Derecho Agrario Final

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL


DE LOS LLANOS CENTRALES “RÓMULO GALLEGOS”
ÁREA DE CIENCIAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS
PROGRAMA MUNICIPALIZADO DE FORMACIÓN EN DERECHO
SAN JUAN DE LOS MORROS

TEMA N.º 2
DERECHO AGRARIO EN VENEZUELA

Profesor: Autores:
Abg. Miguel Moyetones Alfonzo O., Auryant, C.I. V-15.712.992
Licep, Valentina, C.I. V-30.160.516
Narea, Emmary, C.I. V-18.617.834
Nieves Brigitte, C.I. V-19.222.576
Requena, María C.I. V-19.725.661
Zapata, April C.I. V-27.863.530

FEBRERO, 2023
INDICE

PÁG
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………… 3
DESARROLLO
EL PROBLEMA AGRARIO EN VENEZUELA…………………………...
4
CARACTERIZACIÓN DE LA AGRICULTURA EN LA ECONOMÍA
GLOBAL…………………………………………………………….….……. 5
LATIFUNDIO TRADICIONAL…………………………………….……….. 7
CLASES DE LATIFUNDIO………………………………………….…….. 7
LATIFUNDIO MODERNIZADO…………………………………….…….. 8
SOLUCIONES HISTÓRICAS AL PROBLEMA AGRARIO………….…. 12
LAS REFORMA AGRARIAS…………………………………….………...
13
LAS REFORMAS AGRARIAS EN AMÉRICA LATINA………………….
15

CONCLUSIONES…………………………………………………………..
18

2
INTRODUCCIÓN

En este trabajo analizaremos una serie de conceptos


correspondientes al Derecho Agrario, cuales son los problemas que
básicamente influyen en el desarrollo agrario de Venezuela, así como
históricamente conocemos como el latifundio y sus tipos, el latifundio
Modernizado, cabe destacar, que con respecto a esta conceptualización, se
supone que con la reforma agraria, principalmente en nuestro país, la misma
busca eliminar por completo los latifundios, es por ello que se dará un
bosquejo de como nuestra legislación se basa con respecto a ese tema,
asimismo, se explicara cuales son los aspectos de gran importancia para el
desarrollo de la Reforma Agraria tanto en Venezuela como en toda
Latinoamérica , porque si bien es cierta, con ello busca mejorar el
crecimiento agrícola de latinoamericano, así como tendrá como
consecuencia el desarrollo económico sustentable para cada nación.

3
DESARROLLO

EL PROBLEMA AGRARIO EN VENEZUELA

La aparición de los ingresos provenientes de la explotación petrolera


vino a cubrir el déficit que estaban produciendo las actividades agrícolas,
como consecuencia de los efectos de una baja de precios del ganado, café y
cacao en el mercado internacional.

El problema agrario en nuestras sociedades, se podría caracterizar su


existencia, describiendo resumidamente la presencia de los siguientes
fenómenos económicos y sociales:

1. Alta concentración de la propiedad de la tierra.


2. La mala utilización de la tierra y demás recursos naturales.
3. Lo que es producido en la tierra. Las líneas de producción adoptadas
en las tierras más fértiles de nuestros países no se dedican a cultivos
destinados a la alimentación de nuestros pueblos, sino que, más bien,
se destinan al monocultivo de exportación, que interesa a los países
centrales o la producción de materias primas vinculadas a la gran
agroindustria multinacional.
4. El éxodo rural forzado y la migración a regiones fronterizas con otros
países. Los campesinos ya no tienen futuro en sus lugares de
residencia y son obligados a migrar a las ciudades o a otras regiones.
5. El modelo tecnológico adoptado en las agriculturas periféricas sigue
una lógica únicamente consumista de productos agroindustriales
producidos por empresas transnacionales. Y no tienen ninguna
relación con el clima, condiciones de suelo, de nuestros países. Es un
modelo tecnológico trasladado mecánicamente de los países
centrales, y están trayendo enormes consecuencias, incontrolables,

4
tanto para los recursos naturales disponibles, cuanto para la sobre
vivencia del hombre, así como para el aumento permanente de la
productividad por hectárea.

