MADUEÑoS LIBRO Los Poderes Instituciones - de - Derecho - Public

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Unidad IX

Poder Ejecutivo

por RAUl MADUEÑO

1. Característicos. 2. Requisitos poro ser presidente y duración de su


mandato. Lo reelección. 3. Elección de presidente y vice. 4. Acefalía.
5. Dimensión contemporónea del Poder Ejecutivo. 6. Atribuciones del
presidente. 7. El jefe de gabinete de ministros. 8. Los ministros del
Poder Ejecutivo. 9. El gabinete de ministros. 10. Relaciones de los
ministros con el Congreso.
l. CARACTERISTICAS

Como se señalara en la unidad V nuestro sistema de gobierno es presidencia-


lista según la clasificaci6n tradicional de KARL LOEWENSTEIN, instituci6n que se ha
mantenido en los tiempos, aun con otras denominaciones desde la época de la inde-
pendencia, con la única excepci6n de los triunviratos del primer gobierno patrio.
El Ejecutivo es unipersonal. Así lo dispone la Constitución cuando señala que
..... el Poder Ejecutivo será desempeñado por un ciudadano con el título de Presidente
de la Naci6n Argentina". Esto resulta coincidente con sus antecedentes históricos, con
la naturaleza de las facultades que tiene asignadas y que ejerce de continuo, lo que de _
manera alguna recorta o limita la exigencia del referendo ministerial para que adquie-
ran eficacia los actos del presidente, ni la asignaci6n de funciones de administración al
jefe de gabinete de ministros, pues no comparte sus facultades de decisión y ejecución,
y goza de potestades que le permiten remover los obstáculos que puedan impedirle
cumplir con sus determinaciones en el marco de la legalidad. En el ámbito del Poder
Ejecutivo los únicos representantes de la voluntad popular a través del voto de los ciu-
dadanos son el presidente y el vicepresidente. El jefe de gabinete y los demás minis-
tros son del Poder Ejecutivo; son designados y removidos bajo la exclusiva responsa-
bilidad del presidente, con la única salvedad para el jefe de gabinete, en el caso de que
por mayoría absoluta el Congreso decida su exclusi6n, siempre que no sean destitui-
dos por juicio político, pero éste es un supuesto que difiere totalmente de los anteriores.

2. REQUISITOS PARA SER PRESIDENTE Y


DURACION DE SU MANDATO. LA REELECCION

Según el texto constitucional, para ser presidente y vice se requiere ser argen-
tino nativo, o hijo de argentino nativo habiendo nacido en país extranjero por opci6n,
y las demás cualidades exigidas para ser senador que recordamos; se exige la edad
de treinta años, una renta anual de dos mil pesos fuertes o equivalente, y tener seis
años de antigüedad en la ciudadanía argentina.
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El arto 90 establece que duran en sus funciones cuatro años, y podrán ser reele-
gidos o sucederse recíprocamente por un solo período consecutivo, cesando en el
poder el mismo día en que expira el período de cuatro años (art. 91). Es decir que la
reforma de 1994 admite .sólo una reelección, pudiendo volver a ser elegidos con el
intervalo de un período.
Al tomar posesión del cargo deben prestar juramento ante el Congreso reunido
en asamblea, respetando sus convicciones religiosas de desempeñar el cargo con leal-
tad y patriotismo, y observar y hacer observar fielmente la Constitución.
Es de destacar que la norma fundamental prevé similar tratamiento para el pre-
sidente y para el vicepresidente, aun cuando les tiene asignadas distintas funciones:
el presidente es el titular del Ejecutivo; el vice, mientras el presidente se encuentra
en funciones es el titular del Senado y de la asamblea legislativa -cuando se reúnen
ambas cámaras para recibir juramento al presidente y vice; para el acto de inaugura-
ción de las sesiones ordinarias, o por razones protocolares, para recibir a jefes de
estados extranjeros-con derecho a voto sólo en caso de empate (art. 57, C.N.), lo que
tiene por consecuencia mantener igual representación con facultades de participación
en los debates y voto a todas las expresiones de la autonomía, evitando que por la
designación del presidente del cuerpo pudieran perder un voto una provincia o la
ciudad de Buenos Aires.
Como bien señala ROMERO, tienen el mismo origen. son elegidos en el mismo acto,
duran el mismo tiempo y están sometidos a iguales restricciones y formalidades (1).

3. ELECCION DE PRESIDENTE Y VICE

La reforma ha modificado sustancialmente el sistema de la Constitución origi-


nal que era indirecta por colegios electorales. y con escrutino y resolución final a
cargo del Congreso.
Hoy nos rige el sistema de elección directa y de doble vuelta o ballotage, que
se explica de la siguiente manera: dentro de los dos meses anteriores a que concluya
el mandato del presidente en ejercicio. se convocará a elecciones generales consid<:..-
rándose al país como un distrito único. lo que significa que para este fin no ha de
atenderse nuestra realidad federal, siendo convocada la ciudadanía de todo el país para
que en un mismo acto elija a quien, por encima de los localismos. ha de ocupar la
primera magistratura como presidente de todos los argentinos.

(l) ROMERO, CESAR ENRIQUE, Derecho constitucional, Ed. Zavalía, Buenos Aires, 1976, t. 11.
pág. 234.
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1. Si la fórmula más votada obtiene en la primera votación más del cuarenta


y cinco por ciento de los votos afirmativos válidamente obtenidos -:-no se
computan los votos en blanco, ni los que se consideran nulos-, accede al
cargo.
2. Aun cuando la fórmula ganadora hubiere obtenido una cifra menor, pero
del cuarenta por ciento de los votos efectuados válidamente emitidos, y la
diferencia con la fórmula que le sigue en orden de méritos fuera mayor de
diez puntos porcentuales, también serán consagrados presidente y vice.
3. En el supuesto de ninguna de las hipótesis anteriores, habrá una segunda
vuelta electoral entre las dos fórmulas más votadas a realizarse dentro de
los treinta días de la anterior (arts. 94 a 98, C.N.).
La Constitución reclama para la elección presidencial el voto afirmativo, de
manera tal que lleve al electorado a una expresión concreta sobre el candidato de su
preferencia; no se computan los votos en blanco ni los carentes de validez -nulos-,
y en el supuesto de que ninguno de los candidatos llegue a los porcentajes necesa-
rios para ser proclamado, el electorado deberá definir inclinándose entre uno de los
dos candidatos más votados, reclamando aquí también un voto positivo -no en blan-
co ni abstención- para que se consagre como presidente a quien tenga un mayor
consenso. No existe impedimento legal alguno para el voto en blanco, pero el votante
sabrá que no será computado, que carece de valor para la formación del gobierno, aun
cuando pudiere expresar su disconformidad con los candidatos.

4. ACEFALIA

La Constitución ha previsto soluciones para las hipótesis de que temporal o


definitivamente el presidente no pueda ejercer sus funciones.
En el caso de muerte, renuncia o destitución, se da un supuesto de vacancia
definitiva en que el vicepresidente asume el cargo hasta completar el período por el
cual fue elegido; en caso contrario, el reemplazo es mientras dure la ausencia del ti-
tular del Poder Ejecutivo.
Tal es el texto del arto 88, C.N., que no trae solución para el caso en que nin-
guno de los funcionarios pueda ejercer el cargo, tanto temporal, hasta que desaparezca
la causa de inhabilidad, o en que un nuevo presidente sea electo, quedando la desig-
nación bajo la responsabilidad del Congreso.
Actualmente rige la ley 20.972 que establece para los casos de impedimento
temporal o transitorio el siguiente orden de sucesión:
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l. Presidente provisional del Senado (senador elegido por sus pares para re-
emplazar al vicepresidente).
2. Presidente de la Cámara de Diputados.
3. Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la nación.
Para el caso dé vacante definitiva, el Congreso elegirá entre sus integrantes y
gobernadores de provincia, como funcionarios públicos de origen electivo, para cu-
brir la vacante. La oportunidad para llamar a elecciones resultará de las circunstan-
cias del momento en atención a lo dispuesto en el arto 75, inc. 21, de la Constitución
como facultad del Poder Legislativo.

