Legislación
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1997, tuvo una gran trascendencia en la evolución política del país. En ese momento, el poder
legislativo y el poder ejecutivo se encontraban en una situación de confrontación que llegó a
un punto crítico.
La Muerte Cruzada se produjo cuando el Congreso de la República, que estaba controlado por
la oposición al gobierno de entonces, se negó a aprobar una serie de leyes impulsadas por el
presidente de la República. Como respuesta, el presidente vetó las leyes más importantes y
convocó a un referéndum para que la ciudadanía decida si se debían aprobar o no dichas leyes.
Sin embargo, el Congreso también vetó la convocatoria del referéndum, lo que generó una
situación de crisis institucional que se prolongó por varios meses. En este contexto, el papel del
Estado ecuatoriano se vio comprometido, ya que se evidenciaron las deficiencias del sistema
de control y equilibrio de poderes.
En este sentido, la crisis de la Muerte Cruzada dejó en claro la importancia del Estado
ecuatoriano como garante del cumplimiento de la Constitución y de la estabilidad institucional.
Desde entonces, se han realizado esfuerzos para fortalecer la democracia y la participación
ciudadana en la toma de decisiones, lo que ha permitido avanzar en la construcción de un
Estado más transparente, eficiente y participativo.
2.1.Concepto
Salgado (2015) precisa que, la muerte cruzada constituye una figura constitucional que,
perteneciendo a un sistema parlamentarista, se activa con el objetivo de extinguir atribuciones
de manera igualitaria entre el Poder Legislativo y Ejecutivo del Estado.
Por su parte, Oyarte (2017) alega que la muerte cruzada es una institución que tiene dicha
denominación por el mero hecho de que, en el supuesto de que el Presidente de la República
disuelva a la Asamblea Nacional, o sea la Asamblea el poder que destituya al Presidente, se
procede a convocar elecciones con el fin de completar el periodo de los poderes en mención.
Estado fenezcan. Esta potestad puede ser también accionada por parte del Poder Legislativo en
contra del Ejecutivo, una vez más tomando sentido la denominación que en la doctrina se ha
establecido como muerte cruzada. (Chalco Salgado, 2019, p. 368)
La Constitución, prevé dos formas por las cuales se puede aplicar la muerte cruzada en el
Ecuador. La primera, es aquella que comienza por iniciativa de la Asamblea Nacional en
conformidad al artículo 130, estableciéndose las reglas siguientes:
Para proceder a la destitución se requerirá el voto favorable de las dos terceras partes de los
miembros de la Asamblea Nacional. De prosperar la destitución, la Vicepresidenta o
Vicepresidente asumirá la Presidencia de la República.
Esta facultad podrá ser ejercida por una sola vez durante el periodo Legislativo, en los tres
primeros años del mismo.
El artículo 130 permite que la Asamblea Nacional pueda destituir al Presidente de la República
por los supuestos de:
Además, se requeriría una votación favorable de dos terceras partes de los miembros de la
Asamblea Nacional. En caso de que se produzca la destitución, será el Vicepresidente de la
República quien asuma el cargo de Presidente.
La facultad de destitución podrá ser ejercida por la Asamblea por una sola vez dentro del
periodo Legislativo correspondiente, además de que el proceso de destitución solo podrá
iniciarse en los 3 primeros años del periodo referido.
Por su parte, el artículo 148 de la Constitución de la República del Ecuador (2008), establece la
potestad constitucional por la cual el Presidente de la República puede disolver la Asamblea
Nacional a su juicio:
Esta facultad podrá ser ejercida por una sola vez en los tres primeros años de su mandato.
De la cita normativa precedente, se infiere que son las siguientes causales las que permiten a el
Presidente de la República disolver la Asamblea Nacional:
A. Conmoción interna o grave crisis política del Estado.
Nacional de Desarrollo.
Al igual que el artículo 130 de la Constitución, el Presidente puede ejecutar la muerte cruzada
por una sola vez dentro de los 3 primeros años de gobierno.
Zambonino (2022) comenta que al ser la Corte Constitucional el máximo órgano de justicia de
interpretación constitucional, es indispensable que dicha entidad jurisdiccional determine una
línea jurisprudencial clara y concreta sobre la aplicabilidad de la muerte cruzada en el marco
jurídico del Ecuador. Sin duda, la muerte cruzada es una institución constitucional que adolece
de vacíos en su procedimiento de aplicación, por lo cual, un lineamiento jurisprudencial de la
Corte permitiría clarificar diversas anomias constitucionales que engloban la materialización de
la figura referida.
