Tema 3 Revolucionindustrial

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1.

EL ORIGEN DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

1. El concepto de Revolución Industrial

La revolución industrial fue un conjunto de importantes transformaciones económicas


y sociales que se produjeron como consecuencia de la utilización masiva de máquinas en los
procesos de producción. Estos cambios se iniciaron en Gran Bretaña en la segunda mitad del
siglo XVIII. Hay una Primera Revolución Industrial (iniciada en torno a 1760) y una Segunda
Revolución Industrial (iniciada en torno a 1870).

2. La revolución demográfica

En la segunda mitad del siglo XVIII la población inglesa aumentó de forma constante.
La natalidad fue alta, como lo había sido en el pasado, pero el cambio se produjo por el
descenso de la mortalidad. Dicho descenso se debió a varios factores: las epidemias de peste
desaparecieron, mejoró la alimentación y la higiene privada (uso del jabón) y pública (limpieza
de las calles) y también hubo avances en la sanidad. Al crecer la población hubo también una
mayor demanda de productos de todo tipo.

3. La revolución agrícola

El barbecho (dejar cada año una parte del campo sin cultivar para que repose) se
sustituyó por el Sistema Norfolk o rotación cuatrienal de cultivos. La tierra se dividía en cuatro
partes en las que se alternaban trigo, nabos, cebada y trébol. De esta forma se aprovechaba el
100% de la superficie cultivable y no se agotaba la fertilidad del suelo, ya que el trébol le
aportaba nutrientes. Como los nabos y el trébol servían para alimentar al ganado, también se
dispuso de una mayor cabaña ganadera y de abono de animales. Todo ello se complementó
con la introducción del arado de hierro y máquinas como sembradoras, trilladoras y
cosechadoras mecánicas.

Además las revoluciones liberales convirtieron las tierras de cultivo en propiedades


privadas de tipo capitalista. Así, se pasó de una economía rentista (el señor feudal se limita a
recibir una parte de la cosecha de sus vasallos) a una que busca obtener beneficios y
reinvertirlos. También se privatizaron los bienes comunales, lo que llevó a la ruina de muchos
campesinos humildes.

4. ¿Por qué tuvo lugar en Gran Bretaña la primera revolución industrial?

Gran Bretaña basó su crecimiento económico de estos años en la existencia de su


mercado interior (sin aduanas interiores) y en los beneficios que le daban sus colonias de
ultramar. Además, la burguesía británica impuso su mentalidad de obtener constantemente
beneficios para reinvertirlos en otras áreas de la economía. Por último, Gran Bretaña disponía
de yacimientos de hierro y carbón, esenciales para el proceso de industrialización.
2. LA PRIMERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

2.1 Del taller a la fábrica

Los talleres donde trabajaban los gremios de artesanos fueron sustituidos por
fábricas. En dichas fábricas comenzó a usarse un invento que lo cambiaría todo, la máquina de
vapor de James Watt, que aprovechaba el vapor para dar la energía a las máquinas que éstas
necesitaban. Además, la aparición de las fábricas supuso modificar la forma de trabajar
naciendo la especialización del trabajo (cada obrero trabajaba en una labor específica de la
producción en vez de realizar el producto completo, como hacían los antiguos artesanos). Todo
ello provocó un aumento de la productividad y un descenso de los precios.

2.2 Los sectores punteros: la industria textil

Las colonias británicas permitieron obtener grandes cantidades de algodón a precio


muy barato. Fue precisamente en el sector textil donde se produjeron las mayores
innovaciones tecnológicas. Había dos máquinas, las que fabricaban el hilo a partir del algodón
y las que lo tejían. El objetivo era que las primeras máquinas (de la hiladora mecánica de
Hargreaves se pasó a la de Arkwright y luego a la de Crompton) fabricándose un hilo cada vez
más resistente y fino, mientras que las segundas (de la lanzadera volante se pasó al telar
mecánico) debían tejerlo a mayor velocidad.

La mecanización de la industria textil gracias a la máquina de vapor y a las


innovaciones mencionadas hizo que este sector creciese espectacularmente. En 1800 casi
350.000 personas trabajaban en fábricas británicas produciendo ropa. Estos tejidos británicos,
baratos y de buena calidad, se vendieron masivamente en otros países, generando inmensos
beneficios que se reinvirtieron en otros sectores, como la agricultura (que suministraba las
materias primas) y la siderurgia, que proporcionaba el hierro para fabricar las máquinas.

