N O E L A S .

un grito de guerra, cuando el valor la


mantiene celosa y avisora en el Calpe.

Ante todo; el dominio espiritual de


las Islas Canarias era codiciado por
Roma, y uno de los más empeñados
en ello, fué el francés, Papa Clemente
VI, desde su silla en Aviñon en 1344;
y esta misma cátedra, prestó apoyo
al corsario bretón CapdeviUe.
Años más tarde en 1493, cuando
ya fructificaba en las Islas el fanatis-
mo negro, arribó á la de Tenerife el
español Diego Garcia, protegido por
Juan 11 de Portugal, (inducidor á este
hecho, como su ascendiente Alfon-
so IV) bajo la bandera de las quinas
lusitanas, y en reserva, el andaluz
Alonso Fernández, azuzado por el
jativéz, Papa Alejandro VI para que
exterminara infieles, y amparado al
Rey Fernando I de Castilla, no titu-
lado aun el Católico.

48
J A H U E L FSCAR.

Aquel Alonso, hombre funesto para


ios guanches, llamado entonces Ade-
lantado:, sinónimo hoy, de atrevido é
imprudente, acabó la obra de exter-
minación que duró 91 años, aniqui-
lando la vida en sus últimos estertores
y robando la tierra para enriquecer á
los suyos: la bruja torturando despia-
dadamente aquel espíritu, repite una
frase de su arenga, «infieles desal-
mados que nacieron para servirnos»;
y por esto, y en presencia del botin
de su proeza, fué nombrado Virrey
de la costa de Agadir á Bojador,- y
de las Islas.
Hasta mediados del siguiente siglo,
en tiempo de Felipe II, no pisó tie-
rra canaria la primera tropa organi-
zada, la artillería, portadora de la ban-
dera, que hoy veneramos como sím-
bolo de la Patria.

Y la preciada libertad de Ledia

49
LA BrtUJA DE LAS F E N U E L A S .

campesina, se ausentó para no vol-


ver; a3-er, saltaba los canchales te-
jiendo flores y guiando al aprisco sus
ovejas; hoy cautiva, con el alma triste
y el cuerpo quemajoso, por el insomnio
y la congoja, recorre los bergoyos res-
baladizos del addr-, las riberas escar-
padas, la arena quemante de las playas
desiertaSjlos guijarrales que dislaceran,
la solana donde se caldea la frente y
se angustia el espíritu.
Allá vá la bruja, camino del mar-
tirio, á decir sus pecados ante un con-
fesor á la práctica vanílocua, que
absuelve en el arrepentimiento

¡Ya están congregados los diablos


en Echej/del Echeyde es el volcán, ei
dominio de Pluton; cabernas larvales >
galayos do obsidiana, basalto y pórfi~
do; quemadero de azufre coronado de
nieve; torrentes levajosos, de piedra
derretida; yacimientos calizos y agua

50
MAHUEL PICAR.

de deshielo; abajo, Taoro; pinos, arro-


yos, flores, mariposas y espuma de
sal; y en Taoro, el Tagaror que ya
no dicta leyes.
El palacio lítico está abandonado;
ia tamonante ya no ora, las Jmrima-
giiadas ya no queman el espliego y la
salvia; y el espíritu de San Bartolomé
exorcisa desde El Oriente y Ayito
y Maclovio, y aun Brandón predican
e l cristianismo.
La cardencha ya no reverbera al
aire en las fogatas, mas, el incienso y
la mirra exhalan sus perfumes en los
fumeiros,z.vÁ.t. el altar consagrado áJe-
sús, sobre el ara suplantada á Acharan.

Ledia queda sumida en la densidad,


en las inicuas confesiones, en el amor
del embrujamiento, arrastrada al abis-
mo de la fiesta sabbatica, á la misa
obcena, que dice el P. des Marets, á
las abominaciones bestiales, en con-

51
*
LA B R U J A DE LAS P E f í U E L A S .

sorcio al Alférez y al misticón que ta-


ñen el laúd y se infligen el rábano
negro, en unión de los ministros con-
sagradores de su sangre menstrual,
y en hombros del Diablo del Infierno
católico, que en noche fragorosa, y
en un descuido de la guardia, la sus-
trajo llevándola á horcajadas á un valle
torviscal, cobijándola bajo un «drago»
y haciéndole parir un sapo con el au-
xilio de un fórceps nervudo, rindién-
dole zalemas y saludándole con las
palabras—bendito sea el fruto de tu
vientre Duende.
Y asi, la bruja obsesionada en el
oprobio, no vé en su • derredor más
'que satánicas configuraciones, acome-
timientos de demonios, maleficios,
vampiros que chupan la sangre de su
hijo, y hornos del infierno del oráculo,
con carbones fulmíneos, aceite hir-
viente, garfios y tenazas, terrores que
en la prisión de Añaza le había pintado

52
MANUEL PICAR.

el Coadjutor del santuario de Cande-


laria, confesor de sus «pecados mor-
tales.»
¡Xada concurre en su íavorí

Es Ledia una bruja al estilo de la épo-


ca que hermanada á otras isleñas, co-
mo consta en anotaciones, juntamente
con otras hijas de La Laguna, con su
inocencia sublime, su precocidad y su
ciencia diabólica, hizo el paroxismo
de los conquistadores dándoles el fru-
to de su sembradura; a| igual que los
fanáticos del Asia lo dieron á sus sa-
cerdotes ante el ídolo Janguernat; á
semejanza de los persas que llegaron
al monstruoso incesto; parecido á los
egipcios que en sus templos hipósti-
los tributaron adoración á los mythos:
y para más semejables consecuencias,
en los valles laguncs y orotavense, co-
mo en Libia, lícliópolis, Menfis, Ate-
nas y Tebas, ardieron las piras que-

53
LA B R U J A P B LAS F E Ñ U E L A 5 .

mando víctimas, mientras los arúspi-


ces, discípulos de Gemma, leian en sus
ojos el porvenir, mientras las sacer-
dotisas, harimaguadas de Goimar, ya
prostituidas, ante Chaxiraxi, imagen
toscamente esculturada, se entregaban
delirantes á las fiestas licenciosas de
Priapo. y Baco, como allí, ante las es-
tatuas esculpidas en marmol de Paros,
por Fidias y Praxíteles; como allí, ro-
deando al Sileno, tañendo frenética-
mente los címbalos, blandiendo los
tirsos (el rábano, los cencerros y el
cayado) y brindando por la borrachera
y la fornicación.
En la lascivia y en la crápula, el
avance era acelerado, porque las indí-
genas eran tan extremadamente bellas
y el vino tan embriagador, que exci-
tando á la placentera turbación, deli-
cia que dice el duende persistirá siem-
pre, adormecia en el Paraíso á los
cristianos, que la fé, era la inicial de la

54
MANUEL PICAR.

prosecución de sus crímenes en las


tierras salvajes; fé, gloria celeste, amor,
embriaguez, gloria mundana, ¡hé ahí
todo!
La nueva raza no llora por la bruja
condenada, los siglos borraron su me-
moria, solo su espíritu vaga entre los
videntes, mientras su hijo el sapo, el
duende, el niño sin bautismo, hace
ruido en la troje rebullendo los tras-
tos del desván, moviendo los ca-
chivaches de la rebotiga, buscando
una duela de pipa, para en rebato,
asestar un golpe con el mismo chafa-
rote que contundió su cabeza y el
gnomo, dice ai viento sus desvarios, y
en intermisiones, la verdad que tras-
mite el médium.
¡Ledia es muer.ta!
Canta á su memoria la avecilla exó-
tica de Altcmburgo, pájaro sajón de
plumaje amarillo, peregrino aclimatado
en los bosques canarios; y sus gorjeos,

55
LA B R U J A D E LAS F E N U E L A S .

trovas, y todo el dulce trinar de su


garganta, son para gloria de la funesta
beldad, singular entre todas las bel-
dades.
Canta por élla el pájaro sin patria,
cuando forma su nido en las esulas
ramosas que ella pisó, cerca del irisado
manantial que humedeció sus labios,
donde la luz de Véspero veló su sue-
ño, donde el huracán la despertó.
Canta por ella, tristemente, el bardo
del Norte, melancolizando los pensiles
de Tinerfe, más deleitosos que los de
Armida; evoca en su piar el recuerdo
de la Venus bruja engendrada en la
impudicia deletérea, arrullada en rae-
títica cuna; la memoria de la Bahaltis
canaria, bellísima cual la virgen griega,
aoj adora, más que aquella, por furia
del tridente ingeridor, y más que aque-
lla, ideal, por concebida en la aberra-
ción de los dioses lucíferos.

56
LA BRUSK D B LAS F B f i U E L A S .

Habla, por el médium gnomo, un


espíritu perverso y en obsesión.
Yo soy el beatón que anatematiza-
ba: uno de la fanfarria dominica que
en jornada por la tierra, me oculté en
la cogulla para gozar libremente -de
Priapo, Baco y Jehová, en amor, en
libaciones y orgías lascivas, y en in-
centivos de secretos espirituales.
Yo soy el persecutor de la Bruja
de las Peñuelas, de Ledia inocente
que llamaba en su auxilio á CJiaxiror-
xi, un protagonista trágico, un san-
guinario, que la luz de hoy, destaca
de la sombra de ayer.
Yo amaba, y dañé con mi pasión á
una belleza salvaje y sublime, á una
guanchinesa de cabellera rubia como
la brizna de la mies, de ojos del bos-
que y de los astros, verdes y blancos
como el pino y como Sirio, reflecto-
res de un espíritu montaraz que le
daban brillo: el arcano de un alma,

57
M A N U E L PICAK.

laberinto empírico, los afectos inde-


terminados, aversión y candidez ama-
tíva, oración y maldición, á un que-
rub y á un demonio.

La plástica de su busto, fascinado-


ra de mis sentidos, sumía mi alma en
sopores ludíbricos; y á través de los
girones de su túnica, contemplaba,
con excitante avidez, las caderas mór-
bidas, la pelusita del pubis, el cáliz
del néctar deleitoso donde buscaba
calor mi cuerpo gélido,
¡Aún me deleito! al contacto de la
epidermis, al rozar los labios... espas-
mos placientes, laxitud y sueño.
Aún despierto feliz, bebiendo las.
lágrimas de la desfloración, gozando
en los sollozos y en los rubores, ¡Oh,,
memorias terrenas, yo os adoro!...
(El gnomo hace notar la ablepcia
que envuelve al espíritu.)
.,.En ese recuerdo encuentro alivio

58
LA B K U J A D E LAS F E N U E L A 5 .

á mis tormentos; las lenguas de fnego


que desde los pies hasta la cerviz la-
men mis espaldas, las amortigua el
diablo con su baba viscosa, para que
no sucumba en el festín.
En mi contorno resuena el ¡abóe-
abóel de la saturnal...
(El gnomo señala el atavismo del
condenado, trasparentando en su ofus-
cación las almas de otros sátiros.)
...El grito licencioso; y me deleito
al verla huyendo de mí, hundiendo
sus pies en la arena quemante, resba-
lando en el limo frío, conteniendo mi
arrebato con súplicas infantiles, ame-
nazándome con rugidos montaraces.
Aún forcejeo en la violación, fre-
nesí que devuelve mordiscos por ca-
ricias, brinda el placer en labios san-
guinolentos, en respiración estertoro-
sa, en histerismo, en palidez letal.
¡Oh, yo soy feliz en la apoteosis del
deleite!