Asimismo, se debe tomar en cuenta que la Corte Constitucional tiene un rol preponderante en
la aplicación de la figura de muerte cruzada, en razón de que el órgano de justicia
constitucional debe, en ciertos casos, emitir un dictamen favorable en el que apruebe la
procedencia de la institución descrita. Por ende, con mayor razón la Corte Constitucional
debería establecer lineamientos procedimentales específicos que instrumenten el proceso que
debe seguir la muerte cruzada, a fin de generar estabilidad política y jurídica en el Estado, en
vez de caos y conmoción en la esfera política, jurídica y social del país.
A su vez, no existe ningún tipo de obligación jurídica de consultar las opiniones sociales, a fin
de establecer si es necesario o no que se produzca la destitución entre poderes del Estado, con
el objeto de devolver el equilibrio a la esfera política del Ecuador. Se debe recordar que, la
república engloba la representación política, la cual se caracteriza por ser el mecanismo por
medio del cual los ciudadanos ejercen a través de terceros su voluntad en el ejercicio del poder
político.
Por consiguiente, al permitirse que el Presidente, a su juicio, destituya a la Asamblea Nacional
sin consultar previamente a la población, produce tensiones que trastocan la representación
política como característica de la república. Debido a que, la representación permite que la
población se encuentre debidamente gobernada por quienes representan sus intereses y
deseos, configurando una verdadera república dentro del Estado. Al no permitirse que los
particulares tomen parte de decisiones tan importantes como la destitución de poderes
estatales, se desnaturaliza la representación política y, por consiguiente, el principio República
no.
Según Jellinek (2012), la república tiende a constituirse como una respuesta a las deficiencias
democráticas que presentaba el Estado absoluto monárquico, a fin de recuperar los principios y
mecanismos de organización del poder que habían sido eliminados, contaminados y
trastocados por la monarquía. Empero, parece ser que, la muerte cruzada constituye una figura
constitucional normativa que transgrede los principios que engloban la república como forma
de gobierno distinta a la monarquía.
Por tanto, bajo el análisis referido, la muerte cruzada no podría tener cabida ni vigencia dentro
del marco constitucional ecuatoriano, puesto que presenta características que se asemejan
más a una monarquía que a una república, configurando conflictos de normas frente al artículo
1 de la Constitución, el cual establece que el Estado ecuatoriano se gobierna en forma de
república, por lo que no se sería posible que existan instituciones constitucionales, como la
muerte cruzada, que trasgredan los principios República nos, a más de presentar matices
monárquicos que se alejan de la estructura sobre la cual se gobierna el país.
Chalco Salgado (2021) comenta que, los derechos fundamentales constituyen un freno al poder
político dentro de un Estado Constitucional que reconoce a la república como forma de
gobierno, a fin de evitar todo tipo de actuaciones discrecionales y arbitrarias por parte del ente
gubernamental de turno. Para el autor, la república reconocida a nivel constitucional produce
que todas las actuaciones estatales tienen que encontrar un característica justa y objetiva que
se aleje en mayor medida de lo posible del autoritarismo gubernamental. Sin embargo, el
hecho de que exista una figura constitucional vigente por medio de la cual el Presidente de la
República pueda disolver el Poder Legislativo con una facilidad discrecional normativa,
evidencia la tensión jurídica existente entre los postulados constitucionales que se encuentran
positivizados en la norma suprema ecuatoriana.
Por ende, de todo el análisis doctrinal con respecto a la república y la figura hiperpresidencial
de muerte cruzada, se puede deducir que existe una incompatibilidad normativa constitucional
entre el artículo 1 de la Constitución y los artículos 148 y 130 del referido cuerpo jurídico. Esto
se debe a que, si el primer articulado de la Constitución consagra a la república como forma de
gobierno, no sería posible que existan dos artículos constitucionales (130 y 148) que consagren
una figura normativa tan poderosa, que se encuentre sometida a la discrecionalidad y
arbitrariedad del Poder Ejecutivo ecuatoriano, siendo notorio que existe una colisión de
disposiciones constitucionales incompatibles que ponen en tela de duda los principios
republícanos del Ecuador contemporáneo.