5. DIMENSION CONTEMPORANEA DEL


PODER EJECUTIVO

Como señala BIDART CAMPOS, el Ejecutivo como fuente de poder de la realidad


gubernativa realiza una triple actividad:
a) la política gubernativa que como se ha señalado anteriormente deriva de fa-"
cultades originarias en la Constitución, que es libre en su iniciativa y en su
desarrollo;
b) la función administrativa que si bien es subordinada a la ley, tampoco deja
de tener discrecionalidad en su conducción -como responsable político en
los términos de la reciente reforma-, y
c) la ejecución o decisión ejecutoria que recae en la aplicación y el cumpli-
miento de una decisión que puede emanar tanto de ley del Congreso, de una
decisión judicial, o bien del mismo órgano ejecutivo (2).
En la concepción clásica de las democracias occidentales se pretendió a través
de la estructura de gobierno un equilibrio entre el poder y la libertad de los ciudada-
nos; entre los diversos poderes públicos y, en particular, entre el Poder Ejecutivo y
el parlamento, atendiendo asimismo a igual ecuación entre el poder central y los
poderes locales.
Esta fórmula se encuentra amenazada a partir del fenómeno de la sociedad su-
perdesarroIlada, donde encontramos un crecimiento global del poder, seguido de una
tendencia a la centralización del poder, la hipertrofia del Ejecutivo en detrimento del

(2) BIDART CAMPOS, GERMAN, Derecho constitucional del poder, Ed. Ediar, Buenos Aires, 1967,1.
JI, pág. 17.
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parlamento y, por último, lo que denomina una inhibición progresiva de los gober-
nantes políticos en favor de los expertos agrupados en una tecnoestructura C), que
tiende a agudizarse en la medida en que se amplíe el cúmulo de actividades que en
función del bien común desaJ.Tolla el Estado, donde Gomo ha señalado lEAN MEYNAUD,
la relatividad dc la separación de las funciones gubernamentales es uno de los ras-
gos más relevantes de la vida política contemporánea e).
En particular, los denominados "poderes políticos" -Legislativo y Ejecutivo-
mantienen una relación de fuerzas donde se observa un avance de este último en
detrimento del legislativo, que se define como la preeminencia del Ejecutivo y don-
de el Legislativo llega a convertirse en ".. .la caja dc resonancia de los grar:des pro-
blemas políticos" que en determinadas circunstancias y por complejos esquemas de
mayorías y minorías no atiende con celeridad sus cometidos constitucionales, entre
los que se destacan sus funciones de orientación política y de control.
Este cuadro de situación, que se observa aun en los sistemas parlamentarios,
reconoce motivaciones de distinta etiología y se relaciona con el liderazgo natural del
jefe de Estado, que por lo general es jefe del punido gobernante elegido por sufra-
gio universal; la crisis del parlamento y de representación de los pmtidos políticos;
la aparición de los grupos de presión que intentaIl influir en las políticas de gobier-
no; las situaciones de emergencia en lo económico y social; la delegación de funcio-
nes legislativas; la conducción de la política exterior y la defensa, y de los comple-
jos aspectos que hacen a las relaciones económicas internacionales, entre otros aspec-
tos no menos importantes, como aquéllos vinculados con el desan-ollo de la econo-
mía y la conducción del Estado para el cumplimiento de sus fines a través de planes
de desarrollo económico-social, donde la iniciativa de las leyes de mayor trascenden-
cia proviene del Ejecutivo, que cuenta con un amplio equipo de colaboradores para
la concreción de estos fines y con todo el aparato burocrático instalado en d ámbito
de su autoridad.
Señala OYHANARTE que la preeminenciá de un órgano es!atal sobre los OlroS, más
allá de los postulados teóric03, depende de la ~ptilud funcional de cada uno, yen ese
terreno, el Poder Ejecutivo está en mejores condiciones por las siguientes razones:
a) su cm·ácter unipersonal;
b) las elecciones presidenciales son personalizadas y polarizantes sobre la base
del liderazgo de cada candidato; -
c) por lo general, el presidente es el jefe del partido gobernante;

(3) HAURIOU, ANDRE, Derecho col1stitu;"Íonal e iútifuc!ones políticas, Ed. Ariel, Barcelona, 1970,
págs. 674 Y sigtes.
(4) Citado por ROMERO, CES/,:: ENRIQUE, Temas cOMtitl/donales y polfticos, Córdoba, 1971,
pág. 32.
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d las funciones del Ejecutivo son ejercidas de manera cotidiana y continua;


e) tiene contacto cotidiano e inmediato con la realidad económica y social del
pais, lo que le permite actuar con celeridad;
t) cuenta con una completa información y dispone de los medios de acción
necesarios para desempeñarse con prontitud, eficiencia y conocimiento de
las cosas en resguardo del bien común, ante una sociedad complejísima en
que se han multiplicado las relaciones interindividuales y los riesgos para
la libertad, el bienestar y la salud (5).
Frente a un Ejecutivo de esas características nos encontramos con un órgano
legislativo de integración pluralista, donde los legisladores del partido gobernante se
deben a la disciplina partidaria, y por esa vía extraconstitucional el Ejecutivo logra
la aprobación de las leyes que necesita para sus objetivos de gobierno; quienes per-
tenecen a partidos opositores pretenden ejercer toda su influencia legítima para el
logro de aquello que es de la naturaleza de todo gobierno democrático: "... gobierno
de la mayoría con control y participación de las minorías", con una clara predisposi-
ción a ser impeditivos o al menos postergadores de las iniciativas oficiales -y que
tienen que ver con el sistema de mayorías para la sanción de las leyes, el quórum, las
cuestiones de privilegio, el tratamiento de los proyectos de ley en las comisiones-,
sin constituir aquello que se conoce como obstruccionismo de la oposición para con
la política de gobierno. Por otra parte, los partidos políticos en el ámbito del Congreso
mantienen sus estructuras de disciplina, con el mandato imperativo del bloque o del
partido a la hora de las decisiones de importancia. En el Congreso, apunta DE VER-
GAITINI, la oposición garantiza el mantenimiento del sistema democrático, y su mi-
sión es cuestionar, exigir y preparar la alternancia en el gobierno.
Por último, el Congreso es un órgano complejo, que para expresar su voluntad
requiere un tratamiento especialmente establecido ("formación y sanción de las leyes",
arts. 77 a 84 de la C.N.).
En lo que va de este siglo, la clásica división tripartita de funciones como una
forma de evitar la concentración de poder se ha transformado con la aparición de
nuevos órganos y funciones, cuyo propósito es dar nuevas formas de sujeción al po-
der, en tanto que se ha hecho más compleja la trama de las relaciones sociales.
En efecto, el tradicional sistema de división de poderes útil-como se dijera-
para establecer límites precisos a la acción del Estado frente al individuo con neto
propósito garantizador, que al decir de calificada doctrina era básiCamente jurídico
y de origen estatal, debe ser superado por un concepto más amplio y abarcador que
se define como el sistema político, que comprende no sólo a los órganos estatales, sino

