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Juan Quinto Regazzoni

ÑANDE
REKO KATU
PALABRAS Y SÍMBOLOS DE LA
ESPIRITUALIDAD GUARANÍ

Impreso en Hudigraf Tel.: (595 21) 554 362


Ascunción, noviembre de 2021

1
ÑANDE REKO MARANGATU.
PALABRAS y SÍMBOLOS de la ESPIRITUALIDAD GUARANI.

El modo de ser de los guaraníes, que ellos llaman ñande reko, es sobre
todo un modo de ser religioso: ñande reko marangatu. Esto quiere decir
que la experiencia religiosa no sólo constituye para ellos un aspecto
fundamental de su cultura, sino una forma esencial de su identidad y de la
conciencia de su destino. En otros términos, los guaraní de hoy no pueden
ser entendidos, ni ellos mismos se entienden, si se prescinde de su
experiencia religiosa”. (MELIÁ, 1991,9)
Los primeros misioneros en tierras paraguayas, Antonio Ruiz Montoya 1, entre otros,
consideraron a los guaraníes como “ateístas” porque ellos no tenían ni templos, ni ídolos o
esculturas religiosas para adorar, ni grandiosas celebraciones públicas. Quizás esa somera
definición servía para librarlos de las consecuencias que recaerían sobre ellos, si se los
considerase profesos de otras religiones. Eso queda muy claro en la Apología escrita por
Montoya, durante las polémicas que le tocó enfrentar en su vejez. Según él, ellos jamás
tuvieron ídolos, ni adoración idólatra de los que falsamente se los calumniaba; al contrario,
“las naciones guaraní y Tupí han sido siempre ateístas”. (CHAMORRO 2004,123)

Entonces se pensaba que era más fácil convertir al cristianismo a aquel que no tenía
religión, que al que profesaba un culto pagano. Esa suposición, impedía percibir la profunda
concepción religiosa de los indígenas, ya que ni la sociedad ni los misioneros de aquellos
tiempos, tenían los conocimientos y los avances científicos que la antropología moderna nos
proporciona. Es por eso que también el documento de evangelización más importante de la
época, El Catecismo de Lima, solo vagamente sugiere que los indígenas divinizaban el Sol
y los astros, y pedía al catequista enseñar que nada de eso era Dios. 2
Sin embargo, hubo también misioneros que, al observar la vida de los guaraníes,
descubrieron su profunda religiosidad: “Es toda esta nación muy inclinada a religión,
verdadera o falsa” apuntó el misionero y lingüista jesuita Alonso Barzana, en las últimas
décadas del 1500. Ya se intuía en su estilo de vida, que ellos definían como “Ñande
Reko Katu”, una espiritualidad muy próxima a la enseñanza del evangelio, que se
manifestaba en los grandes principios del buen vivir (teko porã); del amor mutuo, joayhu; de
la justicia ecuánime, tekojoja; del don jopói, de la economía de reciprocidad …etc.

Hoy después de los valiosos aportes de León Cadogan a mitad del siglo pasado,
conocemos una de las fuentes básicas de la cosmovisión guaraní, el Ayvu Rapyta
(=Fundamento de la Palabra). Allí se empieza afirmando que al origen de todo está “Nuestro
Padre Último-Primero”, que creó su divino cuerpo “de las tinieblas primigenias”
(pytũ ymágui) y existía “iluminado por el reflejo de su propio corazón”, que empezó a
engendrar vida, poblando el universo con entidades espirituales que animan y se
manifiestan en todo hombre, animal, planta o río. (CADOGAN 2015, 24 s.)
Cada cosa se concibe habitada por un espíritu, capaz de volverse benefactor o malhechor.
Así el guaraní vive su experiencia del mundo sintiéndose frágil e influido por las fuerzas de
la naturaleza, pero, al mismo tiempo, capaz de interagir con esas fuerzas del cosmos. Esto
es lo que hoy se denomina como Animismo: un sistema global, que abarca toda la vida y
todas las cosas.

1
Antonio Ruiz de Montoya (13.06.1585 – 11.04.1652) fue un sacerdote jesuita, misionero por 25 años entre los
Guaraníes. Su obra escrita trató de temas espirituales y de la lengua guaraní. Su labor misionera se caracterizó
por el acercamiento intercultural, aprendió la lengua guaraní y conociendo sus profundamente sus costumbres y
cultura (su Teko), escribió su Catecismo en guaraní, su Diccionario y su Gramática (Tesoro y Arte de la lengua
guaraní). Fundó 13 reducciones, lo que supuso la construcción de colegios, iglesias, centros de
producción agrícola y pequeñas ciudades que muchos describieron como sociedad ideal.”,
2
Cf. Luis BOLAÑOS, “Catecismo Breve del Concilio de Lima”. en CHAMORRO 2004,124 s.

2
El termino guaraní Yvypóra, no se refiere sólo al ser humano (a la “gente”), sino a todos los
habitadores del planeta.3 La consecuencia práctica de semejante concepción, es la de una
compenetración con la naturaleza, que llega a ser asombrosa en los “ancianos-sabios”
(Tamõi), verdaderos “profetas de la selva”.

Son muchas las “semillas del Verbo” sembrada en el “Teko” guaraní, tanto que el
antropólogo jesuita, Bartomeu Meliá 4, habla de una verdadera “Tekología”, algo que tiene
mucho que ver con el “Dios que ama la vida” (Sab 11,26). Toda la teología bíblica
proclama la Vida, desde la misión primordial de los orígenes, (Gén 1,28 y 3,20) hasta la
misión fundamental de Jesús, que ha venido para que todos tengan VIDA en abundancia (Jn
10,10). (REGAZZONI 2016, 58)
El antropólogo Egón Schaden a mitad del siglo XX, llegó a decir “No existe sobre la tierra
ningún pueblo, ninguna tribu, al que se aplique, mejor que a los guaraníes, la palabra
evangélica: ‘Mi Reino no es de este mundo’”. (CLASTRES 2016, 10).
Su vivencia mística es orientada al más allá; es un “teko” colectivo que supera las virtudes
éticas del individuo y determina el ideal de toda la comunidad. (SUSTERSIC 2010, 378).

Por eso, este diálogo intercultural que nos proponemos en estos apuntes no quiere, de
ningún modo llegar, a un fácil “Inclusivismo” que borra las diferencias, la identidad y la
alteridad de los dialogantes. Cada religión tiene distintas manifestaciones de su
autocomprensión, de su creencia y espiritualidad. El diálogo es como un encuentro entre
dos aprendices que se reconocen mutuamente, que quieren aprender uno del otro.
Otro obstáculo del inclusivismo es la pretensión de incorporar las otras experiencias
religiosas, reduciéndola a la propia religión. Con este procedimiento se pretende que todas
las religiones sean en el fondo, una “misma cosa”. Sin llegar a un sincretismo empobrecedor
para todos hay que fomentar el diálogo intercultural. La fe de las primeras generaciones
cristianas se relaciona con varios procesos de inculturación. La Biblia misma, es un
documento de aprendizaje intercultural que necesita una inculturación permanente.
“El camino que lleva a la intercomunicación es la propia tradición, vivida en los diversos
ámbitos del ‘oréva’. No como identidad cerrada y ya lista, sino como algo en curso, en
tránsito, como un puente para la otra orilla, el ‘ñandéva’. Y no podemos saltar el puente,
sino transitar sobre él. Nadie puede prescindir de su propia tradición para llegar al “otro”.
(CHAMORRO 2005, 319)

Con los aportes de la antropología moderna, y en particular de la entrañable obra del padre
Bartomeu Meliá 5, podemos entonces aventurarnos en cruzar este puente del dialogo
intercultural para enriquecernos recíprocamente de los altos valores que nuestras
espiritualidades nos ofrecen.

Pa’i Juan Quinto Regazzoni, scj.


Asunción, noviembre de 2021

3
Graham Harvey, en su Manual del Animismo contemporáneo (2013), identifica la perspectiva animista en línea
con el "yo-tú" de Martin Buber en lugar del "yo-él". El enfoque de yo-tú se relaciona con los objetos, los
vegetales y los animales como un "tú" en lugar de un "eso" (ver Wikipedia/Animismo)
4
Bartomeu Meliá, falleció el 6-12-2019; pocos días antes había recibido una distinción de la Cámara de
Senadores por “su invalorable aporte a la sociedad paraguaya y latinoamericana, a la defensa de los derechos
lingüísticos y culturales, a la democracia, a la justicia y a la promoción del pensamiento crítico”.
5
Mi agradecimiento entrañable al p. Meliá, así como a los amigos del grupo Amerindia Py, en especial a la
inolvidable luchadora Cristina Vila, a Nilo Zárate, José Zanardini, Margot Bremer…. Un agradecimiento
también a las profesoras Rosalba Otazú y Damiana Areco.

3
PALABRAS Y SÍMBOLOS DE UN DIÁLOGO INTERCULTURAL

Tomamos algunas palabras claves, cargadas de simbolismo, que son comparables en las
dos espiritualidades, salvando lo específico de cada una:

Guaraní Castellano Hebreo bíblico


1. Ã (ÁNGA) y ÑE’Ë EL ALMA Nefésh
2. AGUYJE LA GRACIA Hanan
3. APYKA: EL ASIENTO SAGRADO Kappôreth
4. AVAPIRE: LA PIEL DEL SER Or
5. ENGAI (Angai) EL POBRE, Aní
6. JEGUAKA LA CORONA Noun
7. JEROKY LA DANZA Makol
8. JEROVIA CREER-CONFIAR Batah
9. JOPÓI EL DON Ahavá
10. KURUSU. LA CRUZ Tav
11. MARANGATU SANTO, BUENO Kadosh
12. MITAKARAI BAUTISMO Brit Milá
13. ÑE’Ë LA PALABRA Dabar
14. ÑEMBO’E ORACIÓN Tefillá
15. PORÄ LA BELLEZA Töb
16. PYTU EL ESPÍRITU Ruah
17. TAPE EL CAMINO Derek
18. TEKOMBO’E LA EDUCACIÓN Lelamed.
19. TEKOHA ESPACIO VITAL Teshu’ah
20. TEKOJOJA EQUIDAD, RECIPROCIDAD Tsedek
21. TEKO PÖRA BUEN VIVIR Hayah
22. TÉRA NOMBRE Shem
23. VERAVY BRILLO INTERIOR 'Or
24. YKARAI AGUA PROFÉTICA Mayim
25. YVY (MARANE’ Ỹ) TIERRA (SIN MAL) Erez Israel

Hay que recordar que “en Paraguay aún sobreviven 20 pueblos (o naciones) en 500
comunidades con lenguas y costumbres diferentes, agrupadas en 5 familias lingüísticas...
Dichos pueblos constituyen una gran riqueza para Paraguay y lo convierten en un país
pluricultural y pluriétnico” (ZANARDINI, 2013, 9)
Salvando pequeñas diferencias de expresión y de contenido estas palabras claves son
patrimonio común de la mayoría de las parcialidades guaraní del continente.
Aquí hacemos como un mosaico, con referencias a más de 26 autores en unos 50 escritos
sobre el tema…. Evidentemente cada autor con su enfoque distinto y personal.
En cada palabra clave, se buscó su significación y correspondencia simbólica en la Biblia.
El diálogo intercultural, en estos tiempos de desplazamientos culturales, ayudará
seguramente a encontrar elementos de una espiritualidad compartida. Ñande reko Katu.

4
1. EL ALMA
- En Guaraní: Ã (ÁNGA) y - ÑE’Ë
Los guaraníes tienen el concepto de que cada ser humano
tiene dos almas: el alma del cuerpo ã y el alma espiritual ñe'ẽ.

- Ã significa en Mbyá-Guaraní: estar en pie, estar en


posición vertical. El alma del cuerpo tiene su asiento en la
sangre y en la leche materna, y se expresa a través de la
sombra. El alma está conectada con el cuerpo, pero puede
hacer viajes cortos durante el sueño y puede causar serios
problemas de salud si no vuelve de su viaje nocturno.
Al morir, esta alma se transforma en ãngue (ã+kue, ngue,
sufijo del pasado) que queda todavía un tiempo en la tierra,
asustando a sus parientes y amigos antes de disolverse en
un animal, o en la misma tierra. Los Avá Guaraní utilizan la
Para los guaraníes, como para
voz áng para designar “la sombra, el eco” del ser humano.
la Biblia, el Alma- aliento tiene
su sede en la Garganta
- La palabra 'Ñe'ẽ significa “palabra, lengua, sonido”, pero
también “alma”. El alma espiritual tiene su asiento en la garganta (hay’o) y se expresa a
través del hablar, especialmente a través de los cantos y rezos. En el ámbito religioso, decir
Ñe’ẽ es nombrar al alma. La palabra es hálito vital, es verticalidad y dignidad. Por la
palabra, el hombre está erguido, eleva su espíritu. Sin ella sería vegetal, sin pensamiento ni
ideas. Por medio del purahéi-paje (canto sagrado), tiene sonido el alma, se expresa la
espiritualidad y, junto con el jeroky-paje (danza sacra), se transmiten los más sublimes
sentimientos.
La morada primera del alma espiritual, está en uno de los siete cielos de la cosmovisión
guaraní, de ahí es enviada a la tierra para pasar por la difícil experiencia de la vida terrestre.
Después de la muerte el alma ñe'ẽ vuelve a su verdadera morada. Tiene que pasar por el
piraguái, un tipo de purgatorio, cruzando varios obstáculos y al fin cruzar la 'verdadera
oscuridad', un abismo sin fin, sobre una serpiente que sirve como puente. El guaraní vive
seguro de que va a llegar a su verdadera morada después de morir. (GRÜNBERG, 2004, 2).
El antropólogo Egón Schaden dice que “Toda la vida mental del Guaraní está orientada
hacia el Más Allá” (en PIÑEIRO AGUIAR, 2016)

- En la Biblia: NEFÉSH
A diferencia del concepto filosófico griego que ve el alma como algo distinto y opuesto al
cuerpo, el concepto bíblico de “alma” se asemeja más bien a la visión del ser humano
unitaria de los guaraníes. La Nefésh bíblica, traducido malamente con “Psique”, por los
griegos, no tiene nada que ver con algo inmaterial y etéreo, sino que siempre está
conectada con el cuerpo. En efecto designa concretamente la garganta, en donde nace la
palabra y el canto, la respiración y el suspiro, la sed física y el deseo profundo.
“Tengo seca la garganta” no es sólo para indicar la sed de agua, sino la sed del alma, el
deseo y los anhelos interiores. Dice el Salmo (42,2) “Como la cierva busca fuentes de agua
así mi nefésh (garganta, alma) te busca a ti, Dios mío”.

Nefésh pasa a indicar toda la vida de una persona. “Señor sacaste mi nefésh (mi vida) del
abismo y me hiciste revivir” (Sal 30,4). La garganta (nefesh) indica toda la persona que
tiene, en lo profundo de su ser, sensaciones de angustia o tristeza, de gozo y alegría.
“Y yo (mi nefésh) me alegraré con el Señor” (Sal 35,9). El pronombre personal traduce aquí
el término Nefésh, mejor que “mi alma”. (PRÉVOST, 1994, p. 10)
Como para los guaraníes, también la garganta bíblica (nefésh) no es solo un órgano físico,
sino sobre todo la sede del Alma, porque allí nacen todos los anhelos y suspiros de la
persona, y más aún, es el lugar sagrado donde nace la Palabra.