59
MANUEL FICAK.

(El gnomo señala la locura del es-


píritu libre.)

Lediaes muerta, mas, su espíritu


está entre nosotros, su espíritu subli-
me que animó al cuerpo concupiscen-
te, el soplo infuso que di6 vida á la
hez condenada.
La Bruja de las Peñuelas hace su
confesión, y ella y su hijo, odian y
maldicen á sus verdugos perseverantes
en la infamia, y ella y su hijo conju-
ran y contienden, con la materia en
la espiritualidad.

5
Traes una insignia sobre los hom-
bros?
—Si; es la oriflama disciplinada que

6o
LA BKUJA DB LAS P E R U B L A S .

impone el Cristianismo en las batallas.


—^Yo execro esa bandera mancha-
da de sangre, porque siento amor y
fraternidad.
—Pero eres conversa.
—Si, según vosotros.
—^Eres hija de la virgen María de
Candelaria que llamáis Chaxiraxi.
—Soy su adoratriz porque aquella
santita prieta que arribó á la arenisca,
es inmoble y no hace daño; mas, no
soy su hija, porque mi madre tué A u -
salda, y mi padre, un ministro del cul-
to cristiano; Chaxiraxi es un fetiche
leñoso que no puede parir.
—Estás condenada al infierno.
—^Y, ^tú quién eres, por qué me di-
ces eso?
—Soy un catequista, un confesor
que desea salvar tu alma.
—Eres un bufón ignorante, y nun-
ca te desandarás del dédalo en que
estás metido; y siempre oscuro, allá

6i
MANUEL PICAR.

e n el Siglo X X , disceptarás en A p o -
logética, hablando de proíecías en. la
omnisciencia divina, serás propagan-
dista de errores, siempre con bilis ve-
nenosa en tus sermones, folletos y
periódicos, yo lo veo así, por la ra-
dial del Diablo, y veo tu infamia ¡has-
ta en la calumnia! y veo tus intrigas
por la envidia, siendo Párroco, Maes-
tro de ceremonias ó predicador teolo-
gal.
No te extrañe esta profesía en tu
entidad venidera, porque yo conoceré
de tí en todo tiempo, estaré siempre
á tu lado, interceptaré tus pasos en la
vigilia y con pesadillas sacudiré tu
sueño; es mi venganza ser delatora de
tu moral, reflejo de tus ruindades, y
sustentadora de las diabluras de mi
duende; pasaré el registro del brevia-
rio donde rezas, á la Teología de Ga-
ry, al Convento de Gomorra de Sou-
ífrance, á las elucubraciones de Mi-

62
LA BRUJA P B LAS FSfiUSLAS.

chelet y Bodin, al Testamento del cu-


ra Merlier; á la filosofía de Hipólito
Donizart, á la Masonería de Figüier...
á todo lo que amargue tus horas,
porque tú acibaraste las mías, y esto,
vengable, es armónico al derecho na-
tural, como es un error de vuestra
ética, amar á los enemigos y perdo-
nar las injurias, una máxima falsa
opuesta á la razón, y á la justicia, que
favoreciendo á los malos, justifica las
vejaciones que imponen los tiranos á
los miserables.
—Satanás está en tí, recuerda los
suplicios del Averno que te dije en
mis homilías.
—Me causas risa, el Diablo caldea
mi espíritu haciéndome ver adelante,
mientras tus pueriles marañas y con-
sejas te mantienen atronado en el
rezago intelectual; óyeme:
Yo soy la mestiza relapsa, hija mal-
dita de un monstruo que forzando la

63
K A N U E L PICAR.

materia, derramó brutalmente el elixir


de amor, soy el retoño de un falsario
de la castidad, el vastago podrido de
un reprobo infame.
Yo soy el humo de la mirra que-
mada en holocausto del Demonio en
la misa negra, donde mi madre fué
altar y hostia y un sátiro el oficiante.
Yo soy hechura de vosotros, mis
preceptores, y de la gitana agoradora
que unció á mi madre á la danza dia-
bólica
¡Pobre madre mia, yo no podré
vengarte! y tú, ¡malvada Gemma! que
subyugaste á la inocente Ausalda á la
pasión nefanda sobre el ara consagra-
da, serás quemada en la leñera cuan-
do retornes á tu patria
—Tú también serás carbonizada,
por blasfema.
—Si, lo presiento, pero, te juro
¡por Guayot! que los ídolos se calcina-
rán con mis huesos.

64
MANUEL PICAR.

—^Eres irredimible.
•—Y vosotros me dais lástima: mis
pecados eran nonadas antes de cono-
ceros, y hoy vuestro anatema me des-
posa con Lucifer, porque no alcanzó
á mí la hisopada del Jordán, cuando
ia catapulta y la bombarda, que lan-
zaron dardos y piedras á los pechos
de mis hermanos, estaban benditas.
—¡Impostora, condenada, hereje!
—Las injurias de la Historia no son
imputaciones, los hechos responderán
victoriosamente á vuestros apologis-
tas, y ese extrañamiento que de mí
hacéis y las imprecaciones que á mi
espíritu lanzáis, son vanalidades que
no hacen daño, y á más, sois delicti-
vos sanguinarios, intromisores de la
herejía en mi patria, al empeñaros con
oríofrcnica terquedad, en que una ra-
za sin educación primordial abrazara
el Cristianismo.
Sois unos falaces mentirosos, que á

65
LA B R U J A DE LAS FEfiUELAS>

la sombra sacra, amparados del mari-


doble y divinizando ínductoras, fra-
guasteis embustes, bajo el espíritu des-
pótico de la Conquista, para luego
decirle orgnOosamente á Castilla: Con
el poder del lábaro santo, te hemos
subyugado un reino; fantaseando es-
tirpes reales, donde no había más que
tribus como las níam-níam y makalo-
los; moradoras en guaridas, irMjumen-
tadas de pieles, y esclavas del trabaja
selvático; y así, sea derrocada la mis-
tificada leyenda altruista del invasor,
y con ella, la finalidad civilizadora y
filantrópica, que en aquel tiempo in-
fausto, sólo la desmedida ambición, la
crápula y el fanatismo religioso, pro-
digaron despojo, esclavitud y forni-
cio; y fantasmas extranaturales, en
apariciones de esculturas, genios se-
ráficos portadores de cruces, sudores
de retratos, olores de santidad; y en
colmo, una peste de bubones que hizo

66
mANUEL PICAR.

ana progenie sifilítica; contagio, irri-


gado luego, de las partes pudendas á
la garganta en I523i con la denomina-
ción de landres levantinas; y, endia-
blada coincidencia, el francés Jacobo
Bethencourt en 1527, escribe ^Morbus
venereus-», y aquel apellido, recuerda
el patrocinio del coito impuro, refe-
rente al cual, dice el Dr. Lacasséni
SUS--pnerco, j pMlicí-zxaor; deyección
inmunda que nos disteis vosotros; y lo
que antes, nuestras polusiones eran
gérmenes vitales, fueron después virus
de ponzoña, y de ello, la constitución
raquítico-purulenta actual.
Y en suma, los déspotas y fanáticos
depravados, hicieron de estas Islas,
una Región, sujeta como las demás
de España á las mismas monstruosi-
dades,
—¡Extraña confusión!
—No importa; ya dije al principio
que mi espíritu preexistente, persiste

67
LA B R U J A D E LAS P E H U E L A S .

ahora á tu lado, y unos años más


sin la envoltura escoriácea, poseso de
una fuerza radiadora, que al involu-
crar para el oscuro, simboliza breve-
mente para el sabio; y como maravillo-
sa creación dei pensamiento humano,
aunque condenada por los poderes
sombríos, amoldada al mal, por la
tiara, y por ella subyugada á otras
coronas; seré siempre la iluminada
del espiritualísmo; la ubicua, telepática
y vidente del espiritismo, la esclava'
de los destellos de la ciencia.
Así es mi revolución, que no pre-
tende tu agrado; torrente de luz, ver-
dad que corre impetuosa para ganar
tiempo, en amenidad para no fatigar
el espíritu; y en fustigación desorde-
nada, soy docta preceptora, que estu-
dia las enseilanzas de otros pueblos
emancipados, fuera de España, allá
donde se pien'sa con libertad, lejos de
mi mística cuna lagunesa, arrullada
RANUEL PICAR.

aun por el lechuzo.


Sois caterva de energúmenos, mo-
násticos del gentilismo, sátiros france-
ses y sores sevillanas, iniciadores de las
noches sabbasias, embriagadores de
las inocentes indígenas, con el delicioso
vino orotavense «orgía de dicha, y
riqueza espirituosa, que trasportada á
Castilla, dio títulos y blasones con-
solidados luego como abolengo». Y ,
arteramente, para que no perdurara en
la historia, los sucesores de vuestra
calaña, creyéndose ofendidos, con la
publicación de parecidas conñdencias,
destruyeron todos los ejemplares de
la obra de Alfonso de Espinosa, «sin
reparar que ese proceder, es un aci-
cate que dá mérito á los libros».
Un ensañamiento semejante, llevará
este le'^ajo de mi confesión á la poste-
ridad. ¡Amén!

Esto es algo del estudio fulgente

69
LABftUcJA D E LAS F E N P E L A S .

del duende; muchos viejos libros, los


más, fundidores serviles coaccionados,
no desvirtúan las falsas crónicas y los
malvados, intentando borrar el escep-
cional testimonio de la verdad eman-
cipada, han hecho desaparecer en gran
parte, la obra rebelde del valiente
Agustín Millares, que sobreponiéndose
á las exigencias de los linajudos, y
afrontando las iras de los clérigos,
arrancó de la sombra un inri oprovio-
so, y lo puso en el frontón de la aris-
tocracia y sobre el dornajo de la bes-
tia negra, que intenta otra vez enseño-
rearse... • „,,

Vosotros fuisteis los promovedores y


íomentadores de Las Cruzadas, donde
perecieron insensatamente más de
600,000 hombres; instituísteis la In-
quisición, robando sus haciendas á
más de un millón de judíos, arroján-
dolos de su patria, degollando á doce

70
M A N U E L PICAR.

mil de ellos y quemando á mayor nú-


mero por relapsos: en vuestros alcá-
zares catedrales, se guardan los trofeos
de estas proezas, y como recordación,
la iglesia de Toledo, celebra aun. la
memoria de la batalla del Río Salado,
donde fueron exterminados doscien-
tos mil moros; y aquí, cantáis jacu-
latorias y gorigori en los aniversarios
de mi muerte, y paseáis por calles y
plazas un pendón, mem.orando aquel
miserable triunfo, presididos por la
vanidad humana, y aun escoltados por
tropas que con imposición recabáis
de los gobernantes, bajo la égida de
la cruz y en honor de la patria ¿de
qué patria, si hoy es la vuestra, la que
con ésta ceremoiiia baldonáisf,¿en me-
moria de qué gloria, si ese hecho fué
un crimen?, ¿bajo qué bandera, si esa
que lleváis es de Felipe II de Castilla?
¡Sois los morlacos de la historia!