2.3 Los sectores punteros: la industria siderúrgica

La sustitución del carbón vegetal por carbón de coque con técnicas que permitían
elaborar lingotes de hierro de gran calidad supuso un salto enorme en el desarrollo de la
industria siderúrgica. Se construyeron altos hornos y la demanda y producción de hierro para
fabricar máquinas y herramientas se multiplicó.

2.4 El liberalismo económico

El escocés Adam Smith (1723-1790) fue el máximo exponente del liberalismo


económico. Smith sostuvo que las empresas debían tener plena libertad para contratar
trabajadores y establecer las condiciones y precios de los productos, razón por la cual había
que acabar con los antiguos gremios. El estado no debía intervenir en la economía, sino que
debía dejar que la mano invisible del mercado regulase la actividad económica en lo que se
conoce como ley de oferta y demanda (si hay mucha demanda y poca oferta de un producto el
precio sube). Smith alertó también contra el peligro de que pocas empresas demasiado
poderosas controlasen los mercados e impusieran los precios que más les beneficiaran.
3. LA REVOLUCIÓN DE LOS TRANSPORTES

3.1 El gran desarrollo de la navegación y el ferrocarril

Los transportes experimentaron grandes mejoras debido a la necesidad de transportar


con rapidez las mercancías. La máquina de vapor propició que apareciesen los barcos de vapor,
en un principio sólo para el transporte por ríos y más adelante en mares y océanos. Pero la
innovación decisiva fue el ferrocarril. En sus inicios (1825), el ferrocarril se empleó para
transportar el carbón de las minas a las fábricas, pero en 1830 ya se inauguró la primera línea
férrea de pasajeros entre Liverpool y Manchester.

3.2 Los efectos de la revolución de los transportes

La revolución de los transportes potenció la minería, ya que aumentó la demanda de


carbón como combustible, y la siderurgia, pues su construcción exigía grandes cantidades de
hierro. Además contribuyó a desarrollar el comercio, pues se redujeron los tiempos de la
travesía y los costes. Provocó también una clara división entre las colonias, que exportaban
materias primas, y los países industrializados, que elaboraban productos manufacturados. Por
último, modificaron la vida cotidiana al cambiar la dieta (se podían transportar alimentos
perecederos) y facilitaron la emigración.

4. LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

4.1 Nuevas fuentes de energía e industrias

La electricidad se aplicó a la industria para mover las máquinas mientras que el


petróleo adquirió una gran importancia con la invención del motor de explosión para los
automóviles. La industria textil perdió su liderazgo a favor de la siderúrgica (el acero sustituyó
al hierro como metal más usado) la química (con petróleo y caucho empezaron a fabricarse
masivamente artículos farmacéuticos, plástico, dinamita, etc…) y la eléctrica. Estas nuevas
industrias crecieron de manera espectacular en Estados Unidos y Alemania.

4.2 La gran empresa y la banca moderna

Las pequeñas empresas familiares no podían hacer frente por sí solas al pago de
salarios de cientos de obreros y a la adquisición de maquinaria de última tecnología, por lo que
se crearon las sociedades anónimas en las que el capital de la empresa se fracciona en
acciones compradas por socios. Los bancos crecieron a una gran velocidad ya que muchos
clientes guardaban sus ahorros en ellos mientras que, al mismo tiempo, los propios bancos
concedían créditos a empresas e invertían en la industria y otros negocios. Nace así el
capitalismo financiero.

4.3 Sistemas de producción novedosos

Surge en esta época lo que se denominó el sistema ford-taylorista, por el que se


dividía la producción industrial en pequeñas tareas a lo largo de una cadena de montaje en la
que cada obrero sólo tenía que repetir mecánicamente una misma operación, trabajando de
forma cronometrada para aumentar la productividad. El éxito de estas empresas llevó al
nacimiento de distintas formas de concentración empresarial. Es el caso del Cártel, asociación
de empresas dedicadas a la misma rama de la actividad que controlan la producción, la
distribución y los precios de un sector de la economía. También surgen desde finales del siglo
XIX los Holdings, conjunto de empresas controladas por la más poderosa de ellas y los Trust,
agrupación voluntaria de empresas que cubren todas las frases de producción de un artículo
(desde la extracción del petróleo hasta la fabricación de un objeto de plástico, por ejemplo).

