Senderos de Trascendencia en Tiempos de Increencia
Senderos de Trascendencia en Tiempos de Increencia
Senderos de Trascendencia en Tiempos de Increencia
increencia
VICENTE VIDE
(Bilbao)
4
Cfr. MARTÍN VELASCO, J., La experiencia cristiana de Dios. Trotta, Ma-
drid 1996, 2 ed., 25.
5
Cfr. KIERKEGAARD, S., La enfermedad mortal. Guadarrama, Madrid
1969, 47
6
Cfr. ZUBIRI, X., El hombre y Dios. Alianza, Madrid. 4 ed, 1988.
SENDEROS DE TRASCENDENCIA EN TIEMPOS DE INCREENCIA 347
7
WITTGENSTEIN, L., Tractatus logico-philosophicus. Alianza, Madrid
1987, 6.522.
8
Cfr. PIETTE, A., Les religiosités seculières. Presses Universitaires de
France, Paris 1993.
348 VICENTE VIDE
9
Cfr. RIVIERE, C. - PIETTE, A., Nouvelles idoles, nouveaux cultes.
L`Hartmann, Paris 1990, 28 ss.
10
Cfr. DURAND, G., De la mitocrítica al mitoanálisis. Figuras míticas y
aspectos de la obra. Anthropos/UAM. Barcelona 1993, 271.
350 VICENTE VIDE
ATEÍSMO Y ESPIRITUALIDAD
11
Cfr. BERGER, P., Una gloria lejana, Herder, Barcelona 1994, 169.
12
Cfr. COMTE-SPONVILLE, A., El alma del ateísmo. Introducción a una
espiritualidad sin Dios, Paidós, Barcelona 2006.
SENDEROS DE TRASCENDENCIA EN TIEMPOS DE INCREENCIA 351
En debate con Luc Ferry, otro autor francés, Marcel Gauchet, re-
conoce que en el hombre hay algo de algún modo absoluto. Lo lla-
mamos absoluto porque no tenemos otro término para designar aque-
llo que no puede derivarse de otra cosa, lo irreductible o aquello que
no puede relativizarse, y que encontramos en nuestra experiencia de
la verdad, del prójimo y de los valores que nos hacen salir de nosotros
mismos. Pero Gauchet no llama divino a este absoluto sino que lo
llama absoluto terrenal. Discrepa de las personas religiosas que lo
identifican con Dios y de las personas ateas relativistas que niegan
cualquier tipo de absoluto. El habla de un absoluto terrenal no divino
y no trascendente.
Luc Ferry critica a Gauchet por hablar de absoluto terrenal, ya que
no le parece coherente negar a Dios y afirmar un absoluto. Además a
Ferry le parece una contradicción hablar de un absoluto terrenal: si es
absoluto no puede ser terrenal sino celestial o sobrenatural, o sea di-
vino. Ferry prefiere hablar de humanización de lo divino, diviniza-
ción de lo humano y de trascendencia en la inmanencia. Gauchet, en
cambio, prefiere hablar de absoluto terrenal para referirse a algo no
relativizable, a algo que conservamos en común con nuestros antepa-
sados religiosos, solo que ahora en la ciudad secular lo reinterpreta-
mos como profano. Para Ferry cuando el ser humano se esfuerza por
probar sus propias capacidades de reflexión, de exceder a la naturale-
za o a la historia, de sacrificarse por los demás, de amar de manera
extraordinaria, entonces éste descubre la dimensión de espiritualidad
que lo caracteriza esencialmente como ser humano13.
En su libro titulado Religión para ateos14, el filósofo Alain de
Botton realiza un recorrido por las religiones mundiales buscando qué
aspectos positivos pueden extraerse de cada una de ellas. Según este
autor, el objetivo principal del libro es alertar a los ateos de ciertos
peligros que puede acarrear la ausencia de creencias. Este filósofo
13
Puede seguirse en detalle el interesante debate entre Luc Ferry y Mar-
cel Gauchet en la obra titulada: Lo religioso después de la religión. Anthro-
pos, Barcelona 2007. Dos libros clave de LUC FERRY para esta cuestión que
aquí se aborda son ¿Qué es una vida realizada? Paidós, Barcelona 2003, y El
hombre-Dios o el sentido de la vida, Tusquets, Barcelona 1997. Un libro cla-
ve para seguir la posición de MARCEL GAUCHET sobre estos temas es La reli-
gión dans la démocratie, Gallimard, Paris 1998.
