Federico García Lorca - Bodas de Sangre
Federico García Lorca - Bodas de Sangre
Federico García Lorca - Bodas de Sangre
BODAS DE SANGRE
TRAGEDIA EN TRES ACTOS
Y SIETE CUADROS
(1933)
PERSONAJES.
LA MADRE..
LA NOVIA.
LA SUEGRA.
LA MUJER DE LEONARDO.
LA CRIADA.
LA VECINA.
MUCHACHAS.
LEONARDO.
EL NOVIO.
EL PADRE DE LA NOVIA.
LA LUNA.
LA MUERTE (como mendigo).
LEÑADORES.
MOZOS.
ACTO PRIMERO
CUADRO PRIMERO
Habitación pintada de amarillo.
NOVIO.-(Entrando.) Madre.
MADRE.-¿Qué?
NOVIO.-Me voy.
MADRE.-¿Adónde?
NOVIO.-A la viña. (Va a salir.)
MADRE.-Espera.
NOVIO.-¿Quiere algo?
MADRE.-Hijo, el almuerzo.
NOVIO.-Déjelo. Comeré uvas. Deme la navaja.
MADRE.-¿Para qué?
NOVIO.-(Riendo.) Para cortarlas.
MADRE.-(Entre dientes y buscándola.) La navaja, la navaja. .. Malditas sean todas y el bribón que las
inventó.
NOVIO.-Vamos a otro asunto.
MADRE.-Y las escopetas y las pistolas y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de
la era.
NOVIO.-Bueno.
MADRE.-Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca,
que sale a las viñas o va a sus olivos propios, porque son de él, heredados...
NOVIO.-(Bajando la cabeza) Calle usted.
MADRE.- ... y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para ponerle una palma encima o un plato de sal
gorda para que no se hinche. No sé cómo te atreves a llevar una navaja en tu cuerpo, ni cómo yo dejo a
la serpiente dentro del arcón.
NOVIO.-¿Está bueno ya?
MADRE.-Cien años que yo viviera, no hablaría de otra cosa. Primero tu padre; que me olía a clavel y lo
disfruté tres años escasos. Luego tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una
pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría nunca. Pasan los meses y
la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo.
NOVIO.-(Fuerte.) ¿Vamos a acabar?
MADRE.-No. No vamos a acabar. ¿Me puede alguien traer a tu padre? ¿Y a tu hermano? Y luego el
presidio. ¿Qué es el presidio? ¡Allí comen, allí fuman, allí tocan los instrumentos! Mis muertos llenos de
hierba, sin hablar , hechos polvo; dos hombres que eran dos geranios. ..Los matadores, en presidio,
frescos, viendo los montes. ..
NOVIO.-¿Es que quiere usted que los mate?
MADRE.-No. ..Si hablo es porque. ..¿Cómo no voy a hablar viéndote salir por esa puerta? Es que no me
gusta que lleves navaja. Es que. ..que no quisiera que salieras al campo.
NOVIO.-(Riendo.) ¡Vamos!
MADRE.-Que me gustaría que fueras una mujer. No te irías al arroyo ahora y bordaríamos las dos
cenefas y perritos de lana.
NOVIO.-(Coge de un brazo a la MADRE y ríe.) Madre, ¿y si yo la llevara conmigo a las viñas?
MADRE.-¿Qué hace en las viñas una vieja? ¿Me ibas a meter debajo de los pámpanos?
NOVIO.-(Levantándola en sus brazos.) Vieja, revieja, requetevieja.
MADRE.- Tu padre sí que me llevaba. Eso es buena casta. Sangre. Tu abuelo dejó un hijo en cada
esquina. Eso me gusta. Los hombres, hombres; el trigo, trigo.
NOVIO.-¿ Y yo, madre?
MADRE.-¿ Tú, qué?
NOVIO. -¿Necesito decírselo otra vez?
MADRE.-(Seria.) ¡Ah!
NOVIO.-¿Es que le hace mal?
MADRE.-No.
NOVIO.-¿Entonces?
MADRE.-No lo sé yo misma. Así, de pronto, siempre me sorprende. Yo sé que la muchacha es buena.
¿Verdad que sí? Modosa. Trabajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento sin embargo, cuando la
nombro, como si me dieran una pedrada en la frente.
NOVIO.- Tonterías.
MADRE.-Más que tonterías. Es que me quedo sola. Ya no me quedas más que tú y siento que te vayas.
NOVIO.-Pero usted vendrá con nosotros.
MADRE.-No. Yo no puedo dejar aquí solos a tu padre y a tu hermano. Tengo que ir todas las mañanas,
y si me voy es fácil que muera uno de los Félix, uno de la familia de los matadores, y lo entierren al
lado. ¡Y eso sí que no! ¡Ca! ¡Eso sí que no! Porque con las uñas los desentierro y yo sola los machaco
contra la tapia.
NOVIO.-(Fuerte.) Vuelta otra vez.
MADRE. -Perdoname. (Pausa.)¿Cuánto tiempo llevas en relaciones?
NOVIO.-Tres años. Ya pude comprar la viña.
MADRE.- Tres años. ¿Ella VECINA.-jAy!
tuvo un novio, no? NOVIO.-Me voy.
VECINA.-¿Cómo
VECINA.-Tú estásMañana
MADRE.-(Mirándolo.) estás?
bien.Hijo.
iré a
MADRE.-¡Ay! (Pausa.)
NOVIO.-No sé. Creo que no. VECINA.-(Triste.) ¿ y tuMADRE.-Ya
NOVIO.-¿Quéves.
hijo?
quiere usted?
Las muchachas tienen que MADRE.-Salió. mirar con quién se casan.
MADRE.-Sí. Yo no miré a VECINA.-¡Al fin compró la viñnadie. Miré a tu padre, y cuando lo
mataron miré a la pared de MADRE.- Tuvo suerte. enfrente. Una mujer con un hombre, y ya
está.
NOVIO.-Usted sabe que mi novia es buena.
MADRE.-No lo dudo. De todos modos siento no saber cómo fue su madre.
NOVIO.-¿Qué mas da?
MADRE.-¡Que es verdad! ¡Que tienes razón! ¿Cuándo quieres que la pida?
NOVIO.-(Alegre) ¿Le parece bien el domingo?
MADRE.-(Seria.) Le llevaré los pendientes de azófar, que son anti.guos, y tú le compras. ..
NOVIo.-Usted entiende más. ..
MADRE.-Le compras unas medias caladas, y para ti dos trajes. .. ¡Tres! ¡No te tengo más que a ti!
MADRE.-Sí, sí, y a ver si me alegras con seis nietos, o los que te dé la gana, ya que tu padre no tuvo
lugar de hacérmelos a mí.
NOVIO.-El primero para usted.
MADRE.-Sí, pero que haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila.
NOVIO.-Estoy seguro de que usted querrá a mi novia.
MADRE.-La querré. (Se dirije a besarlo y reacciona.) Anda, ya estás muy grande para besos. Se los das
a tu mujer. (Pausa. Aparte.) Cuando lo sea.
