Cancer de Tiroides

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CÁNCER DE TIROIDES - GUIÓN PARA EXPONER

I. INTRODUCCIÓN

A. Breve descripción de la tiroides y su función.

El tiroides es una glándula impar, de color pardo rojizo y de aspecto carnoso, cubierta en su
totalidad por una delgada cápsula fibroconectiva desde donde salen delgados septos (por
donde viajan vasos y nervios) que penetran el parénquima. Está ubicado en la región
anterior del cuello, extendiéndose hacia abajo desde el nivel de la quinta vértebra cervical
hacia la primera torácica. Su peso en promedio es de unos 20 a 30 gramos. Tiene forma de
H, con dos lóbulos; el derecho y el izquierdo, unidos por el istmo. Cada lóbulo mide entre 50
y 60 mm de longitud. La glándula crece de manera transitoria durante la pubertad, el
embarazo y la lactancia.

El tejido tiroideo está formado por 2 tipos de células: células foliculares y células
parafoliculares (células C).

● La mayor parte del tejido de la tiroides consiste de células foliculares. Estas células
secretan hormonas que contienen yodo. Las hormonas se llaman tiroxina (T4) y
triyodotironina (T3).
● Las células C o parafoliculares (en la membrana basal y en estrecho contacto con las
células foliculares) fabrican calcitonina y son inmunoreactivas para calcitonina,
sinaptofisina y cromogranina A y B, aunque también muestran inmunoreactividad al
antígeno carcinoembrionario (CEA). Son abundantes en el tercio superior y medio de
los lóbulos tiroideos. Predominan en los recién nacidos y en los ancianos, lo que hace
que los niveles de calcitonina sean altos en el suero umbilical de los neonatos.

La tiroides necesita yodo para producir las hormonas.

Funcion:

La principal función de la glándula tiroides es la producción de las hormonas tiroxina (T4),


para lo cual requiere yodo exógeno y triyodotironina (T3). Las hormonas tiroideas participan
en casi todas las reacciones metabólicas del cuerpo humano, principalmente:

● Estimulan la síntesis y degradación de proteínas.


● Juegan un rol activo en la erupción dental.
● Participan en la síntesis y degradación de las grasas.
● Son muy importantes en el desarrollo, maduración y especialización del sistema
nervioso central y periférico.
● Acción termorreguladora.
● Son imprescindibles para el crecimiento y desarrollo psicomotor.
● Participan en la síntesis de vitamina A.
● Aumentan el consumo de oxígeno por todos los órganos.
● Participan en el metabolismo del calcio (calcitonina).
● Estimulan la síntesis hematopoyética. La mayoría de los síndromes clínicos tiroideos
están relacionados con el estado funcional, es decir, hiper o hipofunción glandular.
B. Importancia de la cirugía en el tratamiento del cáncer de tiroides.

El cáncer de tiroides es una enfermedad en la que las células de la glándula tiroides se


vuelven malignas y comienzan a crecer de manera descontrolada. La cirugía desempeña un
papel crucial en el tratamiento del cáncer de tiroides, ya que permite la extirpación del
tumor maligno y, en algunos casos, de la glándula tiroides en su totalidad.

La cirugía se considera el tratamiento principal para el cáncer de tiroides, ya que puede


eliminar el tumor primario y, en algunos casos, las metástasis en los ganglios linfáticos
cercanos. Además, la cirugía puede ayudar a determinar la etapa del cáncer, lo que es
importante para la planificación del tratamiento adicional, como la radioterapia o la terapia
con yodo radiactivo.

La cirugía de tiroides puede realizarse mediante diferentes enfoques, como la tiroidectomía


parcial (extirpación de una parte de la glándula) o la tiroidectomía total (extirpación
completa de la glándula). El enfoque quirúrgico específico depende del tipo y la etapa del
cáncer, así como de otros factores individuales del paciente.

En resumen, la cirugía es una parte integral del tratamiento del cáncer de tiroides y
desempeña un papel fundamental en la extirpación del tumor, la determinación de la etapa
del cáncer y la planificación del tratamiento adicional.

II. EPIDEMIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO

A. Estadísticas de prevalencia y factores de riesgo asociados con el cáncer de tiroides.

Epidemiología y factores de riesgo:

● El cáncer de tiroides no representa más allá del 1,4 % de las enfermedades malignas
en países desarrollados. El cáncer de tiroides constituye el 90 % de los tumores
malignos del sistema endocrino, y causa únicamente el 0,2 % de las muertes por
cáncer.
● El cáncer de tiroides se presenta comúnmente como un nódulo solitario no doloroso,
palpable, descubierto por el propio paciente o el médico al realizar una palpación
rutinaria del cuello.

Factores de riesgo que no se pueden cambiar:

● sexo: Es notable la predilección del cáncer de tiroides por el sexo femenino, con una
relación mujer-hombre de 3:1.
● edad: El cáncer de tiroides es raro en la infancia, los bebés de 10 meses o más edad
y los adolescentes pueden desarrollar cáncer medular de tiroides (CMT),
especialmente si portan la mutación en el protooncogén RET. La incidencia de cáncer
de tiroides aumenta de un 3 % antes de los 20 años a un 8 % hacia los 80. Los
carcinomas de células de Hürtle afectan a personas de más de 50 años, mientras que
el carcinoma anaplásico se presenta con mayor frecuencia despues de los 60 años. La
edad promedio al momento del diagnóstico del carcinoma diferenciado papilar es
entre la mitad de los 40 y comienzos de los 50.
● Factores geneticos: Un oncogén RET anormal, que puede pasarse de padre a hijo,
puede causar CMT. No todas las personas con un oncogén RET alterado desarrollarán
cáncer. Una vez que se identifica el oncogén RET alterado, un médico puede
recomendar una cirugía para extirpar la glándula tiroides antes de que se desarrolle
el cáncer. Un antecedente familiar de CMT, un antecedente familiar de pólipos
precancerosos en el colon, también llamado intestino grueso, aumenta el riesgo de
desarrollar cáncer papilar tiroideo.
● afecciones hereditarias:

Cáncer de tiroides medular: aproximadamente 2 de cada 10 carcinomas de tiroides


medulares resulta como consecuencia de heredar un gen anormal. Estos casos se
conocen como carcinoma de tiroides medular familiar (FMTC). El FMTC puede ocurrir
solo, o puede surgir con otros tumores.

La combinación de FMTC con tumores de otras glándulas endocrinas se conoce como


neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (MEN 2). Existen dos subtipos, la MEN 2a y la
MEN 2b: ambos son causados por mutaciones (defectos) del gen RET.

● En la MEN 2a, el carcinoma de tiroides medular ocurre con los


feocromocitomas (tumores que producen adrenalina) y con los tumores de
las glándulas paratiroideas.
● En la MEN 2b, el carcinoma de tiroides medular está asociado con los
feocromocitomas y con los crecimientos benignos de los tejidos nerviosos en
la lengua y en otros lugares llamados neuromas. Este subtipo es mucho
menos común que el MEN 2a. El carcinoma de tiroides medular es más
agresivo en el síndrome MEN 2b.

B. Mención de factores de riesgo específicos relacionados con la cirugía, como exposición


previa a radiación o cirugía de cabeza y cuello.

Factores de riesgo que se pueden cambian:

● Radiación: antes de 1950 alta proporción de carcinomas tiroideos en personas que


reciben radiaciones en el mediastino superior o en cabeza y cuello como tratamiento
de la hipertrofia adeno-amigdalina, hemangiomas, lesiones benignas del timo,
amigdalitis etc. En este grupo de pacientes, las neoplasias malignas tiroideas
comienzan a aparecer cinco años después de la radiación o pueden tardar hasta 20
años después de la exposición (el periodo de latencia promedio es de diez años). La
frecuencia e incidencia son proporcionales a la dosis. Un ejemplo muy conocido es el
accidente nuclear ocurrido en Chernóbil en abril de 1986, donde un porcentaje
altísimo de personas, especialmente niños menores de 15 años, han desarrollado
tumores de tiroides

Radioterapia para linfoma de Hodgkin u otros tipos de linfoma, Exposición a yodo


radiactivo, también llamado I-131 o RAI, especialmente en la niñez.
● Sobrepeso: Según la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC),
las personas con sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de
tiroides. El riesgo parece ser mayor a medida que aumenta el índice de masa
corporal (BMI).
● Yodo en la alimentacion.Los cánceres foliculares de tiroides son más comunes en
algunas áreas del mundo en las que la alimentación de las personas es baja en yodo.
En los Estados Unidos, el yodo se agrega a la sal para ayudar a prevenir problemas
tiroideos. Mucho yodo puede aumentar el riesgo de cáncer de tiroides papilar.