14
Cfr. A. DE BOTTON, Religión para ateos, Barcelona, RBA Libros 2012.
SENDEROS DE TRASCENDENCIA EN TIEMPOS DE INCREENCIA 353
que se declara ateo reconoce, al mismo tiempo, que acabar con las
creencias religiosas entraña riesgos que deben evitarse: el individua-
lismo, el creer que el ser humano es el centro de todo o el perfeccio-
nismo tecnológico. Por ello en su propuesta de ateísmo 2.0 pretende
integrar los elementos positivos de las diversas religiones.
Según Alain de Botton las religiones realizan dos funciones cen-
trales de la humanidad, que una sociedad secularizada no es capaz de
resolver de forma concreta. En primer lugar, la necesidad de vivir
juntos en comunidades armónicas, a pesar de nuestros arraigados im-
pulsos egoístas y violentos. En segundo lugar, la necesidad de hacer
frente al dolor que surge de nuestra vulnerabilidad al fracaso profe-
sional, a las relaciones difíciles, al fallecimiento de seres queridos, así
como a nuestra propia decadencia y muerte. Su propuesta suena a
sincretismo, ya que él mismo anima a combinar a la carta las ideas de
la reencarnación budista, las confesiones del catolicismo y el peregri-
naje a la Meca del Islam; pero hay que reconocer en este autor ateo
una reivindicación de la necesidad de una espiritualidad y un recono-
cimiento de la importancia social de las religiones. Entre estos aspec-
tos positivos señala los siguientes: la doctrina y la enseñanza didácti-
ca; los calendarios y rituales; la unión de la mente y del cuerpo; los
símbolos religadores y la arquitectura religiosa, proponiendo incluso
que la arquitectura contemporánea mire más de cerca a la religiosa,
siguiendo los trabajos de artistas como Louis Khan, Tadao Ando, Pe-
ter Zumthor o Mark Rothko con su sobrecogedora capilla de Texas.
LA EMERGENCIA DE LA MÍSTICA
sistemático, sin embargo pienso que el modo místico de sentir las co-
sas nos proporciona una cierta sabiduría que no podríamos alcanzar
de ningún otro modo”15.
Esta curiosidad está avalada, además, por el creciente interés que
ha suscitado este tipo de lenguaje en la filosofía analítica contempo-
ránea. Por otra parte, es un hecho que este uso lingüístico posee cier-
tas características propias, irreductibles a otros tipos de lenguajes me-
tafísicos o religiosos. Al igual que ellos, el lenguaje de los místicos se
presenta como un lenguaje autoimplicativo y performativo, pero con
connotaciones específicas que conviene tener en cuenta. Ponerse a
buscar una definición de mística no es una tarea fácil. Tampoco lo es,
por tanto, la tarea de caracterizar el lenguaje de los místicos. En efec-
to, cuando los místicos tratan de comunicar sus experiencias no utili-
zan un lenguaje extraordinario, ajeno al lenguaje cotidiano, sino que
se sirven del mismo lenguaje ordinario, pero usado de un modo pecu-
liar. En cuanto a una posible definición de la palabra "mística" -decía
K. Jaspers- que este término posee:
“Una cantidad tal de significados que no dice casi nada y prácti-
camente el único significado claro que conserva es el de misterioso.
Este designa todo aquello que es incomprensible, enigmático, inme-
diato”16.
Jean Lhermitte, por su parte, afirmaba que:
“De ninguna palabra se abusa tanto hoy en día como de la palabra
‘mística’. Se habla de mística de la paz, de mística de la guerra, de
mística económica, de mística científica”17.
