Bases Biológicas de La Conducta y El Comportamiento Humano

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Sin autor, el contenido fue tomado de la web, con fines docentes.

Adaptado por Licda. Lilian Afre.

Bases biológicas de la conducta y el comportamiento humano

Las bases biológicas de la conducta y el comportamiento humano tienen un papel crucial para
entender por qué somos como somos. Estudiar psicología te proporcionará los conocimientos
necesarios para comprender estas bases y saber cómo aplicarlas.

¿Qué son las bases biológicas de la conducta y el comportamiento?

Las bases biológicas de la conducta aúnan el saber de dos disciplinas. En primer lugar,
toman como base la biología y las actitudes de supervivencia del reino animal. El segundo
elemento relevante es la psicología, más adaptada a la realidad de los seres humanos.

Los objetivos de estas bases son establecer (o no) relaciones de determinación entre
nuestra naturaleza y las formas de actuar en solitario o en sociedad. Lo que sí es importante
señalar es que, en estos casos, el análisis que se busca es global. Por lo tanto, e indudablemente,
habrá numerosas generalizaciones.

Este es un punto importante, y es que lo que se busca es realizar medias estadísticas. No


se trata de analizar caso por caso la psicopatología sino, más bien, de entender por qué actuamos
de determinada manera. Y esto sirve para los contextos que consideramos sanos, pero, también,
para los patológicos.

Principales ejes biológicos de nuestra conducta

Lo cierto es que los condicionantes biológicos son varios y, dependiendo de la persona,


uno u otro tendrá más peso. Aunque el organismo humano es una máquina casi perfecta, lo cierto
es que no siempre funciona igual y, por ello, hay variaciones en función de cada individuo. Es ahí
donde gana importancia la generalización como pauta.

Hay que señalar, además, que suele existir una interrelación entre las diferentes
vertientes. Los tres principales ejes biológicos que condicionan nuestras actitudes y
comportamiento son el sistema nervioso, el sistema endocrino y la genética.

El sistema nervioso

La configuración cerebral y el funcionamiento del sistema nervioso son elementos


fundamentales para entender nuestras acciones. No en vano, los miles de millones de neuronas de
nuestro cerebro accionan nuestros comportamientos, aunque luego puedan estar influidos por
otros factores.
La disciplina encargada de estudiar los factores del sistema nervioso con nuestras acciones
es la neurociencia. Es indudable que las alteraciones o problemas que podamos tener influyen en
el comportamiento. Ahora bien, la actuación del sistema nervioso es, fundamentalmente,
adaptativa.

La gran diferencia del homo sapiens, con respecto a otras especies, está en esa capacidad
de decisión racional. Por lo tanto, la arquitectura de nuestro cerebro influye, y lo hace
decisivamente, en nuestras conductas y comportamiento.

El sistema endocrino

La segregación de hormonas, de la que es responsable el sistema endocrino, también


genera o predispone a determinadas actitudes. Es importante señalar que, en función de las
hormonas que se segreguen, estos cambios serán más o menos permanentes.

Un ejemplo paradigmático es el de la libido. Otras conductas puntuales, generadas


también por la secreción de hormonas, son la mayor o menor pasividad, generadas a su vez por las
neuronas del cerebro. Las depresiones, o la predisposición a las mismas, tienen mucho que ver con
estos mecanismos.

En definitiva, el sistema endocrino puede influir de muchas maneras en cómo nos


comportamos. Esta es la razón por la que convendrá conocer su funcionamiento e interrelación
con otras zonas del organismo.

La genética

La genética ya se ha sugerido, históricamente, como factor que determinaba conductas de


padres e hijos. Sin embargo, es importante señalar que la socialización y la cultura tienen un peso
decisivo. Dicho esto, hay que señalar que el descubrimiento del genoma humano en 2000 ha
permitido afinar los estudios. Hoy sí, se puede determinar que, al igual que en determinadas
enfermedades, la herencia genética puede influir en los comportamientos.

Ahora bien, los estudios actuales van mucho más allá de la herencia genética, también
denominada epigenética. Hoy se trata de comprobar también, sin más, qué genes pueden influir
más o menos en determinadas actitudes o predisposiciones. Si las alteraciones genéticas influyen
en las enfermedades, también lo hacen en nuestros comportamientos.

El estudio, pues, de la genética, tiene una importancia capital en todo lo relacionado con la
conducta.

¿Cómo integrar este saber práctico?


Los análisis deberían ser multidisciplinares para que sean efectivos. Esto es, que este
grupo de factores deben estudiarse en conjunto para tener respuestas completas.

Por ejemplo, hay condicionantes genéticos que, a su vez, influirán en comportamientos del
sistema nervioso y endocrino. Esto hace que un análisis por separado resulte poco útil y nada
realista. Tomar en conjunto todas estas disciplinas permitirá entender mejor las pautas de
conducta. No ha de extrañar, pues, que en los estudios de Psicología se le dé una importancia
creciente a esta cuestión.

Es importante señalar, sin embargo, que, aunque los condicionantes biológicos pesan, el
factor ambiental también lo hace. Esto es, que dónde vivimos influye, y mucho. Otros elementos,
como la procedencia social, también serán determinantes.

Los descubrimientos científicos de las últimas décadas han arrojado luz a cuestiones que,
en el pasado, solo eran especulativas o intuitivas. Entender que, como especie, tenemos unos
condicionantes biológicos al igual que otros mamíferos abre la puerta a una comprensión mejor en
varios ámbitos. El conocimiento de las bases biológicas de la conducta es vital para diversas
ciencias. Es por ello que, en los estudios de psicología, pasa a ser una materia de estudio central.

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