Legislación

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 28

La crisis institucional conocida como la Muerte Cruzada en Ecuador, que ocurrió en el año

1997, tuvo una gran trascendencia en la evolución política del país. En ese momento, el poder
legislativo y el poder ejecutivo se encontraban en una situación de confrontación que llegó a
un punto crítico.

La Muerte Cruzada se produjo cuando el Congreso de la República, que estaba controlado por
la oposición al gobierno de entonces, se negó a aprobar una serie de leyes impulsadas por el
presidente de la República. Como respuesta, el presidente vetó las leyes más importantes y
convocó a un referéndum para que la ciudadanía decida si se debían aprobar o no dichas leyes.

Sin embargo, el Congreso también vetó la convocatoria del referéndum, lo que generó una
situación de crisis institucional que se prolongó por varios meses. En este contexto, el papel del
Estado ecuatoriano se vio comprometido, ya que se evidenciaron las deficiencias del sistema
de control y equilibrio de poderes.

En este sentido, la crisis de la Muerte Cruzada dejó en claro la importancia del Estado
ecuatoriano como garante del cumplimiento de la Constitución y de la estabilidad institucional.
Desde entonces, se han realizado esfuerzos para fortalecer la democracia y la participación
ciudadana en la toma de decisiones, lo que ha permitido avanzar en la construcción de un
Estado más transparente, eficiente y participativo.

2Concepto y Regulación normativa en el Ecuador de la muerte cruzada

2.1.Concepto

Barrera (2021) conceptualiza a la muerte cruzada como un mecanismo constitucional por


medio del cual se disuelve el parlamento y se llama a elecciones anticipadas, las cuales
incluyen el escaño presidencial. El fundamento de la figura referida radica en la pugna de
poderes entre Ejecutivo y Legislativo, la cual ha producido que sea insostenible la gobernanza
dentro de los poderes del Estado en mención.

Zambrano (2022) conceptualiza a la muerte cruzada como una potestad constitucional


perteneciente a un sistema parlamentario, cuyo objetivo consiste en subsanar los conflictos
políticos entre el Poder Legislativo y Ejecutivo que impiden una correcta gobernabilidad dentro
del Estado, siendo la destitución mutua de poderes, la solución para el problema descrito.

Salgado (2015) precisa que, la muerte cruzada constituye una figura constitucional que,
perteneciendo a un sistema parlamentarista, se activa con el objetivo de extinguir atribuciones
de manera igualitaria entre el Poder Legislativo y Ejecutivo del Estado.

Por su parte, Oyarte (2017) alega que la muerte cruzada es una institución que tiene dicha
denominación por el mero hecho de que, en el supuesto de que el Presidente de la República
disuelva a la Asamblea Nacional, o sea la Asamblea el poder que destituya al Presidente, se
procede a convocar elecciones con el fin de completar el periodo de los poderes en mención.

Muerte cruzada es la denominación que se ha entregado a la atribución establecida en la


Constitución ecuatoriana por la cual el Ejecutivo tiene competencia para disolver a la Asamblea
Nacional, la cual implica una convocatoria a elecciones tanto de Presidente de la República y
miembros del Legislativo. Ahí la razón de su denominación como muerte cruzada al tener como
efecto que los cargos de los titulares de ambos órganos del

Estado fenezcan. Esta potestad puede ser también accionada por parte del Poder Legislativo en
contra del Ejecutivo, una vez más tomando sentido la denominación que en la doctrina se ha
establecido como muerte cruzada. (Chalco Salgado, 2019, p. 368)

Basabe (2017) establece que, la incorporación de la muerte cruzada al diseño constitucional


consiste en la cesación recíproca de atribuciones y competencias que conlleva el desequilibrio
de los poderes del Estado, sea debilitado o quebrantado. No obstante, a criterio del autor se
profundiza un debilitamiento del Poder Legislativo, en virtud de que este se disuelve de
manera inmediata, mientras que el Poder Ejecutivo sigue vigente hasta la realización de
elecciones anticipadas, pudiendo el Presidente gobernar a través de decreto ley, evidenciando
lo que Basabe denomina presidencialismo imperial, o en su defecto lo que Chalco Salgado
(2019) describe como hiperpresidencialismo.

Lo descrito en líneas precedentes encuentra fundamento en el hecho de que solo la Asamblea


Nacional cesa sus funciones dentro de un proceso de destitución de muerte cruzada, pues el
Ejecutivo seguirá gobernando hasta los resultados de las nuevas elecciones anticipadas. A su
vez, el hiperpresidencialismo se configura debido a que la

Constitución le permite al Presidente destituir, en algunos casos, “a su juicio” a la Asamblea


Nacional, previo dictamen favorable de la Corte Constitucional. No obstante, el Presidente es
quien envía las ternas de los juzgadores que formaran parte del órgano de justicia
constitucional, por lo cual el examen de constitucionalidad efectuado por la Corte, no asegura
un límite al poder del Ejecutivo, configurando una vez más un ejemplo de
hiperpresidencialismo en el ordenamiento jurídico estatal. Es decir, queda a plena
discrecionalidad y arbitrariedad del Ejecutivo el decidir la vida política de la Asamblea, mientras
que, si el Legislativo decide destituir al Presidente, este último puede presentar pruebas de
descargo con el fin de demostrar que no ha subsumido su conducta en las causales de
destitución.

Entonces, existe alta carga de subjetividad e imparcialidad discrecional en el proceso de


destitución iniciado por el Presidente frente al proceso de destitución iniciado por la Asamblea
Nacional, tema que será analizado en los títulos posteriores.
2.2.Muerte Cruzada en la Constitución de la República del Ecuador.

Lo descrito en el subtítulo precedente, se puede demostrar con el simple análisis de la


Constitución de la República del Ecuador (2008), la cual introdujo la institución de la muerte
cruzada en los artículos 130 y 148 del referido cuerpo normativo:

La Constitución, prevé dos formas por las cuales se puede aplicar la muerte cruzada en el
Ecuador. La primera, es aquella que comienza por iniciativa de la Asamblea Nacional en
conformidad al artículo 130, estableciéndose las reglas siguientes:

La Asamblea Nacional podrá destituir a la Presidenta o Presidente de la República en los


siguientes casos:

1. Por arrogarse funciones que no le competan constitucionalmente, previo dictamen


favorable de la Corte Constitucional.
2. Por grave crisis política y conmoción interna.

En un plazo de setenta y dos horas, concluido el procedimiento establecido en la ley, la


Asamblea Nacional resolverá motivadamente con base en las pruebas de descargo presentadas
por la Presidenta o Presidente de la República.

Para proceder a la destitución se requerirá el voto favorable de las dos terceras partes de los
miembros de la Asamblea Nacional. De prosperar la destitución, la Vicepresidenta o
Vicepresidente asumirá la Presidencia de la República.

Esta facultad podrá ser ejercida por una sola vez durante el periodo Legislativo, en los tres
primeros años del mismo.

En un plazo máximo de siete días después de la publicación de la resolución de destitución, el


Consejo Nacional Electoral convocará para una misma fecha a elecciones legislativas y
presidenciales anticipadas para el resto de los respectivos periodos. La instalación de la
Asamblea Nacional y la posesión de la Presidenta o Presidente electo tendrá lugar de acuerdo
con lo previsto en la Constitución, en la fecha determinada por el Consejo Nacional Electoral.

