Libro Emociones
Libro Emociones
Libro Emociones
ISBN: 978-84-17128-71-5
Código IBIC: YB
DL B 18.777-2018
Impreso en Serbia
Imprenta: Grafostil
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UN MONSTRUO
EN MI CAMA
Me llamo Hugo. Estoy solo en mi cuarto y he oído ruidos debajo
de mi cama. Creo que hay un monstruo escondido.
Tengo miedo. Tengo mucho miedo.
No me atrevo a moverme. Si no me muevo, el monstruo pen-
sará que no hay nadie a quien atacar.
–¿Hay alguien ahí?
¡Aaaay! Lo sabía. El monstruo me ha hablado. Tengo ganas
de gritar para que vengan mis papás. Pero el monstruo me atra-
pará antes de que les dé tiempo a llegar.
Mejor me quedo calladito. Igual cree que no hay nadie y ter-
mina marchándose.
–Por favor, ¿me dejas meterme en tu cama?
–¿Qui… quién eres?
–Soy… soy… ¡tu monstruo!
–Yo no tengo ningún monstruo –le respondo, aterrado.
–Por favor, deja que me meta en tu cama.
Me sudan las manos. Me da mala espina que sea un mons-
truo tan educado.
–¿Por qué quieres meterte en mi cama?
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a provocar daño. Pero también sirve para ponernos en alerta sin que haya
ningún peligro, a modo de vigilancia. Así pues, al igual que el resto de las
Podemos sentir miedo por cosas que ocurren de verdad como, por ejem-
encontraremos de nuevo.
Pero muy a menudo los miedos que tenemos son de cosas imagi-
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Reducir el miedo
sas que nos gustan y que nos hacen sentir bien para que, así, cuando el
cerebro piense cosas que nos dan miedo, podamos «contraatacar» con
pensamientos agradables.
queño. Hablar de ello ayuda e incluso puede sernos útil comprobar que
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COCOCHOC
Y COCOTROC
Cocochoc es un cocodrilo rockero que vive en la orilla derecha
del río Cacahuete. Posee una hamaca colgada entre dos palmeras,
una gorra de visera puesta del revés y una guitarra.
Justo enfrente, en la orilla izquierda del río Cacahuete, vive
Cocotroc, un cocodrilo millonario. Posee una gran mansión con
piscina, varios sirvientes, un barco y todo tipo de lujos.
Cualquiera podría envidiar la suerte de Cocotroc, que solo
tiene que abrir la boca para tener alrededor a su séquito de sir-
vientes dispuestos a cumplir sus deseos. Y sin embargo, Cocotroc
nunca está contento, es terriblemente infeliz.
Cocotroc se pasa la vida mirando con sus prismáticos lo que
hace Cocochoc y envidiando su felicidad.
¿Será la guitarra la que lo hace tan feliz?
Cocotroc encarga varios modelos de guitarra, los más ca-
ros que encuentra en las tiendas. Pero, como es demasiado pe-
rezoso para aprender a tocarla, contrata a un músico para que
lo haga.
Sin embargo, su felicidad no mejora; al contrario, los concier-
tos le dan dolor de cabeza.
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¿Será entonces esa ridícula gorra que lleva puesta del revés
la que hace que Cocochoc siempre esté feliz?
A Cocotroc le falta tiempo para encargar treinta gorras de
visera, una para cada día del mes. Sin embargo, su felicidad no
mejora; al contrario, se le recuece la sesera.
Cocotroc contempla rabioso cómo Cocochoc chapotea feliz
en el río. Y da coletazos. Y se ríe a carcajadas. Y habla con unos y
con otros.
Cocotroc, muy fastidiado, se lanza a su inmensa piscina. Pero,
cuanto más flota, más descontento e infeliz se siente.
Así que, cuando sale, regaña al sirviente que le tiende la toa-
lla. Y al que le coloca la sombrilla en la tumbona. Y al que le trae
la piña colada.
Las escamas de Cocotroc se han vuelto de color verde moco.
Cada día está más descolorido y más desganado. Y cuando con-
templa a Cocochoc con los prismáticos, le cae una babilla color
espinaca, se le afilan los dientes y se muerde la lengua de la rabia.
Sus sirvientes lo ven tan mal que llaman a un doctor muy
afamado. Este, solo con verlo, le diagnostica:
–Envidia. Lo que tiene es envidia.
–¿Y a qué espera para recetarme unas pastillas que me cu-
ren? –le increpa Cocotroc.
–La envidia es una enfermedad incurable –sentencia.
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que lo que tienen ellos es siempre mejor que lo que tenemos nosotros.
Podemos sentir envidia cuando deseamos las cosas que otras per-
genera en los niños (y no tan niños) frustración —y puede que hasta an-
siedad— por cambiar, por ser diferente a lo que somos, por asemejarnos
¿Y los celos?
A veces, la envidia se confunde con los celos. Estos hacen más referencia
al trato que reciben los demás y que nos gustaría para nosotros mismos,
nocimiento de sus propios méritos sin compararlos con los demás. Por
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nueva. La tuya también está muy bien y es muy resistente», donde esta-
nueva como la de Pepito. Tener cosas nuevas puede ser chulo, pero, al fin
lo hiciste muy bien porque te cabe todo y te es muy útil para ir al colegio».
tiempo para ver si realmente hay un deseo de verdad o si, por el contra-
rio, es simple envidia. Podemos proponer hacer una lista en la que vamos
apuntando todos aquellos objetos que desea el niño/a y decirle que una
El factor tiempo juega a favor, ya que la envidia viene del deseo de tener
quiere.
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