Cuadernillo Unidad 1

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2020

Psicoanálisis I
Unidad 1

Centro de Estudiantes
de Psicología
¿Sabías qué?
Unidad 1
Sacando tus copias en la
1 - Freud - Conferencias de Introducción al Psicoanálisis. Conferencias 1 y 16. fotocopiadora
Pág 1 a 12. del Centro de Estudiantes
2 - Assoum - Introducción a la epistemología freudiana.
Pág 13 a 22.
3 - Foucault - ¿Qué es un autor?. Ayudas a mantener el precio
Pág 23 a 46. más económico
4 - Lacan - Seminario 2. Psicología y metapsicología.
Pág 47 a 54.
5 - Kuri - Vigencia de lo metapsicológico.
Pág 55 a 62.
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habrán aprendido a realizar una indagación psicoanalítica ni
1� conferencia. Introducción a ejecutar un tratamiento de esa índole. Mas si alguno de
ustedes no se sintiera satisfecho con un trato pasajero con
el psicoanálisis, y quisiera entrar en una rdación permanente
con él, no sólo se lo ·desaconsejaría, sino que directamente
lo prevendría contra ello. Tal como están hoy las cosas, me·
diante esa elección vocacional se coartaría toda posibilidad
de lograr éxito en una universidad, y, si hubiera de entrar
en Ia vida como médico practicante, se encontraría en me­
Señoras y señores: Yo no sé cuánto sabe cada uno de us­ dio de una sociedad que no comprende sus empeños, que lo
tedes acerca del psicoanálisis, sea por sus lecturas o de oídas; mira con desconfianza, con hostilidad, y que le suelta todos
pero estoy obligado, por la letra de mi anuncio -«Intro­ los malos espíritus que en ella están en acecho. Las mani­
ducción elemental al psicoanálisis»-, a tratarlos como si festaciones que acompañan a la guerra que hoy descarga sus
nada supiera.t."l y neeesitasen una instrucción prelimina:. furias sobre Europa quizá les permitan formarse una idea
Lo que sin duda puedo dar por supuesto es que ustedes de cuántas legiones hay de tales espíritus.
saben que el ps!coanálisi:. es u.r.a modalidad de tratamiento Siempre hay bastantes personas que, a pesar de tales in­
médico. de pacientes neuróticos. Entonces puedo presentar· comodidades, se sienten atraídas por algo que puede consti­
les, acto seguido, un ejemplo de cómo muchas cosas ocu­ tuirse en un nuevo fragmento del saber. Si alguno de us­
rren en este ámbito de manera diversa, y aun directamente tedes perteneciera a esa clase y, desdeñando mis avisos,
al revés,· de lo que es habitual en el resto de la medicina. volviera a presentarse aquí la próxima vez, será bienvenido.
En esta, cuando sometemos a un enfermo a una técnica mé· Pero todos tienen el derecho a enterarse de estas dificulta·
dica que le resulta nue·1a, por regla general restamos impor­ des del psicoanálisis a que he aludido.
tancia a ias dificult!ldes y le damos optimistas seguridades
acerca del éxito del tratamiento. Creo que está justificado
hacerlo, pues con tal conducta aumentamos la probabilidad Primero están las de la instrucción, las de la enseñanza
del éxito. Ahora bien, cuando tomamos a un neurótico bajo del psicoanálisis. En la enseiianza médica se han habituado
tratarnientc psicoanalítico precedemos de otro modo. Le ex­ ustedes a ver. Ven el preparado anatómico, el precipitado en
ponemos las dificultades del método, su prolongada duración, la reacción química, la contracción del mÚsC\llo como resul·
los esfuerzos y los sacrificios que cuesta y, en lo tocante al tado de la estimulación de sus nervios. Más tarde, se exhiben
resultado, le decimos, nada podemos asegurarle: eso depende a los sentidos de ustedes los enfermos, los síntomas de su
de su conducta, de su inteligencia, de su docilidad, de su enfermedad, los productos del proceso patológico y, en mu·
perseverancia. Desde luego, tenemos motivos pgra adoptar chos casos, hasta el agente de la enfermedad en su esta­
un comportamiento en apariencia tan contrario a lo habitual, do aislado. En los departamentos de cirugía son testigos
y quizá. más adelante llegarán ustedes a comprenderlos. de las intervenciones mediante las cuales se procura aliviar
No lo tomen ustedes a mal si al principio los trato de al enfermo, y tal vez ustedes mismos ensayen ejecutarlas.
manera parecida a esos enfermos neuróticos. En verdad les También en la psiquiatría la presentación del enfermo con
desaconsejo que vengan a oírme una segunda vez. Con ese sus muecas, sus modos de decir y su conducta alterados les
propósitoL les presentaré las deficiencias que por fuerza son sugiere una multitud de observaciones que dejarán en us­
inherentes a la enseñanza del psicoanálisis y las dificultades tedes una impresi6n profunda. Así, el profesor de medicina
con que tropieza quien desea formarse acerca de él un jui­ desempeña predominantemente el papel de un guía y de un
cio personal. Les mostraré que toda la capacitación anterior intérprete que los acompaña por un museo mientras ustedes
y los hábitos de pensamiento de ustedes tienen que con· obtienen un contacto inmediato con los objetos, y, por me­
vertidos en opositores al psicoanálisis, y cuánto deberían dio de su propia percepci6n, se sienten convencidos de la
vencer dentro de sí mismos para dominar esa hostilidad ins· existencia de los nuevos hechos.
tintiva. No puedo anticiparles, desde luego, lo que ustedes Por desdicha, en el psicoanálisis todo es diverso. En el
obtendrán de mis comunicaciones en cuanto a comprensión tratamiento analítico no ocurre otra cosa que un intercambio
del psicoanálisis, pero algo puedo asegurarles: oyéndolas no de palabras entre el analizado y el médico. El paciente ha-

1
n 14
Jita para formarse un juicio. Casi todo depende, es evidente,
bla, cuenta sus vivencias pasadas y sus impresiones presen­
de .llll fe que puedan ustedes pr�star al informante.
tes, se queja, confiesa sus deseos y sus mociones afectivas.
· Figúrense ustedes que no han concurrido a una confe­
El médico escucha, procura dirigir las ilaciones de pensamien­
to del paciente, exhorta, empuja su atención en ciertas di­ rencia de psiquiatría sino a una de historia, y que el confe­
recciones, le da esclarecimientos y observa las reacciones renciante les cuenta acerca de la vida y de los hechos béli­
de comprensión o rechazo que de ese modo provoca en el cos de Alejandro Magno. ¿Qué motivo tendrían para creer
enfermo. Los parientes incultos de nuestros enfermos -a en la veracidad de sus comunicaciones? Primero, la situación
quienes solamente les impresiona lo que se ve y se palpa, parece todavía más desfavorable que en el caso del psicoaná­
de prefetencia las acciones como se ven en el cinematógra­ lisis, pues el profesor de historia asistió tan poco como us­
fo--, nunca dejan de manifestar su duda de que «meras tedes a las expediciones guerreras de Alejandro; el psicoana­
palabras puedan lograr algo con la enfermedad». Desde lue­ lista por lo menos les informa de cosas en que él mismo ha
go, es una reflexión tan miope como inconsecuente. Es la participado. Pero entonces hay que considerar aquello que
misma gente que sabe, con igual seguridad, que los enfer­ confirma lo que el historiador dice. Puede remitirlos a us­
tedes a los informes de autores antiguos que fueron contem�
mos «meramente imaginan» sus síntomas. Las palabras fue­
poráneos de los acontecimientos o estuvieron muy próximos
ron originariamente ensalmos, y la palabra conserva todavía
hoy mucho.de su antiguo poder ensalmador. Mediante pala­ a ellos, vale decir, a los libros de Diodoro, Plutarco, Arriano,
bras puede un hombre hacer dichoso a otro o empujarlo a etc.; puede presentarles reproducciones de las monedas o
estatuas conservadas del rey, y hacer ·circular entre los pre­
la desesperación, mediante palabras el maestro trasmite su
sentes una fotografía del mosaico pompeyano que representa
saber a los discípulos, mediante palabras el orador arrebata
la batalla de Issos. En rigor, todos esos documentos sólo
a la asamblea y determina sus juicios y sus resoluciones. Pa­
prueban que generaciones anteriores ya creyeron en la exis­
labras despiertan sentimientos y son el medio universal con
tencia de Alejandro y en la realidad de sus hazañas, y en este
que los hombres se influyen unos a otros. Por eso, no des­
punto podría recomenzar la crítica de ustedes. Descubrirán
preciemos el empleo de las palabras en la psicoterapia y dé­
entonces que no todo lo que se informa sobre Alejandro es
monos por satisfechos si podemos ser oyentes· de las palabras
digno de crédito ni susceptible de certificarse en sus detalles,
que se intercambian entre el analista y su paciente.1
pero yo no puedo suponer que saldrán de la sala de confe­
Pero es que no podemos hacerlo. La conversación en que
rencia& dudando de la realidad de Alejandro Magno. Su jui­
consiste el tratamiento psicoanalítico no soporta terceros
cio se regirá por dos consideraciones principales: la pri­
oyentes; no admite ser presentada en público. Desde luego,
mera, que el conferenciante no tiene ningún motivo concebi­
en una lección de psiquiatría es posible presentar a los alumnos
ble para presentarles como real algo que él mismo no tenga
un neurasténico o un histérico. C.uenta entonces sus quejas
por tal, y la segunda, que todos los libros de historia ase­
y síntomas, pero nada más. Las comunicaciones de que el
quibles exponen los acontecimientos de una manera pare­
análisis necesita sólo serán hechas por él a condición de que
cida. Y si después se enfrascan en la compulsa de las fuentes
se haya establecido un particular lazo afectivo con el mé­
antiguas, tomarán en cuenta estos mismos factores, a saber,
dico; callaría tan pronto notara la presencia de un solo tes­
los motivos posibles del informante y el acuerdo recíproco
tigo que le fuera indiferente. Es que esas comunicaciones to­
de los testimonios. El resultado del cotejo será sin duda
can lo más íntimo de su vida anímica, todo lo que él como
tranquilizador en el caso de Alejandro, pero es probable que
persona socialmente autónoma tiene que ocultar a los otros
no acuna lo mismo si se trata de personalidades como Moi­
y, además, todo lo que como personalidad unitaria no quiere
sés o Nimrod. Ahora bien,· en lo que sigue tendrán ocasión
confesarse a sí mismo.
de individualizar con suficiente nitidez la duda que pueden
No pueden ustedes, por tanto, ser los oyentes de un tra­
elevar contra la credibilidad del informante en psicoanálisis.
tamiento psicoanalítico. Sólo pueden oír· hablar de él y to·
Ahora tienen todo el derecho de hacer esta pregunta: Si
mar conocimiento del psicoanálisis de oídas, en el sentido
no existe ninguna certificación objetiva del psicoanálisis ni
estricto de la palabra. Esta instrucción de segunda mano,
por así decir, los pone en una situación por completo ins6· posibilidad alguna de hacer demostración pública de él, ¿có­
mo se puede aprenderlo y convencerse de la verdad de sus
1 [Véase un pasaje análogo en ¿Pu�den los legos ejercer el aná­
aseveraciones? Ese aprendizaje no es en .realidad fácil, ni
lisis? (1926e), AE, 20, pág. 175.] son muchos los hombres que lo hayan hecho en regla, pero

15 2 16
desde luego existe un camino transitable. El psicoanálisis cica que ustedes 3 pretenden conseguir en manos de esos
se aprende primero en uno mismo, por el estudio de
la per­ médicos legos, naturistas y místicos, a quienes tanto des­
sonalidad propia. No coincide esto en un todo con lo-que precian.
se llama observación de sí, pero si es preciso puede subsu­ No ignoro la disculpa que puede hacerse valer respecto
mírselo en ella. Existe una serie íntegra de fenómenos aní­ de esa carencia. Falta la ciencia auxiliar filosófica que pu­
micos harto frecuentes y de todos conocidos que, tras alguna . diera servir a los propósitos médicos de ustedes. Ni la filo­
instrucción en la técnica, pueden pasar a ser objeto del aná­ sofía especulativa ni la psicología descriptiva, ni la llamada
lisis en uno mismo. Por esa vía se obtiene la buscada con­ psicología experimental, que sigue las huellas de la fisiolo­
vicCión acerca de la realidad de los procesos que el psico­ gía de los sentidos, tal como se las enseña en las escuelas,
análisis describe y acerca de lo correcto de sus concepciones. son capaces de decirles algo útil acerca de la relación entre
De todos modos, los progresos alcanzables por este camino lo corporal y lo anímico o de ponerles al alcance de la mano
encuentran límites precisos. Más lejos se llega si uno se hace las claves para la comprensión de una perturbación posible
analizar por un analista experto, si se vivendan en el yo en las funciones anímicas. Dentro de la medicina, es cierto
propio los efectos del análisis y se aprovecha esa oportuni­ que la psiquiatría se ocupa de describir las perturbaciones
dad para atisbar en el analista la técnica más fina del pro­ del alma observadas y de reunirlas en ciertos cuadros clíni­
cedimiento. Desde luego, este excelente camino es transita­ cos, pero por Il\Omentos los propios psiquiatras dudan de
ble en cada caso para una persona individual, nunca para que sus clasificaciones meramente descriptivas merezcan el
un curso entero. nombre de una ciencia. Los síntomas que componen esos
cuadros clínicos no han sido individualizados en su origen,
ni en su mecanismo, ni en su enlace recíproco; no les co­
rresponden alteraciones registrables en el órgano anatómico
Hay una segunda dificultad en la relación de ustedes con
del alma, o esas alteraciones son tales que a partir de ellas
el psicoanálisis de la que no puedo hacer responsable a este,
no podría explicárselos. Y esas perturbaciones del alma sólo
sino que debo achacarla a ustedes mismos, mis oyentes, al
son susceptibles de influencia terapéutica cuando se las pue­
menos en la medida. en que hayan cultivado hasta ahora es-
de individualizar como efectos colaterales de una afección
. tudios de medicina. Esa formación previa ha imprimido a
orgánica por lo demás.
la actividad de pensamiento de ustedes una determinada
He ahí la laguna que el psicoanálisis se empeña en llenar.
orientación que ha de apartarlos mucho del psicoanálisis. Se
Quiere dar a la psiquiatría esa base psicológica que se echa
les ha enseñado a buscar un fundamento anatómico para
de menos, y espera descubrir el terreno común desde el cual
las funciones del organismo y sus perturbaciones, a expli­ se vuelva inteligible el encuentro de la perturbación corpo­
carlas en términos de físi.ca y de quúnica y a concebirlas ral con la perturbación anímica. A este fin debe mantenerse
biológicamente, pero ni un fragmento del interés de ustedes libre de cualquier presupuesto ajeno, de naturaleza anató­
fue dirigido a la vida psíquica que, no obstante, corona el mica, química o fisiológica, y trabajar por entero con con­
funcionamiento de este organismo maravillosamente com­ ceptos auxiliares puramente psicológicos; por eso me temo
plejo. Por eso les es ajeno un modo dé pensamiento psico­ que al principio les suene a cosa extraña.
lógico y se han habituado a mirarlo con desconfianza, a ne­
garle carácter de cientificidad y a abandonarlo a los legos,
a los poetas, a los filósofos de la naturaleza 2 y a los mís­
En cuanto a la dificultad que sigue, no quiero echar parte
ticos. Esta limitación importa por cierto un perjuicio para
de la culpa a la formación previa o a la actitud de ustedes.
la actividad médica de ustedes, pues el enfermo les presen­
Por dos de sus tesis el psicoanálisis ultraja a todo el mundo
tará primero, como es la regla en todas las relaciones hu­
y se atrae su aversión; . una de ellas choca con un prejuicio
manas, su fachada anímica, y yo me temo que en castigo se intelectual, la otra con uno estético-moral. Permítanme que
verán precisados a dejar una parte de la influencia terapéu-
no subestime estos prejuicios; so n poderosos, son los sedi­
mentos de procesos de desarrollo útiles y aun necesarios
2 [En el sentido de los partidarios de la «filosofía de la natura·
leza• panteísta de Schelling, que tuvo vigencia en Alemania en la
S [ «Sie» (ustedes) en las primeras ediciones alemanas; «SÍe» (ellos)
en GS y GW.]
primera parte del siglo XIX.]

3
17 18
para la humanidad; alimentados _por fuerzas afectivas, ]a que el psicoanálisis proclama como uno de sus hallazgos con­
lucha contra ellos es asunto difícil. tiene, en efecto, la aseveración de que mociones pulsionales
La primera de esas aseveraciones ingratas del psicoanálisis que no pueden designarse sino como sexuales, en sentido
dice que los procesos anímicos son, en sí y por sí, incon­ estricto y en sentido lato, desempeñan un papel enorme­
cientes, y los procesos candentes son apenas actos singula­ mente grande, hasta ahora no apreciado lo suficiente, en la
res y partes de la vida anímica total.4 Recuerden ustedes que, causación de las enfermedades nerviosas y mentales. Y; más
por el contrario, estamos habituados a identificar lo psíquico aún, que esas mismas mociones sexuales participan, en me­
con lo conciente, A la conciencia la consideramos directa­ dida que no debe subestimarse, en las más elevadas crea­
mente el carácter definitorio de lo psíquico, y ¡{ la psico­ ciones culturales, artísticas y sociales del espíritu humano.6
logía, la doctrina de los contenidos de la conciencia, Hasta Según mi experiencia la repulsa por este resultado de la
nos parece tan trivial esa igualación que sentimos como un investigación psicoanalítica es la fuente más importante de
absurdo manifiesto toda contradicción a ella. Y no obstante, la resistencia con que ella ha chocado. ¿Quieren saber cómo
el psicoanálisis no puede menos que plantear esa contra­ uos explicamos este hecho? Creemos que, bajo el acicate
dicción;. le es imposible tomar como supuesto la identidad del apremio de la vida, la cultuta fue creada a expensas de la
entre lo conciente y lo anímico.l1 Su definición de lo aní­ satisfacción pulsional, y en buena parte es recreada siempre
mico dice que consiste en procesos del tipo del sentir, el de nuevo en la medida en qúe los individuos que van ingre­
pensar, el querer; y se ve obligado a sostener que hay un sando en la comunidad de los hombres :t:epiten, en favor del
pensar inconciente, hay un querer inconciente. Pero con eso todo, ese sacrificio de satisfacción pulsional. Entre las fuer­
se ha enajenado la simpatía de todos los amigos de la cien­ zas pulsionales así empleadas, las pertenecientes a las mo­
tificidad sobria y se ha hecho sospechoso de ser una fantás­ ciones sexuales desempeñan un importante papel; en ese pro­
tica doctrina esotérica que querría edificarse en las tinieblas ceso son s ublimadas, vale decir, desviadas de sus metas se­
y pescar en río rewelto. Desde luego que ustedes, mis oyen­ xuales y dirigidas hacia otras, q_ue se sitúan socialmente en
tes, no pueden todavía co�prender todo el derecho que me un plano más elevado y ya no son sexuales. Pero esta cons­
asiste para tachar de prejuicio un enunciado de naturaleza trucción es lábil; las pulsiones sexuales no quedan bien do­
tan abstracta como «Lo anímico és lo conciente»; tampoco madas, y en todo individuo que debe sumarse a la obra cul­
pueden aún colegir el desarrollo que eventualmente llevó a tural subsiste el peligro de que sus pulsiones sexuales se,;
desmentir lo inconciente, si es que existe una cosa tal, ni rehúsen a ese empleo. La sociedad no discierne amenaza ma­
la ventaja que de esa desm�ntida pudo obtenerse. Todo sue­ yor a su cultura que la eventual emancipad6n de las pulsio­
na como' una vacía disputa verbal: ¿se hace coincidir lo nes sexuales y el regreso de ellas a sus metas originarias.7
psíquico con' lo candente o debe extendérselo más allá? No Por eso no gusta de que se la alerte sobre esa delicada pieza
obstante, puedo asegurarles que con el supuesto de que exis­ de su basamento, no tiene interés alguno en que se reco­
ten pro;esos anímicos inconcientes se ha iniciado una reorien­ nozca la fuerza de las pulsiones sexuales y se ponga en claro
tación decisiva en el mundo y en la ciencia. la importancia que la vida sexual posee para los individuos;
Menos todavía pueden ustedes sospechar cuán estrecho es más bien, con propósito pedagógico, opta por desviar la aten­
el lazo que une. esta primera audacia del psicoanálisis con la ci6n de todo ese ámbito. Por eso no soporta el mencionado
segunda, que ahora mencionaré. Este segundo enunciado hallazgo de la investigación psicoanalítica, y daría cualquier
cosa por ponerle el marbete de repulsivo en lo estético, de
4 [Destaquemos desde ya q.ue en alemán las palabras «Unbewu.rst» vituperable en lo moral, o de peligroso. Pero nada puede
{inconclente} y cbewu.rst» {conclente} tienen .una forma srll!lla· hacerse con tales objeciones contra un hallazgo del trabajo
tical pasiva y, en general, .un sentido pasivo, En inglés, las palabras
«conscious» y «unconscious» pueden ser .utilizadas en forma pasiva,
científico que se supone objetivo. Si es que ha de expresarse
pero, con ig_ual frec.uencia, lo son en forma activa. Así, en inglés se en voz alta esa contradicción, debe trasponérsela al ámbitc
diría: «1 am consciou.r of a pain in m'Y toe» {literalmente: «Soy con­ intelectual. Ahora bien, es propio de la naturaleza humana
ciente de .un dolor en .un dedo mío del pie»} o cHe wa.r unconscious
of bis hatred» {ill era inconciente de s.u odio»}; en alemán, en
6 [Las pulsiones sexuales son el tema de la 20� conferencia, 16,
éambio, lo habitu al sería decir q.ue el dolor es conciente o el odio págs. 277 y sigs ]
es inconclente, y este es el .uso adoptado comúnmente por Fre.ud.]
.

T [El tratamiento más completo que hizo Freud del tema del an ­
.

ll [Esta cuestión se examina extensamente en el trabajo de Fre.ud


tagonismo entre la cultura y las fuerzas pulsionales se halla en El
sobre «Lo inconci ente» (1915e), AE, 14, págs. 161 y sigs.] malestar en la cultura (1930a).]

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el inclinarse por tachar de incorrecto algo que no gusta, y
después es fácil hallar argumentos en su contra. La sociedad
convierte entonces lo ingrato en incorrecto y pone en entre­
dicho las verdades del psicoanálisis con argumentos lógicos
Y fácticos, pero lo hace a partir de fuentes afectivas y sos­
tiene estas objeciones, en calidad de prejuicios, contra todo
intento de réplica.
Ahora bien: nosotros, estimadas señoras y señores, pode­
mos decir que cuando formulamos ese enunciado que se nos
objeta no perseguíamos ningún prop6sito tendencioso. No
quisimos sino expresar algo que pertenece al orden de los
hechos y que, mediante u n empeñoso trabajo, creímos ha­
ber reconocido. Y ahora exigimos también el derecho de
mantener lejos del trabajo científico la injerencia de tales
prevenciones prácticas, y ello incondicionalmente, aun antes
de que hayamos averiguado si se justifica o no se justifica
el temor que pretende dictárnoslas.

Muy bien, esas serían algunas de las dificultades que les


saldrían al paso si ustedes se ocuparan del psicoanálisis. Qui­
zás es más que suficiente para empezar. Si pueden sobrepo­
nerse a la impresi6n que ellas les han causado, habremos,
·

por nuestra parte, de continuar.

5
21
6
vo? Ni siquiera a nuestros pacientes les ex1g1mos un acto
16' conferencia. Psicoanálisis
. . de convencimiento o de adhesión al psicoanálisis. Que lo
/
y pstqutatna hagan nos resulta a menudo sospechoso. La actitud que más
deseamos en ellos es la de un benévolo escepticismo. Procu­
ren ustedes, pues, dejar que la concepción psicoanalítica co­
exista y crezca en paz junto � la popular o a la psiquiátrica,
hasta que se presenten oportunidades en que ambas puedan
influirse, cotejarse y conciliarse en una decisión final.
Por otra parte, ni por un instante deben creer que esto
Señoras y señores: Me regocija que nos volvamos á ver, que les presento como concepción psicoanalítico sea un sis­
después de un año, para proseguir nuestros coloquios. El tema especulativo. Es más bien experiencia: expresión di­
año pasado les expuse la concepción psicoanalítica de las recta de la observación o resultado de su procesamiento. Si
operaciones fallidas y del sueño; ahora querría introducirlos este último procedió o no de manera suficiente y justificada,
en la comprensión de los fenómenos neuróticos, que, como he ahí algo que se verá con el ulterior progreso de la ciencia;
pronto descubrirán, tienen mucho en común con aquellos. y por cierto tengo derecho, trascurridos ya casi dos decenios
Pero les anticipo que en esta oportunidad no puedo conce­ y medio y bastante avanzado yo en la vida/ a aseverar sin
derles la misma posición frente a mí que el año anterior. jactancia que fue un trabajo paúicularmente difícil, intenso
Aquella vez me empeñé en no dar un paso sin que hubiera y empeñoso el que brindó estas observaciones. A menudo
acuerdo entre el juicio de ustedes y el mío; discutimos mu­ he recibido la impresión de que nuestros oponentes no que­
cho, me sometí a sus objeciones y en verdad los reconocí rían conside�ar para nada este origen de nuestras aseveracio­
a ustedes y a su «sano sentido común» como instancia decisi­ nes, como si creyesen que no eran sino unas ocurrencias de
va. Ahora no será así, y por una simple circunstancia. Opera­ cuño subjetivo a las que otro podría oponer su propio ca­
ciones fallidas y 'sueños no les eran extraños como fenómenos; pricho. Este comportamiento opositor no me resulta del
podía decirse que poseían al respecto tanta experiencia como todo comprensible. Quizá provenga de que los médicos se
yo o que podían fácilmente procurarse una experiencin igual. comprometen muy poco con los neuróticos; oyen con tan
Pero el campo de fenómenos de las neurosis les es ajeno¡ si poca atención lo que ellos tienen que decirles que se han
no son médicos, no tienen otro acceso a él que mis comu­ enajenado la posibilidad de extraer algo valioso de sus comu­
nicaciones, y de nada vale el mejor discernimiento cuando nicaciones, y por tanto de hacer en ellos observaciones en
falta la familiaridad con el material que ha de juzgarse. profundidad. En esta ocasión les prometo que en el curso
Pero no entiendan este anuncio como si yo me propusiera de mis conferencias polemizaré poco, al menos con personas
hacerles una exposición dogmática y exigirles una fe in­ individuales. Nunca he podi¿o convencerme de la verdad de
condicional. Semejante malentendido me haría grave injus­ la sentencia según la cual la guerra es el padre de todas ]as
ticia. No es mi propósito despertar convencimientos; quiero cosas. Creo que proviene de la sofística griega y falla, como
dar incitaciones y desarraigar prejuicios. Si, por desconocer el esta, por sobrestimación de la dialéctica. Me parecía, al con­
material, ustedes no están en condiciones de juzgar, no deben trario, como si la llamada polémica científica fuese en todo
ni creer ni desestimar. Deben escuchar y dejar que produzca sentido infecunda, prescindiendo de que casi siempre se la
en ustedes· su efecto lo que se les refiere. El convencimiento cultiva con un se�go en extremo personal. Hasta hace unos
no se alcanza con tanta facilidad o, cuando se ha llegado a años podía gloriarme, respecto de mí mismo, de que con un
él tan sin esfuerzo, pronto se evidencia falto de valor e in­ solo investigador (Uiwenfeld, de Munich) había entablado
consistente. Sólo puede pretender convencimiento quien, una vez una polémica científica en regla? El final fue que
como yo lo hice, ha trabajado durante muchos años con el
mismo material y ha vivido, él mismo, estas experiencias 1 [Freud tenía alrededor de 60 años a la saz6n.]
2 [La polémica gir6 en torno de las primeras teorías de Freud so­
nuevas y sorprendentes. ¿Por qué, entonces, se producen en
bre la angustia. Su segundo trabajo sobre ese tema ( 1895/) estuvo
el campo intelectual esas convicciones súbitas, esas conver­ enteramente consagrado a las críticas de U>wenfeld. Aunque este
siones fulminantes, esas repulsiones instantáneas? ¿No repa­ nunca adhiri6 a las opiniones de Freud, tuvo más adelante una acti­
ran en que el «coup de foudre>>, el amor a primera vista, tud más favorable hacia ellas. Cf. mi «Nota introductoria•> a dicho tra­
bajo, AE, 3, pág. 119.]
proviene de un campo enteramente diverso, el campo afecti-

7
223 224
nos hicimos amigos y lo seguimos siendo hasta el día de Debo presentarles, entonces, la concepción psicoanalítica
hoy. Pero por mucho tiempo no he repetido el experimento; de los fenómenos neuróticos. Para ello, me parece indicado
no estaba seguro de obtener idéntico desenlace.3 empalmar con los fenómenos ya tratados, tanto a modo de
Ustedes juzgarán, sin duda, que una repulsa tal de la dis­ analogía como de contraste. He de echar mano a una acción
cusión académica atestigua un grado particularmente alto de sintomática * en que veo que incurren muchas personas en
.inaccesibilidad a las objeciones, de terquedad o, como lo mis horas de consulta. El analista no atina a hacer gran cosa
suelen expresar los científicos en su cortés lenguaje, de «ex­ con la gente que lo visita en su consultorio médico para des­
travagante pertinacia». Me gustaría responderles que si a plegar frente a él, en un cuarto de hora, las lamentaciones de
costa de tantos trabajos ustedes adquiriesen una convicción, su larga vida. Su saber más profundo le impide pronunciar
les cabría cierto derecho de sostenerla con alguna tenacidad. el veredicto a que recurriría otro médico: «Lo que usted tie­
Además, puedo invocar en mi favor que en el curso de mis ne no es nada», e impartir el consejo: «Tome una ligera cura
trabajos he modificado mis opiniones sobre algunos puntos de aguas». Uno de nuestros colegas, preguntado por lo que
importantes sustituyéndolas por otras nuevas, de lo cual, hacía con sus pacientes de consultorio, respondió incluso,
desde luego, hice comunicación pública en cada caso. ¿Y el con un encogimiento de hombros: «Les impongo una multa
resultado de esta sinceridad? Algunos ni siquiera han toma-. de unas buenas coronas». Por eso no les asombrará enterarse
do conocimiento de mis autoenmiendas y todavía hoy me de que aun en el caso de psicoanalistas con mucha clientela
critican por tesis que desde hace mucho ya no significan las horas de consulta no suelen ser rnuy concurridas. Yo
para mí lo mismo. Los otros me reprochan justamente esas puse doble puerta en remplazo de la simple que separaba mi
mudanzas y me declaran por eso mismo poco sólido. ¿No sala de espera de mi sala de tratamiento y consultorio, re­
es cierto que quien ha cambiado algunas veces sus opiniones forzándola además con una cubierta de fieltro. El propósito
no merece crédito, pues con harta probabilidad puede andar de este peC}ueño artificio no es nada dudoso. Ahora bien,
errado también en las aseveraciones que últimamente ha siempre acontece que personas que hago pasar desde la saola
hecho? Pero· a'l que se atiene, imperturbable, a lo que una de espera descuidan cerrar la puerta tras sí, y por cierto casi
vez expresó o no se deja apartar de ello con suficiente rapi· siempre dejan las dos puertas abiertas. Tan pronto lo obser­
dez, le llaman obcecado y extravagante. ¿Qué puede uno vo, me obstino, con tono bastante inamistoso, en que el o la
hacer, en vista de estos contrapuestos ataques de la crítica, ingresante vuelva sobre sus pasos para reparar ese descuido,
sino mantenerse como uno es y comportarse como su propio por más que se trate de un elegante caballero o de una dama
juicio lo autoriza? Estoy decidido a esto, y no me abstendré empingorotada. Esto hace la impresión de una descortés pe·
de rehacer y corregir todas mis doctrinas según lo exijn mi dantería. Y aun en ocasiones me he puesto en ridículo con
experiencia más avanzada. En las intelecciones básicas, has­ esa exigencia, ante una de esas personas incapaces de asir un
ta ahora no he hallado nada que modificar; y espero que en picaporte y que ven con agrado que su acompañante les
lo sucesivo sea también así.4 ahorre ese contacto. Pero en la enorme mayoría de los casos
yo tenía razón, pues quien se porta de ese modo, quien deja
3 [Hay aquí una alusión a las controversias, mucho más recientes,
que mantuvo Freud con Adler y Jung, especialmente en su «Contri· abierta la puerta que separa la sala de espera d�l consul­
bución a la historia del movimiento psicoanalítico» ( 1914d) . ] torio del médico, pertenece a la plebe y merece que lo
4 [El cambio fundamental que habían experimentado las concep­ traten descortésmente. Ahora bien, no tomen ustedes partido
ciones de Freud hasta el momento de esta conferencia fue, tal vez, su
abandono de la noción de una causación puramente traumática de antes de oír lo que sigue. Este descuido del paciente, en
las neurosis y su insistencia, en lugar de ello, en la importancia de efecto, no acontece más que cuando se ha encontrado solo
las mociones pulsionales innatas y en el gran papel desempeñado por
las fantasías. Véase, al respecto, su trabajo sobre la sexualidad en la tri!Zado en El yo y el ello ( 1923b). Todas estas modificaciones serían
etiología de las neurosis ( 1906a), AE, 'l, págs. 165-9. Más tarde, sus e xaminadas quince años más tarde, en las Nuevas conferencias de
puntos de vista sufrieron, por supuesto, otros cambios importantes; introducción al psicoanálisis ( 1933a) .] {En la nota precedente y en
por ejemplo, en lo tocante a la naturaleza de la angustia ( cf. Inhibi­ todas las que siguen hemos traducido «pulsióm� cuando Strachey em·
ción, síntoma y angustia ( 1926d), AE, 20, págs. 147 y sigs. ) y al de­ plea «instmct».} .
sarrollo sexual de la mujer ( cf. mi «Nota introductoria» a «Algunas * {Cf. 15, pág. 54. Se entiende que estas remisiones internas corres­
consecuencias 'psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» ponden al volumen 15 de la presente edición. La equivalencia, página
(1925i), AE, 19, págs. 261 y sigs.). Pero lo decisivo en años posterio­ por página, con las Gesammelte Werke y la Standard Edition, como
res fue la revisi6n de la teoría de las pulsiones en Más allá del prin· aclaramos en la «Advertencia» ( 15, pág. x, n. 5), se dará en el vo­
cipio de placer (1920g) y el nuevo cuadro estructural de 1::! psique lumen 24.}

225 8 226
en la sala de espera y por tanto deja tras sí una habitación Un joven oficial, al regresar a la casa con una breve licen­
cia, me pidió que tomara bajo tratamiento a su suegra, que,
desierta; nunca cuando otras personas extrañas esperaron
viviendo en las más dichosas condiciones, se amargaba la
con él. En este último caso comprende muy bien que es su
vida y la amargaba a los suyos a causa de una idea dispara­
interés no ser espiado con las orejas {be/auschen} mientras
tada. De ese modo conocí a una dama de unos 53 años, bien
habla con el médico, y jamás omite cerrar cuidadosamente
conservada, de naturaleza simple y afable, que sin resistirse
ambas puertas.
me dio el siguiente informe: Vive en el campo, en feliz ma­
La omisión del paciente obedece entonces a un determi­
trimonio con su marido, quien dirige una gran fábrica. Todo
nismo, no es contingente ni carece de sentido; ni siquiera es
le parece poco para encomiar el amoroso cuidado que él le
intrascendente, pues veremos que ilustra la relación del re­
dedica. Casada por amor treinta años antes, desde entonces
cién llegado con el médico. El paciente pertenece al gran nú­
ninguna nube, ni querella, ni ocasión de celos. Y a bien ca­
mero de los que claman por una autoridad mundana, de los
sados los dos hijos, el marido y padre, movido por un sentí­
que quieren ser deslumbrados, intimidados. Quizás hizo
preguntar telefónicamente cuál era la mejor hora a que podía miento de deber, no quiere darse todavía descanso. Hace un
venir y se preparó para encontrarse con un gentío en busca año ocurrió lo increíble, incomprensible para ella misma: le
de asistencia, como si fuera una filial de Julius Meinl.� llegó una carta anónima donde se le denunciaba que su vir­
Y ahora entra en una sala de espera desierta, por añadidura tuoso marido mantenía relaciones amorosas con una mucha­
en extremo modesta, y eso lo perturba. Tiene que hacerle cha joven, y ella le prestó crédito en el acto; desde entonces
pagar al médico su intención de ofrecerle una muestra tan quedó destruida su dicha. Más en detalle, lo ocurrido fue
superflua de respeto y . . . omite cerrar las puertas entre aproximadamente como sigue: Tenía una mucama con quien
sala de espera y consultorio. Con eso quiere decirle: «¡Ah! conversaba quizá demasiado de cosas íntimas. Esta muchacha
A,quí no hay nadie, y probablemente durante todo el tiempo perseguía a .otra con una hostiHdad animada directamente
en que yo esté no vendrá nadie tampoco». Además, en la por el odio; ello se debía a que esta última había progresado
entrevista se portaría con total descortesía y falta de respeto mucho más en la vida, sin ser de mejor cuna. En lugar de
si desde el comienzo mismo no se le pusiera un dique a su entrar a trabajar en servido doméstico, se había procurado
arrogancia mediante una tajante reconvención. una formación en asuntos de comercio, ingresó en la fábrica
En el análisis de esta pequeña acción sintomática ustedes y, a causa de la falta de personal producida por el llamamien­
no encuentran nada que no les sea ya familiar: la aseveración to a filas de los empleados, fue promovida a un buen puesto.
de que no es contingente, sino que posee un motivo, un sen­ .Ahora vivía en la propia fábrica, tenía trato con caballeros
tido y un propósito; que pertenece a una trabazón anímica y aun se hacía llamar señorita. La que se había quedado
pesquisable y que, en calidad de pequeño indicio, anotkia atrás en la vida estaba naturalmente dispuesta a decir todo
de un proceso anímico más importante. Pero, sobre todo, el mal posible de su antigua compañera de escuela. Un día
que la conciencia de quien la consuma ignora el proceso cuya conversaba nuestra dama con su mucama acerca de un señor
marca es la acción misma: ninguno de los pacientes que han anciano que habían recibido en la casa, y de quien se sabía
dejado abiertas ambas puertas admitirían que mediante esa que no vivía con su mujer, sino que mantenía una relación
omisión quisieron testimoniarme su menosprecio. Muchos, con otra. Ella no sabe cómo fue que de pronto dijo: «Para
probablemente, recordarían haber tenido un conato de des­ mí sería lo más terrible enterarme de que mi buen esposo
engaño al ingresar en la sala de espera desierta; pero el nexo tiene también una relación». Al día siguiente recibió por el
entre esta impresión y la acción sintomática subsiguiente ha correo una carta anónima que, con escritura disimulada, le
permanecido con seguridad desconocido para su conciencia. comunicaba eso mismo que ella, por así decir, había conju­
Ahora abandonaremos estos pequeños análisis de una rado. Extrajo la conclusión -probablemente acertada- de
acción sintomática para pasar a la observación de un enfer­ que la carta era obra de su maligna mucama, pues señalaba
mo. Escojo una por tener fresco su recuerdo, y también por· como la amada del marido precisamente a esa señorita a
que puede exponerse en breve espacio. Un cierto grado de quien la sirvienta perseguía con su odio. Pero aunque se per­
prolijidad es indispensable en una comunicación así. cató enseguida de la intriga y en su lugar de residencia
había vívido sobrados ejemplos de la poca fe que merecían
5 [Se refiere a las colas que, en la época de la guerra, se forma­ tales cobardes denuncias, aconteció que esa carta la hizo de­
ban en Austria en esa conocid:; cadena de almacenes.] rrumbarse al instante. Presa de una terrible emoción, envió