El artículo 130 permite que la Asamblea Nacional pueda destituir al Presidente de la República
por los supuestos de:

a. Grave crisis política o conmoción interna del Estado.


b. El Presidente se ha arrogado funciones que no le competen constitucionalmente. No
obstante, para que opere la referida causal se necesita dictamen favorable previo de la
Corte Constitucional.
A su vez, la disposición referida establece que, una vez concluido el procedimiento legal, el
Poder Legislativo, en un plazo de 72 horas, deberá resolver de manera motivada el proceso de
destitución, tomando en consideración las pruebas de descargo presentadas por el Presidente.

Además, se requeriría una votación favorable de dos terceras partes de los miembros de la
Asamblea Nacional. En caso de que se produzca la destitución, será el Vicepresidente de la
República quien asuma el cargo de Presidente.

La facultad de destitución podrá ser ejercida por la Asamblea por una sola vez dentro del
periodo Legislativo correspondiente, además de que el proceso de destitución solo podrá
iniciarse en los 3 primeros años del periodo referido.

Finalmente, en un plazo no mayor a 7 días después de la publicación de la resolución de


destitución, el Consejo Nacional Electoral deberá convocar a elecciones anticipadas tanto para
el escaño presidencial, como Legislativo.

Por su parte, el artículo 148 de la Constitución de la República del Ecuador (2008), establece la
potestad constitucional por la cual el Presidente de la República puede disolver la Asamblea
Nacional a su juicio:

La Presidenta o Presidente de la República podrá disolver la Asamblea Nacional cuando, a su


juicio, ésta se hubiere arrogado funciones que no le competen constitucionalmente, previo
dictamen favorable de la Corte Constitucional; o si de forma reiterada e injustificada obstruye
la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo, o por grave crisis política y conmoción interna.

Esta facultad podrá ser ejercida por una sola vez en los tres primeros años de su mandato.

En un plazo máximo de siete días después de la publicación del decreto de disolución, el


Consejo Nacional Electoral convocará para una misma fecha a elecciones legislativas y
presidenciales para el resto de los respectivos períodos.

Hasta la instalación de la Asamblea Nacional, la Presidenta o Presidente de la República podrá,


previo dictamen favorable de la Corte Constitucional, expedir decretos-leyes de urgencia
económica, que podrán ser aprobados o derogados por el órgano Legislativo.

De la cita normativa precedente, se infiere que son las siguientes causales las que permiten a el
Presidente de la República disolver la Asamblea Nacional:
A. Conmoción interna o grave crisis política del Estado.

c. La Asamblea se ha arrogado funciones que no le competen constitucionalmente,


previo dictamen favorable de la Corte Constitucional.

d. La Asamblea de forma reiterada e injustificada, ha obstruido la ejecución del plan

Nacional de Desarrollo.

Al igual que el artículo 130 de la Constitución, el Presidente puede ejecutar la muerte cruzada
por una sola vez dentro de los 3 primeros años de gobierno.

Hasta la instalación de la nueva Asamblea Nacional, el Presidente podrá gobernar mediante la


expedición de decretos–leyes que tengan por objeto regular temas de urgencia económica,
previo dictamen favorable de la Corte Constitucional.

Finalmente, en un plazo no mayor a 7 días después de la publicación de la resolución de


destitución, el Consejo Nacional Electoral deberá convocar a elecciones anticipadas tanto para
el escaño presidencial, como Legislativo.

2.3.Corte Constitucional y sus acercamientos a la Muerte Cruzada.

La Corte Constitucional a través de su sentencia interpretativa N° 002-10-SIC-CC 2010,


establece que la muerte cruzada se ha implementado “como un mecanismo de frenos y
contrapesos a través del cual se intenta equilibrar el poder del uno respecto del otro (…) dentro
de un Estado Constitucional, siendo cada uno celoso guardián de su respectivo ámbito de
competencias” (2010, p. 13), no obstante, la aplicación de la referida figura, podría generar
desequilibrio dentro de las diversas funciones del Estado, debido a que, de la interpretación
literal de los artículos 130 y 148 de la Constitución de la República del Ecuador (2008), se colige
que existe un grado de preferencia y superioridad del Presidente sobre la Asamblea Nacional.

A su vez, el hecho de que la Corte Constitucional ecuatoriana no establezca un desarrollo


jurisprudencial claro y extenso sobre la aplicación y hermenéutica de la muerte cruzada,
conlleva que la figura constitucional se encuentre en un panorama de incertidumbre jurídica a
la espera de que su aplicación, en algún momento del tiempo, evidencie los conflictos
normativos que se desprendan de su utilización.

Zambonino (2022) comenta que al ser la Corte Constitucional el máximo órgano de justicia de
interpretación constitucional, es indispensable que dicha entidad jurisdiccional determine una
línea jurisprudencial clara y concreta sobre la aplicabilidad de la muerte cruzada en el marco
jurídico del Ecuador. Sin duda, la muerte cruzada es una institución constitucional que adolece
de vacíos en su procedimiento de aplicación, por lo cual, un lineamiento jurisprudencial de la
Corte permitiría clarificar diversas anomias constitucionales que engloban la materialización de
la figura referida.

Asimismo, se debe tomar en cuenta que la Corte Constitucional tiene un rol preponderante en
la aplicación de la figura de muerte cruzada, en razón de que el órgano de justicia
constitucional debe, en ciertos casos, emitir un dictamen favorable en el que apruebe la
procedencia de la institución descrita. Por ende, con mayor razón la Corte Constitucional
debería establecer lineamientos procedimentales específicos que instrumenten el proceso que
debe seguir la muerte cruzada, a fin de generar estabilidad política y jurídica en el Estado, en
vez de caos y conmoción en la esfera política, jurídica y social del país.

La jurisprudencia es la fuente del Derecho por la cual la ambigüedad en la interpretación de la


norma se elimina, por lo cual es imperante que la Corte Constitucional determine el alcance
procedimental de la aplicación de la muerte cruzada, en virtud de que la misma adolece de
incertidumbre y discrecionalidad en su utilización práctica. Empero, también se debe expresar
que aún no ha existido un supuesto de muerte cruzada en el Ecuador que permita al órgano de
justicia constitucional superior el establecer un desarrollo jurisprudencial claro sobre la figura
estudiada.

3. Tensión con la República

La muerte cruzada reconocida en la Constitución ecuatoriana, es una institución normativa que


trastoca los cimientos sobre los cuales se levanta un Estado democrático. Esto se debe a que, la
forma en cómo se encuentra regulada dicha figura constitucional, evidencia un proceso de
destitución parcializado que beneficia al Poder Ejecutivo por sobre el Poder Legislativo.

A su vez, no existe ningún tipo de obligación jurídica de consultar las opiniones sociales, a fin
de establecer si es necesario o no que se produzca la destitución entre poderes del Estado, con
el objeto de devolver el equilibrio a la esfera política del Ecuador. Se debe recordar que, la
república engloba la representación política, la cual se caracteriza por ser el mecanismo por
medio del cual los ciudadanos ejercen a través de terceros su voluntad en el ejercicio del poder
político.
Por consiguiente, al permitirse que el Presidente, a su juicio, destituya a la Asamblea Nacional
sin consultar previamente a la población, produce tensiones que trastocan la representación
política como característica de la república. Debido a que, la representación permite que la
población se encuentre debidamente gobernada por quienes representan sus intereses y
deseos, configurando una verdadera república dentro del Estado. Al no permitirse que los
particulares tomen parte de decisiones tan importantes como la destitución de poderes
estatales, se desnaturaliza la representación política y, por consiguiente, el principio República
no.