NOVIO.-Me voy.
MADRE.-Que caves bien la parte del molinillo, que la tienes descuidada.
NOVIO.-¡Lo dicho!
MADRE.-Anda con Dios. (Vase el NOVIO. La MADRE queda sentada de espaldas a la puerta.
Aparece en la puerta una VECINA vestida de color oscuro, con pañuelo a la cabeza.) Pasa.
VECINA.-Yo bajé a la tienda y vine a verte. ¡Vivimos tan lejos!. ..
MADRE.-Hace veinte años que no he subido a lo alto de la calle.
MADRE.-¿Lo crees?
VECINA.-Las cosas pasan. Hace dos días trajeron al hijo de mi vecina con los dos brazos cortados por
la máquina. (Se sienta.)
MADRE.-¿A Rafael?
VECINA.-Sí. y allí lo tienes. Muchas veces pienso que tu hijo y el mío están mejor donde están,
dormidos, descansando, que no expuestos a quedarse inútiles.
MADRE.-Calla. Todo eso son invensiones, pero no consuelo.
VECINA.-Ahora se casará.
MADRE.-(Como despertando y acercando su silla a la silla de la VECINA.) Oye.
VECINA.-(En plan confidencial.) Dime.
MADRE.-¿Tú conoces a la novia de mi hijo?
VECINA.-¡Buena muchacha!
MADRE.-Sí pero...
VECINA.-Pero quien la conozca a fondo no hay nadie. Vive sola con su padre allí, tan lejos, a diez
leguas de la casa más cercana. Pero es buena. Acostumbrada a la soledad.
MADRE.-¿Y su madre?
MADRE.-No
MADRE. -¿Has le diré
vistonada.
qué día de
VECINA.-A su madre la conocí. Hermosa. Le relucía VECINA.-(Besándola.) Nada.
la cara como a un santo; pero a MADRE.-(Serena.) ¡Las cosas!.
MADRE.-¡Siempre igual!
mí no me gustó nunca. No
VECINA.- Tú me preguntaste.
quería a su marido.
MADRE. -(Fuerte.) Pero ¡cuántas cosas sabéis las gentes!
VECINA.-Perdona. No quise ofender; pero es verdad. Ahora, si fue decente o no, nadie lo dijo. De esto
no se ha hablado. Ella era orgullosa.
MADRE.-Es que quisiera que ni a la viva ni a la muerta las conociera nadie. Que fueran como dos
cardos, que ninguna persona les nombra y pinchan si llega el momento.
VECINA.-Tienes razón. Tu hijo va le mucho.
MADRE.-Vale. Por eso lo cuido. A mí me habían dicho que la muchacha tuvo novio hace tiempo.
VECINA.- Tendría ella quince años. Él se casó ya hace dos años, con una prima de ella, por cierto.
Nadie se acuerda del SUEGRA.- noviazgo.
MADRE.-¿Cómo te Nana, niño, nana acuerdas tú?
VECINA.-¡Me haces unas del caballo grande preguntas! ...
MADRE.-A cada uno le que no quiso el agua. gusta enterarse de lo que le duele. ¿Quién fue el
novio? El agua era negra
VECINA.-Leonardo. dentro de las ramas.
MADRE.-¿Qué Leonardo? Cuando llega al puente
VECINA.-Leonardo el de se detiene y canta. los Félix.
MADRE. -(Levantándose.) ¿Quién dirá, mi niño, ¡De losFélix!
VECINA.-Mujer, ¿qué lo que tiene el agua, culpa tiene Leonardo de nada? Él tenía ocho
años cuando las con su larga cola cuestiones.
MADRE.-Es verdad... Pero oigo eso de Felix que llenárseme de cieno
la boca (Escupe) y tengo que escupir, tengo que escupir por no matar.
VECINA.-Repórtate; ¿qué sacas con eso?
MADRE.-Nada. Pero tú lo comprendes.
VECINA.-No te opongas a la felicidad de tu hijo. No le digas nada. Tú estas vieja. Yo, tambien. A ti y a
mí nos toca callar.
VECINA.-Me voy, que pronto llegará mi gente del campo.
VECINA.-Iban negros los chiquillos que llevan el agua a los segadores. Adiós, mujer.
MADRE.-Adiós (La Madre se dirige a la puerta de la izquierda. En medio del camino se detiene y
lentamente se santigua.)
TELÓN
CUADRO SEGUNDO
Habitación pintada de rosa con cobres y ramas de flores populares. En el
Centro, una mesa con mantel. Es la mañana.
MUJER.- (Bajo)
Duérmete clavel,
Que el caballo no quiere beber.
MUJER.-
Duérmete, clavel,
que el caballo no quiere beber.
SUEGRA.-
Duérmete, rosal.
que el eaballo se pone a llorar.
MUJER..-
No quiso tocar su belfo calien
la orilla mojada con moscas de
con el río muerto A los montes
sobre la garganta, sólo relinchab
¡Ay caballo grande
que no quiso el agua!
¡ Ay dolor de nieve,
caballo del alba!
SUEGRA.-
¡No vengas! Detente,
cierra la ventana SUEGRA.
con ramas de sueños Duérmete. rosal,
y sueños de ramas. que el caballo se pone a llorar
L.as patas heridas,
MUJER.- las crines heladas,
Mi niño duerme. dentro de los ojos
un puñal de plata.
SUEGRA.- Bajaban al río.
Mi niño se calla. ¡Ay, cómo bajaban!
La sangre corría
MUJER.-
Caballo, mi niño
Tiene una almohada.
SUEGRA.-
Su cuna de acero.
MUJER.-
Su colcha de holanda.
SUEGRA.-
Nana, niño nana.
MUJER.-
¡Ay caballo grande
que no quiso el agua!
SUEGRA.-
¡No vengas, no entres!
Vete de la montaña.
Por los valles grises
Donde está la jaca.
MUJER.-(Mirando.)
Mi niño se duerme.
SUEGRA.-
Mi niño descansa.
MUJER.- (Bajito.)
Duérmete, clavel,
que el caballo no quiere beber.
LEONARDO.- ¿Y el niño?
MUJER.-Se durmió.
LEONARDO.-Ayer no estuvo bien. Lloró por la noche.
MUJER.-(Alegre.) Hoy está como dalia. ¿Y tú? ¿Fuiste a casa del herrador?
LEONARDO.-De allí vengo ¿Querrás creer? Llevo más de dos meses poniendo herraduras nuevas al
caballo y siempre se le caen. Por lo visto se las arranca con las piedras.
MUJER.-¿Y no será que lo usas mucho?
LEONARDO.-No. Casi no lo utilizo.
MUJER.-Ayer me dijeron las vecinas que te habían visto al limite de los llanos.
LEONARDO.-¿Quién lo dijo?
MUJER.-Las mujeres que cogen las alcaparras. Por cierto que me sorprendió. ¿Eras tú?
LEONARDO.-No. ¿Qué iba a hacer yo allí, en aquel secano?
MUJER.-Eso dije. Pero el caballo estaba reventando de sudar.