III. TIPOS DE CÁNCER DE TIROIDES

A. Carcinoma papilar: El cáncer papilar tiroideo se desarrolla a partir de las células


foliculares y generalmente crece lentamente. Generalmente se encuentra en un lóbulo.
Alrededor del 10 % al 20 % del cáncer papilar tiroideo aparece en ambos lóbulos. Es un
cáncer de tiroides diferenciado, lo que significa que en un microscopio el tumor se parece al
tejido normal de la tiroides. El cáncer papilar tiroideo a menudo se puede diseminar a los
ganglios linfáticos.

El carcinoma papilar puede ocurrir a cualquier edad. En la edad adulta representa la variante
más frecuente, con marcada predominancia por el sexo femenino entre los 20 y los 50 años
de edad. Después de la sexta década de la vida, la predilección por el sexo femenino decrece
moderadamente. Según la American Cancer Society, la relación mujer-hombre es:

● En pacientes menores de 19 años, la relación mujer-hombre es de ,2:1.


● En pacientes entre 20-45 años, la relación mujer-hombre es de ,6:1.
● En pacientes mayores a 45 años, la relación mujer-hombre es de ,8:1.

Es más común en países con dietas suficientes o con exceso en yodo. Representa entre el
80-85 % de los tumores malignos de la glándula.

Mayor relación etiopatogénica tiene con el antecedente de radiación en la región de la


cabeza y cuello.

Ciertas patologías benignas como la enfermedad de Graves y la tiroiditis de Hashimoto


tienen más alta predisposición para el desarrollo de carcinoma papilar. El carcinoma papilar
se ha reportado en asociación con el síndrome de Cowden, poliposis adenomatosa familiar,
síndrome de Carney y como parte del síndrome de neoplasia endocrina múltiple (MEN I).

Sobre el pronóstico de este tipo de neoplasia influyen: - la edad. Los niños tienen un
pronóstico excelente. Por encima de 40 años la mortalidad es mayor. - el tamaño de la lesión
inicial. Los tumores menores de 1,5 cms. (carcinoma oculto) producen menos metástasis,
tienen menos recidivas y su supervivencia

Hallazgos clínicos:

● se presenta como: 1. Enfermedad del cuello con aumento de volumen nodular. 2.


Con enfermedad del cuello más adenopatía cervical. 3. Solo como adenopatía
cervical metastásica (alrededor del 20 % de los casos). 4. Asintomático
● asintomático en un gran número de casos. Otra forma clínica frecuente es
presentarse como un nódulo de consistencia firme, muchas veces solitario

No produce alteraciones en los exámenes de laboratorio, a no ser que exista una


enfermedad de base como la tiroiditis de Hashimoto, que puede cursar con cierto grado de
hipotiroidismo

B. Carcinoma folicular: El cáncer folicular tiroideo también se desarrolla a partir de las


células foliculares y crece lentamente. Es un cáncer de tiroides diferenciado, pero es mucho
menos frecuente que el cáncer papilar tiroideo. Raramente se disemina a los ganglios
linfáticos.

El cáncer folicular tiroideo y el cáncer papilar tiroideo son los cánceres de tiroides
diferenciados más frecuentes,comprenden el 95 % de todos los cánceres tiroideos. Muy a
menudo son curables, especialmente cuando se descubren temprano y en personas
menores de 50 años de edad. Este tumor tiene mayor incidencia en las mujeres (3:1), el
hombre tiene peor pronóstico.