Sin duda, el hecho de que la muerte cruzada sea una figura hiperpresidencial, trastoca los
preceptos de la república reconocidos en la Constitución del Ecuador, por lo que es acertado
que Chalco Salgado (2021) evidencie la incongruencia jurídica constitucional que existe en la
norma ecuatoriana. Entonces, bajo los conceptos generales que se han ido desmenuzando a lo
largo de este título, se concluye que la muerte cruzada como institución constitucional vigente
configura tensión con el principio República no que rige la forma gubernamental del Ecuador,
siendo la causa de este conflicto el hiperpresidencialismo constitucional.
Linz Valenzuela (1997) afirma que, el sistema presidencial, no le otorga excesivas facultades al
Poder Ejecutivo de un Estado, sino que se caracteriza por un conjunto de particularidades y
matices que lo constituyen, configurando una especial forma de ejercer el poder político y la
entrega de competencias a los demás órganos internos del país.
La muerte cruzada como institución constitucional en el Ecuador, parece no cumplir con las
características básicas de un sistema presidencial. Pues en el referido sistema, a pesar de la
importancia del Poder Ejecutivo, las atribuciones de la administración pública, se encuentran
distribuidas de manera reciproca entre los demás poderes del Estado. Sin embargo, dicha
característica no se evidencia en el marco constitucional ecuatoriano en virtud de que la
muerte cruzada presenta características que desnaturalizan el equilibrio de atribuciones entre
el Legislativo y Ejecutivo, pues se otorga mayores facultades a la figura del Presidente de la
República por encima de la Asamblea Nacional.
La tensión de la muerte cruzada con el presidencialismo, se denota en el simple hecho de
comprender que en el Ecuador no existe una figura presidencial pura, sino que la misma ha
sido desnaturalizada en lo que Chalco Salgado (2019) denomina como hiperpresidencialismo.
La muerte cruzada configura una norma que permite alegar la existencia de un
hiperpresidencialismo en el Ecuador, debido a que en el referido país la hipertrofia del sistema
presidencial encuentra su fundamento en lo que Chalco Salgado (2019) denomina como
fortalecimiento sustantivo del Ejecutivo al interior del Estado. Es decir, se presentan excesivas
atribuciones y facultades en torno a la figura del Presidente de la República del Ecuador, en
deterioro de la naturaleza del funcionamiento y fundamento de la Asamblea Nacional que se
ubica en un estándar mínimo de poder, concepto que se subsume de manera perfecta en la
institución de muerte cruzada
Constitucional.
Montufar (2016) considera que las atribuciones que ostenta el Presidente del
Ecuador presentan:
Por tal razón Montufar (2016) explica que, las facultades del Presidente del Ecuador, dotadas
por la Constitución, permiten que ejerza el poder político casi sin limitación alguna
produciendo que el mismo pueda alterar o influir negativamente en las variables democráticas
del Estado. La muerte cruzada sin duda permite una figura presidencial ilimitada y excesiva que
se aleja de las directrices básicas de un presidencialismo puro que se limita por medio de los
demás poderes del Estado.
Ávila (2016) manifiesta que, los orígenes del presidencialismo ecuatoriano encuentran su
sustento en el caudillismo presente en las antiguas colonias latinoamericanas antes de la
independencia del Ecuador. Pues la figura del caudillo siempre ha tendido a fortalecer la
imagen de un mandatario que englobe en si la mayor parte de facultades con respecto al
ejercicio del poder político ecuatoriano. De esta forma es que con el paso de los años poco a
poco las diversas constituciones del Ecuador fueron fortaleciendo la figura del Presidente de la
República a tal punto que se presentó una desnaturalización del sistema presidencial,
originando lo que se conoce como hiperpresidencialismo. La muerte cruzada es una figura
constitucional que, a pesar de provenir de un sistema parlamentario, se incrusta en un sistema
presidencial como forma de sucesión de la idiosincrasia caudillista en la cual la figura del líder
de la nación se encuentra revestida de plenos poderes discrecionales y arbitrarios que
promueven un ejercicio ilimitado del poder político del Estado.
Ayala (2015) conceptualiza al sistema político ecuatoriano como aquel que ha permitido
determinar y materializar un autoritarismo excluyente, destructivo y arbitrario de la
organización del conglomerado social. Por tal razón, es el momento de examinar por qué la
doctrina cree que el sistema constitucional ecuatoriano promulga la existencia de un Poder
Ejecutivo hiperpresidencial, utilizando a la muerte cruzada como figura constitucional que
tensiona y presidencialismo ecuatoriano.