15
RUSSELL, B., Misticismo e logica. Roma 1970., Newton Compton, 17 y
25.
16
JASPERS, K., Psychologie der Weltanschauungen. Berlín 1925. Sprin-
ger. Se sigue aquí la traducción italiana: Psicologia delle visioni del mondo.
Roma 1950. Astrolabio., 510.
17
LHERMITTE, J., Mystiques et faux mystiques. Paris 1952., Bloud et Gay.,
7. Respecto a esta problemática acerca de las múltiples definiciones de “mís-
tica” pueden consultarse: ANCILLI, E.: La mistica: alla ricerca di una defini-
zione, en AA.VV.: La mistica. Fenomenologia e riflessione teologica. Roma
1984. Città Nuova, vol. I, 17-40. SFAMENI, G., Dai misteri alla mistica: se-
mantica di una parola. Ibidem., 73-113; BLONDEL, M., Le problème de la
mystique, en AA.VV.: Qu`est-ce que la mystique. Paris 1925, Librairie Bloud
et Gay, 1-6; KOLAKOWSKI, L., Le mysiticisme. Définition, en ID.: Chrétiens
sans Eglise. Paris 1969, Gallimard, 31-37; MARTÍN VELASCO, J., Espirituali-
SENDEROS DE TRASCENDENCIA EN TIEMPOS DE INCREENCIA 355
dad y mística. Madrid 1994, Fundación Santa María y del mismo autor: “Re-
ligión y mística en situación de Modernidad” en FREIJÓ, M. Y MASÍA, J (eds.),
Cristianismo e Ilustración. Homenaje al profesor José Gómez Caffarena en
su setenta cumpleaños. Madrid 1995, Publicaciones de la Universidad Ponti-
ficia de Comillas, 389-412 y El fenómeno místico. Madrid 2009, Trotta.
18
VAN BUREN, P., The Edges of Language. An Essay in the logic of a Re-
ligion. The MacmIllan Company. New York 1972. Aquí se sigue la traduc-
ción italiana: Alle frontiere del linguaggio. Roma 1977. Armando ed., 85.
356 VICENTE VIDE
ticas habituales, pero tropieza constantemente con los límites del len-
guaje. Al darse cuenta de ello, el místico intenta crearse un lenguaje
nuevo, cayendo así en escándalos lingüísticos, en transgresiones cate-
goriales y en innovaciones semánticas. Es la lucha del místico con el
lenguaje para hacer decir a las palabras lo que literalmente no dicen19.
El místico usa el lenguaje ordinario de un modo tal que más que reve-
lar, oculta y recuerda con sus excesos y rupturas semánticas que el
misterio no puede manifestarse plenamente en el lenguaje. De esta
manera, “a través del lenguaje del místico, lenguaje destinado no a
decir algo, sino a guiarnos hasta la nada de lo impensable, el silencio
de Dios se manifiesta con toda su fuerza”20. Las trasgresiones y rup-
turas semánticas operadas por los místicos se asemejan a las de los
poetas. El lenguaje poético entra también dentro de este tipo de len-
guajes y por este motivo, numerosos autores han estudiado con gran
acierto las coincidencias semánticas entre el lenguaje de los poetas y
el de los místicos21. Y por eso mismo atrae tanto a nuestros contem-
poráneos el lenguaje de los místicos.
El místico, al igual que el poeta, necesita de un lenguaje vibrante,
lleno de emoción, capaz de expresar lo inexpresable, de sugerir más
que de informar, de simbolizar más que de representar, de poner en
19
"Character Mysticorum est obscurus, involutus, elevatus, sublimis, abs-
tractus, et quadam tenus inflatus. Stylus ipsorum habet frequentes hyperbolas,
excessus, improprietates. Vocabula faciunt, si non inveniant, grandiloquia,
unde ipsis adscribitur ad obtrectatoribus granditas affectata. Et fuit qui idcir-
co Mysticos comparavit ciniflonibus Alchymistis de schola Paracelsi". Cfr.