Metastatizan por vía sanguínea (16%) y también por vía linfática (9%), por lo que es más
agresivo y maligno que el papilar

Causas:

● La incidencia del carcinoma folicular es muy alta en áreas de deficiencia de yodo. El


suplemento dietético de yodo (sal yodada) ha sido relacionado con un incremento en
la frecuencia de carcinoma papilar y un descenso en el carcinoma folicular. La
radiación en el área de la cabeza y el cuello y la exposición a radiación nuclear.
● Entre un 3 y un 10% de pacientes con síndrome de Cowden (Este síndrome es
autosómico dominante, originado de una mutación en el gen supresor de tumor
PTEN y caracterizado por macrocefalia, lesiones mucocutáneas e incremento en el
riesgo para el cáncer de mama (hasta en un 50 %).
● en asociación con bocio adenomatoso o adenomas

Clinica:

● El carcinoma folicular se presenta, usualmente, como un nódulo solitario,


asintomático e intratiroideo.
● No es frecuente que se asocie a ronquera, disnea o disfagia, a menos que el tumor se
haya expandido a las estructuras del cuello
● Otra forma de presentación del carcinoma folicular es como enfermedad
metastásica. Alrededor del 25 % de los pacientes en el momento del diagnóstico se
presentan con metástasis, principalmente en los huesos (vértebras, cráneo y pelvis),
los pulmones, el hígado y el cerebro.
● Pacientes mayores de cuarenta años tienen una enfermedad más agresiva

C. Carcinoma Medular:
Es el tercer tumor más frecuente que afecta al tiroides. No se ha encontrado relación
etiopatogénica entre el antecedente de radiación en la región de la cabeza y cuello y el
carcinoma medular. Este tumor representa entre el 5-10 % de todos los tumores malignos de
la glándula tiroidea.

Formas de presentación del carcinoma medular:

● Familiar hereditaria: Representa alrededor del 25 % de los casos. Es autosómica


dominante. Etiopatogénicamente, existe una mutación en el protooncogen RET. El
carcinoma medular forma parte del síndrome de neoplasia endocrina múltiple II-A y
II-B (MEN II-A, II-B). Los pacientes con MEN II-B se presentan en la infancia, mientras
que los MEN II-A se presentan en la adolescencia tardía o adultez temprana. La edad
promedio de presentación en los pacientes con MEN II-A es alrededor de los 20 años.
○ MEN II-A (síndrome de Sipple): cursa con carcinoma medular bilateral o
hiperplasia de células C, feocromocitoma e hiperparatiroidismo, liquen
cutáneo y ocasionalmente enfermedad de Hirschsprung.
○ MEN II-B: estos pacientes tienen carcinoma medular, feocromocitoma, pero
rara vez tienen hipertiroidismo. Tienen una inusual apariencia caracterizada
por ganglioneuromas mucosos y un aspecto marfanoide. No hay predilección
por sexo alguno
● Forma esporádica: Es más frecuente entre la quinta y sexta décadas de la vida
(promedio de 52 años). Son típicamente unilaterales y no están asociados a
endocrinopatías. Las mujeres son más frecuentemente afectadas (3:2)

Los pacientes, consultan por un nódulo tiroideo no doloroso, diarreas acuosas severas o
flushing por altos niveles de calcitonina, prostaglandinas y serotonina secretada por el tumor

Diagnostico: El diagnóstico de laboratorio de ambas formas de carcinoma medular se hace


por la detección de altos niveles plasmáticos de calcitonina. marcador para el antígeno
carcinoembrionario (CEA), no con la misma sensibilidad y especificidad de la calcitonina. La
PAAF tiene una alta sensibilidad para el diagnóstico de carcinoma medular.

tratamiento: El tratamiento definitivo para ambas formas clínicas es la tiroidectomía total


más la disección linfática central y cervical. En los pacientes con MEN II-A o II-B y que
además tengan un feocromocitoma, este debe ser resecado antes que el tumor tiroideo,
para evitar de este modo crisis hipertensivas durante el acto quirúrgico, muchas veces de
difícil control.

D. Carcinoma anaplásico o indiferenciado: carcinoma sarcomatoide, carcinoma de células


gigantes, carcinoma pleomórfico, carcinosarcoma.

Este tipo de cáncer es raro, representa el 1 % del cáncer de tiroides. Es un cáncer de tiroides
de crecimiento rápido y poco diferenciado que puede comenzar a partir de un cáncer de
tiroides diferenciado o un tumor tiroideo benigno. Debido a que este tipo de cáncer de
tiroides crece tan rápidamente, es más difícil de tratar de manera exitosa. Es considerado
uno de los tumores de mayor agresividad y de más baja sobrevida de los que pueden afectar
al ser humano.
Representa entre el 2-4 % de los tumores malignos del tiroides. Los pacientes, usualmente,
están entre la sexta y séptima décadas de la vida.