9
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de inmediato por su marido para hacerle los más acerbos re­ uico se avivará con fuerza todavía may<;Jr. Si una idea deli­
proches. El hombre rechazó riendo la imputación e hizo ],o rante no puede ser desarraigada refiriéndola a la realidad, no
mejor que podía hacer. Llamó al médico de la casa y de 1 a ha de provenir de esta. ¿Y de dónde vendría entonces? Exis­
fábrica, quien puso todo su empeño en calmar a la desdichét· ten ideas delirantes del más diverso contenido; ¿por qué
da señora. El ulterior .proceder de ambos fue también ente­ justamente los celos son en nuestro caso el contenido del
ramente razonable. La mucama fue despedida, pero la s1Jl· delirio? Aquí querríamos escucharlo al psiquiatra, pero aquí
puesta rival no. Desde entonces, una y otra vez, la enferm a mismo nos deja en la estacada. Se internará, exclusivamente,
pareció tranquilizarse a punto tal de no dar más crédito &1 en una sola de las cuestiones que hemos planteado. Investí·
contenido de la carta anónima, pero nunca radicalmente rj!1 gará en la historia familiar de esta señora y nos aportará
por mucho tiempo. Bastaba que oyera nombrar a esa señCJ· quizás esta respuesta: «<deas delirantes se presentan en aque­
rita o que la encontrara por la calle para que se le desencst· llas personas en cuyas familias han aparecido repetidas veces
denase un nuevo ataque de desconfianza, dolor y reproche�. estas y otras perturbaciones psíquicas».. Con otras palabras,
He ahí, pues, la historia clínica de esa honrada señora. N..O esta señora ha desarrollado una idea delirante porque es­
hacía falta mucha experiencia psiquiátrica para comprend�r taba predispuesta a causa de una trasmisión hereditaria. Es
que, a diferencia de otros neuróticos, había expuesto su cas..O por cierto algo, pero, ¿es todo lo que queremos saber?
más bien suavizando las tintas, como si dijéramos disimut· ¿Todo lo que ha cooperado en la causación de este caso pato­
lándolo, y que nunca había vencido su creencia en la incu·­ lógico?· ¿Tendremos que contentarnos con suponer que es
pación de la carta anónima. indiferente, arbitrario o inexplicable que se haya desarrollado
Ahora bien, ¿qué actitud adopta el psiquiatra frente a ull un delirio de celos en vez de cualquier otro delirio? ¿Y es
caso clínico así? Harto lo sabemos: la misma que adoptarí a lícito que entendamos también en sentido negativo el aserto
frente a la acción sintomática del paciente que no cierra la.s que proclama el predominio de la influencia hereditaria, a
puertas que dan a la sala de espera. La declara una conti�­ saber, que son indiferentes las vivencias que sobrevinieron
gencia sin interés psicológico, y no le da más importanci�· a esta alma pues estaba condenada a producir alguna vez un
Pero esta conducta ya no es viable en el caso patológico de La delirio? Querrán ustedes saber por qué la psiquiatría cientí­
señora celosa . La acción sintomática parece ser alg9 indife· fica no quiere darnos más referencias. Pero yo les respondo:
rente, pero el síntoma se impone como importante. Va ce?· ¡Maldito sea quien dé más de lo que tiene! Digamos que el
nectado a un intenso sufrimiento subjetivo, y objetivament e psiquiatra, justamente, no conoce ningún camino que lo haga
amenaza la convivencia de una familia; es, por tanto, ull avanzar más en el esclarecimiento de un caso de esta índole.
objeto insoslayable del interés psiquiátrico. El psiquiatr a iJ11· Tiene que conformarse con el diagnóstico y una prognosis
tenta primero caracterizar el síntoma mediante una propi�­ del desarrollo ulterior, prognosis insegura por rica que sea
su experiencia.
dad esencial. La idea con que esta mujer se martiriza no h:a
de llamarse disparatada en sí misma; ocurre, en efecto, qu.e Ahora bien, ¿puede el psicoanálisis desempeñarse mejor?
Sí, por cierto; espero mostrarles que aun en un caso así, de
hombres casados de edad avanzada mantienen relaciones ame?·
tan difícil acceso, es capaz de descubrir algo que posibilite
rosas con muchachas jóvenes. Pero otra cosa hay aquí di�·
paratada e incomprensible. El único fundamento que tien e la comprensión más directa. Primero, les ruego que atiendan
a este pequeño detalle: fue la propia paciente quien provocó
la paciente para creer que su tierno y fiel esposo pertenece ;a
esa carta anónima que sirve de apoyo a su idea delirante,
esa categoría de hombres -no tan rara, por lo demás- e s
cuando, el día anterior, dijo a la intrigante muchacha que
la aseveración de la carta anónima. Sabe que ese escrito nc>
su máxima desventura sería que su marido mantuviera un&
posee fuerza probatoria alguna, puede esclarecerse satisfacto·
relación amorosa con una muchacha joven. Sólo entonces
riamente su origen; debería poder decirse, entonces, que nc>
concibió la servidora la idea de enviarle la carta anónima. La
tiene fundamento para sus celos, y así se lo dice; no obstan·
idea delirante cobra así una cierta independencia de la carta;
te, sufre como si admitiera la total justificación de esos
ya antes había estado presente como temor -¿o c.omo de­
celos. A ideas de este tipo, inaccesibles a argumentos lógico s seo?- en la enferma. Ahora agreguen ustedes algunos pe­
y tomados de la realidad, se ha convenido en llamarlas idea5 queños indicios más que sólo dos sesiones de análisis han
delirantes. La buena señora padece, pues, de un delirio d# brindado. La paciente se comportó con mucha renuencia
celos. He ahí la característica esencial de ese caso patológiCO'· c uando se la eXhortó a comunicar, tras el relato de su his-
Tras esta primera comprobación, nuestro interés psiqui�·

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229 10
toria, sus ulteriores pensamientos, ocurrencias y recuerdos. anímico inconciente colegido por otros indicios, y precisa­
Aseveró que nada se le ocurría, lo había dic:ho todo, y tras­ mente a esta dependencia debe su carácter delirante, su re.
curridas dos sesiones fue preciso interrumpir realmente el sistencia a los ataques basados en la lógica y la realidad. Es
ensayo con ella, pues había proclamado que ya se sentía a su vez algo deseado, una suerte de consuelo. En tercer lu­
sana y estaba segura de que la idea enfermiza no reaparece­ gar: La vivencia que hay tras la contracción de la enfermedad
ría. Lo dijo, desde luego, sólo por resistencia y por angustia determina unívocamente que habría de engendrarse una idea
frente a la prosecución del análisis. Pero en esas dos sesiones de celos delirantes y ninguna otra cosa.6 Bien lo recuerdan
había dejado caer algunas observaciones que permitieron una ustedes: el día anterior había manifestado a esa muchacha
interpretación determinada, y aun la hicieron inevitable; y intrigante que lo más terrible sería que su marido le fuera
esta interpretación echa una luz fulgurante sobre la génesis infiel. No descuiden tampoco las dos importantes analogías
de su delirio de celos. Había dentro de ella un intenso con la acción sintomática que hemos analizado, a saber, en
enamoramiento por un hombre joven, ese mismo yerno que cuanto al esclarecimiento del sentido o del propósito y en
la instó a buscarme en calidad de paciente. De este enamora­ cuanto a la dependencia de algo inconciente que estaba dado
miento, ella no sabía nada o quizá muy poco; dada la rela­ dentro de la situación.
ción de parentesco existente, esta amorosa inclinación podía . Con ello, desde luego, no quedan respondidas todas las
enmascararse fácilmente como una ternura inocente. Tras preguntas que pudimos plantearnos a raíz de este caso. Más
todas las experiencias que hemos recogido en otras partes, no bien, él rebosa de otros problemas, unos que todavía nos
nos resulta difícil una comprensión empática ( einfühlen} de resultan insolubles y otros que no se dejan solucionar a causa
la vida anímica de esta decente señora y honrada madre de lo desfavorable de las circunstancias. Por ejemplo, ¿por
de 53 años. Un enamoramiento así, que sería algo mons­ qué esta señora, que vive un matrimonio dichoso, sufre un
truoso, imposible, no pudo devenir candente; no obstante, enamoramiento hacia su yerno, y por qué el alivio, que tam­
persistió y, en calidad de inconciente, ejerció una seria pre­ bién habría sido posible por otras vías, ocurre en la forma
sión. Alguna cosa tenía que acontecer con él, algún remedio de un espejarniento así, de una proyección de su propio es­
tenía que buscarse, y el alivio inmediato lo ofreció sin duda tado sobre su marido? Y no crean ustedes que es ocioso o
el mecanismo del desplazamiento, que con tanta regularidad pretencioso plantear tales preguntas. Disponemos ya de mu­
toma parte en la génesis de los celos delirantes. Si no sólo cho material para una respuesta posible. Esta señora se en­
ella, una señora mayor, se había enamorado de un hombre cuentra en la edad crítica que trae a la necesidad sexual
joven, sino también su anciano marido mantenía una rela­ femenina una intensificación indeseada y repentina; quizás
ción amorosa con una joven muchacha, entonces su con­ esto baste por sí solo. O tal vez quepa agregar que su marido,
ciencia moral se descargaba del peso de la infidelidad. La bueno y fiel, desde hace muchos años ya no posee aquella
fantasía de la infidelidad del marido fue entonces un paño capacidad de rendimiento sexual que esta señora bien con­
frío sobre su llaga ardiente. Su propio amor no le había servada necesitaría para satisfacerse. La experiencia nos ha
devenido candente, pero el reflejo de él, que le aportaba hecho notar que justamente esos maridos, cuya fidelidad se
esa ventaja, ahora se le hizo candente de manera obsesiva, descuenta, se distinguen por una particular ternura en el
delirante. Todos los argumentos en contra no podían, desde trato con sus esposas y por una inhabitual paciencia hacia
luego, dar fruto alguno, pues sólo se dirigían a la imagen sus achaques nerviosos. Y hasta quizá no sea indiferente que
reflejada, no al modelo a que aquella debía su poder y que fuera el joven marido de una hija quien deviniera objeto de
acechaba inatacable en lo inconciente. este enamoramiento patógeno. Un fuerte lazo erótico con la
Resumamos ahora lo que un breve y dificultoso empeño hija, que en su último fundamento se reconduce a la consti­
psicoanalítico aportó para la comprensión de este caso clí­ tución sexual de la madre, a menudo halla el camino para
nico, suponiendo, desde luego, que nuestras averiguaciones proseguirse en una trasmudación de esa índole. En este con­
se hayan realizado correctamente, cosa que no puedo someter texto, quizá me sea lícito recordarles que la relación entre
aquí al juicio de ustedes. En primer lugar: La idea delirante suegra y yema fue juzgada desde siempre espinosa por los
seres humanos, y entre los primitivos dio ocasión a tabúes y
ha dejado de ser algo disparatado o incomprensible, posee
pleno sentido, tiene sus buenos motivos, pertenece a la tra­
6 [Esta oración no aparece con la misma claridad en algunas de
ma de una vivencia, rica en afectos, de la enferma. En se­ las primeras ediciones alemanas.]
gundo lugar: Es necesaria como reacción frente a un proceso

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«evitaciones» muy estrictos.7 Tanto en el aspecto positivo péutico. Ustedes saben que nuestra terap1a psiquiátrica no
cuanto en el negativo ella rebasa a menudo la medida cul­ ha sido capaz hasta ahora de influir sobre las ideas delirantes.
turalmente deseada. Ahora bien, cuál de estos tres factores ¿ Podrá hacerlo acaso el psicoanálisis gracias a su intelección
operó en nuestro caso, si dos de ellos, si todos se conjuga­ del mecanismo de estos síntomas? No, señores míos, no
ron, no puedo decírselo a ustedes, pero únicamente porque puede; al menos provisionalmente, es tan impotente contra
no me fue permitido proseguir el análisis del caso má.s allá esta enfermedad como cualquier otra terapia. Podemos com­
de esas dos sesiones. prender, es verdad, lo que ha ocurrido dentro del enfermo,
pero no tenemos medio alguno para hacer que él mismo lo
comprenda. Acaban de escuchar que yo no pude llevar el
análisis de aquella idea delirante más allá de los primeros
Ahora caigo en la cuenta, señores míos, de que he hablado
de cosas que ustedes todavía no están preparados para com­ esbozos. ¿Afirmarán por ello que el análisis de esos casos
prender. Lo hice con el fin de comparar la psiquiatría con el es desestimable porque no arroja fruto? Creo que no, en
modo alguno. Tenemos .el derecho, más aún, el deber, de
psicoanálisis. Pero · hay algo que tengo derecho a preguntar­
les : ¿Han observado alguna contradicción entre ambos? La cultivar la investigación sin mirar por un efecto útil inme­
psiquiatría no aplica los métodos técnicos del psicoanálisis, diato. Al final -no sabemos dónde ni cuándo- cada par­
omite todo otro anudamiento con el contenido de la idea de­ tícula de saber se traspondrá en un poder hacer, también en
lirante y, al remitirnos a la herencia, nos proporciona una un poder hacer terapéutico. Aunque para todas las otras for­
mas de contracción de enfermedades nerviosas y psíquicas el
etiología muy general y remota, en vez de poner de mani­
psicoanálisis se mostrara tan huero de éxitos como en el caso
fiesto primero la causación más particular y próxima. Pero,
¿hay ahí una contradicción, una oposición? ¿No es más bien de las ideas delirantes, seguiría siendo; con pleno derecho,
un completamiento? ¿Acaso el factor hereditario contradice un medio insustituible de investigación científica. Es verdad
la importancia de la vivencia? ¿No se conjugan ambos, más que entonces no estaríamos en condiciones de ejercitarlo; el
bien, de la manera más eficaz? Me concederán que en la na­ material de hombres en que queremos aprender, un material
turaleza del trabajo psiquiátrico no hay nada que pudiera viviente, tiene su voluntad propia; le hacen falta motivos
rebelarse contra la investigación psicoanalítica . Son entonces para colaborar en el trabajo, y en tal caso rehusaría hacerlo.
los psiquiatras los que se resisten al psicoanálisis, no la psi­ Por eso, permítanme que concluya hoy con esta comunica­
quiatría. El psicoanálisis es a la psiquiatría lo que la histolo­ ción: existen vastos grupos de perturbaciones nerviosas para
gía a la anatomía: esta estudia las formas exteriores de los los cuales la trasposición de nuestra mejor comprensión en
órganos; aquella, su constitución a partir de los tejidos y un poder hacer terapéutico se ha comprobado en los hechos,.
de las células. Es inconcebible una contradicción entre estas y en el caso de estas enfermedades, de difícil acceso por
dos modalidades de estudio, una de las cuales continúa a la otras vías, obtenemos, en ciertas condiciones, éxitos que no
otra. Como saben, la anatomía es hoy para nosotros la base les van en zaga a otros cualesquiera en el campo de la me- ·

de una medicina científica, pero hubo un tiempo en que es­ dicina clínica.8
taba tan prohibido disecar cadáveres humanos para averi­
guar la constitución interna del cuerpo como lo parece hoy
ejercer el psicoanálisis para averiguar la fábrica interna de
la vida del alma. Y previsiblemente, en una época no muy
lejana comprenderemos que no es posible una psiquiatría
profundizada en sentido científico sin un buen conocimiento
de los procesos de la vida del alma que van por lo profun­
do, de los procesos inconcientes.
Ahora bien, quizás el psicoanálisis, tan combatido, tiene
entre ustedes también amigos que verían con buenos ojos que
se lo pudiera justificar desde otro costado, el cost:tdo tera-

i Véase mi libro Tótem y tabú ( 1912-13) [ «Ensayo !», AE, 13, 8 [La última de las conferencias de esta serie ( la 28!) tiene por
págs. 21 y sigs. ] tema el psicoanálisis como método de psicoterapia. ]

233 12 234
SEGUNDA PARTE
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Lqs FUNDAM ENTOS HISTóR ICOS DE LA


M ETAPS! C O L O G fA FREUD IANA
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- - ... ---· -... . ... - .... -·- - - _ _ ·
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CONCLUSiótÉ · pE LA: CONFOR1v1IDAD DE :Los · : :.. .. ·-�: \· ; .


LENGUAJES :A -LO :IN;E:DITO ·:DEL O BJET. .O ·�.'-,: �' ·!:•i:-
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. tica. 'sobre : lo�. : mod elo s �is*émicOS · Iesultan TIO tabJemente conVer­
gentes . . En:la t;iple;�-ección .en que s e · despliega . I a amb ició n ex­
plicativa de F.reud, o ses en la tópica, l a dinámica y la económica,
y en _bas� a. 5ü;�pie . imperativp, cientilicista,. Hsicalista ·, y · agnos­
tkísta, . el sa ber ana1itico se concib e como una especie de Últe:r­
'valci imagina�9. . que �xplora. un esp aciq tra.nsitorio . :s u .validez y
·

s u 'especificidad queda:n tanto m ej o r . aseguradas . cu.'anto que s e


piensa corno ese i nt e r n lo . . Ese e s · el me ollo d e la identidad para- ·

dójica del freudismo . :

¿ Qué entendemos. p0!' eSa·re �esentación del intervalo? �sta p


puede descifrarse si nos decidimos a t oma r en se río.,Jo. que nos
;,fi.rrn a Freud .
. O Que la tó p ica . se establececi ; cuai:l.do se determine el nexo
'
con el substrato ana tómico , lo que .incumbe a la ana tomía.
O Que la dinámica se dilucidará cuando se descubra l a sus­
tancia qulmica :cuyo proceso determina la fuer:za, lo que incumbe
a la quími ca . ·
O
Que la. econ6!J.1:ica. quedará asegurada. cuando se realice el ·

imperativo de 'medición:, lo qtÍ� incumb e · a la física,


. ¿Dónóe se sitúa, puesr el -psicoanálisis, dónde ac�a l.!!. inves:­
tigación analítica del ·sa ber? En el cruce de la tóp icn, de lu diná­
mica y de la 'económica · ioacabadas."Vive de es a falta: de conclu­
s j6 n . Por · eso su p alabra· clave es ·vorlii.ufig (provisional)' , cu:mclo
· · �.
se considera ,la cuestión del disp ositiv o del s ab er.
·

Esto. no es' un r eco nocilllie i:tta·. de heteronornía:· p o r · e1 éontra­


rlo, an 'esto se' fun d a la reivindicación: acaso . más· for!Í:J..id ab e · de l
autonomía epistémica: que pueda· · concebfrse. :
El psicoanálisis· n ació cómo .un benj�, a la sombra de ' sus
hermmas mayores: anatomía, fisiología; ffsica y quim.ica. En el
espíritu de · Freu d, : · nun cá hubo la int�ñ.ctón de : crear de ··cab'o : a
cabo su . ma terial terminológico y conceptual. Resulta impo sibl e
volver vi.rgen el cerebr o : por- fa.D.tó , todo · saber se reEle- ana.lftico
[ 185]
13
CONc::r.UslÓN
. ::r...\.: l'AP.ÁllOU cOPÉRNlco-o..;R'I!NTsTA 187' :. ·s erva! Dec)arar� ·en el fondo, ·en Ió que se· refiere al.sabei:, no ha
! 86
; . habida sino ii-e's rev6Iuc:iones, cOpé:mico, ·na.. -wm . . ..::. ]' yri, esto
.visiona!, saca de·; ese �ar,roco l;¡s, armas más eficaces . parii pensar ;¿ayaba ·un::popa 'enr el .mm:isi:;mo. · Perq se omitió pl�néearJa: pre·
jDió. forzosamente_ �n ls.s estrt11;:turs.s: y · los. :procedLTU.ientos conce­ ·�ta, · prel.iminar: a·ia ::interpretación, dc-. esa enlu;;Ción; In de. su
.;un· obj�t9 p.u.;va : .. . �' 0:::::. ·:.,
bidos por fa · ciencia · cle au· tlémpó i,:_éodificados .en-· los mo d elo s
paci em .onger:. P ues�·�?-nal,tnente, ¿p�r .q�� preciszu:rec.te · Copé�eo, y
ep i ste mológ ic os de'·sus maestros. Fteud jamás tran sgredió la ley
· . Por eso , los ;mó d elos .c¡ue hemos ·reconsti tui do ent. e nte
Darwm.?.. Se: r>..spon;Ie ·que .esto . se !iebe.•:sencillap:�epte ·'a que ;e
del saber. P or anto , r e o o e r, son · a la vez tan imtt:l'sitivoa·· en· el ·trabajo fre u diano •Y tan e::tte- ;
del Padre en el campo t habrá qile c n c . . . .,- . . . · trata, de h.echo, de dos acontecfinleatos m ayores de la. evoluctcn
ores a s�s· lo �? · su-yen para e squem atiz �r. � .J?IO.P:,a. . ·con c:le71· . del pensamientq, �ur
.
C9n re signa ción o c ontento , la 'huella indeleble de esa ·ley en 1a ;:: � ope9, en · SU\·petiodo de 'fundaci6n, ¡¡.e¡;o esto
Cl� d� ObJeto, ·p
realización d e e se saber. Y · esta investig ació n a enas comienz a .
· modos de O �]��v1d ad. a �. 1, e uiY21e a:.spslayar;Ja.cuestión. � _:la .genealcgía de :esa repre:enta­
p ��r:_1· on.�...�d��. .sus �
. 1 ct?¡;¡.,.Habra que preguntarse prects:;:r;nente como

i epis· Objeto nuevo . .. · · .
-se · conso:ruyo esta .
Pero he aqu( la ganancia inesperada de ese conform sm9
• - · · . -
· _
. .·
temológico: en el trazado de esta repetición, se trama algo colosal­ n: . Parii poner cla�amente de· i:na.ci.fiesto e sta · asombrosa ·artícu-· representación.. PJ.!es es iudi.id�b!e, qu�; se puede presentir, ell. Ja ··
· . .
· ·IS:éi.ón; podemos- examinar• el texto: en que Freud 'define :precisa- .seguri�ad misma COl! que Freud llf"gumez:¡ta este .esqu�ma. gene·a­
mente inédito. La · i:e clip eradón .qel lenguaje -patei:lió"' sirve para
·
subvertir su o bj eto . Este cmitraste ha sido p ercib ido
desde hace 'mente en la ·forma más explícita "la conciencia· que tiene d e · su Jógico, que n� lo inventa· de· buenaS .a �pr.inleras bajo el efecto de
una inspiración.. Ull t�tO megaloma aca, sino que_¡:lebe sa7prl!J
m dfce: E&to si g c a qüe dice lo ;intervención revolucionaria en ' el campÓ del saber por lo.. ir.1édit0 �
de . algurur parte, a reserva de ír..sertarse en ét despu�- .. . ,;
tiempo: Freud ·no : h:d.bla c o o nlf i
inédito del incC?nsciénte· con Wia pal�ora que pertinece-:a· otros. que·· promueve. Lo q_ue hasta al:iora. hemos omitido tomar ,en
l'fos propon�os e::cll.umar ese lugar d.e ong��· pu�s .nos pro-
Pero se solió reaécionar pór la éorrección :"un os se em:¡;feñaron en 'cuenta"·es . 'la "genealoma del esquema · ·histórico que actu aliza a porctona
. parabolicameote, conforme a la wtenc¡cn de Freud, un;;
t.'" _
es. ·�espec,o. P �r yst e e s . p re ci�;;m:ente el e1. e��l0 sanad 0 �ara referencia· topológica e histórica al s aber freudiano, y tanto más
. ·
modificar · el lengúaje' p ara volverio digno �el .objéto;1 citros · 1Jicie­
' • 4 • 4 .
· ·
� ?
. la articulaciO n d e la · r epe t! c t6 n Y de 1G me , pertinente _
ro n pagar al obje ta· los· limites del leng'uaje . Es o ; es ·
19· que no d e:fimr con p re c tston cuanto que. Freud no s · lo . indica al reivindicarlo no sin·�.
· ·

quíere · Ja :épistemo ¡og!a "freudía;1 a, qúe . por ·pr.i.11 c ipi .o toma nota '·dito en un mismo discurs o. ·� •
ci erta solemnidad. . .

de la unión · indísolu-ble del lenguaje ·y de s� objeto, pára siempre, Es un hec hq que �Í' saber e !l ro p eo , en la sectiencia decisiva
·: · · · -· 1550·1 aso' esca nde sus éxitos co n.struyen do !lila e!!p ecie de mi·
.
·
en la figura .fechada d� Freud . . -

toda tología de los fu:nd ado res y de Jos precursores. A partir del siglo
·

. Así, el mejor medio de' u.lcanzar lo inédito · del 'ob'jéto en: ·u. PÁRÁSOLA CO'PÉ!NlCO·DAltvlN !ANA Y SU ORIGEN
de las luces, en particular, la histo ria del saber se descifra rela­
su u.mplitud es a bord án d olo por los isomorfismos,
'a l'á vez en· ,HAECKELIANO
' ." · tá.oáose D•Jr ws fuuckdo res . •/;sí es como se consdruyeu unas se-'
gai:i.o5o s y rev elado res; del lenguaje del sab�r . :.
· : ·· . .. • ·
. · . cueocia.s: i.rtvestidas de l e. flinc ión enaltecedora de celebrar las' ·
· Ahora bien, ¿qué podemos decir com o recapitul ación de esta j us t amen te céleore, en oue Freud sit�a, .en
se conoce el .texto,
. '
etapas de un p rogr eso .irresistible del p ensamiento, eri¡;arnándo­
investigación L'ltroductoria? Que un.os modelos 'determin
ados 1917, en 'er'.mo mento e:ri · oue el' sab·ar analitií:: o� ha conqtristado sus las en figuras encargad.as de e:thibirlas. Una hii;'tÓcla qué ab unde . .
e.!aboian r.Hreüdismo., proporcionári.do1é su basé: Vi.mo·s
!il.t:rgir un 'letras de noble.za; :;u áp�rtác.Íón · en "{éhis'toria"'ú::: la hi.ci:rÍani­ en e:sas secuencies nos. muestra cómo se ha ceu y se. des hacen a

a p ego fanático a e sos modelos como dispos�ti �·os de lenguaj e


y de dad " . 1 En efecto, este �xto presen ta · sÜ' _iiropia intervenc ión e'n el .todo, lo"largo de ese pi!riodo que culmiña con el' siglo · :>.."'X, mon·
saber,·.gue no solame nte se,avienen á la dife renci a fabulosa tando tal ilgura, luego di!.S!llontándola, y dt:spués reins,ertiln'dola
de los "campo del s�b:=r como introductor del inconsciente, cómo la con­
en una cadena que pe=ite l eer y fijar'la. imagen que la con­
.
resu lt ado s, ·sizlo .que ·los posib ilitan y los garantizan. 'c!usión · de · ún'a"secuencia cuyos téffiúnos iniciales son Copér.i:úco
·: · . - :· ·· . .. . , ci eu cia científica. tiene de ·su hist oria.
¿ Qué es l o gue · hab ría que co¡:udtllr 'de lo que nos. di.ce Freud?. � D arn: > .. :. . . :
·
� : ; · •. .

: · :
qu interviene
. ' . .. . . .
·'
li.d, Nicolás ,Copérnico, c;uyo descub �ento .Pnme.�o e� ac�p­
·
.Que el . psicoanáli sis como fomia de saber· e 'en e!
�, . En efe::to,. este .;fextq, dbtuvo. . de· entr��a un gran ·.:érito� pues
. ·
ta.d o , luego negado , lu�go · redescub ierto y condena do a través' de
espacio de lo inacabado, se .realizará en su: muerte, al alcanzar el .f:irindaba ért',¡:ierto i:q.odo uria: pái'!lbi:íia: dé':fWidaéi6n .al '·psicp aná­ G alileo ; acaba po r ser investido qe ese papel· esencial d� 'precur­
limite .de su. pel':fección 'epi s témica, a bsorbida ·por ·lo s · p emás sa­ .li�is. Freud. ref�¡;ia S� des'?ub df!?Jen'to: .a'..lfl:l. J:�P.a. :determiJ;ta�'?· 'sar: Desde los · Enciclopedistas,' eri-párticular, la· referencia funcio'­
el mdicando' 'a la·· ·pas'terid ad 'e'Q. .bus a de )u f\igá.r qu� 'a),U e:¡-a don­
.b�res. lm �gift!=mos -;:-puesto ,que esta· .imagen .está, sin. cesar .en � ¡:¡a come:. un lu,ga¡;; co�ll,n_· P ero lo que �.os i.rtteresa p ara captar la
,
horizonte ,qe. ¡¡:¡, conc iencia spis,témíca de ..Freud-:- ·las correlacío· de había. .que buscarlo , en los' .pasb:f' del funda dor 'de la a.stron.o­ .
. n es . ahatóm.ico.s !i.jadas, : las · sustancias. químicas descubierta s,
a1

las ·.i:ní imód�j:ila. :Y. d e la .hlstoxia nat
� m..oderná; ,: , . . . . .:: . ::
'
;. J Cf: la b.rta de Karl Á.brahan':t·a Freud del 18 de maJ:Zo di: 19l7:· y la
me d i c iones réaii.Zadas,· tópica, . dinámlca. · .Y e con ómi ca acabadas ;
'::; .. P�i'Jó' ·
drúaás ; se"produjeror (i.ti.ni'ed.iá'tiuñ.ént'e ré'a.ccioñ�s areé­ 'r<$!Juesta'·á� Fi'�ud·e[ 25 (Carr., pp. 25:;' y .254) , e n la '•que"'hlega p'reton·
· ·
.c errDise : el c arQ.p O, el · psicoanálisis · · acabado ·.como � e dific io 'der ''tener un :lugar ju<1to e· Cooérnié:<Y:yre>arwin."''y tom•r e Dlp�rnico
me­
ívas·: · a üii.. en . Karl
'
'l . . .
Abraham, ::eL .mco'Ddicicinal, :
. . .;desp' .' 'úña . re·
u'n. ta' -
.. por s-..1 "'�oie.§-a". ·
. : ·. ; ·�t '. : :. :' • :

.tapsicológico se · volvería . Wl. p unto imaginario · en lo s confines


.. : . . . ·�:· .. · .. · z •

a a Su u
de
..
� .

.. .
.
. · .. . � . . .


:·. �
·

una anatom.ia , de una física y de una química


m ·
cab a d s . e r­
• Dé . heeho, hay dos vérsionis-,..desi&u aln:iente d esarrolladas , 'dé este
te y su perfección se .cop.jugan, pues,: en su ima ginario · c.ientilic o . texto . La más oesar:rollada es un artículo e�crito a eolicitu d de un 'amigo
. Mier:rtras taJltO, el .psicoa nálisis reivindica su autGnomí
a en)a .húngaro, Ignotus : (Jones, n, 239) , luego ..publicado eu la !"V�ta !mago
carencia. Anatomía provisional, químic a . rprovis io nal, física p ro :ítomo Y, G.W., Xíi, pp . .3-12) . ].,a .ova .se . enC!Ientra. e.n las �ccior;es d2 30
-

1ntroducd6n al · psicoanálisis (tercera parte,, xvnr) , . " La teoría de la libi-


'
! - 4- - .: . . --:�- hl ... " ..;,..'!:
do y Ól narcisismo". G .W., XI, pp . :294-295: - · · ·

14
CONCLUSIÓ N. ú.''�.ij)jLA
j0 CO?ÉP.NIC:D-DARVINlSIA 191

doctriria que pertenece a la ciencia, a la filosofía y a la visión del


i<énesiS da .la secuencia que acog e . a. Freud es -cl·.orígen y eL modo cuencia en Haeckel y en - Freud , a firi· 'de establecer si se trata
.