71
LA B R U J A D E LAS F E R U E L A S .

Yo era la inocente amadora de una


indefinible vaguedad y de un concep-
to abstruso: Dios y Patria; hoy soy la
relajada idiosténica, sonámbula con-
troversista, ayer amé sin ser amada,
hoy, odio al mago que enfermó mi
espíritu.
¿Por qué me acusasteis de sedición
y ateismo?, la patria era mi hogar . . .
Acharan mi Dios todo está
extinguido, sólo queda mi diablo azul,
de la nueva coloración del ideal; mi
diablo más bello que el grisaseo de
San Gerónimo, más poderoso que el
roji-negro de Santo Domingo. Mi dia- .
blo es ofensor de vuestras deidades,
es émulo de Satanás. ¿Por qué no le
borráis para hacer más grande á vues-
tro Dios?
Yo execro vuestro poder celestial,
porque os impulsó en mi daño, ¡aca-
so entre los dioses hay traidores co-
mo entre los hombres!, ¡acaso tam-

^2
MANUEL PICAR,

bien hay ingratos entre ios diablos


que repelen las almas condenadas!
Yo llamo á Belcebú rebelde, que
perdura y se mofa de la Paloma San-
ta, que contiende en las luchas hu-
manas, y le siento vagar con mí duen-
de en los brazos, pero no acude á mi
cita; yo clamo al Excelso y no me
sustrae del mal, ¡Ah, motor de la luz,
como de ia tiniebla!
Yo te siento palpitar cariñoso y pla-
cible, mientras en la prisión, franqueas
el rastrillo para que los verdugos opri-
man mi garganta; yo veo tus ampos
de claridades por el horizonte, tus es-
trellas por el alba del zenit, y el fan-
goso exceso derramando tristuras so-
bre mi cuerpo, y el endriago acechán-
dome con ojillos lúbricos; ¿eres omni-
potente? eres nefario y óptimo, muy
malvado 6 infinitamente bueno, ¡un
ente incomprensible!

73
LA BRUJA DE E.AS F E R U E L A S .

jAbismo inmenso, sombras impe^


netrables, siempre condensaxJasí
Fué la bruja una sacerdotisa entre^
los gentiles, después, manipulador lii-
ciferítio penetrador del infinito..... As:-
troíiomía, Medicina, Química; allá, pi-
tonisa, eix Delfos ante el Apolo deí
arte y la belleza, aquí relapsa por la
fe teologal—
¡Iníames tíeoipos delusoríosL, inicia-
dores de la tesis oscura en el Valle
agueríno, mantenedores de los errores
en la Villa Sancti CristopJioris, cons-
treñidores del pensamiento en la Ciu-
dad universitaria San Miguel Arcángel,
¡Pasados sombrajos!, en vuestros
lapsoSjIa humanidad ha realizado pro-
gresos incontestables, sustrayéndose
á la influencia obstruccionista, ocul-
tándose á las instituciones carcomidas,
restos de edades lejanas, azote, en
épocas de estado transitorio; y siem-
pre, remora embarazosa; y ahora, so-

74
MAHUBL PICAR,

brexcitadora de egoísmo y soberbia.

Hasta el dia de ayer, en que Ca-


gliostro hizo bailar á las iluministas
de Palermo y Mésmer animó los cuer-
pos insensibles, hasta fines del siglo
d e los magnetizadores (1700-1800) ^
infundíais miedo y expulsabais demo-
nios- con exorcismos extravagantes;
hasta el dia d e hoy en que el electri-
cista Hertz radía las ondulaciones y el
astrónomo Flammarion califica de in-
sensatos á los definidores de Dios
(1894-1906), trasladáis ánimas del
Purgatorio ai Paraíso, mediante un
estipendio; sois prestidigitadores, bru-
jos apócrifos, además, garañones.
Domináis el espiritual placentero,
como incitante de la materia; acaparáis
carne novicia, fascinándola con ema-
naciones solanáceas, con polvos mági-
cos; y felones, escaláis el claustro en
el misterio de la noche, deshojando

75
LASROJA DB LAS FEfiUELAS.

la flor anestesiada entre el biíal, ador-


mecida criminalmente por enipíotis-
mo, bajo la salvaguardia risible de un
escapulario; sois trovadores moceros
del amor liviano en la Isla asaltada,
paladeáis á placer la amenidad del—
Cantar de km Cantares—la mística del
prólogo sublime;, continuado por la
visionaria Alacoque, en su—Casarnien-
to de los corazones ensangrentados—
sazonados con las mórbidas dulzuras
de Molinos y Girard, añadidoras del
soplo diabólico para su complemento;
bellísimas ficciones si no fueran delic-
tivas, canciones del amor en, mí, em-
bates de la tragedia en vosotros; ¡y
en todo así! Yo tenía la intuición del
radium, preesciencia de la violácea
fosforecente, que vosotros creíais mo-
léculas pétreas; y en mis ensueños d e
idealidad, jugaba con las centellitas
caóticas que se os antojaban diabluras:
y á la par que coa el calor de mi pe-

76
K A N U E I , PICAR.

cho y el brillo de mis ojos paliaba el


mal de amor, cabalgaba en el areós-
tato, dirigible aviador, escoba que os
había de barrer en el siglo X X . Era
una bruja como os convenía á vosotros
para vuestros fines religiosos.

—Hay un cúmulo de ofuscaciones


que predominan tormentosamente so-
bre mi alma.
—Es el principio de tu redención,
ven á mí, yo soy la ciencia y la fra-
ternidad.
—Tu videncia me atrae pero otra
fuerza me retiene, un temor, el aire
enrarecido que agostó tu vida, las lla-
mas que calcinaron tus huesos.
Cuando te conocí en el tugurio, eras
angélica circundada de ñores, despe-
chado de tu amor tomé venganza en
la delación; y en la prisión, y en la
tortura te perseguí siempre, hasta ha-
certe fornicario de mi lujuria, luego,

77
LA BRUtJA D B LAS F B R U E L A S .

maté al hijo de mí crimen para que


no se oyera su gañido: ese mi hijo,
me atormenta con sus diabluras.
¿Qué me dice por él, el ex-Obispo
que está en el sitial? Su cíngulo se me
antoja el rabo del duende, su mitra la
coroza y su báculo la escoba.
—De tu amada, ya vieja, huesosa y
greñuda, hiciste una alcahueta y un
instrumento de abortivos.
(Es un mago, acaso un brujo con-
trito).
—¿Qué me dice aquel ex-General
que está al frente de la guerrilla de
esqueletos, la cimera de su morrión
me parece un cuerno de antílope.
•—De tu amada, hiciste gradual-
mente un receptáculo de sombras,
circuito de fé con leyendas de dioses
y diablos. ¡Yo no pude evitarlo!
(Es un tirano arrepentido.)
—¿Qué dice el ex-Alferez, agitando
en el extremo de un garrote una arpi-

78
MAHUEL PICAR.

llera deshilachada.
—¡Baldón!
•—¿Y el neófito, á modo de eunuco?
—Rábano.

Gemma fué tostada con brea en


Granada.
Los Misioneros de la Fortuna están
en el Cielo de los católicos.
La Bobadilla y PoIIanca, arden
eternamente en el infierno cristiano.
Ledia vive en Las Peñuelas y el
duende rebulle en los cajetines de la
imprenta y en el inpace del convento.
Son reflejos espirituales.

¡Muros sombríos, recintos misterio-


sos!, donde están las reclusas monás-
ticas, el hastío de los «Oficios» los
sermones de acento gangoso,Jas in-
trigas de celdas y locutorios, la exis-
tencia contemplativa, la abstración del
mundo

79
LA BRUJA PB LAS FEfiUBLAS.

Ocultáis los viajes, los descubri-


mientos geográficos, la novela, las
aventuras del bello romántico, todo
el proceso de la vida, de la ciencia
y del arte estético; luz y ficciones en-
cantadoras, adelantamiento y recrea-
tivo del espíritu, que preconizan la
música, la poesia y la elocuencia.
¡Tiempos pretéritos! ¿Qué habéis
hecho durante los siglos de vuestro
dominio?
—^Ayer, difundir el cristianismo,
después, rebatir las ideas anárquicas.
—Antes aliando Papas y Reyes,
cómplices de iniquidades, explotasteis
la humanidad, hoy está echada ya la'
suerte de los vencidos en la lucha
social.

Yo "soy la Bruja de Las Peñuelas,


tachadora del índice guerra, religión é
imposible; inúndate de mi evolutiva:
yo soy la concupiscente, el amor dcs-

8o
MANUEL PICAK.

nudo, la mujer en los cantones de la


calle, abrázate de mí, hazme tuya ante
los hombres; y émulo de los cuentos
verdades de Arístides Bruant, escribe
tu historia de alienado en Ja borrache-
ra, tu historia de poeta bohemio en
la cantina, tu historia despojada del
ridículo eufemismo.
Deja ya la mitología de la Beata de
Agreda, yace en la luz, y no lleves la
niña inocente á un rincón del camarín,
á la niña candorosa que al salir de la
escuela desbarata la muñeca automá-
tica; porque de esa niña saltadora y
precoz en el amor laico, harías una
prostituta cristiana, solapada.
—¡Ah!
—Hoy seré tuya libremente en el
aquelarre, y tu serás mi diablo en el
amor místico, sin pecar, que la casuís-
tica es elástica.
—Acógeme entre tus brazos.
•—Y yo entre tus alas «hágase en

8l
LABfiUJA DE LAS FEflUELAS.

mí según tu palabra», y en esta pasiva


obediencia seré puriñcada con tu es-
píritu célico,

Y de aquí, á las crónicas viejas.


Mañana, al estudiar vuestra mitología,
dirán los venideros:—En aquel tiempo
se adoraban efigies grotescas, atributos
de anímales, se veneraban en los alta-
res simbolismos de martirizados fa-
náticos, retablos de ánimas en el Pur-
gatorio. . . . . reminiscencias todo,
de fábulas gentílicas; y ante esas figu-
raciones, ae prosternaban los oscuros,
esclavos y déspotas; y en contrición se
golpeaban en el pecho, y santificaban
con agua, y tañían campanas congre-
gando á los «fieles» y bautizaban en
fórmulas sibilínicas; todo lo que la
imaginación deriva de la evolutiva pre-
existente; quizá desde cl antropomorfo
con el fuego, desde cl gorila con la
arena del desierto.

82
mANUEL FICAR,

Si íio me oyes, ea tu pecho hay


desatada una furia; si no rae miras,
padecen tus ojos sufusión.
—Nada puedo argüirte, á tu hablar
compungivo mi cerebro es íoco; tu
iluminísmo teosófico, lleva mí espíritu
al caos, á ia negrura absoluta; tu no
me amas, tus promesas son falsas, tú
•eres perjura,
—Perdóname, perdóname, si te da-
ñé, no fué esa mi intención.
Yo te amo, ¡sí!, como tu quieras,
espiráíualmente en el ideal, 6 dándote
ia mitad de mi cuerpo, si te complace
gozar en él, pero ven conmigo á la luz,
sin la mónita mistermm, en el atrio
de mi gazapera de Las Peñuelas, allí
estoy para tí fúlgida y amadora, allí
donde te emplazan las vestales Con-
cepcionistas y Recoletas de Garachico
y el Realejo, las odaliscas Bernardas,
de Icod y de Los Silos, desgraciadas
'avorítas y alcahuetas de aquellos lu-

83
LA BRUJA DB LAS FEfiUgLAS.

partares de mí tiempo; misterio refleja-


do hoy en Madrid y en Eíche, en el
reciente infortunio de ias venus Ubaoy
Matarredona; sangre de la plebe que
se os subyugaba por coacción 6 por
ignorancia, de la blasonería, que á
voluntad os daba y dá por fanatismo
su carne hembra y su riqueza.