5
2. LA GRACIA
En Guaraní: AGUYJE

El Aguyje guaraní no es simple “Gracias” es el reconocimiento agrade-


cido de una vida plena. El Agüyje implica un estilo de vida que apunta
a la perfección espiritual que le permite llegar a la Tierra sin males,
libre de toda imperfección y de todo instinto del Alma- Animal (Ñe'ẽ
Joyvy). (BARTOLOMÉ 1991,91)
Los guaraníes vienen al mundo terrenal para lograr una perfección,
un estado de plenitud: el Aguyje. Para ello debe convivir armónica-
El estado de gracia (Aguyje) se
mente con sus semejantes y con la naturaleza que le rodea,
alcanza con el amor reciproco
aprovechando sus dones, pero pensando solidariamente en los demás. (Mborayhu)
- Aguyje es Reciprocidad (jopói): la vida es un don reciproco por eso
queremos agradecer (aguyjevete). En la actividad socio-económica la cooperación mutua
(potirõ), ya sea grupo o persona, crea un clima de gratitud y de equidad (tekojoja)
privilegiando los más necesitados.
- Aguyje es Complementariedad (japopa, jojaha): ningún proceso creativo se realiza
aislado, al contrario, todo se complementa realizando la plenitud de nuestro obrar; por esa
razón, toda actividad requiere una profunda comprensión y una gran armonía.
- Aguyje es Consenso (neĩ): un sí a la vida un si al otro. “Dime que sí” (eremi neĩ). Dame tu
consentimiento. tu confianza (mbojerovia), Es el fundamento de un acuerdo entre dos o más
personas o grupos, evitando la división en grupos antagonistas.
Cuando una persona llega a la perfección del Aguyje, “le brotan llamas del pecho como
evidencia de que su corazón está iluminado por la Sabiduría divina, o Tatachina. Lograr el
estado de Aguyje representa tanto el objetivo como la meta final de la vida humana”.
(BARTOLOMÉ 1991,91)
Para obtener el Aguyje hay que evitar todas las tendencias malas del Teko asy (la vida
mala), para seguir las normas que “aligeran” el cuerpo, como la rigurosa dieta alimenticia, la
danza ritual y el ejercicio del mborayhu, el amor reciproco. (CLASTRES 2016, 126)

- En la Biblia: HANAN
Dios no está esperando que nos equivoquemos para castigarnos. Él espera que nos
convirtamos y regresemos a Él (por sus caminos) para darnos su Gracia y compasión.
Dios esta tan lleno de Gracia y siempre está dispuesto a agraciarnos. y quiere ayudarnos a
regresar a Él. Dios mismo es plenitud de Gracia (Hannun = gracioso).
Su primer acto de gracia, (Hanan) es la creación y el don de la Vida. La gratuidad de la
creación es el encuentro entre la plenitud de la bondad de Dios y la limitación de la criatura
que sin embargo está llamado a la plenitud: “Sean perfectos como es perfecto el Padre que
está en el cielo” (Mt. 5,48). Otra manifestación de total gratuidad es toda la historia de
Israel: su elección, su redención de la esclavitud, el don de la Torah y la entrada en la Tierra
Prometida. Todos estos dones de la gratuidad de Dios se celebraban en el Año Jubilar, el
año de gracia, de perdón de todas las deudas (Levítico -25,10).
Cada siete años el israelita “agraciaba” a su deudor perdonándole todas sus deudas. Se
reconocía así a Dios como el único Señor, dueño de todo lo creado. Celebrar su gratuidad
significaba hacer lo mismo, beneficiando a todos, “para que así no haya en medio de ti
mendigo" (Dt 15,1-4). (PREVOST 1994, 28, 31, 19)
En el NT brilla con aun más fuerza la gratuidad de la iniciativa divina. María es llamada por
el Ángel “Plenitud de Gracia” (Kekharitomene). Gratuita es la revelación de Dios en la vida
bondadosa de Jesús. Jesús mismo es la Gracia de todas las gracias (Jn 1,16-17).
A la experiencia del amor gratuito de Dios y preferencial por los pecadores (Lc 15) debe
responder el agradecimiento humano del saberse beneficiado de un don no merecido.
Como los guaraníes que viven una constante peregrinación hacia la plenitud (Aguyje),
también San Pablo invita caminar hacia la perfección, “hasta llegar…a la condición de un
hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”: (Ef 4,13)

6
3. EL BANCO Sagrado
En Guaraní: APYKA

El Apyka, el banquito ceremonial, simboliza el gran


acontecimiento de la “encarnación” de la persona,
cuando la primera Palabra (Ñe’ẽ) de un ser humano
único e irrepetible, toma asiento y en el vientre materno.
(MELIÁ, 2015,1)
Sin este asiento, no hay posibilidad de ser persona: la Palabra que se hace carne y toma
asiento entre nosotros, nos recuerda el texto del Evangelio de Juan (1,14) “La Palabra se
hizo carne y “acampó (puso su morada) entre nosotros”
Es la primera palabra del ava, (=la persona) repite la epopeya de los orígenes, cuando
Ñande Ru,PapaTenonde (Nuestro Padre Último Primero), surge de las tinieblas primigenias
sentado en un apyka, desde donde se abre como flor. En ese espacio mínimo y total,
pequeño y global la palabra de Dios se abrió en flor, palabra divina y fundamental, de la cual
nacerán todas y cada una de las palabras humanas.
La explicación simbólica que los sabios Mbyá-Guaraní le dieron a León Cadogan, (el
primero que registró esos textos míticos), fue la siguiente: “Apyka es pequeño asiento en
que aparece Ñande Ru en medio de las tinieblas. Al referirse al hecho de ser engendrado,
concebido, un ser humano, oñemboapyka: se le da asiento; el ser humano, al ser
engendrado, asume la forma que asumió Ñande Ru” (CADOGAN 2015,30).
También los Tamõi (ancianos sabios) para encarnar la Palabra en las celebraciones rituales
se sientan en la hamaca y posan sus pies sobre el apyka-pyenda porque “al profetizar a los
niños debe tener un lugar para sus pies. No puede pisar el suelo, porque el Tamõi está
bajando la Palabra inspirada, y él mismo se hace Palabra”. (DUARTE 2008, 39)
Apyka asiento, es el emblema de la Encarnación de la Palabra (ñembo’ete = la oración
auténtica), pasa a ser un pyenda, un peldaño adornado con flores, un receptáculo tangible
de la Sabiduría, un espacio vital en el que se asienta la palabra, soñada y profetizada por el
Tamõi, que descubre la verdadera identidad, el nombre interior, del niño presentado en la
celebración del Mitakarai o Ñemongarai (=Bautismo). Este es un segundo nacimiento que
le impone el nombre auténtico, profetizando el proyecto divino que será dicho y obrado
durante toda su vida. Si ese proyecto interior no se cumple el niño enfermará y habrá que
profetizar otro nombre. Los niños enviados por “Los de arriba”, toman asiento en el seno de
la madre, tal como lo hace la palabra que desciende sobre el chamán, apoyado o sentado
en el banquito ritual en forma de jaguar. El Apyka, hecho con Cedro sagrado, “es el símbolo
de la encarnación y emblema del reino animal al que el hombre pertenece. Nacer por lo
tanto es tomar asiento en la humanidad” (BARTOLOMÉ 1991, 86)

En la Biblia KAPPÔRETH
Un símbolo parecido al Apyka Pyenda lo encontramos en la Biblia en el Propiciatorio. En el
hebreo original se denomina kappôreth (= "asiento sagrado" u "obra de expiación" que en el
griego de la Septuaginta se denomina hilasterion). Era constituido por la tapa dorada del
Arca de la Alianza, que servía de peldaño a Yavé, cuando bajaba para hablar con Moisés en
la Carpa del Encuentro (Éxodo 25,17-22). El Propiciatorio tiene la virtud de hacer el orante
propicio o favorable, ante la divinidad. Una víctima propiciatoria es la víctima de un sacrificio
efectuado con el fin de reconciliar. El Propiciatorio era llamado también "asiento de la
misericordia” porque allí se reconciliaban los pecados del pueblo por medio de sangre, que
se rociaba sobre él (Levítico 16,14). (Diccionario Bíblico Digital, 2003)
En el Nuevo Testamento (Heb 9) el propiciatorio simboliza el mismo Jesús (Rm 3,25), quien
es el arca de la nueva Alianza y el asiento sagrado por el que Dios se manifiesta a sus hijos.
Además, la sangre de Cristo derramada, es el verdadero sacrificio propiciatorio que perdona
los pecados y reconcilia al hombre con Dios. Él es el “asiento de la misericordia” de Dios
entre nosotros, la Palabra de Dios que acampó entre nosotros. Cristo es llamado también “Él
que aplaca”), el hilasmon, la ofrenda de expiación (1Jn 2,2).

7
4. LA PIEL DEL SER
En Guaraní: AVAPIRE

Un territorio importante que habita el guaraní es su propia piel,


un guante ajustado y agradable en el que se siente contenido,
y mediante el cual se manifiesta. Para el Ava guaraní la piel es
su figura, que se da a conocer. Nuestra lengua es piel; es la
piel que habitamos. (MELIÁ 2015,2)
Nuestra identidad se manifiesta clara e inmediatamente en esa
piel, tan frágil, pero que contiene toda la vida de la persona, su
salud y su enfermedad, su alegría y su angustia; la piel del
pulgar –ésa que nos exige la policía– es la identidad irrepetible
de cada persona.
El cuidado de la piel no es, pues, solo vanidad aparente.
La piel permite contactos, que no se registran necesariamente
en marcas dejadas en la piel, si no es en circunstancias que
dejan cicatrices y tatuajes más o menos indelebles.
Los aché del Paraguay, mediante las sajaduras en relieve que
corren paralelas por su espalda, nos relatan la historia de sus hechos heroicos.

Entre los Guaraníes tenemos también al Ava kuatia, el hombre pintado, y ese diseño y
pintura, pasó a designar el papel, la carta, el libro, pero sin dejar de ser pintura y dibujo
corporal, que era su primera acepción. El soporte de esa pintura era sobre todo el cuerpo
humano, pero había aparecido ahora con esos ‘otros’, asimilados a sus hechiceros, algo
nuevo, otro modo de comunicación de mensajes, a través de un soporte que no es la piel,
sino el papel, en el que la palabra y su voz, un sonido, son pintados mediante rasgos, líneas
y rayas. El papel soporta la huella de la voz. Todos cambiamos de piel como cambiamos de
voz con los años, pero no hay que confundir piel con ropa. (MELIÁ 2015,3)
En la sociedad paraguaya falta todavía el reconocimiento pleno de la identidad -de la piel-
indígena. Sin embargo, no hay que bajar los brazos. “La emergencia de los indígenas en la
sociedad y en la Iglesia, es un kairos para profundizar el encuentro con estos sectores
humanos que reclaman el reconocimiento pleno de sus derechos individuales y colectivos”.
(BREMER 2016,11)

- En la Biblia “OR”
La palabra hebrea para “piel” es “OR” (‫)רֹוע‬: y la palabra hebrea para “luz” es también “OR”
(‫ )אוע‬pero escrita “aleph” y no con “ayin”. En sus orígenes, Dios vistió a Adán y a su mujer
con una indumentaria confeccionada de luz celestial, su propia piel. Por confiar en la
serpiente, Adán y Eva perdieron sus vestimentas de luz (=Or ‫ )אוע‬y tuvieron que ser
ataviados con ropajes de pieles (=Or ‫( )רֹוע‬Gén 3,22).
La piel en la Biblia es signo de salud cuando reviste la carne (=ser viviente) mientras que es
signo de enfermedad y muerte cuando está pegada a los huesos, o es blanca por la lepra.
Ezequiel (37,6) profetiza: “Haré crecer carne sobre ustedes, los cubriré de piel y pondré
espíritu en ustedes, y vivirán; y sabrán que yo soy el Señor”.
La Piel en la plena inocencia no necesita de ropaje o de un rol (estatus) especial.
La piel es la manifestación exterior de lo que uno es adentro: “¿Puede el etíope mudar su
piel, o el leopardo su pelaje?” (Jer 13,23). Como para los guaraníes, la piel y la carne bíblica
son la expresión de toda nuestra vida y persona: de nuestra salud o enfermedad, de alegría
y angustia, de fragilidad y fortaleza. Toda carne bendiga su santo nombre “(Sal 145,21)
La piel, la identidad, de los indígenas es también la identidad y la piel de la Iglesia
latinoamericana que en la conferencia episcopal de Aparecida (A 97) se compromete
en “relaciones interculturales donde la diversidad no significa amenaza, no justifica
jerarquías de poder de unos sobre otros, sino diálogo desde visiones culturales diferentes,
de celebración, de interrelación y de reavivamiento de la esperanza.

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5. POBRECITO
En Guaraní: ENGAÍ

Engaí (o Angaí) indica la sincera compasión que sentimos hacia el más débil, pequeño,
pobre o enfermo, “Engaieté significa ¡Pobrecito, lo sentimos
mucho! Eso quiere decir Engaieté, que tenemos una gran
compasión” (DUARTE 2008,24). La verdadera compasión es la
que mueve el Tamói a buscar en sus sueños y oraciones el
verdadero nombre de un niño, o de un enfermo. Si alguien se
enferma o está débil significa que su nombre interior, o Réra
ka’aguy (Nombre de la selva) fue mal asignado y hay que
profetizar nuevamente para encontrar un nombre nuevo.
Esta cuidadosa búsqueda del nombre interior es “un acto de Amor” según afirmaba el
chamán Adriano Portillo, cuyo nombre interior era Ava Tamói Mba’ekatu (= Hombre anciano
celestial). (DUARTE 2008, 18). La compasión hacia el pobre y el débil es una de los rasgos
esenciales del Teko guaraní (un lindo video sobre el “Engai” guaraní en ELIZECHE 2009)
El prócer uruguayo Artigas, de sus fieles seguidores, los indígenas Guaycurúes y Abipones,
aprendió la máxima “Los más infelices serán los más privilegiados” que introduce en el
Reglamento Agrario de 1815, poniendo un orden de preferencia desde abajo: “los Negros
libres los Zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres todos podrán ser agraciados
en suertes de Estancias” (AAVV. 2010,551)
- Hoy, la expresión “aichejáranga” (=ay mi pobrecito) recuerda este cuidado atento hacia
los más necesitados de la comunidad guaraní. En el reparto de los frutos de la cosecha en
la gran fiesta de fin del verano, el Arete guazú, los más pobres eran los más privilegiados.
Cada tekoha tenía su Tupã mba’e (=cosa de Dios), un terreno que todos cultivaban para
que sus productos beneficiaran a los más pobres. Entre las normas orales para la agricultura
encontramos un precepto que pide compartir las cosechas “Los frutos maduros se producen
para que de ellos coman todos y no para que sean objeto de avaricia. Dando de comer a
todos, sólo así, viendo nuestro amor al prójimo, Nuestro Padre Primero alargará nuestros
días para que podamos sembrar repetidas veces” (CADOGAN 2015, 213)
La contra cara de la misericordia es la “avivada” de hacerse el aichejáranga, el pobrecito
que se disfraza de carenciado, para no trabajar, y para vivir de arriba a expensas de los
demás. Que existan personas pobres y necesitadas es una triste realidad, que el Estado y la
ciudadanía deben buscar solucionar con una justa distribución de las riquezas, pero no es
aceptable que alguien se haga un falso “pobrecito” para engañar a los demás.
La misericordia rescata la dignidad del que da, y de él que recibe y no es un simple
sentimiento de lástima que favorece la resignación y el achatamiento. (SANABRIA 2019, 3)

En la Biblia: ANI
Ya en la Primera Alianza la palabra “pobre”, no se refiere solamente a una condición
económica y social, sino que alude también a una disposición interior, una actitud del alma.
'Ani y 'Anav (en plural 'anavím), son las personas “abajadas”, humildes y afligidas.
El AT nos revela así las riquezas espirituales de la pobreza, En la Nueva Alianza se llega
reconocer en los pobres a los herederos privilegiados del Reino de Dios.
Tanto en el antiguo como en el nuevo testamento, vemos el deseo de Dios para que sus
hijos muestren compasión hacia los pobres y necesitados. Entre los distintos nombres
bíblicos para indicar la compasión está uno que tiene una estrecha relación con la
“entrañable” compasión de la madre. El verbo hebreo Ra·jám, que suele traducirse “mostrar
misericordia” expresa un profundo y tierno sentimiento de compasión, como el que es
suscitado a la vista de la debilidad o del sufrimiento de aquellos que necesitan de nuestra
ayuda. Este verbo hebreo, que Dios se aplica a sí mismo, está relacionado “las entrañas
maternas” y denota “compasión maternal” (Éx 33,19; Jer 33,26). En Isaías 49,15 leemos:
“¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, para no compadecerse (Ra·jám) del hijo de
sus entrañas? Aunque ella se olvide, yo nunca te olvidaré”. (UNGER y WHITE “Compasión” 2019)

9
6. LA CORONA, Diadema ritual
En Guaraní: JEGUAKA

Jeguaka denomina, en el lenguaje cotidiano de


los Tavyterã, la diadema de plumas usada por
hombres y mujeres durante las fiestas. La diadema
ritual es un adorno hecho con las plumas muy
coloridas del guacamayo, del tucán y de los loros.
Simbolizan no sólo la belleza y la variedad de
colores de la naturaleza, sino también el
simbolismo mítico de los pájaros que son los
mensajeros de los espíritus divinos que se
comunican con los hombres (fuera del cuerpo las
plumas pierden su valor ritual).
Un chamán entrevistado por Chase-Sardi, afirma:“Nuestra sabiduría está en el conocimiento
que tenemos del lenguaje de los pájaros que nos cuentan las cosas que ocurren muy
lejos, donde no llega nuestra vista ni perciben nuestros oídos… Nuestra misión es mantener
el mundo vivo. Cuando nosotros terminamos, el mundo terminará” (COLOMBRES 2008, 27)
En el lenguaje poético Jeguaka es un término para indicar la esposa. Pa’i Evangelí, en una
entrevista decía: “Nuestro padre nos dice cuando nos casamos: “ahora muchacho, ya te
traes la que va a ser tu adornada esposa (= nde jeguakávyrã)”. (MELIÁ y GRÜNBERG 2008, 208).
En el lenguaje religioso, el término Jeguaka tiene entonces un significado aún más amplio.
En el Canto Ritual de la Tacuara Grande, hay unas estrofas relatando la creación de la
primera mujer en el que Ñane Ramõi la crea desde el medio de su jeguaka.
“Sacó del medio de su jeguaka, lo bendijo, lo santificó, levantó la futura mujer, le puso por
nombre Jeguaka, Nuestra Abuela Grande”. (CADOGAN,1962,53).

Por su parte Graciela Chamorro (2005,172) nos revela la importancia del simbolismo de los
adornos para los dioses y para los hombres. “Las divinidades son los seres adornados por
excelencia. Adorno o paramento (jegua) no es un accesorio, algo superfluo o complemen-
tario, como a primera vista puede parecer, sino algo esencial, el corazón de los seres. Por
eso el hecho de adornarse es indispensable en el proceso de perfeccionamiento y de
identificación con las divinidades. Cabe recordar que, entre los epítetos que los Paĩ Tavyterã
y los Kaiová acostumbran aplicarse, está el de “adornos del universo” (ára jeguaka)”

En la Biblia: NOUN, Diadema


También para la Biblia Noun, corona o diadema, es un símbolo de esponsales ante de ser
un signo de poder y de dominación.
El Cantar de los Cantares cuando habla de la aparición del Rey Salomón en su litera, no
habla de su corona real, sino de su corona de esposo, su corona de amor: “Hijas de
Jerusalén, contemplen al rey Salomón con la corona con la cual su madre lo coronó el día
de sus bodas, el día de la alegría de su corazón” (Cant 3,11).