El problema agrario es una cuestión compleja de carácter


socioeconómico, fundamentalmente, que manifiesta la realidad del país a
través de una regulación inadecuada, inconveniente y perjudicial en las
formas de tenencia de la tierra y en el sistema de explotación, que se refleja
en el estado de miseria.

La falta de gasolina está llevando al borde del colapso a la industria


agrícola venezolana y amenaza con más hambre y malnutrición.

CARACTERIZACIÓN DE LA AGRICULTURA EN LA ECONOMÍA GLOBAL

La agricultura como componente primario del abastecimiento


alimentario, comprende la generación de renglones alimenticios en las ramas
vegetal, animal y pesquera. No obstante, dentro del enfoque el sistema
agroalimentario, esta función básica de generación de productos
alimenticios, no culmina aquí, sino que abarca además, el aspecto
agroindustrial y de comercialización, donde se realizan las transformaciones
necesarias al producto para su distribución y consumo final. Igualmente,
dentro de este contexto de enfoque sistémico, el componente externo que
incluye las importaciones y exportaciones de alimentos y materias primas
para la agroindustria, así como otros insumos, equipos, semovientes,
tecnología, recursos humanos, entre otros… son parte fundamental del
sector agropecuario.

Visto el sector agropecuario como un sistema agroalimentario, inserto


en un modelo de Desarrollo Económico Sustentable, su Misión, debe ser
establecer una nueva ética económica, que apunte a la realización de

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actividades ecológicamente sustentables, donde la producción agrícola
primaria y agroindustrial, hagan énfasis en las prácticas conservacionistas,
no contaminantes, con tecnologías limpias, para alcanzar los niveles
adecuados, en volúmenes, cantidades y rendimientos, que garanticen la
seguridad alimentaria y faciliten una ordenación sustentable del territorio.

Dentro de este contexto, los objetivos del sector agropecuario deben


ser:

 Impulsar el crecimiento sostenido de un modelo de desarrollo agrícola


sustentable, eficiente y competitivo, en función de nuestras ventajas
comparativas y la selección de rubros ecológica y culturalmente bien
adaptados.

 Propender a la satisfacción, en el mediano plazo, de los


requerimientos alimentarios de la población en términos de suficiencia
plena, lo cual exige que la producción interna cubra al menos el 74%
de las necesidades de Contribuir al abatimiento de los niveles de
inflación a través del incremento de la oferta de productos
agropecuarios.

 Fortalecer el logro del equilibrio en la balanza de pagos, mediante la


determinación de los rubros prioritarios para el consumo interno y para
la exportación, de acuerdo a las ventajas comparativas y la
concertación de decisiones entre los productores y los
agroindustriales.

 Velar por el mejoramiento de las condiciones de vida y producción en


el medio rural, incrementando la generación de empleo directo e
indirecto, apoyando con financiamiento adecuado a los productores y
aplicando incentivos y medidas proteccionistas.

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 Establecer políticas de ordenación territorial que preserven las tierras
de vocación agrícola para este solo propósito, mediante la zonificación
de cultivos y desconcentración de actividades.

LATIFUNDIO TRADICIONAL

Es una explotación agraria de grandes dimensiones, usualmente de


propiedad privada y con un rendimiento productos inferior al que permite las
tierras, bajo capitalización y precaria mano de obra. El término latifundio
contiene una carga desfavorable, vinculada con el uso inapropiado o poco
eficiente de las tierras y una gestión privada más al pendiente de e la
posesión de las tierras que de producir alimentos para la población.