Según Jellinek (2012), la república tiende a constituirse como una respuesta a las deficiencias
democráticas que presentaba el Estado absoluto monárquico, a fin de recuperar los principios y
mecanismos de organización del poder que habían sido eliminados, contaminados y
trastocados por la monarquía. Empero, parece ser que, la muerte cruzada constituye una figura
constitucional normativa que transgrede los principios que engloban la república como forma
de gobierno distinta a la monarquía.

Para Fischbach (1949) la doctrina política internacional, ha llegado a un consenso en afirmar


que la república constituye la antípoda de la monarquía, siendo mayoritariamente aceptado
que dicha forma gobierno adquiera una estructura gubernamental contraria a todo tipo de
vestigios absolutos o monárquicos. Sin embargo, las tensiones de la muerte cruzada
reconocida en la Constitución ecuatoriana evidencian conflictos frente a los preceptos
República nos, a tal punto de producir la desnaturalización de los mismos, para constituir un
Estado que se acerca más a los vestigios que han dejado los ya ‘’extintos’’ gobiernos
monárquicos.

Por tanto, bajo el análisis referido, la muerte cruzada no podría tener cabida ni vigencia dentro
del marco constitucional ecuatoriano, puesto que presenta características que se asemejan
más a una monarquía que a una república, configurando conflictos de normas frente al artículo
1 de la Constitución, el cual establece que el Estado ecuatoriano se gobierna en forma de
república, por lo que no se sería posible que existan instituciones constitucionales, como la
muerte cruzada, que trasgredan los principios República nos, a más de presentar matices
monárquicos que se alejan de la estructura sobre la cual se gobierna el país.

Chalco Salgado (2021) comenta que, los derechos fundamentales constituyen un freno al poder
político dentro de un Estado Constitucional que reconoce a la república como forma de
gobierno, a fin de evitar todo tipo de actuaciones discrecionales y arbitrarias por parte del ente
gubernamental de turno. Para el autor, la república reconocida a nivel constitucional produce
que todas las actuaciones estatales tienen que encontrar un característica justa y objetiva que
se aleje en mayor medida de lo posible del autoritarismo gubernamental. Sin embargo, el
hecho de que exista una figura constitucional vigente por medio de la cual el Presidente de la
República pueda disolver el Poder Legislativo con una facilidad discrecional normativa,
evidencia la tensión jurídica existente entre los postulados constitucionales que se encuentran
positivizados en la norma suprema ecuatoriana.
Por ende, de todo el análisis doctrinal con respecto a la república y la figura hiperpresidencial
de muerte cruzada, se puede deducir que existe una incompatibilidad normativa constitucional
entre el artículo 1 de la Constitución y los artículos 148 y 130 del referido cuerpo jurídico. Esto
se debe a que, si el primer articulado de la Constitución consagra a la república como forma de
gobierno, no sería posible que existan dos artículos constitucionales (130 y 148) que consagren
una figura normativa tan poderosa, que se encuentre sometida a la discrecionalidad y
arbitrariedad del Poder Ejecutivo ecuatoriano, siendo notorio que existe una colisión de
disposiciones constitucionales incompatibles que ponen en tela de duda los principios
republícanos del Ecuador contemporáneo.

Sin duda, el hecho de que la muerte cruzada sea una figura hiperpresidencial, trastoca los
preceptos de la república reconocidos en la Constitución del Ecuador, por lo que es acertado
que Chalco Salgado (2021) evidencie la incongruencia jurídica constitucional que existe en la
norma ecuatoriana. Entonces, bajo los conceptos generales que se han ido desmenuzando a lo
largo de este título, se concluye que la muerte cruzada como institución constitucional vigente
configura tensión con el principio República no que rige la forma gubernamental del Ecuador,
siendo la causa de este conflicto el hiperpresidencialismo constitucional.

4. Tensión con el Presidencialismo

Linz Valenzuela (1997) afirma que, el sistema presidencial, no le otorga excesivas facultades al
Poder Ejecutivo de un Estado, sino que se caracteriza por un conjunto de particularidades y
matices que lo constituyen, configurando una especial forma de ejercer el poder político y la
entrega de competencias a los demás órganos internos del país.

Entonces, dentro de un sistema presidencial, a pesar de otorgar la importancia política al


Ejecutivo, este no ostenta amplias y excesivas facultades en el ejercicio del poder público. En
conformidad al artículo 1 de la Constitución ecuatoriana, el Estado se caracteriza por
estructurarse por medio de la dirección de un sistema presidencial, habiendo adquirido
matices del ya mencionado presidencialismo americano.

La muerte cruzada como institución constitucional en el Ecuador, parece no cumplir con las
características básicas de un sistema presidencial. Pues en el referido sistema, a pesar de la
importancia del Poder Ejecutivo, las atribuciones de la administración pública, se encuentran
distribuidas de manera reciproca entre los demás poderes del Estado. Sin embargo, dicha
característica no se evidencia en el marco constitucional ecuatoriano en virtud de que la
muerte cruzada presenta características que desnaturalizan el equilibrio de atribuciones entre
el Legislativo y Ejecutivo, pues se otorga mayores facultades a la figura del Presidente de la
República por encima de la Asamblea Nacional.
La tensión de la muerte cruzada con el presidencialismo, se denota en el simple hecho de
comprender que en el Ecuador no existe una figura presidencial pura, sino que la misma ha
sido desnaturalizada en lo que Chalco Salgado (2019) denomina como hiperpresidencialismo.
La muerte cruzada configura una norma que permite alegar la existencia de un
hiperpresidencialismo en el Ecuador, debido a que en el referido país la hipertrofia del sistema
presidencial encuentra su fundamento en lo que Chalco Salgado (2019) denomina como
fortalecimiento sustantivo del Ejecutivo al interior del Estado. Es decir, se presentan excesivas
atribuciones y facultades en torno a la figura del Presidente de la República del Ecuador, en
deterioro de la naturaleza del funcionamiento y fundamento de la Asamblea Nacional que se
ubica en un estándar mínimo de poder, concepto que se subsume de manera perfecta en la
institución de muerte cruzada

Constitucional.

Montufar (2016) considera que las atribuciones que ostenta el Presidente del

Ecuador presentan:

Sistema fuertemente presidencialista y la consecuente subordinación de todas las instancias


subnacionales de gobierno al gobierno central; además, se ha llegado a la conclusión que en el
Ecuador parece existir una especie de fuerte primacía del presidente sobre la totalidad del
aparato estatal al igual que sobre el sistema económico y la sociedad. (Montufar, 2016, p.17)

Por tal razón Montufar (2016) explica que, las facultades del Presidente del Ecuador, dotadas
por la Constitución, permiten que ejerza el poder político casi sin limitación alguna
produciendo que el mismo pueda alterar o influir negativamente en las variables democráticas
del Estado. La muerte cruzada sin duda permite una figura presidencial ilimitada y excesiva que
se aleja de las directrices básicas de un presidencialismo puro que se limita por medio de los
demás poderes del Estado.

