Julio Ramón Ribeyro
Julio Ramón Ribeyro
Julio Ramón Ribeyro
I- INTRODUCCION
II- DATOS BIOGRAFICOS
III- LA OBRA DE JULIO RAMÓN RIBEYRO
V- BIBLIOGRAFIA
VI- SUMARIO
VII- IMÁGENES DE ALGUNAS DE SUS OBRAS
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo dará a conocer cuáles son los rasgos y características que
presenta Julio Ramón Ribeyro en la trayectoria y características de su obra
literaria. Así como la importancia y aporte de su obra literaria a la literatura
peruana.
En el primer capítulo hablaremos sobre los datos biográficos del autor, como se
presenta la comunidad literaria de su tiempo.
En el segundo capítulo trataremos sobre la trayectoria que tubo este autor en sus
inicios, hasta la actualidad donde involucra los inicios de sus conocidas obras
literarias.
En el tercer capítulo explica y detalla sus estilos del tema que el autor toco en su
cuento, la influencia que recibió de otros autores y el estilo singular.
En el cuarto capitulo hablaremos sobre las características que guardan cada una de
obras, como los temas de inspiración para el autor y otros más.
En el quinto capítulo se tratará sobre las importancias de sus obras literarias que
se presentan en el tema como también la importancia del autor ya que dedico
mucho tiempo a sus escritos.
En el sexto capítulo se tratará sobre el análisis de sus obras como por ejemplo
presenciar un argumento de su obra “LOS GENIECILLOS DOMINICALES”.
En el séptimo capítulo se hablará sobre las conclusiones a las que se llega en base
al tema presentado en esta monografía como la vida del autor, trayectoria y otros.
En el octavo capítulo se mencionará las bibliografías de donde se extrajeron las
informaciones que ahora se verán en este trabajo.
D A T O S B I O G R A F I C O S
Nació en Barranco en 1929 y fue hijo de Julio Ribeyro y Mercedes Zúñiga. Fue el
primero de cuatro hermanos. En su niñez vivió en Santa Beatriz, un barrio de clase
media limeño y luego se mudó a Miraflores. Su educación escolar la recibió en el
colegio Champagnat de Miraflores. Desde temprana edad mostró su apego a la
literatura, ante el estupor de su familia de clase media que consideraba el oficio de
escritor como denigrante. La muerte de su padre lo afectó mucho y complicó la
situación económica de su familia.
Para tranquilizar a su familia estudió Derecho en la
Pontificia Universidad Católica del Perú, . Abandonó los
estudios jurídicos en 1952, cuando se encontraba en el
último año de la carrera, al recibir una beca para estudiar
periodismo en Madrid, adonde se trasladó en noviembre del
mismo año. Inició su carrera como escritor con el cuento La
vida gris que publicó en la revista Correo Bolivariano, en
1948. En julio de 1953, y después de ganar un concurso de
cuentos convocado por el Instituto de Cultura Hispánica, viajó a París para preparar una
tesis sobre literatura francesa en la Universidad La Sorbona, pero de nuevo decidió
abandonar los estudios y permanecer en Europa realizando trabajos eventuales, y
alternando su estancia en Francia con breves temporadas en Alemania (1955-56, 1957-
58) y Bélgica (1957).
En 1958 regresó al Perú, y en septiembre del año siguiente viajó a la ciudad de
Ayacucho, para ocupar el cargo de profesor y director de extensión cultural de la
Universidad Nacional de Huamanga. En octubre de 1960 regresó a Francia. En París
trabajó como traductor y redactor de la agencia France Presse (1962-72). En 1972 fue
nombrado agregado cultural peruano en París y delegado adjunto ante la UNESCO, y
posteriormente ministro consejero, hasta llegar al cargo de embajador peruano ante la
UNESCO (1986-90).
Hacia 1993 se estableció definitivamente en Lima. En su país fue distinguido con el
Premio Nacional de Literatura (1983) y el Premio Nacional de Cultura (1993), habiendo
sido galardonado también en 1994 con el Premio de Literatura Latinoamericana y del
Caribe Juan Rulfo, uno de los galardones literarios de mayor prestigio en el ámbito
cultural hispanoamericano.