CLASES DE LATIFUNDIO

 LATIFUNDIO ECONÓMICO: Definida por las grandes extensiones de


tierras ociosas o insuficiente mente cultivadas , por lo que este enfoque se
compone en dos tipos :

A- Latifundio productivo: son los latifundios que han logrado


estructurarse de manera correcta, son eficientes en el manejo de las tierras y
altamente productivas.

B- Latifundio improductivo: es todo lo contrario al productivo, se


caracteriza por el mantenimiento de las tierras improductivas y ociosas, que
no permiten el desarrollo.

 LATIFUNDIO SOCIAL: Es cuando la tierra no es cultivada


directamente por el propietario, sino por un arrendatario. Se utiliza la tierra
como capital rentable.

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 LATIFUNDIO NATURAL: Debe su tipificación a condiciones
geografías fundamentalmente. Su contenido son tierras marginales alejadas
de los centros de consumo y carentes de vías de comunicación.

EL LATIFUNDIO MODERNIZADO

El Latifundio en casi todas las doctrinas coinciden en definir el


latifundio como una gran extensión de tierra en manos de un solo dueño,
ahora bien el concepto de grandes extensiones de tierra, va a depender del
contexto geográfico y del momento histórico, es decir, en Europa, el latifundio
viene representado por la tenencia de cientos de hectáreas de terreno en
manos de un solo dueño, en Venezuela se habla de más de 10.000 hect, de
terreno para representar el latifundio y en cuanto al momento histórico,
también varía, sin embargo esa cantidad, también se puede representar en
menor dimensión, si la misma no es explotada debidamente o
completamente.

La Reforma de la Ley agraria de 2001, su principal objetivo es eliminar


el latifundio en el país, quitando las grandes extensiones de tierras a todas
las personas que no pudieran demostrar la tradición legal de las mismas, es
decir aquellas personas que no poseían una cedula agraria, que fue otorgada
durante los tiempo de la colonización, desde la época de Bolívar el
Libertador, deberían darlas al estado, con el propósito de efectuar una
distribución de dicho recurso más equitativa, ya que existía la teoría de que
dichas personas con posesión de grandes extensiones de tierra, solo
explotaban a los trabajadores agrícolas y no aprovechaban al máximo los
recursos, aplicando así un esclavitud moderna. Una de las innovaciones de
esta reforma agraria, fue la propuesta de que la tierra pertenece a quien la
trabaje, de esta manera evitarían la tercerización o arrendamiento y los

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terrenos baldíos, a su vez, se buscaba una mejor distribución de las riquezas
y del trabajo agrícola.

Al redactar y aprobar una nueva constitución Permitiendo, la creación


de nuevas estructuras agrarias orientadas al diseño y promoción del
desarrollo rural, entre las que destacan: el Instituto Nacional de Desarrollo
Rural y el Instituto Nacional de Tierras. A partir del año 2001, entra en
vigencia el Instituto Nacional de Tierras y se inicia una política de
democratización de las tierras, apoyada en la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario. La nueva ley reorganiza el espacio rural y sus actores. Esta década
es marcada por un fuerte componente social, en la cual se impulsa el
cooperativismo, en particular las del sector agropecuario; se instrumenta una
dotación masiva de tierras y créditos a pequeños y medianos agricultores. En
este marco, se promulga un decreto de regularización de la tierra que señala
que grandes extensiones de terrenos que estén ociosas (si las tierras son del
Estado) o improductivas (si las tierras son privadas) serán redistribuidas
entre toda la población campesina que carece de tierra (INTi, 2005), y se
afianza la política de combate al latifundio y se crea el Banco Agrícola de
Venezuela. Por otra parte, en un primer momento, se diseña el Plan de
Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007, centrado en el área
social. En un segundo momento, como una estrategia de aprendizaje
institucional se propone el Plan de Desarrollo Económico y Social de la
Nación 2007-2013.