(5) OYHANARTE, JULIO, Poder político y cambio estructural en la Argentina, Ed. Paidós, Buenos
Aires, 1969, págs. 83 y sigtes.
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también a otros protagonistas y otras funciones, entre las que se destacan el control
y la oposición (6).
KARL LOEWENSTEIN nos habla de controles horizontales y controles verticales del
poder político.
Los controles horizontales se dan entre el parlamento y el gobierno, de los tri-
bunales y del electorado frente al gobierno y el parlamento. Los controles verticales
son propios del federalismo. Añade que el control político es múltiple y no sólo se
concreta a través de la distribución del poder estatal, sino también mediante lo que
denomina "medios o técnicas de control autónomo", entre los que cita el veto, el re-
feréndum, el voto de confianza, la responsabilidad política, la censura y los princi-
pios de la supremacía constitucional y el contralor de constitucionalidad (1).
Es en la función de contralor donde el Congreso cumple una tarea más relevante
a través de las interpelaciones, pedidos de informes, comisiones investigadoras y
audiencias públicas.
La reforma de 1994 ha procurado revertir este fenómeno político derivado en
parte por el acrecentamiento de las potestades estatales de la segunda mitad de este
siglo. Como una manera de reforzar los poderes del Congreso se han incorporado dos
órganos extrapoderde inocultable función de control: la Auditoría General de la
Nación y el Defensor del Pueblo (arts. 85 y 86, C.N.). Por otra parte, con la presen-
cia obligatoria del jefe de gabinete -mes a mes, alternativamente- ante cada una
de las cámaras para informar sobre la marcha del gobierno y responder a los cues-
tionamientos de sus integrantes (léase "oposición" en la mayoría de los casos) se
constituye un claro mensaje de los constituyentes en el sentido de acortar los pode-
res presidenciales o, al menos, reforzar las facultades de contralor por parte del Con-
greso, en tanto que además tiene el voto de censura y la posibilidad de remover a dicho
funcionario. También ha creado la Comisión Bicameral Permanente para el estudio
y tratamiento de los decretos de necesidad y urgencia, de los decretos de legislación
delegada y en los supuestos de promulgación parcial de las leyes como paso previo
para el tratamiento de estas cuestiones por parte del Congreso (arts. 99, inc. 3, y 100,
incs. 12 y 13, C.N.); asimismo, la Auditoría General de la Nación como órgano de
asistencia técnica en la labor del Congreso de control externo del sector público en
sus aspectos patrimoniales, económicos, financieros y operativos, de intervención
necesaria en el trámite de aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inver-
sión de los fondos públicos, cuyo presidente es designado a propuesta del partido po-
lítico de oposición con mayor número de legisladores en el Congreso (art. 85, C.N.).

(6) LOPEZ, MARIO JUSTO, La doctriTUl de la separación de los poderes a la altura de nuestro tiem-
po, en Anales de la Academia Nacional de Derecho, segunda época, afio XXVI, N" 19, págs. 95 y sigtes.
(7) LOEWENSTEIN, KAn, Teoría de la Constitución, &l. Ariel, Barcelona, 1965, págs. 149 y sigtes.
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Vale reiterarlo, destacamos el voto de censura del Congreso respecto de la ac-


tividad del jefe de gabinete de ministros (art. 101) y la creación de un órgano inde-
pendiente de defensa y protección de los derechos humanos, y demás derechos, ga-
rantías e intereses tutelados por la Constitución ante actos u omisiones de la admi-
nistración y el control del ejercicio de las funciones administrativas públicas a tra-
vés del Defensor del Pueblo (art. 86, C.N.).

6. ATRIBUCIONES DEL PRESIDENTE

6,1. LAS RELACIONES INTERNACIONALES

Es misión del presidente la conducción de la política exterior. Como jefe de


Estado, representa al país frente a la comunidad internacional; de hecho, monopoli-
za el derecho a vincularse con los gobiernos extranjeros y las organizaciones inter-
nacionales (Naciones Unidas, Organización de los Estados Americanos, Mercosur,
Organización Internacional del Trabajo).
Es el Poder Ejecutivo quien reconoce a los Estados y los gobiernos extranje- ..
ros, y recibe a sus embajadores y cónsules.
Señala el arto 99, inc. 11, que el presidente concluye y firma tratados, concor-
datos con la Santa Sede y otras negociaciones para el mantenimiento de buenas re-
laciones con las organizaciones internacionales y las naciones extranjeras.
Conviene destacar que es una facultad de naturaleza discrecional, pues el pre-
sidente ha de valorar la oportunidad y la conveniencia para los intereses de la nación,
en el marco constitucional del arto 27, C.N., en cuanto señala que el gobierno fede-
ral está obligado a afianzar sus relaciones de paz y comercio con las potencias ex-
tranjeras, por medio de tratados que estén de conformidad con los principios de de-
recho público establecidos en la Constitución. .
La vigencia de estos tratados se encuentra subordinada a la aprobación del
Congreso en los términos del are 75, inc. 22, C.N.
Como se señala en la unidad XI, el trámite de incorporación en el derecho in-
terno de un tratado, concordato o convención internacionales es de naturaleza com-
pleja, con dos etapas biendefinidas: una primera a cargo del Poder Ejecutivo, que en
forma pública o reservada gestiona, discute y delibera en lo que constituye la "nego-
ciación" con otros Estados, que culmina con la firma del acuerdo.
Acto seguido comienza la etapa parlamentaria, que. consiste en la potestad del
Congreso de "aprobar" o "desechar" los tratados ...-.,art. 75, inc. 22, C.N.-, que al
decir de V ANOSSI, reviste dos calidades simultáneamente: política y de control; es la
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coparticipación del Legislativo con el Ejecutivo en la gestión de la política exterior,


y que en materia de tratados reclama la coincidencia de voluntades de ambos pode-
res expresada cada una en distintos tiempos y oportunidades. Esta segunda etapa es
de creación normativa, que consiste en la incorporación en el derecho interno de las
normas contenidas en el tratado (8).
En un posterior paso, el Ejecutivo debe ratificar el tratado, acto que se cumple
en condiciones de reciprocidad con el Estado con el qúe se ha firmado el tratado o
depositando los instrumentos de ratificación en el organismo internacional que se
determina, con lo que nuestro país queda obligado en el ámbito internaciona1.

6.2. PODER REGLAMENTARIO

Los reglamentos han sido definidos como la expresión de voluntad de la administra-


ción que produce efectos jurídicos generales en forma directa. Admiten ser distingui-
dos entre reglamentos de ejecución, delegados, autónomos y de necesidad y urgencia.

al Reglamentos de ejecución

Se refieren a la facultad del Poder Ejecutivo para expedir las instrucciones y


reglamentos que sean necesarios para la ejecución de las leyes (art. 99, C.N.), de
manera tal que sancionada una ley por el Congreso, cuando sea pertinente, dicta las
normas complementarias para hacer posible su cumplimiento. Ha señalado la Corte
Suprema que tales normas reglamentarias, si bien subordinadas a la ley, la com-
11 . . .

pletan, regulando los detalles indispensables para asegurar no sólo su cumplimiento,


sino también los fines que se propuso el legislador" (Fallos, 241:396) ..
Este poder reglamentario principalmente está enderezado a la actuación de la
administración pública en relación con la ley, en lo que se considere necesario. Es de
advertir que hay un sinnúmero de leyes que no requieren reglamentación alguna, como
las disposiciones de los códigos Penal, Civil o Comercial.
Asimismo, establece la Constitución que el Poder Ejecutivo al reglamentar la
ley debe cuidar de no alterarla, no limitar ni rectificar, ni se puede cubrir aspectos no
previstos en la ley, 10 que indica la necesaria subordinación del reglamento a la ley,
para respetar los principios constitucionales que marcan la escala jerárquica de nor-
mas, tema que se analiza con mayor profundidad en la unidad IV al referimos a la
supremacía constitucional.

(8) V ANOSSI, JORGE R., Régimen constitucional de los tratados, Ed. El Coloquio, Buenos Aires, 1969,
pág. 180.
240 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO

b) Reglamentos delegados o de Integración

Son aquellos que dicta el Poder Ejecutivo en virtud de una habilitación expre-
sa del Legislativo; por supuesto, en un ámbito limitado, pues no resulta constitucio-
nalmente válido que el Congreso transfiera a otro poder el ejercicio de sus faculta-
des que por esencia son indelegables.
Están previstos para cubrir aspectos de detalle en un marco legal prefijado.
Al respecto, la reforma de 1994 ha procurado poner un límite racional a tales
potestades. Así establece, como principio general, que no está permitida la delega-
ci6n legislativa, la que admite una excepción respecto de determinadas materias de
administración o de emergencia pública, con plazo determinado para su ejecución y
dentro de las bases de la delegación que el Congreso establezca (art. 76, C.N.).

e) Reglamentos autónomos

Son los que el Poder Ejecutivo dicta en ejercicio de sus amplias potestades de
organización admini strati va.
Rigen en el ámbito interno de la administración y se subordinan al ordenamiento
legal, no tienen previsión constitucional en lo que hace al presidente, aunque el arto
100, inc. 2, los autoriza para la gesti6n del jefe de gabinete de ministros.

