De Vuelta A La Clase y Al Estatus

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

Asignatura Datos del alumno Fecha

Teorías Apellidos: Quelal Mera Quito, 29 de diciembre de


Sociológicas Nombre:Grace Yolanda 2019

Trabajo: De vuelta a la clase y el estatus: por qué debe reivindicarse


una perspectiva sociológica de la desigualdad social

La sociedad post Segunda Guerra Mundial, estuvo llena de paradigmas que fueron
teorizados desde varios aspectos incluidos los económicos y sociales. Como producto
de este acontecimiento, las brechas sociales se hicieron más evidentes y profundas,
teniendo la expectativa de que estas se irían acortando conforme pasara el tiempo y la
sociedad encontrara un punto de equilibrio para luego repuntar, lo que ahora tenemos
la certeza que no se dio.

Según Milanovic ( 2016 ) la desigualdad ha repuntado y esto se debería ver como una
segunda curva de Kuznets, de esta época. En este mundo globalizado el avance
tecnológico es vertiginoso y desplaza cada día a la mano de obra que, ha perdido
progresivamente su capacidad de organizarse. Tenemos una clase media cada vez
menos visible, que se debate en disimular la pérdida de estatus o transparentar su
situación y así ser beneficiario de las políticas del estado.

En el artículo De vuelta a la clase y el estatus: por qué debe reivindicarse una


perspectiva sociológica de la desigualdad social, Goldthorpe, nos plantea que
individuos en diferentes posiciones de clase difieren sistemáticamente no solo en
función de sus niveles de renta, sino también en su grado de seguridad, estabilidad de
la renta a corto y largo plazo. Volviendo al contexto de Ecuador, esto aplicaría más en la
empresa privada, puesto que la administración pública está sujeta a los cambios
burocráticos que se dan, así es como un funcionario no solo tiene un alto cargo, sino
también la confianza del jefe máximo, no siempre este cargo le es dado con base en
méritos, sino porque confluyen factores como, amistades, parentescos, etnia, etc. Todo
esto le hace candidato seguro a quedar fuera cuando hay cambios de autoridades, o es
removido quien lo puso ahí. Goza de un estatus momentáneo, la relación de
superioridad que tiene respecto a sus subordinados desaparece al quedar cesante.

A finales del siglo anterior se hablaba de pobreza o empobrecimiento, de pérdida de


capacidad adquisitiva, más no de desigualdad. El razonamiento básico y popular de
que, los pobres son pobres porque son vagos calaba en la sociedad sin mediar mayor
duda, avivando así la llama del clasismo relacionada con las posesiones y el dinero. Sin
embargo tenemos que, las clases menos favorecidas, en una considerable cantidad no
se enfrentan contra los símbolos de estatus del orden que los oprime y, se acercan más
a los dominadores a través de prácticas de consumo.

Latinoamérica es la región mas inequitativa del mundo. Tal vez aquí es necesario
teorizar más allá de la distribución inequitativa de los bienes y servicios y, pensar más
en las personas, como centro del accionar socio político y como parte de un contexto
histórico. En el caso de Ecuador, los cambios en la estructura de clases estarían dados
por la aparición y desarrollo a partir del nuevo milenio, de una poderosa burguesía,
asociada en los denominados “grupos económicos” que, según el Servicio de Rentas
Internas, pasaron de 17 a 215 entre el 2007 y 2017. La clase terrateniente tradicional
sustentada en el sistema de hacienda y en el trabajo indígena de servidumbre,
prácticamente ha desaparecido, dando paso a una burguesía agraria, que abastece a las
ciudades de productos (Fernández, 2019). En este recorrido podemos ver como el
estatus, hasta cierto punto, transversaliza las clases sociales.

A su vez nos dice el sociólogo Iván Fernández Espinoza que:

“…un importante sector de trabajadores por cuenta propia se ha desarrollado


(27% de la PEA), el subproletariado, el artesanado y el campesinado dentro del
cual están las nacionalidades y pueblos indígenas, montuvios y
afroecuatorianos, aparte de otros asimilados al llamado “lumpen proletariado”,
integrado por personas dedicadas a actividades ilegales (delincuencia
organizada, traficantes, etcétera). En su conjunto la clase trabajadora representa
el 76% de la PEA según las aproximaciones que hace con los datos del censo del
2010” (2019, p.58)”.
Las políticas gubernamentales, en algunos países de América Latina, han perdido su
capacidad de intervención para disminuir la conflictividad, esa que es producto de la
subordinación de la sociedad a los criterios de rentabilidad del capital ( Osorio, 2004).

Las políticas sociales para combatir la pobreza extrema están presentes desde los
planes de gobierno de los candidatos, hasta cuando estos llegan al poder y emiten la
respectiva política pública, la cual contempla subsidios y deja un tanto de lado la
universalización de servicios básicos. El caso latinoamericano es muy estudiado y se
cuenta con diversos resultados sobre “medición de la pobreza”, que finalmente se
convierten en datos de estratificación social. Comparto aquí lo dicho por Jorge Arzate
Salgado (2009), quien dice que la carencia económica se da dentro de una distribución
inequitativa natural de los recursos económicos, situación producida por el mercado.
Este principio origina la teoría funcionalista de las clases sociales moderna: las clases
sociales son necesarias en un sistema que necesita de la diferenciación económica, para
subsistir y regenerarse, por lo tanto las clases y la desigualdad son necesarias. (Davis y
Moore, 1986).

