6 Formas Prácticas para Fortalecer A La Familia

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6 Formas Prácticas para Fortalecer a la Familia

I. INTRODUCCION

De todos los dones que Dios nos ha dado, dos de los más preciosos provienen del
Jardín del Edén: el Sábado y la familia. Estos dones especiales se centran en las
relaciones con Dios y con las personas más cercanas a nosotros. Es interesante que
Satanás concentre algunos de sus ataques más viciosos en estos dos dones especiales.
Lo que Dios ha significado para nuestra mayor felicidad, Satanás intenta convertirlo en
desdicha.

Cuando Dios creó a Adán y Eva, no solo creó a dos individuos para que coexistieran
uno al lado del otro. Creó una hermosa combinación de los dos en una unidad
especial: ¡la primera familia del mundo! Podemos vislumbrar esta creación en Génesis
2:23 cuando Adán exclamó: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi
carne; ésta será llamada Varona,[a] porque del varón[b] fue tomada.” Y continúa
en el versículo 24, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá
a su mujer, y serán una sola carne.” 

¡Qué imagen tan hermosa y amorosa! Cómo anhelaba Dios esta cercanía, este amor,
que existiera en cada familia desde el principio. Pero como nos damos cuenta,
dolorosamente el pecado asomó su repugnante faceta, trayendo miseria y dolor. Pero
no todo está perdido. Nuestro Creador es el Todopoderoso Ayudador, Restaurador y
Guardián de todas las cosas encomendadas a Él. Dios todavía puede ayudar a las
familias de hoy a experimentar la calidez, el amor y la cercanía que Él pretendía. La
inspiración promete que:

 Sólo la presencia de Cristo puede hacer felices a hombres y mujeres.


Cristo puede transformar todas las aguas comunes de la vida en vino
celestial. El hogar viene a ser entonces un Edén de bienaventuranza; la
familia, un hermoso símbolo de la familia celestial.

II. ¿Cuáles son algunas cosas prácticas que podemos hacer para fortalecer a las
familias? 

1. Dedica tiempo todos los días al culto familiar

Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a


tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino,
cuando te acuestes y cuando te levantes. Deuteronomio 6:6-7

Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está
con los hijos de sus hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus preceptos
para ponerlos por obra. Salmo 103:17-18

 Celebren un momento familiar cada día, que sea breve y edificante, lean mucho
historias bíblicas “Mis Amigos de la Biblia”, “Las Bellas Historias de la Biblia”
 Que la familia inicie por la mañana con una oración y por la noche concluya
también con oración.
 Hijos son adultos nos enfocamos en lecturas de la Biblia, libros devocionales
anuales, intercambiando una cita impresionante del Espíritu de Profecía y
siempre haciendo de la oración juntos un punto de enfoque por la mañana y por
la noche.
 Todos los días debe ser un “Conságrate a Dios todas las mañanas; haz
de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: “Tómame ¡oh Señor! como
enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Usame hoy en tu
servicio. Mora conmigo, y sea toda mi obra hecha en ti…” (CC 70.1)

2. Habla con tus hijos y ora por ellos.

Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del
Señor. Efesios 6:4
 Padres, es vital que hablen con sus hijos. Pregúnteles sobre la escuela, su vida
social, su desarrollo espiritual.

 Habla con ellos. Incluso a medida que crecen, puedes llamarlos o enviarles un
mensaje de texto, o escribirles una carta. Llévales palabras de aliento. Diles que
estás orando por ellos. Ora con ellos por teléfono o en persona. La oración
ayuda a tus hijos a saber que tú confías en Dios y, al modelar la oración,
les dices que ellos también necesitan confiar en Dios.

3. Afirma y valora a tus hijos.

 Muestra a tus hijos que los aprecias y que son personas únicas. Dales dirección
y aliento hacia algo de valor eterno, tanto personalmente como para el trabajo
de su vida.

 Un factor importante para afirmar y valorar a nuestros hijos es decirles que


creemos en ellos. Hoy en día, muchas personas carecen de autoestima, así que
diles a tus hijos que crees en ellos y que estás feliz de ellos. Aprovecha cada
oportunidad para encontrar una razón para afirmarlos. Es muy importante
alentarlos y reafirmarlos durante toda la vida.