La corona es la “coronación” de una etapa nueva de vida: “Y tú (Jerusalén) serás llamada


con un nombre nuevo, puesto por la boca del Señor. Serás una espléndida corona en la
mano del Señor, una diadema real en las palmas de tu Dios” (Is 62,2-3).
En el nuevo Testamento la corona del Rey Mesías no es como la de los reinos de este
mundo. Su corona será la corona de espinas de su entrega total en la cruz.
La cruz de Cristo será el gran “adorno” de los cristianos (adorno de Vida y no de muerte).

10
7. LA DANZA sagrada
En Guaraní: JEROKY
El baile sagrado que acompaña las ceremonias
guaraníes es denominado Jeroky, y se distingue
claramente de Kotyú que se hace solo después
que terminó la celebración. El baile sagrado da
también su nombre al lugar de oración, llamado
Jerokyha, lugar de la danza sagrada llamado
también oguasu, casa grande. (DUARTE 2008, 21)
Baile alrededor de kurusu jegua en el Arete guasu
El objetivo es fortalecer los vínculos entre los
seres divinos y los miembros de la comunidad, es un momento de síntesis de todos los
aspectos de la cultura avá guaraní. Los chamanes, transmiten los valores culturales y los
relatos míticos. Es la oportunidad para alimentar la memoria colectiva. Es el tiempo y el
espacio oportuno para toda celebración. El “mitäkarai” (profeizar el nombre del niño) “sólo
durante el jeroky puede hacerse” afirma el Tamói Portillo “Mba’ekatu” (DUARTE 2008, 22). El
Baile busca desterrar las fuerzas malignas, y lograr salud y calma al espíritu. Se realiza por
diferentes motivos: además del rito el Mitakaraí, también en el rito de iniciación, Mitä Pepy;
en las celebraciones propiciatorias y de bendición de los frutos, como Yvakuéra
ñemongarai para saludar las primeras recolecciones de frutos silvestres y Temitÿnguéra
de agradecimiento por los cultivos y muy especialmente en la gran fiesta de Arete guasu de
fin de verano. En sus danzas sagradas, predominan las danzas imitativas o mímicas de
animales, en las que las aves ocupan el primer lugar. El baile se explica dentro del encuadre
religioso y de la mitología propia de cada animal elegido.
El Jeroky, entre los Guaraníes Ñandeva y entre los Kaiová, ocurre cotidianamente después
del atardecer. El chamán o sus ayudantes conducen los cantos y danzas ejecutando el
mbaraka, (maraca). Cuando el ritual empieza, todos los participantes están en posición y
orientados hacia el Sol, delante de un altar compuesto básicamente por tres maderas
hincadas en el suelo, con adornos de plumas y con espigas de maíz. Al tocar sus
instrumentos, al cantar y danzar en este ritual, los Guaraníes buscan fuerza (mbarete),
erguirse (opuã), limpiar el cuerpo (ombopotĩ), hacerse livianos (vevuy), estar alegres (hory o
ovy´a). Muchas de estas danzas fueron el único medio para conocer un acontecimiento o
una creencia sagrada, recordarla y rememorarla para las nuevas generaciones.

En la Biblia: MACHOL
En la tradición bíblica la danza es un medio de oración y adoración (Salmo 149,3). La danza
en círculo (=Machol) es una mediación entre Dios y la humanidad (Sal 150,4).
Los tipos de danza usados por los hebreos incluían la famosa danza procesional de David
que, despojado de sus vestiduras regales, bailaba semidesnudo frente al Arca (2 Sam 6,14).
Otro tipo de danza incluía movimientos que reflejaban gran gozo (como la danza liberadora
de Éxodo 15,20. Durante el reinado del rey David, la música y la danza y se pusieron bajo
la guía de sacerdotes (1Crónicas 15:27-29).
La Danza de alabanza era acompañada por el grito victorioso del Halleluia, La palabra
Hallal significa hacer brillar, celebrar, hacer ruido, alarde, ser jubiloso.
Mecholah es una palabra hebrea que habla de un grupo de danzantes que danzan o giran
en forma circular, siguiendo su orden porque Dios es un Dios de orden y de belleza.
También en el Nuevo Testamento, vemos la presencia de la danza. Por ejemplo, en la
Parábola del Hijo pródigo (Lc 15,25): "Y su hijo mayor…oyó la música y las danzas".
En Lucas 10:21 dice: "en aquella misma hora Jesús se 'regocijó' en el Espíritu..." El término
"regocijó" (en griego es "agalliao") significa saltar de gozo, dar vueltas bailando de alegría.
Jesús era judío, y bailó, porque la danza era parte del ser judío.

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8. CREER-CONFIAR
En Guaraní JEROVIA

Aunque en la antropología se suele interpretar el contenido de las


tradiciones orales como "creencias", no es lo mismo para las creencias
religiosas de las culturas guaraníes. En primer lugar, porque no se exige
creerlo como una "fe dogmática". La recitación de un Tamöi (=anciano
sabio) suele comenzar con las palabras: "ahendu oje... (= he escuchado
que se dice), y ahí sigue el cuento "Cuando Nuestro Primer Padre quiso
robar el fuego". Esto indica que los mitos sirven más bien como
hipótesis para explicar e interpretar el mundo.
En el guaraní no hay palabra que equivalga al concepto de "fe-dogma".
Lo que sí hay, son palabras que indican presenta un alto valor de la “Como un niño tranquilo,
mutua confianza (=Jerovia), confianza tenaz y firme (= Herovia). atado a su madre, así Israel
(GRÜNBERG,1999,1) confía en el Señor”
Los relatos míticos se aplicaban a todas actividades cotidianas, sea en
el contexto económico, en el intercambio de bienes (especialmente de comida), en las
relaciones sociales entre familiares, vecinos y visitantes o para resolver conflictos. El teko
marangatu implica una Fe-Confianza que influye constantemente en las decisiones de la
comunidad, y tiene su fórmula de adhesión sintética y coral, así como el Amén en la oración
hebrea y cristiana. “Cuando el Oporaíva (Cantor sagrado) termina de resonar su canto,
¡Hm, jako! Se dice. Es una afirmación dicha al compartir profundamente una creencia.
Cuando estamos creyendo profundamente en lo mismo, decimos: ¡Hm, jako!” (DUARTE
2008, 24)

La Fe confianza de los guaraníes no tiene rasgos fetichistas o interesados, sino que se da


con un “extraordinario respeto y adoración”. El padre antropólogo Zanardini en su
convivencia con los Ayoreos comprobó que su relación con Dios es “totalmente
desinteresada, No le piden nada”. “Su convivencia con la religiosidad ayoreo influyó y
modificó su perspectiva teológica cristiana”. (ZANARDIN-CHASE SARDI 1999, 23)

- En la Biblia BATAH
Batah (como el guaraní Jerovia) significa esperar y confiar en alguien (en Dios), más
que “creer en algo”. “Dichoso el hombre que pone su confianza en el Señor” (Sal 40,5).
“Porque solo tú Señor eres mi esperanza, en ti confío desde mi juventud” (Sal 71,5 ).

Batah se utiliza también en el sentido de seguridad: “En paz me acuesto y en seguida me


duermo, porque solo tú, Señor, me das seguridad (confianza)” (Sal 4,9)
El creer-confiar (Batah) se dirige sobre todo a Dios: “Mejor es refugiarse en el Señor que
confiar en los hombres” (Sal 118,8). Muchas veces fue traducida al griego bíblico con la
palabra Esperanza pero sería más apropiado el término Confianza “Yo pongo mi esperanza
(mi confianza) en ti Señor, y confío (creo) en tu Palabra” (Sal 130,5).
Confiar en Dios es confiar en su Palabra, y esto establece una relación interpersonal de
reciprocidad y de seguridad, pero no de sumisión. “Como un niño es seguro (=confiado)
en brazo (atado) a su madre, así Israel espera (confía) en el Señor, ahora y para siempre”
(Sal 130)

También el Amén (que en la liturgia católica se prefiere conservar en la dicción original


aramea) es una fórmula sintética para expresar nuestra adhesión confiada al Dios.
Deriva del verbo Aman, “estar seguro, ser duradero, estar firme, confiar, creer”.
En el nuevo testamento la fe: es una relación de confianza total en Jesús, una experiencia
de su presencia y de su palabra viva. En Juan, la fe está asociada al conocimiento: el que
cree en Jesús conoce a Dios; conoce la verdad. Esta fe conduce a la vida plena (Jn 20,31).
En Pablo, la Fe-Confianza se opone frecuentemente a la Ley.
Es la fe en Jesús la que salva, y no la práctica de los mandamientos (Gál 3,6-14).

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9. EL DON
En Guaraní: JOPÓI

El buen vivir supone un territorio y se realiza


en un tipo de economía que los guaraníes han
definido como jopói (mano abierta recíproca).
Esta palabra se compone de tres elementos:
jo, partícula de reciprocidad; po, mano; i, abrir:
manos abiertas uno para otro, mutuamente.
El jopói define un modo de estar en el mundo y
una cultura, en la que la distribución e intercambio de bienes se hace no sólo de una manera
justa, sino también digna, libre y alegre. De ordinario, concebimos la economía como un
proceso cuyo primer paso es la producción, el intercambio después y al final la distribución,
que deberá ser equitativa.
En su economía de reciprocidad, no se comienza por la producción, sino por la fiesta (arete
= el “tiempo auténtico”), que es la distribución festiva de lo que se tiene, como don gratuito.
La fiesta es la primera inversión, de la cual el crédito es el trabajo en común, en que se
ponen todas las manos (potirõ). Se produce para dar, y porque se ha dado se produce de
nuevo para que el círculo de reciprocidad no se quiebre. El don llama al don, aunque no se
está obligado a él. En realidad, el verdadero pobre no es el que no tiene nada para sí, sino
el que no tiene nada para dar. La reciprocidad es una comunicación no sólo de cosas, sino
de palabras, de cantos, de relaciones personales. El jo de la reciprocidad entra en los
términos más característicos de la comunidad: conversamos unos con otros, nos
convidamos, nos amamos mutuamente. Por el contrario, la tacañería es el miedo a recibir,
porque no se quiere dar. La fiesta, el “convite festivo”, son el primero y el último “producto”
de esta economía de trabajo. Sin reciprocidad no se entiende el trabajo guaraní, ni siquiera
el individual. Potirõ y jopói son términos sustanciales de la economía guaraní: manos juntas
en el trabajo, convite y don, son apenas momentos de un mismo movimiento de producción
de las condiciones materiales de su existencia, que nunca son una mera sobre-vivencia,
sino que miran a una con-vivencia. El trabajo, en definitiva, es una forma de reproducir el
don y el don es historia social, memoria y futuro. (MELIÁ, 2004, 61-86)
Esta forma de trabajo es tan humana, porque es “divina”: tupã reko, un modo de ser, una
costumbre, un sistema divino, propio de Dios.
- Lamentablemente, la contracara de ese hermoso jopói es la “mano anzuelo del “popinda”:
un ladroncito aprovechador que roba pequeñas cosas o se queda con lo que le prestaron.
Siempre se le pega algo en las manos... Le satisface saber apoderarse de alguna cosita a
escondidas, cuando bien sabe que pidiéndolo lo hubiera recibido (SANABRIA 2019, 3).
La auténtica espiritualidad guaraní pasa por el Pojera (mano abierta = generosa). Esta
reciprocidad se descubre todavía fuerte en muchas actividades solidarias, especialmente en
los barrios carenciados en los que una mano ayuda a la otra (con rifa, pollada o colectas).

En la Biblia: MATANA Don, Regalo


En la Biblia dar regalos era un método de expresar alegría y buena voluntad (Est 9,22), y se
llevaban dones al altar del templo para agradecer los muchos dones de Dios (Mt. 5,23; Lc
21,1). En el desierto Dios les regalo el Maná, palabra que algunos interpreta como “el don”,
que se reparte, y se comparte, para que a nadie le sobre y a nadie le falte. (Éx 16,16)
También el Deuteronomio invita a compartir: “Abre tu mano al pobre y cuando le dones
algo, lo harás de buena gana, Así el Señor te bendecirá” (Det.15,8)
El “Don supremo” de Dios a los hombres es su Hijo. (Jn 3,16; 1Co 1,30).
El Espíritu Santo también es un don especial de Dios (Jn.14,16, 26; Hch2:38) y mediante el
Espíritu vienen los "dones espirituales": sanidad, milagros, profecía, y -el mejor de todos- el
Amor. Santiago afirma: "Todo don perfecto desciende de lo alto" (Stg 1,17) y Pablo, citando
a Jesús agrega “Hay más alegría en dar que en recibir” (Hech 20,35). Todo el Evangelio es
una invitación a abrir la mano y el corazón, para una vida hecha Don.

13
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10. LA CRUZ
En Guaraní: KURUSU.

La imagen del símbolo de la cruz se encuentra en muchas


culturas no cristianas. Suelen ser interpretados como un símbolo
del origen de todo, ilustrando el momento en que tiempo y
espacio se cruzan, dando así inicio al cosmos en su forma física.
También para los guaraníes el Kurusu (forma guaraní de la
palabra "cruz"), es un símbolo cósmico. Los Chiripa dicen que
Ñanderuguasu ha creado la tierra sobre una cruz eterna que Kurusu jegua
colocó mirando hacia el este. Si Él la retira el mundo caerá. Kurusu jegua
Esta función mítica se expresa en uno de los nombres, aparentemente más antiguo, de
kurusu: "yvy jekoka” (= sostén de la tierra). Para los Paĩ esa cruz no está hecha con palos
de madera o con palmeras, es más bien el cruce de 4 caminos que convergen en el
“ombligo del mundo) y que Ñane Ramõi puso para mantener a la tierra en equilibrio, en el
espacio cósmico (ZARRATEA 2010) Al símbolo de la cruz se relaciona con el número cuatro
que representa el orden del mundo. Las extremidades de la cruz representan los 4 puntos
cardinales que tienen gran importancia en la cosmovisión guaraní.
En el Arete guasu (=”la fiesta grande” de la cosecha), el Kurusu jegua (= la cruz adornada,
con ramas verdes, flores, y plumas) precede la procesión que parte del cementerio de los
antepasados, con los Agüeros encapuchados que los representan, y preside la fiesta hasta
el final, cuando será tirada a las aguas del río.
Aquí la cruz ubicada en un círculo, o guirnalda, es colocada en un alto palo, y es el símbolo
de la Vida y del modo de ser guaraní (Teko). Los dos brazos del Kuruzu, vertical y
horizontal, que se cruzan entre sí, representan el encuentro del mundo de los vivos, con el
de los muertos, de lo trascendente con lo inmanente, de lo espiritual con lo material.
La cosmogonía guaraní, se expresa con una ritualidad, donde máscaras, disfraces, músicos
confluyen en un encuentro entre lo sagrado, lo que pueden llamarse juegos (el jagua-jagua,
el toro-toro y los kuchi-kuchi), pero no tienen la connotación profana.
En los tres días del Arete Guasu, se encuentran los de acá, con los de más allá, los
espíritus de los ancestros. Ese encuentro fortalece a la comunidad que busca reafirmar su
cultura, su manera propia de ser (=ñande reko katu) y lograr una vida buena (=Teko porä)
El Kurusu guaraní se asimila así al simbolismo de la cruz de todas las religiones y culturas y
naturalmente también a la cruz cristiana. Es el árbol de la vida, que da frutos abundantes.
En el espacio sagrado de la oración (= Jerokyha), el kurusu tiene su lugar apoyado al altar
junto con los takua, de las mujeres y las vara insignia de los varones, el "yvyra'i” que en las
ceremonias es llamado también "kurusu".

En la Biblia: TAV
La letra Tav (o Tau), última letra del alfabeto hebreo, deriva de la Tau fenicia. En hebreo la
palabra Tav significa “marca, cruz” y es signo de la humanidad. Este signo se encuentra en
grutas prehistóricas y es también uno de los más antiguos grafismos egipcios. Tav es la
“marca”, el sello divino y el primer signo mencionado en la Biblia (Gén 4,15) Por ser la última
letra del alfabeto hebreo, Tav representa la culminación de toda la creación. y es el resumen
de Todo, de lo absoluto, del misterio que se revela. La cruz simboliza entonces el camino
completo y la meta, la absoluta perfección de la creación y la señal del Mesías, Primero y
Último (Is 41,4; 44,6; 48,12)
Es evidente y espontánea la relación con la cruz cristiana, primero, por el simbolismo
ancestral de la cruz-fuente-de-Vida, y luego como realización histórica del don de vida de
Jesucristo. Para guaraníes y para cristianos consientes, la cruz no es símbolo de muerte
sino expresión máxima del don de vida. Jesús en su despedida apunta claramente a esta
interpretación de su pasión y muerte: “no hay mayor amor que dar la vida” (Jn 15,13).
Tav es la marca, la cruz del Mesías, nuestra última verdad. “Yo soy el Alfa y la Omega, el
principio y el fin, el primero y el último” (Ap 22:13). Jesús es la ÁLEF y la TAV.