d) Reglamentos de necesidad y urgencia

Son aquellos que dicta el Poder Ejecutivo respecto de materias propias del Le-
gislativo en situaciones de grave emergencia pública para atender situaciones que no
admiten demora.
El arto 99, inc. 3, de la C.N., por vía de principio inhabilita al Poder Ejecutivo
para emitir disposiciones de carácter legislativo, pues son insanablemente nulas.
Sin embargo, para épocas de receso del Congreso, o cuando no se pueda espe-
rar a que se cumplan los trámites ordinarios para la sanción de las leyes, la Consti-
tución habilita el dictado de este tipo de disposiciones bajo las siguientes condicio-
nes:
1. Que no se trate de normas que regulan materia penal, tributaria, electoral
o el régimen de los partidos políticos.
2. Deberán ser decididos en acuerdo general de ministros con la firma del jefe
de gabinete y demás ministros (refrendo ministerial).
UNIDAD IX - PODER EJECUTIVO 241

3. El jefe de gabinete de ministros someterá dentro de los diez días a la Co-


misión Bicameral Permanente, la que en igual plazo elevará dictamen a
cada una de las cámaras para su tratamiento.
Con este procedimiento se asegma un control del Congreso en brevísimo pla-
zo, quien mantendrá el decreto convirtiéndolo en ley o lo dejará sin efecto.

6.3. PARTICIPACION EN EL PROCESO LEGISLATIVO

La Constitución prevé cuatro etapas en el trámite de sanción de las leyes.


La primera se relaciona con la iniciativa de las leyes, es decir, con la presenta-
ción de proyectos de conformidad a lo estatuido en el art. 77, C.N., que lo faculta para
presentar proyectos de ley en cualquiera de las cámaras del Congreso.
La segunda etapa se relaciona con el trámite que en el exclusivo ámbito del
Congreso tiene el proyecto de ley, con el resultado final de su aprobación por ambas
cámaras; se denomina "constitutiva".
En la tercera etapa, el Ejecutivo cumple un rol trascendente, que consiste en
examinar la ley sancionada por el Congreso para su aprobación. En términos consti-
tucionales, la promulga, o bien, si no está de acuerdo, tiene la facultad de vetarla total
o parcialmente, con lo que vuelve al Congreso para un nuevo examen.
En la cuarta y última etapa, tiene el deber constitucional de publicar la ley que
ha promulgado -arto 99, inc. 3, C.N.- lo que se relaciona con la obligatoriedad de
la ley y la publicidad de los actos de gobierno.
El veto es una facultad exclusiva y discrecional del presidente que en términos
constitucionales consiste en "desechar" u "objetar" una ley sancionada por el Congre-
so; es una forma de control que ejercita el Ejecutivo respecto del Legislativo y que
consiste en ejercitar su derecho a oponerse o impedir que lo sancionado por el Con-
greso se convierta en ley de la nación.
En cuanto a las motivaciones que puedan justificar el veto presidencial, los
autores aluden a razones de necesidad o conveniencia, y aun de inconstitucionalidad.
JOAQUIN V. GONZALEZ entiende que está reservada para los casos en que " .. .la ley sea
inconstitucional, contraria a las doctrinas de gobierno del presidente, o perjudicial para
los intereses generales del país" (9).
Sus objeciones deben ser comunicadas al Congreso al devolver el proyecto de
ley y son publicadas en el Boletín Oficial, lo que causa el efecto de un nuevo trata-

(9) GONZALEZ. JOAQUIN V., Manual de la Constitución Argentina, Ed. Estrada, Buenos Aires, 1952,
pág. 631.
242 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO

miento y votación. De obtener en cada cámara el voto afirmativo de los dos tercios
de los votos, la insistencia del Congreso lleva a que el Poder Ejecutivo deba promulgar
la ley; en caso contrario, no podrá volver a repetir en las sesiones de ese año (art. 83,
C.N.).
La promulgación tácita: puede ocurrir que el Poder Ejecutivo deje pasar diez
días hábiles desde que la ley sancionada por el Congreso le fue presentada sin adop-
tar temperamento alguno, lo que se produce lo que se conoce como "promulgación
tácita", con 10 que está en condiciones de ser publicada en el Boletín Oficial.
El veto parcial: la Constitución reformada trae expresa previsión al respecto,
poniendo fin a una larga discusión doctrinaria y jurisprudencia!.
Así establece, como principio general, que está impedido al Ejecutivo la pro-
mulgación parcial de una ley que a la vez fue objetada-vetada en las partes restantes.
Sin embargo, cuando las partes no observadas de una ley tengan autonomía
normativa, es posible que sean promulgadas en tanto que no alteren el espíritu ni la
unidad del proyecto originalmente sancionado por el Congreso, quedando pendiente
la parte vetada para una nueva consideración del Congreso.
Para este supuesto, y tal como ocurre con los decretos de necesidad y urgen- ..
cia, el jefe de gabinete de ministros deberá presentar la ley parcialmente promulga-
da a la Comisión Bicameral Permanente, la que ha de presentar su informe a ambas
cámaras, a los efectos de su rápido tratamiento (arts. 80 y 79, inc. 3, C.N.).

6,4. OTRAS RELACIONES CON EL CONGRESO

a) Apertura de las sesiones

El arto 99, inc. 8, establece que el presidente hace anualmente apertura de las
sesiones ordinarias del Congreso, reunidas ambas cámaras en Asamblea Legislativa
el primero de marzo de cada año, a los efectos de presentar un informe sobre la si-
tuación general del' país, poniendo a su consideración las medidas que crea necesa-
rias y convenientes, que ha de instrumentar en proyectos de leyes, o recomendando
el tratamiento y aprobación de los que ya tienen estado parlamentario.
Cabe acotar que el período de sesiones ordinarias del primero de marzo al treinta
de noviembre tiene su previsión constitucional, y cuando dice que "... ambas cáma-
ras se reúnen por sí mismas en sesiones ordinarias" debe entenderse que se trata de
una facultad propia del Congreso, sin que dependa de la voluntad presidencial que
éstas comiencen con su cometido constitucional.
UNIDAD IX - PODER EJECUTIVO 243

b) Prórroga de las sesiones y convocatoria a extraordinarias

El presidente está autorizado para prorrogar las sesiones ordinarias a partir del
primero de diciembre, o convocar a sesiones extraordinarias cuando el Congreso se
encuentre en receso sí un grave interés de orden o de progreso lo requiere (arts. 63 y
99, inc. 9, C.N.). En este supuesto el presidente firma un decreto de convocatoria con
el enunciado de los proyectos de leyes que lo justifican y que pretende sean tenidos
en cuenta por el Congreso durante el período extraordinario, sin que estén habilita-
das para la consideración de otros que pudieran ser presentados por los legisladores,
para lo cual están las sesiones ordinarias y de prórroga.

6.5. NOMBRAMIENTOS

Hay designaciones que el presidente realiza por acto de su propia voluntad; en


el caso, al jefe de gabinete de ministros, demás ministros y secretarios de Estado,
agentes consulares, y, en general, funcionarios y demás empleados en el ámbito ad-
ministrativo (art. 99, inc. 7, C.N.).
Designa embajadores, ministros plenipotenciarios y oficiales superiores de las
Fuerzas Annadas, con acuerdo del Senado, en tanto esto hace a las relaciones exte-
riores y defensa como poderes federales ejercitados con la participación de los repre-
sentantes de las autonomías provinciales.
Más complejo resulta el trámite para los magistrados judiciales.
En el caso de los jueces de la Corte Suprema de Justicia, el presidente requie-
re el acuerdo del Senado por el voto de los dos tercios de sus miembros presentes en
sesión pública convocada al efecto, y respecto de los demás jueces de los tribunales
federales, lo hace sobre la base de una terna presentada por el Consejo de la Magis-
tratura con acuerdo del Senado (art. 99, inc. 4, C.N.).

