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“Año de la unidad, la paz y el desarrollo"

Personalidad

INTEGRANTES:
Alejandro Inostroza Altamirano
Alegría Vásquez Diana Rocio
Ilatoma Cruz Liseth
Asenjo Maldonado Olga Julissa
DOCENTE:
Paola Evelyn Salazar Astete
CURSO:
Psicología clínica filial

1
INDICE

La Personalidad........................................................................................................... 3
Teoría psicoanalítica de la personalidad...................................................................4
Teoría humanista de la personalidad.........................................................................4
Teoría de los rasgos de la personalidad....................................................................5
Teoría cognitiva-social de la personalidad................................................................5
Test de Personalidad...................................................................................................6
Evaluación de la Personalidad sin Instrumentos de Medición................................8
Los Trastornos de la Personalidad............................................................................9
GRUPO A.................................................................................................................. 9
GRUPO B................................................................................................................ 11
GRUPO C................................................................................................................ 12
Conclusiones.............................................................................................................14
Referencias................................................................................................................ 15

2
La Personalidad
A lo largo de los años, el ser humano ha tratado de dar respuesta a las incógnitas de
las que está rodeado. Como especie hemos buscado siempre el porque ante cualquier
fenómeno físico o metafórico, encaminado hacia la razón y la explicación científica de
los hechos. El hecho de ser humano, implica una constante búsqueda a través de los
innumerables cuestionamientos filosóficos, entre ellos, el “por qué soy así”, que con el
pasar de los años sería conocido como personalidad. La personalidad ha sido un tema
de interés para los psicólogos y filósofos durante siglos, y su definición ha
evolucionado a lo largo del tiempo a medida que se han realizado nuevos
descubrimientos y teorías en el campo de la psicología. Cada enfoque psicológico
brindaba una perspectiva diferente a lo que hoy conocemos como la definición de
personalidad.
Desde la antigüedad los grandes eruditos y filósofos griegos, pioneros en el
descubrimiento de la naturaleza del hombre, crearon a su modo una definición del
“todo” del hombre. Filósofos griegos como Platón y Aristóteles ya se interesaban por el
estudio de la personalidad. Platón creía que la personalidad era una combinación de
tres elementos: el intelecto, el espíritu y los deseos físicos. Aristóteles se centró en la
idea de que la personalidad se desarrolla a lo largo de la vida a través de la
experiencia y el aprendizaje.
A través del paso de los siglos y la evolución natural del ser humano, la teoría
humanista arrojo un rayo de conocimiento sobre este concepto, el enfoque humanista
de la psicología, liderado por Abraham Maslow y Carl Rogers, surgió en la década de
1950 y se centró en la idea de que la personalidad se desarrolla a través de la
autorrealización y la búsqueda de la felicidad y el significado. Los humanistas creían
que cada individuo es único y tiene el potencial de alcanzar su máximo desarrollo
personal.
El enfoque conductista proporcionaba una visión que se considera en la actualidad
obsoleta ya que, según el conductismo, la personalidad se compone de patrones de
comportamiento aprendidos a través de la experiencia y la interacción con el ambiente.
Sin embargo, todas las teorías son refutables y hubo muchos autores los cuales
diferían con los conceptos planteados por los anteriormente mencionados, por lo que
surge la teoría psicodinámica, en la cual Sigmund Freud y sus seguidores, sostienen
que la personalidad está formada por impulsos inconscientes y experiencias
tempranas de la infancia. Según Freud, la personalidad está dividida en tres partes: el
ello, el yo y el superyó.
Por su parte, surgió una teoría bastante aceptada en la actualidad, la llamada teoría de
rasgos. La teoría de los rasgos, desarrollada por Gordon Allport y posteriormente por
Raymond Cattell y Hans Eysenck, se centra en la idea de que la personalidad está
compuesta por un conjunto de rasgos o características estables y consistentes.
Cada uno de estos enfoques aporta una perspectiva única que se puede
complementar con todos los conceptos anteriormente mencionados, por lo tanto, es
importante conocer a profundidad algunos de los postulados más importantes de cada
enfoque.