Aparece en edades más tardías que los anteriores, alrededor de los 60 años (carcinoma de la
vejez).

Clinica

● Los pacientes consultan por un nódulo único o menos frecuente con nódulos
múltiples, que experimentan crecimiento rápido y que pueden llegar a comprometer
gran parte de la región anterior del cuello.
● La mayoría de las veces, como consecuencia del crecimiento y extensión a las
estructuras cervicales, los pacientes refieren ronquera (80 %), disfagia (60 %),
parálisis de la cuerda vocal (50 %) y dolor cervical (20 %). Cerca del 20 % de los casos
se presentan con masa cervical anterior de rápido crecimiento sin antecedente de
enfermedad tiroidea previa.
● El compromiso de la piel que cubre al tumor, frecuentemente, tiene eritema,
ulceración y necrosis.

Estos tumores son firmes y duros a la palpación. Con altísima frecuencia están fijos a las
estructuras blandas del cuello, comprometiendo los músculos, tráquea, esófago, nervio
laríngeo, laringe y linfonodos cervicales

Tratamiento

Los pacientes usualmente fallecen por asfixia como consecuencia de la compresión,


crecimiento intratraqueal del tumor o de la parálisis bilateral de las cuerdas vocales.

Una vez diagnosticado un carcinoma anaplásico, el tratamiento multimodal parece ser


necesario. Primero, se debe intentar mantener la vía aérea permeable. Si es operable, debe
realizarse la tiroidectomía y resección de todo el tejido macroscópicamente afectado en el
cuello. Entre un 5 y 10 % de los tumores pueden ser aparentemente resecados
completamente, por lo que los pacientes pueden llegar a tener una sobrevida larga.

IV. EVALUACION PREOPERATORIA

Introducción: La evaluación preoperatoria es una etapa crucial en la planificación de la


cirugía para el cáncer de tiroides. Consiste en una evaluación clínica exhaustiva, pruebas de
imagen y consideraciones específicas para garantizar la seguridad y eficacia del
procedimiento.

A. Evaluación clínica y endocrinológica del paciente:

Historia clínica:

a. Antecedentes médicos: Se recopilan datos sobre enfermedades previas,


tratamientos médicos y medicamentos que pueda estar tomando el paciente.
b. Síntomas: Se indaga sobre los síntomas relacionados con el cáncer de tiroides,
como cambios en la voz, dificultad para tragar, dolor en el cuello o presencia de
nódulos tiroideos.

c. Exposición previa a radiación o cirugía de cabeza y cuello: Se investiga si el


paciente ha sido sometido a tratamientos de radiación previos en el área de la
cabeza y el cuello, o si ha tenido cirugías previas en esa región.

d. Antecedentes familiares: Se pregunta al paciente sobre la presencia de cáncer de


tiroides u otras enfermedades tiroideas en familiares cercanos.

Examen físico:

a. Evaluación de la glándula tiroides: Se palpa y examina la glándula tiroides para


determinar su tamaño, consistencia y presencia de nódulos o masas.

b. Evaluación de los ganglios linfáticos: Se revisan los ganglios linfáticos del cuello
para detectar posibles metástasis o inflamación.

c. Evaluación del nervio laríngeo recurrente: Se realiza una evaluación cuidadosa de


la función del nervio laríngeo recurrente, que es responsable del movimiento de las
cuerdas vocales.

B. Pruebas de imagen para determinar la extensión del cáncer y guiar la planificación


quirúrgica:

Ecografía tiroidea:

a. Se utiliza para evaluar los nódulos tiroideos y determinar su tamaño,


características y presencia de malignidad.

b. Permite detectar la presencia de nódulos sospechosos que requieran una biopsia o


una cirugía más extensa.

Tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM):

a. Estas pruebas se utilizan para evaluar la extensión del cáncer en la glándula


tiroides y las estructuras circundantes, como los ganglios linfáticos y la tráquea.

b. Proporcionan información detallada sobre la ubicación y el tamaño del tumor, lo


que ayuda a guiar la planificación quirúrgica.

