Día 15
Día 15
Día 15
DÍA 15
Perdónate a ti mismo y a quienes
te han herido
La lección de hoy es sobre el perdón: perdonarte a ti mismo y a las
personas que te han herido, para que tu corazón se abra a una nueva
dimensión de amarte a ti mismo.
Durante las dos últimas semanas has estado trabajando para liberarte de muchas de las viejas
creencias que te bloquean. Sé que no ha sido tarea fácil, así que concédete un tiempo para
celebrar tus progresos. ¿Cómo te sientes hoy al mirarte al espejo y sentirte más ligero? Inspira
profundo.
Ahora, suelta el aire y di: «¡Ah! ¡Estoy dejando atrás mi pasado y me siento de maravilla!» El
perdón es un tema difícil para todos. Vamos construyendo los ladrillos que no nos dejan
movernos durante muchos años. Dame la mano y hagamos juntos el trabajo de aprender a
perdonarnos y a perdonar a quienes nos han hecho daño. Tú puedes hacerlo.
El perdón nos abre el corazón a la autoestima. Si te cuesta quererte, puedes quedarte
bloqueado en el rencor. Muchos arrastramos rencillas durante años. Nos sentimos ofendidos
por lo que alguien nos dijo o hizo. Yo lo llamo estar encarcelado en la prisión del resentimiento
justificado. Tenemos razón, pero nunca somos felices.
Puede que no estés de acuerdo y pienses: «Pero no sabes lo que me hizo esa persona. Es
imperdonable». Ser incapaz de perdonar es uno de los peores obstáculos que puedes tener. La
amargura es como tragarse una cucharadita de veneno todos los días. Se va acumulando y te
va deteriorando. Es imposible estar sano y libre si sigues atado al pasado.
Una de las lecciones espirituales más grandes que puedes aprender es comprender que todo
el mundo hace lo que puede en cada momento. Las personas sólo pueden actuar con el
entendimiento, nivel de conciencia y conocimiento que tienen en ese momento. Aquellas que
maltratan a otras, siempre han sido maltratadas de pequeñas. A más violencia, más sufrimiento
interno y más probable es que pierdan el control. Esto no quiere decir que su conducta sea
aceptable o justificable. No obstante, para tu propio crecimiento espiritual es necesario que
seas consciente de tu sufrimiento.
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El incidente al que te estás aferrando ya pasó, tal vez hace mucho tiempo. Déjalo ir. Permítete
ser libre. Sal de esta prisión personal que te has construido y deja que te dé la luz de la vida. Si
la situación continúa, pregúntate por qué piensas tan poco en ti mismo como para seguir
soportando eso. ¿Por qué permaneces en esa situación?
Puedes elegir entre seguir bloqueado y amargado o hacerte un favor a ti mismo perdonando el
pasado y dejándolo atrás, para seguir avanzando y crear una vida llena de alegría y sentido. En
tu mano tienes la posibilidad de hacer con ella lo que desees, porque tienes libre albedrío.
El propósito de la lección de hoy es ayudarte a subir tu autoestima hasta tal grado que sólo
permitas experiencias amables en tu vida. Por favor, no malgastes tu tiempo intentando
vengarte. No funcionará. Lo que das es lo que recibes. Suelta tu pasado y trabaja en amarte a
ti mismo ahora. Entonces, tendrás un futuro maravilloso.
Una de las lecciones más valiosas que he aprendido es que cuando haces tu trabajo del
perdón no es necesario hablar con las personas que te han ofendido para decirles que las
perdonas. A veces querrás hacerlo, pero no es necesario. El principal trabajo del perdón has de
hacerlo en tu corazón y delante de tu espejo.
Recuerda: el perdón rara vez es para los demás. Es para ti.
Hay muchas personas que me han dicho que realmente han perdonado a alguien y al cabo de
un mes o dos han recibido una llamada telefónica o un correo electrónico de esa persona,
pidiéndoles que la perdonara. Esto parece que suele pasar cuando los ejercicios del perdón se
hacen delante del espejo. Cuando hagas tu trabajo del espejo en la lección de hoy, atrévete a
experimentar tus sentimientos en toda su profundidad.
Afirma: Cuando me perdono a mí mismo, me resulta más fácil perdonar a los demás.
3. Respira y dile a la persona: «Te perdono. Te dejo libre». Vuelve a respirar y di: «Eres
libre. Soy libre».
4. Observa cómo te sientes. Puede que notes resistencia o alivio. Si sientes lo primero,
respira y afirma: Estoy dispuesto a abandonar toda resistencia.
5. Mientras sigues haciendo el ejercicio, hoy u otro día, amplía tu lista de personas que
quieres perdonar. Recuerda: el perdón no es un acontecimiento; es un progreso. Puede
que te cueste más perdonar a una persona que a otra, pero cada vez irás
profundizando un poco más en el perdón. A lo mejor un día puedes perdonar a varias
personas. Quizás otro día sólo puedas perdonar a una. Eso es irrelevante. Sea cual
fuere la forma en que practiques este ejercicio, será la mejor para ti. El universo y el
perdón saben que lo estás intentando. A veces perdonar es como pelar las capas de
una cebolla. Si hay demasiadas capas, deja a un lado la cebolla durante uno o dos días.
Siempre puedes volver y pelar otra capa. Reconócete el mérito de estar dispuesto a
hacer este ejercicio. Estás en pleno proceso de sanación.