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Teoría psicoanalítica de la personalidad
Según la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, la personalidad se compone de tres
partes interrelacionadas: el ello, el yo y el superyó, que funcionan en tres niveles de
conciencia: el preconsciente, el consciente y el inconsciente.
El ello es la parte más primitiva e inconsciente de la personalidad, regido por el
principio del placer y busca la satisfacción inmediata de los deseos y necesidades. El
yo es la parte racional de la personalidad que busca equilibrar las necesidades del ello
con la realidad, operando en los tres niveles de conciencia y evaluando los costos y
beneficios antes de actuar sobre los impulsos del ello.
Por último, el superyó es la parte moral de la personalidad que se desarrolla a través
de la socialización y la internalización de los valores culturales, incorporando nuestros
principios y moralidad adquiridos. Los tres niveles de conciencia son la mente
consciente, que nos permite pensar y hablar de forma racional y que incluye nuestra
memoria, la mente preconsciente, que representa la memoria ordinaria que podemos
recuperar en cualquier momento y la mente inconsciente, donde guardamos nuestros
sentimientos, pensamientos, impulsos y recuerdos que se encuentran fuera de nuestra
conciencia consciente y pueden influir en nuestra conducta y experiencia.

Teoría humanista de la personalidad


Abraham Maslow y Carl Rogers fueron dos prominentes figuras del movimiento de la
psicología humanista, que surgió como una reacción contra el enfoque negativo y
pasivo del psicoanálisis y el conductismo freudiano. En cambio, el enfoque humanista
ve a los individuos de manera holística y positiva, destacando la importancia de las
experiencias subjetivas y la autorrealización. Maslow se interesó en entender qué hace
felices a las personas y cómo mejorar su desarrollo personal, y desarrolló la Jerarquía
de Necesidades, una teoría que sugiere que las acciones humanas están motivadas
por la búsqueda de la satisfacción de ciertas necesidades, incluyendo la
autorrealización, que es la forma más alta de motivación.
Por otro lado, Rogers se enfocó en la libertad de los individuos para determinar la
dirección de sus vidas y desarrolló la teoría de la personalidad de las personas
completamente funcionales, que se caracterizan por ser abiertas a la experiencia,
tener una vida existencial, confiar en su organismo, ser creativas y tener libertad
experiencial. Rogers enfatizó la importancia del autoconcepto en la formación de la
personalidad y creía que las personas son intrínsecamente buenas y creativas, y solo
se vuelven destructivas cuando tienen un autoconcepto pobre o enfrentan limitaciones
externas.
El autoconcepto se refiere a la descripción que una persona hace de sí misma,
mientras que la autoestima se refiere al sentimiento de aprecio que tiene hacia sí
mismo. Ambos están relacionados con la relación que una persona tiene consigo
misma y su visión subjetiva de sí mismo. Según Rogers, las personas buscan
congruencia en tres áreas de sus vidas: autoestima, autoimagen y el yo ideal. Quieren
sentir, experimentar y comportarse de manera consistente con estas áreas.

Teoría de los rasgos de la personalidad


La teoría de los rasgos de Gordon Allport es una de las teorías más influyentes en la
psicología de la personalidad. Según esta teoría, la personalidad de un individuo es
única y debe ser estudiada en su contexto presente, ya que evoluciona continuamente

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a lo largo de la vida. Allport propuso que la personalidad se compone de rasgos, que
son características relativamente estables que definen y conforman una personalidad
única.
En 1936, Allport propuso una clasificación de los rasgos en tres niveles diferentes:
rasgos cardinales, rasgos centrales y rasgos secundarios. Los rasgos cardinales son
las características innatas fundamentales que definen la personalidad de un individuo,
y tienden a ser muy dominantes en toda su vida. Los rasgos centrales son los rasgos
generales que forman los fundamentos básicos de la personalidad y son las
características principales utilizadas para describir a una persona. Los rasgos
secundarios son los rasgos que a veces están relacionados con las actitudes o
preferencias de la persona y que a menudo aparecen sólo en situaciones específicas.
La teoría de los rasgos de Allport ha sido objeto de críticas y ha sido revisada y
ampliada por otros psicólogos de la personalidad a lo largo de los años. Por ejemplo,
Raymond Cattell desarrolló la teoría de los rasgos superficiales y profundos, que
sugiere que los rasgos superficiales son menos estables y menos importantes para la
personalidad de un individuo que los rasgos profundos.
Sin embargo, la teoría de los rasgos de Allport sigue siendo una teoría influyente en la
psicología de la personalidad y ha influido en muchas de las teorías posteriores en
este campo. Además, el trabajo de Allport ha sido fundamental para entender la
importancia de los rasgos de personalidad en la vida cotidiana, en los estudios de
selección de personal y en el desarrollo de la psicología positiva.

