Acueducto Romano
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Acueducto romano
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Para otros usos de este término, véase Acueducto romano (desambiguación).
Múltiples arcos del Puente del Gard en la Galia romana. El nivel superior encierra
un acueducto que transportaba agua a Nimes en la época romana; su nivel inferior se
expandió en la década de 1740 para conseguir un camino ancho a través del río.
Los acueductos romanos fueron construidos por expertos romanos, con características
propias, a lo largo de todo el Imperio romano. Su finalidad era transportar agua
desde manantiales externos hasta las ciudades y pueblos. El agua de los acueductos
se suministraba a diferentes lugares: termas, letrinas, fuentes, y hogares
privados; también se empleaba para apoyar operaciones mineras, molinos de agua,
granjas y jardines.
Antecedentes
"La grandeza extraordinaria del Imperio romano se manifiesta sobre todo en tres
cosas: los acueductos, los caminos pavimentados y la construcción de los
alcantarillados."
—Dionisio de Halicarnaso, Roman Antiquities2
Antes del desarrollo de la tecnología del acueducto, los romanos, como la mayoría
de sus contemporáneos del mundo antiguo, se basaron en manantiales de agua locales,
como acuíferos, complementadas por aguas subterráneas procedentes de pozos de
propiedad privada o pública y para aguas de lluvia estacionales recogidas desde los
tejados dentro de depósitos de almacenamiento o cisternas. 3 La dependencia de las
comunidades antiguas sobre estos recursos hídricos restringía su crecimiento
potencial. Los acueductos de Roma no eran inventos estrictamente romanos; sus
ingenieros habían sido familiarizados con las tecnologías de gestión del agua de
sus aliados etruscos y griegos, pero lo cierto es que alcanzaron un gran nivel. Las
escorrentías del agua de los acueductos iba a parar al alcantarillado de ciudades y
pueblos. A principios de la época imperial, los acueductos de la ciudad
suministraban agua a una población de más de un millón de habitantes y el
suministro de agua extra para los servicios públicos se había convertido en una
parte fundamental de la vida romana.4 El agua de los acueductos también se
utilizaba para proveer villas, jardines ornamentales urbanos y suburbanos, jardines
de mercado o fincas agrícolas, siendo esto último punto el núcleo de la economía y
la riqueza de Roma.5
Acueductos de Roma
Un segundo acueducto, el Aqua Vetus, fue encargado unos cuarenta años más tarde,
financiado por los tesoros confiscados a Pirro de Epiro.8 Su flujo era más del
doble que el del Aqua Appia, y entraba en la ciudad en arcos elevados,
suministrando agua a las partes más altas de la ciudad.9
En el año 145 a. C., la demanda de agua de la ciudad había vuelto a superar las
posibilidades de sus suministros combinados. Una comisión oficial encontró que los
conductos del acueducto estaban muy mal conservados, el agua se agotaba por fugas y
cortes ilegales. El pretor Quinto Marcio Rex los restauró e introdujo un tercer
suministro «más saludable», el Aqua Marcia, el acueducto más largo de Roma y
suficientemente elevado para suministrar agua a la colina Capitolina. Las obras
costaron 180.000.000 de sestercios y tardaron dos años en completarse.10 A medida
que la demanda crecía todavía más, se construyeron más acueductos, incluyendo el
Aqua Tepula en el 127 a. C. y el Aqua Julia en el 33 a. C.
La Porta Maggiore de Roma, formada por un arco de soporte del Aqua Claudia y el
acueducto más elevado de Roma, el Anio Novus.