Eí sol alumbra el más bello paisaje


de Occidente, espejeando condensacio-
nes de Bcheide magestuoso; radiando
escarpas nenufárias y barrancosas de
Herques, selvas de Aguirre y honta-
nares de Acentejo; su luz corta en
esbatimentes los roques Anaga y Abo-
na, los tesos basálticos Socorro y T e -

84
M A N U E L PICAR.

no y los alcores morcajosos de Gol-


mar, su resplandor, circuye barreras
de granito, acariciando en congerie el
mundo boreal y de los trópicos, las
selvas y herbajes de Wrangel, los pa-
jareles de Madagascar y La Florida, en
el santuario cosmogónico del Océano:
su calor vivificaba la raza íeliz, la mo-
radora libre del Infierno encantador,
la inocente alejada de pensar en la
invasión de un hormiguero, en el asal-
to del parásito asolador de la vida,
hidra que en los siglos XIII al X V ,
aprisionó á España noble y caballe-
resca, al pueblo del concepto hidalgo,
heroico y generoso, y por ella, clásico
del quemadero, burdel hipócrita y
mezquino; arroUadora avalancha, que
dice Belmente en su Estadística, ani-
quiló á Iberia, restándole en dos si-
glos diez y ocho millones de habi-
tantes.
En aquel paisaje tan bello, sobre la

85
LA BRUJA p e LAS FEfiUBLAS.

solfatara asoleada, está acosada la Bru-


ja, y en efugio de noche, cabalga en
la escoba, rondando el Lomo de la
Antigua y la Via del Sol, donde tuvo
su templo: allí está aun la sibila con el
trípode de Delfos, leyendo en el curso
de los astros, asediada por la Medusa
ultrajadora, amada por el estudiante
lagunés.
Allí está su cuerpo enteco, hueso-
so y greñudo, infundiendo miedo al
lacio; allí está espiritual con su frente
nimbada de flores, su collarín de al-
far y su seno desnudo.
El estudiante lagunés, en su Rena-
cimiento, no vé en ella la espantable
vieja de Macbet, por que ella es su libro
lumínico, la radiadora, la desposada
con el demoniaco revolucionar.
Ya no es Lcdía la ¡nocente víctima
de la misa negra en el siglo XV, la
sabbacia que con el iraile retaba á
Jesús; ahora es la ofrenda de la vida á
MANUEL FICAK.

la ciencia, el lazo amativo de siglo X X


y deja quietas las leyendas galileas,
causadoras de sus torturas, fábulas
milagreras fingidas por el oscuran-
tismo.
La Bruja de Las Peñuclas es poesía
sublime, la imaginación de los lagu-
neses la encarna en sitios adecuados
á la fantasía, en los senderos que cru-
zan la Vega, en las criptas de los
conventos, en las huesas solitarias,
mientras la filosofía, la personifica co-
mo hija del inhumano feudalismo de
la Conquista, del acto antinatural, de
posesionarse á viva fuerza de lo que
no pertenece, aherrojando el cuerpo y
amilanando el espíritu.
La Bruja fustiga hoy el ogro que
ronda La Laguna, por ello empieza la
vida de la Ciudad en actividad avasa-
lladora apagando voces roncas, con c!
humo de la hulla, cantando burles-
camente el pasado con canciones nue~

87
LA B R U J A DB LAS F B N U E L A S .

vas, con idilios de luz.


Así se emancipa la Bruja adoraíríz
de Achoran yChaxircíxi; abrazada, del
Demonio va hacia el ideal, inconfesa,
iconoclasta, condenada, dando sus be-
sos en el claro zenit, con poesía no
presentida por los trovadores de ayer,
sin la escoria infamada de pitonisa
melenuda, sin carne putrefacta empa-
redada en el tormo, y así con su pala-
bra espiritual, y por el mediu-m, os re-
lata la última proeza de su vida cor-
pórea

Aquella discípula de Gemma, se-


ductora de soldados y monagos, cu-
randera, barragana encintada de A s -
taroth, está en la plenitud de su poder,
en el verdadero período transitorio
guanchi-latino, y hendiendo el aire,
llega á la Isla de San Borondón, y
arrancando de su tapetado valle una
rama de yaro, emblemática de ven-
«ANUEL PICAR.

ganza, la trasplanta á la Montaña de


Chaorra.
En. la Punta de Teño están !os vi-
sionarios, y la ven atravesar el espa-
cio, y dan fe de ello, y certifican sus
íschorías en el Valle del Drago, y
exorcisan por esta causa, las Puntas
de Batanes y del Viento.

Desde el cosraogonismo de los cal-


deos y los mithos asirios, ha habido
escribas, horóscopos, magia y hechi-
cería; y el feudalismo de los Papas y
los Reyes, y sus ministros aventureros^
como fautores, han mantenido esa ma-
ravilla del espíritu, sublimemente be-
lla, para luego condenarla á la rela-
jación.
Los proceres infames, vieron en la
bruja la posibilidad de la aviación,
los mismos, estólidos comerciantes de^
la fé, la vieron andar por los aires ca-
balgando en la escoba, buscando aven-

89
LA B R U J A D B LAS P E f i U E L A S . ^

turas y metamorfoseándose en saban-


dija.

Allá va la bruja en busca de la Isla


ignota.
¿Existió ía Isla de San Borondón.''—
sí, según los visionarios Smalley, Ga-
lindo, Rivas y otros; según los esteo-
ramas de Fra Mauro, Picigamo y Mer-
cator.
«No es extraño que el vulgo se
dejara seducir por patrañas extrava-
gantes; pero, el General Mur de Agui-
rre, el fraile Lorenzo de Pinedo, algún
magistrado y otros personajes impor-
tantes, que no eran el vulgo, patroci-
naron expediciones en busca de la
«Non Trubada-», y hasta el 29 de Julio
de 1728 permanacía aun; desapare-
ciendo definitivamente la Isla misterio-
sa, bajo el poder exorcista de P>ay
Luis Rey; certificando este aconteci-
miento el escribano público Bartolomé

90
MAHUEL PICAR.

del Castillo. ¡Estos eran los fanáticos^


embaucadores de la inocencia!

Ya está trasplantada la rama de ya-


ro, y en ella frucíiñcará la venganza,
el espíritu de la bruja no está resig-
nado.
—¡Atrás, malditos exterminadores!
No os rehabilitaréis nunca ante la
posteridad; seréis rechazados de la tie-
rra nueva, como lo fuisteis del Japón,
lo estáis siendo de Francia y lo seréis
de mi adoptadora España: marchaos,
y llevaos con vosotros ese signo que
llamáis rescatador, sarcasmo por el
que sentí amarga decepción, al ver
en él, el allanamiento, y trampa inmo-
ladora de víctimas.
Con vosotros, desaparecerán los ab-
surdos y ficciones insensatas, las dei-
dades que redimen por el cilicio, eí
falso austcrismo en el deseo, los dis-
ciplinazos, sobre la carne pecadora, y

9-1
LA BRUJA DE LAS FEfiUELAS.

con esto convergerán en la verdad,


las exasperaciones amorosas de Fran-
cisco de Sales, los trasportes histéricos
de la bella Carmelita de Avila y las
extravagancias de María de Alacoque.

Yo fui la prístina oírenda en Cana-


rías, hechura de la abominable Her-
mandad negra, de aquella congrega-
ción de lobos enmascarados, opresora
de la conciencia, remora del adelanto,
apagadora de la luz del genio.
Sepultada en. aquel santo templo
del «Exurge Domine, jzidica causain
tiuimy>, no se tenia conocimiento de mi
memoria fatídica, ni de mis lágrimas
amargas en los instantes aciagos del
dolor.

Ya es la aurora; marchaos de la
«Tierra del Infierno», de la tCanis
hípus», de los piratas, de los Conquis-

92
i«lANUEL FICAR.

tadores y Misioneros de Oriente.


Yo la bruja, os arrojo de la tierra
mancillada, os barro con la escoba
de mandragora, y con mi soplo, aven-
tó las cenizas de los sepulcros, para
que os llevéis también la memoria de
vuestros muertos.
Ya es el alba del Renacimiento.
. ^^No veis que impetuosamente se su-
ceden las generaciones, entre catás-
trofes revolucionarias, arrollando ca-
ducos imperios, y quemando con la
demoniaca electricidad el imbecilismo
deificado?
^•No veis cómo la sombra pierde su
imperio, arrebatado por los expolia-
dores, á aquel misticismo arcaico,
atrofiado en el rezago.intelectual? ¿No
veis el baldón que quedó escrito, como
última página denigrante en la Tierra
magallánica, sacrificando á la libertad
por iniciadora del katipunan masó-
nico, fundido en el secreto de la aflic-

93
LA B R U J A D E LAS F B N U E L A S .

cíón desesperada, para contrarrestar


vuestro odioso despotismo?

No estoy sola, me circuyen. los pe-


nates fraternos, los geniecillos alados
que desean mí amor insólito; rae ro-
dean los nuevos poetas, ^^¿7í7i-del ideal
y de las centellas, los amantes de la
ficción que deleita el espíritu y de la
verdad placiente á la materia: yo les
doy el amor nacido en las pedras
druídicas, las dulces cadenas que en-'
redaron al pasajero en los cuentos de
hadas; la WíUis en las olas del mar,
sobre las irizadas perlas, con caricias
de la muerte plástica, en el bosque y
en el castillo; entre fantasmas que dice
la—Balada del Monstruo—y—La Be-
lla dormida—en la eterna poesía.
Yo les doy mi amor en la fatal in-
mutable qi>e acaricia con los brazos y
los besos corpóreos; el ardimiento

94
J»iAMUEL PICAR.

camal, que dijeron los filósoíos ase-


sinados en tiempo de Valente, sin
aquella pureza estéril, intentada des-
pués, pero no seguida por el mona-
quismo.
Yo les doy mi amor, despejando la
incógnita en final concausa, sin la
pasión fisiológica y natural del bruto
(«la necesidad de copular, es tan impe-
riosa como la de tomar alimento; así
que, cuando el hombre tiene hambre
caza, cuando se siente aguijoneado por
el instinto genésico viola»); esa som-
bra obcesadora, no busca el amor de
engendrar y concebir el ser; esa es la
astucia y la fuerza, es el crimen que
mata ia procreación en el ensueño
amativo.
El amor mío es pasión ennobleci-
da, derrocador de una leyenda con-
traria á naturaleza y sin finalidad de
sentido, que anulando el padre en un
santo y la madre en una virgen, no

95
LABAUJA PE LAS F E R O E L A S .

engendraron, y por tanto, no dieron


á luz al hijo.
Queden aquellos amores para los
sátiros y felices depravados Borgias,
maestros del placer erótico, y para la
romanza y motete del imbecilismo.