Teoría cognitiva-social de la personalidad


La teoría de la personalidad cognitiva sostiene que las diferencias individuales en la
personalidad están relacionadas con las diferencias en los procesos cognitivos y en la
forma en que las personas procesan, interpretan y utilizan la información. Esta teoría
se centra en cómo la gente piensa, percibe y recuerda, y cómo estos procesos
cognitivos dan forma a la personalidad.
Una de las principales figuras asociadas con la teoría de la personalidad cognitiva es
George Kelly. En su teoría de los constructos personales, Kelly argumentó que las
personas utilizan constructos mentales para entender el mundo y que estos
constructos son únicos para cada individuo. Los constructos personales son
categorías mentales utilizadas para clasificar y organizar la información sobre el
mundo, y pueden variar en función de las experiencias y la educación de cada
persona. Kelly sostuvo que estas categorías mentales, y cómo las personas las
utilizan, son la base de la personalidad.
Otro teórico importante en la teoría de la personalidad cognitiva es Aaron Beck. Beck
desarrolló la teoría de la terapia cognitiva, que se centra en cómo los patrones de
pensamiento distorsionados y negativos pueden contribuir a problemas emocionales y
de comportamiento. Según Beck, las personas con trastornos emocionales tienden a
tener pensamientos distorsionados que los llevan a interpretar la información de una
manera negativa. La terapia cognitiva se centra en ayudar a las personas a identificar
y cambiar estos patrones de pensamiento negativos.
Mientras que Bandura planteaba que en la personalidad se destaca el aprendizaje por
observación y la importancia de la autoeficacia, el aprendizaje vicario, el refuerzo
vicario y la autorregulación en la formación de la personalidad. Bandura también
reconoció que la persona no responde automáticamente a los estímulos del ambiente,

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sino que también utiliza procesos intelectuales y que el comportamiento puede afectar
el ambiente. Su teoría combinó elementos del conductismo y cognitivismo. Además, la
teoría de Bandura se aplicó en la práctica mediante diversas terapias psicológicas
como la terapia por modelado y la terapia de autocontrol.

Test de Personalidad
Los test de personalidad han evolucionado significativamente desde su surgimiento a
principios del siglo XX. En sus inicios, los test de personalidad se basaban en teorías
psicológicas poco sofisticadas y su fiabilidad y validez eran cuestionables. Con el paso
del tiempo, se han desarrollado diferentes teorías y enfoques psicológicos que han
influido en la creación de nuevos test de personalidad más precisos y confiables.
Uno de los primeros test de personalidad fue el test de Woodworth, creado en 1917.
Este test consistía en una serie de preguntas que se centraban en la presencia o
ausencia de ciertos rasgos de personalidad, como la impulsividad o la timidez. Sin
embargo, este test fue criticado por su falta de validez y fiabilidad.
En la década de 1930, se desarrolló el test de Rorschach, también conocido como test
de manchas de tinta. Este test se basaba en la teoría psicoanalítica de Freud y
consistía en la interpretación de manchas de tinta. A pesar de que el test de
Rorschach sigue siendo ampliamente utilizado, ha sido criticado por su falta de validez
y fiabilidad.
En la década de 1940, se creó el test de personalidad de Minnesota, también conocido
como MMPI. Este test se basa en la teoría de los rasgos de personalidad y consta de
más de 500 preguntas. El MMPI se ha convertido en uno de los test de personalidad
más utilizados y validados en el mundo.
En la década de 1980, se desarrolló el test de personalidad de los Cinco Grandes
Factores (Big Five), también conocido como NEO-PI-R. Este test se basa en la teoría
de los Cinco Grandes Factores de la personalidad: apertura a la experiencia,
conciencia, extraversión, amabilidad y neuroticismo. El NEO-PI-R se ha convertido en
uno de los test de personalidad más ampliamente utilizados y validados en la
actualidad.
Inventario Clínico Multiaxial de Millon-III (MCMI-III): Este es un test de personalidad
que se utiliza para evaluar los trastornos de personalidad y las enfermedades
mentales en adultos. Fue desarrollado por Theodore Millon y Roger Davis y se basa
en la teoría de Millon sobre la personalidad. El MCMI-III es una versión revisada del
MCMI-II y cuenta con 175 preguntas que se responden en un tiempo aproximado de
45 minutos.
Inventario de Personalidad de NEO (NEO-PI-R): Este es un test de personalidad que
evalúa cinco factores de personalidad: neuroticismo, extraversión, apertura,
amabilidad y conciencia. Fue desarrollado por Paul Costa y Robert McCrae y se basa
en la teoría de los cinco grandes factores de personalidad. El NEO-PI-R cuenta con
240 preguntas y se tarda aproximadamente una hora en completarlo.
Test de Personalidad 16PF (16 Personality Factor Questionnaire): Este test de
personalidad evalúa 16 factores de personalidad, incluyendo inteligencia emocional,
motivación, ansiedad y habilidades sociales. Fue desarrollado por Raymond Cattell y
sus colaboradores y se basa en la teoría de los rasgos de la personalidad. El 16PF
cuenta con 185 preguntas y se tarda aproximadamente 35 minutos en completarlo.

