Demanda GUOLO GISELA
Demanda GUOLO GISELA
Demanda GUOLO GISELA
Sr. Juez:
I. OBJETO
Que, en legal tiempo y forma, vengo a interponer la presente demanda por daños y
perjuicios por incumplimiento contractual contra DIEZ ROMAN, DNI: 35.533.607 con
domicilio en la calle Pueyrredon 2730 de San Antonio de Padua, Provincia de Buenos
Aires, en su carácter de ser el dueño del taller “Service Integral del Automotor "Coty"” la
que reclamo $225.000 o lo que en más o en menos resulte de las probanzas a rendir y/o
determine el elevado y prudente criterio de V.S., con más sus intereses y las costas del
proceso. Todo ello, con fundamento en las cuestiones de hecho y de derecho que pasaré a
exponer.
III. COMPETENCIA
Que V.S. resulta competente para entender en estos autos en razón de reclamarse los daños
y perjuicios derivados de un incumplimiento contractual en el ámbito de la Provincia de
Buenos Aires siendo este en el partido de Ituzaingo; ello es así, toda vez que conforme a lo
dispuesto en el segundo párrafo del art. 118 de la ley 17.418 la demanda puede ser
interpuesta ante el juez del lugar del hecho o el del domicilio del asegurador.
IV. DERECHO:
Fundo mi derecho en el art. 42 de la Constitución Nacional; los arts.
,1092,1093,1094,1095, 1251, 1252, 1256, 1708, 1716, 1717, 1721, 1722, 1723, 1726,
1727, 1728, 1737, 1740, 1741, 1744, 1746, 1748, 1749, 1753, 1757, 1758, 1769 y concs.
del Código Civil y Comercial de la Nación, y art. 118 de la ley 17.418; ley de defensa del
consumidor 24.240, y su Ley modificatoria Ley 26.361; jurisprudencia y doctrina aplicable
al caso.
V. HECHOS
Cuando sucedió el robo, la Sra. Guolo no contaba con seguro en su vehículo, el cual
no iba a requerir hasta que pudiera arreglar las imperfecciones que tenía y asegurarlo de
manera correspondiente para su utilización, motivo por el que en múltiples oportunidades
se comunicó con el demandado (dueño del taller) para que pudieran llegar a una solución,
ya que a él le habían robado el automóvil estando en su guarda y tenencia, así como siendo
el mismo parte un contrato de obra y servicio, debiendo responder ante lo sucedido.
Esta relación impone una serie de obligaciones a todos aquellos que proveen bienes
y/o servicios, mientras que, por otra parte, los consumidores gozan de la protección
especialmente reconocida por la Constitución Nacional en el artículo 42.
A medida que la sociedad se hizo más compleja, hicieron lo propio las relaciones
contractuales. Una de las derivaciones de esta situación fue que la realidad social fue
separándose cada vez más de la normativa legal vigente. Fue así como la igualdad
reconocida en el art. 16 de la Constitución Nacional cedió el paso a una desigualdad
sustancial, y el derecho del consumidor, entre otras disciplinas, como por ejemplo la
legislación laboral, vino a llenar ciertos vacíos generados por la evolución del contrato.
En sintonía con lo sostenido, las normas que regulan las relaciones de consumo
deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el principio de protección del consumidor
y el de acceso al consumo sustentable. En caso de duda sobre la interpretación del CCCN o
las leyes especiales, prevalece la más favorable al consumidor (art. 1094 del CCCN). A
mayor abundamiento, el contrato se interpreta en el sentido más favorable para el
consumidor. Cuando existen dudas sobre los alcances de su obligación, se adopta la que
sea menos gravosa (art. 1095 del CCCN).
Se configura una suerte de contención normativa que busca mitigar o equilibrar los
desajustes contractuales producidos por la contratación en masa, en orden a proteger a la
parte más débil, evaluar o elegir servicios y productos puestos en el mercado por quienes
manejan poder económico y publicitario (conf. Vázquez Ferreyra, Roberto A. y Peyrano,
Marcos L., “Análisis de la ley 24.240 de Defensa del Consumidor”, en Bueres-Highton,
Código Civil, T. 3B, ed. Hammurabi, págs. 227/235).
Pues bien, el artículo 12 de la ley de defensa del consumidor (LDC) estipula que
frente al incumplimiento de la oferta o del contrato por el proveedor, habilita al
consumidor o usuario a reclamar los daños y perjuicios que correspondan, salvo caso
fortuito o fuerza mayor. Ello sin perjuicio del derecho de elegir libremente entre: a) exigir
el cumplimiento forzado de la obligación, siempre que ello fuera posible; b) aceptar otro
producto o prestación de servicio equivalente; c) Rescindir el contrato con derecho a la
restitución de lo pagado, sin perjuicio de los efectos producidos, considerando la integridad
del contrato.
De acuerdo a la carga que impone el art. 330 in fine del código procesal, señalo a V.S. que
conforme a la naturaleza del daño producido, se efectúa una mera estimación de los
montos indemnizatorios, los que en garantía de equidad y justicia procederá a fijar.