d.e:constift!ción preciso de. 'ÍillEl; secuenéi:a·que une· a Copérnko. con m1md o y que -bautiza "Monismo": podemos considerar a H aeck:el
efectivamente de . un p'réstamo, y no de una' ®incidencia¡ 2] la
Darwin.: Sin ·e;¡:artú:nar, defulladamen.�e k 'historia de: la · referencia como e� primer �!darvinista", ¡dándoselas de más · dnrviniano que
significación de esta homólogía, relacionando esta: secuencia con
copemicana:, lo q4� nos interesa es � sa secÜeilcia-que:.üne a: Co­ el -propio Darwinl �
el univerSO' de sentido histórico e .ideológico de que es poi:-tadoni.: .
pémieo. .r-a Dar¡vin; p�esto,'que ésta .es la 'qúe. Freud hereda. De ·hecho, Haeckel no es simplemente uno 4e los. p ri.:ilcip al es
En efecto,'·b.ay que hablar en verd9:d de una hpmologtr;¡..� Pues .
�:: Nuestra . hip6tes i s de que Freud no 1a· inventiba, 'sino que uti­ difusores del darvinismo: consumó' la unión- entre la teoría: de
el aceréamiento de los nom.bres"de Copérnico y d'e D arwl.n no es'
lizab a un esque!!f.a gene¡;lógíi:�,-.fue confin:nada 'Pot la localización Darwin y la ciencia . y ·ra. episteÍI)plogia de s� tiempo. Gorrelati- :
de ·ese ·uso _:qllly:pre.ciiio en· el- efetv]!sce!lte,,movpmento cientificis­ ei único punt� .en común: éste no es sin o la, manife_staclÓn de una
vamente, contribuyó más . que ningún otro a. definil;. e! us o de D ar­
ta -:inspirado .en las ·cienéias de la na tur!lle a en dl!-. seg¡¡..nda mitad
z problemática· general común que "se .'expresa por una analogía li­
w±ri. c omo reíerente histórico e ideológico;� por último, él es quien
. del siglo ·:X:I::c: F.sé . mo'vimí ento ..:naturalista forjó -el - esquema :que 'tercl que llega hasta la �epet�c�ón. ·· • · ·
define y codlfíca el uso de la s,ecuencia copérn ico-d�rvírtiana ·que ·'
' Freud utiliza. y SL comoreoáeinós la' •funcióo." :reveladora de . ese
. Freud, entre otros, utilizará. . .: .. .
esquema 1 la�_. necesidadei.precisas -para I'<is cuales fue forjado, es­
' taremos en , cond icion es �e pro esar de man¡;ra notable en la Por .tanto, se - trata de establecer:
. .. 1 ] la !Í.omologÍa de la se- En p.t'i.m:er lug�r. po demos señalar ta constancia con la cual
.
:1.:
Haeckel "introduce. su esquema genealÓgico · copérnici:i-aarviniano
. identidad I?Pistémii::a"de'flr¡ ud qpe, ,a ·o;avés �e.�¡; p_un\101 partlcu- .
en los �e;tos cl�ves , que alonn:_n 5tL .apostoladq ' d arvmlsia, o sea
J
lar, se .sitúa ¡(se fech? "con uli.a clarldadi.e:ttraórdillaria: :. ; � Rei:ordemos,.. despué ; de Yvette Conry (en L'l�troductlon - du dar­ .
winisme · en Fra11c'e au XIX• siec/e, Vrln, 1974, ''El desarrollo sobre el
durante todo el último tercio ' dei siglo xrx.: ... - ·.. .. ' •
'·Natura1meñta, la- secuenéÍ :i. CopéWlcó-Darr-.rii::t ' fue · uosibl'é• en . .
·ClllHÚO e) . n'o,mqr¿' éle'.'J:Ú_r.'l'{m' �
fue.. sin nimo dé re:Yolución¡ O Gea d arvinismo en. Alemania", •pp. 25-21) , 1ds lineamientos :de esta lntroduc­ p .
'Esto uede comprobarse á tiávé .dé tres : untos d · · �; p � réf���::
en Cl.\anio su aportaciq��·�.e. . ídentill có como un''!- modiiicaciop., de­ ciún del- darvinismo en i\lemania: desde 1 844, A lexander van Humboldt cía fundamentales, que corresponden a tres momeñtos importan­
c!siva d"- la Weftaascf;,éiüurtg"buma_na, 'Pe¡:o la his toria del .dar, había' dado la pr!mera versión al.eüiana mundial) del Joumal of Re­
_(y tes'· de s u· mensaje ideológico, o ·sea:.. su
vinismo nos .enseña el..-)iecho curioso de -que Darwin no fue su sl!arches:' Virchow, en su Zellularpatho/ogie (1 859) . constituye un hito
primér� . obra 'mayor, la
Historia de la creación de los sereS organizados '-.�eir.tn lcci leyes
eri la aceptabilidad de las · teorías' do.:rvinianas en Alemania. También ha)•
artesano más activo. D'�;j::v,in aguardó veinte año s - para dar a su
que tornar en cuenta les implicaciones poHticas : Virchow, l ib e t·al en un naturales (1868j -que ·cons�tuye la contiliu�cióp. de. su Mor­
s(nte.�ís ·un a . fon:na: pt¡bfi:�able, y eso.!iue ési:a, E[ origan- de las as­
principio, acus a al d arvin ismo , en su versi ón haeckeliaoe, de ser c6mpl!ce t�iogía general (1-862-1 866)-; su p rofesión dé fe sin.tépca pu bli cada
P.ecies, publicada· en tS�9, s aca con 1¡¡. roay ' prudencia las con� del soci¡¡lhmo, hasta tal punto que exige su supresión en la cnseñ11ru:a con el tí tulo · general El Monismo; por
ciusiolli!s ideolog{cas. d'e ·Jo que raveló la 'práctica cientúica. Se
l timo , sus.. Enigmas riel
ú
c'om o hipótesis ' no de mostrad a. Esto suce de en el co ng-reso de naturalis­ uníversOj publica dos simbólicamente en .1 899 , 'cqmo conclusión
está de �cue'rdo en pansii:t que nD será ' sino hasta el s e gundo gran tas éle lvj:unich, én J Síí. -lo cual nos recuerda que en. ese momento ser
libro, La. d�scendencia dd · homóre, en 1 8 7 1 , cuando Dal'Win va darvinista está en el' ambiente, pero s_ignifica ser no conform.lsta, incluso del siglo. de oro del naturalismo -=-uno de los lib:t;9.S -más leídos de
más lejos en" l a gene¡' lidad. Este libro .es, ·ade�ás, el que conte n­ peliwoso. . · propaganda científícista, · · ,.,
drá [g carga 'ideq16gicá _m ás· ·explosiYa. Si se pi;:m sa· en pal-ticular n Emsf' Heinrlch . Heeckel · (1834-1919) fue alumno da Joho.ll.nes Mü­ Se trata · éste? no es fortuito,
;y de los llbros d id�c tico� prese q­
.
en el t?pico según< ei.cual el hoD;lb�7 des ciend,¡; del sim io; que se ller y �sLudió medicina y ciencias naturales en Berlín, Wurtzburgo y tados en ÍOl'U:ia de lecciones; de conferencias· O de estudios de ini­
.
volvió sinónimo ''del ' darvinismo . en""l<i'. pólérnica ·· ideológica, no Viena. · Profesor d e anatornln en .,Jena en 1861, ocupa a p artir de 1855
la cátedra de zoologfa,.en la que enseña las teorías. de D atwin que adopta
cia ción . Ahora bien, de 1 8 6 8 a 1899, HaecWl introduce repeti­
cabe duda,· ae' �ue las fórmulas que 'P udieron ciar pre texto a esta
visión carii::alurizad!l >e eocuentrao en· e l · libro de 1 87 1: En efec­ con e ntusia smo después 'de haber' cónocido personalmefl�é a barwiñ eri das Yecies nuestra 'filia.ción, ' como un-leitmotiv.'·Ín capítulo x.:m d e
to, allí es donde el "darvinismo" se 'vuelve . algo más· que una 1866, • conYirtiéndo* en un p rop agandis ta cuyo ¡;¡;lo esp!l.ll tará al propio 1os Enigmas del imiverso co ntiene en est� sentidó u�a.conciusión
teorfa :éiimtífii!n:: hlgo así como una ' !'9,octrina", fun da mento "Y maestro, que le reco_mlenda prudenci a en su c.orresponderx:ia. Su. silltesís de la carrera 'de "esa fó�ui�:- "·D'a�whl· se ·'convirtió
.
en. el Co"
ré' J de r:rEitlción •
, .J • , -· · ' ' 1
lugar dJ u.n�··:vlsfóri ' d el mundo. del liombre·.- : . . : ':-: ':;:::.
de 1 868 sob a His{ orla ·narnral Ia . 'de los .seres organizados , , ,•• , , , , .•• r J • • , • " •
y {/é�e. infra) , tta.ducldn �n echo lenguas . euto p�s, eotre . 1 S7L y 1878 (de pé�niao de! muado ll!VIente, tal c.omo lp .expreso.b.a ya en, 1 868:',•
. . No obs'tiOte, Dnrwi.tl no fue" el 'ii.rfe.sano más: actiVQ del''Dar:
las ·.cual es .el . f.tÍl.llc6s . en. 1874 y el inglés en 1 87G) ,.se vuelve el evangelio escribe' H.aecltet' en es'e libro 'qué' éónside'rri" 'comO: su'•'v'el:daaero
•�inismils, éoo�ebido ·c'omo anna de . coo.tróv�l'1>ill. y,, 'de · eamb ate . darvinista·: Produce 'íma·· obra. suniameUlc ' abund�tlÍEl dé'polÍgrafo, im hi
E�te 'mice auráote los ·a.iios' 1860, •ilcaoxa ·su apogeo· eo." Alemania �stamento ideológico � --consagrando su apeg<? . a esa idea. .
· cual cabe distinguir. su Morfología general de los 'or-ganismos (1866) ,. su .
en" li:is a'ñqs · 1870·1900 l:iajó 'el·'iinpulsó -de ·Úüa·_per.ionalidád con�·
.
Añtro'piigilitia -(1874) y su Filogenia sistenuítica (1894) . ·En lo s últimos De hecho, es".i idea' aparece en · su..prioi'era · sín.tési�, desde sus.
8ur
si.�ernble: '·.Ernst:B�ll0ke1. . �te: deseí:iipe¡li;, ..UÍl' curl,os"o" papel dé alias del' siglo se pone a ·extrapolar de''1os hechas ·una:-visión del mundo lecgiones . .iiiati alés! ·. Asüius.mo, · r!'nun ar· ¡¡jr, �i :P q: pr?fesi6n . de
dq�Ie y _d¡:··�rcip�gn.ndi�tit de :�� .!*sb�fa : éia�iana. Haciei:l�9 sudaz, en los Enigmas áel uni.v.�<•o, la profesión. de fe monis ta (véase irtfra) fe naturalista durante el. jubileo1 de la . Natu'rforschencle Gésells-.
poco caso' de la ·prudenci!J. rde su maestro .inglés, Haeckel erige . la y sus '?9.�it::reru:ias. df? - 19.05. �obre R�fiªCó¡¡ Y.:!1vc¡¡luci6tl. Entre 1 863, , fecht!
teoda de D atWin en da.¡-vi.nismo,:·a· su.-vez reconstruido en'.una ef\1. que,. áegún él, .h�bl6 .por :¡¡¡;j,me;:s Y"-7. de ln� opiniones de Dal"Wln . anta
tió' cóngreso' de' 'naturalistas' en ' Stettin, hasta , su' muerte,· ininediate.mente ' Las Ettigmes de l'1mh•ers, Scbleicb er freres, trad. frsnc., p¡i. 288-:289 .
después' de la pr:in:iera giletta1 inundiªl, .llevq·-·a cabo u¡¡ _yetd�dero apos­ 1 Histoire de I::Í création &r: elres orgonisJs d'apres tes · fois nafurelles,
tolado 'dat"'in]sta: todo ·lo que se refi�i'é ·a Da.nvin·J!!ñ'";\lemania no p· uedé traducida pór Ch�rles Letourneau 'i •evisnda en base . D la séptÍIUe. eaición
prescinc;ür
.
..de .pasar -po'r ia -:voz ·de. Hae�JCel>·· ·: . . ..-, ·
alemana, 1922, Alfrcd Cúsles édi teur, 2s.. lección, pp. 29-30. ..f.;
� 1

15
· CONCLUSióÑ
1!:14
. . ti.. p¡JW;au COP.il.!rniro-DIJ!.VIh"lSTA 19:5
cr.aft des Oster(and�..,P��.!:��_i�..:e.r.EviÉa,¡:¡.4o? �ae;cke�..vuel-
·
----- ---·-.
,� y e -�··..�órlli4é;f -!á�.dea. ::OP. �!J;ila ?1�.� que g,uL.-:á.. peqnit!l · si?E.&. - . masJJel. uñiiíerw? "l)ar-wii:ls� -·� ·· _ - HABC!a\L FREUD
e:.convirtió en el .�op�rnico �C:t�!lll-
ciax ael �ejor mo do ;:postb�e �1. p�tt:SCO c·on ,la.s ·formUlaciones (V�ót: A)
·
(yersión ··�)
_ do orgánico, así como lo expre��aba ya en 1868 y así como ·.Ef D u
fl:eudianas.:. �'Así· como Copém;tco (_1543) asestó. el golpe mq rt al Bois-Reymond lo decía quince años después, 'r�pitiendo Iriis pa-
al doar.ia
,... .
geocéntrico
. :'l;!,•
.. fundado en la Biblia, D� (1 859) hizo • Jau .. as.., u ·
'"" : · ·:
··- ..· . · •· ·

·' · ·. · ·· '' "' · · .
. · .. Esta hipótesis (de la creación) con· En el curso de los siglos, la cien.
lo mismo .�t;, ��. �?gm_a ·?P.:trop,o�én�� íntim�éñte .r�l¡¡.cionad!J ; .
. ' � As( cua::do �.n 1917_ .F;eu� �ac: liso �e �te c:Squema, "&te ha
tiene dos. errores! cía infligió al egoísmo in genuo de
. .
.

co n el P���o. , ., . e 1.: · : • . .- •• -�: . . .. .. : •• , ,s¡ao productdo desde haC{l '1pedio s1glc¡ y: na sid,o ,ob¡eto . l!Il .cuartp . . . la humanidad "dos graves mentfs:
• ·•
• el error geoCéntri­ .
No �ébe ._obje�a..-:s�, q�e. se tr�41 · d�: una ge!J.eralidad· Jlistoaca, e.e siglo arites . d e una .CpJ?.troyersia. prec�a qu� ÍJ!Stitü.ciórializa y
en primer luga·r
. .. ln prúnera"· Yliz "fue culi:iid ci i:nostró
que fun"ciona como una trivial referencia:cult�:·Cpmp ·Ve:rémos, generaliza SU•.USo en er·campo del ¡:ieotificismo: naturalispa;,Y .fi� co, qu� ba�e de la Tierra el centro
•.
que la 'I'ietra, lejos de ser el centró
desempeña uoa función det�!lll4tante ·en la .. argumentación mo- .nalmen.te, quien .había.f�a.rlzado a 'QJl al:nplio púbüco .con �e
del mundo, en tomo al cual giran del universo, no es sino una par·
el sol, l a lU!la y las estrellas. cela insignificá.nte del
l).ista . . Pero 1¡¡. qbstin¡¡ción con q'ue . Haeekel la reitera ya co¡;¡sti- esquéma del uso persona'! que hace Fre.u� de él sobrevive (mo-
. . . sistema cós·
ruye � inaicio ��.�lió. II?-clu�o i:oll!Jiiiesta·.uq a�ego celoso a e�. rlrá dos años desp?és)·: :Inte�o breve ' �;¡ .el espacio 'histórico, ..
mico.
En segundo lugar, el. error antro­ El segundo mentfs fu.e infligido por
que s e ·expr�á en·��a· C!ll'Í� querell.a ,de propledad · a proiJ?.stfo .
•pero que se había ' ensanchado en la cooctenClll de Fx:eud y- de !fU�
de :estad :órmula:en' cont;a �.s� ' rival" ei;\. Ci!lntificismo, Émile Du pocéntrico, que consldei:a al hom­ la iz¡:l!es t!gaclpq. . l:iio"lóg icn, cuando
contemporáneos, puesto que n o hablan de c;llo ni ·el interesado,
bre como el fin s upremo y des eado redujo a n nd a ,las pretenslonei del
Bois-Reymgnd, cuya \mpoctancia :en !a· génes� ·�1 �gnosticismo ni su interlocutor epistolario · Abraham/ni su biógrafo . Jorics. Si.o
naturalista quedó:'delilostrai:!a.'�'• . . . : · : ,·:
.. ·
: · •. . . . : - · · . ·
d� :la ct-e�clón terrestre, el ser Pl!ra hombre a·.un lugar privilegiado eri
embargo, esta evo cación hubiese permitido evitar que esta "inte-
el ·cual se c:reó todo . el re:,-! o. de. la el· orden· de la cre:aclón,· estable-­
De hecho, Haeckel no tiené i� propleaa.d ';;xclÚsiva. a e ' la ref,;,. 'res¡¡nte· serie 'C!e ideas''.'" :fúe�e· considerada como "un documento
ciend o .. su .. descendencia .d el .reino
rencin. El 25 de enero de 1BB3, Du B ois.:Reymó nd pronunció en
naturaleza.
pe�onal" '"' para restituid�;: su ob jetivid a d de esquema histórico.
la Acadenlia de. Cten.ci!!S de Berlín un dlscu;i;p 'pub:¡icado ' cuatro Para mostrar in concreto el .efecto de . reflejo de los textos
�uimal.

años después ·coQ. el título sig¡:¡ificati•¡o Danvin y Copérnico. En haeckeliános en los textos freudia nos, podemos disponerlos en Estos dos errores han sido aniqui·
este texto se lee la siguiente fórmLtla: "Para mí, Darwin es el forma paralela, para qu e al leerlos s e- siga horizontalmente e l eco· lados:
Couérnico del mundo orgár1ico." " Así, este te;::t o confirma que a de las palabras." el primero p¡¡r la teoría copemica· Esta primera se
-priÜcipios de los afias 1880, �r esquema gene.Hógico está en
demostración
na. del sistema del mundo, a co­ vincula psra nosotros al nombre
circulación� se 'iUelve incluso tópico en el discurso. naturalista. mienzos del siglo xvr,· éie Copérnico.
·
Hasta tal punto que B:aeckel recuerda '.iDía tigablemente, a par· el segundo por la teoría genealógi­
" O p cil., p. 289. ,La · aira re•:olución se reali2.6 en
tir de ese · momentº, qÜe a !U se P,ehefisu pateroi�ad. Como . prue­ ca de Lamarck•, a prlncipios . de 1
• .

es la e:q>resl ón ompleada
' ><· ltsa por Freud en su respuesta a Abrahem nuestros días, consecuencia d�
a
ba d e·· ello,, esta p.ota que comenta:�·id: dis�urso , é!e Du Beis-Rey· el :25 de mar"..o de 1917. siglo XlX. los trabajos de Cl)..· Dnrwin.
mond: "Yo ··mismo había desarrollado a fondo, .hace quince a.=..os, u Véase la. reseña de Tan�. op. ciL, t. IT, p. 241.
u Hemos dlspu�sto lado e lado: a] las das v rsion es m�s dcsuroUa·
e
la comparación .ent re Darwin .y Copémico, ;.· .Ill QSfrad� �i .lll.Órito
·
das,d� Hucket en la ccilum.ne .éc la izquie;da, a s�· la "ver.ión A" con­ (Versión B) (Versión .B)
de esos dos héroes qúé de!ÍtrÜyerón e l· anh:opó�e ntrismo · y el gep· tenida en la Hístoriá natural de 1868 y la versió n B" contenida en l a
"
centrismo, en nti. conferenciá Obér die E11tslehung und de¡z Stam­ profesión de fe monista d e 1892 (véase supra) ; ó ] e n l a columna · d e ··¡a . . .
derecba, ¡� dos versiones simuitá.neas del texto de Frcud, o se� la "Ycr-
La tdea an tropocént dc a, la conVLC· El narcisismo, el a mor propio de la
mbacim des Me��ch�irgescÍtie�hÚ . . ".i.: Y �sin;ismq:.en los
. Enig-
. · sión A" contenida en la 'confermcia 18 y la "varsión B" contenida en"'ei cíón de que el .hombre es el punto humall.idad en· general, lia sufi·id9
.L. 0 �:
j ' ;, ·� · · · . 100::,� �� J �:·.;a1�0
- - . � • •• - • •; ·.� .. . ' ensayo Una dificultad dsl · pdcaauilisls.·Naturalmente, también .se pu�de central del universo, el úl timo y hasta · ahora, gracias a la investiga·
com�arnr la versl n A de cada tillo da las lacutares can la B <!.al
.
·' Publicad a can e! :utu la ,Mortismo, profesídll. de je cie un . natura­
:- � .
vansi?n: s).lpremo fi.n de · la cre ación , y qué
·
ció¡;¡ científica, tres graves huiói·
lisia. "Har:ckel imprO'IÍSÓ ese. discurs� cá Alten�Úrgo,-:!:furame.- el jubileo� otra, baclcndp ·ast una Jecrura · =d.� .'�el .
cuat1r0. Por último,:.� ."· Pll�e el resto de la naturale:za . · sólo fua
,compru:ar:las· vomancs .51lcc:sivas o can stmultáneas que Haecl:et· y·'Freud
Ilaciones.
dt:l i5 aulvers.srlo de e;-a · ;;ocicdad, en respuesta. sl ·discu:rso pronuoci�clo bécho Pfl· .ra •
.er vi!'"·.al hom
.. bre.
du'ranW esa . ceremonia por Schlesinger, ' praéesar itienl::i, sobre ""''Jos ar·
dan respectivamente de la núsme temática. Remas 'rep,oduCido Uteral.men- _ ,

.te los textos . de Haeckel y de F=d, disponiéndolos ¡ior pi'opo�iciooc� de En · la Edad Medial esto se anedLa Al prl+tcipio · . de esta investigación ,
t!culos áe fe de !at� ciencia. naturales" (rurtuMJJissa=ha}tliche G/aubalt· a la idea geocéntrica, según la cual el hombre pensó primero que su
tal. modo que 3e capte en el �a plano las ..�auricilidos .r.espcctivps de
siltze) (trad. fmnc. Schleichcr; véase p refacio, p. 7) .
Haeckel y de Freud , ajustando con este. Cm el desarrollo ,te Jos . enun- la Tierra como residencie del hom· "habitación, .!S. Tierra, se mantenle
· s· Pp... .cit.., p* 1 9. .. · ·.
.
:. : · · ......4.s..· ;J:-, ·· clados. · · · · · · · · · . ., . .
.1.o .Véase supra, 1. 3, 1. .. . · · · . · bre o cup ab a el punto central· exac· · en· reposo ezi.-ePceun:o del univer·
'

. Para las refercncia:S : de los t=tas. citados, sitpra,· nota .2 .' pm


y�e
.Y :op. . cit., nota 7, ·pp. ·r,s.66. _.·. · so, · e.� tanto . que el sol, li{ luna y
,
te del' sistema ' del mundo· el sol
los te:ttos de Freud, y nata. 7 y S para los te::ct as oe Ha:cl:el. Vkse corno . 1 . . '
,, Op. di., p: .66. lo una 'Y lo estrellas Btraban en los
'
complemento el"·resto de les t=os que ·'desarrollan ·mtli'dcta�damentc planetas se 'rrioVian ' en ' 6rbicns
-- ··· - ;
IOI)!O . a la T1erra. · '
---
· ·· -- la-argumentacióa-de-la-que-hemos_reíerido_aquLlo.':..J',¡¡J<.ru;iados esencia les. circulares en tom� a ésta.

ÓJ'Z.. .. " H2eckel habla � Lamarck y Da.twin alternativamente; ver ínjra,


"pl!rágrafo 4. ···

16
VAOq��C��----�---- 197
FREi.Jo" y HAECKEL 195
iñvestigación· e::::amine. 10 que está::eo,jue'go' eplsfemológic 2Jllente
·-- ".En todos e:;os sJs.temes ·d ualistas j plutalistas de. coiu;e¡ición'
.en··.c:sc c;;quema · g.iu'eaiógicu · ¿Por = qué :le- tiene •tanto ' apego
Así como ' Cop<!r:oico · (1543) . asastó . .. Todos �abt:tt!Os. que Jos trabajos .de. • .
deL mundo, hay. que .reconocer.·.que la,idei .fundame!itál:más'Í!Ir�
el golpe mortal. el dogma geocén-" ' Chnrlc3 · Darwln acabaron con esa HaécY.el a ése esqué.Jlla ? ··¿CuáFes "sil.'·"S!liit!do ·eplsié� có�· .Y én que
portante ··es el anb:opomotfisino, :la· ·huma.ni:zaclón de :Dios. ·El
trioo, Darwin .(18S9) .hÍ.zo lo mÍs­ pretensiÓn del hombre . . . : � es .. medid.a: F�d .hace· suy'o. ·ese ·'sentid.c? at. ·."Íi:ivindicar"el. ·eSquema lióinhré":mismo, .como. un; ser. .semejante' a Dios,. o·.que.. deri:v.a:dí­
:· .-. · ..�. .. _ ,. · :
.. .

i¡o cbn el dogma' · antropocéntrico la segUnda humillaciÓn del· . narci­ copéÍnicWa!Viniiuléi? : ' · · ·:· · •� · ·• ' rectamente de él, ocupa : un lugar.particular. etr"-el :mtindo; .y: está:
f.o tilliamente. relacionado con. el sismo: la hu�llnción �iqlólffca:. Vimoo que la significación del esq��ma radicaba en la deilcin­ s eparad o de .lártnatural�;a::poi: ·. tin · profundo· ·abLOnj,a,.'�··.·� .El an­
.:.
primero. ..�.·� .'\''w':'"'.·-' ·t: , 'cia.' de una problem ática anb:opocentrista. .Se trata, pues, de com:­ .
tropocentr"¡smó· eS :la .e;or'relacióO: r;!e ese. :antropomorfismo�: ·es' sos­
·. . ;l préhd er !o . qüe. eso · siiolfiéa ':en .'�l'.�áj:�··gez;�r� .. ¡te,i . m� ÍSJ!to, � tenido ·p·or..'ull finalismo secreto;.¡_según' el�cuiü ."el hombre:'es ·el·
: haeckella.no. La mejor manera de vhlorlia.i-. el,monismo es cuando' punto ceilb:al: del · Uolversó, ·el último;.y .supremo: fin· de. la: crea-'
.: · ·)?:1 e�é(se' de]a de�'cifiar p"o¡· si. mismo al· le¿;· este cuadro·. Pre; .
&té' se· i:onstituyé i:ó,tiro 1/icict:dna:;- en 'el'ini:mént C {en; q¡j J �ni:úen­
císé.mps táii . s ólo los Jogros comunes. .
. ., . · ·; . - · · · tra Eni iriB..níiies to. m 'nl'ob.is-ma 'es; se� ' E:aecki:l , ,¿la t:ciricepci6n
.
ci6n; y que· el.resto 'd e .la :;:z¡:tturalexa.se.creó soliunente·para serv:ir
al: li.ombre':,:.Por último, el geoceatri.sn¡.o .de.rl;va .coQlo ,.un,; efecto
· En pi:imer lugar, .se . encúenti-a en"ambos 't�"ttos, la prC?gresión
. tiñitariá ile tóda. la hatúi-aleia:•·,· ctiya : tems otiticá es. '"ia unidad de · esa. ilusión. Ésta equivale; pues;,•a:
de los tiempos, presentando una sucesión ordinal (e,l -primer y el fünaamerital de lá .iuit"in;iúci 'orgáhléa:·e- 'in�rgánii:a•: � cÜya: t�
.
.
separar, .el , hombre
naturaleza, ..��por .un profundo. abism,¡¡::. Esto. ;signJ.fica . que. recu-:
.de":lá.
.
segundo errores, la primera y. . l a segutuia huñi.ll.laciones) ; que epistémica 'eS que .'.'tocfo;:ei )nündo 'C?ñ'ocib1e. exi.ste y re :deS<!t'ro­ . ,. sarln equiy.ale,a acn:Oitar ·una visión monista .en' la que. el .hombre
constituye .un prece dÚ:n"lent o" didáctico' característico 'del discurso lla. seg,lil 'una ley' fun a ilinenfa·l 'c-clinú.é.'? ''" ,"" , . . se -�ecoqoce,Jmulatinarp.en,te, como ima parte de la naturaleza.,._ . .
�ientificista.- Se -tram,:cie g.i:abar .en la·méi:tte d�l lector ¡ma. ley <;le · ! A.'partir . de aru;:-:Ha�ck�t· ré(úti{tódós i'o("sisteOias . ·dualistas , ·::·.Vayamos más -lejo�:. la denuncia del ·ar.�tropocenb:ismo en·:to··
los é tados de la ··q_úe se desprendf? tina filosofía del progreso de y p¡u:¡:·alistas".". SÚ filos.o ffa i:le' l �).lstori�·:se resuri;te'.en tm.R pro­ das = fon¡:¡as. desempeña la: funcióq.. de . una �speci� de'terapéu•
]a ciencia y de la' visión del iriündo, con: la'segunda' intención:pro­ ppsí ció n: ·�<_cada gran :progp�s9· e'n � �cóoociroiéot\) ,pr9fuñdii:ado tica pnr�:uso.-del· hombre qtte,· de derrota en derrota de,su orgu"··
implicii un alejamiento a�l .dtia,!ismo ' tradi cional, o d�l P.luralismo
bada ·de "prese�t'ªt 'ü� . tei�er 1 esta do .que ·da el séntido· de 1� pro· •
!lo, vuelve -a insertarse eD"- el gran Todo, Haeokel- canta, pues-, ·la
y un. ac Elrce,miento n) monisri_¡o•::•: .Es.a 'e¡¡ p recisam ente la razón d
Odisea del gran regreso el-hombre a su patria �¡;i.ginaria1.1a
Na"
grési6n: el descii:b.rirnientó:ae! i nc on sciente por el psicoanálisis en ·
F reud no hac.e sino l'eemplaiar .funcioiiiilineo.te,en su e squ em a, el
pór la cual, ' en su ó'olnión, el mónismo es "la concepción rac ional turaleza, y es a través de ese esquema como lee h!� eYolución cien­
del l)iundo que "se, ¿os 'impooe como una necesid a d lógica por los tífica.. En esta perspectiva, Copé i o rn c y tn;
Darw :;;de:ierp.peñ el
aii�renimiento deJ...monisl?Jo . e11 Ha eckel .'�. . · . . :, . progresos recientes gel con ocimien to unitario de;' la naturnl eza"," pap el eminente de terap eutas . en �a especie de " teleología ·mo:
Por otra p�¡ft.e , se pued e observar. un'a analogía de las expre-.
siones, más allá::ifle la homolog(a de los · temas y dé las ideas. El
.. fllenzané!O po_r e[ .darvinismq, 'el !ln,erge_tismo =�:y el atoiriisi:rio.
s?· ni sta. . : . . ·. . . . . ..
. .. : Pe.ro: la consecuen::ia primordial de·. esta representa'ción mo­ . E n Jos Enigmas del universo,. Haeckel llame. "�ntropismo" . esa
vocabulario . remite. a asociaciones sintagmáticas" y a. redes paró.· histe. , . dc sde el punto".iie vista del hombre, es -volverlo . a colocar ilusión fundamental, J:.o define como un "poderos'O y:amplio com·
digmáticas cQmunes, �n rela ció n a l a . descentralización y a la eri'· su Jugar en el órder.i objetivo de la sustancia. Á contrario, uno pi ejo de nocioocs erróneas que t!eoden a poner el organismo
pérdidá de priVilegio' .:..:_señalep:!o� en part�culat .que. Fteud habla d\>.1 los sírltomas . prl¡lcipales de \oda .forma de dualj�mo o -df! plu· .
huma no en oposición con todo el rest o de la n türeleza, haciendo a
de la Tierra coino "habitación" en · resonancia �.metafórica literaL•,· ralismo es con�bit .al "hombre :'como-.un imperi9 dentro de un d.e él' eÚin .osignado de. e.ntematio"' a la: creación orgé.!lica,' tenién•·
d e la imageti dé Háeckel acerca de "la Tierr'a 1 como residencia� imperio",l:.t. según la' célebre fórmúla de ·Splnoia,: á quien ·Ha ec kel dolo por· radicalmente . diferente . de ésta y de esencia divj.ria'?5
. Este antropismo genérico . se . especlfica en. tres. "dogmas:: especí�
del ·hombre". · · ' · · .:. coiisidera uno d e ·· los .precursores' de .su Ílloniso:ió.
; La narracicSn •·está más te�ida · aféctiv"a)lle nte en Freud, simple­ · :r ... ·.

ñcos; · antropocéntci"co, an trop omórfico : y !mfropolátrico.�· �A .est e
mente por el hecho de que · está subtendida · por el diagnóstico i:l.e 13 Le J'rfonUma, p. 12. Vé.a...¡:e �uprtJ, 1, 1, Unn "c.oo.se:cu-! ia' b:npo;.. antropismo, el monism o opa� ,el remedio' pot...su �·pcrs¡ieútlva
· ·�
tante: el monhmo epislemológico. cosrrio16gica": :t h .. �·:�! . .,: .? ·:··,¡:· •.
narcisismo, peto cabe obs ervar ]a presencia de una problemática • ,. Op. cit., p. 18.
;"'''Esta grandiosn'·¡5erspeétititi: cosmológica es ld qüe mejol! ;Jós
afec;tiya en Haeckel \ambién, pu es to q�E- .la pé¡:d id a del privilegio •• OD, cíJ., p. !9. · :. • · .· ·. i.•t . r · =-·· ;t!::· •· ··' . ,:·. ··:t:..,l:';.t:.. :.t
y_ l a c;miqu ista del; s abe¡; jmplipan igualmente la pérdida de: las u Op. cil., p: g,:: : : ·
,; 1 · :u'Véasa supra, 2 , 3 , 2. ; ·
liot�i��··d� ia ��id�d cis� ic;, de 1� · solid��ia;d:· �seca�:ili t� d�· ���!���
ilus'io nes de · gral1d eza·:
. .ttic:d, ·.advetteada íina! · del. libro ·r! "Nuestra conce.cci6n monista
.. ::S . ·
1 y de la sustancia, del osp!ritu y de la malaria o, co�o tninbién "se p uiode
dei u�vano Pertenece,· oués, á es� gniPó· de· ·rute.úias .ruoióñcos o u� se
d.;.{gna cÍesd� otm punto d� vista <i:i o los nombres dé inecani'cistas éi pan•
decir; de Dios y del mundo" {op, cit;;· p'p.: 12-13) . ·: :· ·· ,
te(stes. Por diferentemente que estt!a expresadas an los�sistemas de un �; Op, . e!�• 1'· 1�:· -:
3. EL REFERENTE 1.\'EODARVINISTA. FREUD Y HAEci<,E�::.:- Eni�docles · y de' ua · búcrccio> de un•Spinbza' y de" un Bruno; '.da tln Ea·· • - _Op. Clf� P. . b.,
. .

'u·o¡;. cit., pp. 13-14.


. moñ>k y áe tm. sb-9u.S;' s•iosfsten sin · emba:r'go .las· ideas .fW1d3meñt21es-
u Op. cit., p. 16.
A.hora que hemos e shrbléCi do la hon:ioiogía H�ral -y· temática en­
·y �l texto.freudiano/s ·
tl:e los t�xtos li"aeck.eli·anos . . ..
.e tra ta de. qL>e la
··: . .. �...

" Acerca dt! .la diferencia de foodo de las posturas. que se oculta tras
�3
asta hornologfa funcional, véase {nfra.

17
-
198 • CONCLUS'tóN müD;·:coEl'HE Y DÚ.WIN 1\1!1

;,
brmd d�Scle ei p rmC:í:f!ia;·¡a jüstá. n:iédiéla" );ia:rnesolver ,; el gran 4.· · ��UD, GOETHJl. Y DA�);<I'I� CONCLUstd�·
enigma del ·Universo .que nos rodea. ·.Pues de · este-modo no sólo :. �

se: demuestra claramente cuál es el lugar exacto del hombre en Tones. naturalmen.te tomó J;Ipta de ese perlodo naturalista por el que ce� de maCia, lie DarwirÍ me a �·p.oderosÍU:nente,.como .algo. que
la naturaleza; �ino ·que, además,· se refuta el delirio antropista de pasó Freud: lo presenta 'Cómo UDa conversión con .respecto a su prometía dar un impulso extraordinario a la compreosióli de las
grandeza, tan:poderoso. Aquí, se le· da su merecido a la pretensióp. ·tendencia:·priinit iva a la Naturphilosophie: "El propio Freud, cosa:s, d.el u�iverso, .Y ,recue�do, qua : al escuchar. la ·lectuxa;:poE. el
.
con la cual el · hcimbre · se opone al Universo infinito .y s e · rinde · bnjo .la influencia . de Goethe que ·había sido u n o de ios pioneros D:;. Carl �rühl, dur..nt.e un cm:so.pubüco, .poco, sntes del./fmal de
homenaje como elemento más. importante· del . coSi:O.os�· . 'Ahora com­ t
�.m.rs. es u td os secunda no s, e
� � . b e o
lll?- so ..ensayo, de Go,.éthe . sobre
de esa teoria' pasó por un corto periodo d e ·Naturph iloso.phie. .
prendemos de qué función heroica están investidos · Copérnico y . •" f1"a • La· natu raleza ·eso me dectdi6 a =nbirme en la facultad de
Luego [subrayado por nosotros] , su entustasmo por la f"l · . : .: . : .-. .
.
1 oso
medicilla�'.···· . '
Darwín: han curado al hombre ·de· ·su· :''delirio antropista de gran­ física ri�al lo J:izo. conve�e· e n )a d ocíri?a. 0P���ta, siendo du· : Así, Goefue n o es e n cl�r� -��d�� sino un est��te ·:cuyas
deza'\ y por.ende lo hicieron entrar e n la: edad de razón cósiiiica. rante cterto tiempo rad1;alment: :· w,a . te a t
�t .li� �- Exis�en de .virtudes ;proceden1 en el conte:r:to . de · los, años 1870;.de sus acen­
Pero.:aquí es · donde · conviene introducir la inierrención de �echo esos dos "momentos , � el �tínerano.lD1Clal ·d� F;reud, p ero "tos darv}n.i¡¡.nes. En .efecto, ¡brinda 'al ¡;¡aturaliemo, que .h.a.ll6. eo '
.
Freud. :Al · mtrviljzar''esta· temática . cuyo origen ya no deja' ningún ál } presentarlos como dos . tiempos SUCf?SlYos 'Y ; ngurosamente .Darw:in su teórico positivo y su )léroe1 ' su· pqeSía· y su metafísica!
lugar a· dudas,. ¿Freud no suscribe por ende a esa represe¡itación opuestos; Jon�s desconoce .un fenómeno iliteresante que es la. ... ·. :Resulta significativo que Freud,. 1iaya .experimentado su "fle·
monista? ¿No· habla,::en 'última · instancia', como émulo: . del mo­ amalgama, . característica del movimiento naturalista· en el que chazo naturalista", por boca. de UO. propagSJJdista;· relativamente
nismo haeckelianó"en el seno de la psicología? Se dirá que esta participa el joven Freud, .de cierta Naturphilosophie c�n el mate- modesto, del d_arvinismó; y d�rante un curso público . .Esto se- debe
· a �ue,. desde f�a,les de los llllos i8�0, uoa·escuadra d� prppagao·
interpretación sobrestima de entrad a ,la importancia de ese texto riali�o más positivo , .
dts.as. de Dnrwtn, s. cuy�cal:ieza e-:t�, � rnst Haec�el (vease supra) ,
de· Freud, que después de todo no es sino una especie de ' frng· :Naturalmente, hay una oposición . profunda entre el roman�i- lleva a cab? .una c':�Dp�n� 9ue _se· clli:ige a un publico : letrado ba�·
mento efectista; y que, además, Haeckel funciom· mucho más por cisma especulativo de la Naturphilosopltie ·de principios del siglo ta.ate ,l!Dlpho. · La cteocta- Sl.I'Ye de portaestandarte para un moVJ.-
. . . · · . d . �:
referencia impl.ícita,- a · pesar de su no.table precisión: dicho · de y . e1 poSlti.Vl5IDO ,
est;:¡cto � 1 a generaq1'órt d e 1 os natura1.tstas a �·- miento -de ideas que 1 pe- · ·
• • • mei;l'¡o: de la -�,• vwganx:act '6o, pasa a¡ pn·
o tro niodo, refenrse al esquema ·haeckelia:ó.o n'o implica una adhe· na les de1 mt• smo. per � � 1. rom�n.ttc!SU1 � d. e 1 ' prl.ID�
· •

os ros SJ.i'\Te a:r a
p mer plano de la a¡:tualJár.d. ,l'(q �s -asombroso , pues, que hacia
.
sióri a. la ·obediencia haeckeliana. · Pero esto no hace más· que darle colando al posltiYlsmo d e los ultimas . Por Cierto; · no cual· 1872-73 ese joven alUID..tao o estu diante que era Silnnund Freud
desplazar el problema. En última instancia, la 'átlhesión a las epi· quier. Naturphilosophie inspira a los naturalistas: seguramente no se Yea envuelto i!O �e moYi:mient'l. que Haeckel había lanzado
niones ·de Haeckel importa mcnos-'que la· carga, tanto más activa la de un Scheliipg, especulativa, sino más bién la de Goethe, au- -el miS!Ilo eñe , acaso, eo.. que: Du Bois·Reymood pronunciaba el
cuanto que es inconsciente en F.reud, · d e un tipo de argumenta· ter de La Metm:norfosis de las plantas, qTJe combina curiosamen� disc�t:so que se ·coovertiria en el manifiesto .del nuevo movitnien­
to, Y cu�tro o cinco t;Eo� .desplJ�:� �e la. pub�icac}ón an Alema�ia
clón'y de concepción que s e · alimenta de una corriente ideológica
y epistemológica bien determinada', que· brinda a 'Freud el lengua­
te la eJtigencia de lo positiyo con la ambición sin.tética.u
Desde esta perspectiva, podemos ·reinterpretar ·la famosa �e ;a �eras
pnmera gra;t smtes¡s · �arY!rusta, la f:ltsiorca el¡;. la crec;cró11
� seg� !�. leyes naturales.
· anécdota relatada gustos�ente por Freud y coment¡¡.da larga·
e •. os orgamra os
je pbr el cual piensa su descubrirnieílto revolucionario del inco'ns­
Pero hay algo mas Pl""
, .,
'ftso .rcxlavia. · Hay . qu� referirnos a e,sc
ciente;�u intervención -propia en el cámpo del saber. Por tanto, lo mente por su biógrafo. Según dice en su Selbstdarstei!Urtí!, fue la
' text_? de G �et?e q�e s�du¡o a Freud .hesta t::I _Pun to que ·lo:c:;
que está en juego aquí es nada menos que ·.Ja identidad epistémica audición del "hertnoso ensáyo de Goethe sobre La naturaleza" · lo _
. . ., 30 loco en el cammo ce Hip6crates. No es cualqme, poema -lo cual
que " me dec1d. r_o a lDSC!lblime en 1a factl1tau d e me d
' ' · · -" ' .,. •
freudián'á, al menos tal como Se · autodesciÍra. El' haeckelismo, . IC.�� Pero ,
• .hizo que la !Ilayo r!a de la¡; veces se ·illtcrpretara este .texto como
_ � 1mporümte . .p estarle · atenc!ón
aunque aquí sólo sea un- esquema, sirve para expresar lo inédito en esta :ers1on,
· ·
; él · ·C:o�tex.· una especie de coover�ión poética . irracional, basada en algú)l
freudiano . .Pero el .lenguaje, aunque .sólo sea un .préstamo , ¿no .to:.: a decrr verdad no. fue el P.rop10 Goethe qu1en convutió a vago, panteísmo . Es un te:::t o qu¡; tiene ya todo· un. uso . en e� mo.
hipoteca·, el contenido? ;¡� .. · : :: , .- · ,. ':·.·, r Freud a .la medicina únicamente· por sus virtudes p.Géticas y meta- vimien to cientifidsia: As!,. se. lo encuentra 'citado in . . e:<lenso en
AiiemáS, se ttatá en Haeckel de Weltanschauw:g, ;que podría físicas; . Podda decirse ·que · no cwlqúier . . Goethe ejerció e sa·'·in· e;;:ergo de esa .Historia áe . la creación de lcrneres.or.gcmiz:ados de
calificarse de neoda,n,i�'lista. l\'io �.eria . también ,ést� el referente ·fluenci� e n.:Preud, sino el Goethe c!gr:ylnf.�do . que· fo rjó en esa Ha�kel,�� ma.clfiesto 'de. I�. �uaY�. escue�·a daninista. .N� es sor·
freudiano? ¿No habríamqs apa:rta.do uno de los rostros de la época el:. naturalismo.;Así, esa frase' a:r.roja'.ntievas luces en cuanto preoé!ente, ·pues, que Ludwtg · lilrulil, émulo del mov!lD1ento , lo
baya . decla� do; Se trataba de � verdadero t7xto- canón!co e.o
Welt(mschacmng (energetista) taD. sólo para volver a .introducir alla·reláci6n d�l jGven· Freud, .'eti. lo�:linQ.eros de su camino hacia .
. la llllt�l?gía q�e se había construi�o el d�IYUltsmo alemao.. La
su tiempo : "La doctrina' enton·
· .
·' la mediéina con las ·Corrientes.tie
o t�o (darvinista) ? . · ., . ,· revelacton del Inglés Da.-wm
· • . se acoplaba lírtcame t e:.con.!ll can lo
. . . , n, _
En efecto, es un hecho que el mensaje científic� del psicoaná­ .·
• sagrado del grao ·Goer.he, sellando la unión de Cierta Naturvhilo-
' . , '. ::

lisis freudiano se vale desde el principio de un esquema neodar­ .. os Jooes, o¡i,' cit., 't, I,'p. 48. • .

