Los 24 Ancianos.

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Los 24 Ancianos.

Autor: Leonardo Quintero.

Una aclaración a lo expuesto en el folleto este día.

La pregunta clave es: ¿Quienes son los 24 ancianos de Apocalipsis 4?

Es importante aclarar que a nivel oficial, nuestra iglesia no tiene una postura definida sobre este
asunto. Hay diversas posturas entre algunas escuelas de Teología y diferencias entre los muchos
eruditos que exponen este tema, por eso es necesaria está aclaración que a continuación haré.

Acá el folleto propone dos posturas para responder a la pregunta:

1) Es un símbolo de los redimidos que estarán alrededor del trono al fin del plan de la redención
(Apocalipsis 7:9)

2) Son los que resucitaron con Jesús aquel domingo en la madrugada y ascendieron 40 días
después con Jesús al cielo (Mateo 27:52, 53 y Efesios 4:8 en Versión Palabra de Dios Para Todos).

Están son las posturas más comunes entre los intérpretes adventistas. Vamos a analizarlas y
aprenderemos algunas cosas interesantes.

Empezaré mi análisis por la última que tiene que ver con los resucitados con Jesús.

Mateo 27:52 y 53: «los sepulcros se abrieron y muchos del pueblo de Dios que habían muerte,
fueron resucitados. Después de la resurrección de Jesús, dejaron sus sepulcros, fueron a la ciudad
santa de Jerusalén y se le aparecieron a mucha gente»

Mateo registra el hecho que cuando Jesús murió, con el terremoto que partió las piedras y rasgó el
velo del templo, los sepulcros de muchos santos fueron abiertos y después de la resurrección
salieron a dar testimonio al pueblo de este hecho.

Efesios 4:8: «Por esto dice: “Cuando subió a los cielos, se llevó a los prisioneros y entregó dones a
la gente”.»

En este texto queda claro que Jesús llevo a su pueblo resucitado con Él al cielo.

Ahora queda la pregunta: ¿Pueden estos que ascendieron con Jesús ser los 24 ancianos de
Apocalipsis 4?

Primero analicemos el contexto de Apocalipsis 4:

En el primer capítulo del libro, Jesús se le revela a Juan en la isla de Patmos cerca del año 96 d.C.
En esta revelación Jesús se muestra de forma similar al ser que Daniel observó en el capítulo 10
sobre el rio Tigris. Jesús se muestra entre y candelabros de oro puro que ardían. Ahí Jesús le da a
Juan un mensaje de consuelo dedicado a las 7 principales iglesias de Asia menor que en ese
momento estaban atravesando una intensa persecución, y ese es el punto central de lap dos
capítulos siguientes.

Después de dar su mensaje a las iglesias, el Señor invita a Juan a entrar al santuario celestial en el
cielo y al llegar observa el trono del Padre y a este sentado sobre el mismo. Ve también 7
candelabros de oro puro que ardían delante del trono. Está escena hace memoria al santuario
terrenal que describe Pablo en Hebreos 9:1-6, especialmente al lugar santo dónde estaba la mesa
de los panes de la proposición y el candelabro con 7 brazos que siempre estaba alumbrando el
santuario. Más adelante en el libro Juan observa el altar del incienso y el incensiario que estaban
también en el lugar santo (Apocalipsis 8:3-5). Estás descripciones detalladas del apóstol nos dejan
en claro en qué momento de la historia se desarrollan estos sucesos del capítulo 4, y puesto que el
lugar santísimo y el arca del pacto no se muestran hasta el capítulo 11 y verso 19 de Apocalipsis,
queda en claro que las escenas aquí descritas ocurren en el lugar santo del santuario celestial y
que se están desarrollando cerca del tiempo del autor.