Gamagrafía tiroidea:

a. Se realiza después de la administración de una pequeña cantidad de yodo


radioactivo.
b. Permite evaluar la captación de yodo radioactivo en la glándula tiroides y detectar
la presencia de metástasis.

Tomografía por emisión de positrones (PET):

a. Se utiliza para identificar la presencia de metástasis a distancia en el cuerpo.

b. Proporciona información sobre la propagación del cáncer más allá de la tiroides.

C. Consideraciones preoperatorias para la cirugía:

Preparación con hormona tiroidea exógena:

a. En algunos casos, se puede administrar hormona tiroidea exógena para suprimir la


producción de hormonas estimulantes de la tiroides y reducir el tamaño de los
nódulos tiroideos antes de la cirugía.

b. Esto puede ayudar a facilitar la cirugía y mejorar los resultados a largo plazo.

Evaluación de la función tiroidea:

a. Se realiza un análisis de sangre para evaluar los niveles de hormonas tiroideas,


como la TSH, T3 y T4.

b. Esto ayuda a garantizar un adecuado control hormonal durante el procedimiento


quirúrgico.

Conclusión: La evaluación preoperatoria en el cáncer de tiroides es esencial para


determinar la extensión del tumor, planificar la cirugía y garantizar la seguridad del
paciente. Un enfoque integral que incluya la evaluación clínica, pruebas de imagen y
consideraciones específicas de preparación preoperatoria es fundamental para lograr
resultados óptimos en el tratamiento quirúrgico del cáncer de tiroides.

V. COMPLICACIONES QUIRÚRGICAS Y SU MANEJO

A. Identificación y preservación de las estructuras anatómicas clave, como el nervio


laríngeo recurrente y las glándulas paratiroides.

El nervio laríngeo recurrente:

a. Breve descripción: El nervio laríngeo recurrente es un nervio vital que inerva los
músculos de la laringe y juega un papel crucial en la función vocal. Durante la cirugía
de tiroides, es fundamental identificar y preservar este nervio para evitar daños y
mantener la función vocal normal.
b. Riesgos asociados: La lesión del nervio laríngeo recurrente puede causar parálisis
de las cuerdas vocales, lo que resulta en disfonía o dificultad para hablar.

c. Técnicas para identificación y preservación: Durante la cirugía, se utilizan técnicas


de identificación del nervio, como la estimulación nerviosa intraoperatoria y la
visualización cuidadosa de la anatomía circundante. Si se identifica algún daño al
nervio, se deben tomar medidas para su reparación, como la neurorrafia o la
colocación de injertos nerviosos.

Glándulas paratiroides:

a. Breve descripción: Las glándulas paratiroides son pequeñas glándulas situadas en


la tiroides que regulan los niveles de calcio en el cuerpo. Durante la cirugía de
tiroides, es importante preservar estas glándulas para evitar la hipoparatiroidismo,
una afección en la cual los niveles de calcio en la sangre disminuyen.

b. Riesgos asociados: La lesión o extirpación accidental de las glándulas paratiroides


puede resultar en hipoparatiroidismo, lo que lleva a síntomas como debilidad
muscular, calambres y entumecimiento.

c. Técnicas para identificación y preservación: Durante la cirugía, se debe tener


cuidado para identificar y preservar las glándulas paratiroides. Se pueden utilizar
técnicas de visualización y mapeo de las glándulas para asegurar su preservación. En
caso de daño o extirpación accidental, se pueden realizar trasplantes de tejido
paratiroideo autólogo o administrar suplementos de calcio y vitamina D para
controlar el hipoparatiroidismo.

B. Prevención y manejo de la hipoparatiroidismo postoperatorio.

Prevención del hipoparatiroidismo:

a. Uso de técnicas de preservación: Durante la cirugía de tiroides, se deben


implementar técnicas de preservación de las glándulas paratiroides para evitar el
hipoparatiroidismo. Esto incluye una identificación cuidadosa de las glándulas y su
separación de la glándula tiroides durante la disección.

b. Preservación vascular: Además de la identificación y preservación de las glándulas


paratiroides, también se debe prestar atención a la preservación del suministro
sanguíneo de estas glándulas para evitar la hipoperfusión y el daño tisular.

