Clima de Argentina ANIDA

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ANIDA

ATLAS NACIONAL INTERACTIVO DE ARGENTINA


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Clima de Argentina
Nuestro país, en una escala general, se ubica dentro de la zona
subtropical-templada (Morello & Matteucci, 2000). Sin embargo, su
extensión latitudinal americana, entre los 22° y los 55° S
aproximadamente, supone el desarrollo de una gran diversidad
climática, que abarca desde los climas tropicales de las ecorregiones
chaqueña, tucumano-oranense y misionera, hasta los climas fríos del
sur. Por otro lado, excepto en el Noroeste, goza de un clima
principalmente oceánico, debido a que, junto con Chile, conforman
cierta clase de península que se va angostando entre los océanos
Atlántico y Pacífico.
La cordillera de los Andes, en el oeste, es un gran condicionante del
clima regional:

 Desde 40° S y hacia el norte, los Andes son altos y bloquean el


aporte de humedad del Pacífico. Debido a esto y a la lejanía del
océano Atlántico, en el noroeste de Argentina y en el Chaco, tanto
argentino como paraguayo, el clima adquiere características
continentales.
 Desde 40° S hacia el sur, la cordillera es baja y el ascenso orográfico
de los vientos del oeste produce precipitaciones del lado chileno y
sobre una angosta franja del lado argentino. Luego los vientos
continúan secos hacia la meseta patagónica.

La dinámica de la atmósfera sobre todo el territorio nacional es


consecuencia de la dinámica de sus diferentes elementos
climatológicos: tales como la temperatura, la presión atmosférica,
que tiene implicancias sobre los vientos y por consiguiente, la
humedad y las precipitaciones.
Temperatura
Desde la frontera con Paraguay hasta el centro de Argentina parte
continental americana, aproximadamente a los 40º S, el relieve se
eleva solo por encima de los 500 metros sobre el nivel medio del mar
(msnm) solo en algunos puntos. Por esa razón, en esta región la
temperatura está regida por el efecto latitudinal y la influencia
oceánica. Una situación totalmente distinta se presenta en el oeste
del territorio argentino, donde los Andes hacen que las isotermas
sean gobernadas casi exclusivamente por la altura, siguiendo una
dirección norte-sur.

Temperaturas medias anuales

Las temperaturas más elevadas se observan en la parte norte del


Chaco argentino, donde se halla una gran zona caliente que se
extiende hasta los 30° S. Al sur, la variación de la temperatura se
acentúa y, superados los 35° S, se hace evidente la influencia
marítima. Esta influencia modera la temperatura resultando en una
menor variabilidad de sus isotermas en las zonas cercanas a la costa.
En términos generales, las isotermas presentan una orientación NO-
SE, que cambia a N-S en la Patagonia y en todo el noroeste
argentino, como consecuencia de la influencia de la altura del
terreno.
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Variación anual de la temperatura

La temperatura varía anualmente según las estaciones y según la


ubicación geográfica. La diferencia entre las máximas y las mínimas
dentro del año se conoce como la amplitud térmica anual. Esta
amplitud anual está condicionada por tres efectos:

 la altitud del terreno,


 el efecto marítimo,
 la latitud geográfica.

La amplitud térmica disminuye con la altitud y por efecto marítimo;


en cambio, aumenta con la latitud. Las amplitudes más grandes se
producen en el centro-norte de la Patagonia, con variaciones de más
de 16 °C en su media anual, debido a la influencia de las masas de
aire tropical en verano y polar en invierno. Es notable la disminución
a menos de 10 °C en las áreas costeras, a lo largo de casi todo el Mar
Argentino. En la cordillera de los Andes se destaca una disminución
considerable, debido a la altura. El noroeste presenta valores
menores a 9,6 °C, debido al efecto de la Puna.
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Variación diaria de la temperatura

La amplitud térmica diaria aumenta con la altitud del terreno y con la


continentalidad, pero disminuye con la latitud geográfica, a partir de
los 30°. Disminuye en las zonas costeras o con influencia marítima y
también por influencia de sistemas serranos como el tucumano-
oranense. El aumento de la amplitud diaria en el Noroeste argentino
se debe al efecto combinado de la continentalidad y la altitud.
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Presión atmosférica y vientos