Otro punto importante a considerar al estudiar este capítulo es el hecho que no existe en el mismo
alguna referencia a Jesús ni en realidad o símbolos, y tampoco está la presencia de los ángeles
celestiales. ¿Dónde están? Para responder a ello debemos estudiar el capítulo 5:

Primero Juan ve un libro escrito por dentro y por fuera y con 7 sellos en la mano derecha de Dios
el Padre. Llora cuando no se encuentra nadie digno de abrir el libro y revelar su contenido. Pero
uno de los ancianos le dice que alguien a vencido, y cuando Juan voltea, observa un cordero
«como inmolado» (está expresión en griego está en un tiempo que indica una acción que ocurrió
en el pasado pero se prolonga al presente), es decir que aún tenía las heridas frescas. Las
características que le da el anciano a Juan: «el León de la Tribu de Judá y la raíz de David» hacen
una clara referencia al mesías prometido que sería del linaje de David y de la tribu de Judá, el
llamado por Jacob: el Siloh. La figura del cordero según el mismo autor, Juan, pero está vez en su
evangelio, es Jesús (ver Juan 1:29 y 36). Así que recién en el capítulo 5 es que Jesús aparece. La
huestes angélica aparece en el versículo 11 uniendo sus voces a los seres que en el capítulo 4
aparecen y ahora en el 5 alaban no solo al que está sentado en el Trono sino que también al
cordero (Apocalipsis 5:8-10).

Otro dato importante es que en el capítulo 5 ya no están los 7 espíritus de Dios en forma de
candeleros sino que aparecen en el cuerpo del cordero con los 7 ojos (comparar Apocalipsis 4:5 y
5:6). Esto nos recuerda a la promesa de Jesús en Juan 16:16-20 dónde Jesús les dice que no los
dejaría huérfanos al ascender al Padre. Que enviaría un ayudador en su nombre que sería un
equivalente de su presencia divina. Y es claro que ese es el cumplimiento de la promesa: «Y he
aquí que estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» Mateo 28:20. Así que es claro
que sí el Espíritu ya no está en el cielo de la misma manera que antes que Jesús llegara es porque
ya el derramamiento del Espíritu Santo en el día del Pentecostés (Hechos 2) se había cumplido.
Esto termina de ubicar los sucesos de estos capítulos en el tiempo cuando Jesús ascendió al cielo
desde el monte de los olivos registrado en Hechos 1 en el años 31 d.C.

Aunque parezca un poco largo, está determinación del tiempo es muy importante para determinar
las otras posturas.

Ahora, viendo todas estas evidencias de los capítulos, ¿Es posible asegurar que la multitud de
prisioneros que liberó Jesús en su resurrección y los llevo consigo al cielo, llegaron primero que el
redentor? No parece lógico. Este orden queda claro en 1 Corintios 15:23 donde dice que el orden
de resurrección es primero Cristo, las primicias, y después en su segunda venida todos los demás.
Así que no es lógico que el orden se invierta en el cielo. Así que está postura queda descartada a
causa de la evidencia.
Una aclaración importante que quiero hacer es dar a conocer en Apocalipsis 5 cómo se
representan los que resucitaron con Jesús. Ya vimos que están en el cielo, pero si no son los 24
ancianos, ¿Cómo se representan?

La respuesta ciertamente puede sorprender:

Están representados por los cuernos del cordero. El número 7 implica plenitud, perfección y
totalidad. Los cuernos tienen el símbolo de fortaleza y poder como lo muestra el siguiente texto:

Su gloria es como el primogénito de su toro, y sus cuernos como cuernos de toro salvaje; con ellos
arrinconará a todos los pueblos hasta los confines de la tierra; y estos son los diez millares de
Efraín, y estos los millares de Manasés. Deuteronomio 33:17.

Pero es interesante que el mismo texto dice que este poder representa las multitudes del pueblo.
O sea que la fortaleza de los cuernos es igual al pueblo. Curiosamente José tuvo dos hijos y el toro
dos cuernos. Así que esto deja en claro que estos 7 cuernos representan a los que resucitaron con
Jesús y a su vez a toda la multitud de cautivos que serán resucitados en el día postrero cómo una
nuestra de su poder para dar vida (Ver Juan 5:21, 25 y 26 y Juan 10:17 y 18).

Ahora, si no son los que resucitaron con Jesús, es lógico pensar que será la otra opción: un símbolo
de los redimidos.

La idea de un símbolo no es muy correcta por motivo que en Apocalipsis se los muestra actuando a
lo largo de la historia. Además de eso que Apocalipsis 7:13 muestra claramente que los ancianos y
la multitud de redimidos no son los mismos.

