Hasta Que La Conocí

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Hasta que la conocí.

Libro I.
Cheeybirds.
Dedicado a todas esas personas

 que se preguntan si estoy escribiendo sobre ellos.

Lo estoy.
Mariposa.

No es real,

No es real.

Tú. tú.

¿Te quedarás a mi lado?

¿Puedes prometérmelo?

Si ya no puedo sostener tu mano,

Te irás volando y te romperás.

Tengo miedo, tengo miedo,

tengo miedo de eso.

¿Puedes detener el tiempo?

Porque si este momentos pasa como si nada 

Todo esto se convertirá en algo que jamás sucedió

Y te perdére.

Tengo miedo, tengo miedo,

Tengo miedo de eso.

- Butterfly, BTS (방탄소년단)

Prólogo:
Si hubiera sabido que ese sería el último momento que la vería, que la

reconocería y sobre todo que ella pronunciaría mi nombre, jamás me hubiera

levantado de ese sueño, de estar dormido y me hubiera quedado más tiempo a

su lado.

Aún recuerdo como mi nombre sonaba en sus labios que yo conocía tan bien,

que yo había recorrido cada rincón de su cuerpo, mismo que traté como si de

un cristal valioso fuese, porque sí, así era ella. Era todo lo hermoso de mi vida.

Ella fue mi salvación y a la vez mi destrucción. Yo fui su invierno y ella mi

primavera.

Todo no tenía sentido, hasta que la conocí.

Capítulo 1: 
¿Pero en qué cama amanecí?

Dolor.

Pinchazos.

Una bomba de dinamita estallando. No, una no, un montón.

Eso es lo que sentía mientras poco a poco abría mis ojos. Sentí varios cables

conectados en mi cuerpo, una venda cubriendo mi brazo izquierdo, una gran

sábana blanca acurrucándome y sobre todo a una señora enfrente de mí.

-Doctor! Ya despertó - gritó aumentando mis dolores de cabeza. - ¿Te

encuentras bien?

-¿Quién rayos eres? - pregunté posando una mano en mi cabeza tratando de

calmar el horrendo dolor que provenía del mismo.

-No me reconoces? - exclamó alterándose más de lo que ya estaba - Dios mío. 

Le iba a responder cuando un doctor seguido de sus secuaces - enfermeros -

venía detrás de él. Rápidamente apartó a la señora gritona que sentía que la

reconocía.  

-Mamá - fue lo que solté de la nada aún con dolor.  Ante esto, el doctor se

acercó con una mini linterna y los posó en mis ojos, después puso su

estetoscopio en mi pecho, abdomen para después tomar mis signos vitales.

-Buenas noches señor Onew, soy el doctor Mason - se presentó - ahora quiero

que me diga, ¿Cuántos dedos tengo aquí? - preguntó mientras marcaba el

número dos con sus dedos.

¿Por qué siempre hacen eso con todos los pacientes que despiertan? Y tras

eso el mismo número.

-Cinco - respondí seguro.


- Está delirando - comentó un enfermero de tez joven a lado del doctor y él,

bueno estaba pensando qué hacer ante mi respuesta tan lógicamente absurda.

- Doctor - susurré - se cuántos dedos tiene ahí, se quién es porque

anteriormente he estado ahí, sé quiénes son todos ustedes a excepción del

burlón que habló - se escondió - y por último, deme una pastilla para el dolor de

cabeza que tengo ahora mismo. - culminé para apoyarme en la cabecera de la

cama y sentarme para tener una mejor vista.

-Hijo, no deberías de hacer este tipo de bromas - me reprochó mi madre ante

mi dulce broma de buenas noches.

Me limité a guiñarle y luego regalarle una sonrisa, misma que fue respondida

por ella.

-Por favor - dijo el doctor - salgan todos, deseo hablar con usted y su madre a

solas - terminó mientras sacaba a todos sus secuaces que durante todo el

tiempo, no habían hecho nada más que anotar algo en su cuadernos. Y como

cereza al postre, jamás me dieron la pastilla para mi dolor de cabeza.

Inservibles.