Manejo del hipoparatiroidismo postoperatorio:


a. Suplementos de calcio y vitamina D: En caso de desarrollar hipoparatiroidismo, se
pueden administrar suplementos de calcio y vitamina D para mantener niveles
adecuados de calcio en el organismo.

b. Reevaluación regular: Se debe realizar un seguimiento regular para evaluar los


niveles de calcio en sangre y ajustar la dosis de los suplementos según sea necesario.

c. Trasplante de tejido paratiroideo autólogo: En casos más graves de


hipoparatiroidismo persistente, se puede considerar el trasplante de tejido
paratiroideo autólogo, que implica el trasplante de tejido paratiroideo previamente
extirpado al paciente para restaurar la función normal de las glándulas.

C. Complicaciones relacionadas con la voz y su rehabilitación.

Disfonía postoperatoria:

a. Causas: La cirugía de tiroides puede afectar los músculos y nervios relacionados


con la voz, lo que puede provocar disfonía o cambios en la calidad vocal.

b. Rehabilitación vocal: En casos de disfonía postoperatoria, se puede recomendar


terapia vocal y rehabilitación para ayudar a restaurar la función vocal normal. Esto
puede incluir ejercicios de respiración, técnicas de relajación muscular y terapia de
voz especializada.

Cambios permanentes en la voz:

a. Riesgos: En algunos casos, los cambios en la voz pueden ser permanentes debido a
la lesión del nervio laríngeo recurrente durante la cirugía.

b. Opciones de tratamiento: En situaciones donde los cambios en la voz son


permanentes, se pueden considerar opciones de tratamiento, como la terapia de voz
adaptativa, el uso de prótesis vocales o cirugía de reconstrucción de las cuerdas
vocales.

D. Otros riesgos y complicaciones quirúrgicas, como hemorragia, infección, cicatrización


anormal, etc.

Hemorragia:
a. Riesgos: La cirugía de tiroides puede conllevar el riesgo de hemorragia durante o
después del procedimiento.

b. Control de la hemorragia: Se deben tomar medidas para controlar la hemorragia


durante la cirugía, como ligadura de los vasos sanguíneos y el uso de técnicas de
hemostasia adecuadas. En caso de hemorragia postoperatoria, puede ser necesaria
una intervención adicional, como la revisión quirúrgica o la administración de
transfusiones sanguíneas.

Infección:

a. Riesgos: Existe el riesgo de infección después de la cirugía de tiroides debido a la


contaminación bacteriana en el sitio quirúrgico.

b. Prevención y manejo: Se deben seguir protocolos estrictos de asepsia y


administración de antibióticos perioperatorios para prevenir la infección. En caso de
desarrollar una infección, se pueden administrar antibióticos específicos y realizar
drenajes si es necesario.

Cicatrización anormal:

a. Riesgos: Algunos pacientes pueden experimentar cicatrización anormal después de


la cirugía de tiroides, como la formación de queloides o cicatrices hipertróficas.

b. Tratamiento: En casos de cicatrización anormal, se pueden utilizar diferentes


técnicas para mejorar la apariencia de la cicatriz, como masajes, cremas tópicas, láser
o cirugía reconstructiva.

Es importante tener en cuenta que todas estas complicaciones y su manejo pueden


variar según las circunstancias individuales de cada paciente y la experiencia del
cirujano. Un enfoque multidisciplinario y una comunicación estrecha entre el equipo
médico y el paciente son fundamentales para lograr los mejores resultados en la
cirugía de tiroides y manejar las posibles complicaciones de manera efectiva.

VI. SEGUIMIENTO POSTOPERATORIO Y MANEJO DE CASOS COMPLEJOS

A. Importancia del seguimiento regular y pruebas de imagen de seguimiento.

Seguimiento regular:
a. Evaluación clínica: Después de la cirugía de tiroides, es crucial realizar un
seguimiento regular para evaluar la función tiroidea, controlar la cicatrización y
detectar posibles complicaciones.

b. Examen físico: Durante las visitas de seguimiento, se realizará un examen físico


para evaluar el estado de la glándula tiroides, identificar la presencia de masas o
nódulos y detectar cualquier cambio en la voz o los niveles de calcio en sangre.

c. Pruebas de laboratorio: Se pueden solicitar pruebas de laboratorio, como análisis


de sangre para medir los niveles de hormonas tiroideas, calcio y otros marcadores
tumorales específicos.