Ahora, ¿Cuando estarán los redimidos reunidos ante el trono de Dios? Según Apocalipsis 7 y y 14,
1 Tesalonicenses 4:16 y 17 y Juan 14:3, será cuando Jesús regrese por segunda vez a buscar a su
pueblo. Y como vimos, el contexto histórico de los eventos antes descritos se enmarcan después
de la primera venida de Jesús, cuando ascendió al cielo. Así que estos eventos que los redimidos
estarán ante el trono no ha ocurrido aún en el capítulo 4, así que es imposible que sea un símbolo
o los redimidos en el futuro.

Pero, está postura no es totalmente incorrecta. Existe una cita donde se muestra que los
redimidos entonarán, en el futuro, un cantico parecido al de los 24 ancianos por su redención.
Veamos:

El Gran Conflicto: capítulo la Liberación del Pueblo de Dios, página 486 párrafo 3, edición de
Streams Of LIGHT:

«Cuando las naciones se los salvos miren al Redentor y vean la gloria eterna del Padre brillar en su
rostro, cuando contemplen su trono, que es desde la eternidad hasta la eternidad, y sepan que su
reino no tendrá fin, entonces prorrumpirán en un cantico de jubiló: “¡Digno, digno es el Cordero
que fue inmolado, y nos ha redimido para Dios con su propia Sangre"

Esto deja en claro que sí, en algún momento tendremos una condición parecida a la de los 24
ancianos, cómo reyes y sacerdotes de nuestro Dios, cómo lo dice la lección, pero ciertamente este
no es el caso del capítulo 4 de Apocalipsis, o por lo menos no es el énfasis de lo que Juan describe.

La pregunta es: ¿Habrá alguna otra opción para explicar esto?


Si la hay, pero primero debemos aclarar el significado de la frase: «nos has redimido» o «has
redimido». Hay muchas versiones que traducen el verso 9 de ambas formas. El problema es que
no existe un solo manuscrito antiguo del libro de Apocalipsis, y algunos de esos manuscritos usan
la forma inclusiva de los pronombres: nos y nosotros en lugar de solo decir que Dios seleccionó un
pueblo. Es en este punto donde los teologos se dividen. Los que dicen que son seres humanos
toman la primera traducción y otros la segunda. Realmente como vimos, ambas es correcta pero
debemos saber ubicarlas en su contexto. Si hablamos de los redimidos que ocuparán puestos
como este en el cielo, es correcto usar la forma inclusiva y si no es el caso, la forma cualquiera de
las dos es correcta, pero eso lo veremos más adetalle luego.

Entonces, ¿quienes son estos personajes si no son seres humanos redimidos en el contexto de
Apocalipsis 4?

Podemos saber que no son los ángeles en su totalidad, pues en el capítulo 5:11 se muestra a la
multitud de ángeles separados de este grupo selecto. Su características aluden a la ropa sumo
sacerdotal cómo la corona que recuerda a la mitra de oro en la frente del sumo sacerdote con la
inscripción: «Santidad a Jehová» (Éxodo 39:30) y también al ropaje de lino de los sacerdotes
comunes (Éxodo 39:27). El hecho que cantan con arpas nos recuerda a los levitas del antiguo
testamento en el templo y el santuario del desierto (2 Crónicas 5:11-13). Es claro que estamos
ante un grupo de sacerdotes. Curiosamente, las guardias sacerdotales eran 24, como los ancianos
de Apocalipsis. Además que se llaman «reyes y sacerdotes» cómo lo eran también el sumo
sacerdote terrenal, pues era el principal Intercesor del pueblo en el santuario (Levíticos 4:1-21 y
16) cómo también los 24 ancianos ofrecen intercesión (Apocalipsis 5:8). Así que estamos frente a
un grupo de representantes del pueblo de Dios, pues esa es la función de un anciano en el nuevo
testamento (1 Timoteo 3:1-7), pero como vimos, no pueden ser humanos pues los redimidos
llegan al cielo en el capítulo siguiente. Así que deben ser dirigentes de otro pueblo.