Ávila (2016) manifiesta que, los orígenes del presidencialismo ecuatoriano encuentran su
sustento en el caudillismo presente en las antiguas colonias latinoamericanas antes de la
independencia del Ecuador. Pues la figura del caudillo siempre ha tendido a fortalecer la
imagen de un mandatario que englobe en si la mayor parte de facultades con respecto al
ejercicio del poder político ecuatoriano. De esta forma es que con el paso de los años poco a
poco las diversas constituciones del Ecuador fueron fortaleciendo la figura del Presidente de la
República a tal punto que se presentó una desnaturalización del sistema presidencial,
originando lo que se conoce como hiperpresidencialismo. La muerte cruzada es una figura
constitucional que, a pesar de provenir de un sistema parlamentario, se incrusta en un sistema
presidencial como forma de sucesión de la idiosincrasia caudillista en la cual la figura del líder
de la nación se encuentra revestida de plenos poderes discrecionales y arbitrarios que
promueven un ejercicio ilimitado del poder político del Estado.

Ayala (2015) conceptualiza al sistema político ecuatoriano como aquel que ha permitido
determinar y materializar un autoritarismo excluyente, destructivo y arbitrario de la
organización del conglomerado social. Por tal razón, es el momento de examinar por qué la
doctrina cree que el sistema constitucional ecuatoriano promulga la existencia de un Poder
Ejecutivo hiperpresidencial, utilizando a la muerte cruzada como figura constitucional que
tensiona y presidencialismo ecuatoriano.

Lo descrito en líneas precedentes se sustenta en los siguientes argumentos:

a. En caso de que la Asamblea Nacional desee decida destituir al Presidente, este


último podrá presentar pruebas de descargo a fin de justificar que no ha
incurrido en las causales de destitución que se le imputan.

b. El Presidente de la República no tiene la obligación de instaurar un proceso de


destitución como la Asamblea Nacional, pues basta que a juicio del Ejecutivo
se crea que el Legislativo a encubierto en una causal de destitución, para que
se ejecute la figura de muerte cruzada.

c. Si bien, se necesita un dictamen favorable previo emitido por la Corte


Constitucional que acredite que la Asamblea Nacional ha incurrido en la
causal de arrogarse funciones que no le competen; dicho procedimiento previo
para la destitución del Legislativo no parece ser considerado suficiente, puesto
que es el mismo Presidente de la República quien envía las ternas de
candidatos que serán escogidos para conformar el órgano judicial
constitucional más importante del Ecuador, pudiendo adolecer de parcialidad
el proceso jurisdiccional de la Corte Constitucional frente al análisis de causal
de muerte cruzada.

d. El requisito de dictamen favorable previo de la Corte Constitucional no opera


para las causales de grave conmoción o crisis política interna del Estado, u
obstrucción reiterada e injustificada de la ejecución del Plan Nacional de
Desarrollo.

e. Finalmente, en caso de que se produzca la muerte cruzada, ya sea por


iniciativa de la Asamblea Nacional o del Presidente de la República, solo el
Legislativo dejará de ejercer sus funciones, mientras que el Poder Ejecutivo
subsistirá en el cargo hasta que se produzcan nuevas elecciones, pudiendo
inclusive el Presidente “legislar” a través de decretos ley.

Con respecto al dictamen favorable previo de la Corte Constitucional se afirma que, en parte es
correcto, en razón de un Estado Constitucional no solo se caracteriza por la centralidad de los
derechos de la población, sino como expresa Montufar (2017) la justicia tiene un rol
fundamental en la configuración de un nuevo Estado ecuatoriano. Debido a que en un Estado
Constitucional la justicia se ve revalorizada en vista de que los jueces y juezas, ya no serán boca
de la ley como en el Estado legal de Derecho, sino que serán boca de la Constitución,
presentándose lo que Guastini (2003) denomina como el juez hércules constitucional, en virtud
de que la administración de justicia será garante del cumplimiento directo e inmediato de las
disposiciones constitucionales por encima de cualquier precepto legal que pueda menoscabar
los derechos de la población. Por consiguiente, por primera vez en la historia el poder judicial
ostenta un rol protagónico por encima de los demás poderes del Estado, siendo este el poder
estatal destinado a observar en mayor medida de lo posible el cumplimiento de los derechos
constitucionales. No obstante, como se expresó en líneas precedentes, la justicia constitucional
se ve condicionada por el Ejecutivo, ya que éste último es quien tiene la potestad de enviar las
ternas de candidatos a ser elegidos como magistrados de la Corte Constitucional, poniéndose
en tela de duda la imparcialidad y objetividad de la Corte frente al análisis de una causal de
destitución recíproca.

Surge entonces un punto de tensión jurídico-político, evidenciándose incompatibilidad


constitucional de la muerte cruzada dentro de un sistema presidencial como lo es el Estado
ecuatoriano, puesto que, la mentada figura jurídica ha sido concebida para sistemas políticos
parlamentarios más no presidenciales. Es por esta razón que, la muerte cruzada establecida en
la Constitución de la República del Ecuador, genera un ambiente jurídico y político de
inestabilidad institucional dentro del Estado, otorgándole al Presidente de la República del
Ecuador, excesivas y arbitrarias facultades con respecto a la estructura de los Poderes del
Estado. Lo descrito es concordante con la doctrina, la cual establece lo siguiente:

La muerte cruzada es una institución que se le llama así por el hecho de que, en caso de que el
Presidente de la República disuelva a la Asamblea Nacional o si la Asamblea destituye al
Presidente, se convoca a elecciones para completar el período de ambos poderes. Se trata de
una institución parlamentaria, aunque no coincida en todos los aspectos a los sistemas
parlamentarios, pues en ellos se puede dar votos de desconfianza tanto para destituir al
Presidente d-e Gobierno como para disolver al Parlamento, sin la necesidad de causales
previstas, y se hace para empezar un nuevo período, mas no para completarlo (Oyarte, 2017,
s/p).

La muerte cruzada es uno de los varios puntos centrales sobre los cuales se demuestra que el
hiperpresidencialismo se encuentra en el diseño constitucional del Estado. Para Hurtado
(2012), el Presidente del Ecuador puede conseguir sus intereses políticos con la simple
utilización de las facultades constitucionales sin la necesidad de ser fiscalizado por la Asamblea
Nacional o los demás órganos de control que pudieran desautorizar o sancionar los actos
políticos ilícitos en los que pudiera incurrir el primer mandatario

Por consiguiente, del análisis establecido se puede colegir que, en Ecuador se ha


implementado indebidamente el sistema presidencial, ya que el mismo se encuentra
desnaturalizado en un hiperpresidencialismo e inclusive en lo que Salgado (2012) denomina
como neopopulismo, capaz de producir una hegemonía del poder político en una figura política
llamada Presidente, rompiendo así el equilibrio entre los poderes del Estado. Por ende, Ayala
(2015) conceptualiza al sistema político ecuatoriano como aquel que ha permitido determinar
y materializar un autoritarismo excluyente, destructivo y arbitrario de la organización del
conglomerado social, definición que sin duda se subsumen en las tensiones jurídicas existentes
entre la muerte cruzada y el sistema político presidencial.

5. Tensión con el Principio Democrático.

Como se estableció en líneas precedentes, en un Estado Constitucional de Derechos y Justicia


los principios son, sin duda alguna, el eje fundamental sobre la cual se levanta la organización
de los Estados, dinamizando la vigencia del ordenamiento jurídico y adecuándola a las
realidades sociales de la población. Por consiguiente, la democracia como principio orientador
debe encontrar un reconocimiento constitucional para direccionar las actuaciones políticas
tendientes a satisfacer los derechos de las personas.