L A O B R A D E J U L I O R A M Ó N R I
B E Y R O
Ribeyro es un narrador perteneciente a la Generación del 50, un grupo de escritores que
buscó una renovación en la narrativa peruana, y que tuvo como tema preferente la
descripción de los cambios producidos en la sociedad limeña, que comenzaba a sufrir
por esos años un acelerado proceso de modernización.
Considerado uno de los mejores cuentistas hispanoamericanos, entre los volúmenes de
cuentos que publicó destacan Los gallinazos sin pluma (1955), Cuentos de
circunstancias (1958), Las botellas y los hombres (1964), Tres historias
sublevantes (1964), La juventud en la otra ribera (1973) y Sólo para fumadores (1987),
que fueron reunidos en las recopilaciones La palabra del mudo (4 vols., 1973-92)
y Cuentos completos (1994), ésta última prologada por Alfredo Bryce Echenique.
El espacio acotado por el autor es el de una burguesía limeña empobrecida, aunque
incursiona a veces en ambientes marginales, manteniendo el esquema básico de la
expectativa frustrada de los personajes, burócratas, seres grises y olvidados, sin voz,
víctimas de la trama cruel de la expansión urbana y de una incipiente modernización. El
trasfondo de estos relatos, a juzgar por la intención del narrador, es mostrar el fin del
orden aristocrático en manos de una burguesía pragmática y vulgar.
En sus cuentos se percibe una constante argumental cíclica: el examen del entorno
social y humano, que ratifica la certidumbre del fracaso de cualquier empeño; sus
personajes, al final de cada historia, se encuentran siempre enfrentados a la frustración.
Construyó así un mundo de poderosa coherencia interna, un universo dominado por un
profundo escepticismo y un fatalismo derivados de la observación de la realidad. Este
supuesto sustenta la sólida lógica interna de su cuentística, aun cuando es posible
encontrar en ella matices de intensidad y tono. Cabe agregar que cultivó también relatos
de corte fantástico, de excelente factura, pero que componen un conjunto menor.
Las fuentes literarias de Ribeyro se encuentran en los cauces del realismo del siglo XIX,
especialmente en la escritura de Guy de Maupassant, y también en narradores
como Stendhal y Antón Chéjov. A eso se debe, probablemente, que nunca se haya
esforzado en ocultar una abierta preferencia por la concepción tradicional de la
estructura y el lenguaje narrativos. Dueño de un estilo austero, calificado como
tradicional por su afinidad con los modelos clásicos, evitó las técnicas experimentales
de la novela moderna. Sin embargo, pese a este aparente conservadurismo formal, sus
cuentos fueron una contribución decisiva para consolidar el paso de la narrativa
indigenista a la narrativa urbana en el Perú.
Aunque es más conocido por sus cuentos, publicó también tres novelas. La primera de
ellas, Crónica de San Gabriel (1960), es la más lograda y se encuentra ambientada en
una hacienda serrana, cuyos personajes reproducen el sistema de explotación, injusticia
y violencia de la sociedad peruana de mediados del siglo XX. Su siguiente novela, Los
geniecillos dominicales (1965), desarrolla el tema del desencanto juvenil a través de las
vivencias de Ludo Totem, personaje en el cual descubrimos rasgos autobiográficos del
autor. Cambio de guardia (1976) se aparta de las técnicas narrativas tradicionales
usadas por el autor en sus obras anteriores para relatar la historia de un golpe de Estado
militar que cuenta con el apoyo de la oligarquía peruana. En todas estas novelas el autor
retoma los temas de sus cuentos, mostrándonos su visión escéptica de la vida y
reafirmando su preferencia por los personajes marginales.