5. LA EXPANSIÓN DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Desde Gran Bretaña la industrialización se expandió rápidamente a Bélgica (país rico


en carbón) y al norte de Francia. Sin embargo, el país que más rápidamente y de forma más
eficaz se industrializó fue Alemania, con un gran peso de la industria del metal y la alianza
entre la nobleza terrateniente y la burguesía industrial que contaron siempre con la protección
y el apoyo del estado prusiano primero, y del gobierno del Reich unificado después.

Estados Unidos se convirtió a lo largo del siglo XIX en una potencia industrial de primer
orden gracias a sus inmensos recursos agrícolas y a la mecanización de los cultivos, a la
abundancia de recursos naturales, al crecimiento de la industria en los estados del norte, al
gran mercado interior y a la aplicación de todas las innovaciones comentadas en el punto
anterior. Por su parte, Japón, que era un estado feudal a mediados del siglo XIX, reaccionó a la
presión europea y estadounidense para que abriera sus mercados iniciando la llamada
Revolución Meiji (1868) que se caracterizó por un proceso acelerado de industrialización
impulsado por un estado que buscó crear ferrocarriles y nuevas industrias surgiendo grandes
empresas sobre todo en el sector textil y en la industria pesada (metalúrgica, química, etc…).

6. LOS EFECTOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN LA POBLACIÓN

Europa pasó de unos 203 millones de habitantes en el año 1800 a 408 en el año 1900.
La población creció de forma tan espectacular en este periodo por el descenso de la
mortalidad (servicios de alcantarillados y recogida de basuras en las ciudades hicieron que
hubiera menos suciedad y menos enfermedades, creció el número de hospitales, hubo
importantes mejoras médicas como el surgimiento de las vacunas, etc…) y el mantenimiento
de una alta tasa de natalidad al menos hasta 1870.

El siglo XIX es también una época de grandes movimientos migratorios. En primer


lugar, dentro de cada país emigró mucha población de los pueblos a las ciudades para trabajar
en la industria. Si en 1800 sólo un 10% de los europeos vivían en las ciudades, en 1900 eran ya
un 40%. Además, casi 60 millones de europeos optaron por emigrar a otros continentes,
fundamentalmente América (Canadá, Estados Unidos, Argentina y Brasil) aunque también a
países como Australia y Nueva Zelanda.

7. LA SOCIEDAD DE CLASES. LAS CLASES ALTAS.

La sociedad de clases se basó en la igualdad jurídica (no había leyes distintas en


función de la posición social, como en el Antiguo Régimen) pero eso no excluyó la existencia de
profundas desigualdades, ya que las mujeres seguían subordinadas a los varones (al padre o al
marido) y porque, además, existían fuertes diferencias económicas entre clases.
Dentro de la clase alta debemos destacar que la aristocracia buscó integrarse en el
capitalismo casando a sus hijos con los miembros de las familias burguesas más prestigiosas y
ricas. Además, los condes, duques y marqueses siguieron teniendo acceso a los puestos más
prestigiosos de la administración (ministros, embajadores, gobernadores de provincias, etc…).
Junto a ellos estaba la alta burguesía, los grandes empresarios, banqueros y comerciantes que
vivían en los ensanches de las ciudades, en zonas amplias, limpias y ajardinadas, frecuentando
espectáculos como la ópera o el teatro y con unos valores basados en el ahorro y la sobriedad
combinados con la exaltación de la vida familiar.

8. LAS CLASES MEDIAS Y BAJAS

Las clases medias eran un grupo heterogéneo donde encontramos a maestros,


artesanos, pequeños comerciantes, tenderos, profesores, oficiales del ejército. Valoraban el
trabajo y el ahorro como medios para labrarse un patrimonio y sentían miedo a la
proletarización, a la pérdida de su modesto estatus para caer en la pobreza de los trabajadores
industriales. Respecto a las clases bajas, precisamente los trabajadores industriales sólo
poseían su fuerza de trabajo, cobraban salarios miserables, trabajaban en condiciones
extremadamente duras y no contaban con ningún tipo de protección del estado (pensiones,
seguros de enfermedad, etc…). En el campo cabe destacar la diferencia entre pequeños
propietarios campesinos, que disponían de algunos cultivos que les permitían subsistir, y los
jornaleros, auténticos proletarios del campo que sólo disponían de su fuerza de trabajo y
dependían de que los grandes propietarios les contrataran

9 EL NACIMIENTO DEL MOVIMIENTO OBRERO

El movimiento obrero surge en el siglo XIX ante la toma de conciencia que toman los
trabajadores de las nuevas fábricas de la explotación que sufren. Las primeras acciones
(movimiento ludita) fueron dirigidas a destruir la maquinaria por los despidos que provocaban
las nuevas tecnologías. El primer movimiento organizado fue el cartismo que logró una gran
movilización en Gran Bretaña entre 1838 y 1848 logrando presentar la Carta del Pueblo al
Parlamento, un documento donde se exigía la implantación del sufragio universal masculino y
derechos laborales.