Me falta ofreceros otros diablos y


otros dioses: Cunceus, Leyden, y Fran-
klin, «ELECTRON», espíritu universal,
(alma mater, si queréis) condensador
en sí del infinito, gérmenes de la exis-
tencia, palpitar de la materia, radiación
del espíritu, sentido psíquico de la idea
Dios . . . —jAhhhE
Me falta ofreceros más endemonia-
dos: Galvani, Volta, Breguet, Mor-
se. . . . . . btujos, profetas precursores;
Hertz, Marconi, lucíferos, desviadores
del rayo, comunicadores de los con-
tinentes, movedores del telekino, tras-
parentadores del esqueleto cósmicOj

96
«AHUEL PICAR.

salvadores del espacio creído inmen-


surable.

Antes eras el Excelso omnipotente»


morador en cl cielo empírico, entre
coros de ángeles, arcángeles y sera-
fines nimbados de querubes, rodeado
de santos . . . . ¡inercia contemplati-
va, estado morboso! hoy eres centella
lucífera que nos acerca al inconocido,
eres movimiento, fósforo, rayo, todo
lo grande que irá desenigmatizando la
mentalidad en billones de siglos.
Las religiones hicieron una personi-
ficación insensata, analizaron atrevi-
damente un mecanismo, que para na-
da sirve, que estorba, rematando ai
idiota, haciendo del sabio un pertur-
bado, tan pronto en plácidas elucu-
braciones como en arrebatos exotéri-
cos.
Hoy, patológicamente la humanidad
sacudiendo la soñolencia, pone un. in-

9/
LA B R U J A D B LAS P E R U E L A S .

terdicto, disponiendo que los mitos


cesen en sus funciones; los entes car-
comidos, son arrollados por la última
palabra de la libre dialéctica.

La Metaíísíca, es poesía; Dios, es


luz y progreso; la patria, es el mundo;
ia religión, es la ciencia y el arte. Ved
otros apóstoles en Leduc, creador de
una vida vegetativa tangible, en pre-
sión osmónica y resistencia de plas-
.mas, incubando en el mundo mineral
el mundo vivo; células activas sin co-
hábito de macho y hembra, sobre
plasmas artificiales, análogos á la seg-
mentación <3e los huevos: fenómeno
asombroso, que llegará á la continui-
dad de la forma renovando el mate-
rial; en Borrell y en Block creadores
artísticos; y en Galdós, Echegaray,
Querol, Ramón y Caja! , . . todos ellos
nos acercan al pié de la escala.
Estos y aquellos brujos endemo-

98
MANUEL FICAR.

niados son mis amantes, en sus bra-


zos traspaso la fotosíera, y voy más
allá, al impresumíble.
Ven en mi aquelarre,sugest¡vo é hip-
notizador, te acercarás á OMEGA, ¿no
te lo dice mi psicografía en comuni-
cación espiritual? ¿no ves allí tu porta
xcelorum, ía entrada de mi gloría?.. ^
jAun dudas!

(I::^I.AS PÁGINAS, QUE SIGUEN, DERBM


INTERPRETARSE, SEGÚN HERMEMÉUTICAj
COMO PARTE INTEGRANTE DEL APÓLOGa^

•99
MANUEL PICAR.

ANOTACIONES GENERALES
EXPLICATIVAS, GLOSARIO Y
AfílPLIACIONES

Computando, para fio Iiacer piídos fal-


sos, si qnedar-a algima incertiiimibre en las
fechas de la prótasis, se subsigue de los
testimoniales registrados, que: de los años
I50¿, duodécimo de la definitiva conquista,
d 152^, nació y se formó la Bruja, y to-
mando el lapso de estas feolias, resulta de
edad de 22 años, ouando fué prisionera en
el Real, y trasladada á la Parroquial de
la Consolación, ermita desaparecida en
iSgó, para emplazamiento de un reducto,
Jioy castillo de San Cristóbal.
Que en el año 1547, teniendo 42 de edad,
fué recluida en los sótanos de un monas-
terio, fundado en La Laguna por Cata-
lina de Lerma, Maria Aguado, Leonor de
Torres, Ana de San Gabriel y Francisca
de Lugo, procedentes de las abadías "San
Antonio" de Baezay ''Regina"¿fe San Lú-
car de Barrameda.

lOI
LA B R U J A DE LAS F E K t J E L A S ,

Que en todas parles, su bíIleza^fuHfui-


tativo de mnor, después ludiMo, y tiltima-
mente esfrile de herejía,
Leiiafué la vanguardia de las isleñas
qne, en -unión de las desdichadas Clara y
Seaíriz NMez de la Feña y Lepe, y de
Inés González Gallegos, nutrieron las filas
del claustro, corriendo la odisea en intrigas
frailescas, clausúrales y seculares,, del ma-
nasferio San Migitel de las Victorias al
hospital de San Sebasüdn y al co-rarento
San Juan Bautista;^plétora engrosada con
ciento cincuenta reclwsas en montón dé car-
ne lasciva, excitada por el misterio y Ict
inacción eofwenttml; allí fui difunto este
pedazo de hez hnmana, allí fué emparedet-
da Ledia, sin amortafar, el efm íSTYr te-
niendo 72 de edad y síffrimieníos.
Allí la llevaron los verdmgos, y un Ge^
nio recogió sus llantos en ana ampollen la-
critnatoria, y los destellos de stf mirar en
una placa de acero; y esas légrimm y
esos rayos de luz, agitan el seno del liij-»
de la Bruja, por eso el dttende no- nmere
nunca, y siempre hace ruido, por esc se le

Io3
RAHII-EL PICAR.

sktitt silbar en misisfws de txultatidn,


penetrando quejumbroso por las rendijas,
corriendo por los breñales, cerniéndose so-
lr€ Tenerife^ deslizámdose pavorosaimnte
por los barrancos, rondando <el vallado ád
Monte -de San Dkgo, profaíKmdo el san-
tuario-, asaüando los muros y los tláustros,
y el cor.0 y los dormitorios, '"caletiíatído"
y "recalentando" alas congregandas, ear-
^éndok la "^acMmia" d las generaciones
de ios Misioneros y del Poüanca, "moüén-
dok la batata" al sucesor del Evéque, y
exacervando con hurgmnientos á las niñas
de los frusleros.
Por eso eldiiende traspasa los techos de
los liospitales y ve la "caridad"... de cape-
lina ¡hipocnsia y despotismeJ
Por eso el dicende penetra en las Logias,
y advierte ú los hernmms de la humani-
dad, que están en gestación otras brujas.
Los sufrimientos de Ledia en su puber-
tad libre y en su reclusión en la vejez, es-
tán pálidamente reflejados en este apólogo;
y no se olvide que sus páginas histórico-no-
vekscas, tienen solamente de ficción algo

103
LA B R U J A D B LAS F E N U E L A S .

de la trama; mas, de la historia, el enlace


de efemérides, los nombres de Iss refinados
infavies; las prÍ7neras Misiones, la Conquis.
ía, el inicial inquisidor Bartolomé López
Tribaldos en 1304; la pri7nera víctima del
fuego Alvaro González, quemado en 1526,
y el último infortunado Tobías Lorenzo,
carbonizado en i6z¿,y el catálogo de in-
nunurables asesinatos jurídicos, que esmal-
tan "heréticamente" este libro, y que esta
ampliación complementa.

Fiscal do la Audiencia.
CANARIAS

<m.M

104
MAHUEL PICAR,

Es/js- mides extraños que se oyen, son


quejidos que van en las otidas del aire, ro-
za?ido arriba en los hervores del volcán,
redando-porlas niez'es y los fedruzcosfe-
rrisos del Teide; murmurando siempre, mal-
diciendo; y asípenetran tenuemente por las
rendijas de la puerta, y por los rotos crista-
les de la claraboya, como clamores lejanos
revueltos en Míos de luz, en claridades di-
fusas qne tinturan siniestranunte las estan-
terías y los arcones donde están los -Libros
de quemados, los Extractos de actas, los Ca-
sos de calificación todo cubierto depol
vo; legajos podridos por la humedad del

IOS
LA BRUJA P E LAS rENUELAS-

pavimenio, oims¿más altos, resecos, carco-


midos por la iraza; iodos deslwjados, en
confuso monfóji, en el íerbelHiio fafal del
tiempo; con signaturas en sus cubiertas, mo-
nogramas indescifrables; cuchillos,medallas,
efigies de santo Domingo, groseramente di-
lujadas.

Es el museo de las almas, la necrépolis


de los libros, donde los malvados, perseve-
rando en la infamia, han intentado, con.
astucia, horrar las huellas de sus erñxenes.

fffe aM las víctimasI:


Beatriz de la Cruz, profesa en la Zey
de Moisés y Alonso de Fáfima en la de
Mahoma: ambos apóstatas de la fé católica
y quemados en el año i^io. Los iestimof
nios con todos los incidentes de sus tortu-
ras, están grabados allí, en la podriierar
y punaados quedaron igualmente' en mi al-
ma; retorciéndose sus cuerpos, demandando
clemencia con sus ojos vidriados, y maldi-
tiendo hasta que las lenguas se hicieron,
carbones.

I06
mAHUEL riCAK,

Al lado d-e €sios €stá María, "de está


victima solo consta el nembre" (confronta-
do) naiurai de h. Laguna en Tenerife,
sacrificada en 1^26, por el delito dejudai-
zattíe:—Extracto de Actas, libro j , " (BE-
LLÍSIMO EJEMPtAB PAEA JPfiOTAGOIÍiBIA
BE UN APÓLOGO).
Y continúa vn índice aterrador,
Alonso de Lugo, Ana de Salazar, Mi-
guel de Verguía., Inés de Vega, Rodrigo
Silva Tiombres dados por los conquis-
tadores á algunos catecúmenos, para des-
pués castigarlos por relapsos, diversamen-
te, con la carosa infamante, descalzos, la
soga al cuello, mordaza, azotes, 'vela, sam-
benito, confiscación de bienes y destierro;
por los delitos, de propalar que los moros
en su fé ercm tan buenos como los cristia-
nos; que María de Nazaret no había que-
dado -virgen después del parto, y que el
Dios del Catolicisnw era de palo y no me-
recia adoración.
Más adelante: en los—Casos Calificati-
vos,—y en su apartado— Visitas—leo: dos
notnbres extranjeros, Muer y Renán, cas-

107
LA BROJA DE LAS F B R U E L A S .

tigados por no hacer reverencia en la igle-


sia, y pregonar que Dios dijo: Yo soy íu
Señor, no tendrás otro Dios y no harás
imagen alguna de mi semejanza.
Isabel González, viuda de Alfonso Sán-
chez, vecina de La Laguna, acusada por
dos jóvenes de 17 y ig años, de haberles
enseñado una oración á Santa Marta, por
cuya intercesión obtendrían el cariño de
cualquier hombre.
Bastián Rodríguez, guanche, descmdien-
fs de gentiles, natural de Candelaria, ence-
rrado en las cérceles secretas por cohabitar
con una comadre, y Pedro Pinto, natural de
La Madera, por manifestar que tenía po-
der para quemar á un Regidor de 'la Oro-
tava.
Vicenta Carrillo, herborista en La La-
guna, vaciados los ojos por haber alambi-
cado los orines de una Abadesa para testi-
ficar la preñez.
Esta nota, no mencionada por Millares,
coincide con un manuscrito propiedad del
autor, que dice: Sor Sara de Louville, Aba-
desa, encinta del Demonio, por no poderlo

108
«ANDEL PICAR.

ser de hombre, entrada ya en el periodo de


la menopausia.
Agustina de Vargas, de 40 años de edad,
vecina de La Laguna, acusada de invocar
á los diablos ante una cruz, arrojando sal
al fuego; y por entonces fué acusada la ya
nombrada Isabel González, de haber pedi-
do doce doblas d las hijas del Licenciado
Llarena, por haber torcido la voluntad de
su padre, inclinada á encerrarlas en un con-
vento.
Delfina Zerpa mestiza, de La Laguna,
(caso iw citado por Millaresj bruja relapsa,
perseguida desde niña,y eynparedada ya an-
dana,CTEOEXCELESTE EJEMPLAR PABA
PKOTAG&SISTA DE UN APÓÍ^OGO, decía: '
que el Diablo tenia más poder que Dios,
y cantaba:.