Contrario a muchas ideas populares, la Biblia muestra claramente que hay vida inteligente en
otros mundos que adora al creador, esto se ve en textos como Job 38:7, dónde el Señor dice que
mientras Él creaba este mundo habían seres que lo adoraban. La expresión «hijos de Dios» de este
texto es la misma que se usa en los capítulos 1 y 2 para describir a los seres que se reunían
regularmente en la presencia del Señor. Igual que en Daniel 7:10 dónde se muestra que hay un
grupo que sirve delante de Dios y otro que asiste a su presencia. También Apocalipsis 12:12 manda
a alegrarse a los cielos y sus moradores, y en lugar de hablar en singular se habla en plural, por lo
cual se entiende que hay más seres inteligentes en otros cielos en el universo que se alegran por la
derrota de Satanás, esto nos dice también que ellos no simpatizan con el mismo, así que no han
caído en sus engaños como nosotros. Es por esta razón que usan la corona, en griego: Estéfanos,
de un vencedor y no la de un rey, y no la palabra diadema que hace referencia a esto. Si bien los
seres de otros mundos no cayeron, sí fueron tentados y salieron victoriosos de la tentación, a
diferencia de nosotros. Por eso también son vencedores. Además que la sangre de Cristo
derramada en la cruz no solo libera al ser humano del pecado si no que revela al universo el
verdadero carácter de Dios y desenmascara a Satanás en su verdadera condición de rebelde. Lo
cual deja en claro antes el universo quien tiene la razón y salsa las dudas que Satanás implantó en
el universo antes de su expulsión del cielo.
Esto lo podemos ver en diferentes partes de la Escritura cómo: Colosenses 1:20 «y por medio de Él
reconciliar consigo a todas las cosas, así las que están en la tierra como lo lo que está en los cielos,
haciendo la paz mediante la sangre de su cruz». Acá queda claro que la redención y reconciliación
hecha en la cruz no es sólo para nosotros si no también para los moradores de los cielos. Así que la
idea de «nos has redimido» en este contexto también es apropiada tanto como decir que «has
redimido».

En conclusión:

Todas estas evidencias nos muestran que los 24 ancianos son los sumo sacerdotes de los mundos
no caídos. Cuál Adán antes de la caída, y cuál Cristo al ascender a los cielos y tomar su lugar como
el segundo Adán y representante de nuestro planeta, son estos seres. Ancianos, líderes del pueblo
de Dios, de su iglesia, en otros rincones del universo que fueron fieles ante la prueba y celebran la
victoria de Jesús en su favor también.

Esto nos muestra la magnitud del amor de Dios hacia sus criaturas, no sólo para los caídos como
nosotros, si no también para los que se mantuvieron fieles. Dios preparó todo para la salvación del
hombre y se aseguró que no quedará duda alguna en el universo sobre su carácter y el origen y
consecuencias del pecado, dejando así el universo eternamente seguro contra la rebelión. Dios no
dejo nada al azar, y como el en libro de los siete sellos, escribió todo su plan, el gran misterio que
revela su amor hacia sus criaturas en la elaboración de un plan eterno para salvarlas, un plan
concebido en la eternidad (1 Timoteo 3:16; Efesios 2:5-11 y 2:7-10). ¡Oh, qué maravilloso es
nuestro Dios!

Esto queda confirmado al estudiar el libro Deseado de Todas las Gentes en el capítulo «A mi Padre
y a Vuestro Padre», el último capítulo del libro, en las páginas 772.2-774.4:

Los discípulos ya no desconfiaban de lo futuro. Sabían que Jesús estaba en el cielo, y que sus
simpatías seguían acompañándolos. Sabían que tenían un amigo cerca del trono de Dios, y
anhelaban presentar sus peticiones al Padre en el nombre de Jesús. Con solemne reverencia, se
postraban en oración, repitiendo la garantía: “Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo
dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre: pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea
cumplido.”6 Extendían siempre más alto la mano de la fe, con el poderoso argumento: “Cristo es
el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros.”7 Y el día de Pentecostés les trajo la plenitud del gozo con la
presencia del Consolador, así como Cristo lo había prometido. DTG 772.2

*Todo el cielo estaba esperando para dar la bienvenida al Salvador a los atrios celestiales.
Mientras ascendía, iba adelante, y la multitud de cautivos libertados en ocasión de su resurrección
le seguía.* La hueste celestial, con aclamaciones de alabanza y canto celestial, acompañaba al
gozoso séquito. DTG 772.3

Al acercarse a la ciudad de Dios, la escolta de ángeles demanda: DTG 773.1

“Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,

Y alzaos vosotras, puertas eternas,

Y entrará el Rey de gloria.” DTG 773.2


Gozosamente, los centinelas de guardia responden: DTG 773.3

“¿Quién es este Rey de gloria?” DTG 773.4

Dicen esto, no porque no sepan quién es, sino porque quieren oír la respuesta de sublime loor:
DTG 773.5

“Jehová el fuerte y valiente,

Jehová el poderoso en batalla.