En un primer momento de la industrialización los obreros tenían prohibido asociarse,


logrando ese derecho en 1824, momento en el surgen los primeros sindicatos o Trade Unions
que reclamaban mejoras salariales, reducción de la jornada laboral, supresión del trabajo
infantil, etc… Su principal arma era la huelga con la que podían presionar a los empresarios
interrumpiendo la producción.

El marxismo o socialismo científico debe su nombre a uno de sus principales teóricos,


Karl Marx. Junto a Friedrich Engels, Marx elaboró un sistema de interpretación de la historia y
la realidad que denominó materialismo histórico. La obra más importante que escribieron
juntos fue El manifiesto comunista, mientras que Marx escribió en solitario El Capital. Según
Marx y Engels, cada periodo histórico contaba con un determinado modo de producción (es
decir, una forma de producir y distribuir bienes, que en tiempos de Roma fue el esclavismo, en
la Edad Media y Moderna el feudalismo y desde finales del siglo XVIII el capitalismo). En su
opinión, la historia de la humanidad era la historia de la lucha de clases (esclavos frente a
hombres libres, siervos frente a señores feudales, proletarios frente a burgueses). Marx creía
que la explotación de los obreros en el capitalismo era un problema estructural, ya que los
empresarios se apropiaban siempre de una parte del sueldo del trabajador (plusvalía). La
desposesión de los obreros (antiguos campesinos que perdieron sus tierras, antiguos
artesanos que perdieron sus talleres) y la apropiación de una parte de su sueldo (la ya
mencionada plusvalía) para acumular más capital generaba entre el proletariado la alienación,
es decir, los obreros no eran dueños de su propio trabajo ni de los beneficios del mismo y
quedaban, de hecho, cada vez más alejados y divididos respecto de su propio trabajo. El capital
convertía a los obreros, es decir, a la fuerza de trabajo, en mercancía que podía ser contratada
y despedida como comprada y vendida era cualquier otra mercancía. Para Marx, toda
mercancía tenía una doble cara, su valor de uso (aquello para lo que era empleada) y su valor
de cambio (su valor en el mercado). El impulso natural del capital según Marx es transformar
todos los aspectos del mundo en valor de cambio para obtener más plusvalías que le permitan
seguir creciendo indefinidamente. A través del fetichismo de la mercancía se enmascaran las
relaciones sociales que explican por qué suben o bajan los precios de las mercancías
(explotación laboral, especulación, etc…) haciendo creer que el mercado tiene dinámicas que
los seres humanos no podemos controlar y, de forma fantasiosa, que las mercancías tienen
“vida propia”.

Marx planteó la necesidad de una dictadura del proletariado que oponer a la


dictadura de la burguesía y que acabaría con la propiedad privada de los medios de producción
(industrias, bancos, etc…) que pasarían a manos comunes, de ahí que abogase por una
sociedad comunista donde el estado ya no sería necesario. El objetivo final era llegar a una
sociedad sin clases donde todos los seres humanos tuvieran los medios materiales para
desarrollarse en plenitud (De cada cual según sus aptitudes, a cada cual según sus
necesidades). Para llegar a ello, era necesario participar en las elecciones, por lo que fundaron
partidos socialistas además de sindicatos.

El otro gran movimiento obrero tuvo el nombre de anarquismo y a su máximo líder en


Mijaíl Bakunin. Los anarquistas buscaban crear asociaciones voluntarias entre personas que
colectivizaran la propiedad y, al contrario que los marxistas, rechazaban las elecciones, por lo
que no fundaron partidos, sino únicamente sindicatos. En 1864 surge la Asociación
Internacional de Trabajadores, que une a sindicatos de todos los países, aunque desapareció
poco después por los conflictos entre anarquistas y socialistas. Algunos dirigentes socialistas
fundaron en 1889 la Segunda Internacional, que coordinaba a las asociaciones marxistas de
todos los países y que estableció la celebración principal del movimiento obrero el Primero de
Mayo. Poco a poco el movimiento obrero fue logrando reducir la jornada laboral, limitar el
trabajo infantil, etc…

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