LEONARDO.-¿Lo viste tú?
MUJER.-No. Mi madre.
LEONARDO.-¿Está con el niño?
MUJER.-Sí ¿Quieres un refresco de limón?
LEONARDO.-Con agua bien fría.
MUJER.-¿Cómo no veniste a comer?...
LEONARDO.-Estuve con los medidores del trigo. Siempre entretienen.
MUJER.-(Haciendo el refresco y muy tierna.) ¿Y lo pagan a buen precio?
LEONARDO.-El justo.
MUJER.-Me hace falta un vestido y al niño una gorra de lazos
LEONARDO.- (Levantandose.) Voy a verlo.
MUJER.-Ten cuidado, que está dormido
SUEGRA.-(Saliendo.) Pero ¿quién da esas carreras al caballo? Está abajo tendido, con los ojos
desorbitados como si llegara del fin del mundo.
LEONARDO.-(Agrio.) Yo.
SUEGRA.-Perdona; tuyo es.
MUJER.-(Timida.) Estuvo con los medidores del trigo.
SUEGRA.-Por mí, que reviente. (Se sienta. Pausa.)
MUJER.-El refresco. ¿Está frío?
LEONARDO.-Sí.
MUJER.-¿Sabes que piden a mi prima?
LEONARDO.-¿Cuándo?
MUJER.-Mañana. La boda será dentro de un mes. Espero que vendrán a invitarnos.
LEONARDO.-(Serio.) No sé.
SUEGRA.-La madre de él creo que no estaba muy satisfecha con el casamiento.
LEONARDO.-Y quizá tenga razón. Ella es de cuidado.
MUJER.-No me gusta que penséis mal de una buena muchacha.
SUEGRA.-Pero cuando dice eso es porque la conoce. ¿No ves que fue tres años novia suya? (Con
intención.)
LEONARDO.-Pero la dejé. (A su MUJER.) ¿Vas a llorar ahora?
MUJER.-¡Quita! (Le aparta bruscamente las manos de la cara.) Vamos a ver al niño.
MUCHACHA.-Señora.
SUEGRA.-¿Qué pasa?
MUCHACHA.-Llegó el novio a la tienda y ha comprado todo lo mejor que había.
SUEGRA.- ¿Vino solo?
MUCHACHA.-No, con su madre. Seria, alta. (La imita.) Pero ¡qué lujo!
SUEGRA.-Ellos tienen dinero.
MUCHACHA.-¡Y compraron unas medias caladas!... ¡Ay, qué medias! ¡El sueño de las mujeres en
medias! Mire usted: una golondrina aquí Señala el tobillo), un barco aquí (Señala la pantorrilla), y aquí
una rosa (Señala el muslo).
SUEGRA.-¡Niña!
MUCHACHA.-¡Una rosa con las semillas y el tallo! ¡Ay! ¡Todo en seda!
SUEGRA.-Se van a juntar dos buenos capitales.
SUEGRA.-
Duérmete rosal,
que el caballo se pone a llorar.
MUJER.-
Nana, niño nana.
SUEGRA.-
¡Ay caballo grande
que no quiso el agua!
MUJER.-(Dramática.)
¡No vengas, no entres!
¡Vete a la montaña! ¡Ay dolor de nieve,
caballo del alba!
SUEGRA.-(Llorando.)
Mi niño duerme...
MUJER.-(Llorando y acercándose lentemente.)
Mi niño descansa...
SUEGRA.-
Duérmete, clavel,
que el caballo se pone a beber.
CUADRO TERCERO
Interior de la cueva donde vive la NOVIA. Al fondo, una cruz de grandes
flores rosa. Las puertas redondas con cortinas de encaje y lazos rosa.
Por las paredes de material blanco y duro, abanicos redondos, jarros azules
y pequeños espejos.
CRIADA.- Pasen... (Muy afable, llena de hipocrecía humilde. Entran el NOVIO y su MADRE. La
MADRE viste de raso negro y lleva mantilla de encaje. El NOVIO, de pana negra con gran cadena de
oro.) ¿Se quieren sentar? Ahora vienen. (Sale.)
MADRE.-¿Traes reloj?
NOVIO.-Sí. (Lo saca y lo mira.)
MADRE.-Tenemos que volver a tiempo. ¡Qué lejos vive esta gente!
NOVIO.-Pero estas tierras son buenas.
MADRE.-Buenas; pero demasiado solas. Cuatro horas de camino y ni una casa ni un árbol.
NOVIO.-Éstos son los secanos.
MADRE.-Tu padre los hubiera cubierto de árboles.
NOVIO.-¿Sin agua?
MADRE.-Ya la hubiera buscado. Los tres años que estuvo casado conmigo, plantó diez cerezos.
(Haciendo memoria.) Los tres nogales del molino, toda una viña y una planta que se llama Júpiter, que
da flores encarnadas, y se secó (Pausa.)
NOVIO.-(Por la novia.) Debe estar vistiéndose.
(Entra el PADRE de la novia. Es anciano, con el cabello blanco reluciente. Lleva la cabeza inclinada.
La MADRE y el NOVIO se levantan y se dan las manos en silencio.)
(Aparece la CRIADA con dos bandejas. Una con copas y la otra con dulces.)
(Pasa la CRIADA.)
PADRE.- Díle que ya puede entrar, (A la MADRE.) Celebraré mucho que te guste.
(Aparece la NOVIA. Trae las manos caídas en actitud modesta y la cabeza baja.)
ACTO SEGUNDO
CUADRO PRIMERO
(Se sienta la NOVIA en una silla baja y se mira en un espejito de mano. La CRIADA la peina.)
NOVIA.-Mi madre era de un sitio donde había muchos árboles. De tierra rica.
CRIADA.-¡Así era ella de alegre!
NOVIA.-Pero se consumió aquí.
CRIADA.-El sino.
NOVIA.-Como nos consumimos todas. Echan fuego las paredes. ¡Ay! No tires demasiado.
CRIADA.-Es para arreglarte mejor esta onda. Quiero que te caiga sobre la frenté. ( La NOVIA se mira
en el espejo.) ¡Qué hermosa estás! ¡Ay! (La besa apasionadamente.)
NOVIA. -(Seria.) Sigue peinándome.
CRIADA. -(Peinándola.) ¡Dichosa tú que vas a abrazar a un hombre, que lo vas a besar, que vas a sentir
su peso!
NOVIA.-Calla.
CRIADA.-Y lo mejor es cuando te despiertes y lo sientas al lado y que él te roza los hombros con su
aliento, como con una plumilla de ruiseñor.
NOVIA.-(Fuerte.) ¿Te quieres callar?
CRIADA.-¡Pero niña! ¿Una boda, qué es? Una boda es esto y nada más. ¿Son los dulces? ¿Son los ramos
de flores? No. Es una cama relumbrante y un hombre y una mujer.
NOVIA.-No se debe decir.
CRIADA.-Eso es otra cosa ¡Pero es bien alegre!
NOVIA.-O bien amargo.