- Y bien doctor, ¿Qué desea hablar? - pregunté para pasar a sacarme algunos

de los cables que tenía pegado a mi cuerpo, acto que fue interrumpido por el

doctor.

- Usted sabe porque fue ingresado aquí, No? - cuestionó mientras volvía a

colocarme los cables otra vez.

- Sufrí una sobredosis, doctorcito - contesté con un tono dulzón.

-Y usted cree que es normal, señor Onew? - volvió a preguntarme.


-Para una persona que desea acabar con su vida, sip - dije mirándolo fijamente

esperando otra pregunta por su parte. Pero no recibí pregunta alguna. Gracias.

- Hijo, por favor no vuelvas a hacer eso. Aún eres muy jóven para morir -

suplicó mi madre mientras le salían algunas lágrimas. No me gustaba verla

llorar y mucho menos por mis estupideces que de vez en cuando hacía, pero

ella tenía algo de culpa, ella al igual que toda mi familia había hecho que

llegara a estos extremos, a estas decisiones.

- Ven aquí madre - le llamé mientras extendía mis brazos para recibirla con un

abrazo, mismo que fue aceptado con una sonrisa acompañada de lágrimas.

Por su parte, el doctor prefirió darnos un tiempo a solas pero advirtiendo que no

debía de quitarme ningún cable - garrapata - pegado en mi cuerpo. Una vez

que salió, empezó los cuestionamientos o como yo le llamo: La fase de

iniciación.

-Por qué lo volviste a hacer? - preguntó mi mamá ahora más calmada y

sentada en el filo de la cama.

- Por mí - respondí - o mejor dicho, por ustedes - le lancé la verdad.

- No puedes echarme la culpa Onew - exclamó - Todo lo que hemos hecho fue

para darte un futuro prometedor, un futuro lleno de facilidades sin que tengas

que hacer esfuerzo alguno - reprochó mi madre alzando los brazos como si

estuviera haciendo una plegaria.

- Los juguetes, las maravillas de la riqueza, el dinero y todas esas chorradas no

llenan el amor, el amor de los padres pero es obvio que nunca lo recibiría de

parte de ustedes - exclamé haciendo que mi dolor de cabeza se volviera más

tedioso de soportar.

-No me hables de esa forma - fue lo que dijo.


-Que mal, y a ti que te gustan las verdades no las aguantas - le respondí.

No me respondió ante lo dicho, así que inmediatamente supe que había

llegado a la parte donde me pedía perdón o como yo le llamaba: La fase de

suplicación.

-Perdón hijo - susurró para después posar su mano en la mía, mismo que fue

rechazado inmediatamente. - no hagas las cosas más difíciles hijo mío, Crees

que es fácil para mí ver cómo casi te morías?, ¿Sabes lo que se siente eso? –

-¿Quieres que te pregunte lo mismo a ti? - agité la mano con un gesto

despreocupado esperando su respuesta que nunca llegó o quizás sí pero de

seguro nunca lo escuche, jeje, juju.

- Bien, si no vas a responder déjame solo - dije para pasar a acomodarme en la

cama haciendo que se levanté y se vaya de mi cuarto para volver a dejarme

como siempre lo hacía sin antes decirme algo.

- Algún día lo entenderás, hijo - susurró para desaparecer.

Espero no morirme para entender eso madre, me auto-respondí.

«Mi familia siempre ha sido lo que nosotros denominamos “La Perfecta familia”.

Pero oh sorpresa, me presento soy Onew Jones.»


Capítulo 2:

El segundo siempre gran lugar.

Después del gran compartido por mi madre, decidí llamar a mi mejor amigo o a la

persona a la que más le tenía confianza, Dayton. A él lo conocía por ser el hijo de un

amigo cercano a mi padre, por fiestas, eventos y cositas así de gente rica lo conocí, nos

hablamos y creamos una amistad que ha durado mucho, a pesar que él me gane por

cinco años, no ha afectado lo que hemos creado.

-Aló – escuché como respuesta.

- Inspector secreto, regresé del más allá – confesé. Le decía inspector secreto porque

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