Según Chalco Salgado (2019), la democracia necesariamente debe orientar la forma en cómo
se estructura la toma de decisiones dentro de un Estado República no, esta es la razón por la
cual debe comprenderse a la misma como un principio que determine diversos ámbitos sobre
los cuales se va a configurar un sistema constitucional específico. Por ende, la democracia
como principio necesariamente debe ser analizado desde el punto de vista constitucional
(norma), a fin de comprender cómo la misma se estructura en un principio global que enmarca
toda decisión fundamental o primordial de una sociedad necesitada de armonía y paz social.
De esta forma, puede adecuarse el principio democrático, como norma constitucional y
orientadora, al análisis de compatibilidad con la figura jurídica de muerte cruzada prevista en
los artículos 130 y 148 de la Constitución de la República del Ecuador (2008).

En efecto, el principio democrático constituye una norma constitucional que construye la forma
en cómo la sociedad puede ejercer su derecho a elegir y ser elegidos dentro del ámbito político
estatal. A pesar de que el precepto referido ostenta generalidad y amplitud en el ámbito de su
aplicación, no es menos cierto que el mismo es necesario para el desarrollo, organización y
funcionamiento de un Estado, siendo imprescindible su vigencia dentro del marco jurídico
nacional. Esto se debe a que, el principio democrático puede interrelacionarse y
complementarse con las instituciones jurídicas presentes en el Estado, además de orientar las
actuaciones políticas y las necesidades de la población. Es así como, al reconocerse el referido
principio en la Constitución, adquiere una naturaleza global que le permite complementarse
dentro de la esfera política y jurídica del Estado de un modo trasversal.

Aragón (1988) expresa que el principio democrático debe ser analizado desde la voz de las
mayorías, esto se debe a que, en los postulados clásicos de la democracia la misma se
configura como la decisión unánime y mayoritaria de la población dentro de los procesos de
elección popular.

Según Dhal (1992), la idea de democracia ha generado una evolución que va desde
comprender a la misma como la elección unánime de la sociedad frente a los agentes del
poder político, al entendimiento de que es fácticamente imposible que dentro de una sociedad
diversa exista una decisión unánime dentro de un proceso de elección popular que permita la
participación de la población con el objeto de dotar de legitimidad al poder político de turno.

Ferrajoli (1995) determina que, el principio democrático encuentra su globalidad en la


relevancia que le otorga al tejido de una sociedad, con el objetivo de cumplir con las
necesidades trascendentales que engloban a una población sujeta de derechos humanos que
debe ser cuidada y protegida frente a cualquier amenaza proveniente del poder político.

Entonces, la democracia como principio global, constituye una garantía jurídica y política que
tiende a proteger los derechos humanos de las personas, al orientar las actuaciones del poder
político, determinando como un parámetro el debido respeto y consideración a las
necesidades urgentes de una población. Por tal razón, el principio democrático constituye un
instrumento para dirimir los conflictos sociales y dotar de legitimidad todo tipo de decisión
gubernamental dentro del Estado, siendo la norma hipotética rectora, que fiscalizará y
garantizará un correcto desarrollo, organización y desenvolvimiento del poder político.

Por consiguiente, es correcto que Chalco Salgado (2019) precise que, el hecho de que un
Estado Constitucional promulgue un principio democrático, engloba por coherencia una norma
suprema garantista cuya finalidad radica en constituir un freno al poder político por medio de
los derechos humanos, siendo la norma constitucional el pilar fundamental sobre el cual se
crean disposiciones constitucionales que deben ostentar legitimidad democrática como freno a
las decisiones de la administración pública del Estado.

Entonces, la muerte cruzada debe obedecer a la voz de las mayorías en cuanto a su regulación,
funcionamiento y aplicación, en virtud de permitir una armonía jurídica constitucional dentro
del marco sistemático de la norma ecuatoriana. A su vez, la muerte cruzada debe irradiar los
deseos sociales de la población tendientes a limitar el poder político de turno, con el fin de
orientar la manera en cómo se determina la toma de decisiones dentro del Estado
Constitucional ecuatoriano.
El principio democrático encuentra tensión con el mecanismo de destitución de la muerte
cruzada, reconocido en la Constitución ecuatoriana, en virtud de que este último engloba
características que no parecen pertenecer un sistema político democrático, sino autoritario y
dictatorial. Esto se debe a que, la forma en cómo se regula la muerte cruzada en conformidad
al artículo 148 de la Constitución de la República del Ecuador, evidencia una excesiva
acumulación de atribuciones hacia el Presidente de la República, quien sin tomar en
consideración los intereses de la población, puede a su juicio ordenar la destitución de la
Asamblea Nacional cuando crea que el Legislativo ha incurrido en una de las causas de
destitución.

La forma en cómo el Ejecutivo puede verificar si la Asamblea Nacional ha efectuado conductas


causantes de destitución, se fundamenta en la mera subjetividad y sano juicio del Presidente,
presupuesto jurídico constitucional que bajo ningún aspecto toma en consideración la opinión
de la población, que por medio de un proceso electoral acreditado ha escogido a los miembros
del Poder Legislativo para que los representen en la esfera gubernamental. No parece nada
democrático que con la simple firma de un documento de destitución el Presidente pueda
extinguir el ejercicio de funciones de la totalidad de asambleístas nacionales electos por
voluntad popular.

Si bien el Presidente de la República también representa legitimidad democrática por haber


sido escogido por la población en un proceso legítimo de sufragio electoral, no es menos cierto
que el principio democrático del Estado se ve alterado al permitir que una sola persona
destituya a varios miembros que también han sido electos de la misma forma por la población.
Entonces, se presenta un desequilibrio entre las atribuciones distribuidas entre el Poder
Ejecutivo y Legislativo ecuatoriano, empezando por el hecho de que el Presidente tiene la
oportunidad de presentar prueba de descargo en caso de que la Asamblea resuelva destituirlo,
mientras que en el supuesto en que el Ejecutivo sea quien decida destituir al Legislativo, la
Asamblea Nacional no puede accionar ningún mecanismo de defensa para oponerse a dicha
destitución, ya que basta el criterio arbitrario, autoritario y subjetivo del Presidente para que
opere la muerte cruzada.

Dentro de un Estado Constitucional de Derechos y Justicia como el ecuatoriano, los principios


son, sin duda alguna, el eje fundamental sobre la cual se levanta la organización de los Estados,
dinamizando la vigencia del ordenamiento jurídico y adecuándola a las realidades sociales de la
población. Por consiguiente, la democracia como principio orientador debe encontrar un
reconocimiento constitucional para direccionar las actuaciones políticas tendientes a satisfacer
los derechos de las personas, situación que no se evidencia al momento de examinar el
proceso de destitución recíproca previsto en la Constitución.

Finalmente, se expresa que el elemento subjetivo por el cual el Presidente puede destituir la
Asamblea Nacional , configura el presupuesto por el cual la forma en cómo se encuentra
regulada la muerte cruzada en la Constitución, se aleja del principio democrático que sienta las
bases sobre las cuales se levanta la representación política ecuatoriana, siendo notorio que el
autoritarismo está más cerca de la figura monárquica que la democracia como principio rector
del sistema político del Ecuador.