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11. LA SANTIDAD
En Guaraní: MARANGATU

Marã tiene dos significados básicos: uno interrogativo


y otro es nombre negativo: culpa, maldad. En el caso
de Marangatu, Marã es un interrogativo con el nombre
positivo Ngatu que es Bueno, Virtuoso (Montoya 1639, 299)
Es muy importante volver a recordar lo que decía Meliá
a propósito de una opción de vida "santa” en los pueblos
guaraníes: El modo de ser de los guaraníes, que ellos llaman ñande reko, es sobre todo un
modo de ser religioso: ñande reko marangatu. Esto quiere decir que la experiencia
religiosa no sólo constituye para ellos un aspecto fundamental de su cultura, sino una forma
esencial de su identidad y de la conciencia de su destino. En otros términos, los guaraní de
hoy no pueden ser entendidos, ni ellos mismos se entienden, si se prescinde de su
experiencia religiosa”. (MELIÁ 1991, 9)
A diferencia del concepto de “sagrado que en las distintas culturas universales significa algo
separado y apartado de lo profano, el concepto guaraní de Santidad (Marangatu) se refiere
a un interrogarse constantemente sobre el valor divino de todas las cosas, que nos rodean y
de todo el cosmos “La comunicación espiritual abarca no sólo la comunicación con los seres
divinos (en los cielos), sino incluye también encuentros con seres en la tierra: con las almas
de animales y de plantas y con los seres espirituales que los están cuidando, también con
seres espirituales que cuidan un cierto espacio geográfico”. (GRÜNBERG 1999, 3)
Todas estas experiencias religiosas alimentan el estilo la vida “santa” de los guaraníes.
Un espacio muy importante en la vida religiosa de los Paĩ Tavyterã es la iniciación (Mitã
Pepy) de los muchachos de 10 a 12 años de edad. Durante dos meses, viven recluidos en
una casa grande (óga jekutu) y son instruido sobre técnicas de comunicación mística.
Siguen un régimen alimenticio muy rígido, duermen poco y no mantienen comunicación con
personas de fuera, ni con sus familiares. Al final el espacio sagrado del Teko marangatu
renda, se prepara el “convite” (=pepy) de los iniciados sentados en su Apyka y allí se les
perfora el labio inferior para aplicar un barbote de resina, el Tembeta.
Más allá de los lugares y objetos específicos de su ritualidad, toda la vida de los guaraní es
definida un Teko Marangatu. En la traducción del Padre Nuestro al guaraní (ya que no
había en este idioma ni la palabra, ni el concepto de "Reino") los primeros misioneros usaron
este término que expresara mejor el sentido bíblico de "Reino", y tradujeron "tou nde reko
marangatu oréve" (= "Venga a nosotros tu manera de ser bondadosa"). (OTAZAU 2006, 123)

En la Biblia: KADOSH.
La palabra “Santo”, Kadosh, está referida principalmente a Dios tres veces santo (Is 6,3).
“Kadosh” (santo) significa “separar algo o alguien para dedicarlo a algo, es lo opuesto de
algo que es común. La palabra refleja el sentido de consagración. Moisés para describir el
lugar más importante del Tabernáculo, donde moraba el Dios lo llamó: Santo de los Santos.
La santidad de Dios se manifiesta a través de sus acciones: libera, bendice, tiene piedad,
perdona. En la Alianza contraída con Israel, Dios pide a su pueblo que se le parezca: "Sean
santos, porque yo, el Señor, soy santo» (Lv 19,2). Para "santificarse”, Israel sigue la Ley de
santidad (Lv 17-26) con leyes que le hacen vivir de manera diferente a los demás pueblos.
- En el N.T., Jesús es llamado a veces "el Santo de Dios» (Mc 1,24), el que es consagrado a
Dios porque es el Mesías (Cristo). En él habita el Espíritu "Santo», que le hace vivir sin
cesar con el Padre (Lc 3,22). Los bautizados, animados por este Espíritu, son santificados,
consagrados a Dios por el sacrificio de Cristo (Jn 17,6-19); éstos forman "la Iglesia santa”
(Ef 5,25-27). La vida y la enseñanza de Jesús cambian las reglas judías. Esto le permite
frecuentar a gente impura: pecadores públicos, enfermos, leprosos, mujeres impuras,
extranjeros. La palabra Santo ya no significa algo separado, o exclusivo de algunos, sino,
por el contrario, es algo ofrecido a todos: un estilo de vida -el Reino- para vivir el proyecto
de Amor del Padre.

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12. BAUTISMO
En Guaraní MITÃKARAI (o ÑEMONGARAI)

Para asignar el nombre a sus niños los Avá Guaraní se


reúnen en una ceremonia bastante larga, que llaman
Mitäkarai que el Tamõi (aciano-sabio) Adriano Portillo explica
así: “Mitäkarai quiere decir que Dios reconoce al niño al que
se profetiza. Porque el niño viene sin luz, sin la llama
encendida, entonces encendemos su luz de modo que él se
pueda reconocer espiritualmente” (DUARTE 2008,17).
El rito inicia con rezos y cantos, y prosigue con ofrendas antes de la oración del Tamõi, que
profetiza el nombre que escuchó y vió en sus sueños-oración. Los padres de los niños
ofrecen en el Opy algunos presentes: un pequeño cesto de tacuara, con miel de abeja y
mbujapé o pan de maíz (que simbolizan el alimento que fortalece) una pequeña flecha para
el niño y para la niña un takuá, el instrumento musical de las mujeres.
El nombre que se les dé a los niños indica el papel de éstos en la comunidad. En el
momento del bautismo el Tamõi, (llamado también Yvyra ija, (el sembrador), sentado sobre
su hamaca y apoyando sus pies sobre el Apyka, el banquito sagrado, empieza a profetizar,
proclamando el nombre de la criatura que le fue revelado en sueño y en la oración. El
nombre de una persona y su palabra-alma van intrínsecamente unidos y en los momentos
críticos de la vida esta palabra profética será fundamental. Al ser profetizada la Palabra-
alma se pone en pie y cobra estructura erguida plenamente humana. (PIÑEIRO 2016, 25)
El Tamõi Portillo explica que “los niños deben ser llamados por ese nombre interior (que no
es el nombre del registro civil) “si queremos que crezcan y sean sanos… y a todos los que
se enferman se le vuelve a dar el nombre interior”. Y añade algo importante: “Debemos
amarnos y amar a los niños que fueron profetizados amar a nuestros Memby’anga y
Ra’yanga (hijos del alma). El Mitäkarai es un acto de amor” (DUARTE 2008,17-18).
Dos elementos fundamentales del “Bautismo guaraní” son también el Agua y la Luz.
El Tamõi después de bendecir el Agua profética (Ykarai), escruta en ella las últimas
indicaciones sobre el nombre del niño y luego la derrama sobre él y “cuenta su nombre
interior”. Luego cada niño recibe una vela Tataendy, hecha por su mamá con cera de abeja
pegada alrededor de un hilo de Karaguatá. (DUARTE 2008, 36. 59).
Durante el Mitäkarai, el Tamõi presenta las normas de comportamiento que aseguran el
desarrollo del niño. Más que prescripciones son “palabras proféticas de amor” y una
invitación muy clara del Tamõi, a padres y padrinos: “Ámense mucho: es sólo por el amor
que se vuelven compadres y comadres. Y ahí en ese espacio del compadrazgo ya no debe
haber mezquindad”. (DUARTE 2008,123).

En la Biblia: BRIT MILÁ (CIRCUNCISIÓN)


El Berit Milá es la celebración que da la bienvenida a los bebés varones en la comunidad
hebrea. Es la circuncisión, realizada en el octavo día de vida es símbolo del pacto (brit) entre
Dios y Abraham (Gén 17,9). El nombre personal de un niño es anunciado por primera vez en la
bendición recitada enseguida después de la circuncisión, momento en el cual su alma y cuerpo,
y por ende su identidad judía, se consolidan. Este signo exterior siempre apuntaba a una
necesidad espiritual, una realidad interna; nunca fue destinada a ser sólo una señal externa
(Deut 10,16; Jer 4,4).
EL BAUTISMO. Para el cristiano es la muerte de Cristo en la cruz, la que sella el nuevo pacto de
alianza, por eso el Bautismo que nos hace morir y resucitar en Cristo. “Por el bautismo fuimos
sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva”. (Rm 6,4)
En el Bautismo recibimos “un nombre nuevo”, pronunciado en la fórmula bautismal junto al
nombre de la Santa Trinidad. Como en otras culturas, el Agua es el signo principal de esta “vida
nueva”, junto a la unción con el crisma, que consagra al neófito como miembro del “Cuerpo de
Cristo”. El nuevo Pacto de Alianza (la “circuncisión del corazón” la llamaban los profetas), se
funda no en una prescripción ritual, sino en seguimiento de Jesucristo, viviendo el supremo
mandamiento del Amor, como Él nos enseñó.

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13. LA PALABRA
En Guaraní: ÑE’Ẽ

Lo que podemos llamar “religión” entre los grupos guaraní


está basado en la “palabra”. Los términos ñe’ẽ, ayvu y ã,
traducidos generalmente con “palabra”– significan
también “voz, habla, lenguaje, idioma, alma, nombre,
vida, personalidad, origen”, y tienen, sobre todo, una
esencia espiritual. “La palabra es la unidad más densa
que explica cómo se trama la vida para los guaraní y
cómo ellos imaginan lo trascendente. Las experiencias de Los Tamói tienen contacto directo con la
la vida son experiencias de palabra. Dios es palabra” Palabra y la ven (ohecháva) en sus sueños.
(CHAMORRO 2005, 56)
El relato mítico de la creación Ayvu Rapyta (= Ayvu significa: 1. alma, el principio vital, 2.
lenguaje humano, 3. Palabra, porción divina del alma. Rapyta (apyta) significa asiento,
fundamento). Para todos los guaraníes la porción divina del alma y la palabra constituyen
una unidad indivisible. Este relato mítico habla de que Nuestro Padre hizo la palabra como
primer acto de la creación, “antes de existir la tierra” y de conocerse las cosas. El elemento
vivificante es la neblina (Tatachina), la que, según los guaraníes, infunde hasta hoy,
vitalidad en todos los seres mediante un proceso de permanente recreación y revitalización.
Ñamandú (uno de los nombres de Dios) crea la Palabra, con diversas funciones que reflejan
su corazón grande, su sabiduría creadora y su amor que busca reciprocidad. Son como “tres
reflejos del amor del Padre Ñamandu”: vida, pasión y templanza. Después Ñamandú creó
a los seres humanos. Como un reflujo de su Palabra, una reciprocidad entre la palabra
divina y la palabra humana, que muestra un Creador apasionado por relacionarse con sus
criaturas. (BREMER 2020, 3)
Cada guaraní se concibe como palabra-alma del Padre, una “pequeña porción de su amor,
de su sabiduría y de su canto sagrado”. Todo fue creado con mucha sabiduría, así lo
enfatizan los textos míticos, una sabiduría que ilumina como luz el mundo, simbolizada en el
sol. El mito de los Gemelos especifica el acto de creación: Ñamandú con el sol en su pecho,
ahuyenta a la oscuridad originaria, reino de los murciélagos. El saber-poder creador, se
hace visible en el sol como “reflejo” de su sabiduría que todos sus hijos están invitados a
reconocer en la creación y responder en reciprocidad, a fin de llegar a ser, cada día más,
“hijos e hijas” del Padre. Ese diálogo con la Palabra eterna nos hace Palabra viva.

En la Biblia: DABAR: La Palabra Creadora


Para la Biblia, fuerza creadora de la Palabra (Dabar), es un rasgo característico del Dios
creador, y es elemento fundamental para comprender la Fe de Israel en el Dios de la Alianza
(las diez Palabras del Sinaí). El Dabar bíblico no es solo un “decir”, una palabra al viento; es
al contrario un compromiso, un hacer, un hasta un proyecto. (GRÜNBER, 2004, 41)
El relato creacional del Génesis posee una riqueza teológica, que no está tanto en lo que
Dios hace, sino en el cómo y el para que lo hace. A diferencia de otros relatos míticos de la
creación, el Dios del primer capítulo de la Biblia no parte de un material preexistente, sino
que todo se crea desde su Palabra. Esta teología de la Palabra creadora recorre toda la
Biblia y culminará en el prólogo del Evangelio de Juan: “Todas las cosas fueron hechas por
medio de la Palabra” (Jn 1,3); expresión reafirmada por Pablo: “en él fueron creadas todas
las cosas en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles” (Col 1,16). Esa Palabra creadora
se encarnó en Jesús y de su plenitud todos participan (Jn 1,14.16).
Es sorprendente ver como la cosmovisión guaraní no sólo es similar, sino que nos ayuda a
esclarecer el misterio de la encarnación del Verbo y de la encarnación de todo ser humano,
con el Verbo encarnado y como él, llegamos a afirmar que cada persona es encarnación de
la Palabra creadora que “toma su asiento” entre nosotros (ver Apyka).

17
14. LA ORACIÓN
En Guarani ÑEMBO’E

Para los guaraníes la oración (ñembo’e) es hacerse palabra, ser


enseñado e instruido (mbo’e) por la palabra. Quien reza se hace
Paabra (oñembo’e). Esta enseñanza para hacerse palabra pasa
por la disposición a Escuchar (Hendu) y a Ver (Hecha).
Los que son llamados a escuchar la palabra son los ohendúva.
Algunos otros “se someten a ejercicios espirituales que les ayudan
a desarrollarse de tal forma en la palabra, hasta llegar al punto de Obra de un Santo apoharã, guaraní.
poder contemplarla: son los ohecháva”. (CHAMORRO 2005, 60). Museo Sta María da Fe
Los Tamói o los Pa’i “videntes” y “oyentes” de la Palabra tienen contacto directo con Dios
que les habla en sus sueños Para los guaraníes la Oración es Palabra con la que Dios nos
instruye, en sus distintas expresiones: cantos bailes, rezos y ritos.
La Palabra es Verdad, es sagrada, y no puede mentir. Por eso el guaraní, cuando no tiene
algo para decir, no habla inútilmente. El que habla es un Ñe’ ẽngatu (=palabra-buena)
Palabra Profética y no palabra de charlatán como se entiende hoy.
El rezo propio del ritual y de la danza es el canto interior que todos debemos elevar al
creador. Todos los yvypóra (habitantes de la tierra): los humanos, junto a los animales, y a
la naturaleza vegetal y mineral, Todos tienen su “cantico interior” como afirma un chamán
guaraní de Mato Grosso: “Nuestros antepasados enseñaban que cada uno de nosotros tiene
un cántico propio, un canto que sólo uno mismo conoce en su interior. También los animales
y las plantas, lo mismo que el río y el bosque tienen un canto dentro de sí. Hasta la tierra
posee su canto propio…y saben descubrir el canto de la tierra” (BREMER 2016, 33)
Es por eso que los guaraníes dan voz a la naturaleza por medio de los Tekojára “dueños” o
“protectores” (=jára) de plantas y animales, de los bosques, de las aguas. Esos seres
“sobrenaturales”, espíritus “originales” (ete) que conocen el “modo de ser” (teko kuaa) de las
plantas, de los animales y de los humanos por ellos protegidos.
Los Guaraníes los invocan en sus ritos de familia, antes de ir a cazar, con la intención de
aplacarlos por el mal “necesario” que representa la muerte del animal cazado. Su reverencia
por los Tekojára que cuidan de los seres humanos, son algo así como objetivación de la
palabra-alma de la persona, un “yo” adicional que guía y ampara (como un Ángel guardián
de la espiritualidad bíblica).