6.6. INDULTO Y CONMUTACION DE PENAS

Se trata de dos facultades del presidente con antecedentes que se remontan en


la Historia a Grecia y Roma, y se ejercitan durante la Edad Media como prerrogati-
vas reales. Fueron incorporadas en las siete partidas y aparecen en las constituciones
de 1819, 1826 y 1853.
Ambas instituciones suponen la existencia de una condena firme de tribunal
competente a cumplir una pena privativa de libertad.
244 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO

El indulto implica el perdón de la pena, hará cesar los efectos de la condena,


con lo que el beneficiario obtiene su libertad si se encuentra detenido. La conmuta-
ción significa una reducción de las penas, de manera tal que lo único que se altera
en la decisión judicial es en lo relativo al cumplimiento efectivo de la pena (indulto)
o la menor dimensión de la pena (conmutación), sin afectar el decisorio en lo que
atañe a la declaración judicial sobre la existencia del delito y la responsabilidad del
acusado; aspectos éstos que por tratarse de decisiones de la exclusiva competencia
judicial basadas en autoridad de cosa juzgada resultan inalterables.
Constituyen facultades de naturaleza política que pertenecen al presidente de la
nación, cuando las condenas han sido pronunciadas por tribunales federales, y a los
gobernadores de provincias, cuando han sido impuestas en jurisdicción provincial.
Están sujetas a determinadas condiciones:
1. Que exista condena impuesta por un tribunal de justicia con autoridad de
cosa juzgada, por lo que no procede para los casos en trámite, aún no juz-
gados definitivamente. En otros términos, no para los procesados.
2. Previamente debe solicitarse informe al tribunal de la causa, al solo efecto
de conocer su opinión, que no es condicionante.
3. No es constitucionalmente procedente el indulto en los casos de acusación
por la Cámara de Diputados -juicio político (art. 99, inc. 5. C.N.)- ni de
los condenados vinculados con la interrupción del orden constitucional y
sistema democrático, usurpación de funciones o grave delito doloso con-
tra el Estado que conlleve enriquecimiento ilícito (arto 36, C.N.).
4. Implican una facultad discrecional del presidente, quien ha de valorar so-
bre la oportunidad, conveniencia y extensión de la decisión. y debe actuar
éticamente y por razones de equidad.
5. No se confunden con la atribución de funciones judiciales que le están
vedadas al presidente, en tanto que como prescribe el arto 109 de la C.N.,
"...en ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judi-
ciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes ni restablecer las
fenecidas".
6. El indulto extingue la pena y sus efectos, con excepción de las indemniza-
ciones debidas a particulares (art. 68, Código Penal).
7. No se reconoce al beneficiario del indulto o la conmutación la facultad
de negarse a aceptar la decisión presidencial (C.S.J.N., causa D.a.B. del
6/4/93).
UNIDAD IX - PODER EJECUTIVO 245

6.7. PODERES MILITARES

Como señaláramos el presidente, es el que ejerce el mando de las Fuerzas Ar-


madas y sus facultades se encuentran enunciadas en los incs. 12 a 15 del arto 99, C.N.
Además de la facultad de designaci6n y promoci6n de los oficiales -que en
el caso de los grados superiores reclama el previo acuerdo del Senado-, está a su
cargo la organizaci6n y distribución de las Fuerzas Armadas según las necesidades
del país, tanto en época de paz como en situaci6n de guerra; es el responsable cons-
titucional de la declaración de guerra -o hacer la paz- con autorizaci6n del Con-
greso (arts. 99, inc. 15, y 75, inc. 25).
Consecuentemente con lo expuesto el presidente ejerce también el poder dis-
ciplinario en el ámbito militar.

6.8. FACULTADES DURANTE EL ESTADO DE SITIO

El arto 23 de la Constituci6n Nacional establece dos hipótesis para la declara-


ci6n del estado de sitio: la conmoción interior o el ataque exterior.
En el primer supuesto, es facultad del Congreso (art. 75, inc. 29) y s610 en caso ..
de receso puede declararlo el Poder Ejecutivo.
En caso de ataque exterior, el presidente lo declara con acuerdo del Senado y
por tiempo limitado.
Como se ha visto en la unidad XIV, las facultades del presidente durante el
estado de sitio se limitan a arrestar o trasladar a las personas, siempre que éstas no
prefieran salir del territorio argentino, y en cuanto a otras medidas para preservar el
orden constitucional, están siempre sujetas al control de razonabilidad por parte del
Poder Judicial.

6.9. PEDIDOS DE INFORME

De conformidad al inc. 17 del arto 99, el presidente puede pedir al jefe de ga-
binete de ministros y a los jefes de todos ramos y departamentos de la administración
los informes que considere convenientes para su gestión de gobierno.

6.10. OTRAS FACULTADES DEL PRESIDENTE

En ejercicio de la actividad administrativa, designa a empleados y funcionarios


administrativos, concede jubilaciones, pensiones, retiros y licencias, según las leyes
246 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO

que el Congreso al efecto sanciona, de conformidad a lo estatuido en el art. 14 bis,


C.N., en lo que hace a la estabilidad del empleado público y el régimen de la seguri-
dad social.
En caso de receso del Congreso, decreta la intervención federal a una provin-
cia o a la ciudad de Buenos Aires, debiendo convocarlo simultáneamente para su tra-
tamiento legislativo (arts. 6°, 75, inc. 31, Y 99, inc. 20).
Puede ausentarse del país con autorización del Congreso y sin licencia por ra-
zones justificadas de servicio público (inc. 18).
Puede cubrir las vacantes de los empleos que requieran acuerdo del Senado y
que ocurran durante el receso --designaciones en comísión-; si el Senado no pres-
ta posterior acuerdo, el nombramiento cesa al finalizar el período legislativo (inc. 19).

7. EL JEFE DE GABINETE DE MINISTROS

Se 10 ha incorporado con la reforma de 1994, y sus facultades están reguladas


en el arto 100, C.N., con lo que se ha creado un sistema presidencialista atenuado, por.
el cual ciertas facultades que poseía el presidente han sido atribuidas al nuevo fun-
cionario, pero sin alterar en su esencia el sistema original.
Al decir de GARCIA LEMA, su incorporación tuvo por objeto dar una mayor efi-
ciencia en el desenvolvimiento de la función ejecutiva, mejorar el equilibrio en las
relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, y flexibilizar el funciona-
miento del Poder Ejecutivo adaptándolo a circunstancias políticas variables eO).
El jefe de gabinete y los demás ministros del Poder Ejecutivo son designados
y removidos por el presidente -arto 99, inc. 7, C.N.-.

7, l. ATRIBUCIONES DEL JEFE DE GABINETE

A tenor del arto 100 de la C.N.:


1. ejerce la administración general del país, para lo cual expide los actos y
reglamentos necesarios para ejercer esas facultades y las que el presidente
le delegue, pero también colabora -junto con los demás ministros- con
el presidente en la conducción política de la administración, que es facul-
tad de este último según el arto 99, inc. 1, C.N.;

(lO) GARCIA LEMA, ALBERTO, La jefatura de gabinete de ministros, La Ley, 7/12195.


