Duelo y Melancolía FREUD

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Ana Paula Alfonso

DUELO Y MELANCOLIA – FREUD

Freud en Duelo y Melancolía (1917) explica cómo se inscribe la pérdida de objeto, y utiliza el concepto de la
identificación para poder pensar estos dos estados.

Freud define a el:


DUELO: como una una reacción frente a la pérdida (real o afectiva) de un objeto amado, que puede ser real

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(como una persona) o abstracto (como la libertad, la patria, el ideal). Es un afecto normal (no es un estado
patológico) por lo cual no es necesario ir a análisis, ni al médico. Se supera con el tiempo.

Características:
- La persona pierde el interés por el mundo exterior.
- Pérdida de la capacidad de escoger a un nuevo objeto de amor.
- Desinterés por cualquier trabajo productivo que no tenga relación con la memoria del muerto.
-
-

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Entrega incondicional al duelo. 0 preocupación por otros propósitos, intereses.
El mundo se ha vuelto pobre y vacío.

Trabajo del duelo: Es un proceso ICC, que consiste en el desasimiento de los lazos libidinales con el objeto
DD
que se perdió. El objeto amado ya no existe más, por lo cual la persona debe quitar toda la libido de sus
enlaces con ese objeto.
La persona no abandona rápidamente su posición libidinal, ni aun cuando un sustituto se asoma. Esto
puede alcanzar tal intensidad que puede producir un extrañamiento de la realidad y una retención del
objeto por vía de una psicosis alucinatoria.
Este proceso no es rápido, ni fácil. Sino que lleva tiempo, se ejecuta pieza por pieza de manera lenta y
LA

dolorosa, con un gran gasto de tiempo y de energía de investidura, y entretanto la existencia del objeto
perdido continúa en lo psíquico.
Desde clase: Es un proceso identificatorio (parcial), ya que en el trabajo del duelo se traducen
identificaciones (con el objeto). Se incorpora algo del objeto de forma icc. También es una pérdida narcisista
ya que se pierde el lugar que ocupaba uno mismo en el otro.
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Una vez cumplido el trabajo del duelo, el yo vuelve a ser libre y desinhibido de los lazos libidinales. Es libre
para cargar otro objeto.

Existen DOS FORMAS para tramitar el duelo:




1- OBSESIVA: cuando la persona se reprocha a sí misma (o a otros) por la muerte, pérdida del objeto. El
modo de transitar el duelo es culpándose a uno mismo y/o a los otros.. Ej: “si hubiese llamado a la
ambulancia antes”. “la mataron los médicos”.
2- HISTÉRICA: El modo de transitar el duelo es estableciendo una equivalencia o similitud. Ej: “si mi
mamá murió de cáncer, yo seguramente voy a morir así”. La persona “se paga con lo mismo”.

Nota: en el duelo todo es ICC. Menos la pérdida que es cc: se sabe que se perdió al objeto. “No hay
nada icc en lo que atañe a la perdida”.

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MELANCOLÍA:
Es una desazón profundamente dolorosa. No es un afecto o un proceso; es una estructura.
La melancolía se halla fuera del campo de la neurosis: por eso es patológica. Se da un distanciamiento
máximo entre el Ideal del yo y el Yo, por lo que éste último se ve empobrecido.

Características: (las mismas que el duelo, excepto por dos).


- La persona pierde el interés por el mundo exterior.

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- Pérdida de la capacidad de amar.
- Desinterés por cualquier trabajo productivo.
- Rebaja en el sentimiento de sí, que se exterioriza en autorreproches, autodenigraciones. Lo cual se
extrema hasta una delirante expectativa de castigo.
- El yo se empobrece y se vacía.

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La melancolía se caracteriza por el delirio de Insignificancia, constantes autoreproches y autodenigraciones
al yo, una rebaja del sentimiento de sí. (QUE EN REALIDAD SON HETEROREPROCHES). El melancólico
describe a su yo como indigno, se hace reproches, se denigra, castiga.
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Consecuencias de la melancolía:
Sufren de insomnio, repulsa del alimentos, hay un desfallecimiento de la pulsión que aferra a los seres vivos
a la vida, una desmezcla pulsional. (narcisismo primario).

