Economía Positiva y Economía Normativa

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Economía Positiva y Economía

Normativa
Fuente: Libro/Mochón, Beker/ Economía Principios y Aplicaciones/ pág. 3-4)

Los economistas no solo se dedican a comentar los hechos que observan sino que, en
ocasiones, formulan propuestas y afirmaciones sobre cómo deberían ser las cosas. Por
ello, cabe distinguir entre afirmaciones positivas y afirmaciones normativas.

Las afirmaciones positivas son explicaciones objetivas del funcionamiento de los


fenómenos económicos; tratan sobre “lo que es o podría ser”.

Las afirmaciones normativas ofrecen prescripciones para la acción basadas en


juicios de valor personales y subjetivos; tratan de “lo que debería ser”.

La Economia positiva se dedica a establecer proposiciones del tipo “si se dan tales
circunstancias, entonces tendrán lugar tales acontecimientos”.

Desde un punto de vista positivo, las posiciones de los economistas deberían ser
esencialmente las mismas para una amplia gama de cuestiones sobre las cuales existe
prácticamente unanimidad entre ellos.
De lo anterior no debe inferirse que en Economia no existen discrepancias, ya que hay
temas que no están completamente resueltos y, por lo tanto, el debate continúa
abierto. En este sentido, puede afirmarse que las discrepancias más frecuentes entre
los economistas surgen al formular afirmaciones normativas.

Las proposiciones acerca de lo que debería ser responden a criterios éticos, ideológicos
o políticos sobre lo que se considera deseable o indeseable. Desde un punto de vista
normativo, el economista formula prescripciones sobre el sistema económico
basándose en sus propios juicios, y no exclusivamente en razonamientos científicos.
Así, al estudiar, por ejemplo, el peso relativo del sector público, trata de responder a la
cuestión de si este debería aumentar o reducir su importancia dentro del contexto
global de la actividad económica. Por el contrario, un enfoque positivo se limitaría a
indicar la importancia relativa del sector público, sin entrar en valoraciones.

En la vida real, sin embargo, los componentes positivo y normativo de la ciencia


económica –esto es, la Economia positiva y la Economia normativa- se mezclan de
modo tal que resulta muy difícil separarlos.
La mayoría de los economistas tienen puntos de vista personales sobre como debería
funcionar la sociedad, y es muy difícil que los ignoren cuando recomiendan una política
económica determinada.

La Economia positiva se ocupa de ofrecer explicaciones objetivas sobre el


funcionamiento de la economía.
La Economia normativa se refiere a los preceptos éticos y normas de justicia.

No debe olvidarse que cualquier análisis implica una evaluación de los hechos, y
muchas veces estos son susceptibles de más de una interpretación. Obviamente, en el
momento de establecer interpretaciones es muy difícil evitar que nuestras propias
valoraciones influyan en la percepción que tenemos acerca de cómo funciona
realmente un sistema económico.

En cualquier caso, los economistas no solo se limitan a formular afirmaciones sobre lo


que debería ser, sino que utilizan su conocimiento de la realidad y el soporte de la
teoría económica para tratar de incidir sobre la economía y transformarla en el sentido
que consideran conveniente. Si no existiera la posibilidad de influir sobre la actividad
económica a través de políticas económicas, con el objeto de cambiar ciertos sucesos
que se consideran desfavorables, la Economia sería una disciplina meramente
descriptiva e histórica.

Para ello, se puede acudir a dos tipos de políticas: las microeconómicas, que inciden en
el funcionamiento de mercados específicos (como, por ejemplo, las políticas que
regulan la fijación de los precios de la energía), y las macroeconómicas, que se ocupan
de temas tales como el control de la inflación o el estímulo para la creación de empleo
a nivel global.

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