En la Biblia: TEFILLÁ
Este vocablo, 77 en EL Antiguo Testamento, es el término hebraico más común para
expresar «oración». Aparece por primera vez en 1Re 8,28: “Tú atenderás a la oración de tu
siervo, y a su plegaria”. En el día final, la casa de Dios será una casa de “oración” para
todos los pueblos (Is 5,.7); abriendo las puertas a todas las naciones para adorar a Dios.
Tefillá puede referirse tanto a una oración litúrgica y poética, como para título de 5 salmos.
Puede ser una oración para cantarse y hasta bailarse, como hizo David delante del Arca
(2Sam 6,16). En el Nuevo testamento la oración es dialogo confiado con el Padre Dios,
como nos enseñó Jesús en el Padre nuestro (Lc 11,1-4)
La fe católica no hay divinidades intermedias que facilite nuestra relación con Dios, pero sí
se considera la intercesión de los santos: en primer lugar, de María, madre de Jesús, Hay
algunos santos que tienen una devoción particular y son invocados como protectores.
La espiritualidad guaraní ha integrado parte del santoral católico como sus “Tekojára”.
Además de la veneradísima Tupãsy, contrafigura de Ñandesy; está el héroe fundacional
San Tomé (Pa’i Sumé); que enseñanó el arte de la agricultura, a sembrar el maíz.
Es legendaria la gran mayordoma y rezadora de La Misión san Borja, Luisa Kuñambaỹ
esposa de cacique Tiraparé, que después de la destrucción de la misión se hizo cargo de
los Santos de la misma, llevándolos en el éxodo de su pueblo al Uruguay, al fallecer su
marido, Luisa paso a ser la Cacica. Ella trasladó y cuidó de los santos de su Reducción,
hasta su muerte, a los 115 años de edad, en Durazno (Uruguay). (SUSTERSIC, 2010,310)

18
15. LA BELLEZA
En guaraní: PORÃ

Para los pueblos guaraníes la meta diaria de su existir (de su


Teko) es la Belleza-Bondad del término Porä. El teko porä es
su manera de ser, linda y buena, su arte de vida, del buen
vivir. Todo lo que está relacionado a la vida (la naturaleza, el
cosmos, su propio cuerpo, las personas y costumbres de su
pueblo), todo debe estar marcado por ese “Porã” que es al
mismo tiempo “Belleza, Bondad y Utilidad”. La dimensión
ética, artística y proyectual del pensamiento guaraní un ‘arte
de vida’ o del ‘buen vivir. (RAMOS 2013, 99) Grabado rupestre guaraní
Es así que el término Porã se usa frecuentemente en el hablar guaraní. Bella y buena es su
Palabra y su “Alma”, bellas y buenas son sus oraciones y danzas, sus cantos y sueños, su
piel (Ptire) desnuda o pintada, bellos sus adornos (Jeguaka) y sus insignias (Jasaa). El arte
de vivir guaraní se tradujo no sólo en creativa artesanía (cerámicas, cestos, tejidos y pinturas
corporales) sino en arte musical, tan cónsona al espíritu guaraní o el arte figurativo como los
grabados rupestres encontrados en territorio Tupi guaraní o como las originales incisiones en
las tejas y baldosones de las misiones paraguayas.
Los misioneros jesuitas y franciscanos trajeron un modelo de arte barroco, en las antípodas
del pensamiento visual guaraní. Aquél es dramático, descentrado, exagerado, mientras que
éste se basa en el equilibrio, la armonía y la síntesis. El resultado de ese encuentro fue la
supresión del movimiento barroco, o la geometrización, específica del barroco-guaraní.
A diferencia de la zona andina, la pintura colonial no tuvo importancia en el Paraguay.
En la versión indígena, la desmesura barroca, sus rostros aparecen serenos; los cuerpos
sosegados, frontales, y siempre intensamente expresivos. (RAMOS 2013, )
Los críticos de arte han reconocidos los estilos autóctonos creado por los artistas de lo
sagrado (= “santo apohára”) guaraníes que “como ‘hombres adornados’ presentían, al
igual que Dostoievsky, que en la belleza reside el sentido y la salvación del mundo”
(SUSTERSIC 2010, 398)
Por esa fuerza salvadora de la belleza, los guaraníes saben encarar ritualmente hasta los
“tiempos de crisis” (=teko aku), Cada etapa difícil y riesgosa de la vida debe ser enfrentada
porque significa una amenaza al equilibrio que supone el teko porã, y restablecer el sosiego
ideal del teko ro’y, el modo “frío” de ser, el tiempo moderado, de buenas relaciones sociales,
los cantos y oraciones colectivas. En los momentos liminales de los Ritos de paso”, el teko
porä es recuperado con la sobriedad y la sublimación, que vencen todos los males.

En la Biblia: TÔB
En la Biblia tenemos la misma amplitud de significados y simbolismo de lo Bello, que
encontramos en la palabra “Porã” de los pueblos guaraníes.
El principal término estético hebreo es tôb: usado 741 veces y tiene significados múltiples
como: “bueno” a lo “bello”, a lo “útil”, a lo “verdadero”. La traducción griega de la Biblia,
llamada “de los Setenta”, recurre al menos a tres adjetivos griegos diversos para expresar
este vocablo (agathós, “bueno”, kalós, “bello” y chrestós, “útil”).
La cualidad estética de la creación, expresada a través del reiterado uso del adjetivo tôb que
indica lo “bello-bueno”, tiene – según el Génesis – en la creatura humana su ápice: ésta, en
efecto, no es solamente tôb, sino tôb me‘ôd, es “muy buena” (1,31).
En el N.T., el término kalós, se usa 100 veces y es sinónimo de “bueno”. Cristo, como es
sabido, se autodefine en el Evangelio de Juan (10, 11.14) como el “pastor kalós”, el “buen
pastor” y “el pastor lindo”. Jesucristo, afirma Dionisio el Areopagita, es “lo visible del
Invisible. Si el arte no puede representar a Cristo, entonces el Verbo no se ha encarnado”.

19
16. EL ESPÍRITU
En Guaraní: PYTU

Montoya (1639,482) en su “Tesoro de la lengua


guaraní” a la voz Pytu pone los siguientes significa-
dos: aliento, vapor, calor del fuego, aire.
La expresión “che pyty katu” significa “Estoy bien
animado”. Igual que en la Biblia y en muchas culturas
el aliento de vida, el poder respirar, es un don de Dios.
Otro símbolo del Espíritu, es el Viento (Yvytu), que
trae la inspiración divina para la palabra profética.
Yvytu. literalmente: “procedente de la tierra (yvy)”.
El viento hace mover y dinamizar la vida; da refresco
El Tamói sana en conexión con el Gran Espíritu
y aliento en el calor y renueva el ánimo. La Creación,
obra de Dios, de sus manos, de su Palabra y de su corazón, está en permanente e infinita
expansión. Este movimiento de constante despliegue y renovación de la naturaleza es una
de las características más importantes del Espíritu, presente en la creación y en todo el
universo (Arapy pavẽ). Y si la creación es fiel en mantener ese dinamismo universal,
entonces testimonia la presencia del Espíritu, identificado como Dios compasivo (Ñanderú).
(BREMER 2006, 58)
El Tamói Francisco Verá, líder Ava guarani, habla a menudo del “Gran Espíritu”, que llama
también “Ñanderú” y que nos pide “cultivar la fuerza espiritual que los antepasados nos han
dejado”. (DUARTE 2006, 58)
Ese Gran Espíritu inspira la palabra profética que da el nombre interior a los niños en el
Mitäkaraí (=bautismo). Él se pone alegre al ver a las mujeres que se pintan la cara con el
color rojo de la semilla de urukú. Junto al collar de cuentas (mbo’y) es el verdadero adorno
de las mujeres que obtienen fuerza espiritual si ponen su pintura "bien centrada en los
pómulos” (DUARTE 2006, 74)
Pero, una de las manifestaciones más clara del Gran Espíritu, se da en los rituales de
sanación de un enfermo, niño o adulto. El Tamói Verá afirma que al mirar al enfermo
muchas veces “se ven cosas feas, pero el Tamói tiene que aguantar y estar bien conectado
al Gran Espíritu, Ñanderú” y a él le pide por la vida del enfermo, que lo libre y que lo sane.
Esta conexión con el Gran Espíritu es la que mueve el Tamói “que tiene que escuchar bien,
y con palabra compasiva (con su Engaí), tiene que ver y curar al enfermo”. (Duarte 2006, 83)

En la Biblia: RUAH
“En hebreo la ruah, es la brisa suave (cf. Elías) o el soplo que refresca y renueva toda vida.
Jesús utiliza la imagen del viento para explicar el efecto del movimiento del Espíritu, que
queda fuera de la manipulación humana: “El viento sopla donde quiere y tu oyes su silbido.
Pero tú no sabes de dónde viene ni a dónde va: así le sucede al que ha nacido del Espíritu.”
(Jn 3,8). Pero el Espíritu también se puede expresar como ráfaga de viento con mucho ruido
y violencia: “de pronto vino del cielo un ruido, como él de una violenta ráfaga de viento”
(Hech 2,1)”. (BREMER 2019, 2)

También para el cristiano el Espíritu es asociado a la Vida y a la Salud. El Don de Sanación


es uno de los Carismas del Espíritu Santo (1Cor 12,9.30) Ese carisma fue uno de los dones
plenamente vividos por Jesús durante su vida terrena; fue tan abundante en su misión que
lo reveló en su identidad divina, siendo uno de los signos de la llegada del Reino de Dios.
Todos poseen el Don de Sanación, basta uno se llene de compasión hacia su prójimo, como
lo fue el buen samaritano con el “malherido”. (Lucas 10,25-37)

20
17. EL CAMINO
- En Guaraní: TAPE

El Camino, Tape, es símbolo de libertad y de búsqueda.


Para los guaraní la tierra es el espacio del Guata (del
caminar). Una tierra recorrida es un espacio cultivado,
ocupado, humanizado. “El pensamiento mítico y religioso
de los guaraní integra en la idea creacional una tierra que
sea ocupada en forma humana y plena” (MELIÁ 1991)
La tierra habitable es un espacio donde se puede abrir caminos, donde uno es libre para
caminar. Anímicamente el guaraní es un pueblo que camina (oguatáva), aunque no
desenraizado, ya que la tierra que busca es la que sirve de base ecológica, para crear las
condiciones ambientales más adecuadas para el desarrollo de su modo de ser.
El hecho de estar en camino, no es solo un símbolo de libertad, sino que crea espacios de
libertad, lugares adecuados para su vida. La importancia que el camino asume en la
existencia guaraní recuerda el nomadismo bíblico a las tribus hebreas. El padre Meliá definió
a los Guaraníes como “pueblo del Éxodo”. (REGAZZONI 2010, 3)
El hecho de “estar en camino” permite vivir en la precariedad y sin apegos; al mismo tiempo
fortalece la identidad del grupo que confía en la providencia divina, sin necesitar de templos
o estructuras religiosas complejas. El Dios que camina con las tribus no necesita de una
morada fija, acampa con su pueblo. Se lo celebra en la partida. Se lo identifica en la llegada.
Se anticipa en las metas. Todos cuentan con su “Gracia en el camino” (=Tape Aguyje).
El “Caminar rítmico” es el movimiento básico de la danza guaraní (Jeroky), con sus cantos
y plegarias. A medida que el rezo avanza se van recordando diversos episodios de los
orígenes. Es como si el rezo fuera dibujando las etapas de su caminar en la historia.
Caminando en su larga plegaria, recuerdan ritualmente las dificultades enfrentadas, pero su
paso de danza repite las etapas del héroe cultural que al andar, perfeccionó el mundo y lo
tornó habitable para los humanos. (CHAMORRO 2005,185)

- En la Biblia DEREK
El vocablo hebreo “Derek” se refiere no sólo a un camino, o sendero, sino también indica, un
estilo de vida, una opción, un rumbo para recorrer, una meta para alcanzar. En Gn 3,24,
aparece por primera vez para indicar la “vía de acceso” al árbol de la Vida. En otros pasajes
se refiere a la acción de “viajar”: “el Señor no protegió en todo el camino” Jos 24,17.
También indica la “tarea o empresa”, la forma acostumbrada de conducirse y comportarse
en la vida “el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal”
(Sal 1,6). En 1Re 2.4 derek se aplica a un estilo de vida: “Si tus hijos guardaren mi camino,
andarán delante de mí con verdad…”. Derek significa sobre todo el curso y camino de la
vida: “el hombre no es dueño de su camino, ni está en poder del que camina dirigir sus
propios pasos” (Jer 10,23). (“Camino” en UNGER- WHITE W. 2019)
La palabra Derek adquiere una dimensión simbólica importante en el Éxodo para indicar el
itinerario de liberación del pueblo esclavo en Egipto. También el pueblo de Dios, como las
tribus guaraníes es “pueblo del camino”. Pero el camino hay que buscarlo para llegar a la
meta, para seguir andando por un camino de gracia (un Tape Aguyje), y llegar a la meta.
La esperanza de encontrar un buen camino está puesta en Dios: “Señor enséñame tu
camino, guíame por la senda llana” (Sal 27,11 y 119,3). Los caminos de Dios coinciden con
su manera de ser (su teko); “el Señor es justo en todos sus caminos” (145,17). Otros Salmos
cantan: “Señor tus caminos son santos” (77,14); “perfecto es el camino de Dios” (18,31).
Pero es en el Nuevo Testamento donde se manifiesta plenamente toda la simbología del
camino, cuando Jesús recorría los caminos de Palestina para anunciar el Reino, cuando
emprendió con determinación el camino a Jerusalén, camino de pasión y de Cruz, cuando
acompañó los discípulos después de su Resurrección hacia Emaús o hacia Galilea. Pero lo
más importante aún es que el mismo Jesús se definió como el Camino Verdad y Vida.

21
18. LA EDUCACIÓN
En Guarani; TEKOMBO’E

Para los Guaraníes, la educación es la construcción


progresiva de la propia palabra, dicha en el discurso
de la propia vida. La educación viene de la Vida y es
para la vida como dice su etimología “enseñar el vivir”.
Nadie enseña a nadie; solamente nos colocamos en
situaciones de recibir la sabiduría de lo Alto.
El tekombo’e indica el camino de la sabiduría cotidiana, es un “aprender a vivir”, o como
dijo luego, Edgar Faure “aprender a ser”. (MELIÁ 2015, 6)
En las sociedades indígenas, la educación era múltiple y continua. Se fundaba sobre el
carácter, las aptitudes, las competencias, la conducta, las cualidades morales del sujeto,
que más que recibir educación se puede decir que se educaba en este “espacio vital”,
Tekoha, que le daba la oportunidad de crecer. Las familias en relación con la gran familia de
la comunidad construyen ese espacio de conocer y sentir. Para el Guaraní, los territorios se
guaranizan, se hacen: desde su cultura aprendida, su teko en formación. En esta fase de
aprendizaje, escuchando, imitando, haciendo y ensayando soluciones, la persona es el
principal educador de sí mismo.
La educación guaraní se da “desde la vida, para la vida, y para cuidar a toda vida, lo que
incluye también la fauna, la flora, la tierra misma, con sus ríos, montes y llanuras. Una
educación que busca la armonía y el equilibrio entre lo subjetivo y objetivo, entre lo
individual y lo comunitario, entre la humanidad y la naturaleza, entre dar y recibir, entre salir
y entrar entre trabajo y fiesta… para saber vivir de lo necesario, es decir sin acumulación”
El teko, que representa el centro de su esencia, su identidad es su modo de ser. El niño que
ha nacido en un apyka materno de intimidad y centralidad, construye su cultura sin escuelas,
ensanchando su piel, su lenguaje, su lengua y su modo de ser, asimilando los diversos
aspectos de su teko porã. El nosotros es más importante que el yo. Por eso, el espacio-
cultura, el lugar donde se puede ser cultura, es también el espacio donde se dan las
condiciones de posibilidad del vivir bien, en comunidad. Sin tekombo’e no hay tekoha, y se
cierra el camino al teko porã. Nacido de la lengua y en la lengua, ese apyka fundamental, la
educación se desarrollará por la lengua propia (avañe’e). Aprender es hacer el decir (= ‘e) y
hacerse decir en la oración, en la palabra meditada, que suele ser también canto, rezo y
danza. Ñembo’e, además de oración, es también aprendizaje.
La lengua es la primera maestra de la vida, que nos enseña por medio del diálogo que exige
ante todo la capacidad de escuchar (hendu) y la capacidad de preguntar (porandu),
voluntad de conocer e investigar (Kuaapota). El que mucho habla y poco pregunta, muy
difícilmente aprende. La educación no empieza en la escuela, sino siguiendo el ciclo de la
vida; los niños juegan a ser adultos, y los adultos trabajan alegres como cuando eran niños.
En el teko, que representa su esencia, su modo de ser y su identidad, el niño, sin escuelas,
ensancha su piel, su lenguaje y modo de ser, asimilando los diversos aspectos de su teko.

En la Biblia: LAMAD
“Lamad”, significa “enseñar Y aprender” a la vez (85 veces en el A.T). y se refiere casi
siempre a la enseñanza de la Torah (enseñanza). (“Educar” en UNGER- WHITE W. 2019)
En Juan (7,15) los judíos dicen de Jesús: “¿Cómo conoces las Escrituras sin haber
estudiado?” Jesús como otros niños de su tierra “crecía en edad, sabiduría y gracia” sin ir a
una escuela formal, pero si aprendiendo de todas las circunstancias de la vida; en la familia,
en la sinagoga, en el trabajo… contemplando la naturaleza.
En su peregrinación al templo a la edad de 12 años, Jesús nos revela el método muy
significativo que tenía para aprender: en medio de los doctores “Escuchaba y Preguntaba”
(Lc 2,46). Esto es el método más acertado para leer toda la Biblia. La escucha atenta y
disponible y preguntar y buscar cual es proyecto de Dios, qué me quiere decir.