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Test de Personalidad de Myers-Briggs (MBTI): Este es un test de personalidad que
evalúa cuatro dimensiones de personalidad: extravertido vs. introvertido, sensorial vs.
intuitivo, pensamiento vs. sentimiento y juicio vs. percepción. Fue desarrollado por
Katharine Briggs y su hija Isabel Myers y se basa en la teoría de la tipología
psicológica de Carl Jung. El MBTI cuenta con 93 preguntas y se tarda
aproximadamente 20 minutos en completarlo.
En los últimos años, se han desarrollado nuevos test de personalidad que se basan en
la teoría cognitiva-social, como el Test de Personalidad Cognitiva (CPT) de Beck. Este
test se centra en la relación entre los patrones de pensamiento y los comportamientos
y emociones asociados.
Es importante saber que, al aplicar pruebas psicológicas de personalidad, se busca
obtener información sobre las características y rasgos de la personalidad de un
individuo. Estas pruebas se utilizan para evaluar aspectos como la forma en que una
persona piensa, siente, se comporta y se relaciona con los demás. También se utilizan
para identificar patrones de comportamiento, habilidades, fortalezas y debilidades.
Los resultados de las pruebas psicológicas de personalidad pueden ayudar a los
profesionales de la salud mental a diagnosticar trastornos psicológicos, planificar
tratamientos efectivos, y predecir el comportamiento futuro de un individuo en
determinadas situaciones. Además, estas pruebas también pueden ser útiles en
contextos laborales y educativos, para evaluar la idoneidad de un candidato para un
puesto de trabajo o para ayudar a los estudiantes a elegir una carrera que se ajuste a
sus habilidades y aptitudes.
Es importante señalar que las pruebas psicológicas de personalidad no son infalibles y
que su interpretación debe ser realizada por profesionales capacitados y
experimentados. Además, estas pruebas no deben utilizarse como la única fuente de
información en la toma de decisiones importantes sobre la vida de una persona.

Evaluación de la Personalidad sin Instrumentos de


Medición
Evaluar la personalidad sin utilizar pruebas psicológicas puede ser un desafío, ya que
estas herramientas son diseñadas específicamente para evaluar diferentes aspectos
de la personalidad. Sin embargo, existen diferentes métodos que pueden ser útiles
para obtener información sobre la personalidad de una persona, aunque es importante
tener en cuenta que estos métodos pueden no ser tan precisos como las pruebas
psicológicas.
Para llevar acabo esta tarea, debemos conocer muy bien algunos criterios
diagnósticos del DSM V para poder ir encuadrando los rasgos y/o características que
logremos identificar en nuestro evaluado.
La evaluación puede apoyarse de las siguientes técnicas:
Observación directa: La observación directa de la persona puede proporcionar
información valiosa sobre su personalidad. Observar cómo se comporta la persona en
diferentes situaciones, cómo interactúa con los demás y cómo responde a diferentes
estímulos puede ser una fuente útil de información. Por ejemplo: Si una persona
ingresa al consultorio mirando a todos lados, con cara de preocupación y gestos
tensionados, podría ser un indicativo de una persona paranoide.