Ribeyro es también autor de Prosas apátridas (1975), conjunto de breves apuntes,
digresiones y reflexiones sobre la actividad literaria, y de la serie de aforismos Dichos
de Luder (1989). El ensayo y la crítica literaria están representados dentro de su obra
por los artículos reunidos en La caza sutil (1976). Es autor además de ocho piezas de
teatro (algunas muy breves), entre las que destacan Santiago, el pajarero, inspirada en
una tradición del escritor Ricardo Palma e incluida en una recopilación de
su Teatro (1975), y Atusparia (1981), que desarrolla en forma libre el tema del
levantamiento armado encabezado en 1885 por el alcalde indígena Pedro Pablo
Atusparia en la sierra peruana.
Según el mismo autor, sus obras de teatro son retóricas y discursivas, construidas más
sobre la palabra que sobre la acción, lo que ha restado posibilidades a su puesta en
escena. Durante sus últimos años de vida comenzó la publicación de su diario personal
con el expresivo título de La tentación del fracaso, del que se han publicado los tomos
correspondientes a los años 1950-1960 (1992), 1960-1974 (1993) y 1975-1978 (1995).
Póstumamente se dio a conocer la correspondencia que mantuvo con su hermano, de la
que se ha publicado un volumen bajo el título Cartas a Juan Antonio. Tomo I: 1953-
1958 (1996). (**)
Novela
1960: Crónica de San Gabriel. Premio Nacional de Novela del mismo año.
1965: Los geniecillos dominicales. Premio de Novela del diario Expreso.
1976: Cambio de guardia.
Teatro
1975: Santiago, el Pajarero. Obra de teatro basada en Santiago el Volador, personaje de
las Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma.
1981: Atusparia
Otros géneros
1975: La caza sutil (ensayos).
1975: Prosas apátridas (sin clasificación).
1989: Dichos de Luder (sin clasificación)
1992-1995: La tentación del fracaso (diarios).
1996-1998: Cartas a Juan Antonio (correspondencia).
Premios y reconocimientos
Premio Nacional de Novela (1960)
Premio de Novela del diario Expreso (1963)
Premio Nacional de Literatura (1983)
Premio Nacional de Cultura (1993)
Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (1994)
Libros de cuentos:
BIBLIOGRAFIA
(**) Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Julio Ramón Ribeyro». En Biografías y Vidas. La enciclopedia
biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/ribeyro.htm [fecha de acceso: 21 de noviembre de 2022].
Elmore, Peter: El perfil de la palabra: la obra de Julio Ramón Ribeyro, Volumen
3. Fondo Editorial PUCP, 2002 - 254 páginas. Capítulo VI en UMBRAL Revista
de Educación, Cultura y Sociedad.
Cornejo Polar, Antonio: «Historia de la literatura del Perú republicano».
Incluida en Historia del Perú, Tomo VIII. Perú Republicano. Lima, Editorial
Mejía Baca, 1980.
Ribeyro, Julio Ramón: La palabra del mudo (antología). Tomo 3 de la colección
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Comercio. Ediciones PEISA, Lima, 2002.
Sánchez, Luis Alberto: La literatura peruana. Derrotero para una historia
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Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición.
Tomo 14, QUI-SAL. Lima, PEISA, 2001.
Titinger, Daniel: Un hombre flaco. Chile, Ediciones Universidad Diego
Portales,2014.
Vargas Llosa, Mario: El pez en el agua. Memorias. Editorial Seix Barral, S.A.,
1993.
Varios autores: Grandes Forjadores del Perú. Lima, Lexus Editores, 2000.
BEINGS: Contemporary Peruvian Short Stories (antología), Londres, Berforts
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Alvarez Christiane. Ribeyro: alchimie de miroirs, Editions La Porte, Collection
témoignage, Paris, 2002.
SUMARIO
1 Síntesis biográfica
1.1 Infancia
1.2 Juventud
1.3 Estudios
1.4 Trayectoria
1.5 Muerte
Síntesis biográfica
Infancia
Nació en un rincón de la capital de Lima, una tarde del 31 de agosto de 1929, ante la
alegría familiar que no imaginaban que se convertirá en uno de los escritores peruanos
más grandes de nuestro siglo, Venido de una típica familia de clase media, hijo de Julio
Ribeyro y Mercedes Zúñiga, fue el primero de cuatro hermanos (dos varones y dos
mujeres).no pasa mayores apuros económicos y afectivos durante su niñez. Tuvo una
relación muy armoniosa con sus padres y hermanos, una infancia feliz.