UNIDAD IX - PODER EJECUTIVO 247

2. efectúa los nombramientos de los empleados de la administración;


3. ejerce las funciones y atribuciones que le delegue el presidente;
4. en acuerdo con los demás ministros resuelve sobre las materias que le in-
dique el Ejecutivo o que por su propia iniciativa, en aquellos temas que por
su importancia estime necesario, en el ámbito de su competencia;
5. coordina, prepara y convoca a las reuniones de gabinete de ministros, pre-
sidiéndolas en caso de ausencia del presidente;
6. envía al Congreso los proyectos de ley de ministerios y presupuesto nacio-
nal;
7. estando a cargo de la administracion del país, ejecuta la ley de presupues-
to haciendo recaudar las rentas -fundamentalmente los impuestos, como
se viera en la unidad VIT- y decreta su inversión;
8. refrenda los decretos reglamentarios de las leyes, así como también los
decretos que dispongan la prórroga de las sesiones ordinarias del Congre-
so o convoquen a extraordinarias, y los proyectos de leyes que el presidente
envía al Congreso ejerciendo su potestad de iniciativa parlamentaria;
9. como los demás ministros, puede concurrir a las sesiones del Congreso y ..
participar de los debates, pero no puede votar las leyes porque es tarea ex-
clusiva de los legisladores. Esta participación puede resultar necesaria para
explicar la posición del Poder Ejecutivo respecto de ciertos proyectos de
leyes, para ilustración de los legisladores;
10. junto con los demás ministros, debe presentar una memoria detallada de la
gestión de cada uno de los ministerios;
11. produce los informes y explicaciones verbales o escritos que cualquiera de
las cámaras requiera al Poder Ejecutivo;
12. refrenda los decretos presidenciales que ejercen facultades delegadas bajo
control de la Comisión Bicameral Permanente, así como también, con igual
trámite, los decretos de necesidad y urgencia;
13. es obligación del jefe de gabinete concurrir alternativamente a cada una
de las cámaras del Congreso, al menos una vez por mes, a los efectos de
informar sobre la marcha del gobierno, sin perjuicio del derecho de in-
terpelación que conservan las cámaras, con lo que se pretende una rela-
ción más fluida entre ambos poderes, siendo el jefe de gabinete el nexo
entre el Poder Ejecutivo y el Congreso para todo lo atinente a la labor
legislativa.
248 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO

7,2. INTERPELACION y MOCION DE CENSURA

Cualquiera de las cámaras del Congreso por mayoría absoluta de la totalidad de


sus miembros puede resolver interpelar al jefe de gabinete, lo que implica su deber
de concurrir a la sesión que se fije al efecto, a fin de ser sometido a una moción de
censura; esto significa que el jefe de gabinete en esa oportunidad debe dar respuesta
a los planteos de la cámara sobre aspectos de su gestión, y si no conforma con sus
explicaciones, la cámara por mayoría absoluta expresará su opinión de disenso.
Puede también el Congreso, pero por igual mayoría de los miembros de cada
una de las cámaras, disponer la remoción del jefe de gabinete, lo que significa la dis-
conformidad con su gestión; eso implicará la necesidad de que el presidente designe
un nuevo funcionario para ese cargo.
Cabe concluir que con la incorporación de la figura del jefe de gabinete en la
reforma de 1994 no ha dejado de ser el presidente titular de la administración gene-
ral del país como responsable político de tal trascendente gestión -arto 99, inc. 1,
C.N.-, correspondiendo su ejercicio al jefe de gabinete. Y las razones surgen del
propio texto constitucional, que se derivan -entre otros- de la potestad del presidente
de designar y remover al jefe de gabinete, de la facultad de poder impartirle instruc-
ciones para la ejecución de las leyes del ejercicio, por parte del jefe de gabinete, de-
. funciones y atribuciones que le delegue el presidente, y de la obligación del jefe de
gabinete -al igual que los demás ministros del Poder Ejecutivo y otros funcionarios-
de presentar informes sobre aspectos relacionados con su gestión que considere con-
venientes el presidente, así como también de la potestad del titular del Poder Ejecuti-
vo de supervisar el ejercicio de la facultad del jefe de gabinete respecto de la recauda-
ción de las rentas de la Nación y de su inversión de acuerdo con la ley de presupuesto.

8. LOS MINISTROS DEL PODER EJECUTIVO

Una ley especial determinará el número y competencias de los ministros secre-


tarios del Poder Ejecutivo y quiénes tendrán a su cargo el despacho de los negocios de
la nación, según reza el arto 100, primer párrafo, de la Constitución; eso implica que han
de ser los colaboradores inmediatos y de mayor jerarquía funcional en la gestión del pre-
sidente, y corresponsables de los actos que con él firmaren en lo que se denomina el
"refrendo ministerial", sin cuyo requisito los actos del presidente carecen de eficacia.
Los ministros tienen a su cargo la gestión de sus respectivas carteras, con fa-
cultad para tomar resoluciones en lo concerniente al régimen económico administra-
tivo de sus departamentos, sin que puedan -ni aun en ausencia- adoptar compe-
tencias exclusivas del jefe de gabinete en el orden de la administración general del
presidente, pues se trata de facultades privativas y, por lo tanto, indelegables.
UNIDAD IX - PODER EJECUTIVO 249

Por ley del Congreso, se deberán establecer el número y las competencias de


cada ministerio, para responder a las distintas áreas de gobierno bajo la conducción
del presidente, pues serán los encargados de instrumentar las políticas decididas con
el presidente, sea en forma individual o en las reuniones de gabinete.
La Constitución establece que los ministros refrendan los actos del presidente,
de los cuales son corresponsables y sin cuyo requisito carecen de eficacia. Este es un
aspecto de la actividad ministerial que se completa con las dos mencionadas anterior-
mente: la de órgano superior de su ministerio, y la de órgano colegiado en cuanto
integra el gabinete.
Con respecto al refrendo ministerial y siguiendo a BIDART CAMPOS, se cumple
en tres etapas: la primera se refiere a la iniciativa del acto (decreto-resolución), que
corresponde al presidente o a un ministro; le sigue la fase constitutiva privativa del
presidente que firma, y, por último, la fase de eficacia con el refrendo (Il).

9. EL GABINETE DE MINISTROS

La reforma de 1994 ha incorporado un órgano colegiado que designa como


"gabinete de ministros" -arto 100, inc. reunido bajo la presidencia del titular del
Ejecutivo, y en su ausencia, del jefe de gabinete, que en acuerdo general en el que
participan todos sus integrantes, resuelve sobre cuestiones atinentes a los siguientes
tópicos:
a) funciones que el presidente delegue en el jefe de gabinete;
b) resoluciones del jefe de gabinete que por su importancia considere nece-
saria la opinión de sus colegas;
c) tratamiento de los proyectos de leyes de ministerios y presupuesto, previos
a la aprobación del presidente para ser elevados al Congreso;
d) dictado de los decretos de necesidad y urgencia con la firma de todos sus
integrantes refrendando la decisión presidencial;
e) su intervención necesaria para el caso de promulgación parcial de las leyes;
f) según la ley de ministerios, en la reunión de gabinete de ministros se tra-
tan cuestiones vinculadas con la determinación de objetivos políticos, de
políticas y estrategias nacionales, en la necesaria coordinación para una
eficaz labor de gobierno.

(11) BIDART CAMPOS, op. cit. en nota (2), pág. 153.


250 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO

10. RELACIONES DE LOS MINISTROS


CON EL CONGRESO

Deben presentar un infonne sobre la gestión de sus respectivas carteras al abrir-


se las sesiones ordinarias, a la vez que pueden ser interpelados por cualquiera de las
dos cámaras sobre aspectos que hacen a su gestión y el cumplimiento de las leyes de
la nación.
Asimismo --como el jefe de gabinete- pueden concurrir a las sesiones y par-
ticipar de los debates, pero carecen de la potestad de votar las leyes, atribución ex-
clusiva de los legisladores.
No pueden ser senadores ni diputados sin hacer dimisión de sus empleos de
ministros, 10 que tiende a reforzar el principio de separación de poderes.
Unidad X

Poder Judicial

por DANIEL OSVALDO AUlZ

1. Introducción. 2. Organización de lo justfcio federal ti de lo justicia


local. 3. lo Corte Supremo de Justicia de lo Noción. 4. Competencia de
lo Corte Supremo ti de los tribunales federales. 5. Control de cons-
titucionalidad. 6. El Consejo de lo Magistratura. 7. El jurado de enjuiciamien-
to ti lo remoción de magistrados federales. según lo Constitución Nocional.
8. El Ministerio Público.
l. INTRODUCCION