A. DAÑOS MATERIALES
El monto del vehículo de mi propiedad ascendía a la suma de $115.000 al momento en el
que fue ingresado al taller de reparación COTY.
En este sentido se han expresado: “(…) Adelanto que la crítica vertida por el
recurrente resulta infundada, toda vez que, el apelante parte de una concepción equivocada
al considerar que el robo a mano armada excluye totalmente la responsabilidad del
garagista por ser un supuesto de fuerza mayor. Esta falsa conclusión informa todo su
razonamiento sin tener en cuenta que, estos hechos se han vuelto habituales y dejado de ser
imprevisibles, más aún en nuestros días. Tal como ha sido reiteradamente sostenido por la
jurisprudencia del fuero, “…si bien el robo a mano armada constituye “prima facie” fuerza
mayor eximente de responsabilidad en los casos de depósito, no corresponde otorgarle tal
significación en el caso de una empresa comercial que explota el negocio del garage, la
cual en los tiempos que corren, debe prever que ilícitos como la sustracción de un rodado,
deben considerarse dentro del marco del riesgo en que tal actividad se desarrolla, atento la
posibilidad de que sucesos similares puedan acaecer…” (Sala B in re “González Osvaldo
c/Doncos SRL s/sumario” del 31/10/90, esta sala in re “Caja Nacional de Ahorro y Seguro
c/garage Melian s/sumario” del 12/2/90 y “San Cristóbal Sociedad Mutual de Seguros
Generales c/Gonzalez Medina Joaquín s/cobro de pesos” del 22/2/90).-
Se exige al dueño, un cuidado acorde con la magnitud del negocio explotado y con la
importancia de los bienes cuya guarda asume. Por tal consecuencia, la invocación de
fuerza mayor como causal de exención de responsabilidad resulta improcedente. (esta sala
in re “Omega Coop. de seguros c/Marine SA” del 11/8/86, idem “Coria Nidia c/Enrique
Mendez s/daños y perjuicios” del 12/02/90, “San Cristóbal Sociedad Mutual de Seguros
Generales c/González Medina Joaquín s/cobro de pesos del 22/2/90 entre muchos otros).
Aquellos que explotan comercialmente un garage, deben prever el riesgo de tal ilícito y
extremar los medios para desalentar y entorpecer la actuación de los ladrones. Sin
embargo, adviértase, que “… no corresponde exigir que la persona que se encuentra a
cargo del local trate de repeler el asalte con grave riesgo de su vida, sino que corresponde
tener presente de que el contrato de garaje constituye una manifestación del depósito
comercial, que trae como lógica consecuencia que sobre el guardador pesen directamente
los riesgos de su actividad comercial y profesional, la que realiza de manera onerosa…”
(Sala B, in re “Kofler Miguel c/David Escandarami y Hnos. s/ord”. del 26/2/90).”
B. DAÑO MORAL:
El daño o agravio moral, que tiene su sustento legal en el Art. 1741 y concordantes
del Código Civil, comprende la afectación de la esfera espiritual de quien ha sido víctima
de un hecho ilícito, entendiéndose por tal la modificación del equilibrio que la ley presume
que el sujeto tenía antes del infortunio; la sola violación a ese equilibrio, constituye daño
moral.
En el caso que nos ocupa, considero corresponde merituar a los efectos de evaluar
la adecuada indemnización, el desinterés con el que el demandado actúo frente a las
obligaciones que estaba expuesto, ignorando durante años los reclamos por los que debió
haber respondido e incluso ejerciendo su profesión sin tener en cuenta los requerimientos
de la ley a la hora de tener un seguro que lo cubra frente a siniestros que pudiese tener.
Resulta importante volver a destacar que a raíz del hecho dañoso, padece un temor
recurrente a que nuevamente vayan a actuar de manera tan desleal y deshonrosa para con
ella, actitud que le generó durante dos años un estado de impotencia en el cual nada podía
hacer y vio cómo su vehículo después de tanto esfuerzo para poder obtenerlo, fue sin más
sacado de su patrimonio y sin posibilidad de utilizarlo.