CRIADA.-El azahar te lo voy a poner desde aquí hasta aquí, de modo que la corona luzca sobre el
peinado. (Le prueba un ramo de azahar.)
NOVIA. -(Se mira en el espejo.) Trae. (Coge el azahar, lo mira y deja caer la cabeza, abatida.)
CRIADA.-¿Qué es esto?
NOVIA.-Déjame.
CRIADA.-No son horas de ponerse triste. ( Animosa.) Trae el azahar. (La NOVIA tira el azahar.)
¡Niña! ¿Qué castigo pides tirando al suelo la corona? ¡Levanta esa frente! ¿Es que no te quieres casar?
Dilo. Todavía te puedes arrepentir. (Se levanta.)
NOVIA.-Son nublos. Un mal aire en el centro, ¿quién no lo tiene?
CRIADA.-¿Tú quieres a tu novio?
NOVIA.-Lo quiero.
CRIADA.-Sí, sí, estoy segura.
NOVIA.- Ya me he comprometido.
CRIADA.- Te voy a poner la corona.
NOVIA. -(Se sienta.) Date prisa, que ya deben ir llegando.
CRIADA.-Ya llevarán lo menos dos horas de camino. NOVIA.-Pero éste es un paso muy grande.
NOVIA.-¿Cuánto hay de aquí a la iglesia? CRIADA.-Hay que darlo.
NOVIA.-(Fuerte.) ¿Te quieres callar?
CRIADA.-¡Pero niña! ¿Una boda, qué es? Una boda es
esto y nada más. ¿Son los dulces? ¿Son los ramos de
flores? No. Es una cama relumbrante y un hombre y una
mujer.
NOVIA.-No se debe decir.
CRIADA.-Eso es otra cosa ¡ Pero es bien alegre!
NOVIA.-O bien amargo.
CRIADA.-El azahar te lo voy a poner desde aquí hasta aquí, de modo que la corona luzca sobre el
peinado. (Le prueba un ramo de azahar.)
NOVIA. -(Se mira en el espejo.) Trae. (Coge el azahar, lo mira y deja caer la cabeza, abatida.)
CRIADA.-¿Qué es esto?
NOVIA.-Déjame.
CRIADA.-No son horas de ponerse triste. (Animosa.)
NOVIA.-(Sonriente.) Vamos.
Trae el azahar. (La NOVIA tira el azahar.) ¡Niña!
¿Qué castigo pides tirando al suelo la corona? ¡Levanta
esa frente! ¿Es que no te quieres casar? Dilo. Todavía te puedes arrepentir. (Se levanta.)
NOVIA.-Son nublos. Un mal aire en el centro, ¿quién no lo tiene?
CRIADA.-¿Tú quieres a tu novio?
NOVIA.-Lo quiero.
CRIADA.-Sí, sí, estoy segura.
NOVIA.-Pero éste es un paso muy grande.
CRIADA.-Hay que darlo.
CRIADA.-Cinco leguas por el arroyo, que por el camino hay el doble.
Despierte la novia
la mañana de la boda.
¡Qué los ríos del mundo
lleven tu corona!
Que despierte
con el ramo verde
del laurel florido.
¡Que despierte
por el tronco y la rama
de los laureles!
NOVIA.-¡Abre! Deben ser los primeros convidados. (Entra. La CRIADA abre sorprendida.)
CRIADA.-¿ Tú?
LEONARDO.-Yo. Buenos días.
CRIADA.-¡El primero!
LEONARDO.-¿No me han convidado?
CRIADA.-Sí.
LEONARDO.-Por eso vengo.
CRIADA.-¿Y tu mujer?
LEONARDO.-Yo vine a caballo. Ella se acerca por el camino.
CRIADA.-¿No te has encontrado a nadie?
LEONARDO.-Los pasé con el caballo.
CRIADA.-Vas a matar al animal con tanta carrera.
LEONARDO. -iCuando se muera muerto está! ( Pausa.)
CRIADA.-Siéntate. Todavía no se ha levantado nadie.
LEONARDO.-¿Y la novia?
CRIADA.-Ahora mismo la voy a vestir.
LEONARDO.-¡La novia! ¡Estará contenta!
CRIADA. -(Variando de conversación.) ¿ Y el riiño?
LEONARDO.-¿Cuál?
CRIADA.- Tu hijo.
LEONARDO.- (Recordando como soñoliento.) ¡Ah!
CRIADA.-¿Lo traen?
LEONARDO.-No. (Pausa. Voces cantando muy lejos.)
VOCES.-
¡Despierte la novia
la mañana de la boda!
LEONARDO.-
Despierte la novia
la mañana de la boda.
NOVIA.-
¡Despierte la novia!
VOCES..-
¡Despierte la novia!
CRIADA.-(Moviendo algazara.)
Que despierte
con el ramo verde
del amor florido.
¡Que despierte
por el tronco y la rama de los laureles!
MUCHACHA 2ª (Entrando.)
Que despierte
con el largo pelo,
camisa de nieve,
botas de charol y plata
y jazmines en la frente.
CRIADA.-
¡Ay, pastora,
que la luna asoma!
MUCHACHA 1ª.-
¡Ay, galán,
deja su sombrero por el olivar!
VOCES.-
¡Despierte la novia!
MUCHACHA 2ª.-
La novia
se ha puesto su blanca corona,
y el novio
se la prende con lazos de oro.
CRIADA.-
Por el toronjil
la novia no puede dormir.
MUCHACHA 3ª.-(Entrando.)
Por el naranjel
el novio le ofrece cuchara y mantel.
MOZO 1.º-
¡Despierta, paloma!
El alba despeja
campanas de sombra.
CONVIDADO.-
La novia, la blanca novia,
hoy doncella,
mañana señora.
MUCHACHA 1ª.-
Baja, morena
arrastrando tu cola de seda.
CONVIDADO.-
Baja, morenita,
que llueve rocío la mañana fría
MOZO 1.º-
Despertad, señora. despertad,
porque viene el aire lloviendo azahar.
CRIADA.-
Un árbol quiero bordarle
lleno de cintas granates
y en cada cinta un amor
con vivas alrededor.
VOCES.-
Despierte la novia.
MOZO 1.º-
¡La mañana de la boda!
CONVIDADO.-
La mañana de la boda
qué galana vas a estar
pareces, flor de los montes,
la mujer de un capitán.
PADRE.-(Entrando.)
La mujer de un capitán
se lleva el novio
¡Ya viene con sus bueyes
por el tesoro!
MUCHACHA 3.º-
El novio
parece la flor del oro;
cuando camina,
a sus plantas se agrupan las clavelinas
CRIADA.-
¡Ay mi niña dichosa!
MOZO 2.º-
Que despierte la novia.
CRIADA.-
¡Ay mi galana!
MUCHACHA 1.ª-
La boda está llamando
por las ventanas.
MUCHACHA 2.ª-
Que salga la novia.
MUCHACHA 1.ª-
¡Que salga, que salga!
CRIADA.-
¡Oue toquen y repiquen
las campanas!
MOZO 1.º-
¡Que viene aquí! ¡Que sale ya!