vioi.ano. Y el monismo haeckeliano expresaría, en plena �adU· .. �•.Véase en. port!cu!ar la teorin de la Urpflan>:e (tTsdufci6o. fra.aces:�., u Op. cit., pp. y.;o¡.
ed. Trlades, 1975) . '"' ) ,
'D r. W 'llTV. n . 34. ::1<1

18
.
FRE'OD, GOl!"l'11.E l' DA?..WIN
201

sop!úe . con-cierto .'pasitivismo' eo:-el seno : de un"'3lllplio i:Oattn:á­ íisiol6gico .,�i empre fue .moderado · en Viena y éon Brücke. Sin se traduce en .particular
por esa inflexión .de la Íllll.ción del refe-
lismo. Cuando el. oído del joven Freud vibra 'al as'cuchar esas:co­
'
emb �go, e::cistla. " 31 •• . :.

rente darviniano. ·. :•. ' · ·
p a s , .: o ·. que.�.expetimenta· es· el 'encanto · ¡;le· ese: naturaüsmo de . . .. . .
l l De hecho, Berlfn 'Y Viena constituyen dos eje s geográficos que -::.Lq que Fre,ud descubre con la lectur� d� la s, cm:iferencias SO·
doble .valencia y esto, ·como lo vemos, de manera .d,uradera.·.Pero correspond en á dos· práctic as y dos concepciones muy distintas de bre. la fisiología publicadas por, .Br
al ·.mismo·tiempo se · advierte que,:no hay realmente in'versi60: de ü cke . en· 1 874, .. en ·p�ena ·efer­
l.tituici6n ·natur.aJ,ista pri.ll::dtiva ..al mo nismo de .tendenéia .mafe­
· la fisiolo gía . Esta .diferencia consiste genernhnente en =una sobrie· · vescencia dnrvinista, · y so bre todo lo. que
la · · ·infiere de ello . al ex"·
rialis'.a ,: toiruu:ii:lo·•.en . cuenta el.:h·echo . de ·que . se· habían ·wndo
dad ·mucho .mayor del .aura ''éspect.ilatíva .de 1as concepciones fi. , per.l.mentar'su:-práctica, ya no es un ·
a · doctrina grancli;sa que. abar­
desde un prine\pio en la espue a �inista alemana:,La evolilción
l siológicas. Piénsese en Ia oposic ión · de las pe.rsonalidades ·de Du ca �:'la creación· cle. los · seres organi,zados"
y que se eleva hasta la
de Freud- se producirá · ectivamente, pero en :otro �ntido.". : .,
!óf Bois-Reymond y de . Brüclée: · el primero, h9mbre de los manifies- dimensión de una cosmogonía y de una
. b iogo nía. como en Haec- ·
Señalemos ·simplemente 'que: e1: camino de Goethe' a D'arwin ¿tos, cuyo verbo elevado�le yaJdtá· la ·repu taci6ú de fundador �e. kel, sino· una. fecimda ·hi ótesis genética; que
p b rinda ·ciertamente
que siguió .Freud en su pr.ii:oera :incursión .en el campo·.'del .saber escuela (véase supra) ; . el segundo; · el hombre 'de la"prá�tica m o- un .hilo conductor sin�éti co .Y ambicioso
no as un ¡¡. cidente . da recorrido, · ni.sig:uiera un recorridó · odginal.
a l a ciencia de)os orga­
c desta, .'que no se aventuta ert'!··abso�uto fue¡:a de .los límites de su nismos, pero que proporciona la clave prbgramática
Es un camino . que . �1, discurs o. naturalista :no deja iie.. acreditár
de una prác­
taboratorio . !n±imamente uriído.s en el origen, en los aiios 1 840-45, tica experimental -una cienCia del
· sistema, nervioso-- más bien
como el. itinerario "Dqrmal deF':saber europeo. :Así, ·. en Ha.eckel, e� esa Berliner 'f'hysifcalische Gesellschaft que . fu� .una de las que .. un instrumento de totalización, . como
Goetl'i\l comparte cofi }::amarck, y en pie ; de igualdad con él; la en . el bien llamado
avanzadas de la renovación c ientífica, definen sin embargó, hacia. "m01rismo" . haeckeliano.
Íuoción ·de heraldo .precursor . de Darwiri: ·�Ya · pres entida por
Goetb7· hace más de_::l,lil ..(la teoría dei .la evo u ión) ; pero
. .siglo; l c f's75, .dos tipos de prácticas · heterogéneas, el primero oficiando Esta hipótesis sirve de esquema unificad�r para una represen­
Ío:rmu�da satisfactor'i.li:inente tim sólo pox: Lamarck a �principios
en la capital lnl:electual,. el segundo, . un tanto al margen finalrnen- tación · que por lo · demás sigue slendo fisicalísta y _ dlnamista:
del .siglo, fue finalm��te·.establec!da · por· Charles Darwln . . ;" " ter a p esar del pres tigio de la F�;.cultad de Viena, oste!f-tando una Brücke piensa sin .ces.sr en términos de
fuerzas,1Jo cual impide
;
Goetl;J.e es preseo tad� i;proo h�biendo "•rislumbrado proféticamen· seriedad más modesta en la capital de la: Schia:mperai. . . que la idea de evolución se hipostasie· en principio metabiológico
ta" desde finalas delj)gl?· :x:vm ·la idee de evolución ,'. Hasta
. tal No cabe duda que el contacto de Brücke surtió el efecto de un o alimente un D1levo vitalismo.
�d
punto que, Haeckel P.i!ede dec larar con entusiasmo: "Hemos lle· sedante en lo que· tenían de ro mánti co s los primeros entusiasmos- Hay algo más preciso aún en el momento d e' ) a primera gue·
ga?o . eri e�¡te. moment.9�.: a finales del siglo ::a:<, a este método cien·
'
de Fr eud . El aprendizaje de corto alcance pr onto lo alejará del rra mundial, Freud exp!lrlm'entn un nuevo acces o,;: de
tffico monista . . . qu'étGoethe . . . había re conocido como e únicol fervor de la Naturphilasophi.e, Jp ues ' es- cierto que resulta dlfí<t� mo tl:ansformista"y datvirusta, pero esta vez v�#·re a él como
su entusias7
con!ol'I!le a .la naturill eza." " Así, cpmpara estrech3lllente la . vi·
sión de la naturaleza . (Nalw:an�chauung) de Goethe y de Darwin!'
encontrar una Weltanschauung "en la anatomía . de. los cangrejos .fundador del psicoanálisis q ue trata de 'fundar url ,�xamen ítico
· cr
de ri o! y. un intercambio epist�mico . J ones ros bxinpa una valiosa i ndi-
¿Cómo se producirá la .evolución epistémica de Freud? Esta
vez, j ones• nos proporciona una indicación muy pertinente
cuan· Freúd
.. se siente indudablemente más cercano' a Brücke auto- cación de ese proyecto : "Al princinio de la gúerra., con mot ivo
do' señala .de . pasQ la heterogene.ii:lad er¡ cierto modo geográfica ·rídad plácida de la fisiología y éle la hlstología, que a � n Du de . la visita a papá, Freud dis cutió' con Ferenczl la posibilidad de
de las corrientes cienti.ficistas. Observa que los ·métodos :de in7
" Bois-Reymond -portaestandar te · de una nueva visión del mun do y ! escrib ir junto. con él un libro sobre las rejacion es del l ama.rekismo
:vestigación.. (en el seno de la fisiología fbica) se traosfo:rmaron en celeb�idad . berli.o.es'a, No obstante, siempre será 'de Berlín de don- 1 con el psicoanálisis.'.' 03 Freud parecía .tener interés en ese pro yec�
We!lanschp:uung" asegurando la funciótt de substitu1;o de la filo- de ven,drán las seducciones del brillo y . de la especulación para 1 t�, . que . es mucho más. qu e una l?i:p:J.ple sugerencia. El · 22 qe ·
, so fía, y prer:isa: "Esta oilvicc�ón .era, m ás· o· meno,s iñtensa .�egún
c .
Freud : ·con· el interés apasionado po1: Fliess, el eje del universo diCiembre de 191 6, aprovechando los ·ocios forzados de: la . gue­
Jos sables y Jos lugares. Fue en Berlín, con Du. Bois-Reymond, intelectuai dé· ·Fretld se desplaz¡rrá nué:vamente hai::ia· Berlín a fi; ti:a, ·vuelve a proponer el proyecto . ¡¡ . Ferenczí , a quien le pide
d•.Jnde <:5te e.stado de á,.'l.imo. 'fue llevádo a sU 'extremq y I;lezciado
.. col,ifirmación, como si quisiera despertar el en:tusiasi:no de su
nales dei ·siglo. ·
,C??r: c:!er to · nacioi;!alisl:t\O· Pt;USÍaD.O.- · En':f:us�ri:-, ...Ja
eiJ.I:!'.añ��n��
lVfiWrph_qosopfl:e nt!llca tuvo gran auge. �ot .�o..: �! Janai:)Sroo �
Esta dis tinción tiene:: efectos · ·.epi�temológiéoo 'importantes en � ;:o�abor�dor.: "Pid i ó bros s o bre este. tem a a � a bibl io teca de 10:·
.
.1:. .. ..;'1 t: ... cuanto ·al ·darv:inismo : Pues ·5¡· se"puede d�ir que éste es imiver- un ¡�·ers�d ad Y · de claro ..que le b astaba· con: un :y¡stazo ,para retener
�-;: V�e- r.1pra,. 2, 1. .
s·iili:riente asimilado .y i:econocido ·p oi los naturalistas haciendo las vanas 1deas prometedoras , de cuya verdad ya estaba coliven-
, Oj:J ·cít
•••

' ·.H
·•'
Le; énÍgmes del'wtiveriJ p> 6.: y
vece�· en 'cierto modo de ·carta · común,· cobra en una otra corrien- cido ." 30

...
.

Op. cil., p. 21.


•� tes dós funciones ilistintas :' soporte. ·de llll.a Weltanschauung re- •
Este trabajO de pr�paraclOn da mcl��o sus P !':11l:';eros frutos:
" !!.se es, el. titulo de úna conferenci:< dada en Eiscmtch DI•. novada en unos (Haeckel, Du Bois�Rey.mortd) , interviene · m ás Freud envía a Ferencz1 un pl an de .trabaJo, cuya .pérd1da podemos
Ha!ura:.'scliauun¡;· von Darwln, Lamarck und Goethe• ·
en .!882:

modestamente como una hipótesis de trabajo n·e'c'ésaria ·"en . los, lame ntar jun'to con Jop.es , Y declara el 1 de enero_ d� 19 1 7 q ue
otros. 111 mutación epistémica de FreÜd en contacto. con f:lr licke está' leyendo la Fllosojía zool6gica. El 25 de enero, confi�sa su
.
:
•• Jones, �p. cit.;\. m, p. 354.
Jones, op;' cil., t p. 48 ,. � ·
· · ••
r. � ,. Jones, ibid.

,

19
CONCLUSIÓN · · ·- --�2i:ís'� 206 ·éin·li:wsriíÑ
20-1- ·FR.EOD�. COE!H.E Y O,IJlW.J::l'l

����r;e&�-=!�¡,�J\·;u¿�� ��r:�f.�;. ��·:. . ;�:�a:��!!��?��a!!!O::�ucho;�ás-·d!sc�eto -. é.-:incp_n�P.ient¡;, en es t e e so el psicoanálisis como u n a extensión del- neodarvi­
rii;m."o .
·a ios fenómenos. psíquicos.·Y si"ñ embargó, este lenguaje
le he abl a-
. habla de· ello con Karl Abrahám: ¿De veras ·nunca
h �
·" . . . ·� . . ,
tan persistente permanece separado por un hi ato de ext erioridad a
do de la idea de· Lamarck? --s}llgi.ó entre''Fe�nczi Y '.yo, pero
.
Asi, el neoda.rvinismo orlgi.narlo es moderaqo por e i Íne smó.
cál:t{ ·;
·

ninguno de nosot:ras · tiel;le en este m_o;nent� ·el tiemp o Dl el v�lor que lo es�ecifi�a . •No obstante, vuelve a intrriduc::irsa a través de lá revolución del o bieto .
de trabajar en ella.- Nuestra mtenc10n ser¡ a .ha�er �asar · a L.
.. a la atraccion que e¡erc;e s ��re Freu¡;l ·el monismo baeckeliano . como
. ente cult;ural �
Es un h echo qué Haeckel constituye un referente omnipresen­
nuestro propio terreno y mostr�r qu�- su - n�1�¡¡� :; q?e _ crea_ Y
.: refer �tentüico. te en Freud. Más allá de este esquema específico; su ím1uencia se
. ·'
trañsfoiiiJa los órganos; no es smo el P.O�er e¡ercr�o p�r _la rep. e- �.- ¡�!?:. ley br?ge�etlca: fundamental. grat�. a ;Haeckel. -:-7recapitu- �n9uentra en numerosos puntos de lá conceptua.jización freudia­
sentacióri inconsciente en el cuerpo propto,: cuyos -�estigiOS pode- lacten de la filogenes¡s _ por la' ontogénesis_ na, desde la teoría de 'las pclsiones fud arnent ale s, que restablece
'":":"" � utilizada ·de _ma-
mes ver en la histeria, en resumen; la 'omnipotencia d� los PC:�- nera muy fecunda p or F.(eud. · Se la. encuentra en esa .lqea de la insplracion atomística y cosmogónica," hasta la teona de la
_

samientos'. As(, la finalidad se ·e;tplicar!a en verdad psrcoanaüti- esquemas f'!logenéticos tr 2D..5Zl+itidos que·valverí� ¡¡. emerger en la civilización, con las consideraciones antiiinalistas ·que la eón­
came n te;· seria la · cúlmi.nación del psicoanálisis." �' · '1 . .. viver;-;ia. .ontogénica. Las escenas originarias ·:(coito parental, se- notan.••
Así, vemos· que en el momento de la red acc�ó.n de .os t�tos dt,t!=�ton) que. Freud e.otu�ntra, en. el origen de su investigación en
Pero todo sucede como si ese referente, p or más p ersist ente
que nos interesan, ;Freu d está en p��na efervesc�ncra transf?,J::?l!sra �1 discurso d �--�os r:euróttcos son c?nsideradas :t;í:nalm��te �omo
·que sea, se re dujera simultáneamente a un papel funcional muy
y darvi.nlsta. Sabemos· per una carta a Ferenczt que lee ;'! ps!cO- fantasmas .ongmanos" (Urpr.anlasren) con el rrüsm o título que
lamarcldanos, conio Pauly".<• Asimismo, se encontrab a.aentro de los grandes complejos (Edipo, ca�tración) : _ ?Es p osible; declare. localizado: proporcionar el código de .desciframiento de algo iné­
la corriente ne oda rvinista haeckeliana. Mienttas·que, por una par;· auqazmente, que todos los f.mtasmas . que se no s cuenta hoy .en dit o que transgrede irresistiblemente sus términos . Por eso, el re­
te, b uscaba una "culmina ción del ps�coanálisis" e n c�a�t? a su d!a en el :m élisis . .·. hay-<l.ll sido antaño, en . loa -tiempo s origina­ curso a Hneckel pareC\'l resorberoe · sin cesar en generalidad cul·
contenido teórico, por otra parte desc1fraba � aporte .l�edtto con nos. �Urr;uten] de la familia .humana, realidad, y que al i:rear unos tural, de tal modo que Fre!l9. _utilizarfa l a· reÍerencla baeckeliena
resoactp al lenguaje filosófico que servía para 1dentiflcar .lE.\ in- f�nt�;nas el niiio tan sólo colm�. con ay¡;¡�a de la -verdad pré· como cualquier hombre cul lO: de · su época. Referencia ineYitable,
t�ten ción en el campo del sab e::- y de la antropología; b1sto�ca, las lagunas de la verdad individual." ·� Hasta tal punto Haedkel .se encuentra :incluso i ntegrado en los delirios cultos, ya
Sabemos, por otra pllrte, que el proyecto laroarckta.no nunca q;re, . cuando !os acontecirnieotes no se adaptan al esquema here· que Paul Sch reber, en sus Memorias de un neurópata, inc.luye la
sa "concretó: "Freud debió pensar. en esa etapa que abrigaba una .dttarto, sufren un a modificación en el fantasma"." Historia natural de Haeckel en la bibliografía indispensable para
visión biológica grandiosa, - pero es eviden t e que alguna �uda . . Ast en última instan.�ia, toda la a::t1vi_dad fantasmátisa, pro­ quien de= pen�trar en su racionalidad p a ran o i c a.' 9 Pero hay
interior lo frenó ente el pensamiento de · aventurarse demasra� Tiene de ese trabajo de recapi�ación "de .esquemas 'filoge¡¡étlca­
lejos en cempos desco nocidos, ya. que poco tiempo después ese�!- mente transmitidos. La famo sa tesis del asesinato de[' p¡:!dre en
bía a Farenczl c¡_ue no lograba decidirse a prosagUtr el traba¡o
.
T6tem Y labti co bra todo su sentido desde este p unto· de vista. par ejemplo el
<r Se puede comparar uso que hace "Freud de Empá·
sob e r L a ro arck , y que probs.bl�meó.te ninguno ¡k -los · dos lo es- Una vez más, se trata mucho menos de invención d e Freud que d oclcs como pr-ecursor del d aiismo u pulsional (vense Freud, la phi/oso�
cribiría jam ás. Así, las cosas quedaron en eso, :• " Segur�nte, · de :teactualización de 'un esquema de 'explici!cióa detério.inado . ' El phie et les philasophes, �gunda parte, cap. u, párr. 3, Frec.cd el Empé·
·
y .. aquí ten�mo� un;¡ confirmaci�J.J-·.�<Je' que alg� �etiene _a· -Fre?d hee�kel;ismo' sitye una vez·n;és de· !efere�te piu·a _desc�rar ),cis me- docle, pp. 15G-l52) y el uso que de él hace HEeckel en Los enigmaS' del
en . el umbral de toda Weltanscliáwmg. Pero SI bten abando�aoa C';Ullsmos más rmp:¡rtantes . ael p stquism q. . universo.-
.. Cf• . E/ porvenir de w1a ilusión y Malestar en la cultura, pa...,.im.
ese proyecto en el que tenía gran interés , podemos estab}e�er que ·Pn o bservador. exterior a lo -inéaito freudlanó p odr.ía identificar El. antiíir¡alímto se .resume cl principio de c:;tc
.
ú.l timo l ibro (¡:ap. u) :
se indemnizaba simbólicamente tomando del neoda�mtsmo · el :·· : .� . ,
.. . .- , . _ .
,
_
. .. "Todo el universo �L. macroc osm y el microcosmo- se confabula
o
lcDoouaje qu e -le ·permitía ar icul ar· su proyecto; lenguaje de s u
t •• S e !a �ncuen!Z"- expuesta d e:ñ e :!a. .P�mera l�cciéo . de Ia·Histoi'ia
; · hlstona. _ , .:ontra su· programa (el principio de placer dél hg.mbre) . E:ste es abrohttn­
•rurtf!�a}.: ..La a.o la ..evolucuSn mor'lldual o la ontogenia .
es· una
repetición ¡1brevicda, rápida , Wl.!! recapitulación de la . hls;otia • evolutiVa. mente írrealli:eble; todo el orden del universo se opo ne a �1; nos a tre­
/bid., p. 355. ·' • · p.,Jeontol6gica o. :de.-la ñlogenia, .conlotme .a las. leyes de. la. he:=ncla· ':i veríamos a. dJ:cir que no entró dentro del plan 'de la 'Cr:eaCÍÓfl' .q u .o el
C..rta del 1 1-:.:t-1917, ·..;n Correspondanco; : S!gmund Frcud ·Karl
'" foncs,
}' de::la adapt¡¡c!6n a los· mod!os!:. (pp•• 8-9) . . Señalemos junto con.-.Yvette holl!.P.re Se:t �feliz"' (O.W., :::!V, P- 4:-4) . Se observará que e! teme entlte­
Abr •ham, p. 266. Véase también la e.IU!!ión de la cana del 5-:x:·l91.7, o p. Conrr..{op. cit., p. 26). que una de le.s caracterist!c¡¡s nroolas ,deL . darvl leológico esta clarnmenle teñido ·de pesimismo =n Freud, lo cual permite
.
cil� p. 253: " sé si ya le mencioné el libro de Lamarck que. Jllce,
. . .no nlsm?_.ale��n es que. "el evoluc:!ow.imo -"-'tá pU\lS"to ;al secY:ir;:lo de la• de•­ y1ncular curiosamente el monismo baecJ:elíano·; con tUJa 'inspiración sebo·
al par::ccr, ca sustA�cie que la.. 'ornnipotencia de. los .pen•amlentos' �· du=on- de una ley de desarr9Uo•:, con respecto· a l a ·embrlolo¡¡!a. .EL'ptin·
penhauerlana (cf. Frsud, la philosophle•et le� phi/osophtis, p;'201 ) .
� ..:. . :-·. . ..,
bien 'tu.:· otrora rt!alldod.'• cipiq había · sido formulado llllt.es de Hn.cJ<;el por Mülle:.
·
·· •• Cf. la importante nota de la p. 57 de las Mémoires 'd'un névropathe
· .
., Carta del 2S de enero de 19-17 a Ferenc:zi, cltad p odones, �P· el/.,
·:·

:': . .�' Úfr:J.ns. pqur .JntToáuire a la . J.lS)'Chanalyse, ·lecc!ó"' =:• G.W.,


· . •': .. • * l8.6 , " ' , to:•;lt:� . , .. �· ·· ... ed. 1975), en· que Scb.r eber 'decl!l1'a: "Quiero
! "í 'r; ·
(traducción francesa, Seuil,
p. 355.
,. ,y EC h_omóre d_s les lobos, G.W., citar•oor lo menos algunos de los libros• de filosofía o de cien'das natu­
.. , •,' • •
'" Jon r:.s, op. cit., p. ·Xtr, . p. 155. raies que. leí y a veces reler muy a menu d o durante los diez años que
p recedieron mi enfermedad, puesto que se· encontrara en muchos Jugares
�1 · presento trabajo el eco de id= que encierran esos libros. Cito; pue,s,
� �-

a t ítul o de ejemplo, la Historia natural de la Creaci6n (sic) de Haec'


�" kel . • . " Así, el diecurso paranoico de Schreber, ·cuyo testirrionio · fue

20
5üñvERSióÑ nr:L LiNGu.úr: PoR r:i. ol!TE'!o 207 '
;¿u� _:.....___ .... -- - · COHi:LÚStÓN St13VliilS!ÓN DEL UNau.\p;: l>Oit i:it."oajEii) · - ------,-.· --.209 '

el éncuent:r6. entre �1-f


...ás.: allá-de-Iallomologí;¡-lltetaJ; .f;iói:" máS:asoiñl:ii'i:Ji;á".que-·seií;" ·alguna;-cierta-promesrde-:-:feliqdad.
aqui·precis amente Ull. mecanismo que consagra ' ·=Pero-no · hay �.il.Í.l:igúrr·p'ensa" ·
'obsazyemos . ahor!i . las diferencias, que se.anunc_i an prin:tero pof. mi�njo .de lá reconciliación.. El:hombre: no se¡ reconcilia
racionalidad e imaginario . - : ·.: · con.:ningu·
· matices. Tanto:·Hae,ckel. como .Eret!d . :insisten en :las derrotas· del na madre natlii:aleZ.a, principio de
Sin.' embargo, el recurso ' á: ·Haeckel e5 más · fuerte 'en Freud antropo�orfismo. "Y. del D.á.:ccisismo .Al:obos . hacen hincapié en la s u nah:!.l:ll:leza. E n adelante,
regeneración, Di siquiera .i:On
que un simple jo de· gebildet de la ép oca vtllhe1m.ioiana, p�ro •
sabe· que no se p'uede disimular por
refle
:irrisión de esos .�isternas ·que._Copémico y.-�� .. echan abajo. rnuch9 tiempo_ que no posee:
al . mismo • tiempo se ·reduce a ·la función exterior. i:\e un · recuxso · . e¡ cen\ro que creía, .en. el mundo, en­
:Se � que:Haeakel coloca lo imsono del la�o d e los tr� los �eres: vlv'ie¡:¡tes :y, en . su · psique.. Pero he ag_uf,lo que se.
X: erc ob�ervar .
que permite la unificación del lenguaje sin comprender la '!iingu­ ·
laridad de ·su · objetó.· Por es a · razón; resulta tan. importante mos­
.
Sistemas antropoci!ntricps, en .t:anto que .Freud lo · localiza en la trasluce en Freud y que cU.sta tanto del pensamiento de Haeckel:
carga de narcisismo que '.'la. hum.imidad" coloca en ellos Pero descubre al mismo tiempo q� no tiene
. centro. alguno,_ y que ya
• .

trar su adherenc ia. a su diséu rso como ver 'el desenlace de la suer·
.
sobre. todo¡ si, hien:los 'descubrimientos de. Copéntico Y de D ar- no tiene que andar bllS$dolo. Lo qu� en Haecke!
.ern. ,una invi­
te üe la idea e'X'!?resa'iia y la 'd�l ler:� aje que le da. cuer?o .
.
win son libetad.o� y constitit.yen tUl progreso tanto para Freud tación jovial a·reconcentfa;;se, s e 'vuelve e n
Freud:uñ acta d e des·
e<;Jmo para H ec kel, su aportación tiene para el opti..-nista Haec�el c;qtracj<;S� · - · �
· · : : · · ·
;t
algo de. triunral,eu.?n�P que. p �ra Fre�d revrs .
.t e uu sabor. amargo. . .,,,Es cierto .'J.Ue algo �e. ga¡;¡� im el ·as1;1nto:
• · : �-: . . \'· . ;:
. . en :vez de rech=r
OB JETO
En efecto, para Haeckeh Copermco Y Darwm, terapeutas d e la in!!Bnuamente el anuncio de la pérdida:del cen tro; haY que ceP
5. LA s�BVERSró'l::( PEL .t�NGUA(� :ioR EL humanidad, .sustraen de las opi,niones de. ésta dos ilusiones muy r ;1 . n :
a o y despedlxse ·de 'Ias'.'llusiones. ' Ahora: bien, esas- ilusioQ.es soo.
importante�, ·n;Jentras q �; .\'ara .Fr:;ud pl. f n �iar a ��as lll!sio- peligros?-S. .T g?-)!1
Para. darlo a entender, volvamos a la confrontación del tahto en : � � ' o patogenia �e !)rigina en el d esconociroie�to de
nc:s, la humamdád tambten renuncta a la ilus10 n de que es. la fuerza. det . e;rtrnño ea sf (la pulsión) . Con ia obsolescencw. d el
que" se declara . la ..identidad freudiana con su «modelo'' haecke- Tanto para Haeckel ·como . Para .Freud, se resisti•5 al mensaje deséo noc�pq.to; la : cura ;e vueh<: posible ., ]?ero. aquf curai; no
· J.:;, · .
. ·

li ano. '
.
·
de .<:;opernico· y de DarwÜl proporciónal.rJ;le.nte · a su 'Verdad; !!las es recupe rar �u. cel}tro ni · hallar; un nuevo cent:ro:. _es: vivir en· paz
'Pa
' No se podrra ·s� rar pura {'simpLemente el lenguaje baecke­ · .
para Haec!i:el esta pérdida es ipso fat;to: un a g¡znancia, pues la co]l e] . .otro, !ecc;mocfg:> com1:1 uoo mismo, vivJ,r en bu�n� inteli­
fianC? de la idea qu�:ayuda a expresar en Freud: al utilizarlo �me human'id ad se reconquista en la misma ·medida . en que pierde. ge ncia :con. su pulsión -nueya .versión, -p11lsione.l, d,el "conóce te
vehfculo, Freud P..!lg� en efecto un tributo. a la concepcióo que Para Freud; hay pérdida total, por decirlo . aaí. Por eso, esta histo- n . ti mismo":· Pero lo qué llm:na;la atepcióa es .. cl;_;c:s.rácter domés·
traduce. Pero a� m.:��o tiempo, Freud subvierte es� lengu�je que ría análoga se' presenta como una brecha hacia la lu:z: eo la ver- tico de esa pequeña reconciliación -;-eon resJ?.ec�o 1-"1 carácter cÓ>·
emplea para signi.pcal: su �specificídad inédita. ·¿Cómo Sf? re aliza sión heeckeliana, en tanto que reviste un aspecto tragicón�ico en mico de la Odisea haeckeliana. .
': .
ese p roceso ? Eso;:es lo que queremos mostrar ahora para con- Freud. En la historia contada por Haeckel, el homb re prog;:r.s� E's'- cierto que la. analogia con el monism? i:Q.s.iste �a�ta e �. fi­
cluir. · · de derrota ep. derrota, pues los héroes de la ciencia transpe.san la nal, cúando se 'advierte que l a .P.ulsió¡¡'no es .litar�tménte sino un
ilusión' · irrisoria: En la misma historia transcrita po,r .Freud; el pedazo ·i:Ie aatur!!leza·. (cE. supra, '!e . an2logía cap. la 'químicá) -:i<: .

hombre se ase meja a un Don Quijote que· va de desgracia en des- . tal mÓdo q ue asumi r la e:cistencia en sí de las· pul: iones, es re­
.
an alizado por Freud, integra coc. pleno ?erec�o e[ ·tnonisruo haeckel iano , gracia. 'Así, .se parece a un "señor'! ' arruinado Y venido a ;m en05. co nocerse co ino ser imJsís>o�l. y en este s ntido parte e la ns,tu­

encargado de d o tar al delirio de sus rererenc¡a.:;, ha �t a tal :punt� que se que �e reba¡a sin cesar. :
raleza: Pero esto nos pe=ue captar me¡or hasta que p unto ei .
encuentra sin cesar en é l "el eco de ideas". Las memorias de "'0freber,
.. •

Por tanto, la diferenci a de las versiones remite flnaim,nte a na turalismo , determinación tan .persistenl;e de la idí,osincrasie h¡. s­
publlcade's a principios de siglo (1903) Y refere.n t�s a lectu!:a� !lec �as en
.

una diver"encia: "' profunda en ·la concepción del· hombre. Para tócica de . Freud ,- se·. autoinmuniza en. cie;:to modo, de: tal . forma
el peno do que conueoza ha�¡a 1885 • const! tu·1·en ·un · documento tnte•re- · ·
· ·
. .
.

san te i�• te desde el punto de vtsta científico• Y como coni:rlb ucton


.
Haeck:él el mensajé de CoPé rnico.. y de Darwin signlfrca . . . ..r. a.. e1 que la Hea ·de natura[eza · (mstíntiva) no se acampana
pa · - d e · un
,-almec. 1•

· · · . , .
. • •

' ncue r hombre una nueva llena .ae . promesas : se. · nena el ab'tsmo a alerto valor momsta:·:A.st, el natura · •

tsía rnomsta. se presenr<} como prá-


alem • n d e ¡a e· o As'
• • • .

a e t
n a en Sclu-e·
u;r unUpolog�.a
��n a car!!a andetim
l. gebatll
� e1t. ta que.
cn¡uts a se Y ale� d� ·la
c: ;Íe��1•3• Llega hast
a pre· 1: entre él y 1� 'i:tai:ural.eza por la Weltar.schauu;tg ai::ttecior. Ha. lle- digó; restituy'éndo ii." !á 'humanidad su rique�,: ptorir;�tiéndole · el
se:> tar . s u expenenc a pe.� -anal o o . oo • p rmi realizar "una ga. ' • la
• • • • con natf.U'w.e:z:a;
�1 · e1 . gran To do.. '·a..ro y e. l moro · · de la esencta · �· · 1 h b��e
. · ..; ep. tanto que Freud 1:e.. tra- a -01:11
o • '1 c rn a}a oue e te gado la hora '·de la reconciliacton · ·
.l
·

n?.ncia' inestimable" si. "1; tierra pudi�:r:> tragar de una buen a vez .a to o s
• ·

Tal e.s ' la gran profecía. . mcmista. :y: aun si et • hombre ije. • • ·t!.n' ev pg
d .a elio •m•uy . med estq,· :desi
. ·
.

• muestra & d o¡ e 1 :-s : cru:sucu'!3,
1ós �ofensores del materlalismó . wlgar 2.Sí' .como-' del panteísmo �u¡; • o" ! ] •


• · gn-o
lÍl+ 'tBiltO reaciq ti .Cli;IDOÍar �e· ser i de pe,iJsamien.�o c,ot;to; ún .ri¡ño' áolc:_s. UJ?-a car.encia �ec.�-:a· :e·invit��?lo: � medi��; l�l.nue\'�.-d�
· ana " t m�

( p:,65) . Asipüsmo, aboga.ndo : a fa vor de ·lo sobr:na�ral de : sus al?�LOa·..