Lo ideal sería que se tome en cuenta la opinión popular para determinar si procede o no la
destitución entre poderes del Estado, ya que la decisión unilateral del Ejecutivo no ostentaría
legitimidad democrática en caso de que la misma sea efectuada en virtud del juicio del
Presidente inobservando las posturas sociales de la población.

6. Caso concreto en Ecuador. Junio 2022

En el mes junio del año 2022, Ecuador sufrió paralizaciones de vías y carreteras en virtud de la
protesta social impulsada por diversas organizaciones sociales como la CONAIE, FENOCIN y
FEINE. El fundamento por el cual los sectores rurales decidieron salir a protestar en las calles,
consistió en la oposición a los acuerdos realizados entre el Fondo Monetario Internacional FMI
y el gobierno ecuatoriano presidido por Guillermo Lasso, siendo el detonante del estallido
social en el aumento del precio de los combustibles dentro del país.

Dávalos (2022) comenta que, los dieciocho días de movilizaciones consistieron en diversos
hechos sociales y políticos que, por medio de la violencia, llevaron al país a una crisis
económica, política y social. No obstante, la cúspide del conflicto referido se consumó en los
últimos días de movilización, cuando la Asamblea Nacional encabezada por su Presidente
Virgilio Saquicela, intentaron destituir al Presidente de la República bajo la figura jurídica de la
muerte cruzada prevista en el artículo 130 inciso segundo de la Constitución de la República
del Ecuador.

La destitución en mención fue sometida a votación por impulso de la bancada legislativa de


UNES, perteneciente al correísmo, moción a la que se adhirió el movimiento político de
Pachacutik y los auto denominados rebeldes que pertenecían a diversos grupos legislativos
como la Izquierda Democrática.

El líder de la organización social¡CONAIE Leónidas Iza, a medida de la creciente violencia que


evidenciaba la movilización social, buscó aplicar la figura de muerte cruzada de la forma más
rápida posible. Según Ulloa (2022), por mandato constitucional se requería 92 votos del total
de 130 asambleístas para que proceda la referida destitución, empero, solo se llegó a obtener
82 votos a favor, de los cuales, Hayero et. Al. (2022) manifiesta que se presentaron denuncias
de fraude electrónico en varios de los sufragios realizados por los asambleístas, denunciando
que 4 asambleístas que habían votado en contra, pudieron verificar que su decisión había sido
cambiada a favorable.
Varios sectores sociales solicitaban de urgencia medidas conciliatorias de dialogo entre los
protestantes y el gobierno nacional, mecanismo pacífico que en primera instancia fue
impulsado por Virgilio Saquicela Presidente de la Asamblea Nacional , sin embargo, los
intentos por restaurar la paz fracasaron cuando Virgilio decidió votar a favor de la destitución
del Presidente de la República, perdiendo objetividad como tercero imparcial tendiente a
intentar negociar una solución entre el Gobierno de Guillermo Lasso y las organizaciones
sociales en protesta.

Kowill (2022) comenta que, por parte del Poder Ejecutivo también se tenía listo resolver
destituir a la Asamblea Nacional en caso de que esta decida dar paso a la muerte cruzada,
evidenciando un clima de crisis política institucional dentro de los poderes del Estado
ecuatoriano. No obstante, en virtud del fracaso de intento del golpe de Estado impulsado por
la Asamblea Nacional, surge nuevamente la idea de dialogar entre las partes en conflicto a
pesar de que el Presidente de la República había declarado desconocer a Leónidas Iza como
líder de las organizaciones indígenas.

Finalmente, gracias a la presencia de la Conferencia Episcopal ecuatoriana, se pudo efectuar un


proceso de diálogo entre las organizaciones sociales protestantes y el gobierno nacional
después de un periodo de 18 días de violentas manifestaciones.

El presente caso constituye el único supuesto, desde la promulgación de la nueva Constitución,


en la que el Ecuador ha estado cerca de consumar un proceso de destitución entre los poderes
del Estado bajo la figura jurídica de la muerte cruzada, demostrando que el solo intento de
eliminar poderes Estado origina un ambiente de caos y crisis dentro de la institucionalidad del
país.
Conclusiones.

En primer lugar, el Ecuador constituye un Estado que se caracteriza por ostentar una forma de
gobierno republicano que consagra postulados políticos que se alejan de los ya superados
modelos monárquicos de la antigüedad. Por medio de la Constitución como norma suprema
del país, se ha determinado una forma de gobernabilidad que hasta el momento ha presentado
ser la menos nociva de todos los sistemas gubernamentales existentes, procurando ejercer una
representación política a través de la consulta a todos los miembros de la población, quienes,
por medio del sufragio y el proceso electoral, otorgarán legitimidad y representatividad a sus
gobernantes.

De igual forma, la democracia republicana del Ecuador se la ejerce a través de un sistema


político presidencial, en el cual, en teoría, tiene trascendencia e importancia la figura del
Presidente de la nación, sin embargo, el Poder Ejecutivo se encuentra debidamente limitado en
sus atribuciones frente a las potestades de los demás poderes del Estado. Si bien, Ecuador
presenta varias características del presidencialismo originario de Estados Unidos, no es menos
cierto que sus disposiciones constitucionales difieren en gran medida con los postulados
clásicos referidos, ya que en el análisis jurídico constitucional de este trabajo, se ha podido
evidenciar que existe una hipertrofia del sistema presidencial, el cual ha derivado en un
hiperpresidencialismo que se acerca más a un sistema político autoritario en vez de uno
República no democrático.

A pesar de que la Constitución de la República del Ecuador establezca en su parte orgánica que
el Estado ostenta un sistema político presidencial, democrático y republicano, de la revisión de
diversas normas constitucionales se puede demostrar que dicho sistema político ha
degenerado en lo que la doctrina ha denominado como hiperpresidencialismo. La figura
referida consiste en el exceso de atribuciones del Ejecutivo frente a los demás poderes del
Estado, constituyendo disposiciones constitucionales que se asemejan más a un gobierno
monárquico y autoritario que ha un sistema político republicano y democrático. El presidente
de la República del Ecuador, presenta diversas atribuciones constitucionales que se encuentran
positivizadas a lo largos de la norma suprema ecuatoriana. Varias de dichas potestades son sin
duda disposiciones condicionantes que interfieren con la república presidencial republicana del
Estado ecuatoriano, siendo una de ellas, la figura de destitución recíproca o muerte cruzada.

Por tanto, del presente trabajo se ha podido colegir que, la muerte cruzada es una de las varias
figuras constitucionales en las cuales se evidencia de manera marcada y notoria la existencia
del hiperpresidencialismo ecuatoriano, pues basta con que se permita que el Presidente a su
juicio resuelva destituir a la Asamblea Nacional para que se disuelva el Poder Legislativo. Si
bien, la norma determina que la Corte Constitucional debe emitir un dictamen que verifique si
se ha cumplido o no una causal de destitución, no es menos cierto que es el mismo Ejecutivo
es quien envía las ternas para la designación de los magistrados del órgano constitucional de
justicia mencionado, por lo que adolece de imparcialidad y objetividad el mencionado examen
de la Corte, marcando aún más el hiperpresidencialismo ecuatoriano. De esta forma, se
demuestra que la institución de muerte cruzada y su regulación se acercan más a una forma de
gobierno monárquica y autoritaria que a una democracia presidencial republicana. Además, se
debe recordar que la institución constitucional de la destitución reciproca es una figura jurídica
proveniente de un sistema político parlamentario, demostrándose su incompatibilidad con el
sistema político presidencial.