Con respecto al dictamen favorable previo de la Corte Constitucional se afirma que, en parte es
correcto, en razón de un Estado Constitucional no solo se caracteriza por la centralidad de los
derechos de la población, sino como expresa Montufar (2017) la justicia tiene un rol
fundamental en la configuración de un nuevo Estado ecuatoriano. Debido a que en un Estado
Constitucional la justicia se ve revalorizada en vista de que los jueces y juezas, ya no serán boca
de la ley como en el Estado legal de Derecho, sino que serán boca de la Constitución,
presentándose lo que Guastini (2003) denomina como el juez hércules constitucional, en virtud
de que la administración de justicia será garante del cumplimiento directo e inmediato de las
disposiciones constitucionales por encima de cualquier precepto legal que pueda menoscabar
los derechos de la población. Por consiguiente, por primera vez en la historia el poder judicial
ostenta un rol protagónico por encima de los demás poderes del Estado, siendo este el poder
estatal destinado a observar en mayor medida de lo posible el cumplimiento de los derechos
constitucionales. No obstante, como se expresó en líneas precedentes, la justicia constitucional
se ve condicionada por el Ejecutivo, ya que éste último es quien tiene la potestad de enviar las
ternas de candidatos a ser elegidos como magistrados de la Corte Constitucional, poniéndose
en tela de duda la imparcialidad y objetividad de la Corte frente al análisis de una causal de
destitución recíproca.
La muerte cruzada es una institución que se le llama así por el hecho de que, en caso de que el
Presidente de la República disuelva a la Asamblea Nacional o si la Asamblea destituye al
Presidente, se convoca a elecciones para completar el período de ambos poderes. Se trata de
una institución parlamentaria, aunque no coincida en todos los aspectos a los sistemas
parlamentarios, pues en ellos se puede dar votos de desconfianza tanto para destituir al
Presidente d-e Gobierno como para disolver al Parlamento, sin la necesidad de causales
previstas, y se hace para empezar un nuevo período, mas no para completarlo (Oyarte, 2017,
s/p).
La muerte cruzada es uno de los varios puntos centrales sobre los cuales se demuestra que el
hiperpresidencialismo se encuentra en el diseño constitucional del Estado. Para Hurtado
(2012), el Presidente del Ecuador puede conseguir sus intereses políticos con la simple
utilización de las facultades constitucionales sin la necesidad de ser fiscalizado por la Asamblea
Nacional o los demás órganos de control que pudieran desautorizar o sancionar los actos
políticos ilícitos en los que pudiera incurrir el primer mandatario
Según Chalco Salgado (2019), la democracia necesariamente debe orientar la forma en cómo
se estructura la toma de decisiones dentro de un Estado República no, esta es la razón por la
cual debe comprenderse a la misma como un principio que determine diversos ámbitos sobre
los cuales se va a configurar un sistema constitucional específico. Por ende, la democracia
como principio necesariamente debe ser analizado desde el punto de vista constitucional
(norma), a fin de comprender cómo la misma se estructura en un principio global que enmarca
toda decisión fundamental o primordial de una sociedad necesitada de armonía y paz social.
De esta forma, puede adecuarse el principio democrático, como norma constitucional y
orientadora, al análisis de compatibilidad con la figura jurídica de muerte cruzada prevista en
los artículos 130 y 148 de la Constitución de la República del Ecuador (2008).
En efecto, el principio democrático constituye una norma constitucional que construye la forma
en cómo la sociedad puede ejercer su derecho a elegir y ser elegidos dentro del ámbito político
estatal. A pesar de que el precepto referido ostenta generalidad y amplitud en el ámbito de su
aplicación, no es menos cierto que el mismo es necesario para el desarrollo, organización y
funcionamiento de un Estado, siendo imprescindible su vigencia dentro del marco jurídico
nacional. Esto se debe a que, el principio democrático puede interrelacionarse y
complementarse con las instituciones jurídicas presentes en el Estado, además de orientar las
actuaciones políticas y las necesidades de la población. Es así como, al reconocerse el referido
principio en la Constitución, adquiere una naturaleza global que le permite complementarse
dentro de la esfera política y jurídica del Estado de un modo trasversal.