Sobre Argentina tienen gran influencia dos anticiclones, o células de
alta presión, que poseen intensidad similar e igual posicionamiento y
extensión latitudinal. Uno se localiza sobre el océano Atlántico y otro
sobre el océano Pacífico.
Al norte de los 40°S, los vientos provienen del anticiclón del Atlántico
Sur y en consecuencia, los vientos predominantes son del Nordeste y,
en menor medida, del Este. Al Oeste de los Andes, la circulación de
los vientos está gobernada por el borde oriental del anticiclón del
Pacífico Sur, por eso sobre Chile predominan los vientos del Sur y
Sudeste (Barros & Perczyk, 2006).
En verano, la circulación media de los vientos asociados con ambos
anticiclones subtropicales se desplaza hacia el Sur, hasta una zona de
transición ubicada aproximadamente a lo largo de los ríos Colorado y
Negro. En invierno vuelve a retirarse al Norte y en esta franja
predominan los vientos del Oeste.
Debido al descenso de altura de los Andes, solo a partir de los 40° S
se nota la influencia del anticiclón del Pacífico sur en Argentina. Sobre
toda la Patagonia predominan los vientos del Oeste, caracterizados
por su intensidad y persistencia (de cada 100 observaciones, de 50 a
70 registran la ocurrencia de los vientos del Oeste). En invierno y en
primavera se suelen estacionar altas de bloqueo sobre el Atlántico
sur, que pueden dar lugar a la presencia de vientos del este que
llegan hasta el pie de Los Andes y producen abundantes
precipitaciones.
En el verano como el continente se calienta mucho más que el
océano, sobre el Noroeste de la Argentina y Sur de Bolivia se forma
un ciclón o baja continental comúnmente conocido como baja del
Noroeste (o “baja del NOA”). Se ubica entre 20° S y 30° S
aproximadamente, sobre terreno relativamente alto y árido. Si bien
este sistema es más intenso en verano, también se observa durante
el invierno, aunque de manera intermitente. La baja del NOA permite
que tanto la zona oriental como la zona central del país, al norte de
los 40° S, se beneficien con el aporte del aire caliente y húmedo del
Atlántico.
La circulación de vientos en esta zona depende de la variación anual
de la posición e intensidad del centro de baja presión y del gradiente
de presión hacia el Atlántico. En invierno, cuando la baja está
posicionada más al norte, se producen vientos del sur en Santiago del
Estero, Catamarca y La Rioja. En verano, la posición más al sur de la
baja térmica, centrada en la zona de piedemonte de las Sierras
Pampeanas, conduce a vientos del noreste y este sobre el Chaco
argentino. Los vientos del sur corresponden a su borde oeste y solo
se detectan en La Rioja.
Los Andes, los valles longitudinales y la Puna tienen su propio
sistema de circulación. La cadena central con las mayores elevaciones
está situada dentro de los vientos del Oeste. Su velocidad es alta
durante todo el año, pero es mayor en invierno. La circulación diaria
en la forma de brisa de valle y montaña está muy desarrollada. A
esta se superpone una circulación estacional, con predominio de
vientos desde las montañas hacia las llanuras en la estación fría, y
viceversa en verano. Los vientos de montaña predominantes en
invierno, así como los vientos de valle en verano, pueden encontrarse
en casi todos los grandes valles longitudinales y laterales, y en las
pendientes que conducen a la Puna, cualquiera sea su orientación.
Las razones de este pronunciado cambio de dirección se relacionan
con la extraordinaria diferencia de altura entre el altiplano y la llanura
chaqueña (3.000 m - 4.000 m) en una corta distancia horizontal y,
también, al hecho de que estas grandes elevaciones no son picos sino
llanuras onduladas y sierras suaves.
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Costa patagónica en la provincia de Tierra del Fuego. Nótese la disposición de la
vegetación bajo el efecto de los fuertes vientos. Foto: Ignacio Gatti.
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Costa patagónica en la provincia del Chubut. Foto: Ignacio Gatti.