 Guíalos al Señor como la fuente de todas las cosas buenas y anímalos en esta
dirección.

4. Planifiquen juntos momentos especiales.


 Planifica con anticipación las actividades familiares especiales, ya sea un día de
campo, una noche familiar en casa o llevar a tu cónyuge a cenar. Si no tienes la
intención de crear actividades, pasarás por la vida sin mucha interacción con la
familia. 
 Planifiquen juntos las vacaciones familiares, permitiendo que todos ayuden a
planificar un momento feliz, en lugar de eventos llenos de estrés sin tiempo para
disfrutar el uno del otro.
 Planifiquen juntos algunas actividades de alcance espiritual, como repartir
literatura o cantar en hogares de ancianos u hospitales. Hacer algo juntos por
los demás es una gran vacuna contra las tentaciones del diablo..
5. Sé el cambio que deseas ver.

Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. Proverbios


22:6

 Las familias fueron instituidas por Dios mismo y deben ser una protección contra
las incursiones del cinismo, el escepticismo y el desánimo. Las familias estaban
destinadas a animar, no a desanimar.

 Piensa en una reunión familiar reciente. ¿Te molestan ciertos miembros de la


familia? ¿Te disgustaron algunos comentarios? Date cuenta de que en la familia
hay un gran amor, pero lamentablemente puede haber algunos detalles.
Aprende a perdonar, abrazar y animar a tu familia, incluso si te desaniman.
Acércate a ellos en el espíritu del Sermón del Monte, de Cristo (Mateo 5). 

 Comunícate intencionalmente con los miembros de tu familia, ya sea que estén


cerca o lejos.

6. Sé el guadián de tu hermano. 1 Juan 4:20 Gálatas 6:2

Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no
ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto.
 Las familias están bajo un ataque enorme, y esto a menudo resulta en hogares
fracturados con padres solteros. Para aquellos que se encuentran en esta
situación, anímense en el Señor. Él promete: “Y te desposaré conmigo para
siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y
misericordia.”(Oseas 2:19).
 La pregunta que hizo Caín: «¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?» es
respondida por Cristo al mostrar interés en todos. Esto también se extiende a la
familia de la iglesia. Somos parte de una familia global de más de 20 millones de
hermanos y hermanas, cada uno con la responsabilidad de ayudar a nutrir a
esta maravillosa familia mundial.
 Compartir una palabra especial de aliento para los padres cuyos hijos han
dejado al Señor: Nunca pierdas la esperanza. Nunca dejes de orar por tus hijos.
Reconsidera tu enfoque hacia ellos, asegurándote de no parecer condenatorio.

Representa la misericordia de nuestro Padre Celestial, quien, mediante el Espíritu


Santo, siempre nos corteja hacia Él. Reconoce que a través de pequeños esfuerzos y
una demostración continua a largo plazo de tu interés y amor por tus hijos, habrá, por la
gracia de Dios, algunos cambios en sus actitudes. Aprovecha cada oportunidad para
hacer un comentario positivo. Aprovecha cada oportunidad para demostrarles que te
preocupas.
Si actualmente enfrentan desafíos dentro de la familia, no dejen de hablar unos
con otros. Pero háganlo en voz baja. Con demasiada frecuencia solo
escuchamos lo que queremos decir y no escuchamos lo que dice la otra
persona.

Sigan el consejo bíblico de Gálatas 6:2 de «llevar las cargas los unos de los
otros». 

“Todo hogar debiera ser un lugar donde reine el amor, donde moren los ángeles
de Dios, y donde ejerzan una influencia suavizadora y subyugadora sobre los
corazones de los padres y de los hijos.” {HC 14.5}.

III. CONCLUSION Y LLAMADO

Mantengamos nuestros ojos puestos en las realidades eternas. Cuando


lleguemos al cielo, Dios no nos preguntará cuánto trabajo hicimos en la iglesia o
cuántos folletos repartimos; por muy buenas que sean esas cosas, ese no será
el enfoque principal. En su lugar, preguntará: “¿Qué hiciste con tu familia?
¿Dónde está tu pequeño rebaño?”

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