La reforma agraria venezolana inicia en marzo de 1960 con la


promulgación de la Ley de Reforma Agraria de Venezuela que nació del
espíritu unitario en lo político, que para la fecha se había establecido, a
objeto de hacer más sencilla la superación en lo social, político y económico,
de la situación heredada al finalizar la dictadura que por 10 años gobernó - el

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país (1948-1958) por esta razón se encuentran en su articulado- elementos
disímiles, producto de la necesidad de aglutinar criterios totalmente distintos
en un texto legal (Stredel, 1973). La característica fundamental de la reforma,
fue el de tratar de quebrantar el latifundio en forma pacífica (Stredel, 1973).
Durante la vigencia de la antigua Ley de Reforma Agraria (1960), los
mecanismos de acción implementados por el Estado, no surtieron los efectos
esperados en virtud de lo novedoso de la materia, lo que ocasionó que no se
generara un engranaje total entre las diferentes instituciones del Estado,
entiéndase ente adjudicatario y entes crediticios públicos, en virtud de ello,
no se generó en la época una actividad productiva eficiente (Artiles, 2006).
La Ley de Reforma Agraria (1960) fue conceptualmente muy particular,
diferenciado de otros países de la región y un poco coincidente teóricamente
con los procesos de transformación agraria de Europa (Nielson, 1997;
Fernández, 1997; Marti, 1997; Sánchez, 1998; Balcázar, 2001; Baitenmann,
2001; Pipitone, 2001; Berry, 2002; Durand, 2003; Baranyi et al., 2004;
Salinas, 2004; Braña y Martínez, 2005; García, 2006). En una primera etapa
su aplicación fue exitosa, se dotaron más de 500.000 hectáreas a más de
12.000 familias. En este sentido, Quevedo (1995) señala que fue un proceso
abierto que benefició ampliamente al campesinado venezolano e incluso a
cierta proporción de ciudadanos de origen extranjero.

El INTI se crea en el marco de la LTDA, por Decreto Nº 1546 del 09 de


Noviembre de 2001, tiene carácter de instituto autónomo, dotado de
personalidad jurídica propia, cuyo objeto es la administración de la tierras, su
distribución y regularización; con el fin de lograr una agricultura sustentable,
base del desarrollo socioeconómico del país; entendiendo que el ámbito
agrario no se limita a los efectos económicos beneficiosos sobre la
producción nacional, sino que trasciende dicha esfera, ubicándose dentro de

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la idea mucho más integral del desarrollo humano. La Ley de Tierra y
Desarrollo Agrario establece las bases del desarrollo rural sustentable, como
medio fundamental para el desarrollo humano y crecimiento económico del
sector agrícola. En este sentido, se crea al INTI para que diseñe y formule un
conjunto de estrategias para atender de manera eficiente, eficaz y oportuna
las diversas demandas de la población rural, así como valorar los distintos
procedimientos enmarcados en la LTDA.

Es importante destacar que el concepto de Latifundio Moderno, hoy


por hoy, no existe o se ha tratado de eliminar en nuestro país, sin embargo
solo las personas que han tenido la tradición legal de sus tierras están
amparadas, pero también debemos tomar en cuenta la realidad socio
económica y política que vivimos, donde la explotación del desarrollo
agrícola, se ve condicionado no solo a los problemas de suministros, sino
que también están gravemente afectados por la delincuencia organizada, lo
que no permite la explotación de la tierra, por otra parte, es importante
puntualizar el hecho de que solo grandes empresas y en algunos casos
militares de alto rango, son los que tienen mayores posibilidades de
explotación agrícola en nuestra país, siendo estos los que se podrían
catalogar como latifundio moderno, ya que poseen el resguardo y la
seguridad, además de la facilidad de acceso a los recursos necesarios para
dicha labor.

SOLUCIONES HISTÓRICAS AL PROBLEMA AGRARIO

 Garantía de la propiedad de la tierra.

 Acabar con la amenaza de la intervención, la expropiación o la


confiscación. Estos hechos; además de mermar la producción
agroalimentaria y generar desempleo, aleja la inversión productiva.