CRIADA.-
¡Como un toro, la boda
levantándose está!
(Aparece la NOVIA. Lleva un traje negro mil novecientos, con caderas y larga cola rodeada de gasas
plisadas y encajes duros. Sobre el peinado de visera lleva la corona de azahar. Suenan las guitarras.
Las MUCHACHAS besan a la NOVIA.)
MUCHACHA 3.ª-¿Qué esencia te echaste en el pelo?
NOVIA.-(Riendo.) Ninguna.
MUCHACHA 2.ª-(Mirando el traje ) La tela es de lo que no hay.
MOZO 1.º-¡Aquí está el novio!
NOVIO.-¡Salud!
MUCHACHA 1.ª-(Poniéndole un flor en la oreja.)
El novio
parece la flor del oro.
MUCHACHA 2.ª-¡iAires de sosiego
le manan los ojos!
CRIADA-( Llorando.)
Al salir de tu casa,
blanca doncella,
acuérdate que sales
como una estrella. ..
MUCHACHA.- 1.ª-
Limpia de cuerpo y ropa,
al salir de tu casa para la boda.
(Van saliendo.)
CRIADA.-
¡El aire pone flores
por las arenas!
MUCHACHA.- 3.ª-
¡Ay la blanca niña!
de su mantilla
(Salen. Se oyen CRIADA.-
guitarras, palillos y Aire oscuro el encaje
panderetas. Quedan solos LEONARDO y su MUJER.) VOCES.
MUJER.-Vamos.
LEONARDO.-¿Adónde?
MUJER.-A la iglesia. Pero no vas en el caballo. Vienes conmigo.
LEONARDO.-¿En el carro?
MUJER.-¿Hay otra cosa? ,
LEONARDO. -Yo no soy hombre para ir en carro.
MUJER.-Y yo no soy mujer para ir sin su marido a un casamiento. ¡Que no puedo más!
LEONARDO.-¡Ni yo tampoco!
MUJER.-¿Por qué me miras así? Tienes una espina en cada ojo.
LEONARDO.-¡Vamos!
MUJER.-No sé lo que pasa. Pero pienso y no quiero pensar. Una cosa sé. Yo ya estoy despachada. Pero
tengo un hijo. y otr19 que viene. Vamos andando. El mismo sino tuvo mi madre. Pero de aquí no me
muevo. (Voces fuera.)
¡Al salir de tu casa
para la iglesia,
acuérdate que sales
como una estrella!
MUJER.-(Llorando.)
¡Acuerdate que sales
como una estrella!
LEONARDO.-(Levantándose.) Vamos.
MUJER.-¡Pero conmigo!
LEONARDO.-Sí. (Pausa.) ¡Echa a andar! (Salen.)
VOCES.-
Al salir de tu casa
para la iglesia,
acuérdate que sales
como una estrella.
TELÓN LENTO
CUADRO SEGUNDO
Exterior de la cueva de la NOVIA. Entonación en blancos, grises y
azules MADRE.-(Entrando.) ¡Por fin!
fríos. Grandes chumberas. Todos sombríos plateados. Panorama de mesetas
color barquillo, todo endurecido como paisaje de cerámica popular.
(Van entrando invitados en alegres grupos. Entran los novios cogidos del brazo. Sale LEONARDO.)
(Pasan al fondo dos MUCHACHAS; durante todo este acto el fondo será un animado cruce de figuras.)
NOVIO.-(Alegre.) Eso se llama no entender. Las viejas frescas como tú bailan mejor que las jóvenes.
CRIADA.-Pero ¿vas a echarme requiebros, niño? ¡Qué familia la tuya! ¡Machos entre los machos!
Siendo niña vi la boda de tu abuelo. ¡Qué figura! Parecía como si se casara un monte.
NOVIO-Yo tengo menos estatura.
CRIADA.-Pero el mismo brillo en los ojos. ¿Y la niña?
NOVIA.-Quitándose la toca.
CRIADA.-¡Ah! Mira. Para la medianoche, como no dormiréis, os he preparado jamón, y unas copas
grandes de vino antiguo. En la parte baja de la alacena. Por si lo necesitáis.
NOVIO. - (Sonriente.) No como a media noche.
CRIADA.-(Con malicia.) Si tú no, la novia. (Se va.)
Mozo 1°-(Entrando.) ¡Tienes que beber con nosotros!
NOVIO. Estoy esperando a la novia.
Mozo 2°-¡Ya la tendrás en la madrugada!
Mozo 1°-¡Que es cuando más gusta!
Mozo 2°-Un momento.
NOVIO.-Vamos.
(Salen. Se oye gran algazara. Sale la NOVIA. Por el lado opuesto salen dos MUCHACHAS corriendo
a encontrarla.)
MUCHACHA 1.ª-¿A quién diste el primer alfiler, a mí o a ésta?
NOVIA.-No me acuerdo.
MUCHACHA 1-ª -A mí me lo diste aquí.
MUCHACHA. 2ª -A mí delante del altar.
NOVIA.-(Inquieta y con una gran lucha interior.) No sé nada.
MUCHACHA 1ª -Es que yo quisiera que tú . . .
NOVIA.-(Interrumpiendo.) Ni me importa. Tengo mucho que pensar.
MUCHACHA 2ª - Perdona. (LEONARDO Cruza al fondo.)
NOVIA.- (Ve a LEONARDO.) Y estos momentos son agitados.
MUCHACHA 1ª -¡Nosotras no sabemos nada!
NOVIA.-Ya lo sabréis cuando os llegue la hora. Estos pasos son pasos que cuestan mucho.
MUCHACHA 1ª -¿Te has disgustado?
NOVIA.-No. Perdonad vosotras.
MUCHACHA 2ª -¿De qué? Pero los dos alfileres sirven para casarse, ¿verdad?
NOVIA.-Los dos.
MUCHACHA 1ª -Ahora, que una se casa antes que otra.
NOVIA.-¿Tantas ganas tenéis?
MUCHACHA 2ª -(Vergonzosa.) Sí.
NOVIA. ¿Para qué?
MUCHACHA 1ª -Pues... (Abrazando a la segunda.)
(Echan a correr las dos. Llega el NOVIO y muy despacio abraza a la NOVIA por detrás.)
(Aparece la MADRE.)
MADRE.-Hijo.
NOVIO. ¿Dónde anda usted?
MADRE. En todo ese ruido. ¿Estás contento?
NOVIO.-Sí.
MADRE. ¿Y tu mujer?
NOVIO. - Descansa un poco. ¡Mal día para las novias!
MADRE. ¿Mal día? El único bueno. Para mí fue como una herencia. (Entra la CRIADA y se dirige al
cuarto de la NOVIA.) Es la roturación de las tierras, la plantación de árboles nuevos.
NOVIO.-¿Usted se va a ir?
MADRE.-Sí. Yo tengo que estar en mi casa.
NOVIO.-Sola.
MADRE.-Sola no. Que tengo la cabeza llena de cosas y de hombres y luchas.
NOVIO.-Pero luchas que ya no son luchas.