Los programas de construcción de acueductos alcanzaron su máximo en la era
imperial. El reinado de Augusto promovió la construcción del Aqua Virgo y el corto
conducto del Aqua Alsietina que suministraba el lago artificial de Trastevere con
agua para luchas náuticas para así poder entretener a la población. El Aqua
Augusta, complementó el Aqua Marcia con «agua de excelente calidad».11 El emperador
Calígula comenzó dos acueductos, que fueron completados por su sucesor Claudio; el
Aqua Claudia, de 69 km, que dio agua de buena calidad pero fracasó en varias
ocasiones; y el Anio Novus, el más alto de todos los acueductos de Roma y uno de
los más fiables, pero propenso a las aguas fangosas y descoloridas, especialmente
después de la lluvia, a pesar de la utilización de depósitos de decantación.12
A finales del siglo III, la ciudad estaba provista de agua con once acueductos
financiados por el estado. La longitud combinada total de los conductos se estima
entre 780 y 800 kilómetros, de los cuales aproximadamente 47 km transcurrían por
encima del nivel del suelo, con soporte de mampostería. Se suministraban alrededor
de 1 millón de metros cúbicos (300 millones de galones) al día: el 126% del
suministro de agua de la ciudad actual de Bangalore, con una población de 10
millones de habitantes.16
Asuntos de sanidad
Los médicos griegos y romanos conocían la asociación entre aguas estancadas o
contaminadas y enfermedades transmitidas por el agua. También conocían los efectos
nocivos del plomo para la salud, entre los mineros y aquellos que tenían que
procesarlo, y por este motivo, se preferían las tuberías de cerámica sobre el
plomo. Cuando se utilizaron tubos de plomo, un flujo continuo de agua y la
inevitable deposición de minerales transportados por el agua dentro de las tuberías
redujeron paulatinamente la contaminación del agua mediante plomo soluble.23 Sin
embargo, el nivel de plomo en esta agua era 100 veces superior al de las aguas de
fuentes locales.24
Conductos y gradientes
Esquema.
La mayoría de los acueductos romanos eran de un fondo plano, conductos de sección
de arco que corrían de bajo la superficie del suelo, con cubiertas de inspección y
acceso a intervalos regulares.25 Los conductos por encima del nivel del suelo
solían estar cubierto por losas. Los primeros conductos fueron construidos a partir
de sillares de piedra tallada, pero a partir de la última época republicana, a
menudo se utilizaba ladrillo y hormigón. El hormigón utilizado para revestimientos
de conductos suele ser impermeable. El flujo de agua dependía únicamente de la
gravedad. El volumen de agua transportada dentro del conducto dependía de la
hidrología de captación (lluvia, absorción y escorrentía), la sección transversal
del conducto y su gradiente; la mayoría de los conductos iban a unos dos tercios
llenos. La sección transversal del conducto también estaba determinada por los
requisitos de mantenimiento; los obreros debían poder entrar y acceder al conjunto,
con una mínima interrupción de la red general.26
Puentes y sifones
Arcos de una sección elevada del Acueducto provincial romano de Segovia.
Algunos conductos de acueducto estaban sostenidos a lo largo de los valles sobre
arcos de mampostería, ladrillo u hormigón; el Puente del Gard, uno de los ejemplos
supervivientes más impresionantes de un conducto masivo de muelles múltiples,
atravesaba el valle del río Gardon a unos 48,8 m (160 m) por encima del propio
Gardon. Cuando tenían que cruzar depresiones profundas y largas, se podían utilizar
sifones invertidos, En vez de los soportes con arcos; el conducto alimentaba el
agua a un depósito de cabecera, que la suministraba a las tuberías. Las tuberías
cruzaban el valle a un nivel inferior, con el apoyo de un puente bajo «vientre», y
después se elevaban a un tanque receptor a una altura ligeramente inferior.
Entonces se descargaba en otro conducto; manteniendo el gradiente global. Las
tuberías del sifón solían estar fabricadas con plomo soldado, a veces reforzado con
recubrimientos de hormigón o mangas de piedra. Menos a menudo, las tuberías eran de
piedra o de cerámica, articuladas como macho-hembra y selladas con plomo.29
Arcos después de una restauración de los años 2009-2010 del Acueducto del Gier.
Vitruvio describe la construcción de sifones y los problemas de bloqueo, soplado y
ventilación en sus niveles más bajos, donde las presiones eran mayores. Sin
embargo, los sifones eran versátiles y efectivos si estaban bien construidos y bien
mantenidos. Una sección horizontal de tubos de sifón de alta presión en el
Acueducto del Gier dejó de lado la construcción de puentes para que el río pudiera
permanecer navegable, utilizando nuevo tuberías de plomo en paralelo, empotradas en
hormigón.3031 Los ingenieros hidráulicos modernos utilizan técnicas similares que
permiten que los colectores y las tuberías de agua atraviesen las depresiones. En
Arlés, una rama menor del acueducto principal suministraba a un suburbio local a
través de un sifón de plomo, el «vientre» del cual pasaba a través del lecho de un
río, eliminando cualquier necesidad de construir un puente.32
Inspección y mantenimiento
Distribución
Construcción
La construcción de un acueducto exigía mucha capacidad y conocimientos a los
ingenieros romanos. Ocasionalmente se sufrían problemas por la mala calidad del
trabajo en proyectos de gran envergadura, como atestiguó Sexto Julio Frontino,
oficial jefe de los recursos acuíferos de la ciudad de Roma, quien escribió:
Por la autoridad del Emperador César Trajano Adriano Augusto. Nadie tiene derecho a
arar, sembrar ni plantar dentro de este terreno, que está destinado a la protección
del canal41
Agrimensura
Véase también: Agrimensura
Después de seleccionar una buena ubicación para el acueducto, era necesario
garantizar una pendiente descendente constante en su curso. Usando dispositivos
parecidos a los niveles modernos, los ingenieros romanos fueron capaces de mantener
una pendiente tan pequeña como el 0,1%, es decir, un metro de caída por cada
kilómetro de acueducto. Además de la pendiente, era necesario que las diversas
secciones de construcción pudieran ser unidas, mientras se seguía manteniendo una
pendiente descendente constante.