"Ningún pueblo de la Tierra ha gozado


de libertad mientras no ha tenido ase-
gurada su justicia. /1

JOAQUIN V. GONZALEZ

CHARLES LOUIS DE SECONDAT -MONTESQUIEU-, pensador francés del siglo


XVIII, fue quien formuló por primera vez en la historia de las ideas políticas el prin-
cipio de la división de las funciones de gobierno, o de "poderes", como él lo llama-
ba. En su conocida obra, El espíritu de las leyes, sostenía que en todo régimen polí-
tico existen tres funciones distintas:
a) la función (poder) de dictar normas generales;
b) la de dirimir los conflictos que surjan de la aplicación de tales normas o de
aplicar sanciones por infracción a las mismas; y
c) la de aplicar las normas para el cumplimiento de la actividad propia del
Estado; por ejemplo, mantener el orden interno, la educación, higiene, et-
cétera.
Cuando todas estas funciones están en cabeza de un solo órgano o persona, el
gobierno se toma despótico, autocrático; para contrarrestarlo, hay que debilitarlo, y
para debilitarlo, hay que dividirlo. Con su división se asegura el acrecentamiento de
las libertades individuales; cada órgano cumplirá UDa de las tres funciones y no to-
das a la vez.
Sobre la base de esa idea, los tres poderes, en su lenguaje, son: el Poder Le-
gislativo; el Poder Ejecutivo para las cosas del derecho civil y el Poder Ejecutivo para
las cosas del derecho de gentes. El segundo es para nosotros el "poder judicial" y el
tercero el "poder ejecutivo". El poder judicial está un poco "ligado" a uno de los otros,
254 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO

pues entiende que administrar justicia es similar a administrar cualquiera de los otros
servicios públicos del Estado, apareciendo, entonces, asociado a una función de la
misma naturaleza que la del poder ejecutivo.
Esta concepción del poder judicial tiene vigencia en Francia aun en nuestros
días, y se manifiesta, por ejemplo, en el sistema de control de constitucionalidad de
las leyes (ver unidad N) instaurado por la Constitución de 1958, que lo deposita en
un órgano de naturaleza política. De esta manera, la administración de justicia que-
da como un servicio público más, aunque independiente.
En los Estados Unidos, el rol institucional del poder judicial es mucho más
importante y amplio que en los países europeos, incluida Francia. Los norteamerica-
nos no le han asignado el papel de mero administrador de justicia, sino que le otor-
garon el mismo rango que a los otros dos poderes del Estado. La actividad, tanto del
Poder Legislativo como del Ejecutivo, se ve sometida al control de este tercer poder
-el Judicial- que se erige de esta forma en el único guardián de la Constitución.
Pero cabe aclarar que no es solamente un custodio de las libertades y los derechos
. subjetivos de los individuos, sino que se le ha asignado la delicada y excelsa misión
de ser el guardián de todo el proceso político del Estado.
Casi todos los países latinoamericanos, incluido el nuestro, han organizado su .
Poder Judicial a la manera del norteamericano, aunque en la realidad institucional,
esto es, en la Constitución "material" hay algunos matices que lo diferencian del que
rige en el país del norte.

1.1. FUNCION DEL PODER JUDICIAL

"El poder judicial es el poder para resolver "casos') y «controversias» de


conformidad con la ley y los métodos establecidos por la costumbre y los
principios del derecho." (1)
La función jurisdiccional consiste en la aplicación de la ley a los efectos de
resolver controversias, litigios o "causas", como dice la Constitución Nacional. Si bien
la función del Poder Ejecutivo también consiste en aplicar la ley, 10 hace con el fin
de administrar los servicios públicos del Estado, no para dirimir conflictos entre los
gobernados. He aquí la diferencia.
Por otra parte, no olvidemos la importantísima función asignada al Poder Ju-
dicial en cuanto al control de constitucionalidad de las leyes del Congreso y los ac-
tos del Poder Ejecutivo. "Esta función de control de constitucionalidad encabezada

(1) CoRWIN, EDWARD S., La Constitución norteamericana y su actual significado, Ed. Kraft, Bue-
nos Aires, 1942, pág. 143.
UNIDAD X - PODER JUDICIAL 255

por la Corte Suprema, pero que pertenece a todos los tribunales, tanto los federales
como los provinciales, que integran el Poder Judicial, ha constituido un papel impor-
tante en casi todas las crisis y cuestiones constitucionales del país durante los últi-
mos ciento veinte años." CHARLES EVANS HUGHES, un ex presidente de la Corte Supre-
ma de los Estados Unidos, una vez dijo: "Vivimos bajo una Constitución, pero la
Constitución es lo que los jueces dicen que es" e).

1,2. INAMOvn.IDAD DE LOS MAGISTRADOS

Una de las bases fundamentales de todo gobierno republicano es la indepen-


dencia del Poder Judicial respecto de los otros departamentos de gobierno.
La delicada misión de los hombres encargados de administrar justicia motivó
que los constituyentes procuraran hacer realidad ese principio y que no quedara como
una mera expresión de deseos de quienes soñaban con una verdadera república. Para
asegurar esa independencia se establecieron dos garantías fundamentales en el texto
de nuestra Constitución: a) la inamovilidad de los jueces; y b) la intangibilidad---o
irreductibilidad- de sus remuneraciones.

al La Inamovilidad

Esta garantía está consagr~da en el arto 110, que dispone:


"Los jueces de la Corte Suprema y de los tribunales inferiores de la Na-
ción conservarán sus empleos mientras dure su buena conducta. [ ... ]
La inamovilidad de los jueces es una de las conquistas más notables de
los pueblos libres. Es la única garantía verdadera de la independencia de
los magistrados judiciales en el desempeño de sus cargos. Los pone a
cubierto de las coacciones extrañas, ya provengan de otros poderes, ya
de las personas que, gozando de las influencias oficiales, pretenden ejer-
cer presión sobre sus conciencias. Y tanto más necesaria es esa inamo-
vilidad de los jueces si han de tener la posición institucional que se les ha
dado en los sistemas políticos norteamericano y argentino, esto es, si han
de ser como son "los guardianes de la Constitución» -palabras de la
Corte Suprema- por virtud de la facultad de refrendar y nulificar las de-
masías de los departamentos legislativo y ejecutivo del gobierno federal,
y de los Estados provinciales." (3)

(2) MILLER, JONATHAN M.; GELLI, MARIA ANGELICA y CAYUSO, SUSANA, Constitución y poder políti-
co, t. 1, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1987, pág. 2.
(3) GONZALEZ CALDERON, JUAN A., Curso de derecho constitucional, Ed. Depalma, Buenos Aires,
1984, pág. 548.
256 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO

La inamovilidad es extensiva a todos los jueces del país, de cualquier fuero e


instancia que sea, puesto que así lo dispone el arto 5° de la Constitución cuando esta-
blece que las provincias dictarán para sí sus constituciones, las que deberán estar de
acuerdo con los principios de la nacional. Siendo el de la inamovilidad de los jue-
ces uno de esos principios fundamentales en el orden nacional, es lógico que a los
jueces de las provincias también los ampare esta garantía.
Pero esa inamovilidad de ninguna manera es absoluta, sino relativa, puesto que
está condicionada al desempeño del magistrado. De ninguna manera implica impu-
nidad a los actos contrarios a las leyes. De allí que su permanencia en el cargo se hará
efectiva mientras dure su buena conducta.
La Constitución y las leyes prevén los procedimientos y mecanismos de acu-
sación y, en su caso, de sanción de quienes han incurrido en mal desempeño, como
se verá más adelante.

b) Intangibilidad de las remuneraciones

Esta es la segunda garantía que la Constitución ha establecido con el objeto de


asegurar la independencia de los jueces. El arto 110 en su segunda parte dice:
"Los jueces de la Corte Suprema y de los tribunales inferiores de la Na-
ción [... ] recibirán por sus servicios una compensación que determinará la
ley, y que no podrá ser disminuida en manera alguna, mientras permane-
ciesen en sus funciones".
Son garantías que hacen a la función y no a la persona.