SANDEUS, M., Pro theologia mystica clavis, elucidarium, onomasticon voca-
bulorum et loquutionum obscurarum, quibus doctores mystici, tum veteres,
tum recentiores utuntur ad proprium suae disciplinae sensum paucis mani-
festum. Coloniae Agrippinae MDCXL. Editions de la Bibliothèque. Louvain
1963., 3.
20
DE CERTEAU, M., La fable mystique. Paris 1982. Gallimard, 204-205.
21
Entre los principales estudios de este tema cabe destacar a: UNDER-
HILLE, E., Mysticism. A Study in the Nature and Development of Man´s Spiri-
tual Consciousness. Londres 1911, Methuen; BREMOND, H., Prière et poésie.
Paris 1926, Grasset; MARITAIN, J., Frontières de la poèsie, en: Le Roseau
d`Or. Oeuvres et Croniques, 14, troisième numéro de Croniques. Paris 1927,
Plon., 1-55; BEGUIN, A., Poésie de la présence. Paris 1957, Ed du Seuil.;
MILLNER, M., Ascétisme poétique et ascetisme mystique: Mallarmé et S. Jean
de la Croix, en Actualité de Jean de la Croix. Bruges 1970, 219-233; MOR-
RIS, C., Mysticisme and Its Language, en IDEM: Writings on the General The-
ory of Signs. La Haya- Paris 1971, 456-463.
SENDEROS DE TRASCENDENCIA EN TIEMPOS DE INCREENCIA 357
22
FERRE, F., Language, Logic and God. op. cit. Un análisis semántico
más pormenorizado del lenguaje paradójico en general se halla en las obras
siguientes: HEPBURN, R.W., Christianity and Paradox. op. cit, 16-23; WI-
LLIAMS, B., Il paradosso di Tertulliano, en AA.VV, Nouvi Saggi di teologia fi-
losofica bajo la dirección de FLEW, A y MCINTYRE, Bologna 1971. Dehonia-
ne, 225-248; BROOKS, C., Il linguaggio del paradosso, en IDEM.: La struttu-
ra de la poesia. Bologna 1973. Il Mulino.
23
MONIER, H., Oxymoron, en IDEM.: Dictionnaire de poétique et de rhé-
torique. Paris 1961. Presses Universitaires de France., 287.
358 VICENTE VIDE
24
S. AGUSTÍN., Sermo 117, 5-7. PL 38, 663-665.
SENDEROS DE TRASCENDENCIA EN TIEMPOS DE INCREENCIA 359
29
Una crítica a Wilson, quizás demasiado radical, es la de K.Nielsen.
Cfr.: NIELSEN, K., “Christian Positivism and the Appeal to Religious Experi-
ence”. The Journal of Religion, XLII (1962 ) 248 -261.
30
Tennant afirma que las expresiones verbales de los místicos no pueden
pretender colocarse en el ámbito cognitivo de la verdad. El místico describe
sus experiencias como inefables e incomunicables y, por tanto, según este au-
tor, el lenguaje de los místicos cae en una contradicción in terminis, al man-
tener el conocimiento de una verdad inefable. Cfr. TENNANT, F.R., Philoso-
phical Theology. Cambridge 1968, Cambridge University Press. 2 ed, 314-
315. Son de este mismo parecer Blackstone y MacIntyre. Por su parte, J.
Hospers opina que no puede atribuirse a Dios ninguna característica, ya que
éste no cae bajo ningún concepto. La tesis coherente, según este autor, sería
la de no decir nada acerca de Dios. Una vía posible de solución sería la de la
analogía entre aquello que el místico dice y Aquél de quien lo dice. Sin em-
bargo, concluye Hospers, adoptando esta vía, el místico cae en contradicción,
ya que con ello se caracterizaría de algún modo a Dios. Cfr. HOSPERS, J., An
Introduction to Philosophical Analysis. Routledge and Kegan Paul. London
1956, 374.
362 VICENTE VIDE
CONCLUSIÓN