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 Devolver aquellas tierras que actualmente se encuentran
improductivas a sus legítimos propietarios

 Aclarar aspectos necesarios para que el productor se sienta seguro y


mejore la productividad de la tierra, tales como tecnología,
semovientes, maquinarias y equipos.

 Hay que promover la entrega de documentación valida que soporte la


propiedad de de las fincas, fundos, y conucos.

 Protección a través de subsidios para la agricultura como un sector


que genera valor, empleo y bienestar, y además es factor clave en el
ordenamiento territorial y la sustentabilidad.

 Promover el dialogo directo con los agricultores dando chance a ser


representados por verdaderos gremios no abanderados o promovidos
por intereses políticos y mafiosos.

 Hay que verificar bien lo que se importa y por quién se importa.

 Acceso al financiamiento de largo plazo para la consolidación de


fincas y rubros de carácter permanente.

 Las limitaciones de orden legal impiden acceder al financiamiento de


largo plazo y las posibilidades de hacer inversiones en mejoras y en
cultivos de permanentes.

 Garantizar el derecho a la propiedad y la seguridad de bienes y


personas en el Sector Rural, aplicando los procedimientos
establecidos en la Ley de Tierras y permitiendo un dialogo directo,
franco y abierto con los agricultores de las zonas intervenidas.
LAS REFORMAS AGRARIAS

Los programas de Reforma Agraria, tenían por objetivo enfrentar la


gran propiedad latifundaria y democratizar el acceso a la tierra para los

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campesinos pobres. En forma general, se puede decir, que la experiencia de
las reformas agrarias se basó en dos grandes motivaciones: a) Hubo
reformas agrarias capitalistas, que buscaban sobre todo crear mercado
interno para el desarrollo nacional de la industria y transformar a los
campesinos sin tierra en pequeños productores autónomos y b) También,
hubo reformas agrarias socialistas que distribuían la tierra a los campesinos,
pero estuvieron insertos en procesos más profundos de cambio del modo de
producción capitalista y por eso incluyeron otros mecanismos como:
colectivización del trabajo, de los medios de producción y la nacionalización
de la tierra.

Cada Reforma Agraria tuvo su característica peculiar de acuerdo con


la realidad histórica de su país y con el grado de organización social de los
campesinos. Y la parte de la polémica y diferencias en todas ellas, hubo un
proceso de democratización de la tierra y de disminución de la pobreza y de
las desigualdades sociales en el medio rural. En los países del tercer mundo,
con raras excepciones, no se puede hablar de realizaciones, de verdaderas
reformas agrarias, que hayan ayudado a sacar a los campesinos de la
pobreza. Aunque, en esos países es donde existe el mayor número de
campesinos pobres y donde el peso de la población rural es más significativo
y en algunos países hasta mayoritario. La ausencia de la reforma agraria,
básicamente se debió a dos factores: a) A la existencia de un modelo
capitalista dependiente, colonial, que artículo la gran propiedad latifundaria
con la exportación de productos primarios. b) Al poder político de las
oligarquías rurales, grandes propietarios de la tierra, articulados con las
burguesías locales y extranjeras. La lucha por la implantación de la reforma
agraria no puede ser vestida apenas como una necesidad o bandera
exclusiva de los campesinos, más como una solución social para los

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problemas de toda la sociedad. Es esa perspectiva, solamente se viabilizará
si estuviere inserta como una reivindicación, una plataforma de lucha de
amplios sectores populares de nuestros países. Los campesinos solos, no
conquistaremos la reforma agraria y los cambios en el campo.

Es necesario proponer los cambios en la agricultura, en la propiedad


de la tierra y en los procesos de desarrollo rural, como parte de un amplio
proyecto popular para nuestros pueblos. Donde haya un nuevo orden
económico, social y político.