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Entrevistas: Las entrevistas pueden proporcionar información sobre la personalidad
de una persona, aunque es importante tener en cuenta que la persona puede no ser
completamente sincera o puede tratar de dar una imagen positiva de sí misma. En una
entrevista, se pueden hacer preguntas abiertas y cerradas para obtener información
sobre los intereses, valores, creencias y experiencias de la persona. Por ejemplo: Un
paciente que deriva siempre el tema de conversación hacia otro lado para evitar tocar
el meollo del asunto, podría darnos indicios de una persona con características
evitativas.
Historial médico y psicológico: El historial médico y psicológico de una persona
puede proporcionar información sobre su personalidad. Por ejemplo, las personas que
han experimentado traumas o abusos pueden tener patrones de pensamiento y
comportamiento diferentes a las personas que no han pasado por estas situaciones.
Es importante conocer información previa del paciente, en caso sea derivado o se
tenga contacto con algún miembro cercano al mismo.
Evaluación del entorno: El entorno en el que vive la persona puede proporcionar
información sobre su personalidad. Por ejemplo, si la persona vive en un ambiente
desordenado y sucio, puede indicar que tiene tendencias de descuido o falta de
organización. Esto aplica en el caso que realicemos una visita domiciliaria, donde
podamos observar el ambiente del paciente. Por ejemplo: Un cuarto que está
extremadamente ordenado y limpio, en el cual si alguien tocase algún objeto de la
habitación el paciente se enoja y procede a pedirnos que no toquemos nada, podría
ser característica de un obsesivo compulsivo.
Tareas de dibujo: se le pide a la persona que dibuje algo de forma libre. La manera
de evaluar la personalidad está basada en las características formales del dibujo, tales
como la inclinación del papel, intensidad del trazo, tamaño, estructura, color, posición.
El más conocido es el formato de Buck (test del árbol, la persona y la casa)
Elaboración de relatos: consiste en redactar o narrar un relato libre. La manera de
evaluar la personalidad está basada en el contenido y la forma del relato. Queda a
criterio del terapeuta la manera en la que interpretará este contenido.
Existen formas de evaluar la personalidad sin necesidad de instrumentos de medición;
sin embargo, es importante saber que estas técnicas estarán limitadas por la
capacidad del psicólogo para interpretar y clasificar sus hipótesis respecto al paciente.

Los Trastornos de la Personalidad


El DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 5ta edición) es
el manual de referencia utilizado por los profesionales de la salud mental para el
diagnóstico de los trastornos mentales. En su sección sobre los trastornos de la
personalidad, el DSM-5 describe 10 trastornos de personalidad específicos, que se
agrupan en tres grupos según sus características comunes:

GRUPO A
Grupo A - Trastornos excéntricos o raros: Este grupo incluye los trastornos de
personalidad paranoide, esquizoide y esquizotípico. Los individuos con trastornos de
personalidad del Grupo A pueden parecer extraños o excéntricos, y suelen presentar
dificultades para establecer relaciones interpersonales satisfactorias. Dentro del grupo
A encontramos trastornos tales como:
(F60.0). Trastorno de la personalidad paranoide