Sus hermanos eran muy unidos. Sobre todo se llevaba muy bien con el que asistía al
mismo colegio, tenían los mismos amigos, compartían juegos, viajes, aventuras, su
infancia, fue en un ambiente despreocupado y sin apuros. Vivió en Santa Beatriz, un
barrio de clase media limeño y luego se mudó a Miraflores, residiendo en el barrio de
Santa Cruz, aledaño a la huaca Pucllana. Su educación escolar la recibió en el colegio
Champagnat de Miraflores. La muerte de su padre lo afectó mucho y complicó la
situación económica de su familia.
Juventud
Muy joven Ribeyro da muestras de su apego a las Letras, y ya para entonces afloran en
su mente los primeros cuentos y relatos propios de su edad, ante el estupor de su familia
que no ve con buenos ojos que se dedique a la literatura, quienes consideran que el
oficio de escritor es denigrante y deshonroso. Para ellos la carrera de Derecho da mayor
estatus y la seguridad de un futuro promisorio.
Estas contradicciones no son impedimento para que Julio Ramón Ribeyro pronto se vea
involucrado en un círculo de escritores, que suelen publicar sus obras y obsequiarlas
generalmente a sus amigos y familiares, además de presentarlas en bohemios lugares de
la ciudad.
Fue allí donde Ribeyro comenzó en realidad su carrera literaria, frecuentando estos
lugares donde sus cuentos y relatos eran escuchados con suma atención por los
concurrentes que, en su mayoría, eran poetas, novelistas, cuentistas, etc. El especial
carácter de Julio Ramón Ribeyro tal como los personajes de sus escritos, lo aleja del
protagonismo; acostumbrado a una existencia algo marginal que en cierto modo
privilegia. Es por eso que toma la decisión de separarse de los círculos literarios limeños
y sacudirse de lo que más detesta: La popularidad, la fama porque no le permitía pasar
desapercibido, lo sacaba del anonimato en el cual le gustaba vivir.
Enrumba entonces a Europa trasladándose de un país a otro sin establecerse en un sólo
sitio, pasando las desventuras y miserias que significa estar alejado de su patria, sin
conocer a nadie aislado por el idioma en un itinerario que incluye Francia, Alemania,
Bélgica y España. En Lima en 1958. Trabajó como profesor en la Universidad Nacional
de San Cristóbal de Huamanga, en Ayacucho, a cuya solicitud se dedicó a la creación de
un Instituto de Cultura Popular, en 1959.
En octubre de 1960 regresó a Francia. En París trabajó como traductor y redactor de la
agencia France Presse (1962-72). En 1972 fue nombrado agregado cultural peruano en
París y delegado adjunto ante la UNESCO, y posteriormente ministro consejero, hasta
llegar al cargo de embajador peruano ante la UNESCO (1986-90).
Finalmente se afinca en París, Francia. Es el inicio de la década de los sesenta cuando
entra a trabajar como periodista en la Agencia France-Presse, donde permanece hasta
1971, año en que es nombrado Consejero Cultural del Perú ante la Unesco. Su vida
transcurre entre París y Lima, específicamente en el distrito de Barranco, donde, cada
vez que visita el Perú, suele recorrer sus antiguas casonas y tradicionales callejuelas
junto a sus mejores amigos, envuelto en largas tertulias, para luego enfrentarse a la
máquina de escribir. Se casó con Alida Cordero y tuvieron un único hijo.
Estudios
Realizó sus estudios escolares en el Colegio Champagnat de Lima, para posteriormente
ingresar a la Universidad Católica del Perú (1946), donde siguió estudios de Letras y
Derecho. Abandonó los estudios jurídicos en 1952, cuando se encontraba en el último
año de la carrera, al recibir una beca para estudiar periodismo en Madrid, adonde se
trasladó en noviembre del mismo año. Al culminarse su beca en 1953, viajó a París para
preparar una tesis sobre literatura francesa en la Universidad La Sorbona.