Recomendaciones.

Primero, se recomienda eliminar la figura de la muerte cruzada del ordenamiento jurídico


ecuatoriano, en razón de que consiste en una institución volátil, ambigua y arbitraria que, en
lugar de otorgar una solución, puede llegar a originar crisis en la institucionalidad del Ecuador.

Segundo, también se recomienda tomar en consideración que a pesar de que una solución
efectiva sea la de eliminar la muerte cruzada del marco jurídico del Estado, no es menos cierto
que dicha iniciativa comprendería el efectuar un nuevo proceso constituyente en razón de que
se estaría modificando el ejercicio de derechos políticos y la forma en cómo funciona la
estructura del Estado. Por tanto, se recomienda como una segunda opción, el intentar adecuar
la figura de la muerte cruzada al sistema presidencialista ecuatoriano con sus postulados
democráticos y republicanos.

Tercero, en caso de que no se puede eliminar la figura de la muerte cruzada, se recomienda


disminuir su arbitrariedad por medio de la promulgación de una norma de naturaleza adjetiva
procesal que determine un procedimiento claro, concreto y especifico de aplicación de la figura
constitucional en mención.
Cuarta, se recomienda que en caso de que proceda la muerte cruzada se constituya una
comisión legislativa temporal que fiscalice todas las decisiones del Poder Ejecutivo, con el fin
de respetar el sistema de frenos y contrapesos que promulga un sistema democrático
presidencial.

Quinto, se recomienda efectuar un análisis jurídico sobre el lugar que ocupan los decretos ley
dentro de la pirámide jerárquica normativa ecuatoriana, en virtud de que no se puede concebir
que disposiciones jurídicas emitidas sin un control Legislativo tengan el mismo peso o
trascendencia que una ley orgánica u ordinaria.

Referencias bibliográficas

1. Alexy, R. (1993). Teoría de los derechos fundamentales. Oxford.

2. Aragón, M. (1988). La eficacia jurídica del principio democrático. Revista

Española de Derecho Constitucional, (24), 9-45.

3. Aragón, M. (1988). La eficacia jurídica del principio democrático. Revista

Española de Derecho Constitucional, (24), 9-45.

4. Aristóteles, SN. (1934). La política, Todos los clásicos. Nuestra raza.

5. Ávila Santamaría, R. (2011). El neoconstitucionalismo transformador: el Estado y el


derecho en la Constitución de 2008. Editorial Abya-Yala.

6. Ávila, R. (2016). La alternativa al hiperpresidencialismo en un Estado Plurinacional.:


Corporación Editora Nacional Universidad Andina Simón

Bolívar.

7. Ayala Mora, E. (2015). ¿Por qué la Asamblea Constituyente? La Tierra.


8. Ayala Mora, E. (2015). ¿Por qué la Asamblea Constituyente? La Tierra.

9. Ayerve, P. H., Ulloa, C., & Baquero, M. (2022). Movilización social y réplica

Estatal.

10. Barrera, G. A. (2021). Ecuador: los laberintos de Guillermo Lasso. Nueva

Sociedad, (296), 4-14.

11. Basabe, S. (2017). Las distintas caras del presidencialismo: debate conceptual y
evidencia empírica en dieciocho países de América Latina. FLACSO

12. Basabe-Serrano, S., Pachano, S., & Mejía Acosta, A. (2010). La democracia inconclusa:
Derechos fundamentales, instituciones políticas y rendimientos gubernamentales en
Ecuador (1979-2008). Revista de ciencia política

(Santiago), 30(1), 65-85.

13. Bewer-Carías, A. R. (2007). El inicio del proceso constituyente en Ecuador en

2007 y las lecciones de la experiencia venezolana de 1999. Iuris dictio, 7(11).

14. Bobbio, N. (2012). El futuro de la democracia. Fondo de Cultura Económica.

15. Bodin, J., & Gala, P. B. (2000). Los seis libros de la República (pp. 46-66). Centro de
estudios constitucionales.

16. Borja, R. (1991). Derecho político y constitucional. Fondo de cultura económica.


17. Bovero, L. (1995). Los adjetivos de la democracia. Instituto Federal Electoral.

18. Chalco Salgado, J. C. (2021). Covid-19 y otras pandemias: ¿la realidad rebasó la
juridicidad? In Justicia social en época de pandemia: Reflexiones desde lo andino (pp.
15-40). Universidad del Azuay.

19. Chalco Salgado, J. F. (2019). Hiperpresidencialismo y principio democrático en Ecuador.


Universidad Andina Simón Bolívar. Tesis Doctoral.

20. Chalco, J. F. (2019). Hiperpresidencialismo y principio democrático en Ecuador.


Universidad Andina Simón Bolívar. Tesis Doctoral.

21. Corwin, E. S. (1987). La Constitución de los Estados Unidos y su significado actual.


Editorial Fraterna.

22. Dahl, R. y Wolfson, L. (1992). La democracia y sus críticos. 1. Ed, Paidós estado y
sociedad.

23. Dahl, R. y Wolfson, L. (1992). La democracia y sus críticos. 1. Ed, Paidós estado y
sociedad.

24. Dávalos, P. (2022). Neoliberalismo, austeridad y resistencia social: la movilización


indígena de Ecuador de junio de 2022. Yeiyá, 3(1), 31-47.

25. De Riz, L. (1988). Régimen de gobierno y gobernabilidad. ¿Parlamentarismo en


Argentina?. Reforma Política y Consolidación Democrática.

26. De Tocqueville, A. (2020). DEMOCRACIA EN AMÉRICA, Vol. 1. Zeuk Media.

27. Duverger, M. (1988). Instituciones Políticas y Derecho Constitucional. 6ta.


Edición. Ariel.

28. Dworkin, R. (2002). Los derechos en serio. Ariel.

29. Ferrajoli, L. (1995). Derecho y razón: teoría del garantismo penal. Madrid: Trotta,

2000. _. Principia iuris: teoria del diritto e della democrazia.

30. Ferrajoli, L. (1995). Derecho y razón: teoría del garantismo penal. Madrid: Trotta.

31. Fischbach, O. G. (1929). Teoría general del Estado (No. 3). Labor.

32. Fischbach, O. G. (1929). Teoría general del Estado (No. 3). Labor.

33. Fischbach, O. G. (1929). Teoría general del Estado (No. 3). Labor.

34. Gallegos Pazmiño, C. (2021). ¿Constitucionalismo revolucionario o revolución


constitucional?: reflexiones sobre las implicaciones constitucionales de la revolución.
Anuario2021, 75.

35. García de Enterría (1984). Reflexiones sobre la ley y los principios generales del
derecho. 1ª ed. Civitas.

36. García Montero, M. (2001). La década de Fujimori: ascenso, mantenimiento y caída de


un líder antipolítico. América Latina Hoy, 28, 49-86.

37. García Pelayo, M. (1991). Estado legal y Estado constitucional de


Derecho. Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, 82, 31-45.

38. Godoy, J. A. (2020). Presidencialismo y parlamentarismo: dos formas de gobierno en


democracia. Pie de Página, (004), 20-21.