(Sale la CRIADA rápidamente; desaparece corriendo por el f ondo.)
MADRE.-Mientras una vive, lucha.
NOVIO.-¡Siempre la obedezco!
MADRE.-Con tu mujer procura estar cariñoso, y si la notaras infatuada o arisca, hazle una caricia que le
produzca un poco de daño, un abrazo fuerte, un mordisco y luego un beso suave. Que ella no pueda
disgustarse, pero que sienta que tú eres el macho, el amo, el que manda. Así aprendí de tu padre. Y
como no to tienes, tengo que ser yo la que te enseñe estas fortalezas.
NOVIO.-Yo siempre haré lo que usted mande.
PADRE.-(Entrando.) ¿Y mi hija?
NOVIO.-Está dentro.
MUCHACHA lª - ¡Vengan los novios, que vamos a bailar la rueda!
MOZO 1°-(Al Novio.) Tú la vas a dirigir.
PADRE.-(Saliendo.) ¡Aquí no está!
NOVIO. ¿No?
PADRE.-Debe haber salido a la baranda.
NOVIO.-¡Voy a ver! (Entra.)
MUJER.-¡Han huido! ¡Han huido! Ella y Leonardo. En el caballo. ¡Iban abrazados, como una exha-
lación!
PADRE.-¡No es verdad! ¡Mi hija. no!
MADRE.-¡Tu hija, sí! Planta de mala madre, y él, también él. ¡Pero ya es la mujer de mi hijo!
NOVIO.- (Entrando.) ¡Vamos detrás! ¿Quién tiene un caballo?
MADRE. ¿Quién tiene un caballo ahora mismo, quién tiene un caballo? Que le daré todo lo que tengo,
mis ojos y hasta mi lengua...
VOZ.-Aquí hay uno.
MADRE. - (Al hijo.) ¡Anda! ¡Detrás! (Sale con dos mozos.) No. No vayas. Esa gente mata pronto y
bien...; ¡pero sí, corre, y yo detrás!
PADRE.-No será ella. Quizá se haya tirado al aljibe.
MADRE.-Al agua se tiran las honradas, las limpias; ¡ésa, no! Pero ya es mujer de mi hijo. Dos bandos.
Aquí hay dos bandos. (Entran todos.) Mi familia y la tuya. Salid todos de aquí. Limpiarse el polvo de
los zapatos. Vamos a ayudar a mi hijo. (La gente se separa en dos grupos.) Porque tiene gente; que son
sus primos del mar y todos los que llegan de tierra adentro. ¡Fuera de aquí! Por todos los caminos. Ha
llegado otra vez la hora de la sangre. Dos bandos. Tú con el tuyo y yo con el mío. ¡Atrás! ¡Atrás!
TELÓN
ACTO TERCERO
CUADRO PRIMERO
Bosque. Es de noche. Grandes troncos húmedos. Ambiente oscuro. Se oyen dos violines.
LEÑADOR 1°.-
¡Ay luna que sales!
Luna de las hojas grandes.
LEÑADOR 2°.-
¡Llena de jazmines la sangre!
LEÑADOR 1°-
¡Ay luna sola!
¡Luna de las verdes hojas!
LEÑADOR 2°-
Plata en la cara de la novia.
LEÑADOR 3°.
¡Ay luna mala!
Deja para el amor la oscura rama.
LEÑADOR 1°
¡Ay triste luna!
¡Deja para el amor la rama oscura!
(Salen. Por la claridad de la izquierda aparece la LUNA. La LUNA es un leñador joven con la cara
blanca. La escena adquiera un vivo resplandor azul.)
LUNA.-
Cisne redondo en el río,
ojo de las catedrales,
alba fingida en las hojas
soy; ¡no podrán escaparse!
¿Quién se oculta? ¿Quién solloza
por la maleza del valle?
La luna deja un cuchillo
abandonado en el aire,
que siendo acecho de plomo
quiere ser dolor de sangre.
¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada
por paredes y cristales!
¡Abrir tejados y pechos
donde pueda calentarme!
¡Tengo frío! Mis cenizas
de soñolientos metales,
buscan la cresta del fuego
por los montes y las calles.
Pero me lleva la nieve
sobre, su espalda de jaspe,
y me anega, dura y fría,
el agua de los estanques.
Pues esta noche tendrán
mis mejillas roja sangre,
y los juncos agrupados
en los anchos pies del aire.
¡No haya sombra ni emboscada,
que no puedan escaparse!
¡Que quiero entrar en un pecho
para poder calentarme!
¡Un corazón para mí!
¡Caliente, que se derrame
por los montes de mi pecho;
dejadme entrar, ¡ay, dejadme!
(A las ramas.)
MENDIGA.-
Esa luna se va y ellos se acercan.
De aquí no pasan. El rumor del río
apagará con el rumor de troncos
el desgarrado vuelo de los gritos.
Aquí ha de ser, y pronto. Estoy cansada.
Abren los cofres, y los blancos hilos
aguardan por el suelo de la alcoba
cuerpos pesados con el cuello herido.
No se despierte un pájaro y la brisa,
recogiendo en su falda los gemidos,
huya con ellos por las negras copas
o los entierre por el blando limo.
(Impaciente.)
LUNA.-
Ya se acercan.
Unos por la cañada y otros por el río.
Voy a alumbrar las piedras. ¿Qué necesitas?
MENDIGA.-
Nada.
LUNA.-
El aire va llegando duro, con doble filo.
MENDIGA.-
MENDIGA.-
No dejemos que pasen el arroyo. ¡Silencio!
LUNA.-
¡Allí vienen! (Se va. Queda la escena oscura.)
MENDIGA.-
De prisa. Mucha luz. ¿Me has oído? ¡No pLieden escaparse!
NOVIO.-Por aquí.
Mozo 1º-No los encontrarás.
NOVIO (Enérgico.) ¡Sí los encontraré!
MOZO 1°-Creo que se han ido por otra vereda.
NOVIO.-No. Yo sentí hace un momento el galope.
MOZO 1°-Sería otro caballo.
NOVIO.-(Dramático.) Oye. No hay más que un caballo en el mundo, y es éste. ¿Te has enterado? Si me
sigues, sígueme sin hablar.
MOZO. 1°-Es que quisiera...
NOVIO.-Calla. Estoy seguro de encontrármelos aquí. ¿Ves este brazo? Pues no es mi brazo. Es el brazo
de mi hermano y el de mi padre y el de toda mi familia que está muerta. Y tiene tanto poderío, que
puede arrancar este árbol de raíz si quiere. Y vamos pronto, que siento los dientes de todos los míos
clavados aquí de una manera que se me hace imposible respirar tranquilo.
MENDIGA.-(Quejándose.) ¡Ay!
MOZO 1°-¿Has oído?
NOVIO. - Vete por ahí y da la vuelta.
MOZO 1°-Esto es una caza.
NOVIO.-Una caza. La más grande que se puede hacer.
(Se va el Mozo. El Novio se dirige rápidamente hacia la izquierda y tropieza con la MENDIGA, la
Muerte.)
MENDIGA.-¡Ay!