�a
.

que ·ha : tenido miüoo h á'Oitos durante da niasiado' tiempo, acabará ya no tener que buscarse mera de ..:s_e ir!f�to . · !!:lc.a! q.u� e� p_ul­
c!ones, para preve.nir lUla lnt:rp:etación . ,ps!Stwát:rtca. (kraepe�an �) .
exhorta .a reconocet:las .':si la p stqwatda no; CJ.Ulere .negar pura Y Stm.P e :
: pói:· ,aven'ii:se
. ., . ·a: la
. . ratón, pue s h a llegado a la ed�d de la ·rezón. :rl:ó n , cuyo c_entro .���� · en t�� as"p�rtes
... . , .. ,
.. �)a
:.=c��re.nél.a. e�
.
. . e·¡ert�ep.te, GopemtcO, D . runguna· me¡or aun:. que. demuestra que n o centro
nientc todo lo soorenatúral :l citér . de ese modo a p�e 'juntillas' !ltl l .c?m: r que dite r��=· de. to�o er;¡ F�u'di ya haY. m ru

po del mateiialismo desnudo''' (p. 78) · (subr¡¡yado por no sotros) ·, Hee aqUJ. : �r�- ci rc unfe;encla. Acaso .esro· sea. lo qu� :coq�tituy!i.; la;originalidad
.

wm ':1 él m.!Smo s�n pres� nta4o� ca�� )o�.Pe��gogos tie un � hum � de· la nueva de .Freud, ·e o. .ie:medida en que el inscoasciente se
definido de maravilla lo que .está �n juego en 7S!l ép oca: p ens�ali r.-os !�
p s n id ad , que lrdespterta" Cle sus 1lus10nes, Y esro e¡:¡trana, _S!.ll duna efi.ri omo' l ú:ñ o ibiliá ·
de la ci encia· evitando al mismo tiempo el abtsrno de l rna�en . n:;oo . . ro- .d e c a p s . ad de pensar el cenéro: · : ··
bierñática tan persistente c¡ue eL delirio !nteg� no la hace '?lY)dar•. mejor
aún:''-' ¡la :cec.tupU.éa, N'Velaodo ,U mismo liemp.o el· rcveraa p�rat:tGJtco �el
·
'3 1-
cientiiicismo .ID.i.Smol :· �

21
'210 · - - ----� ' 1 : : . .: · . CON CLUSI N
Ó t
.
"':o.""'(,'BYE:ttSltJtrU�"-2-t:N'-'0"1\I c.-rur.:-� 14•...-· --·-.. -· .------�o. ·- . - ·-�·. .. . _

$.st)J, _� 1�f"§Ón por 'la'q,ue Fi:eucf"se encucntxa. a >shlvo del re­


zialwissenschaft con el pensamie.p.to de la tot lidad, .refutado corno
proche de p.resmidón;- pues 'D.o:B.eúe'. caso; eÍlD.tgullece'rse· de'·una .
.
·
lh:¡sióu ·y- preseiita.ao coi:i:io 'eXigencia. ·
carencia:· ;... : : : .:·. .. . ;.' •· . : · ; · -· -� :. Por eso, en vf!,z de introducir el monismo
.: .· �-=- : :: como tercer térinino,
como Io _hace un pensamiento de la reconciliaCión, la interven­
El. análisis histórico de l a pará�l a nos· brinda una · conclusión -a Ción freudiana no añade sirio una ilusión más.03 A reserva de ela- ·
su vez parabóli�-- sobre esta inb:Ó�uccíón - a la e_pistemologfa ¡ borar eri ba�e�' ella un ·saber nu�vo." ·
·
·
freudiana. · ·. - . : : •
... ::
.. ·.:· --:·


L6 vemos a ·traves del libre u56 'der'mo ism.ó haeckelieuio'·por i
Freud. -este brind a· algo así como ún �squem·a de ·uriiflcación. l.ma: 1
gin¡¡.rla que permite que el cüerpo. freudiano del saber se proyet:te
-y en este sentido resulta -muy típico de la relación de Freud con
los modelos de saber de ,Su �poca. El mo.n}snio, Ct?mo corpus' uni­
ficador de los- logros de· la ci encia, revela el seníido ·'unitano de
la tópi�, dii la enargética �; d� la 'dinámiéa . Sólo' que �b logra_ re- ·
sorbe'-: el hiato" que sepa.r¡l el campo· de la· t?talidad._ Se · aViene ·
muy bien 'al agnosticism.o,:• pero ·comete el· error; redhibitorio en
Freucy, de encen·ar el todo así proyer¡:tado en< Weltanschauuñg.61
_
L.a an;tbigüedad del uso de la Weltanschaaung haeckeliana
traduce :nlaravillqsamente bien su ambivalencia, ·pues Freud .se
vale del lenguajé de una W¡¡Uanschauung dé la recentiación 'para
sugt.'r:r un objeto de d e:;centrDci ón radical, o sea "el inconscien­
te'J.::;tf.'-�í. Freud .hace .. de él 'un uso puram�nte "regulador", cuan­
do :pj�rece hacer de él un empleo "constitutivo". De tal modo que
. nuestra conclusión sobre las relaciones de Freud con ·la ·raciona-
lidad c:iei:!tífice. coincide �uriosemerite con n uestra conclu si ó� an­
terior sobre su reláción con la metafísica." Ei saber freudiano
llega hasta Jo inédito 'de su objeto combin ando -.e� ideal de la �pe·

80 'E n efe<¡to, hay que ad-oerti.r. que, a pesar ·de' ·:rus. afinldacles con el
.
materialismo como monismo, Haeckel siempre rechazó ·esa etiqueta, ta·
chando al 'matarlalimi.o de '-'pel.abrota". Su: postura . no :vnrló. d.,d.e Jn
Historia n.atura[ en- que declara no .poder. ."dejar de: protestar: contra la
21IlÍ:J!gü¿dad. de esa el(J?resión v. contra !á. perfidia-con 1á éÜal se 'la \Uillza
eq ciertas 'pat.te:�, :para poilér "en eotre diebo a :riuestrá"doctrina" (p; 27) .
· hasta Jos · Enigmas·· del Miverso en qtie declara tajant=ente:- ''Nues6:o
puro· j:nonismo nb es idéntico ni .'al materialismo teórico .que niega ·el es·
píritu . ·. . DÍ al espiritualismo · teórico (reciententcnte · éles'ignado ;por Ost­
Wi!ld con el nombre · .de eo,ergética) . ; .'!. (p_:; 22) . La f'sus_!:!!ncia". pe_r:n!t•
:,
., Seiia[emos, en efecto, · que el inconsciente se introduce corno una
superar la duilidad eSpíritu/materia. ,
.
" Véase Fre!.!d•• la phi[of!Jphie et [es philqsop'hes, . pp. �Ss-a.
.'
. nueva ' ( tercera) Ii.sura, en tanto que el monismo hacckellnno es el te�cer.
5: E:tiste, eu efecto, ·la. misma 'rcle.clón dé ·•!replicaciÓn" esqÚematizzn:
tiempo reconciliado¡ des�ués de laa dos fiSUras•
' te" '(op. 'dt:, p; 226)': ·hi v·.:rdad metapsicológic-o.:pi.tede· · qaroe a i 'peosar
. s� ·Este saber -inédito es el que tendrá qu:- soroeter a prueba un tra·
·p�oyec�dose en :un referente qui! la; bñi:Lda . un médiuni, substrato que
tado de epistemología freudi2ne., en adelante seguxo de su diferencia á tra.
le p�nnite- "esquemat)zarse" por-un� espec!.e de jp!uición, sqgetizante: >.
_
vés de la adherencia his�rica y más allá de ella. .-,_ ,.,

22
0

¿Qué es un Autor?
Michel Foucault

¿Qué es un Autor?
Michel Fou ca ul t

En 1 970, en la universidad de Buffalo (Estado de Nueva


York) , M . Foucault imparte una versión 1nodificada de
esta conferencia, publicada en 1 979 en los Estados
Unidos . Los pasajes entre corchetes no figuran en el
texto leído por M. Foucault en Buffalo. Las
modificaciones introducidas se señalan con una nota. M.
Foucault autorizó la reedición de una u otra versión
indiferentemente, la del Bulletin de la Société franr;:aise
de philosophie en la revista Littoral (no 9, junio de 1 983),
la de Textual Strategies en The Fouca ult Reader (ed. P.
Rabinow, Nueva York, Pantheon Books, 1 984) .
M. Foucault profesor en e l Centro universitario
expé rimental de Vincennes, se proponía desa rrollar a nte
los miembros de la Société fra nr;:aise de philosophie los
siguientes argumentos :

« ¿Qué importa quíén habla?» En esta indiferencia se


afirma el principio ético, el más fundamental tal vez, de
la escritura contemporánea. La desaparición del autor se
ha convertido, para la crítica, en un tema ya cotidiano.
Pero lo esencial no es constatar una vez más su
desaparición; hay que repeti� como lugar vacío -a la vez
23
¿Qué es un Autor? [IJ Michel Foucault [IJ
indiferente y coactivo-, los emplazamientos en donde se
ej erce esta función. está aquí ya. No voy a presentárselo, es el «verdadero»
1 . El nombre de autor: imposible tratarlo como ·una Foucault, el de Les mots et les choses, el de la tesis sobre
descripción definida; pero igual imposibilidad de la locura. A continuación, le cedo la palabra.
tratarlo como un nombre propio ordinario.
2 . La relación de apropiación: el autor no es Michel Foucault: Creo -sin estar del todo seguro- que
exactamente ni el propietario ni el responsable de sus la tradición es que se aporte a esta S ociété de
textos; no es ni el productor ni el inventor. ¿Cuál es la philosophie el resultado de trabaj os ya concluidos, para
naturaleza del speech act que permite decir que hay ofrecerlos a su examen y a su crítica. Desgraciadamente,
obra? lo que yo les aporto hoy es demasiado escaso, temo,
3. La relación de atribución. El autor es sin duda aquel a como para merecer vuestra atención: es un proyecto que
quien puede atribuírsele lo que ha sido dicho o quisiera someter a ustedes, un ensayo de análisis del que
escrito. Pero la atribución -incluso cuando se trata sólo entreveo apenas las líneas mayores; pero me ha
de un autor conocido- es el resultado de operaciones parecido que esforzándome por trazarlas ante ustedes,
críticas complej as y raramente justificadas . Las incer­ pidiéndoles que las juzguen y rectifiquen, yo buscaba,
tidumbres del opus. « como un buen neurótico » , un doble beneficio : primero,
4. La posición del autor. Posición del autor en el libro el de sustraer los resultados de un trabaj o que no existe
(uso de conmutadores [embrayeurs]; funciones de los todavía al rigor de sus obj eciones, y el de hacer que se
prefacios; simulacros del escribiente [scripteur], del beneficie, en el momento de su nacimiento, no sólo de
recitador, del confidente, del memorialista) . Posición vuestro padrinazgo, sino también de vuestras
del autor en los diferentes tipos de discurso (en el sugerencias .
discurso filosófico, por ejemplo) . Posición del autor en y quisiera dirigirles otro ruego : no quisiera que se
un campo discursivo (¿qué es el fundador de una ofendieran si, escuchando las preguntas que ustedes van
disciplina? ¿qué puede significar el «retomo a . . . » a plantearme, siento to davía, y aquí sobre todo, la
como momento decisivo en la transformación de un ausencia de una voz que hasta hoy me ha sido
campo de discurso?) . indispensable; ustedes podrán comprender que sea a mi
primer maestro a quien inevitablemente quisiera
ACTA DE LA SESIÓN escuchar. Al fin y al cabo, fue a quien primero le hablé de
mi proyecto de trabajo; y, con seguridad, siento que
Se abre la sesión a las 1 6 horas 45, en el College de hubiera sido un gran apoyo que asistiera al primer
France, sala 11° 6, bajo la presidencia de ]ean Wahl. esbozo de éste y que me ayudara una vez más en mis
incertidumbres. Pero al fin y al cabo, ya que la ausencia
]ean Wahl: Tenemos el placer de tener hoy con nosotros es el lugar primero del discurso, les ruego que acepten
a Michel Foucault. Hemos estado un poco impacientes que, en primer lugar, sea a él a quien me dirij a esta
con su venida, un poco inquietos por su retraso, pero tarde.
24
¿Qué es un Autor? W Michel Foucault 0
El tema que he propuesto: « ¿Qué es un autor?», debo,
naturales . También aquí yo diría que la obj eción no me
evidentemente, justificarlo un poco ante ustedes .
Si he escogido tratar esta cuestión tal vez un poco parece conveniente, porque nunca he intentado hacer un
extraña, es en primer lugar porque quería hacer una cuadro genealógico de las individualidades espirituales,
cierta crítica a lo que en otro tiempo alcancé a escribir. Y no he querido constituir un daguerrotipo intelectual del
volver sobre un cierto número de imprudencias que sabio o del naturalista del siglo XVII y del XVIII; no quise
llegué a cometer. En Les Mots et les Choses, intenté formar ninguna familia, ni santa ni perversa, buscaba
analizar masas verbales, especies de capas discursivas simplemente -lo cual era mucho más modesto- las con­
[nappes discursivas] que no estaban escandidas según diciones de funcionamiento de prácticas discursivas
las unidades habituales del libro, de la obra y del autor. específicas .
Hablé en general de la «historia natural», o del «análisis Entonces, me dirán ustedes, ¿por qué haber utilizado, en
de las riquezas» o de la «economía política», pero en Les Mots et les Choses, nombres de autor? Hubiera
absoluto de obras o de escritores. Sin embargo, a lo largo debido, o bien no utilizar ninguno, o bien definir el modo
de todo el texto, utilicé ingenuamente, es decir de un como usted se servía de ellos . Esta objeción está, creo,
modo salvaje, nombres de autores. Hablé de Buffon, de perfectamente justificada: he intentado medir sus
Cuvier, de Ricardo, etc. , y dej é que estos nombres implicaciones y consecuencias en un texto que aparecerá
funcionaran con una ambigüedad bastante embarazosa. pronto; allí intento dar un estatuto a grandes unidades
Hasta el punto de que dos clases de objecciones po dían discursivas como las que se llaman Historia natural o
ser formuladas legítimamente, y de hecho lo fueron. Por E conomía política; me he preguntado con qué métodos,
un lado, se me dij o : usted no describe a Buffon como es con qué instrumentos pueden establecerse, escandirse,
debido, ni el conjunto de la obra de Buffon, y lo que usted analizarse y describirse . Es ésta la primera parte de un
dice de Marx es irrisoriamente insuficiente respecto al trabaj o emprendido hace algunos años, que ahora ha
pensamiento de Marx. Estas obj eciones evidentemente concluido.
estaban fundadas, pero pienso que no eran del todo Pero, otra pregunta se plantea: la del autor -y de ésta es
pertinentes en relación a lo que yo hacía; porque el de la que quisiera hablar ahora-. Esta noción constituye
problema para mí no era describir a Buffon o a Marx, ni el momento fuerte de la individualización en la historia
restituir lo que habían dicho o querido decir: buscaba de las ideas, de los conocimientos, de las literaturas, en
encontrar simplemente las reglas con las que habían la historia de la filosofía también, y en la de las ciencias .
formado un cierto número de conceptos o de conjuntos Incluso hoy; cuando se hace la historia de un concepto, o
teóricos que se pueden encontrar en sus textos . También de un género literario, o de un tipo de filosofía, creo que
se me hizo otra obj eción: usted, se me dij o, forma se siguen considerando estas unidades como escansiones
familias monstruosas, emparej a nombres tan relativamente débiles, segundas, y superpuestas, en
manifiestamente opuestos como los de Buffon o Linneo, relación a las de autor y de obra.
usted pone a Cuvier al lado de Darwin, en contra del Dej aré de lado, por lo menos en la exposición de esta
juego más visible de Ios parentescos y semej anzas tarde, el análisis histórico-sociológico del personaj e del
25
¿Qué es un Autor? [2] Michel Foucault [IJ
autor. Cómo el autor se individualizó en una cultura como
la nuestra, qué estatuto se le dio, a partir de qué de transgresión y de inversión de esta regularidad que
momento, por ej emplo, empezaron las investigaciones de acepta y con la que juega; la escritura se despliega como
autenticidad y de atribución, en qué sistema de valo­ un juego que va infaliblemente más allá de sus reglas, y
ración quedó incluido un autor, en qué momento se de este modo p asa al afuera. En la escritura no hay
empezó a contar la vida no ya de los héroes sino de los manifestación o exaltación del gesto de escribir; no se
autores, cómo se instauró esa categoría fundamental de trata de la sujeción [épinglage] de un suj eto en un
la crítica «el hombre-y-la-obra» , todo esto sin duda lenguaj e; se trata de la apertura de un espacio en el que
merecería ser analizado. Por el momento quisiera tratar el suj eto que escribe no dej a de desaparecer.
'
únicamente de la relación del texto con el autor, del El segundo tema aún es más familiar; es el parentesco de
modo como el texto apunta a esa figura que le es exterior la es critura con la muerte. Este vínculo derroca un tema
y anterior, aparentemente por lo menos. milenario; el relato, o la epopeya de los Griegos estaba
El tema del que quisiera partir podría formularse con destinaP.o a perpetuar la inmortalidad del héroe, y si el
unas palabras que tomo prestadas de Beckett: « Qué héroe aceptaba morir j oven, era para que su vida,
importa quién habla, alguien ha dicho qué importa quién consagrada de este modo, y magnificada por la muerte,
habla» . En esta indiferencia pienso que hay que pasara a la inmortalidad; el relato compensaba esta
reconocer uno de los principios éticos fundamentales de ·
muerte aceptada. D e · un modo diferente, el relato árabe
la escritura contemporánea. Digo « ética » porque -pienso en Las mil y u na noches- tenía también como
estaindiferencia no es exactamente un rasgo que motivación, como tema y pretexto, la de no morir: se
caracterice la manera como se habla o se escribe; es más hablaba, se contaba hasta la madrugada para apartar a
bien una especie de regla inmanente, retomada sin cesar, la muerte, para diferir este plazo que debía cerrar la
nunca enteramente aplicada, un principio que no marca boca del narrador. El relato de Sheherezade es el
a la escritura como resultado sino que la domina como anverso obstinado del asesinato, es el esfuerzo de cada
práctica. Esta regla es de sobras conocida, como para noche para conseguir que la muerte se mantenga fuera
que sea preciso detenerse a analizarla; bastará con del círculo de la existencia. Nuestra cultura ha
especificarla con dos de sus grandes temas . Puede metamorfoseado este tema del relato o de la escritura
decirse, primero, que la escritura de hoy se ha liberado hechos para conjurar a la muerte; la escritura se vincula
del tema de la expresión: no se refiere más que a sí ahora con el sacrificio, con el sacrificio de la misma vida;
misma, y sin embargo, no está aloj ada en la forma de la la desaparición voluntaria que no está representada en
interioridad; se identifica con su propia . exterioridad los libros, ya que encuentra su cumplimiento en la
desplegada. Lo que quiere decir que es un juego de existencia misma del escritor. La obra que tenía el deber
signos ordenado menos por su contenido significado que de aportar la inmortalidad ha recibido ahora el derecho
por la naturaleza misma del significante; pero también de matar, de ser la asesina de su autor. Por ej emplo
que esta regularidad de la escritura se experimenta Flaubert, Proust, Kafka. Pero hay otra cosa: esta relación
siempre del lado de sus límites; siempre está en proceso de la escritura con la muerte se manifiesta también en la
26
¿Qué es un Autor? [2] Michel Foucault @]
desaparición de los caracteres individuales del sujeto
escritor; por medio de todos los traveses que establece era un autor, ¿qué eran entonces sus papeles? Rollos de
papel sobre los que, hasta el infinito, durante sus
entre é l y lo que escribe, el suj eto escritor desvía todos
los signos de su individualidad particular; la marca del jornadas de prisión, desarrollaba sus fantasmas .
escritor ya no es sino la singularidad de su ausencia; le Pero supongamos que se trata de un autor: ¿acaso todo
es preciso ocupar el papel del muerto en el juego de la lo que ha escrito o dicho, todo lo que ha dej ado detrás
escritura. Todo esto es sabido; y ya hace bastante tiempo suyo forma parte de su obra? Problema a la vez teórico y
que la crítica y la filosofía han levantado acta de esta técnico. Cuando se emprende la publicación de, por
desaparición o de esta muerte del autor. ej emplo, las obras de Nietzsche, ¿dónde hay que
Sin embargo, no estoy seguro de que se hayan extraído detenerse? Hay que publicarlo todo, naturalmente, pero,
rigurosamente todas las consecuencias requeridas por ¿qué quiere decir este «todo» ? ¿Todo lo que Nietzsche
esta constatación, ni de que se haya tomado con mismo publicó? Por supuesto. ¿Los borradores de sus
exactitud la medida del acontecimiento. Más obras? Evidentemente. ¿Los proyectos de aforismos? ¿Lo
precisamente, me parece que un cierto número de tachado también, las notas al pie de sus cuadernos? Sí.
nociones que hoy están destinadas a sustituir el Pero, cuando en el interior de un cuaderno lleno de
privilegio del autor lo bloquean, de hecho, y esquivan lo aforismos, se encuentra una referencia, la indicación de
que debería despej arse. Tomaré simplemente dos de un encuentro o una dirección, una cuenta de lavandería:
estas nociones que son, pienso, singularmente ¿es obra o no? ¿Y por qué no? Y así hasta el infinito.
importantes hoy. Entre los millones de huellas dej adas por alguien tras su
En primer lugar; la noción de obra. Se dice, en efecto (y muerte, ¿cómo puede definirse una obra? La teoría de la
es todavía una tesis muy familiar), que lo propio de la obra no existe y aquellos que, ingenuamente, emprenden
crítica no es despej ar las relaciones de la obra con el la edición de obras carecen de esta teoría v su trabaj o
autor; ni querer reconstruir a través de los textos un empírico se paraliza muy rápidamente . Y podríamos
pensamiento o una experiencia; debe más bien analizar continuar: ¿puede decirse que Las mil y una noches
la obra en su estructura, en su arquitectura, en su forma constituyen una obra? ¿Y los Stromata de Clemente de
intrínseca y en el juego de sus relaciones internas . Ahora Alej andría o las Vidas de Diógenes Laercio? Se hace
bien, en este punto hay que plantear un problema: « ¿Qué evidente la abundancia de preguntas que se plantean a
es una obra? ¿cuál es pues esa curiosa unidad que se propósito de esta noción de obra. De modo que resulta
designa con el nombre de obra? ¿de qué elementos se insuficiente afirmar: olvidémonos del escritor,
compone? Una obra, ¿acaso no es lo que ha escrito olvidémonos del autor; y vamos a estudiar; en sí misma,
alguien que es un autor?» . Vemos cómo surgen las la obra. La palabra «obra» y la unidad que designa
dificultades . Si un individuo no fuera un autor; ¿acaso probablemente s on tan problemáticas como la
podría decirse que lo que ha escrito, o dicho, lo que ha individualidad del autor.
dej ado en sus papeles, lo que ha podido restituirse de sus Otra noción, creo, bloquea la constatación de la
palabras, podía ser llamado una «obra»? Cuando Sade no desaparición del autor y en algún modo retiene al
27
¿Qué es un Autor? [IT] Michel Foucault [ill
pensamiento al borde de esta desaparición; con sutileza,
preserva todavía la existencia del autor. Es la noción de de la supervivencia de la obra, de su posteridad más allá
escritura. De un modo riguroso, debería permitir no sólo de la muerte, y de su exceso enigmático en relación con
obviar la referencia al auto� sino dar un estatuto a su el autor?
nueva ausencia. Según el estatuto que actualmente se da Pienso pues que un uso tal de la noción de escritura
a la no ción de escritura, no se trata, en efecto, ni del corre el peligro de mantener los privilegios del autor baj o
gesto de escribir ni de la marca (síntoma o signo) de lo l a salvaguarda del a priori: hace subsistí� e n l a luz gris
que alguien hubiera querido decir; se trata de un de la neutralización, el juego de las representaciones que
esfuerzo de una destacable profundidad por pensar la han formado una cierta imagen del autor. La
condición en general de cualquier texto, la condición a la desaparición del auto� que desde Mallarmé es un
vez del espacio en el que se dispersa y del tiempo en el · acontecimiento que no cesa, se encuentra sometida al
que se despliega. bloqueo trascendental. ¿Acaso no hay actualmente una
Me pregunto si, reducida a veces a un uso corriente, esta línea divisoria importante entre quienes creen poder
noción acaso traspone, en un anonimato trascendental, pensar todavía las rupturas de hoy según la tradición
los caracteres empíricos del autor. Es frecuente histórico-trascendental del siglo XIX y aquellos que se
contentarse con barrar las marcas demasiado visibles de esfuerzan por liberarse de ella definitivamente?
la empiricidad del autor poniendo en obra, una Pero evidentemente no basta con repetir como
paralelamente a la otra, una contra otra, dos maneras de afirmación vacía que el autor ha desaparecido.
caracterizarla: la modalidad crítica y la modalidad Igualmente, no basta con repetir indefinidamente que
religiosa. En efecto, prestar a la escritura un estatuto Dios y el hombre han muerto de una muerte conjunta. Lo
originario, ¿no es acaso una manera de retraducir en que debería hacerse es localizar el espacio que ha
términos trascendentales, por una parte, la afirmación quedado vacío con la desaparición del autor, seguir con
teológica de su carácter sagrado, y, por otra, la afir­ la mirada el reparto de lagunas y de fallas, y acechar los
mación crítica de su carácter creador? Admitir que la emplazamientos, las funciones libres que esta
escritura, en algún modo, por la misma historia que ha desaparición hace aparecer.
hecho posible, está sometida a la prueba del olvido y de Quisiera primeramente evocar en pocas palabras los
la represión, ¿acaso no es representar en términos problemas planteados por el uso del nombre de autor.
trascendentales el principio religioso del sentido oculto ¿Qué es un nombre de autor? ¿Y cómo funciona? No
(con la necesidad de interpretar) y el principio crítico de pretendo proponerles una solución, sino indicar tan sólo
las significaciones implícitas, de las determinaciones algunas de las dificultades que presenta.
silenciosas, de los contenidos oscuros (con la necesidad El nombre de autor es un nombre propio; plantea los
de comentar) ? Finalmente, pensar la escritura como mismos problemas que él. (Me refiero aquí, entre otros
ausencia, ¿acaso no es repetir simplemente en términos análisis, a los de Searle . ) No es posible hacer del nombre
trascendentales el principio religioso de la tradición a la propio, evidentemente, una referencia pura y simple . El
vez inalterable y nunca saturada, y el principio estético nombre propio (e igualmente el nombre de autor) tiene
28
¿Qué es un Autor? [ill Michel Foucault Oil
otras funciones además de las indicadoras . Es más que
una indicación, un gesto, un dedo apuntado hacia al­ indiferente el funcionamiento del nombre de autor. Y si
guien; en una cierta medida, es el equivalente de una se probara que Shakespeare escribió el Organon de
descripción. Cuando se dice «Aristóteles», se emplea una B acon sencillamente porque es el mismo autor quien
palabra que es el equivalente de una descripción o de escribió las obras de Bacon y las de Shakespeare, éste es
una serie de descripciones definidas, del tipo de : «el un tercer tipo de cambio que modifica enteramente el
autor de los Analíticos», o: «el fundador de la ontología», funcionamiento del nombre de autor. El nombre de autor
etc . Pero no p odemos quedarnos ahí; un nombre propio no es pues exactamente un nombre propio como los
no tiene pura y simplemente una significación; cuando se otros.
descubre que Rimbaud no ha escrito La Chasse Otros muchos hechos indican la singularidad paradójica
spirituelle, no puede pretenderse que este nombre del nombre de autor. No es en absoluto lo mismo decir
propio o este nombre de autor ha cambiado de sentido. que Pierre Dupont no existe que decir que Hmnero o
El nombre propio y el nombre de autor se encuentran Hermes Trimegisto no existieron; en un caso, quiere
situados entre estos dos polos de la descripción y de la decirse que nadie lleva el nombre de Pierre Dupont; en
designación; seguramente tienen un cierto vínculo con lo el otro, que varios han sido confundidos baj o un solo
que nombran, pero ni completamente baj o el modo de la nombre o que el autor verdadero no tiene ninguno de los
designación, ni completamente baj o el modo de la rasgos atribuidos tradicionalmente al personaj e de
descripción: vínculo específico. Sin embargo -y es ahí Homero o de Hermes. Tampoco es en absoluto lo mismo
donde aparecen las dificultades particulares del nombre decir que Pierre Dupont no es el verdadero nombre de X,
de autor-, el vínculo del nombre propio con el individuo sino J acques Durand, y decir que Stendhal se llamaba
nombrado y el vínculo del nombre de autor con lo que Henri Beyle. Podríamos también interrogarnos sobre el
nombra no son isomorfos y no funcionan de la misma sentido y el funcionamiento de una proposición como
manera. É stas son algunas de las diferencias . «Bourbaki es fulano, mengano, etc . » y «Victor Eremita,
Si me doy cuenta, por ej emplo, de que Pierre Dupont no Climacus, Anticlimacus, Frater Taciturnus, C onstantin
tiene los ojos azules, o no ha nacido en París, o no es Constantius s on Kierkegaard» .
médico, etc., a pesar de ello este nombre, Pierre Dupont E stas diferencias tienen que ver tal vez con el hecho
continuará refiriéndose siempre a la misma persona; el siguiente : un nombre de autor no es simplemente un
vínculo de designación no quedará modificado por ello. elemento en un discurso (que puede s er suj eto o
En cambio, los problemas planteados por el nombre de complemento, que puede ser sustituido por un
autor son mucho más complej os : si descubro que Sha­ pronombre, etc . ) ; ej erce un cierto papel respecto de los
kespeare no nació en la casa que hoy se visita, ésta es discursos: asegura una función clasificadora; un nombre
una modificación que, evidentemente, no alterará el determinado permite reagrupar un cierto número de
funcionamiento del nombre de autor; pero si se textos, delimitarlos, excluir algunos, oponerlos a otros.
de1nostrara que Shakespeare no escribió los Sonetos que Además, establece una relación de los textos entre ellos;
pasan por suyos, éste es un cambio de otro tipo: no dej a Hermes Trimegisto no existió, Hipócrates tampoco -en
29
¿Qué es un Autor? [ill Michel Foucault [ill
el sentido en el que podríamos decir que Balzac existe-,
pero que varios textos hayan sido colocados bajo un mis­ en una pared tiene un redactor, p ero no tiene autor. La
mo nombre indica que se establecía entre ellos una función autor es pues característica del modo de
relación de homogeneidad o de filiación, o de existencia, de circulación y de funcionamiento de ciertos
autentificación de unos por los otros, o de explicación discursos en el interior de una sociedad.
recíproca, o de utilización concomitante. Finalmente, el Ahora deberíamos analizar esta función «autor» . En
nombre de autor funciona para caracterizar un cierto nuestra cultura, ¿cómo se caracteriza un discurso que
modo de ser del discurso : para un discurso, el hecho de lleva la función autor? ¿En qué se opone a los otros
tener un nombre de autor, el hecho de que pueda decirse discursos? Creo que se pueden reconocer, si se considera
que « esto ha sido escrito por fulano» , o que «fulano es su solamente el autor de un libro o de un texto, cuatro
autor», indica que este discurso no es una palabra caracteres diferentes .
cotidiana, indiferente, uria palabra que se va, que flota y E n primer lugar, son obj etos d e apropiación; l a forma de
pasa, una palabra inmediatamente consumible, sino que propiedad que manifiestan es de un tipo bastante
se trata de una palabra que debe ser recibida de un particular; fue codificada hace ya un cierto número de
cierto modo y que debe recibir, en una cultura dada, un años . Hay que subrayar que esta propiedad fue segunda
cierto estatuto. históricamente respecto de lo que podríamos llamar la
Se llega asL finalmente, a la idea de que el nombre de apropiación penal. Los textos, los libros, los discursos
autor no va, como el nombre propio, del interior del empezaron realmente a tener autores (diferentes de
discurso al individuo real y exterior que lo ha producido, personaj es míticos, de grandes figuras sacralizadas y
sino que corre, en algún modo, en el límite de los textos, sacralizantes ) en la medida en que el autor podía ser
que los recorta, que sigue sus aristas, que manifiesta su castigado, es decir, en la medida en que los discursos
modo de ser o, p or lo menos, lo caracteriza. Manifiesta el p odían ser transgresivos . El discurso, en nuestra cultura
acontecimiento de un cierto conjunto de discursos, y se (y sin duda en muchas otras), no era, originalmente, un
refiere al estatuto de este discurso en el interior de una producto, una cosa, un bien; era esencialmente un acto
sociedad y en el interior de una cultura. El nombre de -un acto que estaba colocado en el campo bipolar de lo
autor no está situado en el estado civil de los hombres, sagrado y de lo profano, de lo lícito y de lo ilícito, de lo
tampoco está situado en la ficción de la obra, está religioso y de lo blasfematorio-. Fue históricamente un
situado en la ruptura que instaura un cierto grupo de gesto lleno de riesgos antes de ser un bien incluido en un
discursos y su modo de s er singular. Podría decirse, p or circuito de propiedades. Y cuando se instauró un
consiguiente, que hay en una civilización como la nuestra régimen de propiedad para los textos, cuando se
un cierto número de discursos que están provistos de la promulgaron unas reglas estrictas sobre los derechos de
función «autor» mientras que otros están desprovistos de autor, sobre . las relaciones autor-editor, s obre los
ella. Una carta privada puede tener un signatario, pero derechos de reproducción, etc . -es decir, a fines del
no tiene autor; un contrato puede tener un fiador, pero siglo XVIII y principios del XIX-, fue en ese momento
no tiene autor. Un texto anónimo que se lee por la calle cuando la posibilidad de transgresión que pertenecía al
30
¿Qué es un Autor? [ill Michel Foucault [ill
acto de escribir tomó cada vez más el cariz de un
imperativo propio de la literatura. Como si el auto� a teorema, una proposición, un efecto importante, una
partir del momento en el que fue colocado en el sistema propiedad, un cuerpo, un conjunto de elementos, un
de propiedad que caracteriza a nuestra so ciedad, síndrome patológico. Pero los discursos «literarios » no
compensara el estatuto que así recibía recuperando el pueden ser aceptados si no están dotados de la función
viej o campo bipolar del discurso, practicando autor: a todo texto de poesía o de ficción se le preguntará
sistemáticamente la transgresión, restaurando el peligro de dónde viene, quién lo ha escrito, en qué fecha, en qué
de una escritura a la que, por otro lado, se le circunstancias o a partir de qué proyecto . El sentido que
garantizaban los beneficios de la propiedad. se le concede, el estatuto o el valor que se le reconoce
Por otra parte, la función-autor no se ej erce de un modo dependen de cómo se responde a estas cuestiones . Y sL
universal y constante en todos los discursos. En nuestra como consecuencia de un accidente o de una voluntad
civilización, no han sido siempre los mismos textos los explícita del auto� nos llega un texto anónimo, enseguida
que han pedido recibir una atribución. Hubo un tiempo el juego es descubrir al autor. El anonimato literario no
en el que esos textos que hoy llamaríamos «literarios » nos es s oportable; sólo lo aceptamos en tanto que
(relatos, cuentos, epopeyas, tragedias, comedias) eran enigma. La función auto� en nuestros días, funciona de
recibidos, puestos en circulación, valorados sin que se pleno para las obras literarias . (Por supuesto, habría que
planteara la cuestión de su autor; su anonimato no matizar todo esto : la crítica, desde hace cierto tiempo, ha
presentaba dificultades, su antigüedad, verdadera o empezado a tratar a las obras según su género y su tipo,
supuesta, era una garantía suficiente . En cambio, los s egún elementos recurrentes que figuran en ellas, según
textos que hoy llamaríamos científicos, referidos a la sus variaciones propias respecto de una invariante que
cosmología y el cielo, la medicina y las enfermedades, las no es sino el creador individual. Iguahnente, si la
ciencias naturales o la geografía, no eran aceptados en la referencia al auto� en matemáticas, es poco más que un
Edad Media, y no tenían valor de verdad, si no estaban modo de nombrar unos teoremas o unos conjuntos de
marcados con el nombre de su autor. «Hipócrates dij o », proposiciones, en biología y en medicina, la indicación
«Plinio cuenta» no eran exactamente fórmulas de un del auto� y la fecha de su trabajo, juegan un papel
principio de autoridad; eran los índices con los que bastante diferente : no es simplemente un modo de
estaban marcados los discursos destinados a ser indicar la fuente, sino de dar un cierto índice de
aceptados como probados . Un quiasmo se produj o en el «fiabilidad» en relación con las técnicas y los obj etos de
siglo XVIt o en el XVIIt se empezaron a aceptar los experiencia utilizados en aquella época o en tal
discursos científicos por sí mismos, en el anonimato de laboratorio. )
una verdad establecida o siempre demostrable de nuevo; Tercer carácter d e esta función-autor. N o se forma
era su pertenencia a un conjunto sistemático la que los espontáneamente como la atribución de un discurso a un
garantizaba, y no la referencia al individuo que los había individuo. Es el resultado de una operación complej a que
producido. La función-autor se borra, el nombre del construye un cierto ente de razón que se llama el autor.
inventor no sirve, a lo sumo, sino para bautizar un Sin duda, s e intenta dar un estatuto realista a este ente
31
¿Qué es un Autor? OIJ Michel Foucault 1 20 1
de razón: sería, en el individuo, una instancia
«profunda», un poder «creador», un «proyecto», el lugar da cuatro criterios: si, entre varios libros atribuidos a un
originario de la escritura. Pero, de hecho, lo que en el auto� uno es inferior a los otros, hay que retirarlo de la
individuo es designado como autor (o lo que hace de un lista de sus obras (el autor queda entonces definido como
individuo un autor) no es más que la proyección, en unos un cierto nivel constante de valor) ; igualmente, si ciertos
términos más o menos psicologizantes, del tratamiento textos están en contradicción doctrinal con otras obras
que se impone a los textos, de las comparaciones que se de un autor ( el autor queda entonces definido como un
operan, de los rasgos que se establecen como perti­ cierto campo de coherencia conceptual o teórica); tam­
nentes, de las continuidades que se admiten, o de las bién es preciso excluir las obras que están escritas en un
exclusiones que se practican. Todas estas operaciones estilo diferente, con unas palabras y unos giros que
varían según las épocas, y los tipos de discurso . No se normalmente no se encuentran en la pluma del escritor
construye un «autor filosófico» como un «poeta»; y no se (es el autor como unidad estilística); finalmente, deben
construía el autor de una obra novelesca en el siglo XVIII considerarse como interpolados los textos que se remiten
como se hace en nuestros días . Sin embargo, se puede a acontecimientos o que citan p ersonajes p osteriores a la
hallar a través del tiempo una cierta invariante en las muerte del autor (el autor es entonces momento histórico
reglas de construcción del autor. definido y punto de encuentro de un cierto número de
Me parece, por ejemplo, que la manera como la crítica acontecimientos) . Ahora bien, la crítica literaria
literaria definió al autor durante largo tiempo -o mej or moderna, incluso cuando no se preocupa por la
dicho, construyó la forma-autor a partir de los textos y autentificación (lo cual es la regla general), no define al
los discursos existentes- deriva bastante directamente autor de modo muy diferente : el autor es lo que permite
de la manera como la tradición cristiana autentificó (o al explicar tanto la presencia de ciertos acontecimientos en
contrario rechazó) los textos de tos que disponía. En una obra como sus transformaciones, sus deformaciones,
otros términos, para « encontrar» al autor en la obra, la sus modificaciones diversas (y ello gracias a la biografia
crítica moderna usa esquemas bastante cercanos a la del auto� al establecimiento de su perspectiva individual,
exégesis cristiana cuando ésta quería demostrar el valor al análisis de su pertenencia s ocial o de su posición de
de un texto por la santidad del autor. En el De viribus clase, a la puesta al día de su proyecto fundamental) . El
illustribus, san Jerónimo explica que la homonimia no autor es igualmente el principio de una cierta unidad de
basta para identificar de modo legítimo a los autores de escritura -es obligado que todas las diferencias se re ­
varias obras : individuos diferentes pudieron llevar el duzcan al mínimo gracias a los principios de evolución,
mismo nombre, o uno pudo, de modo abusivo, usurpar el de maduración o de influencia. El autor es incluso lo que
patronímico de otro. El nombre como marca individual permite remontar las contradicciones que pueden
no es suficiente cuando se encara la tradición textual. desplegarse en una serie de textos : es preciso que exista
¿Cómo atribuir entonces varios discursos a un solo y -a un cierto nivel de su p ensamiento o de su deseo, de
mismo autor? ¿Cómo usar la función-autor para saber si su conciencia o de su inconsciente- un punto a partir
se está ante uno o ante varios individuos? San Jerónimo del cual las contradiccones se resuelven, los elementos
32
¿Qué es un Autor? l 21 1 Michel Foucault 1 22 1
incompatibles finalmente se encadenan unos a otros o se
organizan alrededor de una contradicción fundamental y misma escisión -en esa partición y en esa distancia-.
originaria. Finalmente, el autor es un cierto hogar de Se dirá, tal vez, que ésta es tan sólo una propiedad
expresión que, baj o fonnas más o menos acabadas, se singular del discurso novelesco o poético : un juego en el
manifiesta tanto, y con el mismo valor, en unas obras, en que no se comprometen más que estos «semi-discursos » .
unos borradores, en unas cartas, en unos fragmentos, De hecho, todos los discursos que están provistos d e la
etc . Los cuatro criterios de autenticidad de ; san Jerónimo función autor conllevan esta pluralidad de ego. El ego
(criterios que parecen bastante insuficientes para los que habla en el prefacio de un tratado de 1natemáticas -
exégetas de hoy) definen las cuatro modalidades según y que indica las circunstancias de su composición- no es
las cuales la crítica moderna usa la noción de autor. idéntico ni por su posición ni por su funcionamiento al
Pero la función autor no es en efecto una pura y simple que habla en el curso de una demostración y que aparece
reconstrucción hecha de segunda mano a partir de un b aj o la forma de un « concluyo » o «supongo» : en un caso
texto dado como un material inerte . El texto siempre el «yo» remite a un individuo sin equivalente que, en un
lleva en sí mismo un cierto número de signos que lugar y en un tiempo determinados, ha cumplido un
remiten al autor. Estos signos son bien conocidos por los cierto trabajo; en el segundo, el «yo» designa un plan y
gramáticos: son los pronombres personales, los un momento de demostración que cualquier individuo
adverbios de tiempo y de lugar, la conjugación de los puede ocupar, siempre que haya aceptado el siste1na de
verbos . Pero hay que subrayar que estos elementos no símbolos, el mismo juego de axiomas, el mismo conjunto
funcionan de la misma manera en los discursos provistos de demostraciones previas . Pero se podría señalar
de la función autor que en los discursos desprovistos de . también un tercer ego. En el mismo tratado; aquel que
ella. En estos últimos, estos «conmutadores» habla para decir el sentido del trabajo, los obstáculos
[embrayeurs] remiten al suj eto real y a las coordenadas encontrados, los resultados obtenidos, los problemas que
espacio-temporales de su discurso (aunque puedan todavía se plantean; este ego se sitúa en el campo de los
producirse algunas modificaciones : como por ejemplo en discursos matemáticos ya existentes o aún por venir. La
los discursos en primera pers ona) . En cambio, en los función autor no está asegurada por uno de estos ego (el
primeros, su papel es más complej o y variable . Es bien primero) a expensas de los dos otros, que entonces no
sabido que en una novela que se presenta como el relato s erían más que un desdoblamiento ficticio. Hay que decir
de un narrador, el pronombre de primera - persona, el al contrario que, en esos discursos, la función autor fun­
presente indicativo, los signos de localización no remiten ciona de tal modo que da lugar a la dispersión de estos
nunca exactamente al escritor, ni al momento en el que tres ego simultáneos.
escribe ni al gesto mismo de su escritura; sino a un alter Sin duda el análisis podría reconocer algunos otros
ego cuya distancia con el es critor puede ser más o menos rasgos característicos de la función-autor. Pero hoy me
grande y variar en el curso mismode la obra. Sería tan limitaré a los cuatro que acabo de evocar, porque me
falso buscar al autor del lado del escritor real como del parecen a la vez los más visibles y los más importantes .
lado del locutor ficticio; la función autor se efectúa en la Los resumiré de este modo : la función autor está
33
¿Qué es un Autor? l 23 1 Michel Foucault [ill
vinculada al sistema jurídico e institucional que rodea,
determina y articula el universo de los discursos; no se con los autores de textos religiosos canónicos, ni con los
ejerce uniformemente y del mismo modo sobre todos los fundadores de ciencias . Les llamaremos, de un modo un
discursos, en todas las épocas y en todas las formas de poco arbitrario, «fundadores de discursividad» .
civilización; no se define por la atribución espontánea de Estos autores tienen esta p articularidad de que no son
un discurso a su producto� sino por una serie de s olamente autores de sus obras, de sus libros . Han
operaciones específicas y complej as; no remite pura y producido algo de más : la posibilidad y la regla de
simplemente a un individuo real, puede dar lugar formación de otros textos . En este sentido, son bastante
simultáneamente a varios ego, a varias posiciones-suj eto diferentes, por ejemplo, de un autor de novelas, que en el
que clases diferentes de individuos pueden ocupar. fondo nunca es más que el autor de su propio texto.
Pero me doy cuenta de que hasta ahora he limitado mi Freud no es simplemente el autor de la Traumdeuntung
_ tema de un modo injustificable. De seguro, debería o del Chiste y su relación con lo inconsciente; Marx no es
haberse hablado de lo que es la función autor en la simplemente el autor del Manifiesto o del Capital:
pintura, en la música, en las técnicas, etc. Con todo, establecieron una p osibilidad indefinida de discursos.
incluso suponiendo que nos mantengamos, como quisiera Evidentemente, hay una obj eción fácil. No es verdad que
que así fuera esta tarde, en el mundo de los discursos, el autor de una novela no sea más que el autor de su
creo haber dado al término « autor» un sentido con propio texto; en un sentido, también él, siempre que sea,
mucho demasiado estrecho. Me he limitado al autor como suele decirse, un poco «importante», rige y dirige
entendido como autor de un texto, de un libro o de una algo más . Tomando un ej emplo muy sencillo, puede
obra cuya producción se le puede atribuir legítimamente. decirse que Ann Radcliffe no sólo ha escrito Las visiones
Ahora bien, resulta fácil ver que, en el orden del del castillo de los Pirineos y un cierto número de otras
discurso, se puede ser el autor de otras cosas además de novelas, también hizo posible las novelas de terror a
un libro -de una teoría, de una tradición, de una principios del siglo XIX, y, en esta medida, su función de
disciplina en el interior de la cual otros libros y otros autor excede su misma obra. Sólo que, a esta obj ección,
autores podrán ocupar a su vez un lugar-. En una creo que se puede responder: lo que hacen posible estos
palabra diría que estos autores se encuentran en una instauradores de discursividad (tomo como ejemplo a
posición «transdiscursiva» . Marx y a Freud, porque creo que son a lavez los primeros
E s un fenómeno constante -seguramente tan viej o como y los más importantes), lo que hacen posible, es algo
nuestra civilización-. Homero y Aristóteles, los Padres completamente diferente de lo que hace p osible un autor
de la Iglesia jugaron este papel; pero también los de novela. Los textos de Ann Radcliffe abrieron el campo
primeros matemáticos y quienes estuvieron en el origen a un cierto número de semej anzas y de analogías que
de la tradición hipocrática. Pero me parece que, en el tienen por modelo o principio su propia obra. Esta
curso del siglo XIX en Europa, se ha visto aparecer unos contiene unos signos característicos, unas figuras, unas
tipos de autor bastante singulares y que no deberían relaciones, unas estructuras que pudieron ser
confundirse ni con los «grandes» autores literarios, ni reutilizadas por otros. Decir que Ann Radcliffe fundó la
34
¿Qué es un Autor? [3I] Michel Foucault [ill
novela de terror quiere decir en definitiva: en la novela
de terror del siglo XIX, encontraremos, como en Ann es muy diferente de sus análisis estructurales. Así pues,
Radcliffe, el tema de la heroína atrapada en la trampa de la instauración de discursividad parece ser del mismo
su propia inocencia, la figura del castillo se creto que tipo, a primera vista en todo caso, que la fundación de no
funciona como una contra-ciudad, el personaje del héroe importa qué cientificidad. Sin embargo, creo que hay una
negro, maldito, consagrado a hacer_ expiar al mundo el diferencia, y una diferencia notable . En efecto, en el caso
mal que se le ha hecho, etc. En cambio, cuando hablo de de una cientificidad, el acto que la funda está al mismo
Marx o de Freud como «instauradores de discursividad», nivel que sus transformaciones futuras; en algún modo,
quiero decir que no sólo han hecho posibles un cierto forma parte del conjunto de las modificaciones que
número de analogías, han hecho posibles (y en igual posibilita. Evidentemente, esta pertenencia puede
medida) un cierto número de diferencias . Abrieron el adoptar diversas formas . El acto de fundación de una
espacio a algo diferente de ellos, que sin embargo cientificidad puede aparecer, en el curso de las
pertenece a lo que fundaron. Decir que Freud fundó el transformaciones ulteriores de esta ciencia, como un
psicoanálisis no quiere decir (no quiere decir mero caso particular de un conjunto mucho más general
simplemente) que el concepto de libido o la técnica de que entonces se descubre . Puede aparecer también
análisis de los sueños se encuentra también en Abraham contaminado por la intuición y la empiricidad; será
o Melanie Klein, quiere decir que Freud hizo posibles un preciso entonces formalizarlo de nuevo y hacerlo objeto
cierto número de diferencias respecto de sus textos, de de una serie de operaciones teóricas suplementarias que
sus conceptos, de sus hipótesis, que pertenecen todas al lo fundamenten más rigurosamente, etc . Finalmente,
discurso psicoanalítico mismo. puede aparecer como una generalización apresurada que
En este punto, pienso, surge una nueva dificultad, o por hay que limitar, y cuyo dominio restringido de validez
lo menos un nuevo problema: en definitiva, ¿no es éste el debe ser redibuj ado. Dicho de otro modo, él acto de
caso de todo fundador de ciencia, o de todo autor que, en fundación de una cientificidad siempre puede ser reintro­
una ciencia, introduj o una transformación que pueda ducido en el interior de la maquinaria de las
llamarse fecunda? Al fin y al cabo, Galileo no sólo hizo transformaciones que de él derivan.
posibles a aquellos que repitieron tras él las leyes que Ahora bien, creo que la instauración de una discursividad
había formulado, también hizo posibles enunciados muy es heterogénea a sus transformaciones exteriores.
diferentes de los que él mismo había dicho. Si Cuvier es Desplegar un tipo de discursividad como el psicoanálisis
el fundador de la biología, o Saussure el de la lingüística, tal como fue instaurado por Freud no es darle una
no es porque hayan sido imitados, no es porque se haya generalidad formal que no podía tener al principio, es
retomado, aquí y allí, el concepto de organismo o el de simplemente abrirle un cierto número de p osibilidades
signo, es porque Cuvier hizo posible en una cierta de aplicación. Limitarlo es, en realidad, tratar de aislar
medida esa teoría de la evolución que, · término a tér­ en el acto instaurador un número eventualmente
mino, se oponía a su propio fijismo; es en la medida en restringido de proposiciones o enunciados, únicamente a
que Saussure hizo posible una gramática generativa que los cuales se les reconoce valor fundador y en relación a
35
¿Qué es un Autor? [ill Michel Foucault 1 28 1
los cuales tales conceptos o teorías admitidos por Freud
podrán ser considerados como derivados, segundos, que Choms� en su libro sobre la gramática cartesiana,
accesorios . Finalmente, en la obra de estos redescubrió una cierta figura del saber que va de
instauradores, no se reconocen determinadas Cordemoy a Humboldt: no podía constituirse, es cierto,
proposiciones como falsas, sino que, cuando se intenta más que a partir de la gramática generativa, ya que es
captar este acto de instauración, se apartan simplemente esta última la que detenta la ley de su cons trucción; en
los enunciados que no son pertinentes, sea p orque se los · realidad, se trata de una codificación retrospectiva de la
considera inesenciales, sea porque se los considera como mirada histórica. Por «reactualización» entiendo una
«prehistóricos» y pertenecientes a otro tipo de cosa diferente : la reinserción de un discurso en un
discursividad. dominio de generalización, de aplicación o de
Dicho de otro modo, a diferencia de la fundación de una transformación que es nuevo para él. Y en este sentido,
ciencia, la instauración discursiva no forma parte de sus la historia de las matemáticas es rica en tales fenómenos
transformaciones ulteriores, sino que permanece (remito aquí al estudio que Michel S erres ha consagrado
necesariamente retirada o sobrevolándolas [en a las anamnesis matemáticas) . Por «retomo a», ¿qué hay
surplomb]. La consecuencia es que se define la validez que entender? Creo que se puede designar de este modo
teórica de una proposición por la relación con la obra de un movimiento que tiene su especificidad propia y que
estos instauradores -mientras que, en el caso de Galileo caracteriza precisamente las instauraciones de
y de N ewton, es en relación a lo que son, en su discursividad. En efecto, para que haya retomo es pre ­
estructura y su normatividad intrínsecas, la física o la ciso, primero, que haya habido olvido, no un olvido
cosmología como puede afirmarse la validez de sus accidental, no un ocultamiento debido a alguna
proposiciones-. Hablando de un_ modo muy incomprensión, sino olvido esencial y constitutivo. En
esquemático : la obra de estos instauradores no se sitúa efecto, el acto de instauración es tat en su misma
en relación a la ciencia y el espacio que ésta dibuj a; sino esencia, que no puede no ser olvidado. Lo que lo
que es la ciencia o la discursividad la que se remite a su manifiesta, lo que deriva de ét es a la vez lo que
obra como a unas coordenadas primeras . establece el desvío y lo que lo traviste. Es preciso que
Se comprenderá así que nos encontremos, como una este olvido no accidental sea asumido [investi] en unas
necesidad inevitable en esas discursividades, con la operaciones precisas .que se pueden situar, analizar, y
exigencia de un «retomo al origen» . [Aquí también hay reducir mediante el retomo mismo a ese acto
que distinguir estos «retornos a . . . » de los fenómenos de instaurador. El cerroj o del olvido no ha sido sobreañadido
«redescubrimiento» y de «reactualización» que se desde el exterior, forma p arte de la discursividad en
producen frecuentemente en las ciencias . Por cuestión, es ésta la que le da su ley; la instauración
«redescubrimiento» entiendo los efectos de analogía e discursiva así olvidada es a la vez la razón de ser del
isomorfismo que, a partir de las formas actuales del cerroj o y la llave que p ermite abrirlo, de modo que el
saber, hacen de nuevo perceptible una figura que se olvido y el impedimento del retorno mismo no pueden
había enturbiado o había desaparecido. Diré por ej emplo cesar más que p or el retomo. Además, este retomo se
36
¿Qué es un Autor? l z9 1 Michel Foucault [ill
dirige a lo que está presente en el texto, más
precisamente, se regresa al texto mismo, al texto en su de este auto0 por lo que hay que volver a él. No hay
desnudez, y, a la vez, sin embargo, se regresa a lo que ninguna posibilidad de que el redescubrimiento de un
está marcado en hueco, en ausencia, como laguna en el texto desconocido de N ewton o de C antor modifique la
texto. Se regresa a un cierto vacío que el olvido ha cosmología clásica o la teoría de los conjuntos, tal como
esquivado o enmascarado, que ha recubierto con una fueron desarrolladas (a lo sumo, esa exhumación puede
falsa o una mala plenitud y el retomo debe redescubrir modificar el conocimiento histórico que tenemos de su
esta laguna y esa carencia [man que]; de ahí el juego génesis) . En cambio, la reposición de una obra como el
perpetuo que Proyecto de Freud -y en la medida misma en que se
caracteriza a esos retornos a la instauración discursiva­ trata de un texto de Freud- siempre puede modifica0 no
juego que consiste en decir por una parte : esto ya estaba el conocimiento histórico del psicoanálisis, sino su campo
allí, bastaba con lee0 todo se encuentra allí, hacía falta teórico -ni que sea desplazando su acentuación o su
que los oj os estuvieran bien cenados y los oídos bien centro de gravedad-. Mediante tales recursos, que
tapados para que no fuera visto ni oído; e, inversamente : forman parte de su misma trama, los campos discursivos
no, esto no está ni en esta palabra ni en aquella, ninguna de los que hablo conllevan respecto de su autor
de las palabras visibles y legibles dice lo que ahora está «fundamental» y mediato una relación que no es idéntica
en cuestión, se trata más bien de lo que se dice a través a la relación que un texto cualquiera mantiene con su
de las palabras, en su espaciamiento, en la distancia que autor inmediato. ]
las separa-. ] De donde se concluye naturalmente que Lo que acabo de esbozar a propósito d e estas
ese retomo forma parte del discurso mismo, no dej a de «instauraciones . discursivas» es, por supuesto, muy
modificarlo, que el retomo al texto no es un suplemento esquemático. En particula0 la oposición que he intentado
histórico que se añadiría a la discursividad misma y la trazar entre esa instauración y la fundación científica. N o
doblaría con un ornamento que, después de todo, no es siempre es fácil decidir si estamos ante una o la otra: y
esencial; es un trabaj o efectivo y necesario de nada prueba que una y otra sean procedimiento exclusi­
transformación de la discursividad misma. El reexamen vos . He intentado esta distinción con un único fin:
del texto de Galileo es posible que cambie el mostrar queesta función-autor, complej a de p or sí cuando
conocimiento que tenemos de la historia de la mecánica, se intenta determinar al nivel de un libro o de una serie
pero nunca cambiará la mecánica misma. En cambio, el de textos que llevan una firma definida, conlleva aún
reexamen de los textos de Freud modifica el psicoanálisis nuevas determinaciones cuando se intenta analizar en
mismo y los de Marx el marxismo. [Ahora bien, para conjuntos más vastos -como grupos de obras o
caracterizar estos retornos, hay que añadir un último disciplinas enteras .
carácter: se llevan a cabo -alrededor de una costura [Lamento mucho no haber podido aportar al debate que
enigmática de la obra y el autor. En efecto, es en tanto va a tener lugar ahora ninguna propuesta positiva: a lo
que texto del autor y de este autor preciso que el texto sumo unas direc ciones para un trabaj o posible, unos
tiene valor instaurado0 y es por ello, porque es un texto caminos de análisis . Pero al 1nenos debo decirles, en
37
¿Qué es un Autor? [ill Michel Foucault [ill
p ocas palabras, para termina� las razones p or las que
concedo a este asunto una cierta importancia. ] fundador del suj eto . Pero tal vez debería volverse sobre
Un análisis semej ante, s i se desarrollara, serviría de esta suspensión, y no para restaurar el tema del suj eto
introducción tal vez para una tipología de los discursos . originario, sino para captar los puntos de inserción, los
En efecto, me parece que, al menos a primera vista, un modos de funcionamiento y las dependencias del suj eto .
tipología semej ante no podría estar construida solamente Se trata de darle la vuelta al problema tradicional. Dej ar
a partir de los caracteres gramaticales de los discursos, de plantear la pregunta : ¿cómo la libertad de un suj eto
de sus estructuras formales, o incluso de sus obj etos; puede insertarse en e� espesor de las cosas y darles un
existen sin duda propiedades o relaciones propiamente sentido, cómo puede anima� desde el interio� las reglas
discursivas (tan irreductibles a las reglas de la gramática de un lenguaj e y realizar así los objetivos [visées] que le
y de la lógica como a las leyes del obj eto), y es a ellas a son propios? Y en su luga� plantear estas preguntas :
las que hay que dirigirse para distinguir las grandes ¿cómo, según qué condiciones y baj o qué formas algo
categorías del discurso . La relación (o la no-relación) con como un sujeto puede aparecer en el orden del discurso?
un autor y las diferentes formas de esta relación ¿Qué lugar puede ocupar en cada tipo de discursos, qué
constituyen -y de un modo bastante visible- una de sus funciones ej erce� y obedeciendo a qué reglas? En una
propiedades discursivas . palabra, se trata de quitarle al suj eto (o a su sustituto) su
Por otra parte creo que de este modo se podría encontrar papel de fundamento originario, y analizarlo como una
una introducción al análisis histórico de los discursos . Tal función variable y complej a del discurso.
vez sea hora de estudiar los discursos no sólo en su valor [El autor -o lo que he tratado de describir como la
expresivo o sus transformaciones formales, · sino en las función-autor- sin duda no es más que una de las
modalidades de su existencia: los modos de circulación, especificaciones posibles de la función-suj eto.
de valoración, de atribución, de apropiación de los ¿Especificación posible, o necesaria? Teniendo en cuenta
discursos varían con cada cultura y se modifican en el las modificaciones históricas que han tenido luga� no
interior de cada una; la manera como se articulan en las parece indispensable, ni mucho menos, que la función­
relaciones sociales se descifra de modo, creo, más autor permanezca constante en su forma, en su
directo en el juego de la función-autor y en sus complejidad, e incluso en su existencia. Es p osible
modificaciones que en los temas o los conceptos que se imaginar una cultura en la que los discursos circularan y
emplean. fueran recibidos sin que la función-autor apareciera
Igualmente, ¿acaso no podrían reexaminarse los nunca. ]* Todos los discursos, cualquiera que fuera su es-
privilegios del suj eto, a partir de análisis de este tipo? Ya
* Variante: «Pero existen también tmas razones que dependen del estatuto
sé que al emprender el análisis interno y arquitectónico
"ideológico" del autor. La pregunta se convierte entonces en: ¿cómo conjmar el
de una obra (se trate de un texto literario, de un sistema gran liesgo, el gran peligro mediante el que l a ficción amenaza a nuestro mundo?
filosófico, o de una obra científica), al poner entre La respuesta es que puede cm1iurarse a través del autor. El autor hace posible una
paréntesis las referencias biográficas o psicológicas, ya limitación de la proliferación cancedgena, peligrosa, de las significaciones en un
queda puesto en cuestión el carácter absoluto y el papel Immdo donde no sólo se economizan los recursos y riquezas sino también sus

