Plenarias para Peniel
Plenarias para Peniel
Plenarias para Peniel
1. Nuestra libertad
El primero de los beneficios del perdón es el ser libres. Uno de los grandes
problemas de la vida puede ser el estar estancadas en un problema debido a
nuestra necedad. Nuestras mentes procesan tanto el bien como el mal y
desarrollarán conceptos que pueden ser verdad o pueden no serlo.
Una de las verdades más importantes que debemos grabar en nuestra mente es que el
perdón es un principio dado por Dios para que lo pongamos en práctica durante toda
nuestra imperfecta vida. Nadie es perfecto y es por eso que el perdón es algo
necesario y obligatorio para todos nosotros. Perdonar es una decisión, establecemos
un vínculo de empatía con la otra persona.
En Filipenses 3:13 Pablo nos dice que olvidemos lo que quedó atrás y pongamos
nuestra mirada en lo que está por venir. Cuando no perdonamos traemos el pasado y
el futuro al presente. Está bien, no podemos olvidar lo pasado, pero podemos diluirlo a
la casi inexistencia al ser ocupado por el futuro. Perdonemos el pasado y ocupémonos
en lo que está por venir, así nuestro corazón tendrá libertad.
«El perdón no cambia el pasado, pero amplía el futuro.» Paul Boese.
Pero comprendí
ninguno de nosotros somos perfectos, Dios es el único perfecto y es el único que
puede juzgarnos
3. Un corazón restaurado
Jesús estaba perdonando, no a personas que le pedían perdón, sino a aquellos que lo
acusaban.
Esta es la razón por la cual hay tantas relaciones rotas, maltrato, divorcios, hogares
destruidos, etc.
Porque nos encontramos atados por acciones del pasado, y necesitamos purificar
nuestra alma para mostrar amor sincero hacia nuestro prójimo.
Para poder acercarnos a Dios con confianza en nuestro corazón.
Estas son algunas razones por las cuales no logramos tener sanidad interior
La palabra de Dios nos dice: (Isaías 53:4-5) que Jesús llevó todos
nuestros pecados y rebeliones, todas nuestras enfermedades y
sufrió nuestros dolores; y es allí a donde nosotros tenemos que
dejar y pasar todas nuestros cargas, pecados y dolencias por la
Cruz del calvario, donde Cristo hizo su sacrificio perfecto por
nosotros.
Cristo pagó un precio muy alto por cada una de nosotros; no para
que vivamos atados, atemorizados, sino para vivir en la libertad que
Él pagó por nosotros.