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El Trastorno de Personalidad Paranoide (TPP) es un trastorno mental que se
caracteriza por una desconfianza y suspicacia generalizada hacia los demás, lo que
lleva a pensar que están siendo engañados, explotados o dañados de alguna manera.
Las personas con TPP tienden a ser muy sensibles a las críticas y a interpretar de
manera errónea las acciones y motivos de los demás como amenazantes o
malintencionados, incluso en situaciones en las que no hay evidencia para apoyar
estas creencias.
Las personas con TPP pueden ser frías, distantes, reservadas y retraídas, y pueden
tener dificultades para establecer relaciones interpersonales significativas. También
pueden ser altamente vigilantes, hiper vigilantes y en ocasiones pueden volverse
hostiles o agresivos si perciben algún tipo de amenaza.
(F60.1). Trastorno de la personalidad esquizoide
El trastorno de la personalidad esquizoide es un trastorno mental que se caracteriza
por un patrón de aislamiento social, falta de interés en las relaciones interpersonales y
emociones limitadas o restringidas. Las personas con este trastorno a menudo
parecen distantes, frías o indiferentes a los demás, y pueden preferir actividades
solitarias a las sociales.
Entre las características de este trastorno se encuentran la falta de capacidad para
sentir placer o disfrutar de las actividades cotidianas, la falta de interés en las
relaciones sexuales, la tendencia a evitar el contacto visual, el aislamiento social, la
incapacidad para relacionarse con los demás y la frialdad emocional. También pueden
mostrar un comportamiento o discurso tangencial o excesivamente abstracto, lo que a
veces se confunde con los síntomas de la esquizofrenia.
Es importante destacar que este trastorno no es lo mismo que la esquizofrenia,
aunque a veces se pueden confundir debido a algunas similitudes en los síntomas.
Las personas con trastorno de personalidad esquizoide no suelen experimentar
alucinaciones o delirios, que son síntomas clave de la esquizofrenia.
(F21). Trastorno de la personalidad esquizotípica
El trastorno de la personalidad esquizotípica es un trastorno de la personalidad que se
caracteriza por un patrón general de comportamiento excéntrico, pensamiento mágico
y extraño, y una marcada incomodidad en las relaciones sociales e interpersonales.
Las personas con este trastorno pueden tener creencias o pensamientos extraños o
inusuales, como la creencia en habilidades telepáticas o en la capacidad de controlar
los pensamientos de los demás. También pueden tener dificultad para relacionarse
con los demás y pueden sentir ansiedad en situaciones sociales.
El DSM-5 establece que, para el diagnóstico de trastorno de personalidad
esquizotípica, la persona debe mostrar un patrón de comportamiento que incluya cinco
o más de los siguientes síntomas:
Ideas de referencia (pensar que eventos irrelevantes o aleatorios están relacionados
con ellos mismos).
1. Creencias o pensamiento mágicos, extraños o inusuales.
2. Experiencias perceptuales inusuales, incluyendo ilusiones corporales.
3. Pensamiento y habla extraños, como la vaguedad o el uso de metáforas.
4. Comportamiento y apariencia excéntricos.
5. Ansiedad social y falta de habilidades para relacionarse con los demás.

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6. Sospecha o paranoia.
7. Inapropiada o reducida afectividad.

GRUPO B
Grupo B - Trastornos dramáticos, emocionales o erráticos: Este grupo incluye los
trastornos de personalidad antisocial, límite (borderline), histriónico y narcisista. Los
individuos con trastornos de personalidad del Grupo B pueden ser impulsivos,
emocionales, inestables y presentar dificultades para regular sus emociones. También
pueden tener problemas para establecer relaciones interpersonales satisfactorias y
pueden tener un comportamiento inapropiado o incluso peligroso. Dentro de este
grupo encontramos los siguientes trastornos:
(F60.2). Trastorno de la personalidad antisocial
El Trastorno de Personalidad Antisocial (TPA) es un trastorno de personalidad que se
caracteriza por un patrón de desprecio y violación de los derechos de los demás, a
menudo con una falta de empatía y remordimiento. Las personas con este trastorno
pueden tener un comportamiento criminal y antisocial, mostrando una tendencia a
mentir, manipular y explotar a los demás con el fin de obtener beneficios personales.
Suelen tener una baja tolerancia a la frustración y un impulso muy elevado, lo que
puede llevarlos a buscar situaciones de alto riesgo y a desafiar las normas sociales.
El DSM-5 establece que para diagnosticar el TPA, la persona debe tener al menos 18
años y haber mostrado patrones de comportamiento disfuncionales desde los 15 años.
También debe haber evidencia de conductas antisociales repetidas, lo que incluye
comportamientos ilegales como el robo, la agresión física y el vandalismo. Además, la
persona debe haber demostrado una falta de empatía y remordimiento por sus
acciones.
(F60.3). Trastorno de la personalidad límite
El trastorno de la personalidad límite, también conocido como trastorno de la
personalidad borderline, es un trastorno mental que se caracteriza por una marcada
inestabilidad emocional, relaciones interpersonales inestables y problemas en la
autoimagen y la identidad. Las personas con este trastorno suelen tener una intensa
necesidad de atención y aprobación, y pueden experimentar cambios bruscos en su
estado de ánimo, pensamiento y comportamiento.
Algunos de los síntomas específicos del trastorno de la personalidad límite incluyen:
1. Miedo al abandono y esfuerzos extremos para evitarlo
2. Relaciones interpersonales inestables y caóticas
3. Sentimientos crónicos de vacío y soledad
4. Comportamiento impulsivo y autodestructivo, como conductas suicidas,
autolesiones o abuso de sustancias
5. Cambios rápidos y extremos en la autoimagen y la identidad
6. Patrones de pensamiento polarizados, en los que las personas son vistas como
completamente buenas o completamente malas
7. Estados de ánimo inestables e intensos
(F60.4). Trastorno de la personalidad histriónica
El trastorno de personalidad histriónica (TPH) es un trastorno de la personalidad
caracterizado por un patrón de comportamiento dramático y emocionalmente
exagerado, en el que la persona busca constantemente atención y aprobación de los