En julio de 1953, y después de ganar un concurso de cuentos convocado por el Instituto
de Cultura Hispánica, pero de nuevo decidió abandonar los estudios y permanecer en
Europa realizando trabajos eventuales, y alternando su estancia en Francia con breves
temporadas en Alemania (1955-1956, 1957-1958) y Bélgica (1957). Una colección de
cuentos de temática urbana, considerado como uno de sus más logrados escritos
narrativos. Pero abandonó los estudios y permaneció en Europa realizando trabajos
eventuales, alternando su estancia en Francia con breves temporadas en Alemania y
Bélgica.
Trayectoria
Ribeyro fue un narrador perteneciente a la Generación del 50, un grupo de escritores
que buscó una renovación en la narrativa peruana, y que tuvo como tema preferente la
descripción de los cambios producidos en la sociedad limeña, que comenzaba a sufrir
por esos años un acelerado proceso de modernización. Ribeyro es uno de los cuentistas
más admirados hoy de la literatura en lengua española. Los relatos aquí reunidos
constituyen algo así como la esencia misma de su extensa obra como cuentista, hoy ya
convertida en obra clásica de la literatura contemporánea. Ribeyro acostumbraba a
colocar a sus personajes en situación, primero, de inaprensible desconcierto y, luego, de
inevitable asombro.
Lo fantástico se desliza casi desapercibido por detrás de escenarios y circunstancias que
suelen pertenecer a la vida cotidiana, a una existencia en principio sin sorpresas pero
que, en realidad, parece asentarse sobre inesperadas tierras movedizas que la condenan a
un permanente, aunque latente, estado de inquietud. Nada es lo que aparenta ser, y lo
que es puede dejar de serlo en cualquier instante, por cualquier capricho del azar —o del
escritor, quien incita así al lector a jugar con las piruetas de su propia imaginación.
Fue un narrador excepcional que, a lo largo de cuatro décadas, se ha entregado a la
literatura sin aspavientos, alejado de modas y todo tipo de experimentalismos al día.
Considerado uno de los mejores cuentistas hispanoamericanos. El espacio acotado por
el autor es el de una burguesía limeña empobrecida, aunque incursiona a veces en
ambientes marginales, manteniendo el esquema básico de la expectativa frustrada de los
personajes, burócratas, seres grises y olvidados, sin voz, víctimas de la trama cruel de la
expansión urbana y de una incipiente modernización. El trasfondo de estos relatos, a
juzgar por la intención del narrador, es mostrar el fin del orden aristocrático en manos
de una burguesía pragmática y vulgar.
En sus cuentos se percibe una constante argumental cíclica: el examen del entorno
social y humano, que ratifica la certidumbre del fracaso de cualquier empeño; sus
personajes, al final de cada historia, se encuentran siempre enfrentados a la frustración.
Construyó así un mundo de poderosa coherencia interna, un universo dominado por un
profundo escepticismo y un fatalismo derivados de la observación de la realidad. Este
supuesto sustenta la sólida lógica interna de su cuentística, aún cuando es posible
encontrar en ella matices de intensidad y tono. Cabe agregar que cultivó también relatos
de corte fantástico, de excelente factura, pero que componen un conjunto menor.
Las fuentes literarias de Ribeyro se encuentran en los cauces del realismo del siglo XIX,
y especialmente en la escritura de G. de Maupassant. A eso se debe, probablemente, que
nunca se haya esforzado en ocultar una abierta preferencia por la concepción tradicional
de la estructura y el lenguaje narrativos. Dueño de un estilo austero, calificado como
tradicional por su afinidad con los modelos clásicos, evitó las técnicas experimentales
de la novela moderna. Sin embargo, pese a este aparente conservadurismo formal, sus
cuentos fueron una contribución decisiva para consolidar el paso de la narrativa
indigenista a la narrativa urbana en el Perú.
Aunque es más conocido por sus cuentos, publicó también tres novelas. Ribeyro es
también autor de conjunto de breves apuntes, digresiones y reflexiones sobre la
actividad literaria, y de series. El ensayo y la crítica literaria están representados dentro
de su obra por los artículos. Es autor además de ocho piezas de teatro (algunas muy
breves).