La visión macro económica fundamentada en la estadística, llega en forma de números


hacia la población que no alcanza a entender la magnitud de esos indicadores, ni cómo
estos podían incidir en sus vidas. El analizar las desigualdades desde un punto de vista
meramente económico, es quitar la multiplicidad de aristas del problema y perder la
riqueza de complejidades que lo componen.

Por otra parte, tenemos que fijarnos en que como consecuencia de la globalización, nos
vemos enfrentados a nuevos factores de desigualdad y de exclusión, además de cambios
sociales, ya que el desarrollo de elementos sociales asociados a la globalización no son
distribuidos de manera equitativa en la población, por lo tanto es más distributiva antes
que generadora de beneficios. Esto posibilita la movilización de clases. El colectivo
humano llamado clase dominante, viene a ser el que está mejor posicionado y tiene una
mayor posibilidad de apropiamiento de los recursos materiales, simbólicos y sociales,
categorizados y legitimados de acuerdo a los valores de la cultura dominante.

“La clase cobra existencia cuando algunos hombres, de resultas de sus experiencias
comunes (heredadas o compartidas), sienten y articulan la identidad de sus intereses a
la vez comunes a ellos mismos y frente a otros hombres cuyos intereses son distintos y
habitualmente opuestos a los suyos”. (Thompson, 1989, p. 14).

Bourdieu, reconoce el poder como principio rector de las relaciones sociales,


planteando que en toda sociedad existe un orden dominante del que las clases
participan inequitativamente y, es el que dicta las posiciones que los individuos ocupan
en determinada estructura social, legitimando a través de acciones de poder, una
distribución desigual del capital, que es a su vez lo que les dota de reconocimiento
económico, social y cultural. También el autor da cuenta de una nueva facción de la
clase dominante a la que denomina “nueva burguesía”, opuesta de cierta manera a la
vieja burguesía industrial y comercial. Es la que vemos en nuestros países ocupando
posiciones de poder, jóvenes ejecutivos con educación de tercero y cuarto nivel,
haciendo carrera en importantes compañías privadas de renombre u organizaciones no
gubernamentales. Poseen un capital cultural alto y su estilo de vida es lujoso propio del
capital social y económico alto.

La teoría de la acción social de Weber afirma que la acción de un individuo está


condicionada por las pautas orientadoras del grupo, por lo tanto, toda acción obedece
principalmente a un condicionamiento colectivo sostenido por la cohesión social de los
individuos, que aparece como vía para mantener una armonía de las desigualdades.

Si la clase social es la denominación que se da a un grupo de individuos que tienen


rasgos en común desde un punto de vista económico, comportamental, y de
representación ideológica del mundo que lo rodea, la idea de mejoramiento del nivel de
vida adquiere un significado diferente en el empleo remunerado, para definirse casi
exclusivamente por el consumo y la posesión privada de bienes, construida por la
intervención del gobierno, empresarios y demás grupos de la sociedad civil (Aguilar
Villanueva, 2006).

En resumen, la perspectiva sociológica en temas de desigualdad, clases y estatus es


fundamental, ya que deben ser vistas como procesos sociales e históricos, donde van a
la par el factor económico, acceso a las oportunidades ( que es donde se produce la
discriminación ), junto a los modos y relaciones de producción, como lineamientos de
acción social. Es innegable la influencia de la familia y el hogar dentro de los esquemas
y la posición social a ocupar, como los efectos de la educación al momento de la
movilización social o tener estatus. Esta visión nos permitirá poner sobre la mesa los
procesos que surgen como efectos de la desigualdad y sus realidades múltiples, como
es el caso de los conflictos sociales y la violencia. Solo abordando estas problemáticas
desde una perspectiva sociológica crítica y, no puramente económica, lograremos
trabajar políticas públicas adecuadas que apoyen a dar soluciones efectivas y duraderas.

Bibliografía

Arzate, Jorge (2003). La pobreza como ciudadanía y complejidad de lo social, en


Pobreza urbana. México.
Fernández, I ( 2019 ) Las clases sociales en el Ecuador; una aproximación. Casa de la
Cultura, Quito.

Marx, K. ( 2012 ). Marx. Madrid, España: Gredos

Mills, Charles ( 1957 ). Las clases medias en Norteamérica: White collar. Aguilar.
Madrid, 93 – 103.

Morin, E. (2006 ) El Método. 6. Ética, España: Cátedra.

Rivas, R. (2008). Dos enfoques clásicos para el estudio de la estratificación y las clases
sociales, Espacio Abierto , julio-septiembre, vol. 17(3)

Vásquez, F (2002). Pierre Bourdieu: la sociología como crítica de la razón.


Madrid, Tierradenadie Ediciones.

También podría gustarte