Tema 3 Revolucionindustrial
Tema 3 Revolucionindustrial
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2. La revolución demográfica
En la segunda mitad del siglo XVIII la población inglesa aumentó de forma constante.
La natalidad fue alta, como lo había sido en el pasado, pero el cambio se produjo por el
descenso de la mortalidad. Dicho descenso se debió a varios factores: las epidemias de peste
desaparecieron, mejoró la alimentación y la higiene privada (uso del jabón) y pública (limpieza
de las calles) y también hubo avances en la sanidad. Al crecer la población hubo también una
mayor demanda de productos de todo tipo.
3. La revolución agrícola
El barbecho (dejar cada año una parte del campo sin cultivar para que repose) se
sustituyó por el Sistema Norfolk o rotación cuatrienal de cultivos. La tierra se dividía en cuatro
partes en las que se alternaban trigo, nabos, cebada y trébol. De esta forma se aprovechaba el
100% de la superficie cultivable y no se agotaba la fertilidad del suelo, ya que el trébol le
aportaba nutrientes. Como los nabos y el trébol servían para alimentar al ganado, también se
dispuso de una mayor cabaña ganadera y de abono de animales. Todo ello se complementó
con la introducción del arado de hierro y máquinas como sembradoras, trilladoras y
cosechadoras mecánicas.
Los talleres donde trabajaban los gremios de artesanos fueron sustituidos por
fábricas. En dichas fábricas comenzó a usarse un invento que lo cambiaría todo, la máquina de
vapor de James Watt, que aprovechaba el vapor para dar la energía a las máquinas que éstas
necesitaban. Además, la aparición de las fábricas supuso modificar la forma de trabajar
naciendo la especialización del trabajo (cada obrero trabajaba en una labor específica de la
producción en vez de realizar el producto completo, como hacían los antiguos artesanos). Todo
ello provocó un aumento de la productividad y un descenso de los precios.
La sustitución del carbón vegetal por carbón de coque con técnicas que permitían
elaborar lingotes de hierro de gran calidad supuso un salto enorme en el desarrollo de la
industria siderúrgica. Se construyeron altos hornos y la demanda y producción de hierro para
fabricar máquinas y herramientas se multiplicó.
Las pequeñas empresas familiares no podían hacer frente por sí solas al pago de
salarios de cientos de obreros y a la adquisición de maquinaria de última tecnología, por lo que
se crearon las sociedades anónimas en las que el capital de la empresa se fracciona en
acciones compradas por socios. Los bancos crecieron a una gran velocidad ya que muchos
clientes guardaban sus ahorros en ellos mientras que, al mismo tiempo, los propios bancos
concedían créditos a empresas e invertían en la industria y otros negocios. Nace así el
capitalismo financiero.
Estados Unidos se convirtió a lo largo del siglo XIX en una potencia industrial de primer
orden gracias a sus inmensos recursos agrícolas y a la mecanización de los cultivos, a la
abundancia de recursos naturales, al crecimiento de la industria en los estados del norte, al
gran mercado interior y a la aplicación de todas las innovaciones comentadas en el punto
anterior. Por su parte, Japón, que era un estado feudal a mediados del siglo XIX, reaccionó a la
presión europea y estadounidense para que abriera sus mercados iniciando la llamada
Revolución Meiji (1868) que se caracterizó por un proceso acelerado de industrialización
impulsado por un estado que buscó crear ferrocarriles y nuevas industrias surgiendo grandes
empresas sobre todo en el sector textil y en la industria pesada (metalúrgica, química, etc…).
Europa pasó de unos 203 millones de habitantes en el año 1800 a 408 en el año 1900.
La población creció de forma tan espectacular en este periodo por el descenso de la
mortalidad (servicios de alcantarillados y recogida de basuras en las ciudades hicieron que
hubiera menos suciedad y menos enfermedades, creció el número de hospitales, hubo
importantes mejoras médicas como el surgimiento de las vacunas, etc…) y el mantenimiento
de una alta tasa de natalidad al menos hasta 1870.
El movimiento obrero surge en el siglo XIX ante la toma de conciencia que toman los
trabajadores de las nuevas fábricas de la explotación que sufren. Las primeras acciones
(movimiento ludita) fueron dirigidas a destruir la maquinaria por los despidos que provocaban
las nuevas tecnologías. El primer movimiento organizado fue el cartismo que logró una gran
movilización en Gran Bretaña entre 1838 y 1848 logrando presentar la Carta del Pueblo al
Parlamento, un documento donde se exigía la implantación del sufragio universal masculino y
derechos laborales.