SI ombligo es un retablo
Donde se debe poner,
Al Arcángel San Miguel
Forque debajo está el diabla.

Decía el Padre nnestro,-, con las pala-

I09>..
LA B R U J A D S LAS F E R U E L A S .

bras deíFaie-hs. del Corán, y añadía

Taco
Revira taco,
Barraco barrena.
Barrena barraco....
¡Misterios de la brujería!..
Leonor é Isabel Márquez, hermanas, de
27y 22 años, vecinas de La Laguna; con-
fesas de hechiceras encantadoras; peniten-
ciadas en la capilla del Tribunal, porpac-
tar con Ltuifer, y dar brebajes d los ¡lom-
bres, para que quisieran á determinadas
mujeres.
Los clérigos Andrés Ortega y Miguel
Ponce de León, este último Capellán de La
Rambla; testificados, el primero por confe-
sandas, de haberlas solicitado dentro de la
iglesia, y el segundo, acusado de haber di-
cho en un sermón, que la Virgen María
no pudo favorecer á su hijo.
La persecución del viejo de cien años
Pedro Alvarez, por aconsejar la práctica
de la circuncisión.

lio
MANUEL PICAR.

Gaspar Mingóte, Aventrot Cextranjera)


y Bárbara Ponce, casiigados por decir, que
la castidad era penada por el Diablo, por
lio ayunar en cuaresma, por recitar los
mandamientos como están en el Éxodo, y
por decir "cernícalos" en vez de artículos,
refiriéndose á los de la fé.
Pedro de Torres, J-uan Díaz Roma,
Francisco Minguezy Juan Severo, soldados,
castigados por blasfemar en eljuego, rene-
gar de Dios y -pisotear una cruz trazada
en el suelo.
Hernando de Velase?., Capitán de una
galera, por proferir eljtiramento (así está
escrito} i Voto á Dios! y Melchor Santia-
go, po r terier trato con unos patos embru-
jados.
Y en los libros—Sucesos y Correspon-
dencia—figuran las memorias de Beatriz
Suárez, natural de La Laguna, acusada
de maleficios y sortilegios; "crfmerus" pro-
bados é satisfacción del docto Tribunal,
penitenciada en la capilla de San j/íuan
Bautista.
Y siguen, un boticatio de La Lagt.na

III
LA BRUJADB LAS FEÑUBLAS.

llamado Fedro Macera, y un esclavo de


Urtusáustegui y un sirviente de lafatnilia
Zerfa,por renegado y desacato á los Fa-
miliares de la Inquisición.
Y memorias de los irrascibles, Obispo,
Don Rodrigo Gutiérrez de la Rosa; y pres-
bítero. Comisario del Sanio Oficio Dr.
Guirola.
Y polémicas y disensiones litúrgicas, cu-
riosos sucesos éntrela Inquisición y Tribu-
nales ordinarios.
Y las monjas "iluminadas" entre ellas.
Sor Petronila de San Esteban; bella joven
de quince años, de la familia Monroy y
Cobos, qm veía á su lado en el lecho á
una legión de ángeles, y en el silencio de
la twcke al mismo Jesucristo "hecho hom-
bre" calmando la febril inquietud que la
devoraba; y por reflejo de emulación, la
idiota de remate Cataliim Mateos, de la
congregación Clarisa; y en una efeméri'
des, consta, que amaneció d la puerta
de la iglesia, una monja profesa, acusa-
da de correspondencia ilícita con cierto
religioso de su hábito sigue re-

112
«ANUEL FICAR.

iaíión:= Biblioteca del Dr, Chil. manus-


crito de Rotíietv Ceballos, tomo ifi: y por
entotues, se arrojé al poso del convento
•una recluso, kija de Lu Laguna {dice el
apellido) nafa £4 del mismo autor. Y Jia
sido mutilado el proceso formado á Mi-
guel de Araus, (citado por Millares) por
algo misterioso ocurrido en La Lagií7ia
con síís confesandas las beatas I^ranásca
Machado de San ^osé y Margarita de
Santa Teresa.

Y coinciden las diversas anotaciones; las


impresas del historiador Viera y Clavija,
y los manuscritos de utia biblioteca franc-
masónica, (confrontado) . . . . Este tem-
plo de castidad, fué destruido por un in-
cendio eldia de la Trinidad del año lógy,
ciento veinte después de cometido aquel cri-
men; incendio pronosticado fatídicamente
por la Bruja, atando dijo qme los ídolos
se calcinarían también con sus huesos. Más
tarde, en ijoo, fué reedificado, en la misma
forma que existe hoy, bajo la advocación
de Santa Clara.

113
LA BKIXJA DE LAS F E S U E L A S .

La ñecJñcera fué auparedaria ef afía


^577> septuagésima iercio del esiabkci-
mienfo de la Inqnidáón en- Cañar¡(ÍÍ^
La bellísima niña, ficé infamada á leí
edad de doce afios^ furh-ada con la infiísión-
solanácea, adormidera y datura, agitada!
en fascinaciones magnéticas de la fiédra
sardónica j sugestionada por fanatismcf
religiosa, cayó en la epilepsia dd amor
prostituido y la locurce.
Recluida en la mortificación ascética de
la beatería, entre martj'as anialiteas y
francesas, furiosas por la sangre ardiente,
llegó al hastío de la materia y á las tm~
guedades del espíritu melancolizado.
Los dramas desarrollados en aquel pros-
tíbulo, burdelesco de frailes y barragcmccsr
están estenografiados en les misterios de Up
Inquisición..
Ledia no pudo-defenderse de los émulos--
de Torquemada y Pedro de Arhucs, de los-
dboniinaUes impüdicos, que buscaban, 6
cualquierprecio la satisfacción de sm bru-
tales pasiones.

114
«ANUEL PICAR.

Aionsv Fvmández, ya dtieño y señor de


Tenerife, tomo sus antepasados lo habían
sido en feudo, de otros territorios ibéri-
cos y ameritónos, bajo el leum "Quien lan-
za sabe mover, ella le dá de eoviet"—(No-
vilario y Blasón de Canarias) despoja
inícuamenie é los guaincMs de sus medios
•de vida; fundando ion estas riquezas é in-
dustrias, señoríos y mayorazgos consan-
£uít¡eos, base del despotismo que pesé sobre
aquellas familias que no se enfangaron en
semejante depredasión.
A la hor-a de la muerte el reaierdo de
estas fechorías, atormentaba el áninw del
guerrero, indisputablemente intrépido y
avezado á la espada, pero seaiaz frailero
y apóstol de la fé, necesitaba armonizar
su proceder con las máximas del Catoli-
cismo; y los cogullados le justificaron y "El
Rey, lo mandó galardonar del y á todos
los suyos en descargo de conciencia."
Un militar, político y literato, de este
tiempo, Ricardo Ruiz y Befiítez de Lugo,
en reseña biográfica de un hombre emi-
nente (diario Las Efemérides número 340)

US
LA B R U J A D B LAS P E f í O E L A S .

dice,por incidencia. . . . "Debió ser dés-


pota porque d su sangre habían llegado
moléculas de la del Conquistador de Te-
nerife, Fernández de Lugo, cruel eoctermi-
nador del puebla guanche"
El afio 1745, los estudiantes de latini-
dad, grabaron sobre su sepulcro este epi-
tafio:

Aquí yacen, según dice


Sefior "Pepe" el campanero,.
Los restos del bandolero
Que conquistó d Tenerife,

Y siguió á aquello el desarrollo de una


sociedad educada en maldades; colocando
el primer jalón, el asesinato de Fernanda
Fernández, bástago de Alonso (luchas en-
tre invasores), en venganza de la ejecución
de Ruiz de Castañeda, por Beatrix de
Bobadilla, segunda consorte del Adelan-
tado.
Y empieza el entruejo con alcahuetas
susurronas, damas enmascaradas de mantea

116
«ANUEL PICAR.

y saya, monjas en "el Siglo" pernoctanda


con sus directores espirituales, soldados
arcabuceros, esbirros de espada y golilla,
judíos, católicos, renegados y apóstatas;
toda una banda heterogénea, conspirando
en consecución de brujas y duendes; lo-
grando aquellas infatnias en las esclavas in-
dígenas, preñándolas ultrajosamente en las
barrigas y en las inteligencias.

Y el ajusticiamiento de Al/aro, y los


horrores, y la desesperación de Leonor su
mujer; y los estupendos casos iniciadores
del Tribunal negro, castigos dados á Mi-
caela Sabañón, santera de la Antigua en
La Laguna emplumada por decir qtie esta-
ba encinta del "anticristo," y el empala-
miento del 'jácaro del señorío" llamado
así por cantador de desvirgos, paje de la
"cruel" Bobadilla, y "apuntador^' de sus vi-
sitantes íntimos.

Y sigue el carnaval, ungiendo á los ado-


nis, estudiantes de sagradas letras, y pro-
clamando "Obispillo" de I^a Laguna almas

117
LA BRUJA DE LAS FEfiUELAS.

tonto de ellos; citado ya ¿or Millares, re-


medo todo, de la depravación de otras Re-
giones españolas, que dice Llórente.

Y siguen las visitas de los clérigos d las


monjas en clausura, y los "Cortejos" ple-
beyos, estatuidos luego por la galantería
de la nobleza y reglamentados con los si-
guientes f receptos:
Visitar á las damas, muy de mañana,
antes que se levantaran de la cama.
Ayudarlas á vestir.
Acompañarlas y hacerles de bracero, en
elpaseo y en la iglesia.
Divertirlas con festines, bailes y otros
pasatiempos, llamados profanos.
Estas, y otras según consta, eran las
máximas caballerescas del caso; y en su
práctica, los hombres más atildados de la
nobleza, se introducían en los dormitorios
de las damas aristocráticas, con el bene-
plácito de sus maridos d beber rosoli y
echar polvos de rapé, servidos por un pa-
juncio que no era eunuco, i por ima dueña
calentadora.

Ii8
MANUEL FICAK.

Al levantarse del lecho, tan encopetadas


señoras, ayudadas de sus cortejadores, lo
hacían en actitudes de fingida indolencia
y simulaciones pudorosas para excitar el
sensualismo;y cuando llegaban al cstrejp.ci
de su propósito, deslizando d cendal y des-
athriendo los linderos del amor, era de muy
hien tono decir: "perdone vuestra merced si
ve el tafanario."
Esta era moda señoril de aquel tiempo,
y hasta las dáñaselas, en las sillas de ma-
nos y en los coches^ después de 1550, lle-
vaban á su lado un paje joven y bello,
como avivador de rubores.