En la melancolía se puede hablar de una pérdida inconsciente. El melancólico no sabe qué se perdió,
O aun cuando es notoria la pérdida, el enfermo sabe a quién perdió, pero no lo que perdió en él.
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Pérdida narcisista grave (p.ej.: perder el lugar del hijo con la muerte del padre). Esto es diferente en
el duelo en el cual no hay nada inconsciente en cuanto a la pérdida.
El objeto perdido es el yo mismo, por una regresión libidinal al estadio del narcisismo primario, en el
que el yo y el objeto de amor son uno solo.
FI

El estudio de la melancolía permitió a Freud analizar la constitución íntima del yo.

Se produce en la melancolía una bipartición en el yo:




Una parte del yo que se contrapone a la otra.


Una parte del YO queda identificada con el objeto perdido de una manera total (“La sombra del objeto cae
sobre el Yo”) Es una identificación narcisista;
Otra parte del YO: la cc moral o instancia crítica, la cual critica a la otra parte del yo.
Esta parte también tiene autonomía en otras situaciones, Freud establece que hay fundamentos para
separar permanentemente esta parte, del yo.

Heteroreproche: Si se escucha detenidamente al melancólico, las más fuertes críticas a sí mismo se adecuan
muy poco a su persona. Muchas veces, con leves modificaciones, se ajustan a la persona que el melancólico
ama. Se disciernen autorreproches como reproches contra un objeto de amor, que desde éste han rebotado
sobre el yo propio.

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RECONSTUCCION DEL PROCESO

Hubo una elección de objeto; el cual se perdió y hubo un sacudimiento del vínculo con el objeto. No sucedió
el resultado normal, el trabajo del duelo.
La investidura del objeto fue poco resistente, fue cancelada, pero la libido libre no se desplazó a otro objeto,
sino que se retiró al yo. Allí sirvió para establecer una identificación total del yo con el objeto resignado. La
sombra del objeto cayó sobre el yo. Entonces el yo pudo ser juzgado por una instancia particular como un
objeto, el abandonado.
“En el duelo, el mundo se ha hecho pobre y vacío; en la melancolía, eso le ocurre al yo mismo”.

OM
En la melancolía la Conciencia moral (ideal del yo) critica a una parte del yo que fue modificado por una
identificación total narcisista con el objeto perdido.

La pérdida del objeto desembocó en una pérdida del yo, hay un conflicto entre el yo y el objeto amado,
bipartición del yo crítico y el yo alterado por la identificación.

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Finalmente, la melancolía hace el mismo trabajo que el duelo. Pero mientras el duelo debe permitirle al
sujeto renunciar al objeto perdido, para poder así reencontrar su propia investidura narcisista y su
capacidad de desear nuevamente, la melancolía, al llevar al sujeto a renunciar a su yo, lo lleva a una posición
de renunciamiento general, de abandono, de dimisión deseante, que da cuenta del fin de la melancolía: el
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pasaje al acto suicida, generalmente radical.

La identificación narcisista con el objeto es sustituta de la investidura de amor, (en mis palabras: la libido
que teníamos en el objeto que se perdió se vuelve una identificación narcisista con el objeto) lo cual trae
como resultado que el vínculo de amor no deba resignarse a pesar del conflicto con la persona amada.
El hombre no abandona de buen grado una posición libidinal. Corresponde a una regresión desde un tipo de
LA

elección de objeto al narcisismo originario.


Así, la investidura de amor del melancólico en relación con su objeto, ha experimentado un destino doble:
en una parte, ha regresado a la identificación, pero en otra parte, bajo la influencia del conflicto de
ambivalencia, fue trasladada hacia atrás, hacia la etapa del sadismo más próxima a ese conflicto.
Si el amor por el objeto no puede resignarse, se refugia en la identificación narcisista: el odio se ensaña con
FI

ese objeto sustitutivo, insultándolo, denigrándolo, haciéndolo sufrir, ganando en este sufrimiento una
satisfacción sádica. Se vuelve hacia la persona propia. La hostilidad recae sobre sí mismo.