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19. EL ESPACIO VITAL
En Guaraní: TEKOHÁ

El territorio guaraní (Tekoha) es en realidad un


espacio cultural, un espacio vital que encierra su
manera de ser y estar en el mundo. Es un término
que se relaciona obviamente con el Teko porã y el
teko marangatu, es lo mejor de su ser (teko), es el
asiento de su vida (apyka), es la piel (avapire)
que lo representa. El camino hacia ese espacio, lo
predice y lo expresa, el ñe’ẽ (Palabra) y el hacerse Tekohá; un Espacio Vital, mucho más que una aldea
palabra ñembo’e que es la oración.
El territorio guaraní no es un espacio físico anterior a los Guaraníes; es el espacio vital que
ellos mismos han creado. De ahí que el territorio guaraní no es ocupado ni conquistado, sino
pensado, dicho y vivido. Ellos dicen: “Tekoha’ÿre ndaipóri teko, ndaipóri avei teko porã” (Sin
“lugar donde ser” no hay “modo de ser” y menos todavía “Buen vivir”). (MELIÁ 2016, 235)
El tekoha es hasta hoy para todos los guaraníes el lugar de teko, es decir, el lugar del ser,
del hábito y de la costumbre, del sistema propio, de la familia y de la política, de la economía
y la religión. Es lugar “donde somos lo que somos”. Ese espacio físico y mental hace
posibile el teko porã (el buen vivir); eso es lo que la colonia y ahora nuestra civilización
mercantilista y consumista se empeña en destruir sistemáticamente mediante la usurpación
de los territorios indígenas, destrucción ambiental, acumulación privada de bienes,
desintegración del sistema social y secularización de los elementos de la vida religiosa. Los
Guaraníes no eran, ni son, nómades, sino agricultores y mejores productores de alimentos
que los colonos que les sucedieron. Sin necesidad de privatizar tierras que producen para
empobrecer a otros o a la misma naturaleza.
Los guaraníes distinguen entre yvy, que es la “tierra física” (en el sentido de suelo y
terreno demarcado), y tekohá, que el “territorio”, distinto de la tierra porque es su espacio
de vida, de cultura. Tekohá es entonces “el espacio apropiado para su manera de ser”, o
sea, el asiento de su cultura, su hábitat. Esta diferencia se evidencia cuando ciertas políticas
indigenistas intentan “devolver” otras tierras a los indígenas o reasentarlos en territorios
nuevos; un terreno cualquiera, aunque fuere más extenso, no es su “espacio vital, con las
tumbas de los antepasados, sus lugares sagrados, su ecosistema, con recursos naturales
específicos. La Yvy marãne’ỹ, la célebre Tierra Sin Mal de los guaraníes, no es una
cuestión meramente sublime, trascendental. La Tierra Sin Mal es precisamente la tierra
óptima donde se puede vivir y se puede construir tekohá. (RAMOS 2013, 98)
Tekoha es el espacio vital de la persona y de la comunidad, es entonces un verdadero
“espacio de Salvación” casi con el mismo sentido de la Teshu’ah, la Salvación bíblica

En la Biblia: TESHU’AH Espacio Vital


Para el creyente hebreo Tierra Prometida no es solo la tierra física que Dios prometió a su
pueblo; es sobre todo la herencia de todos los que esperan la plenitud del Mesías, una tierra
de bienestar, en la que Dios “limpiará toda lágrima… y no habrá más muerte ni llanto, ni
dolor” (Ap 21,4 e Is 25.8). Pero no hay sólo una Tierra Prometida histórica, como la que
conquistó Josué. También hay otras tierras prometidas ante nosotros, con espacios de vida,
no sólo físicos. Estos “Espacios vitales” que conseguimos con la ayuda de Dios son lo que
la Biblia llama Teshu’ah, que traducimos con “Salvación” o “Liberación”.
El Reino de Dios, que es su “Teko marangatu (según la traducción de los primeros
misioneros entre los guaraníes), es la verdadera tekoha que necesitamos para construir una
sociedad multicultural en la que cada uno, y todos juntos, seamos artífices de una Tierra
Prometida, espacio de salvación y de vida para todos.

23
20. LA RECIPROCIDAD, EQUIDAD
En Guaraní: TEKOJOJA

Una expresión propia del Tekoporä (la Vida buena)


es un espíritu de solidaridad, de ecuanimidad y de
reciprocidad, es la palabra Tekojoja (Vida ecuánime).
En su “economía de reciprocidad”, los guaraníes
comparten sus bienes, dando y recibiendo dones.
Los guaraníes son buenos agricultores, que producen
la comida y los productos necesarios para la vida. No son nómadas ni viven solamente de
caza, recolección o pesca. En su tekoha (=espacio vital) está previsto un espacio para la
huerta familiar (Avamba’e) y al mismo tiempo un espació casi sagrado llamado Tupãmba’e,
una huerta cuyos frutos eran destinados a quien no podía trabajar por anciano o por
cualquier otro impedimento. Cuando los españoles llegaron al lugar que hoy es Asunción
del Paraguay, se quedaron maravillados con la "divina abundancia" que encontraron. Solían
vivir en aldeas de tres o cuatro casas grandes donde habitaban más de 100 personas. Su
espacio vital “Tekoha era estudiado para favorecer el relacionamiento y la colaboración de
todas las familias (un concepto que será retomado en las Misiones jesuíticas con las 4
grandes “casas de indios” alrededor de la gran plaza central unidas por un largo corredor
que facilitaba la comunicación comunitaria.
La palabra jopói, común a todos los pueblos guaraníes, significa abrir las manos
mutuamente. Esta es la ley fundamental de la economía, la ley del "dar y recibir".
Esta apertura recíproca y “generosa” (Pojera = mano-abierta), sigue marcando el
intercambio de productos y cosas, que rige entre los guaraníes. Asegurada la subsistencia
familiar, todavía hay algo o mucho para dar. Este es el sentido de la fiesta, del Areté, el "día
verdadero" en el que se comparte la cosecha.
En la fiesta guaraní no solamente se consumen excedentes, sino que es el motivo para
renovar relaciones de amistad y de trabajo en común. Sin fiestas la producción baja
sensiblemente. (AAVV 2008,15) El Terkojoja traducido hoy con “Justicia” en el lenguaje común,
es en realidad otra cosa, bien expresada por la terminación Joja (= igual, parejo), que para
realizarse necesita una discriminación positiva hacia el que menos tiene, Así los frutos de la
cosecha se repartían primero a los más necesitado y al final venía el turno de cacique (todo
lo contrario de lo que pasa en la sociedad de hoy).

En la Biblia: TSEDEK
La palabra hebrea Tsedek que normalmente se traduce con Justicia tiene en realidad una
riqueza de significados: Equidad, Integridad, Juicio, Rectitud, Santidad, Santificación.
Estos vocablos se refieren al estado en el que existe una correcta relación entre el hombre
y Dios. La justicia de Dios es absoluta, pero el hombre no tiene absolutamente ninguna
justicia por sí mismo. “Todas nuestras justicias son como trapos sucios” (ls. 64,6). Entonces
cualquier justicia que el hombre tenga procede de Dios. El pecador arrepentido entra en este
estado de justicia cuando por fe la acepta como don gratuito del Cielo: “Justificados,
entonces, por la fe, estamos en paz con Dios” (Rom 5,1). Fue la obediencia de Cristo que
nos justificó, es decir nos puso en una correcta relación de reciprocidad (tekojoja) con
Dios y con los hermanos. En virtud de esta correcta relación el cristiano puede alcanzar
“frutos de justicia” (Fil 1,11; Rom 7,19; Gál 2,20). Los judíos creían que la justicia se podía
obtener por una observancia puntillosa de la ley; pero esta conformidad mecánica con las
normas no dejaba lugar para el ejercicio de la fe y de la gratuidad de Dios. Porque “si la
justicia viene de la Ley, Cristo ha muerto inútilmente” (Gál 2,21).
El concepto bíblico de justicia en su aspecto de justa relación de reciprocidad y equidad que
se realizó plenamente con la llegada del Mesías, “el germen justo”. En él se cumplió la
profecía de Jeremías: “En aquellos días… Jerusalén habitará segura. Y la llamarán así: El
Señor es nuestra justicia”. (Jer 33,16)

24
21 LA VIDA (Vida Buena)
En Guaraní TEKO PORÃ

Los pueblos indígenas del continente han logrado


levantar su voz y proponer su antiguo concepto de
bienestar, su ancestral filosofía de vida, el Teko Porã
(Vida Buena o Buen vivir), correspondiente al “Sumak-
Kawsay” de los andinos. Los aspectos centrales de esta
"Vida-Buena" son cuatro pilares comunes a todas las culturas autóctonas de América.
- Una dimensión social. Se proponen medidas de equilibrio y reciprocidad entre los seres
humanos, abriendo caminos de solidaridad. El ejercicio de los derechos de las personas, y
de los pueblos se rigen en un equilibrio entre sociedad y naturaleza. Para esto cada uno
está dispuesto a recibir y a dar en reciprocidad, en una sociedad en la que prima la equidad
(el Tekojoja). La "Vida-Buena" es un don compartido que engendra bienestar para todos.
- Una dimensión económica. La sociedad garantiza el bienestar de todos sus integrantes
(basado no tan solo en los bienes materiales, sino en la calidad de vida). Los recursos
naturales, no son para la explotación sino para la conservación y la convivencia mutua.
- Una dimensión cultural. La cultura del Teko Porã propone una sociedad plural atenta lo
específico de cada uno. La tradición es un estilo de vida compartido (el ñande reko katu).
- Una dimensión religiosa-trascendente. El "bien" producido por la sociedad, además de
apuntar a aumentar al "nivel de vida", también propone e incluye un criterio de trascendencia
y bienestar espiritual". Para los guaraníes esta dimensión trascendente y teológica invade
toda su vida, toda su manera de ser, es un estilo de vida santo Teko Marangatu.
Lo que los pueblos guaraníes llaman Teko Porã, no es una simple expresión cultural sino
una concepción antropológica y religiosa, una verdadera teología. (REGAZZONI 2016, 56).
El Teko vai del “progreso ilimitado” se ha revelado un fracaso. El cacique Eulogio, de los Pãi
tavyterã se pregunta: “¿Cómo se explica que la riqueza aumente, pero también la pobreza?
Nuestro ambiente se ha deteriorado, en los arroyos ya no hay peces, todo está contamina-
do, el trabajo del asalariado es escaso y comemos peor que antes” (ZANARDINI 2017,2).

En la Biblia: HAYIM LEOLAM (Vida Plena, Eterna)


En la Biblia Dios creó al ser humano para que viviera bien (vio que todo era muy bueno¨
(Gén 1,31). La palabra Hayim (148 veces en el A.T.) se entiende primero en sentido físico,
pero también significa Bien estar, calidad de vida personal y social. Esta Vida buena es
presentado como comunión íntima con el “Dios de la Vida” (PREVOST 1994,54)
En el libro de la Sabiduría (11, 24-26), aparece una grandiosa síntesis de este estilo de
Vida-Buena querido y sostenido por el "Señor que ama la vida": "Tú amas a todos los
seres. La antropología bíblica, como la guaraní, es antropología teológica y tiene como
centro el Dios que da vida;(la crea, la alimenta y la lleva a plenitud.
En el Nuevo testamento, Dios envió a Jesucristo a la Tierra con el propósito de darnos la
oportunidad de tener vida plena y eterna. “Tanto amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, tenga vida eterna” (Jn 3,16).
Jesús, explica su venida afirmando: “Yo he venido para que tengan vida en abundancia” (Jn
10,10). Vino para que tengamos vida eterna; pero también vida plena en este mundo.
Al explicar el estilo de vida de los guaraníes, Bartomeu Meliá afirma que toda su vida está
impregnada de lo trascedente y llega a hablar de una "tekología" (MELIÁ, 1991,78) que tiene
mucho que ver con toda teología bíblica del Dios de la Vida.
Los primeros misioneros en el Paraguay intentaron un mestizaje cultural por medio del
estudio y conocimiento de la lengua guaraní, y también por la valoración del gusto artístico y
el sentido de familia y de comunidad. Ahora que los grandes etnógrafos de la cultura guaraní
recuperaron la gran riqueza de la cultura y de la teología guaraní, queda como materia
pendiente, para los cristianos de hoy entrar en diálogo con este patrimonio cultural.
La Vida Buena (Teko porã) acomunZa la espiritualidad guaraní y la evangélica, y es una
base segura para este diálogo intercultural. (REGAZZONI 2010, 3).

25
22 EL NOMBRE
- En Guarani: TÉRA

Uno de los símbolos en el cual se ve el carácter


sacramental de la palabra guaraní es el nombre.
Se suele decir que los guaraníes no tienen nombre
como si tuvieran una cosa: ellos son nombre.
En este sentido el nombre es el fundamento y el
soporte válido de cada persona. Cada nombre es
como una cifra poética que acompaña a cada uno El Tamói profetizando al Nombre del niño en el Mitãkarai
desde su nacimiento hasta su muerte.
La concepción de un niño no es un simple acto fisiológico sino un acontecimiento espiritual.
Es un sueño que genera una Palabra, un conocimiento soñado”.
Vista así, “la concepción del ser humano no se diferencia en su forma del acto místico del
chamán guaraní que, en sueño, recibe la palabra, para que él pueda profetizar el nombre de
un niño. El Tamói sueña la palabra profética que pronunciará en uno de los ritos más
importantes de los guaraní: el Mitãkarai (niño profeta) o Ñemongarai (hacer un Karai, un
profeta), dando un nombre al niño o a la niña, que ocurre hasta el segundo año de vida
La recepción del nombre es un acto de revelación. Se revela la verdadera identidad de la
persona, una palabra divinizadora: su nombre de la selva (héra ka’aguy). Este nombre es
usado exclusivamente en el interior del grupo indígena o eventualmente para afirmarse
como “otro” frente a la sociedad circundante. (CHAMORRO 2015,282)
Para los guaraní la vida del ser humano depende de un delicado vínculo entre el cuerpo y el
nombre o palabra-alma. La palabra-alma se aleja de la persona a causa de alguna ofensa
recibida. De modo que las terapias para curar o sanar a la persona de esta peligrosa
situación se proponen reunir el cuerpo de la persona con su palabra-alma. El nombre es
dotado de una fuerza mágica que se apodera de la persona “que lo tiene”. No somos
nosotros los que tenemos nuestros nombres, sino son nuestros nombres quienes nos tienen
a nosotros (CHAMORRO 2005, 290)

En la Biblia SHEM
La importancia de la palabra-nombre en el antiguo oriente era singular: el nombre no era un
simple sonido, para llamar y distinguir una persona de otra., sino que había entre el Nombre
y su portador una íntima relación. El portador existe en su nombre y, por consiguiente, el
nombre contiene una afirmación sobre la esencia de su portador, por lo menos, algo de su
propio poder. Esta noción era tan importante para la vida cultural del antiguo Oriente que
podía ser considerada como constitutiva. Los nombres dicen algo acerca de quien lo recibe
que sirve para identificarlo. Es así que en Gn 2,20 “Adán “puso nombre a todos los
animales”.
La palabra hebrea Shem puede ser un sinónimo de “prestigio” o “fama”. Los habitantes de
Babel se decían: “Edifiquemos una ciudad, y también una torre cuya cúspide llegue hasta el
cielo, para perpetuar nuestro nombre” (Gn 11,4)
A veces el vocablo es sinónimo de “memoria” o “reputación” (lo que permanece):
“¡Así han privado a mi marido de un nombre y un descendiente sobre la faz de la tierra!”
(2Sam 14,7). En varios textos bíblicos los nombres dados a Dios eran una especie de
encarnación de lo divino y, en algunos casos, una personificación de la experiencia con la
divinidad. El nombre contiene para el pueblo de Dios una densidad similar a la que le dan
los pueblos guaraníes. Él no sólo los mantiene vivos y singulares en un mundo cada vez
más homogéneo, sino que también marca y diferencia su forma religiosa de ser.
El nombre confirma en la persona humana y en la divina una determinada calidad de ser.
Como en el Primer Testamento, también en el Nuevo, si una persona pasaba por una
profunda experiencia, su nombre debería ser cambiado; Abram se convierte en Abraham;
Simón en Pedro, Saulo se transforma en Pablo… etc.