“EL DAÑO MORAL PERSIGUE COMO FINALIDAD INDEMNIZAR LOS
PADECIMIENTOS DE LA VICTIMA, LOS SUFRIMIENTOS, LAS ANGUSTIAS
DERIVADAS DE LA INCERTIDUMBRE SOBRE SU GRADO DE
RESTABLECIMIENTO, LA LESION A SUS AFECCIONES, EXTREMOS QUE
EVIDENCIAN EL CARACTER RESARCITORIO QUE SE LE ASIGNA A LA
INDEMNIZACION POR DAÑO MORAL.” (CNEsp. Civil y Com., Sala V, Alba de
Sainz, Marta c/ Allodi, Santiago s/ sumario, 08/09/83
Si bien es cierto que la determinación del daño moral debe quedar librada al
prudente arbitrio judicial, no menos cierto es que para fijarlo es necesario valorar la
enorme magnitud de los daños, padecimientos, dolores, molestias que he deberán soportar,
todo como consecuencia de la negligente conducta del demandado.- () (748.973) ()
Por lo expuesto, se reclama en el presente la suma de PESOS CIENTOVEINTE
MIL ($ 120.000) para la ACTORA, y/o lo que en más o en menos determine el elevado
criterio de V.S.,
VIII. LIQUIDACION:
Solicito que se haga lugar a la demanda de daños y perjuicios por la suma total solicitada, y
que resulta de la liquidación practicada en el acápite anterior, o lo que en más o en menos
resulte de la prueba producida o del elevado criterio de V.S., con más los intereses desde
que se configuró cada perjuicio objeto de reparación (CNCiv., en pleno, 16/12/1958,
Gómez, Esteban c/ Empresa Nacional de Transportes s/Daños y perjuicios; así como lo
establecido en el art. 1748 del Código Civil y Comercial de la Nación) y hasta el efectivo
pago, a la tasa que paga el Banco de la Provincia de Buenos Aires denominada BIP:
Existen reiterados pronunciamientos de nuestra Suprema Corte de Justicia de la
Provincia con relación a qué tasa de interés debe aplicarse en el cálculo de los intereses
moratorios.
Ahora bien es sabido en épocas inflacionarias, la aplicación de esta tasa, que es
inferior al costo de vida, resulta ser un muy buen negocio para los deudores, quienes se ven
beneficiados con su aplicación.
Esta realidad tangible debe ser aceptada y revertida por nuestros magistrados,
quienes no pueden mantenerse al margen, más aun existiendo herramientas legales y
constitucionales para respetar la aplicación de la doctrina legal de la Corte Suprema de
Justicia en esta Materia, pero al mismo tiempo resolver el dilema que aquí se plantea.
En esta inteligencia, que esta parte entiende, al igual que una gran mayoría de
juristas y doctrina, que los jueces deben encontrar el modo de dar respuestas a esta
problemática consistente en la disparidad entre la tasa de interés aplicada, el valor del
dinero en épocas inflacionarias y el consiguiente perjuicio ocasionado al acreedor, sin
contravenir la doctrina legal en materia de intereses de la suprema Corte de la Pcia de
Buenos Aires.
La respuesta está dada en la aplicación de una tasa pasiva de mayor rendimiento; es
decir, una tasa que sin vulnerar la doctrina legal, resulte ser más rentable para el acreedor y
que propicie el pago de parte del deudor.
Esa tasa existe, y es la que paga el Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus
operaciones de plazo fijo a treinta días respecto de fondos captados en forma “digital” a
través del sistema Home Banking. Que se denomina Banca Internet Provincia o “Bip” en
su modalidad tradicional.
Al respecto la jurisprudencia reciente se ha manifestado de esta manera:
“… Nada impide seleccionar la tasa pasiva de mayor rendimiento ( como haría
cualquier depositante que cuide su dinero), es válido tomar aquella que paga el Banco de la
Provincia de Buenos Aires en sus operaciones de plazo fijo a treinta días respecto de
fondos captados en forma digital, es decir a través del sistema Home Banking de la
entidad que se denomina comercialmente Banca Internet Provincia o BIP, en su modalidad
tradicional (la que impide cancelar anticipadamente) Ese mayor precio del dinero obedece
sin lugar a dudas a una disminución del costo operativo por la forma de contratación. Y
judicialmente el deudor, no tiene porqué beneficiarse de un costo operativo que no
soporta.” “ (Cámara de apelaciones en lo Civil y Comercial de Junin, 4/11/2014 “Remy,
Juan Domingo C/ Viora, Orlando s/ Daños y perjuicios)
XI. PRUEBA
Ofrece la siguiente:
A. DOCUMENTAL:
Se acompaña la siguiente:
a) Copia DNI
b) Copia Causa Penal
c) Informe Nominal
d) Acta de Mediación
e) Boleto de compra-venta
B. CONFESIONAL:
Se cite a los demandados y al representante legal de la citada en garantía a absolver
posiciones a tenor del pliego que se acompañará, bajo apercibimiento de ley y a reconocer
firmas y documentos.
D. TESTIMONIAL:
1) Sr. Kisser Jorge Walter Daniel, con DNI: 30.513.922, domicilio en calle
Mitre 5343, localidad de San Martín, partido de San Martín, Prov. de
Buenos Aires. El testigo depondrá en calidad de vendedor del automotor.
XIII. AUTORIZA
Dejamos expresa constancia que se encuentran autorizados a consultar el expediente,
diligenciar cédulas, oficios, testimonios, practicar desgloses, etc. al doctor Claudio Alberto
Gómez tº107 fº415 C.P.A.C.F. y a los señores Diego Bombini, Diego Fabián Alanis y Alex
Nahuel Garippo indistintamente, con las correspondientes facultades de ley.
PROVEER DE CONFORMIDAD,
SERÁ JUSTICIA