Aragón (1988) expresa que el principio democrático debe ser analizado desde la voz de las
mayorías, esto se debe a que, en los postulados clásicos de la democracia la misma se
configura como la decisión unánime y mayoritaria de la población dentro de los procesos de
elección popular.
Según Dhal (1992), la idea de democracia ha generado una evolución que va desde
comprender a la misma como la elección unánime de la sociedad frente a los agentes del
poder político, al entendimiento de que es fácticamente imposible que dentro de una sociedad
diversa exista una decisión unánime dentro de un proceso de elección popular que permita la
participación de la población con el objeto de dotar de legitimidad al poder político de turno.
Entonces, la democracia como principio global, constituye una garantía jurídica y política que
tiende a proteger los derechos humanos de las personas, al orientar las actuaciones del poder
político, determinando como un parámetro el debido respeto y consideración a las
necesidades urgentes de una población. Por tal razón, el principio democrático constituye un
instrumento para dirimir los conflictos sociales y dotar de legitimidad todo tipo de decisión
gubernamental dentro del Estado, siendo la norma hipotética rectora, que fiscalizará y
garantizará un correcto desarrollo, organización y desenvolvimiento del poder político.
Por consiguiente, es correcto que Chalco Salgado (2019) precise que, el hecho de que un
Estado Constitucional promulgue un principio democrático, engloba por coherencia una norma
suprema garantista cuya finalidad radica en constituir un freno al poder político por medio de
los derechos humanos, siendo la norma constitucional el pilar fundamental sobre el cual se
crean disposiciones constitucionales que deben ostentar legitimidad democrática como freno a
las decisiones de la administración pública del Estado.
Entonces, la muerte cruzada debe obedecer a la voz de las mayorías en cuanto a su regulación,
funcionamiento y aplicación, en virtud de permitir una armonía jurídica constitucional dentro
del marco sistemático de la norma ecuatoriana. A su vez, la muerte cruzada debe irradiar los
deseos sociales de la población tendientes a limitar el poder político de turno, con el fin de
orientar la manera en cómo se determina la toma de decisiones dentro del Estado
Constitucional ecuatoriano.
El principio democrático encuentra tensión con el mecanismo de destitución de la muerte
cruzada, reconocido en la Constitución ecuatoriana, en virtud de que este último engloba
características que no parecen pertenecer un sistema político democrático, sino autoritario y
dictatorial. Esto se debe a que, la forma en cómo se regula la muerte cruzada en conformidad
al artículo 148 de la Constitución de la República del Ecuador, evidencia una excesiva
acumulación de atribuciones hacia el Presidente de la República, quien sin tomar en
consideración los intereses de la población, puede a su juicio ordenar la destitución de la
Asamblea Nacional cuando crea que el Legislativo ha incurrido en una de las causas de
destitución.
Finalmente, se expresa que el elemento subjetivo por el cual el Presidente puede destituir la
Asamblea Nacional , configura el presupuesto por el cual la forma en cómo se encuentra
regulada la muerte cruzada en la Constitución, se aleja del principio democrático que sienta las
bases sobre las cuales se levanta la representación política ecuatoriana, siendo notorio que el
autoritarismo está más cerca de la figura monárquica que la democracia como principio rector
del sistema político del Ecuador.
Lo ideal sería que se tome en cuenta la opinión popular para determinar si procede o no la
destitución entre poderes del Estado, ya que la decisión unilateral del Ejecutivo no ostentaría
legitimidad democrática en caso de que la misma sea efectuada en virtud del juicio del
Presidente inobservando las posturas sociales de la población.
En el mes junio del año 2022, Ecuador sufrió paralizaciones de vías y carreteras en virtud de la
protesta social impulsada por diversas organizaciones sociales como la CONAIE, FENOCIN y
FEINE. El fundamento por el cual los sectores rurales decidieron salir a protestar en las calles,
consistió en la oposición a los acuerdos realizados entre el Fondo Monetario Internacional FMI
y el gobierno ecuatoriano presidido por Guillermo Lasso, siendo el detonante del estallido
social en el aumento del precio de los combustibles dentro del país.
Dávalos (2022) comenta que, los dieciocho días de movilizaciones consistieron en diversos
hechos sociales y políticos que, por medio de la violencia, llevaron al país a una crisis
económica, política y social. No obstante, la cúspide del conflicto referido se consumó en los
últimos días de movilización, cuando la Asamblea Nacional encabezada por su Presidente
Virgilio Saquicela, intentaron destituir al Presidente de la República bajo la figura jurídica de la
muerte cruzada prevista en el artículo 130 inciso segundo de la Constitución de la República
del Ecuador.