26
23. LA LUZ
En guaraní; VERA, TENDY

"Verá" significa en el lenguaje diario: "brillo, resplandor,


la luz del relámpago". "Ita vera” es la piedra que brilla
(el cristal). La experiencia religiosa que se describe con
"vera" es una de las vivencias místicas más fuertes,
percibida como una luz brillante, cuya intensidad puede
resultar difícil soportar, como la de resplandor de un rayo.
Otro término para indicar la luz espiritual es el adjetivo
"ju" (= amarillo, dorado) es de uso frecuente en los rezos
y cantos. "Itaju es el oro (piedra-amarilla)".
La vela; “tataendy” ilumina el Mitãkarai
En contextos que va acompañado con la percepción de
una luz áurea. Es la iluminación espiritual que envuelve y aciega al místico.
Tendy (= llama resplandeciente, flamear) es el tercer término de las luces místicas,
pudiendo ser traducido como: “luz de las llamas”.
El guaraní tiene un miedo a la noche y al frio porque son realidades eternas, mientras que el
“amanecer” es casi una conjetura: “Ko’ẽrõ” significa literalmente “si amanece”, “si volviera a
amanecer”. También esto explica la celebración del alba, la vuelta del sol, morada de Pa’i
Kuará que desde allí engendra y sostiene la vida en la tierra
En la celebración del Mitãkarai la luz que llamea (tendy) en la larga vigilia nocturna hasta el
amanecer, es un elemento práctico para iluminar el ambiente, pero sobre todo es un
elemento simbólico de gran importancia. Las mamás cuyos hijos van a ser profetizado traen
vela (tataendy) hechas con fibras de karaguatá bañadas en cera de abeja.
El Tamõi que preside la celebración pone la vela en la mano de los niños que van a ser
profetizado para descubrir su nombre y su Veravy, “luz interior”. Este Brillo interior es el que
da la salud física y espiritual a una persona. El Tamõi Adriano Portillo afirma: “Ese mitãkarai
(niño-señor) tiene su brillo interior, su veravy, Todos nosotros tenemos nuestro brillo
interior… Yo puedo sacarme mi veravy, con mi canto-oración y dártelo a ti. Esto está bien,
pero no está bien que yo te quite tu veravy y me lo ponga a mí, porque así te estaría
quitando aquello que te da la salud” (DUARTE 2008,35-36). El Veravy puede ser acrecentado
con la oración o puede ser quitado por la maldad de otra persona.
El tema de la Luz y del Fuego es de gran importancia no solo para la vida biológica sino
sobre todo para la vida interior, reavivando el espíritu de la Palabra: el chamán Fortinato de
la Región Oriental, recitando de memoria las enseñanza de su maestro Mirï Poty afirma
“Hay que tener siempre encendido el fuego del corazón, iluminando nuestros pasos y
caminos por la vida, para que reviva el espíritu de la Palabra, pues sólo asÍ podremos
reencontrarnos con los demás, y con nosotros mismos” (ZANARDINI 2018, 2)

En LA Biblia: ‘OR
En Génesis 1,3, Dios creó la luz mediante su palabra: “Dijo Dios: Sea la luz; y la luz fue”.
La luz (Or) creada aquí es una iluminación primordial, diferente en naturaleza, más brillante
que la asociada con el sol. Algunos autores señalan una conexión entre este versículo y
el Big Bang de la cosmología física. Metafóricamente se describe a Dios envolviéndose en la
luz, como un manto (Sal 104,2), pero el primer significado de Luz en la Biblia es el mismo
Dios, que ilumina nuestra vida: “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?” (Salmo
27,1) Es una solemne afirmación confirmada en la persona de Jesús Mesías que, en medio
de la fiesta de las luces, exclama: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida”. (Juan 8,12) El significado bíblico de Luz etá
relacionado con la Vida buena por eso es un símbolo que se entrega en el Bautismo.
Jesús, la luz que alumbró a toda la humanidad, puso en evidencia la maldad de los que
viven en las tinieblas (Jn 1). La Palabra de Dios es luz, que nos permite ver y nos aparta de
las tinieblas. “Tu Palabra es luz en mi camino”. (Sal, 119,105)

27
24. EL AGUA (PROFÉTICA)
En guaraní “Y” (YKARAI)

Como para todos los pueblos y cultura, también para los


guaraníes, el Agua es sustento primordial de la vida física,
pero también el símbolo fundamental de la vida espiritual,
es decir de las dimensiones más hondas del ser humano.
El Agua (=“Y”) es vida y símbolo por excelencia del
Espíritu creador. Como en el relato bíblico, el agua es el
elemento originario del creado para separar las aguas de
arriba (lluvia) de las aguas de abajo (mares, lagos, ríos) y así hacer aparecer la tierra.
También para los guaraníes la palabra “agua” (Y) es la matriz de una asociación de términos
cósmicos (cf. yvy, yvytú). Es la palabra clave para toda clase de vida: está presente en el
rocío, la lluvia, la neblina, los manantiales, arroyos y ríos, los mares. El agua, junto a la
Tierra–Madre, engendra y mantiene la vida. Para los guaraníes, la auténtica agua, “Y eté”,
es el origen y está en el centro del mundo. Con ella comenzó la vida en nuestra tierra y de
ella sigue brotando vida.
Aunque en la lengua guaraní se tiene una sola letra, Y, para el agua, hay muchísimas palabras
compuestas con ella. Está presente en todos los nombres relacionados con la tierra = YVY como
confines de la tierra = Yvyapyte; Yvyja = universo, toda la tierra; Yvypóra = habitante de la tierra;
Yvypy= centro de la tierra; Yvytu = viento; Yvyty = cerro, monte. Está presente en Yvága= cielo; en
los árboles = Yvyra; en las frutas y los frutos = Yva y Yvaju; en las flores = Yvoty; en el diluvio =
Yporu; en la corriente de agua = Ysyry; en el hielo = Yrypy’a; en el rocío = Ysapy, cedro (sagrado)
=Ygary. También está presente en todas las palabras que expresan raíces profundas del pasado. Por
ejemplo: Yma: en lo antiguo, antes, Ypykuéra: antepasados, mientras que Ypy significa “principio”,
“origen”. Agua y tierra son los fundamentos para la vida. Los Guaraníes comparan los ríos y arroyos
con la sangre del cuerpo de la tierra. (BREMER 2019, 2-4)
El YKARAI (= Agua Profética) es el nombre que los Ava Guaraní, dan al elemento principal
de su Mitäkarai, su Bautismo e imposición del “Nombre interior” (ver n.13). Con el agua pura
de la fuente, se pone en el recipiente de madera de cedro perfumado (Ygary), el Tamói
cumple un mandato sagrado (Temimbotaro). “No es algo que pueda hacer por capricho”
aclara el Tamói Portillo, y explica: “el Agua Profética, de Ñande Syete (Nuestra Verdadera
Madre), está bajo la custodia de las mujeres …que dan fuerza -al Tamói- con su canto-
oración (Mboraí) y nunca se cansan”. (DUARTE 2008, 34)
Cuando se profetiza el niño, el Tamói pone las plumas en el Agua profética se moja, luego la
recoge en la palma de su mano para derramarla en la cabeza y en la garganta del niño,
sede del Ñe’ë-Alma. Otra vez vierte agua sobre la garganta del niño y sopla sobre él “ese
vientito que es el espíritu… y ahí este señor tiene su brillo interior su Verávy”, (Id., 35)

En la Biblia: MAYIM
También el Pueblo de Dios en la Biblia dio una importancia extraordinaria al agua como
símbolo del Espíritu de Dios. El sustantivo masculino plural Mayim (=Aguas), aparece casi
600 veces en la Biblia. Como por los guaraníes, la palabra se usa para referirse a agua de
casi cualquier tipo: un mar (Éx 15,8), un manantial o pozo (Génesis 16,7), un río (Éx 2,10),
“aguas” primordiales (Gén 1,2); también el agua en las nubes (Jer 10,13), o lluvia (Jue 5:4),
e incluso el rocío (Jue. 6:38). También se usa como un símbolo de angustia (Isaías 43,2, Sal
66,12), o cosas violentas (Isaías 28:2). Símbolo de muerte en el diluvio (Gén 7,7) y de nueva
vida (Is 32,2), de pacificación (Sal 23,2).
En el nuevo Testamento, en el encuentro de Jesús con la samaritana, es el símbolo del
agua que desbordará del interior de cada persona que cree; es decir, que representa no
solamente en la vida biológica (Bios), sino también en la Plenitud de Vida (Zoé) (Jn 4).
El Agua y el Espíritu del nuevo Bautismo implican una renovación, un renacer (Jn 3) para
tener esa Vida abundante que el Mesías vino a traer (Jn 10,10)

28
25. LA TIERRA
En Guaraní: YVY (Yvy marãne’ỹ)

Para los puebles indígenas de América, la tierra es


el sustento no sólo de necesidad física, sino también
de sus necesidades sociales, culturales y religiosas.
Para los guaraníes, la tierra (Yvy) no es solo cuestión
de supervivencia, sino sobre todo de convivencia y de
comunidad. “La organización comunitaria de la vida,
junto con la tierra, constituyen los dos polos en torno a
los cuales se crea y se recrea toda la cosmovisión y
cultura de los pueblos indígenas” (obispos de Ecuador, carta 12-2-1986, BREMER 1998,33).
La Tierra es de todos y hay que compartir sus frutos con todos los vecinos si se quiere que
“nuestro Primer Padre alegre nuestros días” como canta bellamente el texto mítico de los
Mbya-Guarani Avy Rapyta: “Habiendo conseguido la plenitud de tus frutos, darás de comer
de ellos a todos tus vecinos sin excepción. Los frutos perfectos se producen para que de
ellos coman todos, y no para que sean objeto de tacañería. Dando de comer a todos, solo
así, viendo nuestro Primer Padre, nuestro amor a todos, alargará nuestros días para que
podamos sembrar repetidas veces”. (CADOGAN, 1959, 131)
La tierra es la base biológica y simbólica para alcanzar la perfección personal, de modo que,
si esta tierra está llena de cosas nefastas e imperfectas, precisa ser redimida y renovada.
La búsqueda de la “tierra sin males” es una necesidad muy real, no sólo de los indígenas,
sino de toda la humanidad.
La insatisfacción generada por distintas circunstancias adversas, necesita ser redimida por
una búsqueda paciente, un caminar (guata) constante hacia una meta real, la “tierra sin
males”, Yvy marãne’ỹ, que no espera un poco más allá. No es una quimera ni un paraíso
lejano: es una meta alcanzable. La búsqueda de “la tierra sin males” deseada por los
guaraní presenta características ecológicas y económicas semejantes a las tierras ocupadas
por ellos en el pasado; pero reviste el carácter de una esperanza futura. La tierra sin males
podrá ser alcanzada, sólo si se vive aquí y ahora, según el teko guaraní,

En la Biblia: EREZ
La tierra, en la Biblia, es de Dios; el hombre no es el verdadero dueño de su tierra, sino que,
más bien, es un administrador. El Levítico (25, 23) dice: “La tierra no puede venderse para
siempre, porque la tierra es mía, ya que ustedes son para mí como forasteros y huéspedes”.
En Egipto la tierra pertenecía al faraón y los campesinos eran sus esclavos, su propiedad.
En Babilonia había una estructura feudal: el rey entregaba las tierras a cambio de servicios
No hay nada parecido en Israel. La tierra es de Dios, que la da a todos sus hijos.
En la Biblia nadie tiene el derecho de quitar la tierra a la persona que la cultiva; en caso
contrario se viola un derecho divino; ni siquiera el rey puede hacerlo. Por otro lado, se
prohíbe toda forma de posesión absoluta y arbitraria en favor propio: no se puede hacer lo
que se quiera con los bienes que Dios ha dado para todos.
El esfuerzo de repartir equitativamente las tierras entre todas las familias de Israel, son el
origen de una de las instituciones sociales más singulares de ese pueblo: el jubileo (Lv 25).
Esta institución traduce directamente, a nivel social y económico, el señorío de Dios.
El dueño de los productos de la tierra es Dios. En las celebraciones el campesino lo
reconocía con la ofrenda de las primicias, que se coronaba con el banquete fraterno y con la
alegría de la familia, y hasta con “el extranjero que vive contigo” (Det 26, 10.11).
“La reciprocidad –jopói- y la convicción que la tierra es para todos, reciben su último sentido
por la fe en un Dios cercano que quiere la vida, la felicidad de todos” (BREMER 1998,23).
La motivación básica es, así, el señorío de Dios: “Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os
saqué de la tierra de Egipto, para daros la tierra de Canaán y ser vuestro Dios”, (Lv 25, 38).
“Cielos nuevos y tierra nueva” (Ap 21,1) es la verdadera tierra prometida, la tierra sin males
prometida por el Apocalipsis a todos los Hijos de Dios.

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CONCLUSIÓN:
INVITACIÓN Y PROPUESTAS, DESDE EL SÍNODO DE AMAZONÍA

El llamado urgente del Sínodo de Amazonía invita a todas las Iglesias a un cambio de
estilo de vida para salvar la “casa común”. Una Ecología integral y no solo bio-
ambientalista, exige nuevos caminos de diálogo intercultural en este mundo globalizado.
En muchos países, y en Paraguay también, la ecología social está en un degrado
acelerado, amenazando la cultura de Vida. Partiendo de la Encíclica de Papa Francisco
“Querida Amazonía” podemos individuar 5 núcleos temáticos de la espiritualidad guaraní
y de la espiritualidad bíblica, que nos animan a formular algunas propuestas concretas para
establecer un diálogo intercultural entre el precioso “teko” guaraní y nuestras comunidades.
Dice el Papa: “El interés en cuidar los valores culturales de los grupos indígenas debería ser
de todos, porque su riqueza es también nuestra”. (Q.A.37)

1er. Núcleo Temático:


RECONOCER UN PRECIOSO TESORO, ESCONDIDO (el Teko guaraní)
Si los primeros misioneros de estas tierras lograron un acercamiento a los valores
espirituales de los guaraníes aun sin tener conocimiento de la etno-antropología moderna,
ahora que, sí tenemos el aporte valioso de la antropología cultural, no podemos ignorar este
“precioso tesoro” de la espiritualidad indígena, un sistema total, que abarca toda la vida
y todas las cosas., reconocemos la profunda espiritualidad, que se manifestaba en los
grandes principios del Teko guaraní. Son muchas las “semillas del Verbo” sembrada en el
“Teko” guaraní; tanto es así, que el antropólogo jesuita, Bartomeu Meliá, habla de una
verdadera “Tekologia”, algo que tiene mucho que ver con el “Dios que ama la vida” (Sab
11,26) de la teología bíblica, desde la misión primordial en los orígenes, hasta la misión
fundamental de Jesús que ha venido para que todos tengan VIDA en abundancia (Jn
10,10). El Teko katu de los guaraníes, es sobre todo un modo de ser religioso, virtuoso y
digno (ñande reko marangatu). “La experiencia religiosa no sólo constituye para ellos un
aspecto fundamental de su cultura, sino una forma esencial de su identidad... En otros
términos, los guaraní de hoy no pueden ser entendidos, ni ellos mismos se entienden,
si se prescinde de su experiencia religiosa” (Meliá1991, 9)
“Prestamos tanta atención a lo que nos divide que a veces ya no apreciamos ni valoramos lo
que nos une. Y eso que nos une es lo que nos permite estar en el mundo”. (Q.A.108)

Propuesta: EL REINO, visto como “TEKO” del PADRE-DIOS


Cuando los primeros misioneros quisieron traducir el Padre Nuestro al guaraní, vieron que
no había en este idioma ni la palabra, ni el concepto de "Reino". Entonces, buscaron una
palabra guaraní que expresara el sentido bíblico de "Reino", y tradujeron "Nde reko
marangatu" (= "tu manera de ser bondadosa").
Esta manera de ser bondadosa es lo que Cristo anunció solidarizándose con la gente
humilde, corno signo de la cercanía del Padre. Jesús sorprendió a todos al afirmar que el
Reino de Dios ya había llegado. El Reinado de la misericordia de Dios, es decir, su manera
de ser, llena de bondad, trae una Vida Plena, y se concreta en el precepto del Amor.
La Vida-Buena (teko porã ) de los pueblos indígenas no es un proyecto político o social a
realizarse en el futuro. Es más bien una realidad en acto, un estilo de vida “cercano”, una
clara invitación a reconocer que “el Reino de Dios ha llegado a ustedes” (Mt 12,28).
Esto nos desafía a proclamar esta presencia, no sólo en la predicación y catequesis, sino
también en nuestro actuar de creyentes y ciudadanos, y así dar a conocer, y encarnar, esta
espiritualidad muy evangélica del Teko guaraní.
“La inculturación también debe desarrollarse y reflejarse en una forma encarnada de llevar

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adelante la organización eclesial y la ministerialidad. Si se incultura la espiritualidad, si se
incultura la santidad, si se incultura el Evangelio mismo, ¿cómo evitar pensar en una
inculturación del modo como se estructuran y se viven los ministerios eclesiales? (Q.A. 85).

2º. Núcleo Temático:


LA MEDIACIÓN DE LA PALABRA (OÑOÑE’Ẽ)
Los guaraníes ponen la Palabra en el centro de su visión de vida. La Palabra no es una
simple emisión de sonido, sino el fundamento de todo lo creado. 'Ñe'ẽ 'significa “palabra,
lengua y sonido, pero también “alma”. El alma espiritual tiene su asiento en la garganta
(como el Nefesh bíblico). Entre los guaraníes la Palabra se originó en el Gran Padre cuya
esencia es el amor, y que pide a sus hijos practicar el amor recíproco. Después que la
Palabra toma asiento, en el “apuka” materno, cada persona se constituye en su dignidad
plena y su “Palabra se pone de pie”, cuando el niño es “profetizado” y recibe su identidad
sagrada (su Héra ka’aguy). Es sorprendente la similitud con el mensaje cristiano de la
Palabra hecha carne (Jn 1). La Palabra está consubstanciada con el alma humana que “se
pone de pie" y se yergue hasta alcanzar su plenitud. La Palabra es un proyecto que debe
desarrollarse a lo largo de la vida.

Propuesta: LA PALABRA AL CENTRO


El cristiano tiene una herramienta fundamental para interpretar y vivir su fe: la Biblia que
ilumina su búsqueda de sentido. La Palabra, proclamada y vivida, nos revela el proyecto
(=misterio) de Dios, y el misterio de la Vida recibida y dada, el misterio del Amor que nos
envuelve. Según San Agustín el Libro de la Palabra revelada nos ayuda a leer el libro de la
Vida, de la naturaleza, y del cosmos entero.

La Biblia nos ayuda a “descifrar la realidad que somos y que el cosmos se torne
nuevamente revelación de Dios”. Es importante subrayar una similitud sorprendente entre la
concepción cristiana y la visión antropológica de los guaraníes. De hecho también en los
textos sagrados de los guaraníes y de otras religiones “se encuentran preceptos y doctrinas
que no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres”
(Q.A107) .
En el Génesis se afirmaba que la palabra creadora de Dios no sólo da vida al ser humano,
sino que lo hace "a su imagen y semejanza", revelándole su verdadera identidad humana,
identidad que también los guaraníes definen como divina (Tupã reko). Un gran desafío,
será poder hacer una renovada lectura y comprensión de algunos textos bíblicos, para
marcar la unidad Palabra-Vida, tan fuerte, sea en el teko guaraní como en la fe cristiana, y
así encarnar la Palabra en la Vida.