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Cordillera de los Andes en la provincia de Mendoza. Foto: Ignacio Gatti.
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Humedad y precipitaciones
Al norte de los 40° S predominan las zonas húmedas tropicales
debido a la influencia de los vientos húmedos del Atlántico. Este
sector está casi completamente protegido de la influencia de los
vientos del océano Pacífico debido a la barrera orográfica de los
Andes. De esta manera, se puede observar una disminución de los
valores de humedad hacia el Oeste, debido al alejamiento de la
fuente de humedad y del aumento de la altura del terreno.
En esta región se destacan un máximo asociado con el faldeo oriental
de las sierras Subandinas (centro-norte del país) y en Misiones
(este), donde tienen grandes precipitaciones estivales y gran
evaporación. En la Patagonia es posible notar la débil influencia del
Atlántico hacia el interior de la meseta. La diferencia observada entre
el este y el oeste obedece principalmente a un problema de aumento
de la altura del terreno en esta última dirección.
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En cuanto a las precipitaciones al sur de los 40° S, son provocadas


por los vientos del Pacífico, lo que explica la disminución oeste-este
en el valor de las isohietas. Los vientos descargan su humedad en los
Andes patagónico-fueguinos y llegan prácticamente secos a la meseta
patagónica. Sobre la costa, las precipitaciones vuelven a aumentar
muy levemente, como consecuencia de su cercanía con el océano
Atlántico.
Entre los dos centros de máxima precipitación, en el centro-norte y
noreste del territorio y suroeste, en los Andes Patagónico-Fueguinos,
se extiende una diagonal árida que atraviesa Argentina en dirección
noroeste-sureste y ocupa dos terceras partes del territorio nacional,
caracterizada por el desarrollo de desiertos y estepas.
En resumen, solo el Uruguay y el este de Argentina y Paraguay
presentan lluvias copiosas de origen atlántico de modo similar al sur
de la cordillera donde se desarrollan precipitaciones de origen
Pacífico. Entre 30º S y 40º S, la precipitación disminuye muy
abruptamente desde la cordillera hacia el centro del país,
aumentando suavemente a medida que nos acercamos a la costa
Atlántica.
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La distribución de la precipitación a lo largo del año depende


primariamente de las masas de aire prevalecientes. En el Noroeste y
en Cuyo, las lluvias se producen en verano, cuando la baja del
Noroeste se halla más al sur y es más intensa, lo que favorece el
ingreso de las masas de aire húmedo del Atlántico y sur de Brasil.
Este régimen de precipitación se caracteriza por una estación lluviosa
durante el verano (de diciembre a marzo) y una estación seca
invernal.
En la parte centro de Argentina y en la pampa húmeda hay dos
máximos en el régimen medio anual de precipitación, uno en octubre
y noviembre y otro en marzo-abril (Barros & Perczyk, 2006).
La Patagonia presenta el mismo régimen de precipitación que el sur
de Chile, es decir, estación lluviosa en los meses fríos, desde mayo
hasta septiembre. Esto se debe a la oscilación del anticiclón del
Pacífico sur, que en verano se ubica en latitudes más altas y se
acerca a la costa, lo que imprime condiciones de aridez en la región.
Como en invierno se retira hacia el norte, permite la entrada de
frentes y ciclones que producen precipitaciones líquidas y níveas.
La costa y los Andes, en el extremo sur de la Patagonia así como
también en todo el archipiélago de Tierra del Fuego, exhiben una alta
frecuencia de lluvias durante todo el año, con un claro (aunque no
muy importante) aumento en verano y en otoño, indicativo del
carácter marítimo de este régimen.
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Las regiones más lluviosas de Argentina son:

 la cordillera patagónica, entre los 40° S y 45° S (aun situada a


sotavento de los vientos del oeste); aquí se han llegado a registrar
lluvias anuales de hasta 3.500 mm aproximadamente, en la región
del lago Frías, Río Negro.
 las sierras Subandinas, donde se han registrado valores de hasta
2.000 mm anuales.
 el noreste de las provincias de Corrientes y Misiones, pero
especialmente en las sierras de esta última, donde pueden superar
los 2.000 mm en el año.