Hormigonado
El hormigón usado en el acueducto era una combinación de cal, arena, piedras y
agua. Se empleaban tableros para construir un armazón sobre el que se prensaba el
hormigón. Las pruebas modernas de la calidad del hormigón demuestran que supera los
estándares actuales. Este tipo de hormigón particular se llamaba opus
caementicium.42
Usos
Cívico y doméstico
Las ruinas del Aqua Marcia cerca de Tívoli, construido en 144-140 a. C. durante la
República romana.
El primer acueducto de Roma (312 a. C.) descargaba a muy baja presión y a un ritmo
más o menos constante en el Foro Boario el principal centro de comercio y mercado
de ganado de la ciudad, probablemente en una serie de abrevaderos o cuencas en
cascada de bajo nivel; el superior para uso doméstico, el inferior para el ganado
que se comercializaba allí. La mayoría de los romanos habrían llenado cubos y
jarras de almacenamiento en las cuencas para el agua de sus habitáculos; los más
acomodados habrían enviado esclavos para realizar la misma tarea. La elevación del
desagüe era demasiado baja para ofrecer a cualquier hogar o edificio de la ciudad
un suministro directo; el desbordamiento drenó hacia la alcantarilla principal de
Roma, y de ahí al Tíber. En esta época, Roma no tenía baños públicos. Los primeros
se construyeron probablemente en el siglo siguiente, basándose en los precursores
de la vecina Campania; un número limitado de baños privados y pequeños baños
públicos en las esquinas de las calles habrían tenido un suministro privado de
agua, pero una vez que el agua del acueducto fue trasladada a las elevaciones más
altas de la ciudad, se construyeron grandes y bien equipados baños públicos en toda
la ciudad, y se suministró agua potable a fuentes públicas a alta presión. Los
baños y fuentes públicas se convirtieron en rasgos distintivos de la civilización
romana, y los baños en particular se convirtieron en importantes centros
sociales.4344
Agricultura
Entre el 65 y el 90% de la población del Imperio romano estaba involucrada en
alguna forma de trabajo agrícola. Los agricultores cuyas villas o fincas se
encontraban cerca de un acueducto público podían extraer, bajo licencia, una
cantidad determinada de agua del acueducto para el riego de verano en un momento
predeterminado; esto tenía por objeto limitar el agotamiento del suministro de agua
a los usuarios que se encontraban más abajo en la pendiente, y ayudar a garantizar
una distribución justa entre todos, en el momento en que el agua era más necesaria
y escasa. El agua era posiblemente la variable más importante en la economía
agrícola del mundo mediterráneo. Las fuentes naturales de agua de la Italia romana
—manantiales, arroyos, ríos y lagos— estaban distribuidas de forma desigual en los
terrenos, y el agua tendía a escasear cuando más se necesitaba, durante el cálido y
seco período vegetativo del verano. Columela recomienda que toda granja contenga un
manantial, un arroyo o un río; pero reconoce que no todas las granjas lo tenían.46
Industrial
Algunos acueductos suministraban agua a los emplazamientos industriales,
generalmente a través de un canal abierto excavado en el suelo, revestido de
arcilla o cubierto de madera para reducir la pérdida de agua. La mayoría de estos
canales estaban diseñados para funcionar en las pronunciadas pendientes que podían
suministrar los altos volúmenes de agua necesarios en las operaciones mineras. El
agua se utilizaba en la minería hidráulica para despojar la sobrecarga y exponer el
mineral por medio de la trituración, para fracturar y lavar la roca metálica ya
calentada y debilitada por el fuego, y para accionar los sellos por ruedas
hidráulicas y los martillos de tropiezo que trituraban el mineral para su
procesamiento. Se han encontrado pruebas de tales cursos de agua y máquinas en las
minas de oro Dolaucothi, en el suroeste de Gales.5051
Decadencia de uso
Una parte del Acueducto de Eifel, Germania, construido en el año 80. La sección
queda rebajada por una capa de carbonato de calcio, acumulada por falta de
mantenimiento.