Kowill (2022) comenta que, por parte del Poder Ejecutivo también se tenía listo resolver
destituir a la Asamblea Nacional en caso de que esta decida dar paso a la muerte cruzada,
evidenciando un clima de crisis política institucional dentro de los poderes del Estado
ecuatoriano. No obstante, en virtud del fracaso de intento del golpe de Estado impulsado por
la Asamblea Nacional, surge nuevamente la idea de dialogar entre las partes en conflicto a
pesar de que el Presidente de la República había declarado desconocer a Leónidas Iza como
líder de las organizaciones indígenas.
En primer lugar, el Ecuador constituye un Estado que se caracteriza por ostentar una forma de
gobierno republicano que consagra postulados políticos que se alejan de los ya superados
modelos monárquicos de la antigüedad. Por medio de la Constitución como norma suprema
del país, se ha determinado una forma de gobernabilidad que hasta el momento ha presentado
ser la menos nociva de todos los sistemas gubernamentales existentes, procurando ejercer una
representación política a través de la consulta a todos los miembros de la población, quienes,
por medio del sufragio y el proceso electoral, otorgarán legitimidad y representatividad a sus
gobernantes.
A pesar de que la Constitución de la República del Ecuador establezca en su parte orgánica que
el Estado ostenta un sistema político presidencial, democrático y republicano, de la revisión de
diversas normas constitucionales se puede demostrar que dicho sistema político ha
degenerado en lo que la doctrina ha denominado como hiperpresidencialismo. La figura
referida consiste en el exceso de atribuciones del Ejecutivo frente a los demás poderes del
Estado, constituyendo disposiciones constitucionales que se asemejan más a un gobierno
monárquico y autoritario que ha un sistema político republicano y democrático. El presidente
de la República del Ecuador, presenta diversas atribuciones constitucionales que se encuentran
positivizadas a lo largos de la norma suprema ecuatoriana. Varias de dichas potestades son sin
duda disposiciones condicionantes que interfieren con la república presidencial republicana del
Estado ecuatoriano, siendo una de ellas, la figura de destitución recíproca o muerte cruzada.
Por tanto, del presente trabajo se ha podido colegir que, la muerte cruzada es una de las varias
figuras constitucionales en las cuales se evidencia de manera marcada y notoria la existencia
del hiperpresidencialismo ecuatoriano, pues basta con que se permita que el Presidente a su
juicio resuelva destituir a la Asamblea Nacional para que se disuelva el Poder Legislativo. Si
bien, la norma determina que la Corte Constitucional debe emitir un dictamen que verifique si
se ha cumplido o no una causal de destitución, no es menos cierto que es el mismo Ejecutivo
es quien envía las ternas para la designación de los magistrados del órgano constitucional de
justicia mencionado, por lo que adolece de imparcialidad y objetividad el mencionado examen
de la Corte, marcando aún más el hiperpresidencialismo ecuatoriano. De esta forma, se
demuestra que la institución de muerte cruzada y su regulación se acercan más a una forma de
gobierno monárquica y autoritaria que a una democracia presidencial republicana. Además, se
debe recordar que la institución constitucional de la destitución reciproca es una figura jurídica
proveniente de un sistema político parlamentario, demostrándose su incompatibilidad con el
sistema político presidencial.
Recomendaciones.
Segundo, también se recomienda tomar en consideración que a pesar de que una solución
efectiva sea la de eliminar la muerte cruzada del marco jurídico del Estado, no es menos cierto
que dicha iniciativa comprendería el efectuar un nuevo proceso constituyente en razón de que
se estaría modificando el ejercicio de derechos políticos y la forma en cómo funciona la
estructura del Estado. Por tanto, se recomienda como una segunda opción, el intentar adecuar
la figura de la muerte cruzada al sistema presidencialista ecuatoriano con sus postulados
democráticos y republicanos.
Quinto, se recomienda efectuar un análisis jurídico sobre el lugar que ocupan los decretos ley
dentro de la pirámide jerárquica normativa ecuatoriana, en virtud de que no se puede concebir
que disposiciones jurídicas emitidas sin un control Legislativo tengan el mismo peso o
trascendencia que una ley orgánica u ordinaria.
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