Y para que se vea cómo andaban des-


caradamente estos asuntos- entre los reli-
giosos, leo en el nuftca bien ponderada
libro —La Inquisición en Canarias—un
sintiúmero de disposiciones mandando d es-
tudiar á ciertos canónigos que no sabían
leer ni escribir; prohibiendo salir de pa-
rranda á los eclesiásticos, ordenándoles
vistan honestamente, y que en el día de Ino-
centes no hagan obscenidades en el coro, y

119
LA B R U J A D E LAS F E H U B L A S .

Otras sanciones aún más curiosas que no


trascribo fara obligar al perspicaz lector
á la consulta de aquel libro.

Los conventos fundados en la Isla, (de


los que aún existen algunos) fueron:^=El
Grande, los de San Diego del Alante, San-
to Domingo, Santa Clara, Dominicas y
Se?nitas en La Lagima;=dos de San Lo-
renzo, San Benito, Santa Clara, Domi-
nicas y yesuitas en la Orotava;^=^de Los
Angeles, San Sebastián, Agustinos, Santa
Clara y Concepcionistas en Garachico;=
de Agustinos y Recoletas en Los Realejos;=^
de San F7-ancisco, de Agustinos y de Ber-
nardas en Lcod;=los de Buenavista, Gra-
nadilla y Adeje;-=dos de San Pedro Al-
cántara y déla Consolación en Santa Cruz;
s=el Real Convento en Candelaria;=otro
en Guimar;=^de San Telmoy de Dominicas
en el Puerto de la Cruz;=:de Agustinos en
Chanta y Tacoronfe;=-y de Bernardas en
Los Silos;=en sima, treinta y cuatro; y
en toda Canarias setenta y cinco; preten-
diendofundar además, sin conseguirlo, frai-

120
Í^ANUEL FICAK.

les de San yucm de Dios, Setkmitas y


monjas CapMJiinas; y contrariado quedó
fer tw ¿oder arraigar más, el intriguista
faje del Rey Católico, Iñigo Lipez de Re-
calde, Ikunado desjniis Ignacio de Loyola,
•primer "Papa negro", fimdador de su neo-
masénica Orden gue tantos niales acarreó
d España, desde XS34.

Decían hs frailes d las congregtmdas en


"El Saibai," qtee la mitad superior del
cuerpo era de tal marera celestial, jue no
se daba cuenta de lo que ejecutaba la otra
mitad; por eso no había pecado en el ayun-
tamiento carnal, por eso la Bruja ofrece la
mitad de su cuerpo en la página 83 de
este APÓLOGO.

"La Ckaxiraxi" de los guanches deifica-


da por los Misioneros, La Candelaria Pa-
traña del Archipiélago Canario, mascarón
de un navio de la impía incredulidad; fué
t¿n prodigio semejante al del Santo Cris-
to de Lepante que se venera en la Ca-
tedral de Barcelona: adorno de la proa

121
LA gKtrjA P E LAS PEfflTBLAg.

de Ta g^aJera de U". yvan ie Austria;'y


de aquella dicen martwillas tos milagrertrs;
eomo de esfa efigie cuentan que en la Mtaña
del Puerto de Gaeicr en iSfi, nc rrcidiff
lalazo, porque desviando el merpo, se
pasS las lloras del cowcdafe dando quiebros:
á Tos dardos tnusuTmafies; idénñcamenttpa-
só con "La Cñaxiraxi,"' repeliendo Ta agre-
sión de los indígenas, cuando trataron de
herirla eonla''^tabona"ydguijarra-
zos hfmtnicos' revoíucionarios, en oposi-
ción á Tos eBseuranfistas de Colonia, Lo-
vaina y SaTamanca, presienten que Dios
es Tuz; {Tiay alga más hermosol

El fraile se deleüaia aT quema:r Tai


bruja.
"Cuando se las vepasar, con Tos eaSelTos
al aire y sodre los hombros, van, de esfa:
suerte, fajnUén adornadas y armadas^ qtfs-
al pasar el sol al troves de ellos, como at
través de una nube,, da resplandores como
ie relámpagos - .. ,
De aqai la fasctíiadán de sm cjos-¡ pe-

122
fnAMOEL PICAR.

ligr^sos en <mwr iouio <€» seriikgio^', Esti


magistrado, juez inquisidor, to-oa el laúd
en el—-auto dejé—y hace bailar é- IOSJK-
£}ii£eras «ntes de quemarlas^ una Memoria-
de ello se sncuemira^M Llorante, *s la re-
seña del—auto ~de Logroño, enjde No-
•vientbre de lóio; y de ¿I dice Lanere (a-
ianio lo sujestive de la fiesta para los
•sferdugos} "el esflendor del esfecídculo, el
¿.ro/uMde efecto de la música" , - . , .

Eit ios .monasterios de religiosas se reci-


bían msitas, se celebraban bailes, &=, has-
ta que un Concilio, en Trento, reformé la
clausura; Grücmdo dice: (y lo cita el doctor
Wyer, en su libro III cap. VII), que las
monjas estaban furiosas de amor, y que
un sacerdote español se volvió loco en un
convento, diciendo que las esposas de jfesús
lo eran igualmente de 41, y celebraba misas
para que Dios le concediera la gracia de
casarse^on todas ellas.
Dice Lancre que aun en 1600 el cura
celebraba la misa blanca de día á Dios, y
la negra de noche al Diablo, y que á am-

123
LA BRUJA DB LAS FEfiUBLAS,

las conducía á su querida la sacristana.


En La Laguna se celebraba en la cáma-
ra secreta del "Silencio", y concurricm la
abetdesay la novicia más Joven, ambas des-
nudas y algún gobernador predilecto; — con-
fesión de Fr. Galindo—-Archivo de ¡a V.\
L:. "Afortunada^' mt¡n.S^'

Y sigue la orarían para preservarse


del poder y artificio del -maligno espíritu,
y otras cosas de la Bruja y de los misio-
neros; taUsimmes, invocaciones y nigro-
mancia,
§ Dios mío, acoge benigno mi plegaria, y
haced por vuestra clemencia y piedad que
yo, y cuantos estén atados con el lazo de
la culpa, sean absuelfos, y que mediante la
intercesión del glorioso mártir San Ci-
priano, seatms Ubres de todo maleficio del
maligno espíritu. Amén.
El Papa San Clemente, de gloriosa me-
moria en 4 de Junio del año 1238, se dignó-
conceder 800 días de indulgencias á todos
los fieles que con piadoso fervor rezasen
•A. oyeren rezar la anterior oración. Sigue

124
MANUEL PICAR,

una relación de San Cipriano y Santa


Justifia y de un soldado cruzado que la
encontró en Constaniinofla,
Operación para librarse délos enemigos:
§ Con la mano izquierda se toma un li-
móny se dice lo siguiente:
Limón, lias de saher, que ningún mági-
co se ha puesto contra mi, Fde T, porque
el rey Saday, mago conjurado, así lo quie-
re desde el fondo de Anarcorante.
Esto se hace nueve días seguidos, y se
dice tres veces cuando se hace la operación;
y luego el limón se- tira al fuego, y si se
hace al dar la media noche es mejor, y
cuando se tiene el limón y se dicen las pa-
labras, siempre se mira el limón.
§ Para quitar el mal de vientre, harás
nueve cruces en el ombligo, y á cada cruz
dirás: f Ostevun f Ostesa f Maliit f Va-
ñaí f Ampoca palla f Mal de vientre
f Huye f que Dios te lo manda f Pa-
dre nuestro á la Santísima Trinidad. (Se
repite tres veces).
§ Asombroso secreto prohado, para levan-
tar al que caiga en mal de accidente.-^^

125
LA BRUJADB LAS rEfiUBLAS.

Soplarás á la oreja del que haya caído


con el mal, y dirás estas palabras tres
veces: Criatura, oye á tu Criador; Gaspar,
Melchor, Baltasar, levántate por la San-
tísima Trinidad (y se levantará al mo-
mento).
§ Oracíón.=En el huerto de Diviseo está
San Juan Hiyomini Deo. Señor, los ene-
migos ves venir, déjalos venir con los ojos
vendados y el corazón amartillado. Y el uso
de la Cruz Milagrosa: Soter, Sabaot,
Agios, Isquiros, Athanatos, yeuua, Ado-
nay, <Sf, contra la peste, el maleficio dia-
bólico y encantos; libra de rayos, sirve de
refugio en las tempestades, socorre en el
parto, <5r^.
^ Si deseas adquirir favor y honores, lle-
va consigo la piedra "fabrices".
§ Para alejar los fantasmas, la piedra
"crisolita".
§ Para adivinar elpensamiento, la piedra
"berátide", ó la "quirin" que es ntaravi-
llosa.
§ Para obtener favores, la "rojana" que
se encueutra en la cabeza de un gallo,poco

126
MANUEL PICAR.

después de haier sido eomido for las hor-


migas.
§ Toma precauciones en contra del basi-
lisco.
§ Para quejnar á un enemigo, válete de
la piedra "úrice"¡y en diversos casos usa-
rás la "aquilaria", la "tpistrites", "orites"
y estranguria, que se encuentra en los
nidos de águilas en la Persia.
§ Resguárdate del leopardo.
§ Las hojas de "agracejo", cernidas, suel-
tan el vientre.
§ Ten siempre consigo, mejorana, alum-
tre, pelos de asno y una lengua de aluhilla;
y no tendrás ponzoña de almorranas po-
niéndote una mecha; ahuyentarás las ser-
pientes y escorpiones, los niños echarán los
dientes sin dolor y no habrá ratones en
tu aposento.
§ No olvides tener una olla de barro parce
la triaca.
§ Para cazar topos hazlo con una cebolla
ó un puerro; y para los lobos, grasa- de
deljin ó de cocodrilo.
§ Los principales amuletos se construyen

127
LA B R U J A D E LAS F E Í Í U E L A S .

de oro por el Sol, de azogue por Mercu-


rio y de cobre por Venus.
§ Fara invocar á Satatiás, á las doce de
la noche. . . ¡horror!. . . "fúgiie".

Levias de los Conquistadores de lo ie-


rreiio y de lo espiritual:
"Matar para dondnat^'.
"Llegar al fin sin reparar en los me-
dios".

El oscurantismo aristocrático, el despó-


tico clero español y los Misioneros de "La
Fortuna" trascribieron los secretos mara-
villosos del liber del Asia y de las tablillas
de Roma al pergamino de Salamanca y
de Alcalá, y en equipolenciafilológica,la
Fmja de Las Feñuelas agorera y caba-
lista, derivó

Tirabeque
Rebeque,
Trueque
Peneque,
Cuatro al Evoque, •

128
ftAHUEL PICAR.

Y la gitana gnóstica-, fvrió á La La-


guna la virtud airaüva de
ABRACADABRA
ÁBKACADABK
ABRACADAS
ABRACADA
ABRACAD
ABRACA
ABRAC
ABRA
ABK
AB
A
Y el takfüo exlraorditiario de la JBrwja,
descifró el gercglífico denwstraiicw, de que
el tubérculo de ^ícpiter y el altrmmiz de
Venus, ingeridos en infusión de vino puro,
inspiram, el amor; la Bmja, "miraculosa-
meftte" desquició la Matentática, demos-
tr-ando, que tres pv£den estar comprendidos
eu uno y •algo miás, y es indubitable,
Dige que cüATBo son seis
y-que SEIS síw vuaífjO advierto,
Y que en vmo Jtqy tres ion cierto,
€/)mo (inca ^n CINOO teis.
Y per si no ib enknids.
Discurrid de varios mMes,
y veréis ser cinco TOBOS,
Cíiím Dos y Dcs son seis.
129
LA BKUJA D E LAS FBflUBLAS.