Durante la caída del Imperio romano, algunos acueductos fueron destruidos
deliberadamente por los enemigos, pero cayeron más en desuso debido al deterioro de
la infraestructura romana y a la falta de mantenimiento, como el acueducto de
Eifel. Las observaciones hechas por el español Pedro Tafur, que visitó Roma en
1436, intenta explicar malentendidos de la propia naturaleza de los acueductos
romanos:
En medio de la ciudad pasa un río, que los romanos llevaron allí con un gran
trabajo y lo pusieron en medio, y este es el Tíber. Hicieron un lecho nuevo para el
río, de plomo, con canales de uno al otro extremo de la ciudad para sus entradas y
salidas, tanto para regar, como por otros servicios convenientes para el pueblo, y
cualquiera que se atreviera a entrar por otro cualquier lugar quedaría ahogado.53
Durante el Renacimiento, los restos de los acueductos de mampostería masiva de la
ciudad inspiraron arquitectos, ingenieros y sus dueños; el papa Nicolás V renovó
los canales principales del Aqua Virgo en 1453.54 Muchos acueductos del antiguo
imperio romano se mantuvieron en buen estado. La reconstrucción del siglo XV del
acueducto de Segovia en Hispania, muestra avances respecto al Puente del Gard
utilizando menos arcos de mayor altura, y una mayor economía en el uso de las
materias primas. La habilidad para construir acueductos no se perdió, especialmente
de los canales más pequeños y más modelos que se utilizaron para mover ruedas de
agua. La mayoría de estos molinos en Gran Bretaña se desarrollaron en la época
medieval para la producción del pan, y utilizaron métodos similares a los
desarrollados por los romanos, con «canaletas» que transportaban el agua desde los
ríos y los arroyos locales.
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The sense of venter as "belly" is apparent in Vitruvius 8.6: "if there be long
valleys, and when it [the water] arrives at the bottom, let it be carried level by
means of a low substruction as great a distance as possible; this is the part
called the venter, by the Greeks koilia; when it arrives at the opposite acclivity,
the water therein being but slightly swelled on account of the length of the
venter, it may be directed upwards... Over the venter long stand pipes should be
placed, by means of which, the violence of the air may escape. Thus, those who have
to conduct water through leaden pipes, may by these rules, excellently regulate its
descent, its circuit, the venter, and the compression of the air."Vitruvius, 8.6.5-
6, trans Gwilt
Mays, L., (Editor), Ancient Water Technologies, Springer, 2010. p.120.[3]
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Taylor, R., Public Needs and Private Pleasures: Water Distribution, the Tiber
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Taylor, R., Public Needs and Private Pleasures: Water Distribution, the Tiber
River and the Urban Development of Ancient Rome (Studia Archaeologica), L'ERMA di
BRETSCHNEIDER, 2000, pp. 30-33, «...para acumulaciones calcinadas y reemplazo de
tuberías. Los reglamentos sobre el agua prescribían una distancia de 5 pies entre
los edificios y las tuberías principales; una versión urbana de los «corredores»
protectores que se ofrecían a los acueductos».
Hodge, A. Trevor, Roman Aqueducts and Water Supply, Duckworth Archaeology, 2002,
pp. 16-17: Frontino ya había tenido una distinguida carrera como cónsul, general y
gobernador provincial; y volvió a servir como cónsul en el año 100.
Taylor, R., Public Needs and Private Pleasures: Water Distribution, the Tiber
River and the Urban Development of Ancient Rome, (Studia Archaeologica), L'ERMA di
BRETSCHNEIDER, 2000, pp. 30-33
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los tubos como posibles ojos de rodadura, p. 38.
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Cynthia Bannon, Gardens and Neighbors: Private Water Rights in Roman Italy.
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pp. 246−247: para la estimación del consumo de agua para el riego; p. 219: para la
legislación de Catón sobre el mal uso del agua: la cita es del discurso de Catón
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