NOVIO. ¿Qué quieres?
MENDIGA.-Tengo frío.
NOVIO.-¿Adónde to diriges?
MENDIGA. - (Siempre quejándose como una mendiga.) Allá lejos. . .
NOVIO.-¿De dónde vienes?
MENDIGA.-De allí . . . , de muy lejos.
NOVIO. ¿Viste un hombre y una mujer que corrían montados en un caballo?
MENDIGA.-(Despertándose.) Espera. . . (Lo mira.) Hermoso galán. (Se levanta.) Pero mucho más
hermoso si estuviera dormido.
NOVIO.-Dime, contesta, ¿los viste?
MENDIGA.-Espera... ¡Qué espaldas más anchas! ¿Cómo no to gusta estar tendido sobre ellas y no andar
sobre las plantas de los pies que son tan chicas?
NOVIO.-(Zamarreándola.) ¡Te digo si los viste! ¿Han pasado por aquí?
MENDIGA.-(Enérgica.) No han pasado; pero están saliendo de la colina. ¿No to oyes?
Novio-No.
MENDIGA. ¿Tú no conoces el camino?
NOVIO.-¡Iré sea como sea!
MENDIGA.-Te acompañaré. Conozco esta tierra.
NOVIO. - (Impaciente.) ¡Pues vamos! ¿Por dónde?
MENDIGA.-(Dramática.) ¡Por allí!
(Salen rápidos. Se pyen lejanos dos violines que expresan el bosque. Vuelven los LEÑADORES. Llevan
las hachas al hombro. Pasan lentos entre los troncos.)
LEÑADOR 1°.-
¡Ay muerte que sales!
Muerte de las hojas grandes.
LEÑADOR 2°.-
¡No abras el chorro de la sangre!
LEÑADOR 1°.-
¡Ay muerte sola!
Muerte de las secas hojas.
LEÑADOR 3°-
¡No cubras de flores la boda!
LEÑADOR 2°-
¡Ay triste muerte!
Deja para el amor la rama verde.
LEÑADOR 1°.-
¡Ay muerte mala!
¡Deja para el amor la verde rama!
LEONARDO.-
¡Calla!
NOVIA.-
Desde aquí yo me iré sola.
¡Vete! Quiero que to vuelvas.
LEONARDO.-
¡Calla, digo!
NOVIA.-
Con los dientes,
con las manos, como puedas,
quita de mi cuello honrado
el metal de esta cadena,
dejándome arrinconada
allá en mi casa de tierra.
Y si no quieres matarme
como a víbora pequeña,
pon en mis manos de novia
el cañón de la escopeta.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
LEONARDO.-
Ya dimos el paso; ¡calla!
porque nos persiguen cerca
y to he de llevar conmigo.
NOVIA.-
¡Pero ha de ser a la fuerza!
LEONARDO.-
¿A la fuerza? ¿Quién bajó primero las escaleras?
NOVIA.-
Yo las bajé.
LEONARDO.-
¿Quién le puso al caballo bridas nuevas?
NOVIA.-
Yo misma. Verdá.
LEONARDO.-
¿Y qué manos me calzaron las espuelas?
NOVIA.-
Estas manos, que son tuyas,
pero que al verte quisieran
quebrar las ramas azules
y el murmullo de tus venas.
¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta!
Que si matarte pudiera,
te pondría una mortaja con los filos de violetas.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!
LEONARDO.-
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía.
Es verdad. ¿No to recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata
mi sangre se puso negra,
y el sueño me fue llenando
las carnes de mala hierba.
Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra
y de ese olor que te sale
de los pechos y las trenzas.
NOVIA.-
¡Ay qué sinrazón! No quiero
contigo cama ni cena,
y no hay minuto del día
que estar contigo no quiera,
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
como una brizna de hierba.
He dejado a un hombre duro
y a toda su descendencia
en la mitad de la boda
y con la corona puesta.
Para ti será el castigo
y no quiero que lo sea.
¡Déjame sola! ¡Huye tú!
No hay nadie que te defienda.
LEONARDO.-
Pájaros de la mañana
por los árboles se quiebran.
La noche se está muriendo
en el filo de la piedra.
Vamos al rincón oscuro
donde yo siempre te quiera,
que no me importa la gente
ni el veneno que nos echa.
(La abraza f uertemente.)
NOVIA.-
Y yo dormiré a tus pies
para guardar lo que sueñas.
Desnuda, mirando al campo,
(Dramática.)
LEONARDO.-
Se abrasa lumbre con lumbre.
La misma llama pequeña
mata dos espigas juntas.
¡Vamos!
(La arrastra.)
NOVIA.-
¿Adónde me llevas?
LEONARDO.-
Adonde no puedan ir
estos hombres que nos cercan.
¡Donde yo pueda mirarte!
NOVIA.-(Sarcástica.)
Llévame de feria en feria,
dolor de mujer honrada,
a que las gentes me vean
con las sábanas de boda
al aire, como banderas.
LEONARDO.-
También yo quiero dejarte
si pienso como se piensa.
Pero voy donde tú vas.
Tú también. Da un paso. Prueba.
Clavos de luna nos funden
mi cintura y tus caderas.
NOVIA.-
¿Oyes?
LEONARDO. -
Viene gente.
NOVIA:
¡Húye!
Es justo que yo aquí muera
con los pies dentro del agua
y espinas en la cabeza.
Y que me lloren las hojas,
mujer perdida y doncella.
LEONARDO.-
Cállate. Ya suben.
NOVIA.-
¡Vete!
LEONARDO.-
Silencio. Que no nos sientan.
Tú delante. ¡Vamos, digo!
(Vacila la NOVIA.)
NOVIA.-
¡Los dos juntos!
LEONARDO.-(Abrazándola.)
¡Como quieras!
Si nos separan, será
porque esté muerto.
NOVIA.-
Y yo muerta.
(Salen abrazados.)
(Aparece la LUNA muy despacio. La escena adquiere una fuerte luz azul. Se oyen los dos violines.
Bruscamente se oyen dos largos gritos desgarrados, y se corta la música de los violines. Al segundo
grito aparece la MENDIGA y queda de espaldas. Abre el manto y queda en el centro como un gran
pájaro de alas inmensas. La LUNA se detiene. El telón baja en medio de un silencio absoluto.)
TELÓN
CUADRO ULTIMO
Habitación blanca con arcos y gruesos muros. A la derecha y a la izquierda escaleras blancas. Gran
arco al fondo y pared del mismo color. El suelo será también de un blanco reluciente. Esta habitación
simple tendrá un sentido monumental de iglesia. No habrá ni un gris, ni una sombra, ni siquiera to
preciso para la perspectiva.
(Dos MUCHACHAS vestidas de azul oscuro están devanando una madeja roja.)
MUCHACHA 1ª-
Madeja, madeja,
¿qué quieres hacer?
MUCHACHA 2ª-
Jazmín de vestido,
cristal de papel.
Nacer a las cuatro,
morir a las diez.
Ser hilo de lana,
cadena a tus pies
y nudo que apriete
amargo laurel.