Arroyo Yabotí en la provincia de Misiones. Foto: ANIDA.


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Por otro lado, las regiones más secas se localizan:

 En el desierto de Atacama (en el límite con Chile), y hacia el sur, a


través de Catamarca y La Rioja, hasta San Juan, donde la
precipitación anual es inferior a 100 mm y algunos años casi no se
registran lluvias (apenas 1 o 2 mm). En esta región se ha registrado
el menor valor de precipitación en un año: 0,4 mm, en La Casualidad,
provincia de Salta.
 Sobre los picos principales de los Andes. La precipitación se
incrementa abruptamente al sur de los 33° y, al mismo tiempo,
disminuye hacia el este. De esta manera, la diagonal árida se
desplaza progresivamente hacia el este y, en el sur del país, domina
completamente la Patagonia. Las precipitaciones presentan máximos
de entre 100 mm y 200 mm al año.
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Tipos climáticos en Argentina


La extensión latitudinal de Argentina y los distintos relieves dan como
resultado diferentes tipos de climas, que van desde el subtropical
hasta el frío nival. Si bien existen distintos criterios para clasificar los
climas, en este caso se aplica como base la clasificación de Köppen,
que considera a los elementos temperatura y precipitación
combinados con factores orográficos.
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En los climas cálidos se observa la disminución de las
precipitaciones desde el este hacia el oeste, a medida que nos
alejamos de las fuentes de humedad. En el Noreste llueve durante
todo el año mientras que, en la zona Chaqueña occidental, se
produce una estación seca en invierno. El clima subtropical
serrano se extiende sobre las sierras Subandinas y valles y bolsones
de Jujuy, Salta y Tucumán. Las precipitaciones se producen en
verano y en las sierras Subandinas se dan precipitaciones orográficas
que posibilitan la existencia de la selva de las Yungas.
En los climas templados, también las precipitaciones disminuyen
hacia el oeste. El tipo oceánico es el que más se favorece con el
efecto moderador del mar, que disminuye las amplitudes térmicas. En
la pampa húmeda llueve todo el año, aunque en general los máximos
se producen en otoño y primavera. El templado
serrano corresponde a las sierras de Córdoba y San Luis, donde se
produce una estacionalidad marcada: las precipitaciones se
concentran en verano.
Los climas áridos son los que están comprendidos en la diagonal
árida de Argentina, desde el andino puneño hasta el frío de la estepa
patagónica. En la Puna la altura incrementa la amplitud térmica diaria
y las condiciones de aridez. Llueve muy poco y en verano. En el tipo
climático de sierras y campos y el de estepa, las precipitaciones son
inferiores a los 200 mm anuales, y las temperaturas medias pueden
llegar a los 15-17° C. En la estepa patagónica la temperatura es
menor por la latitud y las precipitaciones, también inferiores a 200
mm, se producen en invierno por estar bajo el dominio del anticiclón
del Pacífico.
Los climas fríos incluyen el húmedo de los Andes patagónico-
fueguinos, que reciben copiosas lluvias (aproximadamente 2.000
mm) en invierno. En esta zona se desarrolla el bosque andino. El frío
magallánico se diferencia de este porque las precipitaciones se
producen todo el año, mientras que el nival se desarrolla sobre los
picos más altos de los Andes y a los campos de hielos (glaciares),
donde se producen precipitaciones níveas en invierno, y la cobertura
de nieve es permanente.
En el clima antártico las temperaturas son muy bajas todo el año,
de -20° C en promedio, a medida que nos alejamos de la costa. Se
producen vientos helados. El clima insular oceánico tiene bajas
amplitudes térmicas por la influencia del mar, con temperaturas bajas
y precipitaciones moderadas a lo largo del año.

Links de interés:

Atlas Climático Argentina (SMN)

Mapas de Vigilancia del Clima (SMN)


Bibliografía y fuentes de datos

Colaboradores

Fecha de publicación: 16 de abril de 2019

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