Freud dice que algunas melancolías se curan, otras vuelven y otras (casos mas raros) se convierten en


MANÍA.

La manía, es un triunfo por parte del yo. Sólo que queda oculto para el yo eso que él ha vencido y sobre lo
cual triunfa.

La manía, no tiene un contenido diverso de la melancolía. Ambas afecciones pugnan con el mismo complejo,
el YO probablemente sucumbe en la melancolía. Mientras que en la manía, lo ha dominado o lo ha hecho a
un lado.
En la manía el yo tiene que haber dominado el sufrimiento de la pérdida de objeto quedando emancipado de
él y emprende con hambre voraz nuevas cargas de objeto.

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Desde clase:
En la melancolía hay una distancia extrema entre YO e IDEAL DEL YO; En la manía, no hay distancia ente YO
e IDEAL del YO, el yo esta incluido dentro del ideal del yo, y queda excento de toda critica.
Las tres premisas de la melancolía son en suma:
La pérdida de objeto
Ambivalencia (motor del conflicto)
Regresión de la libido al yo

ANEXO: (epec).
Punto de vista tópico. La representación cosa inconsciente del objeto es abandonada por la libido, pero en
realidad esta representación se apoya en representaciones singulares (sus huellas inconscientes), y la

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ejecución de ese quite de libido no puede ser un proceso instantáneo sino como en el caso del duelo un
proceso lento, que avanza poco a poco.

Con el desarrollo de la obra freudiana, dentro de la última teoría de las pulsiones (oposición entre pulsiones
de vida y pulsiones de muerte) se pondrá en evidencia la unión de la libido y la agresividad. En la fase de
organización oral de la libido, el dominio amoroso sobre el objeto coincide con el aniquilamiento de este.

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ANEXO DESDE INTERNET SOBRE MANIA:
En la fase maníaca, el sujeto goza Y siente alegría, euforia, júbilo y una sensación de triunfo que rebalsa su
psiquismo y ocupa todo su pensar. Este estilo expresivo constituye el paradigma normal de la manía.
DD
La manía es un triunfo pero queda en ella oculto, como sucede en la melancolía, eso que el Yo ha vencido y
sobre lo cual triunfa.

Freud aborda el mecanismo de la manía desde dos orientaciones. La primera, la impresión psicoanalítica,
según la cual en la manía el Yo celebra la emancipación del objeto causa de su dolor moral, como si el Yo del
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sujeto venciera al objeto en la pugna por la conservación de su narcisismo.


El resultado de este triunfo puede ser explicado desde la segunda orientación propuesta por Freud, esta es:
la orientación económica.

En el pasaje de la melancolía a la manía, se libera un quantum libidinal que durante el período de la


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enfermedad estuvo asignado a la investidura de dolor. Al liberarse la libido, ésta queda a disposición del
sujeto para la búsqueda de nuevas investiduras de objeto.
En términos económicos, se cancela un gasto psíquico importante mantenido por largo tiempo quedando
éste disponible para múltiples descargas. Así, el júbilo maníaco es el efecto de tal cancelación y de la
conversión de la energía liberada en afecto.


La pregunta obligada que surge en Freud a partir de estas orientaciones es por qué al final del duelo no
debería darse un estado de excitación maníaca? Y la respuesta, poco esclarecedora, es proporcionada por
Freud en términos económicos y tópicos.El factor tiempo tiene una función en el proceso del duelo que es
necesario comprender. El desasimiento de la libido de las investiduras de objeto es de una ejecución lenta,
como indica Freud “una ejecución pieza por pieza”, en cada escena se va produciendo una verificación de
que el objeto no está más.
En términos tópicos, la representación-cosa (inconsciente) es abandonada por la libido. Tal representación
contiene múltiples huellas mnémicas y también de ellas la libido debe retirarse. Todo este proceso no es
inmediato, insume un tiempo determinado, tras el cual el Yo se deja llevar por la satisfacción narcisista y el
gasto psíquico se ha disipado.

Así Freud conjetura acerca de la diferencia entre el final del duelo y el estallido maníaco sólo en función del
tiempo que insume el desasimiento de la investidura libidinal y sus efectos económicos.

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