Pruebas de imagen de seguimiento:

a. Ecografía de cuello: La ecografía de cuello es una herramienta útil para evaluar la


presencia de masas, nódulos o recurrencia tumoral en la región del cuello.

b. Tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM): Estas pruebas de


imagen se pueden utilizar para evaluar la extensión del cáncer, la presencia de
metástasis o la recurrencia en áreas más distantes del cuello.

c. Escintigrafía de cuerpo entero con yodo radiactivo (I-131): En algunos casos, se


puede utilizar la escintigrafía con I-131 para detectar la presencia de tejido tiroideo
residual o metástasis a distancia en el cuerpo.

B. Manejo de casos complejos, como la recurrencia o la presencia de metástasis.

Recurrencia local:

a. Reintervención quirúrgica: En caso de recurrencia local del cáncer de tiroides, se


puede considerar una reintervención quirúrgica para extirpar la recurrencia y
cualquier tejido tiroideo residual.

b. Terapia adyuvante: Dependiendo del caso, se puede indicar terapia adyuvante,


como radioterapia o terapia con yodo radiactivo, para complementar la cirugía y
mejorar los resultados.

Metástasis a distancia:

a. Tratamiento sistémico: En casos de metástasis a distancia, se puede considerar el


uso de terapias sistémicas, como quimioterapia, terapia dirigida o inmunoterapia,
para controlar el crecimiento tumoral y mejorar la calidad de vida del paciente.
b. Manejo multidisciplinario: El manejo de casos complejos con metástasis a
distancia requiere un enfoque multidisciplinario que involucre a oncólogos,
radioterapeutas, endocrinólogos y otros especialistas para determinar el mejor plan
de tratamiento individualizado.

C. Rol de la terapia adyuvante (radioterapia, terapia con yodo radiactivo, terapia


hormonal) en el manejo postoperatorio.

Radioterapia:

a. Indicaciones: La radioterapia puede ser utilizada como terapia adyuvante en casos


de alto riesgo de recurrencia, presencia de enfermedad residual o metástasis, o
cuando la cirugía no ha sido completamente curativa.

b. Objetivos: El objetivo de la radioterapia es destruir las células cancerosas


restantes, reducir el riesgo de recurrencia y mejorar los resultados a largo plazo.

c. Efectos secundarios: La radioterapia puede tener efectos secundarios a corto y


largo plazo, como fatiga, irritación de la piel, sequedad de boca y disfunción tiroidea,
entre otros.

Terapia con yodo radiactivo:

a. Indicaciones: La terapia con yodo radiactivo, también conocida como ablación de


restos tiroideos, se utiliza para destruir cualquier tejido tiroideo residual o metástasis
que pueda captar yodo radiactivo.

b. Mecanismo de acción: El yodo radiactivo se concentra en las células tiroideas y


emite radiación que destruye las células cancerosas.

c. Preparación y seguimiento: Antes de la terapia con yodo radiactivo, puede ser


necesario preparar al paciente con una dieta baja en yodo y suspender la hormona
tiroidea exógena. Después del tratamiento, se realizarán pruebas de seguimiento
para evaluar la efectividad y detectar posibles efectos secundarios.

Terapia hormonal:

a. Supresión de la hormona estimulante de la tiroides (TSH): En algunos casos, se


puede indicar la supresión de TSH mediante la administración de hormona tiroidea
exógena para reducir el crecimiento y la actividad celular en la glándula tiroides
residual o metástasis.
b. Beneficios y efectos secundarios: La terapia hormonal puede ayudar a prevenir la
recurrencia y controlar el crecimiento del cáncer de tiroides, pero también puede
tener efectos secundarios relacionados con la supresión de la función tiroidea
normal.

Es importante destacar que el manejo de casos complejos de cáncer de tiroides


requiere un enfoque individualizado y la participación de un equipo médico
especializado. Las decisiones terapéuticas se basarán en el tipo y estadio del cáncer,
las características del paciente y las opciones de tratamiento disponibles en cada
caso. El seguimiento postoperatorio y el manejo de casos complejos deben ser
realizados en estrecha colaboración entre el paciente y el equipo médico para lograr
los mejores resultados y brindar un cuidado integral al paciente.

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