38 propios discursos y sus significaciones. El autor es el principio de economia en la


¿Qué es un Autor? []IJ Michel Foucault CE]
tatuto, su forma, su valo� y cualquiera que fuera el
tratamiento al que se les somete, se desarrollarian en el modos de existencia de este discurso? ¿Cómo se
anonimato de un murmullo. Ya no se escucharian las sostiene, cómo puede circular, quién puede apropiárselo?
preguntas repetidas [ressassées] durante largo tiempo: ¿Cuáles son los emplazamientos que en 6 1 se disponen
«¿Quién ha hablado realmente? ¿Seguro que es él y para unos suj etos posibles? ¿Quién puede cumplir estas
ningún otro? ¿Con qué autenticidad, o qué originalidad? diversas funciones de suj eto?». Y, detrás de todas estas
¿Y qué ha expresado de lo más profundo de sí mismo en preguntas, casi no se escucharia sino el ruido de una
su discurso?». Sino otras como éstas : « ¿Cuáles son los indiferencia: « ¿Qué importa quién habla?» .
]. Wahl: Agradezco a Michel Foucault las palabras que
proliferación del sentido. Por consiguiente, debemos proceder al denocamiento nos ha dirigido, y que merecen un debate . A continuación
de la idea tradicional de autor. Estarnos acoshm1brados a decir, lo hemos voy a dar la palabra a quien quiera tomarla.
examinado ar1tes, que el autor es la instancia creadora de la que brota una obra en
]. d•ormesson: En la tesis de Michel Foucault, la única
la que se deposita, con una infinita riqueza y generosidad, un mundo inagotable
cosa que no comprendí bien y en la que todo el mundo,
de significaciones. Estar11os acostumbrados a pensar· que el autor es tan diferente
a todos los demás hombres, hasta tal punto trascendente a todos los lenguajes,
incluso la prensa s eria, hacía hincapié, es el fin del
que a pariir del momento en el que habla el sentido prolifera y prolifera hombre . E sta vez, Michel Foucault ha atacado el eslabón
indefinidarnente. más débil de la cadena: ha atacado, no ya al hmnbre, sino
La verdad es completarnente diferente: el autor no es una fuente indefinida de al autor. Y me es fácil de comprender lo que, en los
significaciones que se coh11arían en la obra, el autor no precede a las obras. acontecimientos culturales de los últimos cincuenta años,
Existe un cietio principio funcional mediante el que, en nuestra cultura, se ha podido conducirle a estas consideraciones : «La poesía
delimita, se excluye, se selecciona: en una palabra, el principio mediar1te el que debe ser hecha por todos», «ello habla», etc . Me
se obstaculiza la libre circulación, la libre manipulación, la libre composición,
planteaba un cierto número de preguntas : me decía que,
descomposición, recomposición de la ficción. Si estar11os acostumbrados a
a pesar de todo, hay autores en filosofía y en literatura.
presentar· al autor como genio, como surginüento perpett1o de novedad, es porque
en realidad lo hacemos funcionar· de un modo exactarnente inverso. Diremos que
Podrian darse muchos ej emplos, me parece, en literatura
el autor es una producción ideológica en la medida en que tenemos lm y en filosofía, de autores que son puntos de
representación invertida de su función histórica real. El autor es pues la figura convergencia. Los posicionamientos políticos también
ideológica mediante la que se conjura la proliferación del sentido. son cosa del autor y podrian ponerse en relación con su
Al decir esto, par·ece que esté reclarnando una fom1a de cultura en la que la fic ­ filosofía.
ción no estuviera rarificada por la figma del autor. Pero sería puro romar1ticismo Pues bien, he quedado completamente tranquilo, porque
imaginar· wm cultma en la que la ficción circulara en estado absolutarnente libre,
tengo la impresión de que por una especie de
a disposición de cada cual, y se desar1·ollar·a sin atribución a w1a figma necesaria
prestidigitación, extremadamente brillante, lo que
o coactiva. Desde el siglo XVIII, el autor ha jugado el papel de regulador de la
ficción, papel car·acterístico de la era industrial y burguesa, de individualismo y
Michel Foucault le ha quitado al autor, es decir su obra,
propiedad privada. Sin embar·go, habida cuenta de las modificaciones históricas se lo ha devuelto con intereses, con el nombre de ins -
en cmso, no hay ninguna necesidad de que la fi.mción-autor pennar1ezca
constante en su fonna, en su complejidad o en su existencia. En este momento polisémicos funcionar de nuevo según otro modo, pero siempre según w1 sistema
preciso en el que nuestra sociedad está en proceso de carnbio, la función-autor va coactivo, que ya no será el del autor, pero que queda aún por detenninar·, o tal vez
a desaparecer de lm modo que pem1itirá una vez más a la ficción y a sus textos 39
por experimentar».
¿Qué es un Autor? 1 3s l Michel Foucault [ill
taurador de discursividad, ya que no sólo le devuelve su
obra sino también la de los otros . del estructuralismo no genético, que especialmente
abarca los nombres de Lévi-Strauss, Roland Barthes,
L. Goldmann: Entre los teóricos destacados de una Althusser, Derrida, etc .
escuela que ocupa un lugar importante en el Al problema particularmente importante planteado por
pensamiento contemporáneo y que se caracteriza por la Michel Foucault: « ¿Quién habla?», pienso que hay que
negación del hombre en general � a partir de ahí, del añadirle un segundo: « ¿Qué dice? » .
sujeto en todos sus aspectos, y también del autor, Michel « ¿Quién habla?» A l a luz d e las ciencias humanas
Foucault que no ha formulado explícitamente esta última contemporáneas, la idea de individuo en tanto que autor
negación pero que la ha sugerido a lo largo de toda su último de un texto, y esp ecialmente de un texto
exposición que terminaba con la perspectiva de la importante y significativo, aparece c ada vez menos
supresión del autor, es ciertamente una de las figuras defendible. Desde hace un cierto número de años, toda
más interesantes y más difíciles de combatir y criticar. una serie de análisis concretos han mostrado
Porque en Michel Foucault se dan a la vez una posición efectivamente que, sin negar ni el suj eto ni el hombre, se
filosófica fundamentalmente anticientífica unida a un está obligado a sustituir el suj eto individual por un suj eto
destacable trabaj o de historiador, y me parece altamente colectivo o transindividual. Mis propios trabajos me han
probable que, gracias a un cierto número de análisis, su llevado a mostrar que Racine no es el solo, el único, el
obra marcará una etapa importante en el desarrollo de la verdadero autor de las tragedias racinianas, sino que
historia científica de la ciencia e incluso de la realidad éstas nacen en el interior del desarrollo de un conjunto
sociEll. estructurado de categorías mentales que era obra
Así pues, mi intervención de hoy se ubicará en el plano colectiva, lo que me ha llevado a señalar como «autor»
de su pensamiento propiamente filosófico, y no en el de de estas tragedias, en última instancia, a la nobleza de
sus análisis concretos . toga, al grupo j ansenista � en el interior de éste, a Raci­
Permítaseme, sin embargo, antes de abordar las tres ne en tanto que individuo particularmente importante .
partes de la exposición de Michel Foucault, referirme a la Cuando se plantea el problema: « ¿Quién habla?», hoy en
intervención que acaba de tener lugar para decir que las ciencias humanas hay por lo menos dos respuestas,
estoy absolutamente de acuerdo con el participante en el que, aunque oponiéndos e rigurosamente una a la otra,
hecho de que Michel Foucault no es el autor, y rechazan ambas la idea tradicionalmente admitida del
ciertamente tampoco el instaurador de lo que acaba de suj eto individual. La primera, que llamaré
decirnos. Porque la negación del suj eto es hoy la idea estructuralismo no genético, niega el suj eto al que
central de todo un grupo de pensadores, o más sustituye por las estructuras (lingüísticas, mentales,
exactamente de toda una corriente filosófica. Y aunque, sociales, etc . ) y no dej a a los hombres y a su
en el interior de esta corriente, Foucault ocupe un lugar comportamiento más que el lugar de un papet de una
particularmente original y brillante, debe ser integrado función en el interior de estas estructuras que consti­
sin embargo en lo que se podría llamar escuela francesa tuyen el punto final de la investigación o de la
40
es un Autor? 1 37 1 Michel Foucault 1 38 1
explicación.
En el extremo opuesto, el estructuralismo genético dificultades análogas . Volvamos sin embargo a la obra:
también rechaza, en la dimensión histórica y en la sus límites, como las de todo hecho humano, se definen
dimensión cultural de la que forma parte, el suj eto por el hecho de que constituye una estructura
individual; no suprime sin embargo la idea de suj eto con significativa fundada sobre la existencia de una
ello, sino que sustituye el suj eto individual por el suj eto estructura mental coherente elaborada por un suj eto
transindividual. En cuanto a las estructuras, en lugar de colectivo. A partir de ahí, puede ocurrir que se esté
presentarlas como realidades autónomas y más o menos obligado a elimina� para delimitar esta estructura,
últimas, no son desde esta perspectiva más que una algunos textos publicados o a integrar, por el contrario,
propiedad universal de toda praxis y de toda realidad ciertos textos inéditos; finalmente, es obvio que se puede
humana. N o hay hecho humano que no esté justificar fácilmente la exclusión de la cuenta de la
estructurado, ni estructura que no sea significativa; es lavandería. Debo añadir que, desde esta perspectiva, la
decir que, en tanto cualidad del psiquismo y del puesta en relación de la estructura coherente con su
comportamiento humano, no cumpla una función. En una funcionalidad respecto de un suj eto transindividual o -
palabra, tres tesis centrales en esta posición: hay un para emplear un lenguaj e menos abstracto- la puesta en
sujeto; en la dimensión histórica y cultural, este suj eto es relación de la interpretación con la explicación, cobra
siempre transindividual; toda actividad psíquica y todo una importancia particular.
cmnportamiento del suj eto están siempre estructurados y Sólo un .ej emplo: en el curso de mis investigaciones, topé
son siempre significativos, es decir funcionales. con el problema de saber en qué medida Les
Debo añadir que, yo también, he encontrado una Provinciales y las Pensées de Pascal pueden ser
dificultad planteada por Michel Foucault: la de la consideradas como una obra y, después de un análisis
definición de obra. Es en efecto difícil, por no decir atento, llegué a la conclusión de que no es así y que se
imposible, definirla respecto de un sujeto individual. trata de dos obras que tienen dos autores diferentes . Por
Como ha dicho Foucault ya se trate de Nietzsche o de una parte, Pascal con el grupo Arnauld-Nicole y los
. Kant, de Racine o de Pascal, ¿dónde acaba el concepto j ansenistas moderados para Les Provinciales; por otra
de obra? ¿Huy que detenerse en los textos publicados? parte, Pascal con el grupo de j ansenistas extremistas
¿Hay que incluir todos los papeles no publicados hasta para las Pensées. Dos autores diferentes, que tienen un
las cuentas de la lavandería? sector parcial común: el individuo Pascal y tal vez
Si se plantea este problema desde la perspectiva del algunos otros j ansenistas que siguieron la misn1a
estructuralismo genético, se obtiene una respuesta que evolución.
vale no tan sólo para las obras culturales sino también Otro problema planteado por Michel Foucault en su
para cualquier hecho humano e histórico. ¿Qué es la exposición es el de la escritura. Creo que hay que dar un
Revolución francesa? ¿Cuáles son los estadios nombre a esta discusión, porque presumo que todos
fundamentales de la historia de las sociedades y de las nosotros hemos pensado en Derrida y su sistema.
culturas capitalistas occidentales? La pregunta plantea Sabemos que Derrida intenta -apuesta que me parece
41
¿Qué es un Autor? [ill Michel Foucault [ill
paradójica- elaborar una filosofía de la escritura, al
tiempo que niega el suj eto. Y es tanto más curioso en la hombre -explícitamente para Marx y Freud,
medida en que suconcepto de escritura está muy implícitamente para Durkheim- suponen la unión
próximo, además, al concepto dialéctico de praxis . Un estrecha entre las constataciones y las valoraciones, el
ejemplo entre otros muchos : no puedo estar conocimiento y la toma de p osición, la teoría y la praxis,
de acuerdo con él cuando dice que la escritura dej a obviamente sin abandonar por ello el rigor teórico . C on
huellas que acaban por borrarse; e s l a propiedad de toda FoucaultJ pienso también que muy a menudo,
praxis, ya se trate de la construcción de un templo que especialmente ho� la reflexión s obre Marx, Freud e
desaparecerá al cabo de varios siglos o milenios, del incluso Durkheim se presenta baj o la forma de un
trazado de una carretera, de la modificación retomo a las fuentes, porque se trata de un retomo a un
de su trayecto o, más prosaicamente, de la fabricación de pensamiento filosófico, contra las tendencias p ositivistas
un par de salchichas que a continuación se comen. Pero que quieren que las ciencias del hombre se hagan según
creo, como Foucault, que hay que preguntar: «¿Quién el modelo de las ciencias de la naturaleza. Habría que
crea las huellas? ¿Quién escribe?». distinguir además lo que es retomo auténtico de lo que}
Como no tengo que hacer ninguna observación a la baj o la forma de un pretendido retomo a las fuentes, es
segunda parte de su exposición, con la que estoy en en realidad una tentativa de asimilar a Marx y Freud con
general de acuerdo, paso a la tercera. el positivismo y el estructuralismo no genético
Me parece que, también ahL la mayor parte de los contemporáneo, que les son completa mente extraños.
problemas planteados encuentran su respuesta desde la Desde esta p erspectiva} quisiera terminar mi
perspectiva del suj eto transindividual. Me detendré en intervención mencionando la frase que se ha hecho
uno solo : Foucault ha hecho una distinción justificada célebre, escrita en el mes de mayo por un estudiante en
entre lo que llama los «instauradores» de una nueva la pizarra de una sala de la S orbonaJ y que me parece
metodología científica y los creadores . El problema es que expresa lo esencial de la crítica a la vez filosófica y
real, pero, en lugar de dej arlo con el carácter científica del estructuralismo no genético : «Las
relativamente complej o y oscuro que ha tomado eh su estructuras no baj an a la calle»} es decir: nunca son las
exposición, ¿no puede encontrarse el fundamento estructuras las que hacen historia, sino los hombres,
epistemológico y s ociológico de esta oposición en la aunque su acción tenga siempre un caracter
distinción, corriente en el pensamiento dialéctico estructurado y significativo.
moderno y especialmente en la escuela lukacsiana, entre
las ciencias de la naturaleza, relativamente autónomas M. Foucault: Voy a intentar responder. La primera cosa
en tanto que estructuras científicas, y las ciencias que diré es que j am-ás} por mi parte, he empleado la
humanas} que no pueden ser positivas sin ser filosóficas? palabra estructura. Búsquenla en Les Mots et les choses,
N o es ciertamente or azar que Foucault ha opuesto no la encontrarán. Entonces, rogaría que se me ahorren
Marx} Freud � en cierta medida, Durkheim a Galileo y todas las comodidades sobre el e structuralismo o que se
los creadores de la física mecánica . Las ciencias del tomen la molestia de justificarlas . Además : yo no he
42
¿ Qué es un Autor? 8I] Michel Foucault [ill
dicho que el autor no existía; no lo he dicho y me
sorprende que mi discurso haya podido · prestarse a un lo mismo con la noción de autor. Ahorré1nonos pues las
contrasentido como ése. Volvamos un poco sobre todo lágrimas .
ello. Otra observación. Se ha dicho que yo tomaba el punto de
He hablado de una cierta temática que puede vista de la no-cientificidad. Ciertamente, yo no pretendo
encontrarse tanto (n las obras como en la crítica y que haber hecho aquí obra científica, pero me gustaría saber
es, si ustedes quieren: el autor debe borrarse o ser de qué instancia me viene ese reproche .
borrado en beneficio de unas formas propias a los
discursos . Entendido esto, la cuestión que me he M de Gandillac: Escuchándole me he preguntado cuál
planteado era ésta: ¿qué es lo que esta regla de la era el criterio preciso por el que usted distinguía los
desaparición del escritor o del autor permite descubrir? «instauradores de discursividad», no sólo de los
Permite descubrir el juego de la función-autor. Y lo que «profetas » de carácter más religioso, sino también de los
he tratado de analizar es precisamente el modo como se promotores de «cientificidad», con los que no es
ej ercía la función-autor, en lo que se puede llamar la incongruente relacionar a Marx y a Freud. y; si se admite
cultura europea a partir del siglo XVII. Ciertamente, lo una categoría original, situada en algún modo más allá
he hecho de un modo muy tosco y estoy de acuerdo en de la cientificidad y el profetismo (y relacionada sin
que ha sido demasiado abstracto porque se trataba de un embargo con ambas), me sorprende que no se incluya en
despliegue de conjunto. Definir de qué modo se ej erce ella ni a Platón ni a Nietzsche, al que usted presentó
esta función, en qué condiciones, en qué campo, etc . no hace tiempo en Royaumont, si tengo buena memoria,
tiene nada que ver, ustedes estarán de acuerdo, con de­ cuya influencia en nuestro tiempo es del mismo tipo a la
cir que el autor no existe. que ejercieron Marx y Freud.
Otro tanto con respecto de esa negación del hombre de
la que Goldmann ha hablado: la muerte del hombre es un M. Foucault: Le diría que -pero a título de hipótesis de
tema que permite esclarecer el modo como ha trabajo, porque, una vez más, lo que he seí1alado es tan
funcionado el concepto de hombre en el saber. Y si la sólo, desgraciadamente, un plan de trabaj o, la urdimbre
lectura de lo que escribo fuera más allá de la de, del telar [un repérage de chantier]- la situación
evidentemente austera, las primeras o las últimas transdiscursiva en la que se encuentran autores como
páginas, se percatarían de que esta afirmación remite al Platón y Aristóteles desde el momento en el que escri­
análisis de un funcionamiento. N o se trata de afirmar bieron hasta el Renacimiento debería poder analizarse; la
que el hombre ha muerto, se trata, a partir del tema ­ manera como se les citaba, como se referían a ellos,
que no es mío y que no ha dej ado de repetirse desde como se les interpretaba, cómo se restauraba la
finales del siglo XIX- de que el hombre ha muerto (o que autenticidad de sus textos, etc . , todo eso obedecía
va a desaparecer, o que será sustituido por el ciertamente a un sistema de funcionamiento. Creo que
superhombre) , de ver de qué modo, según qué reglas se con Marx y con Freud nos las vemos con unos autores
ha formado y ha funcionado elconcepto de hombre . Hago cuya posición transdiscursiva no es superponible a la
43
¿Qué es un Autor? 8I] Michel Foucault [ill
posición transdiscursiva de autores como Platón o
Aristóteles . Y habría que describir lo que es esta pensamiento matemático; y esto justificaba unas
transdiscursividad moderna, por oposición a la trans­ vocaciones, justificaba, p odríamos decir, unas vidas de
discursividad antigua. abnegación y de sacrificio. En nuestros días, este
problema es mucho más delicado, porque la ciencia se
L. Goldmann: Una sola pregunta: cuando usted admite la nos presenta como mucho más anónima; � en efecto,
existencia del hombre o del suj eto, ¿los reduce usted, sí o « qué importa quién habla» , lo que no ha sido descubierto
no, al estatuto de función? por x en junio de 1 9 69, s erá descubierto por y en octubre
de 1 969. Entonces, sacrificar la vida a esta ligera
M. Foucault: No he dicho que los reduj era a una función, anticipación que permanece anónima es de verdad un
he analizado la función en el interior de la cual algo como problema extraordinariamente grave para quien tiene
un autor podía existir. No he hecho aquí el análisis del vocación y para quien debe ayudarle. Y creo que estos
suj eto, he hecho el análisis del autor. Si hubiera dado una ej emplos de vocaciones científicas pueden aclarar un
conferencia sobre el suj eto, poco su respuesta en el sentido, además, que usted ha
es probable que hubiera analizado la función-suj eto del indicado. Tomo el ejemplo de Bourbaki; podría tomar el
mismo modo, es decir, haciendo el análisis de las ej emplo de Keynes, p ero Bourbaki constituye un ejemplo
condiciones baj o las que es posible que un individuo límite : se trata de un individuo múltiple; el nombre de
cumpla la función de suj eto. Y aún habría que precisar en autor parece desvanecerse verdaderamente en b eneficio
qué campo el suj eto es sujeto, y de qué (del discurso, del de una colectividad, y de una colectividad renovable,
deseo, del proceso económico, etc . ) . No existe suj eto ab­ p orque no siempre son los mismos los que constituyen
soluto. Bourbaki. Y sin embargo, existe un autor Bourbaki, y
este autor Bourbaki se manifiesta por las discusiones
J Ullmo: Me ha interesado profundamente su exposición, extraordinariamente violentas, incluso diría p atéticas,
porque ha reavivado un problema que es muy importante entre los participantes de Bourbaki: antes de publicar
en la investigación actualmente . La investigación uno de sus fascículos -esos fascículos que parecen tan
científica y en particular la investigación matemática son obj etivos tan desprovistos de pasión, álgebra lineal o
casos límites en los que un cierto número de conceptos teoría de conjuntos, de hecho hay noches enteras de
que usted ha destacado aparecen de forma muy clara. En discusión y de pelea p ara ponerse de acuerdo en un
efecto, se ha convertido en un problema bastante angus­ p ensamiento fundamentat en una interiorización-. Y
tioso para las vocaciones científicas que se dibuj an hacia éste es el único punto de desacuerdo un tanto profundo
los años veinte encontrarse frente al problema que usted con usted que he encontrado, p orque, al principio, usted
ha planteado inicialmente : « ¿Qué importa quién habla?» . ha eliminado la interioridad. Creo que no existe autor
Antiguamente, una vocación científica era la voluntad de hasta que hay interioridad. Y este ejemplo de Bourbaki,
hablar uno mismo, de aportar una respuesta a los que no es para nada un · autor en el sentido banal, lo
problemas fundamentales de la naturaleza o del demuestra de un modo abs oluto. Con lo dicho, creo que
44
¿ Qué es un Autor? [ill Michel Foucault @]
restauro un suj eto pensante, que tal vez sea de
naturaleza original, pero que debe estar bastante claro ]. Laca n : Recibí muy tarde la invitación. Al leerla, me fij é,
para quienes están acostumbrados a la reflexión en el último parágrafo, en el «retorno a». Tal vez se
científica. Por otra parte, un artículo muy interesante de retorne a muchas cosas, pero, finalmente, el retorno a
Michel Serres en Criti que, «La tradition de l'idée», lo Freud es algo que he tomado como una especie de
dej aba bien claro. En las matemáticas, no es la bandera, en un cierto campo, y en este sentido no puedo
axiomática lo que cuenta, no es la combinatoria, no es lo sino estarle agradecido, usted ha respondido
que usted llamaba la capa discursiva, lo que cuenta es el enteramente a mis expectativas . Especialmente, al
pensamiento interno, es la percepción de un sujeto que evocar a propósito de Freud, lo que significa el «retorno
es capaz de sentir, de integrar, de poseer este a», todo lo que usted ha dicho me parece, por lo menos
pensamiento interno. Y si tuviera tiempo, el ej emplo de respecto de lo que yo he podido contribuir a este reton1o,
Keynes sería aún mucho más sorprendente desde el perfectamente p ertinente .
punto de vista econó1nico. Pero voy a concluir: pienso En segundo lugar, . quisiera destacar que, le llamemos
que sus conceptos, sus instrumentos de pensamiento son estructuralismo o no, no se trata en ningún modo, en el
excelentes . Usted ha respondido, en la cuarta parte, a las campo vagamente designado por esta etiqueta, de la
preguntas que yo me había planteado en las tres negación del sujeto . Se trata de la dependencia del
primeras . ¿Dónde se encuentra lo que especifica a un suj eto, lo que es completamente diferente; y en
autor? Pues bien, lo que especifica a un autor es particular, al nivel del retorno a Freud, de la dependencia
precisamente la capacidad de remodelar, de reorientar del suj eto respecto de algo verdaderamente elemental,
ese campo epistemológico o esa capa discursiva, para que hemos intentado aislar con el término de
decirlo con sus fórmulas . En efecto, no existe autor hasta «significante» .
que se sale del anonimato, porque se reorientan los E n tercer lugar -y ésta será toda mi intervención- no
campos epistemológicos, porque se crea un nuevo campo me parece que sea de ningún modo legítimo haber
discursivo que modifica, que transforma radicalmente el escrito que las estructuras no baj an a la calle, porque si
precedente. El caso más sorprendente es el de Einstein: hay algo que demuestran los acontecimientos de mayo es
es un ej emplo absolutamente fascinante desde este precisamente que las estructuras baj an a la calle . El
punto de vista. Estoy contento de ver que M . Bouligand hecho de que se escriba en el lugar mismo en el que se
asiente, que estamos completamente de acuerdo en este operó esta baj ada no prueba otra cosa sino que,
punto. Por consiguiente, con estos dos criterios : simplemente, lo que muy a menudo es, incluso las 1nás
necesidad de interiorizar una axiomática, y criterio del de las veces, interno a lo que se llama el acto, es que se
autor en tanto que instancia que remodela el campo desconoce a sí mismo.
epistemológico, creo que se restituye un sujeto
suficientemente potente, por decirlo así. Lo que, además, ]. Wahl: Sólo nos queda agradecer a Michel Foucault que
creo, no es extraño a su pensamiento. haya venido, que nos haya hablado, que haya escrito
primero su conferencia, que haya respondido a nuestras
45
¿Qué es un Autor? 82]
preguntas, que además han sido todas interesantes .
Agradezco también a los que han intervenido y a los
oyentes . «¿Quién escucha, quién habla? » : podríamos
contestar «en casa» a esta pregunta.