Sus obras de teatro son retóricas y discursivas, construidas más sobre la palabra que
sobre la acción, lo que ha restado posibilidades a su puesta en escena. Durante sus
últimos años de vida comenzó la publicación de su diario personal con el expresivo
título de La tentación del fracaso, del que se han publicado los tomos correspondientes a
los años 1950-1960 (1992), 1960-1974 (1993) y 1975-1978 (1995). Póstumamente se
dio a conocer la correspondencia que mantuvo con su hermano, de la que se ha
publicado un volumen bajo el título Cartas a Juan Antonio. Tomo I: 1953-1958 (1996).
Desde el bohemio hasta el hombre casado y padre de familia, todo, casi todo, en la vida
de Julio Ramón Ribeyro ha ocurrido como tratando de destruir al escritor que hay en él
y nada, sin embargo, ha logrado destruirlo: su silenciosa terquedad creador ha
alcanzado, absurdamente, el fruto que le estaba estrictamente prohibido, la Obra.
Lentamente, casi a pesar suyo, ésta ha ido cobrando volumen, peso. Hoy sus cuentos
están reunidos, en Perú, en tres extensos volúmenes de los cuales se publicó, en España,
una selección con el título de Juventud en la otra ribera (Argos Vergara, 1982); y estas
Prosas apátridas, que aparecieron en esta colección en 1975, vuelven a la luz,
aumentadas y, al parecer del autor, finalmente completas, con 111 prosas más.
En sus prosas apátridas hay un autorretrato espiritual, la esencia que una experiencia
literaria filtra de su fidelidad a la vida. Varios motivos centrales evitan la dispersión de
la miscelánea. Estos motivos son: la literatura, el sexo, los hijos y la vida doméstica, la
vejez y la muerte, la historia, la calle como espectáculo y la ventana como observatorio
de la existencia.
La obra cuentística de Ribeyro está agrupada en La Palabra del Mudo, porque a través
de la mayoría de sus cuentos se expresan los marginados, los olvidados, los condenados
a una existencia sin sintonía porque en sus vidas están privados de la palabra. Ha
restituido este hálito negado y ha permitido modular sus anhelos, sus arrebatos y sus
angustias.
El estilo riberyano siempre fue clásico por la fineza con que constata los hechos
humanos y por su lenguaje sutil, carente de voluptuosidades o retorcimientos. Pero
aunque al principio no se salió notoriamente de los cánones del cuento realista ni
experimento mucho con las técnicas narrativas modernas, si lo hizo después y bastante
pronto. Ya en cuentos de circunstancias empezó a experimentar con lo fantástico (como
en "Doblaje" o "La insignia"), y con técnicas nuevas, como en explicaciones a un cabo
de servicio, que sin llegar a serlo plenamente, linda en el monólogo interior; el que
también practicará luego en cuentos. Abandonó al impecable narrador omnipresente de
su primer libro, para construir un narrador versátil (intercambiable), consiguiendo pasar
del tono pesimista de Los gallinazos sin plumas, a un tono más bien escéptico,
manifiesto en el sentido del humor y la ironía que, a partir de El banquete comienza a
cobrar presencia; sentido del humor que a veces viaja de la sonrisa tenuemente burlona
a la carcajada limpia.
Muerte
En 1974 se le detecta cáncer, enfermedad ocasionada claramente por su adicción al
cigarro, amigo inseparable en largas jornadas de creatividad e ingenio que concluyen en
cuentos y relatos que trasuntan lo inimaginable. Sobreviviente de recaídas y cirugías
mayores, los dos últimos años son sin embargo los más felices de su vida, que se apagó
el 4 de diciembre de 1994. Murió en el hospital de enfermedades neoplasia, días
después de obtener el premio Juan Rulfo, para muchos el más importante en habla
castellana, distinción que reafirma la resonancia de su obra no sólo para los peruanos
sino para todos los hablantes en lengua española.
IMÁGENES DE ALGUNAS DE SUS OBRAS