3er. Núcleo Temático:


LAS MANOS ABIERTAS QUE COLABORAN: el JOPÓI
“¿Cómo no luchar juntos? ¿Cómo no orar juntos y trabajar codo a codo para defender a los
pobres …mostrar el rostro santo del Señor y cuidar su obra creadora? (Q.A 110)
El buen vivir, se manifiesta para los guaraníes en un tipo de economía que ellos han definido
como jopói (= manos abiertas recíprocamente).
El jopói define un modo de estar en el mundo y una cultura, en la que la distribución e
intercambio de bienes se hace no sólo de una manera justa, sino también digna, libre y
alegre y sobre todo ecuánime, un Tekojoja en el que el más pobre es el más privilegiado. El
principio de igualdad exige una opción preferencial por el más pobre. En este sistema de
reciprocidad, la economía no comienza por la producción, sino por la fiesta, la distribución

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festiva de lo que se tiene, como don gratuito. Es el mismo principio bíblico “Hay más alegría
en dar que en recibir” (Hech 20,35).
La fiesta es la primera inversión, de la cual el crédito es el trabajo en común, la minga, que
es un convite al trabajo comunitario (Meliá 2016, 102). Se produce para dar, y porque se ha
dado se produce de nuevo, para que el círculo de reciprocidad no se quiebre.

Propuesta: RECUPERAR EL DON Y SU CELEBRACIÓN


La reciprocidad es una comunicación no sólo de cosas, sino de palabras, de cantos, de
relaciones personales. El jo de la reciprocidad entra en los verbos más característicos de la
comunidad: conversamos unos con otros, nos convidamos, nos amamos mutuamente. La
fiesta, el “convite festivo”, son el primero y el último “producto” de esta economía del trabajo
de reciprocidad.
Para el cristiano la definición más clara del sentido de la vida es el considerar la Vida como
un Don de Amor. El Papa Francisco invita a reconocer el nuevo Don que Dios nos ofrece en
el “otro”. “De ese nuevo don acogido con valentía y generosidad, de ese don inesperado que
despierta una nueva y mayor creatividad, manarán como de una fuente generosa las
respuestas que la dialéctica no nos dejaba ver. En sus inicios, la fe cristiana se difundió
admirablemente siguiendo esta lógica que le permitió, a partir de una matriz hebrea,
encarnarse en las culturas grecorromanas y adquirir a su paso distintas modalidades”
(Q.A.105). El Don se recibe y se da gratuitamente: se da vida a alguien, sólo gastando la
propia vida. Jesús resume este principio en sus discursos de despedida, anunciando el
único mandamiento nuevo (Jn 13, 34 ss.) y mostrando el camino a seguir: "No hay amor
mayor que dar la vida" (Jn 15, 13). La Eucaristía es el sacramento del amor que se estrega.
Allí se simboliza toda nuestra entrega diaria, el trabajo para alcanzar el pan cotidiano. Ese
pan-don (y no el pan sucio, “robado” a otros) ya es bendito; pero en la Misa es consagrado
con la entrega infinita de Jesús.
“La Eucaristía es el gran sacramento que significa y realiza la unidad de la Iglesia, y se
celebra ‘para que de extraños, dispersos e indiferentes unos a otros, lleguemos a ser
unidos, iguales y amigos (Pablo VI)” (Q.A 91)
En la Eucaristía, ofrecemos un trabajo digno y honesto rechaza la mentalidad corriente de
los que aspiran al éxito y a la riqueza, a expensa de los demás, pensando sólo en su egoísta
“Che po remoï”, en lugar de un Jopói generoso, abierto a los demás. Así, al recuperar este
estilo de trabajo, se recupera también una Eucaristía más viva y participada, Don de vida de
Dios, y don de nuestra vida, también.

4º Núcleo Temático:
EL TERRITORIO, UN ESPACIO VITAL (el Tekoha)
El territorio guaraní no es un espacio físico anterior a ellos; es el espacio vital y sagrado que
ellos mismos han creado. De ahí que el territorio guaraní no es ocupado ni conquistado, ni
comprado o vendido, sino pensado, dicho y vivido. El tekoha es hasta hoy para todos los
guaraníes el lugar del teko, es decir, el lugar del ser, de la costumbre, del sistema propio de
vida, de la familia y de la política, de la economía y la religión. Es lugar “donde somos lo que
somos”. Ese espacio físico y mental es la condición de posibilidad del teko porã del buen
vivir; eso lo que la colonia y ahora nuestra civilización mercantilista y consumista se empeña
en destruir sistemáticamente mediante la usurpación de los territorios indígenas, destrucción
ambiental, acumulación privada de bienes, desintegrando y secularizando los elementos de
la vida religiosa. “Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que
existe entre evangelización y promoción humana (E.G 178), y esto implica para las
comunidades cristianas un claro compromiso con el Reino de justicia en la promoción de los
descartados. Para ello es sumamente importante una adecuada formación de los agentes
pastorales en la Doctrina Social de la Iglesia.(Q.A. 75)

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Propuesta: UN DISCIPULADO DE VIDA
En la actual crisis de la trasmisión de la Fe a las nuevas generaciones, o dicho más
ampliamente en esta crisis de la trasmisión de “sentido de vida”, el Tekoha de los guaraní
(que se parece mucho a la Teshuah bíblica) nos ofrece una oportunidad de reinventar un
espacio educativo, un “espacio vital” que sane las fallas de la educación formal y nos libre
de todas las esclavitudes del Tekovai.
En algunas comunidades se han creado “mitã renda”, “oratorios”, espacios recreativos o de
deportes… Quizá la valoración de los tekoha indígena nos pueda sugerir la creación en
nuestras comunidades cristianas de un espacio de vida, de encuentro y convivencia que
complemente los espacios de celebración y de catequesis y apunte y a una vivencia integral
del teko cristiano. Las familias en relación con la gran familia de la comunidad construyen
ese espacio de conocer y sentir. Ama y cuidadora del espacio vital del Tekoha es la mujer,
que el Apyka sagrado en el que se asienta la Palabra de Vida (el Ñe’ë – Ama de cada ser
humano). El Papa subraya este espacio de la mujer, que de hecho ya desempeña un papel
central en las comunidades debería poder “expresar mejor su lugar propio…. Las mujeres
tengan una incidencia real y efectiva en la organización, en las decisiones más importantes
y en la guía de las comunidades, pero sin dejar de hacerlo con el estilo propio de su
impronta femenina (Q.A. 103).
Crear un espacio de encuentro, de escucha, de relaciones amistosas y solidarias, en
cada comunidad sería una autentica formación al discipulado de vida, al estilo propio de
Jesús.

5º. Núcleo Temático:


LA TIERRA SIN MALES (YVY MARANE’Ỹ)
Los pueblos guaraníes tienen clara su tarea, su vocación y misión, cuando hablan de la
búsqueda de la Tierra sin males (yvy marane’ỹ). Esta expresión, fundamenta su
constante búsqueda de un mundo mejor, no como un sueño lejano inalcanzable, sino
más bien una tarea cotidiana que encarna el proyecto de Vida-buena en una sociedad
de la reciprocidad. El Guaraní es un pueblo en Éxodo. El caminar físico indica un
caminar espiritual, una permanente búsqueda, una constante precariedad. Sin embargo,
hay también un espacio de estabilidad que fija y sacramentaliza esta búsqueda: es la
fiesta, "arete", considerada como el tiempo (ara) verdadero (ete); es el tiempo auténtico,
la Vida-buena, que es sacramento de la tierra-sin-mal y de la felicidad plena, más allá de
la muerte física.
“Ciertamente hay que valorar esa mística indígena de la interconexión e inter-
dependencia de todo lo creado, mística de gratuidad que ama la vida como don, mística
de admiración sagrada ante la naturaleza que nos desborda con tanta vida. No obstante,
también se trata de lograr que esta relación con Dios presente en el cosmos se
convierta, cada vez más, en la relación personal con un Tú que sostiene la propia
realidad” (Q.A. 73).

Propuesta: UNA ECOLOGÍA INTEGRAL


Entre los guaraníes, la buena tierra recibe su hermosura y plenitud de una relación
festiva con su fundamento original: Nuestro Primer Padre. Allí, en la fiesta guaraní, se
logra centrar el cosmos, allí está el centro de la tierra, esa Tierra sin males, a la que se
aspira. Tenemos aquí un paralelo significativo con el relato bíblico de la creación en

33
donde el ser humano es puesto en el centro del jardín de la creación.
A él le corresponde dar el nombre (dar identidad y plenitud) a las criaturas; no para
explotarlas, sino para "relacionarlas" a su centro. Cuando Dios lo hace guardián y
continuador suyo en el desarrollo y cuidado de la creación, aparecen las discutidas
palabras "Sometan la tierra y dominen..." (Gn 1, 28); sin embargo, este señorío
delegado por Dios va entendido en su perspectiva de servicio, como muy bien especifica
el segundo relato de la creación (Gn 2,15): "Dios puso al ser humano en el jardín del
Edén para que lo cultivara (el verbo original es "lo sirviera") y lo cuidara".
El trabajo, por humilde y sencillo que sea, es parte de ese "señorío-servicio": continuar
el desarrollo, descubrir los secretos de la naturaleza, hacer posible la vida, buscar y
producir el alimento, crear belleza, poner orden y estética en el mundo.
“La auténtica calidad de vida como un “buen vivir” que implica una armonía personal,
familiar, comunitaria y cósmica, y que se expresa en su modo comunitario de pensar la
existencia, en la capacidad de encontrar gozo y plenitud en medio de una vida austera y
sencilla, así como en el cuidado responsable de la naturaleza que preserva los recursos
para las siguientes generaciones. (Q.A.71)
Todo ha de ser para el creyente una tarea "divina" (Tupã reko), una tarea-don,
encomendada por el mismo Dios. Hasta el trabajo se trasforma en "gracia", en gratuidad
recibida y dada; en una vida gastada, pero al mismo tiempo fecunda.
Esta es la tarea de la Ecología integral que el Papa Francisco y la entera Iglesia, nos
están proponiendo con el dialogo intercultural con el teko katu de los guaraníes.

Pa’i Juan Quinto Regazzoni scj.


Limpio, noviembre de 2021

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GLOSARIO DEL TEKO GUARANI

Ã, ãng: es el “alma de origen terrenal”, se manifiesta en la sombra, sangre y leche materna; es el


“alma animal”
Angaipa: Pecado, Maldad
Ã, ãngue: el alma terrenal de la persona fallecida.
Aguyje: perfección, plenitud; estado de gracia para alcanzan la divinización.
Apyka: banquito de cedro ritual; representa la encarnación de la palabra en cada persona.
(Apyka kue: la persona fallecida, la que ya fue asiento de la palabra).
Ára: Día, Tiempo, clima, horizonte, firmamento. Araguyje: Tiempo-espacio perfecto.
Arakuaa: compuesto de ára y kuaa, saber; significa discernimiento.
Arandu: Sabio, que tiene Entendimiento, Escucha (Hendu) + el Tiempo (Ara)
Arete: Fiesta, compuesta por ára: Tiempo-espacio y + ete: verdadero; (Tiempo auténtico).
Ava: Gente, humano, hombre indígena.
Avapire: Piel del ser
Ayvu rapyta: Origen de la palabra, fundamento del alma de origen divino.
Chiripa: Pollera de algodón crudo, atuendo ritual de los hombres.
Engai: Compasión verdadera, virtud del Tamõi que profetiza en el Mitãkarai
Guahu: Lamento; canto religioso solemne y con elementos narrativos.
Guyra ñe’ẽngatu: Pájaro de la buena palabra, el papagayo; guardián del “cielo”.
Hendu: oír, sentir, tener empatía.
Hepy: rescatar, redimir, precio
Hovasa: bendecir
Itymbyra: Nacer, iniciar. (Itymby: Brote del maíz y otras plantas)
Jasuka: Fluido vital original, principio del universo. Rocío, agua, de la vida.
Jasy: Luna, símbolo de Tyvýry, el hermano menor.
Jeguaka: adorno, corona, diadema ritual de plumas usado por los hombres;
Jehovasa: bendecir, ver el rostro, “bautizar”
Jeroky, jerosy: danza colectiva -para confirmar los flujos espirituales
Jopói: don, regalo, trabajo voluntario de “manos abiertas recíprocamente”.
Karai o karaíva: líder religioso; “chamán” (fuera del ámbito religioso es “señor”)
Kotyhu: canto de entretenimiento danzado en círculo por hombres, mujeres y niños
Kuaapota: voluntad de acceder al conocimiento, de investigar.
Kuña Vera: mujer revestida de la virtud chamánica de la luz.
Kunumi pepy: fiesta de iniciación de los adolescentes de los kaiová ypai-tavyterã.
Kurundaju: adorno semejante al pochito. Es el atuendo ritual de la cruz.
Kurusu: “cruz”; palos cruzados (Yvyra joasa), sostén de la tierra; Yvyra’i, símbolo de poder.
Kurusuja, kurusujára: el dueño de la cruz, enfermero en la época misionera.
Kurusu ñe’ẽngatu: cruz de la buena palabra, que integra las manifestaciones divinas.
Kurusu jegua. La cruz adornada del arete guasu

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Marãngatu: Bondad, Santidad (Marã= Qué? + Ngatu= Bueno: De qué manera ser bueno?)
Mba’e marãngatu: Cosa santa, Religión; Altar de bambú en el patio o en la casa ritual,
Mba’e pepy o pepy: Fiesta, invitación, convite.
Mbaraka: maraca, sonaja; instrumento de percusión usado por los hombres (guitarra)
Mborahéi puku: canto-oración largo; letanía que narra la creación del mundo;
Mborayhu: Amor, (hayhy amar)
Mitãkarai o mitã mbo’éry: ritual para dar nombre a las criaturas (bautismo).
Mitã pepy o Mitá kutu: ceremonia de iniciación con perforación del labio y colocación del Tembeta.
Ñamandu: primer ser divino, Nuestro Padre (Ñande Ru) en la mitología mbyá.
Ñande Ru: “Nuestro Padre”, ser divino; líder religioso, jefe de una familia extensa.
Ñande Sy: “Nuestra Madre” ser divino, la mujer que guía el rezo, mujer del chamán.
Ñandua: diadema de plumas de tucán usada ritualmente por los hombres.
Ñe’ẽ: alma de origen divino, hablar, palabra-alma, ser vivo, personalidad.
Ñe’ẽngatu: buenas palabras; persona que sabe hablar y tiene buenas palabras.
Ñe’ẽ oñemboapyka: la palabra se sienta, la mujer está embarazada; nace un bebé,
Ñe’ẽ Porã Tenonde: bellas palabras primeras, mito, historias de los orígenes.
Ñembo’e: canto oración: rezar es convertirse en palabra
Ñemongeta: conversación, diálogo; en los rituales: rezar, oír las palabras divinas.
Ñemongo’i: murmullo, pulsación vital, palabra que pulsa en todo.
Ñengarai: vana oración, mala palabra usada contra el prójimo; significa también relato.
Ñengarete: oración, buena palabra que imparte salud y entendimiento.
Óga gusu, óga jekutu: casa grande con el techo hasta el suelo; antigua casa comunal;
Ohechakára: quien accede al saber religioso con visiones y sueños, contemplativo
Ohendúva: quien accede al saber religioso oyendo las enseñanzas impartidas por otros.
Omongy: Marcar, “hacer llover sobre”, adornar, “bautizar”.
Oñoñe’ẽ: la mutua palabra, la palabra de la comunidad, el consenso.
Opy: casa de las ceremonias. Opygua: líder religioso mbyá, que mora en la opy.
Pa’i: era el líder que actuaba en el ámbito de lo temporal; hoy es el líder religioso.
Pochito: poncho de algodón crudo; atuendo ritual de los hombres.
Porã: Lindo, Bueno, Útil-auténtico
Porandu: pregunta(r)
Py’a guasu: corazón grande, valiente, generoso.
Rovia: obediencia, confianza, fe, creer
Takua, takuapu: bastón de bambú, usado sólo por las mujeres en cantan y rituales
Tamõi: antepasado, anciano sabio.
Tape aguyje: camino que conduce al tiempo-espacio planificado.
Tatachina: Niebla, brisa primigenia.
Tataendy: llama divina, luz de la vela.
Teko katu, Teko porã: buen modo de ser, modo de ser religioso.
Tembeta: adorno del labio inferior en forma de una T recibido en el rito de iniciación.

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Tekombo’e: Educación, Crianza
Tekoha: Espacio vital, territorio, aldea
Tekojoja: Equidad
Téra: Nombre. Téra ka’aguy: nombre de la selva; tiene el mismo sentido de tupãréry.
Tuvicha: líder, autoridad; en la iniciación de adolescentes designa al niño líder de los iniciandos.
Veravy: brillo interior
Ygáry: cedro; en lenguaje religioso se lo llama yvyra Ñamandu.
Ypy: origen, comienzo; tiempo lejano, pero en relación al espacio indica proximidad.
Yvaga: “cielo”.
Yvoty: flor; adorno básico en la ornamentación guaraní; lo esencial en uno.
Yvy: tierra, mundo, universo.
Yvyaraguije: tierra del tiempo-espacio perfecto o pleno.
Yvy marane’y: “tierra sin males” o mata virgen.
Yvypóra: habitante de la tierra (persona, animal o planta)
Yvyra: Árbol, Cuerpo humano.
Yvyra’i: Palo cavador usado en la siembra; en los ritos es símbolo de poder temporal.
Yvytu: Viento, Brisa
Yvyty: Cerro, Monte

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