NIÑA.- (Cantando)
¿Fuisteis a la boda?
MUCHACHA lª-
No.
NIÑA.-
¡Tampoco fui yo!
¿Qué pasaría
por los tallos de las viñas?
¿Qué pasaría
por el ramo de la oliva?
¿Qué pasó
que nadie volvió?
¿Fuisteis a la boda?
MUCHACHA 2ª-
Hemos dicho que no.
NIÑA (Yéndose.)
¡Tampoco fui yo!
MUCHACHA 2ª-
Madeja, madeja,
¿qué quieres cantar?
MUCHACHA 1ª-
Heridas de cera,
dolor de arrayán.
Dormir la mañano
de noche velar.
NIÑA. (En la puerta.)
El hilo tropieza
con el pedernal.
Los montes azules
lo dejan pasar.
Corre, corre, corre,
y al fin llegará
a poner cuchillo
y quitar el pan.
(Se va)
MUCHACHA 2ª-
Madeja, madeja,
¿qué quieres decir?
MUCHACHA 1ª-
Amante sin habla.
Novio carmesí.
Por la orilla muda
Tendidos los vi.
(Se va.)
MUCHACHA 1ª-
¿Vienen ya?
S U EGRA.- (Agria. )
No sabemos.
MUCHACHA 2ª-
¿Qué contáis de la boda?
MUCHACHA 1ª-
Dime.
SUEGRA.- (Seca.)
Nada.
MUJER.-
Quiero volver para saberlo todo.
S U EGRA.- (Enérgica.)
Tú, a to casa.
Valiente y sola en tu casa.
A envejecer y a llorar.
Pero la puerta cerrada.
Nunca. Ni muerto ni vivo.
Clavaremos las ventanas.
Y vengan lluvias y noches
sobre las hierbas amargas.
MUJER.-
¿Qué habrá pasado?
S UEGRA.-
No importa.
Échate un velo en la cara.
Tus hijos son hijos tuyos
nada más. Sobre la cama
pon una cruz de ceniza
donde estuvo su almohada.
(Salen.)
MENDIGA.-(A la puerta.)
Un pedazo de pan, muchachas.
NIÑA.-
¡Vete!
MENDIGA.-
¿Por qué?
NIÑA.-
Porque tú gimes: vete.
MUCHACHA 1ª-
¡Niña!
MENDIGA.-
¡Pude pedir tus ojos! Una nube
de pájaros me sigue; ¿quieres uno?
NIÑA.-
¡Yo me quiero marchar!
MENDIGA.-
¡Por allí vine!
MUCHACHA 1ª- (Tímida.)
¿Puedo preguntarte?
MENDIGA.-
Yo los vi; pronto llegan: dos torrentes
quietos al fin entre piedras grandes,
dos hombres en las patas del caballo.
Muertos en la hermosura de la noche.
(Con delectación.)
Muertos, sí, muertos.
MUCHACHA 1ª-
¡Calla, vieja, calla!
MENDIGA.-
Flores rotas los ojos, y sus dientes
dos puñados de nieve endurecida.
Los dos cayeron, y la novia vuelve
teñida en sangre falda y cabellera.
Cubiertos con dos mantas ellos vienen
sobre los hombros de los mozos altos.
Así fue, nada más. Era lo justo.
Sobre la flor del oro, sucia arena.
MUCHACHA 1ª-
Sucia arena.
MUCHACHA 2ª-
Sobre la flor del oro.
NIÑA.-
Sobre la flor del oro
traen a los muertos del arroyo.
Morenito el uno,
morenito el otro.
¡Qué ruiseñor de sombra vuela y gime
sobre la flor del oro!
(Se va. Queda la escena sola. Aparece la MADRE con una VECINA. La VECINA viene llorando.)
MADRE.-Calla.
VECINA.-No puedo.
MADRE.-Calla, he dicho. (En la puerta.) ¿No hay nadie aquí? (Se lleva las manos a la frente.) Debía
contestarme mi hijo. Pero mi hijo es ya un brazado de flores secas. Mi hijo es ya una voz oscura detrás
de los montes. (Con rabia a la VECINA.) ¿Te quieres callar? No quiero llantos en esta casa. Vuestras
lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las plantas de los
pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre.
VECINA.-Vente a mi casa; no te quedes aquí.
MADRE. Aquí. Aquí quiero estar. Y tranquila. Ya todos están muertos. A medianoche dormiré, dormiré
sin que ya me aterren la escopeta o el cuchillo. Otras madres se asomarán a las ventanas, azotadas por la
lluvia, para ver el rostro de sus hijos. Yo no. Yo haré con mi sueño una fría paloma de marfil que lleve
camelias de escarcha sobre el camposanto. Pero no; camposanto no, camposanto no: lecho de tierra,
cama que los cobija y que los mece por el cielo. (Entra una mujer de negro que se dirige a la derecha y
allí se arrodilla. A la VECINA.) Quítate las manos de la cara. Hemos de pasar días terribles. No quiero
ver a nadie. La tierra y yo. Mi llanto y yo. Y estas cuatro paredes. ¡Ay! ¡Ay! (Se sienta transida.)
VECINA.-Ten caridad de ti misma.
MADRE.-(Echándose el pelo hacia atrás.) He de estar serena. (Se sienta.) Porque vendrán las vecinas y
no quiero que me vean tan pobre. ¡Tan pobre! Una mujer que no tiene un hijo siquiera que poderse
llevar a los labios.
MADRE.-
Girasol de tu madre,
espejo de la tierra.
Que te pongan al pecho
cruz de amargas adelfas;
sábana que te cubra
de reluciente seda.
y el agua forme un llanto
entre tus manos quietas.
MU JER.-
¡Ay, que cuatro muchachos
llegan con hombros cansados!
NOVIA.-
¡Ay, qué cuatro galanes
traen a la muerte por el aire!
MADRE.-
Vecinas.
NIÑa.-(En la puerta)
Ya los traen.
MADRE.-
Es to mismo.
La cruz, la cruz.
MUJERES.-
Dulces clavos,
dulce cruz.
dulce nombre
de Jesús.
NOVIA.-
Que la cruz ampare a muertos y vivos.
MADRE.-
Vecinas, con un cuchillo,
Con un cuchillito,
en un día señalado, entre las dos y las tres,
se mataron los dos hombres del amor.
Con un cuchillo,
con un cuchillito
que apenas cabe en la mano,
pero que penetra fino
por las carnes asombradas,
y que se para en el sitio
donde tiembla enmarañada
la oscura raíz del grito.
NOVIA.-
Y esto es un cuchillo,
un cuchillito
que apenas cabe en la mano;
pez sin escamas ni río,
para que un día señalado, entre las dos y las tres,
con este cuchillo,
se queden dos hombres duros
con los labios amarillos.
MADRE.-
Y apenas cabe en la mano,
pero que penetra frío
por las carnes asombradas
y allí se para, en el sitio
donde tiembla enmarañada
la oscura raíz del grito.
TELÓN
FIN DE
“BODAS DE SANGRE”