Y la Geománfíca con signos misíerio^sos,


j la Fisiognotnoniíf- con el gesto del sem-
Mante, resolvieron los problemas nhirresos,
de la germinación en la mamona para-
áísea, de la mesura del arca en codos, de
la resurrección, y(tunmás, de lo peripat»
aristotélico, horas prósperas y adversas^
hálitos de fábulas, ficciones innocuas, que
pudieron haber rotiirado la tierra y apli-
car la cantárida vejigatoria; realidades
bellísimas, aún acompafmdas del singulto
de la muerte.

La Bruja de Las Peñwelas fué profetal


de la fannacología, sus preceptores hicie-
ron de su luz una condenación: JSHa en
la región más pródiga del planeta, dio
movimiento á los catalepticos sacudiendo su
parálisis epirética; ella desprendió, de aque-
lla paite de la. Materia médica, la reac-
ción d la vida "resucitando los muertos,"
mientras los conquistadores, aplicaban sus
descubrimientos crÍ7ninalmente en envene-
namientos y abortivos. Ella sacó de los
bosques y de las rocas, los drásticos vó-

no
!»iANUEL PICAS-

mica., guayacol y arsénico; rtcújió en les


prados y efttre las piedras, los cnmenagó-
:gos melisa, cy'enjo, azafrán y bórax.
La brujería admitía, áeitMjícameitte la
£0pulaciÓ7i "more animialiu?}^' Cgcnií-pecio-
raiy para la perfecta fmuión getiésica,
antecediendo la volupiujjsidad, que dijo des-
pués eljusuita Gary en su Teología }}ioral.
"Está absolutamente pcrmittido todo lo
que sea fiecesario para •consumar el
acto no se cofiiete falta besando ó
.tocofuio las partes honestas, é "menos" lu>-
nestas, cuando estas caricias tienen pot
ehjete no hay falta en principio
en los tocamientos y miradas, si se encami-
nan d preparar "ifwiediaiamente" el acto
sexual en algunos casos, es conve-
niente copular "áposteriori"

Y aJwra, .el afrodisiaco del amor:


«ToUe siquidemlae eappifleiei radieem lier-
íjae quffl dieitap "Tellina"; etíepe diligenter;
st illines Yepetram, 6t Gonfrieabis manibus;
í¡t sis ad ppaediBtam magnitodinem eonsur-
get, Posthseestatímut eoneübitum perteere
Yolueris íotom veretrum pFsfato ungüento

131
LA B R U J A D E L A S F E N U E L A S .

ínnn^es; eí síe mitte infrá Yülvam muíferis,


flianio expeditius poterís. Mox ením Jasto
¿smins et liquefaeto unpento tanto amoFB
tantaqne dulesdíne attpaliit ínfra se matrix,
p á J illieó eoneipitrauIIoF.Nam in tanto amo-
pe ex 90 mulísp aádueitup qnód neqiie, eum
divírginatuF, ilfe amor tale posteí squapL
Noit tiM verendnra mi eam alio viro Telle
eommiseeFí, nisi qm slmilitar ei possit fa-
8SF8»,
Y persisfe. . . allá, con la oriental ba-
yadera en hamaca, en Francia en diván
Luis XV, en La Laguna en "catre de
viento."'
Diabluras mefistofélicas, d la "D'Au-
moní", y en carreta; caricias entre Moka
peJioe, Medoc j "fine Champagne" en plata
Cellini, en tazas malaiárieas y chinescas;
aguardiente de Islas y vino de Ara/o; allá
nidos de golondrinas y pudingos, aquí chi-
charros y gofio; "surdh,'' blondas "chan-
tilly," Lnxenil y "valeneiennes," traperas
de Taganana y encajes de Icod"bouquets"
de orquídeas, rosas de Oroíava; allá la
boheme, siempre rodando, ¡siempre!, aquí
Albión ¡Hipl ¡Hipi iHurraaaaaaal últi-
MANUEL PICAR.

mo "ajujido" de la Némesis.

Ahora, los serviles aristarcos, el autO'


de fé,y el quemadero.

fsCHORPiH DiOS.-GUMOT ElDemoniO.-lüCNH-


CHfsi Creaüomnl-versal.-ii.GiKovRNiK Eio deTe-
ne^rf8.-M^GtG, El Sol.- CEL, La Luna.-NRKu-
•VkP^V.^, 0^otaTa.-^GWHtCHt, Tenerlfe.-Ku-
SK\-Cifv,í5omtoreaeiinijer.-KY^K\C0 ?íombre ae
l^omb^e.-B^UO^ Dardo de tea.-\iKV.^SCO Nom-
bre de hoinbre.-KGH\GUGk, Hijo ilegítlmo.-
GttNXXRKW, l^a Virgen de Ca-ndelaria.-KCWM\-
S\GO, Cueva en la playa de candelaria.-KHt-
Pís,, Lanza guión.-utuCHKRQ Nombre deguan-
ctie.-v,\?,k\. El Glelo.-K'RGi\i\Viti^i La cuesta de
Santa Cruz á La Laguna.-^5^M^, Las playas
de Santa Cruz.-KRH,s Ovejas.-iKBnt, 011a.-
TKWKTOO! Vestido de plel.-c\iMK, Elespiritu.-
^OKHR, Riberas escarpadas.-EGHEXDE, Teide.-
^^GOROR, Tribunal de Justicia.-TKMionKmt,
Sacerdotiza.-v\kí!,\^KGUtKOK, Vestal.-GHWüUK-
TOi Barranco de Tenerife.-TKQOíAK, Haoba de
piedra.-wtí^Gt^. Jefe de trlbu.-\_EQ\K, Nombre
Oriental de mujer.

Escritores consultados en la Historia de Ca-


narias: Bnrigue Plores, Espinosa, Viera y Cla-
vijo, Marín, Bory, Abreuy G-alindo, Escudero,
Castillo, Bertelot y Millares; de ellos, impre-
sos y manuscritos yarlos—Bíblotecas del doc-
tor Cliil (la más valiosa de Canarias) y del
"Gabinete Literario"—Las Palmas.
Otros libros y documentos: La Inquisición
—de Nacente, El convento de Gomorra—do
Souffranoe y Bl testamento del cura Merller
—traducciones del francés,
Libro de los "médiums" y de los espíritu»,
de Hipolyte Donlzar (Alian Kardec).
La Biblia en el texto hebreo, versión de un
relapso subrayada, ei "Flos Sanctorum"—
de Villegas, Moisés, Jesús y MahomadeHol-
bach, Apologética de Scümltz.

133
LA BRUJA DE LAS PEfíUELAS.

Dios en la Naturaleza—de Camilo Flamma^


ri on—capitulo—Dios.
Testimoniales de la Inaulsiciún en Canarias
—Libro de quemados, EstrsiCto de actas. Car-
sos de calificación y correspondencia.
Léase la Haglología, ó ciencia di) de las
"cosas sagradas," incluyendo la Ascética ó
vida religiosa, y todo Í 1 Siglo X, aun en el P.
Flores, y el amor en el liDro—Las grandes
ideas—y bajo el título—Así hablaba Zaratus-
tra—la obra de NIetzsclie, de U Biblioteca
selecta, traducida en Bai-celona en 1B05.
Historia general de la Inquisición, i)or don
Fraa-clsco Nace..te—Barcelona ises—procesos
de ias familias \ ivero y Casalla, pág. 136 á. 145
t. 1." El capucliino confesor de mojigatas,
pág. 1.58 álS4.
Carta de Melchor Cano, Obispo de Canarias,
dirigida al confesirde Carlos V,pág, 160 al61.
Página '¿19, historia de un condenado en
1791, por leer á Yoltaire y á Rousseau—"Si es
•vtrdad que la religión cíostiana ordena ha-
cer lo que vosotros hacéis, digo y repito, que
la detesto y abomino."
La historia de lli.OíK) familias, sumergidas
en el oprobio, -desde 1481 á 1487.
La reducciúu á cenizas de la biblioteca de
D Enrique de Aragón, en tiempo de Torque-
mada, comprendiendo en este hecho van-
dálico, la literatiira las ciencias y las artes,
entre la hechicería y la míigla.
Exposición elevada al líey por Dechesa,
páginas 44 á 47 del tomo 2." de la misma obra,
y el caso de las- dos ninas, póg. 55 y 56; y en
las 77 y sisruientes, cita la Historia crítica
de la Inquisición en España, por Llórente,y
relata ly. tragedia de Águeda de Luna, mon-
ja Carmelita en el convento de Lerma en
1712, y de la novicia Vicenta de Loya en el
monastiíriü do Coi ella, sostenida por los bra-
zos déla Abadesa, cuando el Provincial hizo
el primer ultraje, á su pudor, para que fuese
la obraiuíis meritoria a los ojusde Dios.
Y por último, los casos monstruüso.s del
Capitulo VI y las citas de las paginas 20O á
La Inquisición ante la Historia, de Lafuen-
te y la Biblioteca Germinal de Claramunt.

134
MANUEL PÍCAK.

Sllouihuí

iimant la Staiáticjuií ¿a c^/otcíJÍc- £¿ /w bntcuhttzi kc


navrMó..'==:,>&x sotcaíhth ¿íaii mafí<fíí¿& pa^ UA ^ I -

ccHvmb eí Pefn^itíñiímt ait-z "cJubví líipct^ficki", cí

SftotKtctfí' i'oíiMtKínce' Se msti ientimcnh hy píttó ^^

Éítoñivhti bu l'Súhho.'S'má. S-3'I90S..

íaguna ^0 í& agosto iei9o6

. . . pues no conformes con amc~


nazarnos con la excomunión. . . rc"
comerán las casas haciendo propagan^
da para que se horraran del <infer~
nal» semanario ziíaíid* por ser al-
tamente inmoral
, . . , nos alegramos cjue hava
muerto escupiéndoles en la cara.
, . . (¡ue aquí hap gran interespor

135
LA BRUJA DB LAS FSfiUELAS.

conocer su. <^riija> f los inteligentes


han hecho grandes elogios de los frag-
mentos puUicados.

******* *******

Teror 20 de Enero de 1907.


Sr. D
Mi muy apreciable amigo: (¡HA PRE-
CEPTOR! á ellos le dices una cosa y á
mi la inversa)
El se jacta de haber he-
cho á Vd. un desplante (¿?) con aque-
llo de «los adelantos del tiempo, lo del
ratonciUo que roe en el cuadro &. &.
(fárrago de dos pliegos), (basura de
confesonario y sacristía, ignorancia,
tergiversaciones, atrabiles negra, fé).
Está contento por la supresión del
folletín en el semanario «Progreso».
Digo lo que Vd. ^gue ruegtie á
Dios-b por nosotros pecadores que es-
tamos en «El Siglo».
Hasta la vista.

136

También podría gustarte