46
INTRODUCCION

I mún. Vale decir que hay cierta concepción preanalítica del Y<?
-llamémosla así por convención, para orientarnos- que
PSICOLOGIA Y METAPSICOLOGIA ejerce su atracción sobre aquello radicalmente-nuevo que en lo
concerniente a esta función introdujo la teoría de Freud.
Podría sorprendernos una tal atracción, y hasta subducción
S eminario I I . " El Yo eri l a t eo r í a de Freud y
o subversión, si la noción freudiana del yo no produjese una
en l a t é cni c a p s i coanal í t i c a " conmoción tan grande que merece que a su respecto se intro­
duzca la expresión revolución c.op ernicana, cuyo sentido hemos
ido entreviendo en el curso de nuestras--reuniones del año pa­
sado, base de las que sostendremos en éste.
Los resultados que hemos llegado a alcanzar serán integra­
Verdady saber.
dos casi por completo en la nueva fase en que ahora retomamos
El cogito de los dentistas. la teoría de Freud, que sigue siendo J.+Uestro hilo conductor: no
Elyo 0e)noes el:yo.1, el sujeto no es el individuo. olviden que éste es un seminario de textos.
La crisis de 1920.

Buenos días, amigos míos, otra vez reunidos.


Definir la naturaleza del yo lleva muy lejos. Pues bien, 1
vamos a partir de este muy lejos para volver hacia el centro, lo
cual nos conducirá de nuevo al muy lejos.
· Nuestra mira de este año es el Yo en la teoría de Freud y Las nuevas perspectivas abiertas por Freud estaban llam�­
en la técnica psicoanalítica. Pero no �..Ql<;>. . �.!!-�Sta teoría y en das a abolir las precedent�s. Sin embargo, por mil flancos algo
-��!::t- ���n.i,9.� �i�_ne eLx:o _lfn · �nt.Ldo, y eso complica �e[P..r9�·
__
se produjo en el manejo de los térmiJ.+OS teóricos, y reapareció:
__hlem�. '1 �) �� i �· f' i \os:,d,:_:.:, . una noción del yo absolutamente distinta de la que impliéa el
La noción del yo .fue elaborada al correr de los siglos tanto equilibrio del conjunto de la teoría de Freu�, y que, por el
por aquellos a los que llaman filósofos, y con ·los cuales rio contrario, tiende a la reabsorción, como se dicé además cori
tememos aquí comprometerno.s_,_ . como por la conciencia� toda claridad, del saber 'ánalítico _en la psicología general, que
'¡ O C.,:::,�íC'fr.C.:::o \. .f.;,
.
en este caso significa psicología preanalítica. Y, al . ·mismo
1. (}'e) pronombre personal de primera persona singular, siempre cum­ tiempo, puestó que · teoría y p�áctica no son separables, l<J. r�la_::­
ple funciÓn de sti�.E,o. JjQj, también pronombre de la primera persona, se­
gún los casos puede desempeñar el papel de �omplemento, sujeto atributo e ción analítica, la direq:iq_.q._d,e__ la práctica, vieron cambiar su
integrar formas compuestas. Ambos pueden tomar la forma sustantiva, con orientación. La historia actual de la técnica-· .psicoanalítica lo
la cual, por ejemplo en el caso de moi se ha traducido en francés el !eh de la -cremuestr-;:-. ·

tópica freudiana. . Esto sigue 'siendo muy en,igmático. Sería incapaz de afectar­
. En castellano, irremediablemente, tanto je como moi, son <<yo>>. A los
nos si no trascendiera el conflicto eri.tre escuelas, entre retró­
fines de solución para este libro se han tenido en cuenta razones de orden
práctico. En lo sucesivo se leerá; pues; yo (je) para je, y yo, a . secas, para grados y avanzados, ptolemaicos y copernicanos. Pero va mu­
moi. [T.] · cho más allá. Se trata del establecimiento de una compl1cidad

11 47 12
PSIC0LO GIA Y METAPSICOLOGJA INTR OD UCCION

concret�, eficaz, entre el .análisis, manejo liberador, desmistifi­ cijada que el psicoanálisis ocupa realmente en un cierto pro­
cante, de una relación humana; y la ilusión fundamental dé lo greso de la subjetividad humana.
vivido por el hombre, al menos por el hombre moderno . · Esta singular ambigüedad del saber y la verdad se ve desde

El hombre contemporáneo cultiva cierta idea de sí mismo, el origen, aunque. nunca se esté por completo en el origen, pero
idea que se sitúa en un nivel semi-ingenuo, semi-elaborado. Su tomemos a Platón por origen, en el sentido en que se habla de
creencia de estar constituido de tal o cual modo participa de un origen de las coordenadas. La vimos J;"evelarse ayer en el Me�
.
registro de nociones difusas, culturalmente admitidas. Puede n6n, .pero igualmente podríamos, haber tbmado ef Protágoras,
este hombre imaginar que ella surgió de una inclinación natu­ del que 110 se habló.
ral, cuando de hecho, en el estado actual de la civilización, le es ¿ Quién es Sócrates ? Só�rates -�� quien inaugura en la subje­
�p.señada por doquier. Mi -tesis e� que la técnica de Freud,. en su tividad huma.na el estilo del que brQt.ó la noción de un saber
origen, trasciend.e esta ilusión, ilusión que ejerce concreta­ . vinculado a determiria.das exige�cig.s.. de..c.oherencia, saber pre=­
mente una influencia decisiva en la subjetivida(i de lcis md!vi- . vl.o a todo progreso ulterior de la- ciencia e-ii-cüanto experimen­
_duos. El problema entonces es s·ab�r si el psicoanálisis se dejará tal; tenqremos que definir el significado de esa suerte de auto-
llevar poco a poco a abandonar lo que por un momento fue . nomía que adquirió la ciencia con el registro experimental.
vislumbrado o si, por el contrario, manifestará otra vez, Pues bien, en el momento precisq en que se inaugura .e.s.e nueyo _

Q..álldole .nueva vida, su relieve. · · ser�en-el-J:11.yg_4Q-)que aquí designo �orno una .�u.bjet�y�4�d, S�­
De ahí la utilidad de referirse a ciertas obras de ci�rto estilo. crates advierte que en lo tocante_ a lo más :precioso, la arúé, la.
En mi opinión, no es conveniente dividir nuestros comen­ e�celen.c!a del ser humanÓ,(IÚ). e�'_.la .�i�ncia la que podrá:-trans-_
tarios en las diferentes series en que se despliegan: Por ·ejemplo, mitir las vías que a dla conducen. ya ahí se produce un deseen- .
lo que introdujo Alexandre Koyré en su conferencia de ano­ tramiento ; a partir de esta virtud se abre un éampo ·al saber·, ­
che, acere� de la función del diálogo platónico, precisamente a pero. esta v-irtud misma; en cuanto a su transmisión, su tradi-
partir del Menón, ·puede insertarse sin artificio en la cadena de . ción, su formación, queda fuera del campo. Esto es algo en lo
la enseñanza que aquí se va desarrollando. Las conferencias de que vale la pena detenerse, antes de apresurarse a pensar que al
los martes, llamadas con justicia extra-ordinarias, tienen la fun­ final todo se arreglará, que se trata de la ironía de Sócrates, que
ción de permitir que cada uno de ustedes cristalice las interro­ un d!á. u otro la ciencia �onseguirá récuperar eso mediante una
gaciones · suspendidas en las fronteras de lo que -desarrollamos acción retroactiva. Empét9.,.en ·el transcritso:de -I a historia nada
en este seminario. hasta· hoy nos lo ha prob.a�o. ·
.. . ..

Anoche, en las pocas palabras que pronuncié, destaqué, ¿Ql:lé. _p_a�ó. .después 'de·· Sócrates·?· ·Muchá:f'éosas y, - en parti­
tra_psformando la$ ecuaciones menonianas, lo que podemos lla­ cular,· que. lai:p.gción del yo vio la luz.
mar la · fup.éión de la verdad en estado naciente. En efecto, el Cuando álgQ: ve la .luz,· algo . que estamos obligados a admitir
saber al cual se anuda la verdad debe estar dotado, sin duda, de coq¡o D:uevo, cuando otro orden de la estructura emerge. ¡Pues
una-¡;;:��ci� p�opi�� q��-1� h�� perder algo de la virtud a partir bien! Este' crea su propia perspectiva en el pasado y decimos :
de la cual comenzó a deposi�arse como tal, ya que muestra una !'!)t.'!!:.f� P.tJ.df!JJ:.Q��s�q,r ah í, exis' t.t; d.e_�!]�_ sj_e_mpre. ¿No es ésta,. por
evidente propensión a desconocer su propio sentido. No hay lo defl.lás, · una ptopiedad que nuestra experiencia demuestra?
sitio donde esta degradación sea más evident� que . en el psi­ :Pi�nsen·en el origen del lenguaje. Imagip.amos que hubo un
coanálisis, y por sí solo este hecho .revela la posición de encru- I!fOmento en que, sobre esta- tierra, se tuvo que empezar a ha-
�r·

13 ·. 14
48
PSICOLOGIA Y METAPSICOlOGIA INTR ODUCCION

blar. Admitimos, por tanto, que hubo una emergencia. -Pero. a como noso.tros, desde hace escasos setenta y cinco años están
partir del momento en que esa emergencia es aprehendida en su habituados . a encender la luz eléctrica.
estructura propia, nos ,es .absolutamente imposible especular Fíjense ep. la literatura. Dicen ustedes que eso es propio de
sobre aquello que la pr�cedió si no lo hacemos mediante sím­ la gente · que piensa, pero que la gente que no piensa siempre
bolos que siempre han podido · ·aplicar§e. �o nuevo que surge debería tener, de manera más o menos espontánea, alguna no­
parece extenderse siempre en la perpetuidad, -indefinidamente, ción de su yo . ¿ Qué saben ustedes de eso? Ustedes, en todos
más acá de sí mismo. Con el pensamiento no podemos ab�lir los casos, están del lado de la gente que piensa, o al menos
un orden nuevo. Esto se aplica a todo lo que quieran, iríduicfo vienen después de gente que pensó en ello. Tratemos entonces
el origen del mundo. de abrir la cuestión, antes que zanjarla con tanta facilidad.
· De igual modo, ya no podemos dejar de pensar con ese La clase de -personas que definiremos, por notación con­
registro del yo que hemos adquirido en el transcurso de la his­ vencional, como _los dentistas, están muy seguras del orden del
toria, aun cuando nos encontremos con las huellas de la. espe­ mundo porque piensan que el señor Descartes expuso en El
culación del hombre sobre sí mismo en épocas en que dicho .Discurso del Método las leyes y los procesos de la razón clara.
registro como tal no estaba promoviqo. Su pienso, luego soy es absolutamente fundamental en lo to­
Nos parece entonces que Sócrates y sus interlocutores de­ cante a la nueva subjetividad, no es sin embargo tan sencillo
bían poseer, como ·nosotros, un� noción implícita de esta fun­ como les parece a estos ·dentistas, y algunos creen tener que
ción central; que el yo de�ía de ejercer en ellos una función ·reconocer en él un puro y sjp1ple. escamoteo. Si es verdad, en
análoga a la que ocupa en nuestras reflexiones teóricas, pero efecto, que la conciencia es transparente a sC-m.isina�· y ·se
también en la aprehensión espontánea que tenemos de nue;stros aprehende- como tal, resulta evidente que el yo (je) no por ello
pensamientos, tendencias, deseos, de lo que es nu�stro y de lo 1� tra,J.1�par.ente. No le es dado en forma diferente a un
que no es ..nuestro, de lo que admitimos como expresiones de ·o�jeto. La aprehensión de un objeto por la conci�ncia noJe
:r;ruestra personalidad o de lo que rechazamos como parásito en entr_ega al mismo tiempo sus propiedades. Lo mismo sucede
ella. Nos es muy difícil pensar que toda esta psicología no es con__cl yo _(jg).
eterna. Si este yo lje) nos es ofrecido como una suerte de dato in­
¿ Lo es ? Vale, al menos, hacer la pregunta. mediato · en el acto de reflexión en que la conciencia se
Hacerla nos incita. a examinar con mayor .detenimiento si, aprehende transparente a sí misma, nada indica que la totalidad
en efecto, no existe un momento en que esa noci:ón del yo se de esa realidad -y ya es mucho decir que se desemboca en un
deja apreh�nder en su estado naciente. No hace falta ii tan juicio de existencia- quede con ello agotada.
lejos: los documentos aún están bien frescos. La cosa no se Las consideraciones de los filósofos nos llevaron a una no­
remonta mucho más atrás de esa época, todavía reciente, en ció��_el yo cada vez · más puramente formal y,_. para decirlo ··

que se produjeron tantos progresos en nuestra vida que nos todo, a una crítica de · dicha función. �� progr�so _ del Ee.�sJ­
__

causa gracia leer en el Protágoras� cuando alguien llega por 1� !I!.i.�!!t9 se desvió, cuando menos provisionalmente, �e Ja �cJ&ª­
mañana a lo de Sócrates : ¡Hola! Entre, ¿ qué pasa? -Hd lle­ de que efyo fuese sustancia, como de un _mito que debe ser
gado Protágoras. Lo que nos divierte es que todo sucede, y lo sometido a una estricta crítica. científica. Legítimamente o no,
dice Platón como al azar, ·e n una negra . oscur�dad. Esto nunca poco importa, el pensamiento . se embarcó en el intento de con­
nadie lo observó, porque sólo puede interesar a perso.nas que, siderarla como puro espejismo, con Locke, �ori. Kant e incluso

15 . 49 16
PSICOLOGIA Y METAPSICOLOGIA INTR OD UCCION

con los psi�ofísicos, que no tenían más que ir tras éstos, claro 2
que con otras razones y otras premisas. Ellos con�ideraron con
el mayor recelo la función del yo, en la medida en que ésta
perpetúa de manera más o menos implícita el sustancialismo No se dejen impresionar por esto, no se pongan a propagar
implicado en la noción religiosa del alma, en cuanto sustancia por doquier que yo es otro; créanme, no surte ningún efecto. Y .

revestida, por lo menos, con las propiedades de la inmortali­ además, no quiere decir nada. Porque primero hay que saber
dad. qué quiere decir otro. Otro : no se babeen con este término.
· ¿ No es llamativo que mediante un extraordinario malaba­ Uno de nuestros colegas, de nuestros ex colegas, que tuvo
rismo de la historia -por haber abandonado u_n instante lo algún trato con Les Temps Modernes, la revista del existencia-
subversivo de la aportación de Freud, lo cual, en cierta tradi­ . lismo, como le dicen, nos presentaba como una gran audacia la
ción de elaboración del pensamiento puede pasar por un pro­ idea de que para que alguien pueda hacerse analizar tiene que
greso-, se haya retornado más acá de esta crítica filosófica,
·
ser capaz · de aprehender al otro como tal. Tipo listo ése. Ha­
que no es reciente? bríamos podido preguntarle: ¿ Qué quiere decir usted con eso,
Para calificar el descubrimiento de Freud hemos usado el el otro ? ¿ Su semejante, su prójimo, su ideal del yo (je), una ·
término revolución copernicana. Esto no implica que lo que no palangana? Todo .eso, son otros.
es copernicano sea absolutamente unívoco. Los hombres no El inéonsciente escapa por completo al círculo de .certi�um.,.
siempre creyeron que la Tierra era una especie de planicie infi­ bres mediante las cuales el hombre s e reconoce corno y�. Es
- nita, también le atribuyeron límites, formas diversas, a veces la fuera de este campo donde existe algo que posee todo el dere­
de un sombrero de mujer. Pero, en fin, pensaban que había cho a expresarse por yo (je), y que de�uestra este derecho en la
cosas que estaban abajo, digamos en el centro, y que el resto circunstancia de ver la luz expresándose a título de yo (je). Lo
del mundo se edificaba encima. Pues bien, si no sabemos exac­ .
que en el análisi� viene a formularse como, hablando con pro­
.
tamente lo que un contemporánf!O de Sócra�es podía pensar Pi.�dad·,- erji-o (}i:J; es precisamente lo más desconocido ppr e1
acerca de su yo, así y todo había algo que tenía que estár en "él campo: del yo. ·
·

centro, y no parece que Sócrates lo ponga en duda. Probaple­ · · · Tal es el registro _ donde lo que Freud nos ep.seña sobre el
_l];JJ!_:Q.te no se trataba de algo hecho como el yo, que comienza""en inconsciente puede cobrar su alcance y su relieve. El hecho de
una época que podemos situar hacia mediados del siglo dieci­ haberlo expresado llamándolo inconsciente lo arrastra a verda­
séis, . comienzos del diecisiete. Pero estaba en el centro, en la �eras contradicciones in . adjecto, - lo lleva a hablar de pensa­
base. En relación con esta concepci6n, el descubrimiento freu- · mientos - · él mismo lo dice, sic venia verbo, por lo que se dis­
diano tiene exactamente el mismo sentido de descentramiento culpa todo el tiempo-, pensamientos inconscientes. Todo esto
q��- aporta el descubrimiento de Copérnico. Lo expresa · muy aparece . enormemente complicado, porque desde la perppectiva
bien la fulgurante fórmula de Rimbaud ·-los poetas, que no de la comunicación; en la época en que Freud comienza a ex-.
saben lo que dicen, sin embargo siempre dicen, como es sa­ presarse, está obligado a partir dela idea de que lo - que perte­
bido, las cosas antes que los demás-: ]e est un autre fY!2.!..� nece al orden del yo también pertenece al orden de la concien­
otro}. cia. Pero esto no es seguro. Si él lo dice, es debido a _cie.qo
_pr.Qgr_e�.Q-�J!Jl3:._eJ?:Q9J.ªfi9_�jiJg_�_§fica, qg� por entonces.for!I_l�- .
laba la eql1iyaJenci;;t YQ =__�o_n_ci�n.:c_iq. Pero Freud, cuanto más
FAC . DE PSIC OLOGIA
17 BIBLIOTECA
18
.

50
INTR OD UCCION ,.r·�
PSICOLOGIA Y METAPSICOLOGIA

avanza eú su obra, �eno.s cons�gue situar la conciencia, y debe Por ahora nos atendremos a esta metáfora tópica : el sujeto
confesar que ella ·es, en definitiva, insituable. Todo se organiza. __ está· descentrado con respecto al individuo . Y o es otro quiere
cada vez �fts_ e1l_g_na dialéctica donde el yo (je) es distinto del yq_. __ decir eso.
Fmaliñe;te, Freuci · ahañ"éíona la partída : tiene que haber · ahí, En cierto modo e �to estaba ya al margen de la intuición
dice; condlciones que se nos escapan, el futuro nos dirá de qué se cartesiana fundamental. Si para leer a D escartes se quitan las
trata. Este año intentaremos vislumbrar de qué modo es posible gafas del dentista, percibirán los enigmas que nos propone, en
situar la conciencia, de una vez por todas, en la funcionalización particular el de cierto Dios engañoso. Cuando se aborda la no­
. freudiana. ción del yo, no es posible dejar de concluir al mismo tiempo
. Con' Fre{rd irrumpe una nueva perspectiva que revoluciona que en alguna parte hay error. El Dios engañoso es, a firi. de
el estudio de la subjetividad y muestra, precisamente, que el cuentas, la reintegración de aquello de lo que había rechazo,
sujeto no se confunde con el individuo. Esta distinción, q�e les ectopía. .
presenté primer.amente en el plano subjetivo, es también -y Hacia la misma época, uno de esos espíritus frívolos aficio­
quizá se trate del paso más decisivo desde el punto de vista cien­ nados a ejercicios de salón -donde a veces comienzan cosas
tífico- asequible en el plano objetivo. , muy sorprendentes, pequeñas recreaciones hacen surgir de
Si se considera, a la manera de los conductistas, lo que en el cuando en cuando un orden nuevo de fenómenos-, un tipo
animal humano, en el individuo en cuanto ·organismo, se pro­ muy curioso, que responde m�y poco a la noción corriente de
pone objetivamente; salen a luz cierto número de propiedades, l o · clásico, La Rochefoucauld para nombrarlo, tuvo de pronto
desplazamientos, determinadas maniobras y relaciones, y de la el antojo de enseñarnos algo singular que no había merecido
organización de estas conductas se infiere la mayor o menpr am­ bastante atención, y que él llama amor propio. Es curioso que
plitud de los rodeos d� que es capaz el individuo para obtener se haya considerado esto tan escandaloso, porque, ¿ qué dijo La
cosas que ·por definición son planteadas como sus metas. Con Rochefoucauld ? Hizo hincapié en que hasta nuestras activida­
ello nos hacemos una idea de la dimensión de sus relaciones �on des aparentemente más desinteresadas se hacen por afán de .glo­
el mundo exterior, medimos el grado de su inteligencia, fijamos ria, incluso el amor-pasión o el más s ecreto ejercicio de la vir­
-en suma- . el nivel, el estiaje con el que evaluar el perfecciona­ tud.
miento, o la'areté de su especie. Pues bien, _Freud nos aporta lo ¿ Qué dijo, exactamente? ¿ Dijo que lo hacíamos por nues­
. $iguiente : las e¡aboraciones del sujeto. en cuestión de ningún tro placer? Cuestión ésta muy importante porque en Freud
�o do son situables sobre-pn eje donde, a medi<;l_a qJJ.e fueran más todo va a · girar alreded0·r de ella. Si La Rochefoucauld sólo
elevadas� se confundirí.an cada v�z más con la'inteligencia, la ex- hubiera dicho eso, no habría hecho más que repetir lo que se
. celencia, la perfecciqn delindividuo, . . · venía enseñando en las escuelas desde siempre; nada es nunca
..,

Freud nos dice: elsujeto no es su inteligencia, no está sobre el desde siempre, pero pueden advertir la función que en esta oca­
mismo eje, es . excéntrico , El sujeto como tal, funcionando en sión cumple desde siempre. Era así desde Sócrates : el placer es
tanto que sujeto, es otra cosa y no un organismo que se adapta. la búsqueda del propio bien. Aunque se crea otra cosa, se per­
Es otra cosa, Y · para quien sabe oírla, toda su conducta habla sigue el propio bien, se busc� el propio bien. El problema está
desde otra parte, no desde ese eje que podemos captar cuando lo únicamente en saber si tal animal humano, captado como hace
consideramos como función en un individuo, es decir, con un un momento en su comportamiento, es lo bastante inteligente
cierto número de intereses concebidos sobre la areté individual. para aprehender su verdadero bien : si comprende dónde está

19 51 20
FAC . DE P S I C O L O G IA
PSICOLOGIA Y METAPSICOLOGIA INTR OD UCCION

ese bien, oqtiene el placer. que de él siempre resulta. El señor es la libido ? ¿ Qué es · el proceso primario ? Creen ustedes sa­
Bentham llevó esta teoría hasta sus últimas cons"ecuencias. berlo -yo también-, lo cual no significa que estemos tan
Pero La Rochefoucauld pone otra cosa de relieve : que al seguros como parece. Habrá que volver a ver esto de cerca, y es
embarcarnos en acciones consideradas como desinteresadas, lo que trataremos de hacer este año.
nos figuramos liberarnos del placer inmediato y buscar un bien
de orden superior, pero nos engañamos. Esto es lo nuevo. No
se trata de una teoría general como la de que el egoísmo en­
globa todas las funciones humanas. Esto ya lo dice la teoría 3
física del amor en santo Tomás : el sujeto, en el amor, busca su
propio bien. Santo Tomás, que sólo decía lo que s e venía di­
ciendo desde hacía siglos, fue contradicho, por otra parte, por ¿A qué hemos llegado hoy? A una cacofonía teórica; a una .
un tal Guillaume de Saint-Amour, quien hacía notar que el impresionante revolución de pos�ción. ¿ Y por qué? Antes que
amor debía de ser otra cosa que la búsqueda del propio bien. nada, porque la . obra metapsicológica de Frerid posterior a 1 920
Lo escandaloso en La Rochefoucauld . no es que considere el fue leída de través, interpretada en forma deliráÍi.te p_or .la
amor propio como el fundamento de todos los comportamien­ primera y la segunda generación después-de Freud;_ esos inep�
·
tos humanos, sino que es engañoso, inauténtico. Hay un hedo­ tos.
nismo propio del ego, y es esto precisamente lo que nos em­ ¿ Por qué decidió Freud introducir estas nu�vas nociones
bauca, es decir nos frustra a la vez de nuestro placer inmediato metapsicológicas; denominadas tópicas, que se llaman yo, su­
y de las satisfacciones que podríamos extraer de nuestra· supe­ peryó y ello ? En la experiencia iniciada tras su descubrimiento ·

rioridad con re$pecto a dicho placer. Separación de plano, re­ · se produjo un viraje, · ld.:g.-ª cd�.i,$. _c;::gg�reta. En una palabra, - el
__

lieve por primera vez introducido y que comienza a abrirnos, nuevo yo (je), con el que se tení� que dialogar, al cabo de cierto
por obra de una cierta diplopía, a algo que se mostrará como tiempo · se negó a responder. .
una separación de plano real. Esta crisis se muestra claramente expresada en los testigos
·

Esta concepción se inscribe en una tradición paralela a la de históricos ·de los años 1 91 0 a 1 920. En la época de las primeras
los filósofos, la tradición de los moralistas. No son éstas perso­ revelaciones· analíticas, los . sujetos se curaban de forma niás o
nas que se especializan en la moral, sino que iñtroducen una menos milagrosa, lo cual nos resulta también· perceptible
perspectiva llamada de verdad en la observación de los com­ cuando leemos las observaciones �e Freud� con sus interpreta­
portamientos morales o de las costumbres. Esta tradición cul­ ciones fulgurantes y las explicaciones de nunca a�abar. Pues ,
mina en La genealogía de la moral, de,Nietzsche, que perma­ bien : es un hecho que este funcionó cada vez menos, qt;te se fue
nece toda ella en la perspectiva, de algún modo negativa, según debilitando con el correr del tiempo.
la cual el comportamiento humano está como tal, entrampado. . .· Lo cual hace pensar que hay alguna realidad en lo que les
En este hueco, en este tazón viene a verterse la verdad freu­ estoy explicando, esto es, en la existencia de la subjetividad
diana. Están ustedes entraii?-pados, no cabe duda, p ero la ver- como tal, y sus modificaciones en el transcurso del tiempo
dad está en otra parte. Y Freud nos dice dónde. . según una causalidad, una dialéctica propia que va de subjetivi­
Lo que irrumpe en ese momento, con ruido atronador, es el dad a subjetivid�d, y que .tal vez esc4pa a cualquier especie de
instinto sexual, la libido. Pero, ¿ qué es el instinto sexual? (Q:ué ·condicionamiento inaividual. En esas unidades convencionales

21 22
52
PSICOLOGIA Y METAPSICOLOGIA INTROD UCCION

que llamamos subjetividades en razón de particularidades indi­ sujeto que cree en sí, que cree que él es él, locura harto común
viduales, ¿ qué sucede, qué se cierra, qué resiste? y que no es una locura completa porque forma parte del orden
Fue precisamente en 1 920, es decir, justo después del viraje de las creencias. Es evidente que todos tendemos a creer que
del que acabo de hablarles -la crisis de la técnica analítica­ nosotros somos nosotros. Pero observen con atención y verán
cuari-do Freud decidió introducir sus nuevas .nociones metapsi­ que no estamos tan seguros como parece. En muchas circuns­
cológicas. Y si se lee con atención lo que escribió .a partir de tancias, muy precisas, dudamos, y sin sufrir por ello ninguna
1_920, se advierte que hay un estrecho lazo entre esa crisis de la despersonalización. No sólo se nos quiere hacer volver a esa
técnica que había que superar y la:· fabricación de estas nuevas ingenua creencia; se trata de un fenómeno, para ser exactos,
nociones. Pero para eso hay que leer sus escritos, y en orden, sociológico, que concierne al análisis como técnica o, si lo pre­
es preferible. El'hecho de que Más allá del principio del placer fieren, como ceremonial, como sacerdocio determinado en un
fue escrito antes que Psicolog}a de las masas y análisis del yo, y cierto contexto social.
antes que El yo y el ello, es algo que debería _suscitar ciertas ¿ Por qué reintr_o ducir la realidad trascendente del autono­
preguntas : nadie nunca se las ha hecho . mus ego ? Bien mirado, se trata de autonomous egos más o
J. o .. que Freud introdujo a partir de 1 920 son las nociones menos iguales2 según los individuos. Volvemos aquí a una enti­
sup��ntarias entonces necesarias para mantener-el principio ficación conforme a la cual no sólo los individuos en cuanto
·

del descentramiento del sujeto. Pero lejos de habérselo-com­ tales existen sino que además algunos existen más que otros.
prendido como debía, hubo una avalancha general, verdadera Esto contamina, más o m�nos implícitamente, las llamadas no­
liberación de colegiales : ¡Ah, el buen yo, otra vez con nosotros! ciones del yo fuerte y el yo débil, que son otros tantos modos
¡ Qué alivio, volvemos a los caminos de la psicología general! de eludir los problemas planteados tanto por la comprensión de
¿ Cómo no volver a ellos con regocijo cuando esta psicología las neurosis como por el manejo de la técnica.
general no sólo es asunto de escuela o de comodidad . mental, Todo esto lo veremos en el momento y lugar oportunos.
sirio realmente la psicología de todo el mundo ?_ Fue una alegría
poder creer nuevamente que el yo es central. Y, como su más
reciente manifestación, tenemos las geniales elucubraciones Proseguiremos, pues, este año, el examen y la crítica de la
que en 'este momento nos llegan de ultramar. noción del yo en la teoría de Freud, precisaremos su sentido en
El señor Hartmann, querubín del psicoanálisis, nos anuncia función del descubrimiento de Freud y de la técni'ca psicoanalí­
la gran nueva, después de la cual podremos dormir tranquilos : tica, y al mismo tiempo, en forma paralela, estudiaremos algu­
l a existencia del ego autónomo. A este ego que desde el inicio nas de sus incidencias actuales, enlazadas a cierto modo de con­
del descubrimiento freudiano siempre fue considerado conflic­ cebir, en el análisis, la relación de individuo a individuo.
tivo, que incluso cuando se lo situó como una función vincu­ La metapsicología freudiana no comienza en 1920. Está en­
lada a la realidad nunca dej ó de ser tenido por algo que, al igual teramente presente al principio -vean lo que se recopiló sobre
que ésta, se conquista en un drama, a ese ego de pronto nos lo los comienzos del pensamiento de Freud, las cartas. a Fliess y
restituyen como un dato central. ¿ Qué necesidad interior satis­ los escritos metapsicológico$ de este período- y continúa al
face el hecho de decir que en alguna parte tiene que haber un final de la Traumdeutung. Está . lo bastante presente entre 1 9 1 0
. autonomous ego ? · . ..
Esta convicción desborda la ingenuidad individual' ·del 2. E gos y égaux (iguales) son' homófonos en francés. [T.]