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demás. Las personas con TPH pueden ser muy expresivas, seductoras y extrovertidas
en situaciones sociales, pero pueden tener dificultades para mantener relaciones
interpersonales estables y saludables debido a su tendencia a buscar constantemente
estímulos nuevos y emocionantes. Algunos de los síntomas comunes del TPH
incluyen:
1. Necesidad exagerada de ser el centro de atención y ser admirado
2. Comportamiento sexualmente provocativo
3. Expresión emocional exagerada, incluyendo dramatismo, exageración y
teatralidad
4. Cambios rápidos e intensos de humor
5. Tendencia a idealizar a los demás en las relaciones y luego sentirse
decepcionado cuando no cumplen con sus expectativas
6. Preocupación excesiva por su apariencia física y por impresionar a los demás
El TPH se diagnostica cuando estos patrones de comportamiento y pensamiento son
persistentes, inflexibles y causan un malestar significativo o un deterioro en el
funcionamiento social, laboral o de otra índole de la persona.
(F60.81). Trastorno de la personalidad narcisista
El trastorno de la personalidad narcisista es un patrón persistente de grandiosidad,
necesidad de admiración excesiva y falta de empatía por los demás. Las personas con
este trastorno tienden a creer que son especiales, únicas e importantes, y buscan
constantemente la atención y el reconocimiento de los demás. Pueden tener una
autoestima inflada y ser arrogantes y prepotentes.
A menudo, las personas con trastorno de personalidad narcisista tienen dificultades
para aceptar la crítica y pueden reaccionar con enojo o desprecio. También pueden
tener dificultades para establecer relaciones significativas y duraderas, ya que su
enfoque principal es su propia satisfacción y gratificación.

GRUPO C
Grupo C - Trastornos ansiosos o temerosos: Este grupo incluye los trastornos de
personalidad evitativo, dependiente y obsesivo-compulsivo. Los individuos con
trastornos de personalidad del Grupo C suelen ser temerosos, ansiosos y
preocupados. También pueden presentar dificultades para establecer relaciones
interpersonales satisfactorias, aunque a diferencia de los trastornos del Grupo A y B,
suelen evitar el contacto social o ser muy dependientes de los demás. En este grupo
encontramos trastornos tales como:
(F60.6). Trastorno de la personalidad evasiva
El trastorno de la personalidad evasiva, también conocido como trastorno de la
personalidad ansiosa, se caracteriza por un patrón de evitación social, sentimientos de
inferioridad y extrema sensibilidad a la crítica. Las personas con este trastorno pueden
ser extremadamente tímidas y pueden sentirse incómodas en situaciones sociales o
profesionales, temiendo ser ridiculizadas o humilladas. Algunas características
comunes del trastorno de la personalidad evasiva son:
1. Evitación de situaciones sociales o profesionales que impliquen interacción con
otros.
2. Preocupación excesiva por la crítica o el rechazo.
3. Sentimientos de inferioridad o de ser socialmente inepto.