La fuerza concreta de los campesinos y del pueblo en general, reside


en su capacidad de organizar el mayor número posible de personas, desde
las comunidades, movilizándolos en torno al objetivo común estratégico. En
ese sentido es fundamental envolver en ese proceso de concientización y
movilización social a toda la familia, en especial las mujeres y los jóvenes. Y
necesitamos generar una disposición de lucha por nuestros derechos, de
forma permanente. Sea a través de acciones directas, sea a través de
grandes movilizaciones de masa.

LAS REFORMAS AGRARIAS EN AMÉRICA LATINA

Desde los tiempos coloniales la metrópoli, los virreyes y gobernadores


generales han tratado de solucionar el desorden de los títulos legales de
acceso a la tierra y los conflictos sangrientos derivados de las formas de
tenencia que surgieron de la época de la “conquista” y de la implantación de
la economía mercantilista en el campo latinoamericano.

Las reformas agrarias latinoamericanas acontecidas en el pasado


siglo pueden clasificarse, de modo muy esquemático, en tres subconjuntos:
los procesos originados a partir de revoluciones agrarias; aquellos procesos
institucionales que han distribuido porcentajes significativos de la tierra a

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campesinos sin tierra; y, finalmente, los que se han limitado a intervenciones
puntuales en la estructura de distribución de la propiedad de la tierra.

Extremo adverso, lucha dramáticamente por la supervivencia,


combinando períodos de trabajo en sus tierras con períodos de trabajo
asalariado. Los gobiernos, por lo general, consideran a este segundo
subsector como un residuo que tenderá a desaparecer en algunos años más
–vía la migración hacia las ciudades– o bien como un sistema agrícola
anacrónico, que permanecerá como herencia inasimilable de un período
superado –un lastre destinado a pesar sobre la economía como un problema
social. Para los gobernantes y para la academia, el futuro del campo
latinoamericano está en la gran agricultura de exportación, hoy totalmente
hegemonizada por las transnacionales del “agrobusiness”.

Un cuarto elemento común entre el campesinado de diferentes países


de nuestra región es la reciente toma de conciencia respecto de la política.
Los campesinos, especialmente los descendientes de los pueblos
conquistados de la América hispánica, se han percatado de la brutal
explotación que han sufrido –y que todavía sufren– y, al parecer, han
decidido poner fin a tal situación. El movimiento zapatista en México, la
CONAIE (Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y los
cocaleros en Bolivia son movimientos muy bien organizados y cuyas
demandas van más allá de las reivindicaciones típicamente campesinas. No
reclaman solamente crédito, asistencia técnica, auxilio a la comercialización
y obras de infraestructura, sino que reivindican también democracia,
universalización de derechos y ciudadanía plena. La fuerza de este despertar
de la conciencia indígena andina puede ser medida por la capacidad que han
tenido de derrumbar nada menos que cinco presidentes en Bolivia y Ecuador
a lo largo de los últimos cinco años; en Colombia, guerrillas campesinas han

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mantenido a los diferentes gobiernos bajo permanente presión; en México,
nadie puede negar el efecto que la aparición del zapatismo ha tenido en la
derrota del PRI (Partido Revolucionario Institucional) después de setenta
años de dominación.

Finalmente, otro trazo común al campesinado del continente es el


hecho de que se comienza a tomar conciencia, en varios países, acerca de
la necesidad de ampliar el ámbito de la lucha por la tierra y transformarlo en
una lucha por la transformación no sólo del modelo agrícola sino también del
propio modelo económico de los países del continente.

La idea básica de este modelo campesino es la de organizar la


producción agropecuaria en función de objetivos distintos del modelo del
agronegocio. No se trata, por lo tanto, de dar prioridad a la acumulación de
capital sino a las necesidades alimentarias de la familia del agricultor y a la
preservación de la calidad de su pequeña parcela de tierra. Por eso se pone
mucho énfasis en el empleo de técnicas agrícolas no agresivas al medio
ambiente y en las prácticas de conservación del suelo y de las aguas. Bajo la
consigna “tierra para ser vivida”, el modelo busca atender simultáneamente a
dos objetivos: por una parte, suplir las necesidades alimentarias de la familia
del productor y proporcionarle un ingreso monetario compatible con un nivel
de vida digno; y, por la otra, producir alimento barato y de calidad.