23 53 24
PSICOLOGIA Y METAPSICOLOGIA


. y 1 9 20 para que hayan re arado en ello el año pasado. A partir
. de 1 920, se entra en lo qtie podemos llamar el óltimo período
metapsicológico. En cuanto a este p eríodo, Más allá del princi­
pio del placer es el texto primero, el trabajo-pivote. Es el más
difícil. No resolveremos de entrada todos sus enigmas. Pero así
fue: Freud lo aportó primero, antes de elaborar su tópica. Y si
para abordarlo se espera hasta haber profundizado, haber
creído profundizar, en los trabajos del período que sigue, será
imposible no cometer los imás grandes error,e s. Así es como la
mayoría de los analistas, en lo que respecta al famoso instinto
de muerte, se dan· por vencidos.
Desearía que alguien de buena voluntad, Lefebvre-Pontalis
por ejemplo, hiciera una primera lectura de Más allá del princi­
pio del placer.

17 DE NOVIEMBRE DE 1954.

.! ·

FAC. DE PS ICO LO G/A ·


BIB LIO TECA
25

54
Cuadernos de Melapsicologia 1 1 coordinado por Carlos l<uri. 1' ed. Rosario: U N R
Editora. Editorial de l a Universidad Nacional de Rosario, 201 1 .
70 p. ; 26x1 7 cm.
CUADERNO S DE lVI:ETAPSICOLOGÍA ISBN 978-950-673-875-4

1 . Pslcologla . Metapslcologia. l . Carlos l<uri, coorr:i.


CDD 150
1
Cáted·r a EPIS 1
Dep artamento psico análisis
Facultad de Psicología
UNR

ISBN 978-950-673-875-4
© Kuri, Carlos 20 1 1
Hecho e l depósito que marca l a ley 1 1 .723

<:::�:- n4-::?
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.:::ó':> U �� � N t·� � o
REUN EDITORIALES
DE LA A.U.G.M.
R fO O' I<.OtTOAIAUS
.as:xa�.C\0/'f CE ll'liVEASID.AOE.S
MJ.Q(Wi.C.,(.$
DEUHNEit5illA.O ES
C&IUP'O MOHTe\1'101<0

IMPRESO EN LA ARGENTINA 1 PRINTED I N ARGENTINA


UNA EDI'!ORA • EDI'!ORIAL DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO
SECRETARiA DE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA

55
Presentación La investigaci ón que se encuentra enmarcando varios de los textos
que aquí se publican se desarrolló baj o el título : El apremio clínico de la
metapsicologíay su retorno en la enseñanza. L o que determina como pri­
mer movimiento la reconsideradón y desarticulación de l a tradicional dis­
Haber elegido el nombre de Cuadernos de metapsicología para esta
tribución entre teoría y práctica, general y particular, abstracto y concreto y,
publicación me insta a presentar algunos comentarios sobre los dos térmi­
en definitiva, metapsicología y clínica. Lo .cual nos conduj o por añadidura
nos. Podemos decir que hay un uso tradicional del nombre Cuadernos, se
puede constatar en Cah iers du cinéma, Cahiers pour la psychanalyse, Cua­ a una s egunda cuestión: ¿de qué manera les llega la dimensión de las difi­

dernos dejazz, los famosos Cuadernos hispanoamericanos, Cuadernos de cultades de la práctica, esto es de la clínica psicoanalítica, a los alumnos de
grado (y hasta podríamos decir de posgrádo)? ¿Se enseña clínica cuando se
filosofia 1, los Cuadernos de guerra de Sartre. No podría decir. rotundamente
les habla de clfnica? ¿Qué incidencia tiene· en esto que los profesores sean
que en todos los casos esto involucre un género de escritura, pero segura­
analistas?
mente podríamos observar los rasgos que atraviesan a esas publicaciones y,
Se podrá constatar que en diferentes artículos se reiteran algunas re­
por supuesto, los que quisiera que le otorguemos a la nuestra.
ferencias bibliográficas o citas, esto responde a lo que acabamos de señalar,
Los cuadernos de Sartre invocan una escritura de resistencia, diaria y
que en su mayoría- los trabajos provienen de manera directa del tema de la
fragmentaria ("la forma 'cuaderno' juega un papel importante; esta forma
investigación. Conviene advertir, quizás para ser encarado en próximos nú­
de escribir, libre y quebrada, no está sometida a ideas preconcebideas, se
escribe cada día según la inspiración del momento y se hace el balance meros, que también estos Cuadernos puede o.fi:ecer un lugar propicio para
indagar la pregunta de qué es investigar en psicoanálisis y qué es hacerlo
cuando se quiere "), que con la idea de una casi caducidad inmediata, ·con­
además en la Universidad. Qué introduce en cuanto a los géneros académi­
siguen sin embargo una persistencia más allá de las circunstancias.
. cos y qué tipo de resistencias ha sufrido y construido.
En nuestro caso pretendemos hacer uso del sentido de anotaciones/ .-·

publicaciones periódicas implícita en los Cuadernos, que sea la ocasión de


oficiar de registro de escritos que van retomando desde distintas perspecti­
vas problemas inherentes a lo metapsicológico y su eneseñanza, sus apari-
'
ciones polimorfas, el modo en que se hace poroso para las preguntas clíni- C. K.
cas, su carácter diseminante s obre múltiples problemas del psicoanáJ:isis.
En definitiva, anotaciones que precipiten un estado del psicoanálisis en
relación con preguntas y preocupaciones de los analistas que intervengan
en la publicación, en tanto l o ·metapsicológico ha de ser aquí un amplio
perimetro que aloje o se constituya como tema y como estilo.
La naturaleza de .los ensayos que aqui s e publican deriva fundamen­
talmente de trabaj os de investigación registrados a partir de la Cátedra Es­
tructura Psicológica Individual del Sujeto l . Nombre que arrastra �us con­
tradicciones desde la reapertura de l a Carrera de Psicología en 1 984 y que
su dictado responde en realidad al estudio de los conceptos fundamentales
del psicoanálisis con el ingreso en ellos a partir de los Trclbajos m etap­
sicológicos de Freud, de manera por supuesto no exclusiva.

l. Cuadernos de filosofia, publicación de la Carrera de Filosofia de la UN R.

56
Vigencia de lo metapsicológico medida el tratamiento que hace el propio Freud, para el cual el problema de
la fu�rza y el sentido son una sola y misma cosa. De todos modos Ricoeur
analiza con rigor las vicisitudes de la economía freudiana, la aparición de
una e.nergía extraña, no mensurable: "la libido como el .prirner concepto
Carlos Kuri
energético sin ser anatómico'\ y hasta el lugar determinal)te (esto quizás
sea.lo más atractivo), de l o clínico para la consideración de lo cuantitativo
¿Qué involucra hablar actualmente de rnetapsicología? ¿Estamos ante (la cantidad deriva .de la clínica por las representaciones hiperintensas . que
un pensamiento en desuso; lo tópico, lo económico y lo dinámico ha sido sufren las histéricas). Aún así, la presión d e un orden de problemas filosó­
ficos al que debería responder el Freud de Ricoeur ( determinismo o teleo­
relevado por simbólico, imaginario y real?
logía, o el programa hermenéutico mismo), señalan .la ajenidad que posee
Por supuesto que esta pregunta hay que ubicarla en otra, que si bien
la· práctica en su estudio. El apremio que la práctica impone en la reflexión
ha de intervenir de manera c onstante en estas páginas, no la afrontaremos
teórica no tiene un papel rector o sencillamente no lo reencontrarnos de ese
de modo sistemático: ¿;Qué lugar e -intervención tiene lo actual (ya sea en la
modo en Ricoeur: ri.o encontrarnos la altendad con que l o clínico infiltra a
figura de actualización que 'lo� problemas de la época' l e impondrían a la
la rnetapsicología (siempre demandándole nuevas argumentaciones) y que
clínica --esteriotipado tema de Congresos- 'o con la fórmula insistente y
la hace precisamente rnetapsicología, sino, por el contrario, prevalece el
difusa del progreso teórico en el discurso psicoanalítico)? P or lo demás hay
tributo que Ricoeur busca hacerle rendir a Freud con el dominio de lo Uni­
que añadir que esta pregunta implica o tra:, de l a que habitualmente se detec­
versal entendido . corno Cultura.
ta la respuesta operando de modo obvio y con escasa argumentación: ¿Lacan
El caso de Assoun probablemente s ea el que nos comprometa más
es la superación de Freud?
cercanamente. La circulación de sus trabaj os declaradamente rnetapsico­
Voy a distribuir la incidencia de lo metapsicológic0 alrededor de tres
lógicos han dejado una impronta dificil de esquivar. La indagación que
problemas: los distintos ensayos que en los últimos 40 años buscaron irida­
desarro lla de las influencias o filiaciones epistemológicas que impregnan
gar o resucitar esta dimensión del psicoanálisis; lo específicamente con­
la metapsicología, la emergencia y la ubicación y razón histórica de los
ceptual; y, por último, considerar lo que en Lacan s e transcribe como me­
términos, poseen una importancia indiscutible. Hay que decir sin embargo
tapsicolo gía.
la ,diferencia de tratamiento y de tono que existe entre su·.trabaj o Introduc­
ción a la epistemologíafreudiana, sin dudas el más interesant�, y los poste­
I. La historia y las confusiones
riores .(Jnt7·oducción a,. la metapsicología freudiana; La metapsic.ología;
Freudy los.filósofos: FreudyNietszche; Freudy rVittgenstein), que p endulan
Las posiciones que dispusieron una requisa explícita y
entre reseñas introductorias y proposiciones que buscan expandir la rnetap­
una éspecie de reivindicación de la metapsicología en los últi­
sicología pon una terminología extrínseca e imprecisa ( "sujeto angustia­
mos años p odrían resumirse en tres nombres: Ricoeur (la metap­
do"; "subj etivación de la pulsión" ) o evocadora de un lacanisrno disimula­
sicología baj o el dominio de la h ermenéutica) ; Assoun (la
do ("Cosa sexual" , " acto" , "resto").
metapsicología como episteme) y Green (la ampliación de la
Sólo quisiera detenerme brevemente en dos términos · tesc�dos por
m etapsicología). Ninguno de los tres. se ene<uentran en la direc­
Assoun que encuentro luminosos .para indagar lo metapsicológico, pero
ción en que entendemos la vigencia de lo metapsicológico .
que el domin.io epistemológico en el que define su trabaj o impide oír lo que
esos términos avisan. Me refiero a la localización de la revelación que ad­
Si bien hay que considerar el trabaj o de Ricoeur Freud, una interpre­
quiere en la rnetapsicblogía la palabra volS/tfufig.> (P.r�oX·i�oz:io). Y, por otra
tación de la cultura (1970) como uno de los más importantes en volver a parte, a·la caracterización de ia rnetapsicología .c;.or.p.p.:¿sQtérlca (en contra­
poner atención sobre la estructura de la obra .freudiana, la distribución que poSición del carácter exotéri co, público, que adqu.irl ó' ..de inmediato el tér­
gobierna su estudio, entre energética y hermenéutica, disuelve en alguna mino psicoanálisis).
9 La ubicación de un intervalo entre la tÓpica y la anatomía, entre la
dinámica y l a quirnica, entre l o económico y la fisica, q�e designa l a rela­
ción asintótica que l� .metapsicol ogía tiene con los modelos cieJ!.tíficos, es
10

57
señalada por Assoun con precisión; es allí en donde en las proposiciones de tíficos, por no tocar la orilla de una ftsica que permita una libido mensura.:
Freud se lee.el carácterprovisorio qu� le otorga a sus concepciones econó­ ble, y no alcanzar una tópica cerebral para lo inconciente o la sustancia
mica, dinámica y tópica: provisorio 'hasta tanto consigamos un saber posi­ química de las zonas erógenas. Pero esto, que es justo, queda encogido al
.tivo\ 'provisorio basta que la Ciencia confirme o mejore nuestras conjetu­ apoyarse en el ideal de cientificidad de las proposiciones freudianas, como
ras'. Pero al �:�quci.r esto a la relación de la metapsicología y la episteme del eje rector de su planteo. Esto eclipsa que en ese. intervalo Freud instaura
siglo x;rx, impide que se observe ·.una irradiación de lo provisorio en el una verdadera retórica como vehículo de las razones ana,líticas. Es la retó­
discurso metapsicológico, en lo metapsicológico como discurso, . en el esti­ rica freudiana la q:U� hace funcionar a lo provisorio (el 'digo esto por ahora',
lo de funqa.w�.J..ltª_ci.9n fr§udiana, en sus marchas y contramarchas, en las 'el estar dispuesto a cambiar la definiqión si en el curso de la-investigación
afii!I).g.ciohes ·e¡:; su�pen�·o . Aquello que lo pr01>isorio2 introduce como fun­ s e presenta como necesario') en un intervalo itinerante, que lo encontramos
cionamiento en la argumentación psicoanalítica, queda en Assoun.retenido entre lo tópico y la localizaCión en la anatomía cerebral, entre lo económico
en nombre de la episteme. y lá termodinámica, pero también entre el Eros instip.tual y .Platón, entre
La.exposición de Assoun sobre el modo en ·que Freud toma los mode­ Tótem y Tabú y la antropología, entre el cuerpo histérico �echo de repre­
los científicos con los cuales se formó, es absolutamente detallada y riguro­ sentaciones y la conversión charcotiana, entre e l no:J:I1inalismo lingüístico y
sa; haciendo un tejido de conceptos a partir de los nombres y sus influen­ la represent.ación-cosa/representación-palabra.
cias, desfilan entre otros: Helmholtz, Fecbner, Herbart, Brücke, Darwin3 • Cqnsiderar esto nos dej a en condiciones de afirmar que la potencia
Es en medio de esos detalles específicds del contexto científico de Freud, de lo provisional reside en el modo metapsicológico de ensayar razones de
en donde constata la repetfción del significante vorliiufig, que interviene carácter general f�ente al apremio de una práctica de lo singular.
para indicar que entre los conceptos que Freud construye y·la terminología
e ideales (termodinámicos, fisiológicos, a:¡¡atómicos) que adopta, produce ap
El nombre de .mei sicoiogía -simultáneo a la presentación pública
una subversión, un 'espacio' que no termina de transitarse entre, po/ejem­ del nombre psicoanálisis (1896)-, efectivamente parece reservarse a un ejer­
plo, la libido y su medición energética. cicio conceptual para un grupo de iniciados, esto es; la. caracterización de lo
Sin embargo el titulo que Assoun coloca a esta parte de su texto re­ metapsicológico como esotérico, tal la idea de Assoun, ofrece, frente a lo
sulta suficiente para entender que al mismo tiempo que descubre lo que exotérico del término 'psicoanálisis', un contrapunto atractivo. " ¿Es verda­
sucede e:n el discurso metapsicológico de Freud, encoge su dimensión cíe deral'l!ente metf)-psicología lo que bago?", el tono de la pregunta que en la
discurso: Assoun entiende vorliiufig como un intervalo imaginario y no Carta 84 le clirige Freud a Flie�s, a la espera aparentemente de una respues­
como una acción discursiva, esto es, entiende que el intervalo es un espacio .
ta que no llegó, equivale para Assoun a " la práctica: epistémica freudiana
de inacabamiento y no un modo cliscursivo de la alteridad. Si creemos que que se nombra". Es la identidad epistéinica la que domina, el sitio y la im­
la metapsicología es una episteme y no un e!)tado o un modo de argumentar, portancia que Assoun le otorga a lo esotérj.co metapsicológico.
el inte/-"alo ha de quedar quieto entre lq qu� s ejuega en esas tres dimensiones Pa,ra nosotros el va:lor se encuentra en otro lado. Aunque el enunciado
de la metapsicología; si bien señalando con preCisión la insuficiencia -afor­ resulte chocante y hasta ridículo, podemos decirlo así: los pacientes piden
tunada -del psicoanálisis por no haber alcanzado a cumplir sus ideales cien- un psicoanálisis, no una metapsiCología, se demanda un psicoanálisis, no
una metapsicología. Quiero decir que el nombre de metapsicología, que
históricamente avisa que los argumentos clínicos necesitan excetler el re­
2. « . . . 'provisionalmente' -esto es, desde el principio estaremos dispuestos a cambiar la definición de la
·gama de objetos si en el curso de l a investigación esta posibilidad se presenta como necesaria-. De esta curso a la conciencia, es lo que da inicio a l a conversación entre analistas,
mane� se le confiere ·a la investigación cierta dirección, pero se la puede modificar en cualquier punton. inaugura un tráfico de términos y explicaciones que tendrá que ver también
(R. Tngarden. Das /1/erar/sche Kunstwerk; citado por !.. Lutereau en Lacan y el Barroco, Ed. Lumen,
Buenos Aires, 2009). con l a vigencia que estarnos buscando justificar, con un modo de da� razo­
3: La ·genealogía ¡le la tópica proviene de una fisiologla como extensión de la fisica, derivada de la nes de lo clínico que s e emancipa de un orden de razones apuntalados en la
observación ·microscópica de la estructura histológica de la cclula nerviosa, reaHzada por Frcud en el
Instituto de BrOcke. La noción de representnciól' (Vorsre/lung), utilizada por Herbart para desplazar la episteme.
'psicología de las fuculrades' y ubicar alli fuerzas en oposición entre representaciones, l e pennitc a Fri:ud Comienza alli no exactamente la identidad epistémica, sino el trabajo
considerar la importancia de lo dinámico (del conflicto). Por otra parte, la influencia energctica que
poseen Fcchner y Helmholtz; en relación a la medición y regulación de las cantidades de excitación del discurso, de retórica freudiana, .de rectificación de lc;>s términos y·de sus
{principio de inercia neurónica) lo encauza a p�stular /o económico, una economía inherente al principio acentos semánticos, en definitiva una tarea con lo otro (iel concepto. La
de placer-displacer.
constitución de los conceptos metapsicológicos s e establece como ejerci-
11
12

58
cio de a lterid,ad. La metapsicología instaura una zona de cruce entre inda., II. La marcha de los conceptos
gación y escritura también es e l punto en que se cruza Lacan con Freud. La
caracterización de esotérico nos permite pensar en lo que este discurso de Se trata de observar las tensiones y efectos argumentales
los conceptos impone como conversación entre analistas. Aquí se juntan que siguen provocando, en el tratamiento deproblemas delpsi­
entonces lo esotérico con lo-provisional (vorliiufig): lejos de establecer una coanálisis, nociones oriundas de lo que se nombra como metap­
identidad, estabilidad de la epistem�. cohesión y unidad de ].ln saber, prepa­ sicologta:· ·investidura, descarga, excitación, pulsión de muer­
ra las condiciones para la ocasión de lo ad hoc, propió del pensamiento te, masóquismo primordial, ..represió_n.
m etapsico -
ló gi co : provisional : que podamos cambiar de rumbo cuando las
circunstancias clínicas lo requieran. Volvamos a nuestra pregunta de un modo más extenso: ¿Qué función
le otorgamo� al estudio de los trabajos met!'lpsicológicos de Freud, de lo
Mencionemos finalmente en lo que hace a 'este punto, unE\ posición metapsicológico como r?-sgo, a l a emergencia de esos conceptos en Lacan y
que si bien, como anunciamos, se puede resumir en ·el nombre de A. Green, a los cruces conc;eptuales en su obra y en los artículos contemporáneos en
confluyen alli varias pollticas actuales del psicoanálisis. En este caso l a donde esas nociones freudianas parecieran compartir la misma estirpe?
vigencia d e l o metapsico lógico padece la idea d e evolución y ampliación; Los efectos de conceptos tales como investidura (o carga), p ercep­
es justamente por esto que la ' actualización' ha· dominado uno de los modos ción, pulsión, libido, represión, inconciente, representante de la representa­
de reconsiderar la metapsicología;· Se trata de proposiciones que buscan ción, angustia, facilitación -por nombrar algunos al azar- no son sólo refe­
agrandar la metapsicología, dar:le nuevas especialidades, como para alber­ rencias frecuentes, sino que · intervienen y presionan en la argumentación
gar, en la idea de un conocimiento progresivo; los avances supues�os del clínica y en nociones lacanianas como el goce o el significante. Considerar
psicoanálisis (podríamos decir que indirectamente se trata de controlar la la vigencia de Jo metapsicologico tanto en la contextura de las nociones
explosión, diseminante·y multiforme del discurso de Lacan). Así encontra­ como en el· modo de dar razones de lo clínico p ermite, entre otras cosas,
mos "la concepción psicoanalítica de los afectos", como si se tratara de · establecer un programa básico de prob.lemas que atraviesan el discu:r�so psi­
ampliar el psicoanálisis atendiendo a cada una de las facultades psicológi­ coanalítico.
cas -una concepción para la inteligencia, para el afecto o para"la voluntad-, Bahnung; Abfitht; Besetzurig, para nombrar inicialmente tres concep­
en lugar de preguntarifos , como lo hace Freud, qué son los afectos a p artir tos·en los cua-les algunos detalles, a veces señalados por Lacan, serían sufi­
de1 descubrimiento del inconciente. En esta línea s e puede adscribir tam­ cientes para ac�ptar que en leves diferencias se deciden importantes discu­
bién "la metapsicologla del vínculo ", tiza tercera tópica ", "el·proceso ter­ siones sobre el estado del psicoaná,lisis y sobre la argumentación que infil­
ciario "�. Todo pa,rece dominado en un inverosímil requerimiento de au­ tra nuestra práctica.
mentar los temas que caigan b ajo la s ombra metapsicoló ica, en lugar de g Anuncio entonces con esto lo que revisaré de manera un poco más
observar l a porosidad de la argumentación metaps�cológica. Más que am­ detenida: el término Béihnung expone una oscilación entre lo que se presen­
pliar la metapsicología se trata de observar qué alteraciones provoca sobre ta como facilitación, tal la traducción habitual, y articulación significante
lo metapsicológico, en su ejercicio discursivo, la actividad de los concep­ (dirá Lacan). Lq que se demuestra fundamental para considerar la asimetria
tos como razón de· lo cHnl.co. entre Abfo.hr (descarga) y Besetzung (carga, investidura, catexis) -sobre lo
Poi supuesto que .algo de esto hay en Foucault cuando piensa en Freud cual se sostiene tácita y al borde de la contradicción; la abusada noción de
como instaurador de discursividad, los conceptos nunca se quedan quietos, goce-.
obedecen la política del -retomo, lo que queda por leer, lo que nunca dijo En el Proyecto de una psicología p(lra n,eurÓlogos ( 1 89 5), Bahnung,
Freud y que sin embargo contiene la látencia de la enunciación. traducido, comQ dije, por facilitación, es urrtétiflíp.o::dite�:§jv.p,.,para l a prime­
ra concepción de un aparato como "aparato neÜr.Ó ai'•;'- p (Pre-a:r;_uncio del apa­
rato psíquico, en donde lo que importa es la condición de aparato, de una
memoria mecánica). Transfigurado de un discur.so neurofógico (Bahn "en
la neurología del siglo XIX designaba las vías nerviosas ';5). L a figura de

4. GREEN, A. "Notas sobre procesos terdarios"; en Lametapsicologla re visitada. Dejours, Ch.: "La troi.ñeme
5. HANNS, L. A: Diccionario de terminas alemanes de Freud, Ed. Lohlé-Lumen, Buenos Aires, 2001
Iopique", en Lecores entre biologie et psychanalyse. Zukerfeld, R.: "Acerca de la tercera tópica".

13 14
59
vía, de camino, de "hacer transitable" el pasaj e de una neurona a otra (de sueño es dónde el término adquiere su exacta dimensión: para que el sueño
un� representación a otra) e� lo dominante en el concepto. Al punto que la alcance sus fines -por ejemplo la figurábilidad exenta de censura-, no se
reencontramos en el retomo· que la importartcia de lo económico tiene en requiere otra cosa ".que transitar las vías que ya encuentra facilitadas (ge­
Nfdsaliá de/principio delplac'ér: " ( . . .) en su avance de un elemento a otro bahnt) en el pensamiento inconciente"8•
la excitación tiene que vencer una ·resistencia, y justamente la reducción de Hay que notar que el acento decisivo lo col.o ca aquí la expresión "de­
ésta creg la �mella permanente de la �xcitación (la traza, el camino facilita­ terminadas vías". El tipo de vías en las que piensa Frerid éondtice la noción
do -faciÍitaci6i:.ilBahnung-) ( . . .)". E's fácil encontrar en está huella el modo de descarga a un impasse. Los medios de 'descarga' atañen a la conversión
en que la f�c�)j!¡¡t�JQfbO..f!C:c.f?. Ja figu�a de la memoria como traz�, como es- histérica, a la satisfácción del chiste y, si se quiere invocar al cuerpo, para
• -'U.- 1 . ........ �.·""·
!"!• �·! •. r. •""'_. .�.;. • • • no desentendemos qe que el aparato freudiano lo tiene en su base con la
entura, y ü!Ci:'�tra.hsitát. qúe'.Pemiite el cammo de las mvestiduras 9 de las
· pulsión, podríamos incluir hasta el problema del orgasmo. Quiero decir
cargas: sin embargo, para alcanzar la dimensión de lo qu� in��lucra el
que estamos hablando de vías que desvían, que fadlitpn/articulan un cir­
concepto quiero señalar dos aspectos que exponen cierta ambigüedad be­
cuito no motor, vías que articulan carga (investidura ...:.Besetzurig�): el sín­
neficiosg. Por un lado 'las variantes co:q las qu� el propio Freud somete al
tom!l .O el plus del chiste, las escenas de un sueño, todo ello está muy lejos
térr:qino: .en el parágrafo '(3] de la Parte III del Proyecto, advierte de la per­
de cualquier descarga motriz: Y, como decíamos, el orgasmo sólo podría
turbación que sufre la tendencia de segu'ir la mej or facilitacfón a raíz de lo
ubicarse en el abismo de la satisfacción o en su dificultad, como vicisitud
que llama investiduras colaterales, que no son otra cosa que el desvío que
del deseo, las vías a través de las cuales se l o interroga . están hechas de
la investidura-deseo, esto es una representación deseo, impone como una
huellas inves-tidas; de estilos del deseo.
modificación del nivel por donde circula la facilitación: la memoria consis­
Este enfoque h�y que sumarlo a otras razones que también llevan la
te en facilitaciones, que no son alteradas, pero que valen para un determina­
noción de descarga a un calleJón sin salida: en lo que hace a la energía libre,
do nivel, el deseo introduce un desnivel en el circuito mnémico, y el camino
la movilidad de cargas (que implica por ejemplo desplazamiento y conden­
obedece ·en ese· ·cas·o, más que a la mejor facilitación, a "la v�cindad ci'e la
sación), claramente no es igual a descarga. Como por otra parte en lo que
investidura-deseo de l a Vorstellung'45• Esto 9,ej a en claro que Y,a para Freud
respecta a la energía ligada,.que remitiría a lo preconciente y a percepción­
la contigüidad no responde a la inercia de registros el!)píricos sino ·a los acen­ conciencia, enc·ontramos que requiere para su ligazón, de 'menor descarga
tos impuestos .por el deseo. Lo que justifica sin dudas el deslizamiento que de investidura', lo que mantiene l a distancia entre l o preconciente y el polo
Lacan procura sobre el térl!)ino, cuando conduce facilitación a la noción de motriz e impide que conciencia se coE.funda con descarga. Dejemos insta­
articulación sign,ificante; no es forzado pensar entonces en Bahn.wzg como arti­ lado entonces una prímera condición: la-. noción descriptiva, fisiol6gica o
culación significante en el marco de la vigencia metapsicológica que bus­ sexo/6gica (no hay una nc;;ción exactamente psicoanalítica, únicamente su
camos. defecto) de descarga, ·queda sin lugar-en la m etapsicologta;
El otro aspecto al que quiero darle importancia es una llave de paso Estos comentarios se dirigen por lo· pronto a advertir que es por este
para el otro término que puse en esta breve lista, apunta a la distancia que el cauce donde..encontramos la medida de comentarios de Lacan, que aunque
término B ahnung tiene con Abfuhr (descarga). Digo esto porque la idea de intermitentes, despiertan la latencia metapsicológica del discurso freudia­
vía de facilitacion se ha entendido como el camino tra sitable que el apara­ no, y · aunque se trata de afirmaciones conocidas, enmarcadas en lo que
to psíquico encuentra para l a descarga. Si bien es posible encontrar un sen­ estamos señalando modifican, mejoran creo, un poco su sentido :' "Todo el
tido del término en tanto "acciones de descarga que siguen determinadas esquema qu-e soporta fantásticamente la idea de la descarga de las tensiones
vías'17, es indispensable analizarlo bajo las líneas de fuerza del aparato freu­ pulsionales, está 5Qstenido sobre la-base de la func.i on de la detumescencia
diano. Siempre la facilitación opera como ttayecto ·en cuanto a la memoria que impone este l:ímite al goce ( . . . ). En la pulsión no se ·trata en modo
freudiana; es decir, en las formaciones del inconcil:mte y en la resistencia alguno de energía cinética, no se trata de algo que. va a regularse con el
que la asociación libre de sus pacientes expone (hay que mover simultánea­ mov:imiento. La desca,:-ga en juego es de otra natu¡;-al�za, y s e sitúa en otro
mente la resistencia en el discurso ylaresistencia•que interviene,.liviana o plano ( . . . ) . La constancia del empuje veda toda asimilapión de la pulsión a
densa, entre una huella y otra). Me refiero a que cuando Freud se·enfrenta al una función biológica, la cual siempre tiene un ritrno"9•

8 . La interpretación d e los suellos, p. 35 l .


9 . LA CAN, J.:
6. Proyecto, p. 425.
7. inhibición, síntoma y angustia, p. 1 2 6 . Seminario 1 4, Lágica de/fantasma.

15 16

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III. ¿Metapsicolo gía l acaniana? Están allí entonces, al modo de una transcripción de lo metapsicológico en
Lacan, el descentramiento del sujeto como el más ailá. de la psicologia y el
Lejos de considerar una correspondencia lacaniana- de inicio conceptual del go ce como consecuencia de los problemas económi­
la m etapsicología o establecer una clasific ación de conceptos cos del más allá del principio de placer -determinante de la segunda tópica-.
lacanianos que posean, anaiógicamente, estirpe m etapsi­ Con esto nos dirigimos a desplazar la metapsicología desde el lugar
cológica, se trataaesituarlospuntos que en Lacan s.?_ transcribe de complemento gnoseológico de l a práctica (de la metapsicologia como
lo metapsicológico y el modo en que su discurso se sitúa en 'decisión de entender', de un 'conocimiento en cuanto a lo real clínico', tal la
inter-locución10 con losproblemas abiertosporFreud. El campo idea de Assoun) a la metapsicologia como discurso permeable a las pregun­
freudJano es lo metapsicológico, no ·COmo identidad epis­ tas suscitadas en lo clínico. Se trata de esto cuando se invoca l a célebre
temológica, sino como lo otro de los c�mceptos que circulan hechicera' de l a dígresión de Freud en Análisis terminable e interminable:
entre Freudy Lacan (probablemente declarado en el "soyfreu­ " Si se pregunta por qué den:oteros y con qué medios acontece ello (la clau­

diano " dicho por Lacan en 1980). dicación de la pulsión en cuanto a su satisfacción), no es fácil responder.
Uno no puede menos que decirse: ' Entonces es preciso que intervenga la
bruj a' . La bruj a metapsicologia, quiere decir. Sin un especular y un teorizar
"Creo poder demostrar que ( . . . ) para leer toda la metapsicología freu­
metapsicológicos -a punto estuve de decir: fantasear- no se da aquí un solo
diana, es indispensable servirse de l a distinción d e planos y relaciones ex­
paso adelante. Por desgracia, los informes·de la bruja tampoco esta vez son
presada por l o s términos simbólico; imaginario y real " . Hay que observar
muy claros ni muy .detallados. Tenemos sólo un punto de apoyo -si bien
en .esto la operación más. célebr.e de transcripción, un reordenamiento -y no
inestimable-: la oposición entre proceso primario y secundario, y a este he
un reemplazo o superación- provocado por el ret0.\110 a Freud, que parece
de remitir·aquí" . Con el 'fantaseó' Freud está nombrando un estado del dis-
reinscribir el tríptico freudiano inserto en las tópicas, con estos tres nom­
"cur.so , el del:'ensayo (que él mismo utilizaba para calificar tanto a sus escri­
bres bautismales de Lacan. Lo mismo sigue sucediendo, muchos años más
"tos metapsicológico� como a sus historiales clínicos), proclive a los des­
tarde, cuando real, simbólico e imaginario, transcribe y se deja a su vez leer
víos .y conjeturas, punto en que l a identidad de pensamiento le hace lugar al
podnhibición, síntoma y angustia; quizás la zona freudia,na en donde la
:.pensamiento como alterida.d, como lengua.
metapsicología alcanza su. estado clínico: cuando l a metapsicología es la
Esto último nos deja en condiciones de establecer algunas proposi­
c1ínica 1 1 •
ciones: la metapsicología es el vehículo por donde se instala la posibilidad
" ¿Por qué decidió Freud introducir éstas nuevas n o ci ones meta­
de argumentación ant;J.lítica. L.a aparición en los escritos, en los artículos,
psicológicas, denominadas tópicas, que se llaman yo, superyó y ello? En la
en las ponencias, en los cursos, esporádica pero inevitable, de términos con
experiencia iniciada tras su descubrimiento se produj o un viraje, una crisis
carga metapsicológica, no son usos débiles, sino verdaderos indicios de que
concreta. En' una palabra, el nuevo yo Ue), con el que se tema que dialogar,
.la conversación entre analistas .no podría �ndar sino por esos significantes.
al cabo de cierto tiempo se negó a responder". Esta perspectiva es l a que
Indicios de que allí encuentran lo metapsicoló'gico como vehículo de una
reconocemos en nuestrá insistencia sobre que · el estatuto de lo m etap­
lectura .de retomo y de la instauración de una conversación, es esto la ins­
Sicológico n o es causa de si mismo, el apremio de lo clínico encuentra en
tauración de una discursividad: la metapsicología es lo otro que permite
esto una búena figura, que l a crisis de la técnica psicoanalítica, el punto en
que la conversación no sea entre sem� antes, que entre analistas (a veces)
que el yo dej a de responder, en 1 920, es cuando Freud decide introducir sus
haya más argumentación que comunicad ón, lo que ofrece además una prueba
nuevas nociones metapsicológicas. "Y si se lee con atención lo que escribió de la eficacia de lo en.sayístico en la instauración de un saber13• Es también
a partir ·de 1 920, se advierte ·que hay un estrecho lazo entre esa crisis de l a
" 1 2•
lo que permite salvaguardar la pregunta ..cJ.ípjgª'·º-� jª ccm1;r:t;�eña, la jerga o
técnica que había que superar y 1 a faori c a.ci ón d e estas nuevas noGi ones de cierta. c onsecuencia afásica de la top�i �gt
a;,:g�:n)�:ii a6�:�: t
Finalmente, que estos. significantes de lo metapsicológico sean con­
1 O. La interlocución como registro teórico de las influencias e s una idea que puede encontrarse en Nora siderados como vehículo entre los analistas, . .involi.1crá una cuestión ética.
Trosman en "Interlocutores filosóficos de Lacan" (puede verse en !mago Agenda, mayo 2009 o en In
.fundamentación del programa del Seminario del ·mismo nombre correspondiente a la Maestrla en
psicoanálisis de la Facultad de Psicologla UNR. 1 3 . Convcndrla aquí tener en cuenta el modo en que Foucault provoca una cs�isiól} entre saber y cpistc:mc en
! l. Seminario 22. R.S.I., clase del 13/0Sns. su Arqueologla del saber.
12. Seminario 2; clase l; "Psicologla y metapsicologla".
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61
"Si aferramos ( . . . ) de cerca lo que se puede llamar 1� evolución de la
metapsicología freudiana, es porque. es aquí donde podemos pensar hallar . . . ,

ia hJlella de una elaboración que ret1ej e un pen�amiento ético 14•


Quizás sea indispensable interc;:alar lo ético como cadena de trasmi­
sión, como aquello que permite cruzar la metapsicología y la experiencia
como r�stricción, lo que permite que la metapsicología sea experiencia y la
experiencia metapsicología. Al desp1azamiento que va de la metapsicología
como epi,st�.rr,i.e,.,F\)� m�t�p�icología como discurso, hay que añadir que el
..

mismo dei�iá21lffii'éri'fó ci'�f[blece en ella la huella que refleja un pensamiento


ético...Quiero decir lo siguiente: la disposición de la inetapsico 1ogía a deses­
tabilizarse, a transfigurarse, es lo que le nos convence de que la clínica no ·

podría p.ndar sin ella; allí se cuela, aprovecha su porosidad, se aviene -sin
impostación- a lo inesperado : "Co�sidero -le escribía Freud a Ferenczi­
que no ·hay que elaborar teorías; éstas deben caer de improviso en la casa,
como huéspedes a los que no se había invitado, mientras está uno ocupado
en los detalles... ". Lej os del amparo de las sistematizaciones o fórmulas, en
la metapsicolo·gía estamos ante un pensamiento condescendiente con el
detalle clínico., el otro modo d.e decir la diferencia que busca Lacan entre
los conceptos (amo) como citas de clausúFa y la separación entre saber y
verdad (restricción incesante, trabajo de analista). Es el trabajo incesante
del retomo de lo no leído de los conceptos, del enrarecimiento de los su­
puestos, es la alteridad metapsicológica, con la que ·
tanto insistimos, la que
comanda esta separación.

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