39. Grijalva Jiménez, A. M. (2012). Justicia electoral y justicia constitucional en Ecuador.


Universidad Central

40. Guastini, R. (2003). La constitucionalización del ordenamiento jurídico: el caso italiano.


In Neoconstitucionalismo (s) (pp. 49-74). Trotta.

41. Henao, J. C. (1998). El daño: análisis comparativo de la responsabilidad


extracontractual del Estado en derecho colombiano y francés. Universidad Externado.

42. Hernández, A. (2008). Monarquía-república-nación-pueblo; Ensayos sobre la nueva


historia política de América Latina. Colegio de México.

43. Hurtado, O. (2012). Dictaduras del siglo XXI: el caso el ecuatoriano. Paradiso

Editores.

44. Hurtado, O. (2012). Dictaduras del siglo XXI: el caso el ecuatoriano. Paradiso

Editores.

45. Jean-Paul Vargas, La alternancia desde el pluralismo democrático. Legis 46. Jellinek, G.
(2012). Teoría General del Estado. Fondo de Cultura Económica.

46. Jellinek, G. (2012). Teoría General del Estado.Fondo de Cultura Económica.

47. Kelsen, H. (2020). Teoría pura del derecho. Eudeba.


48. Kowii, I. (2022). Iza y Rosa Luxemburgo. El Universo. Recuperado de
https://www.eluniverso.com/opinion/columnistas/iza-y-rosa-luxemburgonota/?
outputType=amp

49. Linz, J y Valenzuela, A. (1997). La crisis del presidencialismo: Perspectivas comparativas.


Alianza.

50. Linz, J y Valenzuela, A. (1997). La crisis del presidencialismo: Perspectivas comparativas.


Alianza.

51. Locke, J. (2010). Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil. Tecnos.

52. Loewenstein, K. (1982). Teoría de la Constitución, reimpr. Barcelona, Ariel.

53. Machado Puertas, J. C. (2008). Ecuador: hasta que se fueron todos. Revista de ciencia
política (Santiago), 28(1), 189-215.

54. Martínez Dalmau, Rubén , & Viciano Pastor, Roberto (2010). Los Procesos
Constituyentes Latinoamericanos Y El Nuevo Paradigma Constitucional. IUS.

Revista del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla A.C., (25),7-29.[fecha de

Consulta 27 de Septiembre de 2022]. ISSN: .


Disponible en:

https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=293222977001

55. Mejía, J. (2022). Análisis comparado de la calidad de la democracia en Ecuador durante


los periodos de gobierno entre 2007 y 2021 (Bachelor’s thesis, Quito: UCE).
56. Mocoroa, J. M. (2014). El juicio político como “Medida de salud

Pública”. Cuestiones constitucionales, 30, 123-149.

57. Montesquieu, B. (1993). El espíritu de las leyes. Altaya.

58. Montúfar Mancheno, C. (2017). Hacia una teoría de la Constitución de Montecristi. La


batalla conceptual sobre la reforma constitucional y su efecto en el Estado
Constitucional y el régimen político ecuatoriano. Propuesta teórico metodológica de
investigación. Edino.

59. Montúfar, C. (2016). ¿Vivimos en democracia? Análisis conceptual del régimen político
de la revolución ciudadana. Primera edición. Biblioteca de ciencias sociales, volumen
81. Corporación Editora Nacional: Universidad Andina Simón Bolívar.

60. Montúfar, C. (2016). ¿Vivimos en democracia?: análisis conceptual del régimen político
de la revolución ciudadana. Corporación Editora Nacional.

61. Oyarte Martínez, R. (2019). Derecho constitucional. Legis.

62. Oyarte, R. (2017). Revista Informativa Democracia: La muerte cruzada. (G.

Rosero, Entrevistador) Recuperado el 01 de agosto de 2022

63. Pérez Luño, A. E. (1996). Estado constitucional y derechos de la tercera generación.


Anuario de filosofía del derecho, 545-570.

64. Pérez, A. A. (2022). El uso de la prerrogativa regia en la monarquía española e italiana


del último tercio del siglo XIX:¿ un gobierno parlamentario?. Studia Humanitatis
Journal, 2(1).
65. Philip, P. (1999). Una Teoría sobre la Libertad y el Gobierno. Paidós Ibérica.

66. Pisarello, G., & Suriano, R. (1998). Entrevista a Luigi Ferrajoli. Isonomía. Revista de
Teoría y Filosofía del Derecho, (9), 187-192.

67. Posada, A. (1893). Tratado de Derecho Político. Preciados.

68. Ruiz Valerio, J. (2006). Estado de derecho: el principio democrático vs. El control
jurisdiccional en América Latina. Neoconstitucionalismo y estado de derecho.

69. Ruiz Valerio, J. F. (2011). ¿Hacia un nuevo modelo de Estado de derecho? El Estado de
derecho internacional en la visión de Luigi Ferrajoli. Anuario mexicano de derecho
internacional, 11, 119-146.

70. Salgado Pesantes, H. (2008). El proceso constituyente del Ecuador: algunas reflexiones.
Revista IIDH, (47), 205-223.

71. Salgado Pesantes, H. (2015). Lecciones de derecho constitucional. 4. Ed. Actualizada.:


Ediciones Legales.

72. Sánchez, F. (2022). La Patria ya es de él: presidencialismo plebiscitario, partido


instrumental y élite legislativa en Ecuador. Perfiles latinoamericanos: revista de la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede México, 30(60), 1-31.

73. Sanz, A. (1987). Administración Pública. Manual de Ciencia Política. Miguel Caminal.
Tecnos. 623, 629 – 630

74. Sartori, G. (1996). Ingeniería constitucional comparada: una investigación de


estructuras, incentivos y resultados. Fondo de Cultura Económica.
75. Storini, C y Navas, M. (2013). La acción de protección en Ecuador: realidad jurídica y
social, Nuevo derecho ecuatoriano2. Centro de Estudios y Difusión de Derecho
Constitucional.

76. Storini, C. (2012). Derechos y garantías en el nuevo constitucionalismo.


Latinoamericano. In XV Encuentro de Latinoamericanistas Españoles (pp. 645662).
Trama editorial; CEEIB.

77. Villar Borda, L. (2007). Estado de derecho y Estado social de derecho. Rev.

Derecho del Estado, 20, 73.

78. Watson, R. A. (1989). Democracia americana: logros y perspectivas. México: Limusa.

79. Zambonino, A. (2022). La Muerte Cruzada como mecanismo para el equilibrio del
poder en Ecuador, desde la Constitución del 2008. SEK.

80. Zambrano Solórzano, Y. L. (2022). La importancia del rigor y la metodología en el


proceso de fact-checking. Análisis del alcance en las cuentas de Twitter y Facebook de
la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia de Ecuador

(Segcom Verifica) durante octubre de 2021.

Normas jurídicas

1. Constitución de la República del Ecuador, Registro Oficial nro. 449. (Asamblea

Nacional 25 de enero de 2021).

Jurisprudencia.

1. Corte Constitucional, sentencia interpretativa nro. N° 002-10-SIC-CC 2010.


http://portal.corteconstitucional.gob.ec:8494/FichaRelatoria.aspx?numdocumento=
002-10-SIC-CC

2. CIDH. Informe de admisibilidad. (7 de septiembre de 2017). INFORME No. 123/17

PETICIÓN 1344-07. Oas.org/es/cidh/decisiones/2017/ECAD1344-07ES

También podría gustarte