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,

Y alzaos vosotras, puertas eternas,

Y entrará el Rey de gloria.” DTG 773.6

Vuelve a oírse otra vez: “¿Quién es este Rey de gloria?” porque los ángeles no se cansan nunca de
oír ensalzar su nombre. Y los ángeles de la escolta responden: DTG 773.7

“Jehová de los ejércitos,

El es el Rey de la gloria.”8 DTG 773.8

Entonces los portales de la ciudad de Dios se abren de par en par, y la muchedumbre angélica
entra por ellos en medio de una explosión de armonía triunfante. DTG 773.9

*Allí está el trono, y en derredor el arco iris de la promesa. Allí están los querubines y los
serafines. Los comandantes de las huestes angélicas, los hijos de Dios, los representantes de los
mundos que nunca cayeron, están congregados. El concilio celestial delante del cual Lucifer había
acusado a Dios y a su Hijo, los representantes de aquellos reinos sin pecado, sobre los cuales
Satanás pensaba establecer su dominio, todos están allí para dar la bienvenida al Redentor.
Sienten impaciencia por celebrar su triunfo y glorificar a su Rey. DTG 773.10*

Pero con un ademán, él los detiene. Todavía no; no puede ahora recibir la corona de gloria y el
manto real. Entra a la presencia de su Padre. Señala su cabeza herida, su costado traspasado, sus
pies lacerados; alza sus manos que llevan la señal de los clavos. Presenta los trofeos de su triunfo;
ofrece a Dios la gavilla de las primicias, aquellos que resucitaron con él como representantes de la
gran multitud que saldrá de la tumba en ocasión de su segunda venida. Se acerca al Padre, ante
quien hay regocijo por un solo pecador que se arrepiente. Desde antes que fueran echados los
cimientos de la tierra, el Padre y el Hijo se habían unido en un pacto para redimir al hombre en
caso de que fuese vencido por Satanás. Habían unido sus manos en un solemne compromiso de
que Cristo sería fiador de la especie humana. Cristo había cumplido este compromiso. Cuando
sobre la cruz exclamó: “Consumado es,” se dirigió al Padre. El pacto había sido llevado plenamente
a cabo. Ahora declara: Padre, consumado es. He hecho tu voluntad, oh Dios mío. He completado la
obra de la redención. Si tu justicia está satisfecha, “aquellos que me has dado, quiero que donde
yo estoy, ellos estén también conmigo.”9 DTG 773.11

Se oye entonces la voz de Dios proclamando que la justicia está satisfecha. Satanás está vencido.
Los hijos de Cristo, que trabajan y luchan en la tierra, son “aceptos en el Amado.”10 Delante de los
ángeles celestiales y los representantes de los mundos que no cayeron, son declarados
justificados. Donde él esté, allí estará su iglesia. “La misericordia y la verdad se encontraron: la
justicia y la paz se besaron.”11 Los brazos del Padre rodean a su Hijo, y se da la orden: “Adórenlo
todos los ángeles de Dios.”12 DTG 774.1

Con gozo inefable, los principados y las potestades reconocen la supremacía del Príncipe de la
vida. La hueste angélica se postra delante de él, mientras que el alegre clamor llena todos los
atrios del cielo: “¡Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder, y la riqueza, y la
sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!”13 DTG 774.2

Los cantos de triunfo se mezclan con la música de las arpas angelicales, hasta que el cielo parece
rebosar de gozo y alabanza. El amor ha vencido. Lo que estaba perdido se ha hallado. El cielo
repercute con voces que en armoniosos acentos proclaman: “¡Bendición, y honra y gloria y
dominio al que está sentado sobre el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!”14 DTG 774.3

Desde aquella escena de gozo celestial, nos llega a la tierra el eco de las palabras admirables de
Cristo: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.”15 La familia del cielo y la
familia de la tierra son una. Nuestro Señor ascendió para nuestro bien y para nuestro bien vive.
“Por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él se allegan a Dios, viviendo siempre
para interceder por ellos.”16 DTG 774.4

¡Dios te bendiga y te ayude a entender este maravilloso tema!

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