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4. Necesidad de ser vistas como amables, encantadoras o populares.
5. Dificultades para establecer relaciones personales profundas debido al miedo
al rechazo o al abandono.
(F60.7). Trastorno de la personalidad dependiente
El trastorno de personalidad dependiente es un patrón de comportamiento que se
caracteriza por una necesidad excesiva de ser cuidado y protegido, lo que lleva a una
sumisión y apego exagerado a los demás. Las personas con este trastorno tienen
dificultad para tomar decisiones por sí mismas, se sienten indefensas e impotentes sin
la ayuda de los demás y pueden tener miedo a la separación o el rechazo. Algunas de
las características asociadas con este trastorno son:
1. Dificultad para tomar decisiones cotidianas sin la aprobación o consejo de los
demás
2. Necesidad de que otros asuman responsabilidades importantes en su vida
3. Miedo a la separación o el rechazo
4. Dificultad para expresar desacuerdo con los demás
5. Baja autoestima y sensación de inferioridad
6. Preocupación excesiva por ser abandonado o dejado solo
7. Tendencia a buscar relaciones con personas que asuman un rol protector o
dominante
(F60.5). Trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva
El trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva (TPOC) es un trastorno de la
personalidad caracterizado por la preocupación excesiva por el orden, el
perfeccionismo y el control mental e interpersonal. Las personas con TPOC suelen ser
muy rigurosas en cuanto a las normas, los detalles y la organización, y tienen
dificultades para delegar tareas y responsabilidades en los demás. También pueden
ser muy críticas consigo mismas y con los demás, y tienden a reprimir emociones y
sentimientos. Este trastorno se diagnostica según los criterios del DSM-5, que incluyen
la presencia de al menos cuatro de los siguientes síntomas:
1. Preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o
los horarios hasta el punto de perder de vista el objetivo principal de la
actividad.
2. Perfeccionismo que interfiere con la finalización de las tareas (por ejemplo, no
poder finalizar un proyecto porque no se cumple con los propios estándares de
perfección).
3. Dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las
actividades de ocio y las amistades (no por motivos económicos).
4. Excesiva rigidez y terquedad.
5. Escrupulosidad, inflexibilidad en cuestiones de moral, ética o valores.
6. Incapacidad para delegar tareas en otros o para trabajar en equipo, salvo en
condiciones que se ajusten exactamente a sus exigencias.
7. Adopción de un estilo de vida frugal y austero, sin disfrutar de las actividades
placenteras ni de la satisfacción que deberían proporcionarle.
8. Rigidez y obstinación excesiva en los pensamientos o en la expresión de los
sentimientos.

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Conclusiones
 La personalidad y su concepto ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, con el
desarrollo de la sociedad y las nuevas corrientes producto del contexto social, por
lo que no es descabellado pensar que el concepto actual de personalidad que
tenemos pueda cambiar con la posteridad.

 Los test psicológicos son complementos para la corroboración de las hipótesis


diagnósticas que tenemos, no son determinantes ni mucho menos. Por lo que su
uso debe ser empleado con cautela y tomando en cuenta los requerimientos de
cada uno de ellos, eligiendo el que mejor se adapte al evaluado.

 La evolución en la clasificación de los trastornos da como resultado la aparición de


tratamientos ante las dificultades provocadas por los mismos; sin embargo, no
todos los trastornos se pueden solucionar únicamente con psicoterapia, si no que,
algunos requieren un proceso dual entre la medicación y la psicoterapia.

 Evaluar la personalidad sin ningún test es totalmente posible; sin embargo, es


necesario ser muy prudente y preciso en las técnicas que empleamos, como la
observación y escucha activa, pues podemos tener algunos sesgos que impedirán
una evaluación fidedigna.

Referencias
American Psychiatric Association (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales DSM-5 (5thed.).

Cattell, R. B., Eber, H. W., & Tatsuoka, M. M. (1970). Handbook for the sixteen personality
factor questionnaire (16PF).

Costa, P. T., & McCrae, R. R. (1992). NEO-PI-R professional manual. Psychological


Assessment Resources.

Cloninger, S. (2003). Teorías de la Personalidad. (3ª ed.). México: Pearson Educación.

Etchevers, M., Helmich, N. & Giusti, S. (2018). Trastornos de la personalidad y apego:


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