2. ORGANIZACION DE LA JUSTICIA FEDERAL


Y DE LA JUSTICIA LOCAL

Coherente con la forma federal de Estado instituida, y siguiendo el modelo


norteamericano, la Constitución Nacional ha organizado el Poder Judicial de mane-
ra que coexisten en todos los puntos del país dos jurisdicciones distintas: la del Po-
der Judicial de la Nación, y la de los poderes judiciales que las provincias están obli-
gadas a organizar en sus respectivos territorios (art. 5°). La primera es la justicia fe-
deral y la segunda, la justicia provincial o local; cada una posee su propia compe-
tencia, fijada por la Constitución y las leyes que la complementan.
UNIDAD X - PODER JUDICIAL 257

2,1. JUSTICIA FEDERAL

El arto 108 de la Constitución crea el Poder Judicial de la Nación, diciendo que


éste " ... será ejercido por una Corte Suprema de Justicia, y por los demás tribunales
inferiores que el Congreso estableciere en el territorio de la Nación"; por el inc. 20
del art. 75 se especifica esta potestad del parlamento para" ... establecer tribunales
inferiores a la Corte Suprema de Justicia".
En las actas del Congreso Constituyente de 1853 figuran los argumentos porlos
cuales se otorgaban a los tribunales inferiores federales facultades distintas de las de
los tribunales provinciales. En ellas se dictamina que, con el establecimiento de aqué-
llos en las provincias, se quería evitar el perjuicio que tendrían que sufrir los intere-
sados si tuviesen que recurrir a la Capital para hacerse oír en juicio en los asuntos
de competencia exclusiva de los tribunales nacionales.
Cumpliendo con el mandato constitucional, el Congreso Nacional ha dictado una
serie de leyes a los efectos de organizar la justícia federal. La organización comple-
ta la ha hecho la ley 4.055, del 8 de enero de 1902. Su art. 10 dispone que el Poder
Judicial de la Nación es ejercido por:
a) la Corte Suprema de Justicia;
b) las cámaras federales de apelación;
c) los jueces de sección -primera instancia-, en la Capital y en cada una de
las provincias.
En la Capital Federal, debido a la denominación que la legislación le dio a tra-
vés del tiempo, se mantíene la distinción entre justicia federal y justicia ordinaria. Esta
última también es llamada "justicia nacional", pero es la justicia local del territorio
de la Capital.

3. LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION

Como vimos, la Corte Suprema de Justicia de la Nación es máximo tribunal de


justícia del país y, como tal, el último intérprete de la Constitución y las leyes; "...pue-
de decirse que es la pieza maestra en el organismo político ideado por los constitu-
yentes y que a eIla se debe primordialmente el afianzamiento de los principios y
mandatos de la Constitución, encauzando el desarrollo de los poderes y de la concien-
cia pública" e).

(4) GONZALEZ CALDERON, op. cit. en nota (3), pág. 561.


258 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO

En oportunidad de sentenciar en el caso Fisco Nacional c. Ocampo, Manuel si


nulidad, la Corte Suprema dejó sentadas las bases acerca del rol institucional del tri-
bunal, así como también el carácter y extensión jurídica de sus decisiones. Allí dijo:
"Un poder arbitrario no debe, en verdad, existir en gobierno alguno civili-
zado, sea su forma cual fuere.
[...] Un tribunal al que se fijan reglas de criterio y al que se hace respon-
sable no será nunca, no podrá ser, aunque quiera, un tribunal arbitrario.
El Poder Judicial, por su naturaleza, no puede ser jamás el poder inva-
sor, el poder peligroso, que comprometa la sustancia de las leyes y la
verdad de las garantías que tiene por misión hacer efectivas y amparar.
La Corte Suprema es el tribunal que es último resorte para todos los asun-
tos contenciosos en que se le ha dado jurisdicción, como pertenecientes
al Poder Judicial de la Nación. Sus decisiones son finales. Ningún tribu-
nal las puede revocar. Representa, en la esfera de sus atrlbuciones,la
soberanía nacional, y es tan independiente en su ejercicio como el Con-
greso en potestad de legislar y como el Poder Ejecutivo en el desempe-
ño de sus funciones. De sus fallos no hay recurso alguno, a excepción del
de revisión. interpuesto ante ella en los casos de jurisdicción originaria y
exclusiva. Esta es la doctrina de la Constitución, la doctrina de la ley, y
la que está en la naturaleza de las cosas.
[ ...] ¿Ante quién se interpondrían los recursos contra los fallos de la Su-
prema Corte? La Constitución no ha creado tribunal alguno que le sea
superior, y es por esto que el arto 94 la denomina «Suprema». No habién-
dolo creado la Constitución, no puede crearlo la ley, porque su jurisdic-
ción y sus atribuciones tienen origen en la ley suprema a que están su-
bordinados todos los actos de los poderes públicos, y la ley ordinaria no
las puede amen!Juar ni disminuir.
[oo.] Ella puede cometer errores. Sus miembros no tienen la pretensión de
hallarse investidos con el don divino de la infalibilidad. Pero cualquier tri-
bunal a que se invista con la facultad de juzgar en último resorte ha de
hallarse en la misma situación, porque no puede concebirse tribunal al-
guno que no haya de ser desempeñado por hombres.
[oo.] De manera que si para escapar al peligro del error posible hubiera de
concederse recurso de las decisiones de la Corte, para escapar a idénti-
co peligro habría que conceder recurso de las decisiones que pudieran
revocar las decisiones de la Corte, y de éstas a otro por igual razón, es-
tableciendo una serie que jamás terminaría, porque jamás podría hallar-
se un tribunal en el que no fuera posible el error. Habría que establecer,
por consiguiente, la eterna incertidumbre del derecho con la impotencia
de los poderes sociales para poner fin a los pleitos; y por temor a un pe-
ligro posible se caería en un peligro cierto, y sin duda más grave, de una
permanente anarquía. Por eso, la existencia de un tribunal que, aunque
compuesto por hombres y susceptible de error, ponga con sus sentencias
UNIDAD X - PODER JUDICIAL 259

término a los litigios, de un tribunal de cuyas decisiones no haya recurso


alguno legal ha sido la doctrina de la humanidad en todos los tiempos, en
todas las latitudes, en todos los grados de cultura y en todas las formas
de gobierno." (Fallos, C.S.J.N., 12:149.)

3,1. INTEGRACION. REQUISITOS

La Constitución de 1853, antes de la reforma de 1860, establecía que la Corte


Suprema estaba compuesta por nueve jueces y dos fiscales. La reforma derogó esta
parte del art. 91, dejando abierta la posibilidad de que fuera el Congreso el que fija-
ra en lo sucesivo el número de miembros que la integrarían.
Con la sanción de la ley 23.774 se estableció en nueve el número de jueces de
este tribunal. La doctrina no es pacífica en este punto, y se sostiene que al no esta-
blecer el constituyente un sistema de numerus clausus -número fijo- de miembros,
se corre el riesgo de que la integración sea utilizada por los órganos políticos como una
herramienta para menoscabar la independencia de este departamento de gobierno.
En cuanto a los requisitos para ser juez de la Corte, el arto 111 dispone: "Nin-
guno podrá ser miembro de la Corte Suprema de Justicia sin ser abogado de la Na-
ción con ocho años de ejercicio, y tener las calidades requeridas para ser senador".
Quienes pretendan ejercer el cargo deberán acreditar el ejercicio efectivo de la pro-
fesión de abogado, siendo insuficiente la antigüedad en la matrícula o el hecho de
haber desempeñado funciones en cualquier órgano del Estado.
En cuanto a la designación de los miembros de nuestro máximo tribunal de
justicia, la Constitución dispone que la efectúa el presidente de la Nación" ... con
acuerdo del Senado por dos tercios de sus miembros presentes, en sesión pública
convocada al efecto" (art. 99, inc. 4). Este requisito, incorporado por la reforma de
1994, "...es consecuencia del carácter que inviste ese tribunal como intérprete de la
Constitución federal y, sobre todo, de su sistema de garantías. La designación de las
personas que han de establecer la «letra viva» de la Constitución debe ser precedida
de un consenso cuyo alcance tiene una analogía con el necesario para hacer factible
la reforma constitucional; el nuevo texto reconoce que la acción cotidiana de la Cor-
te Suprema renueva el texto constitucional por adaptación (la Constitución es lo que
los jueces dicen que es)" (5).
La sesión pública hará de la designación un acto transparente en el que la so-
ciedad podrá tomar conocimiento de los aspirantes a integrar el tribunal, así como
también de los motivos en que se fundamentan su designación o rechazo.

(5) PAlXAO, ENRIQUE, La refornuz de la Constituci6n, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1994, pág. 433.

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