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CONCLUSIÓN

El problema agrario es una cuestión compleja de carácter


socioeconómico, fundamentalmente, que manifiesta la realidad del país a
través de una regulación inadecuada, inconveniente y perjudicial en las
formas de tenencia de la tierra y en el sistema de explotación, que se refleja
en el estado de miseria y en la economía de un país. En Venezuela la
producción agrícola se encuentra frente a enormes desafíos. El país ha
venido afrontando dificultades económicas derivadas de bajos rendimientos
de las cosechas, escasez de insumos, dificultades en la distribución de
combustible y limitado financiamiento.

En cuanto al latifundismo, vale la pena destacar que una de las


críticas que se le ha hecho a lo largo de la historia desde el punto de vista
social es la rigidez de los aspectos que marcan la producción latifundista en
lo que respecta a los medios de producción (capital y trabajo). Asimismo que
el cambio tecnológico de la agricultura se produce al llegar a un punto crítico
la tasa de densidad demográfica con lo cual, no solo aumenta la
concentración demográfica en las ciudades, sino que se modifica también la
situación en el campo con el desarrollo técnico, el aumento de la producción
y, sobre todo, la diversificación de la economía, con el inicio y crecimiento de
empresas industriales y de servicios. La disminución de la población
campesina por el éxodo rural obliga a los agricultores que quedan a adquirir
más tierras (las de los emigrantes) que tendrán que trabajar con el empleo
de una mayor cantidad de máquinas (aumento del capital) y sobre todo,
también lo obligan a un cambio en los tipos de cultivo que les permitan una
mayor productividad y rendimiento por hectárea. Desde el punto de vista
político se opone radicalmente a lo que se ha señalado en el punto anterior.

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Así, la idea de una política anti-latifundista se ha venido expresando en las
constituciones de algunos países latinoamericanos, como sucede en
Ecuador con la Constitución de 1998, la cual señala en su artículo 267 que
se proscribirá el acaparamiento de la tierra y el latifundio o en la Constitución
venezolana donde se señala expresamente que el régimen latifundista es
contrario al interés social. Ello sería una idea positiva y efectiva si hubiera ido
acompañada de un cambio de la tecnología, nuevos tipos de cultivo,
preparación de la población trabajadora para adaptarse a los nuevos
sistemas agrícolas y, sobre todo, de la mejora de la infraestructura del medio
rural (electricidad, vialidad, dotación de servicios, etc.), que es deber de
cualquier estado moderno. Evidentemente, este proceso no se ha cumplido
en Venezuela, lo que ha llevado a un grave deterioro de la producción y
productividad agropecuarias.

De acuerdo a toda esta problemática agraria, se crean las reforma


agraria en la cual es un proceso de transformación socioeconómico que
supone cambios radicales en las estructuras de propiedad, tenencia y acceso
a los medios de producción. Y supone un grado de exacción de los sectores
terratenientes en tanto debilita las bases de su poder económico y político,
en este mismo orden de ideas, podemos decir que, La reforma favoreció la
circulación de la tenencia de la tierra y la formación de un mercado de tierras,
pero mantuvo la propiedad social con salvaguardas especiales para evitar
despojos y concentración. Se prohibió el latifundio, y las tierras excedentes
debían ser enajenadas por el propietario o la autoridad. En el caso de
Venezuela tenemos la Ley de Tierras y desarrollo agrario, que tiene por
objeto establecer las bases del desarrollo rural integral y sustentable;
entendido éste como el medio fundamental para el desarrollo humano y
crecimiento económico del sector agrario dentro de una justa distribución de
la riqueza y una planificación estratégica, democrática y participativa.

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